Download Descargar - Esclavas del Divino Corazón

Document related concepts
no text concepts found
Transcript

Canto de entrada: Si no tengo amor no soy nada ( 416)
A lo largo de la Cuaresma se nos repite una palabra: Convertíos. La cuaresma es
un camino de conversión. Queremos cambiar nuestra mente y nuestro corazón para
poder celebrar la Pascua de Cristo, es decir, para morir al pecado y llenarnos de la vida
nueva de Cristo.
En esta celebración queremos revisar nuestra repuesta, ponernos ante Cristo
como aquel paralítico que llevaron entre cuatro, abrirnos a su misericordia y espera su
palabra de perdón y renovación. También queremos nosotras ver a Jesús como los
gentiles helenistas y dejarnos traspasar por su mirada amante.
ORACIÓN.
Concédeme, Señor Dios, un corazón:
vigilante, que ninguna curiosidad le aparte de ti;
noble, que ninguna influencia le envilezca;
recto, que ninguna mala intención lo desvíe;
firme, que ninguna tribulación lo debilite;
libre que ningún afecto lo esclavice.

Reflexión.
Concédeme, Señor Dios. Estoy pidiendo un cambio de corazón, como una operación de
trasplante. Yo solo no la puedo hacer, incluso quedaría en una situación más lamentable.
Necesito pedir, que sea Dios el que me cambien y me convierta. Pidamos desde nuestra
pobreza, pero pidamos con fe; con deseo grande y confianza mayor.
Un corazón vigilante: Porque mi corazón se duerme y se apaga, se embota y adormece,
se aliena e insensibiliza. Necesito un corazón encendido y despierto, atento al signo,
ala palabra, a la llamada, a la llegada. Que no se acerque el Señor y me encuentre
dormido, o distraído; que el amor lo tenga despierto.
Un corazón noble: A veces se vende mi corazón a intereses mezquinos o bajas
pasiones, y se hace hipócrita, engañoso, corrupto. Necesito un corazón digno, un
corazón limpio, un corazón bueno; que se mantenga fiel a sus principios y valores a sus
compromisos y sus amores.
Un corazón recto: Porque mi corazón se desvía por otros derroteros equivocados, no
busca la verdad, sino el internes o el capricho o la gloria vana. Dame, Señor un corazón
acertado y responsable, que no se ofusque ni se engañe a sí mismo, que sea consciente
de cada paso, de cada acción e intención.
Un corazón firme: Porque m corazón se acobarde fácilmente, es tímido y voluble, y se
cansa enseguida, se impacienta, se olvida, se desanima. Dame, Señor, fuerza y
fortaleza, perseverancia y paciencia, aguante y fidelidad; que sepa resistir, que sapa
sufrir, que sapa esperar.
Un corazón libre: Es esclavo y no lo reconoce, está atado a todo tipo de apegos, sean
de cosas, sean de interés, sena de personas; atado por la codicia, por el placer, por la
fama, o por el miedo y la timidez; atado por las seducciones de cada día. Necesito un
corazón despegado, pobre, humilde, enteramente liberado.

Lecturas.
Ez 36, 23-28.
“Yo santificaré mi gran Nombre, profanado entre las naciones, profanado por
ustedes. Y las naciones sabrán que yo soy el Señor –oráculo del Señor– cuando
manifieste mi santidad a la vista de ellas, por medio de ustedes. Yo los tomaré de
entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los llevaré a su propio suelo.
Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus
impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un
espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón
de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que
observen y practiquen mis leyes. Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus
padres. Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios”.
Dios no sólo quiere lavar nuestros corazones de todas su impurezas, sino darnos
un corazón nuevo, que sea blando y sensible, no de piedra; que viva de amor,; que esté
lleno del Espíritu Santo: infundiré mi espíritu en vosotros.
Mt 11, 25-30. La revelación del Evangelio a los humildes
“En aquel tiempo, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los
pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y
nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y
agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque
soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y
mi carga liviana"
Jesús, lleno del gozo <<en el espíritu Santo>> (Lc,10,21), alaba al Padre por el
misterio de la humildad y la pequeñez. Dios es humildad. Y, lleno de misericordia, nos
invita a ir a él, con nuestros pesos y nuestros dolores, con nuestros agobios y
preocupaciones, y él nos gratificará.

