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La ética de la responsabilidad en
los cuidados de enfermería
Emilia Romero de San Pío
Enfermera asistencial en UCI – HUCA.
Máster en gestión y participación en comités de ética de la investigación y ética sanitaria (Univ. Complutense de Madrid)
Como citar este documento
Romero de San Pío E. La ética de la responsabilidad en los cuidados de enfermería. Revista de Seapa 2013; XI: 31-35.
Manuscrito recibido: 09-12-2012. Manuscrito aceptado: 19-12-2012
RESUMEN
Objetivos
Aumentar la conciencia sobre los valores éticos y fomentar los valores éticos de responsabilidad. Definir las bases teóricas que
conforman la ética de la responsabilidad en Enfermería. Proporcionar claves sobre la formación en el proceso de deliberación bioética
Desarrollo
Se realiza estudio sobre dos cuestiones básicas para alcanzar nuestros objetivos: el estudio de la responsabilidad ética profesional en el cuidado y el desarrollo de las bases para tomar de decisiones éticas en Enfermería. La formación teórica es necesaria para actuar sobre los dilemas éticos que se presentan en la enfermera. Los desafíos éticos actuales son altos y es necesario dar
claves para un desempeño exitoso de la enfermera. La comprensión y la promoción de los valores éticos son la base de la responsabilidad de Enfermería. El compromiso con los valores éticos fundamentales será crucial para construir la confianza de los
pacientes. Las enfermeras tienen la responsabilidad ética y profesional para actuar en el mejor interés de los pacientes y en las
mejores prácticas en el cuidado, basando nuestras acciones en una ética de responsabilidad. Los principios básicos para dar base
formal a la ética del cuidado y la responsabilidad son el respeto a la dignidad humana y el cumplimiento de los cuatro principios de la Bioética.
Conclusiones
Enfermería es el factor clave de los actuales dilemas éticos y en la ética del cuidado y de la responsabilidad en el cuidado.
Palabras clave:
Ética, ética profesional, enfermería, bioética, toma de decisiones, atención de enfermería.
The Ethics of responsibility in Nursing Care
ABSTRACT:
Objetives
Increase awareness in to ethical values and encouraging the ethical values of responsability. Define the theoretical bases that make
up the ethics of responsibility in nursing care. Provide clues to the formation in the deliberative process in health bioethics.
Development
A study on two key issues to achieve our goals: the study of professional ethical responsibility in nursing care and through
developing a foundation for ethical decision making in nursing. Theoretical training is necessary to act on the ethical dilemmas
that arise in the nurse every day. The current ethical challenges in nursing are high and therefore it is necessary to give the
keys to a successful performance of the nurse. Understanding and the promotion of ethical values are at the root of the nursing responsability. Commitment to fundamental ethical values will be crucial to build confidence the patients. Nurses have the ethical and professional
responsability to act in the best interest of patients and in the best practices in caring of patients, basing our actions on an ethic of responsability. The basic principles to give formal basis to the ethics of care and responsibility are respect for human dignity and the
fulfillment of thefour principles of bioethics.
Conclusions
Nursing is the key factor of current ethical dilemmas and in ethics of care and responsibility in care.
KEYWORDS:
Ethics, ethics professional, nursing, bioethics, decision making, nursing care.
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INTRODUCCIÓN
El núcleo central en el debate bioético en
el marco de la profesión de Enfermería se
circunscribe a la práctica del cuidado. El curar tampoco es ajeno al marco de actuación
de un profesional de Enfermería1, pero la relevancia del cuidado para la profesión enfermera es vital y destacable dentro de su campo de responsabilidad.
El cuidado constituye una tarea fundamental en la vida humana que nos permite la supervivencia en ocasiones de dependencia debido causas muy variadas como
la enfermedad, invalidez, niñez, ancianidad
o en el marco de cualquier proceso patológico que produzca incapacidad temporal o
permanente.
En el acto del cuidado, como profesionales enfermeros, nos podemos encontrar
con múltiples controversias, dudas y dilemas
desde el punto de vista ético que es necesario solventar con las suficientes herramientas formativas a dicho nivel.
En general, dichas dudas y dilemas suelen surgir alrededor de temas tan importantes como controvertidos de los que destacaría los siguientes: los cuidados al final de la
vida, la decisión de comenzar con cuidados
paliativos y abandonar (a la luz de la evolución de una enfermedad o proceso patológico) los tratamientos con fines curativos.
