Download II Domingo de Adviento, Ciclo C. San Lucas 3, 1-6

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Preparad
el
camino
del
Señor
Ciclo C
Estamos en Adviento, que significa “venida”; pero en el
sentido de Preparación. El domingo pasado se insistía
más en la preparación para la venida definitiva de Dios,
en la muerte o en el juicio final.
Hoy pensamos en un
hecho pasado,
sencillo y grandioso
al mismo tiempo,
como fue el
nacimiento de Jesús.
Un hecho, que,
aunque es pasado,
sigue actual, porque
Jesús viene
constantemente y
quiere venir en la
Navidad a nuestro
corazón.
Para vivir más espiritualmente la Navidad, debemos
prepararnos. Hay muchos que preparan la navidad en
el sentido material, dejándose llevar de la propaganda
comercial. Pero la Navidad debe ser un recuerdo vivo,
porque Jesús quiere venir de una manera más plena a
nosotros.
La Iglesia nos
presenta todos
los años en este
2ª y el tercer
domingo de
Adviento la figura
de san Juan
Bautista
preparando
espiritualmente la
llegada del
Salvador.
San Juan se
fija en la idea
que ya había
expresado el
profeta Isaías,
cuando
anunciaba la
salida del
destierro para
ir a la tierra
de promisión.
Ya no eran esclavos. Ahora debían ir como los príncipes
o generales que por delante mandaban escuadrones de
soldados para preparar el camino. Así lo dice hoy el
evangelista san Lucas (3, 1-6):
En el año quince del reinado del emperador Tiberio,
siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes
virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y
Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo
sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de
Dios sobre Juan, Hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un
bautismo de conversión para perdón de los pecados,
como está escrito en el libro de los oráculos del profeta
Isaías:
"Una voz grita en el desierto: preparad el camino del
Señor, allanad sus senderos; elévense los valles,
desciendan los montes y colinas; que lo torcido se
enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la
salvación de Dios".
San Lucas, que escribe un
poco más técnicamente su
evangelio, quiere encuadrar la
figura de Jesús en un marco
histórico. Para ello ahora
encuadra la figura de Juan
Bautista.
Va diciendo
quiénes eran
los
gobernantes
en Judea, en
Galilea, en
Roma.
Nuestra religión no
es algo que está en
el aire, sino es
histórica de
verdad. Jesús vivió
en un tiempo
determinado y una
región
determinada. El
Adviento revive y
actualiza esa
venida histórica de
Jesús, para la cual
nos invita a
prepararnos en el
espíritu.
Nos dice que vino sobre Juan la palabra de Dios en el
desierto.
Esto significa que era
un hombre disponible a
la palabra de Dios,
porque estaba
desprendido de las
cosas materiales. Si
nosotros estamos
atados a los atractivos
materiales de este
mundo, es muy difícil
que podamos acoger
con paz la palabra de
Dios que nos ha de
salvar, la que hoy se
nos da.
Y como entonces, hoy
también nos prepara
san Juan Bautista, que
es el hombre entregado
con su palabra a la
Palabra, que era Jesús.
San Juan se había
preparado en el
desierto, de forma
austera. Y ahora ya
podía decir como el
profeta Isaías, que era
“la voz que clama en el
desierto”.
Automático
Preparen los
caminos del
Señor,
allanen sus
senderos,
Y todos verán
Hacer CLICK
Dice el evangelio que Juan Bautista “recorrió toda la
comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados”. Todos necesitamos
convertirnos, que es cambiar de mentalidad en muchas
cosas.
Para muchos convertirse es cambiar su actitud ante la
Navidad. Hay gente que la navidad la entiende sólo como
luces, comidas, felicitaciones, regalos. Se quedan en la
fachada exterior.
La Navidad
es sobre todo
Jesús que
quiere venir
más
íntimamente
a nuestro
corazón.
Para lograr esa
conversión, san Juan
recuerda lo que
había dicho el
profeta Isaías sobre
el arreglar el camino
para ir como
triunfadores a la
patria. Esto es lo que
tenemos que hacer
en nuestra vida
espiritual para
preparar dignamente
el encuentro con el
Señor.
El ejemplo de preparar el camino es lo que sucedía
cuando el emperador u otra persona muy importante
quería ir a cierto lugar para el que no había casi camino.
Mandaban tropas y gentes a prepararlo. Si había algún
montecito, se quitaba; se rellenaban valles y los
senderos torcidos se enderezaban.
Esto es lo que
nos dice hoy
san Juan para
preparar
dignamente
nuestro
corazón a la
venida del
Señor:
Será todo valle rellenado
Automático
Serán
nivelados
los caminos
escabrosos;
Hacer CLICK
Para preparar el camino del corazón, la Iglesia nos
presenta cuatro trabajos que debían realizar los que
preparaban el camino externo para el emperador y que
san Juan lo especifica: “elévense los valles,
desciendan
los montes
y colinas;
que lo
torcido se
enderece,
lo
escabroso
se iguale.”
