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PF C_7º
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CAPITULO 7º: ADICCIÓN A LAS DROGAS Y CIRCUITOS DE
RECOMPENSA DEL CEREBRO
1. PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA ACCIÓN DE LAS DROGAS.
En los principios básicos de la acción de las drogas, haciendo hincapié en las drogas
psicoactivas, drogas que influyen en la experiencia subjetiva y el comportamiento,
al actuar sobre el sistema nervioso.
1.1
Administración y absorción de las drogas.
Normalmente, las drogas se administran de una de estas cuatro formas: por
ingestión oral, por inyección, por inhalación o por absorción a través de las
membranas mucosas de la nariz, la boca o el recto.
La vía de administración influye en el ritmo y el grado en que la droga llega a sus
lugares de acción.
Ingestión.
La vía oral es la vía preferida de administración de muchas drogas. Sin embargo,
algunas drogas pasan fácilmente a través de la pared del estómago y manifiestan
antes su efecto debido a que no tienen que llegar al intestino para absorberse.
Las dos ventajas principales de la vía oral frente a otras vías es su facilidad de
administración y su relativa seguridad. Su principal desventaja es su
imprevisibilidad: la absorción del tracto digestivo a la sangre puede estar influida
en gran medida por factores tan difíciles de calibrar como la cantidad y tipo de
alimentos que haya en el estómago.
Inyección.
La inyección de drogas es una práctica médica habitual, debido a que los efectos de
las drogas inyectadas son grandes, rápidos y previsibles.
Normalmente, las drogas se inyectan subcutáneamente en el tejido graso que está
justo debajo de la piel, intramuscularmente en los músculos grandes, o
intravenosamente en las venas directamente. Muchos adictos prefieren la vía
intravenosa, debido a que la sangre lleva la droga directamente al cerebro.
Pero esta vía tiene sus pros y sus contras: hay muy pocas o ninguna oportunidad de
contrarrestar los efectos de una sobredosis, de la falta de pureza o de una
reacción alérgica. Muchos adictos acaban con escaras en la piel, infecciones y venas
colapsadas en los pocos lugares de su cuerpo donde las grandes venas están
accesibles.
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Inhalación.
La sangre puede absorber algunas drogas a través de la rica red de capilares de los
pulmones. Muchos anestésicos se administran normalmente por inhalación, como se
hace con el tabaco y la marihuana. Los dos inconvenientes principales son que
resulta difícil regular con precisión la dosis de las drogas inhaladas y que muchas
sustancias que se inhalan crónicamente lesionan los pulmones.
Absorción a través de las membranas mucosas.
Algunas drogas pueden administrarse a través de las membranas de la nariz, la
boca y el recto.
1.2
Entrada de las drogas en el sistema nervioso central.
Una vez que la droga llega al torrente sanguíneo, la sangre la transporta a los vasos
sanguíneos del sistema nervioso central. Afortunadamente, hay un filtro protector,
la barrera hematoencefálica, que hace difícil que muchas sustancias químicas pasen
de los vasos sanguíneos del sistema nervioso central a las neuronas del sistema
nervioso central.
1.3
Mecanismos de la acción de las drogas.
Las drogas psicoactivas influyen en el sistema nervioso de muchas formas. Algunas
actúan deforma difusa sobre las membranas neuronales de todo el sistema
nervioso central. Otras actúan de un modo menos general: uniéndose a receptores
sinápticos determinados, influyendo en la síntesis, el transporte, liberación o
desactivación de determinados neurotransmisores, o influyendo en la cadena de
reacciones químicas provocada en las neuronas postsinápticas por la activación de
sus receptores sinápticos.
La acción de algunas drogas es mucho más selectiva que la de otras.
1.4
Metabolización y eliminación de las drogas.
Hay enzimas sintetizadas en el hígado que terminan con la acción de la mayoría de
las drogas. Estas enzimas del hígado estimulan la conversión de las drogas activas
en formas no activas, metabolización de la droga.
Además de los efectos desactivadores de la metabolización de las drogas,
pequeñas cantidades de algunas drogas psicoactivas se desactivan al expulsarse del
organismo en forma de orina, sudor, heces, respiración y leche materna.
1.5
Tolerancia a las drogas.
La tolerancia a las drogas consiste en un estado de menor sensibilidad a la droga,
que se produce como resultado de la exposición a la misma. Puede demostrarse de
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dos formas: al mostrar que una dosis determinada de la droga tiene menos efecto
que el que tenía antes de la exposición a la droga, y mostrando que se necesita más
droga para producir el mismo efecto.
La tolerancia es un desplazamiento de la curva de respuesta a la dosis hacia la
derecha.
Hay tres puntos importantes sobre la especificidad de la tolerancia a una droga. EL
primero es que la exposición a una droga puede producir tolerancia a otras drogas
que actúan a través del mismo mecanismo, como tolerancia cruzada.
El segundo es que a menudo se crea tolerancia a algunos efectos de una droga, pero
no a otros.
De hecho, se puede desarrollar tolerancia a algunos efectos de una droga, a la vez
que se aumenta la sensibilidad a otros efectos. Los aumentos de sensibilidad se
denominan sensibilización.
El tercer punto importante es que la tolerancia no es un fenómeno unitario. Cuando
se administra una droga a dosis activas, pueden producirse muchos tipos de
cambios adaptativos para reducir el efecto de la droga.
Hay dos categorías de cambios: metabólicos y funcionales.
La tolerancia a una droga como consecuencia de cambios que reducen la cantidad
de droga que llega a sus lugares de acción se denomina tolerancia metabólica. La
tolerancia que resulta de cambios que reducen la reactividad de los sitios de acción
de la droga se denomina tolerancia funcional.
La tolerancia a las drogas psicoactivas es, en gran medida, funcional.
1.6
Efectos de la abstinencia de la droga y dependencia física.
