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MANUSCRITOS AUTOGRAFOS DE SANTA MARIA
JOSEFA ROSSELLO
Somario
INTRODUCCION ................................................................................................................................................................1
RELATOS DE FUNDACION ...............................................................................................................................................2
RELATO DE LA FUNDACION DEL CONSERVATORIO DE LAS HIJAS DE LA MISERICORDIA Y DE SAN JUAN
BAUTISTA(1) El 10 de agosto de 1837 ..................................................................................................................................2
CAPITULO I ...........................................................................................................................................................2
CAPITULO II ..........................................................................................................................................................3
PERFILES BREVES ...........................................................................................................................................................5
SOR MARIA JUANA PESCIO ......................................................................................................................................6
SOR MARIA AGUSTINA PESCIO ...............................................................................................................................6
MARINA BOSIO ...........................................................................................................................................................6
PROPOSITOS ....................................................................................................................................................................7
SUPLICAS ..........................................................................................................................................................................9
SUPLICA AL SAGRADO CORAZON ...........................................................................................................................9
MI SIEMPRE QUERIDA MADRE MARIA ..................................................................................................................10
SÚPLICA I ..................................................................................................................................................................10
SÚPLICA II - DEDICATORIA AL GLORIOSO SAN JOSE .........................................................................................11
SÚPLICA III ................................................................................................................................................................12
Súplica IV ...................................................................................................................................................................13
SUPLICA AL GRAN PATRIARCA SAN JOSE, NUESTRO PADRE ....................................................................13
GLORIOSO PADRE SAN JOSE ..........................................................................................................................14
A P E N D I C E..................................................................................................................................................................15
ORACION A LA SANTISIMA TRINIDAD ...................................................................................................................15
ORACION A DIOS PADRE ........................................................................................................................................15
ORACION A DIOS HIJO ............................................................................................................................................16
ORACION AL ESPIRITU SANTO ..............................................................................................................................16
INTRODUCCION
Los manuscritos-autógrafos de Santa María Josefa Rossello tienen un valor
incalculable, aunque son pocos en comparación con su epistolario.
El lenguaje de la Santa es sencillo y familiar, ya que no fue una gran escritora.
Podemos hablar de "escritos mayores": Cartas o Epistolario Rossellano; y “escritos
menores" o autógrafos:
1. Relatos de Fundación
2. Perfiles breves
3. Propósitos
4. Súplicas
La división de los escritos que hemos hecho responde a un criterio de comparación
en cuanto a la cantidad numérica y extensión no en cuanto a contenido y profundidad.
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Los autógrafos que se conservan de María Josefa tienen el sabor de lo espontáneo,
propio del que escribe sin preocupación literaria. En ellos ha dejado: sus recuerdos, su
escritura, su palabra y el rostro más auténtico de su ser.
RELATOS DE FUNDACION
Santa María Josefa Rossello traza una rápida y viva relación del nacimiento del
Instituto de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia.
Comienza escribiendo una pequeña historia, ella misma lo dice: "en el “transcurso de
esta historia". Son páginas sugestivas en que describe las primeras horas de la Familia
Religiosa, aunque queda abruptamente interrumpida.
Estos relatos están divididos en dos capítulos, posiblemente fueron escritos después
que la Santa fue nombrada superiora, en 1840.
Son las primeras vivencias; debemos decir, que tienen sabor a las florecillas
franciscanas en cuanto están cargadas de frescura y simplicidad. Inicios llenos de gozo
espiritual.
Toda la pequeña historia de fundación es respuesta a los planes de Dios que se vale
de mediaciones humanas.
RELATO DE LA FUNDACION DEL CONSERVATORIO DE LAS HIJAS DE LA
MISERICORDIA Y DE SAN JUAN BAUTISTA(1) El 10 de agosto de 1837
CAPITULO I
Hacía tres años que el Reverendísimo Monseñor Agustín María de Mari(2), celosos
sacerdotes y pías y devotas señoras, suspiraban en la ciudad de Savona por un hogar donde
fuesen protegidas las pobres niñas que se encontraban en algún peligro y confiadas al
cuidado de otras virtuosísimas jóvenes que le pudiesen enseñar, además de las labores, las
virtudes cristianas.
Pero la escasez de medios, la falta de local y las contrariedades que tuvieron que
soportar esas personas no fueron pocas.
Hermanas queridísimas poco les puedo decir cuánto tuvieron que sufrir estos nuestros
amorosísimos fundadores, porque vosotras bien sabéis que las almas grandes buscan que
todo sea conocido por Dios, pero escondido a los ojos del mundo. Lo que sí ciertamente es
que tuvieron que esforzarse mucho. Finalmente después de fervorosas e ininterrumpida
oración el Altísimo se complació en escucharlos.
La visita que la dignísima Augusta Reina María Teresa hizo a la ciudad de Savona(3) nos
ha ayudado mucho; su limosna nos ha servido para comprar lo que necesitábamos. Una
casa tomada en alquiler incómoda y muy húmeda, fue para nosotras un palacio(4) y
estábamos muy contentas, aunque nuestros protectores hubieran deseado encontrar una
más cómoda. Pero el Señor, por ahora, quiso que el comienzo fuese así.
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Antes de continuar quiero, hermanas mías, hacerles saber quiénes fueron los que tanto
han trabajado por la gloria de Dios y por el bien nuestro: Monseñor Agustín María de Mar¡,
nuestro celosísimo Pastor, ayudado por el Rvdo. Canónigo Ghigliazza(5), hombre infatigable
en su acción por la salud de las almas y que mucho ha trabajado por este nuestro
Establecimiento, los gentilísimos señores José Nervi y Juan Bautista Picco que fueron
siempre no sólo protectores, sino padres amorosos. Después de haber hecho frente a tantos
obstáculos que se presentaron por parte de la ciudad, ellos han continuado beneficiándonos
con sus bienes no sólo con una limosna anual, sino también durante el año con sucesivas
muestras, de la bondad de su corazón.
