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LA VIDA EN EL ESPIRITU
EN LA RCC Y APARECIDA
P. JOHN MARIO MONTOYA, cjm
INTRODUCCIÓN
Me ha inquietado, me ha conmovido durante estos días de preparación del tema a este
evento: “La Vida en el Espíritu y Aparecida”. Ya nos explicaron muy bien sobre el
Kerigma, sobre el primer anuncio salvador y amoroso, después se nos habló del bautismo
en el Espíritu, de esa experiencia transformadora del Señor en nuestras vidas. Y creo que
este tema de alguna manera toca todo lo que nosotros queremos ser y todo lo que la
presencia del Espíritu en nosotros produce, como una experiencia no momentánea, no
pasajera, sino duradera y permanente: la Vida en el Espíritu. Al fin y al cabo lo que
deseamos, lo que buscamos, lo que queremos es Vivir en el Espíritu, y para mí ha sido un
gozo, una gran alegría preparar esta reflexión porque me he preguntado sobre la Vida en
el Espíritu, sobre mi Vida en el Espíritu, sobre la Vida en el Espíritu de la Comunidad del
Minuto de Dios que coordino en Medellín – Colombia y la Vida en Espíritu de mi
comunidad Eudista, la congregación a la cual pertenezco; y la Vida en el Espíritu de la
Iglesia toda; porque me parece que lo que ésta experiencia de Renovación quiere
regalarnos es una profundidad en la Vida en el Espíritu, es una certeza de la Vida en el
Espíritu.
Este tema lo voy a compartir dándoles un breve preámbulo y como tres ideas
fundamentales que me parecen que pueden quedar en el corazón y en la mente de
ustedes; después del preámbulo hablaré del por qué la Vida en el Espíritu es Vida y qué
significa que es Vida y qué es que sea Vida. En un segundo paso abordaré la Vida en el
Espíritu como una experiencia Trinitaria de Dios, conducida por la fuerza del Espíritu, en
el Poder del Espíritu. Hablando del Poder del Espíritu voy a retomar unos 2 textos del
documento de Aparecida que realmente me han impactado sobre lo que significa Vivir
bajo el Poder del Espíritu. En un tercer punto las consecuencias de la Vida en el Espíritu,
las consecuencias de Vivir en el Espíritu. Tres puntos fundamentales: Por qué la Vida en
el Espíritu es Vida, la Vida en el Espíritu que es Trinitaria y la Vida en el Espíritu con unas
consecuencias, cuatro consecuencias de la Vida en el Espíritu, de la acción del Espíritu
entre nosotros.
LA VIDA EN EL ESPÍRITU ES VIDA
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Cuando hablamos de la Vida en el Espíritu se trata de hablar de vida espiritual, la Vida en
el Espíritu es la Vida Espiritual, la Vida del Espíritu en nosotros, el desarrollo de la Vida
Espiritual entre nosotros, significa una Vida en el Espíritu y según el Espíritu; así que
cuando hablamos de la Vida en el Espíritu, estamos hablando del proceso de la vida
Espiritual. Me acordaba de Teresa de Jesús que habla de los pasos del alma hacia las
profundidades y hacia el misterio de Dios hasta llegar a la última morada de configuración,
de intimidad, donde el alma se siente conducida y se siente arrebatada por esa
experiencia extraordinaria del amado que nos busca y que nos seduce. Quisiera leer un
número del documento de Aparecida, un texto que leímos sobre los movimientos
eclesiales y nuevas comunidades, en el Numeral 312, el que dice que: “Los movimientos
eclesiales son un don del Espíritu Santo para la Iglesia”, pero como en la mitad de este
numeral dice: “Conviene animar algunos movimientos y asociaciones que muestran hoy
cierto cansancio o debilidad e invitándolos a renovar su carisma original que no deja de
enriquecer la diversidad con el Espíritu que se manifiesta y actúa en el pueblo cristiano” y
a mí me llama la atención este numeral del documento de Aparecida porque hablando de
los movimientos eclesiales dice: “Que Algunos experimentan un poco de cansancio o de
debilidad”, y no hay duda que en algunos lugares nuestra renovación carismática
experimenta algunos cansancios o debilitamientos. Dicen los obispos reunidos en
Aparecida que nos invitan a renovar nuestro carisma original porque toda Vida en el
Espíritu es un volver al carisma original, como el Concilio Vaticano II que a las
comunidades religiosas nos invitaba a renovar nuestro carisma original, a beber en
nuestras propias fuentes a recuperar el carisma primero. Así el documento de Aparecida
está diciendo que la manera como los movimientos eclesiales saldrán de la debilidad y del
cansancio es precisamente renovando su carisma original y a mí me encanta la palabra
renovando, renovar, porque no es una refundación ni es una re evangelización sino es
una renovación, lo que quiere decir quizás que el carisma original y originante de la
Renovación Carismática necesita una renovación, “renovar la Renovación” es quizás a lo
que nos invitan los obispos en Aparecida, pero luego en el numeral 313 hablando de
estos movimientos eclesiales, dicen los obispos que los movimientos que gozan del
reconocimiento y del discernimiento de la Santa Sede son considerados como dones y
bienes. La Iglesia, mis hermanos ustedes lo saben, no pone palabras por poner palabras,
y cuando yo sentía que hago parte de este movimiento reconocido por la Iglesia como un
don y un bien de la Iglesia, o sea que nosotros Renovación Carismática somos un don de
la Iglesia, para la Iglesia. Somos un bien de la Iglesia y así como una empresa tiene
bienes que la hacen propia, que la hacen crecer, la Iglesia considera a sus movimientos
Apostólicos como bienes, o sea que nosotros somos parte de los bienes, de la riqueza del
patrimonio de la Iglesia y lo somos no porque tengamos esta, tal o cual actividad, sino
porque somos dirigidos, conducidos, movidos por el mismo Espíritu de la Iglesia y yo creo
que ahí hermanos es donde nosotros tendríamos que entrar a entender después de este
corto preámbulo el primer punto que quiero desarrollar con ustedes.
