Download Teorias del Capital Humano
Document related concepts
Transcript
Teorías del Capital Humano La teoría del Crecimiento Económico considera el desarrollo como aumento del producto per cápita en un país. La preocupación de los economistas en la década de los años 50 era definir el crecimiento óptimo de una nación para los efectos de la planificación, determinando la participación de los factores en el crecimiento en las economías de mercado. El economista más representativo de esta teoría fue Solow (1956). Estudió el problema del crecimiento desde el punto de vista teórico y lo aplicó al proceso económico de los EEUU en un lapso 40 años. Según él, la productividad no se puede explicar si no se añaden a las variables del capital y el trabajo un nuevo factor exógeno que él llama “progreso técnico” y que es el que aporta el mayor porcentaje de crecimiento a la producción. Solow (1956) no especifica claramente qué significa este progreso técnico. Esta teoría tuvo sus seguidores y sus detractores. Entre estos se encuentra Schultz quien advierte que en la fórmula de Solow, el factor trabajo es contabilizado únicamente por horas hombre y no por la mejora de la calidad del trabajo producto de la formación del empleado. Denison es quien descompone los elementos involucrados en el factor residual “progreso técnico” y anota entre ellos la prolongación de la escolaridad de los trabajadores y el progreso de los conocimientos. Según Moreno Becerra (1998): La conferencia de Theodore W. Schultz sobre Inversión en Capital Humano, ante la reunión anual de la American Economic Association en 1960 constituye para muchos el acta de nacimiento de esta corriente y por extensión, de la Economía de la Educación. (p.33). En dicha conferencia la idea principal esbozada por Schultz fue la siguiente: el proceso de adquisición de habilidades y conocimientos por medio de la educación no debería verse como un consumo, sino más bien como una forma de inversión. De esta forma la inversión en capital humano no sólo incrementa la productividad individual sino que al hacerlo sienta la base técnica del tipo de fuerza necesaria para un rápido crecimiento económico. La expansión del sistema educativo es de indiscutible utilidad para crear los valores y capacidades indispensables para las funciones modernas. No sólo es necesaria la expansión, sino que además debe ampliarse el contenido de la educación. Becker (cp. Rafael Alhama, 2006, Capital Humano, Concepto e Instrumentación) definió así Capital Humano: “El conocimiento y las habilidades que forman parte de las personas, su salud y la calidad de hábitos de las personas” Dornbusch (cp. Rafael Alhama, 2006, Capital Humano, Concepto e Instrumentación) por otra parte lo define así: “Es el valor del potencial de obtención de renta que poseen los individuos. Incluyen la capacidad y el talento innatos así como la educación y las calificaciones adquiridas”. Moreno Becerra (1998) resume así la teoría del capital humano desarrollada por Gary Becker en 1964: 1. Los individuos emplean parte de su renta pensando en satisfacciones pecuniarias y no pecuniarias futuras; eligen cuidados médicos, educación adicional, se informan de nuevos puestos de trabajo. Tales fenómenos pueden considerarse mejor como inversión que como consumo. En lo que se refiere a Educación, la demanda de formación adicional a la obligatoria supone unos costes individuales directos e indirectos esperando que estos causen un incremento en las oportunidades de conseguir empleos mejor remunerados. La Educación no es un costo pues, los individuos invierten en sí mismos considerando que esas inversiones son importantes. Se considera que cada persona toma decisiones racionales basadas en el análisis costo beneficio para optimizar su ganancia. 2. La Educación es una inversión, no un consumo. La prueba está comparando una persona que después de lograr su educación obligatoria se incorpora al mercado de trabajo y otra que además de los estudios obligatorios toma la decisión de seguir estudiando hasta alcanzar una profesión de más alto nivel. El primero tendrá una expectativa de rendimiento económico durante toda su vida acorde con su cualificación, manteniendo un tope del cual seguramente no pasará. El segundo invierte en costos directos para pagar su educación y en indirectos por los costos de oportunidad ocasionados durante el tiempo que no trabajó por estar estudiando. Pero cuando ingrese al mercado laboral partirá con una remuneración superior y durante su vida laboral tendrá más oportunidad de aumentar sus ingresos. 