Download El gasto social en España y en la Unión Europea
Document related concepts
Transcript
3 El gasto social en España y en la Unión Europea Jaime Frades Pernas Gabinete Técnico Confederal de la UGT [email protected] Fecha de recepción: 15/03/2010 Fecha de aceptación: 12/04/2010 Sumario 1. Introducción. 2. Los retos de la protección social española. 3. Gasto total en protección social. 4. Gasto en protección social por funciones en 2007. Diferencias respecto a UE-27. 5. Bibliografía. RESUMEN La Estrategia de Lisboa ha sido un fracaso en sus compromisos más evidentes, entre ellos el de la erradicación de la pobreza, la cual, paradójicamente, ha aumentado por el incremento de la precariedad laboral y el debilitamiento de la protección social. A pesar de las mejoras sociales de los últimos años, el gasto social en España sigue estando aún a gran distancia de la media de los países europeos, manteniendo todavía una de las más altas tasas de pobreza relativa de la Unión Europea. La modernización y adaptación de nuestro sistema de protección social ha sido insuficiente tanto para prever y atender las nuevas formas de pobreza como para convertirse en un instrumento de inversión social y productiva capaz de resolver los grandes retos que tiene hoy nuestra sociedad. La centralidad en el debate social de los problemas relacionados con el envejecimiento demográfico y con la reducción del déficit público, ha dificultado el debate sobre los mayores déficits que tiene hoy nuestro Estado de Bienestar: la menor protección de los trabajadores peor situados en el mercado de trabajo, el escaso esfuerzo en educación, la insuficiencia de las rentas mínimas -sea cual fuere la contingencia que cubren- para escapar de la pobreza, la escasez de las prestaciones dirigidas a las familias, sean prestaciones económicas o servicios, y las todavía tímidas políticas de conciliación de la vida familiar y laboral. La debilidad de estas políticas atenúa la solidaridad y cohesión social en momentos de fuerte segmentación social y supone un freno al cambio del modelo productivo que nuestro país necesita. Documentación Social 157 47 3 Jaime Frades Pernas Monografía Palabras clave: Pobreza, Lagunas de Protección Social, Gasto Social, Redistribución, Inversión Social, Cambios Sociales. ABSTRACT Lisbon Strategy has had failures in his most evident commitments; one of them - the eradication of poverty - paradoxically, has increased by the weakening of the social protection and the precarious employment. In spite of the social improvements of the last years, the social expenditure in Spain still continues being at great distance of the average of the European countries, still maintaining one of the highest rates of relative poverty of EU. Modernization and adaptation of our system of social protection has been insufficient to anticipate and to take care of the new forms of poverty, and to solve the great challenges that our society has today. The importance in the social debate of problems related to the demographic aging and the reduction of the public deficit, has prevented the debate on the majors deficits that our State of Well-being has today: the smaller protection of the workers worse located in the labor market, the little effort in education, the insufficiency of the minimum incomes to escape of the poverty, the shortage of the benefits directed to the families (economic benefits or services), and still the timid policies of conciliation of the familiar and labor life. The weakness of these policies attenuates to solidarity and social cohesion at moments of strong social segmentation and it supposes a brake to the change of the productive model that our country needs. Key words: Poverty, Lacks of Social Protection, Social expenditure, Redistribution, Social Investment, Social changes. 48 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía 1 INTRODUCCIÓN Hace ahora diez años que se estableció como prioridad en la Estrategia de Lisboa la erradicación de la pobreza para Europa en el horizonte de 2010, consagrándose este año, precisamente, como Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. Ese objetivo no sólo no se ha cumplido sino que la realidad actual es peor que la de hace una década. En 2008, un 17% de los europeos vivían por debajo del umbral de pobreza relativa, porcentaje que para España se elevaría al 20% situándonos en el quinto lugar en el ranking de pobreza de la UE-27. Los motivos de ese empeoramiento obedecen a múltiples causas, entre las que destacaríamos, aún antes de la crisis financiera de 2008, el fuerte deterioro de la calidad del empleo y de los salarios, con el consiguiente aumento de la precariedad laboral y de la pobreza. A lo anterior habría que añadir la reducción de las cargas fiscales a favor de las empresas y las rentas del capital, lo que ha limitado la capacidad de financiación de las políticas sociales. A pesar del debilitamiento de la protección social en buena parte de Europa en los últimos años, ésta sigue siendo un gran dique contra la pobreza; sin ellas, un 36% de ciudadanos europeos pasarían a engrosar ese 17% que ya es pobre (Zufiaur, 2010). La protección social pública constituye una de las respuestas más logradas a los deseos de seguridad de los ciudadanos al asegurarles, al menos hasta un cierto nivel, que la calidad de vida no se verá mermada ante una serie de contingencias como, entre otras, la vejez, la discapacidad, la enfermedad o el desempleo. Su fin no es exclusivamente, como a veces se ha pretendido desde ciertas formulaciones liberales, reducir la pobreza, para lo que bastaría una protección de mínimos, sino que va mucho más allá al procurar, también, reducir las desigualdades sociales, y no exclusivamente las que tienen su causa en el mercado de trabajo, y facilitar la igualdad de oportunidades. 2 LOS RETOS DE LA PROTECCIÓN SOCIAL ESPAÑOLA El sistema español de protección social, cimentado en sus orígenes, al igual que en otros muchos países, sobre los seguros sociales y el trabajo remunerado, propios de las sociedades industriales, ha tenido que adaptarse, aunque con desigual fortuna, a nuevas demandas y a nuevos retos, como la consideDocumentación Social 157 49 3 Jaime Frades Pernas Monografía ración de ciertas prestaciones, ya no como derechos laborales sino como derechos humanos universales garantizados a todos los ciudadanos. La deslaboralización del sistema mediante la universalización de la sanidad o la protección familiar es un claro ejemplo de ello; cosa bien distinta es que la protección otorgada sea suficiente, como se verá más adelante. Otro ejemplo de esa adaptación es la atención a las nuevas demandas sociales, como pueden ser la mejora en ciertos mecanismos que permiten conciliar la vida laboral, familiar y personal y el cuidado de las personas dependientes. En 2008, España tenía una de las más altas tasas de riesgo de pobreza de la Unión Europea, según se observa en la tabla 1 por grandes grupos de edad. Se ha tomado como referencia el umbral del 60% de la mediana de ingresos, después de las transferencias sociales. Tabla 1. Tasa de riesgo de pobreza por grupos de edad en %. 