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Artículo tercero del símbolo Creo en el ESPÍRITU SANTO, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso un solo bautismo para el perdón de los pecados. La comunión de los santos. Espero la resurrección de los muertos y la Vida eterna. Amén El Espíritu Santo Unidad del tercer artículo de fe “Quiso Dios, con su bondad y sabiduría, revelarse a sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad, por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espíritu Santo pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina” (D.V. 2) Visión cristocéntrica, no cristomonista: acción conjunta del Verbo y del Espíritu El Espíritu Santo en el Antiguo Testamento La Palabra y el Soplo de Dios está en el origen del ser y de la vida de toda creatura (cf. Gn. 1,2; 2,7; Sal. 104,30; Ez. 37,10) El Espíritu de Dios Soplo, viento (ruah) Violencia irresistible (Ez. 13,13; 27,26) Murmullo (I Re. 19,12) Respiración El álito respiratorio que sostiene la vida El hombre no es su dueno, aunque les es imprescindible Viene de Dios (Gn. 2,7; 6,3) Expresión de la conciencia humana, del espíritu “entregar en las manos de dios este espíritu (Sal. 31,6 = Lc. 23,46) es a la vez expirar y encomendar a Dios el propio ser En el Antiguo Testamento es fuerza divina que transforma. Viniendo de Dios y orientando hacia Dios El Espíritu en los jueces de Israel Los jueces de Israel son suscitados por el Espíritu de Dios. Hacen acciones maravillosas Libertadores temporales, el espíritu los abandona cumplida su misión (cf. Jue. 3,10; 11,29; 6,34) El Espíritu en los reyes de Israel Los reyes tienen una función permanente “Unción” que los consagra, huella indeleble del Espíritu (cf. I Sa.10,1; 16,11) El Espíritu en el Mesías prometido Los reyes no son capaces de garantizar a Israel la salvación, la justicia y la paz El Mesías tendrá una unción más fuerte, el Espíritu reposará sobre él. (cf. Is. 11,2) El Espíritu en los profetas Suscitados por el Espíritu de Dios Palabra que no viene de ellos y que no pueden dejar de anunciar (cf. Ez. 11,5; Is. 42,1; 61,1 ss) El Espíritu en el pueblo de Israel Anuncio de la efusión del Espíritu al pueblo entero (cf.Is. 32,15; Ez. 37) Regenerado por el Espíritu, Israel reconocería a Dios (cf. Ez.39,29) En el Antiguo Testamento hay conciencia de la presencia del Espíritu de Dios, pero su efusión es promesa Para que venga en plenitud, hace falta un gesto inaudito de Dios “Oh, si rasgaras los cielos y bajaras” (Is. 63,1519) A través de todo el Antiguo Testamento, la Palabra de Dios y su Espíritu no dejan de actuar conjuntamente Son vistas como atributos de Yahvé, aunque no dejan de percibirse con cierta autonomía El Espíritu de Dios en el Nuevo Testamento El Espíritu Santo habita en Jesús desde el primer instante de su concepción A diferencia de las figuras del Antiguo Testamento, no es la fuerza o gracia de una vocación, sino su mismo ser. (cf. Mt. 1,20; Lc. 1,35 El Espíritu en la concepción La acción del Espíritu es más que una consagración (diferencia Lc. 1,41 Juan y Lc.1,35 Jesús) La acción del Espíritu en María hace que sea santo en su mismo ser. El Espíritu en el bautismo de Jesús En el Hombre que se confunde en medio de los pecadores, revela al Mesías prometido (cf. Lc.3,22 = Sal. 2,7), al Cordero, al Hijo Jesús obra (se bautiza), el Padre habla, el Espíritu hace posible Jesús obra en el Espíritu Santo Toda su conducta manifiesta al Espíritu Trae la buena noticia (Lc. 4,18) Lucha con el demonio (Mt.4,1) Sus milagros, palabras, familiaridad con el Padre. En él reposa el Espíritu (Is. 61,1) Es a la vez el Mesías que salva, el profeta esperado, el siervo muy amado El Espíritu es presencia en su ser permanentemente (no funcional y provisoria) El Espíritu no viene desde afuera, no lo invade. Le pertenece, habita naturalmente en él Jesús promete el Espíritu Jesús manifiesta en su obrar al Espíritu, pero no como diferente de él Necesidad de que se vaya para que el Espíritu Santo pueda venir en plenitud Mientras Jesús está con los discípulos, es su paráclito Jesús dispone del Espíritu Cuando no esté, deberán dar testimonio de él y su fuerza será el Espíritu (Juan cap. 14, 15 y 16 Jesús resucitado envía, dona el Espíritu Expira el Espíritu en su humanidad glorificada La Iglesia recibe el Espíritu La Iglesia nace del Espíritu Santo Prodigios y hombres excepcionales (como en el A.T.) Cf. Hch.2,4.5.11; 3,7; 5,12.15) Dios derrama el Espíritu en la Iglesia Es el Espíritu de Jesús (palabras, gestos, oraciones) Perpetuar en la fracción del pan la acción de gracias (eucaristía) de Jesús Agrupa a los