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CONGREGACIÓN DE RELIGIOSOS TERCIARIOS CAPUCHINOS
Cada Joven que se reeduca es una Generación que se salva
PONENCIA
Como Congregación expresamos nuestro especial agradecimiento a todas las personas
que han hecho posible este evento, al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y a
todos los que están participando en él con sus conocimientos y ante todo con su
inobjetable voluntad por procurar para los niños, niñas y adolescentes estigmatizados
sociales e infractores de la ley de nuestro País condiciones más dignas y justas de vida y
de futuro.
Nuestra Congregación de Religiosos Terciarios Capuchino, también conocida como
“Amigonianos” fue fundada en España por el Obispo Capuchino Fray Luís Amigó y Ferrer
en 1889 y desde entonces durante estos 120 años se ha dedicado a la Reeducación de
uno de los segmentos poblacionales más especiales de los 22 países del mundo en
donde hace presencia, es esta experiencia más que centenaria la que nos compromete
día a día a trabajar más y mejor para hacer de los procesos reeducativos verdaderas
oportunidades para la reconciliación de la sociedad con sus ciudadanos más vulnerables
y por ende por la construcción de un mundo más incluyente, responsable y respetuoso
para todos.
Como entidad sin ánimo de lucro, operando programas pedagógicos y terapéuticos en las
Ciudades más importantes del País, cuya misión específica es la Prevención, Protección y
Reeducación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, entre 12 y 18 años, hombres y
mujeres, considerados en situación de extrema pobreza, con una escasa formación
escolar, marginados, estigmatizados y muchos víctimas de explotación en diferentes
ámbitos, entendemos que la proyección social que nuestro trabajo procura es reconocer
que los sujetos del quehacer son en general una población que entra en conflicto con la
ley penal por multiplicidad de circunstancias, lo que además de muchos otros factores
sociales, familiares y personales los coloca en alto riesgo y vulnerabilidad social.
Nuestro trabajo consiste básicamente en promover el ejercicio y la defensa de los
Derechos de los niños, niñas y adolescentes, desarrollando con ellos la atención e
intervención especializada que los ratifique como sujetos responsables frente a su manera
de asumir el mundo.
1
En este sentido dirigimos y administramos programas de atención e intervención que
impliquen la formación, educación y/o reeducación, tanto en actitudes para la vida, como
para el trabajo, considerando que a partir de su situación crítica, deben buscar
alternativas dignas, que les permitan mejorar con su familia la calidad de vida que
merecen y ser los ciudadanos honestos que el país necesita.
Todos nuestros proyectos se enmarcan dentro de los fundamentos teóricos de la
Pedagogía Social, la Educación Social y la Animación Sociocultural así como dentro de
los ejes fundamentales de la Pedagogía Amigoniana la cual concibe su acción a partir de
una sólida fundamentación filosófica, una clara inspiración teológica, una constante
sintonía jurídica y una fuerte proyección sociológica, en este sentido se erige como
garante de las normas internacionales y nacionales, relacionadas con los Derechos de los
Niños y la población altamente vulnerable, concretamente en lo que tiene que ver con las
niñas, niños y adolescentes en conflicto con la ley y/o en situación de amenaza o
vulneración por ser víctimas del conflicto armado y de muchas otras causas de orden
social, familiar y personal.
