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Tratados Con Vino Y Aceite
Pastor Marco Tulio Escobedo
Segundo Servicio de Santa Cena
Guatemala, 6 de mayo del Año De La Revelación
Lucas 10:30-35 (R60) Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y
cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio
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muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
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Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
Pero un
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samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
y
acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo
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llevó al mesón, y cuidó de él.
Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le
dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
Esta es una cita muy conocida por el pueblo de Dios a consecuencia del amor que manifiesta el
Señor Jesucristo hacia nuestra vida, porque habiendo estado necesitados de alguien que nos
levantara cuando estuvimos en el mundo, nadie tuvo compasión sino solamente Dios, nos tomó
para vendarnos y que entonces lleváramos una recuperación o restauración en nuestra vida lo cual
inició hace mucho tiempo y aun sigue trabajando en nuestra vida curando los traumas que
adquirimos en el mundo cuando anduvimos perdidos y sin rumbo, obviamente que esos traumas
son en el alma y causados por aquello que en algún momento pudimos haber vivido, y nos dejaron
una huella muy fuerte que a veces nos impide que avancemos hacia una nueva vida en el
evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Por eso Dios ha dejado una puerta para salir de esos eventos traumáticos, primeramente a través
de la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y dentro de su maravilloso sacrificio, dejó el proceso de
ministración del alma con el propósito que seamos libres de las cadenas que pueden producir los
traumas. Aquí podemos mencionar que los traumas viene cuando nos movemos del lugar donde
nos corresponde estar porque como podemos ver en la cita inicial, aquel hombre descendía de
Jerusalén a Jericó; eso nos enseña que estando fuera de lugar, el enemigo lo aprovecha para
atacar nuestra vida con situaciones difíciles que se convierten en obstáculos constantes.
Por eso Dios toma nuestra vida e inicia un tratamiento de sanidad en nuestra alma con el propósito
que tengamos un reinicio y que todo el potencial con el que fuimos creados, lo podamos recuperar
para enfocarnos totalmente en buscar y confiar en nuestro Señor Jesucristo, que podamos vivir por
El y para El, que verdaderamente logremos desprendernos del mundo y que haya una
dependencia total de Dios sabiendo que principalmente somos espíritu y no cuerpo, el cuerpo es
importante porque es como un vehículo que Dios dispuso a nuestra vida llevando el espíritu dentro;
pero entonces en conjunto es necesario que recibamos una ministración total en espíritu, alma y
cuerpo por medio de la Santa Cena.
Obviamente que para todo esto, Dios permite la bendición que Sus siervos primarios nos
encarguemos de ser los vasos de honra para la restauración de las vidas de las ovejas del Señor y
que sin importar lo que tengamos que hacer, le respondamos al Señor en amor atendiendo a cada
una de Sus ovejas.
Salmos 23:5 (R60) Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi
cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
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Tratados Con Vino Y Aceite
Pastor Marco Tulio Escobedo
Segundo Servicio de Santa Cena
Guatemala, 6 de mayo del Año De La Revelación
No olvidemos que tenemos la unción de Dios sobre nuestra cabeza y sin importar cómo nos estén
acechando los enemigos, tendremos gozo en nuestro corazón porque Su Santo Espíritu está en
nuestro corazón.
Salmos 104:15 (R60) Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el
rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre.
La unción de Dios hace que nuestro rostro brille de por todo lo que Dios está haciendo con
nosotros y a través de nosotros considerando también el pan que sustenta nuestra vida espiritual
con Su presencia, pero para eso también debemos considerar que al acercarnos a la mesa del
Señor Jesucristo, lo hagamos con fe porque por fe recibiremos cosas inimaginables a nuestra
mente y corazón; pero para eso también es necesario que asimilemos toda la curación espiritual
que Dios está ministrando a nuestra vida a través de Sus siervos.
Ezequiel 16:9 (R60) Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite…
Cuando fuimos rescatados del mundo, Dios inició un tratamiento con vino y aceite; aunque
ciertamente el enemigo intentará estorbarnos pero Dios no lo permitirá porque no le pondrá pausa
a Su tratamiento de sanidad divina para que seamos totalmente libres. Dios nos ama y completará
Su obra en cada uno de nosotros.
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