2008. Total Menos de 16 años Entre 16 y 64 años 65 y más años UE-27 17 20 15 19 UE-15 16 19 15 20 España 20 24 17 28 Fuente: Eurostat. Si bien para este umbral la diferencia con la Unión Europea es sólo de tres puntos en el total de edades, llama la atención las diferencias en los dos extremos, los menores de 16 años y los mayores de 65, con cuatro y nueve puntos respectivamente de diferencia respecto a la UE, lo que sitúa a España entre los países con mayor grado de pobreza relativa en la infancia y en la vejez(1) después de las transferencias sociales. Como es fácil deducir, la pobreza es menor en aquellos países donde el gasto social es mayor. Pero tener trabajo tampoco evita los riesgos de pobreza a un buen número de ciudadanos. De acuerdo también con las estadísticas de Eurostat sobre tasas de pobreza en el trabajo, España se encontraba entre aquellos países con mayor riesgo, debido, fundamentalmente, a nuestras mayores tasas de desem(1) La Encuesta de Condiciones de Vida en España ha introducido una importante novedad al considerar una nueva variable, la vivienda en propiedad como alquiler imputado (lo que favorece, por una parte, a países como España en los que la proporción de vivienda en propiedad es muy alta, y, por otro, a los tramos de población de mayor edad, con vivienda propia y que, además, ya la han pagado). Ello supone, para un umbral del 60% de la renta media, una reducción de la pobreza relativa de 5 puntos para el conjunto de la población, reducción que para los mayores sería de, aproximadamente, 12 puntos, lo que evidentemente reduciría también la distancia respecto a la pobreza entre éstos y el conjunto de la población. No utilizamos esta variable hasta en tanto no se homogenice para todos los países de la UE. 50 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía pleo y de precariedad laboral, lo que situaba esa tasa tres puntos por encima de la media europea. Si la inestabilidad y la desigualdad crecientes en las sociedades posindustriales van a seguir por largo tiempo, la importancia de los sistemas de bienestar social será cada vez mayor toda vez que devienen en elementos estratégicos tanto para atenuar los conflictos derivados de ese proceso, como para constituirse también en herramienta de inversión social. España sigue manteniendo un gasto en algunos bienes básicos (protección social, educación(2) e I+D(3)) muy alejados de la media europea. Si tomamos el gasto total de las administraciones públicas, España ocupaba en la UE-27 el vigésimo puesto en 2008 en el orden del gasto, lo cual supone un enorme lastre para el cambio de modelo productivo que el país necesita. Y es que el peso del sector público resulta relevante por dos motivos. El primero, porque desarrolla actividades que el sector privado no ofrece de forma óptima, la más evidente la protección social. El segundo, porque ejerce un efecto dinamizador sobre el conjunto de la economía. Además de contribuir al aumento y estabilización de la demanda y favorecer la especialización de la economía hacia sectores de mayor productividad y mayor capacidad tecnológica, atenúa el conflicto social y reduce las desigualdades sociales, lo que, a la postre, redunda en un mayor crecimiento económico. El menor gasto público tiene repercusiones evidentes en el empleo. El peso del empleo en los Servicios de carácter comunitario (que incluyen a la administración pública, la educación, la sanidad y los servicios sociales) apenas supera en España el 20% del empleo total, situando la diferencia respecto a la UE en torno a 5 puntos, diferencia que se elevaría de 11 a 15 puntos si nos comparamos con los países nórdicos. No puede sorprender que entre el primer trimestre de 2008 y el cuarto de 2009, es decir en plena crisis, en la que la ocupación se redujo un 8,6%, y en sectores como la construcción y actividades inmobiliarias esa reducción se situó por encima del 30%, los servicios de carácter comunitario hayan tenido incrementos de la ocupación en torno al 13%, con la única salvedad de la educación, que creció tan solo un 1,4%. El fortalecimiento del Estado de Bienestar, especialmente en las políticas de cuidados y atención a las familias, supone ampliar las posibilidades de las mujeres de incorporarse al mercado de trabajo y, por tanto, de incremento de la actividad y de los recursos. (2) En 2006 España dedicaba el 4,3% del PIB a gasto público en educación frente al 5% de media en la UE. Aquellos países, como los nórdicos, que han apostado por una economía del conocimiento vienen dedicando por encima del 6% (Dinamarca: 7,98%; Islandia: 7,55%; Suecia: 6,85; Noruega: 6,55%; Finlandia: 6,14%). El que España tenga hoy un índice de abandono escolar el doble que la media europea tiene una explicación, aunque no toda, en nuestro menor gasto en educación. (3) El gasto en I+D se sitúa en España en el 1,35% del PIB frente a un 2% de media en la UE; de nuevo los países nórdicos son los que dedican más recursos, del 2,73% en Dinamarca hasta el 3,75% en Suecia. Documentación Social 157 51 3 Jaime Frades Pernas Monografía Sin embargo, en ciertos planteamientos pareciera como si España hubiese alcanzado un máximo de bienestar al que habría que poner freno. Un discurso que, quizás, podría ser válido en países que dedican el 30% o más de su PIB al gasto social, no puede, ni debe, ser esgrimido en países como el nuestro que dedica apenas el 21%. La centralidad en el discurso social de los problemas demográficos y de las pensiones(4) ha oscurecido otros muchos problemas relacionados con nuestra protección social. Por otro lado, la permanente presión empresarial por reducir en un volumen importante las cotizaciones sociales(5) y establecer nuevas fórmulas contractuales próximas a la servidumbre, o las propuestas de reducir los impuestos y su progresividad, no dejarían espacio alguno, claro está, ni para la mejora de nuestra protección social, ni tan siquiera para mantener el actual nivel de protección. La discordancia entre estas propuestas y las realizadas por los mismos actores acerca de caminar hacia una mayor flexiseguridad es evidente, toda vez que se pretenden socavar los ingresos con los que financiar la mayor seguridad con la que hacer frente a las consecuencias de la precarización laboral. En la Estrategia de Lisboa (marzo de 2000) se abogaba por la modernización del modelo social europeo en el sentido de reforzar los aspectos educativos y formativos pero también en la reorientación de las políticas de protección social para hacerlas más proactivas y a luchar contra la exclusión social. Con la aprobación de la Agenda Social en la Cumbre de Niza (diciembre de 2000), entre otros muchos instrumentos, el objetivo de modernización tiene una mayor concreción situando los principales retos en asegurar la viabilidad de los sistemas de pensiones, en promover la inclusión social con miras a prevenir y erradicar la pobreza y la exclusión social y en reforzar la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, la revisión en 2005 de la Estrategia de Lisboa subordinó el empleo, la protección social y las condiciones de trabajo a la extensión del mercado único, al aumento de la competitividad europea y a la estabilidad de las finanzas públicas. Aún antes de la crisis, el corolario de esa política ha sido una mayor desregulación, el aumento de la desigualdad y del empleo precario y un empeoramiento en la distribución. El impacto de la Estrategia de Lisboa ha sido un fracaso en sus compromisos más evidentes (inversiones en I+D, tasa de empleo y calidad de éste,…), pero también en su dimensión social, la cual se ha visto sumamente debilitada. Paradojas del liberalismo, se ha impedido o amortiguado la recesión a través de (4) La más reciente y excesiva expresión de esa política ha sido la revelación, y posterior desmentido, de la pretensión del área económica del Gobierno, a través de la «Actualización del Programa de Estabilidad 2009-2013 y Plan de Austeridad 2010-2013», de reducir el gasto en pensiones en cuatro puntos del PIB. (5) Esta es la principal contribución de las organizaciones empresariales al debate sobre la Seguridad Social. En julio de 2009 tal petición se concretaba en una propuesta de reducción de 5 puntos, lo que equivaldría a no menos de 15.000 millones de euros. 