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Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
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CAPÍTULO 7. DE LA SUSTANCIA ONTOLÓGICA A LA FORM A
SIM BÓLICA. LOS PROCESOS DE ELABORACIÓN Y DISEÑO DE LOS
LEXEM AS.
7.1) Realia vs. lexema. De la sustancia ontológica a la forma simbólica. Esquema
general.
Un estudio léxico-semántico ha de partir de un planteamiento ontológico previo
puesto que el lenguaje remite y elabora siempre a realidades, ya sean materiales o
psíquicas. A mismo tiempo los lenguajes en su diversidad son construcciones
particulares hechas sobre una misma realidad, razón por la que el punto de partida
tipológico ha de seguir asimismo un planteamiento ontológico en el estudio del léxico.
Para el lingüista es importante conocer no sólo los dominios lingüísticos sino
también los dominios ontológicos ya que el lenguaje es una forma lingüística impuesta
sobre dominios ontológicos. Muchas claves del comportamiento lingüístico residen en
la naturaleza profunda del referente lingüístico. La forma lingüística no es ajena a la
naturaleza ontológica de los dominios reflejados y simbolizados por el lenguaje. P.ej.
los sustantivos tienen problemas de categorización distintos de los de los verbos. Dentro
de los sustantivos los hay que representan entes circunscribibles y fácilmente aislables,
otros que remiten a partes de entes con mayor dificultad de aislar. Entre los sustantivos
unos reflejan entes contables, otros masas incontables y entre ellos otros realia de poca
entidad. Hechos lingüísticos como los pluralia tanta y singularia tanta, la existencia de
nombres de masa, etc. reflejan este hecho ontológico.
Para el trabajo léxico tipológico precisamos de un esquema clasificatorio provisional
de los realia sobre el cual establecer las posteriores observaciones del mundo-entorno
y del mundo interior del hombre y sus distintas conceptualizaciones. Este esquema es el
siguiente:
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realia
Juan de Dios Luque Durán
entes
avatares
A) captaciones
primarias
objetos, masas, partes, colectivos,
compuestos, entidades relacionales,
formas, etc.
AC) captaciones
secundarias
ac) macroeventos o macrofenómenos
eventos y relaciones complejas con
entes participantes semidefinidos
b) cualidades
c) eventos o sucesos (acciones, procesos, estados)
d) relaciones
e) etc.
Esta división, u otras similares, tal como proponen los lingüistas como punto de partida
para explicar la conceptualización del mundo a través del lenguaje, quizás no estén
mucho más cercanas a la realidad que otros análisis y descomposiciones de la misma
realizadas ya antiguamente por griegos, indios o chinos (§2.1.4). De hecho, la distinción
entre entes y avatares reproduce básicamente la distinción aristotélica de sustancia y
accidentes. Las diversas lexicalizaciones que se consiguen en las distintas lenguas hay
que comprenderlas como soluciones distintas a un conjunto de problemas entrelazados
que admiten distintas soluciones. Como los criterios de partición en clases son diferentes
en las distintas lenguas y como los realia a clasificar varían gradual y no abruptamente
en rasgos como los de estaticidad, dinamicidad, etc. para un realia dado p.ej. una
sensación fría, las lenguas darán diferentes soluciones. Unas lo conceptualizarán como
adjetivo, otras como verbo y otras como nombre.
Para comprender cómo a partir de los realia se elaboran lexemas en las distintas
lenguas se ha de tener en cuenta no solamente la variedad ontológica de los realia y las
peculiaridades de cada sistema clasificacional (partes de la oración) de las lenguas,
también hay que tener presente que las lenguas son instrumentos funcionales que
elaboran la realidad en función de las necesidades de los usuarios. El lenguaje no
solamente es capaz de obtener ‘fotos estándar’ de distintos protorrealia sino también
distintas ‘perspectivas estándar’ de una misma realidad. Este fenómeno lingüístico se
conoce como poliscopia lexicacional y está relacionado con las diversas perspectivas
y ángulos con que los humanos pueden acceder a la realidad. Así, mientras que multitud
de realia son ‘despachados’ de manera expeditiva encerrados en signos ‘cajón de sastre’
(c.f. hierba, basura, maleza), otros protorrealia son analizados en detalle desde distintos
enfoques y perspectivas. La razón de esta parquedad o este exceso lexicacional se debe
a varias causas:
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
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1) Proximidad de los realia con los hablantes. Objetos y animales familiares reciben
multitud de nombres afectivos, apreciativos, despectivos: perro, chucho, canelo, etc.;
caballo, corcel, alazán, rocín, jamelgo, jaco, montura, etc. Un hecho que muestra el amor
por los animales domésticos y mascotas o al menos un contacto íntimo es la existencia
de numerosos sinónimos o denominaciones específicas. La lengua inglesa tiene
numerosos nombres para los gatos. Así p.ej. puss y pussycat ‘cualquier gato’, tom ‘gato
macho’, queen ‘gata usada para la crianza’, kitten ‘gato joven’, kitty ‘gatito’, marmalade
‘gato amarillo’, manx ‘gato doméstico sin cola’, tabby ‘gato atigrado, con rayas’, etc. En
español para gato existen asimismo muchas designaciones: zapirón, minino, michino,
morrongo, micifuz, misino, marramiau, etc.
2) En los realia complejos, especialmente en aquellos realia dinámicos en que participan
o están implicados cierto número de participantes (ontológicamente una encrucijada) la
propia economía del lenguaje aconseja fijar lexemas con una información argumental
semi-anticipada y con una perspectiva orientada (vender/ comprar; pagar/cobrar).
3) La economía del lenguaje es la causa de hechos como la polisemia y la
multifuncionalidad de ciertos signos. En un planteamiento ideal a cada función le
correspondería una forma diferente lexémica o léxico-morfológica. Cada estructura
sintáctica distinta debería tener una forma diferente. Así p.ej. la acción intransitiva vs.
la acción transitivo-causativa: salió de la casa / sacó las maletas de la casa. Sin
embargo la lengua encuentra más económico encomendar a la misma forma diferentes
funciones. Así se dice ‘subió a su habitación’ y ‘subió las maletas a su habitación’.
Dentro de la misma lengua existe una enorme heterogeneidad en la resolución de los
problemas de expresión. En general, una lengua como el español encuentra más fácil
rehabilitar una forma antigua para desempeñar una panoplia de nuevas funciones.
Muchos verbos intransitivos son usados también como intransitivos p.ej. rodar, volver,
botar (la pelota bota; el niño bota la pelota), bajar (bajó al sótano/ bajó las cajas al
sótano), hervir (las verduras hierven/ la cocinera hierve las verduras), etc.
Estos puntos son solamente algunas de las cuestiones que se suscitan al estudiar la
‘elaboración’ de realia en lexemas. Una somera revisión de los múltiples aspectos del
estudio ontológico de la materia prima de los lexemas así como de las estrategias de
conceptualización más usuales y las características semánticas y sintácticas que llegan
a adquirir los lexemas exige la consideración de los siguientes puntos:
I) Distinción entre lexicalizaciones simples y lexicalizaciones complejas (entes y
fenómenos simples vs. macroeventos).
II) Los paisajes ontológicos y tipos de dominios ontológicos: tipos de entes.
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III) Diferencias de los realia y distinciones entre los lexemas: entes, eventos, cualidades,
relaciones, etc.
IV) Patrones generales de conceptualización: operaciones lexicalizadoras.
V) Los eventos y su complejidad semántica y sintáctica.
7.2) Distinción entre lexicalizaciones sim ples y lexicalizaciones com plejas
7.2.1) Las lexicalizaciones simples. La escisión ontológica-cognitiva entre realia
entes y realia eventos.
La distinción inicial que se establece en el esquema entre las lexicalizaciones
simples es la de entes y avatares. Esta distinción paraleliza directamente la distinción
aristotélica de sustancia y accidentes y responde a una visión del mundo de las lenguas
indoeuropeas y también de otras lenguas del mundo pero no es la única posible. Desde
nuestra perspectiva existen las cosas o seres que de por sí son permanentes aunque
pueden mostrarse u ocurrir en avatares como son las categorías de acción, suceso, etc.
(verbos); la categoría de cualidad o característica (adjetivo) y también las de lugar,
tiempo, modo, etc. (adverbios). Los entes también pueden aparecer ubicados de
diferentes maneras en el tiempo o en el espacio y pueden estar sujetos a una compleja
red de relaciones.
La primera escisión ontológica que se establece es la que distingue a los entes de
los avatares. Esta distinción, es decir, la que distingue fundamentalmente nombres de
verbos, cualidades y estados, es, al parecer, universal. Por motivos tanto biológicopsicológicos como económicos, la mente de los humanos no capta la realidad en un
grado cero factorial. De ser así crearía signos como tausi ‘león-comedor’, kavuni ‘leóncorriendo’, sharkaba ‘león-matando’, risach ‘león-muerto’, waitaf ‘león-en la hierba’,
ergong ‘león-cazando cebra’, kamalka ‘león-lejano’, etc. Esto crearía una necesidad tan
amplia de designaciones que ni el cerebro humano podría almacenarlas ni los sistemas
fonológicos de las lenguas, incluso con sus decenas de millones de posibilidades
combinatorias podrían cubrirlas. Por esta razón se aísla directamente el ente ‘león’ de
sus avatares y luego proposicionalmente se vuelven a reunir ente y avatar para
constituir una proposición. La capacidad de establecer la primera escisión ontológica
viene dada por tanto no por el lenguaje sino por la propia estructura innata del hombre,
es decir, la escisión ontológica no tuvo un comienzo absoluto para los humanos. Podría
decirse que al empezar a rediseñar su captación del entorno nuestros antepasados
comenzaron in media res. El universo-entorno ya se les presentaba parcialmente
escindido y desglosado por sus sistemas cognitivos biológicos.
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Ningún ser que no pudiera analizar distintas imágenes captadas diferenciando en ellas
los elementos más permanentes de los más accidentales sería capaz de construir
mentalmente un mapa efectivo de su entorno. La distinción entre entes y avatares sin
embargo no tiene la una aplicación general. Existen determinadas parcelas de la realidad
en las que es difícil aplicar esta escisión. Se trata, p.ej., de fenómenos atmosféricos como
la lluvia, el trueno, y otros fenómenos como el fuego, la corriente, etc. Decía W horf
(1956 [1971]: 243): “¿Por qué tienen que ser sustantivos palabras ‘lumbre, ola, remanso,
pulsación, llama, tormenta, fase, ciclo, espasmo, ruido, emoción’ cuando se trata de
acontecimientos temporales?”; “En la lengua hopi son verbos ‘ola, llama, meteoro, nube
de humo, pulsación’”. Los acontecimientos de una duración necesariamente breve no
pueden ser más que verbos [...]. Existen por tanto realia autoactivos para los que la
diferenciación ente / evento no es muy adecuada. De hecho las lenguas en las que existe
tal diferenciación tenderán a lexicalizarlos bien como nombres (como es el caso del
español), bien como verbos o bien de manera indeterminada. Según algunos estudiosos,
en nootka, una lengua de la isla de Vancouver, todas las palabras parecen verbos. Para
W horf, en esta lengua la naturaleza es percibida desde un punto de vista monístico que
solamente ofrece una única clase de palabras para toda clase de acontecimientos. ‘Una
casa ocurre’ es la forma de decir ‘una casa’, al igual que ‘una llama ocurre’ o ‘se quema’
significa ‘llama’. Tales términos parecen verbos porque poseen inflexión de tiempo y
duración, de modo que los sufijos de la palabra para ‘casa’ le confieren un significado
de ‘casa de larga duración’, ‘de casa temporal’, ‘de casa que ha de ser utilizada’, ‘de lo
que empieza a hacer una casa’, etc.’ En kwakw’ala (Anderson, 1985b:30) una palabra
como x wak wcna, ‘canoa’ tiene una forma futura x wak wcna 8- ‘canoa que llegará a tener
existencia’ y también una forma en pasado reciente x wak wcnaxdi, ‘canoa que fue, que ha
sido destruida’.
En español se puede expresar un fenómeno atmosférico bien como verbo: ‘llueve’
o bien, aplicándole una clasación un poco artificial, como nombre: ‘cae la lluvia’. En
japonés el verbo haru ‘caer’ se usa con los términos ame ‘lluvia’ y yuki ‘nieve’ en frases
como ame ga huru ‘cae la lluvia’, yuki ga huru ‘cae la nieve’. En español se dice ‘arde
el fuego’, no existiendo en nuestra lengua la palabra ‘foguear’ en este sentido. Sin
embargo, nocionalmente resulta un poco difícil diferenciar el ‘arder’ del ‘fuego’ porque
constituyen la misma realidad (§ 10.2). A pesar de la escisión entre nombres y verbos
la mayoría de las lenguas del mundo conservan un vínculo estrecho entre determinados
entes y determinados eventos.
Las lenguas tienen, en general, mecanismos productivos para formar lexemas
nominales a partir de verbos y lexemas verbales a partir de nombres. Unas lenguas usan
la morfología derivativa, otras la conversión. En sánscrito (Monier W illiams, 1877) con
el sufijo -trá se forman a partir de verbos nombres que denotan instrumento u órgano:
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Juan de Dios Luque Durán
Ñru (oír)
Ñro- trá (oreja)
gá (ir)
vac' (hablar)
ní (conducir)
day Ñ (morder)
man (reflexionar)
gá-tra (miembro)
vak-trá (la boca)
ne-trá (ojo)
daysh- trá (diente)
man- trá (texto sagrado, oración)
El inglés relaciona realia dinámicos y estáticos directamente sin necesidad de una
adición formal (conversión) (§ 10.4).
eye
hand
knot
flame
nose
con
stone
stomach
foot
knee
‘ojo’ y ‘mirar’
‘mano’ y ‘pasar’.
‘nudo’ y ‘anudar’
‘llama’ y ‘flamear’
‘nariz’ y ‘meter las narices en un asunto’
‘convicto, criminal’ y ‘timar’
‘piedra’ y ‘apedrear’
‘estómago’ y ‘tolerar’
‘pie’ e ‘ir a pie’
‘rodilla’ y ‘pegar un rodillazo’
7.2.2) Las lexicalizaciones complejas (macroeventos).
Una distinción importante para comprender la diferente naturaleza semántica de los
lexemas es la de lexicalizaciones primarias y lexicalizaciones secundarias En la
captación de la realidad se distinguen fácilmente las categorías de acción, como comer,
correr, matar y las categorías de objeto como pan, libro. Algunas de estas categorías
tienen en común un determinado número de atributos. Así, la categoría de acción comer
tiene rasgos en común con los atributos de las categorías de objeto de los diferentes
alimentos (pan, carne, etc.). Esto se debe a que, ontológica y cognitivamente, existe un
vínculo estrecho entre algunas categorías de acción y algunas categorías de objeto.
Comer está vinculado a lo que se suele comer, beber está vinculado a lo que se suele
beber, etc. ‘Comer’ y ‘pan’ son elementos mínimos captanciales y su lexicalización
también es.
La mente no solamente es capaz de conectar categorías diversas de acción, objeto,
cualidad, sino que puede pasar simplemente a captarlas directamente como un conjunto
integrado, y como tal unitario. Es el caso de las categorías de co-ocurrencias o eventos
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complejos, como p.ej. desayuno, cena, almuerzo, bautizo, boda, banquete,
conspiración, revolución, guerra, batalla, derrota, juicio, experimento, examen, etc. Así
en banquete se funden elementos como son la acción de comer y beber con objetos de
comida y bebida, la participación de cierto número de personas y también quizás otros
matices, como ceremonia, ocasión festiva, abundancia y alegría. De igual manera, la
guerra supone enfrentamientos, soldados, armas, batallas, destrucción, victorias y
derrotas. Las colocaciones y frases con ‘guerra’ son variadas: hacer la guerra, estar en
guerra, entrar en guerra, morir en la guerra, prisionero de guerra, consejo de guerra,
guerra fría, guerra santa, guerra de trincheras, guerra química/ bacteriológica, etc. Todo
lo cual implica que el concepto ‘guerra’ cubre muchas variedades de eventos complejos.
Un macroevento es una agrupación de secuencias o bien un conjunto de actividades
diversas relacionadas entre sí y con diversos participantes tipificados. Así, un ‘examen’
es un proceso en el cual un personaje (profesor) propone a unas personas (alumnos) una
serie de cuestiones y estos responden por escrito u oralmente a estas cuestiones
basándose en conocimientos previamente adquiridos. El proceso en cuestión suele durar
un tiempo más o menos extenso. Al final el profesor da una nota o calificación. Ciertas
notas implican que el alumno ha de repetir el examen, etc. Dado que ‘examen’ es un
macroevento son diversos los ángulos (y los implicados) desde los que se puede enfocar
el macroevento y por tanto también diversas las colocaciones:
poner un examen, caer una pregunta o materia en el examen, hacer un examen (en
español es ambiguo puesto que designa la acción del alumno y también la del profesor),
pasar un examen, aprobar un examen, suspender un examen, estudiar o preparar (se)
(para) un examen, repasar (para) un examen, tener suerte en un examen, presentarse
a un examen, contestar las preguntas del examen, fallar en una pregunta del examen,
examen de selectividad, quedarse en blanco en un examen, presentar el examen en
blanco, repetir un examen, copiar en un examen, hacer chuletas para un examen,
vigilar un examen, sacar un notable en el examen de biología, etc.
La captación de partes de la realidad en forma de macroeventos tiene sus razones
y sus ventajas. Una ventaja de presentar ‘empaquetadas’ acciones e implicados es una
reproducción más rápida y efectiva de determinadas partes de la realidad que cumplen
un papel importante en la vida de los humanos. De hecho, la existencia de
lexicalizaciones como ‘desayuno’, ‘boda’, ‘coronación’, ‘beatificación’, ‘partido de
fútbol’, ‘padrinazgo’, ‘elecciones’, ‘carrera’, etc., corresponden a realidades recurrentes
e institucionalizadas en las sociedades. Desde el punto de vista analítico-sintético,
poseen un nivel alto de ‘sinteticidad’. De hecho, es fácil parafrasear tales
lexicalizaciones: ‘desayunar’ es ‘comer por la mañana, usualmente café o té con tostadas
con mantequilla y quizás huevos, jamón, salchichas, etc.’
