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VIRGEN MARÍA: MADRE DE DIOS Nombre: María José Peña Curso: 2º Medio B Profesor: Marco Labarca MARÍA : MADRE DE DIOS La Virgen María es una sola, la Madre de Dios, que conocemos por el Evangelio y la fe de la Iglesia. El Dogma fundamental de María es Madre de Dios: A este dogma fundamental, que se refiere a la misión de María, están vinculados los otros tres dogmas: María es inmaculada en su Concepción, María es siempre virgen, María es asunta a los cielos. Decir que María es Madre de Dios no significa afirmar que la divinidad tenga su principio en María. Significa, sencillamente, que si María es la madre de Jesucristo, y Jesucristo es verdadero Dios, con toda verdad se puede afirmar que María es la Madre de Dios. La Devoción a la Virgen llegó a Chile con la llegada de los primeros españoles. Del hecho de ser Madre de Dios es que la dignidad de María excede con mucho a la de toda otra criatura. La dignidad de una criatura es tanto mayor cuanto más cerca se halle de Dios. Y María es la criatura que más cerca ha estado de Dios, al haber nacido de ella el Verbo de Dios. María "fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen durante el embarazo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen siempre" (San Agustín, citado en CEC 510). La virginidad antes del parto señala que Cristo fue concebido virginalmente, es decir, sin obra de varón, sino que por obra del Espíritu Santo. El dogma excluye la participación de varón en la generación de Jesús, señalando que es obra del Espíritu Santo, no como padre procreador sino como fuerza divina que realiza en María la concepción virginal de Jesús. La virginidad en el parto, afirma que María dio a luz sin perder la integridad corporal, esto es signo externo de algo mucho más profundo: su total consagración a Dios, quien obra maravillas en Ella. La virginidad de María es un milagro que supera nuestra comprensión humana. La virginidad después del parto, afirma que María no tuvo más hijos después de Jesús y que consagra su cuerpo totalmente al Señor. Para que María pudiera responder plenamente a su vocación, era necesario que ella estuviera totalmente poseída por la gracia de Dios; de ahí que el ángel la llame "llena de gracia“. VIRGEN MARÌA Y SU PRESENCIA EN LA LITURGIA El motivo principal de la nueva teología mariana en sus relaciones con la liturgia es la representación de la Virgen María como modelo de la Iglesia en el ejercicio del culto divino. De esta manera la figura de la Virgen aparece en el centro de una obligada recuperación de la conciencia de que nuestra participación en la celebración de los santos misterios debe estar impregnada de fe, esperanza y caridad. La relación de la Virgen María y la liturgia debe existir una nota de equilibrio en la devoción a la santísima Virgen, ya que, también en este campo incumbe a la liturgia la tarea de ser fuente y culmen. Se ha hablado del culto de veneración que debe dársele a la Virgen como Madre de Dios, pero sin explicar el cómo y por qué debe ocurrir esto en la liturgia. Esta reflexión se ha hecho a partir de los principios teológicos propuestos por el Concilio Vaticano II. En la celebración de este círculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con lazo indisoluble a la obra salvífica del su Hijo. María creció admirablemente en la veneración y en el amor, en la invocación e imitación, según palabras proféticas de ella misma: "Me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque hizo en mí cosas grandes el que es poderoso" (Lc., 1,48). Pues las diversas formas de la piedad hacia la Madre de Dios, que la Iglesia ha aprobado dentro de los límites de la doctrina santa y ortodoxa, según las condiciones de los tiempos y lugares y según la índole y modo de ser de los fieles, hacen que, mientras se honra a la Madre, el Hijo, por razón del cual son todas las cosas y en quien tuvo a bien el Padre que morase toda la plenitud. En la liturgia vemos como la Virgen María aparece como ejemplo para la Iglesia, en primer lugar, como Virgen oyente: modelo para la Iglesia que medita, escucha, acoge, vive y proclama aquella palabra que se encarnó en María. En segundo lugar la Virgen María aparece como Virgen orante, en Ella se puede visualizar su actitud orante, por aquellos sentimientos que el Espíritu Santo suscitaba en su corazón y que coinciden con las grandes dimensiones de la oración eclesial, la cual alcanza su punto más alto en la plegaria eucarística. A estas actitudes hay que añadir la de Virgen oferente en el templo de Jerusalén y en el Calvario, experiencia que tiene un aspecto activo (María ofrece) y otro pasivo (María se ofrece), lo cual es ejemplo para la Iglesia en la eucaristía y el la oración. María aparece como Virgen Madre, es modelo de aquella cooperación activa con la cual también la Iglesia colabora mediante la predicación y los sacramentos a transmitir a los hombres la vida nueva del Espíritu. se puede decir que toda celebración litúrgica debe ser implícitamente mariana, en cuanto debe ser celebrada por la Iglesia con aquellos sentimientos que tuvo la Virgen María. CULTO A LA VIRGEN MARÌA María fue y es el camino elegido por el Señor para venir a los hombres, luego, los hombres deben llegar a Cristo por este mismo camino. Una prueba de ello es el "Mes de María": los fieles acuden a alabar a la Madre de Dios, y como nunca en el año se confiesan y participan de la Eucaristía, es decir, se acercan a Jesús. El que conoce a María, y la ama, se esfuerza por conocer y amar a Jesús. María es entonces nuestra gran intercesora o mediadora ante su hijo Jesús. Es lo que decimos en el Ave María: "ruega por nosotros, pecadores,...". La mediación de María está íntimamente unida a su maternidad; es una mediación materna. Esta mediación es un don dado a María por su particular colaboración en la Redención. Si la mediación de María se anunciaba ya en la visitación a Isabel y en las bodas de Caná, fue proclamada definitivamente en la cruz. ADVOCACIONES MARIANAS: De norte a sur, nuestro país está marcado por la devoción mariana, que se expresa en los distintos santuarios a los que acuden los peregrinos y las variadas advocaciones con que María es venerada por el pueblo católico: Virgen del Carmen; Virgen de la Merced; Virgen del Rosario; La inmaculada Concepciòn; Marìa Auxiliadora; La Virgen de la Candelaria. La solicitud materna de María por sus hijos se ha manifestado también a lo largo de los siglos por medio de diversas apariciones, en las cuales entrega a los hombres un mensaje exhortándolos a la conversión. Una forma particular y eficaz que han tenido los hijos de María de manifestarle su amor y colocarse bajo su amparo ha sido la consagración a María. En un cristiano, la consagración fundamental es la del bautismo. En efecto, el día de nuestro bautismo, hemos muerto al pecado para resucitar a la vida de Dios. Toda otra consagración que podamos hacer en nuestra vida, está fundada y es la profundización de esta consagración fundamental. La Consagración a María consiste básicamente "en una entrega total a la Santísima Virgen para pertenecer, por medio de ella, totalmente a Jesucristo". Le entregamos el cuerpo y el alma, los bienes exteriores e interiores.