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ENRIQUECER Y AMPLIAR NUESTROS CONOCIMIENTOS DESDE
EL PUNTO DE VISTA BIBLICO, ESPIRITUAL Y ANTROPOLÓGICO
PARA ENTENDER Y VIVIR LA CUARESMA COMO UN TIEMPO
(LITÚRGICO) PROPUESTO POR LA IGLESIA CATÓLICA PARA QUE
INTERIORICEMOS EL MENSAJE DEL EVANGELIO, CONVIRTAMOS
NUESTRO CORAZÓN A DIOS, Y PARTICIPEMOS CON FE EN
EL MISTERIO PASCUAL DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
 RECUPERAR
 REFLEXIONAR
EL DINAMISMO Y LA
EN TORNO AL AUTÉNTICO
DIMENSIÓN TEOLÓGICA
MENSAJE CRISTIANO; EL
DE LAS PRÁCTICAS
CUAL ES UNA INVITACIÓN
CUARESMALES, LOS
GENEROSA Y DIRECTA DE
CUALES SE HAN IDO
PARTE DE DIOS PARA QUE
PERDIENDO A CAUSA DE
NOS CONVIRTAMOS A ÉL
LA RUTINA, Y LA FALTA
DE TODO CORAZÓN, Y
DE UNA ADECUADA
CREAMOS, Y SIGAMOS A
FORMACIÓN CRISTIANA.
SU HIJO, JESUCRISTO.
 ASUMIR
LAS PRÁCTICAS
CUARESMALES Y
SACRAMENTALES EN
GENERAL, NO COMO UN
SIMPLE RITO REPETITIVO,
SINO COMO UNA
PREPARACIÓN CONTINUA
QUE NOS AYUDE A CRECER
EN LA FE, EL AMOR Y EL
CONOCIMIENTO DE DIOS.
Es el ciclo litúrgico que antecede a la Pascua. La
Cuaresma tiene una duración aproximada de
cuarenta días en los que la Iglesia Católica,
pueblo de Dios, se prepara corporal y
espiritualmente para celebrar y participar con
plenitud en el Misterio Pascual de Nuestro
Señor Jesucristo: (en su Muerte y Resurrección)
La Cuaresma comienza con
el Miércoles de Ceniza, y
culmina el Jueves Santo en
la tarde, poco antes de la
celebración eucarística de la
CENA DEL SEÑOR, en donde
se conmemora la institución
de la Eucaristía, la institución
del Sacerdocio y la institución
del mandamiento del amor.
La práctica de la Cuaresma data aproximadamente del siglo IV d.C.,
y con el paso del tiempo fue adquiriendo el rostro, la estructura y
los signos litúrgicos con que la conocemos y celebramos en la
actualidad. Este conjunto de normas internas (aspecto litúrgico), y
de manifestaciones externas (dimensión vivencial), en la práctica de
la Cuaresma tienen una clara intención cristológica: PROPICIAR
UNA AUTÉNTICA EXPERIENCIA DE FE Y DE ENCUENTRO
PERSONAL CON JESUCRISTO, EL HIJO DE DIOS HECHO HOMBRE.
El color litúrgico para el tiempo de
Cuaresma es el MORADO; el cual
está asociado al luto, la penitencia y
el sacrificio. Y, aun cuando la
Cuaresma nos invita al silencio, la
oración y la austeridad, no obstante,
esto no significa que sea un “tiempo
litúrgico triste”, sino más bien de
meditación y recogimiento espiritual
e interiorización del Evangelio de
salvación anunciado por Jesucristo.
El ciclo litúrgico de la Cuaresma abarca cinco domingos, más
el Domingo de Ramos, para un total de seis domingos.
Durante este tiempo se omiten dentro de la celebración
eucarística el rezo del “Gloria”, y el canto del “Aleluya”. En
cuanto a la liturgia de la palabra es notoria la presencia
de los Profetas, y los temas predominantes giran en torno
al “pecado”, la “penitencia”, el “perdón” y la “conversión”.