3. La aportación central de esta teoría consiste en relacionar el número de años de escolaridad a los que se suma la experiencia en el trabajo, el coeficiente intelectual de la persona con la posibilidad de conseguir los empleos y remuneraciones en correspondencia con la cantidad y calidad de los factores antes mencionados. A mayor nivel de estudios, con experiencia y con buen nivel intelectual mayores posibilidades de conseguir los empleos mejor remunerados. Moreno Becerra (1998) concluye: Si esta correlación educación-ingresos la extendemos ahora macroeconómicamente, o sea, al conjunto de la Economía podríamos obtener las siguientes conclusiones: 1)los más escolarizados tienen más oportunidades de empleo y ganan más; 2) si sus ingresos reflejan la capacidad productiva es que la escolarización aumenta su productividad, y 3) si el desarrollo de una sociedad es en gran parte una función del crecimiento de la capacidad productiva de sus miembros, entonces una mayor escolarización contribuirá a un mayor desarrollo económico. (p. 38). En la década de los 90, dos economistas enriquecen la teoría del capital humano: Lucas(1988) y Romer(1989). Según el primero la acumulación de capital humano refuerza la productividad del capital físico y conduce la economía a un crecimiento sostenido. El capital humano se puede acumular por la vía de la educación formal y por la forma de aprender haciendo. Estas externalidades funcionan como un mecanismo endógeno que acelera el proceso de crecimiento al impedir la caída de la rentabilidad marginal. Además el conocimiento es un capital que se derrama a lo interno y externo de las organizaciones por lo que potencia la acumulación de capital y la producción. Romer por su parte sostiene que el crecimiento no sólo depende de la tecnología que ahora es endógena, sino de las preferencias del consumidor. Esto hace que se asigne capital humano a la investigación y desarrollo. Un incremento permanente en las existencias del capital humano en la población conduce a la creación de nuevos diseños y a un aumento en I+D, por lo que vuelve a generar un círculo virtuoso que impulsa la tasa de innovación. Antes de que se formulara la teoría del Capital Humano, ya las industrias Norteamericanas estaban invirtiendo en adiestramiento y capacitación de los trabajadores. Durante la II Guerra mundial tuvieron que suplir mucho personal y tenían que entrenar permanentemente para lograr las metas de producción exitosamente. Las industrias entendieron que los gastos en capacitación del personal mejoraban la productividad e introdujeron tal actividad como una función específica de la Gerencia. La gran industria de la posguerra tenía una estructura organizativa vertical y estaba sustentada en la departamentalización, especialización y división del trabajo. Cada cargo se definía por una descripción de funciones, una línea de mando, así como por una serie de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que debía tener el que ocupara el puesto. La dirección de Personal se convirtió en una función fundamental de la organización: Debía garantizar el ingreso de las personas adecuadas para el cargo, mantenerlas en condiciones de aumentar sus resultados de logro, remunerarlas de acuerdo con la responsabilidad del cargo y promover los ascensos, sustituciones, retiros de los empleados. El ingreso del personal estaba determinado por unos niveles específicos de educación formal, evaluación de la salud y del coeficiente intelectual del candidato. De todos los demandantes se seleccionaba el que superaba las pruebas escritas. Por ello tienen parte de razón los credencialistas que vinculan las remuneraciones del trabajador no con sus conocimientos sino con el título que ha obtenido pues, había una correlación entre el cargo, su remuneración y su titulación académica. Asimismo tanto en el ingreso como en la remuneración de los trabajadores han influido los prejuicios culturales en cada país con respecto a la valoración de otros factores exógenos que no tienen que ver con la formación del individuo como son el origen socioeconómico, el sexo, la raza, la religión, las relaciones de parentesco familiar. El hecho es que en la segunda mitad del siglo XX, los organismos internacionales, los países, las empresas y los individuos asumen la Educación como una inversión redituable que generará bienestar, riqueza, poder competitivo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) decreta