La pregunta ética por antonomasia siempre es: ¿qué debo hacer? Quizás el núcleo
principal del que debemos partir en esos
momentos es de dicho interrogante. La elaboración de una correcta respuesta conforme a criterios ético-jurídicos aceptados,
constituirá nuestra principal responsabilidad
a partir de ahora como profesionales de Enfermería. La respuesta al interrogante no es
fácil, por ello, cuánto más formación a nivel
bioético y a nivel legal más se contribuirá a
elaborar una respuesta éticamente correcta a dicha pregunta. En primer lugar, se debe de tener en cuenta el respeto de la dignidad de la persona en el acto de cuidar; sin
la protección de dicha dignidad el acto sanitario quedaría éticamente deslegitimizado.
Esto es debido a que la dignidad humana es
un valor intrínseco2, independiente de otros
valores externos, y valioso e insustituible por
sí mismo. Todos los derechos de los enfermos y usuarios del sistema sanitario están
basados precisamente en el respeto a tal
concepto. Desde las primeras declaraciones
de derechos humanos, el respeto de la dignidad humana ha sido básico y principal como valor incuestionable, inviolable y sujeto
necesariamente a protección siempre, debido a que es el principio raíz de los derechos
del hombre3,4,5 y su protección es la tarea
más importante para mantener unos cuida-
dos y un acto sanitario general caracterizado por criterios éticos y jurídicos.
En éste sentido, debemos de saber, que
los principios básicos que se determinan para dar base formal del respeto a la dignidad
humana en nuestro campo, son la consideración de la salud como derecho básico humano, la equidad en materia sanitaria y la
responsabilidad de los protagonistas del acto sanitario, es decir, los profesionales asistenciales. A todo ello nos obliga la deontología profesional. En cada uno de nuestros
actos sanitarios y para asegurarnos que ese
respeto hacia la dignidad humana y sus derechos fundamentales se encuentren protegidos, es necesario trasladar los valores éticos a nuestros cuidados6.
OBJETIVOS
•• Aumentar la conciencia sobre los valores éticos y fomentar los valores éticos de responsabilidad.
•• Definir las bases teóricas que conforman
la ética de la responsabilidad en Enfermería.
•• Proporcionar claves sobre la formación en el proceso de deliberación bioética en salud.
DESARROLLO
No podremos alcanzar los objetivos planteados sin hacer un estudio introductorio a
dos cuestiones básicas como son el estudio
de la responsabilidad ética profesional en el
cuidado enfermero y a través de desarrollar
las bases para la toma de decisiones éticas
en Enfermería.
1. La reponsabilidad ética profesional en el
cuidado enfermero
Los integrantes de la profesión enfermera
son los profesionales del cuidado. Durante
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todos los actos del cuidado llevamos a cabo y tomamos muchas decisiones que afectan directamente a las personas bajo nuestra responsabilidad. Las consecuencias de
nuestras acciones están en el punto de mira
de la ética aplicada y pueden ser interpretadas dependiendo de los diferentes interlocutores7 que las valoren, los cuáles pueden tener diferentes criterios jurídicos y diferentes
referentes éticos emanados del contexto socio-cultural, lo cuál hace translucir la dificultad añadida en nuestro trabajo. Para poder
solventar todas éstas dificultades, debemos
conocer el contenido de los principios bioéticos que son de todo punto inviolables7,8,9,
además de una serie de actitudes y cualidades psicológicas especiales.
Numerosos autores han estudiado aquellas «cualidades» que deben de estar presentes en el profesional de Enfermería que
los capaciten para realizar su trabajo diario
con la comunidad. La compasión es una de
ellas, pero independientemente de ninguna
religión o filosofía moral, sino como actitud
de aproximación hacia el sufrimiento ajeno,
como cualidad indispensable en el acto ético de cuidar.
La confianza es cualidad necesaria. Confiar en una persona, ponerse en sus manos
es clave en el acto ético del cuidado; la conciencia también entra de lleno en éste universo de cualidades, significando prudencia
y cautela en el acto sanitario, es decir, el
conocimiento de aquello que «tenemos entre manos». Las habilidades competenciales son también imprescindibles para llevar
a cabo el trabajo profesional de una manera
óptima. Ésta necesaria «cualidad» de competencia obliga a todos los profesionales enfermeros a la formación continua en el propio campo científico-disciplinar. Finalmente,
y no por eso menos importante, encontra-
mos la cualidad, la virtud de la confidencialidad que implica la preservación necesaria
de todo aquello que la persona enferma nos
ha confiado durante su proceso patológico,
dando garantías de la protección contra su
divulgación. Además la legalidad vigente nos
obliga a ello.