Se avala con la experiencia que la Congregación tiene por más de 80 años en el País y el
Continente atendiendo Adolescentes infractores de la ley, niñas, niños, adolescentes y
jóvenes trabajadores y los que también son considerados en alto riesgo de desadaptación
social, logrando con éxito que estos puedan concebir un proyecto de vida digno, útil y
productivo y logren el inicio y/o la continuidad de los procesos escolares y formativos
interrumpidos.
Los amigonianos desarrollamos una gran multiplicidad de dinámicas y actividades
altamente especializadas en las Instituciones y Programas de la siguiente manera:
-
Acogiendo población de niñas, niños, adolescentes y jóvenes altamente
vulnerables remitidos por las instancias judiciales o con funciones de protección y
restablecimiento de derechos.
-
Mediante un proceso integral protectivo-preventivo y/o reeducativo-terapéutico,
diseñado
en
tres
etapas
y
tres
niveles
de
crecimiento
que
cuenta
fundamentalmente con el protagonismo de la niña, niño, adolescente o joven.
-
Estableciendo los espacios de formación y la organización adecuada del proyecto
de vida de cada sujeto de intervención.
-
Determinando los intereses y aptitudes de cada usuario, a través de la
participación en talleres socio ocupacionales.
2
-
Diseñando con el niño, niña o adolescente y su familia el plan de acción
reeducativo (PAR) como un plan de tratamiento individual, personalizado, en el
que se atienden desde las áreas de: atención pedagógica-terapéutica, psicológica,
socio familiar, académica, técnica, atención para el bienestar y atención en salud.
-
Haciendo un seguimiento puntual de todas las acciones, para que correspondan
totalmente al desarrollo de la propuesta de proyecto de vida.
-
Acompañando a los niños, niñas y adolescentes en todo el proceso, apoyándolos
y velando por su desarrollo y crecimiento personal.
-
Evaluando la condición psíquica, social, orgánica y el desempeño de cada uno de
ellos, a nivel de: desarrollo personal, de relaciones socio-familiares y comunitarias,
organización de su trabajo, aplicación de estrategias ocupacionales y laborales y
la realización de actividades culturales, sociales, artísticas y ecológicas.
-
Desarrollando procesos Psicoterapéuticos-Reeducativos con los jóvenes y sus
familias.
-
Implementando los Procesos Educativos-Académicos ordenados por la ley general
de educación.
-
Involucrando directamente a la familia en todo el proceso Reeducativo-terapéutico
para hacer con ella un trabajo paralelo al tratamiento del niño o adolescente.
-
Generando un trabajo específico en la dimensión trascendente y axiológica como
componentes fundamentales del ser humano.
-
Velando cotidianamente por la atención nutricional de los niños, niñas y
adolescentes mediante acciones específicas en esta área dirigida a mejorar su
desempeño psíquico y orgánico.
-
Enfatizando siempre en la educación física y en la práctica deportiva y recreativa
consideradas fundamentales en todo proceso formativo.
-
Programando actividades lúdicas y culturales para incentivar la creatividad en los
chicos y rescatar los valores de nuestra identidad.
Cada una de estas dinámicas y actividades tiene un respaldo axiológico y profundamente
centrado en la concepción de hombre y de mujer que tenemos y que en su praxis da
cuenta de los principios y valores con los cuales hacemos nuestro trabajo, estos nos han
sido legados por el Fundador y por los Religiosos-Educadores que fortalecieron la
Pedagogía Amigoniana desde sus comienzos por eso tenemos como principios:

Creer en la recuperación de los jóvenes.
3

Creer en la bondad natural de las personas.

Tratarlos con criterios de misericordia.

Educar al joven en su propio ambiente y con un sentido realista de la existencia.

El convencimiento de que lo más importante es el hombre y no sus problemas.

Propiciar siempre un ambiente de familia.

Educar a través de los juegos, actividades lúdicas, recreativas, artísticas y de
estimulación de la creatividad.

Atender desde la individualidad y el derecho a la diferencia.

Acoger al joven como él es.

Desarrollar la preferencia por los más necesitados.
En los valores que promovemos evidenciamos la gran capacidad de los niños, niñas y
adolescentes para asimilar y buscar la forma de vivir de manera más digna y armónica,
por ello en este sentido incentivamos continua e insistentemente la:

Apertura a la trascendencia.

Transparencia.

Encarnación.

Creer en el ser humano.

Libertad y Responsabilidad

Solidaridad

Espíritu de Familia

Sentido de pertenencia

Amor exigente

Fidelidad
Con estas sólidas bases la propuesta Pedagógica Amigoniana establece un método
progresivo y secuencial por períodos, que se desarrolla paulatinamente, sustentado por
un sistema de auto corrección y de acompañamiento. A partir de estos períodos se
estructura el Proceso reeducativo-terapéutico del Sistema Pedagógico Amigoniano.
La propuesta como hemos visto tiene una trayectoria histórica en el tiempo y en las
perspectivas de época; es así como en los orígenes del Sistema Pedagógico Amigoniano
se establecieron cuatro periodos sucesivos. El primero consistía en la observación y
aislamiento provisional del joven, cuyo objetivo era recibir, acoger y conocer de primera
impresión al adolescente. Posteriormente se da inicio al segundo período que es el de
“Reeducación” en sí mismo, el tercero de estos períodos se centraba en consolidar los
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logros obtenidos en el período inmediatamente anterior y el cuarto período pretendía
ubicar y hacer un acompañamiento al joven en su medio socio familiar y académicolaboral.
Actualmente estos períodos sucesivos se han agrupado en un todo, como proceso
reeducativo y/o protectivo-preventivo, que acudiendo a la sabiduría de las fuentes
primeras teórico-prácticas del amigonianismo retoma el espíritu con que se dio origen a la
reeducación en la Congregación Amigoniana, es así como se plantean tres Etapas
llamadas Acogida, Tratamiento y Pos institucional y además tres Niveles de crecimiento
denominados “Encauzamiento”, “Afianzamiento”, y “Robustecimiento”, que se desarrollan
en la Etapa de Tratamiento para reunir en ellos lo que eran los cuatros períodos iniciales.
En la primera Etapa la Institución motiva, sensibiliza y brinda un recibimiento digno a la
persona y a su familia, como práctica concreta del restablecimiento y garantía de
derechos, se ofrece además un conocimiento y adaptación preliminares del niño, niña,
adolescente o joven a la cotidianidad y normas institucionales, así como el
encaminamiento a la tarea de iniciar su proceso pedagógico-terapéutico, en la segunda
Etapa se quiere consolidar toda la propuesta de intervención individual y específica que
tanto él como su familia requieren y en la tercera dar fuerza a todos los logros que vienen
alcanzándose en la práctica pedagógica y terapéutica.
OBJETIVO GENERAL
Ofrecer un proceso de atención e intervención integral a la niña, niño, adolescente ó
joven, que por encontrarse en situación de vulnerabilidad o por infringir la ley penal, es
enviado por las autoridades competentes para que participe conjuntamente con su familia,
en un Proceso Amigoniano pedagógico y terapéutico de Formación Integral, que le facilite
su promoción como sujeto de derechos y deberes y su reincorporación al medio sociofamiliar, en una práctica continua de inclusión social a partir de dinámicas solidarias y de
justicia restaurativa.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Garantizar el derecho a la vida y a la supervivencia, con nuestra pedagogía de la
presencia mediante la implementación de programas de higiene personal, salud,
cuidado y conservación del entorno.
5

Garantizar al joven el derecho al desarrollo, a través de la implementación de
programas formativos, en el área espiritual, social, lúdica, cultural, cívica, recreativa,
académica, psicoterapéutica y técnica, teniendo en cuenta entre otros el modelo de
desarrollo moral de Kohlberg.

Garantizar al joven el derecho a la protección mediante la implementación de un
programa de formación ciudadana que le permita el conocimiento de sus derechos y
deberes, el respeto a la autoridad legítima, a la ley, a la cultura, a la historia del País y
a que se le reconozcan efectivamente por parte de la sociedad todos los derechos
proclamados en la Constitución, identificando en sí mismo y en su red de apoyo los
elementos de vulnerabilidad y generatividad conforme lo requiere el modelo solidario
de atención a la familia.

