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TEMA 9 - LA NARRATIVA ESPAÑOLA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
ÍNDICE:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
INTROCUCCIÓN.
LA DÉCADA DE LOS 40.LA INMEDIATA POSGUERRA.
LA NOVELA DE LOS AÑOS 50.EL REALISMO SOCIAL.
LA DÉCADA DE LOS 60.RENOVACIÓN Y EXPERIMENTACIÓN
LA NOVELA DE LOS 70.
LA NARRATIVA DE LA DEMOCRACIA.
1. INTRODUCCIÓN
La novela española de la posguerra arranca con la pérdida de numerosas
referencias literarias, motivada por diversas razones: la muerte de algunos escritores
(Unamuno, Valle...) y el exilio de otros (Sender, Aub, Ayala...), la censura y la
imposibilidad de importar textos de autores extranjeros simpatizantes de la República
(El francés Marlraux, los norteamericanos Dos Passos y Hemingway, el inglés Grahan
Greene...). Además, obras de décadas anteriores que introducían innovaciones
narrativas, como las de Joyce, Faulkner o Proust, tardaron en convertirse nuevamente
de lectura habitual.
Después de la Guerra Civil, los narradores retomaron los modelos de la
narrativa realista de autores como Galdós o Baroja. Se rompió así, la continuidad con
la línea de vanguardismo y experimentación iniciada en las décadas de preguerra.
Desde el punto de vista del contenido, en la novela de posguerra apareció
pronto la actitud de compromiso con la realidad. En otros casos las obras literarias
no manifestaban un compromiso ideológico, pero las historias narradas estaban
cargadas de un clima de opresión individual que solo puede explicarse por un contexto
que no ofrecía salidas a la angustia de los personajes.
La censura fue una circunstancia omnipresente en la inmediata posguerra y
también en la década de los cincuenta, en la que se mantuvo una novela de
contenido social y de crítica al régimen imperante. Hacia los años sesenta, el
contenido dejó de ser fundamental y los autores empezaron a preocuparse más por la
forma de narrar. La innovación técnica, llevada a veces al extremo del
experimentalismo, caracterizó la novela de esa década y de los inicios de los setenta.
Este cambio se correspondía con la nueva realidad que vivía la España de la época,
de mayor apertura cultural. A esto hay que sumarle que muchos autores dejaron de
pensar que la novela tenía que desempeñar un papel social.
Por tanto para estudiar la novela de este periodo nos fijaremos el siguiente
esquema:
- la novela en los años 40. la inmediata posguerra. Etapa de
búsqueda
- La novela en los años 50. El realismo social.
- La novela en los años 60 y 70. Renovación narrativa y experimental.
- La novela desde 1975. coexistencia de tendencias novelísticas muy
diversas.
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2. LA DÉCADA DE LOS 40. LA INMEDIATA POSGUERRA
El ambiente de desorientación cultural de comienzos de la posguerra es
muy acusado en el campo de la novela. Como se ha dicho, se ha roto con la tradición
inmediata y sólo la obra de Galdós y Baroja parecen servir de ejemplo. Pero junto al
desolado realismo barojiano, se cultivaron otras líneas: la novela psicológica, la
poética y simbólica, la novela fantástica y de humor; esta última creaba mundos
imaginaros para rechazar una realidad que resultaba demasiado terrible. Se intentaba
así la superación del realismo tradicional con una visión desencantada y escéptica
(destaca Wenceslao Fernández Flórez con El bosque animado). Que reflejan la
búsqueda de un género propio del momento.
Tres fechas suelen señalarse como indicios de un nuevo arranque del género:
1942 con La familia de Pascual Duarte de Cela, 1945 con Nada de Carmen Laforet y
1947 La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes. Cela, con su agria visión de
la realidad inauguró una corriente que se llamó tremendismo y que consistía en una
selección de los aspectos más duros de la vida. En cuanto a Carmen Laforet, recogía
en la obra una parcela irrespirable de la realidad cotidiana del momento, recogida con
un estilo desnudo y un tono desesperadamente triste. De tristezas y de frustración
hablaba también Delibes en su obra aunque con el contrapeso de una honda
religiosidad. Diversas miserias y angustias entrarán también en las páginas de otros
autores como Gironella, Darío Fernández Flórez, Zunzunegui...
