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Concilio de Trento
Concilio de Trento
XIX Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica
Fecha
1545 – 1563
Reconocido por
Catolicismo
Concilio anterior
Letrán V
Concilio posterior
Concilio Vaticano I
Convocado por
Papa Paulo III
Presidido por
Paulo III Julio III Pío IV
Participación
255 en la última sesión
Tema principal
La escisión de la Iglesia por la
reforma protestante. Se decretó
sobre la Justificación, los
Sacramentos, la Eucaristía, el
Canon de la Sagradas Escrituras y
otros temas, con variadas
disposiciones disciplinares.
El Concilio de Trento fue un concilio ecuménico de la Iglesia Católica Romana desarrollado en periodos
discontinuos durante 25 sesiones, entre el año 1545 y el 1563. Tuvo lugar en Trento, una ciudad del norte de la
Italia actual, que entonces era una ciudad libre regida por un príncipe-obispo.Desde 1518, los protestantes
alemanes venían reclamando la convocatoria de un concilio alemán, y el emperador Carlos I de España y V del
Sacro Imperio Romano Germánico intentaba cerrar las diferencias entre católicos y reformistas para poder hacer
frente a la amenaza turca. En la Dieta de Worms (1521) se intentó zanjar las disputas, pero sin éxito: Martín
Lutero (quien Carlos V permitió que fuera convocado a dicha Dieta) acusó a Roma de ejercer la tiranía, y el
Emperador se comprometió por escrito a defender la fe católica incluso con las armas. En las Dietas posteriores,
los príncipes alemanes, tanto protestantes como católicos, continuaron insistiendo en un concilio.
Dentro de la Contrarreforma, renovación que practicó la iglesia católica en su seno, que significaban una gran
amenaza hacia su vínculo con los fieles, influidos por las críticas que se habían formulado contra ella, se
establecieron dos acciones: el Concilio de Trento y la nueva orden de la Compañía de Jesús, fundada por San
Ignacio de Loyola.Desde antes de esta crisis extrema, la iglesia había intentado mejorar. Podemos mencionar a
los cardenales Francisco Jiménez de Cisneros, Hernando de Talavera y Pedro González de Mejía, que en el
siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, en España, se dedicaron a mejorar la moral de la
institución, nombrando obispos de grandes cualidades y fundando establecimientos educativos. En Italia, se
había creado una asociación de seglares piadosos y clérigos, llamada el Oratorio del Amor Divino, que inició
sus actividades secretas en 1517, sobre la base del amor al prójimo. Estos intentos, sin embargo no bastaban. En
Alemania se destacó la labor del obispo Nicolás de Cusa.
Fue Paulo III, que había vivido las luchas en Italia, quien asumió el compromiso de unificar a los católicos,
logrando la reunión de un Concilio, después de que varios Papas lo hubieran intentado sin éxito. Al principio
fue admirador del humanista cristiano Erasmo de Rotterdam, y vio factible una posible reconciliación con los
protestantes, pero luego acabó desechando esa posibilidad.Paulo III, entre sus medidas, logró reunir en Trento
(Italia) un Concilio General de la Iglesia, el 13 de noviembre de 1545, que trazó los lineamentos de la
Contrarreforma. Se contó con la presencia de veinticinco obispos y cinco superiores generales de Órdenes
Religiosas. Las reuniones, que sumaron en total 25, con suspensiones esporádicas, se prolongaron hasta el 4 de
diciembre de 1563.
En este concilio, que culminó bajo el mandato del Papa Pío IV, se decidió que los obispos debían
presentar capacidad y condiciones éticas intachables, se ordenaban crear seminarios especializados para
la formación de los sacerdotes y se confirmaba la exigencia del celibato clerical. Los obispos no podrían
acumular beneficios y debían residir en su diócesis.
Se impuso, en contra de la opinión protestante, la necesidad de la existencia mediadora de la iglesia, como
Cuerpo de Cristo, para lograr la salvación del hombre, reafirmando la jerarquía eclesiástica, siendo el
Papa la máxima autoridad de la iglesia. Se ordenó, como obligación de los párrocos, predicar los
domingos y días de fiestas religiosas, e impartir catequesis a los niños. Además debían registrar los
nacimientos, matrimonios y fallecimientos.
Reafirmaron la validez de los siete sacramentos, y la necesidad de la conjunción de la fe y las obras,
sumadas a la influencia de la gracia divina, para lograr la salvación, restando crédito a Lutero que
sostenía que el hombre se salva por la fe y no por las obras que realizase. También se opuso a la tesis de
la predestinación de Calvino, quien aseguró que el hombre está predestinado a su salvación o condena.
En refutación a esa idea, la iglesia sostuvo que el hombre puede realizar obras buenas ya que el pecado
original no destruye la naturaleza humana, sino que solamente la daña.
Los santos fueron reivindicados al igual que la misa, y se afirmó la existencia del purgatorio. Para
cumplir sus mandatos, se creó la Congregación del Concilio, dándose a conocer sus disposiciones a través
del “Catecismo del Concilio de Trento”.
Se reinstauró la práctica de la Inquisición que había surgido en el siglo XIII, para depurar a Francia de
los herejes albigenses. Ya restablecida en España desde el año 1478, se propagó por varios países
europeos bajo la denominación de Santo Oficio, que usó la tortura para obtener confesiones. Si ese
método no daba los resultados esperados, de arrepentimiento del hereje, éste quedaba en manos del
poder civil, que lo condenaba generalmente a la muerte en la hoguera. El protestantismo debió soportar
la Inquisición en varios estados, pero fue principalmente efectivo en España, Italia y Portugal.
También creó el Índice, en 1557, por el cual se estableció una censura contra la publicación de pensamientos
que pudieran ser contrarios a la fe católica, y se quemaron muchos libros considerados heréticos.Posterior al
Concilio, en 1592, se publicó una edición definitiva de la Biblia, sosteniéndola como fuente de la revelación de
la verdad divina, pero otorgando también dicho carácter a la Tradición, negándose su libre interpretación,
considerando ésta, una tarea del Papa y los obispos, herederos de San Pedro y los apóstoles, a quienes Cristo les
asignó esa misión.