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III – CONOCIMIENTO ESPECÍFICO 1º Exposición de las relaciones de semejanza y diferencia con otros autores Lo que vamos a hacer siempre, nos pregunten Platón o Aristóteles, es comparar en esta parte de la composición a un filósofo con el otro. Comencemos por Platón. Texto “Mito de la caverna” Aquí se nos pide que expliquemos la teoría de los dos mundos de Platón. Bien, pues enfocaremos nuestra comparación explicitando la crítica de Aristóteles al dualismo ontológico platónico del siguiente modo: Pasemos seguidamente a comparar las teorías ontológicas platónicas que acabamos de explicar más arriba con el punto de vista mantenido por Aristóteles respecto a la misma cuestión, esto es, qué es real. A. comenzó siendo un discípulo fiel de Platón defendiendo la teoría de las Ideas, pero acabó por apartarse de su maestro desechando dicha teoría. Frente a la concepción platónica, A. sostiene que el ser de las cosas, su esencia, no está en las Ideas, en un mundo trascendente, sino en este mundo, en el mundo físico, sensible, siendo éste el ser por excelencia, la verdadera realidad, concebida como sustancia, la noción clave de su filosofía. La principal objeción de A. a la teoría de las Ideas es básicamente la siguiente: A. rechaza que las Ideas estén separadas de las cosas, que sean trascendentes a éstas, que no estén en las cosas mismas. De esta consideración de las Ideas como trascendentes se derivan una serie de problemas: 1º no se consigue explicar la relación de las Ideas con las cosas sensibles por lo que no sirven para explicar nada del mundo sensible (Platón dice que las cosas imitan y participan de las Ideas, pero esto para A. es una explicación carente de rigor racional, meramente poética y por ello sin valor filosófico). 2º tampoco se puede explicar la génesis de las cosas (el mito del demiurgo carece también de valor explicativo para A.). Como vemos, para A. no tiene sentido concebir las Ideas como realidadesm separadas. Si para Platón las Ideas son lo verdaderamente real, lo ontológicamente verdadero, no siendo las cosas sensibles más que pobres remiendos de aquéllas, para A. lo verdaderamente real son los individuos concretos, las substancias. Este mundo (el mundo sensible de Platón) recupera así su plena realidad al ser los individuos concretos y no las Ideas, abstracciones formales inmateriales al fin y al cabo, lo verdaderamente real. Se contrapone de este modo el realismo aristotélico frente al idealismo platónico. En conclusión, si con Platón la naturaleza no sólo es relegada como objeto de pensamiento sino que se le hace ocupar un segundo plano en la realidad por debajo del mundo de las Ideas en el que radica el ser, la realidad plena, con A. la naturaleza vuelve a tener un papel central en el pensamiento y además se produce una nueva definición de lo que se entiende por tal: la physis es aquello que tiene en sí mismo el principio de su movimiento (no siendo obra humana ni divina). Textos “Menón” y “Símil de la línea” En estos dos textos tenemos que exponer la teoría epistemológica platónica: el saber sobre el mundo sensible para Platón es un saber de segundo orden, dóxico; no hay más saber epistémico que el saber noético o conocimiento intuitivo de la Idea; la única fuente del conocimiento es la inteligencia y no los sentidos, etc. Debemos desarrollar la crítica aristotélica a esta epistemología ultrarracionalista de Platón y explicar la epistemología racionalista moderada de Aristóteles en la que hay una revalorización de la experiencia sensorial, del conocimiento del mundo sensible (de la naturaleza) y se considera que la esencia no puede ser captada intuitivamente sino sólo a través de un proceso de abstracción. Finalmente podemos decir algo acerca de la crítica de Aristóteles a la ciencia dialéctica platónica y por lo tanto explicar el modelo aristotélico de ciencia demostrativa (basada en el razonamiento o silogismo, no en la intuición). Veamos cómo podemos exponer todos estos puntos divergentes: Pasemos seguidamente a comparar las teorías gnoselógicas y epistemológicas platónicas que acabamos de explicar más arriba con el punto de vista mantenido por Aristóteles respecto a la misma cuestión. En la teoría del conocimiento, la crítica de Aristóteles al dualismo platónico se concreta en la negación de dos doctrinas básicas de la gnoseología platónica: la anamnesis y la dialéctica como ciencia de las ideas separadas. Si, como afirma Aristóteles contra Platón, no hay más realidad que los seres singulares, el conocimiento habrá de explicarse enteramente a partir de los elementos del mundo sensible. Debido a ello, la sensibilidad no aparecerá ya en Aristóteles como un obstáculo al conocimiento, como por el contrario sucedía en Platón, sino más bien como una mediación, como un camino indispensable hacia el mismo. Aristóteles insiste en la continuidad de este camino que permite elevarse de la sensación a la ciencia. El conocimiento será así un proceso de abstracción, de inducción progresiva a partir de lo sensible. Este proceso de abstracción consistirá en que los materiales presentes a la sensibilidad (las sensaciones, la empiria) sean elaborados por la actividad sintética de la mente (actividad que capta lo común y lo integra y sintetiza en un concepto mental o verbum mentis) en distintos niveles o grados cada vez más complejos hasta alcanzar la captación de la Forma, esencia o naturaleza de la realidad que quiere ser conocida prescindiendo, abstrayendo su materia, su singularidad y accidentalidad. Nos encontramos ante una notable revalorización del conocimiento sensorial frente a la suspicacia de Platón y los platónicos. Por otro lado, A. rechaza la dialéctica platónica, el método dialéctico, porque consideraba que el proceder dialéctico no era