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NO TENGAN MIEDO, LES HE DADO MI
ESPÍRITU
ENSEÑANZA IMPARTIDA A LÍDERES DE LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA.
MADRE ADELA GALINDO
En la primera alocución de Juan Pablo II al mundo cuando fue instituido Papa fue: No tengáis
Miedo! Desde ese momento siempre su voz ha resonado
por todo el mundo con el mismo mensaje: ¡No
tengáis miedo!
Se han preguntado porque el Santo Padre se ha dirigido insistentemente a la Iglesia
diciéndole: ¡No tengan miedo! ¿Porque el Santo Padre cree que debe decirnos esto? Será que las
circunstancias en que vive la Iglesia de hoy son temerosas, será que el mundo de hoy presenta
signos de mucha oscuridad, violencia, egoísmo, idolatría, guerras, paganismo, secularismo y
ateísmo, capaces de hacernos tener miedo. Será que el mundo se ha paganizado de tal manera,
que Cristo es para algunos, simplemente una figura melosa, indiferente, o fantasiosa. O para otros,
es una figura que desean rechazar e incluso eliminar de la mente y el corazón del hombre. Es que
los grandes progresos tecnológicos han logrado que el hombre en ves de dar gracias a Dios, se
enorgullezca y se crea el mismo, Dios. ¿Es que quizás el hombre parezca caminar hacia su
autodestrucción abrazando la cultura de la muerte? ¿Es que quizás el hombre parezca haber
perdido su conciencia, endurecido su corazón y haberse revelado contra la Palabra de Dios? ¿Es
que quizás la Iglesia, parece para muchos ser un estorbo, una entidad innecesaria, o a veces,
incluso, una voz necesaria de callar?
Por que todas estas cosas son la realidad de nuestro mundo moderno, es que hoy mas que nunca
la Iglesia necesita dar vida, dar a luz a Jesús en el mundo, dar a conocer al único que puede
redimir al hombre, devolverle su valor y dignidad, darle vida, y vida en abundancia..
En el pasaje de la Anunciación, escuchamos al Ángel decirle a la Virgen Santísima: "No temas,
María... vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo...Jesús". La respuesta natural, ¿Como
será esto? de quien no sabe como tan gran milagro puede darse ya que existe en ella un
impedimento para la concepción: su virginidad. El ángel le responde: "El Espíritu Santo vendrá
sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra".
La Iglesia hoy, también puede preguntarse esto.
Para que Jesús viniera al mundo se necesitaron dos elementos: una virgen madre y el poder del
Espíritu Santo. Por lo tanto, todos los nuevos advenimientos de Cristo para el mundo, requieren de
la acción poderosa del Espíritu Santo, de una nueva efusión del Espíritu Santo en la Iglesia, que
como Madre tiene la misión de dar a luz a Jesús en cada alma y en el mundo entero, y de la dócil y
activa participación de la Virgen Santísima, que junto con el Espíritu Santo, deben preparar este
nuevo advenimiento.
Precisamente en este siglo, donde tantos peligros amenazan al ser humano, tanto a nivel espiritual
como físico, es que ha habido una efusión nueva del Espíritu Santo, que grita a nuestros oídos
espirituales las mismas palabras que grito a través del profeta Ageo 2:4-5 " mas ahora ten animo,
Zorobabel.. Animo, Josué...animo pueblo todo de la tierra” oráculo de Yahvé. A la obra, que estoy
yo con vosotros....en medio de vosotros se mantiene mi Espíritu: No temáis!
En el Evangelio de San Juan 20: 19.. "estando cerradas, por miedo, las puertas del lugar donde se
encontraban los discípulos, se presento Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz con vosotros."
Dicho esto, les mostró las manos y el costado; y les dijo otra vez: "La Paz con vosotros" y soplo
sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo."
Los discípulos tenían miedo (después de la crucifixión, muerte del Señor) y se encierran para no
ser descubiertos. Y ante el temor de la persecución externa, de las realidades peligrosas del
ambiente, se les aparece el Señor y calma sus miedos, con un: paz a vosotros. “Paz que es la
actitud interior contraria al miedo”. Y este desearles la paz, es un anuncio en si, del envío del
Espíritu Santo, pues la paz es fruto del Espíritu, y solo puede ser adquirida por una infusión de este
mismo Espíritu.
