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Hacia el Domingo 3º de Pascua
HACIA EL DOMINGO 3º DE PASCUA
Para Orar Cada Día
el Evangelio del Domingo Próximo
Del Lunes 28 de abril al domingo 4 de mayo
Hacia el Domingo 3º de Pascua
Orar en el Corazón del Mundo Por los medios de Comunicación
Una manera de contemplar para llegar al amor (2/7)
Orar en la Casa: Transformar nuestra casa en Emaús
Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo
www.centrodeespiritualidadsanpablo.org
Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche
editado por Christ Source de Vie, Toulouse
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Evangelio de Jesucristo según san Lucas
Capítulo 24, versículos 13 al 35
"Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado
Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban
sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo
Jesús se acercó y siguió caminando con ellos.
Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: «¿Qué
comentaban por el camino?». Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y
uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en
Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!». «¿Qué cosa?», les
preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue
un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el
pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron
para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que
fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que
sucedieron estas cosas.
2
Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado:
ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron
diciendo que se les había aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo.
Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres
habían dicho. Pero a él no lo vieron». Jesús les dijo: «¡Hombres duros de
entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No
será necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su
gloria?» Y comenzando por Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que
se refería a él. Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán
de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es
tarde y el día se acaba». El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó
el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de
los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su
vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?». En ese mismo momento, se pusieron en
camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los
demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha
resucitado y se apareció a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que les había
pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan".
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LUN 28
MAR 29
Al centro de la historia
El evangelista Lucas nos narra acontecimientos que
tuvieron lugar en un tiempo y espacio singulares.
Estamos en el día de Pascua en el camino hacia Emaús.
Leo lentamente esta narración pensando en el hecho de
que aquel día cambió la historia, cambió mi historia.
Después de esto, nada será como antes: Cristo resucitó.
Corazón triste
Estamos en presencia de dos discípulos. Uno se llama
Cleofás, cuyo nombre significa “celebración”. El otro no
tiene nombre: puede ser quizá cualquiera de nosotros.
Están tan desanimados que dejan Jerusalén a pesar de
lo que narraron las mujeres. Puedo pensar en todos
esos momentos en que tengo el corazón sin esperanza,
en que discuto sin fin con otros viéndolo todo negro,
incapaz de ver los resplandores de resurrección en el
mundo.
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MIÉ 30
Corazón consolado
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JUE 1
Todavía están rumiando su decepción cuando Jesús viene
a su encuentro. La narración precisa: “El mismo Jesús”.
Dios en persona toma la iniciativa de unírseles en el
camino. Miro la manera de actuar de Jesús. Él se acerca a
ellos, los interroga, suscita sus palabras, los escucha. Doy
gracias por este Señor que se complace en consolar los
corazones heridos acercándose a ellos en el camino.
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A corazón abierto
Aquellos que estaban aplastados por los acontecimientos
comienzan a abrirse. Se ponen a hablar con Cristo incluso
cuando subsisten en ellos la incomprensión y la duda.
“Fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante
de Dios y de todo el pueblo”. Trato de hablar de Jesús por
lo menos a una persona el día de hoy.
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VIE 2
SÁB 3
Corazón transformado
Como nos habría encantado estar ahí. Cómo nos habría
encantado oír las enseñanzas de Jesús “comenzando por
Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que se
refería a él”. Tomo tiempo para volver a leer algún texto
bíblico que me ha ayudado a avanzar en mi fe. Trato de
compartirlo con alguien.
Corazón amante
Hoy festejamos a Santiago y a Felipe. Fueron elegidos
por Jesús para seguirlo y atravesaron por la prueba de su
muerte. También oyeron la narración de los discípulos de
Emaús que regresaron a Jerusalén a contar cómo Dios
vino a su encuentro. Pido a estos testigos del primer día
la alegría de vivir y de creer.
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8
DOM 4
Una historia de corazón a
corazón
Jesús aparenta seguir su camino. Ahí vemos toda su delicadeza: no
quiere imponerse. Nos deja libres de invitarlo. Y una vez a la mesa,
desaparece pues el pan se vuelve el signo nuevo y definitivo de su
presencia real. Nos deja darnos cuenta de cómo arde nuestro
corazón cuando ponemos atención a sus palabras. Agradezcámosle
por esta manera de actuar así como por su manera de ofrecerse a
nosotros en la Eucaristía. El camino de Emaús es, de hecho, un
anuncio de la celebración (es el nombre de Cleofás) eucarística.
Como los discípulos, llegamos a la misa con nuestras alegrías y
nuestras penas, meditamos las Escrituras, compartimos el pan y
luego somos enviados hacia otros. Pidamos al Señor que todos
nuestros caminos sean eucarísticos y llenos de alegría.
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Orar en el Corazón del Mundo
con el Papa Francisco
Oremos para que los medios de
comunicación sean instrumentos
al servicio de la verdad y la paz.
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Una manera de
contemplar para
llegar al amor (2/7)
Hay que notar que el amor consiste en una comunicación
recíproca de los recursos. Quien ama comunica lo que
tiene a aquel a quien ama; de la misma manera, a la
inversa, el que es amado lo comunica a quien le ama. De
esta forma, se ayudan mutuamente uno al otro.
ORAR EN LA CASA
El sábado que precede a este tercer domingo de Pascua,
transformemos nuestra casa en el albergue de Emaús.
Pongamos la mesa con un bello mantel, una vela, flores,
una Biblia, un pan y una copa de vino. Instalémonos
alrededor y escuchemos esta narración de los peregrinos
de Emaús.
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13
ORAR EN LA CASA
Compartamos lo que nos cuesta trabajo comprender,
nuestras lentitudes frente a la Palabra de Dios, pero
también el recuerdo de momentos de nuestra vida en
que hayamos tenido el corazón ardiente al paso de
Jesús resucitado. Compartamos una buena comida en
signo de fraternidad. El domingo, durante la misa, el
Señor es quien nos convocará a su comida y quien nos
compartirá su cuerpo de Resucitado.
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“¡Cómo les cuesta creer!”
San Lucas 24, 25
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El tiempo pascual avanza. La presencia de Cristo
resucitado se ofrece a nosotros en su Iglesia y sin
embargo a nuestros corazones les cuesta creer que la
resurrección es hoy. Somos como estos dos hombres que
van por el camino dando la espalda a Jerusalén. Grande
es su decepción. Aquel en quien habían puesto toda su
razón de existir ha muerto. Fracaso total. Momento en
que todo se desmorona. La vida ya no tiene sentido. La
tristeza tarde mucho en borrarse, incluso cuando el
tiempo litúrgico nos invita a alegrarnos.
Es necesario que Cristo se una a la conversación, que nos
acompañe un tramo del camino para que se nos abran los
ojos, para que los corazones se desplieguen y acepten la
increíble novedad de Pascua. Esto va tan contracorriente
de nuestras maneras de ver y de pensar. Entonces no es
de sorprender que a nuestros corazones les cueste creer.
Es necesario que el Espíritu nos guíe y nos dé seguridad,
que imprima su marca en nosotros para que podamos
alegrarnos con la dicha de Cristo resucitado y dejar que
esta alegría pase a nuestras vidas. ¡Aleluya! Somos
llamados a vivir plenamente. Señor, nosotros así lo
creemos.
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