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Juan de Dios Luque Durán
La distinción entre categorías de acción y categorías de macroevento no es tajante
ni se puede realizar fácilmente. Acciones que, en principio, clasificamos como primarias
o simples, como es comer, implican una serie de fases o rutinas secuenciales. P.ej.,
comer suele implicar las fases de ‘recoger el alimento’, ‘abrir la boca’, ‘meter la comida
en la boca o ponerla junto a la boca’, ‘morder, separando quizás un trozo’, ‘masticar’,
‘tragar’, etc. Sin embargo, parece ser que comer es, si no un universal absoluto (véase
el caso de la lengua yimas, § 3.8-4), sí un cuasi-universal, por lo que se puede concluir
que la lexicalización de comer, tanto por su distancia como por su englobe, constituye
una captación y lexicalización simple.
7.3) La materia prima de las captaciones primarias: los paisajes ontológicos.
7.3.1) Universos ontológicos (exterior, interior, interaccional).
Una división necesaria para explicar la diversa naturaleza de la materia prima sobre
la cual el lenguaje crea sus signos es la diferencia entre universo exterior, universo
interior y universo interaccional. Naturalmente, entre los tres paisajes ontológicos no
existen naturalmente líneas de separación tajantes; así, muchos lexemas representan
realidades que están a caballo entre el mundo interior y el exterior.
a) Primer paisaje ontológico: universo exterior de realidades físicas objetivas.
a.1) Universo de realidades físicas estáticas y básicamente permanenciales en el
tiempo: afecta a los seres, objetos y partes de objetos. Su mejor tratamiento lingüístico
hasta ahora se ha explicado con la teoría de los prototipos. Este universo corresponde
a aquellas realidades que existirían aunque el hombre no existiera. Así, tigres,
ruiseñores, ríos, fuego, etc.
a.2) Universo de realidades físicas dinámicas y generalmente mutables en el tiempo:
se trata de avatares, es decir, eventos, acciones, propiedades (cualidades) , relaciones
etc., que tienen en común el ser hallados de forma repetida en diferentes entes y objetos
permanentes.
La lexicalización de estos dos dominios se realiza dentro de un margen variancial
en el que las distintas lenguas engloban o, por el contrario, dirimen diferente materia
prima ontológica. Así, p.ej., en algunas lenguas como el murrinhpatha boca y cara son
englobadas, mientras que lo normal en la mayoría de las lenguas es la distinción.
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b) Segundo paisaje ontológico: el universo interior. Este paisaje corresponde a la
realidad que se produce como eco o reflejo interno de hechos externos. El cerebro
humano, a través de los sentidos, transduce realidades físicas produciendo las
sensaciones de frío, calor, etc. Un segundo apartado es el dominio que cubre aquellas
sensaciones que el cuerpo humano ha desarrollado para su propia regulación y
autocontrol, como el hambre, la sed, el dolor, el cansancio (hambriento, dolorido,
cansado, sediento), etc. Algunas de las ‘realidades’ de este apartado pueden ser
exclusivas del ser humano. Numerosos adjetivos y sustantivos expresan estados
mentales: irritado, avergonzado, preocupado, furioso, entristecido, asustado, enojado,
alterado, impaciente, encolerizado, indignado, disgustado, enamorado, alegre, triste
etc. Los estados mentales pueden tener o no una causa externa.
c) Tercer paisaje ontológico: el universo interaccional. Este universo procede de la
interacción del hombre con el medio. Las cosas del mundo son vistas desde una
perspectiva subjetiva y funcional. Las cosas no son lo que son sino lo que importan o
afectan al ser humano. Amplios capítulos del léxico de las lenguas se explican p. ej.
mediante las palabras de valoración que se incluyen en este apartado. Existen muchas
palabras que no hacen referencia a realidades objetivas del mundo exterior ni del
interior, sino a ‘realidades interaccionales’. Así, p.ej., el hombre está diseñado o
programado para conseguir objetivos, para perseguir metas. En el proceso de tales
intentos puede conseguir sus objetivos o bien no conseguirlos. En su empeño el hombre
suele toparse con ‘algos’ ‘agradables’ o ‘desagradables’, ‘buenos’ o ‘malos’, ‘propicios’
o ‘nefastos’ porque posibilitan, imposibilitan y dificultan sus propósitos. Si suponemos
que se crea una noción general sobre ‘aquello que me incomoda, que me impide, que me
retrasa’, entonces llegaríamos a una noción parecida a la de obstáculo. El hombre
encuentra así un nuevo tipo de denominanda utilitarista que es parafraseable como ‘algo
que dificulta o hace más difícil que consiga mi propósito’. Esto sería un obstáculo, un
impedimento, una dificultad; en inglés, hurdle o handicap. Los hechos negativos a
menudo suelen tener designadores comunes en todas las lenguas. En yidiny, según Dixon
(1980:123), jama significa ‘cualquier cosa peligrosa o mala como serpientes venenosas,
ciempiés, árboles urticantes’ y también se usa para referirse al ‘alcohol’ y al ‘opio’.
7.3.2) Tipos de entes según dominios ontológicos y operaciones lexicalizadoras.
El mundo percibido no está totalmente inestructurado. Existe una recurrencia de
patrones y relaciones que el ser humano o cualquier otro ser receptivo e inteligente no
podría menos que percibir. Las cuasi- identidades en algunos realia, como por ejemplo
‘huevos’, ‘castañas’, ‘higos’, etc., dan paso gradualmente a otros realia con alto
304
Juan de Dios Luque Durán
porcentaje de parecido estructural y funcional como ‘perros’, ‘hojas’, ‘cabezas’ que son
proclives a ser agrupados y por tanto ‘con-categorizados’ (§2.2.1).
Desglose de entidades
En el primer procedimiento se sustrae todo aquello que sea repetido (factorizable
ontológicamente) y que no sobrepase los límites de la utilidad comunicativa del lexema.
La lengua desglosa o desnuda los entes de sus accidentes en diversos grados. Algunos
lexemas conservan muchas características mientras que otros conservan pocas. El
promedio de desglose tiene en unos casos límites naturales. Así p.ej. entre ‘elefantes’,
‘leones’, ‘lobos’, ‘gatos’ y ‘perros’ existen discontinuidades objetivas claramente
perceptibles por lo que los lexemas que los designan conservan lo esencial de su
configuración y obvian o ignoran aquellos rasgos como tamaño, color, etc., que no son
relevantes. En otros casos el problema no se plantea tan fácilmente. El hombre ha creado
multitud de artefactos, p.ej., los recipientes o contenedores. Para ellos se han creado un
número de lexemas tales como ‘botes’, ‘cajas’, ‘cestas’, ‘cubos’, ‘tarros’, ‘jarras’,
‘jarrones’, ‘sacos’, ‘bidones’, ‘barriles’, ‘tanques’, ‘paquetes’, ‘bolsas’, ‘latas’, ‘tubos’,
‘ollas’, ‘tinas’, ‘frascos’, ‘botellas’, ‘estuches’, ‘toneles’, ‘botijas’, etc. Dada la gran
abundancia y variedad de realia recipientes, al denominarlos a menudo hay casos de
solapaciones. Un mismo realia puede ser designado mediante diferentes lexemas, es
decir, puede ser un ‘bote’ o un ‘tarro’, quizás un ‘frasco’, etc. Al mismo tiempo, a
diferencia del caso de ‘elefante’, ‘león’, etc., algunos de los lexemas para diferentes
recipientes ofrecen una imagen poco nítida. Así p.ej. ‘caja’ apenas da una información
general y es en contextos tales como ‘una caja de música’, ‘una caja de naranjas’, ‘una
caja fuerte’, ‘una caja de herramientas’, ‘caja de coca-colas’, ‘caja de muerto’, ‘caja de
embalaje del televisor’, etc., donde el oyente adquiere y construye una imagen nítida del
tipo de contenedor al que se alude.
Otro problema de las decisiones lexicalizadoras de las lenguas está relacionado con
la permanencia de los entes. Una de las características de los entes es que pueden sufrir
alteraciones, transformaciones y cambios y a pesar de ello se considera que siguen
poseyendo la misma esencia. Los hombres y los animales cambian de tamaño, edad,
actividad y siguen siendo considerados los mismos. Una fruta está verde, madura o
podrida y sigue siendo considerada como una manzana o una naranja. Las lenguas no se
pueden permitir el lujo de tener nombres (y lexicalizaciones) diferentes para cada avatar
de los entes. Pero naturalmente en algún sitio ha de establecerse la línea divisoria.
Algunas transformaciones ‘desnaturalizan’ la esencia del ente. Así la madera se puede
transformar en estatua, bastón o silla y sigue siendo madera, pero si se quema se
transforma en ceniza y ya no es madera. Esta distinción entre ‘madera’ y ‘ceniza’ parece
autoevidente, pero no representa ni mucho menos una visión universal. Al contemplar
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
305
y conceptualizar el mundo ciertas lenguas establecen vínculos o continuidades que
pueden resultar para nosotros sorprendentes. En muchas lenguas australianas (W alsh,
1997:285) ‘madera’ y ‘fuego’ se representan con la misma palabra porque perciben que
existe un potencial inherente en la madera para convertirse en un fuego real. En
warrgamay (Dixon, 1980:103) el lexema wagun cubre ‘árbol’, ‘madera’ y ‘fuego’. Este
lazo (potencia-acto) es suficiente para que la misma palabra abarque realidades para
nosotros tan diferentes.
Los principales tipos de realia que son designados por lexemas nominales en
español son:
1) Seres y objetos individualizables. El primer grupo se refiere a seres y objetos
naturales definidos no relacionalmente. Suelen ser individualizables y por tanto
contables, aunque no siempre hay una posibilidad de separación y de individualización.
Entre estos se cuentan seres humanos como:‘hombre’, ‘niña’; seres animados como
‘caballo’, ‘hormiga’; seres inanimados vivos (plantas) como ‘árbol’, ‘zanahoria’; objetos
y partes del paisaje y medio geográfico como ‘río’, ‘lago’, ‘montaña’,‘cima’,‘cielo’,
‘colina’; lugares artificiales como ‘ciudad’, ‘pantano’; objetos artificiales y artefactos
como ‘arco’, ‘flecha’, ‘lanza’, ‘escudo’, ‘cuchillo’, ‘sombrero’, ‘guadaña’, ‘papel’,
‘libro’, ‘hacha’, ‘edificio’, ‘casa’, ‘torre’, etc.
2) Todos y partes. Ontológicamente el mundo consiste en objetos o entidades que
poseen partes distinguibles. La relación todo-parte puede ser de distinto tipo: hay todos
desarmables, es decir, compuestos de partes que pueden separarse sin ruptura (artefactos
como coches, bicicletas, motores, etc.) y hay todos descoyuntables, es decir, entidades
que solamente pueden descomponerse mediante una separación drástica (cuerpo humano
y animal, árboles, etc.). Dada la imperfecta discontinuidad de algunas partes frente al
todo, p. ej. las partes del cuerpo humano, las lenguas del mundo pueden realizar su
‘partición nocional’ efectuando distinciones como el español, mano/ brazo, pie/ pierna
o sin efectuar tales distinciones: así, en ruso ruká ‘mano y brazo’ y nogá, ‘pie y pierna’.
Existen múltiples maneras de partir un todo. En una lengua como el inglés se distingue
entre finger ‘dedo del pie’ y toe ‘dedo de la mano’, También se puede o no hacer
distinción entre la parte exterior/interior de un órgano: el español tiene dos términos,
oído y oreja, donde el inglés tiene sólo uno, ear. Ejemplos de partes son: partes del
cuerpo humano:‘ojo’, ‘cara’, ‘tobillo’; partes del cuerpo de seres animados: ‘pluma’,
‘cola’, ‘pico’, ‘morro’, ‘trompa’; partes del de plantas/seres inanimados: ‘corteza’,
‘hoja’, ‘rama’, ‘raíz’; partes de artefactos: coche (rueda, volante, retrovisor); casa
(ventana, puertas, habitación, cocina); cocina (frigorífico, horno, lavavajillas); partes de
vestimenta y ropa: ‘mangas’, ‘cuellos’, ‘botones’, ‘bolsillos’.
306
Juan de Dios Luque Durán
3) Conjuntos: Una manera usual de lexicalizar los realia es agrupando seres y objetos.
Algunas agrupaciones son claramente denominación de conjuntos y otras sirven como
lexemas casi superordinados o hiperónimos. Así hablamos de ‘muebles’, ‘cacharros’,
‘herramientas’ y también hablamos de ‘un cacharro’, ‘una herramienta’, ‘un mueble’, etc.
Esta singularización indica que en cierta medida son hiperónimos. Caso distinto es el de
enseres que designa tanto a utensilios, muebles o instrumentos que no tienen singular,
es decir, no existe un *enser. El número en los conjuntos se indica con aproximación
salvo en el caso de palabras como trío, cuarteto, quinteto, sexteto, etc. En algunas
lenguas como el inglés existe un completo sistema de designaciones para grupos de
animales: bale (de tortugas), bed (de serpientes), bevy (de codornices), bouquet (de
faisanes en vuelo), brood (de pollos), cete (de tejones), charm (de pinzones), clowder
(de gatos), confusion (de pintadas), covert (de fochas), covey (de perdices, faisanes o
codornices en el suelo), drove (de animales en movimiento como ovejas, cerdos,
bueyes), exaltation (de alondras), flight (de pájaros e insectos), flock (de pájaros u
ovejas), gaggle (de gansos), gam (de ballenas), gang (de alces), herd (grupo de
animales, de ganado y de elefantes), hive (de abejas), host (de gorriones), husk (de
liebres), kennel (de perros), knot (de sapos), labor (de topos), leap (de leopardos), litter
(de cachorros), murmuration (de estorninos), muster (de pavos reales), nest (de conejos,
avispas, víboras), pace (de asnos), pack (de animales salvajes tales como perros o lobos;
también de urogallos), parliament (de búhos), plague (de langostas), pod (de focas o
ballenas), pride (de leones o de pavos reales), sault (grupo de leones), school (de peces),
shoal (de peces, especialmente de lubinas), shrewdness (de simios), skein (de gansos en
vuelo), skulk (de zorros), sloth (de osos), swarm (de insectos, especialmente abejas),
team (de patos en vuelo, de bueyes o de caballos), trace (de conejos), troop (de monos),
watch (de ruiseñores). En general las lenguas distinguen entre grupos de personas, de
animales y de cosas (aunque algunos lexemas que designan grupos designan tanto
animales como personas, p.ej. ‘hatajo’). Así en español existen denominaciones para
grupos humanos: ‘gente’, ‘tropa’, ‘familia’, ‘patrulla’, ‘cofradía’, ‘banda’,
‘congregación’, ‘peña’, ‘conjunto musical’, ‘rondalla’, ‘pandilla’, ‘panda’, ‘cuadrilla’,
‘camarilla’, ‘partida (de bandoleros)’, ‘equipo’, ‘caterva’, ‘círculo’, ‘pelotón’, ‘sección’;
grupos de animales: ‘rebaño’, ‘enjambre’, ‘bandada’, ‘marabunta’, ‘manada’, ‘recua’,
‘potrada’, ‘piara’, ‘hatajo’, ‘yeguada’, ‘ganado’, ‘vacada’; grupos de cosas: ‘montón’,
‘colección’, ‘pila’, ‘rima’, ‘fajo’ (de billetes), ‘hilera’ , ‘ramo’, ‘vecindario’, ‘hornada’,
‘mazo’ (de cartas), ‘ciclo’ (de películas), ‘tanda’ (de latigazos). Algunos colectivos
significan conjuntos como ‘osamenta’, ‘hojarasca’, ‘morralla’ (pescado menudo y
multitud de gente despreciable), etc.
4) M asas y sustancias. Determinados realia, debido a su propia constitución, se
caracterizan por no tener una clara delimitación o forma específica por lo cual resulta
difícil aislarlos y contarlos. Así ‘mantequilla’, ‘gasolina’, ‘agua’, ‘café’, ‘tabaco’,
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
307
‘carbón’, ‘leche’, ‘arena’, etc. Entre estos hay elementos básicos como ‘aire’, ‘agua’;
agregados como ‘polvo’, ‘polvareda’, ‘humareda’; conjuntos como ‘cabellera’,
‘melena’, ‘pelambrera’; sustancias compactas ‘miel’; productos naturales como ‘oro’,
‘plata’, ‘cal’, ‘yeso’, ‘azufre’; alimentos y bebidas: ‘té’, ‘azúcar’, ‘harina’, etc. Las
divisiones entre lo que es una realidad imprecisa y lo que es una realidad concreta
resultan a veces difícil de establecer ya que la misma materia se presenta unas veces de
forma ilimitada y otras con contornos más limitados: cf. pan/ un pan; café/ un café;
madera/ una madera; piedra/ una piedra, etc. Determinados realia se caracterizan por su
no-forma o si se prefiere por su forma proteica ya que pueden aparecer con distintas
formas. Este hecho se debe a su especial consistencia intermedia entre los sólidos y los
líquidos. En español existen palabras que designan masas o sustancias naturales como
‘barro’, ‘plasta’, ‘pella’, y otras artificiales como ‘masilla’, ‘argamasa’. Algunas de las
masas tienen carácter culinario como ‘gachas’, ‘puche’, etc.
5) Combinados y agregados. Los humanos constantemente interactúan con distintos
realia y el resultado de esta interactuación es que son compuestos, elaboraciones o
metamorfosis de otros realia. Las relaciones de meronimia se han de completar con otras
relaciones como son las de composición, elaboración y metamorfosis. Existen realidades
compuestas que son el resultado estandarizado de la combinación de otras realidades.
