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Parafilias: el tránsito desde lo Pecaminoso, Delictivo y Patológico hasta la Normalidad
Carolina Mora
[email protected]
Escuela de Psicología
Universidad Central de Venezuela
Algunos de los estímulos que hemos aprendido a utilizar para satisfacer el deseo sexual son
considerados por la sociedad como “normales”, ya que garantizan la supervivencia de la
especie y se adaptan a los cánones morales vigentes. Sin embargo, cuando en la práctica
sexual se satisface el deseo con estímulos “anormales”, se habla de parafilias. La presente
investigación documental habla del diagnóstico, origen y el tránsito histórico que ha ocurrido
en la conceptualización de las parafilias, que han pasado de ser algo pecaminoso, delictivo y
patológico hasta expresiones de la diversidad sexual y prácticas inocuas.
Descriptores: Parafilias, Clasificación, Diagnóstico, Pecado, Delito, Patología, Normalidad.
1. definición
La palabra parafilia proviene del griego παρά (para), que significa alterado, fuera de, extraño o anormal y
de φιλία (filia), que se traduce como "amor", inclinación o interés. De esto puede deducirse que una
parafilia es una conducta sexual, en el que la fuente predominante de placer no lo constituye el coito (que
sería considerado “lo normal”), sino el uso de objetos específicos (v.g cierto tipo de zapatos, ropa íntima,
látigos, etc.), la presencia de ciertas características físicas en el compañero (v.g tener senos grandes, ser
ancianos, tener una discapacidad, etc.) o la ejecución de algún ritual (v.g frotarse contra las nalgas de una
persona, tener conversaciones de contenido erótico, etc.) durante la actividad sexual que acompaña a la
copula (Escobar, 2012).
Money y Erhardt (1982) definen las parafilias como estados psicosexuales de reactividad obsesiva a un
estímulo desusado o inaceptable y dependiente de él, que buscan iniciar o mantener una situación sexual
con el fin de facilitar el orgasmo.
El DSM IV (Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2005) plantea que “la característica esencial
(Criterio A) de la parafilia es la presencia de repetidas e intensas fantasías sexuales de tipo excitatorio e
impulsos o comportamientos sexuales que por lo general engloban: 1) objetos no humanos; 2) sufrimiento
o humillación de uno mismo o de la pareja; 3) niños u otras personas que no consienten. Estas se
presentan durante un período de al menos seis meses.”
Otra característica (Criterio B) es que “esos impulsos, comportamientos y fantasías deben provocar
malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo” (Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2005).
Para realizar un diagnóstico diferencial con otras conductas sexuales no patológicas el DSM IV plantea
que “las fantasías, comportamientos u objetos son considerados parafílicos solo si provocan malestar o
alteraciones clínicamente significativas, como: son obligatorias, producen disfunciones sexuales,
requieren la participación de otros individuos en contra de su voluntad, conducen a problemas legales o
interfieren en las relaciones sociales” (Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2005).
A su vez las conductas sexuales parafílicas no deben coincidir con el curso de enfermedades mentales
tales como retraso mental, demencia, cambio de personalidad debido a una enfermedad médica, la
intoxicación por sustancias, un episodio maníaco o esquizofrenia (Asociación Estadounidense de
Psiquiatría, 2005).
2. Clasificación de las Parafilias:
Cada autor propone una clasificación diferente, aun después que Freud, basado en las publicaciones de
Krafft-Ebing, Moll, Moebius, Havelock Ellis, Schrenk-Notzing, Löwenfeld, Eulenburg, Iwan Bloch y
Magnus Hirschfeld, propuso el ordenamiento de las "aberraciones" de acuerdo al objeto y al fin sexual
desviado. A partir de estas clasificaciones iniciales, donde cabía toda actividad sexual que no fuera la
penetración del pene en la vagina de dos adultos de mediana edad, han aparecido nuevos ordenamientos,
aunque las desviaciones sexuales descriptas parecen no haber variado con el tiempo, excluidas la
masturbación, la homosexualidad y el sexo oral o el sexo extraconyugal. (Flores, 1988)
Money (1986) clasifica a las parafilias en seis categorías:
a.
De sacrificio o expiatoria: como el sadismo y el masoquismo.

El sadismo sexual es una parafilia específica en la que hay modificaciones del acto sexual por la
erotización del dolor, en la que el placer obtenido proviene del sufrimiento ajeno. Hay grados en
el nivel de sadismo: desde quien evoca fantasías sádicas durante el acto sexual, pero que no las
lleva a cabo en la realidad, pasando por conseguir víctimas que consienten ser agredidas, hasta el
último nivel que correspondería a someter, contra su voluntad, a personas para provocarles
sufrimiento (Estevez, 2010).

Masoquismo sexual: el modo preferido o exclusivo de producir excitación sexual es el hecho de
ser humillado o atormentado, o de participar intencionalmente de actividades en que se es
lesionado físicamente o pone en peligro su vida para sentir placer sexual. Hay sustitución del acto
sexual coital por otro que produzca dolor (Estevez, 2010)
b.