Cuando hablamos de Vida en el Espíritu; porqué hablamos de que es Vida; qué significa
de que sea Vida, a veces lo más obvio inclusive cuando predicamos es lo que más
olvidamos, a veces olvidamos que las palabras contienen un significado extraordinario,
Por qué hablamos de Vida en el Espíritu, es Vida porque es engendrada por otro, la vida
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no se auto produce, uno no se auto produce, unos padres nos han engendrado, nos han
llamado a la vida, nos han traído a la vida y la vida es vida precisamente porque es vida
recibida, es vida contagiada, es vida que se da, y cuando nosotros hablamos de Vida en
el Espíritu estamos hablando de que esa vida nos ha sido contagiada por otro, es más yo
quisiera utilizar esta palabra: esa vida ha sido engendrada, hemos sido engendrados a la
vida, pero no solamente a la vida física sino que cuando hablamos de Vida en el Espíritu
estamos diciendo que hemos sido engendrados a lo espiritual, hemos recibido el don de
la Vida espiritual pero no por un esfuerzo personal, eso no se contagia, eso no se recibe
en talleres, eso no se recibe por fuera, eso es un don mismo de Dios, una fuerza
renovadora de Dios en nosotros. Pero hay vida y qué contradicción, hay vida porque hay
muerte y muertes, hay vida porque hay muerte; cuando el bebé o cuando el niño está en
el vientre de la madre muere a una etapa, muere a depender de la madre y surge a la vida
nueva en el nacimiento, porque la vida conlleva a un proceso de muerte y de continuas
muertes, muerte y muertes, y ustedes y yo cuando en la vida hemos nacido a nuevos
procesos vitales, cuando hemos pasado de la niñez a la adolescencia hemos muerto a la
niñez, cuando hemos pasado de la adolescencia a la juventud, hemos muerto a la
adolescencia, cuando hemos pasado de la juventud a la etapa adulta hemos muerto a la
juventud y es que la vida, el proceso de la vida y el proceso de lo espiritual conlleva
continuas muertes que son reflejo de una muerte trascendental, que son reflejo de una
muerte fundamental y es esta, nosotros hemos muerto al pecado, al mal, a lo antiguo y
hemos sido engendrados a una vitalidad, a algo nuevo, a una experiencia nueva y eso
implica continuas muertes.
Ustedes y yo, servidores de la Renovación cuantas veces nos ha tocado morir para que el
Espíritu engendre nueva vida en nosotros, para que el Espíritu produzca nueva vida entre
nosotros nos ha tocado morir, morir a nosotros, morir a cargos; antes uno era Coordinador
de esto y después no es nada, antes uno era el Responsable de los Grupos de Oración
de tal lugar y después uno no es nada; el problema o uno de los problemas de nuestra
bendita Renovación es que muchos líderes no quieren morir, ni a ellos ni a las continuas
muertes que les implica el ser engendrados a un nuevo estado de vida; a mí me ha
llamado la atención cuando a veces participo de la Renovación en tantos lugares que
muchos líderes cuando ya no son los que dirigen la Renovación, ya no se sienten
Renovación, que muchos líderes cuando ya no son ni Presidente, ni son coordinadores, ni
son responsables, ya no se sienten Renovación.
La Renovación Carismática no está unida a un cargo, sino que la Renovación Carismática
es un estilo de vida, un carisma que el mismo Espíritu nos ha dado a nosotros. ¡Amén!
Y por eso yo creo que la Vida en el Espíritu es vida porque la vida en el Espíritu nos
conduce a la muerte y a continuas muertes, pero la vida en el Espíritu es vida porque
conlleva crisis, estancamientos, movimiento, dinamicidad, renovación. Hay vida y donde
hay vida, hay movimiento.
Cuando fui nombrado Párroco de una Parroquia de mi comunidad Eudista, en Medellín,
donde trabajo actualmente, me preguntaba cómo hacer si yo no había sido preparado
para ser párroco y mi comunidad me mandó a estudiar otra cosa. Mi superior me puso
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hacer otra cosa y como soy de una comunidad religiosa me tocó obedecer y obedecí con
alegría y con llanto, porque la obediencia a uno a veces le arranca el llanto, y cuando
llegué a esa parroquia le pregunté a un hermano que llevaba como 50 años ahí: hermano,
cómo se celebra la Semana Santa en esta parroquia, y él me contestó: pues Padre John
Mario como se celebra hace 40 años. A otro le preguntaba: hermano, cómo se celebra la
Navidad en esta parroquia, y él respondía: pues Padre John Mario como se celebra hace
40 años; hasta que a mí se me subió el apellido y a los colombianos cuando se nos sube
el apellido damos bala y le dije: hermano Pedro de ahora en adelante las cosas no se
harán como se hacían o como se celebraban hace 40 años, de ahora en adelante las
cosas se harán nuevas porque Dios aceptó las cosas nuevas.