Nuestras protectoras eran dos: la Sra. Teresa Nervi, esposa del Sr. José, arriba
nombrado, y la Sra. Juana Ghigliazza, hermana del Rvdo. Canónigo, nuestro Director. mbas
señoras de gran piedad y sólida virtud, las cuales siempre se ocuparon por el bien de nuestro
Establecimiento. Ellos nos enseñaban a hacer aquellos trabajos que nosotras no sabíamos
todavía y que serían después ventajosos para nuestro Conservatorio. Para decirlo todo en
pocas palabras: ellas hacían con nosotras aquello que las madres más afectuosas hacen con
las propias hijas. No me extiendo más sobre lo que hacían estas devotas señoras porque les
hablaré a su tiempo, a lo largo de esta historia(6).
1. Tal era la denominación primitiva del Instituto. San Juan Bautista, es el Santo
protector de la Parroquia a la que pertenecen.
2. Mons. Agustín M. de los Marcheses de Mari Obispo Savona y Noli del 1833-1840.
3. M. Teresa de Lorena Toscana, esposa del Rey Carlos Alberto de Savoia. Los
Soberanos fueron a Savona en marzo de 1836, en ocasión de los solemnes
festejos por el tercer centenario de Ntra. Sra. de la Misericordia.
4. La pequeña Casa de la Encomienda.
5. "El Obispo previniendo por su parte que el piadoso proyecto tendría pronta
realización, hablaba del mismo con el canónigo J.B. Ghigliazza, hombre de
doctrina y piedad singulares que, en las cosas del espíritu, verá mucho más allá, y
lo disponía a que aceptase la dirección espiritual del naciente Instituto"
(F. MARTINENGO, Vida, Obra y virtudes de Sor M.J. Rossello, III ed., p. 38).
6. Cfr. MARTINENGO, o.c., p. 38-39
CAPITULO II
El 10 de agosto, día dedicado al glorioso mártir San Lorenzo se fundó nuestro
Conservatorio. Éramos seis las hijas que debíamos entrar, pero después quedamos cuatro(1).
Pero de esto por ahora no hago mención: tres eran jóvenes que un religioso tenía junto a sí.
Al principio parecería estar enteramente empeñado también él en beneficio del
Conservatorio, pero después - el Señor sabrá porqué - nos dejó.
Lo que sé decirles es que éstos tenían también buenos propósitos pero diferentes de los
de nuestros protectores. El asunto fue así, enseguida terminó con no comprometerse más en
nada.
Las otras tres eran primas y dos de ellas hermanas(2). Una de éstas hacía más de dos
años que río deseaba otra cosa que un refugio u hogar donde vivir más retirada. Finalmente
fue escuchado por el Altísimo y no sólo ella, sino que atrajo todavía a las otras dos hermanas,
sus primas.
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No fueron pocos los obstáculos que debimos superar, pero gracias al Cielo, tuvimos
fuerzas para vencer todo.
Eran cerca de las 24(3), cuando entramos, porque una gran parte del día habíamos tenido
que trabajar con nuestras protectoras que nos habían ayudado mucho. El señor José Nervi
con su señora quisieron que almorzáramos con ellos. Después de comer, habiendo puesto
algunas otras cosas en orden, nos reunimos en casa de la Sra. Juana para hacer nuestra
entrada acompañadas por las mencionadas señora. Debíamos pasar por la casa donde
habitaban las otras tres las que vinieron con nosotras. Nuestros protectores con el Director
nos esperaban en el Conservatorio. Ellos al llegar, invocaron el patrocinio de la Virgen María
delante de una imagen suya y de San Juan Bautista.
Terminadas las oraciones, el Director nos leyó el Reglamento en presencia de los
protectores.
A una de las dos hermanas, que tenía una bondad natural, la hicieron superiora(4). La
elección no podía ser mejor porque entre todas, era la más indicada. En efecto, con su sabia
prudencia se ha ganado el corazón de todas. Todas la querían y le tenían gran cariño.
Después dieron a las otras aquellos trabajos que creyeron más adecuados.
Al concluir la distribución de dichos servicios, cenamos con el Director y nuestros
protectores. Finalmente nos dejaron muy contentas al ver que el Señor nos hacía llegar al
colmo de nuestros deseos.
Hemos estado cerca de dos meses antes de abrir la escuela. En todo ese tiempo nos
hemos ejercitado entre nosotras. En este espacio salieron dos, de quienes hemos hablado
antes, aquéllas que un sacerdote tenía consigo, nos dejaron. Una solamente, a la que
teníamos gran amor todas, quedó con nosotras. En lugar de aquéllas entraron otra dos que
estaban dotadas de buenas cualidades y eran muy trabajadoras: estábamos muy contentas.
En medio de tanto gozo, no nos faltaba otra cosa: dejar la ropa secular y vestirnos con el
hábito de Jesucristo. Era el mes de octubre, el día de Ntra. Sra. de la Paz, que en aquel año
coincidía con la octava de Santa Teresa, cuando nuestros Superiores decidieron hacernos
hacer nuestra vestición.
Entonces nuestro Director y nuestros protectores nos mostraron el celo que tenían por
nuestro Conservatorio y por nosotras. Nada ahorraron, especialmente el Señor José con su
esposa, frente a tantas compras. De buen corazón nos proveyeron de cuanto necesitábamos
para acomodar con decoro una capilla en la que debía realizarse la función.
La primera vez que se dieron los Santos Ejercicios Espirituales fue en preparación a
dicha ceremonia. Tuvimos el consuelo de quienes nos predicase nuestro Director con gran
satisfacción de cada una, Pero no terminó con los Ejercicios: esto nos animó, nos confortó en
las contrariedades que se insinuaban las cuales no fueron pocas, aunque las nuestras,
hermanas mías, fueron mínimas.