De merodeo o de presa: como el voyeurismo y el exhibicionismo.

El voyeurismo es una práctica sexual en la que el individuo experimenta excitación sexual y
procede a la masturbación al mirar a otros realizando actividades sexuales o íntimas. Durante esta
práctica el individuo puede o no desear ser visto o interactuar con las personas observadas
(Money, 1986).

El exhibicionismo es la inclinación a mostrar los órganos sexuales y órganos considerados como
partes íntimas (tales como los genitales, glúteos, torso o pecho) a otras personas (Money, 1986).
c.
Mercantil y venal: se fantasea con actos de prostitución sin que exista necesidad económica para ello
(Money, 1986)
d.
Fetichista : uso de objetos no sexuales de tipo simbólicos (látigos, tacones altos, bondage, ataduras),
(Money, 1986).
e.
Estigmáticas: aquellos que prefieren una parte del cuerpo, o una persona con ciertas características:
amputadas, embarazadas, etc. (Money, 1986).
f.
Incitantes o seductoras: como la pedofilia y el froteurismo
 Pedofilia. Una parafilia, en la que hay una atracción sexual intensa, urgente, recurrente, por los
niños, existiendo casi exclusivamente apetito sexual y excitación incontrolables por los menores
de 13 años (Money, 1986).
 Froteurismo. Palabra derivada del francés frotter, que significa rozar, el froteurismo es una
desviación sexual o parafilia que consiste en la excitación erótica a través del frotamiento del
órgano genital contra el cuerpo de una persona desconocida y sin su consentimiento. El froteurista
también manosea con disimulo a sus víctimas, a las que normalmente aborda en lugares públicos y
concurridos, como el transporte urbano y las discotecas. Esta conducta no es preludio de un
encuentro erótico; en la mayor parte de los casos, la masturbación acompaña al recuerdo del acto
(Money, 1986).
Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales existen ocho parafilias, más una
categoría residual. Veamos en qué consisten (Mendoza, 1990)
Tabla N. 2. Parafilias Mayores según el DSM IV
TRASTORNO
DESCRIPCIÓN
PARAFÍLICO
Exhibicionismo
Exposición de los propios genitales a una persona extraña. , sin que se
pretenda luego tener relaciones sexuales con el desconocido, aunque
muchas veces el exhibicionista se masturba al tiempo que se muestra (o
cuando se imagina que se expone). Este trastorno se presenta,
aparentemente, sólo en hombres y las víctimas son mujeres y niños
Fetichismo
Lo esencial de este trastorno consiste en el uso de objetos no vivientes
(fetiches) como método preferido, a veces exclusivo, para conseguir
excitación sexual. Los fetiches tienden a ser artículos de vestir (ropa
interior femenina, zapatos) o, menos frecuentemente, partes del cuerpo
humano (por ejemplo, cabellos). Se excluyen aquellos objetos
diseñados especialmente con fines de provocar la excitación sexual,
como el caso de los vibradores.
Frotteurismo
El contacto y el roce con una persona en contra de su voluntad. Es el
contacto y no la naturaleza coercitiva del acto lo que resulta excitante
para el individuo.
Masoquismo Sexual
El masoquista consigue la excitación sexual a través del sufrimiento, es
decir, siendo humillado, golpeado o atormentado de cualquier manera.
El diagnóstico debe hacerse cuando el individuo realiza actos -hechos
reales, no simulados- que impliquen sufrimiento y no solamente cuando
se entrega a fantasías de tal género.
Pedofilia
Participación
en
actividades
sexuales
con
niños
prepúberes.
(generalmente de 13 años o menos). El trastorno empieza por lo general
en la adolescencia.
Frecuentemente son los varones de 30 a 40 años de edad los que
prefieren la actividad sexual con niños del sexo opuesto. La atracción
hacia las niñas parece dos veces más frecuente que la atracción hacia
los niños. Cerca del 11% de los paidofílicos son extraños para sus
víctimas, mientras que en un 15% se trata de relaciones incestuosas.
Sadismo Sexual
Lo esencial aquí es la imposición de sufrimiento físico o mental –real,
no simulado – a otra persona con el propósito de obtener la excitación
sexual. La pareja del sujeto sádico puede consentir o no este trato. En el
segundo caso, la actividad sádica puede determinar problemas legales.
En casos severos los sujetos llegan a violar, torturar o matar a sus
víctimas..
Travestismo
Este trastorno implica necesidades sexuales y fantasías sexualmente
excitantes, intensas y recurrentes, de por lo menos seis meses de
duración, que involucran el uso de vestimentas del sexo opuesto (en un
varón heterosexual). El sujeto con este trastorno no desea cambiar de
sexo. Debe especificarse: con disforia sexual, si la persona no se siente
bien con su identidad o su rol sexual.
Voyeurismo
Llamada también escoptofilia, se caracteriza por la observación
repetida y subrepticia a gente que está desnuda, desvistiéndose o
realizando el coito, pero sin que el voyeur busque ningún tipo de
contacto sexual con la gente observada. Esta conducta constituye el
método preferido y en los casos más graves, exclusivo, para conseguir
la excitación sexual. A menudo el individuo se masturba durante el acto
o poco tiempo después, pero no busca tener relaciones sexuales con las
personas observadas.