En la ética de la responsabilidad10 tenemos como protagonista principal al «sujeto responsable», es decir, al profesional enfermero que realiza el acto responsable y
como tal se hace «cargo» de él, lo asume
como suyo, aceptando las obligaciones morales que se pueden deducir de las consecuencias de dicho acto. El profesional de
Enfermería acepta a la persona que cuida
como un ser autónomo7 en sus decisiones
sobre su propia vida y su salud y responsable en sus decisiones, en sus ideas y, por
tanto, también en las acciones que emanan
de dichas ideas. Ello implica que las personas sean tratadas con respeto y se asegure
que las decisiones tomadas sobre su propia salud sean respetadas en todo momento además de asegurarnos de la necesaria
protección de las personas con autonomía
disminuida o deteriorada. La autonomía del
paciente se convierte actualmente en una
autoafirmación del enfermo frente al poder
de los profesionales sanitarios, pero no deben de confundirse los conceptos de autonomía y el de consentimiento informado como
puede ocurrir habitualmente. La autonomía
hace referencia a la capacidad de elección
entre varias posibilidades y el consentimiento es una manifestación concreta de la autonomía de la persona que consiste en dar
o no la autorización para que se realiza alguna actividad que le afecte directamente a
su propia salud.
Todas las decisiones conscientes y maduras realizadas por la persona enferma deben
de ser respetadas y protegidas en el marco
de la confidencialidad. La violación de dicha
confidencialidad e intimidad está penada legalmente y es inaceptable desde el punto
de vista de la Deontología de las profesiones sanitarias. La ley 41/2002, se detiene mucho en el importante aspecto del
tema de la confidencialidad11 en el acto sanitario y en la asistencia sanitaria
en general.
En la actualidad, las relaciones profesionales de la salud-enfermos han variado ostensiblemente, se ha pasado de
una relación basada en el denominado
paternalismo médico o en el paternalismo enfermero, en el cuál era el profesional el que decidía pues «era él el que
sabía lo que convenía en cada momento
a la persona enferma». Hasta llegar, en
la actualidad a una relación de «iguales»
en el que el profesional informa de las
opciones, de las posibilidades de tratamiento y es el paciente el que una
vez informado, decide12,13,14. En éste
contexto, el profesional enfermero realiza una atención «responsable» sobre
el usuario, teniendo en cuenta que para que un acto sanitario sea responsable debe de tener también varias características: la característica del poder, de la
capacidad y del deber, a éstas tres características imprescindibles para considerar un
acto responsable, se deben de añadir los aspectos de «ante qué» o «ante quién» responder de nuestros actos. Un acto responsable
debe de proteger primero la dignidad personal, como se ha comentado. Con ello, el acto sanitario alcanzará unos mínimos que procure una atención adecuada a los usuarios
de la organización sanitaria. El acto sanitario debe de tener también un sentido propio
de libertad, lo que significa que cada componente, cada elemento humano que conforma la organización sanitaria tenga una autonomía moral reconocida y respetada, la cuál
debe de tener las características necesarias
de respeto hacia la autonomía del resto de
las demás personas. El acto sanitario debe de tener las características de ser deliberativo8,15,16,17 y de tolerancia hacia las
decisiones y opiniones legítimas de otros
profesionales implicados y de los usuarios
protagonistas.
El acto sanitario responsable debe de tener finalmente las características de protección de los conceptos de igualdad entre las
diferentes personas implicadas y de protección de su seguridad.
En un acto sanitario responsable no debemos de fijarnos sólo en los fines del mismo, sino también en sus consecuencias finales. Las consecuencias, por tanto, se
erigen como referentes morales de nuestras acciones. La responsabilidad basada
en estos términos tiene una visión jurídica
de imputación debido a las consecuencias
de nuestras acciones, lo cuál puede llevarnos a confundir legalidad y eticidad como
indican numerosos estudiosos sobre el tema. ¿Entonces, cuál es nuestra responsabilidad en el acto enfermero? A ésta pregunta se responde necesariamente con la
misma idea proyectada. Nuestra responsabilidad es que el acto enfermero sea «responsable», es decir, que de él emane todas
aquellas cualidades y garantías éticas que
hemos visto hasta ahora. Para conseguir
ésto debemos:
1.Ser conscientes de «lo que tenemos
entre manos», realizando todas las acciones necesarias conforme a criterios
científicos actualizados, protocolarizados
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y velar por la seguridad y la calidad en el
acto sanitario.