Hay gente que quisiera que en la Iglesia y aún en la Renovación las cosas se hicieran
iguales a como se han hecho antes y en la única parte donde las cosas permanecen sin
movimiento, y si usted no quiere que haya cambios, si usted no quiere que haya nada
nuevo, por favor váyase a vivir al mejor barrio donde todo es siempre igual y se llama
cementerio: !muérase¡, ¡muérase!. Porque donde hay vida hay renovación y donde hay
vida hay siempre algo nuevo y por eso la Vida en el Espíritu se llama vida; porque la vida
se desarrolla con movimiento; con estancamientos entre comillas o con crisis. A mí no me
da miedo cuando dicen que tal persona está en crisis, a mí eso no me da miedo, porque
la crisis no es la negación del camino recorrido, sino que la crisis es la evaluación de lo
que hemos hecho para reemprender el camino; cuando alguien está haciendo crisis o
cuando una comunidad está haciendo crisis, significa que hay que reemprender el camino
y que las vivencias que se han hecho tal vez no están respondiendo a las etapas nuevas
que plantea la vida, la historia, los signos de los tiempos, entonces es cuando creo que
debemos entender que la Vida en el Espíritu es Vida, que no es estancamiento, que la
Vida en el Espíritu es movimiento, que la Vida en el Espíritu es el Espíritu Santo
desarrollando, en cada uno o en nuestra comunidad, cosas nuevas todos los días,
haciendo cosas nuevas todos los días, acaso no dice el Señor en su Palabra “He aquí
que todas las cosas las hago nuevas, lo viejo pasó lo antiguo pasó y hoy vengo hacerlo
todo nuevo”, y creo mis hermanos que es cuando nosotros podemos entender la Vida en
el Espíritu es una fuerza constante. Cuando algunos preguntan sobre la Renovación
Carismática, qué le espera a la Renovación Carismática, pues yo creo que lo que le
espera a la Renovación Carismática es dejar que el Espíritu produzca vida, que el Espíritu
haga en nosotros algo nuevo, presencias nuevas, estilos nuevos, palabras nuevas y es en
ese momento cuando creo que tenemos que entender lo que significa Vida en el Espíritu.
LA VIDA EN EL ESPÍRITU COMO UNA EXPERIENCIA TRINITARIA DE DIOS
Esta vida en el Espíritu es una Vida en el Espíritu Trinitaria y este segundo punto quiere
mostrarnos que vivir en el Espíritu o la Vida en el Espíritu es la vida que el Espíritu Santo
desarrolla en nosotros, es sentirse habitado por Otro que no soy yo, es decir, el alma se
siente huésped, porque el alma le da espacio más a lo divino que a lo humano, es la lucha
entre la carne y el espíritu que da determinación de la vida espiritual, tanto que yo me
siento huésped de mi propia alma para decirle al dulce Huésped: el Espíritu Santo, que
sea Él quien more en mí, que sea Él quien reconstruya y pienso que cuando me siento
habitado en el Espíritu, es como cuando uno se monta al autobús o al metro, aquí en Lima
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al metropolitano, y ve una señora de pie, parada y uno está sentado y la señora tiene
unos paquetes, tiene unas bolsas y uno se dice estoy tan cansado, pero cómo no le voy a
dar el asiento a esta señora, y resulta que entonces uno se corre un poco y le da una
puntica del asiento a la señora, pero la señora tiene una nalga más grande que la de uno
y la señora se sienta y empieza en cada curva a empujarle un poquitico a uno y uno se
corre, y uno se dice ¡hay esta señora!, y en la otra curva la señora le hace uno lo mismo
hasta que al último uno dice: bueno señora mejor me pongo de pie ocupe usted con esa
nalga toda la silla. Saben, la Vida en el Espíritu no es otra cosa que esto, uno está como
demente en su vida y llega el Espíritu Santo y en cada curva le hace a uno un
empujoncito y uno está incómodo en sus posiciones, viene uno al ECCLA y el Espíritu le
hace otro empujoncito… hasta que uno se pone de pie y le dice al Espíritu: mande Usted,
sea Usted el dueño de todo y Usted es el que debe dirigir esta cosa. Si usted y yo nos
dejamos conducir por el Espíritu, deje que el Espíritu le de empujoncitos, deje que el
Espíritu lo mueva, deje que el Espíritu es más grande que usted se lo puedo asegurar, es
más grande que usted y es más grande que yo y es más grande que cada uno de
nosotros; deje que el Espíritu gane más espacio en usted, eso se llama Vida en el
Espíritu, déle el primer lugar a Él y déjese conducir por Él.
Pero esta Vida en el Espíritu de carácter Trinitario, yo la he llamado la primera parte: “Al
Padre en el Hijo” y esta Vida en el Espíritu es introducirnos en una nueva relación con Él
para entrar en una nueva comprensión del amor de Dios. Por qué uno de los regalos más
grandes que Dios le ha dado a nuestra bendita Renovación Carismática es el Seminario
de Vida en el Espíritu, porque la primera enseñanza del Seminario de Vida en el Espíritu
se llama “el amor de Dios”, es una cosa hermosa para mí, la catequesis más bella que
Dios le ha regalado a la Iglesia a través de la Renovación Carismática se llama Seminario
de Vida en el Espíritu o Seminario de las siete semanas o Seminario de la Vida Nueva o
como usted quiera llamarlo, pero es que hay bautismo en el Espíritu porque en primer
lugar reconocemos a Dios como Papá en ese seminario y la Vida en el Espíritu es entrar
en una relación de intimidad con ese Papá que es nuestro Dios.