un proceder de lo necesario sino tan sólo de lo posible, sustituyéndolo por la demostración cuyo esquema es el silogismo Texto “Fedro” Antropología espiritualista platónica frente a una antropología de tintes naturalista, cuasi biologicista de Aristóteles: -dualismo antropológico platónico frente al substancialismo antropológico aristotélico (alma y cuerpo son forma y materia de una única y misma sustancia humana),- inmortalidad del alma frente a la asunción aristotélica de la condición mortal del hombre,- estructura funcional del alma (razón,volición, apetito) frente a la doctrina aristotélica de tres tipos de alma (vegetativa, sensitiva y racional),- necesidad de la purificación del alma del cuerpo en Platón frente a la asunción de la corporalidad como ingrediente de nuestra humanidad por Aristóteles. Desarrollemos nuestra comparación de la siguiente guisa: Pasemos seguidamente a comparar la teoría antropológica platónica que acabamos de explicar más arriba con el punto de vista mantenido por Aristóteles respecto a la misma cuestión. La teoría antropológica platónica es dualista y ello es consecuencia ineludible de su dualismo ontológico. Por el contrario, para A. el hombre es un organismo integrado por cuerpo y alma, elementos que no van a ser entendidos desde una perspectiva dualista como entidades heterogéneas, separadas, independientes y autónomas sino consideradas como principios constituyentes del individuo singular concreto, principios que son interpretados desde los esquemas categoriales de la teoría hilemórfica: cuerpo y alma están unidos como materia y forma, como potencia y acto de una única y misma sustancia, el ser humano individual. Por otro lado, A. diferenciará tres tipos de alma: alma vegetativa, sensitiva y racional, considerando que el alma es principio de la vida (y también, en el caso del alma racional, del conocimiento) pero no por ello es inmortal. En conclusión, la radical disparidad de las teorías antropológicas de Platón y Aristóteles es expresión de la contraposición que se establece entre una antropología espiritualista (como es la platónica) frente a una antropología de tintes naturalista, cuasi biologicista (como es la de Aristóteles): dualismo antropológico platónico frente al substancialismo antropológico aristotélico (alma y cuerpo son forma y materia de una única y misma sustancia humana), inmortalidad del alma frente a la asunción aristotélica de la condición mortal del hombre, estructura funcional del alma (razón, volición, apetito) frente a la doctrina aristotélica de tres tipos de alma (vegetativa, sensitiva y racional), necesidad de la purificación del alma del cuerpo en Platón frente a la asunción de la corporalidad como ingrediente de nuestra humanidad por Aristóteles. Texto “La República” Ética + Política platónica, todo ello girando en torno al concepto de justicia como máxima virtud. Pasemos seguidamente a comparar la teoría ética y política platónica que acabamos de explicar más arriba con el punto de vista mantenido por Aristóteles respecto a la misma cuestión. Entre las virtudes éticas, Aristóteles concede especial atención a la justicia pues es aquella vinculada con la regulación de las relaciones sociales (y no con la regulación de las pasiones, como acabamos de ver sucede con Platón que entiende por justicia del alma la armonía y correcto orden de preeminencia y subordinación de las partes del alma). Para el estagirita, podemos entender por justicia dos cosas distintas: 1º por un lado, la justicia es el respeto y el cumplimiento de las leyes de la polis. A esta justicia la denomina justicia legal y su especial relevancia se debe a que es la virtud total ya que comprende la totalidad de las virtudes en todo aquello que afecta a la relación con los demás. El hombre justo se identificaría en la estela socrática con el buen ciudadano, con aquel que cumple con sus deberes cívicos y que no infringe las leyes de la ciudad. 2º por otro lado, la justicia hace referencia a la virtud que regula las relaciones interpersonales imponiendo un trato igualitario de modo que a cada cual se le dé lo que le corresponde. En el caso de los contratos y los intercambios, así como en los delitos y las penas, la justicia exige que se dé exactamente lo mismo que se recibe (esta justicia se conocerá con el nombre de justicia conmutativa), mientras que cuando se trata de la distribución política de cargos y honores, la justicia (aquí denominada justicia distributiva) exige que no se dé a todos por igual sino a cada uno en proporción a sus méritos. Por otra parte, encontramos en Aristóteles un rechazo de una concepción utopista de la teoría y la praxis política como la que hallamos en Platón. En diálogos como “La República”, El Político” o “Las Leyes”, Platón intentó bosquejar un sistema político ideal, una utopía política, cuyo modelo se encuentra, a su juicio, inscrito en el cielo eterno e inmutable de las Ideas. A., por el contrario, defenderá un punto de vista radicalmente distinto. En general, A. criticará la teoría política de Platón por idealista e irrealista (es decir, utopista en sentido literal, esto es, inalcanzable e irrealizable). La política para el estagirita no será nunca una ciencia exacta sino una mera ciencia empírica que sin renunciar jamás a su componente normativo está basada en la reflexión acerca de los regímenes políticos y constituciones existentes de hecho. A. no abogará, además, nunca por el gobierno de los contemplativos, de una casta de filósofos-reyes avezados en el conocimiento teórico del Bien, sino que considerará suficiente el que el poder político esté en manos de gobernantes que hagan de la prudencia (un saber al fin y al cabo práctico, esto es, del bien posible adaptado a las circunstancias y no de un inalcanzable Bien necesario) su máxima virtud.