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Conceptos y definiciones de los fenómenos
atmosféricos que se presentan en el océano
HURACANES
¿QUÉ ES UN HURACÁN?
El huracán es el más severo de los fenómenos meteorológicos conocidos como ciclones
tropicales. Estos son sistemas de baja presión con actividad lluviosa y eléctrica cuyos
vientos rotan antihorariamente en el hemisferio Norte. Un ciclón tropical con vientos
menores o iguales a 62 km/h es llamado depresión tropical. Cuando los vientos alcanzan
velocidades de 63 a 117 km/h se llama tormenta tropical y, al exceder los 118 km/h, la
tormenta tropical se convierte en huracán (Figura 1).
Etapas de un ciclón tropical:
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
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DEPRESIÓN TROPICAL): ciclón tropical en el que el viento medio máximo a nivel de
la superficie del mar (velocidad promedio en un minuto) es de 62 km/h o inferior.
TORMENTA TROPICAL: ciclón tropical bien organizado de núcleo caliente en el
que el viento promedio máximo a nivel de la superficie del mar (velocidad promedio
en un minuto) es de 63 a 117 km/h.
HURACÁN: ciclón tropical de núcleo caliente en el que el viento máximo promedio a
nivel del mar (velocidad promedio en un minuto) es de 118 km/h o superior
Figura 1. Una de las diferencias principales
entre los tres ciclones tropicales es su
organización. La depresión tropical agrupa
nubosidad y lluvia pero las bandas espirales no
están bien delimitadas. La tormenta tropical es
un sistema atmosférico con una mejor
estructura,
con
bandas
espiraladas
convergentes hacia el centro del sistema. El
huracán por su parte es un sistema totalmente
organizado en toda la troposfera con bandas
espiraladas de lluvia bien delimitadas. (Imagen
adaptada de la NOAA).
La escala de Saffir/Simpson clasifica los huracanes en función de la velocidad del viento
generada por éstos. La siguiente tabla muestra las cinco categorías de huracanes que
existen según esta clasificación:
1
2
3
Rango de velocidad de los
vientos (kilómetros por
hora)
119 – 153
154 – 177
178 – 209
4
210 – 250
5
Mayor de 250
Categoría
La palabra ¨huracán¨ deriva del vocablo Maya ¨hurakan¨, nombre de un Dios creador,
quien, según los mayas, esparció su aliento a través de las caóticas aguas del inicio,
creando, por tal motivo, la tierra.



Los huracanes que se forman en la Cuenca del Atlántico y, en particular, sobre el Mar
Caribe afectan generalmente, en Costa Rica, la vertiente del Pacífico (provincias de
Guanacaste, Puntarenas y San José).
El huracán produce dos tipos de efectos desde el punto de vista técnico: el efecto
directo es cuando una región específica es afectada por vientos, lluvia y marejada
generados por el huracán; el efecto indirecto, incluye únicamente uno o dos de los
anteriores efectos (Figura 2).
La Temporada de Huracanes en la Cuenca del Atlántico comienza el 1 de junio y
termina el 30 de noviembre (la Cuenca del Atlántico comprende el Mar Caribe, el
Golfo de México y el Océano Atlántico.
Figura 2. El efecto de un huracán puede ser devastador. Estas imágenes ilustran la total destrucción del complejo de
apartamentos Richeliue (Florida, EEUU) tras el paso del huracán Camille en 1969. fotografía de Chauncy T. Hinman
¿CÓMO SE OBSERVAN LOS CICLONES TROPICALES?


Observaciones directas: se llevan a cabo por medio de aviones, barcos o boyas que
determinan las dimensiones y velocidad de los vientos del ciclón tropical. Cuando el
huracán hace contacto con la parte continental las mediciones se hacen con estaciones
meteorológicas; los radiosondas registran datos de las partes superiores del sistema
(niveles altos de la atmósfera).
Observaciones indirectas: se realizan por medio de satélites meteorológicos y radares
que detectan el comportamiento del sistema, así como sus características físicas.
Figura 3. Varios son los instrumentos meteorológicos y
oceánicos utilizados para obtener datos de un huracán:
aviones de reconocimiento, barcos, radiosondeos,
radares, satélites, estaciones meteorológicas en tierra,
boyas marinas... Todos estos instrumentos toman los
datos necesarios para alimentar los modelos numéricos
que preverán, con la incertidumbre del caso, la
trayectoria más probable que hará el huracán.