La simbología de los 40 días de la Cuaresma
proviene de varias referencias bíblicas:
Los 40 días que duró el
diluvio. Cf. Gn 7, 17
Los 400 (430) años que duró
la esclavitud de Israel en
Egipto. Cf. Éx 12, 41
Los 40 años que peregrinó el
pueblo de Israel por el
desierto. Cf Jos 5, 6
Los 40 días que permaneció
Moisés en la cima del
Monte Sinaí. Cf. Éx 24, 18
Los 40 días que anduvo el
profeta Elías hasta llegar al
Monte Horeb. Cf. 1 Re 19, 8
Los 40 días que permaneció
Jesús en el desierto, luego
de su bautismo. Cf. Mt 4, 2
De lo anterior es factible deducir entonces que LA
CUARESMA ES UN CAMINO de prueba, preparación,
meditación, renovación y conversión para celebrar
dignamente el “misterio de nuestra salvación”, llevado a cabo
en el Misterio Pascual de Jesucristo: Encarnación, Predicación,
Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión. Solo así podemos
hablar de “PASCUA”, es decir, del paso de la muerte a la vida,
de la esclavitud a la libertad de los hijos de Dios. (Cf. Col 2, 13)
1. DIMENSIÓN TEOLÓGICA
2. DIMENSIÓN BIBLICA
3. DIMENSIÓN CATEQUÉTICA
4. DIMENSIÓN SACRAMENTAL
5. DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICA
EMISOR
RECEPTOR
MENSAJE
DIOS
Que se Revela al hombre, y le habla
en su lenguaje humano: “YO SOY
EL SEÑOR TU DIOS”. Cf. Is 41, 13
HOMBRE
Que es capaz de emitir una respuesta
de fe: “HABLA, SEÑOR, QUE TU
SIERVO ESCUCHA”. Cf. 1 S 3, 10
SITUACIÓN
A través de la cual Dios y Hombre
interactúan: “CLAMASTE EN LA
AFLICCIÓN Y TE LIBRÉ…”. Cf. Sal 80, 8
La dimensión teológica de la Cuaresma se
comprende a partir de la premisa (dedución)
de que Dios envuelve y cobija toda nuestra
realidad humana. Es decir, nada subsiste sin su
Voluntad, nada es inmune a su Misericordia,
nada es ajeno a su Providencia, nada queda
oculto a su Sabiduría, y TODO LO REDIME LA
FUERZA Y GRANDEZA DE SU AMOR. Cf. Sal 138
Por consiguiente, la TEOLOGÍA DE LA CUARESMA la podemos
condensar en la siguiente proposición: ES EL TIEMPO QUE DIOS,
PADRE AMOROSO, HA RESERVADO PARA TODOS LOS
QUE ESPERAN EN SU MISERICORDIA. (Cf. Sal 32)
Tiempo de prueba: DIOS NOS CONFORTA
Tiempo de penitencia: DIOS NOS PERDONA
Tiempo de búsqueda: DIOS SE DEJA ENCONTRAR
Tiempo de recogimiento: DIOS NOS ACOMPAÑA
Tiempo de meditación: DIOS NOS HABLA AL CORAZÓN
La dimensión bíblica de la Cuaresma la logramos
comprender a partir de la experiencia del pueblo de
Israel, quien después de vivir la esclavitud y superar
las tribulaciones, aprendió a re-leer y re-interpretar
los acontecimientos de su historia; haciendo de
esa “historia de cautiverio”, una HISTORIA DE
SALVACIÓN: “Me estuvo bien el sufrir, así aprendí
tus justos mandamientos”. Cf. Sal 118, 71
Por consiguiente, la Biblia es el Libro Sagrado que recoge y
narra la experiencia de fe de un pueblo al que Dios liberó de
la esclavitud y del pecado “guiándolo por un DESIERTO
CUARESMAL para purificarlo de todas sus inmundicias e
idolatrías”. (Cf. Ez 36, 24 – 28) A esta misma experiencia
de “desierto cuaresmal” es a la que la Iglesia Católica,
nuevo pueblo de Israel, nos invita cada año para purificarnos
de nuestras faltas y pecados de modo que, renovados
íntegramente participemos en la Pascua de Cristo Resucitado.
La dimensión catequética de la Cuaresma se percibe
especialmente en la Liturgia de la Palabra propia de
este ciclo litúrgico. Así por ejemplo, la catequesis o
enseñanza de los profetas acerca del arrepentimiento
la penitencia, y la conversión son invaluables, ya que no
sólo enseñan al hombre a reconocer su pecado, sino
que además lo educan para que aprenda a buscar el
camino que lo lleva de regreso a Dios. Cf. Joel 2, 12 – 14
Es por eso que la exigencia de que nuestras “prácticas cuaresmales” no se
reduzcan a un culto vacío, al vano ritualismo o a un mero costumbrismo
saltan a la vista en la Liturgia de la Palabra Cuaresmal; en donde queda
en evidencia que lo que DIOS QUIERE ES LA CONVERSIÓN DEL CORAZÓN:
“Este pueblo me
honra con los labios,
pero su CORAZÓN
está lejos de mí”.