La Vida en el Espíritu es reconocer una dependencia de Dios Papá, de Dios que me
cuida. Yo no sé, pero creo que a medida que uno se va metiendo en este camino del
Espíritu, en estos vericuetos, en estos avatares del Espíritu uno se va sintiendo más hijo,
más amado por el Padre, yo a veces me siento tan amado por el Padre que pienso que
me estoy enloqueciendo. Una vez estaba en un aeropuerto en la sala de espera y me
quedé dormido y mientras estaba dormido abordaron el avión y yo no lo abordé porque
estaba profundamente dormido, creo que venía de Chile, y estaba allí cuando me
desperté y el avión se había ido. Cuando me desperté, lo único que dije fue: Dios yo
quiero ir a Colombia hoy, amo mucho a Chile pero quiero llegar a Colombia, y no sé pero
me vienen a decir que el avión que estaba ya haciendo su caminar en la pista tiene que
devolverse porque tiene un baño malo; yo dije: el avión no se devolvió por el baño malo,
volvió por mí, porque yo tengo un Papá que me ama, que me quiere, que está
preocupado por mí. Por eso cuando llegué a Colombia les dije: Yo creo que me estoy
enloqueciendo porque estoy seguro que Dios devolvió el avión porque había un asiento
vacío que era el mío, ¡aleluya!, ¡Gloria a Dios!
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Y es que creo hermanos que cuando nosotros vivimos en el Espíritu es una intimidad con
Dios, eso es de lo que Pablo habla cuando tal vez se refiere a los gemidos, gemidos
inefables, gemidos, llanto, palabras inusuales, quejas inusuales. Se trata entonces de una
nueva comprensión del amor de Dios, es entrar en el Espíritu a las profundidades misma
de Dios y déjenme decirle hermano de la Renovación Carismática que en eso ustedes y
yo estamos todavía en pañales, cuando nosotros decimos qué le falta a la Renovación
Carismática para darle a la Iglesia Católica, diría que algo que también le hace falta a la
Renovación para darle a la Iglesia Católica es una experiencia novedosa, amorosa, íntima
de Dios que es Papá, que me ama, que me quiere, que está enamorado perdidamente de
mí y eso todavía a nosotros nos falta mucho por comprender, y eso que a la Renovación
le falta mucho por dar porque todavía no hemos logrado contagiar a la Iglesia de esa
experiencia renovadora del amor de Dios y es que el amor del Papá en la sociedad
nuestra la quieren borrar.
Hay ciertos grupos que están dedicados a borrar la imagen paterna en la familia, en mi
país Colombia se dice esto: “Mamá sólo hay una, papá cualquiera”, así se dice a veces.
En mi país Colombia este año el día de la madre es inamovible, el día del padre lo
movieron por elecciones, por esto, por lo otro. No se mueve el día de la madre en ningún
país nunca, pero el día del padre puede ser cualquier día, si te descuidas puede ser
navidad y con un solo regalo te despachan, porque en nuestra sociedad de hoy se quiere
borrar la imagen del papá y para mi hermanos, la experiencia de la Vida en el Espíritu me
lleva a entender que Dios es Papá de eso nos hablaban ayer en la tarde, Dios es mi papá
me ama, pero estoy hablando aquí no solamente de experimentarlo como Papá sino de
experimentar la profundidad de Dios, por eso Pablo dice que hay un lenguaje nuevo que
no podemos entender y los que están afuera no pueden entender.
Pablo lo dice en su Primera Carta a los Corintios, capítulo II, versículos 12 y siguientes y
dice: “Y nosotros no hemos recibido el Espíritu del mundo sino el Espíritu que viene de
Dios para que entendamos las cosas que Dios en su bondad nos ha dado, hablamos de
estas cosas, palabras que el Espíritu de Dios nos ha enseñado y no con palabras que
hayamos aprendido por nuestra propia sabiduría, así explicamos las cosas espirituales a
los que son espirituales, el que no es espiritual no acepta las cosas que son del Espíritu
de Dios porque para él son tonterías”.
Está diciendo Pablo que cuando uno comienza a vivir en el Espíritu tiene un lenguaje
nuevo y es que el lenguaje expresa una relación, una relación entre un yo y un tú, esto es
el resultado de esa expresión. Cuando Pablo dice que hay un nuevo lenguaje significa
que nosotros entramos en una nueva relación de intimidad con Dios, y para mí la vida
espiritual es entrar en la intimidad de Dios, en lo secreto del Padre, en lo hermoso del
Padre, en la belleza del Padre, en la seguridad del Padre, en la protección del Padre, en
la providencia del Padre, en el amor sereno del Padre. Pues bien queridos hermanos esto
es algo que todavía le falta vivir a la Renovación Carismática. Cuando ustedes y yo
decimos qué le falta a nuestra Renovación, yo diría que todavía estamos en pañales en
algunas cosas, no porque no hablemos siempre en lenguas, no porque no tengamos
sanación, eso viene por añadidura; pero lo fundamental en esta experiencia del amor de
Dios es ser capaz de sumergirme en lo íntimo, en el silencio o en la alabanza. Lo segundo
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de esta experiencia de la vida en el espíritu a nivel trinitario es esto: Yo le llamaría al Hijo
en el Espíritu. Llegamos al Padre en el Hijo, pero llegamos al Hijo en el Espíritu, para
Pablo “ser cristiano es estar en Cristo”, hacer de Cristo el principio de la vida, llevar una
vida dominada por Él y ustedes y yo sabemos las preposiciones que Pablo utiliza: Es Vivir
en Cristo, por Cristo, con Cristo, desde Cristo; lo que quiere decir que estar viviendo en el
Espíritu es configurarse, identificarse plenamente con el Hijo, eso mis hermanos es lo que
la Iglesia llama mística. Cuando nosotros decimos es un Místico decimos es que camina
mirando siempre para el suelo, como es místico no mata una hormiguita, es muy místico
porque nunca se enoja, el Padre es un Místico, el vive en la luna el jamás nos habla de la
realidad; y saben en la teología espiritual de la Iglesia, ser místico es identificarse con
Cristo, es vivir en él, desde él, por él y para él.