El reflejo amargo de a vida cotidiana, es pues, una nota frecuente en la novela de
posguerra. Su enfoque se realiza desde lo existencial. De ahí que los grandes
temas sean la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte... Es sintomática
la abundancia de personajes marginales y desarraigados, o desorientados y
angustiados (bastaría fijarse en los protagonistas de las novelas citadas). Todo ello
revela el malestar del momento. Malestar que en último término es social y que se
transmite en esas pinturas grises y sombrías. Pero la censura hace imposible
cualquier intento de denuncia y limita los alcances del testimonio. Por eso, en
conjunto, aún no puede hablarse de una novela ‘social’. Más que los testimonios de la
España de la época, lo que resulta característico es la trasposición del malestar social
a la esfera de lo personal, de lo existencial.
A tales desazones escapan los autores que podríamos llamar ‘triunfalistas’ o al
menos, conformistas o adictos a régimen. Destacamos a García Serrano que canta la
victoria militar en novelas como La fiel infantería.
En cuanto a la actividad en el exilio, los novelistas exiliados desarrollaron su
obra de forma diversas: desde el realismo tradicional hasta el vanguardismo.
Abordaron temas de contenido social y de recuperación de la realidad española. Entre
los novelistas citamos a Ramón. J. Sénder, Arturo Barea, y a Rosa Chacel.
3. LA NOVELA EN LOS AÑOS 50.EL REALISMO SOCIAL.
De la angustia existencial, pasamos a las inquietudes sociales. La novela social
será la tendencia dominante entre 1951 fecha de La colmena de Cela y 1962 fecha de
Tiempos de silencio de Martín Santos; se trata de una novela que presentará a la
sociedad española como tema narrativo. La Colmena es la precursora de la corriente
con su despiadada visión de la sociedad madrileña.
Los rasgos propios de esta tendencia son:
1.- Nace bajo el influjo de La colmena y de la lectura de autores norteamericanos y
franceses.
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2.- En estos años de profundas transformaciones sociales, la literatura debía cumplir la
función de informar al lector de aquello que no aparecía en los medios de
comunicación. Los autores adquirieron un compromiso ético ante la realidad.
3.- Los temas se centraron en: la sociedad española. En la temática, los postulados
expuestos conducen, ante todo, a desplazar el interés de lo individual a lo colectivo, de
los problemas personales a los sociales. Así pues la sociedad deja de ser un puro
marco para convertirse en el tema mismo del relato. Aparece la dura vida del campo
como en los bravos de Fernández Santos, aparece también el mundo del trabajo,
como Central eléctrica de López Pacheco. Y novelas de tipo urbano como la
colmena de Cela y La resaca de Goytosolo. También se reflejó la vida de la
burguesía, Carmen Martín Gaite en su obra Entre visillos en la que realiza una pintura
crítica de la condición de la mujer en un ambiente burgués provinciano.
4.- Sus personajes. No interesa el protagonismo individual y sus problemas
personales, sino que se tendió al personaje colectivo y en otras por el personaje
representativo tomado como síntesis de una clase social. En cualquier caso ni
analiza al individuo, ni profundiza en su psicología.
5.- En cuanto a la técnica narrativa, para centrar la historia se redujo el argumento y
se limitaron el tiempo y el espacio, hay varias obras que ocurren en un día o en menos
y en un espacio bastante reducido. La narración, por lo general, suele ser lineal. Se
utiliza el objetivismo, el autor quiere ser fiel a la realidad y a veces actúa como si fuera
una cámara de vídeo, sin interpretar los datos que muestra. Las descripciones son
escasas y tienen como función la presentación de ambientes.
6.- El estilo se presenta bajo una aparente sencillez pero se hace un considerable
esfuerzo por recoger todos los registros lingüísticos de la cantidad de personajes
que aparecen. El diálogo se convierte en factor fundamental en las novelas sociales,
diálogos que pretenden recoger el habla viva, ya sea de campesinos, de obreros o de
señoritos burgueses.