NOMBRE DE LOS HURACANES
Cuando un ciclón se convierte en una tormenta tropical recibe un nombre
predeterminado. Actualmente las listas alternan nombres de mujer y hombre y son
reutilizadas cada seis años, suprimiéndose de las mismas los nombres de los huracanes
que fueron muy destructivos o que, por una u otra razón se recuerdan por sus fatales
consecuencias.
¿CÓMO SURGIÓ LA IDEA DE NOMBRAR LOS HURACANES?
El primer meteorólogo que utilizó un nombre propio para referirse a un huracán fue un
australiano en los primeros años del siglo XX
Durante la segunda guerra mundial (1939-1945) las tormentas tropicales recibieron,
informalmente, nombres de mujeres por los meteorólogos de la Armada de los Estados
Unidos de América
A partir de 1950 las tormentas tropicales del Océano Atlántico norte se identificaron
utilizando el alfabeto fonético (alfa, bravo, charlie...)
En 1953 el Buró del Tiempo de Estados Unidos de América los llamó únicamente con
nombres de mujeres
En 1979 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Servicio Meteorológico de
Estados Unidos (National Weather Service) incorporaron nombres alternos de hombres y
mujeres.
Actualmente los nombres se eligen en reuniones internacionales convocadas por la OMM
y se conserva la alternancia de género. Las listas de nombres se utilizan cada 6 años. Se
omiten las letras Q, U, X, Y y Z debido a la escasez de nombres que inician con dichas
letras. Tabla 2
Los nombres de huracanes muy destructivos se retiran, quedando en los registros
históricos, y son sustituidos por otros que inician con la misma letra.
Los nombres permiten una mejor identificación entre los servicios meteorológicos y los
usuarios que reciben la información (informes de alerta, información en general), ya que
particularizan el fenómeno y de esa manera se conoce a cuál fenómeno se refieren los
boletines de alerta.
A continuación se presenta una lista de nombres de huracanes entre 2001 y 2006:
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Allison
Arthur
Ana
Alex
Arlene
Alberto
Barry
Bertha
Bill
Bonnie
Bret
Beryl
Chantal
Cristobal
Claudette
Charley
Cindy
Chris
Dean
Dolly
Danny
Danielle
Dennis
Debby
Erin
Edouard
Erika
Earl
Emily
Ernesto
Felix
Fay
Fabian
Frances
Franklin
Florence
Gabielle
Gustav
Grace
Gaston
Gert
Gordon
Humberto
Hanna
Henri
Hermine
Harvey
Helene
Iris
Isidore
Isabel
Ivan
Irene
Isaac
Jerry
Josephine
Juan
Jeanne
Jose
Joyce
Karen
Kyle
Kate
Karl
Katrina
Kirk
Lorenzo
Lili
Larry
Lisa
Lee
Leslie
Michelle
Marco
Mindy
Matthew
Maria
Michael
Noel
Nana
Nicholas
Nicole
Nate
Nadine
Olga
Omar
Odette
Otto
Ophelia
Oscar
Pablo
Paloma
Peter
Paula
Philippe
Patty
Rebekah
Rene
Rose
Richard
Rita
Rafael
Sebastien
Sally
Sam
Shary
Stan
Sandy
Tanya
Teddy
Teresa
Tomas
Tammy
Tony
Van
Vicky
Victor
Virginie
Vince
Valerie
Wendy
Wilfred
Wanda
Walter
Wilma
William
¿CÓMO SE FORMA UN CICLÓN TROPICAL?
Disturbios atmosféricos preexistentes tales como sistemas de baja presión y ondas
tropicales. Las ondas tropicales se forman cada tres o cuatro días sobre las aguas del
océano atlántico, cerca de la línea ecuatorial. Los ciclones tropicales también pueden
formarse de frentes fríos y, ocasionalmente, de un centro de baja presión en los niveles
altos de la atmósfera.
El proceso por medio del cual una tormenta tropical se forma y, subsecuentemente, se
intensifica al grado de huracán depende de, al menos, tres de las condiciones siguientes.
1. Un disturbio atmosférico preexistente (onda tropical) con tormentas embebidas en
el mismo.
2. Temperaturas oceánicas cálidas, al menos 26 °C, desde la superficie del mar hasta
15 metros por debajo de ésta.
3. Vientos débiles en los niveles altos de la atmósfera que no cambien
considerablemente en dirección y velocidad en un cierto espesor atmosférico.
