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ANÁLISIS Y TRATAMIENTO DE LA CONDUCTA DE CHUPARSE LOS DEDOS Ps Jaime E Vargas M A515TE Introducción Chuparse los dedos es un comportamiento común en los niños y se estima que ocurre entre el 23% y el 46% de pequeños en edades entre 1 y 4 años. Generalmente este comportamiento no es motivo de preocupación y muchos niños dejan de chuparse los dedos sin intervención alguna, antes de entrar a la escuela. Sin embargo, algunos niños no dejan de hacerlo hasta que reciben tratamiento ya que puede producir problemas de salud si el chuparse los dedos continúa después de los 4 años de edad. El niño puede estar en alto riesgo de una mal oclusión dental, de deformidades en los dedos o de problemas en la articulación de las palabras. También puede ocasionar problemas emocionales derivados de la evaluación social de los compañeros. Antecedentes En la literatura especializada, solo dos estudios han intentado documentar la conducta de chuparse los dedos en niños normales. Miltenberger, Long, Rapp, Lumley y Elliott (1998) llevaron a cabo un análisis funcional del comportamiento de chuparse los dedos en una niña de 7 años de edad y encontraron que esta conducta era más evidente cuando ella se encontraba sola (en ausencia de reforzadores sociales). Igualmente, Rapp, Miltenberger, Galensky, Roberts y Ellington (1999) supervisaron la conducta de chuparse los dedos que era exhibida por un niño de 5 años y determinaron que este comportamiento era mantenido en ausencia de consecuencias sociales. El caso de Sally Sally era una típica niña de 7 años que cursaba el segundo año de primaria. De acuerdo con sus padres, ella se chupaba los dedos desde que nació. Sus padres habían recurrido a diversas estrategias para tratar de eliminar esta conducta, como embarrar una sustancia desagradable en sus dedos, ponerle curitas en los dedos y hacer que utilizara un guante en la mano que chupaba. Ella chupaba sus dedos sola o en presencia de otros. Aunque era más probable que lo hiciera mientras veía la TV sola, al oír cuentos antes de dormir y cuando ya estaba acostada para descansar. El caso de Ash Ash era un niño normal de 10 años que cursaba el tercer año de primaria. De acuerdo con la mamá de Ash, este se había chupado los dedos desde muy pequeño. Su dentista le había advertido varias veces del daño que causaba a su dentadura y de los pequeños callos que ya tenía en los nudillos de la mano. La conducta de chuparse los dedos ocurría más frecuentemente cuando veía la TV solo en su cama. Los intentos fallidos por reducirla que hacía su mamá, incluyeron el ofrecerle recompensas tangibles por no chuparse los dedos o hacer que trajera curitas en los dedos. Fase I: Análisis Funcional La conducta objetivo en ambos participantes fue la de chuparse los dedos, misma que se definió como: cerrar los labios sobre cualquiera de los dedos. Se obtuvieron datos mediante grabación en video por periodos de 10 o 20 min cuando los participantes estaban en la sala de su casa. La conducta fue observada por dos observadores independientes quienes lograron una confiabilidad de su registro superior al 90%. Los niveles de la conducta de chupeteo se evaluaron en diversas condiciones mediante un diseño experimental multielemento (Iwata et al., 1982/1994), que incluyo los siguientes aspectos: Atención.- Esta condición pretendía evaluar si el chuparse los dedos era socialmente reforzado. Cuando ocurría la conducta de chuparse los dedos, inmediatamente la madre manifestaba verbalmente su desacuerdo por aproximadamente 5 seg y regresaba a sus labores. Demanda.- Esta condición evaluaba si chuparse los dedos se reforzaba negativamente al escapar de las tareas. Se ponía a los niños a deletrear palabras, premiando la correcta pronunciación y otorgando feedback ante respuestas incorrectas. Si ocurría el chuparse los dedos, la madre salía del escenario por 30 seg. Solo con los dedos libres.