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. GLOBALIZACION Y EMPLEO. Cambios en el empleo en Perú y América Latina, y en la vida laboral de hombres y mujeres. GRISELDA TELLO VIGIL Editora VICTOR TOKMAN NORBERTO GARCIA DENIS SULMONT PACHECO ALISON SCOTT GARATE-FERRER CECILIA GARAVITO LUIS SANDOVAL-VALLADOLID ADEC-ATC ASOCIACION LABORAL PARA EL DESARROLLO CONTENIDO Pag. Presentación Relación de Cuadros Estadísticos y Gráficos I. EFECTOS DE LA GLOBALIZACION Y EMPLEO EN AMERICA LATINA 1. Ajuste y Empleo en América Latina VICTOR TOKMAN 2. Ajuste, Reformas y Mercado Laboral. Las Experiencias de Costa Rica, Chile y México NORBERTO GARCIA II. REFLEXIONES SOBRE EMPLEO 1. Empleo y Exclusión Social DENIS SULMONT SAMAIN 2. Apuntes teóricos sobre Crecimiento y Empleo LUIS PACHECO III. GLOBALIZACION, EMPLEO Y GENERO 1. Globalización, Flexibilización y Género ALISON MacEWEN SCOTT 2. Transformaciones del Mercado Laboral en Lima Metropolitana según Género WERNER GARATE U. - ROSA ANA FERRER G. 3. Oferta Familiar de Trabajo en Lima Metropolitana: 1989 - 1992 CECILIA GARAVITO 4. Flexibilización, Reconversión Productiva y Género en el Sector Industrial: Laboratorios, Confecciones y Alimentos PATRICIA SANDOVAL J.- CARMEN VALLADOLID G. IV. SINTESIS GLOBALIZACION Y EMPLEO GRISELDA TELLO (ADEC-ATC) Referencias sobre los autores PRESENTAC ION Este conjunto de ponencias y artículos reunidos bajo el epígrafe GLOBALIZACION Y EMPLEO, tiene como objeto central de estudio y reflexión las profundas transformaciones que vienen ocurriendo en el escenario internacional y su impacto sobre el empleo. Ellos fueron presentados en el Seminario Internacional sobre Globalización, Empleo y Género realizado entre el 27 y 29 de setiembre de 1994 y, en diversas reuniones organizadas por el Taller de Empleo llevadas a cabo en Lima, durante el año 1994. ADEC-ATC Asociación Laboral para el Desarrollo y el Departamento de Economía de la Universidad Católica del Perú, impulsores del Taller de Empleo, agradecen al Consejo Británico por su apoyo financiero para la realización del citado evento y por hacer posible esta publicación. Los cambios sustantivos son múltiples e involucran a todo el orden social, el balance que se ofrece aquí -forzosamente parcialprivilegia la mirada desde América Latina y el Perú, y recoge los avances que se vienen planteando desde el ángulo del género. Para ello, un grupo de especialistas, de reconocida trayectoria intelectual y jóvenes investigadores, fueron invitados a compartir sus estudios y reflexiones sobre las modificaciones que están sucediendo en el mundo del trabajo, en el contexto de transición hacia una nuevo período histórico. El volumen que entregamos reúne, en primer lugar y por orden temático, la visión desde América Latina, a cargo de los especialistas de la OIT, Víctor Tokman (Sub-Director General de dicha institución) y Norberto García (Director del Equipo Técnico Multidisciplinario de OIT para Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela). En segundo lugar, presenta un conjunto de reflexiones teóricas sobre el empleo por dos investigadores y profesores universitarios, Denis Sulmont (miembro de ADEC-ATC y profesor de la Universidad Católica) y Luis Pacheco (Universidad Nacional Mayor de San Marcos). Tercero, incorpora el estudio del empleo y género abordado por la investigadora y docente Alisan Mac Ewen Scott (Universidad de Essex, Inglaterra), Werner Gárate y Rosa Ana Ferrer (jóvenes investigadores de ADEC-ATC), Patricia Sandoval y Carmen Valladolid (Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán y Asociación Aurora Vivar, respectivamente). En este último grupo, se incluye por su afinidad con la temática principal, el estudio desde el ángulo de la oferta familiar de trabajo, elaborado por la profesora e investigadora Cecilia Garavito (Universidad Católica del Perú). Desde la perspectiva del largo plazo y punto de vista de América Latina, Víctor Tokman se pregunta qué es lo que ha estado cambiando, cómo afecta este cambio al mundo del trabajo y cuáles son las políticas a seguir. Y, revisando el triple proceso de globalización, privatización y menor regulación latinoamericano, postula dos objetivos centrales a seguir: la vuelta al pleno empleo y la solidaridad sistémica, repensados evidentemente bajo las condiciones actuales. Tokman nos invita a reflexionar sobre los nuevos retos que plantea el sistema y la necesidad de un esfuerzo creador para que, dentro de los nuevos objetivos de eficiencia y competitividad, se continúe defendiendo el pleno empleo. Las experiencias de ajuste, reformas y sus efectos en el mercado laboral de Costa Rica, Chile y México son estudiadas comparativamente por Norberto García, con la intención de conocer cómo se dieron esos procesos, la secuencia de políticas y formas en que se implementaron y qué rol cumplió el ajuste en el mercado de trabajo. García resalta un conjunto de diferencias entre los tres países mencionados -que fueron unos de los primeros en ensayar este tipo de adaptaciones hacia un sistema económico liberal más puro-, del cual emanan lecciones que son importantes de conocer y difundir en los países de la región a fin de reducir los altos costos sociales de estos procesos. Dos son las reflexiones teóricas que en este documento se ofrecen y que se levantan en el contexto de los recientes cambios y preocupación por el mundo del trabajo. Una desde la perspectiva sociológica, la otra desde la teoría económica. La primera, debate la noción de exclusión social y su pertinencia conceptual para el caso del Perú, desarrollada por Denis Sulmont. La segunda, se refiere a la problemática del crecimiento económico y el empleo elaborada por Luis Pacheco. La exclusión social es presentada como una categoría de análisis, inserta en la problemática de la integración social, que distingue tres campos y modalidades de la interacción social: el económico, el político-institucional y el cultural. Las tres modalidades dan lugar, respectivamente, a una exclusión económica, exclusión ciudadana y a una exclusión o discriminación cultural, y juntas conforman el proceso de exclusión social, el mismo que debe ser atacado simultáneamente desde una perspectiva sistémica y desde los propios sujetos sociales. ¿Cuál es la relación entre exclusión social y empleo?. Tal es el centro de la discusión que Sulmont ofrece, con la base empírica de la realidad peruana. Luis Pacheco, por su parte, preocupado en la dinámica del crecimiento y el empleo, y con el objetivo de construir sociedades equitativas en la región, busca proporcionar elementos de juicio para la elaboración de estrategias de empleo, subrayando los importantes cambios que están ocurriendo en los procesos de la realidad económico-social nacional e internacional. Pacheco postula la necesidad de formular un marco teórico que re-explore algunos criterios y nociones de la escuela clásica, que el planteamiento neoclásico abandonó, y que son necesarios revisar para la situación actual. En este sentido, un análisis apropiado de las economías latinoamericanas debiera integrar la dimensión económica y social, poner énfasis en el crecimiento y distribución del ingreso como grandes ejes teóricos, destacar el factor trabajo como generador de producción, crecimiento y desarrollo, entre otros elementos. Para el autor es fundamental recobrar la perspectiva analítica de los clásicos. Introduciendo la perspectiva del género en el debate de la globalización y el empleo, Alisan Mac Ewen analiza cómo los procesos de globalización y flexibilización afectan el empleo femenino y el mercado de trabajo en general. Ella critica el planteamiento de Guy Standing que prevé una feminización global del empleo, como consecuencia de la flexibilización del mercado de trabajo; y postula que el mayor obstáculo a este proceso de feminzación es la segregación ocupacional por género y la resistencia de las ideologías de género a los cambios económicos. Para el caso peruano, Werner Gárate y Rosa Ana Ferrer, describen el conjunto de cambios que se han registrado en la estructura y composición de la fuerza de trabajo según género de Lima Metropolitana en el período 1984-1993, de sucesivos procesos de crisis recesivas, ajustes, estabilización y reformas. Ellos encuentran en el mercado de trabajo en general, una agudización de las tendencias observadas en décadas pasadas, tales como, mayor heterogeneidad estructural, tercearización, subutilización de la mano de obra y precarización de la misma, principalmente por los bajos salarios, aumento de la eventualidad y disminución de las condiciones mínimas de protección laboral y social. Y, sostienen que el crecimiento de la participación laboral de las mujeres, debe verse en primer lugar como resultado de las fuertes caídas en los ingresos familiares, y también como el resultado de mayores niveles educativos. Patricia Sandoval y Carmen Valladolid abordan la problemática laboral de algunos ramas industriales limeñas (laboratorios, confecciones y alimentos reconocidas por su intenso uso de fuerza de trabajo femenina), en el marco de la implementación del programa económico neoliberal desarrollado por el Gobierno del ingeniero Fujimori, a inicio de la década del 90. Ellas reúnen evidencias empíricas de los efectos de la flexibilización laboral y reconversión industrial, en la situación del empleo y condiciones de trabajo de hombres y mujeres trabajadoras de las mencionadas actividades económicas.. Cecilia Garavito, por su parte, analiza la oferta de trabajo de mujeres y hombres, casados o convivientes, partiendo del enfoque de oferta familiar de trabajo. En este análisis, la familia es vista como una unidad económica productora de bienes domésticos, el cual permite observar de manera importante la participación laboral de sus miembros. Ella trata de determinar las causas de dicha participación laboral, tomando en cuenta las restricciones que trae consigo la pertenencia a determinado grupo familiar. Ciertamente, el tema del empleo como uno de los problemas centrales de la sociedad contemporánea, requiere por su complejidad de nuevos enfoques teóricos-metodológicos, preferentemente, de alcance multidisciplinarios. El mismo que debe inscribirse dentro del proceso de búsqueda de nuevos paradigmas interpretativos de la realidad. Más, si tenemos en cuenta, que el problema se redefine y cambia con los cambios tecnológicos, y socialmente afecta a mujeres y hombres de todos los grupos etarios, educados y no educados, etc., y especialmente, a los más pobres, y dentro de ellos, a las mujeres de origen andino. Con esta publicación ADEC-ATC Asociación Laboral para el Desarrollo - organismo no gubernamental sin fines de lucropretende contribuir a enriquecer el debate académico y aportar nuevos conocimientos al público en general, deseoso de entender las incertidumbres del presente. Sus expectativas serían cumplidas, si este conjunto de artículos y ensayos estimula el desarrollo teórico que sustente lineamentos y propuestas de políticas adecuadas a nuestra realidad. Griselda Tello Vigil Coordinadora del Taller de Empleo ASOCIACION LABORAL PARA EL DESARROLLO Lima, julio de 1995 EFECTOS DE LA GLOBZALIZACION EN AMERICA LATINA Ajuste y Empleo en América Latina VICTOR TOKMAN Ajuste, Reformas y Mercado Laboral. Las Experiencias de Costa Rica, Chile y México NORBERTO GARCIA REFLEXIONES SOBRE EMPLEO Empleo y Exclusión Social DENIS SULMONT SAMAIN Apuntes teóricos sobre Crecimiento y Empleo LUIS PACHECO GLOBALIZACION, EMPLEO Y GENERO Globalización, Flexibilización y Género ALISAN Maceen SCOTT Transformaciones del Mercado Laboral en Lima Metropolitana según Género WERNER GARATE U. - ROSA ANA FERRER G. Oferta Familiar de Trabajo en Lima Metropolitana: 1989 - 1992 CECILIA GARAVITO Flexibilización, Reconversión Productiva y Género en el Sector Industrial: Laboratorios, Confecciones y Alimentos PATRICIA SANDOVAL - CARMEN VALLADOLID 10 "El primer tema es responder qué es lo que ha estado cambiando. Y lo primero que ha cambiado es, evidentemente, la economía internacional. Ella está viviendo un crítico proceso de globalización, con más importancia de los mercados como asignadores de recursos, y con mayor homogeneidad ideológica. (..) La transición se hizo a costos sociales muy altos, los que todavía se están pagando. (..) No hay duda que el costo del ajuste fue en gran parte inevitable, en la medida que las economías no estaban balanceadas, pero quedan muchas dudas sobre si la forma de distribución de este costo no podía haber sido más equitativa." (Víctor Tokman). "Quizás la principal moraleja de la historia que he tratado de resumir, es que algunos de los costos sociales en que se incurrieron pudieron haber sido evitados, no sólo desde el punto de vista del manejo de las políticas hacia el mercado de trabajo, sino porque las estrategias de ajuste, estabilización y reformas pudieron haber sido planteadas de manera distinta a la que se ha mostrado." (Norberto García). "... el efecto de la globalización y la flexibilizacion sobre el empleo femenino y el mercado de trabajo en general .. prevé una feminización global del empleo. Aquí se ofrece una crítica a este planteamiento, y se postula que el mayor obstáculo a este proceso de feminización es la segregación ocupacional por género y la resistencia de las ideologías de género a los cambios económicos." (Alison Scott). "El tema de la exclusión social surge como una novedosa preocupación ante el problema del desempleo y de la desinserción social que se presenta con creciente fuerza desde fines de los años 70 en la mayoría de los países industrializados. (..) ¿En qué medida este inquietante concepto de exclusión social es pertinente para el Perú? ¿En un país, donde el grueso de la población ha sufrido una situación de marginación y sigue viviendo en la pobreza, hablar de exclusión social no resulta redundante? (Denis Sulmont). ".. ningún país ha tenido como meta alcanzar el escenario que hemos descrito en las páginas precedentes. Este, sin embargo, es el que ha llegado a conformarse y se desenvuelve como realidad empírica, objetiva. La actitud elemental en un científico social es reconocer lo que está existiendo para dar curso al acto de conocer. El siguiente paso en el camino a la verdad consiste en interpretar adecuadamente lo que ocurre. Toma la posta el político, para definir en función de ello cuáles son las medidas apropiadas." (Luis Pacheco). 11 SINTESIS DE LOS PRINCIPALES PLANTEAMIENTOS: GLOBALIZACION Y EMPLEO. Cambios en el empleo en Perú y América Latina, y en la vida laboral de hombres y mujeres. GRISELDA TELLO ADEC-ATC Una lectura de esta obra podría ordenarse respondiendo las siguientes preguntas: I. ¿En qué consiste el proceso de globalización y cuáles son los cambios que está introduciendo en el mundo? II. ¿Cómo se manifiesta este proceso de globalización en América Latina? III. ¿Cuáles son los efectos de estos cambios en el empleo? IV. ¿Cómo afectan la globalización y la flexibilización el mercado de trabajo en general y su diferenciación por género? V. ¿Qué otros planteamientos conceptuales se han construido para poder entender los recientes cambios? VI. ¿Cuáles son los cambios que experimenta la economía y el mercado de trabajo en el Perú? 12 I El proceso de globalización y los cambios de la economía y sociedad. Cada vez se va haciendo más claro que estamos en transición hacia un nuevo período histórico, caracterizado por un proceso de GLOBALIZACION de la economía y sociedad, el mismo que está provocando profundas modificaciones en todo el orden social, y del cual, el empleo no escapa, porque éste es una de las principales instancias en que se desarrollan dichos cambios. Este proceso de globalización que, en perspectiva histórica, agrega un nuevo eslabón en la integración mundial impulsado desde el siglo XV con el descubrimiento de América y las sucesivas olas de modernidad, introduce un conjunto de cambios que pasaremos a resaltar, a partir de los aportes de Tokman (pp. 13-22), Pacheco (pp. 61-88) y Scott (pp. 91-106). a. Cambios profundos en el orden internacional, con decisiva importancia de los mercados como asignadores de los recursos y mayor homogeneidad ideológica (a partir de la caída de los socialismos reales), que se expresan en una gran apertura comercial y financiera, y en una veloz transmisión de la información y del conocimiento. b. El eje del crecimiento económico y de la generación del excedente se traslada al sector privado, con lo cual no sólo se afianza una política económica con un enfoque neo-liberal, sino una visión particular de la naturaleza misma de la economía y la sociedad, y de la relación de ésta con el individuo: la filosofía económica-social liberal. c. Un nuevo orden de las fuerzas sociales en la esfera económica de las naciones, liderado por los sectores empresariales privados, que hoy se encuentran más articulados y en continua interacción por la propia fuerza dinámica del mercado, lo que hará posible su consolidación en el largo plazo. 13 d. Cambios en el contenido de las estrategias para el progreso social. El empleo ya no es más un objetivo independiente dentro del desarrollo, en su versión de pleno empleo propiciado por un Estado Benefactor, sino que está profundamente articulado y es interdependiente del crecimiento económico, en una relación compleja. Pero, el crecimiento sostenido no podría darse sin una expansión del empleo, mejoras en la redistribución del ingreso y reducción de la pobreza, con lo cual, el objetivo social, aunque tiene un campo más restringido que en el pasado, cobraría fuerza inédita. e. Cambios en el orden conceptual, dado que en adelante las fronteras entre lo nacional y lo internacional se diluyen, y es más difícil distinguir una de otra. Por ejemplo, entre inversión nacional e inversión extranjera. f. El marco doctrinario de los cambios económicos es el pensamiento neo-clásico, nacido en Europa a fines del siglo XIX, y que hoy se impone en el mundo, pero con estilos propios, reconocibles a nivel regional. Los diferentes estilos se sustentan en las variadas formas de asumir el desenvolvimiento de la economía de mercado, el rol del Estado, las estrategias de crecimiento a largo plazo, e incluso, las relaciones centro-periferia. En esta diversidad, Pacheco (pp. 67-71) distingue, de momento, la conformación de tres grandes estilos de economía de mercado: a) el estilo anglosajón y norteamericano, b) el estilo europeo, y c) el estilo del Asia Meridional y del Asia Oriental. g. Cambios en el carácter del conflicto internacional, de político a económico. Con la caída del bloque soviético, el sistema económico-social hegemónico, el capitalismo, ya no tiene más adversarios políticos. En adelante la lucha es intra-sistema, es decir, entre los principales bloques del sistema, y entre los centros dominantes de cada bloque. De tal manera que, una relativa homogeneización de las abismales diferencias entre el centro y la periferia de cada bloque podría ser un objetivo funcional a la expansión de cada bloque (Pacheco: 74). La lucha por la pobreza y el reciente interés por el gasto social en América Latina serían parte de esta estrategia, cobijados desde su propio centro dominante. A partir de esta construcción, en algunos casos a nivel hipotético, puede conceptualizarse el punto de partida para 14 elaborar los diagnósticos de lo que acontece en el Perú y América Latina, y orientar la acciones de los diversos agentes partícipes en el campo de la política económica y la política laboral. II ¿Cómo se manifiesta este proceso de globalización en América Latina? La Región vivió un largo período de crisis económica desde la década de los años setenta -cuyas causas pueden ubicarse en la crisis del modelo del Estado benefactor-, seguido de un continuo ensayo de fórmulas y experimentos para combatirla (o administrarla). Luego, sobreviene un proceso de ajuste de todo el sistema -que aún no acaba-, con un conjunto de reformas y privatizaciones, destinadas a moldear la economía y la sociedad e integrarlas en una nueva etapa del capitalismo, en marcha hacia un modelo liberal más puro. No todos los países latinoamericanos entraron a la vez en este proceso; Chile fue uno de los primeros en arrancar a partir de los años setenta, y Perú ha sido uno de los últimos en incorporarse, a comienzos de los noventa. Existe, por lo tanto, un saber aprendido en este corto período, que es necesario procesar para su uso eventualmente potencial entre los países, salvando las diferencias entre uno y otro. La entrada a esta nueva etapa se produce cuando muchos de los viejos problemas estructurales del período de industrialización por sustitución de importaciones no se han resuelto, tales como, el desempleo disfrazado, o el subempleo crónico. Sobre este contexto se instala y superpone la nueva etapa, provocando el recrudecimiento de los mismos y la generación de otros. Hoy se vive formas de trabajo de "todos los tiempos", ultra modernas como el ejecutivo internacional de las corporaciones; de modernidades anteriores como el profesor de colegio de barrio, el obrero de las fábricas clandestinas; tradicionales, como el vendedor ambulante (viejo pregonero o trajinante colonial), o la empleada doméstica (supervivencia del servicio personal). Todos en 15 común presionados por la economía de mercado. Entre los principales cambios que han ocurrido en América Latina como producto de este proceso de globalización, privatización y menor regulación, pueden señalarse los siguientes: a) Un rápido proceso de integración de América Latina a la economía internacional, por diversos mecanismos multilaterales, bilaterales (TLC, MERCOSUR, G-3, etc). b) Una cadena inevitable de procesos de ajustes y reformas, con cambios importantes en el rol del Estado y hegemonía del sector privado, que profundizan la diferenciación inter e intra países y modifican la vida de la población latinoamericana. c) Un nuevo contenido en las relaciones centro-periferia, como ya se sostuvo líneas arriba, en el marco de una lucha entre bloques y ya no entre sistemas. Una de cuyas recientes expresiones es la atención que los países del norte y los principales organismos financieros mundiales prestan a la pobreza y al gasto social en América Latina, junto a un conjunto de exigencias en los términos económicos de intercambio, el pago de la deuda y la instalación y consolidación del sistema democrático. d) Difusión de políticas liberales, que reemplazan a las políticas populistas, en el contexto de sociedades pobres, muchas de ellas con problemas de integración social y débil base institucional, que perfilan las características del liberalismo del subdesarrollo. Veloz difusión de las innovaciones tecnológicas, con trascendencia insospechada para todo el aparato social, y que profundiza la brecha tecnológica entre los países ricos y pobres. e) En suma, América Latina responde rápidamente a los cambios en la economía internacional, adoptando un conjunto de procesos de ajustes y reformas, sin disminuir su dependencia y con marcados desniveles de desarrollo intra-regional (entre los propios países latinoamericanos) e inter-regional (entre ésta -el sur- y su centro hegemónico -el norte-). Los horizontes de desarrollo latinoamericano pasan por una atenta lectura de las nuevas condiciones internacionales, para poder construir un planteamiento adecuado de las políticas 16 gubernamentales nacionales. Para Pacheco (pp. 77-84), el marco conceptual idóneo conducente a un crecimiento sostenido y mayor presencia en el sistema internacional, debe inspirarse en la corriente doctrinaria clásica (economía política) y no en la neoclásica (que separa lo económico de lo social). La primera resultó adecuada para un sistema social con falta de integración social, carencia de instituciones para afianzar la nueva forma de capitalismo y con enormes perspectivas encarnadas por la acelerada innovación tecnológica, tal como existe hoy en nuestros países. En tanto que la segunda, se creó en el contexto de una sociedad más homogénea, sin problemas de integración y con un sistema institucional importante. III ¿Cuáles son los efectos de estos cambios en el empleo? La transición por un proceso de ajuste y de estabilización y luego, por un ajuste de cambio estructural, se hace con altos costos sociales en América Latina. Aquí hay un consenso en todos los autores. Una estimación de dicho costo es el crecimiento del número de pobres, que según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), se incrementó de 135.9 a 170.2 millones entre 1980 y 1986. Lo que en cifras relativas representa el aumento de la pobreza del 41 al 43% de la población. Los efectos de los ajustes sobre el mercado de trabajo latinoamericano han traído consigo: crecimiento del desempleo abierto, caída generalizada de los salarios reales, expansión del empleo informal, precarización (o incremento de formas de contratación no protegidas). En suma, el mercado laboral se ha flexibilizado, y en algunos casos este proceso se echó a andar previo a las reformas. ¿Qué es la flexibilización? Scott (pp. 93-95) se hace esta pregunta y afirma que "es el eje principal de los cambios económicos recientes, tanto por influencia de la teoría neo-clásica como por las presiones reales sobre la competitividad de las empresas que buscan incorporarse al comercio global". Y agrega, que hay por lo menos cinco aspectos o modalidades de ella: a) flexibilidad salarial (combinación de altos y bajos salarios, con tendencia a la caída del valor de los costos salariales y no 17 salariales); b) flexibilidad numérica (en cuanto a la cantidad de trabajadores empleados, número de turnos, etc); c) flexibilidad funcional (tanto en las líneas productivas, como en la polivalencia de los trabajadores); d) flexibilidad tecnológica (reemplazo de la producción en serie con tecnología masiva, incluso a pedido del cliente) ; e) flexibilidad organizacional (cambio en la estructura jerárquica y vertical de las empresas, e integración horizontal entre las empresas por medio de la subcontratación, etc). No todos los países latinoamericanos han vivido con igual intensidad el conjunto de ajustes y reformas, García (pp. 23-30) llega a la conclusión, a través del estudio de las experiencias de Chile, Costa Rica y México, que las diferencias más notables de país a país, se deben a: a) Diferencias en el contexto interno y externo que marcan la situación inicial y el período en que transcurren dichos procesos de ajustes. Así, un elemento importante es el grado de acceso a recursos externos durante el ajuste estructural, cuyo volumen y disponibilidad pueden impactar contractiva o expansivamente en el crecimiento de la economía y, por ende, en el empleo e ingresos. Chile contó en su primera etapa del ajuste (1975-1984) con transferencias de recursos netos del exterior, que posibilitaron márgenes de expansión del modelo. Igualmente, Costa Rica durante el período 1981-1990. En cambio, México entre 1983 y 1988, no tuvo acceso a dichos recursos, y por ello, las políticas de ajuste fueron más restrictivas en el mercado de trabajo. b) Diferencias en cuanto a las estrategias de ajuste estructural: 1) en las políticas de ajuste fiscal y externo; 2) con las políticas de estabilización; 3) en las políticas de reformas económicas e implementación; y, 4) con la secuencia de políticas de ajuste, estabilización y reformas. El caso más ortodoxo correspondió a Chile, que introdujo simultáneamente estos cuatro grupos de políticas, causando un gran cierre de empresas y caída del empleo formal, desde el inicio del proceso. Los otros dos países, por el contrario, introdujeron reformas después que la economía estuvo ajustada y estabilizada, evitando múltiples shocks internos, y un ambiente de inestabilidad e incertidumbre. 18 c) Diferencias de ajuste reformas laborales. del mercado de trabajo: las En Chile, la reforma laboral con restitución y adecuación de la estabilidad laboral, institucionalización del diálogo, negociación colectiva y actividad sindical, recién se dio con el gobierno democrático en 1990. Antes (entre los años setenta y ochenta), el mercado laboral fue tratado como un "mercado de papas" (cuya lógica depende del ajuste de las cantidades por los precios), hasta lograr su flexibilización. En México y Costa Rica no hay reformas laborales, el proceso de adaptación del sector formal de la economía fue inducido esencialmente, por la caída del salario en relación a la productividad. Por lo tanto, el desafío para todas las economías con procesos de reformas laborales, es generar un descenso en la relación salario-productividad por la vía de aumentar rápidamente la productividad. d) Diferencias en el efecto a mediano plazo sobre la creación de empleos en el sector formal de la economía. Chile es el único de los tres países analizados por García que logra tener éxito en incrementar a mediano plazo el empleo formal, recién en el período 1985-1992, luego de una grave contracción arrastrada desde los setenta. El empleo formal privado creció por las altas tasas de crecimiento económico, y por los salarios bajos con relación a la productividad. Además, es el único país que completa un proceso de orientación de recursos hacia el sector 'transable' de la economía (caracterizado por tener acumulación de inversiones en el sector exportador y en el sector productor competitivo con las importaciones); y el que consigue alcanzar equilibrios macroeconómicos básicos, que le permiten inducir el crecimiento de la inversión privada sin acelerar la inflación. Costa Rica, por su parte, es la única experiencia equitativa del ajuste, manejando instrumentos de política que impidieron que recayera gravemente el peso del ajuste sobre los pobres. La experiencia chilena deja preguntas abiertas para el 19 resto de países latinoamericanos: ¿es inevitable el alto costo social (amortiguado con políticas sociales) para lograr resultados exitosos en materia de crecimiento económico (sin alterar, hasta el momento, sustantivamente la redistribución)? ¿O, es mejor el camino de Costa Rica, que teniendo acceso a recursos externos -igual que Chile, cuida permanentemente sus objetivos sociales, pero todavía no logra un crecimiento sostenido? En resumen, y tomando la idea de Tokman, los efectos más graves del ajuste del mercado laboral ocurridos en los años ochenta, son: a) el abandono de la meta del pleno empleo; y b) la pérdida de solidaridad sistémica, que atenta contra la integración de los más pobres. IV ¿Cómo afectan la globalización y la flexibilización el mercado de trabajo en general y su diferenciación por género? La introducción de la perspectiva del género en la discusión sobre el empleo, permite incorporar la problemática socio-política de las relaciones entre los hombres y las mujeres y, tratar a los sujetos sociales como actores de múltiples relaciones sociales, más allá de la estrictamente económica. En esta línea de investigación se sitúan los trabajos de Scott (pp. 91-106), pionera en este campo, y los de los jóvenes investigadores Gárate y Ferrer (pp. 107-148) y, Sandoval y Valladolid (pp. 169-187). Según Scott, uno de los cambios esperados por Standing, producto de los procesos de globalización y flexibilización del mercado de trabajo, sería la feminización global del empleo. Dicho raciocinio se sustenta en los siguientes considerandos principales: a) El deterioro de los ingresos familiares como consecuencia del impacto de las sucesivas crisis económicas y los ajustes, presiona a las mujeres a trabajar, aumentando las tasas de actividad laboral. 20 b) La mano de obra femenina es flexible y barata ad hoc para las empresas con problemas económicos y de competitividad, por lo tanto, las mujeres sustituirán a los hombres en sus puestos de trabajo. c) El crecimiento del trabajo a domicilio y la maquila, basados fundamentalmente en el trabajo de las mujeres. Pero, la segregación por género pone límites a la sustitución de hombres por mujeres (Scott:93). ¿Por qué? Porque de producirse la feminización como consecuencia de la flexibilización, estaría facilitando la desagregación y los procesos de sustitución. Y, la teoría de la segregación plantea que hay obstáculos a la desagregación que no necesariamente serían resueltos por la flexibilización. Estos tienen que ver con la división jerárquica del trabajo y la estructura de poder en la empresa, la cultura del trabajo y la identidad ocupacional que llegan a "contaminar" los procesos de mercado (la demanda y la oferta de fuerza de trabajo) por relaciones de género. "La segregación por género [en el trabajo] es fundamentalmente una segregación de tareas y ocupaciones, definida a nivel de la empresa. (..). La segregación por tarea es resistente al cambio porque se incorpora a la tarea misma, algo de la identidad social y sexual de la persona que trabaja allí. Una vez que la ocupación llega a ser 'femenizada' es difícil que un hombre postule a trabajar en ella, aunque esté desocupado. Asimismo, es muy difícil que sea aceptada una mujer en un trabajo 'masculino', por más calificada y comprometida que sea" (Scott:97-98). Por ello habría que preguntar cuánto de los cambios en el comportamiento del empleo por sexo, son producto de cambios estructurales en el patrón de segregación, y cuánto se debe a los procesos de flexibilización en sí, distorsiones en el mercado de trabajo y características propias de la estructura industrial. Scott ha demostrado a lo largo de sus investigaciones que este tipo de análisis debe plantearse a nivel micro. V ¿Qué otros planteamientos conceptuales se han construido para poder entender los recientes cambios? 21 La exclusión social. El desempleo y la desinserción social son el meollo de la problemática que ha conducido a la construcción del concepto exclusión social, que expone Sulmont (pp. 33-63) para el caso peruano. El concepto de exclusión social remite al modelo de integración socioeconómica y a las formas cómo ésta se gesta en la sociedad, particularmente, en la esfera económica, el ordenamiento político-institucional y las orientaciones valorativas dominantes. Se refiere "a la acción y al efecto de impedir la participación de ciertas categorías de personas en aspectos considerados como valiosos de la vida colectiva. Indica una negación o ruptura de lazos de reciprocidad entre determinados individuos y una colectividad. Expresa un proceso de extrañamiento que da lugar a la conformación de grupos sociales segmentados". (IBID: 35) De acuerdo a los diferentes campos y modalidades específicas de la acción social se distingue tres formas de exclusión social: a) La exclusión económica respecto a los sistemas productivos y mercados dominantes, entre ellos, el mercado de trabajo, crédito y seguros (seguridad social, seguros de vida). b) La exclusión ciudadana o carencia de los derechos formales y reales (civiles, políticos, sociales y económicos) para ejercer la libertad y participar en las decisiones y desenvolverse en la vida social. c) La discriminación cultural y diversas formas de segregación, entre otras, la racial; comprendiendo por discriminación "cuando algunas personas son percibidas por otras como inferiores y, de acuerdo a esta percepción, reciben un trato diferenciado y humillante en las relaciones sociales"; y por segregación, "un modo de discriminación que mantiene una distancia con una categoría de sujetos y les reserva espacios sociales propios, restringiendo sus posibilidades de movilizarse fuera de ellos". (IBID:39) Estas tres formas de exclusión social, interactúan entre sí, retro-alimentándose mutuamente en un "proceso perverso de suma de desventajas"; cuyo grado de persistencia depende de particularidades históricas y condicionantes estructurales que inciden sobre las diversas modalidades de exclusión. 22 El problema del empleo es en la actualidad uno de los factores decisivos de la exclusión social y, podría considerarse como una de las causas principales de exclusión del acceso a los frutos más valorados por la colectividad, generados por el proceso de cambio histórico. "El desempleo significa no sólo una exclusión económica, sino también una pérdida de capacidad sindical, gremial y política, así como una desvalorización del status social y un grave perjuicio a la autoestima personal". (IBID:40) VI ¿Cuáles son los cambios que experimenta Perú? Los estudios presentados permiten refrendar para el caso peruano, la manifestación de las características generales y comunes para los países latinoamericanos enunciadas precedemente y, resaltar algunos rasgos particulares. Asimismo, muestran las nuevas exploraciones en la reflexión teórica sobre el empleo con la noción de exclusión social, desarrollada por Sulmont (pp. 33-63). Y, dejan ver los avances en el enfoque de la oferta familiar de empleo, presentado por Garavito (pp. 149-168). Es oportuno resaltar que, para el caso peruano no existe un análisis equivalente al que García efectuó, para los procesos de ajuste y reforma de Chile, México y Costa Rica, no obstante que Perú iniciara estos procesos hace cinco años. Cualquier apreciación sobre los cambios que experimenta el país recientemente, debe tomar en cuenta cómo los factores estructurales (de larga duración) se hacen presente en el período actual, en el marco de una nueva etapa del sistema capitalista. En el enfoque de Sulmont se destaca un conjunto de procesos, previos al de la globalización, que han afectado las bases productivas y la integración social de la población peruana, perfilando una estructura social a la vez muy desigual y heterogénea, en la que amplios sectores de la población viven en una situación de pobreza y acumulan desventajas. Estos procesos son producto: 1) de la dominación colonial y oligárquica; 2) del modelo de desarrollo urbano-industrial, y 3) de las crisis y ajustes. Para Sulmont la actuación conjunta de estos procesos representan las raíces históricas de la exclusión social en el 23 Perú, donde dos tercios de peruanos son pobres y la mitad de estos se encuentran en extrema pobreza. Esta exclusión social se manifiesta en la existencia de mercados primarios restrictivos, la ambivalencia cultural y la precariedad de los derechos. Uno de esos mercados primarios restrictivos y desiguales es el de empleo, que junto al de crédito y al de seguros, pautan las diversas modalidades de incorporación a los procesos productivos e impiden adecuados niveles de vida. 1. Principales tendencias del empleo Perú inicia -como ya se sostuvo- los procesos de ajuste y reformas recién en los años noventa, bajo el gobierno del ingeniero Fujimori, en el contexto de una violencia política subversiva con Sendero Luminoso y crisis económica recesiva e inflacionaria, heredada de los gobiernos populistas próximo pasados. Entre las principales tendencias del mercado laboral de Lima Metropolitana, observadas a partir de los años ochenta en adelante, pueden señalarse, según el estudio de Gárate y Ferrer (pp. 107-154) elaborado en base a resultados de encuestas de hogares por muestreo, las siguientes características: a) Proceso de reducción del empleo asalariado (que de 62% pasó a ocupar al 53% de la fuerza laboral, entre 1984 y 1992), aunque con algunos signos de recuperación en 1993 (en que se elevó al 56%). b) Incremento de la informalidad, considerada como la variable clave del ajuste del mercado laboral (el empleo informal en Lima pasó de 37.9% a ocupar al 48.8% de los trabajadores entre 1984 y 1993). c) Aumento del empleo eventual, o empleo precario, caracterizado por ausencia de beneficios sociales, protección ante despidos injustos, limitada agremiación sindical, y bajos niveles de remuneración. Las estimaciones a través del tipo de contrato laboral, indican que este tipo de empleo pasó de 36.4% a ocupar al 49% de los trabajadores asalariados entre 1986 y 1993. d) "Terciarización" de la fuerza laboral. Entre 1984 y 1993, el volumen relativo de la PEA ocupada en el sector industrial se reduce de 27.4 a 23.7%, en tanto que, la PEA ocupada en los sectores comercio y servicios aumenta de 62.6 a 70.4%. 24 e) Incremento de empleos de baja calidad -definidos como aquellas ocupaciones que se desempeñan con niveles de calificación elementales, tales como, los servicios personales y de protección, la venta ambulatoria, etc-. Entre 1984-1987, apróximadamente 1 de 4 personas trabajaban en estas ocupaciones, para el período 19901993, dicha relación aumenta a 1 de 3. f) Agudización del subempleo y, por tanto, reducción del volumen de la PEA ocupada en empleos adecuados (que pasó de 67 a 13% entre 1980 y 1993). g) Caída de los ingresos reales promedios, particularmente entre 1987 y 1990, producto de los efectos de la crisis recesivo-inflacionaria. h) Aumento del desempleo abierto (que creció al ritmo de una tasa anual de 7.2% entre 1984-1993, en tanto que la PEA lo hizo en 6%). La agudización del desempleo fue gradual entre los períodos 1984-1989 y, particularmente grave, entre 1990-1993. En estos últimos años, se observa un notable crecimiento del producto (6.5% y 12.7% entre 1993 y 1994), con altas tasas de desempleo (alrededor del 9%). i) Y, junto a estos fenómenos, la incorporación sustantiva de mujeres al mercado laboral, en su mayoría insertas en los sectores terciarios de la economía, laborando en condiciones inadecuadas (conformando segmentos importantes del volumen de empleo precario y de baja calidad), y en un número reducido de especialidades en cada grupo ocupacional, estrechamente vinculadas a las actividades reproductivas. 2. Características del empleo femenino Uno de los fenómenos sorprendentes que se produjo en la década de los ochenta fue la creciente participación de las mujeres en la fuerza laboral -sin negar por ello, que las mujeres (particularmente pobres) han trabajado siempre a lo largo de la historia-. Entre los factores explicativos que se mencionan a dicha participación, destacan dos elementos: la fuerte caída de los ingresos familiares que elevaron -en algunos momentos- las tasas de participación de las mujeres casadas hasta casi el mismo nivel de las solteras (entre 46 y 47%, entre 1989 y 1990); y, el incremento de los niveles educativos (la PEA femenina con educación superior 25 pasó de 18 a 28% entre 1984 y 1993). El aumento de los niveles educativos es, tal vez, uno de los cambios más importantes de la fuerza laboral (especialmente, urbana) de las recientes décadas y una de las reivindicaciones femeninas más apreciadas. Su potencial es amplio -de mediar una educación masiva cualitativamente diferente y más ajustada a las necesidades del mercado laboral- para el impulso del desarrollo y, la modificación de las relaciones de género que perturban una adecuada inserción de las mujeres en la estructura ocupacional. Asimismo, otro de los componentes que condiciona el funcionamiento del mercado laboral en general, y la inserción económica de las mujeres, se relaciona con el peso de la estructura demográfica y el comportamiento de la natalidad, mortalidad y migración. Ellos inciden en el volumen y crecimiento de las disponibilidades de mano de obra y la oferta laboral y, sus efectos permanecen generacionalmente. Y, aunque la tasa global de fecundidad descendió de 4.87 a 3.53 hijos por mujer entre los Censos de 1981 y 1993 (p. 112), es urgente su planificación, porque ella redundará en una menor presión demográfica sobre los limitados recursos económicos, el estrecho mercado de trabajo y aliviará a las familias más pobres (que son las que tienen más hijos). El estudio del proceso de flexibilización del período 19901994 y su diferenciación por género, particularmente de tres subramas industriales: Laboratorios, Confecciones y Alimentos (Sandoval-Valladolid: 169-187), con predominancia de mano de obra femenina, revelan aspectos importantes de los recientes cambios a nivel micro-económico. En general, las empresas de estas tres industrias muy pronto se vieron presionadas por la competencia de las empresas extranjeras que las obligó a adoptar una serie de estrategias, con incidencia en el volumen de empleo y el tipo de mano de obra a contratar. Algunas de las estrategias más frecuentes para enfrentar la nueva situación han sido (y son): la reducción de unidades de producción y el traslado de secciones de producción a talleres (familiares, trabajo a domicilio, microempresas) en la industria de confecciones; el fusionamiento con empresas extranjeras en la industria alimentaria; la conversión de empresas productoras a empresas importadoras y/o comercializadoras en la industria de laboratorios. En el campo del empleo, las medidas frecuentemente asumidas han sido: el uso de vacaciones forzadas por secciones; la reducción del personal; la subcontratación (a empresas, en el caso de los laboratorios o, a talleres, en el caso de confecciones). Todas ellas inciden en la precarización del trabajo, con fuertes riesgos para la salud de los trabajadores y la salud materna. 26 En suma, se advierte siguientes componentes: un proceso de sustitución en los - Reemplazo de mano de obra femenina por masculina. - Sustitución de fuerza de trabajo estable por eventual. - Preferencia por trabajadores jóvenes. - Tendencia a contratar nuevos trabajadores formalmente calificados (de universidades, especialmente extranjeras, e institutos técnicos superiores), en reemplazo del personal calificado por experiencia en el desempeño de la propia ocupación. 3. Enfoque de la Oferta familiar de empleo El enfoque de la familia ha recobrado una perspectiva interesante en la investigación económica, al permitir trascender el nivel de análisis de los individuos, y tomar en cuenta los factores que transcurren y se deciden en el seno de ella. El artículo de Garavito parte de este enfoque para analizar los factores que determinan la participación laboral de hombres y mujeres y su posible cambio entre 1989 y 1992 (antes y después de las reformas laborales). 27 La familia, enfocada como una unidad económica, dice Garavito, tiene como objetivo la satisfacción de las necesidades de sus miembros, y para ello "produce" bienes domésticos y bienes de mercado. Para obtener estos últimos, parte del tiempo familiar disponible debe ser empleado en el trabajo fuera del hogar. ¿Cómo se decide quién sale a trabajar? Un conjunto de factores complejos intervienen, desde los factores macroeconómicos que afectan la posibilidad de encontrar trabajo y por lo tanto, la decisión de buscarlo, hasta la disponibilidad de recursos de tiempo e ingresos de la familia, el ciclo de vida familiar, los diferentes roles asignados a hombres y mujeres, así como, la diferencia en las características individuales (educación, edad, etc). Así, el tipo de hogar predominante en Lima es aquel, formado por un jefe varón y su cónyuge presente (78% del total de hogares estudiados), donde los jefes de hogar tienen una mayor probabilidad de participación que los cónyuges. En el caso de los hogares con jefe mujer y cónyuge ausente (16% del total y en constante ascenso), las tasas de actividad se elevan y las restricciones a la participación laboral (tales como, mayor edad y menor educación) no cuentan, porque ellas, generalmente pobres y de edad adulta, están obligadas a trabajar, si no tienen hijos adultos. Asimismo, la presencia de hijos menores de 6 años de edad parece determinar, en general, una mayor participación de los jefes de hogar y una menor participación de los cónyuges. Y, en cuanto al desempleo familiar, se aprecia que las mayores tasas van asociadas con una menor participación del jefe de hogar y, con aumento en la probabilidad de participación de la cónyuge en la fuerza laboral. En resumen, el proceso de globalización y reestructuración implica una nueva ruptura en el devenir histórico de la sociedad peruana y latinoamericana, con profunda trascendencia para todo el orden social, y para el empleo en particular, provocando una serie de cambios y modificaciones (que en esta obra se han tratado de precisar) y que son urgentes de atender. Queda una serie de aspectos poco tocados, o sin ser vistos, entre otros, los cambios en el empleo agrícola, el empleo regional, etc. 28 AJUSTE Y EMPLEO EN AMERICA LATINA VICTOR TOKMAN ********** América Latina y el mundo están experimentando cambios que van más allá de lo económico. Una apreciación de los mismos desde el punto de vista del trabajo, tal como la que aquí se propone, asumirá entonces una perspectiva más amplia, con énfasis en el largo plazo. Tres son los aspectos que fundamentalmente Primero, enfocaré cuáles son esos cambios. más que ajuste económico, estamos levantaré. Mi propuesta es que frente a un cambio más profundo, tanto en el escenario internacional como a nivel de los países de América Latina. Segundo, analizaré cómo esos cambios afectan al mundo del trabajo. Y, tercero, abriré una discusión acerca de hacia dónde vamos, ya que todos estamos, de una u otra manera, perplejos ante los cambios que vienen ocurriendo. I El primer tema es responder cambiando. qué es lo que ha estado Y lo primero que ha cambiado es, evidentemente, la economía internacional. globalización, con Ella está viviendo un crítico proceso de más importancia de los mercados como 29 asignadores de recursos, y con mayor homogeneidad ideológica. La globalización se ha manifestado, no solo en aperturas comercial y financiera, sino también -como consecuencia del gran cambio tecnológico- en el campo de la información y en la transmisión del conocimiento, que se efectúa hoy en día, a una velocidad sin paralelo en la historia. En gran parte del mundo se está reduciendo la participación del Estado, lo que implica una redefinición de la función del mismo. Esto por cierto no es nuevo, viene de atrás. Pero lo nuevo es que hoy en día aparece en un modelo mucho más puro. Y esto tiene particular importancia para aquellos que están preocupados por los problemas sociales, porque encuentran un terreno económico mucho más restringido para hacer políticas sociales que en el pasado. Desde el punto de vista ideológico, no hay duda que vivimos en un mundo más homogéneo, basta leer los diarios acerca de las reuniones en Washington entre Clinton y Yeltsin, para darse cuenta de que la caída de los socialismos reales disminuyó la tensión ideológica y el ambiente de inestabilidad en nuestros países. De hecho, hoy la inestabilidad es mucho más el reflejo de los efectos del cambio, que el resultado del conflicto ideológico. 30 Los cambios que vienen ocurriendo son a nivel mundial, y en América Latina se dan, como está sucediendo en todas partes, pero con algunas especificidades que debemos señalar. Primero, América Latina partió de una situación de sobreendeudamiento externo, que provocó una crisis adicional al cambio que procedía de las condiciones mundiales. Y, segundo, la región ha estado viviendo con características bastante diferentes a muchas partes del mundo. Ella permaneció en alguna medida con una capacidad autónoma que otras regiones no lo habían tenido por su grado de protección frente a la competencia externa. Es evidente que en este proceso hay un problema de ajuste y, en ese sentido, está bien denominado que el problema se haya planteado en cómo ajustarse a esta nueva situación. Cuando uno mira al conjunto de países latinoamericanos, observamos que todos han entrado en alguna medida en este proceso de ajuste, con distinta intensidad, con distintas mezclas de políticas y, por cierto, con distintos resultados. ¿Cómo se da en nuestra región el triple globalización, privatización y menor regulación? proceso de América Latina se integra muy rápidamente a la economía internacional. Todos están conscientes de los resultados de la ronda del GATT y de los mecanismos de integración multilateral. Pero, de lo que se está menos consciente es que ha habido una gran integración por reducción unilateral de aranceles en todos los países. Lo que 31 paso a ilustrar con la presentación de un sólo dato. En el año 1985, los aranceles promedios en América Latina fluctuaban, el mínimo en 35% y el máximo en 100%; y había varias categorías arancelarias. Es decir, teníamos un arancel relativamente alto, con gran amplitud y, además, con gran diferenciación entre sí. En 1992, o sea siete años después, el arancel promedio en América Latina fluctuó entre 14 y 22%, y se concentró, en la mayoría de los países, sólo en tres categorías. Por lo tanto, hoy en día la economía latinoamericana está mucho más abierta que lo que estaba hace cinco o seis años atrás; y la reducción arancelaria se produjo en un tiempo de récord mundial, y esto tiene evidentemente serias implicancias en el ajuste. Asimismo, ha ocurrido una integración por la vía de los acuerdos bilaterales. En los últimos cuatro años se ha celebrado nueve acuerdos de libre comercio entre los países, y se ha reactivado los movimientos de integración. NAFTA no existía, tampoco MERCOSUR. Hasta hace muy poco, Y también se están revitalizando algunos viejos esquemas, tales como el del Grupo Andino y CARICOM. En cuanto a los cambios en torno al Estado, se debe señalar tres aspectos importantes. Uno, es la fuerte caída del empleo público en casi todos los países. paralelo en otras partes del Dos, el ritmo inusitado, y sin mundo, de la privatización. 32 Y, tres, un tema que se discute poco en América Latina, la escasa iniciativa que tendrá en el futuro la inversión pública en el conjunto de las inversiones; con la sola excepción de la inversión en infraestructura básica, fundamentalmente en caminos, pero ni siquiera en el campo. Al parecer, existe ya en la región un denominador común de aceptación del rol protagónico de la inversión privada y, en lo posible, privada extranjera; y una reducida participación o débil proyección del rol del Estado como inversor. Por último, hay claramente en nuestra región un sistema regulatorio mucho menos exigente del que teníamos en el pasado, que se expresa en el comercio con la rebaja de aranceles, en las finanzas y también en lo laboral. desregulación desde el punto Se ha observado no sólo una de vista legal, flexibilización de hecho, por ajuste en los mercados. sino una De manera tal que, y retornando al planteamiento inicial, sostengo que más que ajuste, lo que tenemos es un cambio global muy profundo, experimentado en diferentes grados por todos los países de América Latina. II 33 El segundo punto que voy a tratar muy rápidamente, es ¿cómo afecta este cambio al mundo del trabajo? Sin lugar a dudas, se venía experimentando un modelo que históricamente parte desde los años '30 y que se sostuvo con bastante estabilidad y buenos resultados hasta fines de los años '60. América Latina creció durante ese período rápidamente, incorporó grupos sociales y, en algunos casos -no en muchos-, hasta mejoró la distribución del ingreso. Es decir, no sólo hubo una incorporación de migrantes rurales en las ciudades, sino que cayeron los niveles de pobreza y se registró disminución de las diferencias. Era un modelo que se basaba en el consenso explícito -o generalmente implícito en la mayoría de los países-, sustentado económicamente en un modelo de modernización importaciones industrializadora protegida, en la con sustitución administración del de mercado a través de la decisiones de los actores y, particularmente, con un Estado que intervenía directamente tanto en el sistema de regulación como en la creación de empleos. En lo que concierne a la regulación laboral, la forma de intervención que más se manejó fue la determinación del salario. En casi todos los países, los gobiernos jugaron un rol protagónico en la fijación de los salarios mínimos, los salarios públicos y en las reglas para la negociación colectiva. Interviniendo fundamentalmente para equilibrar las diferencias de los poderes de negociación entre las partes contratantes, 34 promocionar la protección laboral tendiente hacia la estabilidad del empleo, asegurar la protección laboral a través del desarrollo de los sistemas de seguridad social y de las políticas de bienestar. Es decir, que lo que teníamos en la región era un Estado Bienestar a la europea, que nunca llegó a funcionar plenamente porque todos sabíamos que tenía un alcance bastante restringido, y cuya cobertura comprendía sólo a aquellos que estaban integrados a la economía formal. Este modelo funcionó por casi tres décadas, empezó a mostrar síntomas de falencia, y sus límites fueron fundamentalmente dos: Primero, la inflación tolerable. Evidentemente, el ajuste se producía por el traslado de los precios y, por lo tanto, había límites de inflación que no se podían sobrepasar; y segundo, el déficit de balanza de pago que era financiable. Y lo que tuvimos fue un proceso de crecimiento con inestabilidad recurrente, pero con resultados bastante positivos. Así llegamos, en la década del '70 -bastante turbulenta- a la crisis. Y la crisis se produjo: propio proceso de sustitución; en casi todos los países; primero, por agotamiento del segundo, por inflaciones crónicas y tercero, por sobreendeudamiento externo, que fue la manera en que los países lograron financiar los déficit de la balanza de pago para seguir con el modelo de crecimiento hacia adentro. 