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Don Guillermo Ulacía
Presidente de GAMESA
Celebrado el 8 de julio de 2009. Madrid
Con la colaboración de
Guillermo Ulacía, Presidente de GAMESA.
Muy buenos días y muchas gracias al Foro Nueva Economía y a su presidente, así como a El Corte Inglés
y la Fundación Ramón Areces como patrocinadores y al Ministerio de Ciencia e Innovación como
colaborador de este Foro España Innova por la ocasión que me ofrecen todos de trasladarles la visión de
Gamesa Corporación Tecnológica sobre el papel de la Investigación, Desarrollo e Innovación como factor
de evolución competitiva.
Siguiendo el criterio de Michael Porter, tres son los escenarios de evolución competitiva en un territorio o
país que pueden ser aplicados a la evolución competitiva de las empresas.
En primer lugar, se parte de una economía basada en la dotación de factores productivos que son los que
aportan las ventajas competitivas. La segunda etapa es la de una economía basada en la inversión. En este
caso lo que nos aporta ventajas competitivas es la capacidad de producir bienes y servicios estándares de
alta calidad utilizando métodos eficientes con menores costes, fundamentalmente salariales, y otros como
ambientales y regulatorios en las economías avanzadas. La tercera etapa competitiva se basa en la
capacidad de innovación; es decir, que su ventaja competitiva se basa en la capacidad de producir
eficiente y sosteniblemente bienes y servicios en la frontera de la tecnología. Otra característica de esta
etapa es que las empresas compiten con estrategias únicas que tienen alcance global.
En este marco se desenvuelve Gamesa Corporación Tecnológica. Somos una empresa que desarrolla,
fabrica y comercializa tecnologías que garanticen la sostenibilidad energética, fundamentalmente eólica.
En 2008, Gamesa facturó 3.659 millones de euros que produjeron un beneficio neto de 329 millones. En
su actividad de fabricación de aerogeneradores vendió más de 3.600 MW, lo que constituyó un récord
histórico para la compañía. Disponemos de cinco centros de investigación y desarrollo y 31 centros de
producción en España, Estados Unidos y China que ocupan a cerca de 7.000 personas, de las cuales más
de 2.000 en los centros de producción de China y Estados Unidos.
Fruto de nuestra actividad, contamos con una experiencia operativa en 562 parques eólicos que suman
más de 12.700 turbinas en operación con una potencia instalada de más de 13.000 MW en una veintena
de países. Esto nos ha permitido acumular 450 millones de horas de operación fiable y la producción de
más de 100.000 GWh de energía eólica cuya aportación ha evitado la compra de casi 9 millones de
toneladas de petróleo y la emisión de 60 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
Desde esta experiencia acometemos la necesaria reflexión sobre el futuro precisamente en un momento en
el que el entorno económico-financiero nos exige adaptar nuestros modelos productivos y, en lo que más
cerca me toca, energéticos. Lo acometemos desde la prioridad de ser eficientes y capaces de proyectar a
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todo el país hacia el escenario de superación de la vigente crisis en condiciones de competitividad y
referencia internacional.
Porque I+D+i son mucho más que tres letras, estoy seguro de que compartirán conmigo que el esfuerzo
público-privado por asentar una política de innovación en todos los órdenes económicos acaba siendo una
inversión rentable. Desde luego, lo es según la experiencia de Gamesa. Orientada con criterios de
eficiencia, es la innovación, la aplicación del talento de las personas a través de los medios materiales
necesarios, la que nos permite acometer los procedimientos de mejora y competitividad necesarios para
que podamos hablar de proyectos empresariales sostenibles tanto económica, como social y
ambientalmente.
Pero esta convicción no es suficiente. El entorno juega a veces, aparentemente, contra la I+D. Desde el
pasado año nos vemos inmersos en una crisis de incertidumbre en todos los ámbitos de la actividad
económica que ha supuesto un golpe severo a los esfuerzos en Investigación y Desarrollo. Hasta entonces,
la apuesta estaba siendo clara.