Tabla 3. Parafilias no especificadas (o atípicas).
Estas alteraciones no cumplen los criterios para cualquiera de las categorías específicas citadas
TRASTORNO
DESCRIPCIÓN
PARAFÍLICO
Clismafilia
Excitación sexual por recibir enemas
Coprofilia
Excitación por ser ensuciado con heces humanas
Escatología Telefonica
Excitación por conversaciones indecentes por teléfono
Parcialismo
Interés sexual por una parte del cuerpo específica que despierta tanto
interés erótico como los genitales, por ejemplo, los pies, las manos o las
axilas
Necrofilia
Interés en mantener relaciones sexuales con cadáveres
Urofilia
Excitación por orinar sobre otra persona, o viceversa
Zoofilia
Excitación por actuar como un animal (ladrar, llevar correa)
Tomado de Muse y Frigola (2003)
3. Causas de las parafilias
En cuanto al origen de las parafilias, no se ha podido demostrar la existencia de alguna alteración
orgánica o psicológica que las explique de forma exclusiva, por lo que se han formulado diversas
hipótesis acerca de su causa.
Hipótesis biológicas.
Money (1988) recopiló información de neurólogos que hallaban una relación entre la epilepsia del lóbulo
temporal y algunas parafilias, como el fetichismo y el travestismo compulsivos, que con el tratamiento
antiepiléptico o con terapia electroconvulsiva mejoraron. Se trataba de pacientes varones y se acompañaba
de una sexualidad grosera y desinhibida. Sus conductas equivaldrían a fugas epilépticas o estados
crepusculares incoercibles. También se ha sugerido que estas personas podrían tener unos niveles
excesivamente altos de testosterona y que mejoran con el tratamiento con antiandrógenos (Hernández,
2000).
Por último, hay casos en que los pacientes mejoran con litio o antidepresivos o reguladores del humor, lo
que llevó a plantear la posibilidad de que las parafilias estén relacionadas con ciclos maníaco-depresivos
heredados (Thibaut,2012).
Hipótesis psicológicas.
La hipótesis del psicoanálisis
Al inicio Sigmund Freud (1959) acuñó bajo el término de perversiones todos los comportamientos
sexuales que desviaban el objeto de la sexualidad así como su fin. Aceptó él que existieran juegos previos
de tipo “perverso”, siempre y cuando estos no llegasen a sustituir el coito. (Alvarez-Gayou, 2007, c.p
Morin, Silva, Ochoa, Pimentel y Meza, 2012)
Freud planteaba que la energía sexual o libido está presente de forma desorganizada desde el nacimiento
en actividades como el mamar, comer, defecar, embarrarse y posteriormente mirar y exhibirse. Cada uno
de estos actos constituye un "instinto parcial", los cuales se van integrando en forma gradual hasta llegar al
dominio genital en el adulto (Escobar, 2012).
Los instintos parciales no desaparecen del todo, ya que muchos de ellos permanecen bajo las formas del
beso, juego amatorio y el exhibicionismo, a menudo empleado como juego presexual. En algunas
ocasiones permanecerán como fuente dominante de gozo sexual en el adulto (Escobar, 2012).
Para Freud, la razón por las que algunas parafilias se convierten en la forma dominante de placer es la
ansiedad de castración. Para el niño el primer objeto erótico es el seno materno que le alimenta, luego
este objeto de amor se completa abarcando a la persona entera de la madre. Se da entonces, el surgimiento
del deseo inconsciente del niño varón por el amor exclusivo de su madre. Sin embargo, el padre se
interpone en una suerte de “idilio2 entre madre e hijo. Sin embargo el niño percibe que el padre es el
sujeto amoroso de la madre (es su rival). En ese momento, el niño se comportará de manera hostil con su
padre. De la mano con el deseo de reemplazar al padre, viene el miedo a que este se vengue y le dañe. El
niño interpreta su miedo al padre en términos genitales y siente temor de que le corte el pene, (temor de
castración), que es la fuente de su placer y de sus deseos sexuales. El niño siente tanto miedo a la
castración que se ve obligado a reprimir el deseo sexual por la madre y pasa a identificarse al padre. e esta
manera, la madre deja de ser el todo para el niño, el cual realizara un desplazamiento de sus sentimientos
amorosos hacia otros objetos (Schultz y Schultz, 2003)
La explicación que daba Freud era que como consecuencia del terror surgido por la amenaza de castración
ante la vista de los genitales femeninos, aparecía en los niños un horror hacia la zona púbica femenina. Ya
en la edad adulta, este temor, inconscientemente motivado, conducía a que desarrollen diferentes formas
de parafilias (Feldmann, 2003)
Esta teoría plantea que las parafilias o las “perversiones” son signos de inmadurez, fallas en la represión
acontecidas en la infancia polimórficamente perversa, común a todos los niños (Feldmann, 2003)
La hipótesis del conductismo
Desde esta óptica, las parafilias son el producto de un aprendizaje incorrecto, a través del mecanismo del
modelado (la observación de conductas sexuales en la familia o en otras personas) o a partir de las propias
experiencias sexuales durante la pubertad (Feldmann, 2003)
A través del proceso de aprendizaje, el individuo aprende a sustituir los estímulos sexuales, comunes o
estándares, por otros menos típicos. Una de las formas en que esto ocurre es a través de la masturbación,
donde se asocian diversas fantasías con el orgasmo (Feldmann, 2003).