52 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía los denostados Estados de bienestar, que han actuado como estabilizadores automáticos, y de medidas de corte keynesiano de estímulos económicos. Lamentablemente, la nueva estrategia Europa 2020(6) supone una decepción absoluta en el ámbito de la protección social. El único objetivo medible es el de reducir en un modesto 25% el número de europeos que viven por debajo del umbral de la pobreza, pero sin detallar a través de qué políticas y de qué herramientas(7), remitiendo a un próximo Consejo Europeo la reconsideración de esta medida, probablemente para rebajar su alcance. Al margen de las políticas de igualdad de género que han gozado de amplio apoyo social y político, desde hace unos años tanto en Europa como en España los debates sobre la adaptación de los sistemas de protección social se han enfocado, prácticamente, hacia dos objetivos fundamentales: el primero, la sostenibilidad financiera de los sistemas de protección social mediante la contención de su gasto; el segundo, la eliminación de incentivos para que hagan menos atractivas las prestaciones sociales que el trabajo. Si con el primero se cuestiona, en cierta forma, la solidaridad social e invita a una mayor responsabilidad individual, es decir privada, en la provisión de bienestar, con el segundo objetivo se pretende restringir cada vez más las prestaciones a corto plazo, como el desempleo o las rentas mínimas, para que los desempleados concurran por unos salarios más bajos. Ambos objetivos perseguirían no sólo la reducción del nivel de gasto público sino, también, una recomposición de los derechos sociales y, por tanto, del modelo social. Mediante el llamado Método Abierto de Coordinación (MAC) en materia de pensiones adoptado en la cumbre de Lacken en 2001, se pretende, al menos en teoría, conciliar ciertos objetivos sociales —como son, entre otros, la modernización o adaptación de los sistemas a los cambios sociales— con orientaciones de política económica, entre las que sobresale la reducción del impacto de los gastos sociales más comprometidos por el envejecimiento demográfico (pensiones, sanidad y cuidados de larga duración) sobre las finanzas públicas. Si bien la política social sigue siendo competencia exclusiva de los Estados, el MAC va más allá de unas meras orientaciones y de un catálogo de buenas prácticas para constituirse, en cierta medida, en un patrón para las reformas, por el apremio de sus propuestas y los compromisos que han adquirido los estados: hay que hacer reformas cuanto antes sea cual sea la coyuntura, éstas han de ser profundas, especialmente en materia de pensiones, y, además, orientadas a unos objetivos concretos. (6) Una estrategia para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador. COM (2010) 2020 de 3 de marzo de 2010. (7) Se anuncia, no obstante, la creación de una «Plataforma europea contra la pobreza», pero sin especificar en qué consistirá este instrumento y que será de otros dispositivos actuales que pueden competir con éste, como los establecidos en el Marco Estratégico para el Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (2010). Documentación Social 157 53 3 Jaime Frades Pernas Monografía En el ámbito de las pensiones los objetivos inciden en un proceso de reducción y control del gasto por medio de la reducción de las tasas de reemplazo de las pensiones públicas, el retraso en la edad de jubilación y el fomento de dispositivos basados en la capitalización(8). La disciplina económica se situaría, pues, por encima de los objetivos sociales. Más allá de lo razonable que pudieran ser las medidas propuestas para atajar la incidencia del envejecimiento demográfico sobre la protección social, lo cierto es que se han añadido nuevos argumentos para justificar políticas restrictivas desde el momento en que se excluye el aumento de los ingresos, sean impuestos, cotizaciones u otras fuentes suplementarias, para asegurar la viabilidad de los sistemas. Los ajustes habrá que hacerlos fundamentalmente por la vía de los gastos, dejando al margen la solidaridad. No obstante lo anterior, la necesidad de readaptar los sistemas de protección social a los cambios sociales y económicos es evidente. A pesar de la enorme heterogeneidad de los sistemas de protección existentes, los problemas a los que se enfrentan los sistemas nacionales son, con mayor o menor intensidad, los mismos. En primer lugar, el reto común del envejecimiento demográfico que afecta a todos los países, aunque sea en momentos distintos y con desigual intensidad. No sólo habría que vigilar por la sostenibilidad de las finanzas públicas, también se precisaría amortiguar los efectos del envejecimiento mediante políticas que ayuden a hacer más llevadero ese proceso, por ejemplo, mediante políticas que aumenten la tasa de empleo femenino y la eliminación de aquellas trabas, sean de orden laboral o socioeconómico, que dificultan que las familias puedan tener los hijos que deseen. En segundo lugar, por el paso a una economía preponderantemente de servicios y los cambios en el mercado de trabajo que han introducido una desigualdad creciente, lo que remite no sólo a la protección adecuada a cuantos tienen un empleo precario, sino, también, de medidas formativas u otras que mejoren su posición en el mercado de trabajo. La segmentación del mercado de trabajo no sólo produce biografías laborales cada vez más discontinuas e imprevisibles, frente a las trayectorias más estandarizadas del pasado, además hace emerger nuevas necesidades sociales no siempre bien cubiertas por los sistemas tradicionales de protección. Esos cambios en el ámbito laboral requerirían de un replanteamiento de muchos de los requisitos de acceso a la protección social, y a su cobertura, establecidos en contextos bien diferentes. (8) Con la crisis se han manifestado en toda su dimensión los problemas inherentes a los sistemas de capitalización, con pérdidas muy superiores al 20% de sus inversiones, si bien en España esa pérdida ha sido menor. En algunos países las pérdidas han equivalido a cuatro o seis años de ahorro, lo que afectará de forma muy negativa a los pensionistas con edades próximas a la jubilación. 54 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía En tercer lugar, por la transformación de las bases ideológicas, sociales y económicas del modelo de familia tradicional y en las relaciones familiares, que se refleja por cambios en las bases materiales de las familias y en el papel que éstas venían teniendo en la provisión de bienestar a sus miembros, en la extensión del principio de igualdad igualmente al ámbito doméstico y en la reducción, cuando no desaparición, de las relaciones de dependencia económica de la mujeres respecto a los varones, al ser cada vez más frecuente el trabajo remunerado de ambos cónyuges. Además, el aumento de los divorcios supone un incremento de las familias monoparentales con hijos a su cargo. Ello plantea, por una parte, nuevas necesidades sociales y, por otra, la pertinencia de reconsiderar o modernizar ciertas prestaciones cuya lógica se asentaba en el modelo de familia tradicional. En cuarto lugar, por la fuerte incorporación de la mujer al mercado de trabajo, aunque, en general, con mayores tasas de temporalidad y desempleo, menores retribuciones, y mayores dificultades para acceder al primer empleo. La debilidad de las políticas de protección familiar en España, en servicios y en prestaciones, dificulta que esa incorporación y mantenimiento en el mercado de trabajo pueda hacerse en condiciones de igualdad. En este sentido sería necesario que el sistema de protección social, por una parte, compensase los costes directos, indirectos y de oportunidad de la tenencia de hijos, y, por otra, hiciese posible compatibilizar la vida familiar y laboral. Por último, la financiación de la protección social. Si se quiere hacer frente a los nuevos retos sociales, la necesidad de un mayor esfuerzo financiero es ineludible. No puede existir una protección social suficiente sin un sistema fiscal más justo, equitativo y eficiente. No es aceptable que en ciertos planteamientos se exija responsabilidad para moderar el gasto social, ya de por sí insuficiente, mientras se han adoptado decisiones en política fiscal que han reducido la capacidad recaudatoria del Estado para financiar las prestaciones sociales, entre otras. En 2007 las aportaciones públicas a la financiación de la protección social en España suponía el 7,8% del PIB, frente a al 10,3% en la UE-27 o el 10,7% en la UE-15; esa fuente de financiación suponía en los países nórdicos porcentajes entre el 12% y el 20%. Las contribuciones empresariales en España se encontraban justamente en la media europea. En las líneas que siguen se analizan los gastos de protección social tanto en España como en la Unión Europea y se intentará, si bien de forma modesta, una aproximación a las principales lagunas protectoras de nuestro sistema. Documentación Social 157 55 3 Jaime Frades Pernas Monografía 3 GASTO TOTAL EN PROTECCIÓN SOCIAL Según el artículo 2 del Tratado de la UE, uno de sus objetivos es alcanzar un alto nivel de protección social entre los Estados miembros. Uno de los instrumentos de los que se vale la Comisión Europea, desde los años 70, para la observación y análisis de ese objetivo es el Sistema Europeo de Estadísticas Integradas de Protección Social (SEEPROS). Habitualmente