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4° Domingo de Cuaresma
¡Alégrate!
Sugerencia:
- Utilizar los ornamentos rosados que se permiten en
este Domingo, así como adornar el Altar con flores
rosadas.
- Preparar un frontal o un cartel con la frase:
“Abríme los ojos, Señor”; o “Alégrate”.
- Bendecir rosas rosadas (u otras flores rosadas) e
intercambiarlas al final de la Misa, como se
acostumbraba este Domingo en los primeros tiempos
de la Iglesia entre los catecúmenos dicíéndose uno al otro. “Alégrate”.
- Practicar los cantos: “Alégrate Pueblo de Dios” para el canto de entrada y “Virgen de
la ternura” del P Eduardo Meana para el canto de salida.
- Unirse a la iniciativa del Santo Padre “24 horas para el Señor” invitando a un retiro
cuaresmal, adoración eucarística o a una celebración penitencial en la Parroquia o Plaza
cercana.
- Entregar una estampa que muestre la escena de la curación con barro al ciego de
nacimiento con la mano de Jesús y acompañarlo con un potecito con barro (se puede
agregar dentro una semilla). Ver Recursos.
- Bendecir a las embarazadas presentes en la Asamblea pidiéndoles que se acerquen al
presbiterio.
Guión para la Santa Misa
Entrada
Hermanos: este cuarto Domingo de Cuaresma es el Domingo de la alegría1 que
nos invita a la esperanza cristiana porque está muy cerca la Pascua de Jesús.
Alegrémonos en Cristo Jesús que viene a sanar nuestros corazones heridos y ciegos por
el pecado: con barro nuevo viene a crearnos una vida nueva que solo Él puede dar. (Si la
celebración corresponde a la Misa del 25 agregar: Y en este día que celebramos los
derechos del Niño por nacer le vamos a pedir al Señor en esta Eucaristía que nuestra
Comunidad Parroquial sea una ardiente defensora de la vida desde la concepción.)
Nos ponemos de pie y recibimos al P…………, cantando: Alégrate, Pueblo de Dios.
1
Este cuarto Domingo de Cuaresma ecibe el nombre de la primera palabra latina con que comienza la
antífona de entrada de la Misa: Laetare, que significa "Alégrate". La antífona dice así: "Laetare.
Ierusalem, et conventum facite, omnes qui diligitis eam. Guadete cum laetitia, qui in tristitia fuistis; ut
exsultetis et satiemini ab uberibus consolationis vestrae" ("Alégrate, Jerusalén, y que se congreguen
cuantos la aman. Compartan su alegría los que estaban tristes. Vengan a saciarse con su felicidad"; cf.
Is. 66, 10-11).
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura
Dios no mira las apariencias sino el corazón. Escuchemos.
Segunda Lectura
El Señor con su Espíritu viene a despertarnos de nuestra ceguera espiritual para
que vivamos como hijos de la luz. Escuchemos.
Evangelio
Si nos reconocemos ciegos por el pecado, este Evangelio viene en nuestra ayuda:
Jesús la luz del mundo abrirá los ojos de nuestro corazón. Nos ponemos de pie y
aclamamos la proclamación del Santo Evangelio.
Oración de los Fieles
A cada intención respondemos: Abrínos los ojos, Señor.
 Para que veamos tu Rostro en cada hermano, especialmente los más vulnerables.
Oremos…
 Para que siempre defendamos la vida de los niños por nacer. Oremos…
 Para que nos reconciliemos de corazón con Vos y con nuestros hermanos.
Oremos…
 Para que transformemos el mundo con la fuerza de tu Espíritu. Oremos…
 Para que seamos ardientes testigos del Paso de tu Hijo en nuestra historia.
Oremos…
Liturgia de la Eucaristía
Ofrendas
(Si la colecta material se realiza en forma separada se puede introducir con la
siguiente monición: Con los ojos abiertos de nuestro corazón vemos cuántas
necesidades crecen a nuestro alrededor y cuánta generosidad también hemos recibido.
Compartamos
nuestros
bienes
con
alegría.
Durante
la
colecta
cantamos:…………………)
Con las ofrendas del pan y el vino unimos nuestro deseo de abandonar las obras
de las tinieblas y renacer como hijos de la luz. Cantamos: ………….
Procesión de Comunión
Unidos a Jesús en comunión somos curados y recobramos la vista, para ser
testigos alegres de su presencia entre nosotros y ponernos al servicio de nuestros
hermanos. Cantamos:…………..
Salida
Que María, Causa de nuestra alegría, llene nuestro corazón de gozo espiritual,
mientras nos acercamos a la celebración grande del Misterio Pascual, corazón del Año
litúrgico y de nuestra vida. Cantamos: Virgen de la ternura
4° Domingo de Cuaresma
Primera Lectura
I Samuel 16, 1b. 5b-7. 10-13a
Lectura del primer libro de Samuel
El Señor dijo a Samuel: «¡Llena tu frasco de aceite y parte! Yo te envío a Jesé, el de
Belén, porque he visto entre sus hijos al que quiero como rey.»
Samuel fue, purificó a Jesé y a sus hijos y los invitóa al sacrificio. Cuando ellos se
presentaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Seguro que el Señor tiene ante Él a su
ungido.»
Pero el Señor dijo a Samuel: «No te fijes en su aspecto ni en lo elevado de su estatura,
porque Yo lo he descartado. Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve
las apariencias, pero Dios ve el corazón.»
Así Jesé hizo pasar ante Samuel a siete de sus hijos, pero Samuel dijo a Jesé: «El
Señor no ha elegido a ninguno de éstos.»
Entonces Samuel preguntó a Jesé: «¿Están aquí todos los muchachos?»
