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2
DIALOGOS
ECONOMICOS
UNA RESPONSABILIDAD
PARA CADA UNO’.
Por encargo del Presidente Aylwin hicimos en el día de hoy una
exposición acerca de la situación económica del país en el Parlamento. El Presidente nos ha pedido que esta noche compartamos
algunas de esas apreciaciones con ustedes.
Hoy vivimos una coyuntura histórica excepcional. Todos los
chilenos estamos contribuyendo a una experiencia nueva de paz
social y de respeto mutuo, con ánimo constructivo y con optimismo.
Quienes vaticinaban un colapso de la economía con motivo del
cambio de gobierno han sido testigos, en realidad, de un proceso
caracterizado por el vigor de la actividad económica privada. Los
proyectos de inversión siguen materializándose día a día; los
indicadores bursátiles y del mercado cambiario reflejan confianza
en el futuro; la inversión extranjera aumenta en lugar de disminuir.
Durante estas seis semanas la discusión económica ha estado
dominada por el tema tributario. ¿Por qué la urgencia en este
proyecto de ley? Porque estamos convencidos de que este país
tiene hoy la oportunidad -muy poco frecuente- de demostrar
que el crecimiento económico y el desarrollo social son posibles en
democracia; que es factible mantener una baja inflación mientras
aumentan las oportunidades de empleo e inversión, y que ello
puede sostenerse en un ambiente de plena libertad, sin suprimir
los derechos de las personas.
Para nadie es un misterio que la economía chilena está en
mejores condiciones que las de otros países cercanos. Nadie ignora
tampoco que la recuperación de nuestra economía se logró descuidando gravemente la situación social.
’ Intervención por la <<redvoluntaria de radio y televisiónn, abril de 1990.
57
Invertir
en las personas
La pregunta que hay que hacerse es, entonces, icómo se desarrollan los países; quiénes son los que logran un mayor éxito económico al asomarse ya el siglo XXI? La experiencia contemporánea
demuestra que sin un alto grado de cohesión social, y sin un clima
de cooperación y de acuerdos, el proceso económico no decanta.
Más aun, para desarrollar una economía no es suficiente invertir
en maquinarias y nuevos equipos. Las economías que se modernizan y tienen éxito son aquellas que invierten fuertemente en las
personas.
¿Cómo logra un país hacer las cosas mejor que otros? Apoyándose en el esfuerzo, el talento y las buenas ideas de miles de
empresarios, ingenieros, profesionales y trabajadores, motivados
por hacer las cosas bien. No está motivado quien no tiene un
empleo estable, acorde con sus calificaciones profesionales o con
su oficio. No se puede pedir un esfuerzo adicional a quien está mal
alimentado; tampoco a quien perdió la esperanza de vivir en una
vivienda digna, o de educara sus hijos, o de tener acceso a un buen
sistema de salud.
Invertir en la gente significa aumentar el potencial de crecimiento y de innovación en una economía que busca modernizarse.
Invertir en salud, en educación y en capacitación para los jóvenes
significa asegurar una mayor productividad a futuro; es la forma
de sentar las bases para la creación de nuevos empleos, para
exportar más y mejores productos, para hacer las cosas mejor que
otros en el mundo de hoy.
Se hace indispensable invertir en las personas también por
razones éticas: la cohesión social no es posible sin solidaridad. Sólo
cuando los que tienen más se muestran dispuestos a contribuir
para que otros puedan progresar en la vida, se hace posible que la
cooperación sea más fuerte que el conflicto como motor del desarrollo de una sociedad.
Para invertir en la gente hay que disponer de recursos. La
experiencia de países vecinos demuestra que gastar en las personas sin un financiamiento adecuado desemboca inevitablemente
en hiperinflación, en inestabilidad crónica yen empobrecimiento
colectivo. El populismo está en bancarrota en América Latina.
Estamos convencidos de que hay que invertir más en las
personas, supliendo los déficit de 16 años. Pero, para que ello sea
perdurable, hay que tener los recursos antes de comenzara gastarlos. El país ha entendido esto. También la mayoría de los partidos
políticos y de las organizaciones sociales y gremiales. Es probable,
por lo tanto, que el Parlamento apruebe la reforma tributaria que
necesitamos para enfrentar el esfuerzo social.
Una vez aprobada la reforma tributaria, enviaremos al Congreso un proyecto de ley para suplementar el Presupuesto de la
nación con los recursos de que se dispondrá en ese momento. Sin
embargo, considerando el debate público que se ha abierto sobre
este tema, y sin perjucio de la información más detallada que se
incluirá en la ley suplementaria del Presupuesto, el Presidente de
la República ha estimado conveniente que informemos al país de
la situación presupuestaria para este año.
La situación del presupuesto
Algunos de ustedes recordarán que cuando el anterior gobierno
dio a conocer el Presupuesto público para 1990, hicimos notar que
ese Presupuesto era sumamente estrecho.
Se señaló en esa oportunidad que el Presupuesto adolecía de
insuficiencias. En primer lugar, dicho Presupuesto había sido
formulado suponiendo una inflación de 12% para todo el año 1990;
debido a ese supuesto, no contempló el reajuste que corresponde
a las pensiones y a las subvenciones escolares cuando la inflación
llega a 15”k La inflación del último año y la tendencia en los
últimos meses del anterior gobierno hacen impensable que la
inflación se mantenga por debajo de un 15% en 1990. Corresponderá, por lo tanto, reajustar pensiones y subvenciones escolares.
En realidad, si se calcula todo el Presupuesto -ingresos y gastoscon una hipótesis más realista de inflación, se concluye que se
necesitan más fondos que los contemplados para cubrir totalmente los gastos necesarios.
En segundo lugar, el Presupuesto que heredó este gobierno
tiene otra insuficiencia. En efecto, al calcularse los ingresos tributarios para 1990 se sobreestimó fuertemente el monto de la recaudación tributaria que se obtendría este año. Esto ocurrió porque el
gobierno anterior redujo en enero de 1989 el impuesto a las
empresas, cambiando además la base para su cálculo. El impacto
negativo de esa rebaja sobre la recaudación fiscal es sustancialmente
mayor que el proyectado por el gobierno anterior. Tampoco se
considera en el Presupuesto el impacto negativo sobre los ingresos
tributarios de una norma legal de enero de este año, que permite
a las empresas descontar en 1990 pagos de impuestos que normalmente sólo habrían sido descontables en abril de 1991.
Haciendo todas las correcciones a las insuficiencias ya señaladas, se concluye que en el Presupuesto efectivo para 1990 se
dispone de unos 380 millones de dólares menos que los proyectados por el anterior gobierno.
Si se examina la situación por el lado de los gastos, se observan
también provisiones insuficientes. No hay un presupuesto adecuado para el Senado y la Cámara de Diputados, ni para terminar
el edificio del Congreso. Tampoco hay provisiones para el funcionamiento de instituciones públicas en las que se desempeñaba
personal de las FF.AA. que ahora ha vuelto a sus actividades
habituales. No se consultan los fondos para indemnizar al personal de exclusiva confianza del anterior gobierno; indemnización
que correspondería pagar cuando éstos presentan sus renuncias.
Es conocida la situación crítica que se hereda en empresas como
Televisión Nacional o Ferrocarriles; y los ejemplos podrían multiplicarse.
Afortunadamente el precio del cobre vigente este año, respecto
del precio de 83 centavos que se consideró en la elaboración del
Presupuesto, ha sido más alto. Este mayor precio del cobre significará ingresos fiscales adicionales de libre disponibilidad
por
unos 170 millones de dólares. Con todo, estos recursos cubrirán
menos de la mitad de los requeridos para cumplir el objetivo
irrenunciable del gobierno de mantener un presupuesto equilibrado.
Por otra parte, al presentar su proyecto de reforma tributaria el
gobierno sostuvo que los recursos que ella genere serán usados
prioritariamente en el esfuerzo social, en invertir en la gente. Este
compromiso se reafirma hoy día.
La reforma tributaria permitirá recaudar unos 350 millones de
dólares este año. Debido a la situación heredada, una parte de esos
recursos será utilizada en mantener financiados programas tales
como el reajuste de las pensiones y las subvenciones escolares que
contempla la ley, así como el nivel real de gastos en vivienda, en
alimentación escolar y en otros programas socialesbásicos. El resto
de los recursos provenientes de la reforma tributaria se destinará
a mejorar las asignaciones familiares y las pensiones mínimas por
encima del 15% que determina la ley, y a reforzar la inversión en
salud, educación y vivienda a que el gobierno se ha comprometido.
Estos programas sociales se complementarán, además, mediante recursos provenientes del fondo de solidaridad, institución
que canalizará a los ministerios sociales recursos de la cooperación
internacional gestionados por Odeplan.
Es necesario, sin embargo, ser extremadamente claros. Por las
razones ya explicadas la situación presupuestaria de 1990 será
sumamente estrecha. Ello refuerza la convicción de que el esfuerzo social tendrá que ser necesariamente gradual si se desea evitar
que un recrudecimiento inflacionario termine anulando el efecto
positivo de las políticas sociales. En este contexto, se hace evidente
la urgencia que tiene una pronta aprobación de la reforma
tributaria.
Esta situación nos obliga también a una rigurosa sobriedad y
austeridad en el sector público. Así como habrá necesidades
sociales que no podrán ser atendidas este año, con la misma
claridad y con firmeza decimos que el control del gasto tendrá que
ser riguroso. No todos los requerimientos de modernización del
sector público podrán ser financiados este año. Muchas ideas e
iniciativas valiosas tendrán que postergarse. Las prioridades del
gobierno son claras: el esfuerzo social está primero, y este esfuerzo social debe hacerse sin aumentar la inflación. El Presidente y
todo su gabinete respaldan esta política de austeridad en el sector
público.
La preocupación
por la inflación
La inflación es el peor enemigo del crecimiento económico y del
progreso social. En los países con inflación alta, los trabajadores
pierden todos los días; en países con hiperinflación no son raras las
caídas de hasta un 40% en el poder adquisitivo de los salarios.
Con la inflación descontrolada los productos desaparecen de
los almacenes y supermercados; entonces surgen las colas para
comprar lo más necesario. Cuando hay mucha inflación, cada
familia vive en la angustia cotidiana del alza constante y vertiginosa de todo lo que se necesita. Con la inflación descontrolada, la
gente se desmoraliza, se incrementan los conflictos y las huelgas,
y termina rompiéndose la paz social.
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Es por estas razones que el gobierno se ha comprometido con
el objetivo de mantener una inflación baja.
El aumento del IPC en los últimos doce meses ha sido de un
24%. Esta tasa, aunque elevada, no es mayor al promedio de la
inflación que hemos tenido en los últimos diez años del gobierno
militar. Es también equivalente a la tasa de inflación que exhibía
la economía chilena en la década del 60, durante los gobiernos de
Alessandri y Frei.
Lo que ha preocupado justificadamente a la opinión pública es
que la tasa de inflación venía acelerándose de manera ininterrumpida desde comienzos de 1989, al punto de llegara una tasa anual
equivalente a un 30% durante los últimos meses del pasado
gobierno. Esta aceleración inflacionaria se originó en una política
monetaria y fiscal muy expansiva que el gobierno anterior aplicó
durante 1988. Aún estamos pagando las consecuencias de dichas
políticas bajo la forma de mayor inflación.
Antes de que este gobierno asumiera, el Banco Central acordó
una política de ajuste para bajar la inflación que ha repercutido en
fuertes alzas en las tasas de interés. Estas alzas han sido motivo de
preocupación para empresarios, bancos y deudores en general.
Aunque comprendemos esa inquietud, deseamos reafirmar la
necesidad del ajuste, dadas las presiones inflacionarias existentes.
La responsabilidad por lograr una disminución efectiva en la tasa
de inflación corresponde conjuntamente al gobierno y al Banco
Central. Queremos reafirmar, por lo tanto, que el ajuste de la
economía continuará cuanto sea necesario. No se trata de una
medida transitoria.
El ajuste de la economía está funcionando. Los indicadores de
actividad y los de balanza de pagos muestran una convergencia
hacia tasas de crecimiento sostenibles sin presiones inflacionarias
adicionales, pero el proceso tiene que completarse. De ser necesario, y a pesar de la aguda estrechez presupuestaria, el gobierno no
rehuirá las medidas fiscales que apoyen el proceso de ajuste.