Escuchamos, “ En mi debilidad”
Reflexión: Necesitamos un trasplante de corazón.
Una de las palabras más repetidas de la Cuaresma es la conversión. Significa un
cambio de pensamiento, de sentimientos, de vida. Podemos decir que es un cambio de
corazón. Necesitamos otro corazón.
Si miramos al ideal, podemos decir que necesitaremos un corazón de niño. Nos
habla de humildad y pequeñez, de confianza y ternura, de optimismo y esperanza.
Pero nuestro corazón es orgulloso y autosuficiente, desconfiado y
escéptico....Pidamos al Señor un corazón de niño.
Si desarrollamos este ideal, podemos fijarnos en las Bienaventuranzas. Se
escoge el corazón que sepa empatizar con los pequeños y sencillos, con los que sufren
y lloran, que se sienta insatisfacción y grandes deseos, que sea misericordioso y
limpio, que ofrezca la paz, aunque él sufra persecución y guerra.
Pero nuestro corazón no es bienaventurado, porque es frío, no sabe
compadecer, e siente satisfecho y tranquilo; es duro, pero cobarde, no le importan
los demás.
Si sublimamos este ideal, nos centramos en el Corazón de Cristo. Él mismo se
define como manso y humilde. Son palabras claves, que abren el misterio del amor de

Dios. Por la puerta de la humildad entramos en el secreto de la sencillez y la pobreza,
de la confianza y el gozo, de la limpieza y la verdad. Por la puerta de la mansedumbre
entramos en la riqueza de la paz y la paciencia, de la fortaleza y la nobleza, de la
misericordia y la esperanza.
Pero nuestro corazón es violento y orgulloso, y de ahí se derivan todas esas
opacidades contrarias a los resplandores del Corazón de Cristo. No dejemos de
rezar: Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.

Silencio orante.

Canto: Tengo miseria de no tener, ( 132)

Invocaciones penitenciales.
Con humildad y confianza pedimos a Cristo.
- Libéranos de la carga de nuestros pecados. Cristo ten piedad.
- Libéranos de nuestro egoísmo. Cristo ten piedad.
- Libéranos de nuestras ataduras y apegos. Cristo ten piedad.
- Libéranos de nuestras comodidades y nuestros miedos. Cristo ten piedad.
- Libéranos de nuestras dudas y oscuridades. Cristo ten piedad.
- Libéranos de violencias y venganzas. Cristo ten piedad.
- Libéranos de nuestras riquezas y desesperanzas. Cristo ten piedad.
- Libéranos de nuestros pensamientos y pasividades. Cristo ten piedad
Oremos: Libéranos, Señor, de todas nuestras cargas y haznos vivir en el amor
y la libertad del Espíritu.
 Pedimos perdón.
 Acción
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o

de Gracias.
Por el amor con que nos amas. Te damos gracias, Padre.
Por el perdón de nuestros pecados. Te damos gracias, Padre.
Por los sacramentos que recibimos. Te damos gracias, Padre.
Por la Palabra que nos edifica. Te damos gracias, Padre.
Por el Don del Espíritu Santo. Te damos gracias, Padre.
Por la Iglesia que nos trasmite la gracia. Te damos gracias, Padre.
Por hacernos hijos tuyos. Te damos gracias, Padre.
Por los hermanos en la fe. Te damos gracias, Padre.
Por los pastores que nos guían. Te damos gracias, Padre.
Te damos gracias, Padre, por la grandeza de tu misericordia, que no se
agota, y siempre nos perdonas.
Canto. Isha Bethel (125).