Estos estímulos adquieren un significado sexual reforzante que es exagerado por la presencia de intimidad
física, afecto recibido o sensaciones agradables. También, la conducta sexual ante estos estímulos atípicos,
puede auto reforzarse por su capacidad de desviar la atención de estados mentales desagradables, es decir,
que se refuerza también por consecuencias no sexuales, reductoras de tensión (Giraldo, 1981).
Otra teoría, supone que el carácter represivo de la sexualidad en ciertas culturas y algunas características
idiosincrásicas, genera en algunos individuos un condicionamiento de bloqueo, que impide que aprendan
las pautas culturales típicas desde el punto de vista sexual y, en cambio, aprendan otras conductas que,
aunque no aprobadas culturalmente, son parte del comportamiento de los humanos (Feldmann, 2003).
La hipótesis de la psicología cognitiva.
Para la psicología cognitiva, las parafilias son consecuencia de distorsiones cognitivas. Estas hacen
referencia a formas (esquemas) equivocadas de interpretar la realidad.
Cada parafilia y más
específicamente cada individuo con una parafilia tendrá unas distorsiones cognitivas particulares, en
consecuencia las cogniciones disfuncionales tienen que ser identificadas para cada individuo; el psicólogo
necesita captar y mostrar ejemplos reales de las ideas irracionales del mismo paciente, para poder darle
estrategias para lidiar con estas ideas irracionales (Muse y Frigola, 2003; Kaplan y Krueger, 2012).
Tabla 5. Ejemplos de las distorsiones cognitivas de un exhibicionista
CATEGORÍA DE DISTORSIÓN
DIÁLOGO INTERNO
Atribución de Culpabilidad
“Ella se lo buscaba vestida como iba”.
Minimización de Consecuencias
“No la toqué, luego no le he hecho ningún daño”.
Justificación de Causas
“Si mi mujer me diese lo que necesito, no tendría que
buscarlo en la calle”.
Tomado de Muse y Frigola ( 2003)
Una vez que le son mostradas las distorsiones al paciente, y después de obtener
confirmación del paciente de que las entiende, se emplean estrategias para refutar las
cogniciones disfuncionales: Estrategias como la de identificar en el acto los pensamientos
irracionales cuando aparecen y utilizar argumentos ya adiestrados anteriormente en la
terapia para refutarlos y reemplazarlos con ideas que corresponden más a la realidad. Tales
estrategias tienen que practicarse hasta que se dé el resultado buscado, o sea, hasta lograr
una reducción de las distorsiones asociadas con la parafilia tratada (Muse y Frigola, 2003,
p. 60)
La hipótesis de la psicología humanista.
El Humanismo es una corriente de orden Filosófica, Intelectual y Cultural que surgió como consecuencia
del Renacimiento y se extendió por Europa a partir del siglo XV. Viene de la palabra latina homo
(hombre). Esta nueva forma de pensar confiaba en el ser humano, en su razón y en su capacidad para
cultivar todas las ramas de la sabiduría (Luna, 2012)
La psicología humanista fuertemente influenciada por esta corriente filosófica se centra en la persona
humana y su experiencia interior, (así como en el significado que el ser humano le da a su experiencia;
enfatiza en las características distintivas y específicamente humanas: decisión, creatividad,
autorrealización, etc. Y se compromete con el valor de la dignidad humana e interés en el desarrollo pleno
del potencial inherente a cada persona; para la psicología humanista es central la persona tal como se
descubre a sí misma y en relación con las restantes personas y grupos sociales. (Martorell, 2008).
La psicología humanista no tiene una hipótesis específica sobre la causa de las parafilias Sin embargo, su
planteamiento puede deducirse de sus fundamentos teóricos, según los cuales, así como el hombre
desarrolla sus propios recursos y habilidades, también, de acuerdo con el significado que le dé a su
existencia en el mundo,
puede llegar a desarrollar patologías que afecten total o parcialmente su
funcionalidad. Cuando un individuo no se encuentra en sintonía con el “afuera”, cuando sus expectativas
no se corresponde con los logros que obtiene, sobreviene la angustia, la ansiedad y se desencadenan las
enfermedades, desórdenes o trastornos (Martínez, 2012)
Sin embargo, solo aquellas parafilias que causen daño al individuo o a terceras personas, serían
consideradas por el humanismo como patológico, puesto que desde esta escuela se sostiene que las
personas pueden hacer lo que deseen siempre y cuando no dañen a terceros, y que los que participen, lo
hagan voluntariamente y con conocimiento de las consecuencias de sus actos (Diz, 2012)
Otras hipótesis
Experiencias accidentales.
