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EL ACUERDO DE LONDRES DE 1953
FRIEDEL HÜTZ-ADAMS
Jubileo 2000 Alemania
"los gobiernos de Bélgica, Canadá, Ceilán, Dinamarca, la República Francesa, Grecia, Irán,
Irlanda, Italia, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Pakistán, España, Suiza, Suecia, la Unión de
Sudáfrica, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Los Estados Unidos de América
y Yugoslavia, por una parte y, el gobierno de la República Federal de Alemania, por la otra, con el
deseo de remover los obstáculos a las relaciones económicas normales entre la República Federal
de Alemania y otros países y, de esa manera, efectuar una contribución al desarrollo de una
comunidad próspera de naciones, han acordado lo siguiente..."
(Introducción al Acuerdo de Londres).
A primera vista, podría causar cierta sorpresa el alivio de la deuda alcanzado mediante el Acuerdo
de Londres. Al renunciar a la mayoría de sus pretensiones en contra de la República Federal de
Alemania, (legalmente, el "heir" del régimen Nacional Socialista), los poderes victoriosos de la
Segunda Guerra Mundial ayudaron a un país que, apenas unos pocos años atrás, había atacado y
destruido parcialmente sus propios territorios. Desde una perspectiva realista, sin embargo, este
acuerdo representó no tanto un gesto de reconciliación con un viejo enemigo sino, antes bien, una
decisión política fríamente calculada. Por medio del alivio de la deuda, los países acreedores
buscaban ayudar a la economía y población alemanas a reconstruir su país, estabilizar su
democracia y participar en el comercio mundial. Fueron estas motivaciones políticas las que
condujeron a su renuncia extensiva de reclamaciones no canceladas, una renuncia que, apreciada
desde la perspectiva contemporánea, fue mucho más allá de lo estrictamente necesario.
Adicionalmente existía otra consideración que incrementó el interés de los países acreedores por
aliviar una amplia proporción de las deudas de Alemania: sus demandas a Alemania después de la
Primera Guerra Mundial habían sido una de las razones para la inestabilidad económica de la
República de Weimar, uno de los factores que facilitaron el surgimiento del Nacional Socialismo y
la toma del poder por Hitler.
Antecedentes históricos: el desarrollo de las deudas alemanas entre 1919 y 1933
Después de la Primera Guerra Mundial, mediante el Tratado de Paz de Versalles, se estipuló que el
Imperio Alemán debía proceder a efectuar cuantiosas reparaciones económicas a sus enemigos. La
severidad de estas demandas, efectuadas especialmente por Francia, tuvo como precedente a los
altos pagos que Alemania había conseguido de Francia después de derrotarla en la guerra de 1871.
De esta manera, así como Alemania había usado estos pagos para acelerar su desarrollo industrial,
las potencias victoriosas intentaban entonces usar las reparaciones de Alemania para la
reconstrucción de aquellas áreas que habían sido destruidas durante la guerra.
Francia, cuyos territorios del norte habían sufrido el mayor daño entre todas las naciones
combatientes, demandó altos pagos y se le concedió el 52% de las reparaciones (Inglaterra recibió
el 22%, Italia el 10%, Bélgica el 8%. Otros pagos se dirigieron a países como Serbia, Japón y
Estados Unidos). Por otra parte los franceses aspiraban a que las cuantiosas reparaciones
debilitasen permanentemente a Alemania y, de esa manera, le impidiesen que inicie una guerra de
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retaleación. Por aquel entonces se estaba negociando una suma que alcanzó los 226 mil millones de
marcos en oro (Kolb 1984: 44).
Los pagos propuestos se encontraron con un masiva crítica incluso por parte de los participantes no
alemanes de las negociaciones. El economista británico John Maynard Keynes demandó
infructuosamente una reducción de los pagos: inmediatamente después de la ratificación del
Tratado de Versalles, Keynes predijo que tal acuerdo contenía la semilla para una nueva guerra en
tanto presionaba a Alemania con obligaciones que no podría satisfacer y con imposiciones (tales
como la cesión de territorio y las limitaciones en armamento) de las cuales quería librarse.