Así, p.ej, una ‘maceta’ es el resultado de la unión de un tiesto, tierra y una planta. La
maceta puede ser vista como un combinado o bien como un holónimo compuesto de
merónimos. Actividades como la cocina o la elaboración de artefactos producen una gran
cantidad de entes en los cuales cognitivamente los hablantes reconocen los ingredientes
originales, aunque transformados. Así ‘mole’ es una palabra americana utilizada para
designar el ‘puré de una fruta u hoja’. En español el más conocido es el guacamole. En
la cocina existen ‘ensaladas’, ‘ensaladillas’, ‘revueltos’, ‘pucheros’, ‘fabada’, ‘cocido’,
‘paella’,‘mariscada’, ‘fritada’, ‘parrillada’. Mediante la elaboración ciertos realia se
transforman. Las patatas o los guisantes se hacen puré, las frutas se hacen compota, el
barro se transforma en vasijas, tejas, ladrillos, etc. Existe sin embargo una línea de
contigüidad cognitiva entre el realia original y el realia producto de la transformación
y de igual manera puede decirse que entre semillas y plantas o entre huevos y pájaros,
el hablante puede restablecer el vínculo de origen o realidad desarrollada.
6) Formas. El español tiene distintos términos para designar formas precisas como
anillo, triángulo, cilindro, cono, cubo, círculo, donut, toro, circunferencia, elipse, globo,
hélice, plano, estrella, espiral, esfera, bifurcación, curva, cresta; y formas imprecisas
como bulto, rollo, fardo, paquete, lío, petate, ovillo, revoltijo, maraña, abultamiento,
promontorio, saliente, hato, protuberancia, hinchazón, hueco, hoyo, oquedad,
concavidad, grieta, abertura, rendija, etc. El inglés tiene formas como stack (montón
308
Juan de Dios Luque Durán
ordenado de lados verticales compuesto de cosas del mismo tipo), bulk (mole, algo
grande, voluminoso y pesado). También se usa para la mayor parte de algo, p.ej. el
grueso del ejército). En general, en lenguas como el español o el inglés las formas son
siempre estáticas, es decir, no existe una palabra para designar un concepto como ‘forma
cilíndrica alargada cimbreante’, que sin embargo se encuentra en muchas lenguas del
mundo. En las lenguas con clasificadores uno de los criterios para establecer la
clasificación de los objetos es la forma. Así p.ej. en haida (Lawrence, 1977), skáa(objeto esférico), hlk’u- (fardo), hlgi- (formas de objetos sólido y cilíndrico), k’u(formas de objetos como varas y postes), t’áw- (objeto ancho), sga- (objetos que son
largos, delgados y flexibles), hlk’a- (objeto con muchas puntas), hlga- (objeto con
protuberancias), hlk’uhl- (objeto con partes flexibles), ga- (objeto sólido y plano), gu(objeto sólido y convexo), tl’a- (objeto delgado y plano), etc. Ontológicamente las
formas pertenecen más a los avatares pudiendo incluirse entre las cualidades. Según esto
no existiría el triángulo sino objetos triangulares. El pensamiento abstracto sin embargo
hipostasia algunas formas como realidades existentes por sí solas.
7) Ciclos. Los ciclos son dominios que se repiten en el tiempo, como mañana-tardenoche; primavera-verano-otoño- invierno; también los días de la semana y los meses
representan ciclos artificiales. El inglés conceptualiza el ciclo del día de manera
diferente al español ya que tiene morning-afternoon-evening-night. En italiano
igualmente el día se divide en cuatro fases más o menos coincidentes con las del inglés:
mattina- pomeriggio- sera- notte. Se pueden considerar también como ciclos o al menos
etapas las fases de la vida. Así, niñez, juventud, madurez, ancianidad. Determinadas
lenguas sobreimponen una dimensión lineal a los ciclos. La cultura europea o china
tienen una idea del tiempo como un avance indefinido en una dirección. Otras culturas
como las de M esoamérica tienen una visión cíclica según la cual hay un continuo retorno
en los ciclos que comienzan y se terminan. P. ej. el mundo azteca estaba organizado
según estas creencias de grandes ciclos que duraban unos cincuenta o setenta años.
W horf dijo (1956:139) que el inglés trata ‘día’ como un nombre contable pluralizable,
mientras que el hablante del hopi lo utiliza como un nombre no pluralizable, lo cual
sugiere que los días no son acumulables puesto que el día es siempre el mismo. Ciertas
sociedades tienen culturalmente una visión del tiempo cíclica pero la conceptualización
del mismo es lineal en todas las lenguas. Malotki (1983) demostró, por otro lado, que
la interpretación de W horf sobre el hopi es equivocada.
7.4) Tipología de las ‘cualidades’ o propiedades.
Las cualidades o propiedades son realia con características ontológicas especiales.
Givón (1984: 55-82) propuso para los realia del mundo un eje de estabilidad/
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
309
inestabilidad temporal que al fragmentarse produce dos clases mayores de palabras, los
nombres y los verbos; los nombres, que denotan en general entidades, son los más
estables; en el otro extremo los verbos, que en su mayoría representan estados, sucesos
o acciones. Las cualidades representadas por la clase de los adjetivos se encuentran
ubicadas entre estos dos extremos. En las lenguas en las que existen adjetivos estos
designan realia que son menos estables temporalmente que los sustantivos, aunque más
estables que los verbos (§ 10.3). Lo que llamamos cualidades o propiedades en realidad
representan una franja del espectro de avatares más o menos dinámicos o más o menos
estáticos de los entes. Por esta razón existen diferentes organizaciones clasales del
espectro y en muchas lenguas el espacio de los adjetivos queda repartido entre verbos
y sustantivos.
Ontológicamente las cualidades se presentan a menudo como continuos, unos con
inflexión y otros sin inflexión. Temperatura, color, sabor, olor, distancia, dimensiones
(tamaño, anchura, altura, longitud), etc. son tipos de continuos. Existen otros continuos
como el tiempo que se organizan mediante morfemas verbales-temporales o mediante
adverbios temporales, o el espacio deíctico que se organiza mediante pronombres
deícticos. Aunque cualquier agrupación semántica de los adjetivos es insuficiente y
necesariamente habrá solapación en la pertenencia de ciertos adjetivos a dos o más de
los grupos propuestos, una organización de los adjetivos según su semántica ayuda a
comprender su naturaleza y propiedades. Algunas de las propiedades lexicalizadas
mediante adjetivos son: color: blanco, rojo, amarillo, verde, azul, naranja, verdoso;
m edida (espacial): pequeño, grande, mediano; propiedades relacionadas con el tiem po:
nuevo, viejo; propiedades físicas: plano, curvo; locación: horizontal, lejano, cercano,
céntrico, próximo; estados: duro, blando, tierno, crudo, verde, m aduro, húmedo,
arrugado, seco, resbaladizo, deslizante, roto, áspero, suave; estados am bientales y
tem peratura frío, caliente, tibio, caluroso, seco, lluvioso, nublado, fresco; dim ensiones:
alto, bajo, largo, corto, estrecho, enorme, pequeño, grande; gusto: salado, amargo,
ácido, dulce agradable, delicioso, exquisito, sabroso, desagradable, repulsivo,
asqueroso, repugnante; edad: joven, juvenil, moderno, senil, viejo, ga-ga, gatoso;
defectos físicos: calvo, tuerto, chato, patizambo, narigudo, ciego, bizco, cojo, manco,
jorobado, inválido, impotente, sordo, mudo; salud: sano, vigoroso, robusto; apariencia
física: gordo, delgado, escuálido, pálido, demacrado, alto; estados emocionales:
airado, asustado, avergonzado, preocupado, furioso, entristecido, enojado,
decepcionado, encolerizado, enamorado, feliz; carácter: antipático, desagradable,
simpático, melancólico, cariñoso, atento, encantador, abúlico, flemático, apático,
indolente, nervioso, violento; estéticas: bello, feo, elegante, gracioso, armónico, bello,
magnífico, refinado, seductor, sublime, abominable, monstruoso; fuerza y habilidad:
activo, ágil, dinámico, enérgico, fuerte, emprendedor, rápido, resistente, robusto,
sólido, frágil, débil; notoriedad y fama: conocido, célebre, ilustre, glorioso,
renombrado, desconocido, oscuro, infame, importante, capital, insignificante, etc.
310
Juan de Dios Luque Durán
La clasificación de los adjetivos ha de tener en cuenta no sólo los grupos temáticos
sino también distinciones como la mayor o menor permanencia del adjetivo. Hay
adjetivos que expresan cualidades permanentes (como árido, femenino) o variables
(seco, mojado, maduro) y permanentes y variables a la vez (azul, corto: Su camisa está
azul/El cielo está azul; La falda es corta/La falda está corta). El adjetivo de por sí a
veces sólo expresa una cualidad que en algunos entes es permanente y en otros variable.
‘Verde’ es permanente en la malaquita y variable en la fruta. Por otra parte el eje de
estabilidad/ inestabilidad temporal se ha de conjugar con un baremo en el que se tenga
en cuenta la mayor o menor dinamicidad de las características lexicalizadas. Un lexema
está más cerca de los verbos no solamente porque sea inestable en el tiempo sino
también porque designe una cualidad activa y dinámica. Existen adjetivos estáticos
como blanco, largo, frío y existen adjetivos dinámicos como lento o rápido. Estos
adjetivos tienen una naturaleza cercana a la adverbial. De ahí el paralelismo entre
marcha rápida y marchar rápidamente. Los siguientes ejemplos muestran equivalencias
ontológicas entre expresiones adjetivas y expresiones verbales:
-Juan
-Juan
-Juan
-Juan
-Juan
trabaja mucho= Juan es trabajador.
vacila= Juan es/está vacilante, está vacilando.
bebe= Juan es bebedor.
holgazanea, gandulea= Juan es holgazán, gandul.
divierte a todos= Juan es divertido.
En otros casos aunque no exista el verbo correspondiente, el adjetivo tiene un valor
verbal interno que se muestra en la posibilidad de tener complementos. Así ‘Juan fue
muy amable con los invitados’ se ha de entender como una acción o actividad más que
como una cualidad general, a menos que se entienda que esta cualidad general ha sido
ejercida durante un periodo de tiempo determinado.
7.5) Las ‘relaciones’ y sus diferentes lexicalizaciones.
Las relaciones son ontológicamente diferentes a otras partes de la oración o clases
de palabras. Mientras que las entidades se pueden aislar visualmente, manipular,
objetivar, circunscribir, etc., y los eventos son fenómenos que en muchos casos se
representan mediante movimientos actitudes gestos, efectos y resultados perceptibles,
las relaciones forman hilos invisibles que conectan entre sí las entidades o bien las
entidades con eventos o con cualidades. La mente humana establece relaciones como la
identificación (Este bolso es el tuyo); clasificación (Fido es un perro); atribución (El
sol es rojo); nominación (Se llama Fido), com paración (ser mayor que, ser igual que,
superar a). Las relaciones que existen en la sociedad y en la naturaleza son múltiples.
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
311
Una persona se relaciona con las demás por relaciones de parentesco (es hijo, sobrino,
hermano, etc. de otras personas) o por otras relaciones estandarizadas. Así una persona
puede ser condiscípulo, ayudante, amante, vecino, cofrade, testigo, empleado,
presidente, feligrés, etc. de otro. Objetivamente las cosas también tienen entre sí multitud
de relaciones. Existen relaciones partitivas (el pedal de la bicicleta), de representación
(un cuadro de la Virgen), de propiedad (el chalet de mis suegros), de autoría (la
autobiografía de Cellini), de m ateria (vaso de cristal), de transform ación (el ladrillo es
barro cocido), etc. El conocimiento humano se desarrolla conforme se detectan y
tipifican algunas de las múltiples relaciones que al parecer existen o pueden establecerse
entre las realidades del mundo. El pensamiento lógico, filosófico, matemático se articula
alrededor de relaciones bien definidas como correlación, contrariedad, privación,
contradicción, inclusión, reciprocidad, etc. Los lenguajes naturales no llegan a tener
instrumentos ad hoc para expresar tantas relaciones aunque las muchas relaciones que
tipifican y expresan lo hacen mediante casos, preposiciones, nombres, verbos, fórmulas
y frases relacionales (x es menor que y; x se parece a y; x trata del tema y, etc.).
Dos diseños de relaciones típicas son la trama y el escalafón. La estructura del
escalafón es relativamente simple. En un escalafón un conjunto de palabras se
encuentran ligadas por algún tipo de relaciones de rango (el escalafón se diferencia de
la partonimia o taxonomía en que no permite la posibilidad de dos términos en el mismo
nivel). Así, p.ej., los títulos militares (cabo, sargento, brigada, teniente, comandante,
coronel, etc.), cargos eclesiásticos (sacerdote, obispo, arzobispo, cardenal, etc.),
escalafones burocráticos, jerarquías profesionales, etc. La trama presenta una
estructura más compleja. Un ejemplo de trama es la terminología del parentesco que está
estructurada a partir de relaciones tipo casado/a, padre/madre de, mayor que, etc. La
trama presenta una forma arbórea y reticular y puede llegar a ser en algunas sociedades
extraordinariamente ramificada e interconectada. Dentro de una trama las personas se
deben a la posición que ocupan dentro del organigrama general y su actitud y sus
acciones en gran medida dependerán de este hecho (Fillmore, 1978: 164; Keesing, 1975;
Harris, 1990).
En una lengua como el español las relaciones de parentesco suelen ser lexicalizadas
nominalmente: padre, madrina, esposa. Cuando se emplean verbos como ‘casarse’,
‘apadrinar’, estos se refieren solamente al suceso del tránsito, es decir, el momento en
que una relación comienza a tener entidad. Sin embargo en otras lenguas las
designaciones de parientes utilizan expresiones cuasi-verbales. En mayali (Evans 2000:
141):
312
Juan de Dios Luque Durán
Expresión cuasi-verbal
Significado literal
Término nominal
correpondiente
ngan-bornang ‘mi padre’
’Él vio mi espíritu en un
sueño de concepción’
ngabbard ‘padre’
ngan-yawmey ‘mi madre’
’Ella me concibió’
karrard ‘madre’
bene-danginj ‘dos
hermanos’
‘Ellos dos nacieron’
yabok ‘hermana’, dardda
‘hermano pequeño’, etc.
nganih-yo ‘mi mujer/
marido ‘
’Nosotros dos dormimos’
kakkali ‘cónyuge’
nganihnarren ‘mi
amante’
‘Nosotros nos miramos el
uno al otro’
mararradj ‘amante’
ngun im odjarrkdorrinj
‘vosotros dos, primos
hermanos cruzados (hijos
de la hermana del padre o
del hermano de la
madre)’
‘Vosotros dos os rozáis la
nariz’
[se aplica a una variedad de
tipos de parentesco, ales como
kanjok ‘primos cruzados’, a
los que se les aplican otros
términos de parentesco]
kabidoybun ‘su suegro’
‘Él da a él su hija’
kangkinj ‘suegro’
7.6) Patrones generales de conceptualización: operaciones lexicadoras.
La lexicalización se realiza mediante diferentes operaciones agrupadoras y
simplificadoras. Estas operaciones se relacionan con la resolución de problemas con
múltiples exigencias. Las exigencias más importantes son:
A) Fidelidad a la estructura del mundo.
B) Representatividad. Los arquetipos fijados deben de ser representativos de todos los
realia más usuales y frecuentes en cada dominio.
C) Economía de inventario. Ninguna lengua soporta un número demasiado elevado de
lexemas ya que éstos constituyen un gasto y una carga.
Las maneras que tienen las lenguas de conjugar todas estas exigencias dispares son
diversas. Mediante la simetría se refleja formalmente una relación que existe en la
naturaleza. Mediante la polarización se da cuenta de un continuo fijando léxicamente
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
313
sus extremos, mediante la escalarización se da cuenta de un continuo segmentándolo
en trozos representativos, etc.
1) Simetría. Una simetría se traza sobre líneas de fractura ontológicas bien definidas.
Las líneas de fractura son diferencias ontológicas que tienen un reflejo sistemático en el
lenguaje, bien sea en la gramática y/o en el léxico. Cuando un grupo de palabras tiene
un rasgo en común se distinguen las unas de las otras mediante rasgos, siempre que cada
uno de ellos discrimine a más de un par de palabras. La distinción entre hombre y mujer
es paradigmática porque el rasgo distintivo también aparece en la distinción entre
chico/chica, caballo/yegua, toro/vaca, etc. El rasgo que distingue caballo/potro es
paradigmática porque también aparece en hombre/niño, vaca/ternera, etc. Un interés
adicional de la dimensión paradigmática como estructuradora del léxico es que en
algunas lenguas puede reflejarse un estadio analítico de dicha combinatoria de rasgos.
Así, en bakweri, una lengua bantú, el chico es ‘hombre-niño’, la chica es ‘mujer-niño’,
el cachorro es ‘perro-niño’, etc. Otras simetrías son: singular/plural y presente/pasado.
Existe una diferencia entre simetría natural y simetría lingüística. El lenguaje no tiene
como cometido reproducir fielmente la realidad sino sólo comunicar sobre la realidad,
es decir, sobre aquellos aspectos que resulten más interesantes. El interés en el lenguaje
se marca en una gradación de medios de expresión. Se expresan lexémicamente aquellas
distinciones de gran importancia (toro/vaca). Morfológicamente se expresan las
distinciones significativas (perro/perra) y no se distingue en aquellos casos en que la
distinción es irrelevante (águila/ratón/rata). Además el lenguaje, por distintas razones
que remontan a concepciones míticas establece simetrías artificiales (la mesa/el cuadro)
que no tienen paralelo en la realidad.
2) Polarización: continuos polarizables. La negación y la imagen especular son
constantes en la conceptualización del universo. Muchas dimensiones se ven polarizadas
con un término marcando cada extremo: alto/bajo; ancho/estrecho. Algunas dimensiones
se parten en tres: los extremos y el medio (frío- tibio- caliente). Cuando un continuo se
ha dividido en una serie de bandas no es posible aplicar la negación. Así p.ej. en los
colores no se puede decir *inamarillo, *inverde, *inrojo y sería poco probable que una
lengua tuviera *desrojecer, *desverdecer, etc., aunque representarían procesos que
existen en la realidad (existe palidecer, que es perder color rosado). Muchas lenguas
utilizan la negación para formar nociones como ‘no bueno’, ‘no feliz’ (infeliz), ‘no
bonito’, etc. Sin embargo no existen formaciones como ‘no malo’, ‘no triste’ o ‘no feo’,
lo cual indica que el término positivo es dominante cognitivamente.
