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COMENTARIO DE TEXTO: PROMETEO. JOHANN WOLFGANG GOETHE.
Análisis sintáctico y semántico de una estrofa del poema.
Miguel Martínez Rodríguez
Historia de la Filosofía Moderna II.
Curso 2007-2008
¡No conozco nada más mísero bajo el sol
que vosotros dioses!
Pobremente nutrís con sacrificios
y aliento de oraciones
vuestra majestad
y moriríais
si pordioseros y niños
no fueran locos sin esperanza
La estrofa es la segunda del poema, y consta de ocho versos que dividimos en
tres partes. Analizaremos las partes primero sintácticamente para descubrir las razones
de la división y después semánticamente para buscar una interpretación que se derive de
esta división.
ANÁLISIS SINTÁCTICO.
¡No conozco nada más mísero bajo el sol
que vosotros dioses!
La primera parte engloba los dos primeros versos. Dos signos de exclamación
delimitan los versos. No hay más exclamaciones en el resto de la estrofa por lo podemos
guiarnos por esto para distinguir la primera parte. Estos versos quedan separados del
resto de la estrofa por un cierre de exclamación que hace la función de punto y seguido.
En ausencia de una conjunción, no hay entre la primera parte y la siguiente más relación
que la de ser una continuación de la otra y la de pertenecer ambas a la misma estrofa.
El verbo «conozco», en presente del modo indicativo, está precedido por la
partícula «no» y funciona como verbo transitivo. Además tiene un sujeto implícito:
«yo». Hay un complemento circunstancial ´bajo el sol´ que delimita la acción del verbo,
esto es, el ámbito de «conozco».
El verbo transitivo necesita un complemento directo: el objeto de «conozco».
Pero este complemento necesita de una interpretación pues el objeto del verbo es
«nada»: ´No conozco nada´. A primera vista, podríamos entender «nada» como
sustantivo: “Absoluta inexistencia de seres ideada por la razón como antítesis de
«universo» o «existencia»”1. Pero esta opción supondría negar ´conozco nada´. El
significado de esta negación resulta un tanto oscuro. Sin embargo el diccionario aclara
algo esta cuestión. Bajo «nada» encontramos: “construido con oraciones negativas
equivale a «cosa alguna»”2. En este sentido, «nada» puede ser objeto del verbo
transitivo conocer, pero más bien como «cosa alguna» que como «ausencia de cosa» :
´No conozco cosa alguna´.
Ahora bien, «nada» (en el sentido de «cosa alguna») está acompañado de otro
complemento que también debemos analizar: «mas … que …»: ´no conozco cosa
alguna más mísera que vosotros dioses´. El complemento aporta un doble sentido:
superlativo (por el adjetivo «más»: ´más alto´) y comparativo (por la preposición «que»,
´él tiene menos que tú´).
Por último analizamos ´vosotros dioses”. Cabe señalar que podía haberse resulto
con el verso con el pronombre «los»: ´no conozco nada más mísero que los dioses´.
Veremos que significado aporta el pronombre «vosotros» al preceder al sustantivo
«dioses» y la oposición con el «yo» implícito del verbo.
“Pobremente nutrís con sacrificios
y aliento de oraciones
vuestra majestad”
Esta segunda parte está separada de la primera por el signo que cierra la
exclamación y que actúa como punto y seguido. Se oponen los sujetos: «yo» en la
primera parte, «vosotros» en esta. La separación con la tercera parte ocurre mediante la
conjunción copulativa «y» que permite unir dos oraciones sin caer en la subordinación
ni en la mera yuxtaposición. Es por esto quizás que las partes segunda y tercera
comparten el sujeto implícito «vosotros» (a diferencia de la primera y segunda parte
separadas por el cierre de exclamación que no comparten sujeto).
El verbo principal «nutrís» está en presente del modo indicativo, al igual que el
verbo «conozco» de la primera parte, pero a diferencia de este, tiene el sujeto implícito
«vosotros». Es un verbo transitivo que tiene como objeto directo «vuestras majestades».
Hay una coincidencia entre el sujeto («vosotros») y el objeto directo («vuestras
majestades»). Esta cuestión que es interesante por la coincidencia del sujeto y el
complemento directo la analizaremos más adelante.
Además advertimos dos complementos circunstanciales de verbo. El primero por
el adverbio «pobremente» que indica el modo en que se da el verbo. Sin embargo, su
particular posición anterior al verbo, le hace funcionar en un sentido que analizaremos
más tarde. El segundo complemento es la estructura ´con sacrificios y aliento de
oraciones´. La preposición «con» puede estar empleada para aportar el contenido al que
se refiere el verbo. Podemos comprobar además que no es un contenido simple, sino
compuesto: lo indica la conjunción copulativa «y». A este complemento se refiere el
complemento nominal «de oraciones».