Tiefer (1980) señala que las experiencias accidentales vividas por el niño y el adolescente pueden ser
definitivas en la psicogénesis de las parafilias. "Por ejemplo" -dice- "un bebé puede excitarse sexualmente
al ser tocado en los genitales durante el cambio de pañales, y tal acontecimiento puede coincidir con la
mirada de una mujer de largos cabellos plateados. En su adolescencia, el muchacho se masturba y fantasea
con cabellos plateados, dotándolos de muchas asociaciones eróticas. La combinación habitual del
pensamiento de los cabellos y la excitación se vuelve tan fuerte, que la persona puede llegar a dudar de su
capacidad de desempeñarse sin ella".
Esta experiencia o instancia de excitación, con ser única, puede ser suficiente. Pero en otros casos debe
ocurrir constantemente para provocar la fijación. "Es muy probable" -dicen Money y Ehrhardt (1982,
p.16) "que estos años tempranos sean de fundamental importancia para sentar las bases de los precedentes
de todas las parafilias, si bien aún no es posible definir de modo más explícito el efecto a largo plazo de
las experiencias eróticas sobre la función psicosexual y erótica definitiva."
Las experiencias infantiles repetidas.
Tales como ser vestidos con ropas del otro sexo por sus padres que esperaban tener un hijo del sexo
contrario, o por las niñeras; el mirar los genitales de los adultos o las actividades sexuales o de excreción,
así como la ridiculización de sus genitales por pequeños o feos, o de sus capacidades eróticas, se reviven
en la adultez joven con formaciones parafílicas sorprendentemente elocuentes, ya que la parafilia permite
conquistar y superar la ansiedad vivida en la infancia (Feldmann, 2003).
Pero como dicen Money y Ehrhardt (1982) "niños en los que la experiencia sexual ha sido impuesta por
un compañero de juegos de más edad o por un adulto, pueden no manifestar forzosamente efectos
deletéreos a largo plazo, en especial si las consecuencias de la experiencia son sensatamente manejadas
por los adultos".
Las fantasías sexuales de la masturbación adolescente.
Suelen tener una gran importancia en la aparición de las parafilias, cuando esas fantasías poseen un
contenido que las favorece, como las de exhibicionismo o voyeurismo, de travestismo. Los contenidos
sexuales sádicos y masoquistas son bastante frecuentes como temática de todas las fantasías
experimentadas por las personas. La rigidez, la limitación estrecha de la fantasía en un espectro de
respuestas e imágenes poco convencionales, suele ser una constante del futuro parafílico (Feldmann,
2003).
La búsqueda adulta de experiencias nuevas.
El individuo sometido a una intensa represión sexual en la niñez y juventud, cuando llega a la adultez,
puede buscar aventuras sexuales, vivir experiencias variadas que salen de las fronteras permitidas, como
un acto de libertad. Sin embargo, el ejercicio de estas prácticas puede poner de manifiesto la existencia de
parafilias, que de otra forma no se habrían manifestado. Además, pueden llegar a tener un carácter
adictivo: una vez traspasada la barrera, de cometida la trasgresión con el placer consiguiente, queda
insaciado (Flores, 1999).
4. las parafilias como prácticas pecaminosas, delictivas o patológicas.
El control social es
el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a mantener el orden
establecido en las sociedades. El control social aparece en todas las sociedades como un medio de
supervivencia y supervivencia del grupo. Aunque a veces el control social se realiza por medios coactivos
o violentos (la prisión, la lapidación, etc.), también incluye formas no específicamente coactivas, como
los prejuicios, los valores y las creencias (Moreno, 1989)
En este sentido, la historia de las parafilias ha estado intrínsecamente vinculado a los tres pivotes
esenciales de control social que desarrollaremos a continuación: la iglesia, el estado y la ciencia oficial.
De este modo, lo que para la iglesia es pecado, para el estado es delito y para ciencia oficial es patología
(Foucault, 2003)
Las parafilias como pecado.
De todos los temas sexuales, el de las parafilias tal vez constituya uno de los que más
curiosidad e interés haya despertado en todas las épocas de la humanidad. Las "relaciones
sexuales prohibidas" son mencionadas en las Epístolas de San Pablo en cuatro oportunidades:
Corintios 6:9 y 6:19, Timoteo 1:10 y Hebreos 13:4. Ya en el Viejo Testamento, en el Levítico,
Capítulo 18:22, se hace mención a la homosexualidad, a la zoofilia en el 18:23 y al incesto en
el 18:6. En el Deuteronomio se hace referencia al travestismo masculino y femenino en 22:5.
Y volviendo a las Epístolas, San Pablo vuelve sobre la homosexualidad en Romanos 1:24,
Corintios 6:10 y Timoteo 1:10, sobre los "afeminados" en Corintios 6:9. Yavé habla de actos
sexuales "infames, "abominables", "maldades", "actos pecaminosos", "costumbres horribles".