el esfuerzo en protección social se mide en relación con el PIB. Ya que el gasto es muy sensible a las variaciones en el PIB(9), se intentará añadir otros indicadores cualitativos. En 2007 España dedicaba a gastos en protección social (excluidos los gastos de educación(10)), el 21% del PIB, lo que sitúa la diferencia respecto a la UE-27 en 5,2 puntos; respecto a la UE-15 esa diferencia aumentaba a 5,9 puntos. A partir de 2005 es apreciable una reducción del gasto social en algunos países centrales de Europa, como consecuencia de algunas reformas llevadas a cabo en ese período, y aún antes, dada la preponderancia que a lo largo de estos últimos años se ha dado a la estabilidad de las finanzas públicas. Gráfico 1. Evolución del gasto social en España y la UE-15 en % del PIB 29,0 27,8 27,7 27,4 27,0 26,9 26,8 27,0 27,3 27,6 27,7 27,3 26,9 27,0 25,0 23,0 21,5 20,7 20,9 21,0 20,6 20,9 20,4 2002 2003 2004 2005 2006 2007 20,8 21,0 20,3 20,2 19,8 20,0 19,0 UE-15 España 17,0 15,0 1996 1997 1998 1999 2000 2001 (9) Se advierte que los últimos datos de Eurostat se refieren al año 2007, es decir un año antes de iniciarse la actual crisis y que, precisamente, por la caída del PIB a partir de 2008, el gasto social representará, al menos en España, una mayor proporción respecto a éste. Asimismo, algunas políticas puestas en marcha fundamentalmente a partir de 2006, como las mejoras en materia de protección social contempladas en las leyes de Igualdad y de Dependencia, todavía no tienen en ese año una importancia estadísticamente significativa. (10) Si se incluyeran éstos, el gasto en 2006 (todavía no existen datos de gasto en educación para 2007) sería del 31,7% del PIB para la UE-27 frente al 25,2% de España, una diferencia por tanto de 6,5 puntos.. 56 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía Tabla 2. Evolución del gasto total de protección social en % del PIB Francia Suecia Bélgica Dinamarca Holanda Austria Alemania UE-15 Italia UE-25 UE-27 Finlandia Reino Unido Portugal Grecia Hungría Eslovenia España Luxemburgo Irlanda República Checa Chipre Malta Polonia Eslovaquia Bulgaria Lituania Rumania Estonia Letonia 1996 2000 2004 2007 30,6 33,1 28,0 31,2 29,6 28,9 29,4 27,8 24,3 … … 31,4 27,4 20,2 20,5 … 23,5 21,5 21,2 17,6 17,6 … 17,5 … 19,5 … 13,0 … … … 29,5 30,1 26,5 28,9 26,4 28,4 29,3 26,8 24,7 26,5 … 25,1 26,4 21,7 23,5 19,6 24,2 20,3 19,6 13,9 19,5 14,8 16,9 19,7 19,4 … 15,8 13,0 13,9 15,3 31,3 32,0 29,2 30,7 28,3 29,3 29,8 27,6 26,0 27,2 … 26,7 25,9 24,7 23,5 20,6 23,4 20,7 22,3 18,1 19,3 18,1 18,8 20,1 17,2 … 13,3 12,7 13,0 12,9 30,5 29,7 29,5 28,9 28,4 28,0 27,7 26,9 26,7 26,4 26,2 25,4 25,3 24,8 24,4 22,3 21,4 21,0 19,3 18,9 18,6 18,5 18,1 18,1 16,0 15,1 14,3 12,8 12,5 11,0 Fuente: Eurostat. Dejando a un lado las comparaciones en proporción al PIB (que incorporan nuestro menor nivel de renta relativa), si analizamos el gasto social por habitante en paridades de poder de compra (corregidas las diferencias de poder de compra del dinero entre países), el gasto por persona en políticas sociales suponía en 2007 en España el 84,7% de la media de la UE-27 (respecto a la UE15, ese porcentaje suponía el 74%). En el año 2000, y respecto a la media de la UE-15, el gasto por persona suponía el 63,8%, un incremento por tanto de 10 puntos hasta el año anterior a la crisis. No obstante ese avance, resulta significativo que en 2007, con un PIB per cápita y en paridades de poder de compra que suponía el 105% de la UE-27, España tuviese un gasto social por habitante que no llegaba al 85%. Documentación Social 157 57 3 Jaime Frades Pernas Monografía Tabla 3. Gasto total por habitante en unidades de paridad de compra. 2007 Luxemburgo Holanda Suecia Bélgica Austria Dinamarca Francia Alemania UE-15 Reino Unido Finlandia Irlanda UE-25 Italia UE-27 Grecia España Eslovenia Portugal Chipre República Checa Malta Hungría Eslovaquia Polonia Estonia Lituania Letonia Bulgaria Rumania En paridad de poder de compra UE-27=100 13.231,3 9.293,2 9.028,0 8.657,6 8.640,2 8.630,2 8.264,3 7.943,1 7.464,3 7.455,1 7.321,2 7.054,4 6.805,5 6.773,3 6.521,8 5.719,9 5.526,4 4.760,5 4.700,6 4.175,9 3.717,8 3.500,9 3.477,8 2.675,1 2.428,7 2.156,1 2.135,9 1.580,0 1.404,7 1.352,2 202,9 142,5 138,4 132,7 132,5 132,3 126,7 121,8 114,5 114,3 112,3 108,2 104,4 103,9 100,0 87,7 84,7 73,0 72,1 64,0 57,0 53,7 53,3 41,0 37,2 33,1 32,8 24,2 21,5 20,7 Fuente: Eurostat. Ésta es una forma, entre otras, de analizar el gasto, porque lo que esos números reflejan es el gasto público bruto y no el neto, es decir descontados los impuestos y las cotizaciones o tasas que abonan los beneficiarios por determinados servicios o prestaciones que reducen los ingresos de los mismos. La OCDE viene realizado una aproximación a dicho cálculo para una serie de países, si bien ese planteamiento ha sido objeto de algunas observaciones críticas(11) por incluir (11) La primera, por considerar como gasto «social» la previsión o protección individual (fondos de pensiones individuales, seguros médicos individuales, etc.). Y es que el gasto social lo que mide es el esfuerzo colectivo en la satisfacción de las necesidades sociales de todos. En este sentido, el gasto privado reflejaría bien la exigüidad del gasto público, que obligaría a muchos ciudadanos a procurarse una protección por su cuenta, bien la mayor protección de otros, pero nunca el esfuerzo colectivo o público. La segunda, más técnica, es la imposibilidad práctica de conocer el gasto social público neto, después de impuestos, por la heterogeneidad de las unidades fiscales (personas y familias), por el hecho de que esas unidades fiscales reciban ingresos de otras fuentes, por los efectos sobre las rentas de los diferentes modelos (mayor o menor progresividad), etc. 58 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía los gastos privados, así como los gastos fiscales en prestaciones; no obstante, esta aproximación de la OCDE nos sirve para evaluar los pretendidos efectos negativos de la protección social europea sobre la economía. La idea de que las economías europeas no son competitivas dado que sus gastos sociales se encuentran en niveles cercanos al 30% del PIB frente al 15-16% de Estados Unidos, por ejemplo, queda seriamente en entredicho a la vista del siguiente cuadro, en el que se observa cómo el gasto social neto, en el sentido extenso que concibe la OCDE, es muy cercano entre los países. Lo que sí son muy diferentes son los resultados en términos de igualdad. Austria Bélgica Dinamarca Finlandia Francia Alemania Irlanda Italia Luxemburgo Holanda Portugal España Suecia Reino Unido EEUU Tabla 4. Gasto social neto en % del PIB. 2005 Gasto social público bruto 27,2 26,4 26,9 26,1 29,2 26,7 16,7 25,0 23,2 20,9 22,9 21,2 29,4 21,3 15,9 Gasto social público neto 22,2 23,1 20,2 20,6 26,2 25,1 15,2 21,5 19,4 17,7 20,8 18,9 23,1 20,1 17,1 Gasto privado neto 1,4 3,6 1,3 0,7 2,8 2,2 1,1 1,7 0,9 5,9 0,8 0,5 1,7 5,9 9,4 Gasto social total 23,5 26,8 21,6 21,4 29,0 27,0 16,1 23,1 20,3 23,3 21,4 19,1 24,8 25,9 25,3 Fuente: Adema, W. and M. Ladaique (2009), «How Expensive is the Welfare State?: Gross and Net Indicators in the OECD Social Expenditure Database (SOCX)», OECD Social,Employment and Migration Working Papers, No. 92,OECD Publishing. Curiosamente, el gasto neto en EEUU, por el mayor peso del gasto privado, es similar al de Reino Unido o Suecia, pero los grados de bienestar social son radicalmente distintos entre EEUU(12) y los países mencionados. El atractivo del modelo americano para el pensamiento económico dominante consiste, fundamentalmente, en la reducción del papel redistribuidor del Estado para (12) La incidencia de la pobreza después de las transferencias sociales es de dos a tres veces superior en Estados Unidos que en Europa. Documentación Social 157 59 3 Jaime Frades Pernas Monografía que el mercado proporcione cobertura a las demandas, solventes eso sí, de protección social. 