Después de que hayan estado en el organismo cantidades importantes de una droga
durante un periodo de tiempo su eliminación repentina puede provocar un malestar
denominado síndrome de abstinencia.
Los efectos de la abstinencia de una droga son prácticamente siempre opuestos a
los efectos iniciales de la droga.
Las personas que sufren reacciones de abstinencia cuando dejan de tomar una
droga tienen dependencia física de la droga. Los efectos de la abstinencia pueden
estar producidos por los mismos cambios que producen la tolerancia a la droga.
Según esta teoría, la exposición a una droga produce cambios compensatorios en el
sistema nervioso que compensan los efectos de la droga y producen tolerancia.
Cuando se elimina la droga del organismo, estos cambios compensatorios neuronales
se manifiestan como síntomas de abstinencia opuestos a los efectos iniciales de la
droga.
La gravedad de los síntomas de abstinencia depende de la droga concreta, de la
duración y el grado de exposición previo a la droga, y de la velocidad con que se
elimine la droga del organismo.
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¿En qué consiste la adicción?.
Un adicto es un consumidor habitual de droga, pero no todos los consumidores
habituales de droga son adictos.
Los adictos son consumidores habituales de drogas que siguen consumiendo la
droga a pesar de sus efectos adversos sobre su salud y su vida social, y a pesar de
sus esfuerzos reiterados por dejar de consumirla.
La mayor confusión que existe al respecto de la naturaleza de la adicción tiene que
ver con su relación con la dependencia física.
Cuando se pensaba que la dependencia física era la principal causa de la adicción, se
acuñó el termino de dependencia psicológica, para referirse a las excepciones a
esta regla.
Se dijo que la dependencia psicológica era la causa del consumo compulsivo de una
droga, en ausencia de dependencia física. Pero, no está claro que la dependencia
física no es el factor motivador más importante de la adicción y que no existe la
necesidad de crear una categoría especial de dependencia psicológica.
2. PAPEL DEL APRENDIZAJE EN LA TOLERANCIA A LAS DROGAS Y
EFECTOS DE LA ABSTINENCIA DE DROGAS.
El aprendizaje desempeña un papel importante, tanto en la tolerancia como en la
abstinencia de las drogas.
La investigación sobre el papel del aprendizaje en la tolerancia a las drogas se ha
centrado en tres fenómenos: la tolerancia contingente a la droga, la tolerancia
condicionada a la droga, y los efectos condicionados de abstinencia.
2.1
Tolerancia contingente a la droga.
La tolerancia contingente a la droga se refiere a la demostración de que solamente
se crea tolerancia a los efectos de la droga que de hecho se experimentan. LA
mayoría de los estudios utiliza el diseño de “antes y después”.
La tolerancia contingente debe ser un fenómeno muy básico, ya que puede
demostrarse incluso hasta el nivel de la sinápsis.
Al parecer, la tolerancia funcional a las drogas, como cualquier forma de
adaptación neuronal se produce por la experiencia de alteraciones en patrones
concretos de actividad nerviosa, en lugar de por la simple exposición al agente
perturbador.
2.2
Tolerancia condicionada a la droga.
Mientras que los estudios de tolerancia contingente a la droga se centran en lo que
hacen los sujetos mientras están bajo influencia de una droga, los estudios de
tolerancia condicionada a la droga se centran en las situaciones en que se toman las
drogas.
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La tolerancia condicionada a la droga se refiere a la demostración de que los
efectos de la tolerancia se expresan de forma máxima solamente cuando una droga
se administra en la misma situación en que se ha administrado previamente.
Esta demostración de la especificidad situacional de la tolerancia a una droga
puede resultar sorprendente, se trata de un efecto general que se han demostrad
de forma repetida ante diversos efectos de drogas.
Siegel y sus colaboradores propusieron que los adictos podían ser especialmente
susceptibles a los efectos mortales de la sobredosis de una droga cuando la droga
se administrara en un contexto nuevo.
De las diferentes teorías más notables que se han propuesto para explicar la
especificidad situacional de la tolerancia a las drogas, está la teoría de Siegel.
Diversos estímulos del entorno predicen regularmente la administración de la
droga, constituyen estímulos condicionados. El supuesto principal de la teoría es
que los estímulos condicionados que predicen la administración de la droga llegan a
provocar respuestas condicionadas opuestas a los efectos incondicionados de la
droga. Siegel ha denominado a estas hipotéticas respuestas condicionadas
opuestas respuestas compensatorias condicionadas.
La teoría es que a medida que los estímulos que predicen de forma continuada los
efectos de una droga llegan a provocar respuestas compensatorias cada vez
mayores, compensan cada vez más los efectos incondicionados de la droga y
producen tolerancia específica para la situación.
Si bien muchos efectos de las drogas crean tolerancia, a veces se produce la
situación opuesta: sensibilización. La sensibilización a una droga puede ser concreta
para una situación.
2.3
Efectos condicionados de abstinencia.
Una predicción de la teoría de Siegel es que, en ausencia de la droga, el entorno de
consumo de la droga debería provocar efectos opuestos a los efectos originales de
la droga.
Los efectos de abstinencia provocados por el entorno de consumo de la droga o por
otras claves relacionadas con la droga son efectos de abstinencia condicionados.
2.4
Consideraciones sobre el condicionamiento de las drogas.
Los efectos de condicionamiento son inevitables en cualquier situación en que se
consuman drogas de forma reiterada. Muchas teorías de condicionamiento de
drogas tienen un grave problema: tienen dificultades para predecir su dirección.
