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Palabra de Vida
Octubre 2011
"Sígueme"
(Mt 9,9)
Mientras salía de Cafarnaún, Jesús vio a un cobrador de
impuestos llamado Mateo que estaba sentado a la mesa de
recaudación.
Mateo ejercía un oficio que lo tornaba odioso a la gente y que lo
igualaba al de los usureros y explotadores que se enriquecen a
costa de los demás.
Para los escribas y los fariseos un recaudador de impuestos
estaba al mismo nivel de los pecadores públicos, tanto que le
echaban en cara a Jesús el ser “amigo de publicanos y
pecadores” y de comer con ellos.
Yendo contra las convenciones sociales, Jesús llamó a Mateo
a seguirlo y aceptó almorzar en su casa, tal como hará más
tarde con Zaqueo, el principal de los publicanos de Jericó.
Cuando se le pida
explicación por su
conducta, Jesús dirá
que ha venido para
curar a los enfermos y
no a los sanos, para
llamar a los pecadores
y no a los justos.
También esta vez, su
invitación se dirigía a
uno de éstos:
"Sígueme"
Jesús ya había dirigido esta palabra a Andrés, a
Pedro, a Santiago y a Juan a orillas del lago.
Hizo la misma invitación, de otra manera, a Pablo en el camino de
Damasco.
Madre Teresa y Juan Pablo II
Igino Giordani
Don Pino Puglisi – Asesinado por la
mafia.
Pero Jesús no terminó allí. A lo largo de
los siglos siguió llamando a hombres y
mujeres de todo pueblo y nación. Y lo
hace también hoy: pasa por nuestra vida,
nos encuentra en diferentes lugares y de
diversas maneras, y nos hace sentir
nuevamente su invitación a seguirlo. Beata Chiara Luce Badano
Nos propone estar con Él porque quiere instaurar una relación
personal, y al mismo tiempo nos invita a colaborar en el gran
designio de una humanidad nueva.
No repara en nuestras debilidades, en nuestros
pecados y en nuestras miserias. Nos ama y nos elige
tal como somos.
Su amor nos transformará y nos dará la fuerza
para responderle y el coraje para seguirlo como
hizo Mateo.
Para cada uno de nosotros tiene un amor, un proyecto de vida, un llamado
particular. Lo advertimos en el corazón a través de una inspiración del
Espíritu Santo o de determinadas circunstancias, de un consejo o indicación
de quien nos quiere...
A pesar de manifestarse de las maneras más diversas,
suena la misma palabra:
"Sígueme"
Recuerdo cuando yo advertí el llamado de Dios.
Era una helada mañana de invierno en la ciudad de Trento.
Mi madre le pidió a mi
hermana menor que
fuera a buscar la leche
a dos kilómetros de
casa, pero hacía mucho
frío y ella no quería
hacerlo. También mi
otra hermana dijo que
no. Fue entonces que yo
me ofrecí: “Voy yo,
mamá”, y tomé la
botella.
Salí de casa y a mitad de camino aconteció algo particular: tuve la
impresión de que el Cielo se abría y que Dios me invitaba a
seguirlo. “Entrégate toda a mí”, resonó en mi corazón.
Era un llamado explícito
al que quería responder
enseguida.
Lo conversé con mi
confesor y me autorizó
a entregarme a Dios
para siempre.
Era el 7 de diciembre
de 1943.
Nunca podré describir lo
que ese día pasó en mi
corazón: había
desposado a Dios.
Podía esperarlo todo de
Él.
"Sígueme"
Esta palabra no se refiere sólo al momento determinante de la
opción de nuestra vida, sino que Jesús sigue pronunciándola
cada día.
“Sígueme” parece sugerirnos frente a los más simples deberes
cotidianos; “sígueme” en la dificultad que hay que abrazar, en la
tentación por superar, en el servicio por realizar...
¿Cómo responder concretamente?
Haciendo lo que Dios quiere de nosotros en el presente, que
cuenta siempre con una gracia particular.
Este será el compromiso de este mes: entregarse a la voluntad de Dios
con decisión; entregarse al hermano y a la hermana, a los que debemos
amar en el trabajo, en el estudio, en la oración, en el descanso, en las
actividades a las que nos debemos.
Aprender a escuchar en la profundidad del corazón la voz de
Dios que habla a través de la conciencia: nos dirá lo que quiere
de nosotros en cada momento, siempre dispuestos a sacrificarnos
para llevarlo a cabo.
“Permítenos amarte, Señor, no solamente cada día más,
porque podrían ser demasiados pocos los días que nos quedan;
permítenos amarte en cada instante presente con todo el
corazón, el alma y las fuerzas en lo que es tu voluntad”.
Este es el mejor camino para seguir a Jesús.
"Sígueme"
“Palabra de Vida”, publicación mensual del Movimiento de los Focolares.
Texto de Chiara Lubich publicado en junio 2005.
Gráfica Anna Lollo en colaboración con don Placido D’Omina (Sicilia, Italia)
Este comentario de la Palabra de Vida es traducido en 96 lenguas e idiomas
y distribuido a varios millones de personas en todo el mundo
impreso, por radio, TV e Internet
Más información: www.focolare.org
Este PPS, en diversas lenguas, es publicado en www.santuariosancalogero.org
Traducido por Revista Ciudad Nueva: www.ciudadnueva.org.ar