Cuando llegó el día, Mons. se hizo presente en nuestro Conservatorio, acompañado de
varios canónigos y otros sacerdotes. Celebró la Santa Misa en la cual recibimos todos la
Santa Comunión. Después de otra Misa en Acción de Gracias, bendijo los hábitos que dio a
cada una de nosotras y mientras íbamos cantando algunos salmos en un lugar apartado nos
los pusimos y regresando de nuevo sus pies, nos dio en la mano un Crucifijo, mientras nos
decía afectuosas palabras. Luego nos pusimos cada uno en el lugar preparado, entonces
Mons. nos dedicó una bellísima prédica que además escucharon la comitiva que había
acompañado al Obispo, nuestros: protectores, dos Padres Carmelitas y otros Religiosos.
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Terminada la homilía, cantaron el Te Deum y nos dimos el abrazo de paz, así terminó la
función. Después el Obispo quiso que aquella mañana desayunaran con nosotras todos los
que participaron de la ceremonia. Todo bendecía al Señor por lo que se obraba en esta
ciudad.
Así pasamos ese día sumamente contentas y con extraordinario consuelo en nuestros
corazones.
Ocho días después se abrieron las escuelas: una de caridad y otra para las de mejor
condición. La Superiora y la Vicaria de acuerdo, invocaron la ayuda al Espíritu Santo, de la
Virgen María y de San Juan Bautista: luego echaron suerte para saber en cuáles de estas
dos debían dedicarse. Le tocó a la Superiora la escuela para las de mejor posición y a la
Vicaria las de caridad. Contentísimas de aquello que el cielo había dispuesto, dieron principio
a esta obra, ayudadas mucho por las otras hermanas.
Abiertas ya con muchas alumnas las escuelas, el Señor quiso probarnos, tal vez porque
lo merecíamos por algunas de nuestras faltas o para que nos Uniéramos más estrechamente
con El, o que ,é yo, buena parte caímos enfermas.
Dejo a ustedes considerar cuántos trabajos y cansancios tuvieron aquellas pocas que
quedaron sanas; y sin embargo nunca se mostraron fastidiadas, ni cansadas: siempre
alegres junto al lecho de las enfermas, o en las escuelas, contentas de hacer la voluntad de
Dios.
No crean, hermanas mías, que ya aquí terminan las fatigas de nuestras primeras
hermanas. Con el fin de que sean estímulo para no cansarse nunca y para no perder el
coraje frente a los obstáculos que se presenten; quiero hacerles ver que ellas no se dejaron
vencer aún frente a cosas de mayor importancia que éstas. Me complazco en hacerles notar
para consolación de ustedes cuando se encuentren en trabajos y en las contrariedades que
estos son...(5)
1. Gerónima Benita Rossello, Angela Pescio, Dorninga Pescio y Paulina Barla.
2. La Rossello era prima lejana de las dos hermanas Pescio.
3. Las horas se contaban de la tarde precedente a la tarde sucesiva. Las 24 eran
más o menos las 6 de la tarde, al ocaso.
4. Angela Pescio, Sor María Agustina.
5. El autógrafo se interrumpe en este punto.
PERFILES BREVES
La Madre Rossello de su puño y letra hace unos "breves perfiles"' biográficos de tres
de las primeras hermanas:
Dominga Pescio, Sor María Juana; Marina Bosio, Sor María Serafina; Angela Pescio,
Sor María Agustina, primera superiora de la Congregación (1837-1840).
Juana y Serafina fueron las primeras en morir en el Instituto. Son perfiladas junto a
Agustina Pescio con el objetivo de dejarnos modelos de Santidad. Quienes integramos la
FmR contamos con la seguridad de que fuimos precedidas por Hermanas Santas. Las
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dos primeras, en su breve vida, encarnaron el espíritu del Instituto, fueron "columnas"
que han llegado al cielo. Junto con Agustina es el trípode que sostiene la FmR.
Sor Juana, una de las cuatro primeras, muere en el séptimo año de haber entrado al
Instituto de las HdM. La plenitud de los orígenes está cumplida.
SOR MARIA JUANA PESCIO
Pasó al eterno descanso el día 29 de agosto de 1844, después de recibir los Santos
Sacramentos, a los 24 años de edad, cerca de las 18. Murió en tiempo que cumplía el oficio
de Vicaria junto con el de enfermera. Se destacó en la virtud de la Paciencia, soportando
larga y penosa enfermedad, con edificación de todas, fue siempre dedicada al trabajo, llena
de Prudencia y amada por todas las Hermanas.
SOR MARIA AGUSTINA PESCIO
Murió el 12 de julio de 1850 a las 7,30 cuando era Vicaria y Maestra de Novicias.
Cubrió estos dos cargos como el de Superiora, que ejerció por el espacio de tres años
con suma Prudencia acompañada de gran Caridad preocupada por mantener siempre vivo
en ella y en las otras el Espíritu del Instituto, en modo particular se destacó en la buena
educación que siempre dio a las jóvenes a nosotras confiadas. Humilde en todo su
comportamiento: Mansa, Exacta en todos los deberes, asidua en la oración y en el
cumplimiento de la Regla, de humor siempre igual, respetuosa hacia todos los superiores,
Obedientísima aun a sus inferiores, era en suma, para todas las hermanas, una lámpara que
resplandecía. Murió soportando con total resignación una larga y penosa enfermedad,
instantes después de ¡haber recibido el Santo Viático y la extrema unción, asistida por cuatro
sacerdotes.
Con una dulce sonrisa en los labios y abrazando el crucifijo nos dejó a todos con
amargura y dolor, pero con la esperanza cierta que volaba rápido al Paraíso.
MARINA BOSIO
Ha entrado hoy 1 de agosto de 1838 en calidad de Postulante teniendo 15 años. Oriunda
de Savona, trayendo ajuar y 1.250 francos de dote.
Hizo su vestición el 2 de agosto de 1839, tomando el nombre de Sor María Serafina.
Profesó el 12 de agosto de 1840.