35 En los '80 se produce el cambio, al cual me referiré muy sucintamente para exposiciones. no duplicar la temática con las otras Primero se introduce el ajuste de estabilización, después, el ajuste de cambio estructural; esto es, la reforma hacia la apertura con mayor presencia del mercado y menor regulación. La transición se hizo a costos sociales muy altos, los que todavía se están pagando. Nosotros hemos estimado que en este período de ajuste la deuda social, que definimos como lo que paga los grupos más pobres, aumentó equivalente al 5% del producto. habido en el ajuste. en América Latina en un Esta es la transferencia que ha No hay duda que el costo del ajuste fue en gran parte inevitable, en la medida que las economías estaban balanceadas, pero quedan muchas dudas sobre si la forma de distribución de este costo no podía haber sido más equitativa. De hecho, el perfil situaciones muy diversas. que tenemos por países muestra Países como Chile, que siguen un modelo absolutamente ortodoxo, con shock, donde la deuda social aumenta estrepitosamente hasta el año 1983, y que después desciende muy rápidamente, pero la suma del costo durante el período es quizás una de las más altas de la región. de Costa Rica y Colombia, hay también un En el caso aumento y una 36 declinación pero con una curva más suave, y con un costo social más bajo. En cambio, en los casos del Brasil y Perú, nuestras estimaciones indican que no hubo ajuste sino hasta el '90, y que lo que está ocurriendo en el fondo es que sin ajuste la deuda social siguió aumentando; es decir que, el no ajuste no es la alternativa del ajuste en términos del costo social. Otro aspecto que me parece importante señalar es la evolución del desempleo. En la mayoría de los países, el desempleo consecuencia aumentó como del ajuste, hasta aproximadamente el año 1985; de ahí en adelante empezó a bajar suavemente, de manera tal que entramos a los '90, con niveles muy parecidos a los de los '80. Pero, desde el inicio de los '90 hasta el año 1993, incluso el primer semestre de 1994 -que es hasta donde tenemos la información-, el desempleo aumenta, a pesar de que la economía latinoamericana está creciendo a más del 3% anual. Se están dando situaciones, donde los países que más crecen lo hacen con aumento de desempleo, y aquí hay un tema que yo creo que es importante investigar. Este problema -por lo menos en algunos casos- puede estar vinculado con la relación entre el deterioro de los ingresos y el comportamiento del mercado de trabajo. Ya que, hay un aumento en la tasa de participación para compensar la caída de los ingresos familiares, lo que impide disminuir el desempleo. 37 Durante este período, tenemos una caída generalizada de los salarios reales, que varían desde el 30% en los salarios mínimos promedios y en los salarios del gobierno, hasta el 10% de los salarios industriales. - Las causas son varias: Inflaciones aceleradas sobre todo durante el primer período de la década de los '80. - Debilitamiento resultado del poder de negociación sindical como no sólo de regímenes autoritarios en varios países, sino también por el aumento del desempleo y del empleo informal. - Y, sin lugar a dudas, por efecto de las políticas de ajuste, porque uno de sus objetivos centrales fue dejar caer los salarios reales. Yo creo que no hay nada de sorpresa en este resultado. Y el último resultado que quiero resaltar es que lo que tenemos en casi todos los países de América Latina es una expansión muy acelerada del empleo informal. De acuerdo con los cálculos promedios que disponemos para la región en su conjunto, en 1993 -último dato accesible- el 55% de la fuerza de trabajo no agrícola está microempresas. en el sector informal, incluyendo las Y, junto con la expansión del sector informal, hay una precarización mayor, en términos de recurrir a formas de contratación de trabajo no protegido. En este sentido, nuestra interpretación es que se fue produciendo en el mercado de trabajo 38 una flexibilización de hecho, antes que se reformara ninguna ley. Cuando se observan las reformas laborales en América Latina -muchas de las cuales todavía están en los Congresos siendo discutidas por años-, se observa que lo que hoy está pasando en la legislación, pasó antes en el mercado de trabajo, y a pesar de que se alegue que la rigidez de la legislación laboral impidió flexibilizar. De hecho, lo que tenemos es que, después que se produjo la flexibilización, vino una ronda de modificaciones laborales legales, con sólo algunas excepciones de reformas, como las de Chile y Panamá, para tratar de adecuar la situación legislativa a la realidad. La flexibilidad, cuando se produce de hecho, tiene costos mayores; porque evidentemente el proceso se produce de manera espontánea, no es guiado y aumenta la segmentación al permanecer nichos de sobreprotección en algunos sectores, con crecientes sectores de trabajadores que están absolutamente desprotegidos. III Finalmente, quiero plantear algunas reflexiones basadas en el examen de la situación actual. Por cierto, hay necesidad de 39 mirar operativamente cuáles son las políticas a seguir, pero ello también plantea la necesidad de identificar, cuáles son las bases del sistema en el cual estamos operando. Mirando hacia atrás, este período de ajuste llevó a dos hechos cruciales que cuestionan las premisas fundamentales en las cuales se basaban las teorías y, por ende, las políticas: la primera es la negación del pleno empleo, y la segunda es la pérdida de solidaridad del sistema. Se abandonó el pleno empleo oficialmente, primero en el norte y después en el sur. Fue cuestionado porqué no era posible, porqué era inconsistente con el modelo de desarrollo tecnológico y, fundamentalmente, por la prioridad absoluta que recibió el justificada. esfuerzo de estabilización, en muchos casos Creo que nosotros también agregamos -y esto en un sentido más de autocrítica- al abandono del pleno empleo, cuando llamamos la atención sobre los no incorporados del sector informal, y sobre que el problema central en nuestros países no era el desempleo sino el subempleo. Es claro que la intención fue buena, fue advertir acerca de dónde estaba el problema. Pero ese mismo hecho llegó a ser traducido en términos de que no hay que preocuparse del desempleo, porque ese es un lujo que sólo muy pocos se pueden dar. Hoy en día en retrospectiva, este abandono de la meta del pleno empleo -o como quiera que se defina-, afecto 40 a las estrategias de crecimiento y desarrollo en nuestros países. El tema de la solidaridad, también cuestionado, y por solidaridad me refiero a la solidaridad sistémica, a aquella que emerge del funcionamiento de la sociedad y de la economía. En primer lugar, porque la responsabilidad por la acumulación está siendo traspasada crecientemente al sector privado. Con la creciente importancia de los mercados, los agentes cambian y cuando la inversión depende, como depende hoy día, mucho más del sector privado, introduce también ciertos condicionamientos sobre las políticas económicas. Las tasas de ganancias tienen que ser atractivas y las intervenciones pasan a ser denominadas impuesto pasa a antiproductivas ser mirado o desde antieconómicas, la óptica de cualquier en cuánto interfiere con la rentabilidad de la inversión. En segundo lugar, porque en momentos de crisis, los costos de transferencia son muy altos cuando hay sistemas de protección. Los seguros de desempleo, las transferencias, pasan a ser no manejables, particularmente cuando durante el ajuste la prioridad principal es la reducción del déficit fiscal. Y, por último, hay una tendencia dirigida a aumentar la eficiencia del gasto social, que fundamentalmente tiende a focalizar y también a privatizar. Ello puede generar mayor 41 eficiencia, pero también sus resultados pueden ocasionar pérdida de capacidad distributiva en el gasto. En algunos sectores, particularmente en la salud, la situación es dramática porque se revierten las transferencias naturales que se deben producir en una economía en desarrollo. Termino con una reflexión final. La pregunta que debe hacerse hoy es, en qué medida este abandono del pleno empleo y la solidaridad sistémica es inevitable y va a ser permanente. En esencia, las respuestas que podamos dar para construir nuevas bases de desarrollo dependen también de lo que podamos decir sobre estos temas. La opción que parecen estar tomando los países desarrollados es volver a la meta del pleno empleo, al menos en lo formal. Han aparecido recientemente varios informes en los países desarrollados donde parece ser que lo que estaba muerto está resucitando. Aún más, hay algunos informes recientes, bastante influyentes, que están señalando que en realidad hubo exceso de rigidez en las políticas macroeconómicas, y que habría un poco más de espacio para promover una reactivación en los mercados internacionales que podían ser más conducente al empleo sin producir inflación. En realidad, objetivos. tenemos necesidad de rescatar los dos No sólo tenemos que volver en alguna medida a postular que el pleno empleo es un objetivo por sí mismo, y que 42 la solidaridad del sistema también debe constituir un objetivo. Es evidente que, si esto se transforma sólo en un juicio normativo o voluntarista, no tiene sentido operativo; y lo que también parece claro es que si tomamos conciencia de los cambios que han ocurrido tampoco hace posible volver al pasado. Es decir que, este modelo no puede volver al anterior, cerrado y basado en la redistribución interna. Por lo tanto, habrá que repensar en ¿cómo operar en un nuevo ambiente? Para finalizar, sólo quisiera dejar planteados tres puntos que ayudan en este repensamiento: 1º Hay que analizar mucho más la relación entre la política macroeconómica y la generación de empleo, particularmente en relación inflación. al impacto potencial que tiene sobre la En muchos países -con razones justificadas en algunos- se han excedido en la restricción macroeconómica para combatir la inflación. una primera inflación etapa que se hasta pueda Si bien ello se justifica en alcanzar mantener ciertos a través umbrales del de tiempo. América Latina, en promedio, está llegando a montos de inflación -excluyendo Brasil- bastante aceptables para niveles internacionales, que ya ameritan que en algunos países -y vuelvo a señalar, no en todos- valdría la pena empezar a mirar cuánto vale un punto de inflación, en 43 términos de cuánto se podría conseguir en expansión del empleo. 2º El segundo tema empleo. es volver a repensar el concepto mismo del Sin duda, en la vieja concepción del pleno empleo, aquel era concebido como asalariado, estable y protegido; de ahí saltamos a otra situación, donde la mayoría de los empleos no son así. Obviamente, no se puede volver tampoco a un mundo donde además cambió la forma de organización de la producción y del trabajo y donde van a generarse menos empleos asalariados, remunerados y estables. Por lo tanto, hay que revisar ¿qué quiere decir empleo?, ¿cuáles son las formas válidas de empleo?, ¿cuál es la manera que se entendería que la creación de empleo es legítima y no espuria? 3º Por último, la solidaridad sistémica pensada en términos de la concepción del estado bienestar, donde todo el mundo estaba incluido en una insuficiencia crecientes. cobertura universal, mostró Mucho más en América Latina, donde ni siquiera se puede recorrer el camino de manera acelerada. Hoy en día, quizás correctamente, la búsqueda está mucho más en cómo garantizar los ingresos mínimos y en concentrarse en cómo mejorar la equidad y la igualdad de oportunidades. Es decir, en asegurar a todos la misma oportunidad de acceder y de equilibrar los poderes de 44 negociación; ya que las mismas siguen siendo hoy tanto o más desigual que en el pasado. BIBLIOGRAFIA CAMPERO G. y FLISFISCH A., TIRONI E., Y TOKMAN V. (1993), Los Actores Sociales en el Nuevo Orden Laboral. Santiago, Dolmen Editores. INFANTE R. Y TOKMAN, V. (1994), 'Monitoring poverty and employment trends: An Index for The Social Debt', en R. Van Der Hoeven y R. Anker (Edt.), Poverty Monitoring. An International Concern. Londres. OIT (1994), 'Preservar los valores, promover el cambio. La justicia social en una economía que se mundializa'. Memoria del Director General de la OIT, Conferencia Internacional del Trabajo, Ginebra, junio. OIT (1994), Hacia el Pleno Empleo. Ginebra, agosto. 45 OIT (1994), Las Dimensiones Sociales de la Liberalización del Comercio Mundial. Ginebra, noviembre. STANDING G. Y TOKMAN, V. (1991), Labour Market Issues in Structural Adjustment. Ginebra. TOKMAN, Víctor (1987), 'Progreso Técnico, empleo y desarticulación social', Pensamiento Iberoamericano. Madrid, enero-junio. ------ (1990), 'The Informal sector in Latin America. Fifteen years after', en D. Turham. B. Salome y A. Schawarz (Edt.), The Informal Sector Revisted. París, OECD. ------ (1991), 'Pobreza y homogenización social. Tareas para los noventa', Pensamiento Iberoamericano. No. 19, Madrid. ------ (1991), 'Políticas de Empleo para la adaptación productiva en América Latina', Estudios del Trabajo. Primer semestre, Buenos Aires. ------ (1992), Beyond Regulation. The Informal Sector in Latin America. New York, Lynne Rienner. ------ y Wurgaft, J. (1994), 'Tendencias hacia la Integración 46 Económica Subregional en las Américas: Problemas y Oportunidades para la Seguridad Social', la Asociación Sexta Conferencia Regional Americana de Internacional de Seguridad Social, Bahamas, 12-15 de abril,. AJUSTE, REFORMAS Y MERCADO LABORAL. LAS EXPERIENCIAS DE COSTA RICA, CHILE Y MEXICO1 NORBERTO GARCIA ************ Chile, Costa Rica y México son probablemente las experiencias más exitosas en términos de ajustes, reformas y estabilización en América Latina, y por lo tanto, interesa analizarlas como referentes para ver cómo se dieron esos procesos, 1 Reflexiones elaboradas por el autor, en base al libro del mismo nombre, publicado por OIT en 1994. 47 qué reformas se implementaron y qué rol cumplió el ajuste en el mercado de trabajo en el proceso integral de fortalecer la adaptación. Para ello tomaré los siguientes períodos, en el caso de Chile 1974-1992, en el de Costa Rica 1980-1990 y en el de México 1981-1992. Uno de los rasgos más distintivos es la diferencia en los procesos de ajuste estructural entre las experiencias nacionales. Estos procesos se orientan en casi todos los países hacia una apertura, desregulación y menor presencia del Estado sobre las actividades productivas, entre otras muchas reformas. Pero los objetivos específicos que se asumen a lo largo del tiempo, la secuencia de políticas y la forma en que se implementan, difieren de país a país, y es muy importante prestar atención a estos elementos, porque tienen mucho impacto sobre el comportamiento del mercado laboral. En esta perspectiva, en lo que sigue profundizaré en cuatro aspectos de las experiencias de Chile, Costa Rica y México. 1º Las diferencias en materia de contexto externo e interno que caracterizan la situación inicial, y el período en que ocurren estos procesos en dichos países. 2º Las diferencias entre las estrategias mismas de ajuste estructural. 3º Las diferencias de ajuste del mercado de trabajo. 48 4º Las diferencias en el efecto a mediano plazo sobre la creación de empleos en el sector formal de la economía. I Con respecto al contexto interno y externo, un aspecto a subrayar es el distinto grado de acceso a recursos externos durante el ajuste estructural. Este hecho es vital porque permite que el ajuste sea más o menos contractivo (expansivo), con su consiguiente impacto diferenciado sobre empleo o ingresos. El proceso de ajuste estructural en Costa Rica, durante el período 1981-1990, se caracterizó por tener un elevado acceso a recursos externos. habilidad para El Gobierno de Costa Rica exhibió una gran sucesivas renegociaciones externas que le permitieron acceder a una transferencia neta de recursos del exterior hacia el país, por un equivalente al 2.2% del PBI en promedio, durante diez años. Esto permitió que el ajuste de Costa Rica fuera en 1983-89 expansivo. 49 En Chile, la transferencia de recursos netos del exterior hacia el país durante el período 1975-1984, fue aún mayor que la de Costa Rica, y alcanzó alrededor de 2.8% del PBI -en promedio para el período citado. Probablemente en este caso, no fue aprovechado de la misma manera que en Costa Rica, pero en ambas situaciones, ese influjo neto de recursos del exterior dio margen para una expansión que no podría haber sido concretada sin el mismo. Es recién en 1984-89, que en Chile comienza a transferencia de recursos netos hacia el exterior. verificarse una Así, entre 1984 y 1989, este país transfirió recursos a un ritmo de 3,5% del PBI por año, aproximadamente, pero lo hizo cuando ya el nivel y el ritmo de crecimiento de sus exportaciones era de una magnitud tal, que permitía absorberlo sin provocar una lesión dramática sobre el ritmo de crecimiento económico. El caso de México es exactamente opuesto. Entre 1983 y 1988, este país transfiere recursos netos al exterior por un equivalente a casi 6% del PBI, y entre 1988 y 1992, transfiere recursos netos por un equivalente a 2.8% del PBI. Con ese grado de transferencia de recursos al exterior, México simplemente no puede crecer durante este período. Al contrario, debe efectuar esfuerzos para evitar una contracción. De hecho, con la revisión de estos simples datos 50 ya empezamos a clarificar algunos elementos, acerca de por qué ciertas políticas fueron más restrictivas y por qué se tuvo determinados impactos sobre el mercado de trabajo. Creo que esta diferencia, es una condición necesaria para explicar lo que pasa en términos de políticas, aunque no una condición suficiente. 51 II En cuanto a las estrategias de ajuste estructural entre los tres países, percibimos las siguientes cuatro diferencias: en primer lugar, en las políticas de ajuste fiscal y externo; segundo, en las políticas de estabilización; tercero, en las políticas de reformas económicas y su forma de implementación; y cuarto, en la articulación entre la política de ajuste, estabilización y la política de reformas. la política de Un ejemplo vinculado a este último punto es la distinta secuencia de políticas. En Chile se desencadena a partir del año 1974 el ajuste fiscal, el ajuste externo, una estabilización de shock y procesos de reformas económicas y sociales, todo simultáneamente. Esto equivale a introducir en la economía múltiples shocks internos, muchos de ellos opuestos entre sí, que contribuyen a elevar el grado de incertidumbre y por lo tanto, a frenar las decisiones de inversión durante mucho tiempo. Uno de los aspectos más notables durante los primeros siete años del proceso chileno, es que a pesar de la compresión salarial y del espacio hecho para generar ahorros y aumentar la rentabilidad, las decisiones de inversión no marcharon al mismo ritmo. Una de las razones que explica este 52 desempeño reside en la cantidad de shocks que se están introduciendo en la economía, al impulsar simultáneamente estos cuatro grupos de políticas. 53 A la inversa de lo que sucede en Chile, en México se sigue quizás en forma no planificada sino por sucesión cronológica de acontecimientos- primero, un ajuste fiscal y externo; segundo, algunos intentos adelante; tercero, de estabilización las reformas frustrados iniciadas desde después 1984 del en ajuste externo y fiscal exitosos, vale decir, desde 1985 en adelante; y, por último, una estabilización con crecimiento económico, con el pacto social que opera a partir de 1987. El hecho de que las reformas se introduzcan después del ajuste fiscal y externo, hace que las empresas en promedio estén en mejor situación para soportar el cambio de las reglas de juego. Las reformas encuentran a las empresas, en general, en una mejor posición para adaptarse al cambio, y este hecho también es vital para sostener el empleo durante este período. En Costa Rica, experiencia de Chile. el caso es notablemente distinto a la Entre 1980-1982, período de shock, hay reajuste cambiario, ajuste externo y pérdida paulatina del control de la política económica; en 1983-1985, ajuste fiscal y políticas de estabilización con un crecimiento expansivo fruto del acceso a recursos externos; y, desde 1985 en adelante, una vez que se logra la estabilización y el ajuste fiscal, comienza el proceso de 54 reformas. Es una secuencia muy nítida: las reformas son introducidas después que la economía está ajustada y estabilizada. Otra manifestación de las diferentes estrategias de ajuste, es la interacción entre la política del tipo de cambio real y la 55 política de reforma comercial. Este es un aspecto clave por su repercusión sobre el empleo. La cuestión central en este ámbito es la siguiente. En la medida en que se abre la economía, en el sentido de reducir los aranceles, perder el control administrativo sobre los flujos de comercio externo si, al mismo tiempo, se reduce el tipo de cambio real, el efecto conjunto será una caída mucho más intensa de la protección real agregada. A la inversa, si durante el período en que se efectúan las reformas comerciales se eleva el tipo de cambio real, la protección real va a tender a permanecer relativamente estable, defendiéndose más de la exposición a la competencia externa. Este es un tema muy relevante, porque si se observa que es lo que pasa en Costa Rica y México antes y/o durante los procesos de reforma comercial, se percibe que ellos deliberadamente evitan un descenso generalizado en la protección real, al elevar el tipo de cambio real y al mismo tiempo bajar la protección por el lado de los aranceles. Ello permite que las empresas soporten la competencia con el exterior en el período de transición y vayan readecuándose paulatinamente. 56 En cambio, en la experiencia de Chile de 1974 a 1981, el tipo de cambio real cae significativamente en el mismo período en que se están reduciendo aranceles y controles, con lo cual la protección real entre 1974 y 1981 desciende en más del 50%. La 57 consecuencia de ello es una elevada exposición a la competencia externa, desde el inicio mismo del proceso. Ello explica por qué en el sector de producción competitiva con las importaciones se produjo en Chile cierre de empresas, recortes de planta y un fuerte aumento del desempleo abierto, a pesar de que en el mismo período la economía estaba creciendo. Después de la crisis externa de 1982, se implementa en 1983-89 un alza del tipo de cambio real que induce un aumento de los niveles de protección real. dichos niveles habían recuperado el valor de 1973. Hacia 1990, Esto permitió una rápida recuperación del empleo en 1984-89. III En cuanto a la interacción de los procesos de ajustes, y reformas con los cambios en el mercado laboral, se observan las siguientes diferencias. En el caso de Chile, entre 1974 y 1992, se verifican tres reformas laborales: 1. Una, de hecho, a partir de 1974 con la suspensión parcial de la institucionalidad laboral vigente y la represión a la actividad sindical. 58 2. La reforma laboral de 1979 en adelante que busca una flexibilización, tratando al mercado de trabajo como si fuera un 'mercado de papas'. 3. La reforma laboral de 1990 -ya con el gobierno democrático- que se orienta a restituir y adecuar la 59 estabilidad laboral, a institucionalizar el diálogo social, normalizar la negociación colectiva y viabilizar una actividad sindical normal. En México y Costa Rica, al revés del caso chileno, no se verifican reformas laborales. El proceso de adaptación del sector formal de la economía mexicano fue inducido, vía esencialmente caída del salario en relación a la productividad, modificaciones en los convenios colectivos para darle mayor facilidad a las empresas para la reorganización del personal en planta y, sobre todo, vía acuerdos para aumentar la productividad, los que gradualmente van evolucionando hasta cristalizar productividad en 1992. en el acuerdo nacional de En Costa Rica tampoco se modifica la institucionalidad laboral vigente y el proceso de adaptación del mercado del trabajo es, igual que en México, vía caída de los salarios, aunque en este caso no tienen el mismo éxito en lograr aumentos de productividad. De hecho, cuando se analizan estas situaciones, la variable principal de ajuste del mercado de trabajo frente a los shocks es la relación salario-productividad; que dada la intensidad de los shocks y de las políticas de ajuste y estabilización desencadenadas 60 para contenerlos, producen una caída de los salarios reales muy fuertes. Por lo tanto, la caída de salarios reales genera un descenso en la relación salario-productividad, y por esa vía genera espacio para el ahorro, la rentabilidad, la inversión, etc. Y si se mira hacia adelante, el desafío de la 61 política económica consiste en generar un descenso en la relación salario-productividad, pero por la vía de aumentar rápidamente la productividad. Este sería un ajuste positivo y expansivo. Es claro que, en las tres experiencias estudiadas los costos del ajuste del mercado de trabajo varían de acuerdo a las diversas estrategias planteadas, los distintos puntos de partida, el acceso diferenciado a recursos externos y otras condiciones sociales internas, que son importantes tomar en cuenta. De acuerdo a la evolución de los salarios reales, se aprecian diferentes comportamientos. En Chile, inicialmente, caen en un 50% entre 1973 y 1975, crecen a un ritmo de casi 8% anual hasta 1981, y vuelven otra vez a caer alrededor del 20% entre 1982 y 1983 cuando la crisis internacional golpea a esta país-, para empezar a recuperarse realmente a partir de 1988, y llegar en 1992 al nivel de principios de toda esta experiencia. En Costa Rica, la caída inicial fue durante el shock externo de 1980-1982, que incluyó un ajuste cambiario muy grande que repercutió -junto con los efectos inflacionarios- en una caída de los salarios reales del orden del 35%. Este descenso fue 62 neutralizado muy rápidamente con políticas activas de salarios mínimos entre 1983 y 1985, que permitió una recuperación de los salarios de base -en 1985 los salarios mínimos reales estaban por encima del nivel del año 1980-; y de 1985 a 1990, el esfuerzo de 63 la administración costarricense se orientó a mantener los salarios reales, sin sobrepasar los niveles de la productividad. En México, la evolución de los salarios reales es como sigue: primero, se experimenta una caída del orden del 35 al 39% entre 1982 y 1984; segundo, estancamiento entre 1984 y 1987; y, a partir de ahí, hay una recuperación lenta pero firme; sin embargo, en 1992 los salarios reales todavía estaban por debajo de los niveles de preajuste. Por consiguiente, tenemos un cuadro bastante diferenciado en términos de lo que pasó con los salarios reales. A ello cabe agregar el ajuste por desempleo abierto que a continuación se reseña. En Costa Rica el desempleo abierto que estaba alrededor de 4,9% en 1980, se eleva hasta un máximo de casi 10% en 1982, y se reduce muy rápidamente a 5,5% en 1988 y a 4% -por debajo de los niveles de la crisis- en 1989. En México se repite una trayectoria bastante similar. En 1981, el desempleo abierto estaba alrededor de 4%; se eleva a 6,2% entre 64 1983-1984; y de ahí en adelante, comienza a descender rápidamente: 3,9 en 1987 y 2.6% en 1991 -por debajo de los niveles de preajuste. En Chile la trayectoria es totalmente distinta. El desempleo estaba en 4,8% en 1973; sube a 15,5% en 1975 y 20,6% en 1976; 65 retrocede a 15,1% en 1981; se eleva a 30% en 1983, ante el impacto del ajuste y de la crisis de 1982-1983; y de ahí en adelante, gracias al rápido crecimiento de la economía chilena entre 1985 y 1992, se reduce a alrededor de 4,6% en 1992. Por consiguiente, en el caso chileno, a diferencia de otras situaciones, no solo se eleva rápidamente la tasa de desempleo abierto, sino que permanece elevada durante un período mucho más prolongado. Con respecto al coeficiente de informalidad urbano, se observa también un patrón de comportamiento distinto entre los tres países. En Costa Rica, se verifica un aumento de 32 a 38% entre 1980-1982. Después comienza una reabsorción parcial leve (desciende a alrededor de 35% en 1990), quedando por encima del nivel de reajuste. En México se verifica un crecimiento sistemático del coeficiente de informalidad de alrededor de 21 a 28% en la década. En Chile el coeficiente se eleva desde un 25% en 1972 hasta casi 30% en 1982, y se reduce a 24% en 1992, por efecto del crecimiento del empleo formal dinamizado en este último período. Por lo tanto, la conclusión que se puede sacar de las tres experiencias en cuanto a los cambios en el mercado de trabajo es que los mayores costos sociales se verifican en el caso chileno. 66 Los mismos están relacionados con las condiciones iniciales, pero también con el tipo de estrategia aplicada, de shocks múltiples y avance simultáneo en estabilización, ajuste fiscal y externo, 67 reformas económicas y reformas laborales, que implican impactos más dolorosos sobre el empleo y salarios. IV El cuarto punto que desearía tratar es el efecto diferenciado del ajuste y reformas sobre la creación de empleos formales a mediano plazo. Después de once años de elevados costos sociales y un alto desempleo, en Chile, el empleo formal privado crece a un ritmo sorprendente del orden del 6% promedio anual en el período 1985-1992, inducido por las altas tasas de crecimiento económico en casi todas las actividades, y por los salarios relativamente bajos con relación a la productividad. En México, después contracción del estancamiento del período 1982-1987, de la el empleo formal privado crece a un ritmo relativamente más lento, alrededor de 2,5% anual. Y, en Costa Rica, el empleo formal privado crece a un ritmo del 5% anual en 1984-89. En síntesis, la experiencia que presenta los más altos costos sociales durante la transición es también, la que registra posteriormente el mayor crecimiento del empleo formal. Y, este es 68 el caso de Chile. Probablemente hay muchas razones que expliquen esto, pero entre ellas creo que es importante señalar dos. En primer lugar, Chile es el único país que completa realmente un proceso de reorientación de recursos hacia 69 transables, vale decir, acumulación de inversiones en el sector exportador y en el sector productor competitivo con importaciones, de un volumen considerable. Así, en 1992, el coeficiente de inversión se acercó al 30% del producto, del cual una fracción importante se destinó al sector transable y a la infraestructura de apoyo. En segundo lugar, es el único país que logra alcanzar equilibrios macroeconómicos básicos, que a su vez le permiten moverse con cierta solvencia en el proceso de inducir el crecimiento de la inversión privada sin acelerar la inflación. 70 Quizás la principal moraleja de la historia que he tratado de resumir, es que algunos de los costos sociales en que se incurrieron podían haber sido evitados, no sólo desde el punto de vista del manejo de las políticas hacia el mercado de trabajo, sino porque la estrategia de ajuste, estabilización y reformas podría haber sido planteada de una manera distinta a la que se ha mostrado. Asimismo, cabe subrayar que Costa Rica es la única de las tres experiencias, que se preocupó más por un ajuste relativamente más equitativo, y por ello manejo más ampliamente las respectivas políticas intrumentales, deliberada, que el costo para impedir en forma absolutamente del ajuste afectara prolongada la situación de los hogares más pobres. en forma muy Finalmente, la profundidad del cambio es muy nítida en Chile, único de los tres países que completa una reorientación de recursos hacia transables en el contexto de equilibrios macroeconómicos básicos. Esto último permite a este país un rápido y significativo crecimiento del empleo formal privado entre 1984 y 1992. 71 EXCLUSION SOCIAL Y EMPLEO: NOTAS PARA UN DEBATE2 DENIS SULMONT SAMAIN ************ INTRODUCCION El tema de la exclusión social surge como una novedosa preocupación ante el problema del desempleo y de la desinserción social que se presenta con creciente fuerza desde fines de los años 70 en la mayoría de los países industrializados. Luego de varias décadas de expansión con pleno empleo y protección social, las sociedades desarrolladas están atravesando un proceso de transformación que pone en cuestión las formas de integración social. Esta problemática plantea enormes desafíos teóricos y prácticos, llevando a cuestionar las orientaciones culturales básicas de la sociedad moderna. ¿En qué medida este inquietante concepto de exclusión social es pertinente para el Perú?. ¿En un país, donde el grueso de la población ha sufrido una situación de marginación y sigue viviendo Este documento es parte de un proyecto mayor denominado "La exclusión Social en el Perú", compartido con los investigadores Adolfo Figueroa y Teófilo Altamirano. El artículo presente es de mi exclusiva responsabilidad. 2 72 en la pobreza, hablar de exclusión social no resulta redundante?. ¿Este concepto nos aporta una nueva capacidad de interpretación?. ¿Su introducción responde a nuevos problemas? En el caso peruano, el uso del concepto de exclusión social resulta complejo porque no remite a un claro modelo de integración socio-económica. La mayoría de la población vive en situación de precariedad que no es asumida como responsabilidad ni por las empresas capitalistas ni por el Estado. Sin embargo, esta mayoría se moviliza y gesta sus propias formas de subsistencia, al margen y dentro de los espacios económicos y sociales dominantes. En este sentido, su exclusión es diferente de la que afecta las categorías más vulnerables en las sociedades dotadas de una economía desarrollada e integrada, con una mayor capacidad de regulación política y sofisticados sistemas de protección social. Nuestra hipótesis central es que los procesos de exclusión social hoy día en el Perú se generan sobre todo a partir de la lógica del sistema económico dominante, particularmente la referida al acceso a los mercados básicos -los de trabajo, de crédito y seguros- que son decisivos para la subsistencia y el desarrollo de las capacidades de las personas. La competencia en dichos mercados constituye ahora el mecanismo principal para la inclusión para unos y la exclusión para otros. Esta tendencia, sin embargo, se combina con los factores institucionales y culturales de exclusión, en particular la persistencia de la tradicional discriminación étnicocultural, asociada a la precariedad del Estado de derecho y de la democracia y la incapacidad del sistema político de garantizar los derechos fundamentales de todos los ciudadanos. Los procesos excluyentes se ven agraviados por la recesión y los bajos niveles de productividad de la economía por un lado, y la violencia política por otro. Evaluamos que, un tercio de los peruanos (más de siete millones de personas), conforman los "núcleos duros" de la exclusión social. En el polo opuesto, una minoría privilegiada - no más del 10%- concentra poder y recursos y está integrada a una dinámica económica y socio-cultural hegemónica a nivel nacional e internacional. Entre ambos, se ubica un abanico de grupos sociales en situación inestable, que combinan diferentes modalidades de inclusión y de exclusión. En el presente artículo, siguiendo un razonamiento sociológico, trataremos de contribuir a esclarecer la noción de exclusión social, principalmente desde el punto de vista del empleo, discutiendo su pertinencia en el contexto peruano. Nos proponemos: primero, aclarar nuestro enfoque conceptual, resaltando la dimensión económica, ciudadana y cultural de la exclusión 73 social; segundo, confrontar esta noción con las de explotación y empleo; tercero, precisar las hipótesis; cuarto, darle sustento empírico en el area de empleo; y quinto, resumir nuestras conclusiones. 1. LA EXCLUSION COMO CATEGORIA DE ANALISIS 1.1. El concepto de exclusión social y la integración social El concepto de exclusión social se refiere a la acción y al efecto de impedir la participación de ciertas categorías de personas en aspectos considerados como valiosos de la vida colectiva. Indica una negación o ruptura de lazos de reciprocidad entre determinados individuos y una colectividad. Expresa un proceso de extrañamiento que da lugar a la conformación de grupos sociales segmentados. La exclusión social tiene que ver con la problemática de la integración social; vale decir, la manera como las diferentes partes de la vida colectiva llegan a formar un todo, respondiendo a un cierto orden y proyecto social compartido. Podemos hablar de integración social (o inclusión activa) en la medida que los integrantes de una familia, una comunidad, una clase o una nación se reconocen mutuamente; responden a ciertos valores y aspiraciones comunes y establecen entre sí relaciones de reciprocidad. La integración social supone que, más allá de las diferencias y conflictos sociales, existen una identidad común y alguna complementariedad orgánica entre las partes que conforman el colectivo social. La exclusión social significa que un grupo deja de tener un lugar en un determinado espacio de integración social. En términos generales, decimos que una sociedad es integrada cuando existe en ella una conciencia nacional, un modo de desarrollo y una orientación cultural hegemónica, y un sistema eficiente de regulación socio-política. En esta sociedad, las élites y las clases dominantes y dominadas, en mayor o menor medida, participan de manera corporativa y, a la vez, conflictiva en la dinámica social. En este caso, podemos hablar de dominación y explotación, pero no propiamente de exclusión. En cambio, sí hablamos de exclusión cuando un sector de la sociedad no puede participar activamente en los campos de acción que corresponden al modo de desarrollo y la orientación cultural que prevalece en la sociedad (Touraine, 1991). Es el caso de los campesinos analfabetos que, además de la escasez de sus recursos para subsistir, no tienen 74 acceso a los códigos básicos de la cultura dominante; también, es el caso de los sectores de la población urbana atrapada en la pobreza, sin inserción laboral y disgregada. El enfoque propuesto requiere sustentarse en un análisis de los diferentes campos y modalidades específicas de la acción social. 1.2. Exclusión económica, ciudadana y cultural Podemos distinguir tres modalidades de interacción que corresponden también a formas particulares de regulación y de exclusión social. a. La organización económica que se refiere a las modalidades de producción y distribución de bienes y servicios destinados al consumo y la acumulación. Abarca diferentes tipos de sistemas productivos y de mercados. b. El ordenamiento político institucional que regula el ejercicio del poder, establece las normas y los deberes, y garantiza los derechos. La participación activa en este ordenamiento es lo que llamamos la "ciudadanía". c. Las orientaciones valorativas que corresponden a las tradiciones, las representaciones, los códigos, los referentes éticos y las aspiraciones compartidas que facilitan la comunicación y motivan la acción colectiva. Se expresan particularmente a través de la educación, la religión y los medios de comunicación. Esquematicamente, las interferencias entre estas tres modalidades de interacción pueden visualizarse del siguiente modo: ╔═══════════════════════════════════════════════════════════════╗ ║ * ORDENAMIENTO INSTITUCIONAL ║ ║ ║ ║ ║ ║ Normas ║ ║ derechos ║ ║ poderes ║ ║ ║ ║ Activos Códigos ║ ║ capacidades representaciones ║ ║ crédito valores ║ ║ *----------------------------------------* ║ ║ ORGANIZACION ECONOMICA ORIENTACIÓN CULTURAL ║ ║ ║ ╚═══════════════════════════════════════════════════════════════╝ Hablamos de exclusión económica respecto a una modalidad dominante de organización económica en la medida que, los sujetos 75 no tienen acceso a los medios que les permiten participar activamente en los sistemas productivos (unidades empresariales y de trabajo) y en los mercados básicos que corresponden a esta organización dominante. Tales medios comprenden diferentes "activos": tierra, capital físico, crédito y capacidades humanas. A su vez, estas últimas abarcan las capacidades de trabajo y creatividad que cada persona posee y cultiva mediante el aprendizaje y la experiencia, y sus "activos sociales". Estos últimos comprenden el conjunto de relaciones de confianza e influencia que las personas pueden hacer valer para participar en los sistemas productivos y los mercados. En el contexto de una economía capitalista, donde existe una separación social entre medios de producción y la mayor parte de la población, tres mercados desempeñan un papel central. Nos referimos a los mercado de trabajo, mercado de crédito y mercado de seguros (Figueroa, 1994). Es fundamentalmente, a través de estos mercados que las personas pueden acceder a los recursos necesarios para subsistir y producir. Estos mercados son decisivos para entender la exclusión social en las sociedades modernas capitalistas. Cada uno de ellos se sustenta en un contrato que involucra las capacidades y la confianza de las personas de manera selectiva. A diferencia de los mercados llamados "walrasianos", que son regulados básicamente por los precios (tipo "mercado de papas"), dichos mercados operan mediante la presencia de sectores excluidos y de imperativos institucionales. En el mercado de trabajo, para contar con mano de obra y asegurar su trabajo disciplinado, los empleadores requieren de un excedente de oferta laboral y tienen que ofrecer salarios superiores a los ingresos de los auto-empleados. Además, deben tomar en cuenta los derechos laborales plasmados en el ordenamiento legal. En el caso del crédito y de los seguros, los mercados tampoco son abiertos a todos; sólo funcionan dentro de relaciones sociales de confianza y con determinadas garantías. La exclusión de la modalidad dominante de organización económica en América Latina se manifiesta en la carencia de trabajo (desempleo) y en la participación en modalidades subalternas de organización económica (pequeña producción de subsistencia campesina y urbana). Estas últimas modalidades no están separadas de la primera. Existen relaciones entre la economía de subsistencia y pequeña producción por una parte y la economía empresarial capitalista, por otra. En otras palabras, encontramos diferentes grados y combinaciones de exclusión e integración económica. Hablamos de exclusión ciudadana cuando los sujetos sociales carecen de los derechos formales y reales, garantizados por una autoridad legítima, que les permiten ejercer su libertad, participar en las decisiones y desenvolverse en la vida social. 76 Esta exclusión se refiere a tres tipos de derechos: a. Los derechos civiles: libertades fundamentales de las personas ante la ley y el poder del Estado, incluyen la libertad de expresión el derecho de propiedad y el derecho de asociación. b. Los derechos políticos: el poder elegir y ser elegido. c. Los derechos sociales y económicos: el poder de disponer de un nivel básico de educación, bienestar y seguridad, y compartir los frutos del progreso; incluye el derecho del trabajo y de la seguridad social, que implican un principio "tuitivo", vale decir la protección de las partes más débiles. La asignación de derechos supone compatibilizar la garantía de las libertades (que implican diferencias) y la igualdad básica de oportunidades, tomando en cuenta los sectores desfavorecidos (Rawls, 1971). Resolver este problema con justicia supone no solamente un ordenamiento legal equilibrado, sino un proceso de interacción social de carácter democrático. En el terreno de la cultura y de las orientaciones valorativas de la sociedad, la exclusión se expresa en la discriminación cultural. Hablamos de discriminación cuando algunas personas son percibidas por otras como inferiores y, de acuerdo a esta percepción, reciben un trato diferenciado y humillante en sus relaciones sociales. Un sector social discrimina a otro para defender una situación de superioridad, justificando ésta en base a criterios biológicos, morales y/o culturales, tales como: la edad, el género, la raza, el origen social o la religión. Las propias víctimas de la discriminación tienden a interiorizar la representación inferior que se les atribuye. En algunas circunstancias, la discriminación da lugar a la segregación. Esta señala un modo de discriminación que mantiene una distancia con una categoría de sujetos y les reserva espacios sociales propios, restringiendo sus posibilidades de movilizarse fuera de ellos. Entre las formas de discriminación y de segregación, se encuentra el racismo que establece un vínculo entre ciertos atributos físicos y genéticos de determinadas categorías de sujetos y sus características intelectuales y morales (Callirgos, 1993; Portocarrero, 1993). La exclusión en una dimensión puede ser contrarrestada por modalidades de integración en otras. La integración ciudadana amortigua en parte, las desigualdades económicas y las formas de discriminación étnica o racial. Las capacidades adquiridas y el acceso a relaciones sociales pueden compensar también dichas 77 desventajas. Las modalidades específicas de exclusión e integración suelen mezclarse en la realidad social. El análisis de los sectores urbano-marginales en el Perú así lo demuestra. No obstante vivir en condiciones de precariedad económica, estos sectores tienen un alto nivel de participación social y simbólica, participación que se ejerce mediante el acceso a los medios de comunicación, la educación y los redes de relaciones sociales. La situación de dichos sectores consiste justamente en vivir en la frontera entre procesos de exclusión e inclusión activa. 1.3. La exclusión como proceso social Las diferentes formas específicas de exclusión señaladas interactúan unas sobre otras. Llamaremos exclusión social al proceso mediante el cual estas formas de exclusión se retroalimentan mutuamente. La noción de exclusión social implica que ocurre un proceso perverso de suma de desventajas. Este proceso tiene generalmente como punto de partida un acontecimiento traumático, algún tipo de "ruptura" que repercute sobre el conjunto de la vida. Por ejemplo, la pérdida de un empleo. La persistencia de la exclusión social depende de las particularidades históricas y estructurales que inciden sobre la economía, el ordenamiento política y la cultura de cada sociedad. Existen, sin embargo, algunos factores decisivos en torno a los cuales la exclusión social tiende a reproducirse. Entre ellos: la tierra, la identidad étnica-cultural, el género y el empleo. El problema del empleo nos parece el más relevante en el contexto actual. El desempleo implica que el sujeto social no participa en la producción, carece de una remuneración y prestaciones sociales asociadas al empleo, viéndose obligada a depender ya sea de un seguro de desempleo, de la ayuda familiar o de otra modalidad subalterna de subsistencia. Pero el desempleo significa no sólo una exclusión económica, sino también una pérdida de capacidad sindical, gremial y política, así como una desvaloración del status social y un grave perjuicio a la autoestima personal. Hablar de "procesos" de exclusión social supone superar un enfoque estático de la vida social. Consideramos que las relaciones estructurales -cristalizadas en determinados patrones de relaciones sociales- son el resultados y puntos de partida de procesos de 78 gestación, rupturas y transformación, en los que intervienen la acción social. El análisis sincrónico de las relaciones sociales debe combinarse con el análisis diacrónico de los proyectos de cambio de modelos (Touraine, 1989). La exclusión social no sólo se deriva del lugar ocupado en una estructura social dada, sino también, del estar marginado del proceso de cambio histórico que una colectividad considera como fundamental. 2. EXCLUSION SOCIAL Y CATEGORíAS AFINES El tema de exclusión social nos remite a categorías de análisis frecuentemente usadas en América Latina: la pobreza, la la explotación, la marginalidad, la heterogeneidad estructural. ¿Estas categorías aluden al mismo problema? ¿Cómo se relacionan con la noción de exclusión social? 2.1. La pobreza y la desigualdad La pobreza indica una carencia respecto a lo mínimo considerado necesario para vivir y un estado de inferioridad social. El nivel de pobreza es relativo a un determinado standard de vida en cada contexto social. La presencia de "pobres" afecta las relaciones humanas; provoca repulsión y alejamiento; pero también inspira compasión, indignación y solidaridad. De una u otra manera, la pobreza es objeto de escándalo y representa un desafío. La pobreza constituye la expresión más común y visible de la exclusión social. Pero, los pobres no están necesariamente excluidos de todo; pueden participar como trabajadores en la producción, ser reconocidos como ciudadanos e identificarse con los valores culturales de la nación. Existe sin embargo una estrecha correlación entre exclusión y pobreza. La acumulación de desventajas genera y reproduce una situación de pobreza. La desigualdad social se refiere a la existencia de relaciones de distancias jerárquicas entre estratos o clases sociales. Resulta del acceso diferenciado a los activos económicas, políticos y culturales. Los procesos de exclusión social son claves para entender la génesis de las desigualdades. Pero, a su vez la desigualdad social tiende a provocar reacciones de defensa de los grupos privilegiados y de resistencia de los desfavorecidos, lo cual contribuye a rigidizar la estrutura social y reproducir las desigualdades. En este caso, desigualdad y exclusión se retroalimentan. Pero puede ocurrir también que las diferencias sociales sean parcialmente compensadas y reducidas, como consecuencia de la acción social y política. La fronteras sociales pueden volverse más porosas, abriendo mayor espacio a la movilidad social y los 79 procesos de exclusión social pueden resultar menos acumulativos. Como categoría de análisis, la exclusión está asociada a una situación de desigualdad rigidizada. 2.2. Explotación y empleo ¿Cuál es la relación entre exclusión explotación? Explotar significa sacar utilidad de algo o alguien en provecho propio a través de una determinada actividad. Referida a las relaciones sociales de producción, consiste en apropiarse del excedente producido por el trabajo ajeno, ya sea indirectamente a través de una relación comercial o directamente a través de una relación laboral. El concepto tiene por lo general una connotación moral, indicando un "abuso" respecto a quienes producen el excedente apropiado; señala una perturbación en las reglas de reciprocidad aceptables por los grupos sociales. La explotación se funda a la vez en una relación de exclusión y de inclusión. Por una parte supone una separación social entre quienes controlan los recursos económicos estratégicos (tierra, medios de producción, crédito, conocimientos) y quienes no los controlan. Pero, por otra parte, supone una participación en el proceso productivo, lo cual implica un lazo social, una cooperación entre empleador y empleado. La relación capital-trabajo involucra ambas dimensiones, y resulta siendo una cooperación antagónica. Por un lado excluye a los trabajadores de una inserción estable en las relaciones sociales de producción, sometiéndolos a las condiciones del mercado de trabajo, mientras por otro, los incorpora en la organización de la producción, otorgándolas una cierta capacidad de intervención social. La explotación remite a diferentes modos de producción interrelacionados. La explotación en las empresas capitalistas se sustenta en el trabajo asalariado contratado directamente o subcontratado. La explotación en la pequeña producción de subsistencia descansa principalmente en el trabajo propio y el de los familiares. ¿Cuál es la relación entre explotación y empleo?. El concepto moderno de empleo remite al uso de las capacidades humanas en una actividad generadora de utilidad y valor social que pueda ser evaluada económicamente. Supone la existencia de un mercado de trabajo, es decir, un cierto espacio público en el que se interrelacionan la demanda y la oferta de fuerza laboral. El empleo puede ser dependiente o independiente. En el primer caso, el trabajador es explotado en la medida que 80 su contribución laboral no es adecuadamente retribuida de acuerdo a un criterio de distribución social considerado como "justo". Y, se le considera excluido de dos maneras: por un lado, cuando no participa activamente en la orientación del proceso productivo; y por otro, cuando pierde su empleo y se encuentra desocupado por un largo período. En el caso del trabajo independiente, la explotación corresponde a una succión excesiva de excedentes por los proveedores, los prestamistas y otras contrapartes; y la exclusión corresponde a la falta de acceso a la tecnología y al crédito, y a la incapacidad de competir en el mercado. El trabajo es una actividad humana capaz de añadir valor a las cosas. Supone una implicación personal. Demanda un esfuerzo y una disposición a cooperar. En este sentido, el mercado de trabajo no puede asimilarse al de cualquier mercancía. De alguna manera, la oferta y la demanda de trabajo involucran relaciones de coerción y/o de confianza. Una persona se ve obligada a emplearse porque no tiene otras fuentes de subsistencia. Su empeño en el trabajo es motivado por: la retribución económica que recibe a cambio de él, el temor a perder el empleo, y/o por compartir determinados objetivos y valores con otras personas. La lógica del mercado de trabajo no depende solamente del ajuste de las cantidades por los precios, como en un mercado de papas. La retribución económica al trabajo dependiente no puede descender por debajo de un cierto nivel, sin desincentivar al trabajador a emplearse y desenvolverse activamente en su labor, y sin afectar ciertos derechos reconocidos institucionalmente. Pero a su vez, el desempeño laboral descansa en la adhesión de los trabajadores a valores y objetivos comunes, compartidos parcialmente con los empleadores. Independientemente del hecho de estar asociado a una situación de explotación o no, el empleo tiene un valor en sí para la mayoría de la población en edad de trabajar. Además de ser una fuente fundamental de ingreso para vivir y un medio de acceso a los mecanismos de seguridad social, representa una base de auto-estima personal y de status social. Ser excluido del empleo constituye una forma decisiva de exclusión social en la sociedad actual. A cada tipo de empleo corresponde una determinada valoración social y económica, la cual depende del nivel de formación exigida así como de la utilidad, productividad y/o prestigio de los puestos de trabajo. Los empleos más preciados corresponden a los profesionales. En un status inferior, se encuentran los empleados 81 no profesionales, los obreros y el grueso de los ocupados en actividades de subsistencia. Hay que distinguir también, entre empleo estable y precario, y entre quienes pueden o no sindicalizarse. El acceso a cada mercado de trabajo depende tanto de la demanda correspondiente a la estructura productiva como de las características personales de la gente (edad, sexo, raza, prestancia), su nivel de educación y los activos sociales con los cuales cuenta. El carácter jerarquizado y excluyente de los diferentes tipos de empleos contribuye a la segmentación de los mercados de trabajo. Un aspecto fundamental de gran parte del empleo es su carácter precario, lo cual se traduce en una situación de inestabilidad e incertidumbre en la vida de la gente. La flexibilización de las relaciones de trabajo asalariado acentúa esta precarización en la medida que no exista un mecanismo de protección social en caso de despido, ni oportunidades de encontrar empleo alternativo suficientemente valorado. La precariedad del trabajo asalariado lleva a muchos trabajadores a instalarse por cuenta propia, buscando mayor seguridad, aún a costa de ingresos menores. 2.3. Marginalidad y de la heterogeneidad estructural Las teorías sobre la marginalidad y de la heterogeneidad estructural en América Latina resultan importantes por su afinidad con la problemática de la exclusión social. Relacionada inicialmente con el análisis de la explosiva migración y la conformación de los barrios populares periféricos de las grandes ciudades, la marginalidad sirvió luego para dar cuenta de la situación de la fuerza de trabajo no absorbida por los sectores modernos de la economía urbana. Matizando el concepto de "ejército industrial de reserva", la noción de "masa marginal" (Nun, 1968) apuntó a señalar la presencia de un excedente "dis-funcional" en cuanto a las necesidades de mano de obra por parte de las empresas en el capitalismo periférico. Algunos subrayaron que la generación de un excedente de mano de obra forma parte de la propia lógica de acumulación del capitalismo (Cardoso, 1971). A partir del tema de la marginalidad, lo que llama la atención es la capacidad de los excluidos de ocupar espacios modernos, autogenerar fuentes de empleo y de ingresos, conseguir servicios básicos, y convertirse en actores sociales con capacidad emprendedora. En efecto, la situación vivida por los nuevos pobladores urbanos no puede analizarse sólo en términos de carencia, sino también como proceso de acercamiento hacia el margen de la vida moderna urbana. "Conquistadores de un nuevo mundo", los invasores de la ciudad apuntan a afirmarse como ciudadanos con derecho a participar a la modernidad y al progreso (Degregori et 82 al. 1986); se constituyen en gestores de una nueva ciudadanía popular o "institucionalidad plebeya" (Franco, 1991). Los nuevos ciudadanos populares continúan "marginales" respecto a las clases dominantes tradicionales. Su acceso a las oportunidades de empleo en las empresas modernas y en el Estado es parcial; deben recurrir a la pequeña producción y los servicios informales para subsistir; sus condiciones de vida urbana son precarias y la discriminación étnica sigue presente. Pero están cada vez presentes en el corazón de la vida nacional. Paradójicamente, se puede hablar de la "centralidad de los marginados" (Touraine, 1987). La distinción entre oportunidades formales e informales de ingresos formulada originalmente por Hart (1973) y los trabajos posteriores de la PREALC sobre la heterogeneidad estructural, contribuyeron a eclipsar la teoría de la marginalidad. El enfoque de la heterogeneidad estructral insiste, sin embargo, en la problemática del dualismo, subrayando la persistencia de hondos procesos excluyentes y barreras sociales. De manera más desagregada que el dualismo, la heterogeneidad estructural da cuenta de la diferenciación compleja de los modos de producción y sus relaciones con las desigualdades socio-culturales. Pone el énfasis en la brechas existentes en el acceso a la tecnología y en los niveles de productividad. Llama la atención sobre la presencia de la economía campesina y del Sector Informal Urbano, al lado de los sectores modernos, empresarial y gubernamental. Permite analizar segmentación de los mercados de trabajo. Al igual que el dualismo, la heterogeneidad estructural es relativa. Parte del campesinado tiene acceso al mercado de trabajo asalariado mediante el empleo temporal y la migración de los hijos; la pequeña producción y las actividades informales entablan relaciones de intercambio comercial y de subcontratación con las empresas modernas. En suma, la heterogeneidad no implica sólo exclusiones, sino que conlleva también múltiples interrelaciones. 