Así, tenemos un verbo con un objeto directo igual al sujeto implícito cuyo
sentido está aclarado por dos complementos circunstanciales, de contenido y de modo.
1Diccionario
2
Ibid.
de uso del español María Moliner. Editorial Gredos. 1987. Madrid
“y moriríais
si pordioseros y niños
no fueran locos sin esperanza”
Es la tercera y última parte unida a la oración anterior por la conjunción
copulativa «y». Por esta conjunción puede cuestionarse la autonomía de esta parte
respecto de la anterior pero veremos las razones que hay para esta división.
Consiste en una oración compuesta: hay dos verbos. La oración principal
´moriríais´ tiene una oración subordinada condicional, ´si pordioseros y niños/ no fueran
locos sin esperanza´. Aunque el sujeto del verbo principal «moriríais» es el mismo que
el de «nutrís», esto es, «vosotros», no se trata ya del mismo modo verbal. «Moriríais» es
modo potencial simple que se emplea en “cualquier clase de oración no subordinara
para expresar acción probable o posible, o como suposición o cálculo aproximado”. No
se trata ya del presente del modo indicativo de los verbos anteriores. Esto justifica la
distinción de una tercera parte.
La pista para reconocer la oración subordinada (prótosis) la proporciona la
conjunción condicional «si». La oración principal (apódosis), tiene un verbo en modo
potencial simple y expresa la consecuencia del cumplimiento de la condición contenida
en la oración subordinada. Esta a su vez, tiene un verbo en presente del subjuntivo. Esta
combinación potencial-subjuntivo indica una probabilidad pequeña de se cumpla la
condición expresada en la oración subordinada: Se utiliza el potencial para la apódosis
cuando “existe poca probabilidad de que se realice la condición expresada en la
protasis” 3.
En la oración subordinada, el verbo «fueran», que aparece de nuevo negado
(recordemos «no conozco» en el verso primero), es copulativo, y va seguido de su
atributo, «locos» y un complemento circunstancial de modo ´sin esperanza´. La
preposición «sin» expresa falta o carencia y precede al sustantivo «esperanza».
ANÁLISIS SEMÁNTICO.
¡No conozco nada más mísero bajo el sol
que vosotros dioses!
Analizamos en primer lugar el significado de la exclamación. En el diccionario,
bajo «exclamar» encontramos: “Del latín «exclamare»4, de «clamare», véase «llamar»”.
Así buscamos en primer lugar «llamar», y encontramos: “Del latín «clamare»” 5 y añade,
“Decir en voz alta el nombre de alguien para hacerle atender o hacerle venir”6. Aunque
encontramos varios usos, la forma general consiste en una persona que se dirige a otra,
esto es, una persona buscando atención.
3
Ibid.
Ibid.
5 Ibid.
6 Ibid.
4
Buscamos a continuación «clamor» que en comparación con «llamar» parece
intensificar la fuerza con que realiza la acción: “Quejarse con gritos, como pidiendo
ayuda”7, “expresar una cosa pedida: ´clamar por justicia´”8, “se aplica a cosas
inanimadas, significando «pedir, exigir o necesitar»: ´Ese insulto clama por venganza.
La tierra está clamando por agua´”9, y por último, “habla enfática o solemne”10.
Efectivamente, se puede “«clamar al cielo, clamar al desierto, clamar a Dios»” 11. Estas
formas acentúan la distancia entre quien clama y aquel a quien le es dirigido el clamor.
Y por último, bajo «clamor» encontramos: “1. Grito. 2. Grito de dolor o queja. 3.
Griterío, conjunto confuso de las voces de la gente que gritan pidiendo algo o
expresando entusiasmo, indignación, etc…”12.
Hemos analizado «llamar», y «clamar» donde «llamar» gana intensidad.
Reparamos por último en la partícula «ex-»: “Prefijo que añade a la palabra o raiz a que
se antepone la idea de sacar o poner fuera (´extraer´); la de descubrir o desenvolver
(´explicar´); o la de apartamiento (´excéntrico´)”13. Con esto podemos completar por fin
la forma de la exclamación: Una llamada con una fuerza mayor de lo habitual que dirige
uno a otro. Sabemos por esto que hay un sujeto que exclama, alguien a quien se dirige y
la forma en que esto se realiza: con más intensidad que una simple llamada. Quien
exclama realiza la acción expulsar fuera de sí («ex-») una queja en forma de grito o
clamor. Algo aqueja al sujeto que exclama.
