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Transcript
1
Autor
Gustavo Prandi
Artículo
Algunas características del desempleo
en la OCDE y n la República Argentina
2
Algunas características del desempleo en la OCDE y en la República Argentina.
Autor: Gustavo Prandi [email protected]
Desde principios de la década del '50, los países de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OCDE), comienzan a mostrar una dinámica de empleo que se
caracterizará por una demanda fuerte y sostenida de fuerza laboral. Dicha demanda en
muchos casos no podrá ser cubierta sólo con el aporte de los ciudadanos nativos, por lo que
se recurrirá a fuertes contingentes de inmigrantes.
En los últimos 25 años el proceso se ha revertido en forma drástica. Esos países vieron,
primero, trepar sus tasas de desempleo a niveles elevados, para luego, mantenerse en forma
más o menos constante en la mayoría de los casos.
El Japón, que durante años fue visto como el único que lograba evadirse a la tendencia, a
partir de la crisis asiática verá acelerar el proceso de incremento de la desocupación que ya
se insinuaba desde algún tiempo antes.
Los EE.UU por su parte, luego de casi una década de crecimiento ininterrumpido,
lograron una reducción razonable del desempleo desde el 7.5% 1 en 1992 al entorno del 4%
a mediados del año 2000, aunque los primeros síntomas de una posible recesión económica
ya parecen augurar el crecimiento de las cifras, que son de cualquier modo, bastante
mayores a los promedios generales de la OCDE hasta principios de los '70.
En los países que hoy forman parte de la Unión Europea (UE), el proceso ha tenido más
continuidad y los números han sido más elevados.
La República Argentina, comienza a presentar síntomas alarmantes desde los '80 y la
situación se tornará explosiva en la década siguiente, en especial en el segundo lustro.
Como vemos, los diversos casos muestran sus particularidades y matices importantes,
sin embargo, hay aspectos en los que se verifican evidentes regularidades. En tal sentido, es
notoria la universalización de la flexibilización de las condiciones de contratación de la
fuerza de trabajo y de las relaciones laborales en general, promovida por el desfasaje entre
la oferta y la demanda de trabajo, los cambiantes requerimientos de esa demanda y la
acción política de los Estados.
En la Europa comunitaria, ese proceso se inicia en los hechos a mediados de la década
del '70 con la aparición de nuevas formas de trabajo ("teletrabajo", "trabajo a plazo fijo") y
la fuerte extensión y diversificación de otras ya conocidas (empleo temporario, tiempo
parcial, en el hogar, etc.). La legislación comienza en la mayoría de los países a reconocer y
regular la nueva situación aproximadamente un decenio después.2
La Argentina presenta el grueso de las modificaciones legales en ese aspecto en los años
'90, aunque también aquí, desde la segunda parte de los '70 se verifican profundos cambios
en el mercado laboral, impulsados por la propia lógica de la economía, tanto como por la
dura represión de las actividades políticas y sindicales. Es necesario señalar, que las
presiones estatales sobre los sindicatos no fueron un patrimonio exclusivo de la Argentina o
de la región del Cono Sur, ya que si bien ese accionar fue infinitamente menos drástico y
por cierto más sutil, también se observó en los países de la OCDE.
1
De acuerdo con: OCDE, Employment Outlook julio 1997.
Para ver el inicio de ese proceso, puede recurrirse a: European Foundation for Improvement of Working
Conditions, New Forms of Working, Dublin, 1988.
2
3
De acuerdo a lo que vamos viendo, la problemática del desempleo no puede ser reducida
a la simple incidencia de alguna variable, que es lo que suele ocurrir cuando, por ejemplo,
se sobredimenciona la importancia del cambio tecnológico3 y se lo aísla del contexto social,
político y económico en el que se desarrolla (en el caso histórico específico que nos ocupa,
debe considerarse por otra parte, que las evidencias muestran que dicho cambio no ha
contribuido per se a eliminar el empleo). Por lo tanto, estimamos que para analizar las
particularidades que presenta el desempleo en cada caso, es necesario contextualizarlo
primero en forma general.
Consideraciones teóricas y metodológicas
En este trabajo se considerará que a partir de principios de los ´90, la Argentina se
incorpora plenamente a un régimen de acumulación, que con diferencias de matices y
crudeza, venía teniendo ya vigencia en los países de la OCDE desde una década antes.
El objetivo aquí no será profundizar sobre el concepto régimen de acumulación, de lo
que ya se ocupó el regulacionismo francés que fue la corriente que lo definió. Sí nos parece
importante, mencionar ciertos elementos que hacen a dicha categoría (incluyendo algunos
que no han sido tenidos en cuenta por el regulacionismo) para analizar muy sucintamente la
lógica de un proceso de acumulación, que si bien continúa siendo tributario de la relación
salarial, bloquea la participación en los procesos productivos en forma constante a una parte
de la población, negándole el acceso a un empleo.
Sin pretender establecer ni mucho menos la última palabra sobre los determinantes de
esa aparente paradoja, la mención y el análisis de algunos elementos, que no son
seguramente condición suficiente pero sí necesaria de todo proceso de acumulación, y las
características que los mismos adquieren en la actualidad, apunta a contribuir en esa
dirección. Comencemos por enumerar en forma breve, elementos propios de todo régimen
de acumulación: a) Ciertos lineamientos económicos aplicados con continuidad; b) De
algún modo vinculado con el punto anterior, una norma de organización e intervención del
Estado en la acumulación (que se extiende al conjunto de las actividades económicas,
incluidas las netamente especulativas), en especial en la regulación de la relación entre las
diferentes clases o sectores; c) Una vez más encadenado con lo anterior, un aparato jurídico
que no podrá dejar de considerar las posiciones de fuerza que cada clase o sector esté en
condiciones de exponer; d) "Una distribución del valor que permita la reproducción
dinámica de las diferentes clases o grupos sociales"4 , sin excluir la posibilidad que algún
sector importante quede marginado de esa dinámica; e) "Una composición de la demanda
social que valide la evolución tendencial de las capacidades de producción"5 , las que a su
vez pueden verse reducidas por actividades como la especulación, canalizada a través de
circuitos con escasa o nula vinculación con la producción; f) Un paradigma tecnológico que
se articule con los elementos anteriores.