83 3. LA EXCLUSION EN EL PERU 3.1. Las raíces históricas Podemos identificar cuatro acontecimientos de ruptura que constituyen las raíces históricas de la exclusión social vigente en el Perú de hoy. a. La dominación colonial y oligárquica El hecho colonial ha afectado las bases productivas y la cohesión social la población indígena; ha significado el recorte de sus derechos y una discriminación étnico-cultural cuya herencia se hace sentir hasta ahora. El trauma colonial fue prolongado por la dominación gamonal y oligárquica de una élite criolla excluyente que personalizó el uso del Estado, no afianzó el mercado ni aseguró la legitimidad del régimen político nacional, creando un divorcio entre el Perú oficial y el Perú profundo. b. La marginación del desarrollo urbano-industrial La modernización económica y social, particularmente desde los años 50, ha significado un proceso de incorporación de amplios sectores de la población en la economía, la ciudadanía y la cultura urbano-industrial, abriendo el campo a nuevas aspiraciones, y nuevas formas de intercambios, conflicto y regulación. Pero dicho proceso de modernización, excluyó a la mayor parte de los campesinos pobres y ciertos grupos étnico-culturales por un lado, y por otro, dio lugar a una nueva marginalidad urbana. Creó una combinación de exclusión e inclusión parcial dentro de un horizonte de movilización hacia lo moderno urbano-industrial. c. La crisis y el ajuste La crisis y el ajuste estrecharon los canales de movilidad social, incrementaron la pobreza y la precariedad del empleo y provocaron el deterioro de las instituciones. La mayoría de la población se sintió desprotegida por el Estado. A los procesos de exclusión anterior, se sumó un nuevo proceso de exclusión dura procedente de las políticas de ajuste y desregulación aplicadas desde fines de los 70 hasta la fecha. Los nuevos excluidos comprenden: los asalariados despedidos o cesados de las empresas y de la administración pública; la clase media empobrecida; los 84 jóvenes escolarizados enfrentados restringidos; y los trabajadores actividades más vulnerables. a mercados de trabajo precarios empleados en más las d. Reestructuración y globalización de la economía Finalmente, hay que tomar en cuenta los nuevos patrones de producción, distribución y consumo que se perfilan en la región como consecuencia de la reestructuración y globalización de las economías nacionales. Estos patrones no están aún claramente definidos. Pero todo hace prever que la reconversión productiva tenderá a absorber menos mano de obra de la que expulsa, generando un desempleo -abierto y oculto- de carácter crónico, el cual ha de pesar cada vez más sobre los sistemas de seguridad social y cuestionar el trabajo asalariado "típico" como factor clave de integración social. Aún con fuerte reactivación económica, este problema afectará la mayoría de la población en edad de trabajar. Resumimos señalados: en el cuadro siguiente los cuatro procesos ╔═════════════════════════════════════════════════════════════╗ ║ Antiguos excluidos Excluidos intermedios ║ ║ ┌────────────────────────────┐ ┌──────────────────────────┐ ║ ║ │ Exclusión dura tradicional:│ │ Exclusión del desarrollo │ ║ ║ │ * Campesinos pobres │ │ urbano-industrial: │ ║ ║ │ * Grupos étnicos discrimi- │ │ * desocupados │ ║ ║ │ nados (sierra, selva) │ │ * auto-empleados en eco- │ ║ ║ └────────────────────────────┘ │ nomía de subsistencia │ ║ ║ └──────────────────────────┘ ║ ║ ┌───────────────────────────────────────┐ ║ ║ Nuevos │ Exclusión dura por ajuste y │ ║ ║ excluido │ desregulación: │ ║ ║ │ │ ║ ║ │ * cesados │ ║ ║ │ * clase media empobrecida │ ║ ║ │ * Jóvenes escolarizados sin trabajo │ ║ ║ │ * Trabajadores precarios │ ║ ║ └───────────────────────────────────────┘ ║ ║ ┌───────────────────────────────────────┐ ║ ║ Futuros │ Exclusión de los nuevos patrones de │ ║ ║ excluidos │ producción en la economía globalizada │ ║ ║ │ * mayoría de la PEA │ ║ ║ └───────────────────────────────────────┘ ║ ╚═════════════════════════════════════════════════════════════╝ 3.2. Procesos básicos de exclusión En el Perú, partimos de la constatación que existe una estructura social a la vez muy desigual y heterogénea, en la que amplios sectores de la población viven en una situación de pobreza y acumulan desventajas. ¿En qué medida estos sectores son víctimas de exclusión social en el sentido señalado?. ¿Cuáles serían las factores claves de esa exclusión?. 85 De los dos tercios de peruanos que se pueden calificar como pobres, la mitad se encuentran en extrema pobreza. Ello nos da una idea de la enorme proporción de quienes forman parte de los núcleos duros de la exclusión social y también, de quienes no tienen acceso a los estándares mínimos de integración social de las clases hegemónicas. Reconociendo esta situación básica, nuestras hipótesis pueden resumirse en torno a tres puntos: los mercados primarios restrictivos, la ambivalencia cultural y la precariedad de los derechos. a. Mercados primarios restrictivos La exclusión social hoy día en el Perú se deriva principalmente de la participación restringida y desigual de la población en los mercados que son básicos para incorporarse en los procesos productivos y garantizar la subsistencia en el marco del sistema capitalista dominante. Estos mercados son los de trabajo, de crédito y de seguros. - Tales mercados, por el tipo de transacción social que implican, operan mediante la existencia de una racionalización cuantitativa y una selección cualitativa. Su funcionamiento excluyente es intrínseca a la lógica capitalista. Pero la exclusión es agravada también por la estrechez de estos mercados, producto de las limitaciones del desarrollo capitalista en el país, y de la crisis recesiva que lo afecta desde mediados de los 70. - El desigual acceso a estos mercados está determinada por la distribución extremadamente dispareja de los activos sociales (propiedades, capital humano, prestigio, influencias), la cual se sustenta a su vez en un Estado de derecho precario, en la persistencia de una discriminación cultural y una gran diferenciación en los canales educativos. - Las restricciones señaladas llevan a la conformación de mercados y estructuras productivas subalternas (autoempleo asociado a la pequeña producción campesina y urbana), como resultado de las iniciativas de la población excluida para subsistir. Ello refuerza la vieja heterogeneidad estructural de la economía. - El limitado acceso a los empleos en las empresas capitalistas y la administración pública genera no sólo 86 desocupación sino también auto-empleo en actividades de sobrevivencia. El auto-empleo es impulsado por la carencia de seguro de desempleo y otras formas de protección social. Los ingresos en los sectores autoempleados son inferiores a las remuneraciones de los asalariados de las grandes empresas capitalistas. Pero también, la mano de obra desocupada y auto-empleada presiona sobre el mercado de trabajo asalariado y contribuye a deprimir el nivel de los salarios. - Adicionalmente, asistimos a una nueva segmentación del empleo en torno a las organizaciones modernas (empresas y administración pública), al darse una separación entre los núcleos integrados de trabajadores técnicoprofesionales y la mano de obra externalizada en situación precaria. La segmentación de los mercados de trabajo coexiste con una aguda competencia en cada uno de ellos. - El sistema de crédito formal es accesible solamente a un reducido sector de familias y unidades económicas. Los pequeños productores y comerciantes tienen que recurrir a modalidades informales o secundarias de crédito de corto plazo y con altos intereses. - El grueso de los peruanos depende de relaciones primarias de solidaridad y se encuentra al margen de los sistemas modernos de seguro para prevenirse de infortunios respeto a sus propiedades, sus actividades económicas y su vida personal y familiar. Quienes integran el sistema nacional de Seguridad Social y de jubilación están gravemente afectados por las insuficiencias y la crisis de este sistema. La privatización de la administración de los fondos de pensiones alcanza sólo a la población activa de mayores ingresos. b. Precariedad de los derechos La institucionalidad política es peruana inestable. No se ha consolidado un régimen de representación y de gobierno democrático. Existe un divorcio entre el orden jurídico formal y las prácticas reales. El Estado no contrapesa las desigualdades sociales y económicas. - Desde la Independencia, el derecho peruano se organizó 87 sobre la base de un modelo constitucionalista liberal. Pero el grueso de la población indígena no pudo ejercer sus derechos civiles y políticos debido a la carencia de educación y la falta de garantías en los procedimientos administrativos y judiciales. - La contradicción entre los principios liberales de igualdad ciudadana y la persistencia de la discriminación étnico-cultural y de relaciones estamentales creó una ambivalencia en la experiencia del derecho en el país. Esta ambivalencia se traduce en el reconocimiento formal de los derechos civiles y el maltrato cotidiano que experimentan gran parte de los peruanos (Ames, 1995). Marcado por esta ambivalencia, el proceso de afirmación ciudadana de la población fue un proceso desigual. Resultó más lento en las regiones campesinas. Tuvo mayor dinamismo en las ciudades. La escolarización, los movimientos campesinos, la migración masiva del campo hacia la ciudad, la sindicalización y la ocupación del espacio urbano propiciaron una participación masiva de la población marginada en la vida política nacional, contribuyendo al derrumbe del orden oligárquico. - La Constitución de 1979 estableció un modelo socialdemócrata que consagró una amplia gama de derechos socioeconómicos e instituyó una estructura de gobiernos regionales. - La recesión, las medidas de ajustes y las reformas neoliberales aplicadas en los años 80 y 90 contribuyeron a disgregar los actores sociales organizados, especialmente los sindicatos. La ineficacia del sistema de representación política para responder a las expectativas redistributivas de la población llevó a una desvaloración de la propia institucionalidad democrática. A ello contribuyó la creciente inseguridad creada por la inflación y el terrorismo, así como la corrupción e ineficacia de las instituciones públicas. - El sentimiento de inseguridad y la búsqueda de orden por parte de la gente, la desestructuración de la vida institucional, la rebaja de las aspiraciones inmediatas de los sectores más golpeados por la pobreza, han creado las condiciones para la emergencia de un gobierno autoritario legitimado por sus logros en la estabilización económica y la lucha anti-subversiva. El actual régimen político combina el liberalismo económico con la distribución prebendista de recursos públicos. 88 - La nueva Constitución aprobada en 1993 refuerza el liberalismo económico y el centralismo político; reduce significativamente las obligaciones del Estado respecto a los derechos socio-económicos, especialmente en lo que concierne la vivienda, la seguridad social y los derechos laborales. - En la actualidad, el sistema de representación política y la institucionalidad política tiende a debilitarse, mientras se consolida los grupos de poder económico. - El Estado no es garante de su propio ordenamiento jurídico. La crisis del Estado atañe en especial la administración pública y de justicia. La mayoría de los peruanos desconfía de las leyes y del sistema judicial y se acostumbra a recurrir a métodos informales, a la corrupción y a la auto-justicia para resolver sus problemas. - La propiedad accionaria de las principales empresas se encuentra concentrada en unos pocos grupos empresariales y en el Estado y, junto con el proceso de privatización, tiende a internacionalizarse. La pequeña propiedad agraria y urbana se ha difundido desde fines de los años 60; sin embargo, para la mayoría de la población ,esta propiedad no está consolidada jurídicamente. - En el campo de las relaciones colectivas del trabajo, el Estado abandona su función tuitiva, reforzando el poder empresarial y contribuyendo al deterioro de la capacidad de representación y de presión de los sindicatos. - La política de compensación social es extremadamente limitada respecto a la magnitud de la pobreza crítica. c. Ambivalencia cultural La dimensión cultural interviene de manera contradictoria en los actuales procesos de exclusión. - La población peruana se caracteriza por una pluralidad de procedencia étnico-cultural y un amplio mestizaje. 89 Persiste sin embargo la desvaloración del origen indígena asociado fundamentalmente a la condición de "serrano" o de "cholo". Cabe señalar también la situación de marginación de la comunidades indígenas de la Selva. - No obstante la pluralidad y la desigual valoración de las identidades de origen, se ha producido en las últimas décadas una mayor homogeneización cultural mediante la migración, la escolarización, la masificación de los medios de comunicación y la intensificación de los intercambios económicos y sociales. La población de origen serrana viene redefiniendo su propia bagaje cultural en el espacio urbano. - Las expectativas de progreso, reforzadas por los medios de comunicación, chocan con los mecanismos de exclusión económica. Tal situación genera diversas reacciones que oscilan entre la impotencia y la innovación, y entre la ruptura y la adaptación. El bloqueo de las expectativas y el sentimiento de discriminación de la juventud mestiza provinciana alimentó la violencia política que dominó la escena nacional a partir de 1980. Pero, simultáneamente, la laboriosidad emprendedora de los migrantes han dado lugar a una vasta economía informal y a la emergencia de nuevos empresarios identificados con la vertiente cultural andina. - Las redes de relaciones de parentesco y de lugares de procedencia y la organización territorial local ayudan a los grupos sociales marginados a incorporarse a los mercados y a acceder a mejores posiciones económicas y políticas. - El mayor contacto entre grupos de distintas raíces étnico-culturales en los mismos espacios sociales tiene efectos ambivalentes. Por un lado conduce a procesos más activos de comunicación intercultural y de mestizaje; por otro, suscita recelos y nuevas manifestaciones difusas de racismo que encuentran sustento en la herencia colonial del país y la tradición criolla y oligárquica identificada con el modelo europeo y norteamericano. - La diferenciación de los canales de educación y de formación profesional se convierte cada vez más en un factor clave de selección social. - La discriminación de género se ve alterada en los 90 sectores medios por el creciente acceso a la educación de las mujeres, y en los barrios populares por el rol activo que ellas cumplen en la implementación de actividades de sobrevivencia. Frente a la precarización de la situación laboral de los hombres, las mujeres ocupan un mayor espacio en la vida económica y social. 3.3. Exclusión, estructura y movilidad social Los diferentes procesos de exclusión e integración se cristalizan en la estructura social en la que es posible señalar tres situaciones típicas: - La primera, situada arriba de la jerarquía social. Corresponde a los núcleos duros de inclusión hegemónica; vale decir, los sectores que acumulan más ventajas. Estos conforman la clase económica y política dominante. Estimamos que reúnen aproximadamente un 10% de la población. - La segunda, situada abajo de la estructura social. Constituye el núcleo duro de la exclusión social, comprende: a los sectores que acumulan más desventajas, particularmente, los campesinos pobres de la Sierra y de la Selva, y la población urbana de menores recursos. Este núcleo coincide fundamentalmente con la extrema pobreza y abarca cerca del 30% de la población. - La tercera, se encuentra entre los dos polos anteriores. Lo denominamos el terreno intermedio. Este se halla ocupado por las llamadas clases medias y populares que combinan, en mayor o menor grado, algunas formas de inclusión y exclusión que se compensan parcialmente. Se trata también de una posición propicia a la movilidad social, ya sea ascendente o descendente, y de tipo horizontal. Abarca aproximadamente el 60% de la población. 91 ╔═══════════════════════════════════════════════════════════════╗ ║ Núcleo de ║ ║ inclusión ┌─────┐ ║ ║ hegemónica --------------> │ │ ║ ║ (10%) │ │ │ ║ ║ ╔════════╪══╪══╪════════╗ ║ ║ ║ │ │ │ ║ ║ ║ ║ │ │<-------║--- Zona crítica ║ ║ ║ └─────┘ ║ de arriba ║ ║ ║ ^ ║ ║ ║ ║ │movilidad ║ ║ ║ ║ │vertical ║ ║ ║ terreno ║ │ ║ ║ ║ intermedio ----->║ <──────┼──────> ║ ║ ║ (60%) ║ movilidad│horizontal ║ ║ ║ ║ │ ║ ║ ║ ║ │ ║ ║ ║ ║ │ ║ ║ ║ ║ ┌─────────┐ ║ ║ ║ ║ │ │<-----║--- Zona crítica ║ ║ ║ │ │ │ ║ de vulnera- ║ ║ ╚══════╪════╪════╪══════╝ bilidad ║ ║ │ │ │ ║ ║ Núcleo duro │ │ ║ ║ de exclusión -------> └─────────┘ ║ ║ (30%) ║ ║ ║ ║ ║ ║ ║ ╚═══════════════════════════════════════════════════════════════╝ En la frontera de cada núcleo se ubica una zona crítica de integración/inclusión. En la de arriba transitan los "ganadores" de la movilidad ascendente y los grupos dominantes en crisis que "caen" hacia un status inferior. En la de abajo se encuentran los sectores más vulnerables del terreno intermedio (por la precariedad de su acceso a los mercados, la fragilidad de sus activos sociales, etc.) y los que salen de alguna manera del núcleo duro de la exclusión, como es el caso de los migrantes que logran abrirse un pequeño espacio en la ciudad, y las mujeres populares organizadas en actividades de subsistencia. Existen intensos movimientos ascendentes y descendentes en cada una de esas zonas críticas. La movilidad social -horizontal y vertical, ascendente o descendente- está fuertemente asociada a los cambios ocupacionales. En Lima Metropolitana, se estima que en 1991, más del 60% de la Población Económicamente Activa (PEA) cambió de ocupación (Chacaltana, 1993: 23). Esta intensa movilidad se explica tanto por la reducción de personal en la administración pública y las grandes empresas, como por la mayor inestabilidad en los puestos de trabajo existentes. La fragmentación de uno de los espacios sociales señalados coexiste con una fuerte cohesión en torno a las redes sociales primarios y los grupos de origen étnico. 4. EL PROBLEMA DEL EMPLEO 92 El problema del empleo en un país como el Perú guarda importantes diferencias con el que tienen las naciones desarrolladas donde prevalece el empleo asalariado y, además, existe un seguro de desempleo. En el Perú, el empleo asalariado es más restringido -47% a nivel nacional y 62% en Lima Metropolitana, según el Censo de 1993-, y el empleo en actividades de subsistencia y de pequeña producción muy extendido. La tasa de desempleo de la PEA peruana -7% a nivel nacional y 10% en Lima Metropolitana en 1993- no resulta mayor que la de muchas economías industrializadas (3). Aquí, los que pierden un empleo se ven empujados a autogenerar su puesto de trabajo usando su propio capital humano y abriendo pequeños espacios de actividades para subsistir. Esta situación se traduce en el enorme peso que tiene el llamado "subempleo" en la medición del nivel de empleo. La tasa global de subempleo creció espectacularmente: del 26% en 1980 al 77% de la PEA de Lima Metropolitana en 1993. El sub-empleo es definido por el Ministerio de Trabajo como "empleo inadecuado", ya sea por tiempo o por ingreso (4). Pero de hecho más del 90% de este sub-empleo lo es por ingreso. El aumento de la tasas de sub-empleo indica que los ingresos de la gran mayoría de los trabajadores -asalariados e independienteshan decrecido por debajo del ingreso considerado como mínimo hacia fines de los años 60. Tal situación se deriva principalmente de la recesión con inflación. No es posible explicar cómo las dos terceras parte de la El desempleo registrado se limita al desempleo abierto comprendiendo sólo a las personas que buscan activamente trabajo y no lo encuentran (9.9% para Lima Metropolitana en 1993). Pero hay que tomar en cuenta al desempleo oculto, que corresponde a los "desalentados", es decir, a quienes dejaron de buscar trabajo por las dificultades de encontrarlo. Estadísticamente, éstos no son considerados como parte de la PEA, pero representan una fuerza laboral potencialmente disponible. Contándolos, se estima que el desempleo (abierto más oculto) llega al 22.4% de la PEA de de Lima Metropolitana en 1993 (Gárate, 1994). Por otra parte, la tasa de desempleo abierto se duplica si la referimos únicamente a los asalariados. 3 El subempleo comprende: el sub-empleo por ingreso (inferior a la Remuneración Mínima fijada en enero de 1967 ajustada según la variación del costo de vida) y el sub-empleo por tiempo (menos de 35 horas trabajadas semanales). Más del 90% del sub-empleo resulta por bajos ingresos. 4 93 población activa pueda sobrevivir en situación de sub-empleo por bajos ingresos -vale decir "sub-remuneración"- sin tomar en cuenta el incremento del trabajo femenino y del pluri-empleo. El trabajo femenino se incrementa de dos maneras: por un lado, mediante la participación de las mujeres en actividades de subsistencia organizadas en los asentamientos humanos de bajos ingresos, tales como, los comedores populares (trabajo no registrado en la PEA); por otro lado, mediante su ingreso en actividades productoras de bienes y servicios valorados económicamente (trabajo registrado por la PEA). El pluri-empleo constituye otro aspecto importante que debemos considerar. Paralelamente a la ocupación principal, un significativo porcentaje de trabajadores realiza actividades complementarias generadoras de ingreso. El empleo secundario de un jefe de hogar involucra frecuentemente a otros miembros de la familia. La evolución del empleo en los últimos 25 años muestra que, en cifras agregadas, la composición entre asalariados e independientes no se altera radicalmente. La tasa de asalariamiento sólo ha declinado ligeramente entre 1980 y 1981, y se incrementa en 1993 a nivel nacional; disminuye de manera más sostenida en Lima Metropolitana. ╔══════════════════════════════════════════════════╗ ║PROPORCION DE ASALARIADOS SOBRE EL TOTAL DE LA PEA║ ╟──────────────────────────────────────────────────╢ ║Censos Nacionales Nacional Lima ║ ║--------------------------------------------------║ ║1972 44.3 68.0 ║ ║1981 42.3 65.5 ║ ║1993 47.0 62.4 ║ ╚══════════════════════════════════════════════════╝ Los cambios más importantes se registran al interior de la estructura del empleo asalariado. En términos absolutos y relativos, observamos por un mayor aumento de la cantidad de asalariados ocupados en las pequeñas empresas y una menor cantidad en las grandes empresas, como se puede apreciar en el cuadro siguiente. Esta tendencia -asociada a una mayor precarización del empleo asalariado- corresponde a la propensión de las empresas de mayor tamaño a subdividirse en unidades más pequeñas y a recurrir a modalidades de subcontratación como forma de evadir las regulaciones laborales y reducir los riesgos en un contexto de 94 incertidumbre (Távara, 1995). ╔═══════════════════════════════════════════════════════════╗ ║ PEA ASALARIADA EN EL SECTOR PRIVADO POR TAMAÑO DE EMPRESA ║ ║ LIMA METROPOLITANA ║ ║ --------------------------------------------------------- ║ ║ Tamaño de empresa 1984 1993 ║ ║ (No. de trabajadores) ║ ║ (miles) % (miles) % ║ ║ --------------------------------------------------------- ║ ║ 1-10 228.8 33.3 490.8 44.2 ║ ║ 11-98 203.2 29.6 340.0 30.7 ║ ║ 99 o más 255.2 37.1 278.5 25.1 ║ ║ --------------------------------------------------------- ║ ║ Total 687.2 100.0 1109.3 100.0 ║ ╚═══════════════════════════════════════════════════════════╝ La categoría ocupacional que más ha decrecido en Lima Metropolitana entre 1970 y 1990 corresponde a los obreros sindicalizados del sector privado. El mayor aumento lo registran los vendedores ambulantes y los profesionales. De 20 mil en 1970, los ambulantes pasaron a 300 mil en 1990 (Verdera, 1994, Cuadro 4). Entre 1970 y 1990, la distancia entre las remuneraciones de los grupos ocupacionales que ganan más y los que ganan menos se ha reducido. En Lima Metropolitana, los profesionales del sector privado ganan apenas dos veces más que el promedio; los profesionales del sector público se encuentran al mismo nivel que los independientes no profesionales. Los grupos que mejoran ligeramente su posición relativa son los obreros no sindicalizados y los vendedores ambulantes. En cambio, baja un poco la posición de los obreros sindicalizados (Verdera, 1994: 24). El estancamiento económico llevó a una disminución en el ingreso laboral para todas las categorías de trabajadores, a pesar de su mayor nivel educativo. Las remuneraciones no compensan adecuadamente la inversión realizada en los estudios, especialmente en el caso de los profesionales. Esta situación lleva a una fracción significativa de la fuerza laboral calificada a abandonar el país. Además, buena parte de los recursos humanos más experimentados se ha dispersado por los retiros masivos de las empresas y de la administración pública. En el contexto de la recesión, las actividades de pequeña producción, comercio y servicios asociadas al llamado mercado informal han crecido de manera espectacular. Cualquiera sea la manera como se lo defina, dicho mercado absorbe una porción creciente de la fuerza laboral; según el Ministerio de Trabajo, abarcaba el 33% de la PEA limeña en 1981 y el 49% en 1992 (Gárate, 95 1994: 74). Junto al sector informal, ocupa un espacio cada vez mayor la pequeña empresa. Como vimos, la PEA asalariada de Lima Metropolitana que trabaja en empresas de no más de 10 trabajadores pasa del 33% al 44% entre 1984 y 1993. La expansión de la pequeña empresa, además de responder a los efectos de la recesión, guarda relación con la política de descentralización de la organización productiva y de externalización de las relaciones de trabajo, que se expresa en la constitución de redes de empresas subcontratistas, "services" y "cooperativas de trabajo". Las actividades informales y las pequeñas empresas emplean trabajadores familiares no remunerados y asalariados que por lo común no son registrados o están bajo contratos precarios de trabajo. También en las empresas mayores existe una alta -y creciente- proporción de asalariados en situación precaria. En 1990 y 1992, los eventuales representan respectivamente el 41% y 49 % del conjunto de la población ocupada asalariada privada en Lima (MTPS-DGE). Existe una alta rotación de personal y la mayor parte de los nuevos trabajadores son contratados por tiempo determinado u otra modalidad de relación laboral atípicos (Kritz, 1991). Las tendencias señaladas son desfavorables a la organización sindical. De acuerdo a la ley, el derecho de sindicalización es limitado a los centros de trabajo de 20 o más trabajadores. En Lima, ello significaba que sólo el 63% de los asalariados podía sindicalizarse en 1981; este porcentaje se reduce a sólo 53% en 1983. La tasa sindicalización en los centros de trabajo de más de 20 trabajadores también bajó de 65% a 50% entre 1961 y 1993, lo cual revela una actitud menos favorable de los propios trabajadores hacia la organización sindical. La baja en las tasas de sindicalización parece acentuarse en los últimos años. El porcentaje de trabajadores afiliados a un sindicato sobre el total de los asalariados ocupados en Lima Metropolitana bajó de 21 a 15% entre 1990 y 1992. La recesión económica y la flexibilización de las relaciones contribuyeron a debilitar a los sindicatos. Sin embargo este debilitamiento guarda relación también con la ausencia de concertación estratégica y de acuerdos mínimos entre los empleadores, el gobierno y los dirigentes sindicales respecto a las políticas de ajuste, la reconversión productiva, el empleo, etc.. El liderazgo empresarial se mantuvo a la ofensiva y el sindical a la defensiva. El desgaste de la representación sindical dejó sin representación a la mayoría de los trabajadores asalariados, reduciendo las posibilidades de algún pacto social. 96 ¿Cómo se presenta el problema del empleo en el futuro próximo?. Las proyecciones señalan que, no obstante la previsible baja de la tasa de crecimiento de la población, la PEA crecerá muy acentuadamente -más de 3% anual, vale decir un promedio de 280 mil personas cada año en lo que resta de la presente década-. En términos absolutos, la PEA sería en el año 2020 más del doble de lo que es ahora. Si bien incide la mayor participación femenina, el fuerte incremento de la PEA de los años 1990-2020 se derivará de la magnitud del estrato de población joven (40% de la población total con menos de 15 años en 1990) que está entrando a la edad de trabajar. Cómo dice Wicht (1983): "La explosión demográfica se dio en los cuatro decenios pasados (anteriores a 1980); la explosión laboral está recién empezando". Los desafíos que ello significa son considerables. La reactivación económica que se perfila desde 1993 no conduce a absorber mucha fuerza de trabajo. Las empresas capitalistas y el sector público incorporarán núcleos de trabajadores a la vez más restringidos y mejores calificados, incrementando sus remuneraciones y sus posibilidades de promoción profesional. La mayor parte de los servicios periféricos serán subcontratados y encargados a unidades pequeñas empleando a trabajadores precarios, sub-remunerados, con menores posibilidades de desarrollo profesional. Asistiremos a un reforzamiento de la dualización del mundo laboral en torno a las organizaciones modernas, tanto las del capital privado como del Estado. En esta dualización intervendrá cada vez más la competencia por acceder a mayores niveles de formación técnico-profesional. Pero, sumando los núcleos integrados y los círculos periféricos, la demanda de empleo por parte de las principales empresas y del Estado no podrá resolver el problema del excedente laboral. Por ello, persistirá la presión por la autogeneración del empleo en actividades de subsistencia y de pequeña escala, ya sea de tipo formal o informal. 5. CONCLUSIONES E IMPLICANCIAS POLITICAS En conclusión, el concepto de exclusión social debe situarse en una realidad persistente en el país donde la pobreza alcanza a alrededor de la mitad de los peruanos. Corroboramos que el acceso restrictivo a los mercados básicos constituye un mecanismo básico de exclusión. Pero este mecanismo opera a partir de una distribución extremadamente desigual de los activos económicos y la persistencia de una cultura discriminadora. Los procesos perversos de exclusión de estos mercados no son contrarrestados por el 97 Estado, debido a la precariedad de la institucionalidad política democrática. La preocupación actual por el tema de la exclusión expresa la exacerbación de los problemas señalados en la medida que los medios de comunicación y la educación incrementan las expectativas de movilidad. Los anteriores modelos de integración social se han desdibujado y las élites propician la competencia descarnada como forma de regulación. La competencia perjudica a los sectores que acumulan desventajas y los empujan a situaciones de exclusión dura. Los grupos situados en zonas vulnerables de exclusión se resisten a ella, movilizando los activos sociales que están a su alcance, en especial sus relaciones primarias. La mayor parte de los peruanos se encuentra no en una situación cerrada de exclusión sino en un estado de pobreza e inestabilidad. En términos relativos, los asalariados y las clases medias han sido las más afectadas económicamente por la recesión. Nuestro análisis sugiere que el problema de la exclusión social tiene que ser atacado simultáneamente desde una perspectiva sistémica global y desde la de los propios sujetos sociales. La perspectiva sistémica implica actuar de manera coordinada en el terreno de los mercados básicos, de la institucionalidad política y de los valores culturales. En cada caso, es importante reforzar las capacidades de los sectores desfavorecidos. Resumimos a continuación algunas implicancias políticas: a. Un primer eje de la lucha contra la exclusión debe consistir a ampliar la capacidad del país de generar empleos adecuadamente remunerados. La política de generación de empleo no puede estar al margen del incremento de la calidad y productividad del trabajo, lo cual demanda el involucramiento responsable y la formación permanente del personal empleado por ya sea las empresas capitalistas, la administración pública o las unidades de pequeña escala. Es necesario asimismo valorar a los asalariados empleados por las empresas sub-contratistas. Los incrementos de productividad deben traducirse en incremento de las remuneraciones, haciendo posible la disminución del pluri-empleo y de la jornada laboral. Ello debe acompañarse de un nuevo tipo de relaciones colectivas de trabajo que incorpore acuerdos sobre producción y empleo. b. La promoción del empleo requiere de la iniciativa de los pequeños productores, para quienes resulta decisivo la organización de redes socio-territoriales y sectoriales, y ampliar el acceso al crédito. El sistema financiero debe adecuarse a las condiciones de operación de la pequeña producción, propiciando formas de garantía solidarias, de eficiencia colectiva y de apoyo institucional 98 descentralizado. El fomento de las actividades de los pequeños productores implica consolidar sus derechos de propiedad. c. La consolidación de una institucionalidad política eficaz y democrática es fundamental para garantizar y compatibilizar los derechos ciudadanos. Se requiere una continuidad democrática basada en un sistema estructurado de representación, que incorpore a los partidos y las organizaciones sociales y genere espacios públicos para su concertación. Ello implica superar el sesgo centralista del régimen constitucional y consolidar los gobiernos locales y regionales. Un objetivo central lo constituye también la mejora de la administración pública, y en particular de la administración de justicia. d. En el campo de los derechos sociales, tienen prioridad: la educación pública y la mejora de su calidad; el acceso universal a los servicios de salud preventiva materno-infantil y al primer nivel de atención; y el desarrollo de un sistema de Seguridad Social eficiente y plural, garantizado por el Estado, apuntando a preservar y ampliar la cobertura de los sectores de menores ingresos y a mantener niveles justos de remuneración a los pensionistas. La defensa de los derechos sociales exige además la implementación de Programas de compensación social dirigidos hacia la alimentación, la salud y el empleo de los sectores de mayor pobreza afectados por las políticas de ajuste. e. Finalmente, la acción contra la exclusión no puede prescindir de políticas apuntando a modificar las actitudes respecto a la discriminación étnico-cultural y de género, y la desigualdad social en el país. Ello demanda una perspectiva de largo plazo, enfocada tanto desde las mayorías sociales como desde las élites. Los principales terrenos de intervención para promover nuevas orientaciones culturales son: el sistema educativo, dando prioridad a la enseñanza básica y atendiendo la formación de los maestros; los medios de comunicación, especialmente la televisión; y la capacitación de líderes sociales y políticos. Para combatir los prejuicios y comportamientos discriminatorios, se requiere poner el énfasis en los valores de la auto-estima, el mutuo respeto entre las personas y la interculturalidad. 99 BIBLIOGRAFIA CALLIRGOS, J. C. (1993), El racismo. La cuestión del otro (y de uno), Lima, DESCO. CARDOSO, F. H. (1971), "Comentarios sobre los conceptos de sobrepoblación relativa y marginalidad", Revista Latinoamericana de Sociología, No. 1/2, Santiago de Chile. CHACALTANA, J. (1993), La movilidad ocupacional en Lima Metropolitana: Una aproximación microeconómica. Taller de Empleo, Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú y Asociación Laboral para el Desarrollo, Lima. 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Desde una perspectiva metodológica, se procura subrayar la necesidad de que, al elaborarse diagnósticos y políticas sobre el empleo y la equidad social, se considere en su peso debido, a los procesos de la realidad nacional e internacional tomándolos en cuenta como contexto que define significados en los fenómenos relevantes a la problemática del empleo. Toda acción dirigida a contribuir a construir sociedades equitativas en la región latinoamericana supone esfuerzos orientados a hacer viable el desarrollo social, a forjar más equidad entre los agentes económicos y sociales, a lograr una mayor calidad de vida difundida en la población. Teniendo ese propósito en mente, la discusión creemos necesario definirla en términos de la dirección estratégica requerida para avanzar hacia los propósitos señalados. Ahora bien, la explicitación de una orientación estratégica supone conocer bien el marco objetivo en el cual se encuentran inscritos los procesos de la realidad económico-social sobre los que se quiere influir. En el caso específico que concierne a estas notas, creemos que los lineamentos dirigidos a una mejora en la situación del empleo, tendrán un sustento firme si se basan en un adecuado conocimiento del contexto de la realidad pertinente. Este a todas luces es un criterio conocido. Mas lo que nos lleva a subrayar este requisito de índole metodológica y que nos lleva a realzarlo es el hecho de que entre la década de los 80's y hoy se han producido cambios fundamentales en este contexto, tanto en su dimensión internacional como en la nacional. En el caso peruano, las transformaciones con indiscutible relevancia similarmente se dan tanto en el ámbito internacional como en el nacional, pero en estas notas enfatizaremos el nivel internacional por el especial alcance de sus efectos. PRINCIPALES TRANSFORMACIONES ECONOMICO-SOCIALES 103 Cambios profundos en el contexto internacional Veamos una ilustración de lo aquí afirmado. Como está siendo apreciado de manera clara, las fronteras entre lo nacional y lo internacional se han venido diluyendo. Como expresión de ello, en los últimos años se ha expandido el comercio internacional, se han incrementado los flujos financieros internacionales, se produce una más intensa circulación internacional de ideas y de información, existe una mayor movilidad internacional de personas, y otros aspectos que denotan esa misma tendencia. Un resultado de ello es que muchas generalizaciones empíricas sobre los fenómenos de la realidad que podían tener vigencia durante los años 70's y aún en parte de los 80's, ahora en los 90's en no pocas ocasiones han perdido sustento real en qué apoyarse. Cambios en el orden conceptual Naturalmente, los ajustes a detectarse ocurren no sólo a nivel fáctico; la contraparte de ello es que los ajustes deban tener lugar a nivel conceptual también. Echemos una mirada al nivel de las ideas. Como un reflejo de los cambios a nivel de los fenómenos, el tratamiento y aún el contenido de algunos conceptos están, a su vez, experimentando trasformaciones. Por ejemplo, habría que precaverse sobre la significación del concepto de "inversión privada nacional": ahora resultaría menos fácil distinguir entre inversión nacional e inversión extranjera, por la dificultad actual para conocer con precisión la proporción de la participación accionaria extranjera en las empresas de cualquier país en particular. Un caso similar se da con el término "inversión privada", que antes solíamos asociarlo con la inversión privada nacional, pero que ahora incorpora en su ámbito a capitales extranjeros en magnitud cada vez mayor 5. En este ambiente cambiante, está planteada ante los investigadores no sólo la tarea usual de explorar nuevas situaciones y realidades empíricas; con igual fuerza hay que estar dispuestos a reconocer la insuficiencia que pueden revelar algunas nociones, la necesidad por tanto de construir alternativos conceptos idóneos y, claro está, de ser el caso, la de plantear nuevas hipótesis de trabajo. 5 SI EN LOS AÑOS 70 Y 80, EL CRÉDITO COMERCIAL DIRIGIDO A AMÉRICA LATINA CONSTITUÍA EL PRINCIPAL COMPONENTE DE LA OFERTA DE FINANCIAMIENTO EXTERNO A LA REGIÓN, EN 1992 ESTA FORMA DE FINANCIAMIENTO SÓLO REPRESENTÓ UN 16% DEL MOVIMIENTO DE CAPITALES (CON US$ 9 500 MILLONES); MIENTRAS QUE LA INVERSIÓN EXTRANJERA EN EL MISMO AÑO 1992 ASCENDIÓ A US$ 19 000 MILLONES, LO QUE SIGNIFICÓ EL 30% DEL FLUJO TOTAL. YA SEA MEDIANTE LA INVERSIÓN DIRECTA EXTRANJERA (US$ 14 087 MILLONES), LOS ADR/GDR (US$ 4 390 MILLONES) O FONDOS EXTERNOS DE INVERSIÓN (US$ 259 MILLONES), EL CAPITAL EXTRANJERO CRECIENTEMENTE SE HACE PARTE DE LA INVERSIÓN PRIVADA EN LOS PAÍSES DE LA REGIÓN. VER CEPAL, 1994, PGS. 207-209. 104 Las estrategias también se alteran en su contenido temático Otro impacto de estas evoluciones conceptuales más recientes se da en el nivel de las estrategias a aplicarse con el propósito de avanzar hacia el progreso social. Antes podíamos hacer del empleo un objetivo independiente al calor de las propuestas por elevar el nivel de desarrollo de los países. 6 Hoy en día los márgenes para poder trabajar en esa línea aparecen más reducidos. Con el cambio de paradigma del desarrollo en la región, y haberse hecho prevaleciente el enfoque que propicia la liberalización de los mercados, la relación entre empleo y el crecimiento económico ha variado, haciéndose más compleja, por la mayor interdependencia que se ha suscitado entre esos dos conceptos y esas dos realidades. Esta ligazón creciente tiene consecuencias de signo complejo. En efecto, por un lado, es el crecimiento el que posibilita la expansión del empleo 7. Según esto, el empleo aparece como un efecto derivado del crecimiento y habría perdido así toda independencia. Pero, por otro lado, crece la evidencia empírica de que no podrá darse un crecimiento sostenido sin una expansión del empleo8. Con lo que, paradójicamente -a pesar del contexto adverso-, el objetivo social asume fuerza inédita. El punto a recalcarse, sin embargo, es que si bien pueden recobrar fuerza el empleo y otros objetivos de índole social en los planes y políticas globales, el sostén conceptual en la reconquista de dicha importancia pasa a ser por entero diferente: defensores de las reformas estructurales (del tipo Banco Mundial) comienzan a abordar el tema con fines de aplicación. De confirmarse esta tendencia, empezaría a delinearse un escenario diferente, en el cual los analistas de esta problemática van a presenciar cómo los esfuerzos por lograr llevar adelante y materializar dichos objetivos (sociales) acaso se estén mudando de edificio conceptual -de la visión y programa populista a la visión y programa liberal-, y deban admitir eventualmente que esto se constituya en premisa para que los objetivos sociales puedan volver a tener vigencia fresca. Tenemos aquí, en consecuencia, otro punto a ser detectado entre los cambios que se registran en estos tiempos muy recientes. 6 Era del todo factible plantearse así este objetivo, cuando prevalecían en los círculos políticos y académicos estrategias de crecimiento económico como las que se aplicaron en los años 1950-70, ya sea en su versión de búsqueda de pleno empleo por un Estado benefactor en el caso de los países industrializados (matriz conceptual keynesiana) o en la propuesta cepalina en las décadas inmediatas a la II Guerra Mundial asociada a la industrialización por sustitución de importaciones. Ver Furtado, C., 1991; Sunkel, O. et al., 1991. 7 Noción que se encuentra desde los más conspicuos exponentes del pensamiento clásico. Ver Blaug 1985, y Schumpeter 1971. 8 Y, ciertamente, tampoco podría darse crecimiento sin una mejora en materia de distribución del ingreso ni sin una reducción de la pobreza. Este postulado es presentado con fuerza por la CEPAL desde el inicio de la década en curso. Véase CEPAL 1990 y CEPAL 1992. 105 El enfoque predominante cambia de manos En tercer lugar, el eje del crecimiento económico y de la generación de excedente se ha trasladado ahora al sector privado. Esta es una realidad difícil de ignorar. Pero si esto es cierto, de hecho asumirán mayor relevancia las propuestas sobre crecimiento productivo y generación del empleo afines a las ópticas de política económica usualmente ligadas al sector privado. Ahora bien, la referencia a propuestas y ópticas que se ha comenzado a hacer nos lleva gradualmente al ámbito teórico. Ubicados en ese plano, no resulta difícil reconocer la pertenencia de las ópticas aludidas en el párrafo precedente a una corriente de pensamiento determinada, a aquélla que encuentra su matriz en el liberalismo. De esta manera es que llegamos al tema del liberalismo. Reparemos en que la expresión utilizada en estas notas es "liberalismo", y no "neo-liberalismo". Hay antecedentes que explican esta opción terminológica. Parece necesario subrayar un hecho que no debe pasar inadvertido, y es que en los países de la región se ha dilucidado una contienda. Hace unos 20 a 25 años, en la mayoría de países de la región el sector privado y el sector público competían por los recursos de la economía nacional, por el fondo de recursos para inversión. Esa competencia, sin embargo, se ha atenuado ya, cuando el Estado le ha cedido prácticamente el espacio al sector privado. Al devenir esto en una realidad, la forma de emplear y asignar esos recursos está pasando a ser percibida y entendida a través del equipamiento mental y conceptual de los actores principales del nuevo sector hegemómico. Por ello, lo que pasa a cobrar fuerza no consiste solamente de un particular enfoque de política económica, tal como el neo-liberalismo. Se trata, en vez, del afianzamiento de una particular visión sobre la naturaleza misma de la economía global, de una concepción del propio funcionamiento de ésta, de sus principios rectores, de aspectos de una importancia crucial tal como la relación entre economía y sociedad, entre economía y el individuo. Es, en suma, toda una filosofía económico-social, el liberalismo9, lo que adquiere vigencia, y no simplemente una perspectiva de cómo mejor manejar instrumentalmente la economía desde el Estado. La continuidad de la nueva preeminencia 9 En su expresión clásica o en su versión neo-clásica. 106 Retomemos el tema de los rasgos del cambio y señalemos otra transformación más. Esta se refiere al fenómeno -extendido a nivel internacional cada vez con mayor claridad- por el cual el sector privado se hace cargo de las tareas del crecimiento. Apreciemos los efectos de este fenómeno. Esta preeminencia del sector privado en la generación de producto a escala nacional se está constatando en las distintas regiones del planeta, sin distinción de antecedentes históricos o culturales preexistentes. Al irse configurando este nuevo orden de fuerzas sociales en relación a la esfera de la economía en naciones ubicadas en las distintas regiones del escenario internacional, aparece un fenómeno de articulación e interacción entre los sectores empresariales no gubernamentales por la propia dinámica de los mercados10, con lo que la nueva correlación de fuerzas en cada país ingresa en una etapa de consolidación.11 Nos interesa enunciar explícitamente este rasgo de la consolidación, por lo que ésta implica: continuidad. Al adquirir continuidad los fenómenos y los procesos, ellos van asumiendo una característica muy singular: se convierten en tendencias de largo plazo. El diseño de políticas y las transformaciones en el contexto Todo estos elementos a que nos estamos refiriendo nos llevan a cobrar conciencia de que existe un marco, un contexto cuyas características y tendencias son por cierto ajenas a nuestra voluntad, procesos y hechos que pasan a constituirse en el entorno dentro del cual hay que diseñar las estrategias. Las estrategias y las políticas, deben, en ese sentido, más allá de nuestros deseos, reflejar en su contenido las transformaciones que están ocurriendo en el entorno, en un leal apego a la realidad y dentro de una búsqueda tenaz de eficacia de objetivos. Por la internacionalización de la economía en el concierto de naciones y el carácter transfronterizo de muchos procesos 10 La coordinación entre empresarios de los países de la Cuenca del Pacífico sería un ejemplo, la cual se expresa en un proceso que toma mayor rapidez que la coordinación entre Gobiernos; similarmente, esto se da en las consultas entre empresarios al interior de la Unión Europea o del Mercosur. 11 Muy distinto sería el caso si esta nueva prelación de fuerzas se diera sólo en ciertos países, aisladamente, con lo que el interés de los analistas se convertiría en la constatación de si en los otros países adquiere estabilidad o no la situación de hegemonía del sector privado en el ámbito productivo. Pero cuando en la gran mayoría de naciones en los distintos confines se repite el mismo fenómeno que estamos analizando, se va constituyendo un ambiente internacional que consolida la transferencia de roles hegemónicos al sector no gubernamental. 107 económicos, las sociedades nacionales progresivamente se ven ante la disyuntiva de asumir comportamientos de carácter funcional respecto del escenario internacional. Este es un fenómeno igualmente más perceptible en los 90's. En el nivel de las ideas y conceptos, lo anterior se expresa en un reto para la tarea académica y de investigación: cualquier esfuerzo integral para comprender e interpretar la direccionalidad que va exteriorizando la sociedad nacional y la economía de los países requiere también -y en algunos casos, primeramente- entender la dinámica y manifestaciones del escenario internacional y considerar en su debida magnitud la influencia externa. En cuanto al diseño de políticas públicas, la situación es similar. Habría acuerdo entre los especialistas en no poder evitar visualizar el escenario nacional como un componente -en mayor o menor medida, con inserción más favorable o más desfavorable- del escenario internacional. Es como si cada país en estas condiciones se convirtiera en unidad conformante de un sistema internacional. La variable de la calidad de la inserción del país en el sistema internacional adquiere significación indiscutible. En circunstancias de globalización, las tendencias y rasgos que prevalezcan en el escenario internacional tienden a convertirse en elementos de la mayor relevancia en los países de la región. Esto, lo repetimos, es así tanto en el nivel fáctico como en el conceptual. Así, lo que a nivel conceptual acontezca en el escenario internacional tendrá relevancia para nuestro país, para nuestra realidad. De allí que resulte pertinente preguntarnos qué es lo que está ocurriendo en el ámbito árido pero indudablemente importante de las teorías económicas. LA TEORÍA ECONÓMICA EN EL NUEVO ESCENARIO INTERNACIONAL Lo que es de apreciación generalizada es que la línea de política económica predominante hoy en la mayoría de países toma como su marco doctrinario el pensamiento neo-clásico12. Nos referimos a la vertiente de pensamiento que se construyó en Europa en el último tercio del Siglo XIX. A partir de esa matriz teórica los partidarios de la corriente actualmente prevaleciente 12 Incluimos en esta acepción a las aportaciones de los marginalistas. 108 esbozan los postulados, refiriéndolos a las realidades empíricas de esta parte final del Siglo XX. Los rasgos básicos de esa vertiente doctrinaria son extensamente conocidos. Casi no es necesario mencionar algunos de ellos, tal como la noción de que es posible y conveniente que los mercados operen en condiciones de competencia perfecta, la idea de que puede haber crecimiento sostenido no sólo en una economía nacional sino en la economía internacional si es que no existen distorsiones en los mercados, la de que el desempleo en los mercados es voluntario, y que en general en aras de una mayor eficiencia en la asignación de recursos los mercados deben operar en forma libre y abierta, con perfecta movilidad de factores y recursos. Ciertamente, el postulado básico en todas estas aserciones es que el mercado es el mejor mecanismo para materializar una asignación eficiente de los recursos. Este marco doctrinario cristalizado en Europa especialmente entre inicio de los 1870s y la primera mitad de los 1890s está hoy vigente en las naciones más poderosas del orbe. Sin embargo, lo relevante para nuestro análisis es que en el propio ordenamiento internacional que se está constituyendo impulsado por políticas económicas cuya raíz común es el marco doctrinario del pensamiento neoclásico comienzan a delinearse algunas diferenciaciones internas. Esto amerita un examen más detenido. Diferenciación en el manejo de la economía y la sociedad Lo que hay que subrayar es que las diferenciaciones que comienzan a advertirse en el concierto internacional no son de orden secundario. Y no lo son, porque dichas diferenciaciones están vinculadas a aspectos de manejo de las economías nacionales de tanta importancia como por ejemplo el rol del Estado, la estrategia de crecimiento a largo plazo, la necesidad de una direccionalidad sostenida en la asignación de recursos. Por ello es que en ese contexto emergen orientaciones estratégicas diferenciales, a pesar que hay una substrato de filosofía económica compartido. Es común referirse a la existencia de regiones económicas, que se expresan en tres grandes bloques de países. La regionalización es una realidad, en efecto. Pero en el análisis que estamos desarrollando, la regionalización nos permite ver con bastante facilidad a cada bloque expresando una manera distinta de entender cómo se ha de ir desenvolviendo la economía de mercado. Este punto nos interesa abordar: el hecho de que la economía de mercado como concepción y realidad haya pasado a prevalecer no quiere decir que las distintas economías nacionales que hayan adoptado ese sistema de organización económica se estén desplegando en una sola y única forma. En otras palabras, la 109 economía de mercado, al materializarse en las distintas regiones del planeta está mostrando, al interior de sus linderos en tanto que concepto-sistema, diferencias de índole estratégica en cuanto concierne a cómo se cree progresar mejor en su operatividad concreta. Podemos, en consecuencia, visualizar estos distintos bloques, no sólo como espacios económicos en los cuales se dan determinados procesos productivos y financieros con una u otra intensidad, sino como tres casos en los cuales son detectable estilos diferentes de manejo de la economía, al encarar el reto de cómo orientar a las economías por la senda de un crecimiento a largo plazo. Veamos estas diferencias. Las ópticas regionales En primer lugar, tenemos el estilo de materialización de la economía de mercado asociado a la tradición conceptual predominante en el mundo anglosajón, en la cual está inmersa la potencia actual a nivel mundial, los EEUU. Este estilo nos evoca la Escuela Neo-clásica. Un rasgo básico entre sus principales postulados: la visualización del individuo como propulsor de las iniciativas económicas, la creencia en que la libertad económica y política del individuo constituye motor efectivo del funcionamiento adecuado del sistema societal; no se cree en la conveniencia de discriminaciones en favor de segmentos desfavorecidos de la población, disminuyendo, por tanto, subsidios estatales a consumidores y concesiones a minorías como había sido el estilo por décadas. Las administraciones Reagan y Bush expresaron bien estos preceptos.13 Tenemos aquí, pues, uno de los estilos, uno que de manera más o menos explícita recurre a los preceptos de la escuela neoclásica.14 13 Las administraciones Demócratas de Roosvelt, Kennedy y Johnson pertenecen a una etapa histórica que tuvo un escenario internacional muy específico, el de la toma de hegemonía al interior del sistema capitalista durante y luego de la II Guerra Mundial, pero en dura competencia con el sistema socialista; debía procurarse el consenso interno y resarcir a la población las pérdidas y costos sociales de participación en la conflagración mundial. Los tiempos ahora son de globalización: ya no hay un sistema económico que sea adversario político a nivel mundial, pero hay aún que ganar la hegemonía económica. 14 ¿Es éste el caso de la administración Clinton? La respuesta no parece definitiva. No obstante, lo que sí se puede decir es que la administración Clinton no ha inaugurado en su país una nueva etapa en el diseño de cómo manejar la vida económica a nivel nacional, a partir de lo cual podremos concluir que o estamos en un momento de transición en esa nación en términos de concepción de política pública en materia de conducción de la economía o se trata más bien de un paréntesis al cabo del cual se retornaría en ese país a la línea estratégica 110 observada durante los años 1980's. 111 El otro estilo es el que se reconoce en naciones del bloque europeo. Tomemos como ilustración, en aras de brevedad, sólo los casos de Alemania y Francia. Aquí lo relevante es el elemento de la concertación para definir los rumbos de desarrollo. En la nación germana, la concertación a nivel micro resulta ser un elemento muy importante en el proceso de crecimiento a largo plazo. El objetivo buscado es que al interior de las empresas tenga vigencia efectiva la participación laboral, la participación en la gestión de las empresas. Los elementos de concertación aquí involucrados no necesariamente están presentes en la versión del mundo anglosajón. Ahí, pues, advertimos una diferencia. El factor trabajo es valorado en Alemania en mayor medida que en el Norte, ya sea en la isla británica o al otro lado del Atlántico.15 La otra potencia europea, Francia, es reconocida históricamente como nación marcadamente orientada a incluir la cuestión social en su agenda, reconociéndosele un definido perfil en ese sentido como resultante del dinamismo y gravitación de movimientos políticos y organizaciones sociales a lo largo de décadas. Esta manera de delinear las políticas públicas en dichos países probablemente sea prolegómeno de la forma en que se desenvolverán las estrategias en el marco de la Unión Europea, con lo que puede identificarse así un segundo estilo. Ciertamente, el tercer estilo es el que corresponde al bloque del Asia Meridional y del Asia Oriental, donde también constatamos la concertación como un elemento, pero la diferencia entre la concertación en Alemania y la concertación que se da al este de Asia se da en el nivel en el cual ésta tiene lugar. Si en Alemania la concertación es típicamente a nivel micro, en el ámbito japonés la concertación se da no solamente a nivel micro sino igualmente a nivel macro. Por ejemplo, la Agencia Central de Planificación del Japón integra en su órgano directivo a representantes del Estado así como a representantes permanentes del sector privado, de las universidades y también de los trabajadores. La concertación sobre políticas agregadas y variables "macro" se da al interior del organismo que conjuntamente con el MITI y el Ministerio de Finanzas van a señalar los rumbos del país.16 15 En Alemania, instituciones de la sociedad civil actúan decididamente para que la autoridad gubernamental atienda adecuadamente los contenidos centrales de la política social. El Parlamento y los medios de expresión canalizan estas inquietudes. El gobierno asume estas demandas procurando reflejar los intereses del propio Estado, de los empresarios y de los trabajadores. Similares procesos y resultados se percibe en otras naciones europeas. 