Pero además del realismo social, tendencia predominante, encontramos en
esta década una tendencia neorrealista. Es una tendencia muy relacionada con la
anterior, sigue teniendo como tema principal la realidad pero para plasmarla se sirve
de la técnica conductista que es la manifestación extrema del objetivismo. En este
caso, el narrador limita al máximo su participación en la actuación del personaje. Deja
que sea él el que aparezca como único responsable de sus decisiones. Se
fundamenta en el diálogo que parece cogido con magnetófono .Entre las obras más
significativas encontramos El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio y El fulgor y la
sangre de Ignacio Aldecoa.
Junto a estas dos tendencias más sobresalientes aparecieron la novela
existencial, una novela imaginativa y fantástica y una novela metafísica.
4. LA DÉCADA DE LOS 60.RENOVACIÓN Y EXPERIMENTACIÓN.
En la década de los sesenta tres obras muestran con claridad los nuevos
rumbos de la narrativa española: Tiempos de silencio (1962) de Luis Martín Santos,
Señas de identidad de Juan Goytisolo y Cinco horas con Mario (1966) de Miguel
Delibes. Si bien los contenidos de estas narraciones mantienen la línea de las historias
sociales, la preocupación por la forma adquiere mayor dimensión y obliga al lector a
una lectura más activa.
Los autores de los sesenta introdujeron novedades en el discurso narrativo
retomando los hallazgos de la novela europea y americana de principios de siglo.
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Proust, Joyce, Kafka, Hemingway y autores hispanoamericanos como Vargas Llosa,
Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Borges se convirtieron en
influencias fundamentales para la creación de la novela de estas décadas.
Rasgos generales:
- El narrador interviene y denuncia, recurriendo, en ocasiones a la sátira y a la
parodia. Por lo tanto hay perspectiva narrativa. Utiliza alternativamente la primera y la
tercera persona, y con frecuencia, la segunda, un tú que crea la sensación de un
diálogo ficticio entre el narrador y un personaje. Se incluyen también distintos puntos
de vista sobre un mismo hecho, lo cual confiere perspectivismo a la narración. No hay
una sola verdad.
-Nuevas estructuras. En la estructura externa se aprecian cambios: desaparece la
división en capítulos y se dividen en secuencias (fragmentos de texto separados por
espacios en blanco). En cuanto a la estructura interna, hay nuevas técnicas: la técnica
del contrapunto que presenta varias historias que se combinan y alternan; la técnica
caleidoscópica que incluye muchas anécdotas y muchos personajes; y la técnica
abierta: que deja la novela sin desenlace.
-Se rompe la linealidad temporal. En el relato se mezclan el tiempo subjetivo y el
objetivo, se alternan historias y se producen avances y retrocesos. La técnica
cinematográfica fluye a través del flash-back. Importa más cómo se cuenta que lo que
se cuenta.
-Monólogo interior directo o fluir de la conciencia y destrucción de la sintaxis. Esta
técnica se utiliza para expresar la interioridad de unos personajes conflictivos, que
reflejan unos problemas en los que se debate un ser concreto. Como el discurrir de la
conciencia del individuo no sigue la organización gramatical de la lengua, el lenguaje
se presenta en estas novelas tal como se suceden los pensamientos. También
aparece el estilo indirecto libre. Estos procedimientos hacen que el diálogo quede
relegado.
-Riqueza lingüística. Los narradores de los sesenta atendieron especialmente a la
elaboración del lenguaje y en su estilo es notable la tendencia a la creación de nuevas
palabras, ya sea por procedimientos morfológicos habituales o mediante la unión de
vocablos en una especie de palabra frase.
-Importancia de la visualidad: tipografía, organización de la página, dibujos... Tal
como había sucedido con los escritores de vanguardia, en los años sesenta lo visual
volvió a adquirir valor expresivo, por ejemplo en la utilización de diferentes tipos de
letra para presentar historias alternadas, o bien para marchar el cambio en el punto de
vista del narrador.
Los aires de renovación se manifestaron también en autores de la posguerra
como Miguel Delibes o Torrente Ballester en su obra La saga funga de J.B.) y en otros
de la tendencia realista de los cincuenta como Últimas tardes con Teresa de Juan
Marsé o Antagonía de Luis Goytisolo.
5. LA NOVELA DE LOS 70.
A partir de los años setenta, la novela española se caracteriza por la
coexistencia de distintas tendencias y estilos anteriores.