En síntesis, las perspectivas de una inflación más baja en los
próximos meses se ven promisorias. Es importante en este momento persistir en el ajuste, para no retroceder en lo que se ha
avanzado.
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El acuerdo con los trabajadores
y empresarios
iCúa1 es el requisito adicional para que esta economía pueda
entrar en una larga fase de estabilidad en las reglas del juego? Lo
que se requiere es resolver adecuadamente el tema de las relaciones laborales.
No hay economía moderna y exitosa que no haya resuelto
positivamente este problema. Los aumentos de producción y
productividad en la empresa descansan hoy más que nunca en el
aporte creativo de una fuerza de trabajo suficientemente motivada; que se siente parte integral de la empresa, que trabaja en
equipo y cuyos derechos son plenamente respetados.
Estos temas hay que discutirlos
y resolverlos,
ojalá
consensualmente. Es por ello que el Presidente Aylwin decidió
encomendar, en su discurso del Estadio Nacional, a los ministros
de Hacienda, Economía y Trabajo, que iniciaran un diálogo con la
CUT y la Confederación de la Producción y el Comercio, tendiente a buscar un acuerdo en torno a estos temas. En las últimas
semanas hemos estado trabajando intensamente para avanzar en
ese acuerdo.
El proceso no ha sido fácil. La experiencia es inédita en nuestro
país. Hasta hace muy poco tiempo las organizaciones sindicales y
empresariales se encontraban en posiciones profundamente antagónicas; hoy las distancias se han reducido significativamente.
Para el gobierno, un acuerdo con trabajadores y empresarios
- que además incluya un acuerdo de éstos entre sí- sería un
enorme paso adelante en el proceso de unir a los chilenos, de
consolidar la paz social y la estabilidad de la. economía.
Al hacer su llamado y encomendarnos esta tarea, el Presidente
Aylwin interpretaba también un deseo muy profundo de los
chilenos en favor de este entendimiento. Esta noche, en nombre del
gobierno, hago un llamado a la CUT y a la Confederación de la
Producción y el Comercio para que este acuerdo sea firmado en los
próximos días. De haberlo, el país entero lo respaldará. Estamos
convencidos de que un acuerdo de este tipo representará sólo un
primer paso en un camino nuevo de colaboración entre trabajadores y empresarios.
Si logramos estos resultados en el futuro inmediato, ia qué
podemos aspirar en los próximos cuatro años? Tenemos la convicción de que es posible crear las condiciones para que esta economía
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se proyecte hacia el siglo XX1 con un impulso propio. Es posible
que esta economía siga modernizándose e integrándose más plenamente en los mercados mundiales, y podemos también lograr
que los frutos del progreso económico alcancen a más y más
chilenos. Para ello hay que persistir en el esfuerzo exportador.
Tenemos que profundizar nuestras relaciones económicas y financieras internacionales.
En un reciente viaje a la asamblea de gobernadores del BID
pudimos constatar el clima francamente favorable hacia nuestro
país, la evaluación positiva de su economía y el deseo de ayudar
activamente al gobierno democrático de Chile. Estas oportunidades no las vamos a dejar pasar.
Iniciaremos en las próximas semanas conversaciones formales
con los bancos acreedores de Chile para la renegociación de la
deuda externa. Hemos avanzado sustantivamente en la definición
de los programas de financiamiento externo con el BID y con el
Banco Mundial, para un período de tres años. Estas instituciones
se han mostrado extraordinariamente
receptivas a la idea de
apoyar nuestros esfuerzos por aumentar la inversión productiva
y la inversión social.
El país dispone hoy de una impresionante cartera de proyectos
de inversión que, de materializarse, crearán miles de nuevos
empleos. La materialización de estos proyectos va a requerir del
desarrollo de novedosos esquemas de financiamiento, tanto interno como externo. Habrá amplio campo para la inversión privada
nacional y la extranjera. La fase que viene es la de la inversión y del
crecimiento. Tenemos que organizarnos para crear de ese modo
los empleos estables y de buena calidad que el país y su gente
necesitan.
El país está anímicamente preparado para esta tarea. Tenemos
proyectos, contamos con un sector privado eficiente e innovador,
disponemos de una fuerza de trabajo altamente calificada. Tenemos abundancia de recursos naturales, nuestras instituciones
públicas funcionan eficazmente, contamos con el respaldo internacional.
Dadas esas condiciones, podemos afirmar con optimismo que
esta economía puede crecer más que en el pasado. Ella puede
exportar más y mejores productos. La economía chilena está en
condiciones de integrarse más plenamente a la economía mundial;
hoy podemos encontrar un lugar más expectante en América
Latina.
Estamos también convencidos de que Chile puede dar más
bienestar a su población y repartir mejor los frutos del desarrollo
económico. Llegar a concretar estos objetivos no será fácil. El
camino será necesariamente gradual. Este año -1990 - constituirá una prueba, tal vez la más difícil. Los recursos públicos van
a ser particularmente escasos. Las demandas sociales podrán ser
satisfechas sólo gradualmente. Hay que desacelerar la inflación.
Ustedes pueden tener confianza en que la economía se conducirá
con toda la firmeza, la serenidad y la prudencia necesarias para
lograr estos objetivos.
Tenemos, desde luego, una gran ventaja. Después de un largo
período de conflictos y divisiones, hoy todos queremos mantener
la paz, fortalecer la cooperación y encontrar una tarea que nos una.
Esta puede ser la de construir una economía dinámica y justa para
entrar al siglo XXI.
Sólo resta que cada uno asuma su parte en esta tarea.
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LOS PRIMEROS RESULTADOS’
Hace un año tuve la oportunidad de presentar, ante el Congreso,
nuestra primera Exposición de la Hacienda Pública. Por entonces
estábamos en medio de la crisis del petróleo, vivíamos el tercer año
de sequía y la economía transitaba por un severo ajuste para bajar
la inflación. A pesar de esas dificultades, entregamos en aquella
ocasión un mensaje de optimismo.
Dijimos que 1991 sería un año de recuperación y crecimiento.
Señalamos que la inflación se reduciría a niveles de 18% este año,
y que rbamos a avanzar significativamente en una modernización
con integración social, proceso que permitiría mejorar las condiciones de vida de los más pobres, de la clase media y de los
jubilados. Al mismo tiempo dijimos que Chile proyectaría su
economía hacia el resto del mundo con vigor y dinamismo.
El gobierno ha cumplido esos compromisos y, con el esfuerzo
de todos los chilenos, hemos salido adelante. La producción está
creciendo este año a un ritmo de 4%. La inflacion anual llegará a la
meta del 18%. Chile redujo este año su deuda externa en 1.200
millones de dólares. Por primera vez, desde la crisis de la deuda,
los grandes bancos internacionales comenzaron a prestarle de
nuevo al Estado chileno, sobre una base enteramente voluntaria.
Fue así como pudimos colocar entre estos bancos 320 millones de
dólares en bonos de la República de Chile.
Chile fue elegido como el primer país beneficiado con una
reducción de su deuda oficial con Estados Unidos. La reducción
alcanzó a un 40%. Fuimos también los primeros en hacernos
acreedores de un crédito por 150 millones de dólares del BID para
ser destinados enteramente a fomentar la inversión. Estos buenos
resultados indujeron una alta entrada de capitales hacia Chile. Ello
hizo posible reducir los aranceles aduaneros de un 15 a un ll%,
abaratando de esta manera para el consumidor chileno el costo de
los productos importados.
’ Red voluntaria
de radio y televisión,
octubre
de 1991
Durante 1991 Chile siguió teniendo éxito en colocar su producción en los lugares más variados y distantes del mundo. Las exportaciones crecieron a un ritmo que duplicó la tasa a que crecía el resto
de la economía.
Este año hemos tenido grandes éxitos en abrir nuevos mercados. Hace pocos días firmamos un acuerdo de libre comercio con
México. En un plazo no superior a 4 años, prácticamente todas las
restricciones al comercio con ese país habrán desaparecido. De esta
forma, nuestros productores tendrán acceso a un mercado de 85
millones de personas, lo que sextuplica el tamaño de nuestro
mercado interno. Este proceso de apertura permitirá generar miles
de empleos permanentes para jóvenes, mujeres y trabajadores
chilenos. Se avanza en la misma dirección con otros países latinoamericanos, y con Canadá y Estados Unidos. De esta forma vamos
contribuyendo, sin retórica y con resultados concretos, al viejo
sueño de la integración de toda América Latina, incluyendo a
América del Norte.
Junto con ello, en estos 19 meses de gobierno hemos dado
pasos sustantivos en el camino de la justicia social. Los programas
sociales se han incrementado en cerca de 1.000 millones de dólares. Más de cinco millones de chilenos han visto mejorados sus
ingresos como resultado de los reajustes extraordinarios de pensiones, asignaciones familiares e ingreso mínimo. Cerca de 750
mil deudores han podido ponerse al día en sus obligaciones. Se
han puesto en marcha programas de inversión social orientados
a mejorar las oportunidades de niños, jóvenes, mujeres y pequeños empresarios.
Perspectivas para 1992
Las perspectivas para 1992 son sólidas y promisorias. Vamos a
crecer nuevamente más de un 5”/0.La inversiónva a aumentar a un
ritmo sustancialmente mayor que la producción. Igual fenómeno
ocurrirá con las exportaciones. La inflación va a ser menor que la
de este año. El presupuesto fiscal está financiado y los gastos
públicos no crecerán en más de un 3%.
En 1992 vamos a crear nuevos empleos a través de un ambicioso programa de fomento a la inversión. Canalizaremos créditos de
largo plazo para las empresas, sean ellas grandes o pequeñas. Cien
mil hectáreas de tierras agrícolas en el Norte Chico y en la Zona
Central serán incorporadas al riego er los próximos años, con lo
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que podrán mejorar su productividad;
con ello aumentarán los
ingresos de miles de campesinos, pequeños agricultores y
parceleros.
Vamos a construir puertos y caminos, y a modernizar los aeropuertos. Se irá mejorando así, gradualmente, el nivel de vida de
mucha gente. En el Presupuesto de 1992 destinaremos unos 450
millones de dólares para lograr esos objetivos.
Durante 1992, el gobierno hará un esfuerzo adicional para
abrir nuevas oportunidades a los que todavía no las han tenido.
Los niños que acuden a las escuelas gratuitas, recibirán una
educación de mejor calidad, en escuelas debidamente equipadas,
con textos de estudio apropiados. Vamos a dar la oportunidad de
completar su educación a 50.000 jóvenes de educación media -a
través de becas y de un programa de colación en los liceos. Otros
10.000 jóvenes universitarios,
que hasta ahora no tenían esa
posibilidad, van a acceder a becas de estudio. Vamos a capacitar
a 25.000 jóvenes de sectores populares para que aprendan un
oficio útil en 1992. Muchas mujeres a cargo de hogares pobres
podrán desarrollarse como personas, capacitándose para un mejor empleo. Para cumplir estas tareas van a destinarse cerca de 100
millones de dólares.
Durante 1992 vamos a mejorar las condiciones de vida en las
poblaciones. El gobierno va a construir el próximo año 95.000
nuevas viviendas, y va a mejorar la atención, todavía deficiente, en
hospitales y consultorios. Vamos a invertir recursos para que los
pobladores puedan contar con un entorno más humano, con más
plazas y sedes comunitarias, con más espacios para la recreación
y con calles pavimentadas. Se invertirá también en saneamiento de
las aguas para reducir el riesgo de enfermedades infecciosas.
En el curso de 1992 vamos a destinar más recursos para que las
personas se sientan más protegidas; para que tengan un más
adecuado acceso a la justicia y una mayor protección frente a la
delincuencia y el terrorismo. Para este propósito, el gobierno va a
construir nuevos juzgados, y se dispondrán recursos para contratar más personal en el Poder Judicial y también en Carabineros. A
fines de 1992 habrá 3.300 nuevos carabineros en las calles. En estos
programas, el gobierno invertirá 450 millones de dólares.
En síntesis, a través del Presupuesto de la Nación para 1992 el
gobierno procura profundizar la modernización del país creando
nuevas fuentes de empleo, integrando al esfuerzo productivo a los
pequeños empresarios, materializando nuevas oportunidades para
jóvenes y mujeres de hogares modestos y mejorando la seguridad
y tranquilidad en que se desenvuelve la vida de todos.