Ramsay y Woods sostienen que gran parte de la confusión respecto de los efectos
condicionados de las drogas surge de la mala interpretación del condicionamiento
pavloviano. Critican el supuesto habitual de que el estímulo incondicionado es un
experimento de tolerancia a una droga es la droga, y que la respuesta
incondicionada es cualquier cambio fisiológico o de conducta que el experimentador
esté registrando. En su lugar, que el estímulo incondicionado es la alteración del
funcionamiento nervioso producida directamente por la droga, y que las respuestas
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incondicionadas son las diversas reacciones compensatorias nerviosas al estímulo
incondicionado.
La cuestión importante de todo esto es que, una vez que se determina el estímulo y
la respuesta incondicionadas, resulta fácil predecir la respuesta condicionada en
cualquier experimento de condicionamiento de drogas: la respuesta condicionada
siempre se parece a la respuesta incondicionada. Además, sostienen que cuando la
respuesta incondicionada compensa el estímulo incondicionado, el condicionamiento
produce tolerancia; mientras que cuando la respuesta incondicionada aumenta el
estímulo incondicionado, el condicionamiento produce sensibilización.
3. CINCO DROGAS QUE SE CONSUMEN HABITUALMENTE.
3.1
Tabaco.
Después de la cafeína, el tabaco es la droga psicoactiva más consumida en nuestra
sociedad.
Al fumar, la nicotina y otras 4.000 sustancias químicas, conocidas colectivamente
como alquitrán, se absorben a través de los pulmones.
Los efectos de fumar un cigarrillo en los no fumadores y en los fumadores pueden
ser bastante diferentes.
No cabe duda de que los fumadores empedernidos son drogadictos en el sentido
pleno de la palabra. El ansia compulsiva de la droga, principal característica
definitoria de la adicción, puede verse fácilmente en cualquier fumador
empedernido que se haya quedado sin cigarrillos.
Alrededor del 70% de las personas que prueban los cigarrillos se crean adicción.
Solamente alrededor del 20% de todos los intentos de dejar de fumar tiene éxito
durante dos años o más.
Las consecuencias del consumo de tabaco a largo plazo son alarmantes. El síndrome
del fumador se caracteriza por dolor de pecho, respiración dificultosa, falta de
aliento, tos y una mayor susceptibilidad a las infecciones del tracto respiratorio.
Los fumadores crónicos son muy susceptibles a diversos trastornos pulmonares,
como la neumonía, la bronquitis, el enfisema y el cáncer de pulmón.
Las personas que padecen la enfermedad de Bueger proporcionan un ejemplo
espeluznante del poder adictivo de la nicotina. Esta enfermedad es una afección en
la que los vasos sanguíneos, especialmente los de las piernas, se estrechan cada vez
que la nicotina entra en el torrente sanguíneo.
Lamentablemente los efectos adversos del humo del tabaco no se restringen a
quienes fuman.
Debido a que el tabaco tiene muchos ingredientes activos, ha sido difícil
identificar su mecanismo de acción. Una hipótesis actual es que los radicales libres
son los culpables de muchos trastornos relacionados con el tabaco.
Los radicales libres son sustancias químicas que tienen uno o más electrones
impares, y pueden descomponer muchas moléculas biológicas por oxidación, incluso
el ADN.
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Esto plantea la posibilidad de que algunos de los efectos adversos de fumar
podrían invalidarse por medio de antioxidantes.
3.2
Alcohol.
Aproximadamente, dos tercios de la población estadounidense consume bebidas
alcohólicas, y de estos, alrededor de 15 millones de personas son adictas.
Debido a que las moléculas de alcohol son pequeñas y solubles, tanto en la grasa
como el agua, invaden todas las partes del organismo. El alcohol se clasifica como
depresor, sin embargo, a dosis bajas puede estimular la descarga neuronal y
facilitar la interacción social.
A dosis moderadas, el bebedor de alcohol experimenta diferentes grados de
deterioro cognitivo, perceptivo, verbal y motor, así como pérdida de control.
Las dosis elevadas pueden dar lugar a la pérdida de consciencia, y si el nivel en
sangre alcanza el 0.5% existe el riesgo de muerte por parada respiratoria.
El alcohol también es diurético, es decir, aumenta la producción de orina en los
riñones.
El alcohol, como muchas drogas adictivas, produce tolerancia y dependencia física.
El hígado del bebedor empedernido metaboliza el alcohol más rápidamente que el
hígado del abstemio, pero la tolerancia al alcohol es en su gran mayoría funcional.
La abstinencia de alcohol produce con frecuencia un síndrome leve de dolor de
cabeza, náusea, vómitos y temblor, que se conoce como resaca.
El auténtico síndrome de abstinencia del alcohol comprende tres fases. La primera
se inicia alrededor de las cinco o seis horas después de dejar de beber
intensamente, y se caracteriza por temblores graves, agitación, dolor de cabeza,
náusea, vómitos, calambres abdominales, transpiración profusa y ocasionalmente
alucinaciones. La segunda fase, normalmente entre 15 y 30 horas después de dejar
de beber, es la actividad convulsiva.
La tercera fase, que normalmente comienza uno o dos días después de dejar de
beber, y dura tres o cuatro días, se denomina delirium tremens, y se caracteriza
por alucinaciones perturbadoras, ilusiones extrañas, agitación, confusión,
hipertermia y taquicardia. Las convulsiones y el delirium tremens producidos por la
abstinencia de alcohol pueden ser mortales.
El alcohol ataca prácticamente todos los tejidos del organismo. EL consumo crónico
de alcohol produce lesiones cerebrales extensas y síndrome de Korsakoff.
Asimismo provoca escaras o cirrosis en el hígado, que es la principal causa de
muerte entre grandes consumidores de alcohol.
El alcohol debilita los músculos del corazón, por lo que aumenta el riesgo de
infarto. Irrita las paredes del tracto digestivo y, así, aumenta el riesgo de cáncer
de boca y de hígado, pancreatitis y gastritis.
