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3
DIALOGOS
CON EMPRESARIOS
PARA SUPERAR LA DESCONFIANZA’
La exposición del presidente de la Sociedad de Fomento Fabril,
que hemos escuchado esta noche, tiene una virtud principal: nos
ha situado a todos los que estamos aquí en una perspectiva de
futuro. Y la pregunta que se ha hecho Fernando Agiiero2, acerca de
cómo puede este país crecer establemente en el futuro, es a mi
juicio una pregunta válida, que merece un intento de respuesta.
El tema del crecimiento estable tiene que ver con algunos de los
problemas que el presidente de Sofofa señalaba: la tasa de interés,
el tipo de cambio; la necesidad de completar las reformas que este
gobierno se propuso en el plazo más breve posible, porque (estoy
seguro de que ustedes lo entienden) éste es un gobierno que
--siempre lo dijimos- fue elegido para lograr un equilibrio entre
la estabilidad y el cambio. Remarco que este gobierno tuvo y tiene
el mandato de impulsar cambios, pero quienes estamos en el
gobierno entendemos, al mismo tiempo, que los requisitos del
crecimiento con estabilidad demandan que esos cambios se concentren en un período lo más breve posible.
La coyuntura
del ajuste
Hemos dicho recientemente, en la exposición de la Hacienda
Pública, que para lograr un crecimiento estable consideramos que
debemos construir sobre la base de tres pilares fundamentales. El
primero es el de lograr perfeccionar y luchar permanentemente
por mantener un equilibrio macroeconómico y por reducir la tasa
de inflación en la economía.
Creo que si algún mérito tuvimos cuando llegamos al gobierno
fue que apreciamos rápidamente la naturaleza de la situación
coyuntural, y que estuvimos dispuestos a actuar respecto de ella
’ Discurso improvisado la noche del 8 de noviembre de 1990 en la Cena
Anual de la Industria, que organiza la Sociedad de Fomento Fabril.
z Fernando Agüero era en ese momento el presidente de la Sociedad de
Fomento Fabril.
107
con decisión. Lo digo con modestia: estuvimos dispuestos a enfrentar la realidad, a pesar de que muchos esperaban que un
gobierno democrático que sucedía a un paréntesis de 17 años de
gobierno autoritario; ( gobierno que tenía un respaldo popular
muy importante;) no tendría ni la convicción ni la capacidad de
asumir la demanda social, de canalizarla adecuadamente y de
hablarle a la gente el lenguaje de la verdad; de enfrentar la realidad
del país tal cual es.
Muchos, en verdad, esperaban que siguiéramos el camino fácil
del populismo. Pero, desde el primer día dijimos que rbamos a
romper el ciclo del populismo de América Latina; se lo dijimos a
todos, con mucha franqueza y claridad: <(aquí vamos a hacer lo
que hay que hacer para que esta economía funcione ordenadamente y para crear las condiciones de un crecimiento estable y
de largo plazo». Entonces hicimos y apoyamos un ajuste, cuestión
bastante ingrata para un gobierno que recién llega.
Apoyamos al Banco Central en su política monetaria, severa,
difícil y prolongada. Y apoyamos esa política monetaria con una
política fiscal con la que, a pesar de esa demanda social, terminamos los primeros siete meses de gestión con una reducción del
gasto público real. Yo los desafío a que encuentren otra experiencia
reciente de transición a la democracia en América Latina donde
este resultado se haya obtenido de esa manera.
iHay que hacer lo que hay que hacer!
La respuesta al shock del petróleo
Cuando ya estábamos bastante avanzados en nuestro proceso de
ajuste se precipitó la crisis externa: el problema del petróleo. Hubo
gente que nos dijo: «no suban el precio del petróleo, arréglenselas;
aprovechen los recursos fiscales, usen las divisas; manejen esta
situación para que no tengamos un problema político complicado.
No incurramos en una situación de impopularidad con la población). Pues bien, ustedes estarán de acuerdo en que fue correcto
optar por garantizar al país la seguridad en su futuro crecimiento
económico; enfrentarlo a la realidad sin espejismos; decirle: «si
tenemos este trago amargo, que es una crisis que no hemos buscado
pero que afecta a toda la economía, tomémoslo de un golpe)>. Y si
a causa de eso perdemos popularidad, digámoslo claramente:
jestamos aquí para dar gobierno, no para facilitamos la vida!...
Subimos entonces el precio del petróleo en dos ocasiones.
108
Explicamos a la población que la crisis del petróleo hacía que
el país entero fuera más pobre, y que era bueno que todo el mundo
lo supiera. Y enfrentamos esta realidad, recientemente, diciendo
que si el país es más pobre tenemos que ajustarnos a esta nueva
situación, tal como le ocurre a una familia. También dijimos que el
gobierno iba a practicar lo que predicaba: que rbamos a establecer
una política de austeridad, reduciendo el gasto público en un 5%,
a pesar de que habíamos enviado al Congreso un proyecto de
Presupuestos que todavía estaba en discusión. Y es que, en las
nuevas condiciones, nos pareció importante remarcar el punto de
que, cuando hay un problema de esta envergadura, todos tenemos
que aportar, con sacrificio, disciplina, esfuerzo y austeridad, para
que se entienda que de las crisis externas y de las crisis del país se
sale con una solución nacional, para lo que el Estado y el gobierno
tienen que dar el ejemplo.