Setrata de que esta democracia asegure que todos podamos ser
plenamente ciudadanos. Que la gente perciba que somos ciudadanos no sólo porque ahora podemos elegir libremente al Presidente,
al Parlamento y - el día de mañana- a los concejales en las
municipalidades. Tener una ciudadanía plena supone vivir en
paz, con seguridad en la población, con los empleos que se necesitan; con acceso a la justicia, a la salud y a la recreación.
Chile es hoy una democracia. Chile es una economía moderna,
abierta y competitiva internacionalmente. Nos hemos adelantado
a otros países -por ejemplo, a los de Europa Orientalen la
democracia y en la modernización de la economía. Tenemos, sin
embargo, un camino largo por recorrer antes de que podamos
decir que la nuestra es una sociedad plenamente moderna, integrada y solidaria.
En 1992 daremos pasos importantes tras ese objetivo. El gobierno está haciendo su parte. El país, para tener éxito, necesita que
sus dirigentes sociales, sus parlamentarios y sus líderes de opinión
pongan también su parte. Que actúen con sentido de la responsabilidad. Que entiendan que el Estado no es para exprimirlo hasta
que no dé más. Que aporten con nuevas ideas. Que creen nuevas
empresas para dar trabajo a todos los chilenos.
Quienes estamos en el gobierno tenemos confianza en el
sentido de responsabilidad de los chilenos. Ahora hay que encauzar la impaciencia; hay que participar con trabajo y con esfuerzo
para modernizar el país y para lograr en Chile una sociedad más
justa y más solidaria.
LA ECONOMIA
EN 1992l
Creo que quienes me escuchan concordarán en que enfrentamos
una doble y simultánea realidad. Por una parte, la situación
económica y social del país es hoy mucho mejor que la de los dos
años anteriores. Por la otra, no cabe duda de que todavía se
encuentran pendientes de solución un cúmulo de problemas,
algunos de larga data y otros propios de la nueva realidad que
estamos viviendo.
Es por ello que, al hacer el balance de la situación económica,
debemos buscar una visión equilibrada que evite el exitismo de
algunos o la visión apesadumbrada de otros.
Destaquemos en primer lugar los aspectos positivos. Es bueno
recordar que durante el primer año del gobierno del Presidente
Aylwinla economía creció alrededor de 2%. El segundo año lo hizo
a un 6%. Este año la expansión de la economía se acercará aun 9%.
Hace apenas 12 meses el desempleo fluctuaba alrededor de un
7%. Al finalizar este año, la tasa de desocupación será inferior a un
4,5X, la más baja registrada en los últimos 20 años. Hoy día hay200
mil empleos más que hace un año, y la calidad de esos empleos ha
ido mejorando ostensiblemente.
Por tercer año consecutivo tanto la balanza de pagos como el
sector público muestran un superávit. Esto significa que hoy
somos menos vulnerables a eventos negativos que ocurran en la
economía internacional, porque dependemos mucho más denuestro propio esfuerzo.
Se han mantenido en orden las finanzas públicas. La disciplina
en el gasto del gobierno ha hecho posible duplicar el ahorro fiscal
respecto de aquel que el país pudo lograr en la década pasada. El
ahorro de los chilenos se encuentra también al nivel más alto de
que se tenga registro.
1 Discurso ante el Congreso, octubre de 1992.
Al margen de esas cifras, tal vez el factor que más justifica un
sobrio optimismo respecto del futuro sea el impresionante aumento de la inversión que observamos este año. No se trata sólo del
boom de la construcción residencial o el aumento en las obras
públicas. Se trata también de enormes nuevas inversiones en la
minería en el norte, en la agroindustria, en el sector forestal.
Incluye decenas de nuevas plantas industriales de tamaño mediano que se instalan a lo largo de todo el país.
Este fuerte aumento de la capacidad de producción augura la
creación de miles de nuevos empleos. Y da tranquilidad respecto
de la solidez de los avances hasta ahora logrados.
Es debido a los resultados anteriores que durante el curso de
este año se ha ido consolidando una unánime percepción internacional que señala a Chile como la economía que más crece, con
menor inflación y mejor desempeño global en América Latina.
Estos resultados macroeconómicos y estas alabanzas internacionales representan, sin embargo, sólo una cara de la moneda.
Quienes vivimos en este país sabemos que aún tenemos un
sinnúmero de problemas que en el breve lapso de 2 años y medio
se hace extremadamente difícil solucionar.
La realidad es que Chile es un país relativamente pobre, con
graves carencias sociales. Todavía amplios sectores de la población obtienen ingresos insuficientes para sobrevivir con dignidad, como es el caso, por ejemplo, de muchísimos jubilados, o de
las mujeres jefes de hogar, o de los que tienen empleos ocasionales
o por cuenta propia. Tenemos déficit en vivienda, en salud. El
desempleo entre los jóvenes es alto.
En el Presupuesto que hoy hemos presentado al Congreso,
hemos hecho un enorme esfuerzo para avanzar tanto cuanto sea
posible en la resolución de muchos de estos problemas.
Desempeño macroeconómico
reciente
Los avances logrados en 1992 se reflejan en múltiples indicadores.
Una proyección aproximada de resultados para el año 1992 indica
un aumento del producto nacional superior al 9% y una baja de la
inflación a una tasa de alrededor de 13%.
Estos índices económicos tienen un significado muy concreto,
en términos de las condiciones de vida de la población. El fuerte
crecimiento de la economía ha permitido mejorar sustancialmente
la situación del empleo. La reducción de la inflación ha beneficiado
71
a todos quienes viven de un sueldo o un salario. Las proyecciones
indican que el poder de compra real de los salarios subirá en 1992
un 4,5% respecto de 1991.
Como se ha señalado más arriba, el fuerte crecimiento de la
economía en 1992 ha sido acompañado por una expansión notable
de la inversión. La proyección para el año es que ella aumentará
al menos un 15% en términos reales. Durante 1992 el país habrá
invertido unos 7.300 millones de dólares, la cifra más alta hasta
ahora alcanzada en Chile. El sector privado habrá concretado
proyectos por alrededor de 4.260 millones de dólares, cifra también sin precedentes. Se dice, y con justa razón, que los empresarios votan a favor o en contra de una determinada gestión económica a través de sus decisiones de inversión. Los resultados para
1992 señalan que las empresas privadas chilenas han asumido con
confianza, vigor y creatividad el futuro de Chile y de su economía.
El gobierno las acompañará en este esfuerzo porque cree en el rol
central de la empresa privada, y porque entiende que el resultado
concreto de ese esfuerzo se reflejará en la creación de puestos de
trabajo estables y bien remunerados.
Durante 1992 las exportaciones han continuado siendo un
factor de dinamismo para la economía del país. Las exportaciones
aumentarán a un ritmo de ll%, con un comportamiento notable
de las exportaciones no tradicionales, las que están creciendo por
encima del 20%. Estos resultados no pueden calificarse sino como
excepcionales a la luz de lo que está ocurriendo en la economía
mundial. Las principales economías industrializadas se encuentran hoy estancadas, y sus importaciones están cayendo respecto
del año pasado. Sin embargo, las empresas chilenas están compitiendo con éxito, aumentando los volúmenes de ventas en mercados que se están contrayendo.
El consumo de las personas crecerá en 1992 aun ritmo cercano
al 7%, lo que no es sino una manifestación concreta de la mejoría
en las condiciones de vida de la población. Este crecimiento del
consumo es de una magnitud muy importante, pero inferior al
crecimiento del producto. Ello indica que los niveles de ahorro
nacional, público y privado, han continuado aumentando. Nuestros cálculos señalan que el ahorro nacional volverá a subir en 1992.
Este llegará a unos 6.250 millones de dólares, con lo que superará las
cifras de 1991, tanto en nivel como en porcentaje del PGB.
Estos resultados han sido posibles gracias a una política fiscal
que, junto con privilegiar el gasto social y la inversión, ha sido
extremadamente cuidadosa en respetar los límites que impone el
logro de la estabilidad económica. En particular, la meta de ahorro
del gobierno de 3,2%, que se planteó en enero del presente año,
será superada por los resultados efectivos de 1992.
En el ámbito de las relaciones económicas internacionales
también se observan progresos. El acuerdo de libre comercio con
México ha significado que las exportaciones chilenas a ese país se
hayan más que duplicado en un plazo de sólo nueve meses. Se ha
normalizado el acceso de Chile a los mercados financieros internacionales. Nuestras mejores empresas pueden obtener créditos
o colocar bonos en los mercados internacionales en condiciones
impensadamente favorables. No hay otro país latinoamericano
- o economía que haya vivido la crisis de la deuda- que haya
sido oficialmente clasificado como libre de los riesgos propios de
las economías altamente endeudadas. En términos prácticos, esto
quiere decir que hemos reducido -en estos casi tres añosdrásticamente la vulnerabilidad
y la dependencia externa de
nuestra economía.
En efecto, la deuda externa bajó, como proporción del PGB, de
69% en 1989 a sólo 48% en 1992. El virtual equilibrio en la cuenta
corriente de la balanza de pagos significa que dependemos menos
del endeudamiento externo, y que incluso podemos y debemos
prescindir de créditos externos disponibles, pero no necesarios.
Esto es así porque el ahorro interno de los propios chilenos y del
gobierno permite ahora financiar el grueso de la inversión y del
gasto social.
Tenemos hoy un nivel de reservas internacionales desconocido previamente en el país: 8.600 millones de dólares, equivalentes
a un año de importaciones. Tendremos a fines de año un superávit
comercial del orden de un 3% del PGB, otro factor de reducción de
nuestra vulnerabilidad y dependencia externa. Estos resultados
cobran relevancia en momentos en que la situación económica
internacional se ve complicada por turbulencias en los mercados
financieros.
Este buen desempeño de la economía chilena, acompañado
por un ambiente de diálogo y de respeto de los derechos de
trabajadores y empresarios, se ha traducido en paz social. Contrariamente a lo que ocurría hace relativamente poco tiempo, hoy no
73
hay sectores importantes dentro de la sociedad que se sientan
amenazados en sus intereses fundamentales por el hecho de vivir
en democracia.
Durante estos dos años y medio ha aumentado notablemente
la calidad de la política. Las relaciones entre gobierno y oposición,
entre el Ejecutivo y el Congreso, son mejores que en muchas de las
democracias vigentes hoy en el mundo. Aquí el Congreso asume
con singular responsabilidad la tarea de legislar, para modernizar
el país, para dinamizar su economía, para avanzar en la justicia
social y para permitirle a los que gobiernan que tengan una
efectiva oportunidad de hacer lo que se comprometieron a realizar.
Esto lo reconocemos y lo agradecemos. Constituye una de
nuestras principales ventajas y fortalezas como nación. Explica
-junto
a otros factores de orden políticola solidez de nuestra
actual proyección internacional. Explica también la confianza del
mundo financiero internacional respecto de Chile, y el interés del
inversionista extranjero. Hace comprensible la tranquilidad y
serenidad con que los chilenos comenzamos a apreciar el futuro.
El riesgo de lo que hemos expresado hasta ahora es el de
aparecer con un discurso exitista que pudiera ocultar la permanente y constante dificultad de mantener, preservar y fortalecer aquello en lo que hemos avanzado, y que nos impidiera, a su vez,
apreciar en todo su dramatismo los innumerables problemas
todavía vigentes en el plano económico-social.
Consolidar
los avances macroeconómicos
Nos corresponde en nuestro oficio vivir cotidianamente la experiencia de encauzar las fuertes tensiones a las que está sometido el
sistema económico en democracia.
La conducción de la economía requiere de un ejercicio permanente de evaluación y equilibrio, frente a diversas fuerzas que
empujan en direcciones contrapuestas. Así, por ejemplo, se necesita de un aumento importante de la inversión para crecer más. Al
mismo tiempo hay que aumentar el gasto social y en infraestructura. Las regiones necesitan más recursos. También las municipalidades y los pensionados. Hay empresas estatales que quieren
más recursos para inversión. Hay que gastar más en el medio
ambiente, en tecnología, en reconversión industrial, en la modernización de la agricultura.
74
Cada sector, cada grupo, cada funcionario, cada región y
municipio tiene un buen argumento a favor de sus programas.
Cada uno ejerce su presión al máximo. Trata de extraer del Estado
los recursos que hay, y también los que no existen.