Como la nicotina, el alcohol traspasa fácilmente la membrana de la placenta y
afecta al feto. Los hijos de madres que consumen cantidades importantes de
alcohol durante el embarazo pueden adquirir el síndrome alcohólico fetal.
Al alcohol actúa a través de diversos mecanismos.
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Marihuana.
Marihuana es el nombre que habitualmente reciben las hojas y las flores secas de
la Cannabis sativa.
El modo habitual de consumo es fumar estas hojas en forma de porro o en pipa;
aunque también es efectivo cuando se ingiere oralmente, si primero se cuece en un
sustrato rico en aceite.
Los efectos psicoactivos de la marihuana pueden atribuirse en gran medida a un
componente denominado THC. La marihuana contiene más de 80 cannabinoides. La
mayoría de estos se encuentran en una resina pegajosa que recubre las hojas y las
flores de la planta, que puede extraerse y secarse, denominado hachís.
El hachís puede procesarse posteriormente para crear un producto muy potente,
denominado aceite de hachís.
En 1926, se publicó un articulo en un periódico de Nueva Orleáns en el que se
exponía la amenaza de la marihuana. El resultado de esta distorsión de los efectos
de la marihuana por parte de la prensa estadounidense fue la entrada en vigor de
muchas leyes contra esta droga.
Sin embargo, tanto la estructura de la marihuana como sus efectos fisiológicos y
de conducta no guardan ningún parecido con los de los otros narcóticos.
La popularización del consumo de marihuana entre las clases medias y superiores
durante la década de los años 60 fomentó un programa masivo de investigación.
Una de las dificultades para caracterizar los efectos de la marihuana es que son
sutiles, difíciles de medir, y están muy influidos por la situación social.
Si bien los efectos de las dosis sociales normales de marihuana son sutiles, las
dosis extremadamente altas alteran el funcionamiento psicológico.
Se altera la memoria a corto plazo, y se reduce la capacidad de realizar tareas que
suponen muchos pasos para lograr un objetivo concreto. Se arrastran las palabras
y resulta difícil mantener una conversación con sentido. La sensación de irrealidad,
la intensificación de las emociones. Sin embargo, incluso después de dosis muy
elevadas, una llamada inesperada a la puerta puede devolver el aspecto razonable
de la conducta normal.
A la vista de los efectos de la marihuana, los argumentos anteriores de que la
marihuana podría provocar una oleada de delitos violetos entre los jóvenes parece
absurda. De hecho, la marihuana realmente refrena la conducta agresiva.
Hay un efecto de la marihuana que merece mención especial, debido a sus graves
consecuencias. Los conductores que están bajo los efectos de la marihuana pueden
frenar con tanta rapidez como los conductores normales, pero no siempre son tan
rápidos a la hora de darse cuenta de las cosas cuando tienen que frenar.
¿Qué peligros tiene el consumo de marihuana a largo plazo?. El principal riesgo
parece ser el daño a los pulmones.
Algunos autores señalan otros cuatro efectos adversos. Se han informado de que
el consumo crónico de marihuana disminuye el nivel de testosterona en plasma en
los machos, en varios estudios no se ha conseguido obtener estos mismos
resultados, se ha sugerido que la marihuana puede influir negativamente en el
sistema inmunitario, pero todavía tiene que demostrarse.
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En tercer lugar, ha habido cierta preocupación por la posibilidad de que el consumo
crónico de marihuana pudiera producir problemas cardiovasculares, sin embargo, no
existen pruebas directas que apoyen esta hipótesis. En cuarto lugar, muchas
personas han establecido la hipótesis de que la relajación producida por la
marihuana podría alcanzar proporciones patológicas y dar lugar a lo que se conoce
como síndrome de desmotivación.
El potencial adictivo de la marihuana es bajo. Se produce tolerancia a la marihuana
durante períodos de consumo mantenido, sin embargo, en raras ocasiones se
producen síntomas de abstinencia, excepto en situaciones artificiosas de
laboratorio, donde se administran dosis orales masivas.
Se ha demostrado que algunos efectos de la marihuana tienen beneficios clínicos.
La Nabilona, análogo sintético del cannabis, se receta en ocasiones con la
quimioterapia. Se ha mostrado que la marihuana bloquea los ataque epilépticos, que
dilata los bronquíolos de los asmáticos y que disminuye la gravedad del glaucoma.
Debido a que el THC es liposoluble, inicialmente se supuso que influiría en el
cerebro al insertare por sí mismo directamente en las membranas neuronales. Pero,
ahora se sabe que el THC se une a unos receptores que son particularmente densos
en los ganglios basales, el hipocampo, el cerebelo y la neocorteza, posiblemente,
ejerce la mayoría de sus efectos a través de este mecanismo.
Se ha puesto en marcha la búsqueda de una sustancia química endógena similar al
THC que se une a él. Esta sustancia se ha denominado anandamida.
3.4
Cocaína y otros estimulantes.
Los estimulantes son drogas cuyo efecto principal es producir aumentos generales
en la actividad nerviosa y de conducta. Se diferencian en gran medida en su
potencia.
La cocaína y sus derivados son los estimulantes más consumidos habitualmente.
La cocaína se prepara a partir de las hojas del arbusto de coca, que se encuentra
principalmente en Perú y Bolivia. Durante siglos, se ha elaborado directamente de
las hojas e ingerido un extracto crudo denominado pasta de coca.
En la actualidad, es más habitual tratar la pasta de coca y extraer clorhidrato de
cocaína, que se conoce como cocaína.
La cocaína se consume normalmente esnifándose o inyectándose. El clorhidrato de
cocaína puede convertirse en su forma base si se hierve en una solución de
bicarbonato de sodio hasta que se evapore el agua. El residuo impuro de este
proceso es el crack.