- Sentado en la sala el niño veía la TV sin la compañía de su mamá. Pretendía evaluar la ocurrencia del chupeteo sin mediadores sociales. Control.- Aquí la mamá proporcionaba al niño atención física y verbal positiva cada 30 seg., sin importar lo que estuviera haciendo. Curitas puestos.- Al niño se le ponían curitas en los dedos, para ver la conducta en una situación donde la estimulación de los dedos y de la boca estuviera disminuida. Los resultados del análisis funcional nos permiten llegar a dos conclusiones: 1. La conducta de chuparse los dedos ocurría más frecuentemente cuando los niños estaban solos y pareciera que es mantenida por sus consecuencias automáticas. 2. El uso de los curitas en los dedos (que reducen la sensibilidad) produjo la reducción del chupeteo para Sally y el término de esta conducta para Ash. Esto sugiere que la estimulación oral y la estimulación digital o ambas, son las consecuencias que mantienen la conducta de chuparse los dedos. Basados en esta información, se propuso el empleo de guantes en ambos niños. Se escogieron los guantes en lugar de los curitas dado que se pueden reutilizar y no dejan residuos en los dedos, además de que reducen la necesidad de otorgar consecuencias sociales. Fase II: Tratamiento Se utilizó una línea base múltiple entre participantes para evaluar el efecto de los guantes y un diseño experimental reversible ABAB para evaluar el efecto de un aparato AED (Awareness enhancement device). Se utilizaron guantes de hule para trabajo rudo, que tenían lija en cada uno de los dedos. El aparato AED (Rapp et al, 1998), emitía un tono de 65 a 70 db contingente a cada vez que Sally acercaba a la boca cualquiera de sus manos por menos de 6 pulgadas. Una vez activado, solo se detenía cuando la mano se retiraba de la boca más de las 6 pulgadas. La Figura anterior nos muestra que la conducta de chuparse los dedos de Sally ocurría a un nivel alto y estable durante la línea base (M=60.9%). Al implementar la fase donde se usaba el guante, el resultado inicial era un deceremento en la conducta cercano a cero, sin embargo, luego se incrementaba a un nivel moderado (M=17.7%). En una siguiente fase donde Sally usó dos guantes, la conducta de chuparse los dedos bajó a cero, aunque esto no se mantuvo y nuevamente la conducta crecía a un nivel moderado (M=19%). Ahora, al implementar el uso del aparato AED, se logró la supresión del chupeteo (M=0). Luego de quitar el aparato se dio un ligero incremento en la conducta problema y al reimplantarlo, nuevamente bajó a cero por 12 sesiones. En esta misma Figura podemos ver que los niveles de línea base de la conducta de chuparse los dedos, en el caso de Ash, fueron altos (M=82.5%). Al implementarse el uso del guante se produjo la inmediata supresión del chupeteo, con un ligero incremento en la tercera sesión. La conducta de chuparse los dedos luego de ello regresó a un nivel cercano a cero durante las restantes sesiones de uso del guante, que duraron 5 meses. Las flechas que se ven al final señalan el proceso de desvanecimiento sustractivo que se utilizó para retirar el guante, sin que regresara el chupeteo de los dedos. Discusión General El resultado de la Fase I demostró que el chuparse los dedos en ambos participantes no estaba mantenido por reforzamiento social. Aunque el uso del guante fue exitoso para reducir la conducta problema, esta continuó ocurriendo en un nivel problemático en el caso de Sally. Para Ash, hipotetizamos que la eliminación de la conducta podría atribuirse a una extinción sensorial (Iwata et al., 1994). Esto es, que el uso del guante prevenía la producción de estimulación digital y oral, ocasionando la eliminación de la conducta. También es posible que el guante produjera un sabor aversivo que castigara la conducta de chupeteo. REFERENCIA Ellingson, S.A., Miltenberger R.G., Stricker J.M., Garlinghouse, M.A., Roberts, J, Galensky, T.L. y Rapp, J.T. Analysis and treatment of finger sucking JABA, 2000, 33, 41-52