Ciertamente, Alemania no deseaba ni podía satisfacer los pagos demandados. Y esto fue
renegociado reiteradamente en diversas conferencias consecutivas. Según concuerdan la mayoría
de los estudiosos, los constantemente cambiantes gobiernos alemanes de la República de Weimar
hicieron poco para resolver tanto la hiperinflación desatada entre 1921-23, cuanto el desempleo
masivo ocurrido entre 1929 y 1933. Incluso, en cierto sentido, aquellos gobiernos fomentaron
ambas circunstancias: aspiraban a ser exonerados de pagos adicionales en vista de la desastrosa
situación económica (Kolb 1984: 45, 49-51, 128-129, 201-204; Meyer 1998: 341).
Los diversos encuentros, la mayoría de los cuales se realizaron en Londres, no pudieron
proporcionar una real solución al problema de la deuda. En 1924, el Plan Dawes, negociado por
expertos financieros y no por políticos, especificó que las reparaciones anuales efectuadas por
Alemania deberían ser adaptadas a su situación económica. Se esperaba que, después de unos
pocos años, si se mantenían bajas las tasas de pagos y se procedía a un incremento gradual de las
amortizaciones, la economía y el Estado alemanes podrían lograr el tiempo necesario para
consolidarse. Adicionalmente, mediante el Plan Dawes, Alemania obtuvo un crédito por 800
millones de marcos de oro a una tasa de interés del 7% (Abs 1991: 16) y se le permitió emitir bonos
para ferrocarril y compañías industriales como una garantía para los futuros pagos (Meyer 1998:
36-338).
El Plan Dawes fue promovido por el gobierno estadounidense cuyo propósito era contribuir a un
acuerdo global que permitiese una recuperación de la economía alemana y, de esa manera, una
expansión del comercio mundial. Aunque dicho plan mejoraba la situación de Alemania, ésta no se
encontraba aún en condiciones para satisfacer todas sus obligaciones financieras (Link 1978: 74).
Por ello, para poder pagar sus compromisos, este país requirió adquirir más y más préstamos. Entre
1924 y 1930, por ejemplo, el total de préstamos adquiridos por los alemanes en los Estados Unidos
alcanzó los US$ 1.43 mil millones. Adicionalmente se habían contratado una gran cantidad de
créditos de corto plazo y algunas firmas estadounidenses poseían acciones de compañías alemanas;
todo lo cual, potencialmente, podía ser retirado en un lapso relativamente breve (Link, 1978).
En los hechos se había creado un círculo: mientras el Imperio Alemán solicitaba créditos a Estados
Unidos para cumplir con sus reparaciones a Gran Bretaña y Francia, éstos países usaban el dinero
así obtenido para saldar sus deudas con los Estados Unidos.
En febrero de 1929 comenzaron las negociaciones para el Plan Young. Una vez más, y en vista de
la inminente crisis económica mundial, los pagos debían ser ajustados a las realidades económicas.
El acuerdo, firmado por el Gobierno Alemán en 1930, contemplaba pagos por 112 billones* de
marcos (DM.), los cuales serían efectuados por el Imperio Aleman a más tardar hasta 1988
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mediante amortizaciones anuales de 2 billones de DM. Con este dinero Francia y Gran Bretaña
buscaban pagar sus deudas con Estados Unidos (Kolb 1984: 70). Para facilitar el inicio de los
pagos, se emitió el préstamo Young, el cual alcanzaba los US$ 300 billones (casi 1.2 billones del
valor real de Reichsmark) a tasa de interés del 5.5% (Abs 1991: 21).
En 1931, ante el colapso del sistema económico mundial, se requerían algunas reconsideraciones:
el 6 de junio, el presidente Hoover anunció la "moratoria Hoover". En ésta se contemplaba que, por
el lapso de un año, no se pagarían todas aquellas deudas con los Estados Unidos resultantes de la
Primera Guerra Mundial. Cual contraparte Estados Unidos esperaba que las naciones beneficiadas
por la monatoria renunciasen a cobrar los pagos relacionados con la guerra de sus respectivos
deudores (Dommen: 78). Entre junio y julio de 1932 en Lausanne, se efectuaron nuevas
negociaciones. En éstas se definió que Estados Unidos renunciarían a todas las reclamaciones
impagas de créditos relacionados con deuda, especialmente con Francia y Gran Bretaña. A su vez,
estos países renunciaban a cualquier pago adicional por parte de Alemania previsto por el Plan
Young. El Imperio Aleman estaba obligado solamente a efectuar un pago más por 3 billones de
DM., después de una moratoria de 3 años (Michalka 1998: 325). Este pago final nunca se efectuó
(Kolb 1984: 130).