2.Actuar como profesionales teniendo en
mente siempre la protección de los cuatro principios bioéticos. Ello no sólo nos
dará garantías éticas de buen hacer en
el acto enfermero, sino también garantías jurídicas.
Se ha definido la importancia de la existencia de una serie de acciones que son imprescindibles para que un profesional que
trabaja en el seno de un modelo centrado
en el paciente las realice conforme a corrección ética:
1. El profesional de la salud debe de velar
para que se realice una relación de ayuda entre el mismo profesional y el paciente.
2. Las decisiones que se tomen en el seno
de dicha relación deben de ser compartidas, nacidas de un consenso entre las
partes y mediante la realización de un
intercambio de información adecuado.
3.Se debe de realizar una correcta gestión
de la incertidumbre del paciente.
4.Percatarse de las respuestas generadas
a partir de las emociones que pueden
surgir en el paciente y familia ante una
situación decisoria en sanidad.
Debemos de ser conscientes que somos
nosotros, como profesionales de Enfermería
quienes proporcionemos la necesaria seguridad y confianza al paciente y sus familiares, fruto de una relación seria, empática y
profesional.
2. Bases para la toma de decisiones éticas
en el profesional enfermero
La inteligencia emocional tiene enorme valor intrínseco18 en éste campo concreto de
acción como base para la toma de decisiones correctas en nuestro trabajo como enfermeros asistenciales. La inteligencia emocional nos hace tomar conciencia de nuestras
propias emociones como personas y como
profesionales ante un conflicto y nos permite comprender los sentimientos de las personas implicadas en el conflicto, dándonos
habilidades suficientes para superar las presiones y frustraciones planteadas en la vida
diaria y en el trabajo.
Enfermería debe tener una sensibilidad especial, una capacidad de relacionarse exquisita; Albrecht la define como la habilidad para relacionarse con otras personas de forma
eficaz con el desarrollo de una especial capacidad social y una especial sensibilidad hacia las personas. Ésto es imprescindible en
nuestro trabajo por sus especiales caracte-
rísticas pues debemos darnos cuenta que en
la relación sanitaria se da la particularidad
que es una relación obligada (por la enfermedad) no buscada entre profesionales y enfermos, la relación está viciada por los sentimientos de temor, miedo, inseguridad del
enfermo. Además no es una relación (en principio) de iguales, es una relación jerárquica.
La inteligencia emocional y la formación específica nos pueden ayudar a manejar de una
forma adecuada los dilemas éticos que se
nos presentan y concienciarnos que no siempre es posible lograr una curación en un enfermo bajo nuestra responsabilidad, lo que si
es necesario es prestar los cuidados más integrales y adecuados posibles en cada caso
y en última instancia dar unos cuidados paliativos de alta calidad. La tendencia actual
es hacia considerar ya al enfermo como un
ser adulto y capaz, que toma sus propias decisiones sobre su salud, basadas en una información clara y veraz. El enfermo ha llegado por fin a su mayoría de edad. Ésta nueva
visión de las relaciones entre ambos19,20,21
el profesional enfermero y el enfermo se ha
ido desarrollando en últimas décadas y ha
emergido con una fuerza e influencia extraordinarias como una evolución del modelo centrado en el paciente (MCP), el cuál nació de
la unión y aportaciones del modelo biopsicosocial y de las investigaciones de escuelas
como la de Rochester.
La responsabilidad de los profesionales
enfermeros en el acto sanitario ha crecido y
se ha desarrollado y uno de los campos que
más preocupan en éste sentido a los profesionales es el de proporcionar unos cuidados de calidad al final de la vida 22,23,24, los
cuáles deben de estar caracterizados por el
respeto a los deseos y decisiones de cada
enfermo, con la necesidad de tener una comunicación continua, ágil y sincera con los
propios pacientes y sus familiares responsables o sus representantes legales para consensuar en cada momento las características que deben de alumbrar dichos cuidados.