Garantizar el derecho a la participación, posibilitando el desarrollo de prácticas
democráticas que le vinculen en la toma de decisiones, que le permitan opinar
libremente y que le involucren activamente en la planeación y ejecución de
actividades propias del proceso reeducativo, protectivo y/o preventivo reconociendo
de esta manera su papel protagónico en la transformación de la realidad mediante el
entrenamiento y práctica de los principios y procedimientos de la justicia restaurativa.
Los ámbitos en los que se hace realidad la pedagogía Amigoniana como Pedagogía de la
Presencia son:
Programas de prevención: en ellos se convoca a niñas, niños, adolescentes, jóvenes y
sus familias para reconocer, analizar y resignificar factores generativos y de riesgo con los
que siempre contaremos tanto en el ámbito familiar, social, escolar y laboral a fin de
prevenir eventos que deterioren la calidad de vida e impidan un proceso de socialización
armónico.
Programas de protección: destinados a la atención prioritariamente de niñas, niños y
adolescentes que se encuentran en grave peligro físico y moral por situaciones de
abandono y desprotección familiar. Nuestra acción se desarrolla mediante la atención
integral de la persona a fin de favorecer un adecuado desarrollo bio-psicosocial, afectivo y
moral que promueva la autonomía y la libertad, con lo cual se hace realidad la restitución
de derechos.
Programas de reeducación: en las distintas modalidades y medidas: transitorio,
internamiento preventivo, internamiento especializado, libertad vigilada, semicerrado,
seminternado, prestación de servicios a la comunidad, externado y Libertad Asistida,
estipuladas por la ley, a través de la Constitución Nacional, la Ley de Infancia y
6
Adolescencia (decreto 1098 de 2006) y las disposiciones internacionales, desarrollamos
nuestra misión específica: “la reeducación de los niños, niñas y adolescentes en
conflicto con la ley”, implementando con equipos interdisciplinarios de profesionales de
varias de las ciencias sociales y humanas, procesos integrales de intervención
psicoterapéutica, pedagógica-reeducativa, social y de formación académica y laboral, que
favorezcan la reinserción efectiva del niño, niña, adolescente o joven a su medio familiar y
social.
Formación para el trabajo: a través de propuestas que ofrecen a los jóvenes programas
concretos de preparación para el trabajo y de capacitación en distintas áreas de interés,
se brinda la apertura a nuevas y mejores oportunidades de inserción laboral con la
colaboración del Sena y otras entidades especializadas, además de contar con la
anuencia del ministerio del trabajo y aportando formación para la vida en valores, desde
las actividades físicas, culturales, deportivas y el conocimiento de los deberes y derechos
del trabajador.
Drogadicción y otras adicciones: mediante la modalidad de Comunidades Terapéuticas
se ofrece a niñas, niños, adolescentes, jóvenes y sus familias, el tratamiento requerido
para enfrentar los problemas que las sustancias o conductas que causan dependencia
producen a nivel personal, familiar y social, con equipos de profesionales altamente
especializados se diseñan las intervenciones más adecuadas a la condición de cada
persona.
A lo largo de los años de experiencia en los que la Congregación ha desarrollado estas
propuestas hemos constatado la imperiosa necesidad de cultivar y desarrollar la
interdisciplinariedad como estrategia sin la cual no es posible atender integralmente a
quienes requieren de nuestra pedagogía, por ello cada uno de nuestros programas cuenta
con equipos conformados por: Profesionales de la Medicina como Psiquiatras, Médicos,
Odontólogos, Nutricionistas, Enfermeras. Profesionales de la Psicología, del Trabajo
Social, de la Pedagogía Reeducativa, y en general de las ciencias de la educación, de las
Terapias Ocupacionales y de algunas artes y oficios, a quienes ofrecemos una formación
y capacitación continuada a través de nuestra Institución de Educación Superior, llamada
Fundación Universitaria Luís Amigó, también de nuestra Corporación Centro de
Formación de Promotores Juveniles - Cenfor y siempre con la praxis al interior de las
propias instituciones, estos profesionales se integran a los grupos de jóvenes y realizan
con su participación proyectos personalizados y productivos que se orientan a satisfacer
las necesidades de los sujetos y de su entorno.
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Gran fortaleza han adquirido los Programas de intervención en el medio social
comunitario que nuestra Congregación dirige y administra en las distintas Ciudades del