Quizás nosotros nos parecemos a los apóstoles, nos escondemos en nuestros trabajos, o en
nuestras familias, o en los ambientes públicos, porque parece que todo lo que manifieste el
cristianismo es perseguido, ridiculizado, despreciado)... Y tenemos miedo....pues nuestra situación
externa es también muy peligrosa... Jesús se manifiesta hoy deseando esa misma paz, paz que
cada corazón necesita adquirir en su situación personal... paz que el mundo lleno de guerras y de
amenaza de guerras aun peores, necesita adquirir... y esta paz que quita el temor, solo la
podremos alcanzar con una gran efusión del Espíritu Santo... Precisamente, la obra que el Espíritu
Santo quiere hacer en estos tiempos tan difíciles, es quitarnos el miedo, darnos valentía, paz y
seguridad en que a pesar de que las circunstancias actuales nos hablan de sufrimientos,
dificultades y luchas, Dios esta en medio de nosotros, actuando, defendiendo, guiando,
ocupándonos con los medios, dones y gracias necesarias para librar la batalla y ser fieles en la
cruz y tribulación, preparándonos para un nuevo Pentecostés.
Precisamente, vemos en este pasaje que Jesús muestra primero sus llagas y después sopla su
Espíritu. El Espíritu Santo es fruto de la pasión y muerte de nuestro Señor, esta efusión nueva del
Espíritu Santo, este nuevo pentecostés que el Señor prepara para su Iglesia, va a ser fruto de un
tiempo de gran batalla, lucha y purificación del pueblo de Dios.
No podemos negar que estamos en gran batalla espiritual entre la oscuridad y la luz, entre la
verdad y la mentira, entre la vida y la muerte, entre los valores cristianos y la permisidad
destructiva; entre el espíritu de idolatría y la fidelidad al único Dios; entre la obediencia a la
enseñanza de Cristo y las nuevas, erróneas e incluso herejes filosofías que se han permeado en
todas las aéreas de la vida humana.
Cuando la Iglesia esta en tiempos de gran batalla, cuando las fuerzas del mal y de la oscuridad
parecen acabar con el bien....El Señor desea enviar y envía su Espíritu a renovar la faz de la tierra,
a infundir un nuevo amor por Dios y su reino, a fortalecer a sus discípulos, a darles las armas
espirituales para combatir, a darles un gran celo por la salvación de las almas, a hacerlos
verdaderos instrumentos de gracia, verdad, luz, paz, gozo... En fin a hacerlos testigos vivientes del
poder del Espíritu Santo, para que hagan discípulos de todas las naciones, para que no tengan
miedo de proclamar que Jesús es Señor. "Este es un día de hacer resoluciones: Ábranse al
Espíritu Santo, renuncien a todo lo que bloquea su acción, y proclamen por la autenticidad de sus
vidas que Jesús es Su Señor" (Pablo VI)
En 1975 durante la conferencia carismática en la Basílica de San Pedro, el Señor dio una profecía
que hablaba de una nueva era viniendo sobre la Iglesia y de entrar en una batalla diferente para la
cual se necesita una nueva sabiduría, un nuevo poder, un nuevo entendimiento de los caminos de
Dios, una nueva vida, un nuevo corazón. (profecía)
Nosotros hemos visto en la Iglesia en los últimos 30 años una gran manifestación del Espíritu
Santo que conocemos por Renovación Carismática. Podríamos decir que la renovación fue
llamada a ser un movimiento profético, que nos revelara las primicias de un nuevo Pentecostés,
que nos apuntara hacia un nuevo Pentecostés. ¿Porque un nuevo pentecostés en la Iglesia?
Oigamos las palabras de Pablo VI (1972) dirigiéndose a la RC:
¿Que necesidad, primera y ultima, advertimos para esta nuestra Iglesia bendita y querida? ¿Que
necesita realmente? Lo debemos decir, temblorosos y en oración, porque es su misterio, es su
vida: es el Espíritu Santo, animador y santificador de la Iglesia, su aliento divino, el viento de sus
velas, su principio unificador, su fuente interior de luz y de energía, su apoyo y su consolador, su
manantial de carisma y de cantos, su paz y su gozo, su prenda y preludio de vida bienaventurada y
eterna. La Iglesia tiene necesidad de un perenne Pentecostés: necesita fuego en el corazón,
palabra en los labios, profecía en la mirada. La Iglesia necesita ser templo del Espíritu Santo, es
decir, de total limpieza y de vida interior" "La Iglesia y el mundo necesitan mas que nunca que el
"prodigio de Pentecostés se prolongue en la historia" (Pablo VI)
Fuego en el Corazón: Cuando el hombre se aleja de Dios, su corazón se endurece, se enfría y se
vuelve egoísta. Necesitamos arder de amor por Jesucristo y su Iglesia. Gritar por las calles como
San Francisco: El amor no es amado. Necesitamos un Fuego que arda y nos empuje a dar la vida
por Cristo, y el Evangelio. Fuego que queme todas nuestras impurezas, pecados, imperfecciones y
nos asemeje al Corazón de Cristo.
