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CEOEuropa – Enero 2017 Panorama General La Unión Europea ha iniciado este nuevo año bajo la misma nube de incertidumbre de 2016 y, a menos que sus Instituciones y Estados miembros tomen las decisiones correctas para avanzar generando resultados tangibles, corre el riesgo no solo de deslucir la conmemoración de su 60 Aniversario, que se celebra este año 2017, sino de poner en entredicho su proyecto de futuro. En primer lugar, en el plano político institucional, la Unión Europea habrá de afrontar el inicio de las negociaciones de salida con Reino Unido, que comenzarán, previsiblemente, en abril, siempre y cuando el país anglosajón cumpla el plazo anunciado de notificar formalmente su intención de abandonarla en marzo. Serán unas negociaciones complejas, para las que no existen precedentes. Una circunstancia que exige pragmatismo y firmeza a partes iguales por parte del resto de los 27 Estados miembros, incluida España. En paralelo, la Unión Europea tendrá que velar por el equilibrio entre sus principales Instituciones; esto es, la Comisión, el Parlamento y el Consejo, de manera que el proceso decisorio sea lo más fluido posible, puesto que 2017 marca el ecuador de la legislatura actual europea. A este respecto, el desenlace de la renovación del liderazgo del Parlamento Europeo, con la celebración de elecciones a su Presidencia este mes de enero, es un factor importante a tener en cuenta para acelerar la adopción de las estrategias para la integración del mercado interior europeo en sus múltiples dimensiones, entre ellas la digital, y de la Unión Económica y Monetaria. Por su parte, los Estados miembros se enfrentan al reto de restañar y cerrar, de una vez por todas, las múltiples desavenencias que aquejan la cohesión europea, a partir del diálogo, la cooperación conjunta y la solidaridad. Tres principios fundamentales sobre los que trabajar en este nuevo año, evitando que la coyuntura electoral de Francia y Alemania, que celebrarán elecciones en primavera y otoño respectivamente, se traduzca en una nueva fuente de parálisis. En segundo lugar, en el plano económico, a pesar de que el aumento del riesgo político a lo largo del año pasado no ha tenido un impacto significativo, sí se espera que lo tenga en 2017, entre otras razones, por combinarse con el agotamiento de los factores externos del relativamente buen desempeño económico en 2016. De hecho, en 2017 el crecimiento de la economía española se ralentizaría al 2,3% y la Unión Europea y la Zona Euro no llegarían al 2%. De modo que, o se toman las medidas necesarias para salir de la atonía en la que se ha instalado la economía europea y que, insoslayablemente, pasan por la competitividad empresarial, o la Unión Europea no podrá satisfacer las expectativas generadas, particularmente en torno al denominado Pilar Europeo de Derechos Sociales. De lo contrario, caerá de nuevo en uno de sus clásicos errores: la grandilocuencia de unos objetivos huérfanos de medidas e instrumentos efectivos para cumplirlos. Porque para sostener nuestro Estado del bienestar y crear más empleo, ha de haber más crecimiento económico. Para que esto sea posible, necesitamos con urgencia un entorno nacional y europeo que priorice la competitividad, la productividad y el crecimiento empresarial, poniendo en valor la función indispensable que las empresas cumplen y seguirán cumpliendo en la sociedad del siglo XXI. DELEGACIÓN PERMANENTE ANTE LA UE DEPARTAMENTO DE ASUNTOS ECONÓMICOS Y EUROPEOS En tercer lugar, en el plano internacional, la Unión Europea habrá de hacer frente a la complejidad del escenario global, con el nuevo liderazgo de Estados Unidos como protagonista en un contexto de, por un lado, debilidad del comercio mundial y, por otro, inestabilidad geopolítica a las puertas orientales de la Unión. Un escenario que exige determinación y, por encima de todo, unidad de acción, para apuntalar no solo la credibilidad de la política comercial europea, sino de su capacidad para incrementar la cooperación en materia de seguridad y defensa. En definitiva, los desafíos de la Unión Europea en 2017 son los mismos que en 2016. Desde CEOE estamos convencidos de que la respuesta puede y debe marcar la diferencia. Para ello, continuaremos trabajando, siempre desde el diálogo, la concertación y la colaboración conjunta. Aunque los valores en los que la UE se funda tienen plena validez, hay que ser conscientes de que el proyecto europeo de integración es hoy muy distinto del que alumbraron los Tratados de Roma en 1957 y de que su capacidad de adaptación es un elemento fundamental para recobrar el atractivo y la ilusión de un proyecto de futuro compartido. Bruselas, 6 de enero de 2017 Dpto. de Asuntos Económicos y Europeos Delegación de CEOE ante la UE/ Comisión de UE