En los hechos, de esta manera, el Imperio Alemán recibió un alivio de deuda que alcanzaba los 110
billones de DM., quedándose así solo con aquellas deudas que había contraído en los años
inmediatamente anteriores para poder efectuar los pagos de reparación.
En 1934, los Nacional Socialistas interrumpieron buena parte del servicio de la deuda,
especialmente de aquellos empréstitos originados por el Préstamo Dawes (exceptuando las
transferencias a Suiza y Suecia) y por el Préstamo Young. En 1939, Alemania suspendió todos los
pagos (Abs 1991:17, 21).
La dimensión de las deudas en 1952
Después de la Segunda Guerra Mundial, una parte de las deudas alemanas contraidas en la
preguerra permanecía todavía sin ser cancelada. Principalmente, tales obligaciones no canceladas
estaban compuestas por los préstamos privados, los préstamos Young y Dawes contratados para
pagar reparaciones, los préstamos obtenidos después de la guerra y los préstamos derivados del
Plan Marshall.
En los primeros años de la postguerra, Alemania no se encontraba en condiciones de pagar sus
deudas pues había sido golpeada por el conflicto bélico y su industria había sido parcialmente
desmantelada. En 1951, se logró arreglar una condonación parcial de las deudas de la postguerra
con los tres poderes aliados de Occidente.
A efectos de poder arribar a una solución global que contemple la renegociación de todas las
deudas anteriores y posteriores a la guerra, las deudas con los gobiernos y bancos privados y las
deudas contratadas con inversionistas privados, se estableció una conferencia central en Londres,
desde el 28 de febrero al 8 de agosto de 1952, con un receso de 6 semanas. La misma duración de
las conversaciones indica cuánta energía se destinó a encontrar una solución. En dicho evento
estuvieron presentes representantes de 20 países acreedores, del Bank for International Settlements
y de los acreedores privados.
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Estados Unidos era la potencia que impulsaba tácitamente las negociaciones. Entre sus objetivos se
encontraba evitar que, cual consecuencia del bloqueo del acceso alemán al mercado monetario
internacional, se gestase un debate permanente y creciente en torno a las viejas deudas. Se buscaba
también perpetuar la dependencia alemana de los préstamos públicos provenientes de Estados
Unidos (Kampffmeyer 1997: 50).
Alemania recibió una primera gran concesión cuando se fijó el monto total de la deuda a ser
renegociada: 29.7 billones de DM., de los cuales 13.6 billones de DM correspondían a las deudas
de la pre-guerra y 16.2 billones de DM. a créditos contratados en la postguerra (cifras basadas en el
valor de oro).
De esta manera, con anterioridad al comienzo mismo de las negociaciones, se había logrado aliviar
a Alemania de todo el interés y el interés compuesto acumulados desde la suspensión de pagos en
1934 y 1939, respectivamente. Según cálculos modestos basados en una tasa de interés del 5.5%,
aquello significaba que, indirectamente, a Alemania se le había condonado, por lo menos, 14.6
billones de DM., (Hersel 1997: 6).
Según la delegación alemana, únicamente para poder saldar sus deudas de la preguerra, el FRG
habría tenido que destinar una suma anual de 1.5 billones de DM. aproximadamente. Y esto
aparecía como intolerable (Abs 1991: 143).
El Acuerdo de Londres
A diferencia de la mayoría de las conferencias sobre deuda efectuadas en nuestros días, la
Conferencia de Londres no pretendía solamente encontrar una solución temporal a los problemas
de liquidez sino que, además, se especificaba que:
"El plan de arreglo debería:
•
Tomar en consideración la situación económica general de la República Federal y los
efectos de las limitaciones en su jurisdicción territorial; no se debería dislocar la economía alemana
a través de efectos indeseables sobre la situación interna financiera. Tampoco se debería drenar
indebidamente los recursos alemanes, existentes o potenciales, emanados del comercio exterior. El
arreglo no deberá aumentar notablemente la carga financiera de ninguno de los tres gobiernos; y,
•
Hacer preparativos para un ordenado arreglo global y asegurar un tratamiento equitativo y
justo de todos los intereses afectados".
Mediante estos objetivos de largo alcance, se puso el énfasis no en la obtención de los más altos
pagos posibles sino en el aseguramiento de la solvencia de la República Federal de Alemania y, de
esa manera, en su desarrollo económico y político posterior (Kampffmeyer 1997: 52).