Yo quiero decirles a ustedes hermanos de la Renovación Carismática que ser espiritual y
vivir en el Espíritu es vivir en Cristo, por Cristo, desde Cristo, para Cristo; porque al Padre
no le gusta otro Rostro sino el del Hijo, porque el modelo de hombre perfecto es Jesús,
porque es Él el nuevo Adán, porque Él es el proyecto de Dios para la humanidad; el
proyecto de Dios para la humanidad se llama Jesucristo, no hay otro proyecto de Dios
para la humanidad y todo proyecto humano tiene que pasar a través de Él.
Quiero decirles hermanos que el único modelo válido para el Padre es Jesús de Nazaret y
por eso lo resucitó, para mostrar que la propuesta de Jesús es la propuesta por Él y para
el mundo y por eso ustedes y yo tenemos que entender que la espiritualidad cristiana es
seguir a Cristo, configurarnos con Cristo y hacernos hijos en el Hijo; es volver a leer el
evangelio, es vivir según los criterios, las perspectivas, las intuiciones, las insinuaciones
de Dios que se nos muestran en la persona adorable de Jesús de Nazaret y ahí, mis
hermanos, sí creo que la Renovación Carismática tiene mucho que aportar a la Iglesia y al
mundo, es decir cuando nosotros vivimos en el Espíritu nos incorporamos, escuchen esta
palabra “incorporamos” a los criterios, al estilo de discernimiento, a la sabiduría, al
discernimiento espiritual de Jesús de Nazaret y por allí pasa la vida en el Espíritu y el
agrado a Dios, por eso la Iglesia dice amen a los pobres como Jesús los ama, sanen a los
enfermos al estilo de Jesús, nos pide meternos en la realidad humana. Vivir en el Espíritu
es leer la historia con los lentes de Jesús de Nazaret, vivir en el Espíritu es entender la
vida, las pasiones, los sueños, los ideales, los proyectos desde la óptica de Jesús de
Nazaret, vivir en el Espíritu es entender la vida desde la persona adorable de Jesús de
Nazaret y déjenme decirles que en Renovación Carismática nos falta mucho en esto y
tenemos mucho que ayudarle a entender al mundo y a la Iglesia como Jesús entendía al
ser humano, como lo captaba, como lo amaba, como se relacionaba con las pecadoras,
con las prostitutas, con los pecadores, con los cobradores de impuestos, con los
marginados de su época, con los desechados de su época y que vivir en el Espíritu es
entender la vida como la entendió Jesús de Nazaret.
Pablo lo entendió muy bien, ustedes y yo hemos leído de sobre aquello de Gálatas 2, 20:
“Ya no soy yo el que vivo, es Cristo que vive en mí”, ya no soy yo el que actúo, es Cristo
el que actúa en mí. Me ha tocado ir a unas partes a predicar que yo mismo digo: si fuera
por mis gustos y por mi manera de entender la vida yo no vendría aquí jamás; me ha
tocado estar, ir y venir, trabajar en lugares en los que me ha puesto mi misma
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congregación que, yo que soy duro de cabeza y que hago preguntas, he tenido que
entender de una manera diferente porque ya no soy yo el que vivo, es Él quien vive en
mí, es Él quien mora en mí y saben una cosa hermanos, saben lo que eso significa:
Configurarme con Cristo, ser uno con Cristo, entender la vida desde los criterios de Cristo
y yo no sé si nosotros en la Renovación, en nuestras comunidades, en nuestros equipos
de servidores juzgamos según Cristo o según nuestras conveniencias, porque yo también
dirijo una comunidad y siempre me tengo que preguntar: “Estoy dirigiendo bajo mis
criterios o bajo los criterios de Cristo, esto lo está haciendo John Mario Montoya o el
Espíritu a través de él y cuando reconozco que lo estoy haciendo yo me pongo de rodillas,
lloro y eso es un empujón del Espíritu, y allí es donde comienzo a entender que ya no me
pertenezco.
La vida en el Espíritu es “no pertenecerse” es “ser de otro”, es dejarse invadir por el otro,
les insisto en esta palabra “la sensibilidad espiritual es Jesús de Nazaret”, los criterios de
Jesús de Nazaret, los criterios, la manera de entender la vida, de gozarla, de disfrutarla, la
manera de Él captar su relación con el Padre, la manera de entender el culto, la manera
de entender a los otros, la manera de sanar esos son los criterios de Jesús y la vida en el
Espíritu, es entrar en esos dinamismos, en esos criterios, en esa manera de pensar y
pienso hermanos que a nuestra Renovación le falta mucho de eso, mucho, a nuestra
Renovación le falta mucho que aportar al mundo y a la Iglesia.