Los cuidados al final de la vida deben de
cumplir los requisitos de ser consensuados
y protocolarizados por todo el equipo asistencial del paciente y deben de tener como
objetivo último el confort de la persona en
sus últimos momentos. Deben de ser además unos cuidados personalizados, específicos y adecuados a cada caso y contexto25,26
respetando los cuatro principios de la Bioética (autonomía, justicia, beneficencia, no
maleficencia y la dignidad de la persona protagonista). Cualquier decisión que se deba
de tomar en estos momentos debe de ser
consensuada por el paciente en primer lugar, sus familiares en el caso de incapacidad y por el equipo de salud que lo atiende.
Muchas decisiones no son fáciles de tomar
o de asumir. En éste sentido, para ayudarnos
en estos difíciles momentos, es necesario tener siempre presente que toda decisión que
comporte características especiales y connotaciones de tipo ético en sanidad deben de
ser realizadas siempre mediante un proceso
de tipo deliberativo. No se puede ni se debe
de dejar la solución de un dilema ético a una
persona en solitario y menos en el campo
sanitario donde las connotaciones ético-jurídicas en la mayoría de los casos que se nos
pueden presentar, hacen necesario, por su
complejidad una labor de deliberación entre
profesionales con conocimientos bioéticos lo
más sólidos posibles y teniendo siempre en
mente que si la complejidad del tema así lo
hiciese necesario, pedir incluso asesoramiento a los comités de ética locales27.
El necesario proceso deliberativo en temas éticos abre las puertas a la propia persona protagonista del dilema, el paciente, a
través de su derecho de autonomía, a los demás profesionales del equipo multidisciplinar y a los responsables legales y familiares
del enfermo. Las decisiones que se toman
en éstas materias además de ser el fruto de
un proceso deliberativo maduro y responsable por parte de todos los protagonistas necesarios, deben de ser tomadas en tiempo
adecuado que no se dilate innecesariamente. En el análisis de la situación para la toma de decisiones se debe de considerar:
•• Tener en cuenta cuáles son los dilemas
éticos que se presentan en cada situación
y caso concreto.
•• Determinar las responsabilidades de los
implicados en los cuidados y los valores
a tener en cuenta en el proceso.
•• Identificar las diversas opciones que se
pueden presentar y elegir aquellas posiciones que preservan con condiciones
adecuadas los valores bioéticos.
•• Justificar racionalmente la elección realizada.
El objetivo es la toma de decisiones más
prudentes y responsables, proceso éste no
exento de dificultades y complejidad en el
que se debe de destacar el proceso del ejercicio de la prudencia y de la sabiduría práctica. El profesor Diego Gracia nos ilustra con
un método para el análisis de los casos que
se puedan presentar y plantea la toma de
decisiones, indicado cómo los problemas
morales tienen varios niveles.
1. Un nivel cognitivo (hechos).
2. Un nivel estimado o valorativo (valores).
3. Un nivel práctico (deberes).
Deliberar bien es deliberar en cada uno de
estos niveles sin obviar ninguno como única
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forma de tomar decisiones con prudencia y
responsabilidad. En primer lugar, es necesario deliberar sobre los hechos, ver los hechos
presentados de una forma clara, identificando el problema principal o el dilema principal
presente e identificar los valores en conflicto,
todo ello para llevar a la decisión final. Para
el profesor Diego Gracia8,9 en el proceso deliberativo es esencial el tema central del valor
en conflicto para tomar una decisión lo más
acorde para no poner en peligro dicho valor
o valores puestos en entredicho.
El aprendizaje y la experiencia en el proceso deliberativo es decisivo en Enfermería
para enfrentarse a los dilemas éticos. Las
decisiones deben de partir de una reflexión
racional y también emocional.
La toma de decisiones compartida entre
el protagonista del acto sanitario (el enfermo, paciente, usuario del servicio de salud)
y el equipo multidisciplinar que le atiende
debe de ser perfectamente basada en una
información completa y veraz para el enfermo sobre su proceso patológico o enfermedad, las opciones terapéuticas y las consecuencias de cada una de las opciones sin
influir aunque sea de una forma inconsciente sobre la decisión del paciente.
Las relaciones sanitarias se han vuelto
más complejas quizás, debido al desarrollo
del proceso deliberativo y a la toma de decisiones compartidas, pero al final son más
enriquecedoras para los principales protagonistas. La complejidad de dichas relaciones se debe a la presencia de cada vez más
factores y actores intervinientes en dichas
cuestiones, entre los que destacaría:
•• Pacientes y usuarios cada vez más informados de sus deberes-derechos en sanidad.