La convergencia de los elementos mencionados durante un período determinado,
apuntala la continuidad de las regularidades propias del régimen de acumulación. Alain
Lipietz señaló sobre el particular: "En función de sus experiencias (sus ganancias
3
Tal es entre otros el caso de Rifkin, Jeremy, El fin del trabajo, Paidós Estado y Sociedad, Bs. As. , 1996.
Hasta aquí el punto ha sido trascripto de: Boyer, Robert, La Teoría de la Regulación un Análisis Crítico, en
un pasaje en el que define los elementos que conforman un régimen de acumulación.
5
Ibíd.
4
4
anteriores) y de sus conocimientos del mercado (experimentados en los períodos
precedentes), el capitalista arriesga la decisión (que cree conveniente) de proseguir con la
relación salarial y reinvertir en capital constante, por este solo hecho, contribuye a la
validación del producto de sus colegas y de la fuerza de trabajo ofrecida por la clase de los
asalariados. Las condiciones heredadas del pasado y la anticipación de un futuro en su
prolongación son las condiciones del lazo social presente. La continuidad de la
acumulación, las costumbres adquiridas en relación con una asignación que resulta ser
equivalente entre las diferentes ramas, así como las anticipaciones en lo referente a las
orientaciones sociales de la transformación de las normas de producción y consumo,
dominan como una fuerza inmanente las decisiones privadas de los empresarios (y sus
banqueros)" 6 . Es conveniente agregar, que esas regularidades, también influyen en forma
extraordinaria sobre las decisiones y actitudes de los trabajadores.
Todos hemos sido y somos testigos del culto y aplicación de las políticas de corte
monetarista. Con más pasión en algunos lugares (Gran Bretaña, los EE.UU., Nueva
Zelanda, la Argentina) pero mostrando el dominio de sus pautas en todos lados. La reforma
estatal, y sobre todo, de las normas de intervención de los Estados en la economía, ha
aportado su presencia con una tenacidad digna de Sarmiento. Esa misma tenacidad, se ha
apreciado en la extensión de ciertas actitudes más abiertamente a favor de los empresarios
y en perjuicio de los trabajadores, como lo menciona por ejemplo, el siguiente párrafo de
un informe de la OIT: "En los países industrializados de economía de mercado, se observa
la intervención del Estado en forma de unas medidas de cumplimiento obligatorio en la
negociación colectiva, y más específicamente en lo relativo a los salarios, práctica
desconocida antes de la recesión económica de 1973-1975."7 .
Ciertamente, las pautas de distribución del valor dificultan, limitan y hasta impiden, la
reproducción de grupos en ocasiones numerosos, pero ello no logra hasta ahora, promover
la emergencia de fuerzas que puedan llegar a subvertir el orden que se presenta.
Por último, la composición de la demanda social si bien ha permitido el desarrollo del
proceso de acumulación, también ha aportado a contraer su expansión. La distribución
regresiva del ingreso en la gran mayoría de los países de la OCDE, la polarización salarial,8
junto con un paradigma tecnológico que limita el impacto de ese tipo de pauta distributiva
sobre la demanda, hará viable la acumulación con un crecimiento de la economía
sustancialmente menor al que se conoció desde los años '50 hasta principios de los '70.
Algo a lo que han contribuido también y en gran medida, las impresionantes posibilidades
de obtener utilidades en el sector financiero y en actividades especulativas a escala
mundial, que se les abre incluso a las empresas de los sectores productivos, minimizando la
necesidad de reinversión productiva de sus ganancias. Como dijo alguna vez un conocido
autor: "Simens es un banco con un pequeño taller y debiera hablarse de "Toyota Bank"". 9
6
Lipietz, Alain, "Acumulación, crisis y salidas a la crisis, algunas reflexiones metodológicas en torno a la
noción de regulación", Estudios Sociológicos IV, 1986.
7
OIT, El mundo del trabajo en evolución, problemas principales, Ginebra, 1986.
8
Para ver esto con datos puede recurrirse a: OIT, Revista Internacional del Trabajo, 1999/2 y OIT, Informe
sobre el empleo en el mundo 1998/1999.
9
Altvater, Eltmar, en un pasaje en el que explica el peso de la actividad financiera en la economía
contemporánea, dentro de una muy interesante ponencia, "Fordist and Post-fordist International Division of
Labor and Monetary Regimes", International Conference Pathways to Industrialisation and Regional
Development in the 1990s, Lake Arrowheads, 1990.
5
Nada de ello hubiese sido posible sin embargo, sin la consolidación de una nueva forma
de vinculación entre el capital y el trabajo. Es decir, de un nuevo esquema de dominación
en el que las fortalezas y debilidades de cada sector, se fueron modificando y permitieron
ir delineando un nuevo panorama de estrategias a poner en práctica a la hora de
confrontar y negociar, en el que como vimos, los Estados no han adoptado un rol pasivo.
Estas modificaciones han aportado a la viabilidad social de situaciones de desempleo
elevado y constante, tanto como los cambios en las estructuras productivas han contribuido
a modificar los efectos depresores sobre la demanda de la concentración del ingreso.