Planteamos la solución de esta situación buscando, al mismo
tiempo, entendernos con los principales sectores involucrados,
Nos reunimos varias veces con las centrales sindicales -con la
CUT y con la ANEF- y les explicamos la situación económica y
el Presupuesto de 1991. Les dijimos: «esto debe ser encarado en
conjunto»... Creo que es una obligación de mi parte reconocer esta
noche, delante de los empresarios, que los dirigentes de los
trabajadores tuvieron una actitud ejemplar. Ellos llegaron con
nosotros a un acuerdo en materia salarial del sector público: un
acuerdo moderado; una solución que no era fácil ni para ellos ni
para sus asociados.
Al mismo tiempo, y a propósito de esta situación, buscamos
perfeccionar nuestra coordinación con el Banco Central. Anticipando que este skock externo podría derivar en dificultades para
la recuperación y la reactivación económica, también por allí
llegamos a un acuerdo: junto a la enunciación de nuestro programa de austeridad fiscal se produjo, como una decisión del Banco
Central, una reducción en las tasas de interés.
Había que enfrentar la realidad.
Tenemos que acostumbrarnos a enfrentar la realidad que
significa vivir como una economía abierta, porque no es posible
hacer un discurso alabando y promoviendo la idea de la economía
abierta y, al mismo tiempo, cuando pasa lo que ocurre en las
economías abiertas -que los skocks externos se transmiten hacia
adentro y generan dificultadesdecir: «bueno, la culpa de esto la
tiene el gobierno, y que el gobierno nos saque del problema».
Todos sabemos que las economías tienen ciclos, y que cuando
el precio del petróleo baja (como ocurrió en la segunda mitad de los
años SO),y el del cobre sube, y hay una amplia capacidad ociosa,
es posible tener buenas tasas de crecimiento. Pero, también hay
que decirlo con igual claridad, cuando eso no ocurre: cuando la
capacidad instalada no está ociosa, el precio del petróleo sube, y los
precios del cobre o de la celulosa, o del papel, o de la harina de
pescado bajan; cuando se está en esa parte del ciclo, las tasas de
crecimiento de la economía van a ser necesariamente menores.
Tenemos que aprender a vivir con esa realidad. Porque, si
quisiéramos mantener artificialmente aquella tasa de crecimiento
que corresponde a la fase expansiva, sin aumentar la inversión
cuando estamos cerca de la plena capacidad, entonces estaríamos
irremediablemente
condenados a experimentar ciclos de inflación creciente, a los frenazos que se siguen y, también en ese caso,
a sucesivas recesiones de gran envergadura. Eso ocurrió en este
país en los años 1973-74 y 1982-83; años en que experimentamos
crecimientos negativos de menos 13 y de menos 15% del PGB, con
tasas de desempleo de 20 y de 30X, y con tasas de inversión que
cayeron a alrededor del 12% del PGB.
Porque queremos evitar esas situaciones es que resulta preciso
entender que, para enfrentar estas crisis externas, tenemos que ir
construyendo consensualmente soluciones imaginativas. Una solución imaginativa fue, por ejemplo, crear el Fondo de Estabilización del Cobre. Creo que otra solución en la dirección correcta ha
sido la idea, que hemos planteado recientemente al Congreso, de
crear un Fondo de Estabilización del Petróleo. De esas dos maneras
estamos suavizando el ciclo en nuestro principal producto de
exportación y en aquel producto importado que muestra mayores
variaciones en su precio.
Esos son algunos comentarios respecto de esta fase del ajuste.
Pero, iqué es lo que viene para adelante?
La fase del crecimiento
Para adelante viene una fase de crecimiento. Una fase cuyas
primeras condiciones, desde el punto de vista de la coyuntura y de
las tasas de interés, ya están presentes. Esa fase requiere continuar
el esfuerzo que este gobierno ha iniciado para aumentar fuertemente,
110
además de la inversión en capital físico, la inversión en capital
humano. No hay economía moderna que pueda competir adecuadamente en los mercados mundiales si no hace un esfuerzo significativo, persistente y permanente, por mejorar los niveles de
educación y capacitación, el acceso a la salud, las condiciones
ambientales y de vivienda de la fuerza de trabajo, de los jóvenes
que se están incorporando a esa fuerza de trabajo y de los migrantes
que van desde las zonas rurales a las zonas urbanas buscando
integrarse al esfuerzo de desarrollo. Este es el sentido de lo que
estamos haciendo. Este es el significado de este enorme esfuerzo
del cual muy amplios sectores de la comunidad nacional han
participado... Quieroreconocerlounavezmás:
la reforma tributaria
se aprobó con el apoyo de 30 senadores (y hubo sólo 2 senadores
en contra), y gracias a ese apoyo y a esa concepción nacional del
problema es que podemos, en el Presupuesto de 1991, aumentar la
inversión en capital humano en más de 900 millones de dólares.