3) Escalarización y fragmentación: continuos fragmentables. Existen continuos
ontológicos, como p.ej. el espacio y el tiempo, que la lengua organiza y secciona
mediante la deixis y el ‘tiempo’. Otras dimensiones son igualmente fragmentadas
314
Juan de Dios Luque Durán
artificialmente en porciones. Los sistemas de fragmentación pueden ser de muchos tipos:
uni-multiestratales (nivel bajo, nivel medio, nivel alto), uni-multidireccionales (directo,
hacia izquierda, hacia derecha), dobles, triples, cuádruples, etc.
4) Poliscopia. Se trata de un tipo de lexicalización que capta diferentes ‘tomas’ sobre
un mismo evento. Existen determinados dominios ontológicos conocidos como
encrucijadas. Una encrucijada es una zona ontológica, usualmente un evento con
muchos implicados, que se puede cruzar en diferentes direcciones o lo que es lo mismo
se puede plasmar lingüísticamente desde diferentes perspectivas. Determinadas áreas
ontológicas que reflejan actividades centrales en la cultura de una sociedad suelen
aparecer muy elaboradas lexémicamente. Cada lexema de este tipo indica porciones,
aspectos, enfoques de un todo conceptual o interaccional. Sintácticamente tales lexemas
complejos funcionan como un engrama en cuanto que son el plano o las instrucciones
mediante las cuales se coorganiza e implica un cierto número alto de actantes o
argumentos (participantes del evento) en una codisposición determinada). Así, lo que
podríamos definir como evento comercial o transacción económica, queda reflejado en
sus distintos aspectos, enfoques y perspectivas por signos como comprar, vender, pagar,
gastar, costar, cargar, etc. Otros signos como precio, dinero, cambio, etc., están
también más o menos implícitos en cada engrama. Todos estos están asociados en un
esquema conceptual y sus semánticas específicas responden al papel y a la porción de
protagonismo que asumen dentro de este esquema (§2.3.6).
7.7) Los ‘eventos’. ¿Qué es un posible verbo?
Una de las claves fundamentales de la lexicalización es las diferencias en la materia
prima ontológica sobre la que se configuran los signos. Por su propia naturaleza
ontológica, los realia dinámicos que llamamos eventos son más extensos en el espacio
y el tiempo que los entes y por tanto admiten más ‘ángulos’, ‘perspectivas’ y ‘cortes de
secuencia’, etc. en su conceptualización y también están más intervinculados con unos
participantes prototípicos. Además de esto los eventos presentan dimensiones o
accidentes propios que derivan de su propia naturaleza. Los eventos, precisamente
porque no son estables, existen y dejan de existir en el continuo tiempo. Los entes, es
decir, las personas, los objetos son menos sensibles al paso tiempo ya que ocupan una
extensión de tiempo lo suficientemente grande como para no merecer marcas temporales.
Aparte del tiempo existe una característica posible en la referenciación de los realia que
grosso modo se podría designar como evaluación subjetiva. Al referirse a los entes un
hablante puede mostrar su desdén, su desprecio, etc. Así existen los despectivos
morfológicos y léxicos (libro: librillo, librote, tocho, ladrillo, mazacote, etc.). La
evaluación subjetiva de los entes sin embargo no puede afectar seriamente a su
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
315
existencia real. Ninguna lengua lexicaliza o gramaticaliza la diferencia entre un libro real
y un libro hipotético (*liber-turus). Si los entes se caracterizan por algo es por la
realidad de su existencia y su permanencia 121. No ocurre lo mismo con los eventos. La
propia rapidez con la que ocurren y cambian los hacen susceptibles desde la perspectiva
humana de ocurrir y no ocurrir. Resulta poco útil (aunque no imposible) pensar en una
‘montaña’, una ‘casa’ o incluso en un ‘pariente’ como susceptible de existir o no en el
presente, en el pasado o en el futuro, porque montañas y casa e incluso la mayoría de las
relaciones de parentesco son permanentes. Resulta también trabajo baldío expresar
deseos o hipótesis de existencia o inexistencia sobre realidades inmovibles (‘una que no
deberá ser montaña’, ‘una que no debió ser casa’). Por el contrario es bastante razonable
desear o pensar que un pariente llegue a hacer una visita o bien que no la haga. Las
lenguas expresan esta virtualidad de los eventos y otros matices relacionados mediante
el tiempo y el modo.
m
La lexicalización del evento se realiza en las distintas lenguas acumulando ciertos
tipos de informaciones y despojándose de otras. Así p.ej. una de las características o
accidentes del verbo es el modo. Con este término se designa una amplia variedad de
funciones lingüísticas relacionadas con la perspectiva particular que el hablante elige
para exponer los hechos. Así existen modos relacionados con la fuerza ilocutoria como
son el imperativo, optativo, prohibitivo, interrogativo, etc. Otras variedades tienen que
ver con la realidad o verdad de lo expuesto, como el subjuntivo, el dubitativo, el
potencial y el condicional. En la alquimia semántica de las lenguas se pueden crear
multitud de modos que mezclan diversos ingredientes. Así en muchas lenguas existen
imperativos que tienen mayor o menor grado de suavidad o de cortesía. En yakuto
(Krueger, 1962:144) junto a modos como el imperativo negativo o el condicional existe
el modo temeroso que es un modo que expresa miedo y que se traduce por frases como
‘si eso no ocurriera’, ‘me asusta que eso ocurra’, ‘me temo que’, etc.
Accidentes como el modo o el tiempo se expresan mediante morfemas ad hoc, es
decir, mediante medios morfológicos (preferentemente flexivos). No existe ninguna
lengua que exprese diferencias de tiempo o de modo mediante lexicalizaciones
diferentes, es decir, no existe ninguna lengua donde p.ej. el tiempo presente del verbo
‘comer’ se dijera tarak (yo como), en pasado wimituni (yo comí), en futuro bashabati
21) Existen naturalmente diferencias entre la permanencia de los entes. Una casa en nuestra cultura es
permanente, por eso no existe el verbo ‘casear’ (montar una casa) pero un vivac es algo provisional por lo que
existe vivaquear. Nombre y verbo designan realidades similares. En algunas lenguas esquimales iglú tiene un
carácter verbal por la costumbre de hacer un iglú para un día o para pocos días, especialmente cuando se va
de caza. En nootka, según el ejemplo tan citado de Whorf, ‘casa’ posee inflexión de tiempo y duración, de
modo que los sufijos de la palabra para ‘casa’ le confieren un significado de casa de larga duración, de casa
temporal, de casa que ha de ser utilizada, de lo que empieza a hacer una casa, etc.
316
Juan de Dios Luque Durán
(yo comeré) (§ 5.5). Sin embargo otros accidentes, circunstancias, componentes, etc. del
verbo como el aspecto, la manera o modalidad, la reversatividad, la inversión, la
trayectoria, etc. sí son a menudo lexicalizados en muchas lenguas. Esta diferencia ha de
ser investigada puesto que si las lenguas no lexicalizan el modo o el tiempo y sí lo hacen
con otros accidentes, ello presupone la existencia de diferencias ontológicas y cognitivas
importantes.
Los verbos, debido su centralidad y a su función amalgamadora de los elementos
de la oración, constituyen la categoría léxica más importante de una lengua (aunque no
en número, pues los sustantivos son mucho más numerosos en lenguas como el inglés
o el español, aunque lo contrario ocurre en lenguas como el navajo o el kalispel). Los
verbos son también la categoría léxica más compleja y por ello llevar a cabo la
descripción o representación semántica de un verbo presenta especial dificultad en
cualquier modelo de semántica léxica. El estudio del significado de los verbos exige,
además de analizarlos por su contenido semántico propio, analizarlos también como
engramas conformadores de una red semántica de relaciones.
Existen diferencias en los procesos que llevan a la formación de los lexemas
nominales y los lexemas verbales. Ontológicamente ciertos realia dinámicos pueden ser
desglosados y lexicalizados en un lexema verbal y además en una serie de implicados
o participantes (seres animados o entidades). La captación natural de los seres humanos
de un evento no subsume como tales a los participantes. Es decir, mientras que un ente
natural como ‘manzana’ incluye accidentes como el color y el tamaño de la misma
(accidentes que son desglosados en la lexicalización), un evento como ‘niño comiendo
una manzana’ no se capta como ‘comer’ con niño y manzana incluidos. La mente
humana tiene una capacidad discriminadora innata, por esta razón no cabe afirmar que
mediante el lenguaje ‘niño’ y ‘manzana’ se desglosan de ‘comer’. El proceso es más
complejo. La mente capta junto a la acción prototípica una serie de participantes
prototípicos que están más o menos cercanos o periféricos a la acción. Al lexicalizar los
verbos, estos participantes prototípicos quedan cognitivamente vinculados y en algunos
casos obligatoriamente vinculados al lexema verbal. Esta red de vínculos
predeterminados es el engrama. El verbo es un engrama entendiendo por tal el plano
o guía que permite al oyente cointegrar adecuadamente las piezas del enunciado, es
decir, todos los co-participantes del evento. Existen opiniones que afirman que el verbo
es sólo el organizador de la estructura lingüística, no de la cognitiva. En realidad el
verbo influye en la estructura cognitiva aunque no la determina. El verbo además puede
incluir un número diverso de pormenores del evento tales como modalidad o manera
del evento, localización, intencionalidad/ no intencionalidad, trayectoria, resultado
definido o no definido, etc.
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
317
Como se ha indicado, los verbos, por su propia naturaleza, presentan problemas de
conceptualización mayores que los sustantivos. Los verbos representan encuadres,
segmentos, fases y englobes de secuencias dentro del difícilmente aislable y delimitable
torbellino de causas y efectos. La individuación no se hace de manera natural ya que en
la cadena causal de los eventos, aislar secuencias o segmentos largos requiere decisiones
cognitivas. Según Croft (1991:261-271) un simple evento comprende, entre otras, las
siguientes propiedades:
A) Los eventos son segmentos de la red causal.
B) Los eventos implican a individuos que actúan sobre otros individuos (transferencia
de fuerza).
C) La transmisión de fuerza es asimétrica.
La cadena de eventos usuales en la vida humana p.ej. ‘se despertó, se levantó, se
desvistió, se lavó, se afeitó, se vistió, desayunó, salió, etc.’, es segmentada en tramos
prototípicos. En realidad cada tramo de la secuencia podría analizarse a su vez con grano
más pequeño. El ‘despertar’ podría expresarse mediante ‘la llegada de la
semiconsciencia, abrir los ojos, la toma de conciencia de la propia identidad, del sitio
y la hora, etc.’, asimismo podría matizarse ‘ponerse la camisa, la chaqueta, la corbata’.
Los verbos españoles en este caso no son ni demasiado genéricos, es decir, un solo verbo
no cubre p.ej. las fases ‘despertarse, levantarse, vestirse’, ni tampoco son demasiado
detallistas: ‘se lavó’ vale por una serie de actividades diferentes. Varios tramos podrían
englobarse bajo un mismo verbo (adecentarse, prepararse, etc.). En español se dice ‘me
desperté, me arreglé y me fui al trabajo’, donde ‘arreglarse’ indica probablemente
‘lavarse, afeitarse y vestirse’. Grosso modo la segmentación en tramos corresponde a
discontinuidades objetivas. H ay una discontinuidad objetiva entre ‘dormir’ y
‘despertarse’, entre ‘estar despierto (y acostado)’ y ‘levantarse’, etc. En otros casos la
lengua española puede ser extremadamente abarcadora. Así decimos ‘viajé en tren a
Madrid’, sin pormenorizar las fases del largo evento secuencial (llegar a estación,
comprar el billete, subir al tren, encontrar el compartimento, sentarse, etc.). En realidad,
verbos como ‘viajar’, ‘ir’ no es que abarquen muchas fases de un largo evento,
simplemente informan sobre un objetivo final e importante. El conocimiento del mundo
que tienen los hablantes ‘rellena’ mentalmente la información literal con las operaciones
usualmente necesarias para conseguir tal fin. Existen sin embargo diferencias entre las
lenguas en cuanto a la cantidad de fases de un proceso secuencial englobadas por un
lexema. El inglés fetch se puede traducir al español por ‘ir’, ‘buscar’ y ‘traer’ o bien sólo
por ‘buscar’ o por ‘traer’. Muchas lenguas por el contrario prefieren la estrategia serial
de acumular raíces verbales para expresar un evento. Así en chino:
pèngjian
zh ‘ngfú
‘encontrarse con’ [chocar + ver]
‘conquistar’ [atacar + someter]
318
Juan de Dios Luque Durán
Resultaría interesante determinar a través de un análisis translingüístico qué parte de la
realidad se capta, refleja y trocea mejor mediante los verbos seriales. Así p.ej., se puede
indagar las fases del movimiento dado que los movimientos están compuestos por
diversas secuencias. Unas lenguas prefieren expresar el conjunto mediante la suma de
distintos verbos y otras prefieren tener un nombre para la rutina completa. Ciertas
acciones cotidianas implican un movimiento de ida, una acción en el lugar de llegada y,
quizás también, un movimiento de vuelta. P.ej. en kalam , según Foley (1986) lo que en
inglés se diría I fetched firewood se expresa con la secuencia siguiente:
yad
am
mon
pk
d
ap
ay-p-yn
yo
ir
madera
golpear
mantener
venir
poner-PERF .1 SG
‘Yo fui y corté leña y la cogí y vine y la puse’
Otros ejemplos de verbos seriales en kalam son:
d
am
yok
tomar
ir
desplazar
‘desembarazarse de’
ñag
jw
yok
disparar
retirarse
desplazar
‘derrotar de forma aplastante (al enemigo)’
Grosso modo la serialidad puede definirse como ‘analiticidad’ o ‘expresión de los
eventos descompuestos en sus fases’. Aunque los verbos seriales paralelizan mejor las
fases y secuencias de un evento complejo, evidentemente son antieconómicos desde el
punto de vista comunicativo por su mayor longitud. Por esta razón muchas lenguas
prefieren tener prefabricadas (lexicalizadas) aquellas rutinas, simples o complejas, con
diversas fases de movimiento, etc. de las cuales se haga gran uso.
7.7.1) Tipología de los eventos.
Los verbos son clasificados, según una tradición que se remonta a Aristóteles, en
cuatro tipos básicos (Palmer, 1994); (Van Valin y La Polla, 1997:83-85); (Croft, 1991):
A) Situaciones: fenómenos estáticos que pueden implicar la ubicación de un participante
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
319
(La bicicleta está en el sótano); su estado o condición (Anselmo está enfermo), o bien
una experiencia interna (a Juan le gusta Alejandra).
B) Sucesos: fenómenos que parecen ocurrir instantáneamente p.ej. ‘un polvorín salta por
los aires’, ‘un jarrón de cerámica se rompe’, etc.
C) Procesos: fenómenos que implican cambio y ocurren a lo largo del tiempo. Así p.ej.
un cambio de lugar (Juan se ha trasladado a Madrid); un cambio de estado o condición
(los vestidos se secan, el agua se congela, la nieve se derrite); o una experiencia o
proceso interno de un participante (Juan aprendió sueco).
D) Acciones: fenómenos dinámicos en los cuales el participante hace algo, p.ej. cantar,
saltar, nadar, beber, comer, etc.
La clasificación de los eventos dinámicos en estos cuatro tipos es sólo metodológica.
Una clasificación con tres grupos o con cinco sería igualmente cuestionable. Los verbos
de una lengua representan fenómenos más o menos dinámicos, más o menos instantáneos
o duraderos por lo que su adscripción a uno de los cuatro tipos puede resultar dudosa.
Cada lengua conceptualiza fenómenos de manera diferente. En español decimos ‘estar
de pie’ (estado) frente a ‘caminar’ (acción); ‘casarse’ (proceso) frente a ‘estar casado’
(estado). ‘Vivir’ designa un fenómeno prolongado pero la lengua prefiere utilizar vivir
como habitar (‘vivo en Madrid’) o como disfrutar calidad de vida (‘vivo bien’) y para
la existencia viva utiliza ‘estar vivo’ (estado). Esto implica que hay una tendencia a
distinguir los fenómenos más dinámicos de los menos dinámicos. En muchas lenguas
tal distinción tiene una expresión formal. El coreano (Ramstedt, 1968:75) diferencia
entre verbos activos y verbos cualitativos (verbos de estado):
Verbos activos
il handa ‘está trabajando’
pone ‘ve’
kanne ‘paga’
kanda ‘va’
Verbos cualitativos
ak hada ‘es malo’
kh .i e ‘es grande’
kiphe ‘es profundo’
…ohe ‘es bueno’
Clasificación temática de los verbos.
Una clasificación temática de los verbos por somera que sea requiere una gran
cantidad de espacio (Levin, 1993). Resulta necesario sin embargo contrastar una
organización y clasificación propiamente lingüística de los verbos con una organización
temática para detectar aquellos hechos ontológicos que de manera recurrente se
correlacionan con características semánticas y funcionales. Una ligera idea de los
320
Juan de Dios Luque Durán
distintos tipos de verbos se obtiene en la muy simplificada lista temática siguiente:
1. Actividades humanas: actividad corporal: escupir, eructar, respirar, hipar,
estornudar, bostezar, roncar, suspirar, parir, amamantar, morder, pestañear, sudar,
sangrar, rechinar los dientes, crujir los dedos, chasquear la lengua, arrugar la frente,
cerrar los ojos; cuidado corporal y vestimenta: lavarse, peinarse, vestirse, afeitarse,
depilarse; movimientos del cuerpo: saltar, arrodillarse, transpirar, sudar, deslizarse,
marchar, caminar, andar, circular, reír, sonreír, gemir; nutrición e ingestión: comer,
beber, mascar, lamer, tragar, devorar, fumar, cenar, merendar; actividades sensoriales
y perceptivas: ver, oler, oír; emoción: desear; conocimiento y creencia: conocer;
actividades del habla: argumentar, disertar, polemizar, dialogar, discutir, hablar.