16 El MITI es el Ministerio de Comercio Internacional e Industria en el Japón. Fue una de las entidades responsables del largo período de crecimiento sostenido conocido como "milagro japonés". Las políticas se discuten desde la base, y toman su tiempo de aprobación pues no 112 suben de nivel hasta que no alcance consenso. 113 La concertación a nivel macro no impide que a nivel micro también haya concertación, aunque en este segundo nivel la concertación se presente de otra manera. En el nivel micro la concertación se presenta en estrecha conexión con la visión que sobre empresa hay en Japón. La empresa es vista como una entidad cuyos valores la asemejan a la organización familiar; los trabajadores, por ejemplo, forman parte de ella a lo largo de toda su vida.17 En Japón es el marco religioso y filosófico lo que hace que la familia tenga un sentido diferente al que tiene en Occidente y que la perspectiva de comunidad al interior de la dinámica de la empresa y hasta cierto punto de la sociedad sea prominente. En suma, nacional.18 son tres estilos de manejo de la economía No es irrazonable pensar que la diferenciación en tres estilos va a reflejarse en la manera en que se desenvuelva la competencia entre los bloques. Un ejemplo de las diferencias de concepción en cuanto a cómo conducir la economía se encuentra en un documento de una agencia del Gobierno japonés 19, en el cual la Overseas Economic Cooperation Fund (OECF) de Japón hace una crítica no a un gobierno (de una nación perteneciente a otro bloque) sino a un organismo financiero multilateral (el Banco Mundial), por su enfoque ortodoxo en materia de cooperación financiera a los países en desarrollo. 20 Señala la OECF de Japón la inconveniencia de no adecuar conceptos en materia de condicionalidad en términos de utilización de los recursos financieros en la asistencia internacional y no reconocer el 17 Es la pauta cultural-laboral del "employment for life". Este rasgo parece, sin embargo, estarse atenuando, a juzgar por análisis periodísticos de países occidentales en el sentido de que este elemento cultural tan característico en Japón está perdiendo la fuerza que tuvo; pero de cualquier manera esa pauta laboral marcó el estilo de desarrollo de las empresas en dicha nación. Además, es de toda probabilidad que esta filosofía empresarial básicamente vaya a continuar debido a que ella está ligada a la visión cultural que predomina en ese país. 18 Por cierto en América Latina todavía tenía alguna fuerza en los años 1980's la opción que concedía al Estado capacidad de intervención sobre los mercados y en los mercados. En los años 1990's, con la disolución del bloque socialista, la situación cambió a nivel mundial y esa opción perdió viabilidad. 19 Actualidad Económica, Año XIV, No. 138, Octubre de 1992, págs. 23-27. La agencia internacional japonesa en mención es la Overseas Economic Cooperation Fund (OECF), la agencia oficial del Gobierno de esa nación para asistencia económica y financiera para naciones del Tercer Mundo. 20 A nuestro entender, el Banco Mundial no sólo comparte en gran medida la visión neoclásica que subyace en el estilo que hemos atribuido a los países anglosajones, sino que Estados Unidos detenta la hegemonía en la toma de decisiones en dicha institución de Bretton Woods acaso desde su propia fundación en los años 1940's, y con mayor razón en los 1990's. 114 hecho de que las economías de las naciones requieren de incentivos por parte del Estado. El se cristaliza la divergencia no es, ciertamente, la periferia de la problemática de la conducción en desarrollo tema en el que uno situado en del Estado. 21 De la acción a la idea en materia de política económica Una reflexión que emana de todo lo anterior conduce a vislumbrar la posibilidad de que estas distintas vías estratégicas concernientes a la relación entre Estado, economía y sociedad puedan más adelante plasmarse en concepciones de política económica independizables unas de otras. En suma, lo que hay es una sola visión doctrinaria, con conceptos centrales compartidos por los distintos estilos de manejo de la economía, conceptos que para todos funcionan como principios rectores, tales como la fe en el mercado, la creencia en la factibilidad de crecimiento en el largo plazo, o la que asevera que en el largo plazo habrá beneficio para todas las naciones con apertura de sus economías al comercio internacional. No obstante, existen al mismo tiempo, como se acaba de remarcar, diferencias sustantivas a nivel estratégico, que podrían -al buscar afirmarse cada línea estratégica- estimular que se precipiten nuevos desarrollos de la teoría, propiciando con ello evoluciones diferenciales de la teoría. La tarea en América Latina Es en este punto donde consideramos pertinente sugerir que, ante la existencia de este cuadro de vías estratégicas diferenciadas, deberíamos en América Latina cobrar conciencia del potencial que dicha diferenciación contiene y hacer un seguimiento crítico de los elementos conceptuales que van emergiendo en ese tipo de evolución, percatándonos que este decurso de ideas podría arrojar luz sobre la construcción de alternativas conceptuales aplicables a nuestros países, referidas a nuestras realidades. 21 Luego de la argumentación anterior, concluye la OECF de Japón en el documento a que nos referimos: "Aunque la eficiencia y la equidad son los principales objetivos que se persiguen en política económica, algunas veces se da un trade-off entre los dos. En la década de los 80, tanto la teoría como la política económica estuvieron fuertemente orientadas hacia la búsqueda de la eficiencia. En este sentido, fue un período único. Sin embargo, ese período ha llegado a su fin. Lo que se necesita ahora es una política bien balanceada entre eficiencia y equidad, para promover el bienestar de la sociedad entera. El enfoque de Ajuste Estructural del Banco Mundial debería transformarse para reflejar este cambio de corrientes." Ver Actualidad Económica, op. cit., pág. 27. 115 Las razones para un bloque regional ampliado Después de la disolución del bloque socialista en el giro de la década de los 80's a la de los 90's, progresivamente fue quedando claro que los problemas principales que debía enfrentar el sistema económico-social que logró la hegemonía, el capitalismo, dejaban de pertenecer a la esfera política. El gran adversario político ya no estaba más. El conflicto internacional pasó a tener otra naturaleza, pues la supremacía estaba definida. Los problemas primordiales para definir el rumbo en la escena internacional adquirieron un carácter económico. Al verificarse este cambio, se abre, para las naciones líderes, una problemática nueva, de competencia intra-sistémica. Esta problemática, inédita hasta que se constituyeron las regiones económicas, en nuestra opinión ha ido adquiriendo su perfil propio progresivamente, a lo largo de una secuencia que ha atravesado por tres momentos, los cuales es menester pasar a repasar uno a uno a continuación. El primer momento se caracteriza por la conciencia que emerge en cada bloque de que se ha constituido una situación de competencia entre bloques: dado que ya no está más el contendor político común de Occidente a nivel mundial, ahora el asunto es dilucidar la primacía de una región económica respecto a la otra. Subrayamos una vez más que la competencia existente ahora a nivel planetario es una de índole intra-sistema, entre bloques del mismo sistema. Son tres grupos de países (con reducido número de integrantes cada uno) los que empiezan a competir entre sí. Cada grupo actuando con una nación líder. La preocupación central de cada bloque reside desde que se delínea esta nueva realidad en defenderse respecto de los otros bloques económicos y procurar hacer prevalecer su fuerza (productiva, tecnológica, comercial). En un segundo momento, cada bloque va percibiendo la necesidad de extender su mercado, a la manera de contar con un mercado complementario a su interior, para así asegurar un dinamismo sostenido de su actividad productiva. Cada espacio económico, por ello, se interesa por abrir las puertas, selectivamente, a otros miembros. Se empieza así a registrar un fenómeno de ampliación de cobertura a otros países. En esa forma, los Estados Unidos detectan la conveniencia de no estar solos por más fuerza económica que tengan conciencia de poseer-, ni de reducir su asociación económica sólo a su vecino del norte, Canadá, por lo que ponen en acción los mecanismos de negociación políticos e institucionales para incorporar a México, con lo que se precipita la constitución de NAFTA. 116 De un lado, Alemania y Francia, similarmente, arriban a la conclusión que debe ampliarse el grupo de naciones de la Europa comunitaria, lo cual significa la inclusión de Portugal, de España y de Grecia en el bloque, y ciertamente, más países, posteriormente. Tal como en 1994 ha sucedido. Por otro lado, el grupo inicial de Japón con Corea del Sur y los restantes "tigres asiáticos" ve también, por las mismas razones, la necesidad de incorporar a otras naciones de la región, "los que vienen detrás", y ahí queda cristalizada la figura de los gansos voladores.22 Inclusive ahora algunos analistas creen percibir la intención en el bloque de integrar más tarde a China y finalmente a India y Pakistán, con lo cual el espacio asiático crecería de manera notable, con el fortalecimiento consiguiente. Todo lo anterior forma parte de este segundo momento de la secuencia analizada que consiste, como ya se ha dicho, en buscar extender el mercado por propósitos sistémicos de seguridad económica de bloque. Pero parece estar configurándose un tercer momento. Irrumpe una nueva problemática para el sistema económico social capitalista: las naciones líderes parecerían estarse percatando de que no pueden sostenerse diferencias sociales abismales al interior de cada bloque, sin ocasionar perjuicios (de una u otra índole, pero, al fin de cuentas, económicos aunque sólo fuere por originar retraso en la financiación de proyectos al ampliarse las necesidades de corrección, mantenimiento, reparación). La hipótesis es que los países de mayor peso político en cada bloque -resignándose a tener que admitir la realidad de abismales diferencias sociales, económicas, productivas, tecnológicas al interior de la región que lideran- estarían concluyendo que deviene funcional a la expansión del bloque en su conjunto el dar pasos sólidos en la periferia de la región con vistas a avanzar hacia una relativa homogenización social de ésta. ¿Qué tendría que hacerse para ello? En el caso de las Américas, aparecería la necesidad, por ejemplo, de atacar la pobreza en el área periférica del bloque, de conocerla mejor, de conocer cuáles son sus formas, dónde está ubicada para, por lo menos, aminorarla. Se observa incluso una asociación entre esta necesidad descubierta y el "momentum" que adquiere la herramienta de análisis social conocida como mapas de la pobreza. Estos acrecientan su popularidad desde el inicio de los 90's. Análisis de la pobreza y empleo de mapas con la mira puesta en la reducción de la pobreza, ciertamente se han llevado a cabo en el mundo académico desde antes; pero lo nuevo es que este impulso por caracterizar, por localizar territorialmente y de diagnosticar la pobreza proviniera desde el "centro" del bloque. Se registra un interés 22 La produciendo Japón a la potenciales formación aludida es una analogía con la manera cómo se ha ido en términos estratégicos el proceso de desarrollo de Asia meridional: cabeza, luego los "cuatro tigres", y en la fila siguiente, las NIEs emergentes, países como Malasia, Tailandia, Filipinas e Indonesia. 117 político en el polo dominante del bloque por conocer cuál es la magnitud de la pobreza, cuáles son los factores generadores de la pobreza y también la necesidad de desarrollar algún tipo de acción programática en las naciones con las más evidentes disparidades de ingreso para mejorar las condiciones sociales de las poblaciones. La preocupación por enfrentar las necesidades básicas insatisfechas deja de ser sólo tema de la tecnocracia y de sectores intelectuales y políticos socialmente orientados y pasa gradualmente a ser también tema de agenda de los círculos políticos de los países dominantes. El interés por lo social Ahora bien, fue inevitable que se llegara a visualizar al gasto público como un instrumento de acción adecuado para encarar los apremios en este tercer momento de la secuencia, y la fórmula ideal, por cierto, habría de ser expresada como la expansión del gasto público en el área social. Resultó así que desde Washington (en el sentido de Casa Blanca o en el de sede de organismos multilaterales) comenzara a estimularse el punto de vista de la necesidad de la expansión del gasto social en las naciones periféricas; es más, en esa misma línea se avanza a un punto de instrumentación de política técnicamente más evolucionado, el cual es la focalización del gasto social. Esto es una innovación que se generaliza regionalmente. Por ello, cuando aquí en Perú empezamos a escuchar sobre la focalización del gasto social hacia 1993, no fue sorprendente conocer que en otras naciones latinoamericanas se había empezado a emplear igualmente el concepto de focalización del gasto social. Otro proceso que trasluce el reciente interés por la problemática social en las naciones de primacía económica se refiere a los cambios observados en la política de cooperación internacional que adoptan las naciones más solventes en los bloques económicos. A lo largo de la primera mitad de los 90s, muchos de esos países, incluyendo a los tres países líderes, EE.UU., Alemania y Japón, han reajustado, si no redefinido, sus lineamientos básicos de cooperación internacional. En sus programas de cooperación, estas tres naciones no sólo adoptan ahora el componente de la lucha contra la pobreza explícitamente, sino le otorgan muy alta prioridad, así como expresan que brindarán apoyo prioritario a políticas en las naciones en vías de desarrollo dirigidas a mejorar los niveles de educación y salud. Sabemos sobre la resonancia que han adquirido, al lado de estos temas, los denominados "global issues", tales como la problemática del medio ambiente, el tema de población, el área temática de la integración de la mujer en el desarrollo, pero insistimos en que lo que toma una prelación significativa en la agenda del desarrollo lo constituye la lucha contra la pobreza, 118 los programas en educación y salud. Consecuentemente, estas grandes áreas se convierten en esferas de trabajo centrales de la política de cooperación internacional. Alemania ajustó su orientación entre 1992 y 1993 y en el acuerdo de cooperación a que la nación germana arribó con Perú a fines de agosto de 1994, en Bonn, prioridades de la índole que acaba de mencionarse ya están presentes. El caso de Japón es similar. Ha definido con mayor claridad las prioridades en su política de cooperación, en favor de las áreas de educación, salud, la agricultura en áreas menos desarrolladas y la lucha contra la pobreza, al lado de medio ambiente. Con el caso de EE.UU. se encuentra lo mismo. Como ilustración de lo que se afirma, señalamos que la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) ha empezado a impulsar en sus programas de trabajo proyectos dirigidos a posibilitar la generación de pequeñas empresas dirigidas por mujeres, apoyando el establecimiento de condiciones institucionales, así como, por ejemplo, las necesidades de capacitación o del acceso al crédito. Lo que apreciamos en el planteamiento de esta agencia gubernamental es un reconocimiento a la importancia de la generación de empleo como una manera de lucha contra la pobreza así como al potencial que encierra la mujer como agente del proceso de desarrollo. Las potencias, articulando de un lado la necesidad de defender sus posiciones a nivel mundial y de otro el percatarse sobre las duras o difíciles circunstancias competitivas en las actuales relaciones económicas internacionales, se ven enfrentadas a ampliar su ámbito de análisis de los problemas del crecimiento y a extender la cobertura de su trabajo en materia de política exterior a la acción en el campo social. En lo que corresponde a los organismos multilaterales, un ejemplo a mencionarse es el denominado Acuerdo de Guadalajara, al que se arribó en abril de 1994 en esa ciudad mexicana, por el cual el Banco Interamericano de Desarrollo adopta la política de destinar un alto porcentaje, un 50%, de sus nuevos créditos a partir de esa fecha hacia programas sociales. Esto a nuestro juicio contribuye a la creación de un nuevo escenario de posibilidades. En dicho escenario no sólo hay que considerar las tres opciones distintas de crecimiento sostenido ya reseñadas, sino que al lado de eso se presenta este otro aspecto consistente en que al interesarse cada nación líder en poner bases de estabilidad al interior del bloque para un crecimiento sostenido, incorpora en la noción de estabilidad los equilibrios de índole social. Es como si presenciáramos que en la óptica liberal actualizada se incorporara la estabilidad social como suerte de premisa para el crecimiento. 119 Los países del Sur Frente a este inédito escenario, los países del sur de cada bloque pueden autopercibirse en una situación favorable para plantear condiciones al formar parte del bloque. Es decir, si es que se quiere extender un bloque -y es conveniente para las naciones líderes que el bloque asuma dimensiones crecientes en términos de territorio, población, en fin, recursos y mercadosel país del sur puede señalar su aspiración a contar con condiciones más favorables para hacer frente a lo social, y esto puede querer decir no sólo, de forma más inmediata, cooperación económica y financiera sino también superación de barreras para un crecimiento con producción transable que tenga acceso a los mercados de las naciones más prósperas, haciendo más factible una tasa estable de crecimiento. Se ha utilizado la expresión "países del sur de cada bloque". El supuesto en esta expresión es que de la dicotomía Norte-Sur que se usó por décadas para visualizar las relaciones internacionales y que muchos consideran ya caducó por prevalecer en la década presente otras realidades, sigue siendo vigente su elemento esencial: los marcados desniveles de desarrollo entre las naciones. Si bien la realidad nos muestra que no existe un sólo bloque Norte contra todo un bloque Sur, organizado, contestatario, integrado conceptualmente -como fuera el ideal y hasta cierto punto la realidad en los 60s, 70s y parte de los 80s-, sin embargo, sí se puede advertir dentro de cada bloque la existencia de "un Norte" y "un Sur". En otros términos, el Sur se habría fragmentado, dando lugar así a que emerja un Sur para cada bloque, y congruentemente un Norte para cada bloque. La realidad de la dependencia no se ha atenuado en ese sentido. No hay duda, al mismo tiempo, que la interdependencia se ha definido como un fenómeno de la realidad internacional con contornos más claros, y más aún, es creciente. Pero esa interdependencia mayor se da particularmente "entre los Nortes", entre los Nortes de cada bloque. Entre norte y sur al interior de cada bloque, sin embargo, la dependencia no habría disminuido. Suponiendo válida esta afirmación, surge la asociación entre dicha situación y la reproducción de dificultades para un acelerado progreso social. Si las políticas gubernamentales de la nación periférica no se plantean con acierto, con mayor fuerza se cristalizarán las tendencias a un acentuamiento de las condiciones de falta de empleo adecuado, de estancamiento o caída del ingreso y de extensión de la pobreza. Los países del sur de cada bloque pueden entonces, en el marco de los dos aspectos señalados más arriba, obtener alguna forma de apoyo económico que les signifique mayores posibilidades con vistas a un enfrentamiento exitoso ante su problemática social específica. 120 Un cuarto elemento de esta nueva situación se refiere a la esfera conceptual que deba configurarse con nitidez en los países del Sur. Un marco conceptual idóneo para poder contar con bases sólidas para ir sorteando los obstáculos al crecimiento sostenido, e incluso para tener una presencia en el sistema internacional, en el flujo de recursos financieros, de inversión y de cooperación internacional debe ser uno que signifique una marcada diferenciación de la corriente doctrinaria neoclásica. UNA HIPÓTESIS: SUS BASES HISTÓRICO-ESTRUCTURALES Pasamos a postular la hipótesis de que es posible seleccionar algunos elementos conceptuales, criterios o elementos metodológicos de las doctrinas económicas de la época "clásica" y utilizarlos en la construcción de planteamientos actualizados para abordar la realidad económico-social contemporánea. Somos conscientes de lo que significa la época clásica, que dio a la historia del pensamiento económico propugnadores del sistema capitalista, tales como John Stuart Mill, David Ricardo y otros.23 La aún no lograda homogeneidad social: las fuerzas sociales colectivas Sustentemos el planteamiento. En primer lugar, analicemos el estadio de desarrollo en términos de diferenciación social que caracterizaba a los países de Europa -principalmente Inglaterraque resultó siendo el marco dentro del cual se diseñó el planteamiento neo-clásico o la propuesta de los clásicos. En lo que respecta a las ideas neo-clásicas, el estadio de desarrollo visualizado en términos de diferenciación social en las sociedades en las cuales se emitieron los postulados neoclásicos no es el que podemos observar en muchos de los países latinoamericanos; ahí y entonces se presentaba una mayor homogeneidad social (y estructural, en general), mientras que en gran parte de las sociedades latinoamericanas lo que se registra es un mayor grado de heterogeneidad social (y estructural). De ahí debiera seguir que el planteamiento neoclásico quede 23 No es tan simple afirmar rotundamente una actitud de apologismo del capitalismo industrial por parte de los "clásicos". Adam Smith, por ejemplo, se refirió duramente a los empresarios del sector manufacturero: su libro menciona "la rapacidad repugnante, el espíritu monopolizador de comerciantes y manufactureros, quienes no son, ni deben ser, los que gobiernen a la humanidad...porque su interés es ...directamente el opuesto a aquel del gran cuerpo del pueblo". Ver Dobb, 1982, pg. 70. 121 debilitado en cuanto a validez se refiere por su falta de aplicabilidad a sociedades como las de nuestra región. En cambio, las características del sistema socio-económico hoy observables en nuestros países de alguna manera tienen más semejanza con los rasgos del sistema social configurado en países líderes de Europa a fines del XVIII o comienzos del XIX que con los que se advertían en el momento de enunciación de los postulados neoclásicos (último tercio del S. XIX). ¿En qué sentido se daría esta mayor semejanza? En el sentido de que en esos países europeos a fines del S. XVIII se percibía una ausencia de integración social en el desenvolvimiento de sus sociedades en una medida similar a la falta de integración que aún existe en nuestros países. Elegimos la variable de la integración social por la influencia que ésta puede haber ejercido en el énfasis puesto por los doctrinarios de esa época en el componente social. Lo que se conoce como doctrina clásica en la economía es en verdad economía política. Pero si existió toda una ilustre etapa del pensamiento económico que se desplegó como economía política, es porque los pensadores en ese período histórico-social estaban totalmente conscientes de la necesidad de efectuar el análisis de la economía estudiando el papel de actores sociales en las actividades económicas y no solamente el de individuos inmersos en los flujos económicos. Detrás de los hechos y fenómenos económicos se veía a actores sociales colectivos. Por eso es que la ciencia económica tiene su primera expresión en la economía política, combinando el análisis de los procesos económicos con el examen de la participación de los agentes sociales en éstos. En nuestros países, considerando la falta de integración social aún subsistente (ésta, fuertemente enraizada en países de procedencia histórica andina), también debería surgir entre nuestros investigadores sociales la convicción de que los análisis sobre la economía debieran recoger y reflejar el verdadero peso de los actores sociales en el proceso de desarrollo.24 Recordemos a David Ricardo desenvolviendo su análisis económico con el criterio de factores de producción, dando especial importancia al factor trabajo. Evoca Blaug sobre esta eminencia del pensamiento económico inglés: "Cuando se sentó Ricardo, en los últimos meses de su vida, a escribir un ensayo sobre 'El valor absoluto y el valor de cambio', utilizó un lenguaje tan emotivo como el mejor de Marx: el trabajo es la mejor medida del valor, el trabajo es la 'causa' y la 'sustancia' del valor...".25 No olvidemos a John Stuart Mill incorporando a estratos y clases sociales en su examen de los hechos económicos: "... la 24 Y que de tales análisis, materializando la perspectiva que acaba de señalarse, se produzca propuestas de acción signadas por el reconocimiento de la participación de agentes sociales en el proceso de desarrollo y de actores sociales en la actividad económica en general. 25 Blaug 1985, pg. 157. 122 distribución personal del ingreso entre 'las tres clases principales de la sociedad' está influida por la distribución de la propiedad, producto ella misma del cambio histórico".26 Pero en el siglo XIX se dejó de analizar los hechos económicos de esa manera; se puso a un lado ese vital componente del análisis y se concretó una ruptura de la tradición teórica, manifestándose así la preeminenia ganada por el reduccionismo individualista y el reduccionismo anti-histórico27. 26 Blaug 1985, pág. 236. 27 Screpanti-Zamagni, 1993, pg. 149. 123 Para nuestras realidades propias de la región latinoamericana, necesitamos considerar (ahora y en el futuro, pero aún con mayor razón, ahora) a los estratos y clases sociales como componentes cruciales del examen de los procesos28. Por consiguiente, no parecería algo fuera de lógica examinar la validez de emplear la estrategia metodológica, dicho sea esto con precisión, de los autores de esa etapa del pensamiento económico, la etapa clásica.29 Lo que se procura apoyar es la idea dirigida a efectuar el análisis considerando como parte de los fenómenos económicos a los actores sociales, a los agentes económicos, a las relaciones sociales, teniendo en mente como elemento de los procesos de cambio o de estancamiento social a los agentes de desarrollo; y no trabajar en el momento del análisis solamente con flujos, ya fuere el caso del producto bruto interno de algún sector productivo, del ingreso nacional, la inversión privada o el gasto público. Este es un primer punto por el cual se invita a examinar la posibilidad de tener en cuenta el aspecto referido de la metodología de la etapa de los clásicos, de la economía política. El proceso de construcción de instituciones Un segundo punto tiene que ver con la similitud entre la situación en Inglaterra y otras naciones de Europa cuando salieron a la luz las teorías económicas clásicas y la situación actual en América Latina y Perú en lo que se refiere a la construcción de instituciones en la forja del ordenamiento social en la evolución histórica del capitalismo. A fines del siglo XVIII, lo que tenía lugar en Inglaterra era la transición de la supremacía feudal a la primacía capitalista; lo que se definía era nada menos que un cambio en la naturaleza de la sociedad: el capitalismo adquiría hegemonía y continuaba la pérdida de terreno de la sociedad feudal. Concordantemente con ello, el proceso crucial resultaba ser la construcción de instituciones que fueran expresión y elementos funcionales al nuevo ordenamiento social. Lo que sucede es que el capitalismo industrial se veía en Inglaterra a finales del S. XVIII como algo factible y promovible (por los sectores liberales), razón por la cual se presentaba la necesidad de construir todo un sistema institucional para afianzar esa nueva forma de capitalismo, el capitalismo industrial. Lo que se da en nuestros países es, similarmente, la necesidad de afianzar un sistema institucional, si es que se 28 Por más que disputen algunos sociólogos la existencia de clases sociales en sociedades como la peruana, lo relevante en este caso vendría a ser la participación dinámica y real de grupos y estratos sociales, en tanto que agregados sociales de hombres y mujeres, en las actividades productivas y de distribución de la riqueza. 29 Estrategia metodológica, y no contenido de las afirmaciones sostenidas por esos autores referidas a las sociedades económicas de ese tiempo. 124 desea llevar adelante el proceso de establecimiento del capitalismo moderno. Al darse una semejanza histórica en relación a ese aspecto de infraestructura institucional, podría haber sentido en tratar de ver cuáles fueron algunas nociones e ideas que los creadores en la época clásica, con su capacidad intelectual y potencia de análisis, pudieron generar, algunos elementos de las cuales pudieran aún conservar pertinencia, salvándose todas las diferencias históricas, naturalmente. El motor tecnológico Un tercer aspecto guarda relación con la dinámica del cambio tecnológico. La dinámica del cambio tecnológico en ese momento histórico en Inglaterra era proporcionalmente semejante a lo que estamos presenciando en estos años en nuestros países, y en el mundo en general. Hay un punto semejante, que consiste en las enormes perspectivas encarnadas por la acelerada innovación tecnológica. Cuando Smith publica su libro en 1776, en esos momentos estaba ocurriendo o estaba por ocurrir en unos años más la revolución tecnológica industrial.30 Otros autores de la misma etapa clásica, en los años posteriores, ya escribieron con conciencia plena de la existencia de esa explosión de innovaciones técnicas. Esto último está pasando actualmente en nuestros países latinoamericanos. Se adentra en nuestra conciencia el hecho que existe una revolución tecnológica, de que son inminentes más innovaciones industriales y que éstas han de ejercer una influencia gravitante en la actividad económica. Es imprescindible asignar en los análisis contemporáneos de los procesos desenvolviéndose y en las políticas aplicándose en la región un rol de importancia central al factor tecnológico. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los autores del período "clásico", en las propuestas con un marco doctrinario neoclásico de fines del Siglo XIX -visión que prevalece en muchas mentes hoy en día en nuestros lares- el factor tecnológico está dado, es decir, es invariable.31 La propuesta, por consiguiente, consiste en reconocer la gravitación de la tecnología en la explicación de los procesos económicos y sociales y en considerar este elemento en la formulación de políticas para dar lugar a procesos deseables (la mayor generación de empleo o las posibilidades de un mayor dinamismo que asegure la expansión de 30 Si tecnológica aumento de entonces el se trata de registro de patentes el fenómeno de la revolución comenzó a tener lugar desde 1770. Pero si el indicador es el marcado productividad en las unidades productivas de manera generalizada, momento es posterior, hacia 1790. 31 Es sólo en las décadas más recientes que emergen investigaciones de índole teórica que buscan poner al día al enfoque neoclásico, interesándose por el papel jugado por el factor tecnológico. 125 niveles de ingreso, por ejemplo). Las divergencias entre clásicos y neo-clásicos Recapitulando, si la sugerencia consiste en re-explorar algunos criterios y nociones de la escuela clásica con fines prácticos de reelaboración de hipótesis que hoy parecieran resultar insuficientes frente a los cambios en el mundo actual, precisemos un tanto en qué puntos los economistas neoclásicos de fines de siglo XIX prescindieron de la línea teórica del planteamiento clásico. Primeramente, en la visión de los clásicos lo económico se integró con lo social. En los trabajos de los neoclásicos, en cambio, de modo implícito o aún explícito, se separó lo económico de lo social. La propuesta nuestra es que un análisis apropiado a las economías latinoamericanas debiera más bien integrar ambas dimensiones. En segundo lugar, el análisis de los clásicos pone énfasis en los grandes problemas de la economía, vale decir resumidamente-, en el crecimiento y la distribución del ingreso.32 Esta postura no lo comparten los neoclásicos, que pierden el interés en la acumulación y la expansión.33 Es necesario -en nuestra perspectiva- en el Perú y en América Latina nuevamente poner adelante los problemas del crecimiento y la distribución como grandes ejes teóricos de indagación, de investigación y de análisis. En tercer lugar, el pensamiento clásico puso el factor trabajo y su forma social, la masa trabajadora, en el centro del debate sobre la fuente de valor de los bienes.34 No fue así con los autores de la etapa neoclásica. Con la corriente neoclásica se minimizó la importancia de dicho factor productivo y de la clase trabajadora. Es nuestro parecer que en los análisis de los problemas del desarrollo, del progreso social, del empleo y el ingreso en América Latina, debemos nuevamente destacar el factor 32 Adam Smith señaló desde el punto de partida que el objeto de su libro "An Enquiry on the Nature and Causes of Wealth" es el de estudiar el desarrollo. 33 Screpanti-Zamagni, 1993, pgs. 155 and 147. 34 A John Stuart Mill, por ejemplo, se le ha considerado un 'socialista evolucionista'. Dice Schumpeter, analizando la obra de ese autor: "(A J. S. Mill) en el plano emocional, el socialismo le atrajo siempre. No le gustaba la sociedad en que vivía, y era un resuelto simpatizante con las masas trabajadoras. En cuanto que consiguió independencia intelectual abrió el espíritu a las ideas socialistas de la época, principalmente francesas. Pero como era un economista preparado y un hombre de mentalidad fundamentalmente práctica, no pudo dejar de percibir las debilidades de lo que un poco después Marx llamaría 'socialismo utópico'." Schumpeter, 1971a, pg. 594. 126 trabajo como generador de producción, como sostén crecimiento, como elemento crucial del desarrollo. del En cuarto lugar, el papel que los clásicos desde Adam Smith, Ricardo, hasta Marx, asignaron a la tecnología, es fundamental.35 En cambio, en las formulaciones consagradas del enfoque neoclásico ese factor no ocupa un lugar central en el ejercicio analítico. Corresponde a los investigadores sociales latinoamericanos rescatar la importancia de ese factor. En quinto lugar, cabe reiterar la perspectiva analítica de la etapa clásica mediante la cual se da un rol protagónico a los agentes sociales y a la división del trabajo en el proceso de crecimiento, la cual también se diluyó en el período neoclásico. Para los exámenes de los procesos económico-sociales en nuestra región debemos igualmente recuperar este instrumental de análisis asociado a la noción de agentes económicos y sociales en el crecimiento. Comprobamos, pues, que con la etapa neoclásica diversos aspectos conceptuales y metodológicos sustantivos desaparecieron o perdieron presencia, pero se ha procurado despertar la atención hacia el hecho de que, en este respecto y en lo tocante a nuestra región, las condiciones se prestan para que tales aspectos puedan resurgir. Lo que emerge como una necesidad en tiempos contemporáneos -de finales del siglo XX en una situación de globalización que impulsa una reestructuración económica e institucional en los países- es justamente trabajar con un marco teórico idóneo que nuevamente destaque los elementos que se han venido presentando en la discusión: las fuerzas colectivas intervinientes en la actividad productiva, la división social del trabajo, la importancia de la fuerza de trabajo, los factores institucionales y sociales de un crecimiento sostenido, el papel de la distribución de la riqueza generada en el proceso global de crecimiento, la visión de la propulsión del cambio histórico a través de la economía, el carácter impulsor de la tecnología -que hoy también se expresa a través del carácter impulsor del conocimiento y de la información- y otros aspectos afines. NECESIDAD DE PLANTEAMIENTOS DE SOLUCIÓN En el tratamiento del problema de empleo y del desempleo en el Perú, con bastante frecuencia se ha puesto un énfasis mayor en la descripción y medición del deterioro de los niveles de empleo, 35 La cuestión que buscan abordar es el "movimiento dinámico del sistema, a largo plazo". Ver Dobb, 1982, pg. 175. 127 en la situación de deterioro de los salarios reales y en el incremento de la pobreza. Pareciera conveniente que al lado de estas caracterizaciones de la problemática -muy importantes, en tanto que punto de partida de nuevas indagaciones-, debiéramos intentar estimular la generación de planteamientos, de ideas nuevas que abran pistas de búsqueda y propuesta por los cauces que elijamos seguir. Conjuntamente con el señalamiento de indicadores regresivos de la situación del empleo -acción necesaria- el planteamiento quedaría enriquecido si incluyera postulados creativos, con "salidas" a los problemas, dado que las personas en situación de desempleo, de agudo subempleo y de pobreza ciertamente aguardan ideas eficaces de acción práctica. Algunos puntos de partida en el esbozo de lineamientos de política en materia de empleo Finalmente, y a manera de ilustración de lo que se ha venido preconizando líneas arriba, si se tratara de sugerir una propuesta para la mejora de la situación del empleo en el Perú, habría que trabajar de la mano con una visión que integrara varios aspectos: a. Con conciencia plena de que en los tiempos actuales se están dando cambios de una dimensión inusitada, como, por ejemplo, el hecho de que ahora el ámbito operativo principal -o canal de realización central- para hacer efectivas las estrategias de crecimiento quizás estrictamente no sean las empresas, sino los sistemas (en otras palabras, los países), corresponde visualizar en el nuevo escenario a la población laboral en su conjunto como una unidad de análisis sustantiva al examinarse los factores que dan viabilidad al crecimiento de la economía. Con lo que se puede percibir con más facilidad la responsabilidad del Estado -y no de otro agente social, pues se trata de una función con visibles resonancia y alcance sistémicos- en asumir la tarea de establecer las condiciones para una mayor y una mejor utilización de las energías laborales de la población, en el contexto de asentarse la marcha de la sociedad en su conjunto sobre bases más racionales. b. Si lo que tiene importancia crucial hoy es avanzar sólidamente en términos de competitividad -como país entero y no sólo como empresa- en el contexto de la economía internacional -y la ganancia de competitividad está en función de contar con trabajadores capacitados y una población educada-, entonces estar en condiciones de ganar una presencia en la arena internacional significa desarrollar con toda energía una política de formación sistémica, de capacitación integral de la fuerza laboral del país. c. Si se admite que el desarrollo supone crecimiento 128 económico, lo lógico debiera ser impulsar el crecimiento entendiéndose que de ese modo se incrementarán los niveles de empleo. Pero la información que llega desde diversas latitudes nos hace conocer acerca del fenómeno preocupante en estos años, y que es el crecimiento sin empleo. Se expande el producto, pero no hay una proporcional absorción de mano de obra. De allí que muchos formadores de política prefieran la opción de buscar incrementar los niveles de empleo a expensas de una mejora de indicadores productivos o de eficiencia económica. No obstante, pudiera también optarse por otra alternativa, cual es la de procurar una expansión del producto, pero procurando al mismo tiempo lograr una movilización de hombres y mujeres desocupados o subempleados de modo de insertarlos adecuadamente en la actividad productiva. Por movilización de las personas hacia una inserción adecuada debiera entenderse no sólo promover la integración de parte de ellos en las unidades productivas -como mano de obra asalariada- sino también apoyar la conversión de la otra parte de ellos en productores -generadores de bienes o servicios, en las crecientemente importantes pequeñas empresas y microempresaspara los mercados locales o vecinales, o incluso, eventualmente, regionales. d. Los segmentos de población incorporados, ya sea como asalariados o como nuevos productores, necesitan tener acceso a la tecnología. El conocimiento y la obtención de tecnología es crucial para ellos. Por un lado, como trabajadores en su respectiva unidad productiva, para contribuir a la obtención de una mayor productividad. Como productores (microempresarios, pequeños empresarios) para hacer factible la navegación de la pequeña embarcación empresarial en el mar agitado de los mercados de bienes, de crédito, etc., con una dirección clara y con la estabilidad necesaria. Más allá de la educación para el trabajo productivo, la idea en este punto radica en un adentramiento adecuado en la esfera de la tecnología, en una familiarización con las técnicas que permitirán mayores volúmenes de producción y niveles más elevados de calidad de producto. e. Otro aspecto necesario es el de la democratización del conocimiento sobre lo que constituye una economía de mercado, para de ese modo conocer qué es un sistema de mercado, qué son los mercados, sus tipos, cómo ellos operan, su marco institucional, su evolución, cuándo se da una situación de desenvolvimiento adecuado y cuándo y por qué se presentan distorsiones. La difusión (vulgarización) de esta información le permitirá a la población orientarse mejor, interpretar de una manera más válida los fenómenos, formar con una base más objetiva sus percepciones y tomar mejor sus decisiones (individuales, como familia, como productores). En su caso, las dotes de creatividad y de iniciativa impulsarán a algunos individuos a optar por la actividad de productor, encarando de ese modo su desempleo o 129 situación de subempleo. f. Todas estas acciones las debe desarrollar el Estado. Es su papel de dinamizador de la actividad económica y de generador de condiciones para el crecimiento sostenido. El Estado en esta visión representa a la sociedad misma, organizándose institucionalmente, jurídicamente, políticamente y administrativamente con la mira puesta en lograr un adecuado desenvolvimiento de la economía. g. El Estado no pierde presencia en ningún caso, aunque se hubiera producido una asunción de las actividades productivas por parte del sector privado. Pero lo que aquí se está presentando es el planteamiento de que la orientación del Estado en este escenario -ineludible, de coexistencia con la actividad económica privada- debe priorizar algunos aspectos, y entre éstos está el cuidado de lo referido en los acápites anteriores. Pero la política estatal debe seleccionar algunos segmentos de la población. Aquí se está haciendo alusión no sólo a poblacionesobjetivo, tales como los segmentos más pobres de la población, los niños y la tercera edad, sino también las mujeres gestantes. Pero la idea central es propiamente la de la incorporación de la mujer en el desarrollo. Esto último permitirá incorporar al acervo productivo del país talento, capacidades y fuerza laboral que puede encontrarse en la población femenina. Una reflexión final: ningún país ha tenido como meta alcanzar el escenario que hemos descrito en las páginas precedentes. Este, sin embargo, es el que ha llegado a conformarse y se desenvuelve como realidad empírica, objetiva. La actitud elemental en un científico social es reconocer lo que está existiendo para dar curso al acto de conocer. El siguiente paso en el camino a la verdad consiste en interpretar adecuadamente lo que ocurre. Toma la posta el político, para definir en función de ello cuáles son las medidas apropiadas y, si es el caso, con el administrador de los asuntos sociales en la esfera pública, precisar cómo es que hay que llevarlas a cabo en el contexto vigente. 130 BIBLIOGRAFIA BLAUG, M. (1985), Teoría Económica en Retrospección. México, 1a. ed. en español de la 3a. en inglés, Fondo de Cultura Económica, 856 pp. COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (CEPAL) (1994), América Latina y el Caribe: Políticas para Mejorar la Inserción en la Economía Mundial. Santiago de Chile, 321pp. COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (CEPAL) (1992), Equidad y Transformación Productiva: Un Enfoque Integrado. Santiago de Chile, 254 pp. COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (CEPAL) (1990), Transformación Productiva con Equidad. Santiago de Chile, 182 pp. DOBB, Maurice (1982), Teorías del Valor y de la Distribución desde Adam Smith - Ideología y Teoría Económica. México, Siglo XXI Editores, 6a. ed., 329 pp. FAJNZYLBER, Fernando (1983), La Industrialización Trunca de América Latina. México, Editorial Nueva Imagen, Centro de Economía Transnacional (CET), 359 pp. FURTADO, Celso (1991), Economía Mundial - Transformación y Crisis. 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México, Fondo de Cultura Económica, 1a. ed., 507 pp. 131 APUNTES TEÓRICOS SOBRE CRECIMIENTO Y EMPLEO LUIS PACHECO ROMERO ************* INTRODUCCION La finalidad de estas notas es proporcionar elementos de discusión referidos a la problemática del crecimiento y el empleo con la esperanza de que sean considerados de utilidad en el proceso de elaboración de estrategias de empleo y, en general, de políticas sociales, en nuestro país, por quienes están directamente relacionados con la temática del empleo, ya sea como investigadores en el nivel del análisis o como diseñadores de política. Desde una perspectiva metodológica, se procura subrayar la necesidad de que, al elaborarse diagnósticos y políticas sobre el empleo y la equidad social, se considere en su peso debido, a los procesos de la realidad nacional e internacional tomándolos en cuenta como contexto que define significados en los fenómenos relevantes a la problemática del empleo. Toda acción dirigida a contribuir a construir sociedades equitativas en la región latinoamericana supone esfuerzos orientados a hacer viable el desarrollo social, a forjar más equidad entre los agentes económicos y sociales, a lograr una mayor calidad de vida difundida en la población. Teniendo ese propósito en mente, la discusión creemos necesario definirla en 132 términos de la dirección estratégica requerida para avanzar hacia los propósitos señalados. Ahora bien, la explicitación de una orientación estratégica supone conocer bien el marco objetivo en el cual se encuentran inscritos los procesos de la realidad económico-social sobre los que se quiere influir. En el caso específico que concierne a estas notas, creemos que los lineamentos dirigidos a una mejora en la situación del empleo, tendrán un sustento firme si se basan en un adecuado conocimiento del contexto de la realidad pertinente. Este a todas luces es un criterio conocido. Mas lo que nos lleva a subrayar este requisito de índole metodológica y que nos lleva a realzarlo es el hecho de que entre la década de los 80's y hoy se han producido cambios fundamentales en este contexto, tanto en su dimensión internacional como en la nacional. En el caso peruano, las transformaciones con indiscutible relevancia similarmente se dan tanto en el ámbito internacional como en el nacional, pero en estas notas enfatizaremos el nivel internacional por el especial alcance de sus efectos. PRINCIPALES TRANSFORMACIONES ECONOMICO-SOCIALES Cambios profundos en el contexto internacional Veamos una ilustración de lo aquí afirmado. Como está siendo apreciado de manera clara, las fronteras entre lo nacional y lo internacional se han venido diluyendo. Como expresión de ello, en los últimos años se ha expandido el comercio internacional, se han incrementado los flujos financieros internacionales, se produce una más intensa circulación internacional de ideas y de información, existe una mayor movilidad internacional de personas, y otros aspectos que denotan esa misma tendencia. Un resultado de ello es que muchas generalizaciones empíricas sobre los fenómenos de la realidad que podían tener vigencia durante los años 70's y aún en parte de los 80's, ahora en los 90's en no pocas ocasiones han perdido sustento real en qué apoyarse. Cambios en el orden conceptual Naturalmente, los ajustes a detectarse ocurren no sólo a nivel fáctico; la contraparte de ello es que los ajustes deban tener lugar a nivel conceptual también. Echemos una mirada al nivel de las ideas. Como un reflejo de los cambios a nivel de los fenómenos, el tratamiento y aún el contenido de algunos conceptos están, a su vez, experimentando trasformaciones. Por ejemplo, habría que precaverse sobre la significación del concepto de "inversión privada nacional": ahora resultaría menos fácil 133 distinguir entre inversión nacional e inversión extranjera, por la dificultad actual para conocer con precisión la proporción de la participación accionaria extranjera en las empresas de cualquier país en particular. Un caso similar se da con el término "inversión privada", que antes solíamos asociarlo con la inversión privada nacional, pero que ahora incorpora en su ámbito a capitales extranjeros en magnitud cada vez mayor 36. En este ambiente cambiante, está planteada ante los investigadores no sólo la tarea usual de explorar nuevas situaciones y realidades empíricas; con igual fuerza hay que estar dispuestos a reconocer la insuficiencia que pueden revelar algunas nociones, la necesidad por tanto de construir alternativos conceptos idóneos y, claro está, de ser el caso, la de plantear nuevas hipótesis de trabajo. Las estrategias también se alteran en su contenido temático 36 SI EN LOS AÑOS 70 Y 80, EL CRÉDITO COMERCIAL DIRIGIDO A AMÉRICA LATINA CONSTITUÍA EL PRINCIPAL COMPONENTE DE LA OFERTA DE FINANCIAMIENTO EXTERNO A LA REGIÓN, EN 1992 ESTA FORMA DE FINANCIAMIENTO SÓLO REPRESENTÓ UN 16% DEL MOVIMIENTO DE CAPITALES (CON US$ 9 500 MILLONES); MIENTRAS QUE LA INVERSIÓN EXTRANJERA EN EL MISMO AÑO 1992 ASCENDIÓ A US$ 19 000 MILLONES, LO QUE SIGNIFICÓ EL 30% DEL FLUJO TOTAL. YA SEA MEDIANTE LA INVERSIÓN DIRECTA EXTRANJERA (US$ 14 087 MILLONES), LOS ADR/GDR (US$ 4 390 MILLONES) O FONDOS EXTERNOS DE INVERSIÓN (US$ 259 MILLONES), EL CAPITAL EXTRANJERO CRECIENTEMENTE SE HACE PARTE DE LA INVERSIÓN PRIVADA EN LOS PAÍSES DE LA REGIÓN. VER CEPAL, 1994, PGS. 207-209. 134 Otro impacto de estas evoluciones conceptuales más recientes se da en el nivel de las estrategias a aplicarse con el propósito de avanzar hacia el progreso social. Antes podíamos hacer del empleo un objetivo independiente al calor de las propuestas por elevar el nivel de desarrollo de los países. 37 Hoy en día los márgenes para poder trabajar en esa línea aparecen más reducidos. Con el cambio de paradigma del desarrollo en la región, y haberse hecho prevaleciente el enfoque que propicia la liberalización de los mercados, la relación entre empleo y el crecimiento económico ha variado, haciéndose más compleja, por la mayor interdependencia que se ha suscitado entre esos dos conceptos y esas dos realidades. Esta ligazón creciente tiene consecuencias de signo complejo. En efecto, por un lado, es el crecimiento el que posibilita la expansión del empleo 38. Según esto, el empleo aparece como un efecto derivado del crecimiento y habría perdido así toda independencia. Pero, por otro lado, crece la evidencia empírica de que no podrá darse un crecimiento sostenido sin una expansión del empleo39. Con lo que, paradójicamente -a pesar del contexto adverso-, el objetivo social asume fuerza inédita. El punto a recalcarse, sin embargo, es que si bien pueden recobrar fuerza el empleo y otros objetivos de índole social en los planes y políticas globales, el sostén conceptual en la reconquista de dicha importancia pasa a ser por entero diferente: defensores de las reformas estructurales (del tipo Banco Mundial) comienzan a abordar el tema con fines de aplicación. De confirmarse esta tendencia, empezaría a delinearse un escenario diferente, en el cual los analistas de esta problemática van a presenciar cómo los esfuerzos por lograr llevar adelante y materializar dichos objetivos (sociales) acaso se estén mudando de edificio conceptual -de la visión y programa populista a la visión y programa liberal-, y deban admitir eventualmente que esto se constituya en premisa para que los objetivos sociales puedan volver a tener vigencia fresca. Tenemos aquí, en consecuencia, otro punto a ser detectado entre los cambios que se registran en estos tiempos muy recientes. El enfoque predominante cambia de manos 37 Era del todo factible plantearse así este objetivo, cuando prevalecían en los círculos políticos y académicos estrategias de crecimiento económico como las que se aplicaron en los años 1950-70, ya sea en su versión de búsqueda de pleno empleo por un Estado benefactor en el caso de los países industrializados (matriz conceptual keynesiana) o en la propuesta cepalina en las décadas inmediatas a la II Guerra Mundial asociada a la industrialización por sustitución de importaciones. Ver Furtado, C., 1991; Sunkel, O. et al., 1991. 38 Noción que se encuentra desde los más conspicuos pensamiento clásico. Ver Blaug 1985, y Schumpeter 1971. exponentes del 39 Y, ciertamente, tampoco podría darse crecimiento sin una mejora en materia de distribución del ingreso ni sin una reducción de la pobreza. Este postulado es presentado con fuerza por la CEPAL desde el inicio de la década en curso. Véase CEPAL 1990 y CEPAL 1992. 135 En tercer lugar, el eje del crecimiento económico y de la generación de excedente se ha trasladado ahora al sector privado. Esta es una realidad difícil de ignorar. Pero si esto es cierto, de hecho asumirán mayor relevancia las propuestas sobre crecimiento productivo y generación del empleo afines a las ópticas de política económica usualmente ligadas al sector privado. Ahora bien, la referencia a propuestas y ópticas que se ha comenzado a hacer nos lleva gradualmente al ámbito teórico. Ubicados en ese plano, no resulta difícil reconocer la pertenencia de las ópticas aludidas en el párrafo precedente a una corriente de pensamiento determinada, a aquélla que encuentra su matriz en el liberalismo. De esta manera es que llegamos al tema del liberalismo. Reparemos en que la expresión utilizada en estas notas es "liberalismo", y no "neo-liberalismo". Hay antecedentes que explican esta opción terminológica. Parece necesario subrayar un hecho que no debe pasar inadvertido, y es que en los países de la región se ha dilucidado una contienda. Hace unos 20 a 25 años, en la mayoría de países de la región el sector privado y el sector público competían por los recursos de la economía nacional, por el fondo de recursos para inversión. Esa competencia, sin embargo, se ha atenuado ya, cuando el Estado le ha cedido prácticamente el espacio al sector privado. Al devenir esto en una realidad, la forma de emplear y asignar esos recursos está pasando a ser percibida y entendida a través del equipamiento mental y conceptual de los actores principales del nuevo sector hegemómico. Por ello, lo que pasa a cobrar fuerza no consiste solamente de un particular enfoque de política económica, tal como el neo-liberalismo. Se trata, en vez, del afianzamiento de una particular visión sobre la naturaleza misma de la economía global, de una concepción del propio funcionamiento de ésta, de sus principios rectores, de aspectos de una importancia crucial tal como la relación entre economía y sociedad, entre economía y el individuo. Es, en suma, toda una filosofía económico-social, el liberalismo40, lo que adquiere vigencia, y no simplemente una perspectiva de cómo mejor manejar instrumentalmente la economía desde el Estado. La continuidad de la nueva preeminencia Retomemos el tema de los rasgos del cambio y señalemos otra transformación más. Esta se refiere al fenómeno -extendido a 40 En su expresión clásica o en su versión neo-clásica. 