Palabra en los labios: Para proclamar la Palabra a tiempo y a destiempo, para exhortar, corregir,
dirigir, transmitir la sana doctrina, para revelar al mundo el amor de Dios, la verdad que los hará
libre. Pero esta predicación solo será efectiva, si nuestras palabras son fruto de una vida
transformada, purificada y santa. La Nueva Evangelización.
Profecía en la mirada: Para ver los signos de los tiempos y saber responder a ellos con sabiduría,
con inteligencia espiritual, con las armas del Espíritu. Profecía en toda su vida, o sea, la Iglesia
necesita ser una profecía viviente, ser signo de contradicción, gritarle al mundo con su vida y su
enseñanza que la verdad es la que libera al hombre de la esclavitud; que hay un solo camino. La
Iglesia (nosotros) necesita tener la valentía para no acomodarse a la mentalidad del tiempo
presente y ser verdaderamente luz y sal de la tierra.
Pureza y vida interior: Para llenarse de la gracia, de la interioridad del Corazón de Cristo, de la
mente, virtudes y sentimientos de Cristo, ser reflejo de la vida de Cristo en sus palabras y obras.
Ser Cristo vivo para el mundo.
"La Iglesia y el mundo necesitan mas que nunca que el "prodigio de Pentecostés se prolongue en
la historia" (Pablo VI)
Signos de Pentecostés:
-Viento: pues el Espíritu Santo no se ve pero su acción es real, se percibe por los frutos externos
que produce.
-Ruido: pues el Espíritu Santo mueve evoca la alabanza, el clamor, la exclamación.
-Fuego: pues el Espíritu Santo es el fuego santificador, que consume al hombre viejo y lo purifica;
haciéndolo arder en caridad.
-Temblor: pues el Espíritu Santo zarandea, conmueve hasta lo mas íntimo del corazón del hombre
removiendo las raíces del pecado.
-Hablar otras lenguas: pues el Espíritu Santo despierta en el alma el celo misionero, para llegar a
todos y darles el mensaje de salvación.
El mayor signo de lo que el Espíritu Santo hace en las criaturas: La Virgen Santísima.
La acción del Espíritu Santo es como el viento, que no se ve, pero se percibe al temblar las hojas
del árbol. De igual forma nosotros hemos visto al Espíritu Santo soplar en nuestros tiempos, a
través de una serie de manifestaciones en los corazones que lo han recibido, y que nos han hecho
posible percibir visiblemente su acción.
¿Cuales son esas manifestaciones que esta renovación en el Espíritu Santo ha traído?
-Conversión interior y transformación profunda de vida.
-Luz poderosa para comprender los misterios de la fe y de la salvación.
-Nueva conciencia personal del amor de Dios.
-Profundo deseo de orar y alabar al Señor por sus maravillas.
-Deseo de conocer, escudriñar y vivir las Escrituras.
-Hambre de los sacramentos: Eucaristía y Confesión.
-Apertura a la recibir y utilizar los dones del Espíritu Santo.
-Búsqueda de hacer todo para la gloria de Dios y de crecer en santidad.
-Revaloración de la misión de la Virgen María en el plan de redención.
-Fortaleza interior para testificar, con sus vidas y palabras, a Cristo.
-Búsqueda de vida en comunidad.
-Amor a la Iglesia y al Santo Padre.
Si vemos la realidad de la gran batalla que se libra en nuestro tiempo, y a la vez vemos la acción
del Espíritu también manifestada en nuestro tiempo, comprendemos las palabras de Jesús en Juan
16: 33 "En el mundo tendréis tribulación, pero !animo! ¡Yo he vencido al mundo!
¿Como vence Cristo al mundo? Enviándonos el Espíritu Santo "Conviene que yo me vaya, pues
entonces vendrá a nosotros el Peráclito. (Juan 16:7) El Paráclito, es el defensor, el abogado, el
consolador, el que "convencerá al mundo en lo referente al pecado (culpa) a la justicia (inocencia)
y al juicio (sentencia). Esto significa que el Espíritu Santo revela a Cristo, por lo tanto, también
revela todo lo que se le opone. Revela la iniquidad del mundo, sacando el mal a plena luz. Revela
al mundo que se ha revelado contra Dios y por ello sumido en las tinieblas.