2. Actividades animales: movimientos del cuerpo: volar, trotar, galopar, picar;
actividades de la voz: ladrar, balar, croar, mugir, rugir, relinchar, graznar, gorjear,
piar, cloquear, gluglutear, cacarear, arrullar, maullar, ronronear, rebuznar, barritar.
3. Acciones inanimadas: verbos que se relacionan con ruidos: crepitar, explotar,
detonar; verbos que se relacionan con la luz: brillar, resplandecer, lucir, titilar; verbos
que designan movimientos: barcos: anclar, virar, zarpar; mar: subir (la marea),
encresparse, rizarse; agua: gotea, hierve; bebida: fermenta; motor: vibra, ruge; avión:
despega, aterriza, vuela.
4. Interacción con el entorno y trabajos en general: plantar, sembrar, segar,
vendimiar, injertar, cosechar, roturar, trillar, cavar, forjar, construir, serrar, limar.
5. M anipulación, transferencia, creación y transformación: colocar, poner, instalar,
ubicar, situar, arreglar, montar, estrujar, atar, retorcer, rellenar, pintar, doblar, lavar,
frotar, quemar, romper, destruir, construir, edificar.
6. Actividades relacionadas con el lenguaje: escribir, pronunciar, denunciar,
componer, interpretar, traducir, enseñar.
8. Estados de la mente: alegrarse, impacientarse, tranquilizarse, acobardarse,
sorprenderse, compadecerse, asustarse.
9. Cambio de estado: enfriarse, calentarse, envejecer, madurar, pudrirse, evaporarse,
solidificarse, congelarse, crecer, enfermar, morir, curarse.
10. Actividad humanas y sociales: bailar, perdonar, casarse, licenciarse, doctorarse,
comprar, vender, legar, traspasar, alquilar, hipotecar.
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
321
7.7.2) La combinatoria sintáctica como principio económico. Del signo holístico a
la comunicación modular.
Suponiendo que la comunicación pre-humana comenzara con signos capaces de
transmitir ellos solos toda la información, resulta evidente que el esquema mínimo
proposicional aparecería con facilidad mediante la simple secuenciación de dos signos.
Pronto se haría funcionalmente evidente las ventajas de una modularidad del instrumento
comunicativo. Esta modularidad en gran medida procedería del reflejo del mundo y de
la manera de percibirlo además de la necesidad de comunicar sobre él de una manera
económica y efectiva. La comunicación no se hace con signos globales y autosuficientes,
como serían p.ej. las interjecciones (!Vale¡ = no necesito más azúcar, etc.), sino que se
hacen mediante módulos. Estos módulos suponen que la realidad ha sido descompuesta
y escindida en elementos nominales, verbales, adjetivales, etc. de tal manera que puedan
emitirse secuencialmente hacia los oyentes y estos (con la ayuda adicional de las
palabras gramaticales) puedan reconstruir los contenidos proposicionales de los
enunciados.
La modularidad del lenguaje ha sido comparada con la fraccionalidad del dinero.
Signos y dinero valen para trocar unas cosas por otras. Las cosas que se desean obtener,
bien sea económicamente o informativamente, son realidades completas y a menudo
indivisibles pero eso no implica que los instrumentos mediante los que se consiguen
hayan de ser necesariamente también indivisibles. El principio de poner en
correspondencia cada realidad transaccionada con una pieza exclusiva resulta
notablemente antieconómico. Esto se ha comprobado en economías que practican tal
principio. Los investigadores de distintos pueblos de Oceanía comprobaron al tomar
contacto con estas civilizaciones que entre ellos se usaban de manera general sistemas
monetarios basados en conchas, de los que se servían los indígenas, especialmente en
algunas regiones de la Melanesia. En alguna isla existía un tipo concreto de concha que
era intercambiable por un tipo concreto de mercancía, sin que tal ‘dinero’ pudiera
cambiarse por otro tipo de mercancía más que para el que estaba prescrito. Esta
característica antifuncional del dinero llamó la atención ya que el dinero se caracteriza
por la virtud permutacional de poder acceder a cualquier mercancía mediante la
acumulación necesaria del contravalor. El dinero vale por acumulación, no por
características intrínsecas de canjeabilidad. El dinero es, por definición, un instrumento
universal de cambio. La explicación de M. Richard Thurnwald (apud Lévy-Bruhl, 1960)
sirve para aclarar este hecho inusual. Los melanesios no tienen un concepto general de
cambio universal. Sus representaciones son más concretas. Los indígenas de las islas
Salomón, como sus vecinos, emplean sus conchas para hacer sus compras, pero estas
tienen siempre una especificación concreta. Su moneda sirve esencialmente para dos
tipos de fines principales: en primer lugar, para procurarse una mujer en matrimonio; y
322
Juan de Dios Luque Durán
en segundo lugar, para adquirir aliados para hacer la guerra o para pagar la
compensación de vida por los muertos, sea por muerte natural o por combate. La
moneda, entre estos indígenas, no sirve exactamente para fines económicos sino más
bien para el logro de ciertas funciones sociales. Cada moneda tiene asignado un valor
místico. Unas monedas sirven para propósitos concretos porque tienen una energía o un
poder especial. Los jefes atesoraban grandes cantidades de conchas para consolidar su
poder y también para estar preparados para casos especiales. En ciertas comunidades
también se pudo constatar que determinados objetos solamente podían intercambiarse
por otros objetos también determinados. Por ejemplo, una lanza a cambio de un
brazalete, frutas a cambio de tabaco, un cerdo a cambio de un cuchillo. La idea de
trueque es todavía una idea concreta, que carece del valor general abstracto, es decir,
carece del valor de aceptación universal que nosotros concedemos a la moneda. Un
paralelismo lejano se podía encontrar en el uso de las palabras. En determinadas
sociedades algunas palabras tienen un valor muy concreto y especial que los hablantes
sólo utilizan en ocasiones específicas. El lenguaje entre nosotros es un instrumento de
cambio prácticamente sin restricciones. A lo largo de la historia de los pueblos el
lenguaje, en lo que respecta a palabras específicas o incluso ciertos paradigmas
gramaticales, ha sido patrimonio exclusivo de un grupo social o de un uso específico,
cultural o religioso. Todas las lenguas del mundo son, sin embargo, fraccionales, es
decir, crean sus comunicaciones mediante la acumulación estructurada de elementos
lingüísticos. No existen lenguas con signos mayoritariamente holísticos, todas se basan
en un funcionamiento modular.
7.7.3) Simplicidad vs. complejidad semántico- sintáctica de los verbos. El evento y
los implicados en el mismo. Argumentos y roles.
La sintaxis es una particularidad de los lenguajes naturales que proviene de
determinadas características de la comunicación modular y del diseño de los signos. Una
característica importante del lenguaje humano es que es lineal y esta linealidad implica
la destrucción de la unidad ontológica de los referentes o de las nociones representadas
por los signos. Esto obliga al lenguaje a marcar y reponer la destrucción codisposicional
de los realia. Esto se hace mediante la reposición de vínculos (qué elemento va con qué
otro elemento en la oración y de qué manera) que se realiza por distintos medios, por
ejemplo la concordancia de género, número, persona en nuestras lenguas o los
clasificadores concordiales en algunas lenguas como las bantúes (§8.5). Los vínculos
internos también afectan a los elementos repetidos en el discurso, por lo que todas las
lenguas tienen un sistema de referenciación interna. Existe asimismo la necesidad de
marcar la argumentación, es decir, indicar quién es quién en la oración. Los argumentos
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
323
son los elementos que juegan un papel importante en el contenido proposicional
expuesto por un verbo. Dado que en una oración pueden aparecer diferentes entes
(personas, objetos) se hace necesario indicar o marcar de alguna manera el rol que
desempeñan cada uno. Esta marcación se puede hacer con distintos medios: casos,
marcadores preposicionales, orden de palabras o la suma de todos ellos.
Un verbo tiene una mayor complejidad y por tanto un mayor número de argumentos
según la realidad que refleje y según la elaboración lexémica del verbo, es decir, según
su diseño semántico-funcional. Este diseño está relacionado con el empaquetado de la
información de la que el lexema es portador. El diseño se hace más complejo conforme
el lexema verbal se rediseña con un número mayor de participantes semidefinidos. El
grado cero teórico de la sintaxis sería el de un signo que contuviera un verbo con todos
sus argumentos. Llover o nevar son verbos avalentes que no necesitan argumentos. En
segundo lugar existen verbos como trotar o desovar que se acercan a este desideratum
de máxima incorporación interna de argumentos. Trotar lleva el argumento agente: el
‘caballo’, y desovar lleva el agente: el ‘pez’ y el argumento objeto: los ‘huevos’.
En general el evento se abstrae de los implicados concretos tales como el originador
del evento (agente) y el afectado por el evento (paciente). Tal desglose no es total ya que
cualquier lexema verbal conserva una información codificada (más o menos nítida o más
o menos borrosa según los lexemas) sobre el tipo de implicado originador (sujeto o
agente). Los lexemas verbales, por tanto, siempre informan sobre la existencia genérica
de un número de argumentos. Los verbos que no tienen argumentos se llaman avalentes
en la terminología de Tesnière (1959:256) y estos expresan que no hay nadie que haga
la acción ni nadie que la reciba, se refieren principalmente a fenómenos de la naturaleza.
Así p.ej. en cuiba (Merchán Galindo, 2000:592):
hududhei
hedohdei
‘truena’
‘relampaguea’
Verbos monovalentes son aquellos en los que una persona o entidad, bien es
responsable de una acción (‘Juan camina’), o bien sufre por una causa interior o exterior
(‘Juan ha enfermado’). Los verbos bivalentes son los que tienen dos implicados, uno de
los cuales actúa sobre el otro (‘Luis golpeó a Juan’). Los verbos trivalentes son aquellos
en los que aparecen obligatoriamente al menos tres argumentos implicados (‘El hombre
dio una moneda al niño’). Las lenguas tienen verbos con más de tres argumentos pero
usualmente no son obligatorios. Algunas lenguas emplean hasta cinco relaciones
casuales (sujeto, objeto, indirecto, ergativo, absolutivo) pero nunca aparecen más de tres
al mismo tiempo en una oración (W haley, 1997:73). En español los verbos ‘comprar’,
‘vender’, ‘pagar’ y ‘cobrar’ tienen al menos cuatro implicados: el agente, el receptor, el
324
Juan de Dios Luque Durán
objeto de transacción y la cantidad de dinero que es la contraprestación por el objeto. Sin
embargo la aparición de los cuatro implicados no es obligatoria (cf. Juan ha comprado
una casa nueva; Juan ha comprado a Pedro un chalet por veinte millones). Incluso se
podría aumentar la valencia. En el ejemplo anterior se podía incluir el beneficiario: ‘Juan
ha comprado para su hija un chalet a su amigo Pedro por veinte millones’. Pero la
oración resulta recargada y en el límite de lo informativamente soportable ya que
cualquier ligero cambio provoca posibles anfibologías: ‘Juan ha comprado por veinte
millones un chalet a su amigo Pedro para su hija ’; ‘Juan ha comprado a su hija un
chalet de su amigo Pedro’; ‘Juan ha comprado a su suegra un chalet de su amigo Pedro’.
Teóricamente incluso se podría introducir otro rol más: el de intermediario, ‘Juan
compró por su suegra un chalet para su hija a su amigo Pedro por veinte millones’. Esta
construcción, sin embargo, es inaceptable en español por resultar demasiado pesada y
ambigua, por lo que para expresar la misma idea usualmente se segmentaría de alguna
de las muchas maneras posibles: ‘Juan por encargo de su suegra ha comprado un chalet
propiedad de su amigo Pedro por la cantidad de veinte millones; el chalet será para su
hija’.
Junto a la clasificación de los eventos según su complejidad argumental se hace
necesario una tipología de los participantes típicos de los eventos. La gramática
tradicional estudiaba estos participantes desde el punto de vista de las clases formales.
Cada clase formal, es decir, nominativo, acusativo, dativo, etc., puede ofrecer una idea
inicial de los roles gramaticales. Los estudios comparativos de lenguas demuestran que
los sistemas casuales son siempre una reducción más o menos caprichosa de roles
semánticos que los participantes en una acción cumplen. Hasta ahora las tipologías
existentes de roles semánticos son muy variadas y ninguna satisface los criterios para
establecer una propuesta universal. Sin embargo el estudio de los roles es necesario para
comprender la mecánica cognitiva y formal de la comunicación humana. La teoría de los
roles gramaticales, también llamados roles semánticos o roles nocionales, surge
fundamentalmente a partir del trabajo de Fillmore ‘The Case for case’ (1968). Algunos
de los casos propuestos por Fillmore (1971:376) son los siguientes:
Agente: instigador del evento
Contra-agente: fuerza o resistencia contra la que se realiza la acción.
Objeto: entidad que mueve o se cambia o cuya posición o existencia es afectada.
Resultado: entidad que se produce como resultado de la acción.
Instrumento: causa inmediata del evento.
Origen: lugar desde el cual algo se mueve.
Destino: lugar hasta el que algo se mueve.
Experimentador: entidad que recibe o acepta o sufre el efecto de la acción.
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
325
Trabajos posteriores como los de Radford (1988), Palmer (1994), W haley (1997)
aportan nuevos casos y nuevas organizaciones del sistema de roles. Cualquiera de los
sistemas propuestos, sin embargo, es insuficiente para explicar de manera coherente,
descriptiva y unívoca el funcionamiento de los roles semánticos. Por esta razón hemos
de contentarnos con un sistema de roles ecléctico y mixto, con unos roles más generales
y otros más específicos. Dentro de este sistema se han de aceptar algunas incongruencias
tales como la solapación de roles. Así, en una oración agente y origen pueden coincidir.
Además se necesitan sistemas de roles que puedan conectarse directamente con los
sistemas de relaciones expresadas por casos y preposiciones. Las lenguas que tienen
casos reparten entre ellos los roles y relaciones. Hay lenguas con dos, tres, cuatro, cinco
y hasta la veintena de casos.
La siguiente lista es una exposición de los términos que designan los roles con más
entidad en las distintas lenguas del mundo:
1. Agente: instigador deliberado de una acción o suceso.
2. Efector: realizador de una acción que puede o no ser deliberada.
3. Objeto: la entidad que mueve o se cambia o cuya posición o existencia es afectada.
4. Experimentador: aquel que percibe, experimenta un estímulo cognitivo.
5. Paciente: ( a veces simplemente otro nombre para objeto), personas o cosas que
sufren un cambio en su estado o condición. Así p.ej. ‘Una niña se pone enferma o crece’,
‘Una ventana se rompe’, etc.
6. Instrumento: normalmente entidades inanimadas manipuladas por un agente en la
realización de una acción.
7. Fuerza: parecido a los instrumentos con la diferencia de que no pueden ser
manipulados. Incluyen fenómenos como tornados, tormentas, inundaciones, etc.
8. Tema: objeto, materia, causa, etc. de un acto de habla: ‘Discuten la reciente ley de
inmigración’, ‘Hablan de sus maridos’.
9. Propositivo: es la razón de un acción: ‘ Yo esto lo hago por las comisiones que me
dan los clientes’
10. Benefactivo: participante en cuyo beneficio se realiza una acción, así ‘Preparo una
fiesta para Elisa’, ‘Hoy le recojo los niños a la vecina’, etc.
11. Recipientario: alguien que obtiene algo: los recipientarios son siempre animados o
entidades casi animadas, p.ej. ‘una organización’. (Envié un cheque a mi banco)
12. Destino: es similar en parte al recipientario excepto que es inanimado: ‘Voy a enviar
esta carta a Australia’.
13. Origen: punto de origen de un evento. Se usa en aquellos casos en los que puede
haber ambigüedad entre el recipientario y la meta. En ‘Miguel dio un libro a Cristina’,
Miguel es tanto el agente como la fuente. Agente y recipientario pueden también ser
el mismo participante como en ‘Miranda compró la casa de Ernesto’.
326
Juan de Dios Luque Durán
14. Locación: lugar donde ocurre el evento o ubicación a la que se llega: ‘Pon los
plátanos en la nevera’, ‘Los niños juegan en el jardín’.
15. Trayecto: ruta seguida por un movimiento o acción: ‘Cruzaron por el descampado’.
16. Comitativo: expresa acompañamiento: ‘Siempre pasea con su novia’.
m
Como se ha indicado, existen otros muchos nombres posibles para los roles. Así p.ej. el
contenido que equivale a tema y es aquello de lo que uno habla, estudia, se refiere, etc.
Así, ‘Los contertulios discuten de fútbol’, ‘A Anselmo de le interesa la física’
Los roles semánticos sirven para profundizar en la estructura semántica de los
verbos’. Existen numerosos modelos que intentan representar la estructura del verbo y
sus argumentos. Un ejemplo de análisis verbal basado en argumentos y roles es el
propuesto por Van Valin y La Polla (1997:115-128):
I. VERBOS DE ESTADO
A. Un solo argumento
1.Estado o condición
broken/roto (x)
x = paciente
2. Existencia
exist / existir (x)
x = entidad
B. Dos argumentos
1. Pura locación
be / estar - LOC (x, y)
x = locación; y = tema
2. Percepción
hear / oír (x, y)
x = perceptor; y = estímulo
3.Cognición
know/ conocer (x, y)
x = conocedor; y = contenido
4. Deseo
want/ querer (x, y)
x = deseador; y = deseo
5.Actitud proposicional
6. Posesión
consider / considerar (x,y) x = juzgador; y = juicio
x = poseedor; y =poseído
have/ tener (x, y)
7. Experiencia interna
feel / sentir(x, y)
x = experimentador; y =sensación
8. Emoción
love / amar (x, y)
x = exteriorizador; y = objetivo
9. Atributo/ identificacional
be / ser (x, y)
x = atribuido; y = atribuible
II. VERBOS DE ACTIVIDAD
A. Un solo argumento
1. Acción no especificada do / hacer (x,0)
2. Moción
do (x, [walk / andar, (x )])
x = efector
x = movedor
3. Moción estática
do (x, [spin / girar, (x )])
x = movedor estático
4. Emisión de luz
do (x, [shine / brillar , (x )])
x = emisor de luz
5. Emisión de sonido
do (x, [gurgle / gorjear , (x )])
x = emisor de sonido
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
327
B. Uno o dos argumentos
1. Realización
do (x, [sing / cantar (x ,(y))])
2. Consumición
do (x, [eat / comer , (x ,(y))])
3. Creación
do (x, [write / escribir ,(x ,(y))])
x = intérprete; y =
interpretación
x = consumidor; y =
consumición
x = creador; y = creación
4. Acción repetitiva
do (x, [tap / golpear ,(x ,(y))])
x = efector; y = locus
5. Percepción dirigida
do (x, [see / ver , (x ,(y))])
6. Uso
do (x, [use / usar (x, y )])
x = observador; y =
estímulo
x = usuario; y =
instrumento
7.7.4) Tendencias generales de los verbos hacia la complejidad semántica y
sintáctica.