Los procesos mencionados, se han venido dando tanto al interior de la OCDE como en
la Argentina, aunque con sus singularidades. Es así, que el quiebre definitivo en la
Argentina de los '90 de la pretensión de regulación keynesiana de la economía, y del, en
determinado momento prominente Estado de Bienestar, acarreará un período con algunas
significativas diferencias respecto de lo que fue la generalidad dentro de la OCDE. Si bien
el país terminará por presentar una brutal regresividad en la distribución del ingreso y en el
crecimiento del empleo, del subempleo y del empleo en negro,10 también mostrará una
notable aunque a la larga poco sustentable expansión de su PBI (como veremos en breve
sin equivalente en el mundo desarrollado contemporáneo) antes de hundirse en una
profunda crisis. En otros aspectos, las modificaciones en el mercado laboral argentino
coincidirán bastante con determinados procesos al interior de la OCDE.
Para poder establecer comparaciones en esos y otros aspectos, se recurre al análisis de la
evolución de ciertas variables. Esta metodología acarrea tres inconvenientes principales. El
primero, es el propio acceso a los datos. El segundo, es que esos datos sean confiables. El
tercero, es que sean comparables.
El acceso a los datos se dificulta entre otras cosas, por la ausencia de un seguimiento
histórico constante de algunas variables por parte de los organismos que supuestamente
debieran hacerlo. Tal es por ejemplo, la situación de la productividad laboral tanto en la
OCDE (desaparece de las publicaciones a partir de 1994 salvo para el caso de los EE.UU.)
como en la Argentina, donde las estadísticas oficiales sólo son parciales y discontinuas (a
pesar que muchos convenios laborales debieran observar esa pauta para los reajustes
salariales).
La confiabilidad presenta dos aristas principales. Por un lado aparecen a menudo datos
contradictorios, en los que no coinciden los valores para una determinada variable entre los
diferentes números de una misma publicación. Por otro lado, en ocasiones sólo es posible
en ausencia de fuentes oficiales, acceder a datos a partir de fuentes que pueden presentar
dudas. En el primero de los casos, hemos descartado los datos que se han publicado bajo las
irregularidades mencionadas, con una única excepción en la que se deja constancia
explícita de la situación. En el segundo caso se ha intentado hasta donde ha sido posible,
recurrir al aporte de más de una fuente.
La comparabilidad plantea no pocos inconvenientes. El primero es contar con datos que
refieran a exactamente las mismas variables. Como ello es con frecuencia imposible, nos ha
parecido razonable y útil confrontar tendencias al margen de algunas diferencias. El
ejemplo más concreto en este trabajo, está dado por la comparación entre las tasas de
participación en la OCDE, que se calculan como la razón entre la PEA y la población entre
15 y 64 años y la de actividad en la Argentina, que se establece como la razón entre la PEA
y la población total. El segundo obstáculo para comparar, proviene de la dificultad para
10
Véase respecto de estas variables: INDEC, EPH.
6
cubrir exactamente los mismo períodos. La solución que se ha buscado a esto, fue tratar de
aproximar al máximo posible los períodos a comparar, dejando expresa constancia de la
situación.
Por último, es obvio que comparar datos de un país con el de una organización
conformada por una treintena de países, es una dificultad en sí misma y no desconocemos
que pueden plantearse reparos muy atendibles. De todos modos creemos que la estrategia
permite tener un panorama enriquecedor. Se ha intentado además hasta donde se ha podido,
presentar datos de agrupaciones más pequeñas como el Grupo de los Siete y de países
tomados en forma individual.
Variables que han llegado a alimentar mitos
Es conveniente adelantar en forma teórica, algo que veremos con datos que nos ilustran
sobre la actualidad: el hecho que se siga hablando de desocupación, elimina toda
posibilidad que estemos asistiendo a la desaparición del empleo en gran escala. El
desempleo es una categoría social y económica, que aparece intrínsecamente enfrentada a
la de empleo como las dos caras de una misma moneda. No habría desempleo en un mundo
sin relación salarial. Mucho menos en un mundo sin trabajo. En tales casos, el empleo
dejaría de existir coma categoría, y por lo tanto, como el principal elemento de
identificación social y de acceso al consumo para la mayoría de la población.
Este adelanto en parte se imponía, porque existe una creencia bastante extendida en el
sentido que la generalización de la microelectrónica al ámbito de la producción, ha
desatado un incremento desmesurado de la productividad laboral a lo largo y ancho de las
economías; entendiendo que:
Productividad laboral = P r o d u c c i ó n
_________________________________
Fuerza de trabajo utilizada.
Los datos de los países de la OCDE, que incluyen los de los países que están en la
vanguardia tecnológica, desmienten cualquier correlación directa que se pueda hacer al
respecto. En el caso
de algunos de los denominados "mercados emergentes"
(caracterización que a esta altura es un completo eufemismo) entre los que se ubica la
Argentina, tanto la evolución de la productividad laboral como del PBI, se diferenciará
bastante de los parámetros de la OCDE.
Gráfico 1
8
Evolución de la productividad laboral*
6
4
2
0
-2
60-73 (60-70)
74-79 (75-80)
80-86 (80-85)
87-90 (85-90)
G. 7
R. Argentina
-4
OCDE
(91-98)
7
*En % anual acumulativo.
Nota: Los períodos entre paréntesis, corresponden a la Argentina.
Fuente: OCDE, Perspectives Economiques de l´OCDE, diciembre de 1988 (el período 8790, corresponde a una estimación). Para la Argentina entre 1960-90, Barbeito, Alberto y Lo Vuolo, Rubén, La
modernización excluyente, UNICEF, CIEPP, Losada, Bs. As., 1992; cuyos datos coinciden casi por completo
con los que presenta Monza, Alfredo, basándose en el BCRA, en: "La situación ocupacional argentina.