en 1948 la Educación primaria de todos los ciudadanos como un derecho humano fundamental y un deber de los Estados, garantizarlo. Luego a través del organismo de la UNESCO como se verá más adelante monitoreará los avances en materia educativa de los países, generará políticas para ampliar la cobertura y los años de escolaridad en todas las naciones. Las naciones tanto del bloque capitalista como del comunista entendieron que para ser competitivos en el concierto mundial tenían que invertir en Educación. Es así como aumenta la asignación de recursos en los sistemas educativos de los países, aumentan los años de escolaridad obligatorios y gratuitos para todos los ciudadanos, disminuyen las diferencias en los indicadores educativos de los países desarrollados, de los países socialistas y de los países del Sudeste asiático. No así de Latinoamérica, África y el sur de Asia. Se ha de hacer notar que en los países socialistas sobretodo la educación no sólo estaba condicionada por la producción sino que tenía un fin humano por el esfuerzo que realizaban en las artes y deportes. Se asume que hay una correlación entre mejora de los índices educativos de un país y su crecimiento económico, tesis que es corroborada con numerosos ejemplos empíricos como el desarrollo de Corea, o actualmente de China. En el último cuarto de siglo se hicieron cantidad de estudios que tenían por objetivo determinar el efecto de la Educación formal en el crecimiento Económico. Razin (1976) en un estudio en 11 países encontró que la Educación Secundaria había tenido un efecto positivo en el crecimiento. André Destinobles (2004) cita 23 estudios de economistas que relacionando el aumento del PIB per cápita de un país con los programas de alfabetización, educación primaria o secundaria encuentran un efecto positivo de la variable educación con crecimiento económico. También hay estudios que señalan una correlación entre crecimiento y aumento de la educación. A pesar de que había cierto optimismo en los teóricos del Desarrollo sobre la influencia del capital humano en el crecimiento económico sin embargo, aumentó más la diferencia entre los países desarrollados y no desarrollados. Bruton (1998) hace una evaluación de la mayoría de las doctrinas que se han aplicado después de la Guerra Mundial y concluye que el fallo principal de los paquetes de medidas ha sido que no han logrado que los países en desarrollo creen una capacidad de aprendizaje endógena. (c.p Pedro Conceicao en Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.165). Por ello el problema fundamental consistirá en cómo una nación desarrolla su capacidad de aprender. Oswaldo Sunkel (1991) señala que los países del sudeste asiático supieron aprender del proceso de sustitución de importaciones, apropiándose de las tecnologías y abriéndose a la exportación, no así los países latinoamericanos. Esto se pudo deber a que los países dominantes seleccionaron a qué países transferir tecnología y a cuáles no. Inversión en Capacitación del Sector Empresarial Las empresas se responsabilizan del entrenamiento del personal para alcanzar mayor productividad. Se determinaba el perfil de los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes requeridas para el cargo, se detectaban las que tenía el empleado. De la comparación entre el perfil del cargo y del trabajador se determinaba una brecha que debía ser cubierta con labores de entrenamiento. Dos preocupaciones tenían en mente los gerentes de personal: Cómo optimizar la capacitación del trabajador para obtener mayor productividad y cómo medir el retorno de la inversión de los costos de entrenamiento. Surgieron así muchas formas de capacitación y de evaluación: formación en los puestos de trabajo, cursos de entrenamiento ad hoc, seminarios de sensibilidad, enriquecimiento en el trabajo, Desarrollo Organizacional. Con respecto a la medición del impacto del entrenamiento en la productividad se hicieron algunos estudios, pero estos eran más costosos que la capacitación y no garantizaban la confiabilidad de los resultados. En lo que sí estuvieron de acuerdo los expertos en Gerencia era en la necesidad de invertir en capacitación permanente de los trabajadores, lo que en líneas generales mejoraba la productividad de la Empresa. El crecimiento económico ocurrido en los países desarrollados bajo este modelo llamado fordista hace crisis en la década de los 80. Aparecen fenómenos nuevos como la incursión de la electrónica, informática o