Por tanto, el crack se ha convertido rápidamente en la forma preferida de la droga
para muchos consumidores de cocaína. Pero debido a que el crack es impuro y se
consume fumándolo, es difícil de estudiar, y la mayor parte de la investigación
sobre los derivados de la cocaína se ha centrado, por tanto, en el clorhidrato de
cocaína.
El clorhidrato de cocaína es un anestésico local efectivo, sin embargo, no son las
acciones anestésicas de la cocaína lo que les interesa a los consumidores. La gente
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consume cocaína para experimentar sus efectos psicológicos. Informan de que se
ven arrastrados por una oleada de bienestar.
Como el alcohol, el clorhidrato de cocaína se consume frecuentemente en
atracones. Los adictos a esta sustancia suelen entrar en las denominadas juergas
de cocaína. Durante ellas, los consumidores se vuelven progresivamente tolerantes
a los efectos eufóricos de la cocaína. Suelen administrarse dosis más grandes para
mantener el nivel inicial de euforia. La juerga normalmente termina cuando la
cocaína se termina o empieza a tener efectos tóxicos graves.
Durante las juergas de cocaína, se alcanzan niveles extremadamente altos de
cocaína en la sangre. Entre sus resultados se encuentran el insomnio, temblores,
náusea y conducta psicótica, la psicosis cocaínica, que se parece a la esquizofrenia
paranoide, y a menudo se ha diagnosticado erróneamente como tal.
Durante las juergas de cocaína, se corre el riesgo de perder la conciencia y morir
de ataques epilépticos, parada respiratoria o derrame cerebral. Si bien se adquiere
tolerancia a la mayoría de los efectos de la cocaína, el consumo repetido de ella
sensibiliza a los sujetos a sus efectos motores y convulsivos.
Esnifar la cocaína puede lesionar las membranas nasales y fumar la cocaína puede
lesionar los pulmones, pero ambas vías son más seguras que la inyección
intravenosa.
Si bien la cocaína es muy adictiva, los efectos de la abstinencia provocados por la
finalización abrupta de una juerga son leves.
La cocaína facilita la transmisión catecolaminérgica.
La cocaína y sus diversos derivados no son las únicas drogas estimulantes que se
consumen habitualmente. La anfetamina (speed) y las sustancias afines, se han
consumido ilegalmente de forma generalizada desde la década de los 60. Los
efectos de la d-anfetamina son comparables a los de la cocaína.
La d-anfetamina se ha sustituido como droga favorita de tipo anfetamina por
diversas sustancias afines nuevas más potentes, como la metanfetamina que se
consume cristalina fumable.
Se ha visto en modelos animales que tanto la metanfetamina como el éxtasis
destruyen neuronas serotoninérgicas.
3.5
Opiáceos: heroína y morfina.
El opio contiene varios ingredientes psicoactivos. Los más destacados son la
morfina y la codeína. La morfina, la codeína y otras drogas que tienen estructuras
o efectos parecidos se conocen habitualmente como opiáceos. Los opiáceos
plantean un problema, son unos analgésicos sin igual y son también extremadamente
efectivos en el tratamiento de la tos y la diarrea. Sin embargo,
desafortunadamente llevan consigo riesgo de adicción.
En 1856, la adicción a la morfina se conoció como la enfermedad del soldado.
Hasta principio del siglo 20, el opio podía comprarse legalmente y se consumía en
grandes cantidades en muchas partes del mundo.
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Aunque la morfina pura no podía comprarse sin receta a principio del siglo 20, los
médicos la recetaban con tanta frecuencia para tantos males, que la adicción era
habitual entre quienes podían pagar a los médicos.
La ley de narcóticos de Harrison, aprobada en 1914, declaró ilegal la venta y
consumo de opio, morfina u cocaína en EEUU. Sin embargo, no incluía el opiáceo
semisintético heroína. La heroína se sintetizó en 1870 mediante la adición de dos
grupos acetil a la molécula de morfina, lo que aumentó enormemente su capacidad
de traspasar la barreta hematoencefálica.
En 1898, los laboratorios farmacéuticos Bayer comercializaron la heroína. Las
pruebas mostraban que era una analgésico más potente que la morfina y que era
menos probable que produjera náuseas y vómitos. Bayer defendió que la heroína no
era adictiva, esta es la razón por la que no la contempló la ley.
En 1924, el Congreso estadounidense declaró ilegal la posesión, venta o consumo de
heroína.
El efecto de los opiáceos que más valoran los adictos es la subida que sigue tras la
inyección intravenosa. La subida de heroína es una oleada de intenso placer
abdominal, orgásmico, que evoluciona hacia un estado de euforia serena y
somnolienta. Muchos consumidores de opiáceos comienzan a consumir droga cada
vez con más frecuencia. Una vez que llegan al punto en que están drogados la mayor
parte del tiempo, aparecen la tolerancia y la dependencia física que contribuyen al
problema.
La tolerancia a los opiáceos impulsa a los adictos a consumir dosis mayores y a
utilizar vías más directas de administración, además, la dependencia física se
añade a la ya alta motivación para consumir droga.
Si bien los opiáceos son muy adictivos, los peligros directos para la salud del
consumo crónico son sorprendentemente de poca gravedad. Los riesgos principales
son el estreñimiento, la contracción pupilar, la irregularidad menstrual y la
reducción de la libido.
El síndrome clásico de abstinencia de los opiáceos comienza normalmente entre
seis y 12 horas después de la última dosis.
El primer signo es normalmente un aumento de la inquietud, también es habitual
que lloren los ojos, que gotee la nariz, los bostezos y los sudores. Después de
dormir pueden añadirse en casos extremos escalofríos, estremecimientos,
transpiración profusa, carne de gallina, náusea, vómitos, diarreas, calambres,...
Normalmente, los síntomas de la abstinencia de los opiáceos son más graves
durante el segundo o tercer día después de la última inyección, y el séptimo día
casi han desaparecido totalmente.