Esta fase de inversión en capital humano tiene que ir dando
lugar, crecientemente, a una fase de generación de empleos de
buena calidad y de alta productividad.
Es por eso que hemos
dicho que el tercer pilar de lo que estamos haciendo en materia de
desarrollo económico es el de la internacionalización de la economía chilena: buscar una mayor y mejor integración de la economía
nacional en la economía mundial. Queremos nada menos que
exportar un 35% de nuestro Producto en bienes en el año 1995. Y
ese 35% del Producto debiera estar constituido en un 70% por
bienes de exportación diferentes del cobre.
Si afrontamos esta tarea adecuadamente,
el desarrollo
exportador va a empujar y arrastrar a todo el país detrás de sí. Va
a transformar la estructura productiva chilena. Va a hacer posible,
como lo he dicho en otra ocasión, una extensión del proceso de
modernización agrícola exportador lejos más al sur de la zona de
Talca. Va a posibilitar una transformación de la agricultura del sur,
por las enormes inversiones forestales que van a conformar allí un
polo agro-industrial
de tremenda envergadura. Y vamos a ir
incorporando lentamente a ese esfuerzo a la pequeña y mediana
empresa, al comienzo a través del suministro de partes y piezas, y
después en la exportación directa, como han hecho por lo demás
muchos países.
Eso es, en definitiva, lo que va a ir cambiando la naturaleza de
la vida de la gente: todos los chilenos nos iremos incorporando a
111
esta tarea nacional de conectar vitalmente la economía chilena a
un espacio mucho más ampliado, buscando competir mano a
mano con las economías de mayor productividad en el mundo.
Esto podría ser un planteamiento puramente teórico, pero en
estos ocho meses de gobierno hemos avanzado en esa dirección.
Hoy día se daba la cifra de la inversión extranjera: vamos ya en
1.100 millones de dólares; el año pasado, en esta fecha, eran 670
millones. Tenemos un proceso de atracción de capitales importante, que ha generado una situación de reservas internacionales
absolutamente excepcional para el país: en la actualidad nuestras
reservas alcanzan para financiar más de 8 meses de importaciones.
Recientemente hemos renegociado la deuda externa en el
plazo de una semana, con el acuerdo voluntario de los bancos para
asociarse en el mediano y largo plazo al esfuerzo de desarrollo de
esta economía. Se formó un club de bancos y, al día de hoy, ese club
ha suscrito en principio más de 250 millones de dólares en bonos
del Estado, del fisco chileno, a una tasa de Libo3 más 1,5; tasa
sustancialmente menor que la que están obteniendo hoy día los
países de las economías más ordenadas en América Latina.
En estos ocho meses hemos avanzado en la apertura de mercados y en el esfuerzo por buscar acuerdos de complementación
económica con países que son muy importantes para Chile:
México, Venezuela, Estados Unidos, y eventualmente los países
del cono sur.
No estoy diciendo ni tratando de decir que todo lo enumerado
lo hemos hecho exclusivamente nosotros, en estos ocho meses.
No tengo ningún complejo en decir que estamos proyectando
un esfuerzo que venía de antes en materia de apertura y de
exportaciones. Porque un país es un país maduro, y tiene futuro
y destino, cuando es capaz de acumular la experiencia anterior,
aunque a uno no le haya gustado el gobierno anterior.
Cualquiera de ustedes que haya tenido la oportunidad de viajar
y de conversar con inversionistas de fuera -con banqueros, con
la comunidad financiera internacionalsabe que es verdad lo
que reflejan las cifras recientemente publicadas por el Institukional
3 London interbank
112
offering rate (Libor)
lnuestou, que entre marzo de este año y hoy día hacen remontar a
Chile varios lugares en el ranking que mide la solidez económica y
financiera de diversos países: estamos hoy día en el lugar más alto
de América Latina. Y si, de acuerdo a ese mismo índice del
Itzstifutionul Investor, comparamos la situación entre septiembre de
1989 y septiembre de 1990, vemos que Chile es el segundo país en
el mundo que sube más, y más rápido en esa escala.
iQué refleja esto sino exactamente lo que hemos estado diciendo? Fuera de Chile se tiene una imagen extremadamente positiva
y optimista de lo que este país y su economía pueden hacer, y hay
confianza en la sensatez, en la racionalidad y en la capacidad de
todos los chilenos -del gobierno y de su conducción económicapara proyectar este esfuerzo y estos avances hacia adelante.
El factor confianza
iQué nos falta entonces?