3.1. Gasto en pensiones(13) en % del PIB En 2007, España dedicaba el 9% del PIB a las pensiones, 3 puntos menos que la UE-15 o 2,8 respecto a la UE-27. El peso del gasto en pensiones en España ha ido disminuyendo en los últimos años como consecuencia de un cierto respiro demográfico (por la entrada como beneficiarios de los nacidos durante la guerra civil, menos numerosos). Como se observará, la diferencia de gasto es bastante más abultada respecto a los países de Europa Central (Austria, Alemania, Francia,...) e incluso a Portugal que destina algo más del 13% a esta partida de gasto. Obsérvese que en 2007 algunos países como Italia o Austria dedicaban a las pensiones porcentajes parecidos a los que se barajan, en las hipótesis más creíbles, para España en 2050 con la legislación vigente. Sin negar que sean necesarias ciertas reformas en nuestro sistema de pensiones para hacerlo sostenible y más equitativo, no sería ninguna catástrofe para nuestro país que tuviese que dedicar dentro de 40 años el 14, el 15 o el 16% del PIB a estas prestaciones. Lo que sí es criticable es la idea que se quiere imponer: que las pensiones se tengan que financiar básicamente con cotizaciones sociales, las cuales, además, no tendrían que incrementarse, a la vez que se estimula a los trabajadores a que destinen parte de sus ahorros a fondos privados de pensiones, los cuales están incentivados fiscalmente. Nuevamente y al calor de la crisis surgen propuestas de realizar ciertas reformas urgentes con el fin de hacer más sostenible el sistema a largo plazo para lo que se precisaría, entre otras cosas, reducir la generosidad de nuestras pensiones. Al día de hoy esa supuesta generosidad se traduce en unas pensiones medias, todas ellas en la modalidad contributiva (jubilación, incapacidad, viudedad,…), de 760 euros; en la pensión de jubilación la cuantía media es de 861 euros, siendo algo más alta en el Régimen General con 1.076 euros de media. A modo de conclusión, el 78% de todas las pensiones de la modalidad contributiva y el 70% de las pensiones de jubilación tienen cuantías inferiores a 1.000 euros. Por lo que se refiere a las pensiones de la modalidad no contributiva(14) nada mejor que acudir a las observaciones del Comité Europeo de Derechos (13) En este concepto sólo se incluyen los gastos en prestaciones económicas por pensiones (y prejubilaciones). No se debe confundir con funciones que se verán más adelante (Vejez, Discapacidad y Supervivencia) que, además de las prestaciones económicas, incluyen los servicios sociales dirigidos a esos colectivos. 60 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía Sociales, u órgano encargado de supervisar la conformidad de las normas de los Estados a la Carta Social Europea. En su último informe, señala la no conformidad de la situación española con el artículo 4 de dicha Carta ya que la cuantía de estas pensiones está manifiestamente por debajo del nivel de pobreza fijado en el 50% de ingreso medio. Asimismo, ese Comité considera que la condición de duración de 10 años de residencia para tener derecho a estas prestaciones es excesivo lo que iría en contra del artículo 12.4. Tabla 5. Evolución del gasto en pensiones en la UE en % del PIB Italia Austria Francia Portugal Alemania Grecia Holanda UE-15 UE-27 Suecia Polonia Dinamarca Finlandia Bélgica Reino Unido Hungría Eslovenia Malta España Rep. Checa Luxemburgo Bulgaria Eslovaquia Chipre Lituania Rumanía Estonia Letonia Irlanda 1996 2000 2004 2007 14,5 14,4 13,5 9,9 12,7 10,4 13,8 12,7 … 12,5 … 11,4 12,7 11,9 11,6 … 10,9 8,1 10,3 7,5 11 … 7,2 … 6,5 … … … 4,7 14,4 14,3 12,9 10,5 13,0 11,1 12,5 12,4 … 11,3 12,6 10,5 10,6 10,9 11,9 8,5 11,1 8,0 9,6 8,5 9,4 … 7,5 5,8 7,8 6,1 6,6 9,5 3,6 14,6 14,5 13,1 12,3 13,4 11,7 12,8 12,3 … 12,3 13,3 11,0 11,2 11,1 10,6 9,3 10,5 9,1 9,1 8,3 9,9 … 7,4 6,6 6,7 6,2 6,0 6,8 5,0 14,6 13,8 13,3 13,1 12,4 12,1 12,1 12,0 11,8 11,8 11,6 10,8 10,8 10,7 10,5 10,4 9,7 9,1 9,0 8,2 8,2 7,3 7,3 6,8 6,6 6,4 5,9 5,3 5,2 Fuente: Eurostat. (14) Su cuantía en 2010 es de 4.755,80 euros al año (339,7 euros al mes) que se pueden complementar con 525 euros anuales para aquellos pensionistas que residan en una vivienda de alquiler. Documentación Social 157 61 3 Jaime Frades Pernas Monografía Gráfico 2. Distribución de las pensiones contributivas (Por tramos de cuantía) % pensionistas 35 30 25 Jubilación Total pensiones 20 15 10 5 0 Hasa 450 € De 450 a 600 € De 600 a 1.000 € De 1.000 a De 1.400 a 1.400 € 2.000 € Más de 2000 € Fuente: Seguridad Social. En 2008, el gasto en pensiones no contributivas, que por definición, van dirigidas a las personas con menores rentas, fue de 2.163,08 millones de euros. En aquel mismo año, el gasto fiscal para incentivar los fondos y planes de pensiones privados fue de 1.946 millones de euros, con el agravante de que estas reducciones fiscales han beneficiado más a los contribuyentes de mayores rentas: el 60% de los beneficiarios pertenecen a las decilas 8, 9 y 10 lo que implica un efecto regresivo ya que estas deducciones al operar sobre la base imponible reduce el incremento de los tipos a medida que se incrementa la renta (Jesús Ruiz-Huerta Carbonell y José M. Díaz Pulido). 4 GASTO EN PROTECCIÓN SOCIAL POR FUNCIONES EN 2007. DIFERENCIAS RESPECTO A UE-27 Las estadísticas europeas sobre gasto social se agrupan por funciones según su finalidad y, a su vez, éstas se desagregan en función de otros muchos criterios, pero que aisladamente pueden llevar a ciertos errores puesto que, como la misma Oficina Europea informa, los Estados miembros pueden utilizar tipos diferentes de prestaciones para lograr los mismos objetivos. Ésta es la razón por la que Eurostat aconseja establecer comparaciones internacionales a niveles más agregados. El menor gasto social de España se refleja en el menor gasto también en las ocho funciones de gasto salvo en dos, la de Desempleo y la de 62 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía Supervivencia(15). La mayor distancia respecto a la UE en cuanto al gasto en términos relativos se encuentra en las funciones de Vejez, Familia y Alojamiento. Tabla 6. Gasto por funciones en % del PIB en España y la UE-27 Funciones UE-27 España Diferencia 7,4 2,0 10,0 1,7 2,0 1,3 0,6 0,3 6,4 1,6 6,5 1,9 1,2 2,4 0,2 0,3 -1,0 -0,4 -3,5 +0,2 -0,8 +1,1 -0,4 0,0 25,2 20,5 -4,7 0,8 0,2 0,5 0,1 -0,3 -0,1 26,2 21,0 -5,2 Enfermedad Discapacidad Vejez Supervivencia Familia Desempleo Alojamiento Exclusión social TOTAL PRESTACIONES Gastos de administración Otros gastos TOTAL GASTO SOCIAL Fuente: Eurostat. Enfermedad Discapacidad Vejez Supervivencia Familia Desempleo Alojamiento Exclusión social Total funciones Tabla 7. Gasto por función y por habitante en paridades de poder de compra. 2007 UE-27 1.829,9 506,3 2.486,1 417,0 499,9 317,7 142,1 84,3 6.283,3 UE-15 2.102,9 575,5 2.828,8 474,6 569,9 371,7 167,2 95,8 7.186,3 España 1.684,3 409,0 1.720,3 505,9 323,7 629,6 48,5 70,3 5.391,7 % España/UE-27 -7,96 -19,22 -30,80 +21,32 -35,25 +98,17 -65,87 -16,61 -14,19 % España/UE-15 -19,91 -28,93 -39,19 +6,60 -43,20 +69,38 -70,99 -26,62 -24,97 Fuente: Eurostat. (15) A partir de 2006 se produce un cambio en la metodología: las pensiones de supervivencia (viudedad y orfandad) que a partir de los 65 años de edad se contabilizaban en la función Vejez, pasan de nuevo a la Función de Supervivencia, razón por la cual se pasa de un gasto del 0,6% en 2005 al 1,9% en 2006 y 2007. Documentación Social 157 63 64 8,7 7,6 6,5 7,4 7,1 8,7 8,0 6,7 7,6 6,5 6,7 6,6 5,6 6,7 6,4 4,9 4,6 6,1 5,2 3,9 7,2 4,7 3,9 4,3 3,0 4,1 3,2 7,4 7,6 Francia Suecia Dinamarca Bélgica Austria Holanda Alemania Italia Reino Unido Finlandia Grecia Portugal Hungría Eslovenia España Luxemburgo Chipre Rep. Checa Malta Polonia Irlanda Eslovaquia Bulgaria Lituania Rumanía Estonia Letonia UE-27 UE-15 Enfermedad Documentación Social 157 2,0 2,1 1,8 4,4 4,2 1,8 2,2 2,5 2,0 1,5 2,4 3,1 1,2 2,3 2,1 1,6 1,6 2,3 0,7 1,5 1,1 1,7 1,0 1,3 1,2 1,4 1,3 1,1 0,7 Discapacidad 10,0 10,2 11,2 11,3 10,7 9,9 11,3 9,4 9,5 13,1 10,4 8,6 10,4 10,1 8,3 8,2 6,5 5,2 7,4 7,2 7,6 8,7 4,0 5,9 6,8 6,0 5,4 5,3 4,8 Vejez 1,7 1,7 1,9 0,6 0,0 2,8 2,0 1,4 2,1 2,5 0,8 0,9 2,0 1,7 1,3 1,5 1,9 1,9 1,1 0,8 1,8 2,0 0,8 0,9 0,7 0,5 0,5 0,1 0,2 Supervivencia 2,0 2,1 2,5 3,0 3,7 2,0 2,8 1,6 2,8 1,2 1,5 2,9 1,5 1,2 2,8 1,8 1,2 3,2 2,0 1,7 1,1 0,8 2,6 1,5 1,3 1,2 1,7 1,4 1,2 Familia 1,3 1,3 1,8 1,1 1,6 3,3 1,4 1,2 1,5 0,5 0,5 1,9 1,1 1,2 0,8 0,5 2,4 0,9 0,9 0,6 0,5 0,4 1,4 0,6 0,3 0,3 0,3 0,1 0,3 0,6 0,6 0,8 0,5 0,7 0,1 0,1 0,4 0,6 0,0 1,4 0,2 0,5 0,0 0,9 0,0 0,2 0,1 0,6 0,1 0,2 0,1 0,3 … 0,0 0,0 … 0,0 0,1 DesemAlojagastos pleo miento miento social 0,3 0,3 