SOR MARIA SERAFINA BOSIO pasó a los 23 años al eterno descanso, el día 19 de
setiembre de 1846, cerca de las 16 horas, Vigilia de la Virgen Dolorosa de la cual fue siempre
devotísima. Esta Hermana desde el ingreso a la Congregación hasta la muerte siempre fue
observada por todas practicar las virtudes más sublimes. Desde los primeros días, entendió
bien de la Maestra, que la humildad era el fundamento de toda Perfección Religiosa, no se
perdonó fatigas por poner bien profundas las raíces, la oración que hacía para obtener esta
hermosa virtud era mucha; además confió a una Hermana que todo lo que hacía lo dirigía a
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este objetivo, y bien, el Señor la ha escuchado porque se miró siempre con bajo concepto de
sí misma y aunque estaba dotada de mucho talento y enriquecida por el Señor con Dones
Espirituales, siempre se estimó la última de todas. Los vestidos más viejos y dejados por las
otras, eran para ella perlas preciosas
Por difíciles que fueran los mandatos de los Superiores, jamás se vio en ella el más
mínimo reproche. Entre las Hermanas ninguna puede decir que la vio fijar sus ojos por un
momento, en un objeto curioso; modesta en todo. En el hablar, en el andar, en el recrearse;
Sobria en el comer, dulce en el trato, amante de la soledad, en fin era toda una edificación.
Soportó penosísima enfermedad cerca de cuatro años y nunca dio el más mínimo signo
de impaciencia; siempre resignada al Divino querer, y en medio de tantos sufrimientos su
gozo era recibir a Jesús Sacramentado. Expiró como un ángel pronunciando lo Santísimos
Nombres de Jesús y de María, dejando a todas sus Hermanas en una grandísima aflicción
por haber perdido un ejemplo de virtud.
PROPOSITOS
El itinerario espiritual de María Josefa (1811-1880) tiene un eje central de esfuerzo
ascético.
El 20 de febrero de 1845, penúltimo día de un curso de Ejercicios Espirituales,
formula por escrito una serie de "propósitos" que serían decisivos y marcarían la línea
para el resto de su vida. Tenía entonces 34 años, sin saberlo estaba pisando el umbral
de la mitad de su vida y se preparaba para recorrer la otra mitad con un renovado "amor
operativo".
Podemos decir que en los Propósitos se lee su candor y su firme voluntad de
crecimiento interior, sus grandes ansias de unión con Dios, su querer ser santa y se
vislumbra su camino de oración...
Es uno de los escritos que nos muestran el rostro auténtico de su ser en tensión
hacia Dios.
-o0. J. M. J. (1)
20 de febrero de 1845
Bendice, oh mi Dios, todo lo que con vuestra divina ayuda prometo observar durante toda
mi vida y que Vos te dignaste inspirarme en el tiempo de estos Ejercicios Espirituales.
1. Dios, y yo sola, sola en este mundo, y para llegar a esto haré de todo, ¡hasta lo
imposible!; a manera de una gran piedra que desplaza todo aquello que se le pone
por delante para impedirle ir a su centro; así yo, para, llegar a ser toda de Dios, quiero
separarme hasta de las cosas más inocentes y santas, y desde este momento, adiós
criaturas, adiós comodidades y gustos, adiós respetos humanos, estima de las
criaturas, gustos espirituales, diversiones, adiós para siempre. Jesús mío, que haga
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de verdad lo que digo. Oh haz por vuestra misericordia, de lo contrario, que no me
encuentre viva, aquel momento en que llegase a faltarte a estos propósitos.
Mi proyecto será vivir en la presencia de Dios; a Dios miraré dentro de mí, y si dirijo
los ojos al cielo, a las criaturas, a los montes, a los prados, a las plantas, a las flores,
al mar y por fin hasta las bestias, no será sino para contemplar en todas estas cosas,
la belleza de mi Dios y agradecerle continuamente la enorme gracia que me viene
generosamente ofrecida de sus manos, de vivir todavía entre estas inocentes
criaturas, yo que merezco la compañía de los demonios.
Prometo además, en cuanto lo permita mi trabajo, alejarme de todas las criaturas,
tanto Religiosos como seglares, y debiendo por necesidad tratar con alguno de ellos
estaré en su presencia con gravedad y modestia y con delicadeza me alejaré lo más
rápido posible, dejándolos llenos de edificación.
Todo lo que he sido en el pasado hipócrita, mentirosa, desobediente y simuladora
con mi Confesor, así de hoy en adelante, quiero ser obediente, sumisa y dócil a sus
avisos y amonestaciones y los tomaré como si viniesen dichos de la misma boca de
Dios; en suma estaré dispuesta a hacer o dejar de hacer con alegría, todo lo que me
mande o prohíba.
De hoy en adelante, el ocio será para, mí el más cruel enemigo, mi vida estará toda
ocupada en el servicio de Dios, y mi empeño principal estará, especialmente en el
ayudar al prójimo, de modo particular, las pobres niñas, mis hermanas enfermas y
ocuparme en los oficios más bajos de la Congregación pero todo por la sola gloria de
Dios
Quiero dedicarme a cultivar mi interior; que ninguna persona del mundo pueda saber
si yo estoy alegre o melancólica, favorecida o calumniada, fervorosa en la oración o
árida; y procuraré siempre no descubrirme, ni salir fuera de mí, con actos ni con
palabras, tratando de satisfacer únicamente a Dios y debiendo, por necesidad hablar
de mis penas, lo haré de manera de ser poco compadecida buscaré en todas las
ocasiones la humillación y el desprecio.
Sólo Vos lo sabéis, oh Señor, lo impía, lo perversa y lo injusta que he estado hasta
ahora con Vos, pero considerando vuestros beneficios, en este penúltimo día de los
Santos Ejercicios, también yo lo reconozco, ah! porqué no caigo muerta a vuestros
pies víctima de dolor y porqué un rayo no me destruyó antes, de amargar vuestro
Corazón con tanto dolor. Te prometo, oh mi Dios, que no pasará día sin que te
agradezca los dones que me has concedido y especialmente de haberme llamado al
Estado Religioso después de haber sido el escándalo de todo el mundo.