Es decir, las parafilias y variantes sexuales no son problemas nuevos para el ser humano
(Flores, 1999, pp 8).
A continuación se mencionan algunos planteamientos judeocristianos y musulmanes, en los que se
condena lo que hoy podría considerarse una parafilia:
Condena a la zoofilia
No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una
abominación. No tendrás trato sexual con ningún animal. No te hagas impuro por causa de él.
Ninguna mujer tendrá trato sexual con ningún animal. Eso es una depravación.(Levítico
18:22-23)
Condena al travestismo
Una mujer no se vestirá de varón y un varón no se pondrá ropa de mujer, y el que lo hace es
una abominación a los ojos de Dios (Deuteronomio 5 (22-5)
Condena a la homosexualidad
¿O no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni los
inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales...heredarán
el reino de Dios (Corintios 6:9)
conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores... 1:10 para
los fornicarios, para los sodomitas...y para cuanto se oponga a la sana doctrina, (Primera
Epístola del Apóstol San Pablo).
Los hadices, hadiths o dichos atribuidos al Mahoma contienen declaraciones más directas en contra de la
homosexualidad. Estos son:
“Ningún hombre debe mirar a las partes privadas de otro hombre y ninguna mujer debe mirar
a las partes privadas de otra mujer, y dos hombres no deben dormir en la misma cama bajo
una misma manta" (Alzate, 2003, ¶,3 ).
Un relato que se atribuye como parte del sermón de despedida de Muhammad saws dice:
Aquel que mantenga relaciones sexuales con una mujer y penetre su ano, o con un hombre o
un muchacho, aparecerá el último día apestando peor que un cadáver; la gente lo encontrará
insoportable hasta que entre en el fuego del infierno, y Dios anulará todas sus buenas obras.
(Kettani, 2009, ¶, 11).
Las parafilias como delito
Las consideraciones y el estado legal acerca del comportamiento catalogado como parafílico dependen en
un grado muy elevado de las convenciones sociales imperantes en un momento y lugar determinados por
lo que varían ampliamente de cultura en cultura y de país en país. La necrofilia, por ejemplo, es
considerada como un delito menor en gran parte del mundo. Mientras que son castigadas severamente por
la ley aquellas parafilias que puedan afectar la vida de alguna de las personas participantes en el acto
sexual (Escobar,2012).
Sin embargo, en este apartado haremos mención de algunos pronunciamientos legales que han ocurrido en
distintos momentos históricos y lugares con respecto a las parafilias. En España, por ejemplo, a fines del
siglo XIII, el rey castellano Alfonso X, El Sabio hizo redactar un cuerpo normativo con el objetivo de
conseguir una cierta uniformidad jurídica en el Reino, este fue conocido como las Siete Partidas y estaba
inspirada en el Código justinianeo, y en lo que se refiere a las parafilias permitía la pena de muerte por
decapitación (para los nobles), quema (para personas "viles"), ahorcamiento o echando al criminal a las
fieras, por la zoofilia, y la sodomía (Alfonso X, 1252-1284)
En Suecia, en 1644,
los tribunales de Svea
podían condenar a la decapitación a los zoofílicos.
Posteriormente, la ley decreta que la sodomía con animales fuera condenada con la muerte en la hoguera.
Era tal la extensión de esta práctica, que trajo como consecuencia que se entre los siglos XV y XVI uno
600 suecos fueran ejecutados por causas del bestialismo (Estefanía, 2013)
En Holanda, durante el siglo XVIII, ocurrió el caso de Maria van Antwerpen condenada por travestismo.
María nació en Holanda el seno de una gran familia católica. Después de la muerte de sus padres cuando
ella tenía 13 años, trabajó como empleada doméstica, pero una vez que fue despedida y no pudo encontrar
otro trabajo, tomó la decisión radical de vestirse como hombre y embarcarse como soldado. Un año y
medio después se casó con Johanna Cramers, la hija de un sargento. Después de muchas peregrinaciones,
María fue reconocida por la hija de una familia en la que había trabajado. Ella fue detenida en mayo de
1751 y condenada por un tribunal militar a destierro (Dekker y Van de Pol, 2006)
La condena habitual era el exilio (aunque también se pedía correccional, prisión, picota o azotamiento).