Pero una economía no funciona sin una visión de conjunto, sin
ordenar las demandas y sin resistir las presiones. Sólo así se impide
el espejismo a que son tan proclives los populistas: ofrecer más
realizaciones, más obras, mayor gasto todos los días. Obviamente
la inflación, la crisis económica y los desequilibrios así incubados,
los pagan después los políticos, la democracia, el sistema de
convivencia: todos.
La política económica es también sometida a las tensiones de
un excedente de balanza de pagos que presiona, a través del
mercado, a un tipo de cambio más bajo. Las acciones del Banco
Central tendientes a neutralizar esta tendencia hacen subir el
dólar, y éste presiona hacia arriba la inflación. Estos son problemas nuevos. Es el propio éxito exportador el que genera desajustes que hay que ir corrigiendo. Todos quisiéramos un tipo de
cambio real alto para fomentar las exportaciones, así como salarios altos e inflación baja para que la prosperidad derivada de las
mayores exportaciones se refleje en mejoras en las condiciones de
vida de todos los chilenos. Sin embargo, la realidad del funcionamiento de los mercados hace que el logro simultáneo de todos
estos objetivos se haga más dificultoso una vez que se alcanzan
bajos niveles de desempleo.
También aparecen tensiones en el mercado del trabajo. Cuando se llega a un desempleo tan bajo, se manifiesta cierta escasez de
fuerza de trabajo en determinadas especialidades y calificaciones.
Ello deriva en un alza significativa de salarios, como lo muestran
las cifras para 1992. Si los aumentos en remuneraciones no se
mantuvieran alineados con los aumentos de productividad, ello se
traduciría en inflación y en un freno a la creación de nuevos
puestos de trabajo.
La política macroeconómica tiene que dar cuenta permanentemente de estos nuevos desafíos. Los logros en esta materia pueden
llegar a ser muy frágiles y reversibles si no hay un constante
cuidado por consolidar lo ya avanzado. No hay nada que pueda
sustituir a la necesidad de persistencia y continuidad en las metas
macroeconómicas de un país.
75
La adhesión a estas metas por parte de la población en su
conjunto, de las organizaciones laborales y de los empresarios, así
como de las fuerzas políticas más significativas, es un requisito
imprescindible para hacer posible dicha persistencia y así consolidar los avances hasta ahora logrados.
Con persistencia gubernamental, racionalidad política y permanente diálogo social, Chile podrá mostrar al cabo de cuatro años
de democracia resultados atractivos y motivantes. La economía
habrá crecido casi a un 5,5% en promedio al año, a pesar de un
primer año de ajuste.
El crecimiento promedio del ingreso por persona durante el
período de gobierno del Presidente Aylwin podrá acercarse a un
4%. Como referencia, el crecimiento promedio del ingreso por
persona en la década de los 80 fue cercano al 2%.
De mantenerse en los próximos 18 meses tanto el buen clima
político como los avances en la inflación, el optimismo de los
empresarios y el sentido de responsabilidad de los trabajadores, la
economía alcanzará en este período de 4 años los mejores resultados de las últimas tres décadas, si se consideran indicadores de
crecimiento económico, de inflación, de niveles de inversión y
ahorro, y de oportunidades de empleo.
Este resultado es posible y está al alcance de nuestras manos.
Pero hay que persistir. Todos los sectores que en dos años y medio
han ido construyendo una democracia eficaz para crecer, y que
están cabalmente representados en este Parlamento, son los que
harán o no posibles estos resultados.
Problemas pendientes y nuevas tareas
Lo que hemos logrado en dos años y medio en el campo de la
macroeconomía no constituye sino una oportunidad para enfrentar los numerosos problemas pendientes y las nuevas tareas que el
desarrollo del país hoy plantea.
Chile es todavía un país pobre. Varias décadas de política
social han arrojado niveles adecuados de cobertura de los servicios
sociales básicos, pero no puede ni debe ocultarse el hecho de que
alrededor de un tercio de la población vive todavía en una situación de estrechez económica permanente y con graves déficit en
la satisfacción de sus necesidades básicas. Es igualmente claro que
todavía persisten grandes desigualdades en la distribución del
ingreso y de las oportunidades.
76
Es cierto que el gasto social del gobierno ha llegado a los 6.000
millones de dólares en el proyecto de Presupuesto para 1993. Sin
embargo, todos sabemos que los millones de chilenos que son
atendidos por las instituciones públicas de salud constatan diariamente las deficiencias que persisten.
Este año se termina de restituir el 106% a todos los jubilados,
lo que tiene un costo anual de 60 mil millones de pesos para el
Estado. Pero ese reajuste representa una suma modesta para los
más de 800 mil jubilados que viven con pensiones mínimas o
asistenciales.
Es efectivo que la inversión pública en vivienda ha crecido más
de 30% respecto del Presupuesto de 1990, pero todavía existen
miles de familias de allegados -especialmente
jóvenes que están
formando una familia y que esperan una solución.
La lista de carencias es enorme. Los recientes esfuerzos realizados en materia de infraestructura tampoco deben ocultar los
enormes déficit acumulados a lo largo de los años en este campo.
En nuestro país menos de la mitad de la red vial básica se encuentra
pavimentada, mientras que cada año se deben dedicar miles de
millones de pesos a la mantención y reparación de caminos destruidos por el mal tiempo o la erosión. Nuestra infraestructura de
puertos, aeropuertos y transporte terrestre es insuficiente para
mantener el desarrollo productivo al ritmo en que ha crecido la
economía en los últimos años.
Los problemas de la vida en las grandes ciudades recién
comienzan a hacerse dramáticamente presentes en la conciencia
de los chilenos. Entre estos problemas destacan la expansión
descontrolada de las zonas urbanas, las dificultades del transporte colectivo y la congestión vehicular, el ruido y la contaminación
ambientales, la acumulación de basura, la suciedad de las calles, la
evacuación de las aguas servidas, la escasez de espacios recreativos, de parques y áreas verdes, así como los problemas de salud y
vivienda propios de los grandes conglomerados humanos. Estos
problemas no sólo caracterizan a la Región Metropolitana, sino
que se extienden a otros núcleos urbanos, como Valparaíso-Viña
del Mar y Concepción.
Nuestro país tiene aún mucho que avanzar en el desarrollo de
su potencial humano y en la apertura de oportunidades para los
grupos más vulnerables. Es necesario, por ejemplo, extender la
cobertura de la educación preescolar y reducir significativamente
el déficit habitacional. Ya no basta con la existencia de servicios
públicos básicos. Hoy se requiere de transformaciones significativas en éstos, que permitan ofrecer una mejor calidad en la atención
al público y a la comunidad local, y a un menor costo. Hay que
hacer posible un acceso real y expedito de toda la población a la
justicia. La seguridad de las personas en su vida cotidiana es hoy
también una necesidad básica, como lo son la vivienda, el empleo
o una alimentación adecuados.
Esta tarea puede parecer a algunos abrumadora. Pero, tal vez
por su misma pobreza, Chile ha logrado un inusual consenso sobre
la urgencia de abordarla frontalmente. Tenemos pues una oportunidad única de concertar voluntades, ideas y recursos para enfrentar los viejos y nuevos problemas de una sociedad en permanente
cambio.
Las perspectivas de las finanzas públicas indican que para
cumplir esta tarea no podrá contarse con expansiones del gasto
fiscal, comolasexperimentadas
recientemente gracias a la reforma
tributaria de 1990. Junto con seguir dedicando en el futuro a este
esfuerzo cada peso de recaudación que genere el crecimiento
económico, deberán producirse aumentos sustanciales en la productividad y eficacia en el uso de los recursos públicos.
Por otra parte, para alcanzar el éxito en estas tareas, es fundamental incorporar activamente a la comunidad y al sector privado.
En el último tiempo se han desarrollado experiencias alentadoras
a este respecto. Las municipalidades han asumido nuevas responsabilidades en la provisión de servicios sociales, colaborando con
el gobierno central en la aplicación de programas de mejoramiento
de la educación básica y de la salud primaria; de apoyo a las
mujeres jefes de hogar y a los jóvenes desempleados. El sector
privado está realizando importantes inversiones en infraestructura. Los empresarios han ido tomando conciencia de la escasez de
recursos humanos calificados y han acentuado su interés en
involucrarse activamente en programas de mejoramiento de la
educación técnica y de capacitación de jóvenes. Varios organismos
empresariales, incluyendo la Cámara de la Construcción y la
Sofofa, tienen importantes iniciativas en marcha para capacitar a
un número creciente de trabajadores en los oficios que requiere
una economía cada vez más abierta y competitiva.
Todos estos procesos configuran un escenario promisorio para
un avance hacia las nuevas etapas del desarrollo nacional.
78
El proyecto de Presupuesto para 1993.
El Presupuesto de 1993 es el último que será plenamente ejecutado
por la actual Administración y procura expresar lo más claramente
posible las prioridades del gobierno en la asignación de los recursos públicos. Busca también sentar bases sólidas para una gestión
exitosa del próximo gobierno que asumirá en marzo de 1994.
En materia de política fiscal, el Presupuesto para 1993 contempla una expansión del gasto público en consonancia con el crecimiento esperado de los ingresos fiscales, y con el cumplimiento de
las principales metas macroeconómicas.
La expansión del gasto corriente del gobierno general en 1993
se estima en un 5% real. Esta cifra es inferior al crecimiento
esperado del PGB, que es de 55%.
El ahorro del gobierno general, contemplado en el proyecto de
Presupuesto para 1993, equivale a un 3,2% del PGB. Esta cifra es la
más alta tasa de ahorro público contenida en una ley de Presupuestos en los últimos años. De hecho, este nivel duplica los montos de
ahorro del gobierno observados en la década del 80. Esto refleja
cabalmente el compromiso del gobierno, en cuanto a contribuir al
control de la expansión de la demanda y aportar al proceso de
ahorro e inversión en la economía.
Los ingresos tributarios, sumados a los ingresos provenientes
del cobre, cuyo precio se ha estimado en 96 centavos de dólar,
generarán recursos suficientes para financiar los gastos corrientes
y la inversión pública. De esta forma, durante 1993 el gobierno se
endeudará básicamente para servir su propia deuda y enfrentar
contingencias. El uso de créditos externos baja de 870 millones de
dólares en 1992 a 620 millones de dólares en 1993.
Al recurrir a su propio ahorro para financiar sus gastos y la
inversión, en vez de endeudarse en el exterior, el gobierno fortalece el tipo de cambio, ya que la entrada de divisas por la vía del
endeudamiento público se ve disminuida.
El proyecto de Presupuesto para 1993 invita al país a mirar al
futuro. La moderada expansión del gasto corriente, la generación
de un sustancial nivel de ahorro público y el equilibrado balance
global del Presupuesto representan un compromiso con la estabilidad macroeconómica y el logro de tasas decrecientes de inflación.
Por otra parte, el Presupuesto para 1993 contiene un fuerte
énfasis en la inversión pública. El crecimiento de un 17,5% en la
inversión presupuestada para 1993, constituye un aporte del gobierno a la ampliación de la infraestructura económica y social que
demanda el proceso de desarrollo.
Los recursos asignados a inversión en infraestructura permitirán completar algunas de las grandes obras iniciadas por el actual
gobierno, como la construcción de la doble calzada en la carretera
panamericana hasta San Javier, y el Canal Pencahue, en la VII
Región. Asimismo, se avanzará en la ejecución de otros proyectos
de gran envergadura, como el embalse Santa Juana, el embalse de
Convento Viejo, la reconstrucción del puerto de San Antonio y la
ejecución de importantes obras de agua potable y saneamiento.
El Presupuesto para 1993 contempla más de 250 millones de
dólares de inversión pública para que sean asignados por las
regiones, cifra que excede sustancialmente los compromisos adoptados en el acuerdo político para la reforma municipal y regional.
El fondo nacional de desarrollo regional y los demás programas de inversión que pasan a formar parte del presupuesto de
inversión de los gobiernos regionales experimentará un crecimiento de más de 22% real, alcanzando un nivel equivalente a 144
millones de dólares. Por su parte, el gasto asignado al conjunto de
programas de inversión sectorial de asignación regional (Isar)
superará en un 38,7% real los recursos presupuestados para este
objeto en 1992. Aquíse contempla la incorporación a estemecanismo de los programas de agua potable rural (Corfo), la construcción de instalaciones deportivas (Digeder), la construcción de
consultorios en la Región Metropolitana (Salud) y la inversión en
proyectos de apoyo a sectores productivos de bajos ingresos
(Fosis). Estos se agregarán a los programas que ya están siendo
administrados bajo el esquema ISAR, como es el caso de los de
pavimentación y mejoramiento urbano y caminos secundarios.