La complejidad semántica y sintáctica de los verbos obedece a un proceso de
excorporación de los contenidos semánticos de implicados y participantes. El verbo es
como una cebolla que puede incorporar tanto al agente como al paciente como a otros
elementos. Hay verbos ‘preñados’ que contienen al paciente como ‘espigar’o ‘forrajear’;
verbos que contienen al agente como ‘ladrar’, ‘relinchar’, etc. y verbos que contienen
cantidad de información sobre distintas circunstancias de la acción. La economía del
lenguaje hace que en algunos casos sea preferible la estrategia encapsuladora y en otros
la estrategia modular. La estrategia encapsuladora crea verbos de significado específico
y la estrategia modular crea verbos genéricos. Los verbos en su incorporancia/
excorporancia reflejan de una manera aproximada, aunque no fiel, la estructura
combinatoria del mundo y la proximidad de determinados ámbitos del mundo a los
hablantes. Los humanos tienen el papel más importante para el lenguaje; por esta razón
los verbos biológicos de los humanos tienen siempre la posibilidad de cambiar de agente,
es decir, son como mínimo monovalentes aunque en algunos casos se distingue entre los
sexos, bien por lexicalización (en ruso vyidti/ vuyjodit zamuzh ‘casarse las mujeres’,
frente a zhenitsa ‘casarse los hombres’), bien por restricciones biológicas (parir,
amamantar). Los animales se hallan ya muy alejados del interés de los humanos por lo
que en los animales más próximos se lexicalizan las diferencias (perro, caballo, paloma)
y en los demás casos se generaliza. Así, p.ej., no hay una palabra específica para el
movimiento de la hormiga.
Los verbos no nacen con unas dimensiones semánticas ni un diseño
predeterminados. Lo normal de un verbo es que nazca siendo un reflejo directo de una
328
Juan de Dios Luque Durán
escena del mundo. De hecho, las lenguas cuentan con lexemas que aportan retratos
detallistas. Así el verbo ‘piafar’ que significa ‘alzar el caballo, ya una mano, ya otra,
dejándolas caer con fuerza y rapidez casi en el mismo sitio de donde las levantó’. La
evolución semántica de cualquier signo se produce en el momento que este extiende su
ámbito agencial o paciencial. Así el verbo run en inglés tiene extensiones semánticas
tales como:
the eye runs
the faucet runs
the jelly runs
the nose runs
the paint runs
‘el ojo llora’
‘el grifo corre, gotea’
‘la gelatina se derrite’
‘la nariz moquea’
‘la pintura chorrea’
the solder runs
the sore runs
the stockings runs
the ivy runs
the bean plant runs
‘la soldadura se derrite’
‘la herida supura’
‘las medias tienen una carrera’
‘ la hiedra trepa’
‘ la planta de judías se enrosca’
Para comprender el espectro semántico de run en inglés con respecto al español ‘correr’
se han de estudiar muchos ejemplos en los que el verbo inglés se muestra mucho más
versátil que el correspondiente español. Así to run for mayor ‘presentarse para alcalde’;
the report runs as follows ‘el informe dice así’; my reasoning runs thus ‘mis
razonamientos son los siguientes’; the play ran for six months’(la obra lleva en escena
seis meses’, etc. Un esquema básico de run en inglés es el siguiente:
1-humanos
2- animales
3- objetos mecánicos (coches, bicicletas, aviones)
4- naturaleza (río corre por estrechas gargantas, el agua corre entre las piedras, etc.)
5- partes del cuerpo (equivale al español ‘la nariz gotea’, ‘los ojos lloran’)
6- sólidos (gelatina, soldadura)
7- líquidos (grifo, pintura, arroyo)
8- plantas enredaderas (hiedra)
9- tejidos (medias); en español las medias tienen ‘carreras’ pero no ‘corren’.
10- entidades abstractas (tiempo, años)
11- entidades mentales (razonamientos)
12- etc.
De la misma manera que la generalización del agente causa una expansión semántica del
verbo, como en el caso de run en inglés, asimismo la generalización del paciente es
causa de extensiones semánticas. Una lengua puede comenzar quizás con un verbo de
contenido específico como es p.ej. recolectar algún alimento. En cuanto que el mismo
verbo se aplique a otros tipos de alimentos se habrá iniciado un proceso de expansión.
Si tomamos el español ‘coger’ vemos que este viene del latín colligere y a su vez de
legere con el valor de ‘coger, escoger’ (la palabra latina viene de la raíz indoeuropea
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
329
*leg- que significa básicamente ‘juntar, recoger’). En latín se trataba ya de un verbo
viejo con acepciones como las de ‘leer’ (en griego tenía la acepción de ‘decir’) Existen
derivados de coger como son escoger, encoger, recoger, acoger, sobrecoger y también
colegir en el sentido de ‘deducir’. El caso de ‘coger’ muestra un estadio semántico
evolucionado de un lexema verbal sin haber llegado a un desarrollo más amplio que sería
el de la gramaticalización. El camino hacia la generalización semántica se ha ido dando
paso a paso. Los verbos, mediante el incremento colocacional, van perdiendo su
nitidez, ya no aluden directamente a una sola actividad concreta sino a actividades cada
vez más diversas. Semánticamente el verbo se fragmenta manteniendo a la vez una
interconexión mediante una noción genérica.‘Coger’ sigue evocando imágenes concretas
que se concitan en cuanto aparece el verbo con un objeto específico: coger fresas, coger
el tren, coger el chiste (comprenderlo), etc. y también aparece una noción semántica
general que es más o menos el máximo común divisor a todas las variantes. En esto los
verbos se diferencian de los sustantivos. La extensión semántica de los sustantivos
mediante metáforas, etc. aporta a la palabra nuevos sentidos o acepciones, pero en la
mente de los hablantes aparecen los dos sentidos perfectamente delimitados. La
naturaleza elástica de la acción verbal permite mantener el hilo comunicativo: una
noción genérica es la que permite que ‘coger un resfriado, un chiste y un lápiz’ se
expliquen sobre la base de una noción mental de aprehensión. Muchos verbos son
potenciales candidatos para la generalización semántica e incluso para la generalización.
En yakuto (Krueger, 1962) existe el verbo tüs, con el significado básico de ‘caer’. A
partir de él han derivado otros como ‘atacar’(caer sobre alguien), ‘fluir’ (los ríos),
‘ocurrir’ (fenómenos atmosféricos como la lluvia, la nieve), ‘soplar’ (el viento;
‘levantarse’ (el viento), ‘deslizarse’ (en la nieve) y también valores auxiliares con sentido
inceptivo, incoativo o iterativo.
En cualquier grupo de lexemas relacionados se pueden detectar algunos más
evolucionados y otros más ‘atrasados’ en su expansión semántica. Así verbos
relacionados con ‘coger’ son ‘tomar’, ‘pillar’, ‘atrapar’, ‘prender’, ‘captar’, ‘capturar’,
‘cazar’, ‘pescar’, ‘asir’, etc. En muchos se detecta la noción primigenia que los creó:
‘agarrar’ viene de ‘garra’, ‘asir’ viene tal vez de ‘asa’, etc. Este hecho nos confirma que
todos los verbos en su origen reflejaban una actividad concreta. Si esto es así cabe
preguntarse por qué en una lengua como el español o el francés predominan verbos
genéricos y en otras lenguas como el alemán predominan los verbos específicos o
medios. Mientras que el español utiliza ‘coger’ para acciones como ‘coger manzanas,
fresas, flores’ lo mismo que ‘coger leña’ o ‘coger agua’, en alemán para ‘coger’ existen
verbos más específicos: ergreifen (a un ladrón, una profesión), fassen (la mano, a un
ladrón, una idea =comprender), nehmen (esposa, responsabilidades, medicinas, el día
libre), pflücken (flores, frutos), einssameln (coger, recoger los niños, tickets), auflesen
(una enfermedad, a alguien de la calle), ernten (cosecha, fama), aufheben (de la tierra),
330
Juan de Dios Luque Durán
fangen (animales, prisioneros), packen (miedo, por el cuello), einklemmen (coger el toro
al torero), schöpfen (coger agua), etc.
Se podría pensar que en la evolución de las lenguas las palabras con contenido
concreto evolucionan a palabras con contenido genérico y que las lenguas más
evolucionadas son las que tienen mayor número de palabras con contenidos genéricos.
En realidad la evolución léxico-semántica sigue procesos cíclicos de la misma manera
que los procesos de gramaticalización. En lenguas primitivas existen términos muy
genéricos. De hecho tanto que han pasado a ser útiles gramaticales. En las lenguas de
Australia y Nueva Guinea es frecuente encontrar verbos genéricos. En kalam se expresan
también acciones concretas mediante la utilización de una secuencia de diferentes verbos
específicos complementando a un verbo más genérico (Pawley, 1966, 1980). Así con el
verbo n õ- ‘percibir:
ñb
nõ
consumir percibir
‘gustar, degustar’
pk
nõ
golpear
percibir
‘dar codazos ligeramente’
d
tomar
‘sentir’
nõ
percibir
ag
sonar
‘preguntar’
n õpercibir
En asmat (Voorhoeve, 1965; apud Foley, 1986) existen construcciones con el verbo
genérico af- ‘golpear’:
yaki af
namir af
omop af
‘estornudar’ (estornudo + golpear)
‘morir’
(muerte + golpear)
‘golpear’
(golpe + golpear)
El ciclo de la regeneración lexémica es tan importante como el de la regeneración
gramatical. Palabras gastadas por su excesiva extensión semántica desaparecen o son
recicladas mediante el uso de topologizadores. Así, el latín fero se ha perdido en español
pero ha dejado un gran número de lexemas más específicos (transferir, diferir, referir,
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
331
conferir, preferir, proferir, etc.). Además, a diferencia de la gramática, en la que es
discutible que existan los procesos de des-gramaticalización, en el léxico es frecuente
que un lexema de gran extensión semántica se restrinja en su significado. Los procesos
de restricción del significado son frecuentes. Así ‘labrar’ es trabajar la tierra y ‘segar’
es cortar la mies. El hecho de que ‘labrar’ y ‘segar’ procedan de dos términos genéricos
(laborare = trabajar y secare= cortar) indica que en las lenguas se da tanto el cambio
semántico expansivo (generalización) como el restrictivo (restricción).
7.7.5) Algunas claves del diseño de los lexemas verbales: la direccionalización.
La dirección es un constituyente que puede aparecer integrado lexémicamente en
el verbo o bien acompañarlo. Según Comrie (1985:15) un verbo deíctico es un verbo
como el inglés to come que indica ‘moción hacia el centro deíctico’ y trata la
localización del hablante y la localización del oyente en ambos casos como el centro
deíctico, incluso cuando están físicamente separados, de tal manera que se puede decir
you will come to me ‘vendrás a mí’ y también I will come to you (lit. ‘yo vendré a ti’ =
yo iré adónde estés). El verbo español ‘venir’ solamente acepta la locación del hablante
como el centro deíctico. Así la traducción del ingles I’m comming (to you) es ‘voy’. En
muchas lenguas existe la marcación obligatoria de la dirección o moción tomando la
ubicación del hablante como punto de referencia. En chontal (Suárez, 1983:78), se
distingue la ‘acción que se mueve hacia el hablante’ de la que se ‘mueve fuera del
hablante’. Así, wí§k-waj ‘venir a mirar a’ vs. wi§k-i• ‘ir a mirar a’. En cuna, lengua de
Colombia del tronco lingüístico chibcha (Llerena Villalobos, 2000: 60), existen
morfemas direccionales centrífugos ( -te, -appi, -tappi) y centrípetos (-ali, -kki) que se
sufijan a los verbos que indican desplazamiento:
nae + -te ÷
nae + -tappi ÷
noe + -te ÷
se +- appi ÷
se + -ali ÷
aite + -ali ÷
tani + -kki ÷
nate
natappi
note
seappi
seali
aiteali
tanikki
‘se fue’
‘estar yendo’
‘salió’
‘llevó’
‘trajo’
‘descendió’
‘viene’
(ir + CENTRÍFUGO )
(ir + CENTRÍFUGO )
(salir + CENTRÍFUGO )
(desplazarse + CENTRÍFUGO )
(desplazarse + CEN TRÍPETO )
(bajar + CEN TRÍPETO )
(venir + CENTRÍPETO )
De la misma manera que el movimiento admite referencias direccionales (ir/venir) hacia
la posición del hablante, también lo hacen otros verbos que no son exactamente de
movimiento aunque aceptan el componente direccional. En maorí (Bauer et al., 1993:
470) existen direccionalizadores que siguen al verbo e indican la dirección de la acción
332
Juan de Dios Luque Durán
en relación con el hablante 122. En ocasiones el direccionalizador está tan íntimamente
relacionado con el verbo que se escriben como una sola palabra. Así:
mai
atu
ake
iho
‘hacia el hablante’
‘alejándose del hablante’
‘hacia arriba desde el hablante’
‘hacia abajo acercándose al hablante’
Los direccionalizadores se incorporan a algunos verbos:
homai ‘dar al hablante’
hoatu ‘dar fuera del hablante’
hoake ‘dar o llevar a algún lugar conectado con el hablante pero no en la ubicación
actual del hablante’
Existen signos que marcan la incidencialidad (orientación centrípeta) o la
excedentalidad de la acción (orientación centrífuga), es decir, marcan si la acción se
dirige hacia el hablante o afuera del hablante. Un signo como ‘vender’ tiene un anclaje
sintáctico (el sujeto) y a partir de este anclaje expresa una orientación centrífuga.
‘Comprar’ se distingue del anterior en que tiene una orientación centrípeta. En cada
caso se determina si el objeto directo sale o viene hacia el sujeto. Otros lexemas no
poseen una orientación direccional como es el caso de regalar y regalo. En el
intercambio de frases: ‘¿Qué llevas en la mano?- Un regalo’, la respuesta es ambigua
puesto que el informador puede tener un regalo para hacer a otra persona o haberlo
recibido. Igualmente es ambigua la construcción ‘el regalo de tu padre’. En la sintaxis
del verbo ‘regalar’, las marcaciones sintácticas suelen ser suficientes para clarificar el
expedidor y el recipientario: ‘Regalé un reloj a mi hija’; ‘Mi hija me regaló un reloj’.
De la misma manera que un verbo no direccional como ‘transaccionar’ es sustituido
por dos direccionales: vender y comprar, el verbo ‘regalar’ podría sustituirse por dos
lexemas: *ingalar y *exgalar. El verbo hipotético *ingalar sería equivalente a recibir
regalos y *exgalar a recibirlos. Se diría ‘Yo *ingalé más de veinte mil pesetas el día de
mi cumpleaños’;‘Yo *exgalé más de veinte mil pesetas el día de mi cumpleaños’.
22) La marcación de la dirección es importante en las lexicalizaciones tanto nominales como verbales. El
español presenta un caso curioso de polisemia heredada del latín hospes, que designaba tanto al que ofrece
la hospitalidad o agasajo, como al que la recibe. Esta herencia incómoda se muestra en frases como ‘Invito
yo, que usted es mi huésped’; ‘Nuestro huésped nos recibió con gran gentileza’. El español, como el francés
y el portugués, han incluido una palabra, anfitrión para el que ofrece el hospedaje, a partir del nombre del
patrón de los dioses en la mitología clásica.
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
333
La existencia de un signo lexicalizado con una determinada direccionalización
automáticamente afecta a un número de signos del entorno y tendría también
trascendencia cognitiva. Por ejemplo, de *ingalar probablemente se derivaría la noción
*ingalo ‘aquello que se recibe visto desde la perspectiva del receptor’, por lo cual en la
lengua la misma acción, proceso u objeto se vería desde dos perspectivas diferentes:
*exgalo desde el punto de vista del que da, *ingalo desde el punto de vista del que
recibe. En diferentes contextos *ingalo y *exgalo se opondrían, aparecerían con carácter
obligatorio, o bien se neutralizarían:
1) Este es su ingalo(el que él recibirá) y ese su exgalo (el que él me ha dado) (oposición)
2) Me han dicho que por tu santo has recibido un buen ingalo (selección obligatoria,
ya que solamente se pueden recibir ingalos y dar exgalos)
3) ¿Es este es tu propio exgalo/ingalo de cumpleaños? (el que tú te has regalado a ti
mismo) (neutralización)
Si las lenguas matizan la direccionalidad en unos casos y no en otros se debe tanto
a dinámicas generales de cada lengua como a necesidades de evitar equívocos
comunicacionales. La creación de signos como ingalo/exgalo parece innecesaria puesto
que las ocasiones de ambigüedad son mínimas aunque ciertamente existen. Palabras
como ‘regalo’, ‘favor’ y otras que no marcan la dirección respecto al hablante pueden
plantear problemas de interpretación. Así el dicho de Ramón y Cajal: “Hay tres clases
de ingratos: los que se callan el favor, los que lo cobran y los que lo vengan” se entiende
sólo por conocimientos culturales y de psicología humana. Cajal lo que afirma es que las
personas ingratas que han recibido un favor (no que lo hayan hecho) además actúan con
una ingratitud cruel. Tal ambigüedad desaparecería si existiera la posibilidad de decir
‘los que cobran el *infavor’(el favor que reciben), ‘los que cobran el *exfavor’ (el favor
que hacen).
7.7.6) La perspectivización. La voz como la perspectiva inversa de un evento. Otras
formas de invertir la perspectiva de los eventos.