lo que Alvin Toffler llamó “La Tercera Ola” que rebasa la revolución industrial. Es la era del conocimiento. Las grandes industrias de las compañías transnacionales tienen una estructura muy pesada y vertical para responder a las demandas de la población. Aparecen nuevas industrias sin chimeneas ni grandes infraestructuras, con una organización flexible, muy horizontal pero capaz de responder oportunamente al cliente globalizado. Pronto estas empresas tendrán más valor en la bolsa que los tradicionales conglomerados industriales. Estas nuevas empresas tienen un denominador común: son intensivas en conocimiento. Todo su capital son los cerebros de los trabajadores. Se ha llegado a la Sociedad del Conocimiento. Así como las industrias tradicionales tienen que adelgazar su estructura, descentralizar en otras compañías las funciones que no son su razón de ser, despedir trabajadores, las nuevas sociedades requieren personal emprendedor, creativo, autónomo, con capacidad para aprender y adaptarse a los cambios. Sociedad del Conocimiento En una conferencia dictada en 1994, Peter Drucker esboza lo que él entiende por una nueva etapa de la historia que denomina “Sociedad del Conocimiento”. Comienza enumerando los grandes cambios ocurridos en el empleo en los últimos 100 años en los países desarrollados. Como a principios del siglo XX, la mayor población empleada en EEUU era el trabajador del campo, seguido por los sirvientes y sin embargo, los empleados en las minas, industria y transporte constituían sólo un sexto de la fuerza activa. Hoy día, apenas el 3% de la población activa trabaja en el campo. En la primera mitad del siglo XX los obreros de la industria, minas y transporte constituyeron la mitad de la fuerza laboral de los países desarrollados. En la segunda mitad esta fuerza va disminuyendo proporcionalmente aunque la producción de bienes sigue en aumento. Asimismo Drucker (2003) afirma: Estos hechos sin precedentes están afectando de manera profunda la estructura social, la comunidad, el gobierno, la economía y la política. Algo que es aún más impactante y que carece de toda experiencia previa es el surgimiento de un grupo que está reemplazando rápidamente los grupos históricamente tradicionales y los de la sociedad industrial; este grupo se está convirtiendo en el centro de gravedad de la población trabajadora; de manera incidental, está convirtiéndose velozmente en un grupo grandes proporciones -a pesar de que no es una mayoría-, en la fuerza laboral y la población de la sociedad post-industrial de los países desarrollados. Este no es otro, sino el conformado por los trabajadores del conocimiento. (Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, p. 98). Estos trabajadores le han impreso a la emergente sociedad del conocimiento, su carácter y liderazgo. Se han convertido en la fuerza viva de esta sociedad. Los trabajadores obtienen empleos y remuneraciones, gracias a su educación formal. Se requerirán destrezas manuales dependiendo del cargo, pero serán imprescindibles conocimientos específicos para las funciones que tenga que desempeñar el trabajador. “La primera implicación de lo anterior es que la Educación se convertirá en el centro de la sociedad del conocimiento y la instrucción en su pieza clave. Entonces ¿Cuál es el cóctel de conocimientos necesario para todos los individuos? ¿Qué se entiende por calidad del aprendizaje y la enseñanza?” (Drucker, Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.99). Drucker augura que la Educación será la principal preocupación de la sociedad del conocimiento y habrá que reformular todo el sistema educativo. Un cambio que ya está ocurriendo es que los conocimientos más especializados se adquirirán una vez concluida la escolaridad y en los puestos de trabajo. Los valores que debe brindar la escuela se convertirán en preocupación de toda la sociedad. Ya no se trata de que adquieran una cultura general. “En el futuro una persona educada será quien aprenda a aprender y continúe aprendiendo a lo largo de toda la vida, bien sea dentro o fuera del sistema formal.” (Drucker, Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.100). El verdadero conflicto estará entre la gran minoría de trabajadores del conocimiento y los que se ganan la vida de forma tradicional en trabajos manuales o no, calificados o no, prestando servicios adecuados o inadecuados. La educación será un bien accesible para todos, para cualquier edad y se convertirá en el factor competitivo para obtener