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Universidad de Puerto Rico en Humacao
Departamento de Ciencias Sociales
Prof. Margarita Aponte
PSIC 3005- Psicología General
El Efecto Placebo
W. Brown
Scientific American
Enero 1998, Vol. 278 No. 1
Traducción Libre: E. Álvarez y J. Berríos
Hace varios años atrás, después de un día de esquiar en un clima helado me
comenzó un dolor fuerte en la espalda baja. Hasta ponerme los zapatos era una agonía.
Aunque el dolor era muy fuerte no le hice mucho caso y estaba seguro de que estaría
normal en muy poco tiempo.
Pero los días pasaron y no hubo cambio. La bolsa caliente y las recomendaciones
de un amigo con el mismo problema no me ayudaron. Después de una semana me
desesperé y llamé a mi primo Gary un terapista físico. Yo estaba seguro que su
recomendación sería efectiva.
Gary identificó el problema en los músculos, me dijo que pusiera hielo en el área,
me dio algunos ejercicios para estirar el área y me recomendó tomar ibuprofen. No
quise tomar la ibuprofen porque me dañaba el estómago, pero me apliqué hielo y
practiqué los ejercicios. Cada vez que lo hacía sentía satisfacción y en dos días ya estaba
mucho mejor, en una semana ya estaba normal.
No sé si los ejercicios y el hielo fueron los que me sanaron o sí el mero hecho de
recibir tratamiento me hizo sentir mejor con menos estrés y más esperanzas- lo que tal
vez hizo que me sanara más rápidamente. Este efecto es a lo que le llamamos el efecto
placebo.
Curación Poderosa
La medicina se ha convertido más científica en los últimos años. Algunos
estudios, incluyendo uno de los “U.S. office of technology assesment”, sugirió que soló
el 20% de los remedios médicos modernos usados comúnmente han sido científicamente
comprobados en ser efectivos, el resto no ha sido sometido a pruebas para ver si
funcionan o no. Es muchos casos el beneficio de estos medicamentes proviene del
efecto placebo. El hecho de ir al doctor o tomar píldora es parte de la recuperación del
paciente. Desde los principios del 1980 he estado estudiando el efecto placebo. En el
transcurso de mi estudio he aprendido como funciona el placebo y quienes son los que
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más se benefician de este. Mi información sobre este estudio está muy lejos de estar
completa.
Pero basado en lo que se sabe, yo creo que el efecto placebo es una parte poderosa
en la sanación y que se debe hacer más esfuerzo para promover la práctica de éste. Mi
interés en el placebo comenzó cuando mis colegas y yo encontramos algo inesperado
mientras investigábamos la bioquímica de la depresión. En 1984 estábamos probando
paciente para la hormona cortisol la cual es producida por la glándula de la adrenalina.
En trabajos anteriores nosotros habíamos encontrado que casi la mitad de los pacientes
con depresión severa producen cantidades excesivas de la hormona. Nosotros
pensábamos que este grupo de pacientes podrían reaccionar mejor tomando
antidepresivos que los pacientes depresivos con un nivel normal de cortisol. Nosotros
especulamos que los pacientes con un desbalance bioquímico podrán responder mejor a
un tratamiento bioquímico.
Para probar esta idea, anotamos el nivel de cortisol en pacientes que estaban a
punto de entrar a un estudio de un nuevo medicamento antidepresivo. Mihaly Arato, un
joven psiquiatra que trabajaba en mi laboratorio se encargó de analizar los resultados.
En la primera revisión las conclusiones fueron decepcionantes. Contrario a nuestra
hipótesis, los pacientes depresivos respondieron igualmente al medicamento, sin importar
cuanto más de hormonas tenían en el sistema también ellos si reflejaron una diferencia
fascinante.
Esta investigación era parte de un estudio “doble ciego”. Algunos pacientes
fueron tratados con placebo, y ninguno de los doctores o pacientes sabían quien recibió
placebo o quien recibió antidepresivo. Cuando Arato examinó los resultados del grupo
de placebo, éste fue muy bueno. Típicamente 30 a 40% de los pacientes se beneficiaron
del placebo. En este caso casi la mitad de los 22 pacientes con niveles normales de
cortisol se sintieron mejor después de tomar placebo, pero entre los 9 pacientes con
niveles elevados de cortisol ninguno mejoró.