A pesar de esta variedad pueden detectarse algunos rasgos comunes:
- Renovado interés por la historia y la variedad estilística. Agotado ya el camino de
la experimentación, los nuevos autores vuelven a contar historias y no desechan las
aportaciones formales de las décadas anteriores: argumento, trama, personajes.
- Variedad de temas. Encontramos temas relacionados con el realismo, el
compromiso ético, la reconstrucción histórica, la pura fantasía. Atienden tanto a las
circunstancias sociales y los acontecimientos históricos o políticos como a la vida
cotidiana y los conflictos individuales.
-Los novelistas se proponen contar historias y para ello no renuncian ni al humor, ni
a la imaginación.
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La coexistencia de novelistas de varias generaciones y la libertad en que se
desarrolla la literatura actual han favorecido el cultivo de tendencias novelísticas
muy diversas. Entre las más importantes se encuentran:
1.- La metanovela: literatura dentro de la literatura: Larva. Babel de una noche de San
Juan de Julián Ríos. Y Beatus ille de Antonio Muñoz Molina.
2.- La novela lírica: resalta la importancia de la calidad poética. Mortal y rosa de F.
Umbral, La lluvia amarilla de Julio Llamazares y Todas la almas de Javier Marías.
3.- La novela histórica: de recreación fantástica o verdadera. El capitán Alatriste de
Pérez Reverte y El hereje de Miguel Delibes.
4.- La novela policíaca: combina la tendencia a narrar una historia que resulte
interesante y atraiga al lector con aspectos sociales de denuncia. Reconstruye en
ocasiones momentos históricos en los cuales se han producido serios conflictos Estas
características se encuentran en La verdad sobre el caso Savolta 1975; obra de
Edudardo Mendoza que recrea la Barcelona de principio de siglo y los conflictos
obreros de la Semana Trágica. Otro autor es Manuel Vázquez Montalbán.
6. LA NARRATIVA DE LA DEMOCRACIA
INTRODUCCIÓN
Desde la muerte de Franco en 1975 hasta nuestros días, España ha sufrido
enormes cambios no solo políticos, sino sociológicos y, como consecuencia, también
culturales y artísticos. España en este periodo se ha convertido en una sociedad
europea que pretende convivir en libertad. Esta libertad es la que hace que artística y
literariamente exista hoy una enorme diversidad de tendencias que ha enriquecido el
panorama de fin de siglo, aunque dificultan también enormemente su clasificación.
Después de la muerte de Franco, don Juan Carlos de Borbón juró como rey de
España el 22 de noviembre de 1975. La primera fase del reinado corresponde a la
transición y finaliza con la aprobación de la Constitución en 1978, que sigue vigente en
la actualidad. Junto al rey, uno de los personajes clave de la transición fue Adolfo
Suárez, nombrado jefe del Gobierno en 1976. En las primeras elecciones
democráticas celebradas en 1977, Suárez concurrió a ellas y las ganó con la Unión de
Centro Democrático. (UCD).
el 23 de febrero de 1981 en el debate de investidura de Calvo Sotelo como
sucesor a la presidencia, un intento fallido de golpe de Estado atentó contra el nuevo
régimen democrático, pero fracasó. Desde ese momento, se ha producido en el
Gobierno una alternancia de partidos normal. A lo largo de este tiempo España entra a
formar parte de la Unión Europea y consigue un bienestar económico.
Después de largos años de censura y de exilio, nos encontramos con la
libertad de creación. El regreso de autores exiliados y la publicación sin trabas de
libros antes prohibidos han enriquecido el panorama cultural español en gran medida.
La concesión de sendos premiso Nobel de Literatura a Vicente Aleixandre (1977) y a
Camilo José Cela (1989) resaltó universalmente los méritos de nuestras letras
contemporáneas.
El consumo literario ha crecido notablemente desde 1975. Se ha desarrollado
una subliteratura de venta en quioscos y grandes superficies, en particular, las
crónicas o ensayos próximos al periodismo. Han proliferado igualmente los premios,
más comerciales que literarios, y en muchos casos, concebidos según las reglas del
mercado.
La narrativa española ha encontrado circuitos relativamente amplios y un
público fiel y entusiasta. Sin embargo, no han tenido la misma fortuna poesía y teatro.