La suma de los presupuestos de inversión del FNDR e ISAR
crecerá, de este modo, en cerca de un 30% en 1993, permitiendo que
la proporción de la inversión pública asignada en las regiones pase
de un 9,5% a 18% entre 1991 y 1993.
En materia de gasto social, en 1993 -por tercer año consecutivose producirá una importante expansión. Este aumento
llegará, en términos reales, aun 7,3% en relación al nivel estimado
para 1992.
El aumento del gasto social en 1993 completará de este modo
el esfuerzo más importante y sostenido realizado en el terreno
social en varias décadas. El Presupuesto busca concentrar los
aumentos en aquellos programas de llegada más directa a los
sectores más pobres de la población.
Esto incluye una ampliación del programa de mejoramiento
de la atención primaria de salud, con recursos destinados a reforzar 37 servicios de atención primaria de urgencia, completar 73
terceros turnos en los consultorios y equipar nuevos laboratorios
básicos. También se refuerzan y amplían los programas de alimentación escolar, que alcanzarán una cobertura de 900.000 estudiantes en 1993, así como otras iniciativas destinadas a retener a los
niños y jóvenes de familias de bajos ingresos en el sistema educacional, tales como la entrega de becas de mantención, útiles escolares y textos de estudio.
En el campo judicial se amplía sustancialmente la cobertura de
la asistencia judicial a personas de escasos recursos a casi todo el
país, y se aumentan en un 15% real los recursos del Sename para
la atención de menores en situación irregular o en conflicto con la
justicia.
En vivienda se mantiene un programa de más de 100.000
soluciones habitacionales al año, concentrando los recursos en los
programas más efectivos dirigidos a familias de escasos recursos.
El Presupuesto para 1993 contempla también los recursos para
el programa de inversiones en infraestructura hospitalaria, los que
en 1993 llegarán a 100 millones de dólares, con un incremento de
50% respecto de 1992; los programas de apoyo a campesinos a
través de Indap, que contempla 86.000 beneficiarios de créditos
agrícolas y 63.000 de acciones de transferencia tecnológica; y la
expansión de la cobertura de la educación preescolar, que ofrecerá
9.000 vacantes adicionales en 1993.
Formación de recursos humanos
A pesar de la vigorosa expansión de las oportunidades laborales
en los últimos dos años, son aún muchos los problemas pendientes
en materia de empleo. El desempleo juvenil es aun superior al
10% y las mujeres encuentran dificultades para acceder en
igualdad de condiciones al mundo laboral.
En el país coexisten zonas de alto desempleo, con industrias en
declinación, y sectores productivos que enfrentan una seria escasez
de mano de obra calificada.
81
El Presupuesto para 1993 asigna los recursos necesarios para
avanzar significativamente en este camino. Estos contemplan un
reforzamiento del programa de mejoramiento de la calidad de la
educación (MECE).
Los recursos asignados a la educación técnica y la capacitación
también crecerán en 1993. Por su parte, el programa de capacitación laboral de jóvenes beneficiará a 35.000 personas en 1993, con
lo que al final de ese año se habrá cumplido un 85% de la meta
inicial del programa, consistente en capacitar a 100.000 jóvenes en
4 años.
Los esfuerzos de reconversión laboral para la zona del carbón
iniciados en 1992 experimentarán un fuerte aumento en 1993, al
destinarse casi 9.000 millones de pesos al financiamiento de programas de reconversión y a la ejecución de proyectos de inversión
destinados a la generación de nuevas alternativas laborales para
los miles de trabajadores que se desempeñan en esta actividad en
la VIII Región.
Los acuerdos recientemente logrados con la Central Unitaria
de Trabajadores y la Confederación de la Producción y el Comercio permitirán agregar nuevas iniciativas, destinadas a promover
la formación y reconversión de recursos humanos. Es así como el
gobierno enviará en las próximas semanas al Congreso Nacional
un proyecto de ley que crea el fondo nacional de capacitación. Este
fondo permitirá financiar acciones de capacitación en pequeñas y
medianas empresas, y programas de reconversión laboral para
trabajadores que vean amenazadas sus fuentes tradicionales de
empleo por cambios estructurales en la economía y transformaciones tecnológicas.
Calidad de vida en las ciudades
Casi dos tercios de la población chilena vive en ciudades de más de
100.000 habitantes. El gobierno ha otorgado una alta prioridad a
los programas y acciones orientados a atender los problemas de
transporte, seguridad, contaminación y salud, propios de nuestras
ciudades, asignando para este objeto recursos por 400 millones de
dólares en el Presupuesto de 1993.
El presupuesto para 1993 contempla un fuerte énfasis en las
inversiones en infraestructura urbana. Entre los programas que
experimentan un aumento en sus recursos se cuentan los de
82
pavimentación y vialidad urbana, construcción de parques e infraestructura comunitaria y construcción de infraestructura deportiva. En su conjunto, la inversión canalizada a través de este grupo
de programas se incrementará en un 50% real en 1993.
La seguridad en las ciudades se reforzará mediante importantes aumentos de recursos destinados a Carabineros e Investigaciones. El presupuesto de estas instituciones experimentará una
expansión equivalente a 50 millones de dólares respecto del presupuesto de 1992. Estos recursos permitirán, en el caso de Carabineros, financiar completamente un incremento de dotación de 4.400
plazas, adelantando la meta comprometida para 1994. Asimismo,
se contemplan recursos para continuar con un vasto plan de
inversiones en equipamiento y vehículos policiales. En el caso de
Investigaciones, el Presupuesto para 1993 destina cuantiosos fondos a la construcción de nuevos cuarteles, así como a la compra de
vehículos, material policial y equipos de laboratorio.
En materia de medio ambiente, se contempla que en 1993 no
sólo entrará en vigencia una completa normativa al respecto, sino
que se intensificará sustancialmente el control de las fuentes
contaminantes en los grandes núcleos urbanos. Para ello se han
asignado recursos para que la comisión de descontaminación de
la Región Metropolitana aumente la fiscalización de las fuentes
móviles e inmóviles de gases, y para que el Ministerio de Transportes fiscalice adecuadamente las plantas revisoras de vehículos. Se
invertirán, además, casi 9 mil millones de pesos en obras de
saneamiento de aguas servidas.
El apoyo a la modernización
productiva
Chile, junto con continuar impulsando sus sectores exportadores
tradicionales, debe iniciar una fase en que se introduzca mayor
valor agregado e inteligencia a sus ventas al exterior. El éxito en
este nuevo desafío requiere un gran esfuerzo de modernización e
innovación tecnológica de las empresas.
Las principales iniciativas en este ámbito son la puesta en
marcha del fondo de desarrollo tecnológico y productivo (Fontec),
el fondo de fomento a la investigación científica y tecnológica
(Fondef) y la modernización de los institutos tecnológicos.
En los primeros ocho meses de funcionamiento, Fontec ha
financiado más de 60 proyectos tecnológicos, por cerca de 5,5
millones de dólares. Destacan entre éstos, los proyectos de desarrollo de la ganadería en Magallanes y de bienes de capital para la
minería con fines de exportación.
El Fondef está orientado prinbipalmente a financiar proyectos
de investigación tecnológica con impacto productivo, presentados
a través de concursos por las universidades e institutos tecnológicos. Este fondo obtendrá recursos por alrededor de 70 millones de
dólares de un préstamo del BID.
Un segundo espacio de acción estatal en esta área consiste en
facilitar el acceso de la pequeña empresa al sector financiero, así
como movilizar recursos de consultoría para proveer de asistencia
crediticia a estas empresas. También se está trabajando en la
generación de un mecanismo para hacer más expedito el acceso a
los subsidios de capacitación laboral para pequeñas empresas.
El Estado también está apoyando el fortalecimiento de la
competitividad
de la pequeña y mediana empresa a través de
subsidios temporales a la contratación de servicios de asistencia
técnica, aportada por consultores privados.
El fortalecimiento de la capacitación laboral se hará por medio del
fondo nacional de capacitación, que se describió anteriormente..%
puesta en marcha está supeditada a la tramitación del proyecto de
ley global respecto del tema capacitación, que está preparando el
ministerio del Trabajo.
Otras tareas pendientes
El proyecto de ley de Presupuestos para 1993 establece el marco
fundamental de la política fiscal para el año. Sin embargo, para el
cumplimiento
de las metas de crecimiento, de estabilidad de
precios y de reducción de la pobreza, se requiere de una acción
simultánea en varios frentes.
En primer lugar, se requiere aumentar la tasa de inversión. En
una economía abierta al exterior, cuando comienzan a aparecer
indicios de escasez de mano de obra, el aumento de la productividad se convierte en un imperativo de supervivencia de las empresas. Uno de los mecanismos fundamentales para aumentar la
productividad consiste en incorporar tecnologías y métodos modernos. Ello sólo se consigue realizando inversiones, tanto en
nuevas máquinas y equipos como en entrenamiento del personal.
La información disponible en catastros de proyectos de inversión privada indica que este sector está evaluando o iniciando
inversiones por casi 14.000 millones de dólares, lo que representa
un significativo aumento respecto de años anteriores. La mayoría
de estos proyectos se ubican en regiones y significarán un impulso
al desarrollo de localidades que habían quedado rezagadas.
Los inversionistas extranjeros encuentran hoy un ambiente
más favorable para desarrollar sus proyectos. Su costo financiero
se verá disminuido por la buena evaluación externa de la economía chilena, y el marco legal se hace más atractivo con la
flexibilización del DL 600 que hoy se debate en el Congreso.
Señalamos anteriormente que existen importantes déficit de
infraestructura que generan «cuellos de botella» en el proceso de
crecimiento. El Estado ha abierto espacios para la participación del
sector privado a través del programa de concesiones. Este podrá
aportar los recursos necesarios para realizar las inversiones y
participará en la administración y conservación de la infraestructura.
Para supervisar el cumplimiento de los sistemas tarifarios y el
nivel de calidad de los servicios, se requiere desarrollar una
capacidad de fiscalización de concesiones que dé garantías de que
los derechos de los concesionarios y de los usuarios serán respetados.
Por otra parte, para elevar la inversión se hace indispensable
mantener un clima de confianza y estabilidad. Ello, a su vez,
supone continuar progresando en una segunda tarea, que es la
lucha contra la inflación.
El gobierno está haciendo su aporte, no sólo al presentar un
presupuesto equilibrado y con una elevada tasa de ahorro público,
sino también al proyectar sus gastos nominales suponiendo una
inflación de 11%. Por tratarse de un supuesto de proyección
presupuestaria, dicha tasa de inflación es mucho más que una
mera expresión de intenciones: también determina el límite a la
expansión de los gastos nominales del gobierno.
El aporte del sector privado a la estabilización de precios
debiera manifestarse en los programas de gastos que realizan las
empresas y en los porcentajes en que reajusten sus precios, salarios
y otros ítemes de costos. Su mayor colaboración sería que adoptaran la meta del 11% como el supuesto de inflación relevante para
tomar sus decisiones en estas materias.
Los trabajadores también tienen mucho que aportar, ajustando
sus demandas de aumentos salariales a esta meta de inflación
85
esperada. La experiencia de estos últimos años muestra claramente que los principales beneficiados con una inflación que baja
paulatinamente año a año son los propios trabajadores: por esta
vía se consiguen aumentos graduales, pero significativos, en el
poder adquisitivo de las remuneraciones.
También hay que avanzar en el tema del ahorro. En los últimos
años hemos logrado obtener un crecimiento alto y sostenido del
ahorro nacional, al punto que éste es hoy suficiente para financiar
casi totalmente la inversión.
Una de las principales fuentes de ahorro doméstico la constituyen los fondos de pensiones y las compañías de seguros de vida.
A marzo de 1992, ambos tipos de inversionistas institucionales
acumulaban unos 15.000 millones de dólares, equivalentes a casi
el 45% del PGB. Se estima que a fines de la década habrán
acumulado recursos por montos cercanos a 33.000 millones de
dólares.
A fin de que los fondos de pensiones mantengan una rentabilidad y seguridad adecuadas, es urgente una mayor diversificación de sus carteras, lo cual implica ampliar la gama de instrumentos en que pueden invertir sus recursos. Ello facilitará, además, la
mayor disponibilidad de financiamiento de largo plazo para los
proyectos de inversión.
