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GÉNESIS E HISTORIA DE LA MISIÓN ÚNICA DE LAS CARMELITAS DEL SAGRADO CORAZÓN 1. Contexto social a finales del S. XIX y principios del S. XX La situación general del país en lo económico, moral y político durante el Porfiriato a finales del S. XIX y principio del S. XX, la política de Porfirio Díaz, consolidó los intereses de los grandes propietarios, de empresas extranjeras, del clero y de la casta militar. Las clases populares quedan formadas por peones, indígenas, obreros y proletarios marginados. Es una época de concentración de poder, acaparamiento de tierras en unas cuantas manos, de rigores y distinción de clases sociales. Ante toda esta situación los obispos mexicanos invitan a los católicos a reunirse en grupos con fines lícitos: salvaguardar la fe de sus hijos con la enseñanza de la religión y prestar servicios de caridad a los desvalidos. El llamado iba dirigido especialmente a las mujeres católicas. 2. Matrimonio Rojas de la Peña Dentro de la vida del matrimonio Rojas de la Peña y la respuesta que desde la fe trataron de dar a las interpelaciones de Dios en la historia, este contexto, el carisma y la misión en empiezan a germinar. Ahí estaba el pueblo pobre, en una sociedad en la que las clases privilegiadas habían acaparado la prosperidad Porfiriana, y la mayoría se veía privada de educación, atención médica y servicios sociales sobre todo en las poblaciones pequeñas y en el campo. Ambos esposos se preocupan por esos pobres y necesitados de manera especial por los enfermos carentes de recursos, los visitan y procuran toda clase de ayuda de tal manera que los pobres constituían su constante ocupación; al matrimonio le llamaban padres de los pobres por su gran caridad. La unión de ambos esposo procedía de la fuente inagotable que es Dios desbordándose en el prójimo, de tal manera que impulsaron dos iniciativas a favor de los pobres: la Conferencia de San Vicente y el Hospital del Sagrado Corazón. 3. Conferencia de San Vicente en Atotonilco el Alto, Jal; México De este movimiento laical surge la semilla y empieza a germinar en la Sra. Luisa de la Peña de Rojas, el Carisma de la congregación y por consiguiente la Misión Única, que es motivada por un acontecimiento histórico, como anteriormente se ha mencionado la situación lamentable en que se encontraba la clase desvalida de la sociedad, hizo ver la imperiosa necesidad de que hubiere quién atendiera a sus dolencias; el medio de que se sirvió el Señor para que comenzara la Junta de Caridad fue una pobre mujer herida que estaba en la cárcel que fue visitada por la Srta. Carmen Gutiérrez. Ella y otras señoras y señoritas apreciables de esta población, animadas del mismo espíritu dieron el primer paso para llevar a cabo obra tan laudable se estableció así, la Junta de Caridad cuyo ejercicio de la caridad era su objeto y su práctica. Todo esto se hizo con la aprobación del párroco D. Celso Sánchez Aldana que el 7 de enero de 1892 quedó como director y además, dispuso que en adelante llevaría el nombre de Conferencia de San Vicente de Paúl bajo los auspicios del Sagrado Corazón de Jesús. Esta escuela de caridad y de principios espirituales, fue seguida por la presidenta, Doña Luisa de la Peña y demás socias, guiadas por el celoso director, para hacer el bien a los pobres y avanzar por los caminos de la santificación personal. Otras obras de la Conferencia además de las visitas a los enfermos, eran las vistas a la cárcel, atención a huérfanos, preparación de los niños para la primera comunión, atención a los pobres a quienes les enseñaban la doctrina cristiana. 4. Hospital del Sagrado Corazón de Jesús Ante las necesidades más urgentes se buscó la forma más precisa de atenderlas, lo que motivó la fundación del Hospital del Sagrado Corazón de Jesús, para la atención integral de los enfermos pobres y para acogerlos en un lugar más apropiado, pues era imposible que las socias pudieran atender a todos los enfermos en sus domicilios. Al mismo tiempo el Sr. Dr. D. Pascual Rojas deseaba el establecimiento de una casa de beneficencia para enfermos, pues palpaba la urgencia de que hubiera un lugar en que se prodigara a los pobres los cuidados de que absolutamente carecían. Por este motivo se le pidió al Sr. Pascual Reynaga facilitara una casa de su propiedad para que sirviera de hospital. La fueron a pedir la Srta. Carmen Gutiérrez, la Sra. Victoria Alatorre Vda. de González y el Lic. Juan Pérez Sahagún, la cual accedió con muy buena voluntad; para preparar algo de lo necesario y amueblarla iniciaron los donativos y ayudas de personas