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Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de
ternura. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no
comprendes. ¿Te gustan? Sí amas, sí comprendes.
El que las inventó sí amaba, sí comprendía. Son, en
definitiva, un poema de amor; sólo quien ama a María lo
entiende. Dile a los enamorados que son aburridos
porque repiten con frecuencia frases de amor.
Padre Mariano de Blas L.C
Arca de la alianza
El Arca antigua de la Alianza era respetada fuertemente
por los judíos, por una razón; encerraba las dos tablas de los
mandamientos que Dios había revelado a Moisés. María
encerró no las tablas de los mandamientos sino a Dios
mismo, el autor de la Antigua y de la Nueva Alianza. De ahí
que la veneración hacia Ella se alarga y se eleva casi hasta el
infinito.
Rezar las letanías con devoción es como ir llenando un
cántaro, el de nuestro corazón, de más amor, alegría y
admiración. Al final, el cántaro se ha llenado de todas esas
hermosas realidades. ¡Qué diferencia de los que las rezan sin
amor, distraídos! Su cántaro se llena de nada.
Puerta del cielo
Si el cielo es la felicidad eterna, el lugar donde reside Dios
y donde estamos destinados a vivir felices por toda la
eternidad, la puerta de entrada es muy importante. Resulta
que la puerta se llama María. Al cielo se entra por María.
Quien ama a María, quien le tiene gran devoción, tiene el
boleto asegurado y la puerta abierta para entrar.
Su sí a Dios abrió la puerta que estaba cerrada. Ella nos
abrirá la puerta de la felicidad eterna; nos dará un abrazo
cariñoso. y nos presentará a Jesús y al Padre. ¡Cuanta ilusión
me da el pensar en ese momento!
A medida que conocemos a la Virgen, nos vamos
enterando de su gran importancia en esta vida y en la otra
vida. María nos es completamente necesaria e indispensable.
Y los que opinan de otra manera, muy su opinión, que
respetamos, pero andan muy equivocados.
Abrir la puerta, y encontrarnos con María Santísima es el
comienzo del cielo, su preludio, el inicio del éxtasis eterno
que comienza...pero no terminará jamás...
PORTUGAL, EN UN PUEBLITO DE
FÁTIMA, 1917.
APARICIONES DE LA SANTÍSIMA
VIRGEN A TRES PASTORCITOS
Tercera aparición de la Virgen de Fátima:
13 de Julio:
Lucía formuló la acostumbrada pregunta:
-¿Qué queréis de mí?
-Quiero –respondió- …
…que no faltéis el día 13 del mes que viene y que
recéis todos los días el Rosario en honor a la Virgen,
a fin de alcanzar la tan anhelada terminación de la
guerra, porque solamente la Virgen puede venir en
nuestro auxilio.
Prosiguió la Señora:
-Sacrificáos por los pecadores y decid con
frecuencia, especialmente al hacer algún sacrificio:
“Oh Jesús, lo hago por tu amor, por la conversión
de los pecadores y en reparación de las injurias
cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.”
La virgen les permitió ver por un instante el
infierno y les dijo con triste amabilidad:
-Habéis visto el infierno, donde van a parar las
almas de los pobres pecadores. Para salvarlos
quiere el Señor establecer en el mundo la devoción
de mi Corazón Inmaculado…
-He venido a pedir la consagración del mundo a
mi Corazón Inmaculado y la Comunión reparadora
los primeros sábados de cada mes…
-Cuando recéis el Rosario –continuó- decid
después de cada misterio:
“¡Oh Jesús mío! perdona nuestros pecados,
líbranos del fuego del infierno; lleva al cielo todas las
almas, especialmente a las más necesitadas de tu
misericordia”
CONSEJOS DE UN SANTO:
JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
“FORJA”
“Aquella madre -santamente apasionada, como todas las madres- a su
hijo pequeño le llamaba: su príncipe, su rey, su tesoro, su sol.
Yo pensé en ti. Y entendí -¿qué padre no lleva en las entrañas algo
maternal?- que no era ponderación el decir de la madre buena: tú... eres
más que un tesoro, vales más que el sol; ¡toda la Sangre de Cristo!
¿Cómo no voy a tomar tu alma -oro puro- para meterla en forja, y
trabajarla con el fuego y el martillo, hasta hacer de ese oro nativo una
joya espléndida que ofrecer a mi Dios, a tu Dios?”
527 Hay que amar a la Santísima Virgen: nunca la
amaremos bastante!
- ¡Quiérela mucho! -Que no te baste colocar
imágenes suyas, y saludarlas, y decir jaculatorias,
sino que sepas ofrecer -en tu vida llena de
reciedumbre- algún pequeño sacrificio cada día, para
manifestarle tu amor, y el que queremos que le
profese la humanidad entera.
FLORES PARA MARIA:
Al inicio del día, conságrate a María:
Apenas comienza el día, conságrate a su
Sacratísimo Corazón, ofrécele el día, todos tus
trabajos, penas y alegrías…
CONSAGRACIÓN A MARÍA
¡Oh señora mía! ¡Oh madre mía! Yo me ofrezco
enteramente a ti, y en prueba de mi filial afecto, te
consagro en este día, y pasa siempre, mis ojos,
mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra
todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, ¡oh madre de
bondad!, guárdame y defiéndeme como cosa y
posesión tuya. Amén.
Rezo del Angelus a las 12:00 del día.