Diagnóstico y Perspectivas.", UNICEF/Losada, Bs. As.,1993. Para el período 91-98, se toma el promedio de
lo publicado en el diario "Clarín" del 8-11-98, que menciona coincidencia de fuentes oficiales y privadas en
torno a esos valores.
Gráfico 2
Tasa anual de variación de la productividad del
trabajo en la OCDE, 1974/1994
Japón
Italia
Alemania
Francia
R. Unido
Canadá
EE.UU
G. 7*
Toal OCDE
2,5
2
1,5
1
0,5
0
1
Para el total de la OCDE, se toma el promedio de los 20 principales países
de la organización
Fuente: OECD, Economic Outlook, junio de 1994.
Gráfico 3
Variación anual del PBI real (en %)
8
7
6
5
4
3
2
1
0
-1
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
-2
EE.UU.
Japón
Alemania
Nota: 1999 y 2000 corresponden a estimaciones.
Fuente: OECD, Economic Outlook, diciembre de 1999.
G. 7
OCDE
98
99
0
8
Gráfico 4
Evolución del PBI en la OCDE y en la Argentina por períodos
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
-1
-2
Total OCDE
G. 7
R. Argentina
63/68 (60/70) 69/73 (70/75) 74/78 (75/80) 82/87 (80/90) 88/93 (90/94) 94/99 (94/97)
Nota: Los períodos entre paréntesis, corresponden a la R. Argentina.
Fuente: Propia, sobre datos de OECD, Economic Outlook, diciembre de 1999, y OCDE, Perspectives...,
op. cit.. Para la Argentina entre 1960-90, sobre datos de Barbeito y Lo Vuolo, op. cit., que coinciden
con los de Monza, op. cit.. Para 1990-97, sobre datos de Giosa Zuazua, Neoliberalismo, reestructuración
productiva y empleo en la Argentina de los ´90, Universidad Estadual de Campinas, Disertación de Maestría,
diciembre de 2000, basados en estimaciones de cuentas nacionales, Informe Económico e INDEC (tomados
de gráficos, puede haber una leve variación debida a error de lectura).
La década de los '90 como ya se ha dicho, implica para la Argentina el abandono de
cualquier regulación de su economía basada en principios keynesianos, y la participación
en un nuevo régimen de acumulación. Ello incluyó una fuerte apertura con tipo de cambio
fijo, que fue sobrevaluando rápidamente la moneda local a medida que se acumulaba
inflación, a pesar de la espectacular reducción de la misma. Esta circunstancia (que
abarataba los costos de las importaciones) sumada al mejoramiento para las empresas
grandes de las condiciones para acceder al crédito, y a la reducción generalizada de
aranceles, que lleva a los bienes de capital a contar con una protección arancelaria efectiva
de sólo el 7.5% en 1994 (cuando en 1991 esa protección ascendía al 34%)11 aportará
facilidades para un cierto recambio tecnológico, en un país con fuerte retraso en la materia.
Debe tenerse en cuenta, que la antigüedad del stock de capital era en 1980 de 17,6 años,
mientras que en 1990 ya ascendía a 21,8 años.12 Bajo las nuevas condiciones, se aprecia un
incremento de la tasa de inversión bruta interna que la llevará en términos relativos, a
ubicarse en tramos de la década pasada algo por encima del promedio de los países
desarrollados, luego de alcanzar pisos alarmantes a fines de los ´80.
11
12
De acuerdo a datos de Lifschitz-Crespo (1995), en: Giosa Zuazua, op. cit.
Datos tomados de: Giosa Zuazua, op. cit.
9
Gráfico 5
Inversión interna bruta respecto del PBI
28
26
24
22
20
18
16
14
12
10
Países
dearrollados*
R. Argentina
1980
1985
1988/91
1995/97**
* Promedio
** Para la República Argentina, se toma el período 1994/1997.
Fuente: OCDE, Economic Outlook . Para la Argentina: Giasa Zuazua, op. cit., sobre
estimaciones del Ministerio de Economía, Informe Económico.
El análisis del destino sectorial de los bienes de capital importados en la Argentina,
permite advertir algunas variaciones significativas que parecen tener puntos de contacto
con lo que ocurre en la OCDE.
Gráfico 6
Distribución de los bienes de capital importados por sector
en la Argentina, % del total
50
40
30
20
10
0
1990
1991
1992
Ind. Manufacturea
1993
1994
1996
Transporte y comunicaciones
Fuente: Ministerio de Economía, Informe Económico n.30.
1997
10
Gráfico 7
Utilización de la tecnología por sector* en el G. 7, año 1990
70
60
50
40
30
20
10
0
Servicios
tecnología
intensiva
Industria
tecnología
intensiva
Industria baja
tecnología
Sector primario
EE.UU.
Japón
Alemania Francia
Italia
(1995)
R. Unido Canadá
Resto de la
* Porcentaje del total.
Fuente: The OECD Jobs Strategy, Technology, Productivity and Job Creation, Vol. 2.
Puede verse que no fue en la industria donde se concentró el grueso de la inversión, sin
embargo en la Argentina ese sector presenta una impactante mejora de la productividad
laboral, tanto respecto de su performance histórica como vis-a-vis países importantes de la
OCDE.
Gráfico 8
Evolución de la productividad del trabajo en la industria
argentina*
8
7
6
5
4
3
2
1
0
70-75
75-80
80-85
85-90
90-95
95-98
*Porcentaje anual acumulado.