136 nivel internacional cada vez con mayor claridad- por el cual el sector privado se hace cargo de las tareas del crecimiento. Apreciemos los efectos de este fenómeno. Esta preeminencia del sector privado en la generación de producto a escala nacional se está constatando en las distintas regiones del planeta, sin distinción de antecedentes históricos o culturales preexistentes. Al irse configurando este nuevo orden de fuerzas sociales en relación a la esfera de la economía en naciones ubicadas en las distintas regiones del escenario internacional, aparece un fenómeno de articulación e interacción entre los sectores empresariales no gubernamentales por la propia dinámica de los mercados41, con lo que la nueva correlación de fuerzas en cada país ingresa en una etapa de consolidación.42 Nos interesa enunciar explícitamente este rasgo de la consolidación, por lo que ésta implica: continuidad. Al adquirir continuidad los fenómenos y los procesos, ellos van asumiendo una característica muy singular: se convierten en tendencias de largo plazo. El diseño de políticas y las transformaciones en el contexto Todo estos elementos a que nos estamos refiriendo nos llevan a cobrar conciencia de que existe un marco, un contexto cuyas características y tendencias son por cierto ajenas a nuestra voluntad, procesos y hechos que pasan a constituirse en el entorno dentro del cual hay que diseñar las estrategias. Las estrategias y las políticas, deben, en ese sentido, más allá de nuestros deseos, reflejar en su contenido las transformaciones que están ocurriendo en el entorno, en un leal apego a la realidad y dentro de una búsqueda tenaz de eficacia de objetivos. Por la internacionalización de la economía en el concierto de naciones y el carácter transfronterizo de muchos procesos económicos, las sociedades nacionales progresivamente se ven ante la disyuntiva de asumir comportamientos de carácter funcional respecto del escenario internacional. Este es un fenómeno 41 La coordinación entre empresarios de los países de la Cuenca del Pacífico sería un ejemplo, la cual se expresa en un proceso que toma mayor rapidez que la coordinación entre Gobiernos; similarmente, esto se da en las consultas entre empresarios al interior de la Unión Europea o del Mercosur. 42 Muy distinto sería el caso si esta nueva prelación de fuerzas se diera sólo en ciertos países, aisladamente, con lo que el interés de los analistas se convertiría en la constatación de si en los otros países adquiere estabilidad o no la situación de hegemonía del sector privado en el ámbito productivo. Pero cuando en la gran mayoría de naciones en los distintos confines se repite el mismo fenómeno que estamos analizando, se va constituyendo un ambiente internacional que consolida la transferencia de roles hegemónicos al sector no gubernamental. 137 igualmente más perceptible en los 90's. En el nivel de las ideas y conceptos, lo anterior se expresa en un reto para la tarea académica y de investigación: cualquier esfuerzo integral para comprender e interpretar la direccionalidad que va exteriorizando la sociedad nacional y la economía de los países requiere también -y en algunos casos, primeramente- entender la dinámica y manifestaciones del escenario internacional y considerar en su debida magnitud la influencia externa. En cuanto al diseño de políticas públicas, la situación es similar. Habría acuerdo entre los especialistas en no poder evitar visualizar el escenario nacional como un componente -en mayor o menor medida, con inserción más favorable o más desfavorable- del escenario internacional. Es como si cada país en estas condiciones se convirtiera en unidad conformante de un sistema internacional. La variable de la calidad de la inserción del país en el sistema internacional adquiere significación indiscutible. En circunstancias de globalización, las tendencias y rasgos que prevalezcan en el escenario internacional tienden a convertirse en elementos de la mayor relevancia en los países de la región. Esto, lo repetimos, es así tanto en el nivel fáctico como en el conceptual. Así, lo que a nivel conceptual acontezca en el escenario internacional tendrá relevancia para nuestro país, para nuestra realidad. De allí que resulte pertinente preguntarnos qué es lo que está ocurriendo en el ámbito árido pero indudablemente importante de las teorías económicas. LA TEORÍA ECONÓMICA EN EL NUEVO ESCENARIO INTERNACIONAL Lo que es de apreciación generalizada es que la línea de política económica predominante hoy en la mayoría de países toma como su marco doctrinario el pensamiento neo-clásico43. Nos referimos a la vertiente de pensamiento que se construyó en Europa en el último tercio del Siglo XIX. A partir de esa matriz teórica los partidarios de la corriente actualmente prevaleciente esbozan los postulados, refiriéndolos a las realidades empíricas de esta parte final del Siglo XX. 43 Incluimos en esta acepción a las aportaciones de los marginalistas. 138 Los rasgos básicos de esa vertiente doctrinaria son extensamente conocidos. Casi no es necesario mencionar algunos de ellos, tal como la noción de que es posible y conveniente que los mercados operen en condiciones de competencia perfecta, la idea de que puede haber crecimiento sostenido no sólo en una economía nacional sino en la economía internacional si es que no existen distorsiones en los mercados, la de que el desempleo en los mercados es voluntario, y que en general en aras de una mayor eficiencia en la asignación de recursos los mercados deben operar en forma libre y abierta, con perfecta movilidad de factores y recursos. Ciertamente, el postulado básico en todas estas aserciones es que el mercado es el mejor mecanismo para materializar una asignación eficiente de los recursos. Este marco doctrinario cristalizado en Europa especialmente entre inicio de los 1870s y la primera mitad de los 1890s está hoy vigente en las naciones más poderosas del orbe. Sin embargo, lo relevante para nuestro análisis es que en el propio ordenamiento internacional que se está constituyendo impulsado por políticas económicas cuya raíz común es el marco doctrinario del pensamiento neoclásico comienzan a delinearse algunas diferenciaciones internas. Esto amerita un examen más detenido. Diferenciación en el manejo de la economía y la sociedad Lo que hay que subrayar es que las diferenciaciones que comienzan a advertirse en el concierto internacional no son de orden secundario. Y no lo son, porque dichas diferenciaciones están vinculadas a aspectos de manejo de las economías nacionales de tanta importancia como por ejemplo el rol del Estado, la estrategia de crecimiento a largo plazo, la necesidad de una direccionalidad sostenida en la asignación de recursos. Por ello es que en ese contexto emergen orientaciones estratégicas diferenciales, a pesar que hay una substrato de filosofía económica compartido. Es común referirse a la existencia de regiones económicas, que se expresan en tres grandes bloques de países. La regionalización es una realidad, en efecto. Pero en el análisis que estamos desarrollando, la regionalización nos permite ver con bastante facilidad a cada bloque expresando una manera distinta de entender cómo se ha de ir desenvolviendo la economía de mercado. Este punto nos interesa abordar: el hecho de que la economía de mercado como concepción y realidad haya pasado a prevalecer no quiere decir que las distintas economías nacionales que hayan adoptado ese sistema de organización económica se estén desplegando en una sola y única forma. En otras palabras, la economía de mercado, al materializarse en las distintas regiones del planeta está mostrando, al interior de sus linderos en tanto que concepto-sistema, diferencias de índole estratégica en cuanto 139 concierne a cómo se cree progresar mejor en su operatividad concreta. Podemos, en consecuencia, visualizar estos distintos bloques, no sólo como espacios económicos en los cuales se dan determinados procesos productivos y financieros con una u otra intensidad, sino como tres casos en los cuales son detectable estilos diferentes de manejo de la economía, al encarar el reto de cómo orientar a las economías por la senda de un crecimiento a largo plazo. Veamos estas diferencias. Las ópticas regionales En primer lugar, tenemos el estilo de materialización de la economía de mercado asociado a la tradición conceptual predominante en el mundo anglosajón, en la cual está inmersa la potencia actual a nivel mundial, los EEUU. Este estilo nos evoca la Escuela Neo-clásica. Un rasgo básico entre sus principales postulados: la visualización del individuo como propulsor de las iniciativas económicas, la creencia en que la libertad económica y política del individuo constituye motor efectivo del funcionamiento adecuado del sistema societal; no se cree en la conveniencia de discriminaciones en favor de segmentos desfavorecidos de la población, disminuyendo, por tanto, subsidios estatales a consumidores y concesiones a minorías como había sido el estilo por décadas. Las administraciones Reagan y Bush expresaron bien estos preceptos.44 Tenemos aquí, pues, uno de los estilos, uno que de manera más o menos explícita recurre a los preceptos de la escuela neoclásica.45 44 Las administraciones Demócratas de Roosvelt, Kennedy y Johnson pertenecen a una etapa histórica que tuvo un escenario internacional muy específico, el de la toma de hegemonía al interior del sistema capitalista durante y luego de la II Guerra Mundial, pero en dura competencia con el sistema socialista; debía procurarse el consenso interno y resarcir a la población las pérdidas y costos sociales de participación en la conflagración mundial. Los tiempos ahora son de globalización: ya no hay un sistema económico que sea adversario político a nivel mundial, pero hay aún que ganar la hegemonía económica. 45 ¿Es éste el caso de la administración Clinton? La respuesta no parece definitiva. No obstante, lo que sí se puede decir es que la administración Clinton no ha inaugurado en su país una nueva etapa en el diseño de cómo manejar la vida económica a nivel nacional, a partir de lo cual podremos concluir que o estamos en un momento de transición en esa nación en términos de concepción de política pública en materia de conducción de la economía o se trata más bien de un paréntesis al cabo del cual se retornaría en ese país a la línea estratégica observada durante los años 1980's. 140 El otro estilo es el que se reconoce en naciones del bloque europeo. Tomemos como ilustración, en aras de brevedad, sólo los casos de Alemania y Francia. Aquí lo relevante es el elemento de la concertación para definir los rumbos de desarrollo. En la nación germana, la concertación a nivel micro resulta ser un elemento muy importante en el proceso de crecimiento a largo plazo. El objetivo buscado es que al interior de las empresas tenga vigencia efectiva la participación laboral, la participación en la gestión de las empresas. Los elementos de concertación aquí involucrados no necesariamente están presentes en la versión del mundo anglosajón. Ahí, pues, advertimos una diferencia. El factor trabajo es valorado en Alemania en mayor medida que en el Norte, ya sea en la isla británica o al otro lado del Atlántico.46 La otra potencia europea, Francia, es reconocida históricamente como nación marcadamente orientada a incluir la cuestión social en su agenda, reconociéndosele un definido perfil en ese sentido como resultante del dinamismo y gravitación de movimientos políticos y organizaciones sociales a lo largo de décadas. Esta manera de delinear las políticas públicas en dichos países probablemente sea prolegómeno de la forma en que se desenvolverán las estrategias en el marco de la Unión Europea, con lo que puede identificarse así un segundo estilo. Ciertamente, el tercer estilo es el que corresponde al bloque del Asia Meridional y del Asia Oriental, donde también constatamos la concertación como un elemento, pero la diferencia entre la concertación en Alemania y la concertación que se da al este de Asia se da en el nivel en el cual ésta tiene lugar. Si en Alemania la concertación es típicamente a nivel micro, en el ámbito japonés la concertación se da no solamente a nivel micro sino igualmente a nivel macro. Por ejemplo, la Agencia Central de Planificación del Japón integra en su órgano directivo a representantes del Estado así como a representantes permanentes del sector privado, de las universidades y también de los trabajadores. La concertación sobre políticas agregadas y variables "macro" se da al interior del organismo que conjuntamente con el MITI y el Ministerio de Finanzas van a señalar los rumbos del país.47 46 En Alemania, instituciones de la sociedad civil actúan decididamente para que la autoridad gubernamental atienda adecuadamente los contenidos centrales de la política social. El Parlamento y los medios de expresión canalizan estas inquietudes. El gobierno asume estas demandas procurando reflejar los intereses del propio Estado, de los empresarios y de los trabajadores. Similares procesos y resultados se percibe en otras naciones europeas. 47 El MITI es el Ministerio de Comercio Internacional e Industria en el Japón. Fue una de las entidades responsables del largo período de crecimiento sostenido conocido como "milagro japonés". Las políticas se discuten desde la base, y toman su tiempo de aprobación pues no 141 suben de nivel hasta que no alcance consenso. 142 La concertación a nivel macro no impide que a nivel micro también haya concertación, aunque en este segundo nivel la concertación se presente de otra manera. En el nivel micro la concertación se presenta en estrecha conexión con la visión que sobre empresa hay en Japón. La empresa es vista como una entidad cuyos valores la asemejan a la organización familiar; los trabajadores, por ejemplo, forman parte de ella a lo largo de toda su vida.48 En Japón es el marco religioso y filosófico lo que hace que la familia tenga un sentido diferente al que tiene en Occidente y que la perspectiva de comunidad al interior de la dinámica de la empresa y hasta cierto punto de la sociedad sea prominente. En suma, nacional.49 son tres estilos de manejo de la economía No es irrazonable pensar que la diferenciación en tres estilos va a reflejarse en la manera en que se desenvuelva la competencia entre los bloques. Un ejemplo de las diferencias de concepción en cuanto a cómo conducir la economía se encuentra en un documento de una agencia del Gobierno japonés 50, en el cual la Overseas Economic Cooperation Fund (OECF) de Japón hace una crítica no a un gobierno (de una nación perteneciente a otro bloque) sino a un organismo financiero multilateral (el Banco Mundial), por su enfoque ortodoxo en materia de cooperación financiera a los países en desarrollo. 51 Señala la OECF de Japón la inconveniencia de no adecuar conceptos en materia de condicionalidad en términos de utilización de los recursos financieros en la asistencia internacional y no reconocer el 48 Es la pauta cultural-laboral del "employment for life". Este rasgo parece, sin embargo, estarse atenuando, a juzgar por análisis periodísticos de países occidentales en el sentido de que este elemento cultural tan característico en Japón está perdiendo la fuerza que tuvo; pero de cualquier manera esa pauta laboral marcó el estilo de desarrollo de las empresas en dicha nación. Además, es de toda probabilidad que esta filosofía empresarial básicamente vaya a continuar debido a que ella está ligada a la visión cultural que predomina en ese país. 49 Por cierto en América Latina todavía tenía alguna fuerza en los años 1980's la opción que concedía al Estado capacidad de intervención sobre los mercados y en los mercados. En los años 1990's, con la disolución del bloque socialista, la situación cambió a nivel mundial y esa opción perdió viabilidad. 50 Actualidad Económica, Año XIV, No. 138, Octubre de 1992, págs. 23-27. La agencia internacional japonesa en mención es la Overseas Economic Cooperation Fund (OECF), la agencia oficial del Gobierno de esa nación para asistencia económica y financiera para naciones del Tercer Mundo. 51 A nuestro entender, el Banco Mundial no sólo comparte en gran medida la visión neoclásica que subyace en el estilo que hemos atribuido a los países anglosajones, sino que Estados Unidos detenta la hegemonía en la toma de decisiones en dicha institución de Bretton Woods acaso desde su propia fundación en los años 1940's, y con mayor razón en los 1990's. 143 hecho de que las economías de las naciones requieren de incentivos por parte del Estado. El se cristaliza la divergencia no es, ciertamente, la periferia de la problemática de la conducción en desarrollo tema en el que uno situado en del Estado. 52 De la acción a la idea en materia de política económica Una reflexión que emana de todo lo anterior conduce a vislumbrar la posibilidad de que estas distintas vías estratégicas concernientes a la relación entre Estado, economía y sociedad puedan más adelante plasmarse en concepciones de política económica independizables unas de otras. En suma, lo que hay es una sola visión doctrinaria, con conceptos centrales compartidos por los distintos estilos de manejo de la economía, conceptos que para todos funcionan como principios rectores, tales como la fe en el mercado, la creencia en la factibilidad de crecimiento en el largo plazo, o la que asevera que en el largo plazo habrá beneficio para todas las naciones con apertura de sus economías al comercio internacional. No obstante, existen al mismo tiempo, como se acaba de remarcar, diferencias sustantivas a nivel estratégico, que podrían -al buscar afirmarse cada línea estratégica- estimular que se precipiten nuevos desarrollos de la teoría, propiciando con ello evoluciones diferenciales de la teoría. La tarea en América Latina Es en este punto donde consideramos pertinente sugerir que, ante la existencia de este cuadro de vías estratégicas diferenciadas, deberíamos en América Latina cobrar conciencia del potencial que dicha diferenciación contiene y hacer un seguimiento crítico de los elementos conceptuales que van emergiendo en ese tipo de evolución, percatándonos que este decurso de ideas podría arrojar luz sobre la construcción de alternativas conceptuales aplicables a nuestros países, referidas a nuestras realidades. 52 Luego de la argumentación anterior, concluye la OECF de Japón en el documento a que nos referimos: "Aunque la eficiencia y la equidad son los principales objetivos que se persiguen en política económica, algunas veces se da un trade-off entre los dos. En la década de los 80, tanto la teoría como la política económica estuvieron fuertemente orientadas hacia la búsqueda de la eficiencia. En este sentido, fue un período único. Sin embargo, ese período ha llegado a su fin. Lo que se necesita ahora es una política bien balanceada entre eficiencia y equidad, para promover el bienestar de la sociedad entera. El enfoque de Ajuste Estructural del Banco Mundial debería transformarse para reflejar este cambio de corrientes." Ver Actualidad Económica, op. cit., pág. 27. 144 Las razones para un bloque regional ampliado Después de la disolución del bloque socialista en el giro de la década de los 80's a la de los 90's, progresivamente fue quedando claro que los problemas principales que debía enfrentar el sistema económico-social que logró la hegemonía, el capitalismo, dejaban de pertenecer a la esfera política. El gran adversario político ya no estaba más. El conflicto internacional pasó a tener otra naturaleza, pues la supremacía estaba definida. Los problemas primordiales para definir el rumbo en la escena internacional adquirieron un carácter económico. Al verificarse este cambio, se abre, para las naciones líderes, una problemática nueva, de competencia intra-sistémica. Esta problemática, inédita hasta que se constituyeron las regiones económicas, en nuestra opinión ha ido adquiriendo su perfil propio progresivamente, a lo largo de una secuencia que ha atravesado por tres momentos, los cuales es menester pasar a repasar uno a uno a continuación. El primer momento se caracteriza por la conciencia que emerge en cada bloque de que se ha constituido una situación de competencia entre bloques: dado que ya no está más el contendor político común de Occidente a nivel mundial, ahora el asunto es dilucidar la primacía de una región económica respecto a la otra. Subrayamos una vez más que la competencia existente ahora a nivel planetario es una de índole intra-sistema, entre bloques del mismo sistema. Son tres grupos de países (con reducido número de integrantes cada uno) los que empiezan a competir entre sí. Cada grupo actuando con una nación líder. La preocupación central de cada bloque reside desde que se delínea esta nueva realidad en defenderse respecto de los otros bloques económicos y procurar hacer prevalecer su fuerza (productiva, tecnológica, comercial). En un segundo momento, cada bloque va percibiendo la necesidad de extender su mercado, a la manera de contar con un mercado complementario a su interior, para así asegurar un dinamismo sostenido de su actividad productiva. Cada espacio económico, por ello, se interesa por abrir las puertas, selectivamente, a otros miembros. Se empieza así a registrar un fenómeno de ampliación de cobertura a otros países. En esa forma, los Estados Unidos detectan la conveniencia de no estar solos por más fuerza económica que tengan conciencia de poseer-, ni de reducir su asociación económica sólo a su vecino del norte, Canadá, por lo que ponen en acción los mecanismos de negociación políticos e institucionales para incorporar a México, con lo que se precipita la constitución de NAFTA. 145 De un lado, Alemania y Francia, similarmente, arriban a la conclusión que debe ampliarse el grupo de naciones de la Europa comunitaria, lo cual significa la inclusión de Portugal, de España y de Grecia en el bloque, y ciertamente, más países, posteriormente. Tal como en 1994 ha sucedido. Por otro lado, el grupo inicial de Japón con Corea del Sur y los restantes "tigres asiáticos" ve también, por las mismas razones, la necesidad de incorporar a otras naciones de la región, "los que vienen detrás", y ahí queda cristalizada la figura de los gansos voladores.53 Inclusive ahora algunos analistas creen percibir la intención en el bloque de integrar más tarde a China y finalmente a India y Pakistán, con lo cual el espacio asiático crecería de manera notable, con el fortalecimiento consiguiente. Todo lo anterior forma parte de este segundo momento de la secuencia analizada que consiste, como ya se ha dicho, en buscar extender el mercado por propósitos sistémicos de seguridad económica de bloque. Pero parece estar configurándose un tercer momento. Irrumpe una nueva problemática para el sistema económico social capitalista: las naciones líderes parecerían estarse percatando de que no pueden sostenerse diferencias sociales abismales al interior de cada bloque, sin ocasionar perjuicios (de una u otra índole, pero, al fin de cuentas, económicos aunque sólo fuere por originar retraso en la financiación de proyectos al ampliarse las necesidades de corrección, mantenimiento, reparación). La hipótesis es que los países de mayor peso político en cada bloque -resignándose a tener que admitir la realidad de abismales diferencias sociales, económicas, productivas, tecnológicas al interior de la región que lideran- estarían concluyendo que deviene funcional a la expansión del bloque en su conjunto el dar pasos sólidos en la periferia de la región con vistas a avanzar hacia una relativa homogenización social de ésta. ¿Qué tendría que hacerse para ello? En el caso de las Américas, aparecería la necesidad, por ejemplo, de atacar la pobreza en el área periférica del bloque, de conocerla mejor, de conocer cuáles son sus formas, dónde está ubicada para, por lo menos, aminorarla. Se observa incluso una asociación entre esta necesidad descubierta y el "momentum" que adquiere la herramienta de análisis social conocida como mapas de la pobreza. Estos acrecientan su popularidad desde el inicio de los 90's. Análisis de la pobreza y empleo de mapas con la mira puesta en la reducción de la pobreza, ciertamente se han llevado a cabo en el mundo académico desde antes; pero lo nuevo es que este impulso por caracterizar, por localizar territorialmente y de diagnosticar la pobreza proviniera desde el "centro" del bloque. Se registra un interés 53 La produciendo Japón a la potenciales formación aludida es una analogía con la manera cómo se ha ido en términos estratégicos el proceso de desarrollo de Asia meridional: cabeza, luego los "cuatro tigres", y en la fila siguiente, las NIEs emergentes, países como Malasia, Tailandia, Filipinas e Indonesia. 146 político en el polo dominante del bloque por conocer cuál es la magnitud de la pobreza, cuáles son los factores generadores de la pobreza y también la necesidad de desarrollar algún tipo de acción programática en las naciones con las más evidentes disparidades de ingreso para mejorar las condiciones sociales de las poblaciones. La preocupación por enfrentar las necesidades básicas insatisfechas deja de ser sólo tema de la tecnocracia y de sectores intelectuales y políticos socialmente orientados y pasa gradualmente a ser también tema de agenda de los círculos políticos de los países dominantes. El interés por lo social Ahora bien, fue inevitable que se llegara a visualizar al gasto público como un instrumento de acción adecuado para encarar los apremios en este tercer momento de la secuencia, y la fórmula ideal, por cierto, habría de ser expresada como la expansión del gasto público en el área social. Resultó así que desde Washington (en el sentido de Casa Blanca o en el de sede de organismos multilaterales) comenzara a estimularse el punto de vista de la necesidad de la expansión del gasto social en las naciones periféricas; es más, en esa misma línea se avanza a un punto de instrumentación de política técnicamente más evolucionado, el cual es la focalización del gasto social. Esto es una innovación que se generaliza regionalmente. Por ello, cuando aquí en Perú empezamos a escuchar sobre la focalización del gasto social hacia 1993, no fue sorprendente conocer que en otras naciones latinoamericanas se había empezado a emplear igualmente el concepto de focalización del gasto social. Otro proceso que trasluce el reciente interés por la problemática social en las naciones de primacía económica se refiere a los cambios observados en la política de cooperación internacional que adoptan las naciones más solventes en los bloques económicos. A lo largo de la primera mitad de los 90s, muchos de esos países, incluyendo a los tres países líderes, EE.UU., Alemania y Japón, han reajustado, si no redefinido, sus lineamientos básicos de cooperación internacional. En sus programas de cooperación, estas tres naciones no sólo adoptan ahora el componente de la lucha contra la pobreza explícitamente, sino le otorgan muy alta prioridad, así como expresan que brindarán apoyo prioritario a políticas en las naciones en vías de desarrollo dirigidas a mejorar los niveles de educación y salud. Sabemos sobre la resonancia que han adquirido, al lado de estos temas, los denominados "global issues", tales como la problemática del medio ambiente, el tema de población, el área temática de la integración de la mujer en el desarrollo, pero insistimos en que lo que toma una prelación significativa en la agenda del desarrollo lo constituye la lucha contra la pobreza, 147 los programas en educación y salud. Consecuentemente, estas grandes áreas se convierten en esferas de trabajo centrales de la política de cooperación internacional. Alemania ajustó su orientación entre 1992 y 1993 y en el acuerdo de cooperación a que la nación germana arribó con Perú a fines de agosto de 1994, en Bonn, prioridades de la índole que acaba de mencionarse ya están presentes. El caso de Japón es similar. Ha definido con mayor claridad las prioridades en su política de cooperación, en favor de las áreas de educación, salud, la agricultura en áreas menos desarrolladas y la lucha contra la pobreza, al lado de medio ambiente. Con el caso de EE.UU. se encuentra lo mismo. Como ilustración de lo que se afirma, señalamos que la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) ha empezado a impulsar en sus programas de trabajo proyectos dirigidos a posibilitar la generación de pequeñas empresas dirigidas por mujeres, apoyando el establecimiento de condiciones institucionales, así como, por ejemplo, las necesidades de capacitación o del acceso al crédito. Lo que apreciamos en el planteamiento de esta agencia gubernamental es un reconocimiento a la importancia de la generación de empleo como una manera de lucha contra la pobreza así como al potencial que encierra la mujer como agente del proceso de desarrollo. Las potencias, articulando de un lado la necesidad de defender sus posiciones a nivel mundial y de otro el percatarse sobre las duras o difíciles circunstancias competitivas en las actuales relaciones económicas internacionales, se ven enfrentadas a ampliar su ámbito de análisis de los problemas del crecimiento y a extender la cobertura de su trabajo en materia de política exterior a la acción en el campo social. En lo que corresponde a los organismos multilaterales, un ejemplo a mencionarse es el denominado Acuerdo de Guadalajara, al que se arribó en abril de 1994 en esa ciudad mexicana, por el cual el Banco Interamericano de Desarrollo adopta la política de destinar un alto porcentaje, un 50%, de sus nuevos créditos a partir de esa fecha hacia programas sociales. Esto a nuestro juicio contribuye a la creación de un nuevo escenario de posibilidades. En dicho escenario no sólo hay que considerar las tres opciones distintas de crecimiento sostenido ya reseñadas, sino que al lado de eso se presenta este otro aspecto consistente en que al interesarse cada nación líder en poner bases de estabilidad al interior del bloque para un crecimiento sostenido, incorpora en la noción de estabilidad los equilibrios de índole social. Es como si presenciáramos que en la óptica liberal actualizada se incorporara la estabilidad social como suerte de premisa para el crecimiento. 148 Los países del Sur Frente a este inédito escenario, los países del sur de cada bloque pueden autopercibirse en una situación favorable para plantear condiciones al formar parte del bloque. Es decir, si es que se quiere extender un bloque -y es conveniente para las naciones líderes que el bloque asuma dimensiones crecientes en términos de territorio, población, en fin, recursos y mercadosel país del sur puede señalar su aspiración a contar con condiciones más favorables para hacer frente a lo social, y esto puede querer decir no sólo, de forma más inmediata, cooperación económica y financiera sino también superación de barreras para un crecimiento con producción transable que tenga acceso a los mercados de las naciones más prósperas, haciendo más factible una tasa estable de crecimiento. Se ha utilizado la expresión "países del sur de cada bloque". El supuesto en esta expresión es que de la dicotomía Norte-Sur que se usó por décadas para visualizar las relaciones internacionales y que muchos consideran ya caducó por prevalecer en la década presente otras realidades, sigue siendo vigente su elemento esencial: los marcados desniveles de desarrollo entre las naciones. Si bien la realidad nos muestra que no existe un sólo bloque Norte contra todo un bloque Sur, organizado, contestatario, integrado conceptualmente -como fuera el ideal y hasta cierto punto la realidad en los 60s, 70s y parte de los 80s-, sin embargo, sí se puede advertir dentro de cada bloque la existencia de "un Norte" y "un Sur". En otros términos, el Sur se habría fragmentado, dando lugar así a que emerja un Sur para cada bloque, y congruentemente un Norte para cada bloque. La realidad de la dependencia no se ha atenuado en ese sentido. No hay duda, al mismo tiempo, que la interdependencia se ha definido como un fenómeno de la realidad internacional con contornos más claros, y más aún, es creciente. Pero esa interdependencia mayor se da particularmente "entre los Nortes", entre los Nortes de cada bloque. Entre norte y sur al interior de cada bloque, sin embargo, la dependencia no habría disminuido. Suponiendo válida esta afirmación, surge la asociación entre dicha situación y la reproducción de dificultades para un acelerado progreso social. Si las políticas gubernamentales de la nación periférica no se plantean con acierto, con mayor fuerza se cristalizarán las tendencias a un acentuamiento de las condiciones de falta de empleo adecuado, de estancamiento o caída del ingreso y de extensión de la pobreza. Los países del sur de cada bloque pueden entonces, en el marco de los dos aspectos señalados más arriba, obtener alguna forma de apoyo económico que les signifique mayores posibilidades con vistas a un enfrentamiento exitoso ante su problemática social específica. 149 Un cuarto elemento de esta nueva situación se refiere a la esfera conceptual que deba configurarse con nitidez en los países del Sur. Un marco conceptual idóneo para poder contar con bases sólidas para ir sorteando los obstáculos al crecimiento sostenido, e incluso para tener una presencia en el sistema internacional, en el flujo de recursos financieros, de inversión y de cooperación internacional debe ser uno que signifique una marcada diferenciación de la corriente doctrinaria neoclásica. UNA HIPÓTESIS: SUS BASES HISTÓRICO-ESTRUCTURALES Pasamos a postular la hipótesis de que es posible seleccionar algunos elementos conceptuales, criterios o elementos metodológicos de las doctrinas económicas de la época "clásica" y utilizarlos en la construcción de planteamientos actualizados para abordar la realidad económico-social contemporánea. Somos conscientes de lo que significa la época clásica, que dio a la historia del pensamiento económico propugnadores del sistema capitalista, tales como John Stuart Mill, David Ricardo y otros.54 La aún no lograda homogeneidad social: las fuerzas sociales colectivas Sustentemos el planteamiento. En primer lugar, analicemos el estadio de desarrollo en términos de diferenciación social que caracterizaba a los países de Europa -principalmente Inglaterraque resultó siendo el marco dentro del cual se diseñó el planteamiento neo-clásico o la propuesta de los clásicos. En lo que respecta a las ideas neo-clásicas, el estadio de desarrollo visualizado en términos de diferenciación social en las sociedades en las cuales se emitieron los postulados neoclásicos no es el que podemos observar en muchos de los países latinoamericanos; ahí y entonces se presentaba una mayor homogeneidad social (y estructural, en general), mientras que en gran parte de las sociedades latinoamericanas lo que se registra es un mayor grado de heterogeneidad social (y estructural). De ahí debiera seguir que el planteamiento neoclásico quede 54 No es tan simple afirmar rotundamente una actitud de apologismo del capitalismo industrial por parte de los "clásicos". Adam Smith, por ejemplo, se refirió duramente a los empresarios del sector manufacturero: su libro menciona "la rapacidad repugnante, el espíritu monopolizador de comerciantes y manufactureros, quienes no son, ni deben ser, los que gobiernen a la humanidad...porque su interés es ...directamente el opuesto a aquel del gran cuerpo del pueblo". Ver Dobb, 1982, pg. 70. 150 debilitado en cuanto a validez se refiere por su falta de aplicabilidad a sociedades como las de nuestra región. En cambio, las características del sistema socio-económico hoy observables en nuestros países de alguna manera tienen más semejanza con los rasgos del sistema social configurado en países líderes de Europa a fines del XVIII o comienzos del XIX que con los que se advertían en el momento de enunciación de los postulados neoclásicos (último tercio del S. XIX). ¿En qué sentido se daría esta mayor semejanza? En el sentido de que en esos países europeos a fines del S. XVIII se percibía una ausencia de integración social en el desenvolvimiento de sus sociedades en una medida similar a la falta de integración que aún existe en nuestros países. Elegimos la variable de la integración social por la influencia que ésta puede haber ejercido en el énfasis puesto por los doctrinarios de esa época en el componente social. Lo que se conoce como doctrina clásica en la economía es en verdad economía política. Pero si existió toda una ilustre etapa del pensamiento económico que se desplegó como economía política, es porque los pensadores en ese período histórico-social estaban totalmente conscientes de la necesidad de efectuar el análisis de la economía estudiando el papel de actores sociales en las actividades económicas y no solamente el de individuos inmersos en los flujos económicos. Detrás de los hechos y fenómenos económicos se veía a actores sociales colectivos. Por eso es que la ciencia económica tiene su primera expresión en la economía política, combinando el análisis de los procesos económicos con el examen de la participación de los agentes sociales en éstos. En nuestros países, considerando la falta de integración social aún subsistente (ésta, fuertemente enraizada en países de procedencia histórica andina), también debería surgir entre nuestros investigadores sociales la convicción de que los análisis sobre la economía debieran recoger y reflejar el verdadero peso de los actores sociales en el proceso de desarrollo.55 Recordemos a David Ricardo desenvolviendo su análisis económico con el criterio de factores de producción, dando especial importancia al factor trabajo. Evoca Blaug sobre esta eminencia del pensamiento económico inglés: "Cuando se sentó Ricardo, en los últimos meses de su vida, a escribir un ensayo sobre 'El valor absoluto y el valor de cambio', utilizó un lenguaje tan emotivo como el mejor de Marx: el trabajo es la mejor medida del valor, el trabajo es la 'causa' y la 'sustancia' del valor...".56 No olvidemos a John Stuart Mill incorporando a estratos y clases sociales en su examen de los hechos económicos: "... la 55 Y que de tales análisis, materializando la perspectiva que acaba de señalarse, se produzca propuestas de acción signadas por el reconocimiento de la participación de agentes sociales en el proceso de desarrollo y de actores sociales en la actividad económica en general. 56 Blaug 1985, pg. 157. 151 distribución personal del ingreso entre 'las tres clases principales de la sociedad' está influida por la distribución de la propiedad, producto ella misma del cambio histórico".57 Pero en el siglo XIX se dejó de analizar los hechos económicos de esa manera; se puso a un lado ese vital componente del análisis y se concretó una ruptura de la tradición teórica, manifestándose así la preeminenia ganada por el reduccionismo individualista y el reduccionismo anti-histórico58. 57 Blaug 1985, pág. 236. 58 Screpanti-Zamagni, 1993, pg. 149. 152 Para nuestras realidades propias de la región latinoamericana, necesitamos considerar (ahora y en el futuro, pero aún con mayor razón, ahora) a los estratos y clases sociales como componentes cruciales del examen de los procesos59. Por consiguiente, no parecería algo fuera de lógica examinar la validez de emplear la estrategia metodológica, dicho sea esto con precisión, de los autores de esa etapa del pensamiento económico, la etapa clásica.60 Lo que se procura apoyar es la idea dirigida a efectuar el análisis considerando como parte de los fenómenos económicos a los actores sociales, a los agentes económicos, a las relaciones sociales, teniendo en mente como elemento de los procesos de cambio o de estancamiento social a los agentes de desarrollo; y no trabajar en el momento del análisis solamente con flujos, ya fuere el caso del producto bruto interno de algún sector productivo, del ingreso nacional, la inversión privada o el gasto público. Este es un primer punto por el cual se invita a examinar la posibilidad de tener en cuenta el aspecto referido de la metodología de la etapa de los clásicos, de la economía política. El proceso de construcción de instituciones Un segundo punto tiene que ver con la similitud entre la situación en Inglaterra y otras naciones de Europa cuando salieron a la luz las teorías económicas clásicas y la situación actual en América Latina y Perú en lo que se refiere a la construcción de instituciones en la forja del ordenamiento social en la evolución histórica del capitalismo. A fines del siglo XVIII, lo que tenía lugar en Inglaterra era la transición de la supremacía feudal a la primacía capitalista; lo que se definía era nada menos que un cambio en la naturaleza de la sociedad: el capitalismo adquiría hegemonía y continuaba la pérdida de terreno de la sociedad feudal. Concordantemente con ello, el proceso crucial resultaba ser la construcción de instituciones que fueran expresión y elementos funcionales al nuevo ordenamiento social. Lo que sucede es que el capitalismo industrial se veía en Inglaterra a finales del S. XVIII como algo factible y promovible (por los sectores liberales), razón por la cual se presentaba la necesidad de construir todo un sistema institucional para afianzar esa nueva forma de capitalismo, el capitalismo industrial. Lo que se da en nuestros países es, similarmente, la necesidad de afianzar un sistema institucional, si es que se 59 Por más que disputen algunos sociólogos la existencia de clases sociales en sociedades como la peruana, lo relevante en este caso vendría a ser la participación dinámica y real de grupos y estratos sociales, en tanto que agregados sociales de hombres y mujeres, en las actividades productivas y de distribución de la riqueza. 60 Estrategia metodológica, y no contenido de las afirmaciones sostenidas por esos autores referidas a las sociedades económicas de ese tiempo. 153 desea llevar adelante el proceso de establecimiento del capitalismo moderno. Al darse una semejanza histórica en relación a ese aspecto de infraestructura institucional, podría haber sentido en tratar de ver cuáles fueron algunas nociones e ideas que los creadores en la época clásica, con su capacidad intelectual y potencia de análisis, pudieron generar, algunos elementos de las cuales pudieran aún conservar pertinencia, salvándose todas las diferencias históricas, naturalmente. El motor tecnológico Un tercer aspecto guarda relación con la dinámica del cambio tecnológico. La dinámica del cambio tecnológico en ese momento histórico en Inglaterra era proporcionalmente semejante a lo que estamos presenciando en estos años en nuestros países, y en el mundo en general. Hay un punto semejante, que consiste en las enormes perspectivas encarnadas por la acelerada innovación tecnológica. Cuando Smith publica su libro en 1776, en esos momentos estaba ocurriendo o estaba por ocurrir en unos años más la revolución tecnológica industrial.61 Otros autores de la misma etapa clásica, en los años posteriores, ya escribieron con conciencia plena de la existencia de esa explosión de innovaciones técnicas. Esto último está pasando actualmente en nuestros países latinoamericanos. Se adentra en nuestra conciencia el hecho que existe una revolución tecnológica, de que son inminentes más innovaciones industriales y que éstas han de ejercer una influencia gravitante en la actividad económica. Es imprescindible asignar en los análisis contemporáneos de los procesos desenvolviéndose y en las políticas aplicándose en la región un rol de importancia central al factor tecnológico. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los autores del período "clásico", en las propuestas con un marco doctrinario neoclásico de fines del Siglo XIX -visión que prevalece en muchas mentes hoy en día en nuestros lares- el factor tecnológico está dado, es decir, es invariable.62 La propuesta, por consiguiente, consiste en reconocer la gravitación de la tecnología en la explicación de los procesos económicos y sociales y en considerar este elemento en la formulación de políticas para dar lugar a procesos deseables (la mayor generación de empleo o las posibilidades de un mayor dinamismo que asegure la expansión de 61 Si tecnológica aumento de entonces el se trata de registro de patentes el fenómeno de la revolución comenzó a tener lugar desde 1770. Pero si el indicador es el marcado productividad en las unidades productivas de manera generalizada, momento es posterior, hacia 1790. 62 Es sólo en las décadas más recientes que emergen investigaciones de índole teórica que buscan poner al día al enfoque neoclásico, interesándose por el papel jugado por el factor tecnológico. 154 niveles de ingreso, por ejemplo). Las divergencias entre clásicos y neo-clásicos Recapitulando, si la sugerencia consiste en re-explorar algunos criterios y nociones de la escuela clásica con fines prácticos de reelaboración de hipótesis que hoy parecieran resultar insuficientes frente a los cambios en el mundo actual, precisemos un tanto en qué puntos los economistas neoclásicos de fines de siglo XIX prescindieron de la línea teórica del planteamiento clásico. Primeramente, en la visión de los clásicos lo económico se integró con lo social. En los trabajos de los neoclásicos, en cambio, de modo implícito o aún explícito, se separó lo económico de lo social. La propuesta nuestra es que un análisis apropiado a las economías latinoamericanas debiera más bien integrar ambas dimensiones. En segundo lugar, el análisis de los clásicos pone énfasis en los grandes problemas de la economía, vale decir resumidamente-, en el crecimiento y la distribución del ingreso.63 Esta postura no lo comparten los neoclásicos, que pierden el interés en la acumulación y la expansión.64 Es necesario -en nuestra perspectiva- en el Perú y en América Latina nuevamente poner adelante los problemas del crecimiento y la distribución como grandes ejes teóricos de indagación, de investigación y de análisis. En tercer lugar, el pensamiento clásico puso el factor trabajo y su forma social, la masa trabajadora, en el centro del debate sobre la fuente de valor de los bienes.65 No fue así con los autores de la etapa neoclásica. Con la corriente neoclásica se minimizó la importancia de dicho factor productivo y de la clase trabajadora. Es nuestro parecer que en los análisis de los problemas del desarrollo, del progreso social, del empleo y el ingreso en América Latina, debemos nuevamente destacar el factor 63 Adam Smith señaló desde el punto de partida que el objeto de su libro "An Enquiry on the Nature and Causes of Wealth" es el de estudiar el desarrollo. 64 Screpanti-Zamagni, 1993, pgs. 155 and 147. 65 A John Stuart Mill, por ejemplo, se le ha considerado un 'socialista evolucionista'. Dice Schumpeter, analizando la obra de ese autor: "(A J. S. Mill) en el plano emocional, el socialismo le atrajo siempre. No le gustaba la sociedad en que vivía, y era un resuelto simpatizante con las masas trabajadoras. En cuanto que consiguió independencia intelectual abrió el espíritu a las ideas socialistas de la época, principalmente francesas. Pero como era un economista preparado y un hombre de mentalidad fundamentalmente práctica, no pudo dejar de percibir las debilidades de lo que un poco después Marx llamaría 'socialismo utópico'." Schumpeter, 1971a, pg. 594. 155 trabajo como generador de producción, como sostén crecimiento, como elemento crucial del desarrollo. del En cuarto lugar, el papel que los clásicos desde Adam Smith, Ricardo, hasta Marx, asignaron a la tecnología, es fundamental.66 En cambio, en las formulaciones consagradas del enfoque neoclásico ese factor no ocupa un lugar central en el ejercicio analítico. Corresponde a los investigadores sociales latinoamericanos rescatar la importancia de ese factor. En quinto lugar, cabe reiterar la perspectiva analítica de la etapa clásica mediante la cual se da un rol protagónico a los agentes sociales y a la división del trabajo en el proceso de crecimiento, la cual también se diluyó en el período neoclásico. Para los exámenes de los procesos económico-sociales en nuestra región debemos igualmente recuperar este instrumental de análisis asociado a la noción de agentes económicos y sociales en el crecimiento. Comprobamos, pues, que con la etapa neoclásica diversos aspectos conceptuales y metodológicos sustantivos desaparecieron o perdieron presencia, pero se ha procurado despertar la atención hacia el hecho de que, en este respecto y en lo tocante a nuestra región, las condiciones se prestan para que tales aspectos puedan resurgir. Lo que emerge como una necesidad en tiempos contemporáneos -de finales del siglo XX en una situación de globalización que impulsa una reestructuración económica e institucional en los países- es justamente trabajar con un marco teórico idóneo que nuevamente destaque los elementos que se han venido presentando en la discusión: las fuerzas colectivas intervinientes en la actividad productiva, la división social del trabajo, la importancia de la fuerza de trabajo, los factores institucionales y sociales de un crecimiento sostenido, el papel de la distribución de la riqueza generada en el proceso global de crecimiento, la visión de la propulsión del cambio histórico a través de la economía, el carácter impulsor de la tecnología -que hoy también se expresa a través del carácter impulsor del conocimiento y de la información- y otros aspectos afines. NECESIDAD DE PLANTEAMIENTOS DE SOLUCIÓN En el tratamiento del problema de empleo y del desempleo en el Perú, con bastante frecuencia se ha puesto un énfasis mayor en la descripción y medición del deterioro de los niveles de empleo, 66 La cuestión que buscan abordar es el "movimiento dinámico del sistema, a largo plazo". Ver Dobb, 1982, pg. 175. 156 en la situación de deterioro de los salarios reales y en el incremento de la pobreza. Pareciera conveniente que al lado de estas caracterizaciones de la problemática -muy importantes, en tanto que punto de partida de nuevas indagaciones-, debiéramos intentar estimular la generación de planteamientos, de ideas nuevas que abran pistas de búsqueda y propuesta por los cauces que elijamos seguir. Conjuntamente con el señalamiento de indicadores regresivos de la situación del empleo -acción necesaria- el planteamiento quedaría enriquecido si incluyera postulados creativos, con "salidas" a los problemas, dado que las personas en situación de desempleo, de agudo subempleo y de pobreza ciertamente aguardan ideas eficaces de acción práctica. Algunos puntos de partida en el esbozo de lineamientos de política en materia de empleo Finalmente, y a manera de ilustración de lo que se ha venido preconizando líneas arriba, si se tratara de sugerir una propuesta para la mejora de la situación del empleo en el Perú, habría que trabajar de la mano con una visión que integrara varios aspectos: a. Con conciencia plena de que en los tiempos actuales se están dando cambios de una dimensión inusitada, como, por ejemplo, el hecho de que ahora el ámbito operativo principal -o canal de realización central- para hacer efectivas las estrategias de crecimiento quizás estrictamente no sean las empresas, sino los sistemas (en otras palabras, los países), corresponde visualizar en el nuevo escenario a la población laboral en su conjunto como una unidad de análisis sustantiva al examinarse los factores que dan viabilidad al crecimiento de la economía. Con lo que se puede percibir con más facilidad la responsabilidad del Estado -y no de otro agente social, pues se trata de una función con visibles resonancia y alcance sistémicos- en asumir la tarea de establecer las condiciones para una mayor y una mejor utilización de las energías laborales de la población, en el contexto de asentarse la marcha de la sociedad en su conjunto sobre bases más racionales. b. Si lo que tiene importancia crucial hoy es avanzar sólidamente en términos de competitividad -como país entero y no sólo como empresa- en el contexto de la economía internacional -y la ganancia de competitividad está en función de contar con trabajadores capacitados y una población educada-, entonces estar en condiciones de ganar una presencia en la arena internacional significa desarrollar con toda energía una política de formación sistémica, de capacitación integral de la fuerza laboral del país. c. Si se admite que el desarrollo supone crecimiento 157 económico, lo lógico debiera ser impulsar el crecimiento entendiéndose que de ese modo se incrementarán los niveles de empleo. Pero la información que llega desde diversas latitudes nos hace conocer acerca del fenómeno preocupante en estos años, y que es el crecimiento sin empleo. Se expande el producto, pero no hay una proporcional absorción de mano de obra. De allí que muchos formadores de política prefieran la opción de buscar incrementar los niveles de empleo a expensas de una mejora de indicadores productivos o de eficiencia económica. No obstante, pudiera también optarse por otra alternativa, cual es la de procurar una expansión del producto, pero procurando al mismo tiempo lograr una movilización de hombres y mujeres desocupados o subempleados de modo de insertarlos adecuadamente en la actividad productiva. Por movilización de las personas hacia una inserción adecuada debiera entenderse no sólo promover la integración de parte de ellos en las unidades productivas -como mano de obra asalariada- sino también apoyar la conversión de la otra parte de ellos en productores -generadores de bienes o servicios, en las crecientemente importantes pequeñas empresas y microempresaspara los mercados locales o vecinales, o incluso, eventualmente, regionales. d. Los segmentos de población incorporados, ya sea como asalariados o como nuevos productores, necesitan tener acceso a la tecnología. El conocimiento y la obtención de tecnología es crucial para ellos. Por un lado, como trabajadores en su respectiva unidad productiva, para contribuir a la obtención de una mayor productividad. Como productores (microempresarios, pequeños empresarios) para hacer factible la navegación de la pequeña embarcación empresarial en el mar agitado de los mercados de bienes, de crédito, etc., con una dirección clara y con la estabilidad necesaria. Más allá de la educación para el trabajo productivo, la idea en este punto radica en un adentramiento adecuado en la esfera de la tecnología, en una familiarización con las técnicas que permitirán mayores volúmenes de producción y niveles más elevados de calidad de producto. e. Otro aspecto necesario es el de la democratización del conocimiento sobre lo que constituye una economía de mercado, para de ese modo conocer qué es un sistema de mercado, qué son los mercados, sus tipos, cómo ellos operan, su marco institucional, su evolución, cuándo se da una situación de desenvolvimiento adecuado y cuándo y por qué se presentan distorsiones. La difusión (vulgarización) de esta información le permitirá a la población orientarse mejor, interpretar de una manera más válida los fenómenos, formar con una base más objetiva sus percepciones y tomar mejor sus decisiones (individuales, como familia, como productores). En su caso, las dotes de creatividad y de iniciativa impulsarán a algunos individuos a optar por la actividad de productor, encarando de ese modo su desempleo o 158 situación de subempleo. f. Todas estas acciones las debe desarrollar el Estado. Es su papel de dinamizador de la actividad económica y de generador de condiciones para el crecimiento sostenido. El Estado en esta visión representa a la sociedad misma, organizándose institucionalmente, jurídicamente, políticamente y administrativamente con la mira puesta en lograr un adecuado desenvolvimiento de la economía. g. El Estado no pierde presencia en ningún caso, aunque se hubiera producido una asunción de las actividades productivas por parte del sector privado. Pero lo que aquí se está presentando es el planteamiento de que la orientación del Estado en este escenario -ineludible, de coexistencia con la actividad económica privada- debe priorizar algunos aspectos, y entre éstos está el cuidado de lo referido en los acápites anteriores. Pero la política estatal debe seleccionar algunos segmentos de la población. Aquí se está haciendo alusión no sólo a poblacionesobjetivo, tales como los segmentos más pobres de la población, los niños y la tercera edad, sino también las mujeres gestantes. Pero la idea central es propiamente la de la incorporación de la mujer en el desarrollo. Esto último permitirá incorporar al acervo productivo del país talento, capacidades y fuerza laboral que puede encontrarse en la población femenina. Una reflexión final: ningún país ha tenido como meta alcanzar el escenario que hemos descrito en las páginas precedentes. Este, sin embargo, es el que ha llegado a conformarse y se desenvuelve como realidad empírica, objetiva. La actitud elemental en un científico social es reconocer lo que está existiendo para dar curso al acto de conocer. El siguiente paso en el camino a la verdad consiste en interpretar adecuadamente lo que ocurre. Toma la posta el político, para definir en función de ello cuáles son las medidas apropiadas y, si es el caso, con el administrador de los asuntos sociales en la esfera pública, precisar cómo es que hay que llevarlas a cabo en el contexto vigente. 159 BIBLIOGRAFIA BLAUG, M. (1985), Teoría Económica en Retrospección. México, 1a. ed. en español de la 3a. en inglés, Fondo de Cultura Económica, 856 pp. COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (CEPAL) (1994), América Latina y el Caribe: Políticas para Mejorar la Inserción en la Economía Mundial. Santiago de Chile, 321pp. COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (CEPAL) (1992), Equidad y Transformación Productiva: Un Enfoque Integrado. Santiago de Chile, 254 pp. COMISIÓN ECONÓMICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (CEPAL) (1990), Transformación Productiva con Equidad. Santiago de Chile, 182 pp. DOBB, Maurice (1982), Teorías del Valor y de la Distribución desde Adam Smith - Ideología y Teoría Económica. México, Siglo XXI Editores, 6a. ed., 329 pp. FAJNZYLBER, Fernando (1983), La Industrialización Trunca de América Latina. México, Editorial Nueva Imagen, Centro de Economía Transnacional (CET), 359 pp. FURTADO, Celso (1991), Economía Mundial - Transformación y Crisis. 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La responsabilidad así como los comentarios vertidos en el documento son de responsabilidad exclusiva de los autores. 