El gobierno se encuentra en la fase final de elaboración de
iniciativas legales que servirán de base para un programa de
modernización y profundización del sector financiero chileno2.
Esto permitirá movilizar en forma eficiente y segura el ahorro
nacional hacia la formación de capital y la creación de nuevas
fuentes de trabajo.
Este conjunto de iniciativas legales tiene como propósito diversificar la cartera de los inversionistas institucionales, mejorar la
regulación de los fondos de pensiones, fortalecer los mecanismos
de autorregulación del mercado de capitales y desarrollar nuevos
instrumentos
financieros
para canalizar el ahorro de los
inversionistas institucionales hacia la inversión. En relación a este
último punto, cabe destacar la creación de bonos para el
financiamiento de proyectos, de fondos de inversión para el desarrollo de empresas, y de bonos respaldados por mutuos hipotecarios
para el financiamiento de viviendas.
’ El proyecto de ley respectivo fue enviado al Congreso en enero de 1993.
86
La modernización del mercado de capitales debe ir acompaííada de un proceso de fortalecimiento del sistema bancario nacional,
que debe incluir la diversificación de 10snegocios bancarios. Para
evitar que esta diversificación induzca a tomar riesgos excesivos
debido al efecto distorsionador que genera la deuda subordinada,
es fundamental resolver este problema. Próximamente se enviará
al Congreso un proyecto de ley que permitirá normalizar la
situación antes descrita, sin afectar los derechos de los actuales
accionistas.
La solución del problema de la deuda subordinada también
contribuirá en la lucha contra la inflación. Como se sabe, el Banco
Central debe absorber importantes pérdidas a raíz de la obligación
subordinada que mantienen los bancos rescatados de la crisis
financiera del 82.
El fisco está colaborando con el Banco Central en esta tarea. La
manifestación más clara de ello es que hemos realizado prepagos
extraordinarios de deuda cada vez que se ha considerado necesario. En el transcurso de este gobierno hemos realizado prepagos
por más de 600 millones de dólares. Queremos aprovechar la
ocasión para anunciar que en el Presupuesto de 1993 se contempla
un prepago extraordinario por 135 millones de dólares.
Adicionalmente, hay tareas en el sector externo. Es hoy día
generalmente aceptado que las mejores posibilidades de desarrollo para un país pequeño como el nuestro radican en su expansión
hacia los mercados externos. Esto nos obliga a redoblar esfuerzos
para continuar penetrando nuevos mercados y derribando barreras al comercio internacional.
El gobierno continuará ejerciendo su poder negociador en los
círculos multilaterales para lograr avances efectivos en la Ronda
Uruguay del Gatt. Creemos que la urgencia de lograr avances en
este terreno aumenta, en la medida en que comienzan a soplar
vientos proteccionistas cada vez más fuertes en el mundo desarrollado. Los países grandes y con elevados niveles de ingreso se
pueden dar el lujo de cerrar sus economías e incurrir en los costos
que ello involucra. Los países pobres y pequeños como Chile no
tienen esa posibilidad:
cerrar nuestra economía y levantar
barreras al comercio sólo nos permitirá repartir nuestra pobreza.
En particular, los mayores precios los pagarán los consumidores
chilenos. Almismo tiempo perderemos competitividadennuestro
esfuerzo exportador.
87
También continuaremos avanzando en las negociaciones bilaterales para asegurar un mejor acceso a los mercados de otros
países. Esperamos que una vez resuelta la contienda electoral en
los Estados Unidos, avancemos en las negociaciones de un tratado
de libre comercio con ese país, compromiso adquirido formalmente por ambos gobiernos con motivo de la visita del Presidente
Aylwin a Estados Unidos a comienzos de 1992. También estamos
realizando negociaciones muy activas con países latinoamericanos, como Venezuela y Colombia.
El sector privado tiene mucho que aportar en este terreno. Son
las empresas exportadoras las puntas de lanza de la economía de
Chile en el exterior. Son ellas las que establecen los primeros
vínculos, tropiezan con la barreras y abren nuevas oportunidades.
Las invitamos a continuar colaborando con el gobierno en el
fortalecimiento del proceso exportador.
Por su parte, el gobierno está fortaleciendo significativamente
la acción de la dirección económica de la Cancillería y de Prochile.
El aumento de presupuesto para estos servicios será superior al
50% en 1993.
Finalmente, uno de los elementos distintivos de la transición es
el desarrollo de mecanismos de diálogo y acuerdo social entre
sectores que alguna vez parecieron irreconciliables.
El gobierno y las principales organizaciones de trabajadores y
empresarios han ido generando espacios en los que se ha podido
discutir cuestiones relacionadas con la normativa laboral, con las
remuneraciones en el sector público y privado y con la asignación
de recursos a programas sociales prioritarios.
En las últimas semanas se ha realizado un importante esfuerzo
de avance en el diálogo social, a pesar de la existencia de algunos
temas en que no ha habido pleno acuerdo. Junto con los temas
habituales relacionados con la legislación laboral y las remuneraciones del sector público, el gobierno, la Central Unitaria de
Trabajadores y la Confederación de la Producción y el Comercio
han logrado una concordancia a nivel técnico, para desarrollar
iniciativas en el área de la capacitación, de la reconversión laboral,
de la difusión de las normas laborales; y para realizar estudios
relacionados con el desempleo y los mecanismos para enfrentarlo.
Es importante destacar estos hechos porque reflejan un ánimo
constructivo de parte de las organizaciones sociales de cara al
futuro. Este aporte ha sido sustancial y significativo. Así queremos
88
reconocerlo públicamente en esta ocasión, especialmente respecto
de la Central Unitaria de Trabajadores.
Las discrepancias que puedan haber surgido entre la CUT y el
gobierno, respecto de algunas materias de legislación laboral, no
debieran oscurecer el hecho macizo de que lo predominante en
este período ha sido el ánimo de cooperar, con independencia y
autonomía, a la construcción de una democracia con justicia social
en nuestro país.
El diálogo social es fácil de romper en nombre de consignas
conocidas. Pero una vez roto, no es fácil de recomponer. No
obstante, existen quizás pocas áreas como ésta en que la democracia chilena haya construido instituciones más promisorias. Es
responsabilidad de cada uno de quienes hemos hecho posible
estos logros fortalecerlos y renovarlos a través del tiempo.
Por último, la puesta en marcha de los gobiernos regionales y
la gestión democrática de los municipios plantea un enorme
desafío. Hay que organizar estos cuerpos intermedios de gestión
estatal, sin que se resienta la continuidad de la acción del Estado.
Esto resulta particularmente importante para el caso de las inversiones regionales que ahora caen bajo la responsabilidad de los
nuevos gobiernos regionales. En este sentido, es fundamental para
el futuro de la descentralización en Chile que estas experiencias
representen un efectivo aporte al mejoramiento de la gestión
pública y a la mantención de la disciplina fiscal.
Quienes resulten elegidos para asumir responsabilidades en
este campo tienen una tarea extremadamente compleja en sus
manos. Además recae sobre ellos la responsabilidad de sentar un
precedente de trabajo eficaz, ajeno a las luchas partidistas.
Estamos hoy en el umbral de un período electoral. En estos
períodos suelen exacerbarse las presiones sobre el gasto público y
las necesidades de diferenciación de propuestas y programas a
que empujan las disputas electorales.
Tal vez ello es lo que hace más necesario reafirmar ahora, y
solemnemente ante el Parlamento, el ánimo del gobierno de mantener una perspectiva verdaderamente nacional y no partidista en
la gestión de la economía y de los recursos públicos. No
adecuaremos la política económica al ciclo electoral.
En un país que ha vivido tan largos períodos de inestabilidad
económica, de polarización y antagonismos políticos, es el momento
de reiterar nuestro compromiso con la estabilidad, la continuidad
en el esfuerzo y las metas permanentes de carácter nacional.
Entre los distintos sectores de la vida nacional se ha estado
construyendo una economía sólida y una democracia ejemplar.
Los próximos 18 meses van a poner a prueba la voluntad de
persistir en un camino que ha sido bueno para Chile.
Por nuestra parte, durante estos casi tres años hemos procurado poner en práctica esa forma de entender la acción del Estado.
Hemos intentado también ponerle un sello más humano a la
economía, un rasgo más marcadamente solidario a la gestión
pública. Pero hay todavía muchísimas deficiencias. La gestión
estatal tiene que hacerse más moderna, más ágil, más eficiente.
Sus puntos débiles se van a hacer más evidentes aun, al poner en
marcha la descentralización de los recursos y de las decisiones,
que implican las reformas municipal y regional.
Es por ello que las etapas futuras tendrán que estar marcadas
no sólo por la ambición en las metas cuantitativas, sino cada vez
más por la calidad del desarrollo, y por la calidad y la eficiencia de
la acción pública.
Los países exitosos son los que han sabido construir un sistema político y un sistema de vida a partir de la experiencia permanente de hacer las cosas bien. De hacerlas mejor que las generaciones precedentes, basándose en la cooperación más que en la
exacerbación de las diferencias.
El proyecto de Presupuesto de la nación que hoy hemos presentado procura reflejar, en el plano de la política fiscal, aunque
incipientemente, algunos de estos objetivos y aspiraciones. El
proyecto está avalado por los resultados conseguidos hasta ahora
y procura subsanar algunas de las deficiencias de los presentados
anteriormente.
Los efectos de este Presupuesto, si es aprobado por el Congreso,
debieran ser los de fortalecer el crecimiento con estabilidad económica y equidad social. Esperamos de esta forma ir construyendo
una sólida base para la acción del próximo gobierno. La nueva fase
podrá así ser abordada con confianza y seguridad y con una visión
optimista del futuro.
LAS TAREAS FUTURAS’
En primer lugar, quisiera decir que estamos satisfechos de esta
iniciativa que busca reenfatizar lo que hemos estado haciendo
durante casi tres años, período en el cual, a nivel de gobierno,
hemos asistido a la constitución de una fórmula política de trabajo
extraordinariamente eficaz, en cuanto equipo homogéneo que ha
ido dando respuestas a los problemas del país en forma oportuna.
Una de las experiencias más enriquecedoras ha sido la integración humana y la total identidad de objetivos, de métodos y
políticas que hemos podido implementar durante estos años,
particularmente a nivel de gabinete. Eso constituye una prueba
concreta, tangible y palpable de que, después de muchísimos
años de intentar reencontrar el tranco político, hoy tenemos una
fórmula de gobierno que funciona; que funciona con eficacia y
que refleja lo que el país quiere hacer. Tenemos, pues, que hacer
un esfuerzo enorme para mantenerla vigente, y para proyectarla
por muchos años hacia adelante.
Creo que una de las expresiones del buen funcionamiento de
esta fórmula ha sido precisamente el campo económico, donde se
ha integrado verdaderamente un equipo que ha sido capaz de
producir buenos resultados y de trabajar lealmente y con homogeneidad.
Aunque al comienzo tuvimos que hacer una política relativamente difícil, estamos finalmente cosechando un resultado que,
por lo menos en materia macroeconómica, es positivo.
El escenario económico
Voy a dar algunas breves pinceladas de la situación económica que
proyectamos desde ahora hasta fines del gobierno del Presidente
Aylwin, y describiré algunos de los temas pendientes para los
próximos 18 meses, porque creo que está en el ámbito más propio
’ Discurso ante la Comisión
de 1992.
Programática
de la Concertación,
noviembre
91
de los partidos de la Concertación preocuparse de la proyección
programática después de esta fase.
Durante 1992, la economía está creciendo a una tasa más alta
de la que esperábamos: un año atrás decíamos que ibamos acrecer
un 5X, pero con seguridad vamos a crecer casi un 10%. El crecimiento va a estar respaldado por un incremento de las exportaciones y por un aumento extraordinariamente
significativo de la
inversión, que aumentará más de un 20% este año. Vamos a llegar
auna tasa de inversión del 22% del Producto, la más alta tasa desde
que existen registros para la economía chilena. Con tasas de ese
orden podemos tener la seguridad de que el ritmo de expansión de
la economía va a sostenerse en los próximos años.