Como recoge el informe 2009 de la Fundación Cotec, hasta el pasado año las inversiones públicas y
privadas en I+D habían mantenido un crecimiento notable. Los últimos datos oficiales del Instituto
Nacional de Estadista que recoge el informe, correspondientes a 2007, confirman que el gasto empresarial
anual en esta materia crecía ese año a un ritmo del 14% y el gasto público un 12%.
Ambas referencias superan los promedios de la última década y también los valores registrados por la
mayoría de países europeos. Igualmente, ese año se superó por vez primera en España el equivalente a
200.000 personas dedicadas a jornada completa a esta actividad. Sin embargo, este escenario de
crecimiento del sistema español de innovación parecía en cuestión a finales de 2008, según los estudios
realizados por la propia Fundación Cotec, por los efectos de la crisis global sobre la capacidad inversora
de empresas y administraciones.
Mi convicción en este sentido coincide con la expresada en la Asamblea anual de la Fundación por su
presidente, el rey Don Juan Carlos, cuando aseguraba que la presente crisis “reafirma la creciente
importancia de la economía de la innovación en un mundo globalizado”. Como él, considero que esta
nueva economía de la innovación “optimiza la asignación de recursos, tanto a la creación de
conocimiento, como a su conversión en bienes y servicios”.
Ese criterio de optimización y de inversión en conocimiento para su posterior conversión en productos y
servicios más eficientes e innovadores está en el corazón de la estrategia de transformación que ha venido
acometiendo nuestra compañía y que la proyecta hacia un nuevo horizonte.
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Gamesa se ha concentrado en el ámbito de la generación eólica desde parámetros de eficiencia y energía
sostenible. El consenso mundial sobre estos dos criterios y la imperiosa necesidad de acometer iniciativas
que los propicien es amplio. El papel que se otorga internacionalmente a la energía eólica en particular en
este empeño se puede constatar a través de los planes de estímulo del sector en Estados Unidos o China,
los dos mercados de crecimiento exponencial y objetivos más ambiciosos. Ambos han identificado la
energía eólica como uno de los principales activos para la transformación de su modelo energético y la
reactivación económica de sus estructuras productivas en términos de actividad y empleo.
En Europa también se percibe en buena medida esta realidad partiendo de los compromisos de reducción
de emisiones de gases de efecto invernadero, recogidas en los programas de eficiencia energética “20-2020” de la Unión Europea.
Es un escenario prometedor a medio y largo plazo para el sector pero que requiere ir más allá de
respuestas convencionales. En primer lugar, porque este espacio de actividad lo disputa un número cada
vez mayor de operadores y empresas dispuestas a participar del desarrollo del sector eólico; además,
porque existen alternativas energéticas que están en disposición de responder a la demanda con una
variable de precios de la electricidad hoy por hoy ventajosa que no se puede obviar con independencia del
impacto ambiental que aún generan.
Este contexto, que se podía anticipar, ha servido en cierta medida para ratificar lo oportuno de la apuesta
de Gamesa por la I+D+i en los últimos años como factor de creación de ventajas competitivas mediante la
mejora continua del producto y de sus prestaciones.
Hablar de competitividad en materia de generación es hablar de Coste de Energía, entendido como el
coste total de generar una unidad de energía a lo largo de la vida de una instalación. En el sector eólico, y
desde luego en el caso de Gamesa en particular, la reducción del Coste de Energía es un parámetro básico
del desarrollo tecnológico de nuestros productos y un enfoque estratégico que sólo es posible mediante la
inversión en I+D+i. Debemos competir con las energías convencionales con criterios de rentabilidad y
coste.