Con el exilio, lograban que el matrimonio no volviera a verse. Normalmente, la condena recaía sobre la
persona travestida, culpable de transgresión en el orden establecido. Esto se juzgaba como fraude u otros
delitos, de los que el peor visto era ”la relación perversa”, o aún más, el matrimonio que “burlaba el orden
natural de las cosas y la consagración religiosa del orden divino” (Dekker y Van de Pol, 2006, p 17)
Aún hoy, la sola denuncia del interés por prácticas sexuales “diferentes” puede acarrear la muerte, la
cárcel, la pérdida de los derechos civiles y otras sanciones sociales (v.g la homosexualidad es penada con
la muerte en 7 países árabes: Arabia Saudita, Emiratos Arabes, Irán, Mauritania, Somalia, Sudán del
Sur y Yemen) (Moser y Kleinplatz, 2004)
En Venezuela, por ejemplo, se castiga el exhibicionismo a partir de lo contemplado en Artículo 382 del
Código Penal vigente: “Todo individuo que, fuera de los casos indicados en los artículos precedentes, haya
ultrajado el pudor o las buenas costumbres por actos cometidos en lugar público o expuesto a la vista del
público será castigado con prisión de tres a quince meses” (Asamblea Nacional de la República
Bolivariana de Venezuela, 2000)
Las parafilias como patología
Desde la ciencia oficial, Heinrich Kaan (1843) publicó un libro titulado Psicopatía del Sexo, donde
transformaba los pecados del cristianismo en enfermedades mentales. Así, términos morales como
"perversión", "aberración" y "desviación" pasaron al vocabulario clínico durante más de un siglo (Blanco
2007).
Algunos años más tarde (1890), el psiquiatra alemán Richard Freiherr von Krafft-Ebing publicó ("Nueva
investigación sobre la Psicopatía del Sexo"), el primer tratado clínico completo sobre las alteraciones de la
sexualidad, lo escribió en latín, para establecer una distancia con el discurso popular y hacerla accesible
sólo a la clase académica de la época (Blanco 2007).
Para Krafft-Ebing, toda manifestación sexual que no condujera a la reproducción era anómala, y
consideraba que, entre las causas de las perversiones sexuales, estaba la degeneración del sistema nervioso
central, la epilepsia y el consumo de alcohol (Foucault, 2044 c.p Blanco 2007)
Según Blanco (2007), históricamente, el término parafilia fue acuñado por el psicoterapeuta vienés
Wilhelm Stekel —en su libro, “Aberrations”— en 1925. Stekel fue alumno de Freud y después perteneció
al grupo de los renegados. Escribió varios libros dedicados a las parafilias con cuadros clínicos
exhaustivamente descritos. Sin embargo, la utilización de ese término se generalizó en la década de 1950.
En los años 70 y 80 del pasado siglo, el abanderado del estudio de las parafilias fue el
norteamericano John Money. Money y Lamacz las explican a través del Love Map: para
ellos el mapa de amor consiste en el camino que debe tomar la mente del individuo para
llegar al placer erótico sexual. Este mapa se troquela en la mente a través de los estímulos
captados por los órganos de los sentidos durante los primeros años de vida. Cuando el Love
Map es desviado ocurren las parafilias y lo pueden desviar los adultos por castigos o
humillación a los niños y niñas al sorprenderlos en juegos sexuales; también es desviado
por prohibiciones y al ser el niño(a) obligado o inducido prematuramente hacia el juego
sexual, especialmente cuando se le provoca daño físico. Podrían existir, así mismo, desvíos
del Love Map derivados de roles sexuales atípicos, por ejemplo, al recibir los niños un
enema o cuando son frotados los órganos sexuales para limpiarlos. Los niños pequeños, con
cerebros vulnerables, al sufrir estas experiencias, sus circuitos del Love Map salen de las
vías habituales y estímulos inadecuados se asocian de forma permanente a las respuestas
eróticas (Blanco, 2007, Introducción, ¶, 14)
.
5. Las parafilias, los DSM y la patología
Parafilias y DSM-I
Antes de la publicación del DSM-I, la Psiquiatría Americana clasificaba las parafilias como casos de
"personalidad psicopática con la sexualidad patológica". El DSM-I introdujo la palabra desviación sexual
como un trastorno de la personalidad del psicópata e incluyó entre estas a la homosexualidad, el
travestismo, la pedofilia, el fetichismo y el sadismo sexual, incluida la violación (Moser y Kleinplatz,
2004)
Parafilias y DSM-II
El DSM-II continuó utilizando el término "desviaciones sexuales", pero ahora los incluye dentro de una
categoría amplia titulada "trastornos de la personalidad y otros trastornos mentales no psicóticos". La
categoría general de la desviación sexual estaba destinado a describir la orientación sexual de las personas
que se "dirigen principalmente hacia los objetos que no sean personas de sexo opuesto, hacia los actos
sexuales no se suelen relacionar con coito, o hacia el coito realizados en circunstancias extrañas, como en
la necrofilia, la pedofilia, el sadismo sexual, y el fetichismo " (Moser y Kleinplatz, 2004).
Los tipos de desviaciones sexuales enumerados en el DSM-II fueron: alteración de la orientación sexual,
el fetichismo, la pedofilia, el travestismo, exhibicionismo, voyeurismo, sadismo, masoquismo, y "otra
desviación sexual" (Moser y Kleinplatz, 2004).
Parafilias y DSM-III
El término "parafilia" fue introducido en el DSM-III como un subconjunto de la nueva categoría de
"trastornos psicosexuales". La otra diferencia que se observa en el DSM III es que se elimina a la
homosexualidad de la categoría “parafilia” (Moser y Kleinplatz, 2004).
