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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,
“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra
El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1
Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro. Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el
duelo oscurecía su corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.
El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.
Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la entrada, 2 se volvió
corriendo a la ciudad para contárselo a Simón Pedro y al otro discípulo a
quien Jesús tanto quería.
Sepulcro
de la época de Jesús
María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a anunciarlo
a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así en "apóstol de los
apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que esté,
donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante, abriendo caminos.
Siempre más lejos, para que no nos instalemos.
Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto
No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscando.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.
Pedro y el otro discípulo se fueron rápidamente al sepulcro. 4 Salieron corriendo los
dos juntos, pero el otro discípulo adelantó a Pedro y llegó antes que él. 5 Al asomarse
al interior vio que las vendas de lino estaban allí; pero no entró. 6 Siguiéndole los
pasos llegó Simón Pedro que entró en el sepulcro, 7 y comprobó que las vendas de lino
estaban allí. Estaba también el paño que habían colocado sobre la cabeza de Jesús,
pero no estaba con las vendas, sino doblado y colocado aparte. 8 Entonces entró
también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó.
3
Es conveniente partir de nuestra propia experiencia, contemplar nuestra vida para
dar testimonio de haber visto a Jesús. Para el otro discípulo ver el sepulcro vacío,
las vendas y el sudario son pruebas suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan apariciones y hasta tocar.
El amor, la confianza, la unión y la intimidad abren los ojos de la fe más que la
autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo, nos producirá la sorpresa de sentir que nuestra
vida cambia tanto como les cambió a sus primer@s discípul@s.
Hoy Jesús está con nosotr@s. ¿Le vemos? ¿Dónde? ¿En quién? ¿Creemos en él?
(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían entendido la Escritura,
según la cual Jesús tenía que resucitar de entre los muertos).
9
Ahora somos nosotr@s quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas.Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su presencia y
comunicándola a tod@s. Como María Magdalena, somos mensajer@s del nuevo día,
portador@s de esperanza, cultivador@s de nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre
tod@s podemos multiplicar la luz. ¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo necesiten,
mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura de la misericordia,
el entusiasmo por un mundo más justo y mejor..., siendo testigos, con nuestra
palabra y nuestra vida, de que Cristo...
Es hora de salir al balcón de la vida,
mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llen@s de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotr@s
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN
“Desde el momento de la resurrección, Cristo no tiene otro cuerpo visible
que el de los cristianos, ni otro amor que dar que el de éstos” (L. Evely).