Figura 4. La energía que el ciclón tropical transforma en energía
cinética de rotación y en procesos termodinámicos proviene del
contacto entre el ciclón tropical y las aguas cálidas del mar y,
por ende, del intercambio de energía entre las aguas del mar y el
sistema ciclónico. Los vientos en los niveles bajos de la
atmósfera, muy cerca de la superficie marina, circulan hacia el
área de baja presión, es decir, confluyen hacia un lugar
determinado. Las aguas cálidas le suministran al entorno del
disturbio atmosférico la humedad y el calor necesarios para que
se desencadenen los procesos de formación de nubes y,
generalmente, de lluvia y actividad eléctrica. Se forman las
bandas de lluvia y los topes de las nubes que se han formado se
elevan muy alto en la atmósfera. Si los vientos en los niveles
altos de la atmósfera se mantienen débiles, el ciclón tropical
puede continuar intensificándose, alcanzando las subsecuentes
categorías hasta llegar a huracán.
ESTRUCTURA DE UN HURACÁN
1. Las partes principales de un huracán son las bandas nubosas en forma de espiral
alrededor de su centro (Figuras 5 y 6). El ojo es un sector de bastante calma, poca
nubosidad y, aproximadamente de 30 a 65 Km de diámetro. La pared del ojo, esta
compuesta de nubes densas, en esta región se localizan los vientos más intensos
del huracán (Figuras 6 y 7).
2. Las bandas en forma de espiral con fuerte actividad lluviosa convergen hacia el
centro del huracán de manera antihoraria (Figuras 5 y 6).
3. En los niveles altos de la atmósfera, el viento circula en forma horaria
(anticiclónico), contrario a como lo hace en los niveles bajos (Figura 5).
4. El aire desciende en el centro del huracán dando lugar al ojo del mismo(Figura 5).
5. En la densa pared de nubes que rodea el ojo se localizan los vientos más fuertes
del huracán.
Figura 5. En los niveles bajos se da la confluencia de viento que rota antihorariamente (ciclónico) y, por el contrario, en
los niveles altos, en donde se da la salida del sistema, los vientos circulan horariamente (anticiclónico). Se observan las
bandas de lluvia y una corriente de aire descendente en el centro del sistema, lugar en donde se forma el ojo del
huracán.
Figura 6. Imagen del huracán Mitch cuando alcanzó la categoría 5. Se observa claramente el ojo y la pared del mismo.
Nótense las bandas de lluvia que confluyen alrededor del centro del sistema. El ojo es oscuro ya que es una zona que
no tiene nubes, lo que se observa entonces es la superficie del mar. El huracán Mitch es un reflejo de la alta
organización que pueden llegar a alcanzar este tipo de ciclones tropicales, surgido de un sistema de baja presión,
encontrando a su paso el ambiente favorable para su intensificación y organización tanto física como dinámicamente.
Figura 7. Se nota el cielo despejado en la parte superior de la imagen y la espesa nubosidad de la pared del ojo. Esta
región central del huracán es una zona estable, sin nubosidad y sin lluvia. Por el contrario, en la pared del ojo se
localizan los vientos más fuertes del huracán. (Imágenes de la NOAA).
Cambios en la estructura del ojo y de la pared del ojo pueden causar cambios en la
velocidad del viento del huracán.
El ojo puede cambiar de tamaño a medida que el huracán recorre las aguas
oceánicas.
Las bandas de lluvia exteriores al huracán a menudo tienen vientos con fuerza de
huracán o tormenta, pueden extenderse algunos cientos de kilómetros del centro
y tienen un ancho de algunos kilómetros hasta 145 kilómetros y varían entre 80 y
480 kilómetros de largo.
El tamaño típico (diámetro) de un huracán es de 480 kilómetros de ancho, aunque
este valor puede variar considerablemente. El tamaño no es un indicador,
necesariamente, de la intensidad del huracán.
Figura 8. El tamaño de un huracán varía considerablemente. La imagen izquierda muestra el huracán Danny (1997) y a
la derecha, el huracán Fran (1996). El huracán Danny es comparativamente mucho más pequeño que el huracán Fran,
aunque no necesariamente implica que el huracán Fran fue más destructivo. (Imágenes de la NOAA)
La fuerza de los vientos huracanados puede extenderse hacia afuera de su centro
alrededor de 40 kilómetros, si es un huracán pequeño, y más de 240 kilómetros si
es grande, alcanzando, en ciertas ocasiones, hasta 500 kilómetros.