Parafilias y DSM-IV
En el DSM IV no hubo inclusiones, ni exclusiones de otras parafilias, pero el frotteurismo paso a ser una
parafilia típica, mientras que la zoofilia, una no especificada. Y, el actualmente llamado fetichismo
travestista, era trasvestismo (Moser y Kleinplatz, 2004).
Parafilias y DSM-V
El DSM-5 afirma que las parafilias no son trastornos psiquiátricos “ipso facto", y propone una distinción
entre parafilias y trastornos parafílicos. Una parafilia por sí sola no requeriría de manera automática de
intervención psiquiátrica. Mientras que un trastorno parafílico es una parafilia que causa malestar,
deterioro o daño a la persona o a los demás. En consecuencia, una parafilia sería una condición necesaria
pero no suficiente para tener un desorden parafílico (Moser y Kleinplatz, 2004).
En esta versión, un hombre no puede ser clasificado de travesti por mucho que use vestidos, si esto es
excitante sexualmente para él, a menos que esté descontento con esta actividad o le dañe de algún modo.
Por otra parte, el sadismo sexual se convertiría en Trastorno de Sadismo Sexual y el masoquismo sexual
se convertiría en Trastorno de Masoquismo Sexual, y así sucesivamente " (Moser y Kleinplatz, 2004).
6. Parafilias y normalidad.
Existe una gran controversia científica y política en relación con la permanencia de los diagnósticos
relacionados con el sexo, como las parafilias en el DSM, debido al estigma de ser clasificada como una
enfermedad mental (Moser y Kleinplatz, 2004).
Algunos grupos que buscan una mayor comprensión y aceptación de la diversidad sexual, han presionado
para que los cambios en la situación jurídica y médica de los intereses y las prácticas sexuales inusuales.
Charles Allen Moser, médico y defensor de las minorías sexuales, ha argumentado que los diagnósticos se
deben eliminar de los manuales de diagnóstico (Moser v Kleinplatz, 2004).
Las parafilias se consideran inocuas excepto cuando se dirigen a un objeto potencialmente peligroso para
sí mismos o para sus compañeroo sexuales (v.g pedofilia, sadismo, masoquismo, etc.), o cuando impiden
el funcionamiento sexual normal (v.g asfixia erótica, auto mutilación, etc.) (Moser y Kleinplatz, 2004).
Pomeroy (s/f. c.p Flores, 1999) plantea que se puede intentar la aplicación de cinco criterios principales
para definir la conducta sexual como normal o anormal. Estos criterios son
1. Estadístico: Si la mitad o más de la población la practica la conducta sexual es normal. Depende
del lugar, la época, la cultura y la clase social.
2. Filogenético: si corresponde con el comportamiento sexual de los mamíferos o de los primates
superiores, es normal.
3. Moral: Los preceptos de una comunidad son muy variables en cada cultura en diferentes épocas,
pero suele haber un consenso temporal, registrado en usos, costumbres. creencias. Preserva los
valores individuales y colectivos. Por ejemplo, las relaciones sexuales con animales (zoofilias),
son prácticas realizadas en personas del campo y no eran consideradas como algo malo; en
cambio, en personas que viven en las ciudades, esta actividad puede considerarse como una
enfermedad mental.
4. Legal: El registro de normas escritas y sanciones para defender a las personas y sus propiedades o
derechos también abarca lo sexual. Las leyes se cambian y son diferentes en un lugar y otro, pero
marcan el consenso.
5. Social: Las conductas socialmente dominantes que no dañan a la sociedad o a sus miembros, son
normales, correctas, adecuadas.
Si cada conducta sexual es pasada por el tamiz de estos cinco criterios, podemos establecer el grado de
normalidad o anormalidad de la misma.
Tabla 4. Criterios con los que se evalúa la normalidad de una conducta sexual
Criterio
Masturbació Homosexualidad Sexo
n
no Sexo
marital
genital
oral pedofilia
violación
Estadístico. Normal
Anormal
normal
normal
Anormal
Anormal
Filogenétic Normal
Normal
normal
normal
?
?
o.
Moral
Anormal
Anormal
anormal
normal
anormal
Anormal
Legal
Normal
Normal
?
?
anormal
Anormal
Social
Normal
Normal
normal
normal
anormal
Anormal
Tomada de Flores (1999)
Como puede observarse en la tabla anterior, ninguna de las conductas sexuales anteriormente descritas, es
evaluada unánimemente desde los 5 criterios. Los intereses sexuales condenados cambian a menudo; la
masturbación, el sexo oral, el sexo anal y la homosexualidad fueron considerados pecados, aberraciones o
síntomas de trastornos mentales, pero ahora se aceptan normalmente como parte del espectro de una
expresión sexual saludable.
De forma similar, hay condiciones que se aceptaban como "normales" en el pasado, pero que ahora se
clasifican como trastornos mentales (por ej. el deseo sexual hipoactivo (ej., el desorden de aversión sexual,
y el desorden orgásmico en la mujer). Es demasiado difícil eliminar los factores históricos y culturales de
la evaluación de los intereses sexuales poco frecuentes (Moser y Kleinplatz, 2004)
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