País, dado que en cumplimiento de lo estipulado en la ley de infancia y adolescencia
decreto 1098 no solamente intervenimos con programas netamente reeducativos sino
también en una modalidad tan importante y trascendental como es la prevención integral,
por ello es que haciendo eco al clamor mundial y nacional por incentivar medidas
alternativas a la privación de la libertad, promovemos el modelo solidario de inclusión y
atención a las familias, se implementa el enfoque de intervención familiar sistémico como
posibilidad de recuperación personal y familiar, el desarrollo moral en las etapas iniciales
de infancia y adolescencia, la promoción de la justicia restaurativa y todo ello mediante la
pedagogía de la presencia, en Programas de Libertad Vigilada, seminternado, externado,
prestación de servicios a la comunidad y programas en medio semicerrado.
Es importante resaltar entonces que a nivel de prevención los amigonianos tenemos
avances muy significativos en propuestas de prevención integral orientadas hacia el
restablecimiento de derechos así:
Mediante propuestas de intervención Pedagógico Reeducativas que cubren las áreas
personal, familiar y social, se presta atención a población vulnerable que requiere
procesos de fortalecimiento integral a fin de entrenar en habilidades sociales, resiliencia y
factores generativos y protectivos, las propuestas se presentan para ser desarrolladas en
tres ámbitos específicos que son:
1. Intervención Familiar: desarrolla un programa de intervención terapéutica familiar
que dinamiza las estructuras familiares existente para fortalecer los factores
generativos y de protección, movilizar los elementos de cohesión y vincular a
todos los miembros del grupo familiar a los programas de atención social que
ofrece el municipio y/o la gobernación, con ello se está promoviendo también el
mandato
legal
de
corresponsabilidad
por
parte
de
todos
los
entes
gubernamentales e instituciones que tienen la obligación de apoyar a la infancia y
la adolescencia.
2. Intervención Escolar: activa planes y programas de apoyo a las escuelas y
colegios de la región y/o municipio orientados a capacitar al personal directivo,
administrativo y docente para diseñar y operar estrategias de prevención frente al
maltrato, para impedir el desarrollo de conductas que generan dependencia y en
general de circunstancias que perjudiquen los procesos de socialización de la
comunidad estudiantil.
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3. Sensibilización Comunitaria: genera acciones concretas de compromiso y
asociación de toda la red social del Departamento, Municipio y/o la región para la
reconstrucción del tejido social y la resignificación de los lazos de ciudadanía que
propendan por la generación de alternativas de empleo, educación, salud,
recreación, cultura y ecología.
Los Programas cuentan con equipos de trabajo conformados por profesionales de las
distintas áreas de las ciencias sociales, con una amplia experiencia en el diseño,
planeación y ejecución de procesos educativos, reeducativos y terapéuticos que
orientados en el espíritu, el carisma y la filosofía Amigonianos logran determinar las
características de la población a atender y desde este conocimiento generan la dinámica,
los tiempos y las especificaciones del proceso más pertinentes para los grupos en
cuestión.
La sintonía jurídica en la que se mueve la misión específica de los amigonianos con los
nuevos paradigmas jurídicos para atender a los niños, niñas, y adolescentes objetores
sociales y de la ley, ha hecho que en la dinámica de las instituciones y programas el
terreno esté generosamente abonado para desarrollar el ejercicio de la justicia
restaurativa, porque siendo ella una respuesta sistemática frente a la infracción penal, que
enfatiza en la sanación de las heridas causadas o reveladas por el delito en víctimas,
victimarios y comunidades; encuentra una disposición constante entre educadores y
muchachos para estudiarla, entenderla y adoptarla.
En efecto nuestros programas y prácticas reflejan los propósitos restauradores porque
logran la identificación de las consecuencias de las faltas y dan pasos a fin de reparar el
daño causado, buscan por todos los medios involucrar a todas las partes interesadas y a
través de las relaciones interinstitucionales trabajamos por transformar la relación
tradicional entre las comunidades y los gobiernos. De la misma manera los procesos
reeducativos que ofrecemos a los chicos, chicas y sus familias insisten permanentemente
en trabajar a fin de que se ayude a volver a su estado original a aquellos que se han visto
perjudicados, ofrecen la posibilidad del desarrollo a aquellos que se han visto más