Una vez analizado el significado de la exclamación descubrimos la forma en que
habla el «yo» del verbo «conozco»: está clamando. Cabe preguntarse entonces qué es lo
que motiva el clamor de este «yo». Releyendo los dos versos, observamos una fuerte
oposición entre el sujeto implícito del verbo («yo») y el pronombre «vosotros» en
´vosotros dioses´. El verso podría haberse resuelto sin esta oposición: ´No conozco nada
más mísero bajo el sol que los dioses´. Sin embargo se ha utilizado el pronombre
«vosotros». Cabe pensar en el sentido de esta oposición: ´vosotros dioses´ como
aquellos a quienes se dirige la queja exclamada por «yo» o aquellos que la han
originado.
Si la exclamación va dirigida a los dioses, no se trata de una expresión de
admiración. A menudo, la ira de los dioses provoca la admiración de los mortales y esto
mantiene a los primero en la altura. Sin embargo no se trata aquí de la ira de los dioses
ni de la admiración de los mortales. Más bien se han invertido los papeles. Quien habla
(y no es un dios por la forma de dirigirse a ellos: ´vosotros dioses´) es quien muestra su
ira. «Yo» hace el papel de dios al mostrar su (pequeña) cólera, al lanzar fuera de si («exclamar») su grito. Con esto trata de colocarse por encima de los dioses, trata de ´poner
el grito en el cielo´. Ya no son estos los que muestran ira, ahora es «yo» quien eleva el
tono. «Yo» deja ver en esta primera parte cuales son sus intenciones: un atentado a la
autoridad; se dice a los niños cuando se vuelven fieros con su padre: ´No grites a tu
padre´. Pues bien, «yo» ha empezado por gritar al suyo. Trata de alzarse ante los dioses,
y lo hace autopropulsado por su ira. Una ira que es monopolio de los dioses: son los
dioses únicos que se alzan con la ira, tienen por así decirlo el monopolio de la ira. De la
7
Ibid.
Ibid.
9 Ibid.
10 Ibid.
11 Ibid.
12 Ibid.
13 Ibid.
8
misma forma, es el padre el que puede gritar y no el niño. Parece que «yo», habiendo
robado la ira al padre, ahora se alza contra él, esto es, a la conquista del cielo.
Pero la altura que trata de ganar «yo», no sólo se ve en la forma de hablar:
también en la altura moral con que contempla y juzga a los dioses: “nada más mísero
que vosotros dioses”. La comparación es triplemente humillante para los dioses. Por un
lado son puestos a la altura de cualquier cosa, por otra son comparados por último
resultan ser los más míseros. Los dioses ya no pertenecen a otra categoría (pueden ser
comparados) y tienen como dudosa virtud la extrema miseria (más bien la ausencia de
virtudes).
Por último, «no conozco» expresa el orden en el que se mueve «yo»: el ámbito
del conocimiento. Se podría haber utilizado otro verbo, por ejemplo ´no hay nada mas
misero…´ sin embargo, debemos buscar el significado que aporta el verbo elegido.
Conocer implica dominio. Al decir ´no conozco bajo el sol nada tan miserable como
vosotros dioses´ el sujeto deja ver cuales son los dominios de su conocimiento: todo lo
que está bajo el sol. No tendría sentido expresar conocimiento de algo que no cae bajo
nuestro alcance o dominio. Por tanto, podemos entender que «yo» se declara en un
sentido soberano bajo el sol. Después de impulsarse en su ira para elevarse sobre los
dioses, de llamarles míseros en una humillante comparación y colocarse soberano bajo
el sol, ¿no es evidente que «yo» se está iniciando un levantamiento, contra los dioses?.
“Pobremente nutrís con sacrificios
y aliento de oraciones
vuestra majestad”
El verbo «nutrís», tiene como sujeto implícito «vosotros», que coincide con el
objeto del verbo «vuestra majestad». La acción presenta a un sujeto que dirige la acción
a sí mismo (su propia majestad). Esta estructura autoreferencial es importante, pues el
poema podría haberse resuelto sin ella: ´pobremente os nutren/ con sacrificios/ y aliento
de oraciones´. La forma solipsista en la que el sujeto se presta a sí mismo atención (una
forma de cópula con uno mismo), puede interpretarse de diversas formas, pero
atendemos la que se desprende del texto. El verbo «nutrís» esta precedido por el
adverbio «pobremente». Habitualmente los adverbios siguen al verbo, pero colocados
precediendolo, aportan cierto énfasis. «Pobremente» puede tener el sentido de
vergonzante, indignante, o también el relacionado con escasez, privación o miseria.
Dejando de lado el texto original en alemán, y dirigiendo el analisis al texto traducido,
podemos entender que «pobremente» funciona en los dos sentidos. Por una lado en el
sentido de vergüenza, referido a un autismo ridículo de los dioses, por otro, en el
sentido de miseria o escasez por el alimento con que se nutren los dioses. Así pues,
tenemos una estructura autoreferencial, que sirve al sujeto que habla («yo»), para
colocarse de nuevo por encima de «vosotros dioses» por la bajeza de dedicarse a sí
mismos y por la de insustancialidad de sus alimentos. Los dioses se nutren de sacrificios
(humo) y a aliento de oraciones (palabras vacias y aliento que se va con el viento).