No se acaba la Renovación cuando en un momento determinado habla tanto en lenguas,
se acaba nuestra Renovación cuando los criterios que nos impulsan, los principios que
nos impulsan, los sueños que tenemos son sueños personales y no sueños que pasan a
través del discernimiento de Dios, los criterios de Dios, los sueños de Dios, los
pensamientos de Dios, ahí es donde yo creo que empieza la vida en el Espíritu; Pablo sí
lo entendía “ya no soy yo el que vivo es Cristo el que vive en mí”.
En el documento de Aparecida, que lo volví a leer todo para este ECCLA, dicen los
Obispos en el documento: “El Espíritu Santo que el Padre nos regala, nos identifica con
Jesús camino”, escuchen eso identifica con Jesús camino, acuérdense de Juan 14, 6
abriéndonos a su misterio de salvación para que seamos hijos suyos y hermanos unos de
otros. Segundo: “Nos identifica con Jesús verdad enseñándonos a renunciar a nuestras
mentiras y propias ambiciones”, Jesús verdad que desvela nuestras mentiras, Jesús
verdad que nos muestra otro camino de novedad y por último “Nos identifica con Jesús
vida, permitiéndonos abrazar su plan de amor y entregarnos para que otros tengamos
vida en él”. Mejor dicho lo que hace el Espíritu es identificarnos con Jesús camino, Jesús
verdad, y Jesús vida: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14. 6). Hermanos
acaso eso no ha sido la lucha de los grandes santos o de los santos de Jesús, no fue esa
la lucha de Ignacio de Loyola o de Juan de la Cruz o de Juan Eudes o de Teresa de Ávila,
no fue esa la historia; identificarse con él, identificarse con Jesús camino. Les pregunto a
ustedes y me pregunto a mí mismo: ¿Cómo está tu proceso de identificación con Jesús
vida, tu identificación con Jesús verdad, tu identificación con Jesús camino?.
Creo que la Renovación tiene siglos para aportarle a la Iglesia, tiene mociones del Espíritu
para compartir con toda la Iglesia, identificarse con ella, pero esta vida en el Espíritu, se
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vive bajo el poder del Espíritu, es una vida trinitaria pero bajo el poder del Espíritu, bajo la
fuerza del Espíritu. Y cómo el espíritu produce la vida espiritual en nosotros, o cómo se
logra esa vida divina en nosotros; no la logra sino el Espíritu Santo, no la logra sino Él,
eso no es el resultado de un esfuerzo humano, eso no se recibe con un curso, con un
seminario, yo creo que la vida en el Espíritu la produce el Espíritu de varias maneras:
Creando hombres nuevos y mujeres nuevas. Romanos 12, 2ss. Cambien su manera de
pensar para que cambien su manera de actuar, cambien su manera de pensar tan
criticones, pensando tan mal de todos, cambien de manera de pensar. En la actualidad
hacen trasplante de riñón, hacen trasplante de hígado, hacen trasplante de corazón,
saben qué es lo que hace el Espíritu: un trasplante mental, pone en nosotros la mente de
Cristo, los pensamientos de Cristo de tal manera que el hombre nuevo y la mujer nueva,
es un hombre y una mujer que tienen el pensamiento de Cristo, porque ha sufrido un
trasplante, Dios me ha regalado una nueva manera de pensar; en dónde estamos ustedes
y yo, nos falta años, apenas estamos viendo la puntica del iceberg, apenas estamos
comenzando a que se produzca esa renovación mental de hombres nuevos, mujeres
nuevas, como le explicó Jesús a Nicodemo en el evangelio de San Juan. Ese hombre
nuevo bajo la fuerza del Espíritu, es un hombre y una mujer con sentido comunitario y
eclesial, porque la Iglesia es la que garantiza que tu vivencia en el espíritu no es subjetiva
y que la vivencia del espíritu es objetiva, y la Iglesia que no es solamente la jerarquía, la
Iglesia que es el pueblo de Dios, que somos todos, la construcción de un nuevo modelo
de Iglesia, de un modelo de comunión y participación, de un modelo de diálogo fraterno
entre nosotros, por eso creo que nosotros no estamos ni hemos estado nunca al margen
de la Iglesia, porque esta vivencia en el Espíritu se ha dado en el corazón de bautizados y
el bautismo es el que nos incorpora a la vivencia nueva y a la comunidad eclesial y nos
hace Hijos en el Hijo.
Hermanos, esta fíjense que hablo de la Iglesia cuando hablo del espíritu porque la iglesia
es la creación del espíritu, la patria el lugar del espíritu y ahí es donde yo encuentro los
sacramentos, la oración, la palabra el amor a la Virgen María para transformar este ser,
este hombre viejo en hombre nuevo, esa vivencia del espíritu que se manifiesta en
carismas, la mejor definición que hay en la biblia sobre carismas esta en 1ra. Corintios
12.7 una prueba visible no hay carismas fantasmas para ello tengo el don de cantar,
cantante, espantoso se oye, no lo tiene señora, la presencia del espíritu visible, pero esa
presencia del espíritu visible según tú que se hace permanente y esa presencia
permanente del espíritu se llaman los frutos del espíritu en Gálatas 5 por lo tanto la vida
espiritual entra en el dinamismo de los carismas pero da a un paso más allá de la vida
espiritual entra en el dinamismo de los frutos del espíritu Paz, paciencia, amor, bondad,
amabilidad y déjenme decirle que en eso tenemos mucho que aportarle a la Iglesia,
tenemos mucho camino, tenemos futuro, tenemos tiempo largo para esto.