RASGOS DE L A NOVELA A PARTIR DE LA DEMOCRACIA
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La novela española a partir de la democracia prosigue su evolución sin que los
acontecimientos políticos la influyan de una manera inmediata, de modo que se
abandona la experimentación y se retoma el relato tradicional. Conviven en este
periodo varias generaciones de narradores: autores de posguerra (Camilo José
Cela, Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester...), novelistas de los años sesenta,
setenta y ochenta (Juan Marsé, Lourdes Ortiz, Javier Marías, Bernardo Atxaga,
Álvaro Pombo, Julio Llamazares...) y escritores de la última promoción (José Ángel
Mañas, Juan Manuel de Prada). Todos escribirán en una época en la que no solo ha
desaparecido la censura, sino que llegaron las obras de los autores españoles
exiliados y se produjo el llamado boom de la novela hispanoamericana, tan beneficioso
para nuestras letras.
A mediados de los setenta, hay un cierto cansancio de originalidad; la fiebre
experimental entra en crisis tras haber incorporado las novedades que en otros
lugares se habían dado paulatinamente. En general, se vuelve a la novela más
tradicional, a la narración de estructura simple, lineal en el tiempo con una trama y
unos personajes claros. En definitiva, el estilo vuelve a ponerse al servicio de la
historia y los argumentos recuperan su protagonismo. Una de las novelas que inicia
este nuevo rumbo es La verdad sobre el caso Savolta 1975, de Eduardo Mendoza. La
novela se desarrolla en la Barcelona de 1917 a 1918. En ella, Mendoza reflexiona
sobre la historia del movimiento obrero anarquista como parte fundamental de la
historia de la ciudad de Barcelona valiéndose de una trama policial; utiliza para ello
tres puntos de vista diferentes: el del protagonista (en primera persona), el narrador
omnisciente y los documentos del juicio.
A partir de esta época la narrativa va a presentar gran variedad de tendencias
en temas y en técnicas. Todo ello hace muy difícil la clasificación por estéticas o
generaciones pues lo que destacan son autores y obras.
Sin embargo, a pesar de la variedad, predominan dos tipos de temática: la
recuperación del intimismo (lo subjetivo y psicológico) y la narración que centra su
interés en la trama, novela de historia, aventura o intriga. Por el contrario, decae el
interés por el análisis social.
Las características esenciales a todas las tendencias narrativas, que veremos a
continuación son:
- Se busca captar la atención del lector. Un lector que como resultado de la
progresiva socialización de la enseñanza y del desarrollo de los medios de
comunicación de masas será buen conocedor de los códigos culturales
utilizados en los diferentes géneros literarios. Se trata de un lector
desencantado con los discursos sociales y políticos de carácter general y
totalizador y que es receptivo a los discursos individualizados y de corto
alcance y reconocibles a través de la experiencia propia.
- Abundan los tonos humorísticos, lúdicos o irónicos, pero también están
presentes los aires nostálgicos o líricos en novelas de fuerte carácter
intimista.
- Por lo general han desaparecido los grandes personajes y han sido
sustituidos muchas veces por seres desvalidos e inseguros
- La estructura narrativa se ha hecho más ligera dinámica y variada como
consecuencia del experimentalismo de los 60 y 70, pero también ha tendido
al empleo de formas sencillas, no demasiado alejadas de los tradicionales,
por lo general se prescinde de disposiciones del texto que resultan
trabajosas para el lector.
- La excesiva complacencia en lo personal. No se realiza un análisis
complejo del mundo, ni hay personajes de envergadura; el narrador suele
ser el protagonista.
- La influencia de los medios de comunicación que impulsan el gusto por los
géneros como la novela-reportaje siguiendo el esquema del periodismo de
investigación y la cultura de masas. Los escritores del momento tuvieron
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vinculación en una u otra medida con los medios de masas lo que les
permitirá conocer el plurilingüismo de los media.
Se retomará un realismo en el que no se dará cabida al modelo objetivista y
que reivindicará el valor estético y comunicativo de la novela, planteándose
la necesidad de una literatura crítica con los aspectos más negativos de los
cambios sociales que se estaban dando durante los años 80.
Triunfan los subgéneros en los que la intriga es el ingrediente esencial:
novela negra, policíaca, y de aventuras histórica.
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