-Cuando muchos corazones parecen haberse endurecido y perdido el amor, la capacidad de
sacrificio y entrega... el Señor envía su Espíritu que es el único que puede transformar el corazón
del hombre: ""Yo les daré un nuevo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su
carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que caminen según mis
preceptos, observen mis normas y las pongan en practica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios".
(Ez 10:19-20)
-Cuando el mundo parece enterrar la voz de Dios, su Palabra y sus enseñanzas, el Señor envía su
Espíritu que es el único que nos hace escuchar con docilidad la Palabra: "El Paráclito les enseñara
todo y les recordara todo lo que yo les he dicho" (Juan 14:26)
-Cuando la verdad parece haber sido relegada a una mera opinión personal, siempre relativa a las
circunstancias, el Señor nos envía su Espíritu de Verdad: "Cuando venga el Espíritu de la verdad,
los guiara hacia la verdad completa". (Juan 16:13)
-Cuando el mundo parece ser enemigo de Cristo y la persecución se hace cada vez mas clara y
directa, El Señor envía el Espíritu que es el único que nos fortalece para dar testimonio sin temor:
"Y ahora Señor ten en cuenta sus amenazas..... Acabada su oración, retembló el lugar donde
estaban reunidos, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con
valentía" (Hech 4:29-31)
-Cuando toda la estructura social en que vivimos nos invita a la superficialidad, inmoralidad,
rebeldía, arrogancia, desobediencia a los mandamientos, el Señor envía su Espíritu que nos
mueve desde el interior a vivir la ley del amor: "Jer 31,33: "Así será la nueva alianza que haré con
Israel en aquel tiempo futuro oráculo del Señor . Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en su
corazón."
-Cuando el hombre parece estar tan arraigado a las cosas materiales, terrenas y se ha propuesto
vivir para este mundo y olvidarse de la vida eterna, el Señor envía su Espíritu que nos recuerda el
fin ultimo del hombre: "Buscad las cosas de arriba nos las de la tierra" (Col 3)
-En un mundo de violencia, agresividad, pasiones desordenadas, indiferencia, etc. El Señor nos
envía su Espíritu para que de sus frutos en nuestros corazones: "amor, alegría, paz, amabilidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de si" (Gal 6:22)
-Cuando el hombre tiene miedo, necesita encontrar un lugar de refugio: el EspírituSanto nos esta
enviando a su esposa, y nos ofrece su corazón Inmaculado como refugio seguro en estos tiempos.
"No estoy yo aquí que soy tu madre"
-Cuando el hombre moderno parece irse tras falsos dioses, construirse muchos y nuevos ídolos
(empezando por su propio ser), El Señor envía su Espíritu que evoca en nosotros un grito de jubilo,
de adoración y culto al verdadero Dios: "La prueba de que somos hijos es que Dios ha enviado el
Espíritu de su Hijo que clama :Abba Padre!: LA ALABANZA.
LA ALABANZA
De manera especial, he sentido que el Señor quiere que me detenga en este punto, quizás porque
recuerdo los primeros años de la Renovación, cuando una característica muy clara de
manifestación de amor a Dios era la alabanza. A veces se pasaba 1 hora sin parar alabando,
exclamando, adorando al Señor con todo el corazón. De ese tiempo surgían los dones de lenguas,
profecías, visiones, discernimiento, liberaciones, sanaciones.
La alabanza es un signo visible de nuestra filiación como hijos de Dios y a la vez es un arma
poderosa en la batalla espiritual que libramos.
La Alabanza como grito de guerra (raíz bíblica):
Es uno de los estilos de oración más típicamente bíblicos. Es la oración a Dios en la que se
reconoce su grandeza, el poder de su majestad y su obra de salvación. En el hebreo original de los
salmos aparece el verbo alabar y el sustantivo alabanza. La raíz hebrea de estas dos palabras
significa: "estrépito ruido". Pero antes de aparecer en los salmos, el original de esta alabanza
clamorosa aparece en el contexto guerrero de las campañas israelitas por la conquista de Canaán.
La aclamación era el grito de guerra que lanzaba el ejército en orden de batalla contra el enemigo.