mejores empleos y más remunerados. “La sociedad del conocimiento será más competitiva que cualquier otra sociedad que hayamos conocido, por la sencilla razón de que si el conocimiento está al alcance de todos no hay excusas para la improductividad.” (Drucker, Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.101) El problema que se plantea entonces es el de accesibilidad a todas las formas de conocimiento. Mientras no se garantice la posibilidad de que todas las personas puedan adquirir los conocimientos que deseen con absoluta libertad no se podrá hablar de una equidad y justicia del derecho a la educación. Esto incluye el hecho de que el conocimiento actual no es propiedad individual sino de toda la sociedad ya que ha sido producido por la evolución de los conocimientos adquiridos por toda la humanidad a lo largo de los siglos. En la sociedad del conocimiento, el saber será básicamente aplicado y específico. Para que este conocimiento sea productivo necesita dos requerimientos: que los trabajadores del conocimiento produzcan en equipo y que tengan acceso a una organización. Todo trabajador lo hará para una organización pero él será el dueño de las herramientas de producción. Su cerebro, sus conocimientos serán los que generen la productividad en las organizaciones. En los años 80 se plantea la teoría de la competitividad empresarial y surge la teoría del enfoque basado en los recursos, considerando que la eficiencia adquirida por una empresa es función de los recursos y capacidades que la misma controla. Tradicionalmente, cuatro han sido los recursos que han generado riqueza: Tierra, Capital, Trabajo, Conocimiento. En la etapa agrícola los factores más importantes eran la Tierra y el Trabajo. En la era industrial, el Capital y el Trabajo, mientras en la era del Conocimiento, el Conocimiento. Pero el conocimiento no debe ser privatizado ya que es un producto social. Gestión del Conocimiento Desde los años 90 se precisa más el concepto de Capital Humano y se sustituye por Conocimiento, Capital Intelectual, Talento Humano, Capital Intangible, Economía del Conocimiento. Dos interrogantes marcan esta etapa: Qué tipos de conocimiento se requieren para un crecimiento sostenido y cómo se acumulan. Las respuestas son muchas en ambos sentidos y cada una añade alguna especificidad al cuerpo de conocimientos. La fuente principal de creación de ventajas competitivas reside concretamente en lo que sabe, en cómo usa lo que sabe y en su capacidad de aprender cosas nuevas. Por ello pasa a ser de vital importancia la gestión del Conocimiento, que consiste en desarrollar la capacidad para adquirir, crear, acumular y explotar el conocimiento. Entre las teorías de Gestión del Conocimiento pueden citarse: Aquellas que consideran importante la acumulación de conocimientos no sólo por la adquisición de los mismos en sí, sino por la capacidad de aprender a aprender. Consiste ésta en la habilidad para decidir qué aprender, cómo, en qué situaciones y para qué. El aprendizaje entendido como creación de conocimiento. En este sentido han sido importantes los aportes de Nonaka y Takeuchi (2002), con su distinción entre conocimiento tácito y explícito, además de cómo se puede procesar el uno y el otro. El capital intelectual representa la estrategia de su medición y de su valor como intangible empresarial. Entre las teorías que centran su atención en la acumulación de aprendizajes está Arrow. Para éste la experiencia en el uso del capital llevaría a un aumento del conocimiento utilizado en la producción lo que redundaba en un incremento en la productividad. Esta forma de incrementar el conocimiento por la educación no formal también es valorada por Romer (1989). Lucas (1988) en cambio analizó la acumulación de destrezas por medio de un aprendizaje formal. Otros autores distinguen dos aspectos del conocimiento como son: las ideas y las destrezas o las ideas y las competencias. Unas y otras no son más que las dos caras de la misma moneda, se retroalimentan la una con la otra. De nada servirían las ideas si no se tiene la habilidad de aplicarlas. Heitor y Conceicao (2003) hablan del sofwarwe (las ideas) y wetware (las destrezas) Se da un proceso de retroalimentación entre las ideas y las competencias: Una idea nueva impulsa nuevas formas de utilización y a la vez, éstas crean nuevas ideas generándose un ciclo permanente de acumulación del conocimiento “Esta acumulación de conocimiento es el resultado de la producción, utilización y difusión de