Aquí está residenciado nuestro gran reto tecnológico. Como energía renovable, sabemos que la ventaja
medioambiental es nuestra, pero la demanda de una energía de costes asumibles nos sitúa en competencia
directa con los combustibles fósiles. No es una quimera. La evolución de los costes de energía, muy
determinados en las fuentes tradicionales por el componente variable del precio de la materia prima, ha
sido en los últimos años claramente al alza. El interanual de septiembre de 2007 a septiembre de 2008
registró un alza del precio del petróleo del 32% y del 27% en el gas natural. Los mercados de futuros
descuentan ya que un barril de crudo caro no será un fenómeno coyuntural o estacional, sino que la
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excepción será que baje de 100 dólares una vez se reactive la demanda anormalmente bloqueada por la
crisis vigente.
Hace ya un par de años, con los perfiles de producto y sus costes de energía asociados en 2007, los
estudios comparativos apuntaban que la energía eólica sería competitiva respecto a la generación eléctrica
mediante combustibles fósiles si el precio del barril alcanzaba los 100 dólares. Después de aquello,
convivimos con un petróleo que llegó a alcanzar los 147 dólares. En el otro extremo, la apuesta por la
innovación de empresas como Gamesa permite anticipar reducciones del Coste de Energía de los
aerogeneradores de hasta dos dígitos, en torno al 10% en la nueva generación tecnológica.
Afirmaciones que no son en absoluto gratuitas ni mucho menos casuales. Gamesa ha convertido la
Investigación, Desarrollo e Innovación en la base de su estrategia de procesos, de productos y de
satisfacción del cliente. Sólo el pasado año, la Corporación invirtió más de 30,5 millones de euros en
actividades estrictamente asociadas a I+D, sin computar en esta cifra la parte asociada a innovación
tecnológica. Este año manejamos la previsión de elevar esa cifra a 50 millones de euros.
Una inversión que valoramos como un activo y no como un gasto dado que genera un patrimonio
tecnológico para la compañía que puede fácilmente medirse en términos de conocimiento sobre los que
daré unos pocos datos. Sólo en el ejercicio de 2008, Gamesa solicitó un total de 28 patentes de desarrollo
propio. El conjunto de patentes concedidas y solicitadas a cierre del año suma 118 familias de las que se
derivan hasta 269 patentes individuales repartidas por todo el mundo: desde Estados Unidos a China, de
México a India.
Fruto de ese esfuerzo por el desarrollo del conocimiento y la investigación tecnológica, el informe 2008
de la Comisión Europea sobre inversiones industriales en I+D situaba a Gamesa como la undécima
empresa española y la número 348 del ranking de 1.000 compañías europeas con mayor inversión en
Investigación y Desarrollo, ocupando el puesto número 27 del capítulo dedicado a “maquinaria
industrial”.
Gamesa actúa alineada con los objetivos de la política energética europea y nuestros programas de I+D+i
contribuyen a alcanzar los objetivos europeos en materia de lucha contra el cambio climático, seguridad
del abastecimiento energético y competitividad de las empresas europeas.
Objetivos todos ellos ratificados el pasado 17 de diciembre por el Parlamento Europeo y reunidos en el ya
comentado objetivo Triple 20, que aspira a reducir en un 20% las emisiones a la
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atmósfera y en otro tanto el consumo energético, además de alcanzar el mismo porcentaje en la cuota de
energías renovables para el año 2020.
El reconocimiento internacional de las acciones y programas de Gamesa se ve plasmado también en el
apoyo del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que por segunda vez consecutiva concedió en diciembre
pasado un préstamo de 200 millones de euros para financiar nuestro Plan de I+D+i diseñado para el
período 2008-2011.
La importancia del respaldo económico a iniciativas privadas en materia de innovación y conocimiento se
mide a la hora de conservar, desarrollar y aplicar en Europa, en España, el talento suficiente para afrontar
los retos científico-técnicos que afrontamos o tener que adoptar una posición pasiva frente a las iniciativas
del entorno. Ese es un lujo que no podemos permitirnos ni como país ni como estructura económicoproductiva ni como empresas individuales. Frenar es quedarse atrás y, a la velocidad de adaptación que
requiere la coyuntura, equivale a retroceder.