Nos recuerda la anunciación y la encarnación del
Hijo de Dios. Momento culminante en la historia de
nuestra salvación. Feliz momento en que, por
designio del amor del Padre por el poder del
Espíritu Sano y la aceptación de María, el Hijo de
Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
El Santo Rosario:
El nombre del Rosario en la lengua castellana
proviene del conjunto de oraciones, a modo de
rosas. Rosas blancas de serenidad y pureza,
rosas rojas de sufrimiento y amor.
Rézalo a la hora que te resulte más apropiada.
Si te es posible, invita a participar a tu familia.
Recuerda que la familia que reza unida,
permanece unida y la bendice Dios.
Tres Aves Marías al acostarte.
¿Porqué tres? Para honrar a la Santísima
Trinidad.
La primera: para darle gracias por los favores
recibidos durante el día.
La segunda: para pedir perdón si hemos obrado
mal.
La tercera: para pedir ayuda, poniendo en sus
manos la vida misma, para que se digne
cubrirnos con su manto de madre amorosa y
haga que nos bendiga e Padre, el Hijo y e
Espíritu Santo.
Diálogo con tu Madre celestial.
Esta bellísima flor, de fragancia especial y única,
en la que, cada que así tu corazón lo desee, te
dirijas a tu Madre, como un hijo que se siente
amado, que necesita manifestar su amor.
FRUTOS QUE SURGEN DE
LA CARIDAD.
“La virtud no teme la luz, antes desea siempre venir a
ella.”
Fray Luís de León
La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la
persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas
sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo
busca y lo elige a través de acciones concretas.
Las Virtudes
En el Bautismo Dios infunde en el alma, sin ningún
mérito nuestro, las virtudes.
Para facilitar el ejercicio más perfecto de éstas, el
cristiano cuenta con los dones del Espíritu Santo. Las
virtudes infusas son: teologales y morales.
VIRTUDES TEOLOGALES:
Fe
Esperanza
Caridad.
VIRTUDES MORALES:
(llamadas también virtudes humanas o cardinales)
Prudencia
Justicia
Fortaleza
Templanza.
FORTALEZA: Es la virtud que asegura en las
dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda
del bien. Reafirma la resolución de resistir a las
tentaciones y de superar los obstáculos en la vida
moral.
711 Fomenta tus cualidades nobles, humanas. Pueden ser
el comienzo del edificio de tu santificación. A la vez recuerda
que –como ya te he dicho en otra ocasión- en el servicio de
Dios hay que quemarlo todo, hasta el “qué dirán”, hasta eso
que llaman reputación, si es necesario.
San Josemaría Escrivá de Balaguer. Forja.
MÁS PIROPOS A MARÍA:
Letanía mariana desde Puebla
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Madre Inmaculada de Dios y de los hombres.
(Ruega por nosotros)
Madre de la Iglesia.
Madre de la familia eclesial.
Signo de rostro maternal y misericordioso.
Modelo extraordinario de la Iglesia.
Madre fiel siempre presente.
Madre presente en la Iglesia Católica.
Madre amantísima venerada con piedad filial.
Madre que con cuidado velas por la vida y plenitud de tus
hijos.
Cercanía del Padre y de Cristo.
Presencia femenina en la Iglesia.
Presencia sacramental de los rasgos maternales de Dios.
Poderosa intercesora.
Intercesora de la verdadera libertad que viene de Cristo.
Admirable y fecunda intercesora de la presencia del Espíritu
Santo.
La más alta realización del Evangelio.
Discípula perfecta que te abres a la Palabra.
Resplandor de la fe.
Madre Creyente.
Motivo de alegría
Fuente de inspiración.
Sierva del Señor.
Corazón tan amplio como el mundo.
Estrella de la Evangelización.
Presurosa anunciadora de la Alegre Nueva.
Invitante a la comunión.
Voz de unión entre los hombres y los pueblos.
Pedagoga del Evangelio.
Madre educadora de la fe.
María testigo de la fecundidad de la virginidad, don del
Espíritu.
Acompañante en esta peregrinación de paz.
Fiel compañera de Jesús en todos los caminos.
Íntima colaboradora de la obra de Cristo.
Protagonista de la historia.
Devoción de la genuina piedad de la Iglesia.
Señora de Guadalupe, Patrona de América Latina.
María de Guadalupe, en cuyo rostro mestizo
se refleja luminosamente la identidad
de América Latina.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Fuente: mercaba.org
SERENATA A LA VIRGEN
El que canta ora dos veces, decía San Agustín.
El canto es el afecto del corazón hecho música.
Una hermosa manifestación hacia el ser amado…
demos, pues, una serenata especial a nuestra Madre
Celestial.
MARÍA DE MI NIÑEZ
Cuando era pequeño, muy pequeño,
recuerdo que siempre junto a mi cama,
juntaba las manos y de prisa rezaba,
más rezaba como quien amaba.
Las aves marías yo rezaba,
y siempre ponía unas palabras,
a veces cansado me quedaba dormido,
más dormía como quien amaba.
Ave María, de mi Señor,
el tiempo pasa y no vuelve atrás,
siento nostalgia de aquéllos días
cuando dormía pensando en Ti.
Ave María, Madre de Dios
Ave María, Madre de Dios
Después fui creciendo, fui creciendo,
dejé en el olvido mis oraciones.
Llegaba a mi casa disgustado y cansado
y de hablarte nunca me acordaba.
Anduve dudando, hoy me acuerdo,
de cosas divinas que me enseñabas,
en mí estaba muerto aquel niño inocente,
mis caminos de Ti se alejaban.
Ave María, de mi Señor,
el tiempo pasa y no vuelve atrás,
siento nostalgia de aquéllos días
cuando dormía pensando en Ti.
Ave María, Madre de Dios
Ave María, Madre de Dios.