Yo diría que nos falta más confianza en nosotros mismos. Nos
falta confiar más en la buena convivencia que hemos logrado. Por
ejemplo, es muy significativo que hoy día Fernando Agüero haya
planteado los temas que planteó; que nuestradiscusiónde hoy gire
en torno ala tasa de interés: si ella debe bajar uno, dos o tres puntos,
o si debe quedarse donde está; si la política cambiaria es la
adecuada; si debemos acelerar o no la reforma laboral... No hace
un año, tal vez no hace seis meses, estábamos discutiendo temas
que parecían abrir una brecha imposible de salvar entre nosotros.
Hemos avanzado en una convivencia ejemplar. Si ustedes
recuerdan, para los primeros meses de gobierno se pronosticaban huelgas enormes; paros generales. iDónde están esas huelgas
enormes y ese paro general? Están los acuerdos con la CUT y con
la ANEF, que estoy seguro nos darán tranquilidad laboral por
muchos meses. Más confianza en nosotros mismos. Más confianza
en la buena convivencia. Más confianza en la madurez de la gente.
Hay quienes piensan que cuando una economía disminuye y
desacelera su ritmo de crecimiento, la gente va a comenzar a
protestar y a comportarse deunamanera destructiva. Pero hay que
reconocer hoy día la madurez de la gente de este país, y sobre todo
de la gente más modesta (que hoy sigue todavía viviendo mal), que
entiende que tenemos un problema, complicado por el petróleo,
que no se va a resolver de golpe. Que la gente comprenda, y que
apoye y estimule, es un capital de este país, no es un capital del
113
gobierno; esuncapital de todos, que todos debemos tener presente
cuando encaramos el presente y el futuro.
iQué más nos falta? Nos falta más confianza en la capacidad de
esta clase dirigente, que hoy día se entiende mucho mejor que
antes. Porque hoy día, lo digo hidalgamente, tenemos una buena
relación con los dirigentes empresariales: de la Confederación, de
la Sofofa, de la SNA, del Comercio. Tenemos una mejor relación
que la que teníamos. Todavía tal vez, muy defensiva; todavía, tal
vez, en cierta medida inestable. Pero, hay que decirlo claramente:
tenemos que aprender a entendernos permanentemente en el
largo plazo, porque un país que tiene la pretensión de modernizarse y convertirse en una economía de primera clase a comienzos
del siglo XXI, es un país que tiene que tener una gran clase
dirigente; una clase dirigente con una enorme generosidad para
buscar el punto de encuentro con quien piensa distinto; con
capacidad para modificar y flexibilizar sus posiciones, y para
entenderse más allá de la suerte de un gobierno y de la naturaleza
de la ideología política que legítimamente cada uno pueda tener.
No hay ninguna virtud en decir: «yo, que hace 6 meses pensaba
esto, voy a seguir pensando lo mismo hasta el fin de mis días,.
(Alguien increpó una vez al famoso economista Lord Keynes:
&eñor Keynes, en su libro anterior usted escribió tal idea, y ahora
está diciendo lo contrario». La respuesta de Keynes: «Mire señor,
cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión, Lqué es lo que
hace usted?,>).
Superar el pesimismo
Qué más nos falta aún.
Creo que nos falta más rigor, más voluntad para encarar los
obstáculos con fuerza y optimismo. Cualesquiera que sean los
problemas, acostumbrémonos a enfrentarlos como una dificultad
compartida, y no como problemas exclusivamente de las burocracias gubernamentales.
Quiero decirlo hoy día, con claridad, porque es mi más profunda
convicción: en este país que tenemos, con esta democracia, con esta
economía que en sus bases fundamentales no sólo está sana, sino que
tienecondicionesparauncrecimientorobustoysostenidoafuturo,no
hay lugar para el pesimismo. No hay lugar para andar deprimidos en
reuniones en que uno dice al otro: “que mal están las cosas», y el otro
le responde: «tienes toda la razón, las cosas están muy mal)>.
114
¿Qué es lo que está mal? iEstá mal la inversión; lo están las
exportaciones o las reservas internacionales? iEstá mal el ánimo
del gobierno para buscar permanentemente el encuentro y el
consenso con los sectores significativos del país y con las fuerzas
vivas de la producción? iQué es lo que está mal?
No se hace camino, creo yo, por la vía del pesimismo. Y
tenemos que abrirnos camino: iniciar nuevas empresas y tomar las
oportunidades que hoy día están en el sistema económico para
hacer buenos negocios; aumentar la inversión y crear nuevos
empleos. iHay que caminar hacia adelante!
Conversaba hoy día con un empresario chileno que presenció
el proceso de transición en España. Me decía que en España pasó
un poco lo que pasa en algunos círculos empresariales en Chile.
Había una duda que carcomía a esos empresarios; un pesimismo
de fondo que decía: «después de este largo gobierno del
Generalísimo Franco , ia qué nos van a llevar estos partidos...
ipolíticos! que han entrado en escena recientemente?» Ocurrió en
España que esos empresarios decidieron sustraerse del esfuerzo
nacional; guardaron sus capitales. ¿Y qué pasó? Pasó que empezaron a llegar los inversionistas alemanes, y los japoneses, y los
holandeses y los ingleses y los italianos. iDónde estaban en ese
momento los empresarios españoles?