El huracán puede cambiar rápidamente de forma, tamaño, intensidad, velocidad
de traslación y dirección de desplazamiento
La velocidad y la trayectoria de un huracán dependen de complejas interacciones
entre éste la atmósfera y el mar: típicamente un huracán se desplaza a una
velocidad de 24 a 32 kilómetros por hora.
Como regla general el lado derecho del huracán (relativo a la dirección de su
desplazamiento) es la parte más peligrosa del mismo debido a que a su velocidad
se le suma la velocidad de la corriente de viento en el cual éste está embebido
(Figura 9). El incremento de la velocidad del viento en el lado derecho del sistema
aumenta la marejada generada. Además, los tornados son más frecuentes en esta
parte del sistema.
Figura 9. La flecha azulada indica la corriente de viento en la que está embebido el huracán (simbolizado por la figura
blanca que rota). El punto A (130 mph (millas por hora) equivalente a 208 kilómetros por hora) muestra mayor velocidad
que el punto B (70 mph, 112 km/h), a la izquierda del huracán. En el punto A se suman la velocidad inherente al huracán
y la velocidad del llamado flujo básico o corriente de viento en la que está embebido el huracán. (Animación del
programa COMET).
¿EN DÓNDE SE FORMAN LOS HURACANES?
Los huracanes se forman en muchas regiones oceánicas del mundo. Así como
existe la Cuenca del Atlántico existen otras 6 cuencas o áreas en las que se forman
ciclones tropicales. Sin embargo el nombre que reciben estos fenómenos
atmosféricos depende de la región del mundo en que se formen.
Figura 10. Las áreas en rojo indican las zonas marinas en las que pueden formarse los huracanes alrededor del mundo.
Las zonas geográficas en donde se forman los huracanes son:
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
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

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Cuenca del Atlántico
Noroeste de la Cuenca del Pacífico (de México a la línea de cambio de fecha)
Noroeste de la Cuenca del Pacífico ( de la línea de cambio de fecha
Norte del océano Índico (incluyendo la bahía de Bengala y el mar de Arabia)
Suroeste del océano Índico (de África a 100° este)
Suroeste de la cuenca indo/australiana (100 °E-142°E)
cuenca australiana/suroeste del Pacífico (142°E-120°O)
Al Huracán se le llama Ciclón si se forma en la Bahía de Bengala y en el océano Índico
norte; tifón, si se forma en el oeste del océano Índico (Japón, Corea, China...); Willy-Willy
en Australia; Baguío en Filipinas.Todos son nombres equivalentes referidos al mismo tipo
de sistema atmosférico.
Cuenca del Atlántico
La Cuenca del Atlántico está compuesta por el océano Atlántico, el golfo de México y el
mar Caribe. En este artículo nos referiremos únicamente a la Cuenca del Atlántico, lugar
donde surgen los huracanes que afectan ocasionalmente a Costa Rica. La zona de la
Cuenca del Atlántico en donde se forman estos fenómenos es una función del mes del
año, es decir, las zonas de formación de depresiones tropicales cambian con respecto al
mes del año.
Los mapas que se muestran a continuación ilustran cómo las áreas de formación de
ciclones tropicales en la cuenca del Atlántico son función del mes del año. Las flechas
indican las trayectorias predominantes. Las probabilidades (baja, media, alta) de
formación de un ciclón tropical (depresión tropical, tormenta tropical, huracán) en el área
del color correspondiente se muestran en la esquina superior derecha. Los huracanes
pueden formarse en cualquier parte de la trayectoria predominante o dentro de las áreas
coloreadas.
La siguiente figura muestra una serie de imágenes que ilustran las zonas, en función de
los meses del año, de formación de ciclones tropicales en la Cuenca del Atlántico. Un
huracán puede formarse en cualquier parte de las trayectorias predominantes, o dentro de
las áreas coloreadas. (Las imágenes fueron adaptadas de la NOAA).
EFECTOS ASOCIADOS CON EL HURACÁN
MAREJADA
Si el huracán se encuentra en el mar Caribe, generará una marejada que afectará los
alrededores del huracán, es decir, afectará esencialmente el estado del mar (oleaje, lluvias,
vientos).