Los síntomas de la abstinencia de los opiáceos no son triviales, pero se han
exagerado mucho su gravedad.
La mayor parte de los riesgos de la adicción a los opiáceos son indirectos. Muchos
surgen de la batalla entre el implacable poder adictivo de los opiáceos y los
intentos de los gobiernos de erradicar la adicción declarando ilegales las drogas.
Un ejemplo es que la muerte por sobredosis de heroína es la causa más común de
muerte debida a la heroína. Son un riesgo siempre que las drogas adictivas se
administren de forma habitual a través de la vía intravenosa.
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Los opiáceos, igual que la marihuana, parecen ejercer sus efectos al unirse a
determinados receptores cuya función normal es unirse a sustancias químicas
endógenas. Las sustancias químicas endógenas se denominan endorfinas, y se han
identificado alrededor de 20 tipos diferentes. Existen tres clases de receptores
opiáceos, se ha clonado y descrito la estructura de uno de ellos, el receptor
opiáceo delta.
3.6
Comparación entre los peligros del tabaco, el alcohol, la marihuana,
la cocaína y la heroína.
Una forma de comparar los efectos adversos del tabaco, alcohol, la marihuana, la
cocaína y la heroína es comparar su grado de difusión en al sociedad en su
conjunto.
El tabaco y el alcohol tienen una influencia negativa mucho mayor que la marihuana,
la cocaína y la heroína.
3.7
Los dilemas de la droga: dar con el equilibrio adecuado.
El consumo de drogas constituye en la actualidad un problema serio. Varios
psicofarmacólogos y politólogos eminentes han evaluado el enfoque estadounidense
del control de las drogas a la vista de los datos que existen en la actualidad; todos
recomiendan un cambio radical, han llegado a la conclusión de que el sistema actual
de control de drogas está muy mal concebido y es inefectivo.
Los expertos recomiendan soluciones al problema de la droga que difieren de los
que prefiere la población norteamericana. Dicen:
1) que no existe forma de detener el suministro,
2) que tiene muy poco sentido perseguir y castigar a los enfermos y a los
débiles,
3) que es una hipocresía tomar medidas draconianas contra algunas drogas, a la
vez que se permite anunciar abiertamente otras que son más peligrosas.
A continuación se indican algunas recomendaciones:
1) la única forma de reducir el consumo recreativo de drogas es reduciendo la
demanda,
2) debería hacerse más hincapié en cuidar a los adictos que en perseguirlos,
3) las leyes que rijan el consumo de drogas deberían hacerse cumplir y
elaborarse en función de los peligros que supone cada droga,
4) los jueces deberían tener mayor discreción a la hora de fallar sentencias,
5) debería restringirse toda la publicidad de cigarrillos y de alcohol,
6) la posesión de pequeñas cantidades de marihuana para consumo personal se
ha legalizado en algunos sitios, debería hacerse un seguimiento detallado de
los efectos de esta legalización,
7) deberían fundarse clínicas experimentales,
8) debería aprenderse la lección de países que han adoptado enfoques para el
control de la droga mas en sintonía con las recomendaciones precedentes.
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4. TEORÍAS PSICOBIOLÓGICAS DE LA ADICCIÓN.
Hay dos teorías diametralmente diferentes de la adicción.
4.1
Teorías de la dependencia física de la adicción.
Los primeros intentos de explicar el fenómeno de la adicción a las drogas
atribuyeron ésta a la dependencia física.
Según la teoría de la dependencia física de la adicción, la dependencia física atrapa
a los adictos en un circulo vicioso del consumo de drogas y síntomas de abstinencia.
Los primeros programas de tratamiento para la drogadicción se basaban en la
teoría de la dependencia física. Trataban de romper el círculo de consumo de
drogas retirando gradualmente las drogas a los adictos en un contexto
hospitalario. La abstinencia gradual produce síntomas menos graves de abstinencia
que la abstinencia súbita.
Los adictos desintoxicados, son adictos que no tienen droga en su organismo y que
ya no experimentan síntomas de abstinencia.
El fracaso de la desintoxicación como tratamiento para la adicción no es
sorprendente, debido a dos razones: primero, algunas drogas muy adictivas, como
la cocaína y la anfetamina, no producen síntomas de abstinencia graves, y en
segundo lugar, la pauta de consumo de drogas que presentan habitualmente muchos
adictos supone un ciclo alternante de atracones y desintoxicación. Existen varias
razones para este patrón de consumo de drogas.
No obstante la desintoxicación no impide que los adictos retomen sus hábitos de
consumo de drogas.
Las teorías actuales de la dependencia física de la adicción a la droga tratan de
explicar las frecuentes recaídas de los adictos tras largos períodos sin droga
postulando que los síntomas de abstinencia pueden condicionarse.
La teoría de que la recaída se produce principalmente por el intento de compensar
los efectos condicionados de abstinencia tiene dos problemas: muchos de los
efectos provocados por los entornos que previamente se han asociado con el
consumo son parecidos a los de la droga, en lugar de ser opuestos, y que los
animales experimentales y los adictos a menudo muestran preferencia por las
claves que predicen la droga, incluso cuando no se va a presentar la droga después.
4.2
Teorías del incentivo positivo de la adicción.
Esta teoría reconoce que a veces los adictos pueden autoadministrarse drogas para
suprimir los síntomas de abstinencia o para escapar de otros aspectos
desagradables de su existencia, pero mantiene que el factor principal en la mayor
parte de los casos es el ansia por las propiedades incentivadoras positivas de las
drogas.
Hay una teoría reciente del incentivo positivo de la adicción que se basa en la idea
de que el valor de incentivo positivo de las drogas adictivas aumenta con el
consumo de droga.