Penitencias y mortificaciones externas haré sólo aquellas que, día tras día, me
conceda la Caridad de mi Confesor; pero quiero mortificar mi interior, ser
continuamente crucificada seré la última de la Congregación, la primera en poner
mano en los trabajos más bajos; sufriré en silencio cuando me juzguen
negativamente, hablaré bien de todas, en suma quiero ser Santa.
Todos los miércoles del año, además de no comer fruta, haré los trabajos de la cocina
en honor de San José.
1 ¡Oh Jesús, María y José!
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SUPLICAS
SUPLICA AL SAGRADO CORAZON
Recuerda, ¡oh Sagrado Corazón de Jesús! Todo lo que hiciste por salvar a estas almas,
que a Ti se ofrecen y consagran.
Por la suma bondad y la excelsa amabilidad de tu dulce y Sagrado Corazón, acuérdate
de las gracias que prometiste en favor de quienes de El sean devotos. Sí, por tu inmenso
amor y por los méritos de tantos sufrimientos padecidos por nosotros; concédenos:
1. Las gracias necesarias para nuestro estado.
2. La paz en nuestras familias.
3. Consuelo en nuestras aflicciones.
4. Ser nuestro refugio seguro en la vida y, en especial, en la muerte.
5. Abundantes bendiciones sobre todas nuestras empresas.
6. Que los pecadores encuentren en tu Corazón la fuente y el océano de la Misericordia.
7. Que las almas tibias se enfervoricen.
8. Que las fervorosas alcancen rápidamente gran perfección.
9. Bendecir, según tu promesa, nuestras Casas, donde tu Imagen es expuesta y
honrada.
10. Conceder a los Sacerdotes el don de conmover los corazones más endurecidos.
11. Escribir nuestros nombres en tu Corazón, del cual propagaremos la devoción.
12. Si fuese según la Voluntad de tu Divino Corazón: la gracia de que estén mejor las
enfermas, que no mueran tantas; para que en todo se haga, no nuestra voluntad, sino
la tuya.
13. Enviar a nuestro Instituto miembros inspirados por el espíritu del mismo, y según tu
Corazón.
14. Ya que eres un abismo de riqueza; enviarme, si es de tu agrado, lo necesario para
vestir y mantener a mis pobres hijas y saldar las deudas; siempre, según tu voluntad.
15. Como la mayor gracia: la de morir todas en tu dulcísimo Corazón y, con ésta, la
perseverancia final, hasta el último aliento.
Concede estas mismas gracias, oh amabilísimo Corazón, no sólo a todas nosotras, sino
también a nuestras educandas, a nuestros benefactores - que se preocupan por nuestro
Instituto -, a nuestras pobres asistidas.
¡Oh María, en este día en que te entregamos el corazón, ofrécelo a tu Jesús por medio de
esta súplica, que hago en nombre de todas!
Sor María Josefa Rossello, Superiora General de las Hijas de la Misericordia.
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MI SIEMPRE QUERIDA MADRE MARIA
He aquí, oh María, postrada a tus santísimos pies, a tu pobre e indigna sierva María
Josefa que implora, en este día consagrado a tus Misericordias, gracias y favores y
Misericordia para todas estas; pobres y abandonadas hijas de la Providencia.
Oh María, mira cuán pobres y abandonadas son. El mundo las rechaza, precisamente,
por pobres y desdichadas. Pero Tú, oh Madre María, con seguridad que no las rechazas,
porque eres nuestra verdadera Madre, ya que nos aceptaste por hijas al pie de la Cruz, en el
monte de los dolores.
Oh mi querida Madre María, a Ti entonces las consagro, porque son tuyas, y, todas ellas,
obras portentosas salidas de las manos creadoras de Dios, y redimidas por tu querido Hijo
Jesús, a costa de tantos padecimientos.
Oh María, no las abandones; enséñales a conocer a Jesús, a servirlo y a amarlo de todo
corazón. No permitas jamás, oh María, que el mundo, el demonio y la carne dominen sus
corazones. Virgen de las Vírgenes, hazlas puras y limpias, a fin de que puedan agradar a tu
inmaculado Hijo Jesús. Desprende sus corazones de este mísero mundo y haz que, en
adelante, sólo piensen en amar y servir fielmente a Dios.
Oh María, María, María, haz que el Reino de Dios tome posesión de nuestros corazones,
y que cumplamos su santa voluntad en la tierra, como se hace en el cielo -, otra cosa no te
pedimos en este mundo. Obtennos, oh María, de tu querido Hijo, un gran dolor por nuestros
graves pecados; y ruega a Jesús que olvide las injurias que le hicimos.
Oh Madre de Misericordia, míranos con tus piadosos ojos, y nuestra salvación será
segura: y no los apartes jamás de nosotros, hasta que nos veas contigo en el Paraíso. Te
ruego, por último, María, que multipliques a las hijas de la Divina Providencia (como las
estrellas del cielo y las arenas del mar), y las proveas de lo necesario. Pues sé que lo puedes: a Ti nada te falta y, junto a Jesús, consigues lo que quieres.
Bendícenos, oh María y, junto a nosotros, bendice al Sumo Pontífice, a nuestro digno
Pastor el Obispo de Savona, a todos nuestros benefactores y a cuantos quieran hacer el bien
a esta pequeña casa de la Divina Providencia.
Sean alabados y bendecidos eternamente los santísimos nombres de Jesús, María y
José. Oh que todo el mundo los ame, a Jesús, María, José; con todo el corazón les ruego
llegar hasta la muerte trabajando por la gloria de Uds. y por la caridad de mi prójimo.