Estos hallazgos, los cuales han sido confirmados en nuestro laboratorio y por otros
investigadores, indican que pacientes depresivos que responden a placebo difieren
bioquímicamente de aquellos que no. Me pregunté si ellos difieren en otras maneras
también. Y nos dimos cuenta de que sí. Personas que sufren de depresión a corto
tiempo, que dure menos de tres meses, son más propensas a beneficiarse del placebo.
Pero depresión a largo plazo, que dure más de un ano, usualmente no mejora con
tratamiento placebo.
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Alivio al estrés
El efecto placebo no es único para depresión o enfermedades psiquiátricas. Un
estudio a principio del 1950 sugirió que para una amplia gama de dolencias incluyendo el
dolor, la alta presión, asma y catarro, de un 30 a 40% de pacientes experimentaba alivio
después de tomar un placebo. En algunos casos el resultado suele ser hasta mejor. En
un estudio se investigó la efectividad de la cirugía de ligación de arterias para evitar el
dolor de pecho por falta de sangre suplida por el corazón. Los doctores hicieron el
proceso de cirugía en un grupo de 13 pacientes, con un segundo grupo de 5 pacientes a
los cuales sólo se les hizo una incisión en el pecho. Entre los pacientes que si recibieron
la cirugía, el 76% mejoró. Notablemente, 100% del grupo placebo se mejoró. (Esa
cirugía ya no es practicada.)
Entonces, ¿qué es exactamente este tratamiento de placebo? Los placebos son
usualmente definidos no en términos de que son sino de lo que no son. Comúnmente
son descritos como inactivos, pero los placebos son claramente activos. Placebos
también son descritos como inespecíficos, presuntamente porque alivian muchas
condiciones y porque no se entiende exactamente como trabajan. Pero en algunos
casos los placebos no son menos específicos que otros remedios como la aspirina o los
tranquilizantes. Más aún, un placebo puede tomar la forma de una cápsula o inyección.
Un ambiente de sanación es un poderoso antídoto para la enfermedades. La
decisión de ir a ver a un médico y visitar su oficina ofrece seguridad. Una explicación
de lo que le pasa ya sea favorable o no favorable reduce la ansiedad. Y el mero hecho de
tomarte una pastilla puede tener un efecto terapéutico. Por ejemplo, la droga propranolol
es prescrita después de un ataque cardiaco para regular los latidos del corazón y prevenir
danos futuros. En un reciente estudio de más de 2000 pacientes, el promedio de muerte
fue reducido a la mitad en aquellos pacientes que tomaron propranolol. Pero en el
mismo estudio, pacientes que tomaron placebos también su promedio de muerte se redujo
a la mitad.
Los placebos parecen ser más efectivos en aflicciones donde el estrés es el que
afecta los síntomas: en alguna forma de depresión o ansiedad, por ejemplo condiciones
como dolor, asma y alta presión moderada pueden ponerse peor cuando el paciente esta
enfadado. Los placebos pueden funcionar disminuyendo la presión asociada con la
enfermedad. Estudios en animales y humanos han revelado que el funcionamiento del
sistema inmune falla bajo condiciones depresivas... la depresión aumenta la secreción de
hormonas como cortisol, la cual disminuye la resistencia a enfermedades. No es
inconcebible que reduciendo la ansiedad los placebos influenciar un sinnúmero de
enfermedades incluyendo algunos de las que usualmente no pensamos que puedan tener
un tipo de influencia psicológica.
Expectativas
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Las expectativas de un paciente a mejorar es algo crucial. Investigadores saben
que a través de un gran número de enfermedades, los pacientes que piensan que se van a
sentir mejor tienen más posibilidades de lograrlo. Un estudio en 1968 hecho por
Thomas Luparello demostró que los pacientes con asma a los que le dieron un inhalador
que contenía agua salada nebulizada, pero que se le dijo que era un irritante o analgésico
mostraron más problemas de obstrucción del flujo de aire. Cuando al mismo grupo se le
dijo que el inhalador tenía medicina para ayudar al asma, su flujo de aire volvió a la
normalidad.
¿Dadas las demostraciones de efectividad, porque los placebos tienen una dudosa
reputación? La palabra “placebo” viene del latín y significa “yo debo complacer” las
cuales son las primeras palabras en la víspera de la muerte y en el siglo 12 estas palabras
fueron conocidas como placebos. Cuando la palabra entró en términos médicos, se tomó
como una expresión negativa. Era definida como una medicina dada a los pacientes para
complacerlos y no para curarlos. En la era moderna, la falta de actividad farmacológica
formó parte de esa definición también.