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Merece la pena hacer hincapié en un punto clave de la teoría de la sensibilización
del incentivo de Robinson y Berridge: no es en sí mismo el placer del consumo de la
droga el fundamento de la adicción, sino el placer anticipado del consumo de la
droga. Inicialmente, el valor del incentivo positivo de una droga está
estrechamente unido a sus efectos placenteros; sin embargo, a menudo se adquiere
tolerancia a los efectos placenteros, mientras que se sensibiliza el deseo del adicto
por la droga.
Así, en los adictos crónicos, el valor del incentivo positivo de la droga con
frecuencia es desproporcionado con respecto al placer que realmente se obtiene
de ella, sin embargo, ansían la droga.
5. CIRCUITOS DE RECOMPENSA DEL CEREBRO.
Las ratas, el ser humano y muchas otras especies realizarán una conducta
determinada, como presionar una palanca, para administrarse pequeñas descargas
de estimulación eléctrica en determinados sitios de su cerebro, a esto se le conoce
como autoestimulación intracraneal.
Olds y Milner, descubridores de esta, sostenían que los lugares concretos del
cerebro que intervienen en la autoestimulación son los que normalmente
intervienen en los efectos placenteros de las recompensas naturales.
Así quisieron elaborar un mapa de los circuitos nerviosos en que se basa la
experiencia del placer.
5.1
Autoestimulación intracraneal: características fundamentales.
Inicialmente, se supuso que la autoestimulación intracraneal era un fenómeno
unitario. La mayoría de los primeros estudios de autoestimulación intracraneal
suponían la estimulación septal o hipotalámica lateral.
Sin embargo, se ha documentado la autoestimulación de muchas otras estructuras
encefálicas. Los primeros estudios sugerían que la presión de la palanca para poder
obtener estimulación cerebral difería fundamentalmente de presionar la palanca
para obtener reforzadores naturales como comida o agua.
Había dos observaciones desconcertantes que contribuyeron a esta idea, y es que a
pesar de los ritmos de respuesta extremadamente altos, muchas ratas dejaban de
presionar la palanca de autoestimulación casi inmediatamente cuado se
desconectaba el mecanismo generador de corriente.
En segundo lugar, las ratas con experiencia de autoestimulación a menudo no
volvían a presionar la palanca cuando se las volvía a poner en el aparato después de
haberlas sacado brevemente del mismo.
En estos casos, hay que cebar la respuesta de la rata para que vuelva a arrancar.
Estas diferencias entre la presión de la palanca para obtener la recompensa de la
estimulación del hipotálamo lateral y del septum y la presión de la palanca para
obtener comida o agua parecían desacreditar la teoría original de Olds y Milner de
que la autoestimulación intracraneal suponía la activación de los circuitos naturales
de recompensa del cerebro.
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Así, muchos investigadores que estudiaron la autoestimulación durante los años 50
y 60, la consideraron una especie de artefacto. Desde entonces, el péndulo de la
opinión se ha balanceado de nuevo a su posición original: la opinión actual general
parece ser la de que los circuitos en que se basa el fenómeno de la
autoestimulación intracraneal son los circuitos de recompensa.
La vuelta al punto de vista del circuito de recompensa de la autoestimulación
intracraneal se basa en cuatro tipos de datos. En primer lugar, la autoestimulación
cerebral a través de los electrodos que median la autoestimulación a menudo
provoca conductas motivadas naturales como beber en presencia de los objetos
adecuados. En segundo lugar, provocar aumentos en la motivación natural a menudo
aumenta el ritmo de autoestimulación.
En tercer lugar, la presión de la palanca para obtener estimulación en algunos
puntos cerebrales a menudo es muy parecida a pulsar la palanca para obtener
recompensas naturales.
Y en cuarto lugar, quedó claro que las sutiles diferencias que existen entre las
situaciones en que normalmente se estudiaba la recompensa por estimulación
cerebral y las recompensas naturales contribuían a la impresión de que sus efectos
recompensantes eran cualitativamente diferentes.
En un ingenioso experimento, Panksepp y Trowill compararon la presión de la
palanca para obtener estimulación cerebral con presionar la palanca para obtener
un reforzador natural en una citación en que no estaban presentes los elementos
habituales de confusión. Algunas de las principales diferencias entre ambas
presiones desaparecieron.
5.2
El sistema dopaminérgico mesotelencefálico y la autoestimulación
intracraneal.
Se ha demostrado que el sistema dopaminérgico mesotelencefálico desempeña un
papel importante en la autoestimulación intracraneal. Es un sistema de neuronas
dopaminérgicas que se proyecta desde el mesencéfalo a diferentes regiones del
telencéfalo. Las neuronas que componen el sistema dopaminérgico
mesotelencefálico tienen sus cuerpos celulares en dos núcleos del encéfalo medio,
la sustancia negra y el área tegmental ventral.
Sus axones se proyectan a diversos lugares del telencéfalo y especialmente el
núcleo acumbens, un núcleo muy estudiado del cuerpo estriado ventral.
Inicialmente, se pensó que había dos vías dopaminérgicas completamente
independientes que se proyectaban desde el mesencéfalo al telencéfalo, la vía
nigroestriada y la vía mesocorticolímbica.
Pero ahora está claro que las neuronas de estas dos vías están bastante
entremezcladas, son las neuronas concretas que se proyectan desde el área
tegmental ventral al núcleo acumbens las que se han involucrado con mayor
frecuencia en los efectos de la estimulación recompensante del cerebro, las
recompensas naturales y las drogas adictivas.
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Hay varios tipos de estudios que apoyan la idea de que este sistema desempeña un
papel importante en la autoestimulación craneal. Los estudios más destacados son
los de elaboración de mapas, de microdiálisis, de agonistas y antagonistas de la
dopamina y de lesiones.
Estudios de elaboración de mapas.
Ha habido un descubrimiento de que muchos puntos del encéfalo en que se produce
la autoestimulación forman parte del sistema dopaminérgico mesotelencefálico.