SÚPLICA I
Savona, 10 marzo 1864
Mi siempre querido San José:
He aquí a una hija tuya, ingrata sí, pero que te ama de todo corazón, postrada a tus
santísimos pies, para pedirte gracias y favores en abundancia. Pecadora, como soy no
tendría coraje de presentarme a ti, siendo tan miserable e indigna de obtener gracias; pero
me anima tu Jesús Bendito. El me envía a ti: Id a José. Tu santísima Esposa está con las
manos abiertas para acoger las súplicas que tú le presentas en favor de los pobres
pecadores. Yo, entonces, con grandísima confianza, vengo a ti, mi queridísimo Padre, y
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estoy segura que tú acogerás mis súplicas y te dignarás presentarlas a Jesús y a María tu
dignísima Esposa, y me obtendrás cuanto, por medio tuyo, les pido.
Obtén, oh Santo Padre, para mí y para todas mis Hijas, un corazón contrito y humilde.
Haz que el Reino de Dios venga a nuestros corazones.
Danos: una confianza limitada en la Divina Providencia, un abandono generoso en los
brazos de nuestro querido Jesús en lo que respecta a nuestras almas y nuestros cuerpos,
una santa pureza de mente y de corazón, la gracia de trabajar y obrar en todo a la mayor
gloria de Dios, la bendición para nuestro pobre Instituto. Ruega a Jesús y a María que lo
protejan y defiendan en estos tiempos calamitosos.
Tú ves, oh querido Padre, cuántas deudas oprimen a nuestro pobre Instituto, y cuánto me
oprimen el corazón. Págalas, oh querido Padre: tu Hijo es muy rico, tu Esposa es Emperatriz
y sus tesoros no se agotan jamás. Entonces, hazme esta gran caridad: ruégale cálidamente
me las: pague. Y dile que estas deudas las he contraído para dar de comer a sus pobres y a
las pobres Religiosas - que no tienen dote -, a fin de que puedan trabajar en su viña. Ves, oh
querido Padre que los acreedores necesitan lo que se les debe, y yo no puedo pagarles:
págales entonces tú, oh mi Santo Padre: estoy segura que me concederás esta gracia.
Ruega por el Sumo Pontífice, por las necesidades de la santa Iglesia, por la conversión
de los pobres pecadores, particularmente aquellos que persiguen nuestra santa Religión.
A ti te escuchan Jesús y María. Diles que no permitan que los pobres Religiosos sufran
disturbios en sus Conventos(1). Defiende a las Vírgenes consagradas a Jesucristo. En suma,
ruega por todos; te lo pido en nombre de Jesucristo, tu Hijo, a quien tanto amas, y de María tu
Esposa, nuestra Reina y nuestra queridísima Madre de Misericordia.
Te pido quieras enseñarme a orar bien, y a amar a Jesús y a María.
Te encomendamos cálidamente a nuestro dignísimo Obispo, a todo el Clero, a nuestros
bienhechores en lo espiritual, como en lo temporal, a nuestras educandas, a las hijas de la
Providencia, y a todos aquellos que se encomiendan a nuestras oraciones; y a todas
obtennos las gracias que pedimos.
Adiós, mi queridísimo Padre. Hasta vernos en el Paraíso.
Tu indignísima hija
Sor M. Josefa Rossello
[Dada la actitud anticlerical asumida por el Gobierno italiano, se ventilaban
propuestas de supresión de Conventos.]
SÚPLICA II - DEDICATORIA AL GLORIOSO SAN JOSE
Gloriosísimo y querido Padre mío San José, me postro a tus pies en este día de la
Inmaculada Concepción de tu Purísima Esposa.
Es día de misericordia, de gracias y favores. Sí, más que nunca, en esta solemnísima
ocasión, nuestra querida y poderosa Madre María, hace llover sobre la tierra las gracias y
favores del Cielo.
Tú ves, oh glorioso San José, cuántos males nos oprimen. Pero, poderoso como eres,
quieres y debes salvarnos a mí, al Instituto, y a todo el mundo.
Es verdad que nada merezco, que con mis pecados provoqué la ira de Dios; pero tú,
Padre amorosísimo, aplácalo por piedad.
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¡Oh! como gran Mardoqueo, ruega a tu benigna e incomparable Ester se presente al
Gran Asuero del universo, para aplacarlo. Si la belleza y la bondad de Ester enamoraron a
tal punto el corazón del Rey Asuero, que consiguió aplacar su enojo; ¿qué no obtendrá
María, cuya belleza es sobre toda ponderación y cuya bondad es tal que no puede
expresarse en lengua humana?
¡Ah! sí, Padre, tú lo puedes todo: y hoy redoblo en ti, más que nunca, mi firme confianza.
Tú eres el Custodio, el Protector, el Padre del Instituto, y debes salvarlo.
Sí, junto con las llaves, aquí postrada con todas mis Hijas, hoy te ofrezco, dedico y
consagro nuestras almas nuestros corazones, las Casas del Instituto, nuestros pobres
bienes y nuestras personas, nuestras educandas y Escuelas, las pobres hijas de la
Providencia y a nuestros Benefactores.
Acéptalo todo, que yo lo pongo bajo el manto de tu potente protección. Así vivo segura,
y no quiero pensar sino en amar y glorificar a Dios, a tu purísima Esposa y a ti, Padre
amorosísimo,
¡Oh Glorioso Patriarca, afianza en mí estos tiernos sentimientos, y antes muera que
decaer de este santo propósito. Dios no permitirá que decaigan las Religiosas que me
sucedan en el gobierno del Instituto, porque es mi voluntad que, de tanto en tanto, se
renueve esta dedicatoria(*) y que el Instituto de la Misericordia te veneren y tenga siempre
por Padre, protector y custodio. Así sea
Sor María Josefa Rossello.
Superiora General de las Hijas de N. S. de la Misericordia
(*) hecha el 8 de diciembre de 1864
SÚPLICA III
Mi queridísimo Padre San José:
Yo, Sor María Josefa, última de vuestra sierva, postrada humildemente a tus pies, te
ruego vivamente por el amor que tienes a Jesús y María y que ellos te tienen a ti, obtenme de
tu Hijo adoptivo y de tu Inmaculada esposa, esta gracia que tanto deseo para mí y para mis
Hermanas.