Como resultado, el nombre trae unas connotaciones de decepción y
desauntenticidad. Un mito moderno sobre los placebos refleja esto: si la condición
mejora con placebos, la condición es supuestamente “mental”. Pero muchos ejemplos
de mejoramientos físicos que reaccionaron a los placebos demuestran que esa noción esta
alejada de el caso. La verdadera efectividad del placebo está causando problemas a los
doctores y otros expertos en medicina. Esta impugnando el valor de nuestros más
usados remedios y obstruye el desarrollo de nuevas terapias. Aún así con los avances en
tecnología médica en las pasadas dos décadas, incluyendo el desarrollo de drogas
eficaces y procedimientos, la comunidad médica puede que esté lista para aceptar y poner
en buen uso este componente de sanación el cual no entendemos completamente.
Décadas de investigaciones ofrecen guías de cómo los médicos pueden incorporar
aspectos del efecto del placebo, en maneras que sean médica y éticamente, para hacer las
medicinas aceptada más efectivas. Pero aún así muchas de estas ideas no han sido
aceptadas por muchos doctores. Muchas de las sugerencias no son sorpresivas. Por
ejemplo: los pacientes deben hacerse sentir seguros de que están en manos de un
reconocido curador: poseer diplomas, certificaciones e instrumentos médicos a la vista
generalmente proveen esa satisfacción. Los pacientes también deben ser reafirmados
con cosas asociadas al mejoramiento de los síntomas-una bata blanca, un examen físico,
una receta cuando sea necesaria. Un examen cuidadoso de la queja del paciente es más
confortante que un diagnóstico inmediato, sin importar cuan preciso sea.
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Administrar una evaluación completa, no significa que el paciente debe ser
sometido a un proceso de diagnóstico innecesario. Al contrario, el doctor debe escuchar
cuidadosamente formular preguntas sencillas y conformes y practicar un examen
completo. El hecho de que alguien tenga bronquitis puede ser obvio para un doctor en
segundos: unos cinco minutos adicionales de evaluación con un estetoscopio tal vez no
añada nada a la certeza del diagnóstico, pero si añada a la confianza de paciente.
Médicos y enfermeras del ayer parecen entender más la importancia de un buen cuidado a
los pacientes en cama. Muchos de los médicos de hoy también aprecian el poder de la
compasión, pero bajo la presión para proveer cuidado costoso y efectivo empiezan a
perder de vista ese crucial componente de cuidado efectivo.
La evaluación inicial debe incluir preguntas específicas en relación a las
experiencias anteriores del paciente con una variedad de remedios, incluyendo
tratamientos que la mayoría de los médicos consideran placebos. ¿Qué ha funcionado y
que no ha funcionado para esta persona? En particular, el doctor o la enfermera deben
considerar las ideas del paciente sobre que podría o no podría ayudar a este.
Determinación del Diagnóstico
El médico debe determinar un diagnóstico y un pronóstico cuando sea posible.
En un reciente estudio de 200 pacientes con problemas físicos, pero sin enfermedades
indentificadas, doctores de la Universidad de Southhampton en Inglaterra le dijeron a
algunos que no se había encontrado ninguna enfermedad seria y que pronto estarían bien:
otros escucharon que la causa de la enfermedad no estaba clara. Dos semanas después el
64% del primer grupo se había recuperado, pero sólo el 39% del segundo grupo se
recuperó. Si una droga específica o procedimiento médico es requerido, debe ser
ofrecido con optimismo realista e información sobre los efectos secundarios. Esta
información anade seguridad al paciente y sentido de que la condición se conoce y es
controlable. Si un número de opciones de tomar una decisión. Pero los doctores deben
ofrecer un número limitado de opciones (no más de tres o cuatro) y debe proveer
información conocida para ayudar al paciente a tomar la decisión.
Cuando manejamos condiciones como el catarro común que típicamente se cura
sin tratamiento o cuando manejamos enfermedades como algunos cánceres que no tienen
un tratamiento efectivo, los doctores normalmente recetan un medicamento para la
congestionó el dolor. Para que estas terapias sean de más beneficio es importante que
los doctores las ofrezcan con la misma autoridad que cuando recomiendan otros
remedios. En la práctica este no siempre es el caso. Los doctores normalmente le dicen
a los pacientes con catarro o resfriados que ellos probablemente se sentirán mejor en
algunos días y que pueden tomar medicina para esto si lo desean. Esos pacientes,
sintiéndose miserables y ansiosos de tratamiento, muchas veces piden antibióticos
(farmacológicamente activo pero inapropiada droga) que ellos están usando como
placebos. Estos mismos pacientes se sentirán bastante diferentes si, después de un
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examen médico completo con instrumentos de diagnósticos, los doctores escriben el
nombre de una medicina para el catarro en una receta (aunque la medicina no requiera ser
recetada) y sea dada a ellos on instrucciones sobre cómo y por cuánto tiempo esta
medicina les va ayudar.