sofware y wetware”. (Heitor y Conceicao, Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.174). Según estas teorías se dan dos procesos de producción de aprendizajes: el de acumulación de ideas a través de la codificación del conocimiento. Comprenden actividades de I+D así como también ideas artísticas, de democracia e igualdad. El aprendizaje a través de la interpretación: Comprende la producción de aplicaciones y uso de las ideas en el que se utiliza mayoritariamente la experiencia. Otro aporte importante a las teorías del Conocimiento como elemento competitivo es el de Nonaka y Kateuchi (2002): “En una economía donde la única certeza es la incertidumbre, las única fuente segura de ventaja competitiva es el conocimiento” (UOC, 2002, La economía del conocimiento: paradigma tecnológico y cambio estructural). De esta forma surge la imperiosa necesidad de capturar, administrar, almacenar, transferir y difundir el conocimiento de nuestra organización y el entorno que la rodea, para que la organización sea capaz de integrar eficazmente la percepción, la creación del conocimiento y la toma de decisiones. Distinguen dos tipos de conocimientos: el explícito y el tácito. El conocimiento explícito puede ser transferido de un individuo a otro usando algún tipo de comunicación formal ya que es codificable. El conocimiento tácito es poco codificado y está profundamente arraigado en la experiencia y los modelos mentales. De acuerdo con esta teoría, existen cuatro formas de creación y conversión de conocimientos que surgen cuando el explícito y tácito interactúan. Este proceso activo de creación del conocimiento hace que éste se desarrolle a través de un ciclo continuo y acumulativo de generación, codificación y transferencia (la llamada espiral de creación del conocimiento). Se parte de un compartir de experiencias o reflexiones hasta alcanzar un nivel de verbalización, pasar a otro proceso de sistematización de conceptos, para por último aplicar ese nuevo conocimiento. De esta manera se genera una cadena de valor del conocimiento que consta de cinco fases: compartir el conocimiento tácito, crear conceptos, justificar conceptos, construir un arquetipo y nivelación transversal del conocimiento. Tan ventaja competitiva es el conocimiento en las organizaciones que la gestión del mismo se convierte en la primera necesidad para crearlo, difundirlo entre los empleados, controlarlo y protegerlo como un activo intangible. Capital Intelectual El término Capital Intelectual fue introducido por Galbraith en 1969 y desde entonces se ha extendido en las Economías entendiendo el mismo como el conjunto de activos intangibles de la empresa de naturaleza social, relacional y estructural. El hecho es que muchas empresas se cotizan en bolsa con un diferencial con respecto a sus activos físicos, por lo que ese diferencial puede considerarse un activo (o pasivo) intangible. Aunque hay poca investigación respecto al capital intangible, sin embargo muchas empresas declaran en bolsa sus intangibles en Capital Humano. Según la revista electrónica Intangible Capital (2005): El volumen de inversiones no tangibles realizadas por las empresas en todo el mundo ha crecido extraordinariamente en la segunda mitad del siglo pasado y continúa creciendo en este siglo, por lo que el conocimiento de la naturaleza económica de los intangibles, su identificación y medición se han convertido recientemente en preocupaciones prioritarias para gerentes, inversores, analistas financieros, analistas de riesgos, y en general, para quienes tienen intereses comprometidos en la marcha de las empresas. (p. 277). De todos los modelos que estudian el capital intangible se deduce que los tipos de este capital son: perspectiva financiera, perspectiva de procesos internos, activos de propiedad intelectual, capital humano, capital cliente, enfoque de renovación y desarrollo, modelo de competencias esenciales, capital de innovación y de aprendizaje. Como han aparecido tantos modelos de medición de intangibles se ha establecido una norma internacional que define el activo intangible como “aquel activo identificable, de carácter no monetario y sin apariencias física, que se posee para ser utilizado en la producción y suministro de bienes y servicios, para ser arrendado a terceros o para funciones con la administración de la entidad.” (García-Parra, Simo y Sallán, 2005, p.286). El activo ha de cumplir tres características: la identificabilidad, el control por parte de la empresa, y la