(San Miguel: “Quien como Dios”)
Recordemos el episodio de (Josué 6,5): la toma de Jericó. El pueblo en formación de batalla
delante de las murallas prorrumpe en un gran clamor con el sonido de trompetas, y las murallas de
Jericó caen ante el poder de la alabanza. El principal efecto que se atribuye a este grito de
alabanza es la liberación del pueblo oprimido. núm 10,9: "cuando partáis al combate contra un
enemigo que los oprime, tocaréis las trompetas en clamor, así se acordara Yahvé, de nosotros, y
seréis liberados de nuestros enemigos".
También este grito de aclamación gozoso y esperanzado levanta los ánimos del pueblo y pone en
fuga al enemigo. Hermanos, necesitamos esta espiritualidad de la alabanza (tan característica de
la renovación), necesitamos este grito de guerra contra nuestros enemigos interiores: desanimo,
depresión, obsesión, opresión, tentaciones, resentimientos, heridas, amarguras, temores. La mayor
sanación interior viene cuando alabamos al Señor, lo reconocemos centro de nuestras vidas, nos
llenamos de su poder. Igual necesitamos la alabanza en las batallas sociales en las que el cristiano
de hoy esta comprometido. Ante el poder del enemigo en las estructuras sociales de pecado, no
hay que mirarnos a nosotros mismos, a nuestra debilidad o a la fuerza de las dificultades, hay que
dirigir la mirada a Dios y comenzar a clamarle con grandes voces por su bondad, misericordia y su
poder. La alabanza es un volver la vista a Dios. Hay poder en la alabanza.
Recordemos a Moisés en Éxodo 17: los israelitas iban a batallar contra Amelec. Moisés, sube a la
cima del monte, mientras Moisés tenía las manos alzadas, ganaba Israel; cuando las bajaba
ganaba Amelec. Cuando Moisés se cansaba, Aarón y Jur le sostenían los brazos uno a cada lado.
A nosotros con nuestra vida de alabanza nos corresponde lograr la victoria de Dios sobre el mal, a
veces las situaciones, los cansancios y las luchas personales, nos hacen perder la disposición a la
alabanza, bajamos los brazos y se pierde la batalla.
¿Porque en la alabanza se utiliza como signo levantar los brazos? Porque la alabanza es levantar
el corazón, la mente, los sentimientos, los ojos a Dios. Salmo 62,4: "Toda mi vida te bendeciré, y
alzaré las manos invocándote". Salmo 141,2: "mis oraciones se elevan como incienso; mis manos
como la ofrenda de la tarde". Manos abiertas debe significar un corazón que se abre, un corazón
que desea ser elevado a la vida divina, a la vida de santidad. La tierra queriendo tocar el cielo,
entonces el cielo toca la tierra.
Ahora bien, hermanos, Alabar no es dar gritos por gritar, alabar es expresar lo que llevamos
dentro, debe ser signo de una vida de oración personal profunda, de una vida de búsqueda
de santidad, de ser parte del pueblo de Dios, de vivir sometido a su voluntad, de reconocerlo
como Señor y Rey de nuestras vidas.
Frutos de la Alabanza :
1-Poner a Dios en el centro, quitarnos nosotros mismos
2-Sanación interior: "Yo le curaré y le daré ánimos a el y a los que con el lloraban, poniendo en sus
labios alabanza" (Is 57,18)
3-Atrae la misericordia de Dios sobre nosotros: "No he contenido mis labios, he publicado tu justicia
en la gran asamblea, tu los sabes Yahvé.... No he ocultado tu amor y tu verdad a la gran asamblea.
Y tu Yahvé no contienes tus ternuras para mi. Tu amor y verdad incesantes me guardan" (Salmo
40,10-12)
4-Fuente de discernimiento: "Dichoso el pueblo que sabe alabarte. Caminara Oh Señor a la luz de
tu rostro" (Salmo 89,16) Cuando un pueblo alaba, es guiado por Dios en el camino. (profecías,
sentidos espirituales, visiones, enseñanzas)
5-Hacernos vivir en el gozo del Señor ( Is 61,3): la obra del Mesías será "consolar a los que llorar,
darles diademas en vez de ceniza, aceite de gozo en vez de vestido de luto, alabanza en ves de
espíritu abatido". La alabanza es pues la antítesis del espíritu abatido, es el nuevo aceite de gozo.
El gozo no es un lujo, es nuestra fortaleza (Neh 8,10). El gozo es la experiencia real y viva de Dios
en medio de cualquier tribulación.