Este año vamos a tener, tal vez, 1.300 millones de dólares en
inversión extranjera nueva, en proyectos productivos orientados
preferentemente a la exportación; todos ellos altamente rentables.
Cuando estos inversionistas están viniendo a hacer los buenos y
los mejores negocios, cuando los bancos extranjeros no sólo suscriben en un plazo récord los bonos que el Estado chileno está
emitiendo, sino que están golpeando todos los días nuestras
puertas para establecerse aquí porque consideran que Chile es una
plataforma exportadora extraordinariamente atractiva para otros
mercados; cuando eso está pasando, no queremos un rol subordinado para nuestros empresarios.
Quiero decirlo, estimados amigos, con mucha serenidad, tranquilidad y seguridad: iNosotros vamos a seguir caminando con
quienes quieran acompañarnos, vamos a seguir abriendo mercados, vamos a seguir facilitando las inversiones de extranjeros y
nacionales! iOjalá sean nacionales!
Creo que a estas alturas, francamente, no necesitamos pasar
más pruebas. Estamos en la construcción de un futuro, de una
ll.5
economía de mercado próspera, abierta y moderna. De una economía, eso sí, que busca deliberada y consistentemente integrar al
esfuerzo de desarrollo a aquellos que no tuvieron la oportunidad
-porque nacieron en un lugar lejano y fueron a una escuela pobre,
o porque la vida simplemente no les dio las condiciones mínimas- para incorporarse, como estamos nosotros, a ese polo
moderno de la economía chilena.
Al emprender y al avanzar en este camino, no procuraremos
que se piense como nosotros en términos políticos. No es necesario
pensar igual para trabajar juntos por el bien de Chile. La tarea
creativa de generar nuevas ideas para llevarlas a la práctica, y de
crear nuevas empresas, no impone ni genera barreras ideológicas;
más bien las derrumba: la gente creativa sabe entenderse entre sí,
ya sea que esté en el sector privado, en las universidades, en los
centros de investigación o en el gobierno. La gente creativa sabe
lo que es hacer cosas nuevas, y no necesita apoyarse en la muleta
de una ideología para trabajar en conjunto.
Termino diciendo y haciendo una reafirmación, créanme que
muy de fondo. Este país puede más. Este país, y sus empresarios, y
sus trabajadores; y este gobierno y cualquier otro gobierno pueden
mucho más de lo que hoy día estamos haciendo y estamos logrando. Así lo piensan muchos chilenos; así lo piensan más allá de las
fronteras de Chile. Yo los invito a ustedes, esta noche, a que
trabajemos juntos en esta perspectiva de país que va a dar tranquilidad, prosperidad y un sentido de integración y participación al
conjunto de los chilenos.
Vale la pena recorrer este camino juntos. Si lo hacemos, estaremos aprovechando esa oportunidad que se da sólo una vez en
muchas décadas, en que un país reencuentra el tranco, el paso
adecuado, y descubre una fórmula de convivencia y desarrollo
que funciona.
116
EN DEFENSA DEL OPTIMISMO’
Estoy contento de poder estar hoy día aquí. Esta es una institución
que surgió y fue creciendo gracias al esfuerzo de un valioso grupo
humano que creyó en una idea: dar acceso al crédito a un sector que
podríamos llamar de «economía social,). En circunstancias que no
siempre fueron fáciles; en momentos bastante complicados, ese
grupo supo persistir en una idea fuerza hasta construir esta
institución de la que hoy festejamos un nuevo aniversario.
La lección de esta experiencia es básicamente una lección de
optimismo. También, del valor que tiene en la vida humana -en
las causas y las tareas humanasla capacidad de desarrollar una
cierta claridad conceptual, de cultivar una visión de futuro y de
trabajar con mucha persistencia para llevarla a la práctica.
Este es un día especial. Seguramente cuando lleguen a sus
casas y enciendan el televisor escucharán algunos comentarios
respecto del pasado que los intranquilizarán2. Pareciera que el país
está (ojalá) culminando la etapa que el Presidente de la República,
su gobierno, y -no me cabe duda- la inmensa mayoría de los
chilenos, han estado buscando: la reconciliación y el reencuentro
entre los chilenos, sobre la base de aceptar la verdad de un pasado
doloroso y las responsabilidades que a cada cual caben en ese
pasado. Por eso creo que es particularmente oportuno y pertinente
que en este día nos sea posible traer un mensaje de optimismo y de
reafirmación del futuro.
Quisiera hacer algunos comentarios respecto de por qué éste es
un mensaje que debería ser creíble desde aquella esfera particular
del quehacer del gobierno en que me ha tocado desempeñarme
durante el último año.
‘CharlaalosejecutivosypersonaldelBancodelDesarrollo.Marzo
de1991.