En segundo lugar, este crecimiento de la economía es acompañado por un fuerte aumento en el empleo. Durante este año, el
número de empleos se ha incrementado en unos 200 mil. La tasa de
expansión del empleo está alcanzando un ritmo de entre 4 y 5%
frente a una fuerza de trabajo que está creciendo a un poco menos
del 2%. Eso significa que en el aparato productivo hay una
absorción creciente de la gente que estaba al margen de la fuerza
de trabajo. Todavía tenemos un desempleo algo superior al 5X,
pero la situación del empleo ha mejorado en forma más o menos
notoria.
Lo importante es que todo esto vaya acompañado de un buen
resultado en materia de inflación. También allí tenemos algo que
mostrar: comenzamos el gobierno con una tasa de inflación del
orden de un 30X, y a pesar de algunos vaticinios pesimistas vamos
a terminar este año con la inflación que dijimos: un 13%.
La importancia de esta tasa de inflación más baja no está en el
número en sí, sino en lo que ese número implica. El impacto de una
inflación más baja es directo e inmediato para toda la gente: el
poder adquisitivo de los salarios está creciendo más de 4 puntos
por encima del IPC en el año.
Un aumento del empleo del orden del 4 ó 5% y un aumento de
los salarios reales de entre 4 y 5% representan las bases de una
política social muy sólida, afirmada en más y mejores empleos y
salarios. Esa es la dimensión cotidiana del concepto un poco
abstracto de «equilibrio macroeconómico)> al que somos tan aficionados los economistas: aumentos significativos de empleos y
salarios.
Lo importante de recalcar aquí es que, si las cosas se mantienen ordenadas, si el esfuerzo social apunta en una dirección de
mayor focalización, si persistimos en el diálogo social y en la paz
social, y si mantenemos la buena coordinación política del gobierno, el próximo año vamos a tener una tasa de crecimiento también
muy alta. De ese modo, el gobierno de la Concertación, en sus
cuatro años -y lo digo con absoluta responsabilidadva a tener
el mejor resultado económico de las últimas tres décadas, como
promedio, en materia de crecimiento de la economía, reducción
de la inflación, tasa promedio de desempleo, situación de balanza
de pagos y exportaciones. Todos estos elementos vana configurar,
en promedio, un resultado superior al de cualquier otro gobierno
en las últimas tres décadas.
Este es el elemento que debemos tener presente todos los que
hemos apoyado este esquema de gobierno porque, si tenemos un
esquema exitoso en este plano, razonablemente tenemos también
que postular que la proyección de este esquema va a seguir
dándole resultados igualmente positivos al país en el futuro.
Problemas en el camino
Naturalmente, estos logros tienen como contraparte un conjunto
de limitaciones que constatamos a medida que el funcionamiento
del gobierno progresa. Ha ocurrido, por ejemplo, que vamos
registrando problemas respecto de los cuales al comienzo no
teníamos una conciencia igualmente clara.
Es evidente que los resultados en el plano macroeconómico no
han dado cuenta todavía -no podría haber ocurrido de otro
modo- del agudo problema de pobreza que el país tiene. Alrededor de un tercio de la población nacional vive en un estado de
pobreza relativamente aguda, de estrechez. Chile continúa registrando una desigualdad económica importante entre los grupos
de ingresos altos y la gente más modesta.
Hemos hecho progresos: durante 1993 vamos a tener un gasto
social de 6.000 millones de dólares; a pesar de eso, y con algún
sentido de frustración, constatamos que en la implementación de
las políticas, y en la llegada de los recursos a la gente, todavía
tenemos deficiencias importantes y problemas que no hemos logrado resolver.El problema de las postas de urgencia, que hemos
vivido recién, es una expresión bastante dramática de eso: hay
algo en el funcionamiento del aparato del Estado que hace que la
93
velocidad con que se resuelven los problemas no sea tan rápida
como desearíamos.
Estamos conscientes de que haber restituido el 10,6% a los
pensionados es un paso significativo
para ese sector. Ayer
anunciábamos el anticipo de reajuste para todos los pensionados
-incluyendo
las pensiones asistencialespero sabemos que
hay 800 mil personas que tienen pensiones mínimas, cuyo nivel
induce a preguntarse cada vez cómo es posible que esa gente
pueda vivir.
Es efectivo que hasta ahora hemos aumentado la inversión en
vivienda en más de un 30% en términos reales, y que vamos a tener
cien mil soluciones habitacionales este año y cien mil el año
próximo. También es cierto que hay decenas de miles de familias
de allegados, que están haciendo una larga cola para obtener su
vivienda.
Es efectivo que hemos duplicado el esfuerzo de inversión en
infraestructura, pero también es cierto que la mitad de la red vial
a lo largo del país todavía no está modernizada y eso genera un
«cuello de botella» para sacar la producción al exterior.
Es cierto que estamos haciendo una inversión significativa
para mejorar las condiciones de vida en la ciudad, pero no cabe
duda, al mismo tiempo, de que aquí -como en todos los países
latinoamericanosse ha hecho evidente y patente, con una
fuerza enorme, la crisis que significa hoy día la concentración de
población en los grandes centros urbanos. Dos tercios de la población de Chile vive en ciudades de más de 100 mil habitantes. Y,
como durante 17 años se pensó que la vida en la ciudad la regulaba
el libre mercado, y lo que el libre mercado determinaba en materia
de transporte urbano, de contaminación del aire, de calidad de las
aguas, de ruidos y de zonificación, lo que tenemos al final es una
situación cercana al caos en materia de desarrollo urbano.
Si al deterioro consiguiente en la calidad de la convivencia, y
de la vida familiar y personal, se suman los problemas propios de
la de vida urbana, tenemos que como producto de la desigualdad
social se genera simultáneamente con el deterioro ambiental un
problema de inseguridad o delincuencia.
El tema de la calidad de vida ha terminado por explotar en la
conciencia pública y representa hoy día una demanda popular de
tremenda importancia y significación. Se trata de un tema nuevo,
w
difícil de abordar por su misma complejidad -interministerial,
intersectorial; que exige coordinación entre las distintas instancias
públicas - y en torno al cual hemos comenzado a trabajar con
cierta lentitud. Me atrevo a anticipar que ésta será una de las
grandes tareas de la próxima etapa del gobierno de la Concertación.
El esfuerzo social
El principal recurso del país es su potencial humano, pero al
mismo tiempo enfrentamos limitaciones muy serias; por ejemplo,
en cuanto a la cobertura de la educación preescolar o el acceso de
las personas a los servicios públicos básicos. Un buen resultado
económico es fundamental para un desarrollo adecuado del esfuerzo social. Pero hoy día sabemos que el desarrollo social no es
exclusivamente un problema de recursos, sino además de eficacia
y eficiencia del aparato estatal y de la necesaria persistencia de las
políticas para que los resultados sean visibles y reditúen, políticamente, en una forma más directa.
La reflexión que se impone es, por tanto, doble: es necesario
persistir tanto en la mantención del orden en la economía como
en el esfuerzo social. En ese sentido es extraordinariamente claro
para nosotros -y estoy seguro de que ustedes comparten el
punto de vista- que la reforma tributaria va a ser uno de los
grandes temas de la próxima campaña electoral. Pienso que estaremos montados en un muy buen caballo cuando le planteemos al
país que la reforma tributaria debe mantenerse.
Tenemos que decirlo sin vacilaciones, sin sentirnos avergonzados ni menoscabados, porque las razones son muy simples.
Primero, porque la reforma tributaria ya está en aplicación; la
gente (y esto incluye a los empresarios) ya absorbió el hecho de que
la tasa actual de impuestos es una tasa equitativa y perfectamente
manejable. Por otra parte, su aplicación no ha tenido los impactos
negativos sobre el ahorro y la inversión que vaticinaron en su hora
los agoreros; en vez de caer drásticamente la tasa de ahorro
privado se ha duplicado desde el 6% al 13% del Producto, antes y
después de la reforma, y la inversión en la economía ha subido
sistemáticamente desde tasas del orden del 16 ó 17% hasta un 22%
este año. Segundo, la reforma tributaria es una expresión concreta
de la solidaridad; y siempre hemos planteado que el esquema
económico de la Concertación no es un esquema de modernización per se; es un esquema de modernización con solidaridad.
95
Modernización y solidaridad son dos polos de una visión
común de las cosas. Si sobreenfatizamos un polo y desenfatizamos
el otro no vamos a estar reflejando adecuadamente lo que representamos políticamente en el país, y vamos a estar rehusando dar
lo que la gente espera como respuesta de largo plazo para que esta
democracia pueda consolidarse con un sentido de justicia social.
Luego, lo que nos diferencia de cualquier otra fuerza política
en el proceso electoral que viene, es que hemos hecho solidaridad
sin frenar el proceso de modernización, como dijimos que rbamos a
hacer. Modernización no son privatizaciones; modernización no
significa solamente la apertura de la economía y la reducción de los
aranceles. Modernización es seguir abriendo la economía al mundo,
abrir el mercado de capitales, atraer inversión extranjera, aumentar la inversión privada, generar empleos, resolver los problemas
de la descentralización, resolver el problema del acceso a la justicia,
atacar la delincuencia, integrara la gente al proceso del desarrollo
y a la vida moderna; todos elementos de un proyecto de modernización bien entendido.
Al mismo tiempo está el elemento de la solidaridad y creo que
la reforma tributaria es una expresión concreta de ella. Por lo tanto,
hay que mantenerla.
El segundo elemento, que es una constatación de nuestra
propia experiencia, es que si bien la reforma tributaria nos aportó
ingresos por un monto algo superior al 2% del Producto, la verdad
es que cuando se suma el cúmulo de necesidades que hay en el
país, siempre al final estos ingresos son insuficientes. En el fondo,
el dilema que nosotros hemos enfrentado, y que el próximo
gobierno de la Concertación va a enfrentar, es el inevitable en un
país que es todavía relativamente pobre y que tiene que conciliar
permanentemente
la necesidad de la modernización y de la
solidaridad con recursos que son inadecuados. Por decirlo de otra
forma: porque cuenta con la Concertación, y la calidad de la
política que ella representa, Chile funciona hoy día como un país
del doble del ingreso per cn’pitn que tiene; funciona como un país
del sur de Europa en términos de su capacidad de gobierno y del
tipo de indicadores y resultados que está teniendo en el plano
económico.
Por lo tanto, el desafío que tenemos aquí es un desafío muy
fundamental. Cualquier solución que nosotros estemos concibiendo,
%
ahora o más adelante, va a tener inevitablemente un componente
de participación responsable de la gente, de la comunidad y de los
organismos descentralizados del Estado - como las municipalidades- porque no va a ser posible resolver los problemas del barro
en las calles, del agua que corre a tajo abierto, del bajo nivel
de la
educación básica en algunas partes, si la comunidad organizada
no se involucra para ayudar a resolver estos problemas.
Ya hay algunas experiencias germinales muy interesantes ene1
plano de la vivienda, de la pavimentación de calles, de la construcción de sedes comunitarias, en que se está pidiendo a la gente una
contraparte en recursos para otorgar un subsidio del Estado para
construir en conjunto esa obra. Aunque esto no tenga una significación demasiado central en términos de los recursos que se
aportan, lo que es fundamental es el acento en decirle a la gente:
este país es pobre y no va a poder resolver sus problemas de un día
para otro.
No podemos decir a la gente que resolveremos la pobreza en
unos cuantos años, porque no es verdad. Lo que podemos hacer es
invitarla a incorporarse a un trabajo común, con un horizonte
que se va a acortar en la medida en que la gente trabaje más, se
involucre más y participe más, y que por tanto la esperanza se hace
más creíble para la gente más modesta mientras más participativo
sea el gobierno que establecemos.
Incrementar
la participación
Creo que este es un elemento fundamental para resolver la disyuntiva de un país que tiene una base económica todavía muy débil,
y que tiene gente educada, ilustrada, que sabe y entiende las cosas
y que por tanto necesita esa explicación. Necesita que le haga
sentido el girar el ánimo desde una actitud puramente reivindicativa
frente al Estado, concebido como un limón al que se exprime
-actitud tradicional del populismo latinoamericano-,
a la actitud de un desarrollo democrático de verdad que es inevitablemente
un reposicionamiento de los ciudadanos frente al Estado, en que se
invita al ciudadano y él participa en una especie de «pacto común»
para el desarrollo del país y la sociedad, sobre la base de abrir
espacios y decirles la verdad.