Fuente: Propia sobre datos de CEP, basados en la Encuesta Industrial del INDEC
Gráfico 9
130
120
110
100
90
80
70
60
50
40
Productividad del trabajo industrial por ocupado (EE.UU.=
100)
Japón
Alemania
R. Unido
Canadá
R. Argentina
1990
1991 1992 1993 1994
1995 1996 1997
1998
11
Fuente: CEP sobre la base de Main Economic Indicators, OCDE; y Desarrollo
Industrial, Informe 1997, ONUDI.
En el caso argentino, a juzgar por el monto de la inversión y la rapidez en la obtención
de resultados, el importante incremento de la productividad laboral no parece relacionarse
de manera especial con una utilización masiva de tecnología de punta en toda la economía,
sino con una introducción limitada y en ocasiones puntual, para hacer posibles ciertos
estándares de calidad de la producción y la aplicación de modificaciones en el ámbito de las
denominadas tecnologías "blandas", ello es, cambios en la forma de organización de los
procesos productivos, que es con seguridad el factor de mayor peso en la evolución general
de la productividad del trabajo. Debe considerarse además que en parte como consecuencia
de ello, se aprecia un incremento generalizado de los ritmos productivos. Lo señalado
tiene especial vigencia en la industria, si bien tampoco ha sido ajeno al resto de la
economía.
Llegados este punto, es conveniente apuntar que nada indica que el crecimiento del
desempleo, se deba al quiebre permanente de la capacidad de las economías de generar
empleos en la era de la microelectrónica, que explique per se, la imposibilidad constante de
absorción de una parte importante de la fuerza laboral, como parece indicarlo el sentido
común y el discurso político y económico dominante, que ha llegado a veces a crear una
especie de mito al respecto. Pasemos a revisar cómo han evolucionado el desempleo y la
creación de empleo.
Gráfico 10
Tasa anual de desempleo (% del total de la fuerza de trabajo)
20
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
84
85
86
87
88
89
OCDE
90
UE
91
92
93
EE.UU.
94
95
Japón
96
97
Argentina
98
99
0
Nota: en la OCDE 1999 y 2000 corresponden a estimaciones, para la Argentina en esos dos años se toma
la medición de octubre.
Fuente: Para la OCDE entre 1984 y 1989: DIESAP sobre datos de la OCDE; para 1990/98: OECD,
Employment Outlook, junio de 1999; para 1999/2000: OECD, Economic Outlook, diciembre de 1999; para la
Argentina: INDEC, EPH.
12
Gráfico 11
Evolución del desempleo (promedio del porcentaje del período)
14
12
10
8
6
61-70
71-80
81-90
*
4
2
91-99
0
G. 7
EE.UU.
Japón
UE
R. Argentina
Nota: Para la Argentina: a) se toma el período 63-70; b) no se incluye el dato de 1974; c) entre
1963-73, se toma el promedio de las mediciones de abril y octubre, excepto el año 1971 en el que
se considera abril y julio; para 1999, se toma la medición de octubre.
Fuente: ONU, Estudio Económico y Social Mundial 1994,95,99; INDEC, EPH; Banco
de Análisis y Computación, Relevamiento Estadístico de la Economía Argentina 1900-1980,
sobre la base de datos del Consejo Nacional de Desarrollo.
Vemos que con excepción de los EE.UU. y de la Argentina de los ´70, el promedio del
desempleo tomado por décadas ha ido en constante aumento en todos los casos
considerados, pero sin que se note una correlación ni mucho menos, con la expansión o
retracción en la creación de nuevos empleos.
Gráfico 12
Evolución del Empleo*
2,5
2
1,5
1
0,5
0
-0,5
-1
-1,5
Total OCDE
UE
61-73 (60-75)
EE.UU.
74-90 (75-90)
Japón
91-93 (90-93)
R. Argentina
95-99 (93-96)
* Promedio de las tasas medias anuales, 1999 corresponde a proyecciones. Para el caso argentino, en
el período 75-90, se toma el promedio de los 3 quinquenios.
Fuente: ONU, Estudio Económico y Social Mundial; OECD, Economic Outlook, junio de 1999. Para la
Argentina: Barbeito y Lo Vuolo, op. cit., para el período 60-90 cuyos valores coinciden con los que
maneja Alfredo Monza. Giosa Zuazua, op. cit., para el período 90/96, basándose en datos del Ministerio
de Trabajo, Boletín de Estadísticas Laborales y Ministerio de Economía.
13
Se advierte que en la OCDE, la generación de empleos se reciente con los declives de las
economías (ver gráficos 3, 4, 10 y 11), pero si se salvan los períodos más profundamente
recesivos, no sólo no hay destrucción neta de puestos de trabajo, sino que el nivel de
creación de los mismos se mantiene aproximadamente dentro de los parámetros históricos.
Puede observarse que la recesión de 1991-1993, contribuye a elevar los índices de
desempleo de la OCDE. Excepción hecha de los EE.UU, no se advertirá un retroceso de la
tendencia (a pesar de la recuperación de la economía y en la generación de empleo) hasta
finales de la década y ello en forma muy débil y sólo en la UE. El Japón verá incrementar
sus índices de desempleo con algún retraso respecto de occidente, pero a partir de 1993
iniciará una carrera ascendente que se acelerará con la crisis asiática. Es necesario señalar,
que este último país vio crecer también su tasa de participación durante el decenio, bastante
por encima de los promedios tanto de la UE como del total de la OCDE, que presentaron
incrementos insignificantes. Dicho sea de paso, con el creciente aporte femenino y la
disminución neta de las tasas de actividad masculinas.13
Gráfico 13
12
10
8
6
4
2
0
-2
-4
Evolución de la tasa de actividad*, 1979 (1980)=100
83
90
Total OCDE
Japón
94
95
OCDE Europa
R. Argentina
96
97
98
EE.UU.