Deseo que en el día de esta bella fiesta nos obtengas una viva fe, una firme esperanza y
una ardientísima caridad. Que reine siempre entre nosotras la paz y la concordia, que todas
cumplamos en la tierra su santísima voluntad, como se cumple en el cielo. Que todas
vivamos con espíritu de misericordia, que es el espíritu de nuestro Instituto.
Concédeme querido Padre, conocer con claridad la voluntad de Dios sobre el trabajo en
América y todo las tareas que tenemos entre manos. Asistidnos en todas las necesidades de
nuestro Instituto. Tú conoces Padre mío cuán oprimida me siento por las deudas. Dile a
Jesús que me socorra con su misericordiosa Providencia, basta sólo una palabra tuya y seré
escuchada.
Muéstrale querido Padre, muéstrale a Jesús y María a esta Casa de la Misericordia, la de
la Providencia llena de pobres hijas abandonadas, la otra de Albisola dedicada a vuestro
nombre, la de los pobres Clérigos, hijos de tu corazón, y luego recuérdales a Jesús y María
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nuestras angustias y estrecheces; nuestros deseos de apartar de los peligros a las almas
que tanta sangre costaron a Jesús y tantos dolores a María vuestra esposa.
Tú querido Padre, que tuviste en vida un corazón lleno de compasión y de amor y más
aún lo tienes en el cielo por todos tus devotos, haz que no veamos desilusionadas la
confianza que tenemos en Vos. Sí mi buen Padre todo espero hoy de Vos. Por sobre todo
deseo morir antes que perder esta esperanza.
Bendícenos con Jesús y María junto con todas mis Hijas y sean siempre bendecidos con
vuestro nombre, los nombres de Jesús y María. Amén
Tu indigna sierva Sor María Josefa
SÚPLICA IV
SUPLICA AL GRAN PATRIARCA SAN JOSE, NUESTRO PADRE
(Se ignora la fecha. Posiblemente fue compuesta a principios de 1866 cuando la
Sierva de Dios Ya pensaba en la casa de los Clérigos y temía por la supresión del
Instituto)
Santísima Trinidad - Padre, Hijo y Espíritu Santo -, yo indignísima pecadora, postrada
ante el trono de tu Majestad, deseo dedicar este mes, que consagramos a las bodas de
nuestra Augustísima Madre María con nuestro Padre San José, al culto especial de este
poderoso Patrono.
Lo que haga en este mes, lo que piense, lo que sufra - yo y todo el Instituto - quiero que
sea para tu gloria, y que esté unido a los méritos de Jesucristo, de María Santísima y de San
José.
Ahora, me dirijo especialmente a ti, oh amantísimo Padre San José,a fin de que, durante
este mes, te presentes - por mí y por todo el Instituto - ante el trono de Dios y de tu
Augustísima Esposa María, para obtener las gracias que vengo a pedirte.
Oh Santísimo Padre mío San José, nada merezco por mí misma, siendo una pecadora
sólo digna del infierno; pero todo lo espero de ti y de tu poderosa intercesión.
Obtén de Dios y de María Santísima, para mí y para mis Hermanas, una fe viva, una
esperanza firme, una caridad ardiente, una ¡profunda humildad, un desprendimiento de las
creaturas, de las cosas creadas y de nosotras mismas.
Ruega para que el Reino de Dios venga a nuestros corazones; y se cumpla su Santísima
voluntad en el cielo, en la tierra y en todo lugar, y en modo particular lo hagamos las Hijas de
la Misericordia.
Obtennos el espíritu de nuestro Instituto y las gracias necesarias para cumplir los
deberes de nuestro estado.
Haz que nuestras educandas y las hijas de la Providencia sean virtuosas, y custódialas
con tu paterna protección; bendice nuestras escuelas y los hospitales a nuestro cargo.
Querido Padre San José, te suplico por e¡ amor que profesas al Niño Jesús y a María
Santísima, obtenme las luces necesarias para discernir claramente la voluntad de Dios
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acerca de la nueva, Congregación de Hijas de la Misericordia y, si Dios quiere que esto se
haga realidad, provee las personas y los medios.
Tú sabes dónde se encuentran jóvenes buenos, virtuosos: tírales del cabello y tráelos.
También sabes dónde hay dinero, tu Esposa es riquísima, y te da cuanto quieres; y tú eres
tan bueno que no sabes negarnos nada.
Entonces, espero cuanto te pido, si es voluntad de Dios, Tú ves cuántas desdichas hay
en el mundo, cuántos malos cristianos tratan de arrastrar las almas al infierno. Remedia tanto
mal, enviándonos miembros que, como los Apóstoles, hagan triunfar el nombre y la gloria de
Dios.
Tú, que tanto amas a Dios, debes estar empeñado en su gloria. Después de María eres
tú quien más toma a pecho la extensión de su Reino, entonces, piensa en nosotros, pues
espero en ti.
Oh nuestro querido Padre, tú ves con cuántos males nos amenaza el mundo perverso;
no permitas que se lleve a cabo la supresión de los conventos; sálvanos, oh Padre piadoso,
en ti esperamos. Ruega a fin de que los pecadores se conviertan y no ofendan más a nuestro
buen Dios; haz que, al contrarío, todos lo conozcamos Y amemos.
Sabes, querido Padre San José, cuántas deudas tengo sin saber cómo satisfacerlas; me
encomiendo a ti. Haz memoria de tus privaciones en la huida a Egipto y durante tu estadía
con la Sagrada Familia en Nazaret. Recuerda cuánto padeciste, y consuélanos en este
miserable destierro en el cual gemimos.