La marejada es un domo de agua que choca con la costa debido a que es impulsada por la
fuerza de los vientos generados por la tormenta. La marejada combinada con la marea
crea lo que se llama la marea de tormenta. Ésta puede incrementar el nivel normal del
agua en 4.5 metros o más.
El aumento del nivel del agua puede causar inundaciones severas en las áreas costeras,
particularmente cuando coincide con la marea. En países como Estados Unidos, India,
Filipinas. Que están densamente poblados en las áreas costeras los efectos de la marejada
son devastadores.
Los efectos de la marejada en las costas dependen de la forma de la placa continental. Si la
costa es muy plana y extendida los efectos suelen ser devastadores; por el contrario, si la
placa continental es alta la marejada encuentra la resistencia suficiente como para no
afectar severamente la parte costera, tierra adentro.
Figura 12. Los riesgos asociados con los ciclones tropicales, especialmente con los huracanes son: marejada, vientos
fuertes, intensas precipitaciones, deslizamientos e inundaciones. La intensidad de un huracán es un indicador que
generalmente refleja el potencial destructor del mismo. (Imágenes de Alerta Huracán).
CARACTERÍSTICAS DE LA MAREJADA
En las zonas costeras la marejada es la principal amenaza asociada con un huracán, la
cual, históricamente, ha causado la muerte de 9 de cada 10 personas; este efecto es
particularmente importante en países en donde los huracanes provocan efectos directos,
es decir lugares que son sobrepasados por el huracán, tales como Estados Unidos,
Filipinas, India, Bangladesh, Nicaragua, Honduras, Cuba.
Es un gran domo de agua de 80 a 160 kilómetros de ancho, que recorre rápidamente la
línea costera donde el huracán toca tierra. Puede alcanzar una altura de 4.5 metros.
El nivel de la marejada en un área en particular está relacionada, en principio, con la
intensidad del huracán y la pendiente de la placa continental.
La marejada afecta severamente las embarcaciones y además, deposita grandes cantidades
de sal en las área tierra adentro, alterando la salinidad normal de las zonas.
VIENTOS FUERTES
Los vientos asociados con un huracán suelen causar efectos devastadores en grandes
zonas, especialmente en aquellas en las que el fenómeno afecta directamente.
El huracán categoría 1 tiene vientos de 119 km/h y, el huracán categoría cinco iguala o
sobrepasa los 250 km/h.
En la cuenca del Atlántico el huracán Gilbert en 1988 registró la presión atmosférica
central más baja jamás registrada: 888 hPa.
Por los destrozos causados, al huracán Camille (1969) se le asocian vientos de 165 kt, valor
máximo registrado en la historia de la meteorología.
Figura 13. Esta imágenes muestran la fuerza destructiva de los vientos de un huracán. Ejemplifican, no solamente la
capacidad de destrucción, sino que también la fuerza con las que un objeto puede ser impulsado. (En la parte extrema
derecha de las imágenes aparecen los créditos de las mismas).
FUERTES LLUVIAS
Un huracán genera, en promedio, entre 150 y 300 mm de lluvia o más.
La cantidad de lluvia generada por un huracán causa severas inundaciones,
deslizamientos y derrumbes..
Las lluvias más fuertes se relacionan, generalmente, con las tormentas tropicales o
huracanes que se desplazan más lentamente (menos de 16 kilómetros por hora).
Grandes cantidades de lluvia pueden ocurrir hasta 160 kilómetros sobre tierra adentro
donde las inundaciones repentinas y los deslizamientos son típicamente las mayores
amenazas.
Registros máximos: en 12 horas el ciclón tropical Denise (1966) acumuló 1144 mm; en 24
horas la misma tormenta acumuló 1825 mm; en 48 horas un ciclón tropical (1958)
acumuló 2467 mm; en 72 horas se acumularon 5678 mm con el ciclón tropical Hyacinthe
(1980).
Figura 14. Las lluvia intensas y continuas generadas por un huracán pueden provocar inundaciones severas, tal y como
sucedió con el huracán Mitch (1998). Las imágenes muestran las inundaciones causadas por este huracán en la costa
norte de Honduras. Arriba a la derecha, se observa el aeropuerto de San Pedro Sula, en la costa norte del mismo país.