directamente involucrados o afectados por el delito, para que tengan la oportunidad de
participar de lleno en la respuesta y entendemos que es un servicio a toda la sociedad
con el que contribuimos a fortalecer el rol de los gobiernos consistente en preservar el
justo orden público y a que la comunidad asuma su responsabilidad de construir y
mantener una justa paz.
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La experiencia nos está aportando elementos para incentivar los valores claves que
deben tener los programas restaurativos evidenciados en una práctica cotidiana de
encuentro a través del cual se crean oportunidades con el propósito de que victimas,
victimarios y miembros de las comunidades que deseen hacerlo se reúnan a conversar
acerca del delito y sus consecuencias, en torno a la reparación estamos creando las
condiciones para que a instancias de los procesos reeducativos los niños, niñas y
adolescentes tomen medidas a fin de reparar el daño que hayan causado, en esta misma
dirección en las etapas de reinserción intentamos devolver a los victimarios a la sociedad
como miembros completos de la misma con la capacidad de contribuir a esta y en
definitiva nuestros programas ofrecen la posibilidad de que las partes interesadas en un
delito específico participen en su resolución.
Quienes nos dedicamos al trabajo de la prevención y tratamiento del conflicto con la ley
en niños, niñas y adolescentes sabemos que estos asumen formas alternativas de
convivencia. Lo que pasa es que siempre se ha pensado la manera de cómo hacer para
salvar a los jóvenes y sacarlos de su letargo, esto es lo que se debe intentar romper,
entendiendo sus maneras de hacer sentir lo que expresan cuando afirman: “El rechazo
que algunas veces recibimos es consecuencia de la apariencia” y es que nosotros
los adultos tendemos a presumir que juventud y problema parecen haberse convertido en
sinónimos.
Si penetramos en sus escenarios, en sus vidas, en sus pensamientos, en sus ilusiones,
deseos y palabras es para rescatarlos y si es posible para mover lo social hacia una
condición más digna. Quien entra en un lugar de la cultura o en la intimidad del otro, no
debe ser para corromperlo, para ultrajarlo, sino para hacerlo más humano, mínimamente
para entenderlo en sus motivos y motores; claro que el estigma está dado desde el mismo
momento que el joven ingresa a la institución ya que su estructura e infraestructura está
demarcada para atender a una población definida; pero el mayor problema se manifiesta
cuando se pierde de vista que ellos son sujetos con miradas particulares de la vida y con
una necesidad sentida de tomar un rumbo a lo mejor diferente e incluso transgresor,
donde puedan afianzarse desde la singularidad; y para ello es preciso comprender al
joven dentro de un contexto amplio que interactúa en diferentes escenarios, donde no sea
juzgado ni rotulado como el ladrón, el consumidor, el marginado, el desescolarizado, el
sujeto en crisis o simplemente el individuo a “reprender”.
Consideramos que en la interacción cotidiana con el joven y su red de apoyo primaria,
participamos de forma conjunta en un proceso de reconstrucción de lo social; si uno
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erradica al sujeto, lo estigmatiza para entender lo social y sólo ve en lo social estructuras
sin sujetos, entramos entonces en un análisis cuantitativo de sólo datos estadísticos y/o
económicos; pero si la perspectiva es la de pensar que hay objetos sociales que están
atravesados por la subjetividad que somos y que ello puede ser captado mediante el
recurso del lenguaje en la dialéctica terapeuta – joven, es allí donde las historias de vida
tienen asidero en la búsqueda de los sentidos de lo social y valga la pena el juego del
lenguaje que es necesario para esclarecer los enigmas que constituyen la vida cotidiana.
Lo social se construye y reconstruye a cada momento, los proceso sociales son
constante, no se detienen nunca, en su interior nos movemos sujetos individuales que
estamos obligados a pensar qué pasa en cada situación que vivimos, hasta aprender a
manejarla para luego incorporarla a nuestras rutinas y mapas mentales. Se trataría
entonces de entender el presente cotidiano y sus escenarios, entender cuál es el actor
que la hace, cómo nacen y mueren los sentimientos, los signos y los significados y como
se construyen sujetos.
Organizar dicho recorrido junto con los jóvenes, sujetos y/o actores es encontrar rutas de
vida para la vida y no para la institución; donde los factores artísticos y lúdicos son