161 El propósito principal de este trabajo es describir las transformaciones en la composición de la fuerza de trabajo en Lima Metropolitana para el período 1984 - 1993. Interesa, en particular, considerar los procesos de cambio y evaluar sus consecuencias en lo que tiene que ver con las desigualdades de género. La discriminación sexual en el empleo es siempre un tema de permanente actualidad debido a la dificultad de conseguir una efectiva igualdad entre los sexos. En nuestro país se han realizado diferentes estudios al respecto68, y éstos en general, señalan que la discriminación se exterioriza en formas de segregación laboral sexual que van desde los determinantes de la participación de las mujeres en el mercado laboral, hasta las distintas formas en que ellas se desenvuelven en él. Lo que se manifiesta en segregación tanto horizontal (trabajos propios de mujeres) como vertical (escaso número de mujeres en posición de mando o cargos de responsabilidad), y que finalmente, asegura y perpetúa las diferencias económicas entre hombres y mujeres. La fuente estadística utilizada comprende las Encuestas de Hogares que realiza el Ministerio de Trabajo y Promoción Social y la Dirección Nacional de Empleo y Formación Profesional (MTPS-DNEFP), las que fueron recopiladas, sistematizadas y ordenadas en un Compendio Estadístico publicado por ADEC-ATC el año 1994 (Gárate y Ferrer, 1994). En primer lugar, abordaremos de manera breve el panorama económico-laboral, a fin de situar el contexto y las implicancias a nivel macro que tuvieron las políticas en el mercado de trabajo durante el período de estudio. En segundo lugar, indicaremos algunos aspectos de la población y la oferta laboral, haciendo énfasis en la evolución de las tasas de actividad femenina por edad, educación y estado civil, dada su importancia en la determinación de la participación laboral; y porque muestran las características de la población que se incorpora a la fuerza de trabajo. Tercero, señalaremos algunas tendencias del mercado de trabajo, tales como, el proceso de desalariamiento y aumento Entre las últimas publicaciones referidas a nuestro país tenemos Elías, L. y Garavito, C. (1994), y Blondet, C. (1993).. Para América Latina ver Revista de la CEPAL Nº 53 y Nº 54. 162 de la heterogeneidad estructural, el incremento de la eventualidad y la terceriarizacion de la fuerza laboral, diferenciadas por género. Finalmente, revisaremos los resultados en cuanto a la calidad de los empleos generados, niveles de empleo, ingresos y jornada laboral. 163 1) PANORAMA ECONOMICO-LABORAL Si asumimos que los objetivos principales de los distintos Gobiernos han sido el crecimiento y el desarrollo autosostenido, los resultados a lo largo de las últimas décadas han sido lamentables. Ellos se han caracterizado por desequilibrios macroeconómicos, inflación, caída del PBI, agudización y crisis del empleo, y consecuentemente, empeoramiento de la distribución del ingreso y mayor pobreza. Desde la segunda mitad de la década del setenta, los graves desequilibrios macroeconómicos principalmente, las brechas fiscal y externa fueron motivo de drásticas acciones de política económica. Por lo general, la falta de recursos para solventar los gastos y la falta de divisas para mantener el nivel de actividad se trataron de eliminar con fuertes elevaciones de los precios públicos, devaluaciones y en especial, con políticas de control directo de la demanda y control de los incrementos salariales. Hacia fines del gobierno del arquitecto F. Belaúnde, la situación económica se caracterizó por una grave crisis en las cuentas externas, resultado de una política económica de apertura en condiciones de deterioro de los términos de intercambio. Además de un proceso de sobreendeudamiento, en el que los "condicionamientos" de nuestros acreedores principalmente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la exigencia del pago de la deuda externa-, no consideraron la particular situación del Perú durante 1983 (desastres naturales), aumentando los problemas de la estabilización. El Producto Bruto Interno (PBI) cayó 13% en 1983 y no fue compensado por las leves recuperaciones de los dos años siguientes. La inflación, por su parte, creció de 125 a 158% en 1985 y el desempleo en Lima Metropolitana de 7% entre 1980 y 1982, pasó a 9% entre 1983-19869 (Ver Cuadro A.1 del Anexo). El gobierno del ex-presidente A. García mediante la aplicación de un programa de corte heterodoxo basado en el impulso a la demanda agregada -vía políticas fiscales y monetarias expansivas-, tuvo éxitos iniciales (v.g. el control de la inflación y desdolarización, e incrementos en las remuneraciones reales). Pero a costa de una reducción de la No se realizaron Encuestas de Metropolitana los años 1985 y 1988. Hogares en Lima 164 recaudación tributaria (que tenía el objetivo de estimular la actividad empresarial privada), y graves retrasos en los precios de los productos y servicios ofrecidos o subsidiados por el Estado. Respecto a los programas y políticas de empleo, el objetivo fundamental fue fomentar aquéllos que estaban destinados a incrementar la demanda y hacer crecer el aparato productivo, y no la creación o consolidación de empleos productivos. Así, los empleos creados se caracterizaron por su temporalidad, en tanto que en el sector público, la burocracia estatal creció desproporcionadamente. Mientras el esquema funcionó, se lograron altas tasas de crecimiento del producto (9.2% en 1986 y 8.5% en 1987) y reducción del desempleo. Sin embargo, no se previó las consecuencias de estas medidas expansivas, dado que la reactivación no fue selectivamente orientada al ahorro de las divisas. Además, la congelación del tipo de cambio tampoco estimuló la obtención de las mismas por medio de la exportación, incrementándose la actividad especulativa, la caída de la tasa de interés real en moneda nacional, las expectativas de incrementos en las devaluaciones, el tipo de cambio paralelo distanciado del oficial y precios atrasados, etc. Todo ello en un contexto de agravamiento de la violencia terrorista. En 1988 se dio inició a claros signos de deterioro de la situación económica, que se acentuó con el intento de estatización del sistema financiero que marcó un "divorcio" entre el empresariado y el gobierno, con la consecuente desconfianza y retracción de la inversión. En setiembre del mismo año el Gobierno lanzó un nuevo "paquete estabilizador", pero debido a la poca credibilidad e inestabilidad, no se cumplieron sus metas con lo que la inflación anualizada llegó a 1,722%. La situación económica continuó agravándose, cayendo el producto durante tres años consecutivos en 8.3, 11.3 y 5.4%, entre los años 1988, 1989 y 1990, respectivamente. Asimismo la dinámica inflacionaria llevó los precios a niveles antes inimaginables. El gobierno del ingeniero A. Fujimori tuvo entonces reducidos márgenes de maniobra. Entre ellos: altísimo nivel de déficit fiscal, creciente inflación, desmonetización y carencia de reservas; sumado a una crisis social a todo nivel 165 y descontrol de la violencia terrorista. En este contexto se aplicó el llamado "fujishock" que llevó la inflación en un sólo mes (agosto de 1990) a 397%, con lo que la inflación para ese año llegó a 7,649%, significando una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores sin precedentes. Si bien la política económica del actual régimen tuvo a lo largo de tres años resultados positivos en materia de control de la inflación y crecimiento económico (el producto creció 6.5 y 12.7% entre 1993 y 1994), la estabilización y sustentabilidad del modelo, descansa principalmente en capitales "golondrinos" y divisas provenientes de la privatización. Al ser sumamente dependiente del desenvolvimiento de las cuentas externas, nada garantiza que la coyuntura internacional siga siéndonos favorable. La reactivación de los países industrializados y las diferencias de rentabilidades pueden provocar un retiro de capitales a corto plazo, así como el encarecimiento de nuestra deuda externa. Además de otros problemas, como la dolarización de la economía, altas tasas de interés y persistente atraso cambiario. Todo lo cual indicaría que la estabilidad política y económica bajo este esquema está comprometida. El empleo por su parte no ha guardado una relación positiva con las altas tasas de crecimiento del producto, las tasas de desempleo se mantienen en niveles cercanos al 9%. Y ello debido a la selectividad del crecimiento económico basado en sectores primarios, con poco impacto en la generación de empleo y a la gran pérdida de puestos de trabajo registrada desde el inicio del ajuste. Las empresas han atravesado por significativos procesos de reestructuración empresarial para adaptarse a la nueva situación e incrementar su productividad, muchas de cuales sucumbieron en su intento y, otras racionalizaron su personal. Paralelamente, el proceso de privatización de las empresas del Estado dio lugar a importantes programas de reducción de personal. Igualmente, diversas instituciones del gobierno central, tanto ministerios como organismos públicos descentralizados, despidieron muchos trabajadores con o sin incentivos. Según algunas estimaciones, el número total de 166 despedidos, tanto de la administración pública como del sector privado, ascendió a 300 mil trabajadores entre 1990 y 1993. En suma, las políticas recesivas de ajuste llevadas a cabo por los distintos gobiernos no han podido superar las restricciones al desarrollo del país, en especial, la brecha externa y la falta de ahorro interno. Como resultado de ello, la evolución del mercado de trabajo se ha caracterizado por una agudización de la heterogeneidad estructural, precarización y subutilización de la mano de obra. 2) POBLACION Y OFERTA LABORAL Dado este poblacional?. panorama ¿qué pasó con el componente La dinámica poblacional en la última década indica algunas permanencias advertidas en los patrones de la década del 70. Así, se comprueba reducción de la Tasa Bruta de Natalidad70 y de la Tasa Global de Fecundidad71, las que inciden en el descenso de la Tasa de Crecimiento. La primera disminuyó de 34.85 a 28.56 por mil entre 1981 y 1993, y la segunda descendió de 4.87 a 3.53 hijos por mujer en el mismo período. En tanto que, la tasa de crecimiento poblacional anual continuó su decrecimiento de 2.6% en los años 1972-81 a 2.0% entre 1981 y 1993 (INEI). Por ello, preocupa el ritmo de crecimiento de la población que sigue siendo alto, ya que no sólo cuadruplica la de los países del hemisferio norte, sino que es superior al promedio de América Latina (1.8%). La caída de la fecundidad combinada con la constante reducción de la mortalidad producen variaciones importantes en la estructura por edades. Por un lado, el proceso de "envejecimiento" de la población, y por otro, -asociada al fenómeno anterior- reducción en términos relativos de la Número de nacimientos ocurridos por cada mil habitantes en el lapso de un año. Número promedio de hijos por mujer al final de su período reproductivo, siempre y cuando se mantengan los niveles de fecundidad por edad en un momento dado. 167 población menor de 15 años72, provocando un ensanchamiento del volumen de la oferta de fuerza de trabajo. En 1972 la población menor de 15 años representaba el 44%, la de 15 a 64 añ os el 52%, y la de mayor de 65 años el 4% del total de la población, en 1993 estas proporciones fueron el 37%, 58% y 5% respectivamente. 168 A su vez, el comportamiento de las migraciones internas es otro elemento a tomar en cuenta, dado su importante contribución en la distribución de la población y el tamaño de fuerza laboral. En estos últimos años, se han dado modificaciones a nivel regional73, que han incidido en el crecimiento de algunas ciudades de rango intermedio o más bien pequeñas -que incluso crecieron más rápido que Lima- pero que aún no llegan a compensar la dinámica de crecimiento y macrocefalia de Lima Metropolitana. En el período analizado un elemento nuevo se incorporó como causa de la emigración interna, y fue la violencia terrorista que azotó las áreas rurales, tales como Huamanga y Abancay. Este componente poblacional se desplazó a las ciudades del interior del país, pero los mayores contingentes migratorios lo hicieron hacia Lima. Por tanto, esta ciudad continuó siendo el blanco más atractivo de los movimientos poblacionales internos. En Lima, según el Censo de 1993, residen 6'434,323 personas74 o el 29% de la población nacional, habiendo crecido en el último período intercensal (1981-1993) a un ritmo anual superior al promedio nacional (2.4% frente al 2.0%). Los distritos que más han crecido en Lima Metropolitana son los del Cono Sur, Este y Norte (Ate, San Juan de Lurigancho y Villa el Salvador), justamente distritos no sólo de migrantes, sino de desplazados de las áreas de violencia de las provincias. Para un análisis más específico sobre la migración, empleo y género véase D. Valle (1992). Se debe advertir que las cifras presentadas por los Censos difieren de las Encuestas de Hogares, por varias razones, entre las principales se debe anotar a que las últimas están basadas en un método de recolección de información de parte de una población que representaría al total, por lo que el método de selección del tamaño y diseño de la muestra, así como la expansión de los casos (cifras expandidas) son datos probabilísticos, los pesos de cada caso fueron calculados en base a las proyecciones de población del INEI, que como se advierte, dada la reducción de la tasa de crecimiento poblacional, finalmente han resultado sobreestimados. Mayores especificaciones de las diferencias entre el Censo y las Encuestas de Hogares se indican en Gárate, W. y Ferrer, R. (1994) Pág. 192. 169 Desde el punto de vista de la estructura de la población por sexo, esta ha permanecido prácticamente sin modificaciones, y al igual que a nivel nacional es de 49% de hombres y 51% de mujeres, siendo este un rasgo característico de poblaciones grandes. 2.1. Composición y evolución de la fuerza laboral Aunque el ritmo de crecimiento de la población total se viene moderando, no podemos decir lo mismo del crecimiento de la oferta laboral (PEA), que se encuentra en su fase ascendente (Wicht, 1994), producto del comportamiento pasado tanto de la natalidad como de la mortalidad. Este factor al conjugarse con la caída del producto agravan la situación laboral. Según las encuestas de hogares del MTPS, la población de Lima Metropolitana en edad de trabajar (14 años a más) tuvo un crecimiento anual de 5% en el período de estudio (1984-93), en tanto que la PEA creció anualmente 6%. Obran sobre estos resultados, el comportamiento de los factores vitales anteriormente aludidos, y un nuevo elemento visible estadísticamente, el aumento de las tasas de actividad femenina. Ellas ascendieron de 39.5% en 1984 a la cifra récord de 49.8% en 1986, para luego estabilizarse en 47% hasta 1989, y descender a 45.2% en 1983 (Ver Cuadro 1.1 y Gráfico 1). Cuadro 1.1 Lima Metropolitana, 1984-1993: TASAS DE ACTIVIDAD ESPECIFICA POR SEXO +-------+--------+-----------+--------+ | AÑO | Total | Masculino |Femenina| +-------+--------+-----------+--------+ | 1984 | 55.3 | 72.6 | 39.5 | | 1986 | 62.3 | 76.4 | 49.8 | | 1987 | 60.7 | 74.7 | 47.7 | | 1989 | 60.7 | 75.1 | 47.5 | | 1990 | 59.6 | 74.3 | 46.4 | | 1991 | 55.9 | 70.4 | 42.3 | | 1992 | 57.1 | 73.1 | 42.6 | 170 | 1993 | 60.1 | 76.1 | 45.2 | +-------+--------+-----------+--------+ FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 - 1993. Todos estos cambios se hacen evidentes a su vez en la composición de la PEA según sexo. En 1979 las mujeres representaban al 35.5% de la PEA total, en 1993 pasaron a comprender el 39%, mientras que los hombres reducían su participación de 64.5% a 61%. Muchos son los factores que se han relievado para explicar el crecimiento del nivel de actividad de fuerza de trabajo femenina. Una de las respuestas más frecuentes relacionan este incremento con las políticas específicas de aumento de la demanda laboral ejecutadas por el gobierno de A. García75; Al respecto Elías, L. (Op. cit, Págs. 18-19 ) hace referencia, entre otros, al Programa de Apoyo al Ingreso Temporal (PAIT) y al Programa Ocupacional de Emergencia (PROEM), destacando asimismo, que para el caso del primero, sólo explicaría una proporción muy reducida del aumento de la tasa de actividad. Por otra parte, se debe indicar también, el cambio en el cuestionario de la encuesta de hogares a partir de 1986, referido a una 171 otros contextualizan el fenómeno en el marco de la crisis económica y sus profundos efectos tanto sobre la economía familiar, como sobre las empresas. Sin lugar a dudas, el fenómeno es muy complejo y exige una atenta observación multidisciplinaria. 2.2. Determinantes de la participación laboral Desde el punto de vista demográfico, las factores más estudiados respecto a los determinantes de la participación laboral son: la edad (etapa del ciclo vital), el estado civil y la fecundidad. En el campo no demográfico, los factores más tratados son: la educación, el nivel de ingresos individual y familiar, la cultura, y también, los cambios estacionales y cíclicos de la economía (Psacharopoulos y Tzannatos, 1989 y 1992). Se ha demostrado, por ejemplo, la importancia que tiene la familia en la decisión de participación económica de las mujeres. Así, Garavito (Op. cit) analiza un conjunto de determinantes a través de una modelización econométrica, dentro de los cuales destaca los siguientes factores: la influencia de la educación; la mayor probabilidad de participación frente a un mayor número de dependientes; y una mayor tasa de desempleo familiar. Asimismo, señala como efecto inhibidor el ingreso del Jefe de Hogar. Edad La información sobre la evolución de las tasas de participación según edades permite señalar que ha habido un importante incremento de participación para todas las edades, producto de una mayor incorporación de las mujeres a la fuerza laboral (Ver Cuadro A.2 del Anexo y Gráfico 2 -infra-). probable mayor captación respecto a la participación el mercado de trabajo (pregunta A1 y A2 del cuestionario de la encuesta de hogares del Ministerio de Trabajo) lo que finalmente relativizaría de alguna manera este brusco salto en las tasas de actividad 172 Entre los 25 y 59 años, los hombres mantienen un alto nivel de actividad económica (cercanas al 100%); antes de los 25 años de edad los niveles de su participación laboral son variables, debido a que durante este período están transitando por un período formativo, asistiendo a centros educativos (escuelas, institutos o universidades). Si esta es una constante para los hombres, para las mujeres la situación es novedosa. Se observa que el mayor incremento en las tasas de actividad se ha dado fundamentalmente en las mujeres de 24 a 59 años, esto es, se ha producido una mayor incorporación de mujeres adultas antes que de mujeres en edad juvenil (14 a 24 años). Si la tendencia decreciente de la PEA femenina juvenil continuara, se podría postular a manera de hipótesis, que las mujeres -al igual que los hombres- estarían retardando su participación laboral por mayor educación (supra). Sin embargo, también se debería tomar en cuenta el contexto de crisis económica en que dicho 'retardo' opera. Podría estar implicado un mayor desaliento, dado que con el aumento del nivel de calificaciones, las mujeres tendrían mayores expectativas y podrían esperar más tiempo para encontrar un trabajo adecuado a su nivel de capacitación. Educación 173 La educación es uno de los determinantes de mayor peso de la participación laboral, y en este sentido la ampliación de los servicios educativos durante los últimos veinte años se ve reflejado en una mayor proporción de PEA con secundaria completa o educación superior (51% en 1980 y 68% en 1993), reduciéndose la proporción de PEA que no alcanzó a terminar primaria (de 13 a 8% entre 1984 y 1993)76. Pese a este aumento constante de la composición de la PEA por nivel educativo, aún subsiste una relativa brecha educacional entre hombres y mujeres. Así para el período de estudio, los porcentajes de la PEA femenina sin instrucción han fluctuado en valores cercanos al 4%, mientras que la masculina fue de alrededor de 1%; y si tomamos a la PEA con educación secundaria completa o más, la diferencia entre ambos sexos fue de 7 puntos porcentuales en 1993 a favor de los hombres (71% frente a 64% para las mujeres). Por otro lado, hay un hecho que sobresale, y es el aumento de la PEA con educación superior, en el que destaca la PEA femenina. Entre 1984 y 1993, ellas pasaron de 18 a 28% entre 1984 y 1993, y ellos de 24 a 31%. Lo más importante del período, ha sido entonces, la mejora en los niveles de calificación de la mano de obra femenina, y el potencial acceso a trabajos más productivos y remunerados y, presumiblemente, una permanencia más prolongada de ellas en el mercado de trabajo. Todo lo cual debe tener una profunda relación con la reducción de los niveles de fecundidad y mortalidad infantil. No obstante este incremento en los niveles educativos de las mujeres, persiste la diferencia participativa en la actividad económica por género, porque las tasas de actividad masculinas son siempre superiores a las femeninas, en cualquier nivel educativo. Asimismo, se aprecia que la educación es una variable mucho más explicativa de la actividad económica de las mujeres que de los hombres, porque a mayor educación mayor participación. En el caso de los hombres, el efecto es apenas perceptible, no existe mucha diferencia en el nivel de actividad económica entre los educados y los no educados (ver gráfico 3). Según los censos nacionales, la tasa de analfabetismo (en la población mayor de 15 años) se redujo de 27.5% en 1972 a 12.3% en 1993. Sin embargo, esta cifra global esconde grandes diferencias según departamentos y, zonas urbanas y rurales, especialmente, en la sierra central y sur del país que muestran tasas mayores que el promedio nacional. 174 OJO ARCHIVO archivo ARCHIVO INSERTAR GRAFICO 3 G3 CH3 TAEDFEM.CH3 TAEDMASC.CH3 Estado Civil Diversos autores77 han señalado la importancia que tiene las características familiares de una mujer -estado civil, número de hijos, edad de los mismos- para poder participar en el mercado laboral. En el Cuadro 1.2 se observa que el estado de soltería de las mujeres les permite una mayor participación en el mercado de trabajo78, pero una vez que se unen en pareja, 77 Ver al respecto Garavito (op. cit) 175 dicho nivel de participación se atenúa. En cambio, los hombres presentan un comportamiento inverso, mayor participación cuando están unidos en casamiento o convivencia y menor actividad laboral cuando están solteros. Cuadro 1.2 Lima Metropolitana, 1984-1993: TASA DE ACTIVIDAD POR SEXO, SEGUN ESTADO CIVIL +-----------+-----------------------------------------------------------------------+ | | Estado Civil | | +-----------------+-----------------+-----------------+-----------------+ | Años y | Soltero | Casado/Conviv. | Divorc./Separad.| Viudo | | +-----------------+-----------------+-----------------+-----------------+ | Tas. Act. | Sexo | Sexo | Sexo | Sexo | | +-----------------+-----------------+-----------------+-----------------+ | Especif. | Mascul. Femen. | Mascul. Femen. | Mascu Femen. | Mascul. Femen. | +-----------+-----------------+-----------------+-----------------+-----------------+ |1984(*) | 53.5 43.7 | 90.5 36.1 | 52.4 39.5 | --| |1986 | 61.4 53.1 | 90.5 48.3 | 85.2 65.2 | 59.6 26.1 | |1987 | 58.3 50.0 | 90.5 46.1 | 83.1 59.3 | 56.9 34.9 | |1989 | 59.9 47.4 | 90.1 47.6 | 89.3 72.6 | 33.9 29.0 | |1990 | 59.7 46.0 | 87.6 46.0 | 85.5 66.6 | 53.2 35.3 | |1991 | 52.9 45.1 | 87.8 39.8 | 90.5 64.8 | 45.9 26.3 | |1992 | 55.9 44.6 | 88.2 40.1 | 84.2 67.4 | 45.9 29.6 | |1993 | 64.8 50.7 | 87.2 40.5 | 79.7 58.2 | 27.1 35.4 | +-----------+-----------------+-----------------+-----------------+-----------------+ (*) La columna de Divorc./Separados incluye a los Viudos. FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 - 1993. ¿A qué se debe esta diferencia en el comportamiento laboral de hombres y mujeres solteros y casados?. La raíz está en el rol culturalmente asignado a hombres y mujeres, y en el papel específico que ambos juegan en el proceso de reproducción familiar. Por lo que un estudio más detallado de la actividad femenina exigiría conocer su situación familiar, particularmente las circunstancias del abandono del mercado de trabajo con el matrimonio y la maternidad, En el Cuadro 1.2, se observa que es mayor la tasa de actividad de las divorciadas o separadas que la de las solteras o casadas. Así también, se percibe que la tasa de actividad de las viudas es menor, sin embargo, su importancia relativa es pequeña en la PEA femenina. Divorciadas y viudas son sólo, respectivamente, el 7% y 9% del total de la PEA femenina para todo el período. En cambio, las casadas y solteras suman cerca del 90% de esta PEA. 176 así como el efecto inhibidor de la presencia de los hijos y la mayor demanda del tiempo doméstico. En el período analizado (1984-1993), sin embargo, se observa algunas variaciones al patrón arriba reseñado. Entre 1984 y 1986 -período de tránsito de un gobierno a otro, y de descenso y ascenso económico- se observa que la diferencia porcentual entre las tasas de actividad de las solteras y las casadas o convivientes de 1984 (7.6 puntos porcentuales), se reduce en 1986 (4.8). Y, que de ahí para adelante, con el avance del deterioro económico las diferencias porcentuales fueron paulatinamente acortándose, hasta llegar 1989-1990 -en que se agudiza la crisis económica- y se igualan las tasas de participación de solteras y casadas. En cambio, entre 1991-1993 el patrón 'estructural' vuelve actuar, terminando el período con una diferencia porcentual en el nivel de participación de las solteras frente a las casadas, de 10 puntos porcentuales. Sin embargo, mientras las mujeres solteras tienden a presentar mayores tasas de actividad económica que las casadas, éstas últimas tienen una importancia significativa por su volumen mayoritario en la PEA femenina. Todo lo cual refuerza la necesidad de estudiar la participación laboral de la mujer en un contexto de asignación del tiempo en el hogar. ¿Qué factores de índole compleja están actuando detrás de estos comportamientos?. Solo un enfoque multidisciplinario podría analizar esta problemática en toda su profundidad y extensión. De momento sostenemos que la incorporación de las mujeres casadas a la oferta de trabajo es una actividad que forma parte de las estrategias de sobrevivencia, que los núcleos familiares debieron plantearse para enfrentar el impacto del deterioro económico en el hogar. Dada la crisis económica -caída de las remuneraciones reales aunada a la disminución de los gastos sociales por parte del Estado- se puede inferir que su incorporación al mercado de trabajo tuvo costos adicionales, tales como, el aumento de la doble jornada. Para examinar la incidencia del número de hijos en la tasa de actividad, se realizó el Cuadro 1.2a, en el que se advierte que, tanto para las Jefes de hogar79, como para las esposas o convivientes, el hecho de tener hijos las impulsa 79 Resalta el hecho que el porcentaje de mujeres Jefas de Hogar en la PEA, se ha incrementado, si en 1984 eran el 11.1%, aumentaron paulatinamente a valores cercanos a 13% hasta 1991, para finalmente significar cerca del 14% en 1993. 177 a salir al mercado laboral. Por supuesto, mayor tasa de actividad en el caso de las jefas de hogar80, que en las otras. Por otro lado, es más claro en las casadas la menor actividad cuando tiene hijos menores de 8 años, dado el mayor tiempo doméstico que demandan su cuidado. Cuadro 1.2a Lima Metropolitana, 1984-1992: TASA DE ACTIVIDAD ESPECIFICA DE LAS JEFES DE HOGAR Y ESPOSAS/CONVIVIENTES, SEGUN EDAD DE LOS HIJOS +------------------------+--------+--------+--------+--------+--------+-------+--------+ |Relación con el jefe del| 1984 | 1986 | 1987 | 1989 | 1990 | 1991 | 1992 | |Hogar y edad de los | | | | | | | | |hijos. | | | | | | | | +------------------------+--------+--------+--------+--------+--------+-------+--------+ |Jefe del Hogar | | | | | | | | | Nro.Hijos men.de 14 | | | | | | | | | Sin Hijos | 44.0 | 48.9 | 47.6 | 51.4 | 45.9 | 45.4 | 43.4 | | Con Hijos | 66.3 | 78.3 | 75.6 | 73.7 | 78.7 | 71.9 | 81.6 | | | | | | | | | | | Nro.Hijos men.de 8 | | | | | | | | | Sin Hijos | 48.2 | 55.5 | 56.0 | 56.5 | 51.0 | 51.5 | 50.4 | | Con Hijos | 65.6 | 76.0 | 67.9 | 74.6 | 78.6 | 64.2 | 83.5 | +------------------------+--------+--------+--------+--------+--------+-------+--------+ |Esposa/Conviviente | | | | | | | | | Nro.Hijos men.de 14 | | | | | | | | | Sin Hijos | 26.9 | 38.7 | 37.1 | 38.7 | 38.6 | 29.0 | 34.6 | | Con Hijos | 38.9 | 51.4 | 49.7 | 50.0 | 48.5 | 42.0 | 42.9 | | | | | | | | | | | Nro.Hijos men.de 8 | | | | | | | | | Sin Hijos | 29.8 | 45.5 | 44.1 | 45.0 | 45.3 | 37.9 | 39.2 | | Con Hijos | 40.3 | 50.1 | 48.3 | 48.0 | 45.8 | 37.3 | 41.1 | 80 Garavito, C. (1992, Pág. 19) lo confirma "..la mujer Jefa de Hogar tiene una mayor probabilidad de participar en la fuerza laboral que la mujer cónyuge..". También en Garavito, C. (1994, Pág. 100) para el caso de las mujeres casadas o convivientes, indica el efecto positivo de la educación al igual que las mujeres en general, la menor probabilidad de participar a mayor edad y ante el número de dependientes menores de 14 años. 178 +------------------------+--------+--------+--------+--------+--------+-------+--------+ FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 - 1992. 3) PRINCIPALES TENDENCIAS DEL MERCADO LABORAL Las principales tendencias y modificaciones de la estructura del empleo de Lima Metropolitana han sido largamente analizadas por diversos autores (Verdera, 1994; Infante, 1994; etc.), entre lo más importante que se ha señalado está los siguiente: el proceso de desalariamiento o reducción del volumen de participación de los asalariados en la PEA y, por consiguiente, el aumento de la heterogeneidad estructural, el incremento de la eventualidad, así como la agudización del proceso de terciarización de la fuerza laboral. Desalariamiento y aumento de la heterogeneidad estructural La reducción relativa del sector de empleados y obreros asalariados ha estado relacionada con la performance de la economía peruana, marcada principalmente por una ausencia de inversiones importantes, así como, por los procesos de reestructuración y desconcentración de los procesos productivos de las grandes empresas privadas. Y, también, por las políticas adoptadas por los distintos gobiernos, que en los últimos años se han caracterizado por drásticas reducciones del empleo público, cierre y privatización de las empresas paraestatales. Así, los asalariados eran cerca del 62% de la PEA a inicio de la década de los ochenta, en 1992 pasaron a ser el 53%. Aunque hacia 1993 se registró un repunte de dicho volumen relativo, llegando a 56%. Dado que la dinámica de los asalariados y de los no asalariados puede ser descrita a través de la evolución del mercado de trabajo por la estructuración del sector formal e informal, así como por sus componentes, a continuación desarrollaremos una 179 aproximación de estos aspectos, con la respectiva desagregación por sexo81. Sector Informal Urbano El presente capítulo se ha basado en Infante R. (1994), del cual hemos adoptado la pauta de desagregación para cada sector. Asimismo, muchas de las observaciones que reseñamos están expuestas en el citado documento, salvo la diferenciación por género, que aquí se incluye. 180 En el Cuadro 1.3 se observa que el Sector Informal Urbano82 (SIU), fue tanto en etapas de crecimiento (1986-87) como de recesión (1987-90) y ajuste estructural (1990-93)83, la variable clave de ajuste del mercado laboral. En todas estas etapas, su crecimiento fue superior al crecimiento de la PEA, pasando del 37.9% de la PEA ocupada a inicio del período, a 48.8% a finales de éste. Cuadro 1.3 Lima Metropolitana, 1984 - 1993 EVOLUCION DE LA ESTRUCTURA DEL EMPLEO SEGUN SEXO TASAS DE CRECIMIENTO ANUAL +---------------------+--------------------+---------------------+---------------------+---------------------+ |PERIODOS | 1 9 8 4 - 8 7 | 1 9 8 7 - 9 0 | 1 9 9 0 - 9 3 | 1 9 8 4 - 9 3 | | +-------------+------+--------------+------+--------------+------+--------------+------+ | | H M | T | H M | T | H M | T | H M | T | +---------------------+-------------+------+--------------+------+--------------+------+--------------+------+ |POBLACION | 3.6 3.4 | 3.5 | 3.7 4.9 | 4.3 | 4.6 3.8 | 4.2 | 4.0 4.0 4.0 | | | | | | | | | | |POB. EN EDAD DE TRAB.| 5.0 4.6 | 4.8 | 4.9 5.7 | 5.3 | 5.5 4.6 | 5.0 | 5.1 5.0 5.0 | | | | | | | | | | |PEA | 6.0 11.4 | 8.1 | 4.6 4.7 | 4.7 | 6.4 3.7 | 5.3 | 5.7 6.6 6.0 | | | | | | | | | | |OCUPADOS | 7.3 13.8 | 9.7 | 3.6 2.7 | 3.3 | 5.7 3.4 | 4.8 | 5.5 6.5 5.9 | | | | | | | | | | |SECTOR FORMAL | 7.1 14.8 | 9.4 | 0.7 -1.4 | 0.1 | 3.9 0.5 | 2.9 | 3.9 4.4 4.0 | | Sect. Privado (*) | 10.2 11.9 | 10.6 | -0.2 1.1 | 0.1 | 4.1 4.2 | 4.1 | 4.6 5.6 4.9 | | -Patrón | 4.4 42.8 | 7.1 | -2.8 -6.1 | -3.2 | 5.5 -2.1 | 4.7 | 2.3 9.5 2.8 | | -Empleado | 10.4 7.2 | 9.3 | -1.7 1.3 | -0.7 | 5.5 8.7 | 6.7 | 4.6 5.7 5.0 | | -Obrero | 10.9 25.6 | 13.2 | 1.9 1.1 | 1.7 | 2.4 -8.4 | 0.5 | 5.0 5.2 5.0 | | Sect. Público | -3.8 12.8 | 2.8 | 3.4 -3.1 | 0.4 | 3.8 -6.0 | -0.1 | 1.1 0.9 1.0 | | Trab. Independ. | 14.2 82.4 | 38.5 | 8.2 -12.7 | -2.8 | 1.3 -9.4 | -2.9 | 7.8 13.0 9.3 | | | | | | | | | | |SECTOR INFORMAL | 7.8 20.2 | 12.5 | 7.6 6.7 | 7.2 | 8.6 5.2 | 7.1 | 8.0 10.5 8.9 | | Microempresas | 9.3 16.8 | 11.0 | 3.1 0.2 | 2.4 | 13.7 18.2 | 14.8 | 8.6 11.4 9.3 | | -Patrón | 13.9 15.0 | 14.0 | -3.8 1.2 | -3.1 | 16.8 19.6 | 17.3 | 8.6 11.7 9.0 | | -Empleado | 5.9 15.6 | 10.1 | -5.3 -9.9 | -7.4 | 26.0 25.3 | 25.7 | 8.1 9.3 8.6 | | -Obrero | 7.3 19.3 | 9.5 | 10.6 10.1 | 10.5 | 8.5 12.3 | 9.3 | 8.8 13.8 9.7 | | Trab. Autonomos | 6.8 21.0 | 13.2 | 10.4 8.0 | 9.2 | 5.5 2.7 | 4.1 | 7.6 10.3 8.8 | Se debe tener presente que la división -Informal y Formal- esta hecha en base a la definición operativa del (MTPS-DGEFP), que delimita al sector informal en base a una combinación de variables como la actividad, ocupación y tamaño de empresa, considerándose hasta 4 trabajadores para cualquier actividad excepto para manufactura en la que se comprende hasta 9 trabajadores. En los Cuadros que presentamos, a éste último sector lo hemos desagregado en Microempresas (constituido por sus respectivos patronos, empleados y obreros) y los Trabajadores autónomos (que engloban a los Trabajadores Familiares no Remunerados y los independientes. De esta forma, el análisis de alguna manera intenta salvar la conocida heterogeneidad de este sector. 83 El comportamiento del PBI en Lima y Callao para los períodos 1984-87, 1987-90 y 1990-93, fue respectivamente 9.4%, -12.0% y 2.4%, el último de estos influenciado básicamente por el crecimiento de 1993. 181 | -Trab. Independ| 6.7 17.1 | 11.1 | 11.8 11.6 | 11.7 | 5.0 1.5 | 3.3 | 7.8 9.9 8.7 | | -T.F.N.R. | 7.4 37.0 | 24.4 | -1.5 -4.8 | -3.8 | 11.4 8.1 | 9.2 | 5.6 12.1 9.3 | | | | | | | | | | |TRAB. DEL HOGAR | -6.4 -4.2 | -4.4 | 19.5 2.3 | 3.9 | -50.7 5.0 | 1.0 | -18.0 0.9 0.1 | | | | | | | | | | |DESOCUPADOS |-13.9 -10.6 |-12.2 | 25.5 28.0 | 26.8 | 15.4 6.3 | 10.6 | 7.6 6.7 7.2 | +---------------------+-------------+------+--------------+------+--------------+------+---------------------+ (*) Incluye el Sector Paraestatal FUENTE: G╡rate W. y Ferrer R. En qué trabajan las mujeres. Compendio Estadístico. 1980 - 1993. ADEC - ATC. En base a las Encuestas de Hogares (MTPS -DGEFP). El crecimiento del SIU de Lima Metropolitana se puede explicar por diversas razones, entre las que destacan, además de los factores demográficos y la migración rural-urbana, la propia autogeneración de empleo debido a la incapacidad o falta de dinamismo del sector moderno para generar empleo. En muchos de los casos, las unidades productivas del propio sector moderno se articulan con las actividades económicas del sector informal, para abaratar costos o servir de apoyo a la comercialización, reparación o fabricación de los insumos industriales, bajo una integración vertical. Desde el punto de vista evolutivo, se observa que el crecimiento del SIU durante los dos primeros períodos (1984-1987 y 1987-1990) se debió básicamente a la expansión de los trabajadores autónomos, antes que a la difusión de las microempresas. Así, de 1984 a 1987, de cada 100 puestos de trabajos generados para las mujeres, 47 fueron como trabajadoras autónomas, de ahí para adelante, esta relación es aún más grave ya que las cifras señalan 79 de cada 100. En el caso de los hombres, las cifras fueron claramente menores, 20 y 60% de cada 100, respectivamente. Es notorio que tanto en épocas de crecimiento como de recesión, el mayor empleo generado para las mujeres se dio en el sector informal. En cambio, los hombres recién con la agudización de la crisis económica se incrementa su traslado o ingreso a las actividades del sector informal. (Ver Cuadros A.3 y A.4 del Anexo). Entre los años 1990-1993, se revierte las tendencias antes descritas, pues a diferencia de los dos primeros períodos analizados, el crecimiento fue mayor en las microempresas que en los trabajadores autónomos (con una tasa promedio global de 14.8%). Como resultado de este comportamiento, el sector informal aumentó de 45.7 en 1990 a 48.8% en 1993; y las microempresas del 12% a 16%. Similares variaciones en puntos porcentuales se dieron tanto para las mujeres como para los hombres, en sus respectivas participaciones en la PEA ocupada. 182 Sector Formal La evolución del Sector Formal guarda mayor correspondencia con las fluctuaciones del producto que el sector informal. Observando el Cuadro 1.3 y relacionándolo con los Cuadro 1.4 y 1.5, se advierte que en el primer período (1984-1986) la expansión del sector privado se dio principalmente por el crecimiento de las empresas de 10 a 19 trabajadores; destacando el caso de las mujeres con un crecimiento de 22.6%, aunque debemos precisar que en general todas las empresas tendieron al alza. Cuadro 1.4 Lima Metropolitana, 1984 - 1993: PEA OCUPADA: TASAS DE CRECIMIENTO ANUALES DE LOS ASALARIADOS DEL SECTOR PRIVADO POR SEXO SEGUN TAMAÑO DE EMPRESA +-----------------+---------------------+---------------------+--------------------+ |Tamaño de Empresa| 1984-87 | 1987-90 | 1990-93 | | +---------------------+---------------------+--------------------+ | | H M T | H M T | H M T | +-----------------+---------------------+---------------------+--------------------+ | | | | | |Hasta 9 trab. | 6.6 9.3 7.4 | 6.7 4.7 6.1 | 12.4 15.0 13.2 | | | | | | |De 10 a 19 trab. | 5.5 22.6 10.9 | 10.2 -2.1 5.9 | 0.1 7.5 2.5 | | | | | | |De 20 a 99 trab. | 7.6 -0.8 5.1 | 7.3 14.1 9.2 | 7.0 -1.3 4.6 | | | | | | |De 100 a más trab| 3.1 7.7 4.1 | -5.7 -11.0 -6.9 | 4.6 11.9 6.2 | | | | | | |TOTAL | 5.3 8.0 6.0 | 2.9 1.8 2.6 | 7.4 8.9 7.8 | 183 +-----------------+---------------------+---------------------+--------------------+ FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 1993. En el segundo período, el Sector Formal prácticamente no creció. Lo que afectó más al empleo femenino que al masculino, que registró tasas negativas de crecimiento, especialmente, las trabajadoras independientes y las del sector público. En el sector privado, las caídas se registraron en las empresas de 100 a más trabajadores, y, nuevamente, los efectos negativos fueron mayores para las mujeres (-11%) que para los hombres (-5.7%)(Ver Cuadro 1.5). Cuadro 1.5 Lima Metropolitana, 1984 - 1993: PEA OCUPADA ASALARIADA DEL SECTOR PRIVADO POR SEXO SEGUN TAMAÑO DE EMPRESA +------------------+-----------------------+-----------------------+----------------------+-----------------------+ | Tamaño | 1 9 8 4 | 1 9 8 7 | 1 9 9 0 | 1 9 9 3 | | +-----------------------+-----------------------+----------------------+-----------------------+ | de Empresa | H M T | H M T | H M T | H M T | +------------------+-----------------------+-----------------------+----------------------+-----------------------+ | | | | | | |Hasta 9 trab. | 29.2 32.8 30.2 | 30.3 34.0 31.3 | 33.7 36.9 34.6 | 38.6 43.4 40.0 | | | | | | | |De 10 a 19 trab. | 10.1 10.8 10.3 | 10.2 15.9 11.8 | 12.5 14.1 12.9 | 10.1 13.6 11.1 | | | | | | | |De 20 a 99 trab. | 20.7 27.0 22.4 | 22.1 21.0 21.8 | 25.0 29.5 26.2 | 24.7 22.0 23.9 | | | | | | | |De 100 a más trab.| 40.0 29.4 37.1 | 37.4 29.2 35.1 | 28.8 19.5 26.2 | 26.6 21.1 25.0 | | | | | | | |TOTAL | 100.0 100.0 100.0 | 100.0 100.0 100.0 | 100.0 100.0 100.0 | 100.0 100.0 100.0 | | | | | | | |Cif.Expand.(miles)| 503.2 182.3 685.5 | 587.8 229.5 817.4 | 641.3 242.3 883.6 | 795.2 313.2 1108.4 | 184 +------------------+-----------------------+-----------------------+----------------------+-----------------------+ FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 - 1993. Los efectos del ajuste en el sector privado fueron diferentes a partir de 1990 a 1993, en que crece a razón de una tasa pequeña, pero significativa- de 4%, que indica un cambio de tendencia. Este crecimiento tuvo su origen en las empresas grandes (de 100 a más trabajadores) con un crecimiento de 6%, y fue importante para el empleo femenino que registró un crecimiento de 12%. Cabe destacar que una característica principal de este período fue que el eje del crecimiento estuvo liderado por el sector privado, dado que la generación de empleo en el sector público fue prácticamente nula. Todo lo cual refleja la política de reestructuración de la administración pública llevada a cabo por el actual régimen. Asimismo, con la menor absorción de trabajadores por parte del Sector Público, se cierran los espacios laborales donde hombres y mujeres podían competir en condiciones de igualdad relativa -en especial con respecto a las remuneraciones ya que éstas dependen de escalas establecidas de acuerdo a sus calificaciones, tal como sostiene Elías (1994). Finalmente, respecto a la evolución de la estructura de empleo por tamaño de empresa y su importancia para el desenvolvimiento del sindicalismo (ver Cuadro A.5 del Anexo), la creciente concentración de la mano de obra en pequeñas empresas socava las bases para la formación de sindicatos (por cuanto que sólo se puede formar uno en las empresas con 20 o más trabajadores). Lo que ha generado que se deje desprotejido de la acción sindical a cerca de la mitad de la fuerza laboral masculina, y cerca de las dos terceras partes de la fuerza laboral femenina. Mas aún, si observamos que las tasas de sindicalización -es decir aquellos que teniendo el derecho de tener sindicato efectivamente lo tienen-, han sido negativas entre 1987 y 1993, con una caída en términos porcentuales de cerca de 20 puntos para ambos sexos. En el sector privado -donde se libran la mayor parte de los conflictos laborales-, la cobertura sindical alcanza a menos de la tercera parte de los trabajadores. En el caso de las mujeres, la situación revierte más gravedad ya que sólo 1 de cada 5 está cubierta por este derecho, y las tasas de afiliación así también lo indican. En consecuencia, la tendencia de las mujeres a ubicarse en sectores del mercado de trabajo menos protegidos, refuerzan su 185 discriminación laboral, al no beneficiarse de la vida sindical, teniendo mayores dificultades que los hombres para su agremiación y por tanto, para defender sus derechos laborales84. Incremento de la eventualidad Una de las características principales de las reformas económicas y los programas de ajuste estructural emprendidas por los distintos gobiernos, ha sido la de tomar medidas de "desregulación o flexibilización" de las relaciones laborales, ya sea facilitando el despido o, a través de diversos tipos de contratos, por lo general, de carácter temporal. La justificación para la adopción de este tipo de medidas se sustenta en que las "rigideces y distorsiones" del mercado laboral -el trabajo estableno permiten un ajuste relativamente más rápido y efectivo, además de impedir mayor movilidad ocupacional y flexibilización en los salarios. A esto se agrega la falta de fiscalización en el cumplimiento de las normas legales, y la extendida práctica de algunos empleadores en burlar las regulaciones. El empleo eventual, por lo general, conlleva características de empleo precario. Esto es, ausencia de beneficios sociales, protección ante despidos injustos, limitadas posibilidades de agremiación sindical y en especial, bajos niveles de remuneración. Así por ejemplo, en el sector privado (incluyendo los trabajadores paraestatales), los trabajadores en condición de eventuales pasaron de 36.4% a 49% en el período 1986-1993 (ver Cuadro 1.6). OJO INVERTIR CUADRO 1.6 Un análisis mas global de la evolución del sindicalismo para el período 1987-90 se encuentra en Gárate W. (1993). 186 Cuadro 1.6 LIMA METROPOLITANA, 1984-1993: PEA OCUPADA ASALARIADA POR SEXO, SEGUN SECTORES INSTITUCIONALES Y TIPO DE CONTRATO +----------------+----------------------+----------------------+---------------------+----------------------+----------------------+ | Sector | 1 9 8 4 | 1 9 8 6 | 1 9 8 7 | 1 9 9 0 | 1 9 9 3 | | +----------------------+----------------------+---------------------+----------------------+----------------------+ | Institucional | Masc. Fem. Total | Masc. Fem. Total | Masc. Fem. Total | Masc. Fem. Total | Masc. Fem. Total | +----------------+----------------------+----------------------+---------------------+----------------------+----------------------+ |Sector Privado y| | | | | | |Paraestatales | | | | | | | Eventual | 13.2 7.3 11.6| 36.1 37.3 36.4| 34.2 36.7 34.9| 38.6 39.2 38.8| 49.8 46.9 49.0| | Permanente | 86.8 92.7 88.4| 63.9 62.7 63.6| 65.8 63.3 65.1| 61.4 60.8 61.2| 50.2 53.1 51.0| | | | | | | | |Total | 100.0 100.0 100.0| 100.0 100.0 100.0| 100.0 100.0 100.0| 100.0 100.0 100.0| 100.0 100.0 100.0| |Cifras Expand. |503192 182325 685517|615253 224292 839545|657193 246049 903242|698430 266273 964703|824229 331171 1155400| |Casos | 904 341 1245| 1051 404 1455| 1070 419 1489| 962 370 1332| 1032 433 1465| | | | | | | | |Sector Publico | | | | | | | Contratado | 8.6 9.5 8.9| 23.7 25.8 24.6| 14.2 20.9 17.6| 9.1 11.6 10.2| 18.4 18.4 18.4| | Nombrado | 91.4 90.5 91.1| 76.3 74.2 75.4| 85.8 79.1 82.4| 90.9 88.4 89.8| 81.6 81.6 81.6| | | | | | | | |Total | 100.0 100.0 100.0| 100.0 100.0 100.0| 100.0 100.0 100.0| 100.0 100.0 100.0| 100.0 100.0 100.0| |Cifras Expand. |149082 79313 228396| 96562 81818 178380| 86672 89792 176464|114363 95979 210343| 97061 84255 181316| 187 |Casos | 266 148 414| 165 147 312| 140 153 293| 158 136 294| 207 115 322| +----------------+----------------------+----------------------+---------------------+----------------------+----------------------+ FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 1993. En la administración pública, por su parte, si bien el personal ocupado en condición de nombrado aumentó hasta llegar a constituir el 90% en 1990, éste se redujo en su volumen relativo a 82% en 1993, como resultado del proceso de achicamiento del Estado. En cuanto a la diferencias por sexo, constatamos una vez más (Elías, 1994), que la eventualidad ha afectado de manera similar tanto a hombres como a mujeres, sea del sector privado como público. Terciarización de la fuerza laboral En el período analizado se agudiza las tendencias hacia la "tercerización" y "desindustrialización" de la fuerza de trabajo (Ver Cuadro 1.7). En primer lugar, hubo una disminución del volumen de ocupados en el sector industrial, que se dio principalmente en la industria de bienes de consumo, afectando por igual a hombres y mujeres (en los últimos años del período ambos tenían cerca del 13% en su respectiva PEA). En cambio, en las industrias de bienes intermedios y de capital es bastante superior el porcentaje de hombres que de mujeres85. Una mayor desagregación de las ramas de actividad según sexo, que la presentada en el Cuadro 10, se puede ver en Gárate, W. y Ferrer, R (1994) Pág. 78. 188 Cuadro 1.7 Lima Metropolitana, 1984 - 1993: PEA OCUPADA: RAMAS DE ACTIVIDAD SEGUN SEXO Y ESTRUCTURACION DEL SECTOR +--------------+--------------------+--------------------+--------------------+--------------------+ | PEA OCUPADA | 1 9 8 4 | 1 9 8 7 | 1 9 9 0 | 1 9 9 3 | | +--------------------+--------------------+--------------------+--------------------+ | | H M T | H M T | H M T | H M T | +--------------+--------------------+--------------------+--------------------+--------------------+ |PEA OCUPADA | | | | | | RAM. ACTIV. |100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 | | AGRI-MIN. | 3.2 1.0 2.4 | 1.9 0.8 1.5 | 2.0 1.0 1.6 | 1.3 0.6 1.1 | | INDUST. | 33.2 17.0 27.4 | 34.7 17.6 27.8 | 31.1 18.8 26.3 | 29.3 14.6 23.7 | | COMER. | 18.6 25.7 21.2 | 21.5 31.7 25.6 | 23.7 37.2 29.0 | 23.0 37.4 28.5 | | SERV. | 43.9 37.0 41.4 | 41.1 38.0 39.9 | 42.1 30.1 37.3 | 46.2 34.9 41.9 | | HOG. | 1.1 19.3 7.6 | 0.8 11.9 5.3 | 1.1 12.9 5.8 | 0.1 12.5 4.8 | | | | | | | +--------------+--------------------+--------------------+--------------------+--------------------+ |SECT. FORMAL | | | | | | RAM. ACTIV. |100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 | | AGRI-MIN. | 5.2 2.0 4.3 | 3.1 1.8 2.7 | 3.5 2.4 3.2 | 2.4 1.5 2.2 | | INDUST. | 32.7 20.3 29.1 | 35.0 20.4 30.2 | 32.0 23.3 29.3 | 29.1 19.7 26.3 | | COMER. | 9.5 12.9 10.5 | 13.6 12.3 13.1 | 11.0 12.0 11.3 | 11.5 13.7 12.1 | | SERV. | 52.5 64.8 56.0 | 48.2 64.6 53.6 | 53.5 62.2 56.2 | 57.0 65.1 59.4 | | HOG. | 0.1 0.0 0.1 | 0.2 0.9 0.4 | 0.0 0.0 0.0 | 0.0 0.0 0.0 | | | | | | | +--------------+--------------------+--------------------+--------------------+--------------------+ |SECT. INFORMAL| | | | | | RAM. ACTIV. |100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 | | AGRI-MIN. | 0.0 0.3 0.1 | 0.0 0.0 0.0 | 0.1 0.0 0.1 | 0.1 0.2 0.1 | | INDUST. | 35.0 22.0 30.4 | 34.9 19.3 28.2 | 30.7 19.6 26.0 | 29.7 14.3 23.5 | | COMER. | 33.6 53.8 40.8 | 34.3 59.7 45.3 | 40.6 65.9 51.4 | 36.1 62.4 46.7 | | SERV. | 31.4 23.9 28.7 | 30.8 21.0 26.5 | 28.4 11.3 21.1 | 34.1 22.0 29.2 | | HOG. | 0.0 0.0 0.0 | 0.0 0.0 0.0 | 0.2 3.2 1.5 | 0.0 1.1 0.5 | | | | | | | +--------------+--------------------+--------------------+--------------------+--------------------+ FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 - 1993. En segundo lugar, se registró un hecho importante para el caso de las mujeres, y fue la reducción del volumen de trabajadoras del hogar, que pasó de 19.3% a 12% entre 1984-86 y 1987-93. El traslado y el proceso de mayor incorporación de la mano de obra se dio entonces, al sector terciario. Esto es, hacia las actividades del comercio y los servicios. Esta terciarización de la mano de obra fue más rápida en el caso de las mujeres que en los hombres (principalmente en el comercio al por menor). Desagregando aun más el análisis de los grupos de actividad económica, podemos ver ciertas diferencias. La participación de las mujeres creció principalmente en los servicios personales (el trabajo para establecimientos de limpieza, y los servicios personales directos en peluquerías y los salones de belleza). Por el contrario, los hombres se ubicaron principalmente en los servicios no personales, tales como, los servicios de transporte y comunicaciones. En síntesis, a pesar de los cambios antes mencionados, las mujeres siguen concentrándose en cuatro ramas de actividad de un total de quince: comercio al por menor, servicios comunitario sociales y recreacionales, trabajo en hogares particulares, industria de bienes de consumo (78% de la PEA ocupada femenina de 1993). 189 Estos cambios en las ramas de actividad económica y su correlato en los grupos ocupacionales, como se verá a continuación, podrían estar indicando cierta "femenización" de estas actividades; o mostrar una modificación antes que una atenuación de la segregación laboral según sexo. 4) LA CALIDAD DE EMPLEOS GENERADOS, INGRESOS Y JORNADA LABORAL SEGUN GENERO Calidad de los empleos generados Para intentar analizar qué calidad o tipos de empleos se generaron, se ha clasificado los grupos ocupacionales de acuerdo a rangos de calidad, esto es, alta para los profesionales, gerentes, técnicos y empleados; mediana para los obreros calificados, vendedores no ambulantes y conductores; y baja para los trabajadores de servicios personales y de protección, vendedores ambulantes, trabajadores no calificados y domésticos. La razón por la que nos permitimos esta clasificación, se fundamenta en que cada grupo ocupacional encierra características más o menos homogéneas en cuanto niveles de educación y calificación, e incluso sugiere jerarquías dentro del mercado de trabajo. Así, los empleos de peor calidad suelen tener cualidades apreciables, tales como, menores salarios, baja productividad y escasas o nulas condiciones de empleo y de protección social. En el Cuadro 1.8 vemos que para el período 1984-87, de cada 100 ocupaciones generadas, cerca de 40 fueron de calidad mediana; una cuarta parte como vendedoras ambulantes; y una tercera parte como obreros calificados. Cuadro 1.8 LIMA METROPOLITANA, 1984 - 1993: PEA OCUPADA: CALIDAD DE EMPLEO GENERADO(*) SEGUN GENERO +---------------+--------------------------+--------------------------+--------------------------+ | | T O T A L | H O M B R E S (1) | M U J E R E S (2) | | +--------------------------+--------------------------+--------------------------+ | |1984-87 1987-90 1990-93 |1984-87 1987-90 1990-93 |1984-87 1987-90 1990-93 | +---------------+--------------------------+--------------------------+--------------------------+ |ESPECIFICACION | | | | |CIF. EXPAND. | 517623 299995 395962 | 245633 155055 266088 | 251455 140436 129167 | |TOT. | 100.0 100.0 100.0 | 100.0 100.0 100.0 | 100.0 100.0 100.0 | | | | | | |ALTA | 31.9 14.1 25.6 | 40.4 15.6 25.9 | 24.0 12.9 25.3 | |Profesionales | 6.4 12.8 6.2 | 3.7 13.0 5.0 | 9.7 12.9 8.8 | |Gerentes | 2.4 1.3 | 2.8 2.6 | | |Técnicos | 10.5 15.1 | 13.8 18.3 | 8.2 8.7 | |Empleados | 12.5 4.2 | 20.2 2.6 | 6.1 7.7 | | | | | | |MEDIANA | 41.5 24.5 40.1 | 43.8 33.7 43.6 | 42.5 14.6 32.7 | |Obreros Calif | 24.4 14.8 8.4 | 33.3 15.4 12.5 | 17.6 14.6 | |Vend/No Ambul. | 15.6 6.2 19.4 | 7.2 12.0 13.0 | 25.0 32.7 | |Conductores | 3.5 12.3 | 3.3 6.3 18.1 | | | | | | | 190 |BAJA | 26.6 61.4 34.3 | 15.8 50.7 30.5 | 33.5 72.5 42.0 | |T.S. Pers.Prot.| 9.4 3.1 25.2 | 2.9 6.0 24.7 | 16.4 26.4 | |Vend. Ambul. | 12.2 49.0 1.4 | 8.2 34.7 1.4 | 17.1 66.3 1.5 | |Trab/No Calif | 5.1 5.1 3.0 | 4.6 9.9 4.4 | | |Trab. Domest. | 4.2 4.6 | | 6.2 14.1 | +---------------+--------------------------+--------------------------+--------------------------+ (*) Se considera la suma de los saldos positivos entre el final y el inicio del período. Excluye F.F.A.A. y P.P. y trabajadores Agrícolas. (1) Excluye Trab. Domésticos (estadísticamente no significativos) (2) Excluye Gerentes, Conductores y Trab. No Calif. (estadísticamente no significativos) FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 - 1993. Los años 1987-1990 marcaron las mayores variaciones en los grupos ocupacionales, en concordancia con los cambios en la reestructuración de los sectores económicos señalados, en particular para el caso de las mujeres. Así, el tipo de empleo (generado o autogenerado) más difundido para ellas, fue el de vendedora ambulante (66 de cada 100); en el caso de los hombres esta proporción llegó a cerca de la mitad (35 de cada 100). En consecuencia, la venta ambulatoria -tercera ocupación en importancia para las mujeres en 1987 (14% de la PEA ocupada respectiva)-, pasó a ser la primera ocupación con mayor significación relativa en 1993, ocupando más del 20% de total. Los vendedores ambulantes, por su parte, subieron de 7 a cerca de 11% en el mismo período (Elías, 1994: 34; Gárate y Ferrer, 1994: 122123). En el último período (1990-1993), el empleo generado siguió siendo mayoritariamente de baja calidad para las mujeres, pero ya no por un incremento en el volumen de las vendedoras ambulantes, sino por el aumento de número de las trabajadoras de los servicios personales. En cambio, los hombres se insertaron en los grupos ocupacionales de calidad mediana, principalmente, como conductores y vendedores no ambulantes. Cabe destacar que en esos últimos tres años analizados, la cuarta parte de cada cien puestos generados, ya sea para hombres como para mujeres, fueron ocupaciones de relativa alta calidad, en particular, ocupaciones profesionales para las mujeres y puestos de técnicos para los hombres. Permanencia de la segregación ocupacional El tratar de entender por qué las mujeres y los hombres trabajan en una u otra ocupación ha sido una tarea importante asumida en los últimos estudios sobre género86. La mayoría de los cuales se refieren al tema como un asunto extremadamente complejo, 86 Galer, N. (1985), de Barbieri, T. (1993), Fuller, N. (1993), existe una importante reseña bibliográfica sobre el tema en Kogan, L. (1993). 191 con múltiples aristas. Se ha relievado, por ejemplo, cómo los procesos de socialización diferenciales entre hombres y mujeres asignan a ellas las actividades vinculadas con el trabajo doméstico, en sus roles de madres, amas de casa y esposas. Así, si bien en teoría, los hombres y las mujeres tendrían el mismo grado de libertad para elegir sus empleos y su capacitación, la segregación laboral sexual sería un resultado puramente de preferencias individuales; es decir, una autoexclusión en algunas actividades por parte de las mujeres. Otros estudios muestran sin embargo, la importancia que tiene el sistema educativo -e incluso, el entrenamiento social previoque no capacita a las mujeres de igual forma que a los hombres, para competir por trabajos considerados "masculinos". Así también la mayor carga familiar de las mujeres, les resta posibilidades de conseguir empleos y/o de permanecer en ellos, por lo que tienen que optar por ocupaciones que les permitan compatibilizar sus roles productivo y reproductivo. La evidencia empírica permite constatar que pese al incremento de la participación de las mujeres en el mercado laboral, persiste una marcada segregación laboral. Dentro de cada grupo ocupacional, las mujeres se mantienen concentradas alrededor de dos o tres ocupaciones estrechamente vinculadas a actividades reproductivas, las cuales muchas veces llegan a superar al 70% del total. Los hombres, por su parte, guardan mayor dispersión, teniendo entre cuatro o cinco ocupaciones principales, que suman cerca del 50% de su PEA (Gárate y Ferrer, 1994). Niveles de empleo, Ingresos y Jornada Laboral La agudización del subempleo En este contexto de expansión del empleo de baja y mediana calidad, con su correlato en los ingresos, era esperable la tendencia descendente de los niveles de empleo, que se agudizan significativamente a partir de 198887. Debido a ello, los adecuadamente empleados88 pasan de 67% en 1980 a 19% en 1989, y continuaron bajando hasta 13% en 1993. 87 Al no realizarse la encuesta de hogares para ese año, la agudización es observable recién a partir de 1989. 