Nota: El valor entre paréntesis corresponde a la Argentina. El dato del Japón para el año
1983, no coincide en sus valores en los diferentes números de la publicación que se toma como fuente (se ha
tomado el más reciente)
*En el caso de la OCDE se toma como referencia a la PEA/Población entre 15 y 64 años; en el caso
argentino, se considera a la PEA/Población total.
Fuente: Propia, sobre datos de OECD, Employment Outlook, julio 94, julio 97, junio 99; INDEC, EPH.
Contrariamente a lo que muestran los promedios de la OCDE, puede notarse que la
Argentina presenta un fuerte incremento de su tasa de actividad en la primera parte de los
´90, con un sustancial aumento de la incorporación femenina a la PEA, que es el que
explica casi la totalidad de la expansión de la mencionada tasa, aunque la participación
masculina si bien en forma mucho más acotada, también se ha ampliado.14
13
Para datos sobre la "desmasculinización" y "feminización" de la fuerza laboral en la OCDE, puede
recurrirse a: OECD, Employment Outlook en toda su serie, en especial a sus anexos estadísticos.
14
Para acceder a datos detallados sobre esa evolución: INDEC, EPH.
14
Ese comportamiento tendencialmente ascendente de la tasa de actividad en la Argentina
(que fuera atribuido en su momento por el entonces como ahora ministro de economía
Domingo Cavallo, a la notable mejora en el atractivo de los puestos de trabajo durante los
primeros años de la convertibilidad) se mostró más o menos constante primero, para
detenerse luego, pero sin descender a pesar de las marcadas variaciones en el atractivo de
los puestos de trabajo (incluido el nivel salarial) que sin duda se han ido dando durante el
período.
Al margen del tenor de las explicaciones, es evidente sí que el aumento de la tasa de
actividad ha tenido su influencia en los altos niveles de desempleo. Pero no debe perderse
de vista, que la economía argentina tuvo una pobre performance a la hora de generar
empleo a partir de 1993 (véase gráfico 12). Con este panorama, se llegará a picos
elevadísimos de desocupación en las recesiones de la economía (incluyendo destrucción
neta de empleos en 1994 y 1995) como la que arrancó a fines de 1994 con el "efecto
tequila" o la actual, que se arrastra desde la devaluación brasileña de principios de 1999.
Tenemos por lo tanto un contexto en el que el desempleo ha presentado variaciones muy
bruscas, siempre dentro de valores elevados. Esa brusquedad, marca un cierto contraste con
la situación que se ha apreciado en la OCDE, donde a pesar que los promedios se
mantienen altos las fluctuaciones son mucho menos pronunciadas, lo cual es rápidamente
perceptible cuando se repasa la evolución año por año del desempleo en uno y otro caso
(gráfico 10).
Al margen de esa importante diferencia, el análisis de los datos tanto de la OCDE como
de la Argentina, muestra una correlación muy directa y simultánea entre crisis o recesión de
las economías e incremento del desempleo. En los períodos de expansión económica por su
parte, ha sido posible observar más matices.
Los EE.UU, fueron bajando lenta pero progresivamente sus tasas de desocupación al
compás del ciclo ascendente y de la creación de muchos puestos de trabajo mal
remunerados.
En la UE en cambio, las tasas se mantienen casi constantes a pesar de dejar atrás la
recesión a partir de 1993 y que se retorna a niveles históricos de generación de empleo. La
expansión de las economías no ha sido suficiente para, al menos, retrotraer las cosas a la
situación anterior a cada crisis. Los saltos que se producen en los índices de desempleo no
logran ser revertidos. Tenemos al respecto, los ejemplos de fines de los ´70 y de principios
de los ´90 y las evoluciones posteriores, a pesar que como señaláramos, en la UE se vuelve
a niveles históricos en la creación de empleo, que supera además proporcionalmente
(aunque en forma leve) al incremento de la PEA. Esta circunstancia, debiera en teoría
promover un declive en los niveles de desocupación. Pero debe considerarse, que en la
mayoría de los países el empleo de tiempo parcial gana terreno en el total del empleo (las
únicas excepciones para toda la OCDE Europa, América del Norte y Japón, las constituyen
los EE.UU. y Suecia en el mercado masculino y los EE.UU., Dinamarca y el Reino Unido
en el femenino15 ) lo cual indica que en la OCDE tomada en conjunto y especialmente en la
UE, una parte creciente de los puestos de trabajo se ha venido canalizando a través de
empleos de tiempo parcial, favoreciéndose así la viabilidad del multiempleo. De ese modo,
la creación de un puesto de trabajo no siempre ha representado la desaparición de un
desempleado.
15
Según datos de: OCDE, Employment Outlook, julio1994, julio 1997, junio 1999.
15
En la Argentina, el muy fuerte crecimiento económico entre 1991/1994 (a contramano
de la recesión en los países desarrollados) estuvo acompañado por un incremento del
desempleo, que sólo descendió durante el período en 1991 para elevarse en todos los años
posteriores. Por lo menos dos factores se combinaron para ese resultado: las importantes
mejoras en la productividad laboral y la elevación de la tasa de actividad.
La evolución de la productividad del trabajo en el conjunto de la economía, siguió de
cerca el crecimiento del PBI (ver gráficos 1 y 4), limitando la necesidad de nuevas
incorporaciones al mercado laboral, reduciendo por lo tanto la demanda de mano de obra.