0,5 0,6 0,7 0,7 0,3 1,7 0,2 0,1 0,2 0,5 0,6 0,3 0,2 0,5 0,3 0,4 0,9 0,2 0,4 0,2 0,4 0,5 0,4 0,2 0,4 0,1 0,1 Exclusión social 25,2 25,9 29,0 29,0 28,1 28,0 27,1 26,8 26,7 25,5 24,8 24,6 23,8 23,4 21,9 20,8 20,5 19,0 18,1 18,0 17,9 17,8 17,6 15,4 14,6 13,9 12,6 12,3 10,7 Prestaciones 0,8 0,8 1,2 0,6 0,8 1,0 0,5 1,3 1,0 0,7 0,5 0,8 0,6 0,5 0,4 0,4 0,5 0,3 0,3 0,6 0,2 0,3 1,3 0,6 0,4 0,4 0,2 0,1 0,2 Gastos funciona- 0,8 0,8 1,2 0,6 0,8 1,0 0,5 1,3 1,0 0,7 0,5 0,8 0,6 0,5 0,4 0,4 0,5 0,3 0,3 0,6 0,2 0,3 1,3 0,6 0,4 0,4 0,2 0,1 0,2 Otros 25,2 25,9 29,0 29,0 28,1 28,0 27,1 26,8 26,7 25,5 24,8 24,6 23,8 23,4 21,9 20,8 20,5 19,0 18,1 18,0 17,9 17,8 17,6 15,4 14,6 13,9 12,6 12,3 10,7 Total gasto Monografía Tabla 8. Distribución del gasto en la UE por funciones en 2007. % del PIB 3 Jaime Frades Pernas El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía Si bien a simple vista de las tablas anteriores no parecen extraerse conclusiones llamativas, habría que resaltar los siguientes aspectos. En primer lugar, la gran diferencia respecto a la Unión Europea en el gasto en prestaciones, prácticamente 5 puntos del PIB, sin incluir, entre otros, los gastos de administración. Si ese gasto se mide en paridades de poder de compra por habitante, España estaría gastando un 14% menos por habitante que la media europea, porcentaje que se elevaría al 25% respecto a los países de la UE-15, es decir, a las economías más desarrolladas de Europa. 4.1. Funciones de Vejez, Discapacidad y Supervivencia La mayor diferencia de gasto respecto a la UE-15 se encuentra en los gastos dirigidos al colectivo de pensionistas, incluyendo tanto el gasto en prestaciones económicas como en servicios. En 2007 la UE-27 dedicaba 13,7 puntos del PIB a las tres funciones de Vejez + Discapacidad + Supervivencia, frente a los 10 puntos de España. Es decir una diferencia de 3,7 puntos menos de los cuales 3,5 corresponden a la función vejez, que incluye tanto las prestaciones económicas como los servicios sociales (cuidados en residencias, ayuda a domicilio, etc.) dirigidas a los pensionistas de jubilación. Y respecto a España hay que resaltar el escaso volumen de recursos en servicios dirigidos a las personas dependientes, al seguir siendo la familia la principal suministradora de cuidados. Con la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia (Ley 39/2006 de 14 de noviembre) se intenta revertir esta situación, si bien en estos primeros años de funcionamiento, y al margen de su complejo sistema competencial e institucional fuera de la Seguridad Social, donde hubiese tenido una mejor ubicación, muestra algunos signos preocupantes como son: los retrasos en el reconocimiento de las prestaciones, las diferencias en el acceso entre Comunidades Autónomas, las dificultades de financiación y el mayor peso, hasta ahora, de las prestaciones económicas por cuidados familiares sobre los servicios formales. Aunque los datos que aporta Eurostat son todavía parciales e incompletos, y, además, referidos a 2006, los gastos de los cuidados de larga duración a las personas dependientes mayores suponían en España el 0,33% del PIB, frente al 0,50% de media en la UE-15. En aquel año el gasto en estos cuidados en los países nórdicos oscilaba entre el 1,56% de Noruega y el 2,40% de Suecia. El mayor gasto en España en las pensiones de supervivencia se debe exclusivamente a la pensión de viudedad, la cual, según la doctrina, sería la más necesitada de reformas por su inadecuación en un momento en que las relaciones de dependencia económica, que las mujeres venían manteniendo respecto a los varones, han cambiado radicalmente por su incorporación al Documentación Social 157 65 3 Jaime Frades Pernas Monografía mercado de trabajo. Las principales críticas se han venido centrando en la compatibilidad absoluta de estas pensiones con otras rentas, sean del trabajo o de otras pensiones, además de su carácter vitalicio, lo que dificultaría una readaptación de estas pensiones a las nuevas realidades sociales y que, entre otras, supusiera mejores pensiones para quienes sólo dispusieran de esta pensión. 4.2. Función Enfermedad En la función Enfermedad, que engloba tanto la asistencia sanitaria como las prestaciones económicas por enfermedad, la diferencia es importante en términos económicos. El coste de las prestaciones económicas por enfermedad (la incapacidad temporal) supone en España el 1,1% del PIB, 2 décimas más que la media europea situándose el gasto en esa prestación económica al mismo nivel que Austria, Finlandia o Dinamarca, pero por debajo de países como Holanda, Suecia o Alemania. Por lo que se refiere al gasto sanitario total (que incluye tanto el gasto público como el privado, aunque este último no se contempla en las estadísticas de Eurostat), éste era del 8,5% del PIB(16), lo que supone una tasa equiparable a la de la mayoría de países europeos; lo que es más preocupante, sin embargo, es el peso del gasto privado, el 2,4% del PIB, uno de los más altos de la UE. El principal problema estaría en las dificultades para financiar una asistencia pública de la calidad que esperan los ciudadanos. En el Informe conjunto de la Comisión Europea sobre Protección Social e Inclusión Social 2009, la administración española reconoce que «los datos disponibles ponen de manifiesto que el gasto privado, especialmente el correspondiente a los pagos directos, es alto (un 21,5% del gasto total en 2006(17)), lo que está estrechamente relacionado con las largas listas de espera» y que «el principal problema está relacionado con las largas listas de espera para cirugía y asistencia especializada, que se debe en parte a que España tiene uno de los porcentajes más bajos de la UE en número de camas» (3,3 camas por cada 1000 habitantes, frente a prácticamente 6 en la UE-27)(18). Efectivamente, el deterioro de la sanidad pública fomenta la cobertura privada pero en ello también puede haber una intencionalidad política. Otro componente del gasto sanitario objeto de preocupación durante décadas es el gasto farmacéutico que viene a suponer prácticamente la cuarta parte del gasto sanitario público, probablemente una de las más altas de la UE. (16) Datos según metodología de la OCDE. El gasto público suponía el 6,1% del PIB en 2007. (17) En 2007, según la OCDE ese porcentaje sería del 28,2%. (18) El mismo problema es señalado por el Comité europeo de Derechos Sociales en sus observaciones sobre el cumplimiento del artículo 11 de la Carta Social Europea. 66 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía La universalización de la sanidad ha sido sin duda uno de los mayores logros de nuestro país. Sin embargo, la equidad y solidaridad que se proclama del Sistema Nacional de Salud (SNS) queda seriamente en entredicho por la desigualdad en el acceso a la asistencia sanitaria y en su provisión. A cuantos pueden sortear los principales problemas de la sanidad pública, las listas de espera, mediante el recurso a la provisión privada por tener recursos, se viene a añadir una desigualdad institucional por la existencia de colectivos privilegiados(19) frente la generalidad de la ciudadanía: 1) el régimen de los funcionarios de la Administración General del Estado, en el que los mutualistas pueden elegir entre la provisión privada o la pública, además de disponer de algunas prestaciones no incluidas en el catálogo de prestaciones del SNS; 2) aun habiendo dejado de financiar la Seguridad Social la asistencia sanitaria de las llamadas empresas colaboradoras, hay grandes empresas e incluso instituciones (como la Comunidad de Madrid) que siguen dando a sus trabajadores y beneficiarios la posibilidad de proporcionar asistencia sanitaria, lógicamente a través del sector privado; 3) algunos colectivos de profesionales, como, entre otros, la Asociación de Prensa, que disfrutan, mediante acuerdo con la Seguridad Social, de atención sanitaria en condiciones especiales. 