88 Según la definición operativa de la Dirección Nacional de Empleo y Formación Profesional (DNEFP), los adecuadamente empleados tenían ingresos superiores al IML de enero de 1967 indexado al período de referencia y, además trabajar más de 35 horas a la semana o, que independientemente del ingreso recibido y las horas trabajadas no desean trabajar más. Ante la posibilidad de presentarse tanto jornadas incompletas como bajos ingresos, en la presente definición se da preminencia al ingreso. De tal manera, que ésta termina midiendo qué proporción de trabajadores perciben bajos ingresos (ingresos inferiores a la norma), más que la subutilización de la mano de 192 En el análisis comparativo por sexo, debemos partir por la existencia de una situación de desigualdad desfavorable para las mujeres en el mercado laboral. Históricamente, a causa de la diferencia en ingresos, el subempleo femenino es mayor y, desde 1980 hasta 1987 es casi el doble que el masculino. En los años posteriores, crece el subempleo para ambos sexos, pero en mayor medida para el masculino, coincidiendo con el período inflacionario más crítico y con el mayor crecimiento del sector informal. De manera tal que, de 1980 a 1993, el subempleo femenino aumentó en 40.8 puntos porcentuales, y el masculino en 55.7. Cabe llamar la atención que, mientras el subempleo entre los hombres es principalmente por ingreso medio, el de las mujeres es por ingreso agudo (Elías, 1994: 25), (ver Gráfico 4, y Cuadro A.6 del Anexo). El subempleo, educación la edad y la Atendiendo a otras características personales importantes para la inserción ocupacional, observamos que el subempleo por ingreso agudo se presenta muy elevado entre los jóvenes (de 14 a 24 años), especialmente, entre las mujeres jóvenes. En general, la condición de aprendices y eventuales de éstos los convierte estructuralmente en el grupo más vulnerable. obra, entendida esta última como el aprovechamiento insuficiente de las calificaciones. (Ver Bernedo, J. Op. cit.). 193 No obstante, durante el período de estudio, el grupo que soportó mayor deterioro en sus niveles de empleo fueron los trabajadores de 45 años a más (de ambos sexos), quienes presumiblemente deben ser en su mayoría jefes de hogar. De manera que, estos cambios en el mercado laboral estarían repercutiendo indefectiblemente en sectores poblacionales más amplios. Por otra parte, se mantiene la tendencia respecto a que a mayor instrucción -sin importar el sexo- mejores niveles de empleo (a pesar de que la "rentabilidad de la educación" -para cualquier nivel de estudios- sigue siendo menor para las mujeres). Así, se percibe que el grupo de trabajadores con educación universitaria completa, no obstante haber estado afectado por el subempleo, tiene el mayor contingente de adecuadamente empleados. Sin embargo, no podemos decir que mejorando los niveles educativos femeninos pueda necesariamente ocurrir un cambio radical en las diferencias de inserción ocupacional de hombres y mujeres. Pero, tal vez, pueda conllevar una redefinición de los roles ocupacionales y cambios cualitativos, que aún es difícil de evaluar89 El aumento del desempleo abierto Como hemos señalado anteriormente, la disminución de la demanda de mano de obra fue uno de los efectos más perjudiciales de la crisis recesiva. El desempleo creció a una tasa de 7.2% anual entre 1984-1993, mientras la PEA aumentó 6% por año, dirigiéndose principalmente al sector informal (porción del mercado de trabajo menos protegida). Adicionalmente, debemos mencionar que los cambios en la legislación de las relaciones laborales, y el programa de reducción de personal del sector público y Paraestatal, dados en el marco de las reformas laborales, se constituyeron en factores importantes para el crecimiento del desempleo, tal como veremos más adelante. Para un mejor análisis de este problema, veremos su comportamiento en los períodos: 1984-1987, 1987-1990 y 1990-1993. El primero se caracterizó por una clara disminución del desempleo, mientras que el segundo y tercero significaron un incremento y su posterior agudización. El año más crítico fue 1993, donde el 9.9% de la mano de obra disponible no encontraba trabajo. Cabría agregar que la mayor parte de estos desempleados tenían experiencia 89 Almeras (1994), citando a Rico (1994). Op. cit. 194 laboral, pues entre 73 y 88% eran cesantes, y el resto aspirantes (14% en 1993). Las diferencias por sexo son evidentes. El desempleo continuó siendo más acentuado en las mujeres, lo que se repite en todos los tramos de edad y cualquiera sea su nivel educativo. En consecuencia, las mujeres tienen que superar mayores restricciones que los hombres para conseguir trabajo. A pesar que el desempleo promedio está muy influenciado por el desempleo femenino, éste creció más entre los hombres, especialmente de 1990 a 1993, a una tasa anual de 7.6% contra 6.7% en las mujeres (ver Cuadro 1.3). Pero, no obstante este comportamiento coyuntural, más del 50% del total de desempleados continúan siendo mujeres. Ello contrasta con su representación en la PEA, que alcanzó como máximo cerca del 40%. Cabe señalar que, tanto en períodos recesivos como expansivos, la tasa de desempleo femenino siempre ha sido 70 u 80% más alta que la masculina; y en algunos años casi la duplica; con la excepción de 1993, en que la diferencia disminuye hasta 45%. Sólo para graficar la grave situación del empleo femenino, referiremos que tanto en 1992 como en 1993, la cantidad de mujeres desempleadas superó a las que tienen empleo adecuado. Caída de los ingresos reales promedio90 y persistente desigualdad entre los sexos 90 Se debe anotar que los ingresos por trabajo están expuestos a la sub o sobreestimación dado que son obtenidos por declaración del entrevistado. En el caso de los independientes, no existe una clara distinción entre 195 Durante el período de estudio -1984 a 1993-, la puesta en marcha de políticas de estabilización y ajuste tuvieron repercusiones negativas en el mercado laboral, especialmente por la reducción de los ingresos por trabajo. Esto afectó en diferentes grados el nivel de vida de los trabajadores, según las características personales de los mismos y sus condiciones de inserción ocupacional. En promedio, el período 1984-1987, fue una etapa de crecimiento de los ingresos y de generación de empleos de calidad mediana. Entre 1987-1990, se produjo la mayor contracción de ingresos debido a la crisis recesiva-inflacionaria, y la mayoría de empleos generados fueron de baja calidad. Por último, entre 1990-1993 se continuó con el ajuste, repercutiendo en una disminución -más leve que la anterior- de los ingresos, dado que los empleos generados fueron de baja y mediana calidad (ver cuadro 1.9 -infra- y cuadro A.7 del Anexo). Cuadro 1.9 Lima Metropolitana, 1984 - 1993: BRECHA DE INGRESOS PROMEDIO CONSTANTES (A JUNIO 1994), SEGUN SEXO +--------------------------------------+ | Años Hombres Mujeres Brecha | +--------------------------------------+ |INGRESOS PROMEDIO | | 1984 1663.7 815.5 -51.0% | | 1986 1707.0 851.9 -50.1% | | 1987 2076.4 934.3 -55.0% | | 1989 664.6 322.9 -51.4% | | 1990 749.5 438.7 -41.5% | | 1991 556.5 289.6 -48.0% | | 1992 602.2 319.0 -47.0% | | 1993 553.8 280.4 -49.4% | +--------------------------------------+ |INGRESOS PROMEDIO POR HORA | | 1984 8.6 5.5 -36.2% | | 1986 7.8 5.2 -33.7% | | 1987 9.8 5.4 -44.3% | | 1989 3.0 1.8 -40.6% | | 1990 3.9 2.9 -25.0% | | 1991 2.5 1.7 -34.1% | | 1992 2.6 1.8 -29.9% | | 1993 2.6 1.9 -25.2% | +--------------------------------------+ ingresos brutos y netos. Para los asalariados, la inclusión de las bonificaciones podría sobreestimar los ingresos sobretodo en períodos inflacionarios. 196 FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 - 1993. Sin embargo, por encima de los cambios que se puedan presentar en el mercado, se debe resaltar que a lo largo del tiempo, el diferencial de ingresos a favor de los hombres es una constante (ver cuadro 1.10). Si bien la explicación de esta diferencia no es objetivo del presente trabajo, al seguir el documento podemos constatar la ubicación de la mujer en los sectores menos favorecidos del mercado laboral, explicando buena parte de la desigualdad. Cuadro 1.10 Lima Metropolitana, 1984 - 1993: DIFERENCIAL DE INGRESOS PROMEDIO POR HORA, SEGUN GRUPO OCUPACIONAL +----------------------------------------------------------+ | 1984 1987 1990 1993 | +----------------------------------------------------------+ |INGRESO MASCULINO/FEMENINO | | | |Profesionales 1.5 1.8 1.7 1.6 | |Técnicos 1.0 1.5 1.3 1.7 | |Empleados 1.3 1.4 1.2 1.2 | |Obreros Calificados 1.2 1.8 1.0 0.4 | |Vend. No Ambulantes 1.9 1.9 2.1 2.3 | |Trab. No Calificados 1.2 1.6 1.1 1.2 | |T.S. Pers.Prot.Seg. 1.1 1.0 1.3 1.2 | |Vend. Ambulantes 0.9 1.3 1.1 1.1 | | | |TOTAL 1.6 1.8 1.3 1.3 | +----------------------------------------------------------+ FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima metropolitana, 1984 - 1993. La evidencia empírica plantea la segregación por ingresos como un resultado de la segregación ocupacional (horizontal como vertical) de las mujeres en el mercado de trabajo. Queda aún por determinar, como tema de investigación, si esta segregación se origina en las "preferencias" ocupacionales femeninas o, si más bien es consecuencia de un mecanismo de inhibición hacia aquellas ocupaciones no femenizadas, que se da por medio de prácticas empresariales de selección de personal, evaluación y promoción. Una investigación publicada por el Banco Mundial, hecha con la información de 15 países latinoamericanos para el período 19501985, concluye que sólo un 20% de las diferencias de ingreso entre hombres y mujeres es explicado por diferencias de capital humano entre ellos; otro 20% por el menor poder de generación de ingresos de las mujeres según sus opciones laborales; y un 60% por factores de segregación en el mercado de trabajo que limita a las mujeres a un número limitado de ocupaciones (Arraigada 1994: 100-101). 197 En los países desarrollados se han puesto en marcha algunas medidas tendientes a eliminar esta situación dispar, gracias a iniciativas de política gubernamental o sindical (a través de convenios colectivos), logrando en forma progresiva, que junto con el aumento de la participación femenina disminuya el diferencial de ingresos atribuido a la discriminación. Sin embargo, en países con mercados muy descentralizados como EE.UU., éstas políticas no han tenido mucho éxito (González, 1992; Arraigada, 1994). En el Perú, aún no se han llevado a cabo experiencias similares, pero sí se constata que a pesar de la mayor incorporación de las mujeres y el incremento de sus niveles educativos, se mantiene la brecha ocupacional y de ingresos entre hombres y mujeres. Las horas de trabajo semanal y antiguedad en el trabajo La permanencia o antiguedad promedio en el trabajo actual (al momento de hacer la encuesta) es mayor para los hombres (8 años) que para las mujeres (5 años). Esta característica se repite en casi todos los grupos ocupacionales, e indica una situación claramente favorable para ellos. Esto es, mayor estabilidad en el trabajo y acumulación de experiencia laboral, lo que se traduce fácilmente en más calificación y posteriormente, en mejores ingresos. Asimismo, la extensión de la jornada laboral es otra de las desventajas de las mujeres en el mercado laboral, porque en la mayoría de los casos la participación laboral femenina se produce con doble (o triple) jornada. La asignación del tiempo entre los quehaceres del hogar y la actividad laboral depende mucho de las características personales de cada mujer, así como de las características familiares. Revisando la jornada de trabajo, los hombres trabajan en promedio casi un día (de 8 horas) más por semana que las mujeres, durante 1987- 1993 (ver Cuadro 1.11). Cuadro 1.11 Lima Metropolitana, 1984 - 1993: PEA OCUPADA: PROMEDIO DE HORAS TRABAJADAS SEMANALMENTE POR SEXO SEGUN GRUPO OCUPACIONAL +--------------+---------+----------+ | GRUPO |DIFERENC.| DIFERENC.| | OCUPACIONAL |HRS. H-M |AÑOS TRAB.| +--------------+---------+----------+ |Total | | | | 1984 | 5 | 3 | 198 | 1987 | 8 | 3 | | 1989 | 7 | 3 | | 1990 | 9 | 3 | | 1993 | 7 | 3 | +--------------+---------+----------+ |Profesionales | | | | 1984 | 10 | 0 | | 1987 | 12 | 1 | | 1989 | 7 | 2 | | 1990 | 6 | 2 | | 1993 | 10 | 1 | +--------------+---------+----------+ |Empleados | | | | 1984 | 3 | 3 | | 1987 | 3 | 3 | | 1989 | 4 | 4 | | 1990 | 4 | 2 | | 1993 | 5 | 4 | +--------------+---------+----------+ |Obr.Calif. | | | | 1984 | 12 | 1 | | 1987 | 10 | 3 | | 1989 | 12 | 3 | | 1990 | 11 | 2 | | 1993 | 13 | 5 | +--------------+---------+----------+ |Vend. No Amb. | | | | 1984 | 4 | 2 | | 1987 | 6 | 2 | | 1989 | 4 | 3 | | 1990 | 3 | 3 | | 1993 | 1 | 2 | +--------------+---------+----------+ |Vend. Ambul. | | | | 1984 | 7 | 1 | | 1987 | 10 | 1 | | 1989 | 10 | 0 | | 1990 | 13 | 0 | | 1993 | 8 | 1 | +--------------+---------+----------+ FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 - 1993. Asimismo, se debe destacar que la jornada laboral viene mostrando en promedio una tendencia creciente a partir de 1989, incrementándose más para los hombres que para las mujeres (Gárate y Ferrer, 1994: 171). Es lo que se ha venido denominando el sobreempleo, que ocurre con el recrudecimiento de la crisis y la disminución de sus ingresos. Por otra parte, el incremento de la jornada no ha sido homogéneo, pues el mayor aumento se dio en los trabajadores asalariados (empleados y obreros calificados) como entre los vendedores ambulantes, para ambos sexos. 199 CONCLUSIONES La presentación de este panorama descriptivo de la situación laboral en Lima Metropolitana permite reseñar algunos cambios en la estructura del empleo y la dinámica del mercado laboral, así como sus efectos bajo la perspectiva del género. Teniendo en cuenta, el contexto de recesión económica y las políticas de ajuste que han caracterizado al período analizado, los cambios en el mercado de trabajo se han dado fundamentalmente por una agudización de las tendencias observadas en décadas pasadas. Uno de dichos problemas radica en el escaso dinamismo de la demanda de trabajo asalariado, frente a las altas tasas de crecimiento de la oferta laboral. Este insuficiente ritmo de generación de empleo del sector privado, al que se agrega en estos últimos años la retracción del empleo público, contrasta con el dinamismo del sector informal, responsable de la mayor parte de los empleos generados durante el período. Dicho tipo de empleo se forja a partir de la propia decisión de los ofertantes (al no encontrar otra alternativa), en actividades, tales como, la venta ambulatoria, o montando pequeñas unidades productivas (v.g. microempresas), entre otras alternativas. Estos empleos, por lo general, se caracterizan por su mala calidad y baja productividad, agudizando de esta manera, la ya grave heterogeneidad estructural. A su vez, esta situación ha acentuado la tercearización de las actividades económicas, que se manifiesta en una pérdida de representación de las actividades industriales en favor de las actividades de las ramas de comercio y de servicios. De otro lado, una de las características más graves de la situación laboral, ha sido sin lugar a dudas, la reducción de los ingresos por trabajo, reflejada en las altas cifras de subempleo, así como en el aumento de la eventualidad y la disminución de las condiciones mínimas de protección laboral y social. La participación creciente de las mujeres en la fuerza laboral, por su parte, debe enfocarse en primer lugar, como resultado de las fuertes caídas en los ingresos familiares. Así lo señalarían las altas tasas de participación de las mujeres casadas, que llegaron incluso a igualar el nivel de 200 participación de las solteras en épocas de mayor recesión -como en 1989 y 1990-. Un segundo elemento explicativo de dicha mayor participación, se relaciona con el incremento de sus niveles educativos. En este aspecto, concordamos con Psacharopoulos G. y Winter C. (1992), cuando señalan que está plenamente justificado políticas que incrementen el mayor acceso a la educación para las mujeres, no sólo por su ya demostrada importante influencia en una mayor participación laboral, sino para asegurar que sus remuneraciones sean más altas en el transcurso de su vidas. A pesar que, la información procesada indica que la "rentabilidad de la educación" para las mujeres sigue siendo menor, en comparación con los hombres. Pensamos que este resultado es más un efecto actual, al que no considera todo su potencial, por lo que podría esperarse un mayor acceso a las ocupaciones de mejor calidad correspondiente a niveles de educación de mayor calificación. Esta mayor incorporación de las mujeres en el mercado de trabajo, sin embargo, no ha derivado en grandes cambios en su situación en el mercado laboral. Así, subsisten las condiciones claramente desventajosas de las mujeres respecto a los hombres, tales como, su concentración en pocas actividades y ocupaciones (segregación vertical), su ubicación en posiciones de menor jerarquía (segregación horizontal) y en los estratos de más bajos ingresos y elevadas tasas de desempleo. Simultáneamente, la participación de las mujeres en el mercado laboral no estuvo exenta de "costos" para ella misma, su familia, los hijos y la sociedad en general. La que se ha producido, sin haber ocurrido grandes modificaciones en la redistribución de las tareas entre los miembros del hogar, y en el contexto de un descenso del gasto social del Estado. Lo que ha dado lugar a la doble (a veces triple jornada laboral femenina), así como a otros problemas en el seno de la familia, particularmente de aquellas con menores recursos económicos. Esto lleva a reforzar la necesidad de aliviar en algo la carga que significan el cuidado de los niños, por lo que sería recomendable continuar y mejorar programas tipo Wawa-Wasi y evaluar, si estos facilitarían la incorporación o reincorporación de las mujeres al mercado de trabajo, y/o completar su educación. Iniciativas que deben ir paralelamente acompañados con mejores programas de planificación familiar, dado que la mayor carga de hijos restringe una mayor permanencia en el empleo, y por lo tanto, el potencial acceso a mejores condiciones de vida de la población. Finalmente, las políticas laborales que se adopten deben considerar que muchas de las causas de las desventajas que experimentan las mujeres en el mercado de trabajo, se encuentran 201 fuera de éste; como por ejemplo, las discriminaciones derivadas de las tradiciones y actitudes culturales. Por ello, las estrategias de generación de empleo productivo y reformas legislativas que se adopten deben evaluar la predisposición y sensibilización del medio, para afrontar en la medida de lo posible la discriminación por género. 202 BIBLIOGRAFIA ALMERAS, D. (1994), "Logros y obstáculos en la educación formal de las mujeres", Cuadernos de la CEPAL, 54: 61-80. ARRAIGADA, I. (1994), "Transformaciones del trabajo femenino urbano", Cuadernos de la CEPAL, 53: 91-110. BERNEDO, J. (1995), "¿Subempleo para todos los gustos o reto conceptual?". Lima, Análisis Laboral, 211:18-20. BLONDET, C. (1993), "PERU. Mujeres Latinoamericanas en cifras". España, Ministerio de Asuntos Sociales. Instituto de la Mujer. FLACSO. DIRECCIÓN DE ESTADÍSTICA del MTPS (1994), Anuario Estadístico 1994. Lima, Ministerio de Trabajo. ELÍAS, L. y GARAVITO, C., (1994), La mujer en el mercado de trabajo. Lima, ADEC-ATC. FLORES, E., (1983), "Aspectos metodológicos y conceptuales", en El Problema del Empleo en el Perú. (pp. 165-190), Lima, PUCP. FLORES, E., (1994), "El desempleo en trabajadores avanzada". Lima, Análisis Laboral, 206:12. de edad GÁRATE, W. (1993), Sindicalismo a inicio de los noventa. Una aproximación cuantitativa. Lima, ADEC-ATC. GÁRATE, W. y FERRER, R. (1994), En qué trabajan las mujeres. Compendio Estadístico 1980-1993. Lima, ADEC-ATC. GARAVITO, C. (1992), Mujer y oferta de trabajo. Lima, CISEPA, Documento de Trabajo Nº 103. PUCP. INFANTE, R. (1994), Perú, ajuste del mercado laboral urbano y sus efectos sociales: evolución y políticas. Lima, OIT (Documento de Trabajo). PAREDES, P. y TELLO, G. (1989), Los trabajos de las mujeres. Lima, 1980-1987. Lima, ADEC-ATC. PSACHAROPOULOS, G. y WINTER, C. (1992), Empleo y Remuneraciones de la mujer en América Latina, en Revista Finanzas y Desarrollo, No.14-15. VERDERA. F. (1983), El Empleo en el Perú, un nuevo enfoque. Lima, IEP. 203 VERDERA, F. (1994), El mercado de trabajo en Lima Metropolitana, Estructura y evolución. 1970-90. Lima, Documento de Trabajo Nº 59. IEP. YÁÑEZ, A.M. (1985), "El trabajo femenino como necesidad técnica del proceso productivo", en Mujer, Trabajo y Empleo. Lima, ADEC. ANEXO Cuadro A.1 PERU, 1980 - 1993: PRINCIPALES INDICADORES ECONOMICOS +----------------------------------------------------------------------------------------------------+ | INDICE INDICE PBI INFLACION TIPO DE BALANZA RESERVAS | | AÑO DE PBI PER CAPITA CAMBIO COMERCIAL INTERNAC. | | OFICIAL NETAS | | (Prom. periodo) | +----------------------------------------------------------------------------------------------------+ | 1980 100.0 100.0 60.8 288.85 826 1276 | | 1981 104.4 101.9 72.7 422.32 553 771 | | 1982 104.6 99.8 72.9 697.57 429 896 | | 1983 91.4 85.2 125.1 1.63 293 856 | | 1984 95.8 87.3 111.5 3.47 1007 1103 | | 1985 98.0 87.3 158.3 10.98 1172 1383 | | 1986 107.1 93.4 62.9 13.95 65 866 | | 1987 116.1 99.1 114.5 16.84 521 81 | | 1988 106.4 89.0 1722.3 128.83 99 -317 | | 1989 94.0 77.0 2775.3 2666.19 1197 546 | | 1990 89.0 71.4 7649.6 187885.63 340 682 | | 1991 91.4 71.9 139.2 0.773 - 204 166 1933 | | 1992 89.2 P/ 68.7 56.7 1.248 567 2425 | | 1993 95.0 E/ 72.6 39.5 1.988 578 2925 | +----------------------------------------------------------------------------------------------------+ P/ Preliminares. E/ Estimados. FUENTE : INEI. ELABORACION: Propia. 205 Cuadro A.2 Lima Metropolitana, 1984-1993: TASAS DE ACTIVIDAD ESPECIFICA POR SEXO, SEGUN GRUPOS QUINQUENALES DE EDAD +----------+------+--------------------------------------------------------------------------------------------------+ | Años y | | G R U P O S D E E D A D | | | +--------------------------------------------------------------------------------------------------+ | Sexo |TOTAL | 14 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 6569 70-74 75 y más | +----------+------+--------------------------------------------------------------------------------------------------+ |1984 | | | |Total | 55.3 | 14.4 29.2 58.8 72.6 70.4 72.9 73.1 65.5 59.1 57.5 40.6 33.5 21.1 4.6 | |Masculino | 72.6 | 17.5 32.4 67.1 92.2 95.5 98.5 96.3 97.5 92.2 83.9 59.4 56.5 28.0 8.2 | |Femenino | 39.5 | 10.8 26.6 51.4 53.7 47.3 49.5 52.3 35.2 32.0 23.8 21.4 12.7 15.1 1.9 | | | | | |1986 | | | |Total | 62.3 | 21.2 36.2 66.0 79.3 78.3 79.3 79.7 76.5 66.4 59.2 54.4 31.5 26.5 8.9 | |Masculino | 76.4 | 22.9 38.7 77.1 92.3 96.7 97.7 98.4 97.2 89.7 91.3 71.3 43.6 43.7 15.2 | |Femenino | 49.8 | 19.3 34.1 56.4 68.8 62.1 60.4 63.1 56.2 47.0 30.6 31.7 19.2 15.4 3.8 | | | | | |1987 | | | |Total | 60.7 | 18.1 34.2 66.2 74.3 77.4 80.0 78.0 73.2 69.9 60.2 48.0 26.5 23.3 15.2 | |Masculino | 74.7 | 20.1 35.9 74.6 90.5 96.0 97.6 99.0 96.4 91.1 85.7 69.0 44.3 43.8 23.6 | |Femenino | 47.7 | 16.5 32.7 57.9 60.2 60.2 66.0 60.3 50.3 44.2 29.4 27.0 9.9 10.1 4.8 | | | | | |1989 | | | |Total | 60.7 | 13.0 35.6 64.9 75.5 77.3 79.2 77.4 75.5 66.9 62.7 52.4 30.4 23.3 11.5 | |Masculino | 75.1 | 13.9 38.9 76.2 91.1 95.5 97.8 97.3 97.2 90.9 84.4 77.2 50.8 39.5 12.0 | |Femenino | 47.5 | 12.0 32.5 54.5 62.2 61.4 61.0 59.4 55.8 42.9 39.1 23.9 15.2 8.5 11.1 | | | | | |1990 | | | |Total | 59.6 | 12.6 34.0 65.7 76.7 75.1 75.4 78.6 73.8 70.5 54.3 43.3 30.5 30.4 20.0 | |Masculino | 3.0 | 15.4 41.3 74.7 91.8 95.8 93.3 98.1 96.1 94.6 78.1 66.7 37.1 38.2 30.8 | 206 |Femenino | 46.4 | 10.2 27.6 57.6 62.2 57.2 59.9 60.7 52.4 47.5 34.0 24.7 22.5 21.3 11.1 | | | | | |1991 | | | |Total | 55.9 | 6.3 28.1 60.2 72.3 76.8 75.2 74.5 68.8 67.4 50.2 42.2 33.4 16.3 11.1 | |Masculino | 70.4 | 8.0 32.0 69.4 91.5 96.6 96.0 98.1 94.6 92.9 78.5 59.7 48.9 21.9 18.0 | |Femenino | 42.3 | 4.8 23.8 52.4 57.2 59.5 55.5 52.1 48.2 39.4 23.9 23.4 17.1 10.1 5.9 | | | | | |1992 | | | |Total | 57.1 | 9.8 30.4 63.2 71.7 74.6 74.3 77.3 73.7 65.8 52.8 38.2 27.0 20.9 15.3 | |Masculino | 73.1 | 7.6 36.2 74.6 90.5 94.8 97.8 97.6 94.4 91.2 79.3 58.2 43.1 36.2 23.9 | |Femenino | 42.6 | 11.8 24.7 53.1 55.7 55.7 55.7 58.2 50.7 45.6 27.5 18.2 13.7 5.0 9.4 | | | | | |1993 | | | |Total | 60.1 | 14.7 39.3 65.7 74.8 77.3 77.5 71.6 72.2 66.6 56.7 38.0 28.6 18.7 6.3 | |Masculino | 76.1 | 16.2 46.0 75.4 91.9 94.8 96.1 96.9 97.0 91.3 82.0 60.4 41.4 27.2 10.1 | |Femenino | 45.2 | 13.9 33.3 56.5 59.8 60.1 58.8 46.5 52.6 41.4 31.6 15.3 15.0 7.4 2.7 | +----------+------+--------------------------------------------------------------------------------------------------+ FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 - 1993. Cuadro A.3 Lima Metropolitana, 1984 - 1993: PEA OCUPADA TOTAL SEGUN ESTRUCTURACION DEL SECTOR +--------------------+-----------------------------------+ | ANOS | 1984 1987 1990 1993 | +--------------------+-----------------------------------+ | | | |OCUPADOS | 100.0 100.0 100.0 100.0 | | | | |SECTOR FORMAL | 54.5 54.1 49.2 46.6 | | Sect. Privado | 37.9 38.9 35.4 34.8 | | -Patrón | 2.1 1.9 1.6 1.6 | | -Empleado | 21.9 21.7 19.3 20.3 | | -Obrero | 13.9 15.3 14.6 12.9 | | Sect. Público | 15.3 12.6 11.6 10.0 | | Independientes | 1.3 2.7 2.2 1.8 | 207 | | | |SECTOR INFORMAL | 37.9 40.8 45.7 48.8 | | Microempresas | 12.0 12.4 12.1 15.8 | | -Patrón | 3.5 3.9 3.2 4.6 | | -Empleado | 3.0 3.0 2.2 3.8 | | -Obrero | 5.5 5.4 6.6 7.5 | | Trab. Autonomos | 25.9 28.4 33.6 33.0 | | -Trab. Indepen| 22.3 23.2 29.3 28.1 | | -T.F.N.R. | 3.6 5.3 4.3 4.8 | | | | |TRAB. DEL HOGAR | 7.6 5.0 5.1 4.6 | +--------------------+-----------------------------------+ FUENTE: Enc. de Hogares de Lima Metropolitana, 1984, 1987, 1990 y 1993. Cuadro A.4 Lima Metropolitana, 1984 - 1993: PEA OCUPADA POR ESTRUCTURACION DEL SECTOR SEGUN SEXO +--------------------+---------------------------+--------------------------+ | | M A S C U L I N O | F E M E N I N O | | +---------------------------+--------------------------+ | ANOS | 1984 1987 1990 1993 | 1984 1987 1990 1993 | +--------------------+---------------------------+--------------------------+ |OCUPADOS |100.0 100.0 100.0 100.0 |100.0 100.0 100.0 100.0 | | | | | |SECTOR FORMAL | 60.8 60.6 55.7 53.0 | 43.3 44.5 39.4 36.1 | | Sect. Privado | 43.9 47.7 42.5 40.7 | 27.1 25.8 24.5 25.2 | | -Patrón | 3.0 2.8 2.3 2.3 | 0.3 0.6 0.4 0.4 | | -Empleado | 22.2 24.2 20.6 20.5 | 21.4 17.9 17.1 20.0 | | -Obrero | 18.7 20.6 19.6 17.8 | 5.4 7.3 7.0 4.8 | | Sect. Público | 15.4 11.1 11.0 10.4 | 15.3 14.8 12.5 9.4 | | Independientes | 1.6 1.9 2.1 1.9 | 0.9 3.9 2.4 1.6 | | | | 208 | |SECTOR INFORMAL | 38.1 38.7 43.3 46.9 | 37.4 44.0 49.3 52.0 | | Microempresas | 14.7 15.5 15.3 19.0 | 7.1 7.7 7.1 10.6 | | -Patrón | 4.8 5.7 4.6 6.2 | 1.2 1.3 1.2 1.9 | | -Empleado | 2.8 2.7 2.0 3.5 | 3.4 3.6 2.4 4.3 | | -Obrero | 7.1 7.2 8.7 9.4 | 2.5 2.8 3.5 4.5 | | Trab. Autonomos | 23.4 23.1 28.0 27.9 | 30.3 36.3 42.2 41.3 | | -Trab. Indepen| 20.7 20.4 25.6 25.1 | 25.1 27.3 35.0 33.1 | | -T.F.N.R. | 2.7 2.8 2.4 2.8 | 5.2 9.0 7.2 8.2 | | | | | |TRAB. DEL HOGAR | 1.0 0.7 1.0 0.1 | 19.3 11.5 11.3 11.9 | +--------------------+---------------------------+--------------------------+ FUENTE: Enc. de Hogares de Lima Metropolitana, 1984, 1987, 1990 y 1993. PEA Cuadro A.5 Lima Metropolitana, 1987 - 1993: OCUPADA: SECTOR PRIVADO, SINDICALIZACION SEGUN SEXO +----------------------+--------------------------+-------------------------+--------------------------+ | | 1 9 8 7 | 1 9 9 0 | 1 9 9 3 | | +--------------------------+-------------------------+--------------------------+ | | Homb. Muj. Tot. | Homb. Muj. Tot. | Homb. Muj. Tot. | +----------------------+--------------------------+-------------------------+--------------------------+ | | | | | |ASALARIADOS (miles) | 590.9 230.7 821.6 | 642.1 242.8 884.9 | 794.3 313.2 1107.5 | 209 | | | | | |SINDICALIZABLES (1) | 344.8 112.2 457.0 | 335.6 117.8 453.3 | 378.0 130.3 508.3 | | (miles) | | | | | | | | | |SINDICALIZADOS (miles)| 191.2 43.5 234.6 | 162.6 28.3 190.9 | 135.6 25.3 160.8 | | | | | | |TASA DE SINDICALIZA - | | | | |CION(2) : | 55.4 38.8 51.3 | 48.5 24.0 42.1 | 35.9 19.4 31.6 | | | | | | |AFILIADOS | n.d n.d n.d | 87.4 11.3 98.7 | 60.1 8.7 68.8 | | | | | | |TASA DE AFILIACION(3):| | | | | | n.d n.d n.d | 53.8 40.0 51.7 | 44.3 34.5 42.8 | +----------------------+--------------------------+-------------------------+--------------------------+ (1) Con opcion legal para tener sindicato (2) TASA DE SINDICALIZACION: Sindicalizados / Sindicalizables. (3) TASA DE AFILIACION: Afiliados / Sindicalizados. FUENTE: MTPS, DGE. Encuestas de Hogares en Lima Metropolitana, 1987, 1990 y 1993. ELABORACION: Garate, W. 1993: Cuadro A.6 Lima Metropolitana, 1980 - PEA POR SEXO, SEGUN NIVELES DE 210 EMPLEO +----------+--------------------------------------------------------------------+-----------+ | | Niveles de Empleo | | | +-------+-------+-------------------------------------------+--------+ | | Años y | Total |Desemp.| Subempleo |Adecuad.| Cif. | | | | +----------+--------+--------+-------+------+ | | | Sexo | |Abierto| Total |Ing.Agud|Ing.Medi|Ing.Lev|Por Hor| Emp. | Expand. | +----------+-------+-------+----------+--------+--------+-------+------+--------+-----------+ |1980(1) | 100.0 | 7.1 | 26.0 | 7.1 | 6.5 | 10.6 | 1.4 | 66.9 | 1,229,077 | |Masculino | 100.0 | 5.4 | 21.7 | 4.8 | 5.2 | 9.9 | 1.4 | 72.9 | 888,065 | |Femenino | 100.0 | 11.2 | 37.8 | 13.1 | 9.9 | 12.4 | 1.5 | 51.0 | 341,012 | | | | | | | | | | | | |1981(2) | 100.0 | 6.8 | 26.8 | 3.3 | 5.6 | 12.5 | 3.0 | 66.4 | 1,344,091 | |Masculino | 100.0 | 5.0 | 22.4 | 2.0 | 3.8 | 11.9 | 2.6 | 72.6 | 940,459 | |Femenino | 100.0 | 11.0 | 37.2 | 6.4 | 9.6 | 13.8 | 4.2 | 51.8 | 403,632 | | | | | | | | | | | | |1982 | 100.0 | 6.6 | 28.0 | 5.0 | 7.4 | 11.6 | 4.0 | 65.4 | 1,355,524 | |Masculino | 100.0 | 4.7 | 22.7 | 2.4 | 5.2 | 11.0 | 4.1 | 72.6 | 927,893 | |Femenino | 100.0 | 10.6 | 39.3 | 10.6 | 12.1 | 12.9 | 3.7 | 50.1 | 427,631 | | | | | | | | | | | | |1983 | 100.0 | 9.0 | 33.3 | 7.8 | 7.6 | 14.1 | 3.8 | 57.7 | 1,424,762 | |Masculino | 100.0 | 8.0 | 28.4 | 5.2 | 5.9 | 13.9 | 3.4 | 63.6 | 986,869 | |Femenino | 100.0 | 11.0 | 44.5 | 13.6 | 11.8 | 14.7 | 4.7 | 44.5 | 437,893 | | | | | | | | | | | | |1984 | 100.0 | 8.9 | 36.9 | 7.4 | 10.5 | 16.0 | 2.9 | 54.3 | 1,581,858 | |Masculino | 100.0 | 7.1 | 31.9 | 5.1 | 8.6 | 16.0 | 2.1 | 61.0 | 1,075,369 | |Femenino | 100.0 | 12.1 | 55.3 | 22.2 | 15.9 | 13.5 | 3.6 | 32.7 | 637,959 | | | | | | | | | | | | |1986 | 100.0 | 5.3 | 42.6 | 11.3 | 14.6 | 12.7 | 4.0 | 52.1 | 1,964,692 | |Masculino | 100.0 | 3.4 | 33.9 | 6.1 | 12.7 | 12.2 | 2.9 | 62.7 | 1,212,259 | |Femenino | 100.0 | 8.0 | 60.5 | 25.3 | 18.5 | 11.9 | 4.8 | 31.5 | 887,728 | | | | | | | | | | | | |1987 | 100.0 | 4.8 | 34.9 | 7.4 | 11.0 | 12.5 | 4.1 | 60.4 | 2,054,631 | |Masculino | 100.0 | 3.8 | 26.4 | 3.3 | 8.0 | 11.5 | 3.7 | 69.8 | 1,281,314 | |Femenino | 100.0 | 6.2 | 53.0 | 16.6 | 18.7 | 13.6 | 4.2 | 40.7 | 882,115 | 211 | | | | | | | | | | | |1989 | 100.0 | 7.9 | 73.5 | 31.5 | 29.1 | 12.3 | 0.6 | 18.6 | 2,241,630 | |Masculino | 100.0 | 6.0 | 72.2 | 24.2 | 31.6 | 15.6 | 0.8 | 21.7 | 1,401,107 | |Femenino | 100.0 | 10.7 | 76.2 | 47.1 | 22.7 | 6.1 | 0.3 | 13.2 | 955,022 | | | | | | | | | | | | |1990 | 100.0 | 8.3 | 73.1 | 32.7 | 25.6 | 13.6 | 1.2 | 18.6 | 2,348,936 | |Masculino | 100.0 | 6.5 | 72.6 | 26.8 | 28.6 | 16.2 | 1.0 | 20.9 | 1,468,423 | |Femenino | 100.0 | 11.4 | 74.6 | 45.7 | 19.2 | 8.5 | 1.2 | 14.0 | 1,012,346 | | | | | | | | | | | | |1991 | 100.0 | 5.9 | 78.5 | 42.3 | 25.7 | 9.7 | 0.7 | 15.6 | 2,405,232 | |Masculino | 100.0 | 4.8 | 77.5 | 34.4 | 29.8 | 12.7 | 0.7 | 17.7 | 1,532,749 | |Femenino | 100.0 | 7.3 | 81.0 | 59.8 | 16.4 | 4.0 | 0.7 | 11.7 | 990,533 | | | | | | | | | | | | |1992 | 100.0 | 9.4 | 76.8 | 34.5 | 30.6 | 11.2 | 0.5 | 13.8 | 2,532,052 | |Masculino | 100.0 | 7.5 | 77.2 | 26.4 | 35.8 | 14.4 | 0.5 | 15.3 | 1,620,926 | |Femenino | 100.0 | 12.5 | 77.7 | 53.1 | 19.3 | 4.9 | 0.4 | 9.8 | 1,040,555 | | | | | | | | | | | | |1993 | 100.0 | 9.9 | 77.4 | 37.7 | 28.8 | 10.3 | 0.6 | 12.7 | 2,765,934 | |Masculino | 100.0 | 8.3 | 77.4 | 29.9 | 33.7 | 13.1 | 0.7 | 14.3 | 1,766,897 | |Femenino | 100.0 | 12.2 | 78.6 | 55.2 | 18.3 | 4.7 | 0.4 | 9.2 | 1,129,306 | +----------+-------+-------+----------+--------+--------+-------+------+--------+-----------+ NOTA: En los Totales se excluye a los Trabajadores del Hogar. (1) Incluye 4,916 con Subempleo N.D. (Ingreso y/o tiempo) (2) Incluye 32,958 con Subempleo N.D. (Ingreso y/o tiempo) FUENTE: MTPS. Enc. de Niveles de Empleo en Lima Metropolitana, 1980 - 1993. 212 Cuadro A.7 Lima Metropolitana, 1984 - 1993: PEA OCUPADA: VARIACION DE LOS INGRESOS CONSTANTES (A JUNIO 1994) POR HORA SEGUN GRUPO OCUPACIONAL Y SEXO +-------------------------------------------------------------+ | 1984-1987 1987-1990 1990-1993 1984-1993 | +-------------------------------------------------------------+ |PEA OCUPADA TOTAL | |Profesionales -17.9 -47.7 -49.9 -78.5 | |Técnicos 16.3 -63.9 -20.6 -66.6 | |Empleados 13.6 -61.6 -36.8 -72.4 | |Obreros Calificados -0.9 -60.0 6.9 -57.6 | |Vend. No Ambulantes -0.3 -44.9 -50.7 -72.9 | |Trab. No Calificados -2.7 -55.9 -33.9 -71.6 | |T.S. Pers.Prot.Seg. 2.6 -47.6 -27.2 -60.8 | |Vend. Ambulantes 19.7 -49.3 -50.4 -69.9 | | | |TOTAL 7.1 -55.9 -34.2 -68.9 | +-------------------------------------------------------------+ |PEA OCUPADA MASCULINA | |Profesionales -9.9 -48.9 -50.1 -77.1 | |Técnicos 31.2 -65.5 -16.4 -62.1 | |Empleados 13.9 -63.7 -36.6 -73.8 | |Obreros Calificados 6.0 -63.5 -13.0 -66.3 | |Vend. No Ambulantes 6.9 -47.2 -47.3 -70.2 | |Trab. No Calificados 7.0 -60.1 -33.6 -71.6 | |T.S. Pers.Prot.Seg. -0.9 -39.1 -30.8 -58.2 | |Vend. Ambulantes 39.2 -53.9 -49.7 -67.7 | | | |TOTAL 13.4 -59.9 -34.3 -70.1 | +-------------------------------------------------------------+ |PEA OCUPADA FEMENINA | |Profesionales -22.4 -45.6 -48.8 -78.4 | |Técnicos -16.1 -58.6 -37.6 -78.3 | |Empleados 8.9 -57.4 -36.8 -70.7 | |Obreros Calificados -27.1 -36.6 105.0 -5.2 | |Vend. No Ambulantes 6.6 -53.7 -50.2 -75.4 | |Trab. No Calificados -22.1 -44.0 -37.2 -72.6 | |T.S. Pers.Prot.Seg. 5.8 -53.9 -25.6 -63.7 | |Vend. Ambulantes 4.7 -44.7 -51.0 -71.6 | |Trab. Domésticos 55.7 -40.9 -42.8 -47.4 | | | |TOTAL -1.0 -46.0 -34.5 -65.0 | +-------------------------------------------------------------+ n.d. No disponible. FUENTE: MTPS-DNEFP. Enc. de Hogares en Lima Metropolitana, 1984 1993. 213 OFERTA FAMILIAR DE TRABAJO EN LIMA METROPOLITANA : 1989 - 1992 CECILIA GARAVITO91/ ********** I. INTRODUCCION El objetivo de este artículo es analizar la oferta de trabajo de mujeres y hombres, casados o convivientes, partiendo del enfoque de oferta familiar de trabajo. Dentro de este enfoque, la familia es vista como una unidad económica productora de bienes domésticos, lo cual determina en una medida importante la participación laboral de sus miembros. En este marco se trata de determinar las causas de dicha participación laboral tomando en cuenta las restricciones que trae consigo la pertenencia a determinado grupo familiar. La base de datos empleada corresponde a las Encuestas de Hogares de Lima Metropolitana, del Ministerio de Trabajo y Promoción Social, para los años 1989 y 1992. La elección de estos años tiene que ver con la posibilidad de comparar el período previo a la Reforma de la Legislación Laboral con el período inicial de su implementación. El conocimiento de los mecanismos que rigen la decisión de participación en la fuerza laboral, partiendo de un nivel micro, es importante desde dos puntos de vista. En primer lugar, nos permite 91/ AGRADEZCO LOS COMENTARIOS DE A. SCOTT Y DE LOS MIEMBROS DEL TALLER DE EMPLEO, SOBRE UNA VERSIÓN PRELIMINAR DE ESTE TRABAJO. LA RESPONSABILIDAD POR EL TEXTO FINAL, SIN EMBARGO, ES CIERTAMENTE MÍA. 214 explicar el cambio en los patrones de participación laboral por sexo, lo cual es un determinante de la evolución temporal de la tasa de actividad; en segundo lugar, se trata de detectar si dichos patrones de participación son afectados por la crisis económica y el cambio en el contexto laboral. El análisis de la oferta de trabajo a partir del individuo trata a éste como un ente aislado, sin tomar en cuenta las restricciones y/o ventajas que le representa pertenecer a determinado grupo familiar. Así, la participación laboral es analizada a partir de costes de oportunidad individuales sin tomar en cuenta las restricciones familiares. Es para tomar en cuenta esta carencia que se desarrolla una teoría de la oferta de trabajo familiar, partiendo de la satisfacción de las necesidades de los miembros de la familia como un elemento determinante del comportamiento laboral de los individuos92/. Adicionalmente, la existencia y persistencia del desempleo ha llevado a que se incorpore en el análisis de la oferta laboral la influencia del contexto global de la economía. Debido a que la posibilidad de encontrar empleo está determinada por dicho contexto, la consideración del desempleo familiar permite al individuo evaluar los costes y beneficios de su esfuerzo en la búsqueda de empleo. En este trabajo partimos de un análisis de las características de familias completas e incompletas, de acuerdo al sexo del Jefe de Hogar, para poder después analizar el comportamiento laboral de mujeres y hombres casados o convivientes. Tomamos como punto de partida un modelo que define la participación de los individuos en la fuerza laboral en base a variables individuales, familiares y de contexto93/. En la segunda sección discutimos el marco conceptual de este trabajo. Partiendo de que la familia tiene como objetivo, desde el punto de vista económico, la obtención de un nivel mínimo de ingreso familiar real, se analiza la decisión de participación en la fuerza laboral en base a las características individuales y familiares y al contexto económico. En la tercera sección examinamos las características de los hogares según el sexo del jefe de hogar, como paso previo al análisis de la oferta de trabajo familiar. En la sección cuarta analizamos los determinantes de la participación laboral de mujeres y hombres según el tipo de familia. Finalmente, en la sección quinta presentamos las 92/ AL 93/ UNA APLICACIÓN DE GARAVITO (1994). RESPECTO VER M. KILLINGSWORTH ESTE Y J. HECKMAN (1986); Y C. JOLL ET AL (1983). MODELO PARA EXAMINAR LA OFERTA LABORAL FEMENINA PUEDE VERSE EN C. 215 conclusiones de este trabajo. 2. MARCO CONCEPTUAL El objetivo de esta sección es analizar la oferta de trabajo familiar desde el punto de vista de la teoría, considerando las particularidades en los comportamientos laborales de mujeres y hombres. La familia, desde el punto de vista económico, tiene como función proveer a las necesidades de sus miembros. Para ello dedica sus recursos a la obtención de los bienes que le permitan satisfacer dichas necesidades94/. La familia "produce" entonces bienes domésticos en base a los recursos de que dispone : tiempo y bienes de mercado. Para obtener los bienes de mercado parte del tiempo familiar disponible debe ser empleado en el trabajo fuera del hogar. En el modelo original de G. Becker (1965), el objetivo final es la maximización de la función de preferencias familiar, la cual depende de las cantidades consumidas de bienes domésticos. Así, la asignación del tiempo de trabajo familiar se realiza en base a las productividades relativas de los miembros de la familia ya sea en las tareas domésticas o en el trabajo fuera del hogar. 94/ NOS BASAMOS EN EL ENFOQUE DE LA "PRODUCCIÓN EN EL HOGAR", INICIADO POR G. BECKER (1965). 216 Uno de los problemas de este enfoque es que parte de funciones de preferencia familiares, las cuales se obtienen a partir de la agregación de las funciones de preferencias de los miembros de la familia95/. Esta agregación puede llevar a funciones de preferencias inconsistentes, tal como lo demuestra Arrow96/. Una forma de enfrentar este problema es asumiendo que cada miembro del hogar tiene su propia función de preferencias, si bien enfrenta la restricción del presupuesto familiar. Esto derivaría en un modelo cuya solución es similar al equilibrio de Cournot-Nash97/. Así, los miembros de la familia "negocian" su participación en el mercado de trabajo. Otro problema muy ligado al primero es el supuesto implícito de la existencia de relaciones armoniosas al interior de la familia (altruismo), con respecto a la distribución de los frutos del trabajo familiar. Al respecto, N. Folbre (1986) señala, desde una perspectiva no neoclásica, que la asignación del trabajo a realizar y la distribución de los frutos de éste entre los miembros de la familia entraña conflictos no tomados en cuenta por los paradigmas clásico y neoclásico98/. En este trabajo optamos por el enfoque de "negociación", pero sin tomar en cuenta los conflictos en la asignación de bienes y trabajo al interior del hogar. Partimos de la consideración de la familia como una unidad económica que tiene como objetivo la satisfacción de las necesidades de sus miembros, las cuales se pueden traducir en un nivel mínimo de ingreso familiar real99/. Por otro lado, consideramos que las restricciones que la familia enfrenta no son solamente sus recursos de tiempo e ingresos sino también las relacionadas con el ciclo de vida familiar y los diferentes papeles asignados socialmente a los sexos en el hogar. Finalmente, la posibilidad de que el contexto macroeconómico afecte las posibilidades de encontrar trabajo, y por lo tanto la decisión de buscarlo, será tomada en cuenta. 95/ Otra opción es la del "Jefe dictador" que vela por la familia. Killingsworth y J. Heckman, op. cit. 96/ Ver D.M. Kreps (1990). 97/ Ver M. Manser y M. Brown (1980); J. Leuthold (1968); y M. Killingsworth y J. Heckman, op. cit. 98/ Desarrolla además un modelo no neoclásico de la asignación del trabajo y la distribución de sus frutos en el hogar; ver N. Folbre (1982,1984). Existe evidencia sobre la distribución desigual de los bienes en el hogar para el caso de países africanos y asiáticos, ver A. Deaton (1988). 99/ Para un análisis en base a niveles mínimos de ingreso real familiar ver A. Chayanov (1974). Ver M. 217 Entonces, analizamos el comportamiento laboral de Jefes de Hogar y Cónyuges en familias con hijos, donde los padres toman la decisión de participar en la fuerza de trabajo sujetos a restricciones diversas. La necesidad de proveer dinero para la obtención de bienes de mercado implica que por lo menos uno de sus miembros sea parte activa de la fuerza laboral. Usualmente se espera que sea el Jefe de Hogar, debido a que conceptualmente es tomado como aquel que debe en principio atender a la manutención de la familia. Sin embargo, la categoría Jefe de Hogar actualmente es muy discutida en la literatura100/, por cuanto existe efectivamente una diferencia entre el Jefe "reportado" y el Jefe Efectivo. Esto tiene que ver con el hecho que se tiende a reconocer como el Jefe de Hogar al varón de más edad de la casa, lo cual no necesariamente guarda concordancia con el papel de "proveedor principal" que nos interesa. Aún en el caso de ser activo, existe evidencia de que los hombres asignan a los gastos familiares solamente una parte de su ingreso laboral101/. En el caso de la mujer, muchas veces se reconoce como Jefa de Hogar a la madre soltera, viuda o separada, independientemente de si forma parte de la fuerza de trabajo. Existen diferentes elementos que influyen en la participación en la fuerza laboral. En primer lugar está el aspecto de la productividad relativa en el trabajo fuera de casa versus la productividad en el trabajo en el hogar. Las características personales, así como la calificación previa del individuo, son un elemento importante para determinar este aspecto. Un mayor nivel de educación, manteniendo todo lo demás constante, debe llevar al individuo a una mayor probabilidad de participar en la fuerza laboral debido a que su costo alternativo es alto en relación a su productividad en el hogar. Esto puede esconder diferencias previas en las oportunidades de educación según el sexo, por ejemplo, lo cual estaría afectando el diferencial de productividad. Por otro lado, tenemos la influencia de la Edad. Esta variable usualmente está asociada a un mayor conocimiento del mercado laboral102/. Sin embargo, el patrón de retiro de la fuerza laboral y la depreciación relativa de habilidades con la edad pueden determinar un efecto negativo sobre la probabilidad de participación en el mercado laboral. Por otro lado, tenemos la influencia del ciclo de vida 100/ Ver S. Rosenhouse (1989) y M. Barrig (1993). 101/ Ibid. 102/ El supuesto aquí es de una participación continua en el mercado de trabajo. Esto es cuestionable en un contexto de crisis y de flexibilización del mercado laboral. 218 familiar, el cual es variable en el tiempo y tiende a ser diferenciado de acuerdo al sexo103/. El cociente (consumidores/trabajadores) de la familia va creciendo en el tiempo, lo cual determina necesidades crecientes a lo largo del ciclo de vida. En una familia con niños pequeños esta proporción es relativamente alta, lo cual requiere del nivel de ingreso real familiar más elevado y el esfuerzo máximo de los padres, dado el nivel socioeconómico. Luego, cuando los hijos crecen y entran a formar parte de la fuerza laboral, la relación se reduce, aumentando la fuerza laboral disponible en la familia. Finalmente, cuando los hijos dejan el hogar paterno y pasan a formar su propio hogar, el nivel de ingreso real mínimo necesario se reduce junto con la mano de obra familiar. 103/ Un análisis clásico acerca de la influencia del ciclo de vida en la determinación del nivel mínimo de ingreso real es el de A.V. Chayanov, op. cit. Ver también D. Hunt (1979) y F. Ellis (1988). 219 Además de este efecto temporal, existen diferencias en los patrones de participación laboral por sexo en cuanto a la importancia que tienen las variables familiares en la decisión de participación de la mujer104/. La presencia de niños pequeños sería determinante de una mayor participación laboral del hombre y de una mayor dedicación a las tareas domésticas de la mujer, dado el contexto social actual. Finalmente, la influencia del contexto macroeconómico sobre la participación en la fuerza laboral ha sido ampliamente documentada105/. Un elemento importante a tomar en cuenta es la posibilidad de encontrar empleo. Dado el continuo desbalance entre la oferta y la demanda de trabajo en el sector asalariado, parte de la fuerza laboral busca trabajar en forma independiente. Sin embargo, la existencia de un límite en la absorción de mano de obra por parte de este sector determina que subsista un sector de fuerza laboral desempleado. Entonces, la posibilidad de no encontrar empleo mediatiza la decisión de participación en el mercado de trabajo. Un indicador al respecto, a nivel microeconómico, es la tasa de desempleo familiar. En la siguiente sección examinaremos las características de los hogares según el sexo del Jefe de Hogar, como paso previo al análisis de la oferta de trabajo familiar. 3. CARACTERISTICAS DE LOS HOGARES SEGUN EL SEXO DEL JEFE DE HOGAR En esta sección examinaremos los hogares de acuerdo a su conformación. Partimos de cuatro tipos de hogares : Jefe Varón, Cónyuge Presente (I), Jefe Varón, Cónyuge Ausente (II), Jefa Mujer, Cónyuge Ausente (III), Jefa Mujer, Cónyuge Presente. En estos cuatro tipos de familias podremos observar diferentes roles en la familia de acuerdo al sexo. La base de datos está constituida por las Encuestas de Hogares de Lima Metropolitana (1989 y 1992), del Ministerio de Trabajo y Promoción Social. Analizaremos a dos niveles : de acuerdo al sexo y según el tipo de hogar. 104/ Ver los trabajos de J. Mincer (1980) para Estados Unidos y de R. Paes de Barros y R. Pinto de Mendonca (1989) para el Brasil; para el caso del Perú ver C. Garavito (1994,1992), D. Del Valle (1976); E. Chávez y F. Lossio (1987), E. Chávez (1989); y J. Newman (1988). 105/ Ver J. Jatobá (1990) para Brasil; y C. Garavito (1994) y G. Tello (1989) para el Perú. 220 3.1 Hogar Tipo I : Jefe Varón, Cónyuge Presente Este tipo de hogar representa aproximadamente el 78% de los hogares a analizar. Es el más común debido entre otras cosas a la forma de determinar quién es el Jefe de Hogar, como ya se explicó en la sección anterior. Vemos en el Cuadro 2.1 que la tasa de actividad laboral del Jefe de Hogar es mayor que la tasa de actividad de la Cónyuge. En cuanto a los posibles determinantes tenemos en primer lugar que los hombres tienen en promedio más años de estudio que las mujeres, lo cual llevaría a una mayor participación. El efecto de una mayor educación eleva el costo de no trabajar por lo cual se espera una mayor participación del Jefe de Hogar en este caso. Por otro lado el Jefe tiene en promedio una mayor edad, si bien no queda claro si prima el efecto de experiencia laboral o el patrón de retiro de la fuerza de trabajo. Desde el punto de vista de las variables familiares, el ser Jefe de Hogar implica generalmente una mayor tasa de actividad, lo cual explicaría en parte la mayor participación laboral masculina. El resto de variables son comunes a ambos, si bien tienen un efecto diferenciado por sexo. El efecto de la proporción de hijos menores de 6 años sería diferenciado según sexo, esperándose un efecto positivo en la fuerza de trabajo principal (el Jefe) y un efecto negativo en la fuerza de trabajo secundaria (la Cónyuge). Por otro lado, la tasa de desempleo familiar tendría un efecto mayor sobre la fuerza laboral secundaria (femenina este caso) que sobre la actividad del Jefe de Hogar. El efecto de esta variable sobre la oferta de trabajo femenina parece ser positivo en el período previo al analizado aquí106/, lo cual es consistente con la hipótesis del "trabajador adicional". Las variables comunes nos permitirán establecer una comparación por tipo de hogar. 106/ Ver C. Garavito (1994). 221 CUADRO 2.1 CARACTERISTICAS DEL HOGAR TIPO I ---------------------------------------------------------| | 1989 | 1992 | | | JEFE | CONYUGE | JEFE | CONYUGE | ----------------------------------------------------------|TASA DE ACTIV. | 92.6% | 46.5% | 89.8% | 39.0% | ----------------------------------------------------------| AÑOS DE | 10.00 | 8.54 | 10.26 | 8.73 | | EDUCACION | (4.28) | (4.33) | (4.05) | (4.32) | ----------------------------------------------------------| EDAD | 43.71 | 39.19 | 44.66 | 40.09 | | | (12.49) | (11.57) | (12.51) | (11.33) | ----------------------------------------------------------| INGRESO REAL | 453207.50 | 361.31 | | JEFE(BASE 90) | (869650.40) | (477.86) | ----------------------------------------------------------|TASA DE DESEMP.| 0.06 | 0.07 | | FAMILIAR | (0.17) | (0.19) | ----------------------------------------------------------|PROP.HIJOS MEN.| 0.27 | 0.26 | | DE 6 AÑOS | (0.37) | (0.37) | ----------------------------------------------------------FUENTE : ELABORACION PROPIA EN BASE A LAS ENCUESTAS DE HOGARES DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y PROMOCION SOCIAL. 3.2 Hogar Tipo II : Jefe Varón, Cónyuge Ausente Este tipo de hogar constituye aproximadamente el 5% del total analizado. Corresponde a las familias donde el Jefe de Hogar se declara casado o conviviente, no encontrándose la Cónyuge presente en el hogar. En el Cuadro 2.2 vemos que la tasa de actividad del Jefe es menor que en el caso de la familia tipo I. Su edad promedio es asimismo mayor. Consistentemente con esto el nivel de educación es menor medido por los años de estudio. Se trata entonces de hogares más "avanzados" en el ciclo de vida familiar, como lo corrobora el 222 bajo porcentaje de hijos menores de 6 años. Por otro lado, la tasa de desempleo familiar es mayor, lo cual refleja las dificultades de las generaciones mayores de volver a colocarse en el mercado laboral. Todo esto estaría determinando la menor tasa de actividad observada. CUADRO 2.2 CARACTERISTICAS DEL HOGAR TIPO II --------------------------------------------------------| | 1989 | 1992 | | | JEFE | JEFE | --------------------------------------------------------|TASA DE ACTIV. | 59.6% | 76.0% | --------------------------------------------------------| AÑOS DE | 8.19 | 9.51 | | EDUCACION | (4.38) | (4.64) | --------------------------------------------------------| EDAD | 58.33 | 52.97 | | | (12.15) | (13.73) | --------------------------------------------------------| INGRESO REAL | 260594.25 | 414.44 | | JEFE(BASE 90) | (448033.07) | (827.53) | --------------------------------------------------------|TASA DE DESEMP.| 0.10 | 0.11 | | FAMILIAR | (0.22) | (0.25) | --------------------------------------------------------|PROPORCION MEN.| 0.04 | 0.08 | | DE 6 AÑOS | (0.15) | (0.22) | --------------------------------------------------------FUENTE : ELABORACION PROPIA EN BASE A LAS ENCUESTAS DE HOGARES DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y PROMOCION SOCIAL. 3.3 Hogar Tipo III : Jefa Mujer, Cónyuge Ausente En promedio este hogar constituye el 16% de las familias estudiadas y es un fenómeno creciente. La mujer, casada o conviviente, toma el papel de Jefa de Hogar en un hogar donde el varón no está presente. 223 En el Cuadro 2.3 vemos que la tasa de actividad de las mujeres Jefas es mayor que la tasa de actividad de las mujeres Cónyuges de la familia tipo I. Se trata de mujeres mayores, con menos años de educación, en forma similar a lo visto para el caso anterior. Esto aparentemente llevaría a una menor probabilidad de participar en la fuerza de trabajo; sin embargo, en el caso de la mujer serían las variables familiares las más importantes. El ser Jefa de hogar y estar sola hace de la participación laboral un imperativo, a menos que se cuente con hijos en edad de trabajar. Este podría ser en parte el caso pues la proporción de hijos menores de 6 años es menor que en la familia tipo I. Por otro lado, se trata de uno de los tipos de familias más pobres entre los estudiados aquí, donde el desempleo familiar es relativamente elevado. El poco acceso de las mujeres a trabajos de larga duración podría estar determinando una menor probabilidad de retirarse y acceder a una pensión. CUADRO 2.3 CARACTERISTICAS DEL HOGAR TIPO III --------------------------------------------------------| | 1989 | 1992 | | | JEFA | JEFA | --------------------------------------------------------|TASA DE ACTIV. | 62.0% | 58.6% | --------------------------------------------------------| AÑOS DE | 7.86 | 7.95 | | EDUCACION | (4.47) | (4.46) | --------------------------------------------------------| EDAD | 45.23 | 48.84 | | | (13.33) | (14.40) | --------------------------------------------------------| INGRESO REAL | 161295.61 | 103.96 | | JEFE(BASE 90) | (249916.70) | (153.81) | --------------------------------------------------------|TASA DE DESEMP.| 0.12 | 0.10 | | FAMILIAR | (0.27) | (0.23) | --------------------------------------------------------|PROPORCION MEN.| 0.13 | 0.11 | | DE 6 AÑOS | (0.28) | (0.27) | --------------------------------------------------------FUENTE : ELABORACION PROPIA EN BASE A LAS ENCUESTAS DE HOGARES DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y PROMOCION SOCIAL. 224 3.4 Hogar Tipo IV : Jefa Mujer, Cónyuge Presente Este tipo de familia es minoritario, siendo en promedio el 1% de las familias estudiadas. Corresponden a familias donde la mujer es reconocida como Jefa de Hogar estando presente el Cónyuge. En el Cuadro 2.4 vemos que la tasa de actividad de los hombres es mayor que la tasa respectiva de las mujeres, aún cuando éstas sean las Jefas de Hogar. Esto da lugar a diferentes hipótesis que precisan un mayor estudio. Podría ser que la mujer tenga un ingreso laboral mayor que el hombre, por ejemplo. Asimismo, se relativiza el efecto de la jefatura de hogar sobre la participación en la fuerza laboral, debido al efecto de las variables familiares sobre las mujeres. A pesar de esto, la tasa de actividad de las Jefas es la mayor de todos los casos estudiados. Un elemento explicativo sería la mayor educación de los hombres en relación a las mujeres, no existiendo diferencias apreciables de edad. La proporción de hijos menores de 6 años es menor que en la familia tipo I, lo cual permitiría la elevada tasa de actividad femenina. Por otro lado, la tasa de desempleo familiar es reducida. CUADRO 2.4 CARACTERISTICAS DEL HOGAR TIPO IV ----------------------------------------------------------| | 1989 | 1992 | | | JEFA | CONYUGE | JEFA | CONYUGE | ----------------------------------------------------------|TASA DE ACTIV. | 72.7% | 81.8% | 66.7% | 90.0% | ----------------------------------------------------------| AÑOS DE | 7.45 | 9.55 | 9.33 | 11.00 | | EDUCACION | (4.46) | (5.52) | (4.33) | (4.03) | ----------------------------------------------------------| EDAD | 47.82 | 52.45 | 44.33 | 43.00 | | | (11.85) | (15.43) | (12.89) | (12.35) | ----------------------------------------------------------| INGRESO REAL | 137912.09 | 219.22 | | JEFA(BASE 90) | (170188.73) | (315.47) | ----------------------------------------------------------|TASA DE DESEMP.| 0.03 | 0.04 | | FAMILIAR | (0.10) | (0.11) | ----------------------------------------------------------|PROPORCION MEN.| 0.09 | 0.20 | | DE 6 AÑOS | (0.16) | (0.35) | ----------------------------------------------------------225 FUENTE : ELABORACION PROPIA EN BASE A LAS ENCUESTAS DE HOGARES DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y PROMOCION SOCIAL. En general, las tasas de actividad de las mujeres son menores que las tasas de actividad de los hombres, aún en el caso que sean Jefas de Hogar. Asimismo, los hogares donde la mujer es Jefa son los de menor nivel de ingresos reales. Finalmente, existen ciertas similitudes entre las familias incompletas, independientemente del sexo del Jefe de Hogar. En la siguiente sección analizamos los factores determinantes de la probabilidad de participación en la fuerza de trabajo en las familias tipo I y tipo III, partiendo de su importancia numérica en el total y por constituir actualmente los patrones más comunes de reproducción familiar. 