generación de beneficios económicos futuros. Como indicó Lev: “La riqueza y el crecimiento en la economía de hoy en día vienen determinados principalmente por los activos intangibles. Los activos materiales y financieros se están convirtiendo en commodities, ofreciendo en el mejor de los casos una mediana rentabilidad”. (c.p. García-Parra, Simo y Sallán, 2005, p.286). El problema de valorar el conocimiento como un capital intangible consiste en que bajo este concepto se pueden incluir prácticas no éticas de especulación, burbujas económicas, ocultamiento de cifras, corrupción lo cual convierte a este capital en peligroso. Pero también existen pasivos intangibles como un clima laboral enrarecido, o impacto ambiental negativo o mala organización. Una mala idea puede ser un pasivo intangible que puede poner en riesgo una empresa. También en el capital humano se puede hablar de pasivos intangibles. Simo y García-Parra definen los pasivos humanos como “el conjunto de incompetencias individuales y culturas autodestructivas de carácter colectivo, capaces de mermar beneficios o generar pérdidas presentes y futuras.” (Simo y García-Parra, 2005, p. 293). Economía del Conocimiento Hace apenas 50 años las áreas de pensamiento de la Economía y el Conocimiento aparecían como en dos mundos distintos y distantes. Más bien eran considerados como dos polos opuestos: el primero se ocupaba del mundo material, del dinero, del capital, de los bienes, el otro de las cosas del espíritu. En los inicios del siglo XXI irrumpe con fuerza en el campo de la economía, la política y la educación un nuevo paradigma: Economía del conocimiento. Tan es así que la vieja Europa temerosa por perder el ritmo de crecimiento de los Estados Unidos y los países de Asia lanza el reto de “convertirse en la economía del conocimiento más competitiva y más dinámica capaz de un crecimiento sostenido acompañada de una mejora cuantitativa y cualitativa del empleo y de una mayor cohesión social” (Acuerdo de Lisboa 2000). ¿Qué significa este nuevo sintagma? ¿Cómo interactúan Economía y Conocimiento? ¿Qué implicaciones acarrea el nuevo paradigma? ¿Cómo surgió el nuevo concepto? En la década de los 90 irrumpen con fuerza en todos los ámbitos de la Economía (producción, distribución y consumo) las tecnologías de la Información y Comunicación. Las mismas Tecnologías de la Información tanto en su aspecto electrónico como de programación se convierten en un nuevo sector económico emergente, más fuerte que el industrial. En todo desarrollo de las fuerzas productivas en la historia de la humanidad se ha incorporado el conocimiento, pero la utilización intensiva del mismo en la producción, se ha acrecentado en los últimos años. . Tanto la Electrónica como la Información están incorporadas fuertemente a la industria de producción de materiales primarios como petróleo, electricidad, acero, aluminio, producción de bienes en el sector del automóvil, de la química, farmacia, nuevas formas de comercialización y consumo. La Economía del Conocimiento no está conformada son solamente las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), sino por todas las organizaciones que han incorporado insumos elevados de conocimiento que generan cambios en la producción el consumo. Como afirma Parker Rosell (2003): Las TIC sientan las bases para un nuevo paradigma tecnoeconómico, ya que estas tecnologías que por definición son conocimiento, utilizan este recurso en la generación del propio conocimiento… Estamos ante unas tecnologías que utilizan el conocimiento como input y que contribuyen directamente a la generación de conocimiento como output” (p.5). El conocimiento tiene unas características diferentes a otros bienes. El uso del conocimiento implica que se consuma. Pero es un bien absolutamente renovable y puede ser utilizado hasta el infinito. El conocimiento explícito se puede transferir indefinidamente sin por ello perder sus cualidades, lo cual hace que se pueda multiplicar su uso. El conocimiento es abundante pero la habilidad para usarlo es escasa. Para incorporar conocimiento se requieren años de formación y dedicación. La recepción de conocimiento no depende del bien en sí, sino de la capacidad de la persona para asimilarlo. Es costoso crear un nuevo conocimiento, pero una vez alcanzado es fácilmente transferible y difundible. El conocimiento es un capital propiedad de las personas que lo llevan consigo a cualquier trabajo u organización. Por ello es un capital humano que el individuo