La financiación institucional es un activo fundamental que valoramos las empresas y que convertimos en
factores de creación de riqueza porque, cuanta mayor es la competitividad que alcanzamos mediante la
investigación y la innovación tecnológica, mayor es nuestra aportación al conjunto de la economía de
nuestros países.
En el caso de Gamesa, la financiación institucional española y europea está presente en los proyectos de
I+D que desarrolla de modo coordinado con el conjunto del sector eólico. Merecen ser destacados los
programas:
- Windlider 2015: Gamesa lidera este proyecto de investigación industrial junto con Ecotècnia,
ambos fabricantes de Aerogeneradores líderes en el mercado español. Su principal objetivo es
dominar el diseño de nuevas generaciones de aerogeneradores, reduciendo a la mitad el tiempo
para su lanzamiento al mercado e incrementando la madurez de las primeras series, condiciones
esenciales para liderar el mercado. Windlider 2015 ha sido merecedor de apoyo del programa de
Consorcios Estratégicos Nacionales de Investigación Tecnológica (CÉNIT), parte de la iniciativa
gubernamental INGENIO 2010. El programa implica una inversión total 40 millones de euros
durante 4 años, con una subvención aprobada para el periodo 2006-2009 de 13,2 millones
- Upwind: se trata del único proyecto de I+D eólica aprobado en el 6º Programa Marco de la UE. El
proyecto combina los recursos de más de 40 fabricantes de aerogeneradores y componentes,
universidades y otras organizaciones de investigación. Investiga la generación eólica del futuro y
el diseño de muy grandes aerogeneradores (8-10MW) que se instalarán en parques eólicos de
varios centenares de MW, tanto onshore como offshore. Se enfoca a las áreas críticas de análisis
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aerodinámico, aeroelástico, estructural y material del rotor, análisis crítico de los componentes del
tren de potencia y análisis de las estructuras (para aplicaciones offshore). Cuenta con un
presupuesto de 22,62 millones de euros para el período 2006-2011, de los cuales 14,57 son
aportados por la CE.
- Por último, Reliawind es el primer proyecto liderado por Gamesa en un Programa Marco de I+D
europeo. Ha recibido un rotundo respaldo por parte de la Comisión Europea al obtener la
puntuación de 13´5 sobre 15 en la primera convocatoria para Energías No Nucleares del 2007, lo
que le sitúa en el grupo selecto de proyectos mejor valorados y le permite optar a una subvención
a fondo perdido de hasta 5,2 millones de euros para su desarrollo.
Participamos 10 socios europeos incluyendo fabricantes, propietarios de parques y universidades.
El objetivo es aplicar criterios de fiabilidad provenientes del sector aeroespacial al diseño, la
operación y mantenimiento de aerogeneradores, consiguiendo una mayor disponibilidad y
reduciendo el coste de la energía. Se llevará a cabo en un período de tres años para finalizar en
marzo de 2011.
Además, ya trabajamos en las líneas estratégicas prioritarias en materia de I+D+i que permitan afrontar
los retos antes significados de rentabilidad del capital empleado y competitividad en coste de energía de
los aerogeneradores de Gamesa. El de la Investigación, Desarrollo e Innovación es un campo que
asociamos a la mejora continua. Como Corporación Tecnológica entendemos que nuestro presente y
nuestro futuro pasan por el desarrollo constante de nuevos y más eficientes procesos de producción,
productos más acordes a las necesidades del cliente y adaptación a mercados exigentes y de
características técnicas dispares. Mantener y consolidar esa estrategia implica que debemos mantenernos
en la vanguardia de nuestro sector y eso sólo se consigue con una intensa actividad innovadora.
Fruto de ella es la que hoy es la punta de lanza del desarrollo tecnológico de Gamesa. Una nueva
plataforma que constituye el futuro del sector eólico terrestre.
