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El Papa Francisco viajó a la isla italiana de Lampedusa, punto de llegada desde hace años
de multitud de inmigrantes y en cuyas aguas encontraron la muerte decenas de ellos.
“Inmigrantes muertos en el mar, por esas barcas que, en lugar de haber sido una vía de
esperanza, fueron una vía de muerte”….
Se calcula que en los últimos 20 años han perdido la vida unas 25.000 personas intentando
llegar a Europa a través de Lampedusa en pequeñas embarcaciones.
Los inmigrantes que sobreviven a la durísima travesía y consiguen alcanzar Lampedusa
van a parar a un centro de acogida, donde pueden estar hasta 18 meses internados.
En las últimas semanas han llegado a las costas del sur de Italia más de un millar de
inmigrantes irregulares.
El Pontífice salió del aeropuerto romano de Ciampino a las 8,00 ,día 8 de julio,y llegó
a la isla a las 9.15, donde fue recibido por el arzobispo de Agrigento, monseñor
Francesco Montenegro, y por la alcaldesa, Giuseppina Nicolini.
Tras los saludos, el Papa, a bordo de un jeep prestado por un vecino de la isla. se desplazó
hasta la Cala Pisana y desde allí se dirigió en barco, acompañado por 120 barcos de pesca
de la isla, hacia el muelle Favarolo, donde desembarcan los miles de inmigrantes que cada
año son rescatados en el mar.
El barco atracó en el puerto Punta Favarolo, donde le esperaban un reducido grupo
de autoridades locales, ya que el Pontífice pidió que esta visita fuese discreta y
sobria.
Antes del encuentro con los inmigrante irregulares, el papa Bergoglio lanzó
una corona en el mar de Lampedusa, en memoria de los inmigrantes irregulares que
perdieron la vida.
El Papa saludó personalmente a cada uno de ellos y a continuación se desplazó al
cercano campo de deportes “Arena”, donde a las 10.30 celebró la santa misa.
Francisco, que estrechó las manos de los inmigrantes irregulares, musulmanes y
cristianos, en su mayoría, llegados en los últimos días en viejas barcazas a la isla
conocida como la "puerta de Europa", agregó que estaba allí para recordar a los
fallecidos, para orar con ellos y para mostrarle su cercanía.
El formulario de la misa fue "Por el perdón de los pecados”, previsto por el Misal
Romano entre las Misas para las necesidades particulares. Los textos de la Liturgia de la
Palabra (el relato de Caín y Abel, la matanza de los inocentes, el salmo “miserere”)
subrayan el aspecto penitencial de la Liturgia.
Para la celebración eucarística, el altar fue construido con una de las barcazas usadas
por los inmigrantes para alcanzar la isla. El báculo y el cáliz que utilizó el Papa fueron
realizados con los trozos de madera de las barcas de los inmigrantes llegados a la isla.
Ambos obra de un artesano de Lampedusa que ayudó durante las emergencias a los
emigrantes.
En la homilía el Papa dijo:
“Inmigrantes muertos en el mar, por esas barcas que, en lugar de haber sido una vía de
esperanza, han sido una vía de muerte. Así decía el titular del periódico.
Desde que, hace algunas semanas, supe esta noticia, desgraciadamente tantas veces
repetida, mi pensamiento ha vuelto sobre ella continuamente, como a una espina en el
corazón que causa dolor. Y entonces sentí que tenía que venir hoy aquí a rezar, a
realizar un gesto de cercanía, pero también a despertar nuestras conciencias para que
lo que ha sucedido no se repita. Que no se repita, por favor”.
“Escuché, recientemente, a uno de estos hermanos. Antes de llegar aquí han pasado
por las manos de los traficantes, aquellos que se aprovechan de la pobreza de los
otros, esas personas para las que la pobreza de los otros es una fuente de lucro.
¡Cuánto sufrieron! Y algunos no han conseguido llegar”.
“….vemos al hermano medio muerto al borde del camino, quizás pensamos “pobrecito”,
y seguimos nuestro camino, no nos compete; y con eso nos quedamos tranquilos, nos
sentimos en paz”
“Pidamos un corazón que acoja a los inmigrantes. Dios nos juzgará según hayamos
tratado a los más necesitados.
“Señor, en esta liturgia, que es una liturgia de penitencia, pedimos perdón por la
indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas, te pedimos, Padre, perdón por quien se ha
acomodado y se ha cerrado en su propio bienestar que anestesia el corazón, te pedimos
perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado situaciones que
llevan a estos dramas”
El Papa agradeció a los habitantes y a las autoridades de Lampedusa su solidaridad
con los inmigrantes y, entre ellos, saludó a los musulmanes que hoy comienzan el
ayuno del Ramadán, diciendo:
“La Iglesia está a su lado en la búsqueda de una vida más digna para ustedes y para
sus familias”
Para la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, la visita del Papa es "un gesto que
cambiará la Historia, pues Europa con sus políticas de inmigración hasta ahora ha
evitado deliberadamente el problema y ha mirado para otro lado para no ver la
inmensa tragedia de los viajes de la esperanza a través del Mediterráneo. Ahora no
podrá desviar la mirada".