(Imágenes Naciones Unidas, Centro de Información Huracán Mitch)
FACTORES OCÉANO – ATMOSFÉRICOS
LA TEMPERATURA SUPERFICIAL DEL MAR EN EL OCÉANO
(TSM)
Figura 15. Ciclo estacional de la temperatura superficial del mar
El estudio de la TSM es uno de los parámetros más importante para conocer con mas
precisión las condiciones favorables para la formación de ciclones, cuando nos referimos a
la TSM, estamos hablando de las características térmicas superficiales que presenta el
océano y que debido a sus diversos cambios trae como consecuencia la formación de
fenómenos atmosféricos como lo son el fenómeno del NIÑO y la NIÑA y de igual
manera los huracanes.
Imagen en la Fig. 17 muestra el ciclo estacional de la temperatura superficial del mar. El
sombreado es en intervalos de 1ºC. Nótese la alternancia de enfriamiento y calentamiento
en cada hemisferio indicado por un movimiento norte-sur (y vice versa) de las isolíneas de
temperatura. Las temperaturas superficiales más altas (mayores que 30ºC en rojo) se
encuentran en la zona ecuatorial; con la masa de agua cálida en el Pacífico Occidental al
norte de Australia. Nótese también la lengua de agua fría en el Pacífico Ecuatorial Oriental
y el enfriamiento del océano Pacífico Sur Oriental durante el invierno austral. En ambos
hemisferios las aguas superficiales más frías se encuentran en las regiones polares
coloreadas en azul.
El valor combinado de las temperaturas de la tierra y de la superficie del mar (TSM) en las
regiones árticas (al norte de 70º N) en el mes de julio, así como los valores de las
temperaturas del aire en la superficie de la tierra en África austral en julio y en noviembre,
fueron los más elevados jamás registrados en dichos meses. Las anomalías positivas
significativas de la temperatura regional anual, en particular en muchas de las masas
terrestres de Asia central, China, Alaska y el oeste de Estados Unidos, así como en gran
parte del Atlántico norte, provocaron un aumento de la temperatura media en la superficie
de todo el planeta.
La TSM se ve afectada también por llamado efecto invernadero, El clima de nuestro
planeta es un complejo sistema resultante de la interacción de cinco factores: la atmósfera,
los océanos, las regiones de hielo y nieve (criósfera), los organismos vivos (biósfera) y los
suelos, sedimentos y rocas (geósfera), a su vez todos ellos directamente vinculados con el
sol, sólo en estos términos es posible comprender los flujos y ciclos de energía y materia de
la atmósfera, lo cual es imprescindible para investigar las causas y los efectos del cambio
climático. Pero también, a estos factores hay que agregar uno más: el factor antropogénico,
resultante de la actividad humana. El calentamiento del planeta se ha hecho evidente tanto
en la superficie marina como terrestre, lo cual es apoyado por indicadores indirectos como
la retracción de los glaciares. A escala mundial, 1998 fue el año más caluroso y la década
de los 90 la más calurosa de la historia.
.
El clima, como ya dijimos, está directamente relacionado con la energía solar, que llega
hasta la superficie de la Tierra y vuelve al espacio en forma de rayos infrarrojos. Pero esa
energía que sale, pasa por la atmósfera. La atmósfera contiene, además de nitrógeno,
oxígeno y argón, una mezcla de otros gases diferentes (dióxido de carbono, metano, óxido
nitroso, ozono, vapor de agua) que envuelve al planeta y forma un sistema ambiental
integrado con todos los componentes de la Tierra. Son esos gases los que permiten pasar la
energía solar pero a la vez atrapan y absorben parte del calor que “rebota” y vuelve a salir
(aproximadamente un 30 por ciento; del resto un 45 por ciento es absorbido por la tierra y
los océanos, y un 25 por ciento por la atmósfera). Este sistema de control natural de la
temperatura de la Tierra se asimila así al efecto de un invernadero, y a los gases que
actúan en ese proceso se los conoce como “gases de efecto invernadero”. El efecto
invernadero permite también en gran medida la presencia de agua en estado líquido.