6-Liberación de nuestras ataduras: la alabanza rompe la dureza de nuestro corazón, remueve las
trabas, derriba los obstáculos y nos dispone para que el Espíritu Santo actúe en nosotros con toda
libertad.
LA ORACIÓN Y CANTOS EN LENGUAS: UN CARISMA DE ALABANZA
Ante todo debemos comprender que este carisma es un don de oración que nos sirve para
comunicarnos con Dios, no nos sirve para comunicarnos con otros, por esto es que no tiene nada
que ver con el fenómeno que ocurrió en Pentecostés.
El orar en lenguas es orar en el Espíritu, no supone el uso de un idioma real existente que
hubiéramos conocido por inspiración, sin haberlo estudiado. Habrá podido y puede suceder en
algunos casos milagrosos (otras lenguas), pero como fenómeno milagroso no puede nunca ser
algo habitual como es el don de lenguas. Podríamos decir que el orar en lenguas es un lenguaje
del corazón. Desde nuestra infancia todos tenemos sonidos interiores. Los bebes emiten sonidos
sin sentido al idioma humano.
Todos somos conscientes de que muchas veces no podemos expresar con palabras lo que
queremos decir, y esta misma dificultad la encontramos en nuestra relación con Dios. Orar con
todo nuestro entendimiento y orar en el Espíritu se complementan: 1 Cor 14, 15: "Oraré con el
espíritu y oraré con la mente. Cantaré con el espíritu y cantaré con la mente". Uno de los frutos del
don de lenguas: gozo, paz, unción celestial, serenidad, discernimiento, sabiduría...
Por ser don de oración y alabanza, es también oración de intercesión; a veces no sabemos que
pedir, o que necesitamos, o que espíritu confrontamos. "El Espíritu viene en ayuda de nuestra
debilidad cuando no sabemos orar como conviene e intercede por nosotros con gemidos inefables"
(Rom 8,26)
Dones o carismas : son gracias especiales concedidas por el Espíritu a algunos para el bien
de toda la Iglesia. Nunca faltan, pero hay períodos en que se manifiestan con más
abundancia.
Conclusión:
Hermanos, la Renovación en el Espíritu es obra de Dios, para un momento histórico en la vida de
la Iglesia, y en nuestras vidas. Vivimos en un tiempo difícil, que requiere almas que amen sin
contar el costo, almas valientes, decididas a ser transformadas por el fuego del Espíritu Santo y ser
instrumentos del Espíritu para transformar la faz de la tierra.
Hoy exhorto a la Renovación con las mismas palabras de San Pablo a Timoteo, cap 1: "Te
recomiendo que reinflames, que reavives el carisma de Dios que hay en ti, pues no nos dio el
Señor un espíritu de timidez, sino de fortaleza, caridad y templanza". Poder, celo, valentía, amor y
dominio de pasiones.
Reinflamar, encender de nuevo el fuego, dar nueva vida al fuego oculto bajo las cenizas. No dejen
apagar el fuego que el Espíritu Santo prendió en este movimiento, y en cada uno de sus
corazones.
Para responder a este llamado de reinflamar el verdadero fuego del Espíritu Santo, debemos hacer
un profundo examen de conciencia y descubrir los excesos y las escaseces que han habido en la
renovación.
Los seres humanos tendemos a con el tiempo dejar apagar los fuegos, acostumbrarnos a las
cosas, a cansarnos. A veces hemos apagado el fuego bajo el término de madurez, hemos perdido
la audacia, bajo el término de prudencia; y hemos apagado el celo, bajo el término de caridad. La
madurez, la prudencia y la caridad se alcanzan en perfección viviendo la voluntad de Dios para
cada uno.
A veces hemos prendido fuegos falsos:
- En el nombre de libertad del Espíritu Santo para hacer lo que queremos, dejar salir emociones...
- Dejarnos mover por el Espíritu Santo para no tener orden
- Alabanza: bulla, entretenimiento, animación
de ecumenismo comprometiendo nuestra fe.
Respondiendo al llamado que El nos ha hecho. !Que la Renovación, viva siempre en constante
renovación espiritual, volviendo a las fuentes, al primer amor, siendo un pueblo de alabanza,
abierto a los dones y en total dependencia a la acción transformadora del Espíritu Santo!
Juan Pablo II en 1979: "Estoy convencido que este movimiento es un elemento crucial en la
renovación total de la Iglesia"