Cf. Is 29, 13
“Solo proyectan doblez,
y les seduce la mentira,
pues con la boca
bendicen, pero con el
CORAZÓN maldicen”.
Cf. Sal 61, 5
En los Evangelios
abundan también los
ejemplos y parábolas de
Jesús invitando a sus
discípulos y demás judíos
de la época a practicar el
ayuno, la penitencia,
el arrepentimiento, la
limosna, la oración y
la conversión a Dios.
JESÚS ES TENTADO EN EL DESIERTO
Cf. Lc 4, 1 – 13
JESÚS y la Samaritana
Cf. Jn 4, 1 – 42
JESÚS y Zaqueo
Cf. Lc 19, 1 – 10
JESÚS y la adúltera perdonada
Cf. Jn 8, 1 – 11
El PADRE y el hijo pródigo
Cf. Lc 15, 11 – 32
JESÚS y la limosna de la viuda pobre
Cf. Lc 21, 1 – 4
JESÚS y la pecadora redimida
Cf. Lc 7, 36 – 50
La dimensión sacramental de la Cuaresma es
prácticamente el EJE CENTRAL y de ENGRANAJE
de este ciclo litúrgico con toda nuestra vida,
ya que la Iglesia Católica en la búsqueda de
la conversión de todos sus fieles; invita a los
mismos a frecuentar con mayor fe y devoción
los Sacramentos que Jesús nos dejó como
auxilio para el cuerpo, y sustento del alma.
PASOS PARA RECORRER SACRAMENTAL Y
EXPERIENCIALMENTE EL DESIERTO CUARESMAL
1. Confesión
2. Penitencia
3. Unción
4. Comunión
5. Conversión de Mente y Corazón
La dimensión antropológica (humana) de
la Cuaresma es el punto de partida y de
llegada no sólo del ciclo cuaresmal, sino
de todo el Año Litúrgico, ya que DIOS y
HOMBRE están en el centro de la Historia de
la Salvación: DIOS QUE SALE AL ENCUENTRO
DE LA HUMANIDAD EN EL MISTERIO DE LA
ENCARNACIÓN DE SU HIJO JESUCRISTO.
De ahí que la razón de ser de la ENCARNACIÓN del HIJO de
Dios es la SALVACIÓN del hombre; (Cf. 1 Tim 2, 4) pues, como
dice el mismo Jesús: “Yo he venido para que tengan vida, y
la tengan en abundancia”. (Cf. Jn 10, 10) Y, en otra parte de
la Sagrada Escritura dice: “Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”. (Cf. Jn 14, 6)
Por consiguiente, si la CUARESMA es el camino de
preparación penitencial por donde la humanidad entera
avanza devotamente hacia la Pascua de Cristo Resucitado,
significa entonces que el hombre de ayer, hoy y siempre;
debe esmerarse por alcanzar una verdadera renovación y
conversión de corazón; “hasta que lleguemos todos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado
de hombre perfecto, a la plena madurez de Cristo, el Hombre
perfecto” (Cf. Ef 4, 13), pues ésta es en última instancia la
finalidad del desierto cuaresmal: “enseñarnos a morir con
Cristo para resucitar con Él a una vida nueva”. (Cf. Rom 6, 8)
Es la celebración litúrgica con la que empieza
oficialmente el Tiempo de la Cuaresma. De
ahí que con la imposición de la ceniza los
creyentes emprendemos un camino de
conversión CUYA META ES PARTICIPAR EN
LA PASCUA DE JESUCRISTO RESUCITADO.
Ese “camino de conversión”
es fruto de la invitación con
la que Jesús inaugura su
Ministerio Público de la
Predicación: “El tiempo se
ha cumplido, y el Reino de
Dios está entre vosotros.
