Download Oración 2 - Hijas de la Caridad
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Y siempre caminando… En el desierto… dispón mi corazón. Haz que acoja tu presencia, tu Palabra… ayúdame con la vivencia de los sacramentos. En el desierto… donde la vida es tan dura para tantos… ayúdame a ser corazón compasivo y misericordioso. Volveremos a ensanchar nuestro corazón aunque... quizás pueda sufrir Volveremos a arriesgar porque Jesús lo supo hacer tantas y tantas veces. Sólo nos echaremos en cara el haber buscado razones sin peso para demorar el don gratuito y abandonarnos a “lo que salga”. Trataremos de no rendirnos ante cosas sin importancia: lo que diga la gente, los desprecios, y... hasta algún disgusto serio con el que podamos encontrarnos. Preparando Revisaremos nuestras actuaciones en diálogo abierto. Volveremos a “perder tiempo” estando con los demás y aceptando sus aportaciones. el Corazón Nuestros esfuerzos no serán baldíos porque tenemos una promesa que nos quita la inquietud. Sabemos que Dios siempre estará con nosotros. ORACIÓN: Tu palabra es ésta: "He aquí que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo entraré y cenaré con él, y estaré con él y él conmigo". Señor: que sepamos escuchar tu voz, esa voz que nos llega por nuestros hermanos. Que abramos la puerta de nuestro corazón para acogerte a ti, y en ti a todos los hombres. Ayuda a los jóvenes que están en discernimiento vocacional A dar pasos firmes, a vivir la gratuidad y la generosidad en la entrega, a responder con radicalidad a la llamada. 4 Oración Comunitaria - Dic’09 - nº 2 “Yo os recogeré de entre las naciones, y os traeré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua limpia que os purificará. De todos vuestros ídolos y errores os limpiaré. Y os daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré en vosotros mi Espíritu y escribiré mi ley en vuestros corazones para que caminéis por mis sendas”. Ez 36, 24_27 1 Entra en tu interior Sal de ti Prepara tu corazón. Dios, hecho carne, quiere llenarte de ternura y de compasión. Déjale hacer en ti. (Canto de Adviento) Corazón vicenciano Señor Jesús, hoy vengo a pedirte un corazón nuevo. El que tenía se ha endurecido y le falta vida. No quiero un corazón de piedra, duro y podrido. No quiero un corazón vacío y sin rumbo, sino un corazón de carne, y sólo tú puedes dármelo. No quiero vivir entre las telarañas del miedo y de lo viejo. Quiero un corazón que sea humano, hecho de carne, como el tuyo, nacido de mujer y de silencio, hecho hombre con latidos, con dolor y con arrojo. Un corazón libre, cuyo único dueño seas Tú. Pon en mí un corazón como el tuyo, como el de tus amigos, como el de San Vicente y Santa Luisa, generoso en el dar, alegre, libre, comprometido… Dame un corazón, Señor Jesús, manso y humilde, acogedor y entregado, valiente y abierto, donde haya espacio para el que llegue corriendo; un corazón que limpie las gotas de sudor y de dolor, que refresque el cansancio y acompañe el sueño. Ponme un corazón volcado en los más pobres, en los jóvenes, en los niños. Dame un corazón que sueñe mundos nuevos, que viva la utopía, que sea feliz, que aprenda a querer y perdonar sin ruegos. Dame un corazón orante como el tuyo, abierto al Padre. Dame Señor, un corazón como el tuyo, como el de tu Madre, como el de tus amigos... cambia mi vida gris, en vida plena y abundante. Amén. 2 Dame un corazón que se estremece. El sentimiento que dura. La incomodidad ante el dolor de otros, que me invita a moverme, a luchar, a creer, a querer. La impaciencia por lo que se pueda hacer. El llanto que, aun sin lágrimas, comparte las heridas y busca la misma sanación. No me dejes vivir ciego, sordo y ajeno a las vidas de los otros. Dame un corazón que se complica la vida. La compasión me complicará la vida, lo sé…si va más allá de un puro sentimiento momentáneo; si me lleva a pensar, a sentir, a cambiar, a buscar, a amar… sospecho que me llevará a vivir inquieto. Pero, ¿querría quedarme sentado, refugiarme en la ignorancia, aferrarme a la seguridad? Complícame la vida, Señor, con la vida de mis hermanos. “Que todos los miembros de la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en la fidelidad al Evangelio, que nos preocupemos de compartir en la caridad las angustias y tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres, y así vivamos juntos el camino de la salvación” (Plegaria Eucarística ) “Danos entrañas de misericordia frente a toda miseria humana. Inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado. Ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y paz para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.” (Plegaria Eucarística) Dame un corazón que enriquece. Porque sé que la palabra compartida, el trabajo en común, la lucha por otros y con otros, el gesto de ternura, la búsqueda de lo que es bueno para todos, la mano tendida para dar y recibir, todo esto hace que en mi interior germine la vida, tu evangelio y una luz que hace el mundo (y también mi mundo), un lugar mejor y más delicado… 3