Hay que diferenciar entre implicación léxica e inversión. Según Miller y Fellbaum,
(1992:219) roncar implica dormir y lo mismo ocurre con engordar y alimentar. La
implicación puede ser unilateral o bilateral. Roncar implica dormir, aunque no a la
inversa, mientras que pagar y comprar se implican mutuamente. Muchas acciones se
implican con mayor o menor grado de necesidad o probabilidad. La relación de
inversión es más simétrica que la simple implicación. Comprar es el inversivo de
vender, dar en alquiler es un inversivo de tomar en alquiler (alquilar en español es
334
Juan de Dios Luque Durán
ambiguo). En alemán la relación de inversión se expresa en muchos casos mediante el
prefijo ver-: kaufen ‘comprar’, verkaufen ‘vender’; mieten ‘tomar en alquiler’, vermieten
‘alquilar, dar en alquiler’. La diferencia entre inversión y reversión es que la reversión
es realizar la misma acción en un proceso contrario, como la secuencia de una película
vista marcha atrás. La inversión es la misma acción vista desde diferentes perspectivas.
Así tienen relación de inversión los verbos: ofrecer/aceptar, comprar/vender, pagar/
cobrar, prestar/tomar prestado, dar/recibir, dar/tomar, matar/morir, parir/nacer,
preceder/seguir, enseñar/aprender, exportar/importar, perseguir/huir , etc. No todas
estas parejas de verbos expresan nociones que tienen una relación de inversión
perfectamente simétrica; en perseguir/huir se supone que alguien huye porque otro lo
persigue y viceversa pero resulta evidente que no es un caso de inversión claro.
Sin embargo la relación de inversión es ontológicamente lo suficientemente clara
como para que ciertas lenguas expresen dicha relación mediante medios gramaticales.
Así, p.ej., en keley-i, lengua de Filipinas, las relaciones entre dos términos de la lengua
que expresan actividades que se presuponen una a la otra no se expresan con lexemas
diferentes en español sino mediante derivaciones morfológicas:
dawat
apput
gatang
baneh
1) iddawat
‘dar’
2) dewwaten
‘recibir’
1) i-apput
‘ganar’
2) apputen
‘perder’
1) iggatang
‘vender’
2) gettangen
‘comprar’
1) ibbaneh
‘prestar’
2) bennehen
‘pedir prestado’
La inversión como voz.
La voz y la diátesis cambian las relaciones que el sujeto sintáctico tiene con el
verbo. La existencia de voz activa y de voz pasiva dota a las lenguas de mecanismos de
expresión que permiten enfocar un evento desde dos perspectivas distintas: la del agente
y la del paciente. En algunas lenguas se emplea la pasiva de manera productiva para
designar nuevos conceptos. Así en tlingit (Story y Naish, 1973) existe el verbo ya-.aax
‘oír’ cuya forma pasiva es doowa.áxch ‘ello es oído’ que se usa para designar muchos
verbos de sonido tales como balar, mugir, rugir, gruñir, chillar, chirriar. Así p.ej.:
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
núkt doowa.áxch
wasós doowa.áxch
nadáakw doowa.áxch
335
‘el urogallo está cantando’
‘la vaca está mugiendo’
‘la mesa está crujiendo’
En la voz activa el sujeto es el que realiza la acción y en la voz pasiva el sujeto es
el afectado por la acción. En las afectaciones directas como ‘destruir’ existen dos
implicados: el agente (el destructor) y el paciente (el destruido). Las lenguas lexicalizan
casi siempre la perspectiva del agente: matar, destruir, comer, herir, devorar, socorrer,
etc. pero también a veces se lexicaliza la perspectiva del paciente: temer, obtener,
recibir, sufrir, resistir, padecer, sentir, etc. La razón de que determinados enfoques o
perspectivas existan lexicalizados y otros no depende fundamentalmente de su utilidad,
frecuencia, etc. La lengua se decide por alternativas como la de gramaticalizar
determinados enfoques para ahorrarse el tener una gran cantidad de lexemas. La
expresión gramatical de la pasiva se ha de considerar por tanto como un ahorro léxico.
Este ahorro se materializa en que muchas lenguas prefieren expresar los distintos ángulos
(perspectiva del agente y perspectiva del paciente) no mediante recursos léxicos sino
gramaticales (mediante morfemas flexivos como en latín o mediante formas auxiliares
como en español). Así, p.ej., los enfoques desde el agente y el paciente se suelen
expresar mediante una inversión sintáctica, la pasiva: ‘el huracán arrancó los tejados’/
‘los tejados fueron arrancados por el huracán’ (no existe una lexicalización de la acción
vista desde la perspectiva del tejado; la más aproximada es ‘los tejados volaron a causa
del huracán’). Una lengua podría no tener, p.ej., un verbo como ‘cobrar’ o ‘comprar’ y
serían los verbos próximos (‘pagar’, ‘vender’) los utilizados en un tipo de estructura
invertida como ‘*yo fui vendido un coche’,‘me vendieron un coche’(= compré un coche)
o ‘*yo fui pagado el recibo’, ‘me pagaron el recibo’ (= cobré el recibo). La implicación
en estos casos es suficiente. De igual manera hay verbos en español como ‘azotar’ que
necesariamente exigen el empleo de la estructura pasiva ‘fui azotado por mis profesores’
(o la inversión de agente: ‘mis profesores me azotaron’) porque en español no existen
como en latín dos verbos léxicos que expresen respectivamente la acción soportada y la
acción proyectada: vapulo (ser azotado) y verbero (azotar).
Teóricamente, por tanto, una lengua que tenga capacidad estructural de pasivización
como el español puede invertir un verbo agencial en una construcción paciencial y
viceversa:
-Ricardo asusta a Enrique/ -Enrique es asustado por Ricardo.
-Enrique teme a Ricardo/- Ricardo es temido por Enrique.
Este tipo de inversión cuando se trata de verbos con dos argumentos (bivalentes) es casi
336
Juan de Dios Luque Durán
una generalidad gramatical en español. No ocurre igual en los verbos con tres o más
argumentos.
-Juan dio el libro a Luisa/- *Luisa fue dada el libro por Juan.
-Luisa recibió el libro de Juan/- *El libro fue recibido por Luisa de Juan.
Translingüísticamente se puede comprobar que existen diferentes soluciones a los
problemas de la expresión de la inversión. En el caso de ‘dar’ y ‘recibir’ existen dos
posibilidades:
1) Una de las perspectivas se toma como básica y la otra como morfológicamente
derivada. Así, si ‘dar’ es la base, la idea de ‘recibir’ se obtendría mediante la aplicación
de un procedimiento de inversión de perspectiva. Si por el contrario ‘recibir’ es la base,
entonces ‘dar’ sería el derivado morfológico. En coreano (Ramstedt, 1968) el verbo
básico patta ‘recibir’ tiene una forma factitiva que es pat…hida ‘dar’ (hacer que alguien
reciba equivale a ‘dar’).
2) Las dos perspectivas se lexicalizan individualizadamente, como sucede en español y
otras muchas lenguas.
La perspectivización está relacionada con la direccionalización en cuanto que una
acción se mueve hacia o afuera del hablante pero también es vista desde la perspectiva
de un participante u otro de la acción. Unas lenguas tienen en unos dominios verbos más
precisos y en otros verbos más imprecisos que los correspondientes en otras lenguas. Tal
es el caso de los verbos japoneses kureru (‘dar’ con el yo como receptor) y ageru (‘dar’
con el yo como emisor). El japonés, por tanto, lexicaliza con dos verbos la acción de
‘dar’ según sea cuando se da hacia uno mismo o uno da hacia afuera:
kureru
ageru
‘dar a mí, a nosotros’
‘yo, nosotros damos’
Semántica y sintácticamente los signos son más complejos si implican obligatoriamente
o no un mayor número de argumentos. Los verbos que cubren zonas ontológicas
conocidas como encrucijadas, como p.ej. los verbos transaccionales (vender, comprar,
pagar, cobrar, etc.), son verbos que no solamente implican un número de argumentos o
roles (emisor, receptor, cosa emitida, contravalor, etc.), sino también direccionalizan o
perspectivizan el evento partiendo de un argumento o de otro, es decir, el que es sujeto
en ‘comprar’ es objeto indirecto de la misma transacción en ‘vender’ Estos verbos
aparecen sólo en sociedades evolucionadas que efectúan una gran cantidad de
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
337
transacciones comerciales. Las etimologías de los verbos que designan estas operaciones
comerciales pueden todavía reconstruirse en parte desde las ideas de ‘dar’ o de
‘procurarse’. El latín clásico emere ‘comprar’ tenía un sentido primitivo de ‘tomar’ y
vendere procede de venumdare, es decir, ‘dar a la venta’. El inglés sell viene del inglés
antiguo sellan ‘dar’ y purchase ‘adquirir’ viene de la idea de ‘perseguir, cazar,
conseguir’ (pro+chacier). El español ‘comprar’ viene del latín cum+ parare, derivado
de parare ‘preparar’, y de ahí la idea de procurarse algo, proveerse y finalmente adquirir.
Como resulta lógico sociedades que no se estructuran con el comercio como elemento
central de su economía carecen de tales términos específicos.
7.7.7) Causatividad, factitividad y transitividad.
Categorías tales como ‘transitivo’, ‘intransitivo’, ‘causativo’ están relacionadas con
el número y papel de los participantes en una acción. La causatividad es un proceso
general en muchas lenguas. Existen medios o dispositivos gramaticales y léxicos para
expresar la causatividad. Lyons (1977) indicó que la expresión de características
causativas mediante ciertos verbos como cause, move y split, que combinan significados
causativos y no causativos, es la misma que mantienen pares de verbos como die/kill y
see/show. En algunos casos el inglés conserva viejos patrones de causativización propios
de las lenguas germánicas. Así, p.ej., lie/lay, fall/fell. En unas lenguas existen causativos
morfológicos muy regulares y productivos, mientras que en otras la regularidad y
productividad es limitada. Las relaciones causativas del tipo alimentar-comer,
atemorizar-temer han sido vistas por Carter (1976) bajo la perspectiva de que la
causación es un tipo de implicación. Si V 1 necesariamente causa V 2 entonces V 1 también
implica V 2. Si a una persona se le ‘lega’, ‘dona’, ‘concede’ una posesión, también se
puede decir que se causa que tenga o posea algo. Desde este punto de vista, ‘dar’, ‘legar’
son causativos por implicación de ‘tener’. Naturalmente, este tipo de relaciones léxicas
son más lejanas al tipo de causatividad que se expone a continuación.
Determinadas lenguas presentan un panorama muy rico y regular en medios de
expresión de la causatividad. A pesar de esto, la regularidad de la formación de los
causativos o transitivos es siempre limitada. No hay ninguna lengua en la que, p.ej.,
todos los verbos léxicos sean intransitivos y todos los transitivos se formen por afijación,
ni tampoco a la inversa. Esto es causa de una determinación ontológica ya que si bien
la generalidad gramatical se puede aplicar casi sin obstáculos en nociones como el
tiempo o el modo, no ocurre lo mismo con la relación causativa. Por esta razón muchas
lenguas no llegan a generar mecanismos generales de la causatividad y se limitan a
expresar los cambios de valencia mediante distintos lexemas. Formas relacionadas en
una lengua corresponden a morfemas distintos en otras lenguas. Así, el inglés; sit / set;
338
Juan de Dios Luque Durán
go/ send. El alemán sitzen (estar sentado) / setzen (sentar y sentarse); liegen (estar
tumbado, yacer)/ legen (poner). En español algunos verbos son diferentes, como
‘colocar’/ ‘estar’ y otros se forman gramaticalmente mediante un morfema que reduce
las valencias (la forma se): ‘sentar a alguien en el poyo’, ‘sentarse en el poyo’; ’acostar
a los niños a su hora’, ‘acostarse a su hora’. Las lenguas que tienen un procedimiento
productivo para derivar transitivos a partir de intransitivos suelen ser abundantes en
construcciones idiosincráticas. Así, en hebreo (Berman, 1978; apud Bybee 1985:20),
avad ‘trabajar’ vs. ibed ‘cultivar’; yaca ‘salir’ vs. yice ‘exportar’; paxat ‘rebajar’ vs.
pixet ‘devaluar’.
La formación del causativo, según su abundancia, se sitúa bien en lo que se conoce
como morfología inflexional, o bien en lo que se conoce como morfología
derivacional. En español, como se ha señalado, la causatividad se expresa
morfológicamente en las parejas VERBO + se / VERBO : sentarse (no causativo)/ sentar
(causativo). De hecho en español la forma se es un morfema intransitivizador muy
productivo: cansar/ cansarse; levantar/ levantarse; acostar/ acostarse; ocultar/
ocultarse; tumbar/ tumbarse; asustar/ asustarse; mover/ moverse; cerrar/ cerrarse (la
puerta se cerró; Antón cerró la puerta), etc. Asimismo, para expresar esta relación se
usan medios léxicos: temer/ atemorizar (hacer temer); huir/ ahuyentar (hacer huir), etc.
En español existe también un gran número de verbos que tienen al mismo tiempo valores
causativos y no causativos, p.ej. subir, bajar, hervir, rodar, volver, botar, volar (cf. ‘Los
soldados volaron el polvorín’/ ‘El polvorín voló’; ‘Luis volvió solo’/ Nos volvieron en
la frontera’); igualmente, en el español de Hispanoamérica existe la posibilidad de
utilizar con valor causativo verbos que en español no admiten esta posibilidad, cf. ‘Nos
regresaron en la frontera’, donde el español obligatoriamente ha de decir ‘nos hicieron
regresar’. Existen también ejemplos en español de verbos como subir, bajar que son
causativos o no según la construcción: ‘Juan subió al tercer piso/ Juan subió las maletas
al tercer piso’. Engordar tiene los dos valores: ‘Ella engordó mucho en tres meses’ y
‘Ella es la encargada de engordar a los animales’. Existen además medios sintagmáticos
para expresar la causatividad con verbos como hacer, causar, etc. (c.f estallar/hacer
estallar; saltar por los aires/hacer saltar por los aires). Así, el causativo de ‘crecer’ es
‘hacer crecer’ y el causativo de ‘comenzar’ es ‘iniciar’ o ‘hacer comenzar’. Además, la
relación de causatividad- no causatividad se establece en español con el patrón
SER + AD JETIV O / VERBO . Así, p.ej., ‘ser rico-enriquecer’, ‘ser suave-suavizar’. Verbos
como ‘suavizarse’ o ‘enriquecerse’ adquieren un valor de causatividad sobre uno mismo,
es decir una variedad idiosincrática de causatividad que tiene el valor de un verbo de
devenir, equivalente a la perífrasis ‘llegar a ser’; así, ‘se enriqueció’ equivale a ‘cambió
de estado, llegó a ser rico’.
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
339
Aunque en español o en inglés no existan mecanismos regulares para la formación
de factitivos (o causativos) y no-factitivos (no causativos) en muchas lenguas del mundo
los causativos se realizan de manera regular con patrones morfológicos. En lillooet (van
Eijk, 1997:107-128) existe un amplio grupo de morfemas transitivizadores e intransitivizadores. La derivación es el procedimiento más usual que utilizan las lenguas para
formar causativos. Así, p.ej., en tagalo (Schachter y Otanes, 1972: 314):
pumunta
tumakbo
magalit
mag-away
magturo
maniwala
manginig
‘ir’
‘correr’
‘enfadarse’
‘luchar’
‘enseñar’
‘creer’
‘temblar’
ikapunta
ikatakbo
ikagalit
i(ka)pag-away
i(ka)pagturo
i(ka)paniwala
i(ka)panginig
‘hacer ir’
‘hacer correr’
‘enfadar’
‘hacer luchar’
‘hacer enseñar’
‘hacer creer’
‘hacer temblar’
En yakuto (Krueger, 1962:145) existen morfemas que denotan causación. El más
frecuente e -tar. Así:
bil
kuot
ahaa
süür
öl
‘conocer’
‘huir’
‘comer’
‘correr’
‘morir’
biller
kuottar
ahaat
süürt
ölör
‘informar, hacer conocer’
‘expulsar, desterrar’
‘alimentar’
‘dejar escapar’
‘matar’
En inga (Levinsohn y Tandioy Jansasoy, 2000: 125) las raíces verbales más simples
forman causativos con -t•i (causativo) y -ri (reflexivo, recíproco, incoativo). Así:
kawa (ver)
wa…u (morir)
kawat•i (mostrar)
wa…ut•i (matar)
kawari (mirarse)
wa…uri (marchitarse)
En pawnee (Parks, 1976:275-278) existen unos patrones regulares de formación de
causativos mediante el sufijo -rik (y variantes como -ik, -ihk, -iktik), y otros sufijos como
-rauk que significa ‘hacer’:
ki:ka
kisak
kawat+ak
tapac
ru:ci
pahi:t
‘beber’
‘derretirse’
‘irse’
‘moverse’
‘yacer’
‘estar callado’
ki:ka:+rik (ki:ka:rit )
kisak+rik (kisakrit)
kawat+ak+rik (kawatakrit )
tapac+ik (tapacit)
ru:ci+ik (ru:cit)
pahi:t+rauk (pahihru)
’regar’
‘derretir’
‘expulsar’
‘mover’
‘recoger’
‘callar’
340
Juan de Dios Luque Durán
tara:sit
ta:ka:r
‘estar congelado’
‘ser blanco’
tara:sit+rauk (tara:sihru)
ta:ka:r+rauk (ta:karu)
‘congelar’
‘blanquear’
En mongol (Poppe, 1970:108-114) existen morfemas factitivos (causativos) que
transforman verbos intransitivos y transitivos en los correspondientes causativos.
