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LA CIVILIZACION LATINA
RELIGIÓN
Mujeres celebrando culto a Baco.
Mural de la Villa de los Misterios (Pompeya)
La religión ocupó un lugar muy importante en el mundo romano. Al igual que
otras religiones del mundo antiguo, la romana fue politeísta y careció de un libro
sagrado. Sin embargo, la inexistencia de textos sagrados no ha sido obstáculo para
conocer el pensamiento religioso de los romanos; las principales fuentes de
información son las obras de arte y las expresiones funerarias que permiten seguir su
desarrollo histórico desde las primeras épocas, hasta la oficialización del cristianismo
en el siglo IV.
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En los primeros tiempos los fenómenos
naturales
estuvieron
asociados
a
entidades
sobrenaturales –numina-. Estas deidades no
tenían representación antropomórfica, sino que
eran materializadas en el fuego, el viento y otros
elementos de la naturaleza. Tampoco había
templos dedicados al culto: los lugares de
celebración en aquellos tiempos remotos eran
bosques y cuevas.
Hacia el siglo VIII a.C. los reyes comenzaron
a asumir funciones religiosas, especialmente en lo
relacionado con el culto. Estos reyes-sacerdotes
Apolo de Veyes.
Escultura en terracota,
tenían la responsabilidad de orientar y organizar
del escultor etrusco Vulca-S.VI a.C.
las actividades según el ritmo de los ciclos
naturales que eran fijados por el calendario lunar:
ciclos de guerra, de cultivo, de culto a los muertos.
En un principio los reyes fueron los encargados de establecer los calendarios de
las celebraciones religiosas pero más adelante esas funciones se delegaron en
personas
sobresalientes
de
la
comunidad:
los
sacerdotes
o
pontífices.
Simultáneamente, también se especializó el culto a determinadas divinidades, como la
diosa Vesta -cuyo sacerdocio estaba formado por las vestales, que eran elegidas por
el rey entre las muchachas de las familias nobles- o los Fratres Arvales que
celebraban anualmente a la diosa Ceres. También tuvieron un papel importante los
augures, encargados de interpretar los designios de los dioses y que llegaron a
ejercer gran influencia en las decisiones de los reyes.
La expansión del poder romano sobre otros pueblos favoreció la asimilación de
algunos elementos de religiones orientales y de los dioses del panteón griego que se
integraron
a
las
deidades
romanas
y
contribuyeron
a
otorgarle
carácter
antropomórfico.
La religión romana se caracterizó por ser fundamentalmente utilitarista, formal,
racional y darle gran importancia a las divinidades familiares.
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El carácter utilitario de esta religión se asocia con el interés: el individuo se
relacionaba con las divinidades a través de un pacto en el que el hombre ofrecía
sacrificios y homenajes a cambio del favor del dios. Si los homenajes y sacrificios no
se realizaban de acuerdo con estrictas fórmulas, entonces no tenían efecto alguno.
Templo de Júpiter
(Dougge, África del norte)
Este aspecto formulario de la religión latina dio gran importancia a los
sacerdotes, quienes eran los que conocían y realizaban adecuadamente los rituales.
Los hombres se debían ceñir a estrictas fórmulas rituales que los sacerdotes
ejecutaban, a la par que los dioses estaban también limitados a determinados ámbitos
de acción; no había lugar para el cambio, la imaginación ni el individualismo.
El carácter racional de estas creencias se
aprecia en la organización de las divinidades según un
orden
jurídico:
cada
dios
tenía
poder
sobre
determinados aspectos del universo y no podía
interferir en las actividades propias de otro. La religión
romana no profundizaba demasiado en la naturaleza de
los dioses. Éstos no tenían la profundidad metafísica de
los dioses griegos, si bien gran parte de las divinidades
latinas fueron tomadas de la religión griega.
Figurilla en bronce
(Penate)
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Junto a los dioses comunes a toda la comunidad,
también se veneraban las divinidades tutelares de la
familia (los penates): los espíritus de los antepasados, en
quienes recaía la misión de proteger y hacer permanecer la
base social por excelencia, es decir la familia (gens). Esto
permitió el desarrollo de un culto privado paralelo al culto
público: así como en el ceremonial público los sacerdotes
dirigían las celebraciones en honor a los dioses de la ciudad,
en el ámbito privado el pater familias se encargaba de los
sacrificios, ofrendas y libaciones a los genios ancestrales.
Venus de la sandalia.