particulares y del pueblo en general; para los alimentos de los primeros enfermos que asistieron el Dr. Rojas, su esposa y Carmen Gutiérrez colectaron limosnas el día 6 de enero de 1892. El Sr. Cura D. Celso Sánchez Aldana bendijo la casa con la mayor solemnidad y tomaron la palabra el Pbro. Jesús García Inda, el Sr. Dr. Pascual Rojas y el Sr. D. Inocencio Ayala. El Doctor dijo estas palabras que nos revelan su gran espíritu: “ El dinero que Dios nos ha dado, ha de ser como la sangre de Cristo, tiene que servir para redimir a los pobres”. Entendemos que la acción de Dios se manifiesta en el acontecer concreto de los lugares y personas, así lo entendieron y vivieron todos estos protagonistas hombres y mujeres para dar respuesta a las realidades concretas y a la invitación de la Iglesia, como germen de nuestra misión única. 5. El Carisma como una semilla, continúa su crecimiento La actividad y el roce continuo con toda suerte de adversidades y personas, cambiaron intensamente el modo de ser de Luisita de la Peña. Una vez viuda, a los 29 años, se convirtió en una mujer de grande y decidida actividad. Supo aprovechar las oportunidades para hacer el bien y guardar en su corazón el tesoro de las experiencias de la vida cotidiana vistas desde la fe y en actitud de búsqueda constante. Cualquiera podía pensar que la vida de Luisa de la Peña Vda. de Rojas estaba completa, que no requería de algo más. Como laica dentro de la Iglesia pueblo de Dios, había palpado tanto las necesidades materiales como las espirituales, es decir, el encuentro con Dios Padre Providente, Bondadoso y Misericordioso. Amaba entrañablemente la obra comenzada a favor de los pobres y se preguntaba sobre la continuidad de la misma. Por esta razón el grupo ya constituido para trabajar a favor de os más necesitados, se consolidó y dio lugar a una nueva manera de vivir y realizar esta misión en la sociedad y en la Iglesia. Así nace lo que somos y vivimos como Carmelitas del Sagrado Corazón. De esta manera, a lo largo de la historia de nuestra congregación a través de los sucesivos capítulos generales y durante el desarrollo de cada sexenio se señalan acciones que fueron dando lugar al sentir de M. Luisita a responder a los clamores y necesidades de la Sociedad y de la Iglesia. Así se fue dando: La expansión y crecimiento de la Congregación. Las fundaciones en su mayoría en Inserción con los pobres. La institucionalización y apropiación e identidad a partir del carisma. La coordinación y consolidación de la pastoral Educativa. La Preparación académica de las hermanas en todas las pastorales. El crecimiento en actitudes que fueron dando respuesta a la Voluntad de Dios. Se fue prestando mayor atención para mejorar la organización y atención de las comunidades más distantes; se diversifica la atención de las necesidades de los diferentes apostolados de acuerdo al lugar, a las pastorales y dones de cada hermana. Se elaboran los manuales de las Pastorales; así surgen los idearios de cada una de ellas (Educativa, Salud, Parroquial, Misionera y de Espiritualidad). El estudio, profundización y los congresos de la Misión Única, y sobre todo, la vida y obra de M. Luisita se va redescubriendo que la Misión es “Anunciar y mantener viva en el mundo la experiencia contemplativa de Dios Padre, providente, bondadoso y misericordioso” donde nos encontremos y con quienes nos estemos, ahí viviremos la Misión que Dios Padre nos ha encomendado. Conclusión Concluyendo podemos decir que desde las iniciativas del matrimonio Peña Rojas en favor de las necesidades de la sociedad y de la Iglesia de entonces, expresadas iniciadas en la Conferencia de San Vicente, y del hospital del Sagrado Corazón, la familia de Carmelitas del Sagrado Corazón nació, creció y se consolidó, sobre todo al tomar su propia identidad dentro de la Iglesia para la construcción del Reino de Dios. Un estilo de vida evangélica anima nuestra vida para servir a los hermanos sostenida por la experiencia contemplativa de Dios, las necesidades del pueblo fueron marcando el camino a seguir, ahí estaba el campo abierto para mostrar el rostro Paterno-Materno de Dios Providente, Bondadoso, Misericordioso, Para M. Luisita era un don de Dios que la llamaba a dar una respuesta concreta en el contexto histórico que le tocó vivir. Para nosotros, los que formamos la Familia de Carmelitas del Sagrado Corazón, estar al día conlleva una nueva visión del Evangelio, que por la gracia del Espíritu, nos hará conscientes de unas determinadas necesidades de nuestro tiempo, precisamente aquellas que están en la mira del propio carisma fundacional.