Para alcanzarnos estas gracias, presenta a Jesús y a María, todos tus cansancios,
privaciones y sufrimientos, tus manos encallecidas en el trabajo, y estoy segura de que nada
te rehusarán. Estoy segura porque Jesús y María nos dicen: ¿quieren gracias? Vayan a
José. Entonces, Santo mío amabilísimo, a ti recurro confiando ser escuchada, y estoy segura
de que mis esperanzas no serán frustradas.
Te encomiendo las necesidades de la santa Iglesia, del Sumo Pontífice, de nuestro
Obispo, de todos nuestros Superiores, Confesores y Benefactores; ruega por todos en
general y por cada uno en particular y sus necesidades.
Mi querido San José, me entrego a ti. Quiero que mi corazón lata por ti, después de
hacerlo por Jesús y María. A ti, después de hacerlo a Jesús y a María, consagro mis afectos,
deseos, pensamientos, palabras; mis pasos, mi cuerpo; todo mi ser pongo en tus manos,
como un cuerpo muerto, y tú haz de él lo que quieras.
"Adiós, mi querido Padre, hasta vernos en el Paraíso, que lo deseo de todo corazón"(1).
Tu indigna Sierva Sor M. Josefa Rossello
1. Estas últimas palabras son autógrafas. En otra copia de la presente súplica, la
Madre Rossello, de su puño, agrega: "Dame, oh Santo Padre, un gran abandono
en los brazos de la Divina Providencia, y una total confianza en Dios, y haz que no
piense más en mi misma, sino que sólo piense en amar a Dios. Adiós, mí querido
Santo Padre, hasta vernos en el Paraíso, que lo deseo de todo corazón". Sor M.
Josefa Rossello
GLORIOSO PADRE SAN JOSE
Mi queridísimo Padre San José,
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Humildemente postrada a tus pies santísimos, yo vil gusano de la tierra, miserable
pecadora, indigna de mirar tu rostro; mas sólo digna del infierno y de los flagelos de Dios.
Pero, aunque pecadora, espero obtener Misericordia, mediante tu intercesión. ¡Oh!
amoroso Padre, dirige una mirada piadosa, a mí y a toda la Comunidad, que está arrodillada
a tus pies, y dígnate obtenemos de Dios, misericordia.
¡Oh! Querido Padre mío, hoy, con todo el fervor posible, te pido, más aún, renuevo
insistentemente mis pedidos; confiada en que tú quieres escucharme. Sí, después de Dios,
lo espero todo de ti.
Concédenos, entonces, amoroso Padre, a mí y a mis Hijas, el verdadero espíritu de
nuestro Instituto: Espíritu de Caridad, de Misericordia, hacia los pobres y las tiernas niñas, no
menos que hacia los pobres enfermos. En suma, haz que seamos dignas del nombre que
llevamos.
La segunda gracia que te pido, no es de menos interés. Querido Padre, tú conoces la
idea de fundar una Casa consagrada a ti y que lleve tu nombre. Pero no tengo luces: no sé si
prefieres que tal obra - beneficie a varones o mujeres. Ilumina mi débil mente y envíame los
medios necesarios para realizar la obra(*)
Padre querido y poderoso, no me niegues tampoco el socorro para pagar las muchas
deudas que me asaltan por todas partes; te lo ruego.
Es suma, después de Jesús y María, tú eres mi esperanza - y estoy segura que no
quedaré decepcionada, porque todo lo puedes ante Dios, y eres Padre amoroso.
Bendíceme, oh querido Padre, con toda la Comunidad y todas las educandas. Y concede
a tus hijas la Gracia de las gracias: tener una santa muerte en un acto de amor de Dios.
Tu indigna sierva Sor M. Josefa Rossello
(*)Se trata de la "Casa San José", para niñas abandonadas, abierta en Albisola el 21
noviembre 1887.
APENDICE
ORACION A LA SANTISIMA TRINIDAD
(que rezaba la Santa Madre, Cfr. F. NOBERAZCO, Espíritu y Apostolado..., pág. 21.)
ORACION A DIOS PADRE
Dios, Padre nuestro,
que después de habernos desprendido de los atractivos del mundo
y puesto bajo el manto de María,
Madre de tu Hijo Jesús y Madre nuestra de Misericordia,
nos animas a aspirar a la santidad:
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ven a purificar nuestros corazones, y concédenos la gracia de la santa perseverancia:
a fin de que asistidas, fortalecidas y defendidas por tu poderosa protección,
podamos cumplir las promesas que tu bondad, Señor, nos inspiró hacerte;
y siendo fieles a los deberes de nuestra profesión,
alcancemos el premio
que prometes a quienes perseveran firmemente en tu santo servicio.
ORACION A DIOS HIJO
Dígnate, Jesús, por tu Santo Nombre:
Ser Jesús para nosotras,
y darnos el espíritu de nuestro Instituto:
que es espíritu de Misericordia.
Te suplicamos que grabes en nuestros corazones
tu amado Nombre,
a fin de que nos alimentemos con tu dulzura
y nos encendamos en tu amor, hasta morir en Ti;
invocando tu Nombre tan querido,
tu Nombre que es salvación:
Jesús, Jesús, Jesús.
ORACION AL ESPIRITU SANTO
Oh Espíritu Santo, que preparas en el cielo
premios eternos a tus fieles:
Plenifica nuestros corazones
de Hijas de la Misericordia con tus dones,
a fin de que, viviendo unidas en caridad fraterna,
cumplamos en unión de corazones cuanto se nos encomiende.
Haz, que, en la sobriedad, la sencillez y la paz,
reconozcamos el Don de la santa vocación que de Ti recibimos.
Concédenos, Divino Espíritu, que nuestras vidas
respondan al nombre que llevamos,
y que cuanto profesamos en nuestras Constituciones,
se manifieste en nuestras obras.
Amén
Manuscritos autógrafos de Santa María Josefa Rossello, CENTRO DE ESTUDIOS DEL
PATRIMONIO – ARGENTINA, En los 500 Años de la Evangelización de América, Impreso "Delta
Impresora", Magallanes 2579 - Rosario - Santa Fe - Répública Argentina, 02/1991.
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