Mientras que el significativo aumento de la tasa de actividad durante ese lapso, potencia la
oferta de fuerza laboral.
La crisis que se inicia con el "efecto tequila", traerá en la Argentina como ocurriera a
principios de la década en casi toda la OCDE aunque en forma ampliada, un salto enorme
en la tendencia (como acabamos de ver ya creciente) del desempleo, llegando al 17,5 % en
el año 1995.
Luego de esa crisis, la evolución del desempleo en el país comenzará a mostrar ya una
correlación diferente con la performance de la economía. Bajo la influencia de una tasa de
actividad que muestra desde entonces una variación casi nula, con la expansión económica
se reduce el desempleo con relativa rapidez, ubicándose en 12,9% en 1998 (cuando
alcanzaba el 11,5% en 1994, año en el que se desata la crisis mexicana) para subir
nuevamente con la persistente recesión que se desata desde principios del año siguiente.
Algunas conclusiones preliminares
Repasemos en un breve resumen, cuáles han sido las causas más comunes a las que los
diferentes enfoques han atribuido el desempleo y que hacen también referencia a diversos
tipos del mismo, para pasar a analizar luego, cómo se pueden aplicar a la situación actual.
1- Eliminación del trabajo vivo por incorporación de tecnología que lo remplaza.
2- Rigidez de los salarios a la baja, que impide el relanzamiento del ciclo económico
expansivo a partir de un precio atractivo de la fuerza de trabajo que induzca su
contratación masiva.16
3- Escasez de capital que imposibilita la expansión económica a un nivel compatible
con la incorporación de todos los trabajadores, al margen de la flexibilización de los
salarios.
4- Caída de la demanda, sin desconocer la incidencia de alguna rigidez de los salarios a
la baja.17
5- Desplazamientos regionales de los procesos productivos; relocalización lenta del
trabajo entre sectores productivos como consecuencia de cambios macroeconómicos
profundos y/o en las características de los mencionados procesos.
6- Modificación de los flujos de incorporación y retiro de gente respecto del mercado
laboral, ya sea porque se trata de mantener niveles anteriores de ingreso familiar ante el
descenso de los salarios (que puede incluir como variante a la prolongación del tiempo de
16
Se trata de la postura que arranca en la economía clásica con David Ricardo a principios del siglo XIX, y
que encuentra en Arthur Pigou con su The Theory of Unemployment a principios de los años treinta del siglo
que acaba de terminar, una exposición muy clara y descarnada. Esta posición renovó su aceptación en los
últimos decenios.
17
Se corresponde en lo esencial con el enfoque keynesiano.
16
trabajo, con resultados similares sobre el desempleo) o por cambios en la legislación que
modifiquen las edades para permanecer dentro del mercado.
El enfoque 1, es decir el "desempleo tecnológico", supondría una aceleración en el ritmo
de incremento de la productividad laboral, situación que de acuerdo a los datos (véase
gráficos 1 y 2) al menos en la OCDE en modo alguno ha ocurrido. Más aún, el Japón que
fue entre los países grandes de la OCDE el que más invirtió y mejoró su productividad
laboral, fue también el que presentó las tasas más bajas de desempleo (gráficos 2, 10 y 11).
El enfoque 2, aunque muy utilizado, parece presentar potencialidades explicativas
limitadas a la luz del análisis empírico. Si bien es cierto que los EE.UU. han flexibilizado
mucho el precio de los salarios y logrado mantener relativamente bajo el desempleo,18 el
Japón obtuvo los mismos resultados (incluso mejores durante casi todo el tiempo) con un
esquema rígido. En la UE la flexibilización salarial aunque real, ha sido en general limitada
y el desempleo elevado. En la Argentina, la evolución de los salarios se muestra bastante
independiente de los ciclos económicos y del nivel de desempleo. En la actualidad los
salarios han caído mucho y ello no ha promovido en absoluto el reinicio de una fase
expansiva.
Es necesario considerar que en el contexto del presente régimen de acumulación, los
Estados tienen dificultades casi siempre insalvables para inducir el monto y el costo del
crédito, los costos financieros suelen ser entonces un elemento de mayor determinación de
los ciclos económicos que el precio de los salarios. Esto es más sencillo percibirlo en un
país como la Argentina que en la OCDE, pero esa distinción no le quita validez casi
general.
Debe tenerse en cuenta además, que el propio desempleo actúa sobre las pretensiones de
los trabajadores y cuando esa instancia se debilita, siempre se puede recurrir a medidas
correctivas como ocurriera en los EE.UU. hacia mediados del año pasado, con la
intervención de la Reserva Federal para desacelerar el ritmo de la economía y frenar así la
lenta evolución a la baja del desempleo, que en torno al 4% amenazaba con una presión al
alza de los salarios.
Los enfoques 3 y 4, creemos que merecen que se les preste especial atención. En tal
sentido puede señalarse que en el campo económico, se aprecia la reducción de la
dependencia de la necesidad de invertir en actividades productivas, consecuencia de las
enormes posibilidades financieras de obtener beneficios buscando las mejores
oportunidades con el mundo entero como escenario, sobre todo para las empresas
multinacionales.19 De ese modo se le resta capital a la actividad productiva, con la
consecuente repercusión sobre los mercados de trabajo.
Es imperioso considerar también, que las empresas en términos generales, se encuentran
en una mucho mejor situación respecto de sus trabajadores de lo que ocurría hasta
mediados de los ´70. Las causas de ese resultado son múltiples y no son objeto de estudio
aquí; nos basta con indicar la ventaja estratégica del capital en el terreno social, que le
aporta por un lado, mayores libertades a la hora de decidir montos y tipos de inversiones,
18
No debe olvidarse que ese país, también presentó la más pobre evolución en materia de productividad
laboral de la OCDE.