la tierra ha estado experimentando cambios de manera natural desde hace miles de años,
los cuales han repercutido en su entorno, pero desde que la mano del hombre ha tenido
incidencia ya sea de forma directa o indirecta sobre diversos aspectos del sistema natural
se han presentado o registrado cambios que poco a poco están distorsionando el complejo
equilibrio que permite la existencia del hombre sobre la faz de la tierra. Por ejemplo el
efecto invernadero no es un problema en si, al contrario permite que el agua de los
océanos mantenga un estado liquido. Lo cual hace parte del equilibrio natural de la tierra
y los procesos que aquí se dan, si el efecto invernadero no existiera, la temperatura media
del océano seria de –19 ºC, entonces lo que realmente esta sucediendo es que gracias a
causas antropogenicas se le están agregando capas extras de abrigo a la tierra lo cual da
como resultado un sobrecalentamiento global que tiene una incidencia directa sobre el
incremento de la TEMPERATURA SUPERFICIAL DEL MAR, lo cual es tema importante
en nuestra investigación debido a que este calentamiento del océano desde hace ya unos
40 años pero en especial desde la década de los 90´s, se esta provocando un incremento en
cantidad de huracanes de categoría 4 y 5 que son altamente destructivos; antes de este
incremento se presentaba casi la misma cantidad de huracanes pero con menores
categorías, no dejan de ser igual de peligrosos y destructivos, pero la alarma que se a
disparado va mas allá de la incidencia que tiene el aumento de la temperatura del mar.
El calentamiento del planeta se ha hecho evidente tanto en la superficie marina como
terrestre, lo cual es apoyado por indicadores indirectos como la retracción de los glaciares.
A escala mundial, 1998 fue el año más caluroso y la década de los 90 la más calurosa de la
historia. Esta tendencia está directamente relacionada con las actividades humanas, que
están provocando un aumento de los niveles de gases de efecto invernadero presentes en
la atmósfera.
CAMBIO CLIMÁTICO
El motor de los huracanes es la temperatura del mar. Esta es la razón por la que estos
fenómenos surgen sólo en las aguas cálidas. La única condición para que un centro de baja
presión atmosférico atraiga a un determinado lugar de los océanos a la masa de aire que lo
rodea, generando un remolino de tormentas, es que el agua que tiene abajo supere los 27
grados. Cuanto más caliente esté el agua, más vapor suelta. Por eso, la temperatura del
agua incide en la furia del huracán, que para merecer ser llamado así, o tifón o ciclón si
surge en el Pacífico, debe superar los 118 kilómetros por hora en su desplazamiento.
Con sus distintos nombres, estos vientos que se esperan siempre entre junio y noviembre
en las zonas subtropicales y tropicales no eran tan frecuentes en décadas pasadas. Las
estadísticas muestran que, en los últimos 20 años, hubo un aumento en sus apariciones.
Durante el período entre 1995 y 1998 se registraron 33 huracanes (sumando los registrados
en el Atlántico, Mar Caribe y Golfo de México), la mayor cantidad anotada en un lapso de
4 años desde principio de siglo.
Pero no sólo destrozos y muertes están dejando la seguidilla de huracanes, también están
avivando una fuerte polémica. En la respuesta a la pregunta de porqué se producen tantos
intensos y seguidos sobrevuela un tema llamado cambio climático.
En el centro de la polémica está el efecto invernadero que provoca que la temperatura del
planeta Tierra, con continentes y aguas incluidas, se eleve. "La hipótesis con la que se
trabaja para explicar el cambio climático es que la mayor acumulación de energía en el
sistema tiene que expresarse de algún modo. Una de esas consecuencias es que los
huracanes van a ser más intensos o más frecuentes". El efecto invernadero, al subir la
temperatura media calienta también a los océanos," Desde 1950 hasta 2000, "la cuenca del
Atlántico ha sumado un equivalente energético que se calcula en 4 por 10 a las veintidós
joules.
El Protocolo de Kyoto. Un compromiso para reducir, en el 2012, el 5,2% de los niveles de
gases tóxicos —responsables del calentamiento del planeta— que las industrias emitían en
1990. EE.UU. —productor del 25% del volumen mundial— no lo firmó.
DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DE LA OCURRENCIA DE HURACANES EN EL
CARIBE
La temporada oficial de los huracanes en la región principal del Caribe comienza el
primero de junio y dura hasta el 30 de noviembre; un 84 por ciento de todos los huracanes
ocurren durante agosto y septiembre. El riesgo más alto en México y el Caribe occidental
es al comienzo y al final de la temporada, y en el Caribe oriental a mitad de la temporada.
Cada año más de 100 depresiones tropicales o huracanes en potencia son monitoreados,
pero solamente unos diez llegan a cobrar la fuerza de una tormenta tropical y de estos seis
se convierten en huracanes. Estos promedios generales sugieren que la actividad es
uniforme de año en año pero los registros históricos indican un alto grado de variaciones
con largos períodos de tranquilidad y de actividad. La cuenca del Atlántico tiene la mayor
variabilidad estacional.