Hace sólo dos semanas Gamesa presentó por primera vez su aerogenerador G10X-4.5MW, instalado en el
parque de I+D de Jaulín, en Zaragoza, y que constituye un hito tecnológico para Gamesa y sitúa a un
producto íntegramente “made in Spain” en la vanguardia del desarrollo y la innovación en el sector.
G10X es la materialización de las apuestas por el talento que se hicieron tiempo atrás y de los
compromisos públicos y privados que han permitido llevarlas adelante.
Ante a la necesidad de disponer de ese componente fundamental del desarrollo social y económico que es
una energía eficiente y sostenible ambiental y económicamente, la plataforma G10X es una solución de
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futuro: la prueba evidente de que la innovación puede situar a España en la vanguardia tecnológica de un
sector de referencia en todo el mundo.
Estamos hablando del primer aerogenerador que una empresa española ha desarrollado íntegramente
desde cero, aplicando y creando su propio know-how. Con él, Gamesa se posiciona como líder del
segmento multimegavatio terrestre alcanzando un umbral de potencia sin precedente.
Le acompaña un desarrollo tecnológico exclusivo de Gamesa que ha sido considerado por expertos
internacionales como un modelo de éxito para el futuro.
El proyecto comenzó su andadura hace seis años, cuando Gamesa se planteó la necesidad de introducir en
el mercado una maquina que pudiese generar megavatios en cualquier emplazamiento terrestre con el
mejor coste de energía del mercado.
Hasta la fecha, la mayor potencia generadora alcanzada ha venido estando asociada a aerogeneradores off
shore, cuyas virtudes de potencia deben matizarse por los costes elevados de su instalación y la necesidad
de tender redes de evacuación mar adentro.
Desde el año 2004 y hasta hoy, un equipo que ha llegado a incorporar simultáneamente a más de 150
ingenieros ha trabajado desde el diseño conceptual inicialmente planteado en nuestras instalaciones en
Dinamarca y a partir de ahí en Pamplona, Madrid, Bilbao y Jaulín, entre otros emplazamientos. Cuando
acabemos el desarrollo, habremos empleado un millón trescientas mil horas de ingeniería para un modelo
que cuenta con más de 10.000 piezas distintas en su lista de materiales.
La apuesta de Gamesa ha sido aplicar a este nuevo desarrollo conceptos de diseño y validación
equiparables a otras industrias tecnológicas, tan exigentes como la aeronáutica, donde la fiabilidad de los
productos está garantizada desde el primer día de funcionamiento.
A lo largo de cinco años hemos venido aplicando un extenso programa de validación y, al final de este
período, el próximo año, se habrán realizado más de 350 ensayos de componentes en 75 laboratorios
acreditados y bancos de ensayo distintos, tanto en Europa como EEUU y Japón.
Además, en el Laboratorio de Ensayos de Aerogeneradores del Centro Nacional de Energías Renovables
(CENER) en Sangüesa (Navarra), se habrán realizado al final del proyecto más de 250 ensayos de
sistemas funcionales, acumulando miles de horas de funcionamiento en las condiciones exigentes para el
tren de potencia, para el conjunto generador-convertidor y también para las palas. De esta manera cada
componente y subsistema estará validado en un entorno controlado, minimizando el plazo para obtener
alta disponibilidad en campo.
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Pero más allá de cifras más o menos llamativas, quiero que se queden con un mensaje: todo este esfuerzo
innovador y el rigor investigador y tecnológico que implica ha dado ya fruto. Así, este primer prototipo,
durante el primer mes de funcionamiento sin restricciones, ha promediado una disponibilidad del 80%,
algo que ni nosotros mismos esperábamos y confirman que el nuevo aerogenerador es ya una máquina
fiable. Una experiencia acumulada convertida en activo que forma parte ya del valor tecnológico de la
compañía.
Desde el punto de vista tecnológico, el G10X ha sido un desafió desde el comienzo, una serie de
requisitos de diseño muy ambiciosos hacían necesario el desarrollo de tecnologías punteras no existentes
en el mercado.