puede invertir donde más le reditúe. Tomás Davenport (2006) explica bien esta idea en su libro Capital Humano: Creando ventajas competitivas a través de las personas. La creación y difusión del conocimiento es un factor que crea ventajas competitivas y que desde el punto de vista económico se manifiesta como: Un bien: Por ejemplo, los derechos de propiedad, las patentes, las fórmulas de fármacos, las semillas híbridas y transgénicas. Un servicio: Cuando el conocimiento se aplica en sistemas de alta tecnología, de producción, de comercialización o de finanzas. Una mercancía: Cada día las Organizaciones buscan no un trabajador o un profesional, sino la persona que tenga determinadas competencias, o conocimientos específicos. Se ha de distinguir el conocimiento de la información: ésta es un insumo para producir conocimiento. La producción del conocimiento supone un proceso laborioso en el que la persona es capaz de decodificar la información, seleccionarla, validarla, relacionarla con otras informaciones para producir nuevos conocimientos y nueva información. En este proceso intervienen conocimientos explícitos, pero también conocimientos tácitos, o competencias determinadas. Se da un circulo virtuoso entre uso de información, creación de conocimiento, uso de conocimiento y creación de información. Haciendo una síntesis de los cambios ocurridos en los últimos 60 años tanto en la evolución del crecimiento económico como de las explicaciones teóricas del mismo, se puede afirmar lo siguiente: El Desarrollo de los pueblos se da cuando hay crecimiento económico y este sólo se logra cuando hay producción, productividad y competitividad. La competitividad entendida como la capacidad para lograr posicionarse en un mercado con ventajas sobre otros competidores. Después de la II Guerra Mundial el sector emergente de la Economía era el industrial, cuya característica fundamental era la instalación de grandes plantas, muchas de ellas contaminantes (las industrias del carbón, del acero, químicas, automovilísticas) que competían por economías de escala, empleando a la mayor cantidad de trabajadores. A principios del siglo XXI el sector emergente en la Economía es el de las Tecnologías de la Información y Comunicación tanto en las productoras de hardware como las de software, las de la genética y de las ciencias médicas, las que crean y diseñan nuevos materiales. Son las industrias sin chimeneas, sin apenas capital físico, fijado, que no sólo se especializan en su sector sino que son invasoras de todas las actividades económicas. Las empresas del pasado tienen que adaptarse a los cambios organizacionales, reducir su tamaño, contratar los servicios que no son esenciales, hacerse más flexibles. En pleno apogeo de la era industrial se expresa la teoría de que la Educación y formación son un factor determinante en el aumento de la productividad. Se promueven dos políticas fundamentales: una, ampliar la cantidad de años de estudio de las personas y masificar hasta alcanzar la cobertura total de una educación obligatoria. Dos, invertir recursos y dinero dentro de las organizaciones para entrenar así como capacitar a los empleados hasta lograr que sean lo más productivos posible en sus puestos de trabajo. A partir de los años 90, en que el modelo fordista de empresas hace aguas, ya no es el capital humano, entendido éste como años de estudio o titulaciones, el que aumenta la productividad, sino determinado conocimiento y competencias que tienen las personas. Este es un factor endógeno que acelera la productividad con la creación de nuevos conocimientos, el derrame de los mismos a otras personas y organizaciones. A partir de esta década lo competitivo es el conocimiento en sí en sus dos variantes de conocimiento explícito y tácito. Como se deduce de lo anterior, la competitividad de las organizaciones, regiones y naciones está en la incorporación del alto contenido de conocimiento a todas las actividades económicas para lo que es imprescindible crearlo, y utilizarlo para producir servicios que demanda la sociedad. Por ello, la atención actual de los países desarrollados está en invertir en actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación. ¿Qué les corresponde hacer a los países en vías de desarrollo?. Los países desarrollados han alcanzado altos niveles de escolaridad y han aumentado el porcentaje de población que tiene estudios terciarios y de postgrado. Su crecimiento es debido a su capital humano o ¿hay otra causa añadida?.