Mientras los dioses se dedican a sí mismos, «yo» no les ofrece oraciones sino un
clamor que lo eleva por encima de ellos. No eleva sus plegarias a los dioses, sino a sí
mismo por medio de una exclamación. Pero los dioses, a pesar de su autismo,
permanecen. De otra forma no sería necesario el movimiento de ascensión que ha
puesto en marcha «yo». La razón de este stablishment que mantiene a los dioses la
encontramos en la parte siguiente.
“y moriríais
si pordioseros y niños
no fueran locos sin esperanza”
La protesta, que hemos visto nacer en la primera parte, que ha expuesto sus
razones en la segunda, presenta en esta última parte sus aspiraciones últimas. El verbo
«moriríais» se aleja del presente proyectándose sobre el futuro en modo potencial. Se
trata del futuro que afecta a «vosotros dioses», pero como veremos, también al «yo» que
habla durante todo la estrofa. Como hemos visto, el «yo» ha tratado, con su queja, de
arrojar a los dioses de los cielos: primero reconociéndolos como los más miserables,
luego como seres vergonzosos y ensimismados. «Moriríais» confirma el final de este
esfuerzo por descender a los dioses: los convierte en muertos, los arroja al suelo y los
hace polvo, esto es, cenizas. ¿Qué pretende conseguir «yo» con este descenso de los
dioses? ¿Se trata de una burla o de un intento por ocupar el lugar de los dioses?.
El modo potencial expresa posibilidad (condición) o cálculo aproximado. Pero
no hay motivos para pensar que se trata de un cálculo para un plan que será llevado a
cabo, esto es, de una amenaza. Más bien, la oración subordinada, parece contener la
condición de posibilidad de los dioses, esto es, que ´niños y pordioseros´ sean ´locos sin
esperanza´ Pero no dice que «yo» pretenda invertirla, es decir matar a los dioses. Parece
más bien una burla, una mirada con una mezcla de desdén y amenaza por la debilidad
de los cimientos de la divinidad . Observamos entonces que lo que se ha iniciado como
una exclamación amenazadora parece haberse convertido en una burla por la debilidad
de los dioses. No se trata de ocupar el lugar de los dioses: más que un desafío resulta ser
el desvelamiento de la fragilidad de los dioses.
En las tres partes en que dividimos la estrofa hay orden de los sujetos de cada
uno de los verbos. Primero el «yo» que habla de sí mismo, después «vosotros» y
finalmente «ellos». Siempre habla el sujeto que inició la exclamación en la primera
parte: «yo». Primero refiriéndose a sí mismo, después a los dioses («vosotros») y por
último ´niños y pordioseros´ («ellos»). Esto mostraría una jerarquía en la que un «yo»
ascendido se sitúa en lo más alto, y por debajo, unos dioses sostenidos por ´locos sin
esperanza´. Hay una gradación, en la que «yo» posee el conocimiento y este se disuelve
según nos alejamos hacia «ellos», ´locos sin esperanza´. Como si el conocimiento
concentrase la posibilidad de una esperanza.. Como hemos visto en la primera parte,
«yo» es el sujeto del conocimiento, los dioses son seres ensimismados y «ellos», pobres
locos que les sostienen. Estos últimos son para Kant los menores de edad, los que
necesitan de un tutor (niños) o de una limosna (pordioseros), esto es, los que dependen
de un amo. Sólo el «yo», sujeto del conocimiento, parece estar libre de esta forma
dependencia de un amo, pues los dioses también son dependientes: para nutrirse
necesitan de las oraciones y los sacrificios de los menores de edad. Para Kant, ante la
minoría de edad surgen muchos dispuestos a ejercer una tutela. Solo quien se ha
atrevido a conocer, sapere aude, parece haber ganado alguna autonomía, alguna
esperanza. Seguro desde su posición, «yo» ataca altivo a los dioses a la vez que
proclama con desdén la debil base que los sostiene. Queda por saber qué se propone
«yo» con su feroz clamor, si solo quiere gozar con la burla amparado en la seguridad del
conocimiento, o si aspira a contagiar el ánimo de saber a ´niños y pordioseros´ que
sostienen una mísera y vergonzosa divinidad. Esto es, si desde su posición de
conocimiento aspira al autísmo de los dioses o pretende acercar a los ´locos sin
esperanza´ aún menores de edad. En definitiva se trata de saber si buscará el mismo
trato de dominación que mantienen los dioses o buscará un encuentro entre iguales
mayores de edad.