Él respondió: «Queda todavía el más joven, que ahora está apacentando el rebaño.»
Samuel dijo a Jesé: «Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que
llegue aquí.»
Jesé lo hizo venir: era de tez clara, de hermosos ojos y buena presencia. Entonces el
Señor dijo a Samuel: «Levántate y úngelo, porque es éste.»
Samuel tomó el frasco de óleo y lo ungió en presencia de sus hermanos. Y desde
aquel día, el espíritu del Señor descendió sobre David.
Salmo 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo. R.
Segunda Lectura
Efesios 5, 8-14
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
Hermanos:
Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la
luz. Ahora bien, el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad. Sepan discernir lo
que agrada al Señor, y no participen de las obras estériles de las tinieblas; al contrario,
pónganlas en evidencia. Es verdad que resulta vergonzoso aun mencionar las cosas que
esa gente hace ocultamente. Pero cuando se las pone de manifiesto, aparecen iluminadas
por la luz, porque todo lo que se pone de manifiesto es luz.
Por eso se dice:
«Despiértate, tú que duermes,
levántate de entre los muertos,
y Cristo te iluminará».
Evangelio
Juan 9, 1-41
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Jesús, al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron:
«Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?»
«Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en
él las obras de Dios.
Debemos trabajar en las obras de Aquel que me envió,
mientras es de día;
llega la noche,
cuando nadie puede trabajar.
Mientras estoy en el mundo,
soy la luz del mundo.»
Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los
ojos del ciego, diciéndole: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé», que significa «Enviado.»
El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. Los vecinos y los que antes lo habían
visto mendigar, se preguntaban: «¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?»
Unos opinaban: «Es el mismo.» «No, respondían otros, es uno que se le parece.»
El decía: «Soy realmente yo.»
Ellos le dijeron: «¿Cómo se te han abierto los ojos?»
El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y
me dijo: "Ve a lavarte a Siloé". Yo fui, me lavé y vi.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde está?»
El respondió: «No lo sé.»
El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo
barro y le abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver.
El les respondió: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.»
Algunos fariseos decían: «Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el
sábado.»
Otros replicaban: «¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?» Y se produjo
una división entre ellos. Entonces dijeron nuevamente al ciego: «Y tú, ¿qué dices del
que te abrió los ojos?» El hombre respondió: «Es un profeta.»
Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había
llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: «¿Es este el hijo de
ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?»
Sus padres respondieron: «Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego, pero cómo
es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad
para responder por su cuenta.»
Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo
para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías. Por esta razón
dijeron: «Tiene bastante edad, pregúntenle a él.»
Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: «Glorifica a
Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.»
«Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora
veo.»
Ellos le preguntaron: «¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?»
El les respondió: «Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren
oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?»
Ellos lo injuriaron y le dijeron: «¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos
discípulos de Moisés! Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de donde es
este.»
El hombre les respondió: «Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a
pesar de que me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero
sí al que lo honra y cumple su voluntad. Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los
ojos a un ciego de nacimiento. Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer
nada.»
Ellos le respondieron: «Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?» Y
lo echaron.
Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: «¿Crees en el
Hijo del hombre?»
El respondió: «¿Quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: «Tú lo has visto: es el que te está hablando.»
Entonces él exclamó: «Creo, Señor», y se postró ante él.
Después Jesús agregó:
«He venido a este mundo para un juicio:
Para que vean los que no ven
y queden ciegos los que ven.»
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «¿Acaso también nosotros
somos ciegos?»
Jesús les respondió:
«Si ustedes fueran ciegos,
no tendrían pecado,
pero como dicen: "Vemos",
su pecado permanece.»
Alégrate, Pueblo de Dios
DO
SOL
DO
/Alégrate Pueblo de Dios
FA SOL
DO
porque el Señor en medio de ti está./ (bis)
DO
SOL
DO
Alza los brazos, cierra los ojos,
SOL
DO
deja que inunde tu corazón.
FA
SOL
Mim
Alza los brazos, cierra los ojos,
Lam7, RE7
SOL
deja que inunde tu corazón.
Su amor derrama cual agua viva
en lo profundo de nuestro ser.
Su amor derrama cual agua viva
en lo profundo de nuestro ser.
Alaba al Padre, alaba al Hijo,
alaba al Santo Consolador.
Alaba al Padre, alaba al Hijo,
alaba al Santo Consolador.
A la Virgen de la Ternura
P Eduardo Meana sdb
Iré viajando por tu Ternura,
mamá de mi Señor.
Viviente Mapa hacia Aquél
que busca mi corazón.
Espejo y brújula tus Ojos son,
que orientan dónde iré.
El rumbo hacia mis hermanos
al besar tus Pies sabré.
Rocío santo, tierra en gracia...
aspiro ahí en tu Piel.
Los tiempos largos del Dios fiel,
en tu Pulso aprenderé.
Es tu Regazo el manantial
de mi fecundidad.
Barquito muy perdido soy,
que en tu Seno se hallará.
Y al abrazarme de tu Cuello,
al fin vuelvo al hogar.
Y ahí tu Hijo, en la frente,
me da un beso de paz.
NADA
También en los supuestos de la nada,
el amor se presiente en la querella
de una futura creación: doncella
sabiéndose fecunda, recreada.
Antes de ser mi vida inaugurada,
fui barro enamorado de una huella,
de un talle vegetal, de alguna estrella...
Yo estoy hecho de tierra enamorada.
Y enamorado estoy de ti, y sustento
este amor enraizado y presentido
más allá de la vida y el momento.
Enamorado sin haber nacido,
y ahora tan muerto y nada, que presiento
la tierra enamorada que ya he sido.
JAVIER DE BENGOECHEA