•• Profesionales cada vez más concienciados de la importancia de los aspectos
éticos, morales y la existencia de una sociedad más concienciada a la luz del extraordinario avance en terapias genéticas,
programas de trasplantes, protocolos de
limitación del tratamiento vital o del esfuerzo terapéutico, etc.
Si tenemos bajo nuestros cuidados una
persona que por su enfermedad o proceso patológico se encuentra en una posición
de no poder alcanzar su curación, nos encontramos con una situación con unas connotaciones a nivel ético y moral muy concretas y específicas13,22,23. Estamos ante
la importantísima misión de conseguir para el paciente el «bien morir» a través de
unos cuidados paliativos caracterizados por
la excelencia clínica y velando porque todas
las acciones emprendidas con los pacientes tengan la misión de paliar su dolor y procurar su confortabilidad en todo momento.
La enfermedad es una situación crítica
que cada persona vivencia de diferentes
formas, es algo desconocido y nuevo por lo
que en la personalidad generará miedo, temor, frustración, desánimo e innumerables
dudas. Cuando llega la enfermedad, se producen una serie de cambios importantes en
varios aspectos psicosociales de la persona:
en la imagen que tiene de sí mismo/a, visión
del futuro, relaciones interpersonales, etc.
Los profesionales de Enfermería deben de
conocer las reacciones positivas, frente a
una enfermedad y las reacciones patológicas para poder dar ayuda psicológica y apoyo al enfermo y familiares. El diálogo abierto
con el paciente para que él pueda exponer
sin prisas sus sentimientos es la mejor opción en estos casos. La actitud psicológica
del profesional debe de ser: abierta, acogedora, empática, sosegada y sin sensación
de premura de tiempo para conocer los sentimientos del paciente frente a su proceso
y poder diagnosticar y tratar posteriormente
conductas no adecuadas. Los aspectos psicológicos que se ponen en juego debido a
la interrelación entre los diferentes grupos
de personas son múltiples, interactúan numerosas variables, muchas de ellas generadoras de estrés importante que pueden desencadenar sentimientos de hostilidad hacia
el equipo sanitario, entre las que se pueden
destacar las siguientes:
•• El enfermo puede vivenciar la situación
de enfermedad creando una respuesta
de regresión volviéndose totalmente dependiente del profesional o de su familia.
•• El enfermo puede desarrollar una respuesta de evasión ante la nueva situación, recreando un mundo ideal-irreal donde no
existe la enfermedad o la muerte.
•• Se puede producir una respuesta de inculpación, en la cuál el enfermo o sus familiares se sienten culpables del proceso
y se aíslan.
•• Puede desarrollarse una respuesta de
agresión del enfermo o incluso sus familiares hacia el profesional sanitario debido a un proceso de proyección de la frustración, de la culpa y del miedo.
•• Pueden desarrollarse respuestas de negación en el paciente actuando como si no
existiese la enfermedad o ésta no tuviese
ninguna importancia.
CONCLUSIONES
La responsabilidad del profesional de Enfermería en los cuidados es primordial, tanto en los cuidados ante una enfermedad con
capacidad de curación como en las enfermedades o procesos terminales. Muchas personas ajenas a estos temas pueden pensar que
la responsabilidad está presente en salud só-
lo mientras existe posibilidades de curación,
es decir, mientras en nuestras manos está
la posibilidad de salvar una vida, si esa premisa desaparece, piensan que la responsabilidad28,29 ya no existe pues la persona va a
morir hagamos lo que hagamos. Pero, es ahora cuando se abre la gran responsabilidad de
ayudar a la persona para que tenga unos cuidados y un trato exquisito en el final de sus
días. Algunos filósofos indican incluso: ¿Qué
mayor responsabilidad que esa? ¿Qué mayor
responsabilidad que ofrecer los mejores cuidados a los enfermos al final de sus días por
parte de los profesionales sanitarios que los
atienden? Teniendo siempre presentes que
toda persona tiene derecho a morir con dignidad, en un ambiente confortable, rodeado
de su familia y finalmente toda persona tiene el derecho incuestionable a no morir sola.
A partir de aquí, con los suficientes datos
teóricos sobre el tema, quizás podríamos ya
enfrentarnos a casos prácticos con la necesaria formación para ello.
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