4. DETERMINANTES DE LA PROBABILIDAD DE PARTICIPACION DE MUJERES Y HOMBRES EN LA FUERZA LABORAL En esta sección analizamos los determinantes de la probabilidad de participación en la fuerza laboral de mujeres y hombres pertenecientes a las familias tipo I y tipo III. La familia tipo I es la más común en Lima Metropolitana y constituye la forma "tradicional" de unidad familiar. En cuanto a la familia tipo III este es un fenómeno emergente en la sociedad peruana, acelerado por la crisis económica y el cambio en el contexto laboral. El análisis se llevará a cabo empleando regresiones LOGIT, siendo la especificación de la ecuación la siguiente : T(P) = a0 + a1S + a2ED + a3YRJ + a4PHM6 + a5UFAM + u donde T(P) = ln[P/(1-P)]/2 + 5, tomando P el valor 1 si el individuo participa en la fuerza laboral y el valor 0 en caso contrario107/. La variable S representa los años de educación, cuyo efecto esperado sobre la participación en la fuerza laboral es positivo. La variable ED representa la edad del individuo, no siendo claro su efecto sobre la variable dependiente. La variable 107/ Esta especificación modificada corresponde a la función que emplea el paquete estadístico SPSSX. Sobre el punto ver J. Johnston (1984). 226 YJR es el ingreso real del Jefe de Hogar en intis de 1990 para 1989 y en nuevos soles de 1990 para 1992, siendo evaluado su efecto solamente para la fuerza laboral secundaria (Cónyuge) y esperándose un efecto negativo sobre la participación laboral. El efecto de las variables PHM6 (porcentaje de hijos menores de 6 años) y UFAM (tasa de desempleo familiar) es diferenciado por sexo. Se espera un efecto positivo de PHM6 sobre la fuerza laboral principal (Jefes de Hogar) y negativo sobre la fuerza laboral secundaria. Por otro lado, el efecto de UFAM sería positivo para la Cónyuge (familias tipo I), no siendo claro su efecto sobre los Jefes de Hogar. Finalmente, u representa el término estocástico de la ecuación. 4.1 Hogar Tipo I : Probabilidad de Participación Laboral En el Cuadro 2.5 podemos ver los resultados de la regresión LOGIT, sobre la probabilidad de participación en la fuerza de trabajo del Jefe de Hogar y de la Cónyuge. En cuanto al Jefe de Hogar vemos que el efecto de los años de educación no es claro. Sin embargo, el efecto de la edad es claramente negativo, primando el efecto del patrón de retiro de la fuerza laboral y de la menor facilidad de las generaciones mayores para volver a encontrar empleo en el contexto actual. En cuanto a las variables familiares no es claro tampoco el efecto de los hijos menores de 6 años. Más bien, en cuanto al contexto, la tasa de desempleo familiar parece estar asociada a una menor probabilidad de participación del Jefe de Hogar. Una explicación posible sería que el Jefe de Hogar se apoya en la fuerza laboral secundaria en períodos de niveles altos de desempleo para encontrar una ocupación mejor. En cuanto a la Cónyuge, el efecto de la educación parece ser positivo, reflejando la importancia de la educación para promover la participación de las mujeres en la fuerza laboral. El efecto de la edad es claramente negativo, al igual que en el caso del Jefe de Hogar. Por otro lado, un mayor ingreso real del jefe determina una menor probabilidad de participación laboral de la Cónyuge, lo cual es consistente con el papel tradicional de la mujer en el hogar. Asimismo, la existencia de hijos menores de 6 años reduce su probabilidad de participación108/. Un elemento interesante para el análisis, si bien no se ha tomado en cuenta en este estudio, es la 108/ Un resultado similar se obtiene para Santiago de Chile en E. Muchnik de Rubisntein et al (1991); en C. Garavito, op. cit., se encuentra un efecto negativo de la presencia de miembros de la familia menores de 14 años sobre la probabilidad de participación laboral de la mujer. 227 secuencia de participación al interior de la fuerza de trabajo familiar secundaria. En el Cuadro B.1 del Anexo podemos ver que en la mayoría de los hogares los hijos forman parte de la fuerza laboral. Asimismo, parece ser que ellos entran a la fuerza de trabajo antes que las Cónyuges, lo cual nos habla de un patrón determinado de participacion laboral familiar. Finalmente, el efecto de una mayor tasa de desempleo familiar sería positivo, tal como se encuentra en C. Garavito (1994) para el período 1981-1990, dando sustento a la hipótesis del "trabajador adicional". CUADRO 2.5 REGRESIONES LOGIT : HOGAR TIPO I --------------------------------------------------------------| | 1989 | 1992 | | | JEFE | CONYUGE | JEFE | CONYUGE | --------------------------------------------------------------| CONSTANTE | 10.261 | 5.732 | 9.595 | 5.726 | | | (20.76)** | (32.11)** | (22.36)**| (31.94)** | --------------------------------------------------------------| AÑOS DE | -0.011 | 0.013 | 0.008 | 0.005 | | EDUCACION | (-0.71) | (1.82) | (0.59) | (0.67) | --------------------------------------------------------------| EDAD | -0.071 | -0.019 | -0.067 | -0.020 | | |(-9.37)** | (-5.17)** |(-10.18)**| (-5.47) | --------------------------------------------------------------| INGRESO REAL | --| -7x10-10 | --| -0.002 | | JEFE(BASE 90) | | (-1.32) | | (-2.55)** | --------------------------------------------------------------|PROP.HIJOS MEN.| -0.441 | -0.558 | 0.915 | -0.506 | | DE 6 AÑOS |(-1.16) | (-5.14)** | (1.59) | (-4.61)** | --------------------------------------------------------------|TASA DE DESEMP.| -0.740 | 0.029 | -0.024 | 0.290 | | FAMILIAR |(-2.43)* | (0.17) | (-0.08) | (1.90) | --------------------------------------------------------------| CHI-CUADRADO | 1307.586 | 1133.49 | 701.382 | 1151.773 | --------------------------------------------------------------| N | 742 | 1131 | 739 | 1147 | -------------------------------------------------------------- 228 4.2 Hogar Tipo III : Probabilidad de Participación Laboral En cuanto al hogar tipo III, podemos ver los resultados de la regresión LOGIT en el Cuadro 2.6. Y, en cuanto a las variables individuales, el efecto de una mayor educación no es claro, igual que para el Jefe de Hogar varón. Asimismo, el efecto negativo de una mayor edad parece ser la norma en los trabajadores peruanos, independientemente del sexo y de la organización del hogar. En cuanto a la presencia de hijos menores de 6 años, ésta parece tener un efecto positivo, lo cual es consistente con el papel de la mujer como Jefa de Hogar. Consistentemente con esto, podemos ver en el Cuadro B.2 del Anexo, que en este tipo de familia la secuencia de participación mencionada en la sección anterior parece no estar tan definida. El ligero predominio de los hogares donde el hijo es activo, trabaje la Jefa o no, no es el caso general. Finalmente, al igual que para el Jefe de Hogar varón, la mayor tasa de desempleo está asociada a una menor probabilidad de participación en la fuerza laboral. CUADRO 2.6 REGRESIONES LOGIT : HOGAR TIPO III --------------------------------------------------------------| | 1989 | 1992 | | | JEFA | JEFA | --------------------------------------------------------------| CONSTANTE | 8.683 | 9.113 | | | (14.03)** | (16.14)** | --------------------------------------------------------------| AÑOS DE | 0.001 | -0.032 | | EDUCACION | (0.06) | (-1.71) | --------------------------------------------------------------| EDAD | -0.066 | -0.069 | | | (-6.02)** | (-7.33)** | --------------------------------------------------------------|PROP.HIJOS MEN.| 0.195 | 0.837 | | DE 6 AÑOS | (0.25) | (0.89) | --------------------------------------------------------------|TASA DE DESEMP.| -0.281 | -0.137 | | FAMILIAR | (-0.79) | (-0.38) | --------------------------------------------------------------| CHI-CUADRADO | 160.997 | 191.428 | 229 --------------------------------------------------------------| N | 178 | 217 | --------------------------------------------------------------5. CONCLUSIONES El objetivo de este trabajo era analizar la oferta de trabajo de mujeres y hombres en base a un enfoque familiar. Se trataba de explicar el cambio en los patrones de participación laboral por sexo, y su posible cambio en un horizonte temporal. Se partió de un modelo que define la participación de los individuos en la fuerza laboral en base a variables individuales, familiares y de contexto. Se encuentra en primer lugar que las familias completas donde el Jefe de Hogar es el varón constituyen aún la norma, siendo creciente el porcentaje de familias donde la mujer es la Jefa de Hogar. La probabilidad de participación en la fuerza de trabajo de la mujer, sin embargo, continua siendo menor a la del varón. En cuanto al efecto de las variables individuales se encuentra que el efecto de la educación no es claro para los Jefes de Hogar, independientemente del sexo, siendo positivo para las mujeres cónyuges. Tal parece que una mayor educación no es un elemento determinante de la participación de quienes socialmente tienen el papel de mantener el hogar. En cuanto a la edad, el efecto del patrón de retiro de la fuerza laboral y sobre todo de la dificultad de encontrar empleo a edades mayores y en un contexto de crisis, es determinante a todo nivel, en relación al efecto de mayor conocimiento del mercado laboral. En cuanto a las variables familiares, se encuentra que los Jefes de Hogar tienen una mayor probabilidad de participación que los Cónyuges. Sin embargo, en familias donde la Jefa de Hogar es mujer y el Cónyuge está presente, la situación se invierte. Por otro lado, la presencia de hijos menores de 6 años parece determinar una mayor participación de los Jefes de Hogar y una menor participación de los Cónyuges. Finalmente, la mayor tasa de desempleo familiar está asociada a una menor participación del Jefe de Hogar, reflejando los resultados de su búsqueda de empleo. En el caso de las mujeres Cónyuge, el mayor desempleo familiar lleva a un aumento de la probabilidad de participación en la fuerza laboral. 230 BIBLIOGRAFIA BARRIG, Maruja (1993), Seis Familias en la Crisis, ADEC/ATC, Lima. ______________ (1992), "La Familia en la Lima de los 90", ADEC/ATC, Lima. ______________ (1990), "Mujer y Empleo en Lima Metropolitana 1979-1987. Comentadas". ADEC/ATC, Lima. BECKER, Gary S. (1965), Vol. 75, No 299. "A Theory of the Allocation of Time". Estadísticas The Economic Journal, BERNEDO, Jorge (1992), "Encuestas de Hogares, Empleo y Archivos Familiares : Un Ensayo Metodológico". ADEC/ATC, Lima. CHAYANOV, Alexander V. (1974), La Organización de la Unidad Económica Campesina. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires. CHAVEZ, Eliana (1989), "La Mujer y su Rol en las Estrategias familiares de Ingresos". Socialismo y Participación, No 41. CHAVEZ, Eliana y Félix LOSSIO (1987), "Factores que Determinan la Participación de la Mujer en el Sector Comercio". 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ANEXO CUADRO B.1 HOGAR TIPO I : CARACTERISTICAS ADICIONALES ----------------------------------------------------| | JEFE TRABAJA | JEFE NO TRABAJA | | | 1989 | 1992 | 1989 | 1992 | ----------------------------------------------------| A | 29.7% | 22.2% | 38.9% | 37.0% | ----------------------------------------------------| B | 19.1% | 18.9% | 11.1% | 22.2% | ----------------------------------------------------| C | 31.7% | 28.7% | 38.9% | 22.2% | ----------------------------------------------------| D | 19.5% | 30.2% | 11.1% | 18.6% | ----------------------------------------------------| | 100.0% | 100.0% | 100.0% | 100.0% | ----------------------------------------------------FUENTE : ELABORACION PROPIA EN BASE A LAS ENCUESTAS DE HOGARES DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y PROMOCION SOCIAL. 233 A B C D : : : : CONYUGE CONYUGE CONYUGE CONYUGE ACTIVA ACTIVA INACTIVA INACTIVA - HIJO(S) HIJO(S) HIJO(S) HIJO(S) ACTIVO(S) INACTIVO(S) ACTIVO(S) INACTIVO(S) CUADRO B.2 HOGAR TIPO III : CARACTERISTICAS ADICIONALES -----------------------------------------------------| | JEFA TRABAJA | JEFA NO TRABAJA | | | 1989 | 1992 | 1989 | 1992 | -----------------------------------------------------| E | 53.1% | 44.6% | 50.0% | 57.1% | -----------------------------------------------------| F | 46.9% | 55.4% | 50.0% | 42.9% | -----------------------------------------------------| | 100.0% | 100.0% | 100.0% | 100.0% | ----------------------------------------------------FUENTE : ELABORACION PROPIA EN BASE A LAS ENCUESTAS DE HOGARES DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y PROMOCION SOCIAL. E : HIJOS(S) ACTIVO(S) 234 F : HIJOS(S) NO ACTIVO(S) FLEXIBILIZACION Y RECONVERSION PRODUCTIVA EN EL SECTOR INDUSTRIAL: LABORATORIOS, CONFECCIONES, ALIMENTOS. PATRICIA SANDOVAL JIMENEZ CARMEN VALLADOLID GAMARRA ******************** I. INTRODUCCION El presente documento aborda la problemática de algunos sectores industriales en el marco de la implementación del programa neoliberal desarrollado por el Gobierno de Fujimori a inicio de la década del 90. La información que presentamos es producto del seguimiento a un grupo de empresas, cuyos trabajadores/as mantenían contacto institucional a través de las actividades desarrolladas por las ONGs Aurora Vivar (109) y Flora Tristán. En tal sentido, la información contenida en este documento se refiere a empresas establecidas en Lima Metropolitana, las mismas que por sus características incorporaban mayoritariamente a mujeres. 109 En el caso de Aurora Vivar, las actividades con las organizaciones sindicales de base aún se mantienen. 235 En este ensayo comentaremos los procesos que se observaron durante la implementación del actual modelo económico. Las situaciones explicitadas en éste corresponden a diversas empresas del sector de alimentos, laboratorios y confecciones de los que se tuvo información durante los años 90 - 94. De esta manera, se trata de evidenciar a través de los hechos concretos los efectos de la flexibilización laboral, así como las consecuencias de la reconversión industrial para la situación de empleo y condiciones laborales de los hombres y mujeres trabajadoras de los mencionados sectores. II. LOS PROCESOS DE FLEXIBILIZACION RECONVERSION INDUSTRIAL LABORAL Y El programa económico de corte neoliberal que se viene implementando en nuestro país es uno de los más drásticos que se han aplicado en América Latina. Los niveles de empleo e ingresos son los más bajos alcanzados en las últimas décadas, asimismo, la pérdida de puestos de trabajo formales ha sido cada vez más notable (110), y la expansión permanente del empleo informal nos acusa un creciente subempleo o un desempleo masivo (111). Para implementar este programa económico se requirió de la flexibilización de las relaciones de trabajo, (112) como un instrumento central para facilitar los procesos de renovación tecnológica y descentralización productiva. De esta forma, por las implicancias que tuvo el programa económico particularmente en el sector industrial la 110 En 1989 el total de PEA desempleada alcanzó el 7.9%, mientras que para 1993, ésta subió a 10.0%. De otro lado, la PEA adecuadamente empleada en el 89 fue de 18.6%, y para el 93 sólo llegó a 12.7%. "En que trabajan las Mujeres", Compendio Estadístico 80-93. Gárate, Werner- Ferrer Rosa Ana. ADEC-ATC, Lima, 94. 111 El subempleo en 1989 alcanzó el 73.5% y en 1993 llegó a 77.3%. Idem, op. cit. 112 La flexibilización laboral elimina los vínculos legales denominados rígidos -entre trabajadores/as y empleadores/as- y reduce el rol protector del Estado respecto a los trabajadores/as. 236 flexibilización se convertiría en pieza importante para iniciar el proceso de reconversión en dicho sector. Este proceso en la industria, se origina ante un cambio abrupto de orientación de la economía hacia el mercado exterior, ya que luego de estar postergado por muchos años bajo un modelo de sustitución de importaciones, hoy busca mantenerse en un mercado plenamente competitivo inmerso a su vez dentro de lo que se conoce como la globalización de la economía. En dicho proceso algunas empresas buscaron la especialización a través de la combinación de inversiones para mejorar infraestructura, la renovación tecnológica también fue una opción en algunas de ellas, incluso el cambio de mentalidad en la gestión y administración empresarial. Otras, se iniciaron en políticas agresivas de reducción de costos y reorientación de mercados (113 Suplemento del periódico Gestión 14.10.93114). Todo este proceso de reconversión industrial significó a fines del 93, una pérdida de más de 200 mil puestos de trabajo en este sector (115), que aunado a la reducción del sector público -365 mil retirados- nos muestran una fuerte expulsión de mano de obra del sector formal de la economía, acentuándose la terciarización de la misma. La implementación de la flexibilización ocasionó la proliferación de modalidades atípicas de empleo que precarizaron y afectaron todo el sistema de estabilidad laboral mantenido hasta entonces. En el marco jurídico laboral anterior, el Estado garantizaba algo de protección (116). En el marco del programa económico actual, las leyes de oferta y demanda superponen los niveles de 113 Según datos de la encuesta realizada por el Banco Central de Reserva a 80 empresarios industriales (julio-agosto del 1993) acerca de las estrategias para reducir costos , se encontró que la reducción de costos, vía reducción de personal, representaba la segunda estrategia para las empresas industriales. 115 Entrevista a Ricardo Márquez, Presidente de la SNI, "Reactivación sin Dirección", Coyuntura Laboral No. 90, Julio 94, DESCO. 116 Una remuneración mínima, incrementos de remuneración para los y las trabajadores/ras sin negociación colectiva y en la propia negociación colectiva el Estado actuaba como un árbitro final obligatorio. 237 remuneración al factor trabajo sobre otros aspectos como condiciones y calidad de empleo. En estos aspectos, el Estado ya no interviene. En este contexto se inscribió la Ley de Fomento al Empleo (D.L.728) (117), en la que se estableció las vías para ocupar o desemplear a las/los trabajadores, por un lado, mediante nuevas y variadas modalidades de contratación directa, y por otro, con la ampliación de modalidades del cese colectivo por causas objetivas. Y la ley de Relaciones Colectivas de Trabajo (D.L.25593) más referida a la negociación colectiva, organización sindical y derecho de huelga, en la que se observan sustantivas modificaciones con respecto al tratamiento anterior sobre dichos temas, pero que igualmente impactan en las condiciones laborales de hombres y mujeres trabajadoras. En las reglas de juego establecidas tanto por el proceso de flexibilización laboral como por el proceso de reconversión industrial, se desarrollan un conjunto de situaciones diferenciadas para hombres y mujeres, que acusan el significado que toman estos procesos según el género al que se pertenezca. III. El EMPLEO Y LAS TRABAJADORAS CONFECCIONES Y ALIMENTOS DE LABORATORIOS, Situación del empleo en Confecciones En el sector de confecciones, desde antes del 90 se venía produciendo diversos malestares a nivel laboral, muchos de ellos referidos a la modalidad más común utilizada en el pago de salarios: el destajo, cuyas bases tarifarias eran irrisorias y su aplicación dudosa para muchos trabajadores por la falta de transparencia en los procedimientos. 117 Esta ley estableció además, otras disposiciones como, el considerar despido nulo en razón del sexo o, por razones de embarazo de la trabajadora. También lo relativo al "asedio sexual en el trabajo". Asimismo, la consideración de actos de hostilidad a situaciones de discriminación por razón de sexo, raza, religión, opinión o idioma. Y la cancelación de la Bonificación por tiempo de servicios al cumplir 25 años de servicio para un mismo empleador. 238 Asimismo, antes del 90, se observó que algunas empresas empezaron a reducir su personal para utilizar servicios de talleres o para armar sus propios talleres, como fueron los casos de Mister y Consul por ejemplo. En este marco, se vislumbraba una tendencia a buscar formas para reducir costos vía mano de obra, a pesar de ser confecciones un sector de alto valor agregado, además de contar con maquinaria obsoleta y problemas financieros. El cambio de modelo económico agudiza esta situación, de tal forma que muchas empresas del sector buscaron reducir sus unidades de producción. En esta lógica se llevó a cabo la segmentación o informalización del proceso productivo, como respuesta a los apremios en que se vieron las empresas por la abrupta apertura del mercado, trasladando secciones de producción a talleres, que ya desde antes de 1990 venían operando en diversas modalidades (talleres familiares, trabajo a domicilio, microempresas, etc), y que se multiplicaron a partir de la aplicación de las medidas de flexibilización laboral. De esta manera muchas empresas empezaron a operar cuando los servicios del sector informal, bajo la modalidad de "subcontratación", es decir reemplazando fases de la producción a través de la contratación de servicios de talleres. En el mejor de los casos éstos se constituyeron en microempresas, pero también se dieron situaciones en que las unidades de producción sólo alcanzaron el nivel de pequeños talleres familiares y trabajo a domicilio, lo que significó incorporar en su dinámica a trabajadoras/es familiares no remuneradas/os. Por otra parte, algunas empresas al reducir su personal realizaron la liquidación a sus trabajadores/as pagándoles con su propia maquinaria, bajo el ofrecimiento de comprar la producción que confeccionaran con éstas. En breve, el empleo que se viene generando en este sector ha disminuido en calidad, ya que comúnmente la mano de obra es empleada en condiciones adversas, baja remuneración y sin ninguna posibilidad de organización, ni negociación. Asimismo, puede afirmarse que las condiciones de trabajo en confecciones han retrocedido y van siendo similares a las enfrentadas en los años 30 y 40. La situación en Laboratorios 239 En el caso de sector de laboratorios, las empresas que aprovecharon el uso del dólar MUC hasta mediados del 90, tuvieron un buen colchón a la hora de la aplicación de políticas de schok en agosto de ese año. Asumimos en este análisis que ello permitió afrontar los costos que implicó el cambio de modelo económico. Sin embargo, el malestar laboral no se dejó esperar, produciéndose para fines del 90, diversos cierres temporales, vacaciones forzadas por secciones, incumplimiento de convenios colectivos, entre otros. En este sector la flexibilización laboral como la reconversión industrial acarrearon diversos cambios. Se identifican además otros aspectos que incidieron en el comportamiento laboral de este sector, entre estos se resaltan los gastos por servicios de seguridad realizados por las empresas de laboratorios, en virtud del contexto de violencia que enfrentó 240 el país desde la década pasada. A nivel de la reconversión industrial se observó una disminución en la demanda de los productos elaborados, como consecuencia de la apertura del mercado, incluso por causas de contrabando; lo que incidió básicamente en sus altos niveles de rentabilidad, más no en las posibilidades de continuar produciendo. En este sentido, algunas empresas optaron por convertirse en importadoras y/o comercializadoras, cerrando su planta de producción; caso que se observa principalmente en las empresas con capital de origen extranjero (118). En otros casos se derivó la producción a planta de otras fábricas bajo la modalidad de servicios de terceros. Es decir, se desarrolló en determinados laboratorios, una nueva centralización de la producción. Otras empresas en busca de elevar su nivel de productividad apostaron a la reorganización del trabajo, o a la renovación tecnológica. Sin embargo en muchos casos, esto se tradujo en la intensificación de las labores y en la reducción de personal, como fue el caso de Johnson y Johnson. Particularmente en este contexto las mujeres obreras se enfrentaron a la hostilización y presión permanente para lograr su renuncia, muchas de ellas por tener más de 20 años de tiempo de servicios. En resumen hasta 1992, básicamente se buscó reducir el personal estable como una forma de enfrentar los retos del mercado, mecanismo que se acentuó para 1993 y que aún continúa en este sector. Dentro de ello, una de las modalidades que se ha vuelto recurrente en laboratorios, es la del cese colectivo. Se aduce para este caso, las causas de funcionamiento y las causas estructurales o análogas, estipuladas en el D.L. 728. Puede observarse claramente esta situación en las estadísticas sobre empresas del sector que aún mantienen negociación colectiva. Así encontramos que en 1991, 32 laboratorios tenían negociación de pliego de reclamos, mientras que para el año 1994, esta cifra se redujo a 14. (119) En breve, puede afirmarse que el sector de laboratorios aún 118 El 60% de empresas de laboratorios de productos farmacéuticos en el Perú son extranjeras. Según el International Medicine Survey de 1993. 119 "Negociación Colectiva de Laboratorios Farmacéuticos a Setiembre 1994", Carmen Valladolid - Asociación Aurora Vivar en Coyuntura Laboral Nº , Octubre de 1994. DESCO 241 continúa su proceso de reestructuración de la producción. El Empleo en Alimentos El sector de alimentos en promedio se vio medianamente afectado con la situación de crisis y luego de recesión. La apertura libre y sin restricciones a las importaciones provocó que el sector se enfrentara a una alta competitividad, lo que se traduce aún a la fecha, en una medición de fuerzas. Muchas empresas lograron mantenerse en el mercado a través de diversas estrategias, por ejemplo Field, (hoy F y R.) que atravesaba por fuertes problemas financieros, fue comprada por la Nabisco.CO. dándose un ingreso de inversión extranjera primero y un fusionamiento luego con la Fleishman, empresa que también fue comprada por dicha empresa transnacional. En todo caso, algunas empresas de las sub-ramas de dulces y golosinas, orientadas principalmente al mercado interno sobrellevaron la coyuntura básicamente debido a un esfuerzo por mantener la calidad del producto y a una tenaz campaña de ventas, logrando mantener sus productos en el mercado. Este contexto significó para las(os) trabajadoras(es) límites sustantivos en su negociación y la consecuente caída de sus salarios. Pese a que la tendencia observada fue a la reactivación de empresas, sin embargo esta situación no fue homogénea para todo la rama, algunas industrias de la conserva de pescado, por ejemplo, enfrentaron de manera más dura la coyuntura. Al respecto, cabe recordar la existencia de una marcada diferencia entre la política laboral implementada en la industria de Conservas de Pescado considerada una industria de temporada, y las demás fábricas que pertenecen al sector de alimentos. (120) En este sentido, el empleo desarrollado en este sub-sector de alimentos se caracterizó desde siempre, por ser eventual y precario. Por el contrario, en las otras sub-ramas de alimentos, la estabilidad y la posibilidad de negociar mejores salarios y condiciones de trabajo fue lo preponderante. Así también, a nivel productivo el sub-sector de conservas de pescado desde comienzos de la década del 90 presentó una grave crisis debido a la falta de insumos, poca inversión, y dificultades para recolocar su producción en el mercado exterior, 120 El Sub-sector de conservas de pescado emplea mayoritariamente fuerza de trabajo femenina en virtud al proceso de trabajo artesanal que desarrolla; intensivo en mano de obra barata y técnicamente descalificada. 242 entre otros. De otro lado, debido a la incorporación de tecnología moderna, en el marco de los procesos de flexibilización y reconversión productiva, en algunos sectores de alimentos como el de elaboración de dulces y golosinas, y también el de procesamiento de alimentos, algunas empresas iniciaron un doble proceso de sustitución de mano de obra: femenina por masculina, y estable por eventual. En este marco, la tendencia de oferta de trabajo se orientó fundamentalmente para hombres jóvenes y técnicamente calificados, provenientes de institutos tecnológicos superiores. "En la empresa están recibiendo sólo hombres, la mayoría son jóvenes que han estudiado en el SENATI. Ahora los trabajadores nuevos tiene que venir entrenados, antes uno con la experiencia aprendía" (Dirigenta de alimentos). En este sentido, aunque no puede afirmarse categóricamente que las mujeres hayan desaparecido del sector alimentos, sí se puede afirmar que su presencia ha disminuido significativamente en los últimos diez años. En algunas empresas de golosinas y dulces específicamente, hay cada vez menos mujeres en proporción a la totalidad de los trabajadores de la empresa. "Antes en Field éramos 150 mujeres y los varones llegaban a 350, todos trabajadores estables. Ahora hay 300 trabajadores eventuales y todos son hombres; estables sólo quedamos 150 varones y 80 mujeres, la mayoría de nosotras estamos en capilla, por ser antiguas". (Dirigenta de alimentos) Se ha observado así que la mano de obra se mantiene mayoritariamente en el rubro de conservas de pescado, pero tanto en el grupo de elaboración de dulces y golosinas, como en el de procesamiento de alimentos se advierte un acelerado proceso de masculinización en la oferta de empleo, como es el caso de Field, D'onofrio, Ajinomoto, Sidsur, y Nestlé, por ejemplo. III. CONSECUENCIAS DE LOS PROCESOS DE RECONVERSION PRODUCTIVA Y FLEXIBILIZACION LABORAL A. Sobre la Incorporación y la Salida de Mano de Obra Se observa una clara sustitución de mano de obra estable por 243 eventual, y en algunos casos como en alimentos, además una suerte de sustitución de mano de obra femenina por masculina. En este sentido, puede afirmarse que en las tres ramas hay una disminución significativa de personal estable, debido a la generación de modalidades diversas de contratación de personal. Ello ha ocasionado que tanto hombres como mujeres enfrenten esta situación. De esta manera en la mayoría de las empresas, concordante con la flexibilización laboral, se ha logrado reducir el número de personal estable y generalmente organizado. Con ello, a decir de los propios empresarios "la empresa se deshace de la carga pesada que significa una planilla con beneficios sociales altos". Los procesos socio-económicos desarrollados en los últimos años en nuestro país, han modificado el panorama del empleo. En este sentido el cambio más significativo observado es indudablemente la tendencia a la eliminación de la estabilidad laboral absoluta como condición de empleo, así como la posibilidad de negociar colectiva y organizadamente las condiciones en que se realiza el trabajo. Frente a ello emerge avasalladoramente la eventualidad y la tendencia a las bajas remuneraciones. En este contexto las/los trabajadores se encuentran en menor capacidad de responder en forma organizada y colectiva, es decir de encontrar un espacio y reconocimiento como interlocutores válidos frente a las condiciones establecidas por el empleador. En este sentido, si bien la eventualidad conlleva situaciones de precariedad para hombres y mujeres, en el caso específico de las trabajadoras la eventualidad acarrea riesgos que transcienden la integridad física-mental de las personas, ya que incluso puede afectar la capacidad reproductora femenina. Estos riesgos que resultaban difíciles de enfrentar y superar por las trabajadoras estables, en el caso de las trabajadoras eventuales será prácticamente imposible. Al respecto, algunos casos en laboratorios son ilustrativos. En algunas secciones de este sector, el grado de destreza desarrollado por las mujeres las ubica en determinadas tareas como por ejemplo el llenado de ampollas o trabajo con antibióticos. Estas actividades se realizan en áreas expuestas a sustancias tóxicas, como la formalina, utilizada para desinfectar el ambiente. Muchos fueron los casos en que la empresa al no tomar las precauciones necesarias, expuso a las trabajadoras a situaciones de aborto, poniendo en riesgo inclusive su fecundidad. Otra modalidad de salida e ingreso laboral de 244 trabajadores/as se ha llevado a cabo cuando las empresas han optado por un desplazamiento de la producción fuera de su planta, ocasionando la sub-contratación de empresas en el caso de laboratorios, y de talleres en el caso de confecciones. Sin embargo el empleo que generan estas modalidades de producción son diferentes en un caso y otro. En el caso de los laboratorios que dan el servicio de producción a terceros, éstas empresas suelen contratar personal eventual vía cooperativa o service. En el sector de confecciones mientras tanto, los talleres contratan mano de obra eventual sin ninguna formalidad de por medio generando trabajadoras/es eventuales clandestinos por un lado y trabajadores familiares no remunerados por otro. La modalidad de la contratación por intermedio de cooperativas se observa también en el caso del sector alimentos. De cualquier modo, para el caso específico de las mujeres la posibilidad de establecer "trabajos temporales" es una constante. El problema con estas modalidades, por cierto, es que por lo regular traen consigo beneficios menores que los reconocidos a la generalidad de trabajadores/as. Finalmente puede afirmarse que entre 1992 y 1993, en los tres sectores se intensificó la salida de las/los trabajadores a través de: la implementación de los Ceses colectivos por causas objetivas (estipulado en el D.L. 728); el ofrecimiento de incentivos, la liquidación de personal por tiempos de servicio, Y LA APLICACIÓN DE MECANISMOS DE HOSTILIZACIÓN. Otra forma de flexibilización es la que propicio el cambio de la condición de empleo. Es conocido que en muchas empresas con personal permanente, éste pasó a formar parte de una cooperativa desempeñando las mismas labores en la empresa que cuando eran trabajadores estables (121). Tenemos así por ejemplo casos como el de la fábrica de confecciones Modelador S.A., en el que bajo amenazas de despido se indujo a las trabajadoras para que renuncien con la condición de ser reincorporadas a través de una cooperativa de trabajadores. Muchas aceptaron esta situación pero no todas fueron reingresadas, ni aún en esas condiciones. Esto nos estaría indicando que trabajadores/as con "estabilidad" perdieron esta condición por su cambio a otra modalidad de empleo, como una forma de mantener su puesto de trabajo, con el costo que ello implica. 121 Al respecto, se tiene información de la empresa de Laboratorios Trifarma y la empresa textil Nuevo Mundo y la empresa Textil Nylon. 245 Así también el caso del cese colectivo por causas de funcionamiento, invocado por Laboratorios Roche ante el Ministerio de Industria, en el que se señala entre otros argumentos, "el alto costo de la mano de obra por tener sueldos elevados y otros beneficios colaterales que no compensan la producción generada, tomando en cuenta la baja productividad registrada". Asimismo, "el ausentismo en la empresa por motivos de índole sindical, familiar, de salud, faltas injustificadas, descansos por maternidad y otros que repercuten en la productividad de la empresa" (122). Otro caso de cese colectivo es el de laboratorio Cirugía Peruana. En esta empresa se fundamentó la reducción de personal, como una vía para lograr "un alto nivel de eficiencia y productividad que le permita enfrentar con éxito la competencia, decidiendo para ello adecuar una nueva estructura organizativa" (123). En este contexto, las trabajadoras estables señalaron: "nos marginan en el trabajo porque prefieren a trabajadoras nuevas para enseñarles otras formas de trabajo, como si nosotras no pudiéramos aprender". Los ejemplos que ilustran los casos en los que las empresas ofertaron atractivos incentivos para convencer a las trabajadoras a que renuncien masivamente fueron los de laboratorios Schering Alemana y Corporación Pfizer, ambos de capital transnacional. En estas empresas, los incentivos fueron en dólares y en cantidades que iban de los 12 mil hasta los cuarenta mil dólares, según el tiempo de servicio y condición de cada trabajadora a la que se le ofertaba. La diferencia entre ambas casos fue que en el primero la negociación fue individual, mientras que en Pfizer el sindicato negoció con la empresa la salida de las trabajadoras sindicalizadas. Hoy para el caso de ambas empresas los medicamentos ya no se elaboran en el país, sino que los importan. 122 Cese Colectivo, Facultad del Empleador?, Carmen Valladolid, Asoc. Aurora Vivar, en la Revista Coyuntura Laboral N 92, Setiembre 1994, DESCO. 123 Ibíd. 246 Los mecanismos esbozados líneas arriba, han ocasionando que se reduzca personal estable y organizado, y que se genere una mayor presencia de mano de obra eventual sujeta a condiciones de empleo precarias. Ello viene afectando la calidad de vida y nivel de empleo de los que salen y de los que ingresan a trabajar, así como la capacidad de organización de los/as trabajadoras que se mantienen en cada sector. Adicionalmente a esta situación, en algunos empresas de alimentos se ha observado una preocupante disminución de fuerza de trabajo femenina, la cual ya no es considerada para trabajar en la empresa, ni siquiera como personal eventual. "En Field se logró que aceptaran a dos chicas que eran hijas de trabajadores/as de la empresa. Según nuestro pacto tenían la preferencia para trabajar en la fábrica. Pero hace un año que no las han vuelto a contratar, porque según dicen no van a volver a ingresar mujeres a Field." (Trabajadora de alimentos). Resultaría interesante averiguar si esta situación constituye un caso aislado o una tendencia que pueda desarrollarse en otras empresas del sub sector de golosinas y dulces. Por el momento sin embargo, se tiene conocimiento que en empresas similares como D'onofrio y Motta todavía trabajan mujeres, aunque en situación de eventuales. Incluso ocasionalmente estas empresas requieren de personal femenino para la elaboración de algunos productos como el panettone; en este caso especifico, las mujeres son tomadas temporalmente, para trabajar sólo mientras dura la campaña de producción. "Las mujeres que trabajan en D'onofrio son jóvenes y todas son eventuales, tienen seis meses, tres meses trabajando. Algunas hasta un año." (Trabajadoras de alimentos) Sin embargo, la poca preferencia por contratar mano de obra femenina también se ha observado en otra empresa. En este caso en Nestlé-Perulac, transnacional en la que se elaboran y procesan diversos productos de marca. Hace algunos años la presencia de las mujeres en esta empresa era significativa, actualmente su número se ha reducido. En la planta de Chiclayo, la mano de obra femenina se ha reducido a cero, y en la planta de Lima la presencia de mujeres trabajando en producción es mínimo en relación a unos años atrás. "Antes en la Planta Nestlé-Perulac las mujeres éramos bastantes, pero ahora no quieren contratar, hombres no más reciben." (Trabajadora de alimentos). Indagando un poco las causas sobre la no preferencia por la fuerza de trabajo femenina, pareciera ser que los cambios 247 implementados en algunas empresas ha acarreado una suerte de masculinización de la mano de obra. Así pues se conoce que este proceso se dio principalmente en aquellos puestos donde las mujeres se ubicaban trabajando con la máquina (124). "En Perulac-Nestlé ya no contratan mujeres, han traído más máquinas y lo que antes hacían mujeres ahora lo hace los trabajadores con la máquina. Por ejemplo, el deshuesado de carnes para los cubitos, antes se hacía a mano, después lo hacían hombres o mujeres, pero ahora sólo hombres manejan la máquina porque somos bien pocas las mujeres, sólo quedamos seis." (Trabajadora de alimentos). "En Field las mujeres que aún continúan trabajando en la empresa son las que ingresaron hace tiempo. Los puestos de trabajo desempeñados anteriormente por mujeres, como envolturas o arreglo de paquetes, son realizados ahora por trabajadores varones, generalmente eventuales. En la máquina, siempre al lado de una trabajadora o trabajador estable, hay un eventual." (Dirigente de alimentos) Asumimos que las razones que están a la base de la preferencia para la contratación de mano de obra masculina son las que siempre se han argumentado: las mujeres son mano de obra costosa, trabajan menos horas, no levantan pesos, salen con permiso pre y pos natal, gozan de la hora de lactancia, requieren de sala cuna. Sin embargo, falta aún profundizar si existe o no alguna vinculación entre la innovación tecnológica y los cambios de sistemas de trabajo presentes en todo proceso de reconversión industrial, con la decisión de las empresas para no incorporar mujeres. De ser cierta esta hipótesis, los nuevos argumentos que limitarían la permanencia e ingreso laboral de la mujer, estarían asociados a los procesos de reestructuración productiva. 124 Esto viene sucediendo en Nestlé-Perulac, Ajinomoto, Field y algunas más. 248 Por otro lado, no se puede descartar la influencia del factor subjetivo en este proceso. En este sentido, la no preferencia por contratar mujeres se sustentaría además en la ideología de la jerarquía empresarial. "Le he preguntado al Ingeniero por que no se contratan mujeres y me dice por que traen muchos problemas, los hombres se enamoran de las mujeres, las mujeres de los hombres, después las engañan, se destruyen hogares, es muy problemático." (Trabajadora de alimentos). "En la empresa dejaron de contratar mujeres desde que vino ese gerente de Lima que nos odiaba y hostilizaba, nos hacía la vida imposible, hasta los dirigentes no se explicaban por que era así." (Trabajadora de alimentos) B. Condiciones Actuales en las que las Mujeres Trabajadoras se Mantienen en los Sectores de Alimentos, Confecciones y Laboratorios En el actual panorama socioeconómico, la mano de obra femenina se mantiene muy precariamente en el sector industrial, en la medida que la modalidad de empleo va a pautar las condiciones de trabajo que regirán para la trabajadora. La modalidad de contratación más usual tanto para hombres como para mujeres es la eventual, por la cual la persona se subordina a un empleador por un período determinado. En el caso de las mujeres esto afecta no sólo el derecho de la estabilidad laboral y los beneficios sociales a los que se tiene derecho bajo esta condición, como las situaciones previstas por la seguridad social, por ejemplo. Al respecto en las actuales circunstancias en el que no se genera empleo adecuado, adicionalmente se atenta de manera directa sobre los derechos de maternidad de la trabajadora. En este sentido los derechos históricamente adquiridos referidos principalmente a la maternidad no vienen ejerciéndose y por el contrario se están perdiendo por su no aplicabilidad. Esto sucede en la medida que bajo la modalidad de eventuales, las mujeres que ingresan a trabajar en las empresas lo hacen en calidad de contratadas por un período determinado. En la mayoría de las veces las mujeres son contratadas por un período de hasta seis meses y muy raras veces un año. "En la empresa habían mujeres contratadas por más de 249 un año, pero cuando una de ellas salió embarazada se le acabo el contrato; luego contrataban sólo por meses, así cuando salió otra compañera en estado perdió el trabajo. Así entre nosotras nos bromeamos, cuidado con embarazarte por que te quedas sin chamba" (Dirigenta de laboratorios). Esta situación ocasiona en la práctica, que la capacidad de procreación de las mujeres se someta a condicionamientos que la obligan a no salir embarazada bajo la amenaza de que la empresa no la contrate, o lo que es lo mismo que pierda su puesto de trabajo. En efecto, si una trabajadora eventual resulta embarazada, la empresa simplemente no la incorpora para el trabajo del siguiente período, pues el hacerlo le acarrearía costos por el pago del pre y pos natal, así como los costos derivados de la lactancia. Con la flexibilización laboral tanto la empresa como el Estado se eximen actualmente de estos gastos sociales necesarios, dejando la maternidad como una responsabilidad absoluta, en el mejor de los casos, de la familia, pero siempre de la mujer. Es por ello que, en las empresas donde aún se incorporan las mujeres, generalmente se limita el ingreso de mujeres casadas o con niños. Esto ocasiona que el grupo de mujeres con responsabilidades familiares enfrente en la práctica una mayor dificultad para emplearse. Esta situación ocasiona incluso el desaliento de las trabajadoras para continuar buscando trabajo dentro del sector formal. C. Las Organizaciones Toda la situación que generó el proceso de reconversión industrial y de flexibilización laboral, trajo consigo la pérdida de una generación de mujeres líderes que se forjaron en el contexto de los años 80. En este sentido, las mujeres que en la década anterior iniciaron un proceso de humanización del espacio sindical se vieron de repente empujadas a salir del mundo del trabajo La emergencia de estos liderazgos femeninos aportó una perspectiva diferente, pues ellas fueron incorporando en alguna medida aspectos de su vida cotidiana: conjugando su rol reproductivo con el productivo, así como combinando situaciones en las que se cruzaban tanto su espacio privado (hogar, pareja), como el público (el trabajo). 250 En la actualidad la tendencia en algunos sectores, como por ejemplo, laboratorios y confecciones, es a ser empresas pequeñas a nivel de número de trabajadores, y a homogenizar la eventualidad, lo que en la práctica ha significado hasta ahora, no dar cabida a la organización de los/las trabajadoras. Tal como se vislumbra el panorama actual, se ha generado un retroceso para las mujeres que ganaron un espacio al interior de sus organizaciones sindicales. En el caso de las mujeres dirigentas que fueron quedando, éstas tuvieron que pagar un costo muy alto, mucho más que el que pagaron todos los trabajadores en general por mantenerse en los espacios ganados, pues el nuevo contexto demandó una labor más ardua como líderes al frente de sus organizaciones, mayor de la que tuvieron que desarrollar como mujeres al frente de sus hogares en un contexto de crisis económica. Esta situación difícilmente entendida por sus familias y compañeros de base, trajo consigo, separaciones de pareja, problemas con los hijos, enfrentamientos familiares. Sin embargo muchas se mantuvieron y se mantienen todavía, consecuentes con sus compromisos de líderes-dirigentas, con sus organizaciones. Cabe anotar que muchos de estos compromisos tuvieron que enfrentarse solitariamente aún dentro de sus bases: "El sindicato está mermado por el retiro de los trabajadores y las leyes del gobierno. Pero los que se quedan no asisten a las asambleas, no se preocupan ni se preparan. No se comprende tampoco el trabajo del dirigente, su dedicación". (Dirigente de alimentos). "Los compañeros dirigentes no ven como un problema que desaparezcan las mujeres trabajadoras de la empresa y que se las reemplace por trabajadores eventuales varones". (Dirigente de Alimentos) 251 IV. COMENTARIOS FINALES La situación de desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo es anterior a la implementación de la flexibilización laboral y al proceso de reconversión industrial; sin embargo, el impacto de estos procesos siguió el cauce de esta desigualdad, conllevando a que las mujeres empeorasen aún más su situación laboral, además de acercar a los hombres a la precariedad en la que ya se encontraban las mujeres. Cabe mencionar que la crisis institucional, que aún se mantiene en nuestro medio, constituye un factor que limita en parte los avances que se puedan conquistar en pos de generar igualdad de condiciones para mujeres y hombres en el mercado de trabajo. "El hecho de que la legalidad formal no funcione, lo haga parcialmente o esté destruida es otra manifestación de la crisis institucional. La ineficacia de los marcos legales hace que la gente no crea en ellos y busque otros canales para institucionalizar sus interacciones" (125). Otro factor que también es necesario que se reflexione es el referido a la actitud de los empresarios. Al respecto cabría preguntar a este grupo de agentes económicos, cómo se pueden establecer nuevas formas de relaciones laborales con grupos de trabajadores inestables y rotativos laboralmente, sin capacidad de organización para armonizar propuestas conjuntas que ayuden a afrontar los retos de la competitividad. Y por otro lado, bajo qué argumentos técnicos puede seguir soslayándose la participación productiva de la mano de obra femenina para no considerarla como parte de los recursos humanos a ser revalorados, dentro de los procesos de reestructuración industrial. Al respecto pensamos que los procesos de reconversión industrial y de renovación tecnológica que conlleven una perspectiva de desarrollo integral y sostenible, deben ampliar la incorporación de la mano de obra femenina a otros sectores de la economía de modo de romper la segregación laboral en el mercado de trabajo, asimismo cuestionar la asignación de tareas 125 "Buen Gobierno y Desarrollo en el Perú: Hacia una Agenda para la gobernabilidad Democrática", Foro Nacional e Internacional Agenda: Perú, Octubre 1994. 252 femeninas y masculinas en base a estereotipos. En tal sentido, urge reconsiderar y desarrollar las potencialidades de hombres y mujeres en general, como parte del capital humano con que cuenta una sociedad. Recorriendo este camino, las mujeres de diversos sectores de las organizaciones populares de mujeres, las trabajadoras que se ubican en el sector no estructurado, las organizaciones laborales de base, mujeres del mundo político, profesional y académico, seguimos buscando propuestas para superar las consecuencias de los procesos antes mencionados, así como para promover la elaboración de alternativas que propicien la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. 253 BIBLIOGRAFIA - ASOCIACIÓN AURORA VIVAR (1990-1994), Documentos internos institucionales sobre la capacitación, asesoría y promoción a trabajadoras/es de Laboratorios, Confecciones. Lima. - CENTRO DE LA MUJER PERUANA FLORA TRISTÁN (1990-1991-1992-1993), 'Informes Anuales'. Lima, Documentos Internos de Trabajo. - Entrevista a Ricardo Márquez, Presidente de la SNI (1994), 'Reactivación sin Dirección". En Coyuntura Laboral No. 90. Lima. DESCO. Julio. - FORO NACIONAL E INTERNACIONAL AGENDA: PERÚ (1994), Buen Gobierno y Desarrollo en el Perú: Hacia una Agenda para la gobernabilidad Democrática", octubre. - GÁRATE, Werner- FERRER, Rosa Ana (1994), En que trabajan las Mujeres. Compendio Estadístico 1980-1993. Lima, ADEC-ATC. - 'Memoria I Encuentro Nacional de la Alimentación y Afines' (1990), Equipo Mujer-Trabajo. Centro de la Mujer Peruana "Flora Tristán". Lima. - 'Memoria II Encuentro Nacional de la Alimentación y Afines' (1991), Equipo Mujer-Trabajo. Centro de la Mujer Peruana "Flora Tristán". Lima. SANDOVAL, Jiménez Patricia (Flora Tristán) y VALLADOLID Carmen (Aurora Vivar) (1994), Impacto del Ajuste en las mujeres que trabajan. Lima, Mesa de trabajo Mujer y Ajuste-CUSO, Abril, Mimeo. - - SANDOVAL, Jiménez Patricia (1994), Algunas Reflexiones sobre la Coyuntura que atraviesa la Problemática de la Mujer, el Trabajo y el Empleo. Lima, Carpeta Informática Mujer-Trabajo, Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. Marzo. - SANDOVAL, Jiménez Patricia (1993), Empleo Femenino e impacto de la política Neoliberal. Lima, Documento Interno de Trabajo. Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, Octubre. - VALLADOLID Carmen (1994), 'Negociación Colectiva de Laboratorios Farmacéuticos a Setiembre 1994'. En Coyuntura Laboral Nº 93. DESCO. Octubre. 254 - VALLADOLID Carmen (1994), 'Cese Colectivo, Facultad del Empleador?'. En Revista Coyuntura Laboral N 92. DESCO. Setiembre. REFERENCIA DE LOS AUTORES Víctor E. Tokman Argentino, Doctor en Economía por la Universidad de Oxford y Magister Escolatina por la Universidad de Chile. Contador Público (CPA) por la Universidad del Litoral, Rosario, Argentina. Subdirector General de la OIT y Director Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, con sede en Lima, Perú. Fue Director del PREALC (Programa Regional del Empleo para América Latina y el Caribe) (1991-1993, 1973-1988), y del Departamento de Empleo y Desarrollo de OIT, Ginebra(1988-1991). Editor del Libro Más allá de la regulación: El sector informal en América Latina y co-autor del libro Actores sociales en el nuevo orden laboral, ambos de reciente aparición. Co-autor del libro Those people out there. Regulations and informality in Chile, Ecuador and Jamaica, que será publicado próximamente por Lynne Rienner. Se encuentra en prensa en México el libro El sector informal: Dos décadas de análisis, donde se compila artículos de diferentes autores. Norberto E. García Argentino, Doctor en Economía por la Universidad de Cambridge (Gran Bretaña), Magister Escolatina por la Universidad de Chile y Graduado en la Universidad Nacional de Argentina. Director del Equipo Técnico Multidisciplinario de OIT para Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, con sede en Lima. Se ha desempeñado como Experto en Políticas de Empleo y Salarios del PREALC-OIT, Director de Investigaciones del Instituto de Economía de la Universidad de Chile, docente e investigador de diversos centros universitarios y, ha publicado un conjunto de libros y artículos sobre mercado de trabajo, reformas estructurales y formación de precios y salarios. Una de sus últimas publicaciones se intitula Ajuste, Reformas y Mercado Laboral . Las experiencias de Costa Rica, Chile y México. OIT, 1994. Denis Sulmont Sociólogo, de origen francés y nacionalizado peruano, Doctor en Sociología por la Escuela de Altos Estudios de París. Se desempeña 255 como Docente e Investigador del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, y de la Escuela de Pos Grado de la Universidad Católica del Perú. Socio fundador y ex-presidente de la Asociación Laboral para el Desarrollo (ADEC-ATC), e investigador y miembro activo de dicha institución. Ha publicado una serie de libros y artículos en torno a la sociología del trabajo y a la historia del movimiento obrero peruano. Una de sus últimas publicaciones, junto con Adolfo Figueroa y Teófilo Altamirano, lleva como título: "La Exclusión Social en el Perú", OIT, 1995. Luis Pacheco Peruano, Economista y sociólogo. Master en Sociología por la London School of Economics, de la Universidad de Londres. Estudios de Maestría en Economía (UNMSM) y en Relaciones Internacionales (Universidad Católica del Perú). Pos-Grado en planificación y en desarrollo en Italia y en Japón. Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de la Escuela de Graduados de la Universidad Católica del Perú y de la Academia Diplomática del Perú. Fue funcionario del Instituto Nacional de Planificación del Perú, organismo del cual fue SubJefe. Autor de diversos artículos sobre problemas del desarrollo publicados en revistas especializadas. Está en prensa un artículo relativo a Factores del auge y Declive de los Enfoques en Ciencias Sociales, por la Revista de la Unidad de Pos-Grado de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM. Alison MacEwen Scott Inglesa, Doctora en Sociología por la Universidad de Essex y M.A. Honours en Sociología y Antropología Social por la Universidad de Edinburgh. Docente e investigadora del Departamento de Sociología de la Universidad de Essex y consultora internacional de diferentes organismos mundiales para América Latina y Africa. Es autora de varios libros y artículos en revistas académicas especializadas sobre temas relativos a la sociología del trabajo, sociología urbana y la problemática del género, tanto en países desarrollados como en desarrollo. Es editora de: "Gender Segregation and Social Change. Men and Women in Changing Labour Markets", Oxford University Press, 1994 , y de "Gender Segregation in British Labour Markets", Oxford University Press, 1991. Werner Gárate Peruano, economista de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y ex-miembro del Equipo de Investigadores de la Asociación Laboral para el Desarrollo (ADEC-ATC). Actualmente, se desempeña como 256 consultor externo de la OIT, con sede en Lima. Ha publicado una serie de artículos sobre empleo en diversas revistas peruanas y dos libros: "El sindicalismo en el Perú" en 1993 y "En qué trabajan las mujeres. Compendio Estadístico 1980-1993" en 1994, ambos por ADEC-ATC. Rosa Ana Ferrer Peruana, economista de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y miembro del Equipo de Estadística e Investigación de la Asociación Laboral para el Desarrollo (ADEC-ATC). Ha publicado una serie de artículos en la Revista Cuadernos Laborales de ADEC-ATC. Es co-autora, junto con Werner Gárate, de: "En qué trabajan las mujeres. Compendio Estadístico 1980-1993". ADEC-ATC, Lima, 1994. 257 Cecilia Garavito Peruana, Master en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Docente e Investigadora del Departamento de Economía de la PUCP. Ha publicado varios libros y artículos en revistas especializadas. Es co-autora de La Mujer en el Mercado de Trabajo publicado por ADEC-ATC en 1994. Autora del artículo Sobre el diferencial de salarios por sexo en la Revista ECONOMIA No. 26 de la PUCP. Y próximamente publicará el trabajo Desempleo o Autoempleo: ¿Decisión Individual o Resultado del Mercado?. Patricia Sandoval Jiménez Peruana, Socióloga de la Universidad Católica del Perú e integrante del Programa Derechos de la Mujer del Centro de la Mujer Peruana "Flora Tristán". Autora de varios artículos y ponencias en temas relativos a la capacitación, asesoría y promoción de las mujeres trabajadoras. Una de sus últimas publicaciones se intitula: "Algunas reflexiones sobre la Coyuntura que atravieza la problemática de la mujer, el trabajo y el empleo", en Carpeta Informática Mujer-Trabajo, Tristán. Lima, 1994. Centro de la Mujer Peruana Flora Carmen Valladolid Gamarra Peruana, Economista de la Asociación Aurora Vivar, realiza servicios de asesoría laboral y capacitación a trabajadoras y trabajadores de los sectores de alimentos, confecciones, textil y laboratorios, en temas relativos a la situación de la industria, mujer y empleo, negociación colectiva, análisis empresarial, coyuntura económica, entre otros. Ha publicado varios artículos, y uno de los últimos "Negociación Colectiva de Laboratorios Farmacéuticos a Setiembre 1994", en Coyuntura Laboral No 93 DESCO, octubre de 1994. 258