’ El 27 de marzo de 1991 se divulgó en Chile el «Informe Rettiga: el Estado
asumía la verdad sobre las violaciones a los Derechos Humanos ocurridas en el
período de la dictadura.
117
Vivimos el año pasado una fase en la que mucha gente tuvo
que hacer fe en quienes les decíamos que era indispensable que la
experiencia democrática chilena se diferenciara, en algunos rasgos
fundamentales, de otras experiencias de reconstrucción democrática que en los últimos años se han dado a nuestro alrededor.
Dijimos que rbamos a tener que enfrentar la necesidad de
aplicar una política económica que se iba a traducir en dificultades
para muchos chilenos. Que la democracia chilena iba a procurar,
en primer lugar, hablarle con la verdad a la gente, y que eso sería
especialmente así en el terreno económico. Que no le rbamos a
facilitar la vida a nadie; que expondríamos los problemas tal como
los veía la autoridad y que pediríamos al conjunto de los chilenos
que nos ayudaran a buscar un enfoque lo más consensual posible
para enfrentar esos problemas, encarar sus dificultades, y pagar
los costos que fueran necesarios para dar a esta democracia una
mejor probabilidad de éxito, en el mediano y largo plazo, que la
que habían tenido otras experiencias similares en América Latina.
Para sorpresa de quienes impulsábamos esa visión-y
éste es
sin duda el primer mensaje de optimismo que yo traigo hoy díaencontramos un tremendo grado de comprensión, de madurez y
de racionalidad en la gente. Pienso, por ejemplo, en esa gente
modesta y pobre que durante muchos años sufrió las consecuencias de una política desbalanceada; de una política que modernizaba las grandes cimas de la economía chilena en su sector
exportador, pero que no había sido capaz de arrastrar tras de sí a
los muchos pequeños productores, trabajadores independientes,
asalariados, campesinos, gentes de las provincias y de las regiones.
Esa gente modesta, que tenía toda la razón del mundo para ser
presa de la impaciencia, para desarrollar rápidamente una cierta
incredulidad respecto de lo que el gobierno le estaba proponiendo
-que la democracia significaría en realidad un primer año seco,
árido, difícil en el plano económico-; esa gente no sólo entendió
el mensaje sino que lo respaldó.
Recuerdo el momento especialmente complicado que vivimos
por allí en septiembre-octubre de 1990, cuando tuvimos que subir
los precios del petróleo y provocar un shock inflacionario, felizmente de corta duraciór?. En ese momento, y guardando distancias
3 En los meses de septiembre-octubre
de 1990, la invasión de Kuwait por
Irak implicó un shock en el mercado internacional del petróleo, lo que tradujo
un alla en la tasa de inflación interna.
118
respecto de los comentarios estridentes que hicieron algunos
dirigentes, que por lo demás cumplían su papel de ser opositores
-y muy duros opositoresla inmensa mayoría de la gente
entendió, comprendió, y en silencio nos ayudó a cumplir la etapa
que teníamos que cumplir.
Para quien piense que estas son declaraciones más o menos
retóricas de alguien que, por último, siente la necesidad de explicar
lo que tuvo que hacer, la pregunta fáctica que yo haría es: icuántas
huelgas hubo el año 1990 en este país; cuántos paros generales;
cuántas llamadas de protesta en las calles, por o contra la política
económica?
Primera lección de optimismo: cuando a la gente se le dicen las
cosas como son, cuando se le plantea una agenda de tareas y
sacrificios compartidos, y ello se hace por cierto en función de un
futuro posible -que abre un camino de oportunidades para
todos- la gente no se limita a creer; apoya, apuesta a esa visión
de futuro.
El valor de la estabilidad
Un segundo mensaje de optimismo se basa en el hecho de que,
pasada ya esa fase complicada, creo que podemos decir que
enfrentamos un año 1991 mucho más expectante, mucho más
positivo y, sobre todo, mucho más estable.
¿Por qué darle tanta importancia al tema de la estabilidad de
nuestra economía? La estabilidad no es una idea que suscite
grandes pasiones... excepto en cuanto se la pierde. Es sólo entonces que el empresario se asoma a la incertidumbre y a la inseguridad de no saber si sus planes de inversión tienen sentido: la
inestabilidad no permite prever lo que va a ocurrir con los precios
o con las otras variables que inciden en la rentabilidad de su
inversión.
Pero, reivindiquemos también el buen nombre de la estabilidad
en función de otro sector de la población: las familias de condición
más modesta. Estoy seguro de que para ellas esos meses de septiembre y octubre fueron, probablemente, los más duros de ese
primer año de experiencia democrática. Porque cuando una familia
modesta ve alterarse fuertemente los precios en un presupuesto
que es precario, en ese momento esa familia no puede programar
más el futuro, no por los seis meses 0 el ario que nece sita el empresario; no podrá programar siquiera el presupuesto semanal.