Muchas de estas sugerencias pueden parecer ridículas. Pero aún así las veo como
un acercamiento a una medicina informada por un entendimiento de todos los procesos
envueltos en la sanación. En el caso del catarro común, este acercamiento podría reducir
el uso innecesario de antibióticos y de gastos de visitas al médico.
Prescripción de Placebos
¿Qué piensa del uso deliberado de placebos? ¿Deben los doctores, con el propósito
de aprovechar el efecto del placebo, recetar drogas o practicas que ellos saben que no
tienen un valor intrínseco?
Para muchos expertos en medicina esta situación presenta lo que aparenta ser un
dilema sin solución. Los doctores han sentido que si les dicen a los pacientes que le
están recetando una pastilla de azúcar, la respuesta del placebo, la cual depende en parte
de las expectativas del paciente de recibir un posible remedio, se va a perder. Por el otro
lado, si los doctores le dicen al paciente que el placebo es una medicina
farmacológicamente activa, se están involucrando en un tipo de decepción que no es
ética, ni terapéutica.
Si los médicos pueden ver los placebos (como otras drogas convencionales) como
terapias ampliamente efectivas, cuyos mecanismos no son completamente entendidos;
podrían ofrecer placebos honestamente y como un posible tratamiento. La decisión de
recetar un placebo debe ser basada, como cualquier otra droga, en los riesgos y en los
beneficios. El placebo específico escogido debe ser libre de tóxicos y debe de estar de
acuerdo con las creencias del paciente y sus expectativas. Sobre este asunto, un estudio
publicado en 1993 reveló que al menos 30% de los americanos adultos usaban medicinas
alternas- como masajes, curaciones espirituales y mega vitaminas- y que el total número
de visitas a proveedores de terapias alternas cada año excede el número de visitas a los
médicos primarios. También curadores en medicina alterna y sus pacientes creen en la
efectividad de vitaminas y mezclas de yerbas, muchas de estos remedios populares
derivan sus beneficios del efecto placebo. Así qué, ¿puede un doctor éticamente recetar
un placebo? Considere un ejemplo específico- el tratamiento de alta presión a
moderada. Un estudio hecho a principios del 1990 ha demostrado que al menos el 20%
de las personas con esta condición logran alcanzar un nivel de presión normal después de
unas semanas de tomar placebos. Como los medicamentos de presión sanguínea son
caros y tienen algunos efectos secundarios, algunos pacientes tal vez quisieran considerar
tomar un placebo como medio de tratamiento.
Un doctor podría explicar la situación a un paciente de la siguiente manera: “tu
tienes varias opciones. Una es tomar un diurético. Probablemente esto bajara tu
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presión sanguínea, pero tiene algunos efectos secundarios. También hay otros
medicamentos que son menos caros, con menos probabilidades de causar efectos
secundarios y que ayudan a muchas personas con su condición. Algunos encuentran que
el té de yerbas dos veces al día ayuda: otros encuentran que tomar estas pastillas dos
veces al día ayuda. Estas pastillas no contienen ninguna droga. Nosotros no sabemos
como el té de yerbas o las pastillas funciona. Ellas tal vez comienzan y estimulan el
proceso de sanación del cuerpo. Si sabemos que el 20% de las personas con su tipo de
alta presión sanguínea mantiene su presión normal usando estos métodos. Si usted
decide someterse a alguno de estos tratamientos yo vigilaré su progreso cada dos semana.
Si después de 6 semanas su presión sigue alta, deberíamos considerar un diurético.”
Una enfermedad es definida típicamente como un estado fuera de lo normal del
cuerpo como la azúcar alta, fractura de un brazo, infección en un pulmón. Pero una
dolencia es algo diferente: es el sufrimiento que acompaña ala enfermedad. En nuestra
cultura, las pastillas y otros símbolos de las artes curativas de los médicos tienen un
gran poder para disminuir el sufrimiento. Comó médicos, nosotros debemos respetar los
beneficios de los placebos- su efectividad y bajo costo- y traer el avance completo de
estos beneficios a nuestra práctica diaria.
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