discípulos en torno al Resucitado Es la fuerza que lanza a la Iglesia naciente tras las huellas de Jesús, aún sabiendo a qué se exponen Signos del Espíritu Santo Vida en la fe, experiencia real, certeza concreta De los carismas exteriores a los dones interiores (fe, esperanza, caridad) Experiencia de Vida Nueva Vida dada en la lucha (2 Cor. 1,22; 5,5 Dones: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad, temor de Dios El Espíritu Santo en la Iglesia La Iglesia y el Espíritu son inseparables La experiencia del Espíritu se hace en la Iglesia y da acceso a ella Los carismas: en cuanto contribuyen a edificar a la Iglesia Derrama en los corazones el don supremo de la caridad El Espíritu Santo en la Iglesia ayer y hoy DESDE EL MOMENTO QUE POSEEMOS EL ESPÍRITU, NADA EN EL MUNDO PUEDE PERDERNOS, PUESTO QUE DIOS SE NOS HA DADO Y NOSOTROS VIVIMOS EN EL De la experiencia a la formulación Dios se revela al hombre, manifestación, diálogo, experiencia Siempre el hombre ha partido de la experiencia de lo divino y luego lo ha formulado conceptualmente. Así como la divinidad de Cristo es percibida por los discípulos durante su vida y sobre la manifestación del Resucitado, y luego la formularon conceptualmente, distinguiendo aquellas expresiones que no eran conformes a lo vivido, también ocurre con el Espíritu Santo Lo primero es la experiencia, la presencia del Espíritu en Jesús La promesa que Jesús les hace y que se verifica en la Iglesia (Pentecostés: Hch. 2,1-12; Hch. 10) La comunidad primitiva experimenta la fuerza y luz del Espíritu Santo. “Nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir <anatema sea Jesús!> y nadie puede decir <Jesús es el Señor> sino con el Espíritu Santo” (I Cor. 12,3) Carismas, ministerios, dones, son conferidos por el Espíritu Santo (I Cor. 12,4 ss) La fe en la unicidad de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo es profesada y creída en los primeros tiempos pacíficamente Con la penetración en el mundo y la cultura greco romana, se intenta explicar el misterio y surgen así las primeras herejías trinitarias y cristológicas, como ya se ha visto Por último, será la divinidad del Espíritu la que es negada, y lo que hará necesaria una nueva intervención Símbolo niceno-Constantinopolitano Símbolo del concilio I de Constantinopla (381) Desde el siglo XVII es conocido con este nombre porque a base del símbolo de Nicea, que subrayó la divinidad del Hijo de Dios contra Arrio, defiende la divinidad del Espíritu Santo contra los macedonianos o pneumatómacos (luchadores contra el espíritu) La nueva herejía contra el Espíritu Santo adquiría nuevos adeptos El símbolo no es original en lo que se refiere al Padre y al Hijo (Nicea) Desarrolla el tema del Espíritu Santo Títulos de Señor y vivificador (dador de Vida) Procede (forma del origen) del Padre Que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria (con estas expresiones queda bien afirmada la divinidad del Espíritu) Se aplica al Espíritu el mismo título de Señor que a Cristo, título divino Dador de Vida, vivificador. Dar la vida o vivificar lo que está muerto es propiedad divina. El Espíritu Santo está presente en distintas instancias: la creación, la encarnación, la resurrección, la congregación de la iglesia de Jesús. Da vida al pecador Procede: no es ingénito (Padre), no es engendrado (Hijo). Su origen está en el Padre. Reconociendo al Padre como la fuente y el origen de toda la divinidad El Espíritu Santo, que es la tercera persona de la Trinidad, es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo, de la misma substancia y naturaleza. (con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria) Procede: origen distinto. Sin embargo el origen eterno del Espíritu está en conexión con el del Hijo. La tradición latina del Credo confiesa que el Espíritu “procede del Padre y del Hijo” (filioque) Esta afirmación no figuraba en el concilio de Constantinopla. El papa san León la habría confesado dogmáticamente en el año 447 Es todavía hoy motivo de no convergencia con las iglesias ortodoxas Las procesiones divinas (relaciones de origen) Padre ingénito principio sin principio engendra Hijo (Logos, Sabiduría, Palabra) engendrado, principio principiado espira espira Espíritu (Amor) espirado, principiado es espirado Las Personas divinas “ad intra” y su obrar “ad extra” Si bien toda obra “externa” es siempre Trinitaria, es decir de toda la Trinidad, el modo de la acción es conforme a su ser personal PADRE HIJO ESPIRITU Origen de vida Creación, Envío Hijo, Imagen increada, Palabra Encarnación, revelación, Filiación imagen creada Amor, ámbito Vivificador, congregador