19
Que en 1995 sumaban 37.000 con más de 170.000 subsidiarias fuera de sus países de origen, y con montos
totales de ventas fuera de las metrópolis que superaban con holgura el valor de las exportaciones mundiales,
de acuerdo a: Gallin, Dan, "Marcando las líneas de batalla", en: Revista de Trabajo, año 2, N°7, mayo/junio
de 1995, Bs. As.
17
mientras que por otro lado, le permite disponer con bastante desconsideración de la fuerza
de trabajo (en algunos países, esa desconsideración es casi ilimitada).
A lo expresado, hay que sumar los efectos que la microelectrónica ha permitido en
relación con la demanda y su impacto sobre la acumulación. Es bien sabido que el actual
patrón tecnológico, admite la elaboración por tandas de productos que pueden ser
diferenciados entre sí, eliminando el imperativo de producir enormes series de productos
iguales. De esta manera, disminuye la necesidad de transformar en consumidor a la mayor
cantidad posible de gente. Una superior concentración del ingreso, ve reducidas (aunque no
eliminadas) las consecuencias depresoras sobre la demanda que tanto preocupaban a
Keynes. Menos consumidores con más elevado poder adquisitivo, encuentran mayores
opciones de consumo. Se produce diferente y no siempre apuntando a los mismos sectores
que antes. Los desempleados e incluso una parte de loa asalariados activos, cuentan poco
como consumidores. El crecimiento del PBI se reduce con el nuevo esquema, pero el
desempleo parece perfectamente soportable y poco distorsivo para la acumulación. Vamos
viendo que la regresión en la distribución del ingreso y la polarización de los salarios,
también es manejable en lo económico.
La Argentina marca aquí diferencias. Con una concentración del ingreso sin parangón en
la OCDE, y empeñada en hacer frente a su déficit fiscal (en el que es determinante su
acuciante endeudamiento externo) apelando a una desconsiderada voracidad fiscal
focalizada en los sectores que podrían activar la demanda, finalmente los niveles de venta
comenzarán a caer en forma constante impactando con dureza sobre la acumulación,
complicando la situación en un cuadro que se completa con la necesidad apremiante de
atraer capitales, que por cierto, no encuentran ya demasiado atractivo el panorama ni
siquiera para colocaciones especulativas de corto plazo. No es ningún hallazgo decir, que si
no se logra romper con este esquema no se puede aspirar a un crecimiento más o menos
sostenido, que como vimos en su momento, si bien no es premisa excluyente, si es
necesaria para disminuir el desempleo.
Con respecto al enfoque 5, debe decirse que en lo que se refiere al desplazamiento
regional de los procesos productivos, si bien es significativo entre los países desarrollados,
no se advierte una corriente importante en el mismo sentido desde esos países hacia las
naciones con mano de obra barata,20 como para tener influencia fuerte sobre los índices de
desempleo de la OCDE. Sí es necesario tener en consideración, que la amenaza del
desplazamiento ha sido utilizada para intimidar a los trabajadores.
En lo que tiene que ver con la posible lentitud en la relocalización del trabajo entre
sectores, si bien es cierto que se ha ido asistiendo a una fuerte "tercerización" de las
economías (desplazamiento del PBI y del empleo hacia los servicios en perjuicio de la
industria y del agro) no hay indicios que muestren que el fenómeno haya sido tan
traumático como para tener una gran y permanente incidencia sobre el desempleo. Nada
denota que la adecuación mental y la capacitación para el cambio, se hayan constituido en
obstáculos insalvables para el acceso a un empleo donde ello ha sido necesario.21
En la Argentina del impulso inicial de la convertibilidad sobre la economía, también en
un contexto de tercerización, hubo expansión del empleo (ver gráfico 12) que como vimos,
20
Eddy Lee ( en: "Mundialización y empleo: ¿se justifican los temores?", Revista Internacional del Trabajo,
Vol. 115, N° 5, OIT, Ginebra,1996) sostiene que apenas el 0.5% del PBI de los países desarrollados tiene ese
destino.
21
En los EE.UU. bajo peores condiciones en general, ese acceso tuvo fluidez; en Alemania y Bélgica por
ejemplo, países con muy buena capacitación laboral, ha ocurrido lo contrario.
18
no se reflejó en un descenso del desempleo porque la productividad laboral creció
muchísimo y otro tanto ocurrió con la tasa de actividad.
Por último, el enfoque 6 tiene mayor aplicación para la realidad argentina que para la
OCDE. Acabamos de ver que se produjo una fuerte incorporación de gente al mercado
laboral en la primera parte de los ´90. Sobre los determinantes de ese comportamiento, no
aportaremos nada a los argumentos ya mencionados que un ministro deslizó en su
momento, tal vez con cierto rigor científico y escasa subjetividad. Se señalarán en cambio
las modificaciones en la legislación previsional, que al extender la edad para acceder a la
jubilación (y reducido el monto real de los haberes) obligó a mantenerse dentro del
mercado laboral a gente que bajo las condiciones anteriores, no hubiese permanecido
dentro del mismo. De lo que se ha visto aquí de la realidad de la UE a partir de lo que se
infiere de la evolución de sus tasas de participación, surge que este enfoque no parece estar
en condiciones de aportar demasiado, a pesar que tampoco allí faltaron las modificaciones
de los sistemas previsionales. En el Japón por su parte, ha sido posible advertir una
aceleración en la incorporación de gente a la PEA en los ´90. En los EE.UU. se dio el
mismo fenómeno, aunque igual que en el Japón, atenuado si se compara con el caso
argentino.
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