Se ha visto que diversos puntos de autoestimulación no dopaminérgicos se
proyectan directamente al sistema dopaminérgico mesotelencefálico.
Estudio de diálisis cerebral.
En los estudios de diálisis cerebral, se extraen muestras de líquido extracelular
continuamente de un área concreta del encéfalo según realiza la conducta el
sujeto, y el líquido se somete a un análisis químico.
Varios investigadores han utilizado la técnica de diálisis cerebral para mostrar que
la autoestimulación se relaciona con frecuencia con un aumento en la liberación de
dopamina.
Estudio de agonistas y antagonistas de la dopamina.
Varios estudios se ha visto que los agonistas de la dopamina producen un aumento
de la autoestimulación y que los antagonistas de ella producen un descenso de la
autoestimulación.
Estudio de lesiones.
Las lesiones del sistema dopaminérgico mesotelencefálico alteran la
autoestimulación. Las lesiones ipsilaterales al electrodo de estimulación del área
tegmental ventral produjeron un descenso de la autoestimulación, mientras que las
lesiones del área tegmental ventral contralaterales al electrodo de estimulación no
lo hicieron. El hecho de que las lesiones contralaterales no produjeran déficit
indica que las deficiencias motoras generales producidas por las lesiones no
contribuyeron a la disminución de la autoestimulación.
5.3
El sistema dopaminérgico mesotelencefálico y las conductas
motivadas naturales.
El descubrimiento de que el sistema dopaminérgico mesotelencefálico desempeña
un papel importante se estimuló el interés en el posible papel de este sistema en
las conducta motivadas naturales.
Los estudios de la correlación entre la actividad dopaminérgica y las conductas
motivadas naturales se han centrado en la cuestión de si la liberación de dopamina
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correlaciona con conductas consumatorias o con conductas preparatorias. Las
conductas consumatorias son conductas, como la cópula o la ingesta de alimentos,
que consuman o completan una secuencia de conductas motivadas. Las
preparatorias son conductas que permiten al organismo realizar posteriormente
una conducta consumatoria.
La mayor parte de los datos actuales indica que la liberación de dopamina aumenta
durante la preparación para una recompensa, lo que apoya la idea de que la
dopamina desempeña un papel concreto en la motivación de incentivo. No obstante,
a menudo se produce una aumento posterior en la liberación de dopamina durante la
fase consumatoria.
6. MECANISMOS NERVIOSOS DE LA ADICCIÓN.
Las pruebas de la intervención del sistema dopaminérgico mesotelencefálico en los
efectos recompensantes de la estimulación intracraneal y las conductas motivadas
naturales indican que éste también podría intervenir en los efectos
recompensantes de las drogas adictivas.
Se han utilizado dos paradigmas conductuales en el estudio de los mecanismos
nerviosos de la adicción: el paradigma de la autoadministración de droga y el
paradigma de la preferencia de lugar condicionada.
En los experimentos en que se utiliza el paradigma de autoadministración de droga,
las ratas o los primates de laboratorio presionan una palanca para inyectarse
drogas. Rápidamente aprenden a autoadministrarse inyecciones intravenosas de
drogas a las que se vuelven adictos los seres humanos. Una vez ha aprendido, su
consumo de droga a menudo se parece en los principales aspectos al consumo de
droga en adictos humanos.
En los experimentos en que se utiliza el paradigma de la preferencia de lugar
condicionada, las ratas reciben repetidamente una droga en un compartimento de
una caja de dos compartimentos. Después, se sitúa a la rata sin rogar en la caja, y
se mide la proporción de tiempo que pasa en el compartimento de droga con
respecto al compartimento de control, del mismo tamaño pero distintivo.
Normalmente, las ratas prefieren el compartimento de droga frente al de control.
La principal ventaja del paradigma de la preferencia de lugar condicionada es que
se pone a prueba a los sujetos sin droga, lo que significa que no se confunde la
medida del valor del incentivo de una droga con otros efectos que podría tener la
droga sobre la conducta.
6.1
Pruebas de la intervención del sistema dopaminérgico
mesotelencefálico en la adicción a las drogas.
Hay varias líneas de datos que respaldan la idea de que el sistema dopaminérgico
mesotelencefálico interviene en los efectos motivadores de las drogas.
La mayor parte de este tipo de datos proviene de estudios con morfina, cocaína y
anfetamina; no obstante, el sistema dopaminérgico mesotelencefálico también se
ha involucrado en los efectos de otras drogas.
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Cinco líneas de investigación son:
• primero, los animales de laboratorio se autoadministran
microinyecciones de drogas adictivas directamente diversas
estructuras del sistema dopaminérgico mesotelencefálico, pero
normalmente no lo hacen a otras regiones cerebrales;
• en segundo lugar, las microinyecciones directas de droga en diversas
estructuras del sistema dopaminérgico mesotelencefálico llevan a la
creación de preferencias de lugar condicionadas;
• en tercer lugar, se ha visto que las drogas adictivas, a diferencia de
las no adictivas, aumentan los efectos recompensantes de la
estimulación eléctrica del sistema;
• en cuarto lugar, se ha visto que la alteración de la función
mesotelencefálica, reduce los efectos recompensantes de la
inyección sistémica de drogas adictivas.
• En quinto lugar, se ha visto a través de registros electroquímicos y
de diálisis cerebral del núcleo acumbens, del cuerpo estriado y de
otros terminales del sistema dopaminérgico mesotelencefálico que la
autoadministración sistémica de la mayoría de las drogas adictivas se
relaciona con el aumento de la liberación de dopamina.
La difícil tarea consiste en crear antagonistas selectivos de la dopamina que
puedan reducir sustancialmente el valor del incentivo positivo de las drogas en los
adictos, sin reducir el valor del incentivo positivo de las conductas motivadas
naturales.
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