En 1907, por ejemplo, ni una sola tormenta tropical adquirió la intensidad de un huracán,
mientras que en 1969 ocurrieron 12 huracanes en el Atlántico norte (NOAA. 1987) La
predicción es difícil debido a que los ciclos varían en periodicidad y duración.
Los adelantos recientes en los pronósticos, relacionan los niveles de actividad de los
huracanes con El Niño. Esto ha hecho posible predecir la variación en la actividad
estacional de los huracanes en el Atlántico, con una precisión del 40 a 50 por ciento, pero
este nivel de precisión, bien es considerado alto de acuerdo a las normas meteorológicas,
no es lo suficientemente bueno para los planificadores que tratan de desarrollar sistemas
apropiados de respuesta a las emergencias.
No hay duda que la calidad de los pronósticos continuará mejorando, pero mientras esto
se logre los planificadores tendrán que depender de la información histórica para calcular
las probabilidades de ocurrencia en un año dado. Simpson y Lawrence en 1971 usaron
datos históricos para hacer estos cálculos para toda la costa este de los Estados Unidos y la
costa del Golfo de México, usando segmentos de 80km (50 millas).
El calentamiento del planeta se ha hecho evidente tanto en la superficie marina como
terrestre, lo cual es apoyado por indicadores indirectos como la retracción de los glaciares.
A escala mundial, 1998 fue el año más caluroso y la década de los 90 la más calurosa de la
historia. Esta tendencia está directamente relacionada con las actividades humanas, que
están provocando un aumento de los niveles de gases de efecto invernadero presentes en
La atmósfera.
La conclusión es, si tenemos más calentamiento global, habrán menos huracanes para el
sudeste. Por otro lado, un estudio reciente indica que el registro de 100 años de la TSM en
el Pacífico muestra que hay más eventos fríos. Esto significa más huracanes Atlánticos.
CARACTERIZACIÓN OCEANOGRÁFICA DE LA REGIÓN DEL ATLÁNTICO
SUBTROPICAL (15-25ºN; 20-30ºW)
Recientemente se ha demostrado que los eventos extremos en el régimen de precipitación
invernal de la Península Ibérica y el Norte de África (PINA), conectados con la conocida
oscilación del Atlántico Norte (NAO), se relacionan con las variaciones de la temperatura
superficial del mar (TSM) que tienen lugar principalmente en la rama subtropical del
Atlántico durante el verano anterior. Este resultado señala el importante papel del
Atlántico Norte Subtropical (ANS) como posible predictor de la precipitación estacional
en PINA. A partir del índice SA que describe las variaciones térmicas del Atlántico
Subtropical y que está definido como la anomalía media estandarizada de la TSM estival
de la región del Atlántico Norte Subtropical (ANS), [15-25ºN; 30-20ºW] ), se han
conseguido resultados significativos en predicción estadística de la precipitación anómala
en Europa y Norte de África . Además, resultados anteriores de predicción estadística de
la presión a nivel del mar en invierno a partir de la TSM de la estación anterior, sugieren
que la TSM anómala en verano tiene una tendencia a persistir hasta las siguientes
estaciones de otoño e invierno.
Desde un punto de vista oceanográfico, estas condiciones hacen inminente la necesidad de
estudiar la estructura térmica de la columna de agua en la región de ANS para ayudar a
explicar los mecanismos físicos implicados en esta conexión océano-atmósfera.
Trabajos realizados sobre la variabilidad de la capa de mezcla oceánica, han mostrado
como las anomalías de temperatura en profundidad están ligadas a las anomalías de
temperatura que se extienden a través de la capa de mezcla durante las estaciones frías
anteriores y posteriores. Un estudio más reciente indica que los patrones dominantes de la
TSM anómala muestran una persistencia fuerte desde el verano al siguiente invierno, y
que la memoria del sistema acoplado no sólo reside en las anomalías de la temperatura
sub-superficial, sino también en las anomalías locales de TSM.
Estudios con simulaciones han puesto de manifiesto que existe un acoplamiento activo del
sistema océano-atmósfera que es importante en la variabilidad del Atlántico Tropical; de
modo que las variaciones interanuales de TSM en el Atlántico tropical están dominadas,
en parte, por las anomalías del flujo de calor latente que es inducido por las variaciones
del viento superficial. Esta relación se podría producir vía capa de mezcla en un proceso
de retroalimentación positiva.