119
De modo que aquí quiero, después de todo, reivindicar un
buen nombre para esta palabra que es la estabilidad: la estabilidad
de la economía, la estabilidad de precios, la estabilidad de las
reglas. La estabilidad de los compromisos y acuerdos a que puedan llegar los distintos grupos de la sociedad (o el gobierno con
distintos grupos), precisamente para hacer posible que desde el
más grande de los empresarios al más modesto de los pobladores
puedan ver cómo se extiende el horizonte dentro del cual resulta
posible programar razonable y sensatamente la vida.
Honestamente creo que, entre los muchos otros derechos
fundamentales de las personas, hay que reivindicar el derecho a la
tranquilidad y a vivir sin sobresaltos; el derecho a programar el
destino personal, familiar y de los hijos más allá del estrecho
horizonte a que muchos de nuestros países han condenado a sus
ciudadanos a causa de su incapacidad de resolver este problema
de mantener una economía ordenada y sana, con un presupuesto
fiscal equilibrado; donde no se gasta más de lo que se tiene y
donde la autoridad sabe decir que no a quien haya que decírselo,
por mucho poder que aquel tenga, en función de ese interés más
fundamental de la economía, de la sociedad y de la propia
democracia, que es la estabilidad.
Pero, por cierto, quedarse en la estabilidad no es suficiente.
Hay por lo menos un país en América Latina, no muy lejano a
nosotros, que ha hecho una política económica que ha producido
la estabilidad, pero con un todavía escaso crecimiento4. Y si no hay
crecimiento -y esto es obvio- el esfuerzo que un Estado socialmente sensible puede hacer para mejorar las condiciones de vida
de los grupos más modestos, o de los que no han tenido oportunidades, tiene un límite muy claro.
Estoy hablando, entonces, del que a mi juicio debiera ser tal vez
el tema central de nuestro propio quehacer en los próximos años:
la idea de desencadenar un proceso lo más dinámico posible de
crecimiento económico, asumiendo que ese proceso debe ser
necesariamente integrador de todos los chilenos, convocados sin
exclusiones a ser partícipes del esfuerzo y a disfrutar de los
beneficios.
’ Se trata de Bolivia.
120
No digo esto último para desvalorizar la palabra estabilidad.
Uno de los límites que los procesos de incremento del bienestar
tienen es precisamente el de la estabilidad, porque no se trata de
aumentar los gastos sociales de una forma tal que sean ellos
mismos los que desencadenen la inflación.
Esto plantea un dilema central a los gobiernos.
El gobierno del Presidente Aylwin hizo una opción inicial muy
clara: «haremos desarrollo económico con integración social)>. La
integración social significa que el Estado hace un esfuerzo deliberado, persistente y sistemático para abrir caminos a la gente que ha
estado mal, a los que no han tenido oportunidad, a los que -como
decía un documento memorable de la Iglesia Católica- necesitan
ser recogidos porque «han caído en el camino de la historia»“.
Para realizar esa aspiración era indispensable, desde luego,
concentrar un volumen significativo de recursos. Y, como se
quería que este objetivo se lograra con estabilidad, también fue
indispensable plantear la ingrata necesidad de que la democracia
se inaugurara pidiendo un aumento de impuestos... El gobierno
planteó el tema de la reforma tributaria como una tarea nacional
de reconciliación y consenso, y al cabo de tres meses la inmensa
mayoría de los sectores sociales y políticos de este país había
dicho: «conforme, lo hacemos; y lo hacemos en función de un
objetivo que compartimos y que es básicamente un objetivo de
solidaridad social».
Entonces pudimos presentar un Presupuesto que, comparado
con el que heredamos del gobierno anterior -impreso en blanco
y negroaumentó el programa de gastos sociales de 1991 en
940 millones de dólares, que es como si en los Estados Unidos
hubieran hecho una reforma tributaria que hubiera recaudado 150
mil millones de dólares y la hubieran destinado íntegramente, en
un 100% <orno hemos hecho nosotros-al esfuerzo social dirigido a los sectores pobres y de clase media que sufrieron más en el
gobierno anterior.
Pero esto no es suficiente porque, por así decirlo, al final un
gobierno no puede «tapar de billetes) los déficit sociales acumulados. iCuánto se necesita gastar para que sea notorio que todos los
hospitales de Chile están atendiendo bien y oportunamente a la
gente, que están dando los remedios adecuados, que tienen los
5<cElalma de Chilen, cardenal Raúl Silva Henríquez (CIEPLAN,
mayo 1986)
121
equipos para hacer los exámenes, que operan como corresponde y
que los usuarios no tienen que hacer cola? $uánto tiempo y cuantos recursos hay que invertir para que podamos sentimos orgullosos de entrar a un hospital público en Chile? ¿Y cuánto hay que hacer
para que los jubilados sientan que perciben una pensión digna?