Con verbos intransitivos:
yabc ‘ir’
wzc ‘ver’
idc ‘comer’
yabuul- ‘hacer ir, enviar’
wzwwl- ‘hacer ver, mostrar’
idwwl- ‘hacer comer, alimentar’
Con verbos transitivos:
uu ‘beber’
uulgc ‘hacer beber’
Causativo de una pasiva:
urc ‘gastar’
bari ‘agarrar’
urc gdc ‘ser gastado’
barigdc ‘ser apresado’
urc gdwwl ‘malgastar, dilapidar’
barigduul ‘causar ser apresado’
En mongol escrito (Poppe, 1954:60-63) se usa el sufijo causativador pa- / ge- (qa/,
ke).
joba
una
untara
sur
kür
par
bol
ködel
bos
ös
…ad
‘sufrir’
‘caer’
‘apagarse’
‘aprender’
‘llegar’
‘salir’
‘llegar a ser’
‘moverse’
‘elevarse’
‘ser numerosos’
‘estar satisfecho’
jobapa
unapa
untarapa
surpa
kürge
parpa
bolpa
ködelge
bosqa
öske
…adqa
‘atormentar a alguien’
‘arrojar’
‘apagar, el fuego’
‘enseñar’
‘entregar’
‘sacar’
‘hacer’
‘mover’
‘erigir, elevar’
‘criar’
‘saciar’
En congo (Holman Bentley, 1887) existe una forma causativa del verbo. Así de
sumba ‘comprar’ existe el causativo sumbisa que significa ‘hacer comprar’, es decir,
‘enviar a alguien para que compre’:
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
341
E mfumu wasumbisa e nkombo.
‘El jefe envió a alguien a comprar una cabra.’
Algunos causativos en congo se entienden sólo en su contexto cultural mágico- religioso,
por ejemplo de noka ‘llover’ procede el causativo nokesa que significa ‘causar la lluvia’.
En algunas lenguas existen incluso el doble y el triple causativo. La razón es simple,
la causatividad cuando está formal y conceptualmente desarrollada en una lengua se
convierte en un recurso cómodo para ampliar las nociones de dicha lengua. Relaciones
complejas que en español se expresarían perifrásticamente, como p.ej. ‘El padrino hizo
a su jefe de matones que mandara (hiciera) matar a su oponente’ podrían expresarse
mediante una forma como *transmatar o *transtransmatar. Asimismo la causatividad,
cuando es un recurso productivo en una lengua dada, puede reciclarse y expandirse para
expresar otros valores, de la misma manera que en español la reflexividad con -se (o en
ruso, en -sia) se ha expandido para expresar diversos valores aspectuales o
idiosincráticos (§9.3.3).
En húngaro (Hertzron, 1976 ; Palmer, R.F, 1994: 231) existe el doble causativo:
ül
ültet
ültettet
‘sentarse’
‘sentar a alguien’
‘hacer a alguien que siente a alguien’
El triple causativo aparece en awngi (lengua cushita de Etiopía y Kenia) (Hertzron,
1976):
zurzurczur c cczur c cc c cc
‘volverse’
‘hacer volver’
‘enviar de vuelta (cf. devolver)’
‘hacer que envíen de vuelta (cf. hacer devolver)’
En oromo, lengua cushita, (Dubinsky et al., 1988:484-5; Palmer, R.F, 1994: 231)
existen también los dobles causativos pero tienen diferentes funciones. Básicamente se
usan, como es lógico, para expresar una doble causación:
aannan-ni daanf-e
leche-N O M hervir‘La leche hirvió’
M ARCAD O R D E CO N CO RDAN CIA
342
Juan de Dios Luque Durán
terfaa-n aannan daanf-is-e
Terfa-N O M leche hervir-CAUSAT ‘Terfa hirvió la leche’
M ARCAD OR D E CO N CO RD AN CIA
gamteessaa-n terfaa aannan daanf-is-iis-e
Gamtesa-N O M Terfa leche hervir-CAUSAT -CAUSAT ‘Gamtesa hizo que Terfa hirviera la leche’
M ARCAD O R D E CO N CO RD AN CIA .
Además de la doble causación, la repetición del morfema causativo en oromo puede
expresar una noción de intensidad, que es conocido como el causativo de intensidad:
Terfaa-n gurbaa raff-is-e
Terfa-N O M niño dormir-CAUSAT - M ARCAD OR D E CO N CO RD AN CIA
‘Terfa puso el niño a dormir (p.ej. meciéndolo)
Terfaa-n gurbaa raff-is-iis-e
Terfa-N O M niño dormir- CAUSAT - CAUSAT - M ARCAD O R D E CO N CO RD AN CIA
‘Terfa hizo que el niño se durmiera (p.ej. dándole una pastilla para dormir)’
7.7.8) Reversatividad y polarización.
La reversatividad o polarización es un recurso formal y cognitivo de carácter
universal y un patrón lexicogénico de gran productividad en muchas lenguas del mundo.
La reversatividad (Axelrod, 1993) indica, aplicada una acción, la realización de la acción
inversa correspondiente, algo así como deshacer un proceso. Ontológica y
psicológicamente, una gran cantidad de nociones verbales y adjetivas permiten la
reversatividad: agradable/ no-agradable (desagradable), introducir/ desintroducir
(sacar). Por el contrario las nociones sustantivas reales en general no aceptan la
inversión (cf. león/ *no-león, casa/ *no-casa). En mokilés (Harrison, 1947) el prefijo ja(ji-, je-, joa) puede añadirse a muchos estativos para producir un estativo que tiene casi
el significado opuesto del original:
kon
jakon
‘adecuado’
‘inadecuado’
dir
jadir
‘mucho’
‘poco’
dahr
jadahr
‘rápido’
‘lento’
koahlok
joakoahlok
‘cansado’
‘descansado’
sihkei
jasihkei
‘fuerte’
‘débil’
mwoahmwoa
joamwoahmwoa
‘rico’
‘pobre’
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
mum
jamum
‘que sabe bien’
‘que sabe mal’
kenken
jekenken
343
‘respetado’
‘no respetado’
El primer criterio, por tanto, para evaluar la posible reversatividad de un lexema es
la congruencia ontológico-semántica, entendiendo por tal el conjunto de
construcciones lingüísticas que tienen paralelo en el mundo real. Pero existe además otro
criterio que es el de la competencia lexémica. Una gran parte de las combinaciones
morfo-léxicas potencialmente posibles en una lengua a veces no es incongruente con la
estructura del mundo pero sí choca con la previa existencia de lexemas en la lengua que
ya expresan las ideas y nociones nuevamente creables. En español los prefijos
reversativos des-, in- son muy productivos (hacer/ deshacer, coser/ descoser, envolver/
desenvolver, quietud/ inquietud, quieto/ inquieto, suficiente /insuficiente, comprensible/
incomprensible). Se dice ‘hacer’ y ‘deshacer’, ‘helar’ y ‘deshelar’. Sin embargo, en
inglés, el reversativo de freeze no es unfreeze porque ya existe una designación ad hoc
para el proceso de deshielo, thaw. En español, el reversativo de ‘feliz’ no es ‘infeliz’,
ya que existen otras palabras como ‘triste’, ‘afligido’, ‘apenado’, ‘desventurado’ que ya
expresan esa noción. La palabra ‘infeliz’ ha sobrevivido a través de una deriva
semántica hasta acoplarse en un terreno propio (‘infeliz’ equivale a ‘inocente, pobre
hombre, desgraciado, etc.’). El caso de ‘infeliz’ es un caso de resultado idiosincrático
de un proceso productivo general. Cuantos más son los resultados idiosincráticos en una
lengua, más difícil resulta para el hablante aprender las claves de los procesos
productivos, ya que estos funcionan mediante inducción y analogía. Muchos participios
en español han adquirido valores idiosincráticos (§9.3.3).
La reversatividad es un factorizable ontológico-cognitivo, es decir, una captación
sistemática de las acciones y las cualidades que existen en el mundo y por esta razón
muchas lenguas la expresan no mediante medios léxicos o morfológico-composicionales
sino gramaticales. Así, en tuscarora (Mithun W illiams, 1976: 76-8), como en otras
muchas lenguas del mundo, existen morfemas reversativos de amplia productividad.
Mediante su aplicación se puede conseguir expresar de forma general la inversión de un
proceso. Las formas más usuales de los morfemas son hsi y hkw(i):
wahrahtrvhsi§
wa+hra+htrv+hsi+ §
AO RISTO + M ASCU LIN O + ‘ató’+ R E VE R SA T IVO + PUNTUAL
‘él lo desató’ (c.f. wahrahtrv:? ‘él lo ató’)
newakni2ko §ro §nà:ríhsyv
ne+w+a+k+ni2ko §r+o §nari+hsy+v
DU AL + N O - H U M AN O + OBJETIVO +1ª PERSO N A + ‘botón’ + ‘enganchó’ +
PERFECTIVO ’
‘lo he desabotonado’ (cf. newakni2ko §ro §náhrv: ‘lo he abotonado’)
R EVER SA TIV O
+
344
Juan de Dios Luque Durán
La lengua alemana tiene mecanismos morfológicos más regulares y productivos para
la formación de reversativos. En alemán existe un rico conjunto de prefijos que permite
la formación regular de reversativos:
ab-binden
ab- hängen
ab-montieren
ab- springen
ab-schalten
ab-schaffen
ab-leiten
ab-steigen
(desatar)
(descolgar/ colgar)
(desmantelar)
(dar un salto afuera)
(apagar)
(abolir)
(desviar)
(subirse)
an-binden
ab-schalten
auf- montieren
auf- springen
ein-schalten
er-schaffen
zu-leiten
zu-steigen
(atar)
(apagar/ encender)
(montar)
(dar un salto adentro)
(encender)
(crear)
(suministrar)
(bajarse)
auf-laden
auf-decken
auf- schliessen
auf-schlagen
auf- schliessen
(cargar)
(cubrir)
(abrir)
(cerrar)
(abrir)
ent-laden
ver-decken
ver-schliessen
zu-schlagen
zu- schliessen
(descargar)
(descubrir)
(cerrar)
(abrir)
(cerrar)
aus-atmen
aus- bauen
aus- drehen
aus- graben
(exhalar)
(instalar)
(encender)
(desenterrar)
ein-atmen
ein-buaen
ein-drehen
ein-graben
(inhalar)
(desinstalar)
(apagar)
(enterrar)
aus- marschieren
aus-graben
aus- packen
aus-steigen
(salir)
(desenterrar)
(desempaquetar)
(bajarse)
ein-marschieren
ver-graben
ver-packen
zu- steigen
(entrar)
(enterrar)
(empaquetar)
(subirse)
ein-fetten
ein- ölen
(engrasar)
(aceitar)
ent-fetten
ent- ölen
(desengrasar)
(quitar el aceite)
ent- flechten
ent-sorgen
(desenredar)
(eliminar)
ver- flechten
ver- sorgen
(enredar)
(aportar)
er-blühen
er-klingen
(florecer)
(sonar)
ver- blühen
ver- klingen
miss-trauen
(desconfiar)
ver-trauen
(marchitarse)
(de s va ne c erse un
sonido)
(confiar)
über- belichten
über- treiben
(sobreexponer)
(exagerar)
unter-belichten
unter-treiben
(subexponer)
(minimizar)
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
345
También en latín existían ciertos pares de prefijos que funcionaban regularmente
como morfemas que marcaban acciones contrarias:
abnuo
annuo
‘negar por señas’
‘asentir por señas’
abdicere
addicere
‘desaprobar’
‘aprobar’
adeo
abeo
‘alejarse a un sitio’
‘partir de un sitio’
En la lengua congo (Holman Bentley, 1887) el reversativo se forma con un morfema
sufijo (ula, una, ola, etc.) que varía de acuerdo con la conjugación.
kanga
yeka
soka
soma
bindika
manika
teleka
koma
‘atar’
‘conferir dignidad
‘cargar’
‘enhebrar’
‘cerrar una puerta’
‘subir’
‘poner al fuego’
‘clavar’
kangula
yekola
sokola
somona
bindula
manuna
telola
kola (irr.)
‘desatar’
‘degradar’
‘descargar’
‘desenhebrar’
‘abrir una puerta’
‘bajar’
‘sacar del fuego’
‘desclavar’
7.7.9) Aspecto
Las similitudes y diferencias entre la conceptualización y estructuración gramatical
y entre la conceptualización y estructuración léxica son lo suficientemente significativas
para merecer un estudio pormenorizado. Muchos fenómenos lingüísticos pueden ser
enfocados tanto desde una perspectiva de tipología sintáctica o morfológica como desde
una perspectiva léxica, entre ellos aspecto, inversión, factivización, valencia, etc. Estos
fenómenos se hallan en la frontera entre lo que las lenguas tienden a conceptualizar
gramaticalmente o bien léxicamente y sería necesario un estudio estadístico extenso que
mostrara las preferencias por ciertos fenómenos a ser expresados gramatical o
lexémicamente en las diferentes lenguas del mundo.
El aspecto, según Comrie (1976:3), representa las diferentes maneras de percibir la
constitución temporal interna de una acción o estado. El aspecto perfectivo (inceptivo,
puntual y completivo) refleja la situación como una entidad limitada, poniendo un
346
Juan de Dios Luque Durán
énfasis a menudo en su comienzo o fin. El aspecto imperfectivo ve la situación como
un proceso que se prolonga en el sentido durativo, continuativo o habitual. El aspecto
se expresa a veces mediante una morfología derivativa. P.ej., el verbo latino amo ‘yo
amo’ tiene un derivado incoativo, amasco ‘empiezo a amar’; caleo ‘yo estoy caliente’
da calesco ‘empiezo a calentarme, me caliento’; dormio ‘duermo’ frente a abdormisco
‘me duermo’. En español, las formas reflexivas han pasado a expresar en muchos casos
la incoatividad, p.ej., ‘dormirse’, ‘calentarse’ (dormirse es ‘empezar a dormir’). Muchas
lenguas expresan léxicamente distinciones aspectuales, así, p.ej., el español
hacer/completar. El ruso es una lengua que distingue sistemáticamente el aspecto
imperfectivo del perfectivo. Existen diversos procedimientos morfológicos, como son
la adición de un prefijo a la forma imperfectiva: delat’/sdelat’ ‘hacer, pisat’/napisat’
‘escribir’, chitat’/prochitat’ ‘leer’; el cambio de sufijo: izuchat’/ izuchit’ ‘estudiar’;
también por procedimientos de eliminación de una parte de la raíz: nachinat’/ nachat’
‘empezar’; o por el cambio de acento: otrezát’/ otrézat ‘cortar’. En otros casos la
distinción del aspecto se hace mediante medios léxicos: govorit’ (imperfectivo), skazat’
(perfectivo) ‘hablar, decir’.
La visión que del aspecto se podría inferir estudiando sólo las lenguas europeas
resulta muy limitada. El aspecto es uno de los conjuntos de nociones más ricos que las
lenguas del mundo son capaces de tipificar y expresar. La variedad de estas nociones
aspectuales es prácticamente impredecible (§ 9.1.2). De hecho, si por aspecto se entiende
sólo las diferentes maneras de ver la constitución temporal interna de una acción o
estado, muchos morfemas que expresan aspectos de la acción ligados a otras nociones
como modo, evidencialidad, resultado, movimiento, éxito o fracaso, etc. quedan en la
periferia de esta noción de aspecto. Muchos autores y gramáticas incluyen en el aspecto
nociones que no están directamente ligadas con la constitución temporal de la acción.
En las lenguas de América existe una amplia variedad de aspectos. Los sistemas más
ricos, aunque a veces poco sistemáticos, son los de las lenguas esquimales. En koyukon
(Axelrod, 1993) existe una detallada y sistemática expresión del aspecto. Así existen los
aspectos neutro y transicional, que se refieren al estado. Según la moción, los aspectos
son: momentáneo, perambulativo, continuativo, persistivo, reversativo; y según la
actividad: durativo, consecutivo, repetitivo, semelfactivo, bisectivo, conclusivo, etc. En
yupik siberiano (De Reuse, 1994) existen muchos morfemas de carácter aspectual que
indican además otras particularidades de la acción:
+aghtughiigaghtugh
hacer la acción repetidamente
‘esconderse de los enemigos’ (de iigh ‘esconderse’)
+pagaataghkaksagpagaatagh
hacer algo frecuentemente o durante largo tiempo
‘dar latigazos repetidamente’ (de kaksagte ‘azotar’)
Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo
347
+raghpumsugraagh
hacer algo repetida pero innecesariamente o sin éxito
‘seguir pellizcando’ (de pumsug ‘mantener entre el pulgar y el
índice)
+aghtagh
mamlegaghtagh
hacer algo repetidamente con movimientos a un lado y a otro
‘hacer sombra’ (de mamleg- ‘estar oscuro’)
+qaghtagh-
hacer algo continuamente con un movimiento de arriba a abajo
o de un lado a otro.
‘castañear los dientes’ (de aglug- ‘mandíbula’)
aglungqaghtagh
Otras lenguas de América presentan una regularidad mayor que las lenguas
esquimales en la expresión del aspecto. El mapuche (Salas, 1992:194) tiene un rico
sistema de partículas que añaden al tema verbal diversas ideas aspectuales y otras
relacionadas. Así p.ej.:
-fem
rantu
rantufem
inmediatamente
‘preguntar’
‘preguntar inmediatamente’
-kaw
ngolli
ngollikaw
completamente
‘embriagarse’
‘embriagarse completamente’
-ka
katru
katrika
repetición
‘cortar’
‘hacer varios cortes’
-fal
kim
kimfal
mandar a hacer algo
‘saber’
‘dejar saber, hacer saber’
El sufijo -fal unido al sufijo reflexivo -uw da como resultado ‘fingir algo’:
kutran
kutranfaluw
la
lafalwuw
‘enfermar’
‘fingirse enfermo’
‘morir’
‘hacerse el muerto’
348
Juan de Dios Luque Durán
En kiwai (lengua de Papúa Nueva Guinea) se expresan diversos grados de aspectos
reiterativo:
asidim-ai
asidim-o
i-asidim-ai
in-asidim-uti
‘cubrir una vez un objeto’
‘seguir cubriendo un objeto‘
‘cubrir más de un objeto una vez’
‘cubrir más de un objeto en acciones separadas’
En yucuna (Schauer y Schauer, 2000: 520) existe el precedencial (aspecto de
precedencia) (- …a) que indica que algo se mueve delante de otra cosa:
ri- §a’pa- …a- we- ‘ka
3 M - caminar- PRECED - 1 P ESPR
‘él caminó y fue delante de nosotros’