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Vía Crucis
dictado por Jesús a Sor Josefa Menéndez.
Contempla y acompaña a Cristo desde el corazón
Avance de diapositivas manual
Josefa, (le dijo Jesús en revelaciones) vas a contemplarme
durante el doloroso camino del Calvario, en el cual voy a derramar
mi Sangre. Adórala y ofrécela a mi Padre celestial a fin de que
sirva para la salvación de las almas.
Primera Estación:
JESÚS ES
CONDENADO A
MUERTE
Escucha cómo
pronuncian contra Mi la
sentencia de muerte…
Mira con qué silencio,
paciencia y
mansedumbre la recibe
mi Corazón.
Almas que tratáis de
imitar mi conducta:
aprended a guardar el
silencio y la serenidad
delante de lo que os
mortifica y contraría.
Segunda Estación:
JESÚS CON LA CRUZ
A CUESTAS
Mira la Cruz que ponen
sobre mis hombros.
Grande es su peso, pero
es mucho mayor el amor
que siento hacia las
almas.
Almas que me amáis;
comparad vuestro
sufrimiento con el amor
que me tenéis, y no
dejéis que el abatimiento
apague la llama de ese
amor.
Tercera Estación:
JESÚS CAE POR
PRIMERA VEZ
El peso de la Cruz me hace
caer en tierra, pero el celo
por la salvación de las almas
me hace levantar, cobrar de
nuevo ánimo y seguir el
camino.
Almas a quienes he llamado
para compartir el peso de mi
Cruz, ved si vuestro celo por
las almas os da nueva vida
para seguir adelante en el
camino de la abnegación y la
renuncia, o si vuestro exceso
de amor propio abate
vuestras fuerzas y no os deja
soportar el peso de la Cruz.
Cuarta Estación:
JESÚS ENCUENTRA A
SU SANTÍSIMA MADRE
Aquí encuentra a mi
Santísima y querida Madre:
contempla el martirio de
estos dos corazones. Pero el
dolor del uno y otro se
reúnen para fortalecerse
mutuamente y, aunque
doloroso, el amor triunfa.
Almas que camináis por la
misma senda y que tenéis las
mismas miras, que la vista de
vuestros mutuos sufrimientos
os anime y fortalezca para
que el amor triunfe. Que la
unión en el dolor os sostenga
y haga abrazar
generosamente las espinas
del camino.
Quinta Estación:
EL CIRINEO AYUDA A
JESÚS A LLEVAR LA
CRUZ
Mirad cómo este hombre
acepta por un pequeño interés
esa carga penosa y cruel.
Mirad también cómo mi cuerpo
va perdiendo fuerzas…
Almas que os habéis abrazado
con el estado de perfección: si
vuestro valor flaquea frente al
esfuerzo que supone la lucha
contra la naturaleza,
considerad que no os habéis
comprometido a llevar mi Cruz
por una pequeña cantidad, ni
por un goce terreno y pasajero,
sino para adquirir la vida
eterna y procurar la misma
dicha a otras muchas almas.
Sexta Estación:
LA VERÓNICA LIMPIA
EL ROSTRO DE JESÚS
Mirad la caridad con que
esa mujer viene a limpiar
mi rostro, y cómo por amor
vence todo respeto
humano.
¡Ah!, vosotras que por mi
amor habéis abandonado
el mundo y lo que más
amabais, no dejéis que
ahora un ligero temor de
perder la reputación o la
fama, os impida limpiar mi
rostro con actos de
generosidad y de amor.
¡Ved cómo lo cubre la
sangre!
Séptima Estación:
JESÚS CAE POR
SEGUNDA VEZ
La Cruz agota mis fuerzas. El
camino es largo y penoso. Nadie
se acerca para sostenerme y mi
angustia es tal que caigo por
segunda vez.
No os desaniméis, almas que
camináis en pos de Mí, si en
vuestra vida sin consuelo
humano y llena de arideces os
veis abandonadas de todo
consuelo espiritual. Cobrad
ánimo a la vista de vuestro
Modelo en el camino del
Calvario. Ved que esta es la
segunda vez que cae, pero se
levanta y sigue su camino hasta
el fin. Si queréis tomar un poco
de fuerza, venid y besadle los
pies.
Octava Estación:
JESÚS CONSUELA A
LAS PIADOSAS
MUJERES
Las mujeres de Jerusalén
lloran al verme en tal
estado de ignominia.
EL mundo llora delante del
sufrimiento, pero Yo os
digo, almas que me seguís
por el camino estrecho,
que más tarde el mundo
os verá andar por entre
anchas y floridas praderas,
mientras que él y los suyos
caminarán sobre el fuego
que ellos mismos se
prepararon con sus goces.
Novena Estación:
JESÚS CAE POR
TERCERA VEZ
Mira que ya estoy próximo al
calvario y caigo por tercera vez.
De este modo daré fuerzas a las
pobres almas que, próximas a
su muerte eterna, se ablandarán
con la sangre de las heridas que
me produce esta tercera caída;
les dará gracias para levantarse
una última vez y llegar a
conseguir la vida eterna.