Esta vivencia del Espíritu se da a partir de un nuevo Pentecostés, van ha tener una
reflexión sobre un nuevo Pentecostés, pero en este documento de Aparecida a mí me ha
parecido increíble cuando releí este texto y subrayé la palabra Espíritu, Nuevo
Pentecostés y me sorprendió encontrar 7 u 8 alusiones nuevas quizás a un nuevo
Pentecostés, esa era como una Palabra de la Renovación, esa era una palabra casi
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nuestra, un nuevo Pentecostés y hoy la Iglesia la vuelve de sus bienes, de sus riquezas;
creo que le hemos aportado a la Iglesia también eso, no solamente eso, pero para mí es
uno de los dones más importantes que le hemos dado a la Iglesia porque otras cosas
pasan pero esto no pasa.
Voy a leerles en este contexto un número que a mí me ha impactado en estos días y me
ha hecho orar y llorar, es el númeral 362 del documento de Aparecida, dice el documento
de Aparecida: ”La Iglesia necesita una fuerte conmoción”, y yo lo digo con emoción: “La
Iglesia necesita una fuerte conmoción”, escúchenme hermanos una fuerte conmoción, lo
están diciendo los obispos en Aparecida, la puerta de la Iglesia necesita una fuerte
conmoción, esto necesita ser conmovido, zarandeado, transformado, que le impida
instalarse en la comodidad, estamos muy cómodos, muy sentaditos en unas sillas muy
bonitas, muy calentitas y necesitamos una conmoción fuerte que nos saque de la
comodidad del estancamiento. Por qué dicen los obispos que necesitamos una
conmoción que nos saque del estancamiento, porque estamos estancados. En estos días.
cuando leí este numeral, en el canal CNN dieron un documental sobre el Papa Benedicto
XVI, duro contra él, decían que el Papa esto, lo otro…; yo escuchaba y veía este
programa en mi cuarto solo, orando y llorando y pensaba en esto, pensaba en los ataques
que nos vienen de afuera y en los ataques que nos vienen de adentro y en los ataques
que nosotros producimos, y dicen los obispos que necesitamos una fuerte conmoción que
nos desístale, que nos saque de nuestro estancamiento, de nuestra tibieza, estamos muy
tibios, y dice el Señor “A los tibios los vomitaré de la boca”.
Me encantó ayer cuando el Cardenal al final de la misa dijo Renovación Carismática
quiero ver que ustedes todavía bailan y saltan para Dios, porque a veces nosotros
estamos cantando “Si tú dices que tu amas al Señor, que se te note”… y que se te note,
alaba al Señor, abre tu corazón, necesitamos una conmoción en la Renovación
Carismática también, una conmoción que nos saque del estancamiento, de la tibieza,
necesitamos un poderoso centro de irradiación de la vida, necesitamos un Nuevo
Pentecostés; dicen aquí los obispos que nos saque de nuestro estancamiento, de nuestra
tibieza, de nuestra comodidad, que nos desacomode, necesitamos un Nuevo Pentecostés
que nos sacuda, que haya una fuerte conmoción entre nosotros, una conmoción espiritual
tremenda, ahí es donde creo que necesitamos un nuevo Bautismo en el Espíritu.
Cuando estudié teología espiritual en Roma dos años y medio y me propusieron que tenía
que hacer una tesis y yo dije la voy hacer sobre el Bautismo en el Espíritu Santo, nadie
me quería recibir como tutor de esa tesis, ese tema en Roma no se usa Padre, me decía
mi decano, escoja otro tema, escoja el Espíritu Santo en el siglo yo no sé qué, pero
bautismo en el Espíritu Santo. Por allá me tocó una profesora gringa que no hablaba nada
de italiano, que no se le entendía el inglés Dios mío, y yo le dije: le tengo que hacer un
aporte desde la facultad de Teología de Espiritualidad en la Gregoriana a otro nivel, hice
mi tesis sobre el Bautismo en el Espíritu Santo con sangre, porque nadie me quería
aceptar eso y mi tesis era esa, el Bautismo en el Espíritu Santo no es una posesión
explosiva de la Renovación Carismática, es el regalo de Dios a través de un movimiento
eclesial para toda la vida de la Iglesia y eso se llama conmoción espiritual 362. Será que
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nuestra Renovación Carismática necesita una conmoción, yo también lo creo pero
necesita esa conmoción aquí en mi corazón.
CONSECUENCIAS DE LA VIDA EN EL ESPÍRITU
El tercer punto veremos “Las consecuencias de esta Vida espiritual”. Cuáles son las
consecuencias de esta identificación con Jesús, de esta intimidad con Dios Padre, yo les
voy a decir 5 consecuencias:
1ra. Consecuencia: La libertad; en libertad no vivimos bajo el régimen del pecado, sino
bajo el régimen de la libertad, la Renovación Carismática es especialista en esa libertad.
