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Oraciones para niños
A san Josemaria, desde muy pequeño, sus
padres y abuelos le enseñaron breves oraciones
para rezar a lo largo del dia.
San Josemaria no las olvidó
y siguió rezándolas hasta el
final de su vida.
Aprendió de esas oraciones
a dirigirse a Jesús, a la
Virgen y a su ángel de la
guarda con sencillez y
poniendo el corazón.
Por la mañana,
el primer pensamiento del día
Oh Señora mia, oh Madre mia,
yo me ofrezco enteramente a Vos,
y en prueba de mi filial afecto
os consagro en este dia,
mis ojos, mis oidos, mi lengua,
mi corazón. En una palabra,
todo mi ser. Ya que soy
todo vuestro, oh Madre de bondad,
guardadme y defendedme como
cosa y posesión vuestra. Amén.
Cada noche,
antes de irse a la cama
Tuyo soy, para ti naci,
¿qué quieres Jesús de mi?
Al ángel de la guarda
Ángel de mi guarda,
dulce compañia,
no me desampares
ni de noche ni de dia.
Si me desamparas, ¿qué será de mi?
Ángel de mi guarda, ruega a Dios por mi.
Para recibir la Primera Comunión –
Comunión espiritual
Yo quisiera, Señor, recibiros
con aquella pureza, humildad y devoción
con que os recibió vuestra Santisima Madre;
con el espiritu y fervor de los santos.
Antes de la confesión
Señor mio Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mio; por ser Vos quien sois,
Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también
me pesa porque podéis
castigarme con las penas
del infierno. Ayudado
de vuestra divina gracia,
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme
y cumplir la penitencia
que me fuera impuesta.
Amén.
Oraciones a la Virgen
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea,
en tan graciosa belleza.
A Ti celestial Princesa,
Virgen Sagrada Maria,
yo te ofrezco en este dia,
alma, vida y corazón.
Mirame con compasión,
no me dejes, Madre mia.
Acordaos, ¡oh piadosisima Virgen Maria!,
que jamás se ha oido decir
que ninguno de los que han acudido a vuestra protección,
implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro,
haya sido desamparado de Vos. Animado por esta confianza,
a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las virgenes!,
y gimiendo bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana.
¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes bien,
escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
Bendición de la Mesa
Bendición (antes de la comida)
Bendicenos, Señor, y bendice estos alimentos que por
tu bondad vamos a tomar. Amén.
El Rey de la gloria eterna nos haga participes de la
mesa celestial. Amén.
Acción de gracias (después de la comida)
Te damos gracias por todos tus beneficios, omnipotente Dios,
que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
El Señor nos dé su paz. Y la vida eterna. Amén.