4.3. Función Familia La gran diferencia de gasto, no obstante, se encuentra en la función Familia, que incluye no sólo las prestaciones económicas por hijos a cargo y los cuidados de hijos (guarderías) sino también los gastos por maternidad/paternidad. Aquí el gasto viene a ser un punto del PIB inferior al de la UE-15. Por otro lado, conviene aclarar la inadecuación de algunos datos referidos a España con la metodología SEEPROS. En contra del criterio de excluir del cómputo de gasto las deducciones fiscales por hijo, a partir del año 2003 se incluye como gasto la nueva deducción en la cuota por maternidad del IRPF de un máximo de 1.200 euros a las mujeres que trabajan fuera del hogar con hijos menores de 3 años(20), y a partir de 2007 la prestación de 2.500 euros por nacimiento de hijos. Aun así, España viene a dedicar en este capítulo poco más del 60% de la media comunitaria, en términos de gasto por persona y en unidades (19) Ver FREIRE CAMPO, J.M. La cobertura poblacional del SNS: importancia y retos de la universalización y la equidad en el aseguramiento, en Un nuevo Contrato Social para un Sistema Nacional de Salud sostenible. Editorial Ariel. 2005. Varios autores. (20) La falta de adecuación de las prestaciones familiares en España, siquiera para disminuir la pobreza en las familias con hijos es notoria, pero ninguna otra prestación representa mejor esas carencias que esta deducción injusta ya que margina de su percepción a las mujeres que no trabajan, a las trabajadoras en excedencia voluntaria, por ejemplo, por cuidado de hijos, y a los colectivos con condiciones más precarias: trabajadoras sin contrato y en la economía sumergida, perceptoras de prestaciones o subsidios por desempleo, así como perceptoras de rentas mínimas (de gestión autonómica) que no realicen actividades por cuenta propia o ajena por las que deban de estar incluidas en el correspondiente régimen de la Seguridad Social. Desde 2003, primer ejercicio en el que se aplicó esa deducción, la cuantía no se ha actualizado. Documentación Social 157 67 3 Jaime Frades Pernas Monografía de paridad de compra. Por otra parte, desde el año 2000 la estadística recoge de forma más exacta los gastos en especie por cuidado infantil a cargo de las Comunidades Autónomas. El incremento del gasto del 0,5% del PIB en 1999 al 1% en 2000 y siguientes no se debe a una mejora brusca de esa intensidad en la protección, sino a una mejor elaboración estadística, pero sobre todo a la inclusión de esas dos prestaciones que en puridad no correspondería computar. Volviendo a las conclusiones del Comité Europeo de Derechos Sociales del Consejo de Europa, las prestaciones económicas periódicas por hijo en España no sólo son de cuantía insuficiente(21), sino que, además, las reformas fiscales (hasta la de 2006) han favorecido más a las familias que se sitúan en los niveles medios y altos de la renta. España es, junto a Grecia, el país de la UE que menos recursos dedica a las prestaciones económicas por hijo a cargo (0,2% del PIB frente al 1,3% de la UE), es decir sin contar los gastos de maternidad y en servicios a la infancia de esta función. Pero es que, además, el gasto en beneficios fiscales a la familia es aproximadamente 3,5 veces superior al gasto en prestaciones económicas directas a través de la Seguridad Social, que se dirigen a las familias de menor renta. Rasgos característicos de las prestaciones económicas por hijo a cargo en España serían entre otras (Frades, 2008: 1) las cuantías de sus prestaciones periódicas tienen un valor marginal y son absolutamente insuficientes para cumplir con los principales objetivos de la protección familiar, esto es, la reducción de la desigualdad de oportunidades entre los ciudadanos con hijos y sin hijos y la reducción de la pobreza infantil; 2) esas cuantías no responden a un patrón o módulo determinado de bienestar (sobre la renta, el salario medio, etc.) que permita adecuar el importe de las prestaciones a la evolución del bienestar general; 3) a la insuficiencia de las cuantías se añade la degradación de éstas con el paso del tiempo al excluirlas de la actualización anual según la evolución de los precios; 4) a pesar de los escasos recursos destinados a las prestaciones de pago único, éstas no obedecen a un verdadero estado de necesidad que deba ser protegido cuando existen tantas lagunas protectoras en la asignación fundamental, la periódica por hijo a cargo; 5) contrariamente a las más diversas recomendaciones, no existe una protección específica o de mayor cuantía para las familias con un solo progenitor, salvo los 1.000 euros adicionales en la prestación de pago único por nacimiento o adopción, o con mayor número de hijos; 6) la Seguridad Social española no se ha adecuado suficientemente a los cambios familiares y aun reconociendo los avances en materia de de igualdad, éstos se han construido en cierta medida al margen de las políti(21) Para los menores de 5 años no discapacitados, la prestación es de 500 euros al año y para los comprendidos entre 5 y 18 años de 291 euros al año, siempre que no se sobrepase el límite de rentas establecido en 2010 en 11.264,01 euros al año. 68 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía cas familiares, especialmente de aquéllas que permiten una mejor conciliación entre la maternidad y la actividad laboral. Si bien se observa una cierta tendencia en algunos países hacia la asistencialización de las prestaciones económicas mediante la distribución de un mayor volumen de recursos a las familias con menores ingresos, así como a las familias monoparentales, sea cual sea el modelo de protección social elegido, las prestaciones por hijo a cargo tienen unas cuantías razonables en los países centrales de la UE e incluso en aquellos tomados como referencia por su mayor esfuerzo en servicios de atención a la infancia, como son los países nórdicos. De acuerdo a las estadísticas de Eurostat sobre renta disponible, y por poner unos pocos ejemplos, para una familia con un sólo progenitor, dos hijos y un salario equivalente al 67% del salario medio, las prestaciones familiares en 2007 suponían en Dinamarca 5.732 euros al año, en Austria 4.516 y en Italia 2.759. Para una pareja con 2 hijos y dos salarios equivalentes uno al 100% del salario medio y el otro al 67%, las prestaciones suponían en Dinamarca 2.198 euros al año, en Austria 4.516 y en Italia 864,80. En España, en esos niveles de renta no se tiene derecho a las prestaciones periódicas por hijo a cargo de la Seguridad Social. Contrariamente a lo que ocurre con las prestaciones por hijo a cargo, dentro de esta función de gasto son dignas de destacar las mejoras a partir de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres en el ámbito de la maternidad/paternidad y otras medidas destinadas a mejorar las posibilidades de conciliación entre la actividad laboral, familiar y personal y cuyos plenos efectos serán perceptibles en un corto espacio de tiempo. No obstante estas mejoras, evidentemente susceptibles de perfeccionarse, ahora que se vuelve a plantear tanto la reforma del régimen especial de la Seguridad Social de los Empleados de Hogar como la relación laboral de éstos, nuestro país sigue teniendo pendiente la solución a la protección de la maternidad en este régimen, tal y como han advertido tanto la OIT como el Comité Europeo de Derechos Sociales de la Carta Social. Para este último organismo, por ejemplo, la posibilidad ofrecida al cabeza de familia para poner fin por desistimiento al contrato de trabajo de las empleadas de hogar, sin motivo, es contraria al artículo 8.2 de la Carta Social ya que éstas no se benefician de la misma protección que el resto de las asalariadas frente al despido por motivos vinculados al embarazo. 