Convertíos, y creed en el
Evangelio”. (Cf. Mc 1, 15)
Desde este punto de vista se entiende entonces que
la CONVERSIÓN es un requisito ineludible para que el
hombre pueda reconocer y confesar que Jesús, es
el Mesías, el Ungido de Dios (Cf. Mt 16, 16 – 17),
pues de lo contrario su anuncio de la salvación nos
resultará escandaloso e intolerable. (Cf. Mc 6, 2 – 6)
ES UN DON DE DIOS
Cf. Mt 16, 16 – 17
RENOVACIÓN INTERIOR
Cf. Joel 2, 13
CAMBIO DE MENTALIDAD
Cf. Jn 4, 15. 19. 39
Ahora bien, aunque la CONVERSIÓN es un Don de Dios, no
obstante, para que dicha conversión sea posible y sincera; el
hombre debe cooperar haciéndose consciente y responsable de su
pecado, pues de lo contrario la autosuficiencia humana (pecado
original), intentará prescindir y reemplazar la Gracia santificante
de Dios con el “barniz – fachada” de la auto justificación humana.
Un ejemplo de autosuficiencia:
Un ejemplo de humildad:
El fariseo, de pie, oraba en su
En cambio el publicano,
interior de esta manera: “¡Oh Dios!
manteniéndose a distancia, no se
Te doy gracias porque no soy como
los demás hombres: rapaz, injusto
y adúltero; ni tampoco como ese
publicano. Ayuno dos veces por
atrevía ni siquiera a alzar los ojos
al cielo, sino que se golpeaba el
pecho y decía: “¡Oh Dios! Ten
semana, y doy el diezmo de todas
compasión de mí que soy un
mis ganancias”. (Cf. Lc 18, 11 – 12)
pecador”. (Cf. Lc 18, 13)
En consecuencia, la CENIZA es
tan sólo el signo externo de esa
CONVERSIÓN que debe acontecer
primordialmente en nuestro
interior, o sea, en lo más
íntimo del CORAZÓN. Por eso, al
imponernos la Ceniza, el Sacerdote
nos dice: “Conviértete y cree en
el Evangelio”, (Cf. Mc 1, 15), o
también: “Polvo eres y en polvo
te convertirás”. (Cf. Gn 3, 19)
Con base en lo anterior es
necesario DESMITIFICAR
(aclarar) el significado real de
la Ceniza, ya que en la práctica
anual de este rito cuaresmal
nos topamos con muchísimos
errores ideológicos y fetichistas
que conducen al engaño, y a
una falsa devoción cristiana.
Por consiguiente diremos que…
La CENIZA no es un Sacramento
La CENIZA no sustituye el bautismo
La CENIZA no borra el pecado
La CENIZA no trae buena suerte
La CENIZA no protege del mal
La CENIZA no libra de la tentación
Así pues, para comprender el sentido cristiano de la
imposición de la CENIZA debemos tener claro entonces que
esta práctica abarca también las cinco dimensiones de la
Cuaresma con relación al hombre: (1) Teológica, (2) Bíblica,
(3) Catequética, (4) Sacramental y, (5) Antropológica. Por lo
tanto el significado litúrgico de la Ceniza es estrictamente
PENITENCIAL. A continuación veremos un ejemplo…
Jonás comenzó a atravesar la ciudad y
caminó un día entero proclamando:
“En el plazo de cuarenta días Nínive
será destruida”. Los ninivitas creyeron
en Dios, organizaron un ayuno,
y grandes y pequeños se vistieron
de saco. El anuncio llegó hasta el rey
de Nínive, que se bajó de su trono, se
quitó su manto, se cubrió de saco y
se sentó en la ceniza. (Cf. Jon 3, 4 – 6)
La CENIZA nos confronta con nuestro propio pecado
Cf. Gn 3, 19
La CENIZA nos recuerda nuestra fragilidad humana
Cf. Gn 18, 27
La CENIZA nos invita a la penitencia y la conversión
Cf. Jon 3, 4 – 6
La CENIZA evidencia nuestra ceguera ante Dios
Cf. Jn 9, 6 – 7
Por eso es preciso recordar
siempre que con la imposición
de la ceniza los creyentes nos
comprometemos libremente a
emprender un camino de
CUARESMA
conversión CUYA META ES
PASCUA
“Comerás el pan
LLEGAR A LA PASCUA
“Yo soy la Luz del
totalmente RENOVADOS, pues
mundo, quien me
así como la Cuaresma empieza
sigue no camina
con un llamado al
en tinieblas, sino
ARREPENTIMIENTO, culmina
que tendrá la luz
te convertirás”.
también con una invitación
de la vida”.
Cf. Gn 3, 19
a la ALEGRÍA PASCUAL.
Cf. Jn 8, 12
con el sudor de tu
frente, hasta que
vuelvas al suelo,
porque polvo
eres, y en polvo