1. Debemos poner
muchas cosas o virtudes
que nos faltan. Cuando
en la misa se dice:
“levantemos el corazón”,
es que nuestro corazón
debe llenarse de la
verdadera alegría, que va
unida con la paz y la
esperanza. Los valles a
rellenar son las grandes
faltas, desconfianzas y
depresiones.
2. Y debemos
quitar de
nosotros
montes de
egoísmo,
autosuficiencia,
envidias, odios
quizá.
Y también la soberbia, el orgullo y la prepotencia.
Cuanto más nos examinemos, veremos
montañitas que estorban la verdadera venida de
Jesús a nuestro corazón.
3. Debemos
enderezar muchas
cosas torcidas, como
son los pecados en
general, los vicios y
malas pasiones.
Especialmente las
mentiras en muchos
terrenos: en la
política, en el trabajo,
en la vida corriente.
Hay que ser sinceros con Dios y con el prójimo.
4. Y lo escabroso se iguale. Tenemos mucho escabroso
en el corazón en nuestras relaciones sociales y
familiares. Todo ello es producto del egoísmo material
que mata el verdadero amor:
el que debe
reinar en
una familia
que se
prepara para
la Navidad.
Todo esto es lo que quería significar aquel grito del
santo Precursor, cuando decía: Preparad los caminos
del Señor, haced rectos sus senderos”.
Automático
haced rectos
sus senderos.
Hacer CLICK
Todos estos arreglos
que hay que hacer en
nuestro camino
pueden ser de tipo
personal o social. En
el sentido sociológico
igualar el camino es
procurar que no haya
tanta diferencia entre
los que están “arriba”
y los que están
“abajo”. En la Navidad
se suele tender a quitar
algo, pero hay
demasiadas injusticias.
Este sentido de allanar el camino aparece también en la
primera lectura, que es del profeta Baruc. Éste era un
profeta, que era secretario del gran profeta Jeremías,
que vivió unos 500 años antes de Jesucristo. Pero dicen
los entendidos que este libro está escrito unos 150 años
antes de Jesucristo.
Así que un anónimo,
inspirado por Dios, usó
el nombre de Baruc para
que leyesen mejor su
mensaje.
Baruc 5, 1-9
Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción y viste
las galas perpetuas de la gloria que Dios te da; envuélvete en
el manto de la justicia de Dios y ponte a la cabeza la diadema
de la gloria perpetua, porque Dios mostrará tu esplendor a
cuantos viven bajo el cielo. Dios te dará un nombre para
siempre: "Paz en la justicia, Gloria en la piedad".
Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia oriente y
contempla a tus hijos, reunidos de oriente a occidente, a la
voz del Espíritu, gozosos, porque Dios se acuerda de ti. A pie
se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios te los
traerá con gloria, como llevados en carroza real.
Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados, a
todas las colinas encumbradas, ha mandado que se llenen los
barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con
seguridad, guiado por la gloria de Dios; ha mandado al
bosque y a los árboles fragantes hacer sombra a Israel.
Porque Dios guiará a Israel entre fiestas, a la luz de su gloria,
con su justicia y su misericordia.
Eran tiempos dificultosos para el pueblo de
Israel; pero se sentía que ya venía la salvación
por parte de Dios. Por esto el profeta anuncia
que el pueblo volverá como en carroza real.
Eso
significaba
que el
camino
debía
estar
arreglado
como para
una
carroza.
Eran palabras de
esperanza y de
alegría por la
liberación. Palabras
que se aplican a
nosotros, porque
Dios viene a
salvarnos. Dios
quiere que salgamos
del destierro para
recibirle en libertad
de espíritu.
Al fin todo
encuentro con
Dios es un signo
del amor de Dios,
que quiere nuestra
correspondencia
de amor.
Todo el allanar el camino, levantar valles y bajar
colinas, debe ser un acto continuado de amor.
Hoy a nosotros se
nos dice: “Ponte en
pie”. Es un acto de
fortaleza, que es un
don del Espíritu
cuando va unida a la
fe y el amor. Vayamos
con entusiasmo al
encuentro del Señor,
quitando los
obstáculos que
puedan entorpecerlo.
Sintamos en nuestro corazón las palabras que
el profeta decía para Jerusalén.
Ponte ya de pie que ha llegado tu luz,
sobre ti la gloria del Señor.
Automático
que tu corazón salte de alegría.
Mira allá a tus hijos que vuelven a ti,
y a tus hijas llevadas en brazos.
canta y danza para Dios.
Que la Virgen
María, que fue la
que mejor se
preparó para la
venida del Señor,
interceda por
nuestra
preparación.
AMÉN