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Vicam, Sonora
Palabras a las autoridades yaquis
24 de octubre de 2006
Traigo un saludo de las comunidades indígenas zapatistas del sureste mexicano al pueblo
yaqui y sus jefes. No venimos a traer palabra de mando, ni orden. Venimos a traer el oído y
nuestro corazón abierto para aprender del yaqui, de su dolor y de su lucha. No venimos a
decir quién manda aquí. Según nuestro pensamiento, en la tierra del yaqui manda el yaqui.
No manda el gobierno del rico, ni tampoco manda el zapatista.
Nosotros venimos de una raza indígena de raíz maya. Allá en las montañas del sureste
mexicano, recibíamos el desprecio y la burla, y la muerte, del rico y su gobierno. Nuestra
sangre, que regaba nuestra tierra sin que nadie se diera cuenta, sin que los gobiernos nos
escucharan. El rico y su gobierno humillaban a nuestros hombres, manchaban a nuestras
mujeres y mataban a nuestros niños. Y llegó en nuestro pensamiento que ya no, que ya no
más, que ya basta. Y salimos como sombras de la montaña para levantarnos en armas y
recuperar nuestra tierra. Y se llevaron nuestra tierra, nuestros ríos, nuestro aire, nuestras
montañas. Peleamos contra los gobiernos y sus ejércitos, los sacamos de nuestras tierras.
En nuestras tierras no mando yo, mandan mis jefes y jefas indígenas, que son los que en mi
voz los saludan y los que en mi oído los escuchan. No venimos solos jefes yaquis, vienen
con nosotros gentes de otros colores, de otras partes. Ellos no vienen a curiosear o de
turistas. Ellos vienen a agarrar la palabra del yaqui y ponerle patas de venado para que
camine lejos. A ponerle alas para que vuele y llegue a otros países. Ponerle aletas para que
ande arriba y abajo del agua. Ellos vienen a aprender, junto con nosotros, la palabra del
yaqui, su historia, su lucha y su dolor. No venimos a traer palabra de división, ni venimos a
envenenar el alma del yaqui. Venimos sólo a traer nuestro corazón y nuestro oído.
Hemos visto en toda esta parte que hemos andado mucho dolor en la tierra india. Fuimos
con el kumiai y vimos que vive mal, y que es tratado como un criminal porque pesca en las
aguas que desde hace nueve mil años eran suyas. Vimos al cucapá también, que le quitan la
tierra y no lo dejan sembrar. Vimos al seri, vimos al o’odham, y en todas partes donde
encontramos pueblo indio vemos pobreza, y a su lado grandes construcciones, buenos
servicios y buenas calles para los ricos. Y para la gente humilde no hay nada.
Y vemos que la gente que trabaja es la gente de nuestro color, los que antes de los
españoles aquí vivían, los que mantienen nuestra cultura, y los que mantienen este país con
su trabajo. Y el rico y su gobierno no trabajan y son ricos: viven bien, con buenas casas. Y
nuestros pueblos y comunidades están olvidadas.
Nosotros venimos a decirle al yaqui que nos hable con su corazón. Que estas personas que
vienen lleven su palabra lejos, para que en todas partes se conozca de la lucha del yaqui y
sus demandas. Para que nosotros los zapatistas aprendamos a decir del yaqui que es
compañero, que es hermano, que es compañera, que es hermana de lucha.
No queremos mandar aquí, no estamos pidiendo un cargo. Nosotros pedimos que el yaqui
luche y aquí mande, que sus jefes sigan llevando por buen camino al pueblo y lo lleven a
conquistar otra vez la tierra que les pertenece, los ríos que les pertenecen, y el aire que es
suyo; así como el nuestro es nuestro. No estamos buscando hacer una sola organización y
que uno mande. Pensamos que cada quien mande en su lugar. A donde está el yaqui manda
el yaqui; donde está el mayo, manda el mayo; y donde está el tzetzal y el tzotzil y el
tojolabal —que es en Chiapas—, mandemos nosotros. No yo Marcos, sino nuestras
comunidades.
Nosotros no reconocemos al gobierno del rico. Los reconocemos a ustedes como nuestros
compañeros y nuestros hermanos de lucha. Les pedimos de corazón que nos den su palabra,
como dio el compañero y el compañero... compañeros secretarios jefes, para que otros en
otras partes se conozcan.
Porque en otras partes de México se dice que el yaqui vive bien, que está contento, que en
Sonora todo va bien, como que no hay problemas. Y lo que hemos visto nosotros es que en
Sonora la tierra duele igual que en Chiapas, y que en la tierra del purépecha y en la tierra
del náhuatl. Y en todas las tierras de los pueblos indios de México. Y ya va a salir 515 años
que llegaron los españoles. Y llegaron los gringos también, y los japoneses, y los coreanos,
y los franceses. Y una y otra vuelta en este país está mandando el extranjero. Y la gente que
está levantando la tierra, que la hace trabajar, cada vez se va quitando todo.
Queremos que el yaqui no esté solo en su lucha, no queremos mandarlo. Queremos
apoyarlo cuando se levanta. Queremos que él nos apoye cuando nos levantamos. Queremos
que nos unimos con los pobres —que son muchos, que son la mayoría— para cambiar este
país y hacer una nueva Constitución donde sí se respete los derechos y la cultura indígena.
Y que el territorio yaqui no termine en ese cerro, sino llegue a donde de por sí estaba antes
de que llegaran los españoles. Y que el yaqui —el hombre y la mujer— viva con dignidad,
y no el rico. Y que nosotros los zapatistas vivamos con dignidad, y no los ricos. Igual el
purépecha, el náhuatl, el obrero, el estudiante, la mujer.
Eso es lo que estamos pidiendo, no mandar, no agarrar un cargo de gobierno. Queremos
hacer un trato, de hacernos compañeros para apoyarnos mutuamente. No para hacer la
guerra, sino para hacer lucha pacífica. Que si hay demanda del yaqui que no cumple el
gobierno, que en todo México se sepa y todo México apoye, y en todo el mundo también.
Si hay una maldad del rico y sus gobiernos en contra del pueblo yaqui, todos vamos a
protestar. Eso es lo que quiere la Otra Campaña. No quiere cargo, no quiere que va a
mandar aquí. Quiere reconocer al pueblo yaqui y a sus jefes. Que su gobierno, aparte de lo
demás, que decide aquí qué se va a hacer y cómo se va a hacer.
Lo que no podemos aceptar es que en todo el país los ricos extranjeros cada vez se están
robando nuestra tierra. No nada más quieren que seamos pobres. Quieren que nos muramos,
que nos salgamos de estas tierras y nos vayamos a otro país, o que muramos como mujeres,
como niños, como ancianos, como hombres, como pueblo. Eso es lo que quieren ellos. Y
nosotros no queremos. Nosotros queremos resistir y volver a tomar lo que es nuestro.
Esa es nuestra palabra que traemos, eso es lo que le pedimos: que hable el yaqui y que
llegue lejos su palabra.
Gracias compañeros