En concordancia con lo anterior, los países acreedores hicieron amplias concesiones. En el curso de
las negociaciones, Alemania recibió un alivio del 50% de las deudas contraídas antes y después de
la guerra. La deuda restante llegaba a los 14.45 billones de DM. De hecho, esta cantidad se redujo
aún más en tanto "2.5 billones de DM. no habían sido cargados con intereses; 5.5 billones de DM.
tenían una tasa de interés que llegaba a los 2.5% y para 6.3 billones de DM. se estableció un interés
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que, en promedio, oscilaba entre 4.5 y 5%. El interés compuesto no fue tomado en cuenta. Todo
esto influyó decisivamente en el cálculo de la deuda restante pues, en la mayoría de las cantidades
todavía sujetas a negociación, los intereses no pagados eran más altos que los capitales no
amortizados (Abs 1991: 192-93). Se decidió que, durante los primeros cinco años (1953-57), se
suspendería el pago de las deudas: Alemania solo debía pagar anualmente el interés
correspondiente a 567.2 millones de DM. Desde 1958 a 1978, se realizarían pagos anuales de 765
millones de DM.
Se estableció una corte de arbitraje en caso de que la economía alemana se recuperase menos
rápidamente de lo esperado y de que su incapacidad para pagar produjese conflictos.
Los países acreedores estaban conscientes de que, para poder pagar sus deudas, Alemania debería
alcanzar un superávit comercial. Consecuentemente, y para ayudarla en sus esfuerzos, los
acreedores impulsaron políticas de liberalización comercial (Kampffmeyer 1997: 52). Su propósito
era "permitir que Alemania cubra sus obligaciones solamente por medio de sus excedentes de
exportación; queda fuera de discusión que podría esperarse que cancele sus deudas mediante un
castigo permanente a su reservas monetarias" (Abs 1991: 195).
A pesar de las amplias concesiones efectuadas por los países acreedores, existieron múltiples voces
alemanas que consideraron que los pagos impuestos eran intolerables. El resultado de las
negociaciones fue vehemente criticado (Abs 1991: 195-196).
Los pagos se mantuvieron por debajo del 5% de los ingresos por exportaciones
Incluso en 1952 los pagos previstos por el Acuerdo de Londres llegaron al 3.35% de los ingresos
alemanes por exportaciones, los cuales alcanzaban 16.908 billones de DM. Debido al fuerte
incremento de las exportaciones alemanas, mismas que en 1960 alcanzaron los 47.952 billones de
DM. y que en 1970 representaban 125.280 billones de DM., tal porcentaje pudo haberse reducido
incluso por debajo del 1% si Alemania no hubiese comenzado en 1953 a transferir anualmente más
dinero del cual estaba obligada a hacerlo. Así, para los años sesenta, con excepción de una
minúsculas cantidades remanentes, todas sus deudas habían sido repagadas adelantadamente.
Conclusión
En resumen se podría sostener que los propósitos del Acuerdo de Londres fueron plenamente
alcanzados:
•
A diferencia de las estrategias utilizadas durante la República de Weimar, no se verificó
una parálisis de la política económica alemana; el país se concentró en su reconstrucción
económica en lugar de intentar probar, o incluso ocasionar, su incapacidad para satisfacer los pagos
impuesto;
•
Las deudas remanentes eran soportables para Alemania y, por ende, facilitaron una
planeación financiera coherente;
•
La República Federal de Alemania se convirtió en un deudor predecible en el mercado
monetario mundial y obtuvo créditos frescos;
5
•
La moneda permaneció estable y, desde 1958 en adelante, era libremente convertible; y,
•
Las empresas extranjeras pudieron anticipar el desarrollo económico posterior e invertir en
la reconstrucción de Alemania.
Por todo lo anterior se torna evidente que el Acuerdo de Londres desempeñó un papel importante
en la reconstrucción de Alemania Occidental. A través de una renuncia de amplio alcance a las
deudas e intereses no cancelados, el Acuerdo le dio una nueva oportunidad a la economía alemana.
Bibliografía
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Dommen, Edward. Lightening the debt burden. Some sidelights from history.
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Kampffmeyer, Thomas. (1997). Die Verschuldungskrise der Entwicklungsländer – Probleme und
Ansatzpunkte für eine
Lösung auf dem Vergleichswege, Berlin.
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