Y la verdad es que tenemos esta limitación en la base económica de nuestro desarrollo y que, o la gente participa responsablemente-y se acostumbra a escuchar el lenguaje de la dificultad de
m
las cosas, y de la necesidad del trabajo conjunto - o no vamos a
teneréxito. Sinohacemoseso,comofórmulapolíticadedesarrollo,no
vamos a tener éxito, porque nos va a desbordar desde el lado
izquierdo el sector que va a trabajar la insatisfacción de la gente por
la escasez de la base económica de recursos, y nos va a desbordar
desde la derecha el populismo (en el cual afortunadamente la
gente cree muy poco), el cual trata de reivindicar tardíamente esta
actitud de exigir del gobierno la resolución inmediata e instantánea de los problemas.
Creo que hay experiencias interesantes que he mencionado en
el caso de la vivienda; hay experiencias todavía primarias en el
caso de la salud; hay experiencias muy apelativas en el programa
de las mujeres jefes de hogar que recién comienza; yo creo que ese
es un programa que puede tener un impacto social enorme si
continúa como se ha concebido hasta ahora, como un programa
participativo e incorporador de la mujer en la fuerza de trabajo y
en la vida social.
Tareas pendientes
Para no alargarme quiero, tal vez, simplemente señalar con rapidez algunas de las tareas pendientes, principalmente para los
próximos 18 meses, en una línea que es inevitablemente de
continuidad; como quien dice de preparación del terreno para el
próximo gobierno: para que este gobierno termine con una gestión
extraordinariamente sólida que permita que el próximo gobierno
parta de allí hacia arriba sin tener que entrar ni en un proceso de
ajuste económico ni a corregir deficiencias serias de la gestión del
gobierno anterior.
Creo que también es un elemento muy importante el compromiso de quienes estamos hoy día en las tareas de gobierno, y tal vez
esto es distinto a lo que ha sido el enfoque tradicional en Chile.
Nosotros estamos marcando muy fuertemente el sentido de responsabilidad con la continuidad en la gestión de gobierno, porque
tenemos una enorme confianza en la permanencia y progresión de
la Concertación. Por lo tanto, entendemos nuestra tarea como
inevitablemente unida a lo que viene después: un país que funciona muy bien y que puede saltar a una segunda fase todavía más
unida y de mayores logros en el plano económico y social.
iCuáles son las tareas pendientes para los 18 meses?
Primero, tenemos que mantener y elevar el esfuerzo de inversión; ésta es una cuestión que se hace cada vez más evidente. A los
economistas nos cuesta explicar la importancia de esta cosa un poco
abstracta que es la inversión. Pero ahí están los más de 200 mil
empleos que se han generado el último año y no existe un argumento más elocuente en favor de la inversión. Está el argumento
de la infraestructura a lo largo de todo el país: por ejemplo, vamos
a pavimentar 1.200 kilómetros de caminos en los 4 años. Eso es el
doble de lo que se estaba pavimentando en los años anteriores y
eso significa para los pequeños productores agrícolas caminos de
salida para sus productos; significa que un país moderniza su
estructura productiva.
El proceso de inversión este año está notablemente fundamentado en la inversión privada. La inversión pública está creciendo
fuertemente, pero en lo que va corrido de este año la inversión
privada está aumentando a una tasa de casi 30X, lo que significa
que el sector empresarial se ha incorporado de lleno a este proceso
de desarrollo. Los empresarios están invirtiendo en una forma
impresionante y quién sabe si éste no es uno de los mayores éxitos
del gobierno de la Concertación. Esto es muy importante porque,
mirándolo desde otro ángulo, esta inversión privada es el resultado de que hemos hecho las cosas bien; que las hemos hecho con
prudencia, ordenadamente; que hemos sido capaces, como coalición política, de mantener y garantizar ciertas reglas del juego, y
que además hemos sido portadores de un proyecto de modemidad, de modernización y de futuro; y no simplemente de un
proyecto de nostalgia y de pasado.
Segunda tarea pendiente: seguir bajando la tasa de inflación. Si
algún parlamentario tuvo una duda a este respecto, esa duda se le
despejó en septiembre, octubre o noviembre del año 90; el año de
la crisis del petróleo, cuando durante dos meses seguidos tuvimos
una inflación de orden de 4 ó 5 puntos.
Todos los días lunes nos reunimos con los parlamentarios de
las comisiones de Hacienda. Recuerdo perfectamente que el Lunes
siguiente al anuncio de la inflación de octubre de ese año esos
parlamentarios nos dijeron: (claqueja más grande que recibimos en
las poblaciones es el aumento de la inflación. Ahí es donde ustedes
están fallando),.
Yo creo que el testimonio es suficientemente elocuente como
para que ustedes entiendan por qué, quienes estamos en el sector
económico, planteamos en forma muy insistente que no porque el
próximo año sea el último año de gobierno, ni porque sea un año
electoral, vamos a facilitarnos la vida en materia de luchar contra
la inflación. En muchos países, cuando se llega al ciclo electoral,
las autoridades aflojan en esto de la inflación. Yo creo que ése sería
el peor negocio político de la Concertación. Si nosotros terminamos el gobierno con una inflación en alza, con la sensación de que
las cosas se nos están yendo de las manos; si terminamos con una
actitud complaciente a las presiones inevitables en un año electoral
-para «abuenarnos» con determinados sectores- vamos a perder lo que es nuestro principal capital político: ser capaces de
gobernar, puesto que hemos dado gobierno y conducción a este
país.
Por eso es que nos apoyan independientes de derecha, de
centro y de izquierda. Por eso es que, cuando a los empresarios se
les pregunta qué esperan ustedes el próximo año, que es un año de
elecciones, ellos hacen como nunca un pronóstico optimista, favorable y tranquilizante respecto del progreso que la economía va a
tener, que según ellos va a ser muy significativo.
El tercer desafío es que tenemos que movilizar el ahorro.
Tenemos 15.000 millones de dólares entre las AFP y las compañías
de seguros; éste es ahorro nacional.
Durante algún tiempo hemos tenido problemas con el dólar
por un exceso de entradas de capital. Aquí se da la paradoja de que
nosotros como gobierno estamos tratando de disminuir el número
de créditos externos hacia Chile -le estamos diciendo al Banco
Mundial y al Banco Interamericano que queremos disminuir el
flujo de créditos-y
le estamos diciendo al sector privado que no
debe salir a endeudarse en forma indiscriminada -como hizo a
comienzos de los años 80- porque ahora tenemos un nivel de
ahorro interno muy alto. La tasa de ahorro interno es 19% del
Producto, lo que duplica la tasa promedio de la década de los 80.
Tenemos que canalizar estos recursos hacia la inversión. Vamos a buscar los mecanismos legales para hacer posible que los
recursos que están hoy día en las AFP sirvan para crear empleos en
Chile, y sobre todo para la gente joven. Esos recursos van a poder
financiar proyectos nuevos de inversión productiva.
Vamos a tener que continuar en los próximos meses la proyección de la economía chilena. Acompañaremos al Presidente de la
República al Asia. Tenemos un problema: con Japón tenemos un
superávit comercial de mil millones de dólares. Cuando yo le digo
esto a algún señor de la Comunidad Europea -a un inglés,
alemán o francés- él nos dice que no puede ser: «ustedes son
el único país en el mundo que ha logrado generar un superávit
comercial con Japón). Japón es famoso por cerrar su mercado y
por poner sus productos en los otros países industriales, y esta es
una fuente interminable de disputas entre los países del llamado
Grupo de los 7.
Tenemos un superávit comercial de mil millones de dólares
con Japón. Eso es cierto, pero hay que examinar la estructura de ese
comercio: 1.500 millones de dólares de exportaciones a Japón son
recursos naturales y materias primas; 600 millones de dólares de
importaciones desde Japón son básicamente manufacturas. Esta es
una estructura de comercio que tenemos que ir corrigiendo; que de
hecho se está corrigiendo gradualmente a través de los mecanismos normales del mercado, pero respecto de la cual vamos a tener
que poner un énfasis muy especial. Necesitamos una política de
Estado que facilite el proceso de penetración de mercados con
productos de mayor valor agregado. Japón tiene niveles de aranceles de 3% ó 5% para los productos que exportamos actualmente,
pero tiene aranceles de 20% ó 25% para productos manufacturados, como pueden ser los muebles, los concentrados de frutas u
otros productos de carácter agro-industrial.
Dimensiones
de futuro
Termino con dos elementos.
El primero es una reflexión, si se quiere, lateral al tema que nos
preocupa. iCuán largo debe ser un período de gobierno en un país
que tiene 3 mil dólares de ingreso per cápita y que tiene una presión
social permanente? Yo prevendría contra los períodos demasiado
largos. Después de dos años y medio de gobierno nosotros notamos que comienza a producirse un cierto desgaste en el diálogo
social, y ésto es evidente.
Es natural que así sea porque los dirigentes sociales han estado
luchando con el dilema permanente que tiene el dirigente social
que es, por un lado, tener un concepto nacional de las cosas (un
concepto de país; de pertenencia a la clase dirigente) y ser, por
101
tanto, capaces de trascender sus intereses sectoriales particulares;
y por otro lado, estar permanentemente tensionados por las bases,
que por definición son impacientes porque no se han incorporado
en plenitud a este espíritu concertacionista, dialogante y con
sentido de largo plazo que se ha instalado en el país.
La tensión que el dirigente sufre en su vida cotidiana se traduce también en un tensionamiento en el diálogo con las autoridad
es de gobierno. Esto es natural, tiene que ocurrir. Lo importante
desde nuestro punto de vista, como personas que estamos en el
gobierno y dirigentes políticos, es que tenemos que persistir.
Contra todos los pronósticos de quienes auguran que viene un año
lleno de conflictos sociales, vamos a estar siempre disponibles para el
diálogo social, vamos a tener toda la paciencia, la buena voluntad
y la disponibilidad necesarias para mantener y profundizar este
diálogo social a nuevas etapas.
Yo creo que éste es otro rasgo definitorio de la Concertación,
que tenemos que incorporar permanentemente a nuestro ethos
político, y a nuestra manera de hacer política.
Termino con un tema que nos preocupa mucho: la capacidad
de gestión. Durante estos años hemos usado nuestros mejores
recursos humanos para echar a andar las cosas. Llegamos ahora
a un punto en que viene una exigencia mucho más complicada:
una enorme cantidad de gente con menor experiencia relativa de
gobierno está teniendo la oportunidad de hacer gestión pública
fundamentalmente al nivel municipal -a futuro a nivel regional
y también a nivel de muchos servicios públicos-,
sobre todo en
algunas regiones en donde, digámoslo francamente, nuestra capacidad de gestión es baja, donde nuestro desempeño es todavía
mediocre y, donde por lo tanto no estamos traduciendo al nivel
que corresponde la idea de que la gente tiene que ver que somos
una fuerza de cambio, una fuerza de modernización en este país.
No somos una fuerza de modernización si nos involucramos
permanentemente en disputas políticas secundarias para ver cuál de
los concejales es alcalde; no lo somos si los gobiernos regionales se la
van a pasar discutiendo respecto de qué comuna fue favorecida y
qué parte, al interior de la región, se está llevando la tajada mayor.
El gobierno tiene el desafío de capacitar permanentemente a
esta gente. Eso es fundamental para garantizar que un segundo
gobierno no parta con la mochila del desencanto de la gente, en
102
el sentido de que la Concertación funcionó
pero no funcionó bien en ninguna otra parte.
bien en Santiago
Termino diciendo que no hay capital político mayor para nosotros, que tenga la virtud de fortalecemos a cada uno de nosotros
en nuestras posibilidades
personales y colectivas, que la
Concertación de Partidos por la Democracia.
Yo creo que en los próximos 18 meses, y lo digo con la mayor
sinceridad y la mayor fuerza de la que soy capaz, vamos a tener
un nivel de exigencia casi cotidiana de mantener la coherencia, la
unidad de acción; para resistir la tentación de buscar diferenciaciones artificiales; para realmente compartir con más gente la
vivencia colectiva que hemos tenido durante estos meses, en
términos de hacer un trabajo común para bien del país. Tenemos
por delante el tiempo de compartir una visión de futuro, y tenemos trabajo para rato en términos de mejorar la capacidad de
gestión a nivel del Estado, a nivel de diálogo social y de capacidad
de abrir un camino de esperanza para la inmensa mayoría de los
chilenos. No hay ningún elemento más favorable para el futuro
de Chile que la Concertación, su buena gestión en los próximos 18
meses, y su segura prolongación y proyección en el próximo
gobierno.
103