Para empezar, utilizará palas de más de 60 metros, de longitud, fabricadas en dos tramos y ensambladas
en campo. Estas palas contarán con instrumentación para poder ajustar el nivel de cargas en tiempo real
dentro de los limites de cada uno de los subsistemas (mejorando hasta en un 30% el rendimiento de
tecnologías convencionales). Son dos tecnologías desarrolladas por Gamesa.
Estas mismas palas cuentan con una nueva familia de perfiles aerodinámicos que optimizan el punto de
funcionamiento para el mínimo ruido ambiental, un concepto también propiedad de Gamesa y
desarrollado conjuntamente con la Universidad de Stuttgart.
Una estrecha colaboración entre Gamesa, y las empresas Hansen Transmissions (Bélgica) y General
Dynamics (EEUU) a dado lugar a un tren de potencia compacto, considerado recientemente por una de
las más prestigiosas revistas técnicas del sector como la mejor propuesta del mercado.
El hecho de que la maquina pueda ser transportada y montada con medios logísticos similares a una
maquina actual de 2 MW constituye una ventaja competitiva que se traduce en el aprovechamiento de
medios vigentes, con el consiguiente ahorro de producción y transporte.
Para terminar, aunque quizá sea en términos de versatilidad lo más importante, la plataforma G10X
cumple los requerimientos més exigentes de conexión a red, puesto que es “full converter”, es decir toda
la producción eléctrica es acondicionada antes de ser vertida a la red, lo que aporta adaptabilidad a las
características particulares de las diversas redes eléctricas de todo el mundo.
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Esta apuesta tecnológica de primer orden, que aspira a cambiar el panorama eólico terrestre mundial,
recibirá su certificación a lo largo del próximo año y los primeros clientes podrán recibir sus
aerogeneradores solo unos meses después.
Pero no queremos detenernos aquí. Como sector, entendemos y reconocemos que la principal limitación
de la energía eólica es su irregularidad. Por eso, ya estamos inmersos en otro proyecto de I+D+i que está
destinado a cambiar el concepto de generación eólica. Queremos eludir la limitación de rentabilidad y
productividad de los aerogeneradores determinada por el binomio viento-demanda.
Para ello, hemos iniciado un programa de desarrollo de un sistema de almacenamiento masivo de energía
eléctrica generada por turbinas eólicas que aspiramos a tener instalado en el mismo parque de I+D de
Jaulín en un par de años.
Quiero ir concluyendo con un mensaje que entiendo fundamental. Y es que lo que les acabo de relatar no
es sólo un éxito industrial o empresarial concreto. Se trata más bien de la evidencia de que el talento de
las personas y el compromiso de las empresas e instituciones con la innovación son los pilares sobre los
que asentar los nuevos modelos económicos que sitúan a un país en la vanguardia mundial.
El desarrollo de la I+D+i en el sector está propiciando no sólo una generación eólica más competitiva en
costes, una mayor rentabilidad al cliente por su inversión y un rescate más rápido de la misma.
La capacidad tecnológica demostrada por el sector eólico en España está en disposición de cooperar en el
rescate económico del país tanto desde la perspectiva de la potenciación de actividad industrial como
mediante la aportación de un modelo energético sostenible que reduzca la dependencia externa.
El futuro nos depara la obligación de afrontar proyectos de igual y mayor magnitud. Si las personas, las
empresas, las instituciones, estamos a la altura del compromiso que implican con la dedicación suficiente
convertiremos esos retos en factores de éxito. Gamesa seguirá dispuesta a asumir el liderazgo tecnológico
preciso y ofreciendo respuestas positivas a los compromisos que estén dispuestos a compartir con
nosotros nuestros clientes, proveedores y las administraciones que nos han acompañado hasta aquí y que
han creído, como nosotros, que innovación es sinónimo de futuro. No queremos ni podemos dar la
espalda a la una porque supondría renunciar al otro. Muchas gracias por su atención.
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