San Juan Eudes, fundador de mi congregación nos decía estas palabras a los eudistas:
“Ustedes no deben tener ninguna devoción sino que la devoción de ustedes debe ser
apegarse al Santo Espíritu de Dios y a su conducción” y decía él “la práctica mejor, el
ejercicio mejor consistirá en no apegarse a ninguna devoción sino dejarse conducir por el
Espíritu de Dios”, eso se llama libertad, libertad en el Espíritu.
2da. Consecuencia: La alegría; todo este proceso de reestructuración, de dolor, de
resquebrajamiento lo tenemos que vivir en la alegría, y la Renovación Carismática es
alegría. Una vez tomé un taxi en mi ciudad y le dije al taxista que me llevara al Minuto de
Dios y me dijo esos no son Carismáticos, es que los carismáticos son la parte alegre de la
Iglesia Católica y yo me puse tan alegre y me dije ¡Ay! este hombre no me va cobrar el
taxi, y le contesté sí yo soy carismático, soy del Minuto de Dios y me cobró. Porque
hermanos la alegría es consecuencia de la Vida en el Espíritu
3ra. Consecuencia: El servicio; que es dar la vida, entregarla toda, no a pedacitos, no a
poquiticos, no ha centavitos, sino darla toda, entregarla toda, donarla toda, ofrecerla toda,
entregarla toda.
4ta. Consecuencia: La Oración; pero yo quiero insistir en un tipo de oración: la
alabanza, la vida en el Espíritu nos lleva a la alabanza, ya hemos hecho demasiada
quejabanza, mucha queja, mucha queja, es tiempo de más alabanza, donde hay alabanza
hay libertad, donde hay alabanza hay sanación. Un día en el Minuto de Dios dijimos, no
hagamos más congresos de sanación, hagamos más congresos de alabanza, y unas
hermanas que visitaban el hospital Militar fueron a visitar a un soldado que había recibido
un balazo y este muchacho era un miembro del ejército colombiano quien en un
enfrentamiento con la guerrilla había recibido una bala cerca a su columna y no podía
caminar y este muchacho escuchó por la radio Minuto de Dios que había un congreso de
alabanza y él quería ir y le dijo a las hermanas quiero ir al congreso, y ellas le decían no
porque es un congreso de alabanza y no de sanación, cuando haya uno de sanación lo
llevamos, pero él insistió tanto que las hermanas lo llevaron, yo estaba en la tarima,
estábamos cantando, cuando ya hacíamos dos horas de alabanza y nadie se inquietaba,
vi entrar al muchacho en la silla de ruedas, lo metieron y lo pusieron en la primera fila, el
muchacho en medio de la alabanza comenzó a sentir como cosquillas, como algo en sus
piernas y empezó a tratar de levantarse, pero las hermanas que lo sentían como
moviéndose pensaban, lo contaron después “este es un congreso de alabanza y no de
sanación, aquí no te vas a parar cuando haya uno de sanación te paras”, y como hay
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carismáticos que no imponen las manos sino también las rodillas, aplastaban al
muchacho en la silla y el muchacho queriéndose levantar; nadie estaba orando por
sanación, el pueblo estaba en alabanza, cuando los servidores entendieron, quitaron sus
manos de sus hombros que le aplastaban en su silla de ruedas y el muchacho se puso de
pie, levantó su silla de ruedas y dijo Jesús me salvó en la alabanza porque la alabanza
tiene poder. Yo creo hermanos que tenemos que recuperar el poder y la fuerza de la
alabanza.
5ta. Consecuencia: La esperanza; tengo mucha esperanza, la esperanza es un don del
Espíritu, es creer que el futuro será mejor, que lo que nos viene será mejor, que la
Renovación apenas está empezando en muchas cosas, que hemos hecho un camino
hermoso pero que Dios nos regalará cosas nuevas, cosas nuevas todos los días, vivo con
la esperanza, vivir con la esperanza, sabiendo que Dios hace todas las cosas nuevas
¡Amén!
Yo lo creo hermano, creo que la Iglesia sí necesita una conmoción y creo que esa
conmoción la puede hacer únicamente el Espíritu de Dios, yo les he dicho tres cosas:
 La vida espiritual es vida, por qué es vida;
 La vida espiritual es entrar en una intimidad con Dios Padre, en los secretos del Padre,
en la configuración de Jesús todos sus criterios;
 Con la guía del Espíritu que nos hace hombres nuevos, que nos da carismas, que nos
da los frutos del Espíritu y que nos da un nuevo Pentecostés para vivir en estas cinco
consecuencias Libertad, alegría, servicio, oración, especialmente alabanza y
esperanza.
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TEMA 3
CUESTIONARIO
1. Reflexiona y responde a cada pregunta:
 ¿Cómo está tu proceso de identificación con Jesús vida?
 ¿Cómo está tu identificación con Jesús verdad?
 ¿Cómo está tu identificación con Jesús camino?
2. La vida en el Espíritu es la vida que el Espíritu desarrolla en nosotros, es sentirse habitado por
otro que no soy yo, ¿dejas al Espíritu Santo habitar en ti de tal manera que tu alma se siente
huésped por el espacio divino ocupado en ti? ¿Cuál es tu reflexión al respecto?
3. ¿La experiencia del Espíritu de qué manera te lleva a entender qué Dios es Papá?
4. En el numeral 312 del documento de Aparecida ¿A qué nos invitan los Obispos a los
Movimientos y nuevas comunidades?
5. ¿ Cuáles son las 5 consecuencias de la vida espiritual?
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