4.4. Funciones Alojamiento y Exclusión Social En las funciones de Alojamiento y Exclusión Social, que incluyen las ayudas por alquiler de vivienda a las personas en estado de necesidad (aunque en Documentación Social 157 69 3 Jaime Frades Pernas Monografía nuestro país se incluyen algunas partidas de bonificación de intereses por adquisición de vivienda) y las ayudas económicas y sociales más directamente destinadas a combatir la pobreza (en España se incluyen, entre otras, las rentas mínimas de gestión autonómica), la diferencia, cuatro décimas del PIB, es social y económicamente relevante por los colectivos a los que van dirigidas. Al respecto, el Comité Europeo de Derechos Sociales viene señalando con reiteración la inadecuación de la legislación española sobre rentas mínimas al artículo 13.1 de la Carta Social, entre otras cosas: 1) porque la concesión de la renta mínima se somete a una condición de duración de residencia en algunas Comunidades Autónomas; 2) la mayoría de las Comunidades Autónomas fija en 25 años la edad mínima requerida para tener derecho a la renta mínima; 3) el nivel de la asistencia social para las personas solas es manifiestamente insuficiente, excepto en el País Vasco(22); 4) la renta mínima no se concede mientras dure la situación de necesidad; 5) no se establece que la asistencia social se conceda en igualdad de condiciones a los extranjeros que residen legalmente en España. Con carácter más general, ese Comité ha venido haciendo observaciones sobre la falta de datos acerca del sistema de servicios sociales y su calidad. Probablemente, una de las mayores lagunas de nuestro sistema de protección sea la falta de una Ley General de Servicios Sociales, incluso antes de haberse transferido estas competencias a las Comunidades Autónomas, como ocurrió con la sanidad, que garantice los servicios sociales como derechos subjetivos, es decir, exigibles. Hoy la realidad es que nos encontramos con una pluralidad de modelos, con objetivos imprecisos unos y descomedidos otros, con derechos más teóricos que efectivos en casi todas las CCAA, al estar condicionados a las disponibilidades presupuestarias, con una coordinación entre las distintas administraciones notoriamente mejorable, una provisión pública escasa y una financiación a todas luces insuficiente. 4.5. Función Desempleo La función de gasto en la que España destaca desde siempre es la de Desempleo, por nuestra mayor tasa de desocupación, función que incluye no sólo las prestaciones económicas por desempleo sino también el gasto en las llamadas políticas activas (formación ocupacional, colocación, etc.), a las que se añadiría un conjunto de gastos cuya ubicación en esta función es, cuando menos, discutible, como son las indemnizaciones por despido o, al menos en el caso de España, las cotizaciones sociales por los trabajadores en desempleo. (22) En 2008, la media se situaba en 398,59 euros al mes, situándose en un extremo Melilla y Murcia con 300 euros y en el otro Navarra y el País Vasco con 510 y 616 euros respectivamente. 70 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía Nuestro mayor gasto por desempleo no está relacionado solamente con el mayor volumen de paro, también con el elevado uso de la temporalidad (en torno al 33% de media en los últimos 15 años) y la enorme rotación en el mercado de trabajo, lo que genera, por acumulación de contratos temporales, derecho a las prestaciones contributivas. Al menos hasta 2007, aproximadamente el 50% de los gastos en prestaciones por desempleo estaban ligados a la temporalidad, situación en la que estaba un tercio de los trabajadores. A noviembre de 2009, las prestaciones por desempleo daban cobertura a prácticamente tres millones de desempleados, lo que suponía una tasa de cobertura del 71,8% de los parados registrados, una de las más altas que se recuerda, aunque con importantes diferencias por razones género y de edad: 81,2% de los varones frente al 62,4% de las mujeres y del 41,3% para los menores de 25 años frente al 83% de los parados de 55 y más años. La intensidad de la crisis ha conducido a la ampliación asistencial de la cobertura por desempleo mediante una prestación extraordinaria (Real Decreto-Ley 10/2009, de 13 de agosto, Ley 14/2009, de 11 de noviembre y prórroga del programa por RD 133/2010, de 12 de febrero), lo que ha supuesto un incremento de la tasa de cobertura y, por ende, un freno al empobrecimiento de los trabajadores en paro. Tabla 9. Evolución del gasto en prestaciones económicas por desempleo en España. En % del PIB Año 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Prestaciones desempleo millones de euros % PIB 10.101,53 9.410,56 8.862,49 8.249,07 8.006,88 8.257,31 9.166,90 10.507,33 11.124,70 12.150,00 12.965,44 13.910,09 15.028,40 20.068,65 32.860,84 2,26 1,99 1,76 1,53 1,38 1,31 1,35 1,44 1,42 1,44 1,43 1,41 1,43 1,84 3,13 Fuente: SPEE. A pesar de las múltiples reformas realizadas en esta prestación desde 1980, el diseño de la protección por desempleo en España sigue estando en cierta Documentación Social 157 71 3 Jaime Frades Pernas Monografía discordancia con las necesidades y particularidades del mercado de trabajo. El desempleo ha tenido tradicionalmente una cobertura insuficiente tanto por la exclusión del derecho a la protección de algunos colectivos (empleados de hogar, por ejemplo), como por vincular todas las prestaciones a una actividad productiva previa, lo que deja sin protección a los demandantes de primer empleo o a quienes pretenden reincorporarse al mercado de trabajo(23). A lo anterior habría que añadir una duración corta de las prestaciones contributivas. Si bien la protección de algunas de estas situaciones podrían tener una mejor ubicación en un sistema de rentas mínimas que en un seguro por desempleo, al centrarse las rentas mínimas de gestión autonómica en las personas más pobres, además de las limitaciones vistas con anterioridad, se dificulta la creación de una red de cobertura suficiente que atienda todas aquellas situaciones a las que el seguro de desempleo, por su propia naturaleza, no puede cubrir. En relación a las políticas activas, son varios los problemas cuya solución no parece tener una respuesta satisfactoria, al menos a corto plazo, lo que supone una traba más para el objetivo de cambio de modelo productivo. Por una parte, las políticas de fomento de empleo concentran en torno al 70% de sus recursos en las bonificaciones a las cotizaciones de las empresas(24), sin que los efectos de éstas tengan una repercusión clara en la creación de empleo(25). España es de los países en los que el peso de estas bonificaciones es mayor sobre el conjunto de las políticas activas. Por otra parte, tanto las políticas de orientación como las de formación profesional necesitarían no sólo de un mayor esfuerzo presupuestario sino también de una mejor adaptación a las necesidades de nuestro tejido productivo. 5 BIBLIOGRAFÍA CHARTE SOCIALE EUROPÉENNE. Comité européen des Droits sociaux. Conclusions XIX-2 (2009) (ESPAGNE), Articles 3, 11, 12, 13 et 14 de la Charte et Article 4 du Protocole additionnel, Enero 2010. — Comité européen des Droits sociaux. Conclusions XV-2. Conclusions relatives aux articles 7, 8, 11, 14, 17 et 18 de la Charte concernant l’Espagne. (23) Por ejemplo, después de haber estado cuidando a hijos o a otras personas dependientes o después de una ruptura matrimonial. (24) El importe de las medidas de fomento del empleo a favor de las empresas desde el año 2000 hasta 2009 ha supuesto más de 26.000 millones de euros. (25) Ver al respecto el estudio «El efecto de las bonificaciones de las cotizaciones a la Seguridad Social para el empleo en la afiliación a la Seguridad Social: un intento de evaluación macroeconómica, microeconómica e institucional», Luis Toharia Cortés, director. Estudio financiado FIPROS y disponible en la web de la Seguridad Social: http://www.seg-social.es/stpri00/groups/public/documents/binario/115801.pdf 72 Documentación Social 157 El gasto social en España y en la Unión Europea 3 Monografía EUROSTAT. Base de datos sobre protección social. Disponible en: http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/living_conditions_and_social_protection/d ata/database FRADES PERNAS, J. Protección social a la familia desde la Seguridad Social. En: ZUFIAUR, J.M. (coord.). Hacia un nuevo modelo de protección a las familias en España. Madrid: Ministerio de Trabajo e Inmigración: Fondo de Investigación de la Protección Social, 2008. Disponible en: http://www.seg-social.es/Internet_1/Estadistica/FondodeInvestigacio48073/EstudiosFIPROS/estudios2007fipros/index.htm OCDE. Base de datos sobre la familia. Disponible en: http://www.oecd.org/document/57/0,3343,fr_2649_34819_40543545_1_1_1_1,00&&en-USS_01DBC.html RUIZ-HUERTA CARBONELL, J.; DIAZ PULIDO, J. M. Dictamen sobre algunas propuestas de reforma de los planes y fondos de pensiones en España. Marzo 2009. Documento mimeografiado. ZUFIAUR NARVAIZA, J. M. Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. Fundación Sistema. Sistema Digital. 21/1/2010. Disponible en: http://www.fundacionsistema.com/News/ItemDetail.aspx?id=2100 Documentación Social 157 73