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Contra el Imperio/88 27 11 02 LA CARA DEL VERDUGO Un tipo trajeado y engominado, de apellido inequívocamente italiano, le dice a otro de mirada estólida y rictus cruel que asiente mecánicamente con la cabeza: “Jefe, si lo atrapamos quiero ser yo quien lo mate”. ¿Qué película es? Una de gángsters, pensará el/la sagaz lector(a). Y acertará. Es una película de mafiosos llamada política estadounidense. Y los protagonistas son Rudolph Giuliani y George Bush: como es bien sabido, el alcalde de Nueva York le ha dicho al presidende de Estados Unidos que, si capturan a Ben Laden, quiere ser él quien lo ejecute. Antaño los verdugos, conscientes de la infamia de su sangriento oficio, ocultaban el rostro bajo una capucha; el poder, aunque siempre ha comerciado con el odio, aún no había descubierto el marketing. Giuliani sí, lo conoce bien (él mismo es un producto del marketing), y quiere rentabilizar al máximo el odio de los neoyorquinos. Es comprensible, puesto que es suyo: él y sus compinches de la mafia gubernamental han generado ese odio y lo han alimentado con esmero. Pero, al igual que los demás programadores de telebasura, ha subvalorado a la audiencia. Quitarse ante las cámaras la capucha de verdugo ha sido un golpe de efecto notable, desde luego, pero no todos los estadounidenses son tan estúpidos como su presidente. Algunos se darán cuenta de que el deseo de matar con las propias manos no es propio de una persona psíquicamente sana, y menos aún de un alcalde. Incluso el de Zalamea, con su hija recién violada, apostó por el diálogo. La venganza es cosa de imbéciles y de mafiosos. Como Bush y Giuliani. http://www.nodo50.org/contraelimperio