fundamentales en la búsqueda de reconocimiento e identidad como formas de liberación,
de construcción y de Empoderamiento, todo esto claramente es hacer prevención y
prevención al más alto nivel contando fundamentalmente con ellos.
Tenemos que estar entonces preparados para escucharlos, preguntarles y responderles;
pues en el fondo son la otra cara de la moneda, la otra orilla de donde se puede mirar el
orden social, allí se sufre con más intensidad. Quien entiende y comprende la
“desviación”, comprende y entiende el camino, la norma. La cultura del ladrón habla de la
cultura de la justicia tanto como de la cultura del juez. Lo cierto es que hay lugares donde
la sociedad se desnuda y no es pornografía estar allí.
Desde el contexto institucional, es necesario analizar los usos y alcances del paradigma
que como terapeutas utilizamos: en qué medida nos está permitiendo construir o
reconstruir tejidos sociales a partir de la realidad de los jóvenes con que interactuamos, o
en qué medida desbordamos construcciones elaboradas a partir de esa realidad con que
ellos se enfrentarán. Este cuestionamiento invita a considerar los principios pedagógico –
terapéuticos de cada profesión, a develar formas alternas de abordar los sujetos, y a estar
dispuestos al cambio y/o transformaciones que la institución requiera.
Aunque los jóvenes suelen mostrarse reticentes a incluirse en propuestas que provienen
de los adultos, la experiencia demuestra que aceptan y disfrutan los espacios de
11
creatividad y expresión o aquellos que mantienen cierta flexibilidad y alejan la ortodoxia
que tanto los espanta; en esta medida la palabra no sería el único medio de expresión
posible sino uno entre varios.
Sin lugar a dudas nos enfrentamos ante una población ansiosa por quebrantar la
marginalidad o la violencia que ha tenido que enfrentar; jóvenes ansiosos por encontrar
en el adulto un orientador de procesos internos y un facilitador para la superación de
conflictos. Pero de igual forma nosotros los adultos nos debatimos entre un lenguaje que
busca trascender; un dominio que pretende limitar ese quehacer: y una búsqueda de las
instancias de poder, identidad y distinción.
Como en toda misión, empresa o propósito que los seres humanos emprendemos, los
amigonianos también esperamos siempre que asumimos una institución o programa
obtener resultados concretos, por ello tenemos claro lo que es de esperar a instancias de
nuestro trabajo y lo expresamos así:
Que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes se identifiquen y ratifiquen como sujetos de
derechos y deberes.
Que cada joven logre establecer un proyecto de vida digno, coherente, útil y productivo en
su vida social.
Que logre establecer un código de valores y una vivencia de la ética y de la convivencia
ciudadana.
Que alcance los conocimientos y desarrollo de habilidades necesarios para el desempeño
de la profesión escogida.
Que logren complementar su proceso formativo y educativo.
Que puedan tener una dinámica familiar, que supere las dificultades estructurales que ha
padecido su familia de origen.
Que logren conocer y promover empresas asociativas que les permitan mejorar la calidad
de vida tanto propia como de sus familias.
Por último debo decir que la mejor elección en materia de legislación penal es la que se
asume teniendo en cuenta la integralidad de la persona y los atenuantes que le han
acompañado siempre, antes de haberse convertido en victimario, en este sentido en
nuestro País prácticamente todas las sentencias de la Corte Constitucional van orientando
a los operadores de justicia, hacia la imperiosa necesidad manifestada además en todos
los instrumentos jurídicos de orden Nacional e Internacional de considerar la edad y
condición de inmadurez psicológica que acompaña la obligación de responder por sus
actos a los niños y adolescentes proscribiendo radicalmente la tendencia a la
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exacerbación de la culpa y en consecuencia la renuencia por parte de quienes de alguna
manera somos portadores de algún tipo de autoridad que se nos confiere a castigar y
estigmatizar.
Este es el compromiso radical de la Congregación Amigoniana al insistir siempre en la
sintonía que tiene que existir entre la cuestión jurídica y el carácter eminentemente
pedagógico, reeducativo y restaurador que tiene que aplicarse a los niños, niñas y
adolescentes en conflicto con la ley amparados por el Sistema de Responsabilidad Penal
Juvenil.
Muchas Gracias.
Padre. OSWALD URIEL LEÓN E.
Superior Provincial – Representante Legal
Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos.
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