Almas que deseáis imitarme: no
rehuséis nunca un acto costoso,
aunque os produzca nuevas
heridas. ¡Qué importa!... Esa
sangre dará la vida a un alma.
Imitad a vuestro Modelo que
avanza hacia el Calvario.
Décima Estación:
JESÚS ES
DESPOJADO DE SUS
VESTIDURAS
Mirad con cuánta
crueldad me despojan
de mis vestidos.
Contemplad cómo
permanezco en silencio
y en total abandono.
Dejaos despojar de
cuanto poseéis, ya sea
de vuestros bienes, ya
de vuestra propia
voluntad. En cambio, Yo
os cubriré con la túnica
de la pureza y con los
tesoros de mi propio
Corazón.
Decimaprimera Estación:
JESÚS ES CLAVADO EN
LA CRUZ
Ya he llegado a la cima del
Calvario donde voy a
entregarme a la muerte. Ya me
colocan y clavan en la Cruz…
¡Nada tengo!... ni aun libertad
para mover ni un pie… Pero no
son los clavos, sino el amor lo
que me tiene sujeto. Por eso no
sale de mis labios una queja, ni
un suspiro.
Vosotras estáis clavadas en la
cruz de la religión y sujetas con
los clavos del amor que son
vuestros votos. No os quejéis,
no murmuréis cuando estos
clavos benditos os desgarren
las manos y los pies. Venid y
besad los míos: aquí
encontraréis fuerza.
Decimasegunda Estación:
JESÚS MUERE EN LA
CRUZ
La Cruz es mi compañera en
el camino del Calvario y en la
Cruz exhalo mi último suspiro.
Almas que habéis tenido la
Cruz por compañera
inseparable durante vuestra
vida: estad seguras que en
sus brazos exhalaréis vuestro
último suspiro. Pero estad
seguras también que ella será
la puerta por donde entréis en
la vida.
Besad constantemente esta
bendita y sagrada prenda.
Abrazadla con ternura y
amadla como el más grande
de vuestros tesoros.
Decimatercera Estación:
JESÚS EN LOS BRAZOS
DE MARÍA SANTÍSIMA
Mirad la caridad con que ese hombre
justo se encarga de bajar mi Cuerpo
de la Cruz. Lo pone entre los brazos
de mi Madre. Ella lo adora, lo besa,
deja caer sus lágrimas sobre mi
rostro y sobre todos mis miembros.
Después lo entrega a los que van a
embalsamarlo y depositarlo en el
sepulcro.
Almas escogidas y llamadas a ser
esposas y víctimas: ¡Venid! ¡Tomad
mi cuerpo… embalsamadle con el
aroma de vuestras virtudes! ¡Adorad
sus llagas! Besadlas y dejad que las
lágrimas caigan sobre Mi rostro…
Después, colocadme sobre el
sepulcro de vuestro corazón.
Decid también una palabra de
consuelo a mi querida Madre y
vuestra.
Decimacuarta Estación:
JESÚS ES PUESTO EN EL
SEPULCRO
Mirad con qué delicadeza me
ponen en el sepulcro. Es
nuevo y, por lo tanto, limpio de
la más ligera sombra.
Almas que estáis unidas a Mí
con tan estrechos lazos como
son vuestros votos: buscad
todas las delicadezas que os
sugiere el amor, a fin de que
vuestro corazón esté limpio y
adornado para sepultarme en
él por un amor tierno, un amor
fuerte, un amor constante y
generoso.
Ahora Josefa, adora mis
Llagas, bésalas y reza el
Miserere…
SALMO 51
MISERERE
1 Del maestro de coro. Salmo de
David.
2 Cuando el profeta Natán lo visitó,
después que aquel se había unido a
Betsabé.
3 ¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu
bondad,
por tu gran compasión, borra mis
faltas!
4 ¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
5 Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
6 Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable;
7 yo soy culpable desde que nací;
pecador me concibió mi madre.
8 Tú amas la sinceridad del corazón
y me enseñas la sabiduría en mi
interior
SALMO 51
MISERERE
9 Purifícame con el hisopo y quedaré
limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la
nieve.
10 Anúnciame el gozo y la alegría:
que se alegren los huesos
quebrantados.
11 Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis culpas.
12 Crea en mí, Dios mío, un corazón
puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
13 No me arrojes lejos de tu
presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
14 Devuélveme la alegría de tu
salvación,
que tu espíritu generoso me
sostenga:
15 yo enseñaré tu camino a los
impíos
y los pecadores volverán a ti.
16 ¡Líbrame de la muerte, Dios,
salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia!
17 Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza.
18 Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo
aceptas:
19 mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y
humillado.
20 Trata bien a Sión por tu bondad;
reconstruye los muros de Jerusalén,
21 Entonces aceptarás los sacrificios
rituales
–las oblaciones y los holocaustos–
y se ofrecerán novillos en tu altar.
SALMO 51
MISERERE
Fragmentos musicales: “La Pasión de Cristo”
Jhon Debney