Los déficit acumulados en las áreas de previsión, educación
y vivienda son enormes; las necesidades de gasto también lo son,
y éste es un país pobre al fin y al cabo. Por otro lado, en verdad la
gente tampoco desea depender para siempre de un Estado benefactor que provee todos los recursos. Muchas personas piensan:
«yo quisiera poder ganarme mi propio derecho a acceder a los
servicios de mejor calidad que el país pueda suministrar».
Por eso es que, a fin de cuentas, el problema fundamental
consiste en ir pasando gradualmente, desde una economía que
enfatiza con mucha fuerza la idea de compensar las diferencias
iniciales desde el punto de vista de las oportunidades y del
esfuerzo social, a una economía que es capaz de generar sistemática, ordenada y gradual, pero persistentemente, los empleos
estables y de buena calidad a que aspiran cada uno de esos
chilenos que están hoy día en la periferia del sistema.
Es así, entonces, como se conecta el problema de nuestro
compromiso con la igualación de oportunidades y la necesidad de
incrementar el crecimiento económico. Ese es el concepto del crecimiento integrador.
El potencial de crecimiento
Enuncio ahora ia tercera afirmación optimista que hago respecto
del futuro: creo que esta economía tiene un inmenso potencial de
crecimiento y que va a comenzar a desplegarlo en los próximos
meses. Es bastante notable que durante un primer año de transición democrática, con incertidumbre e inseguridad (con ajuste económico), la inversión haya estado en los niveles en que estuvo.
Nosotros sabemos bien que inicialmente muchos empresarios no
nos tuvieron confianza, que no creían que haríamos lo que dijimos
que haríamos.
Recuerdo muy bien una vez que en Enadeh, luego de hacer un
planteamiento respecto de nuestro programa7, fui increpado por
6 Encuentro Nacional de la Empresa, evento anual que organiza Icare y que
reúne a los más connotados empresarios y ejecutivos del sector privado en
Chile.
7 El 4’rograma de Gobierno)) de la Concertación.
122
un empresario que, en el fondo, me dijo: «yo a usted no le creo
nada; aquí hay un problema de confianza y yo no tengo confianza». Bueno, mucha de esa gente no invirtió el año pasado. Pero
hagan una encuesta hoy día; vean lo que está ocurriendo en
sectores muy importantes de la economía nacional y descubrirán
que hay un gran despliegue de actividad. Ninguno de esos empresarios recelosos se ha acercado a nosotros para decirnos que su
nivel de confianza ha aumentado; pero al fin y al cabo eso no
importa porque un empresario expresa de un mejor modo lo que
siente o piensa a través de su decisión de inversión.
Creo que hoy día los empresarios están actuando abrumadoramente con sentido de futuro: ellos han entendido que la democracia da a toda persona innovadora y creativa un espacio ancho y
amplio para que organice el trabajo de otros en función de un
futuro en el plano productivo, en el plano financiero, en el plano
de la cultura, en el plano de la vida intelectual; en realidad en
cualquier plano en el que esa persona quiera hacer su contribución.
Además, creo que se ha entendido que objetivamente la economía
chilena, en sus condiciones estructurales, y por cierto en sus
condiciones internacionales, presenta hoy día un potencial de
buenos y muy atractivos negocios que sería insensato y hasta necio
no aprovechar. Porque la verdad es que si no aprovechan nuestros
empresarios, la alternativa no es que esos proyectos no se vayan
a hacer sino que sean hechos por los inversionistas extranjeros.
Por cierto, la inversión extranjera, cuyo aporte del año pasado
alcanzó a un 5% del Producto, nos interesa y mucho. Nos interesa
mantener, estimular y acrecentar ese flujo, y no nos vamos a
quedar detenidos aquí: vamos a ir creando un clima más favorable
aun a la inversión nacional y extranjera. Vamos a avanzar
sistemáticamente en una mayor integración productiva y financiera de la economía chilena; vamos a avanzar con cautela y prudencia hacia una liberalización del mercado de capitales. Y todo esto
debiera facilitar el proceso de inversión. Pero sabemos, también,
que ese esfuerzo no es suficiente, porque en realidad nuestra
ambición es más grande.
123
Una fuerza ordenadora
Luego de su reciente paso por nuestro país Mario Vargas Llosa
decía: «Chile me recuerda mucho a España; a la España post
Franco». Les confieso que ese comentario me confirmó en una
meditada apreciación personal: creo que Chile efectivamente puede ser un país que recorra el camino hacia la madurez política, y
hacia la madurez en su economía y en su vida social, para relacionarse directa y estrechamente
con los países del mundo
industrializado.
Esto puede sonar pretencioso; puede sonar excesivamente
ambicioso y, para algunos, tal vez podría sonar hasta irreal. iPor
qué un país de 13 millones de habitantes, un país tan lejano de los
mercados; en definitiva un país relativamente pobre -mal que
mal tenemos 3.000 dólares per cápitn y no 6.000 u 8.000-; por qué
un país así podría tener esa pretensión? Yo creo que la respuesta
es relativamente simple: porque Chile está haciendo las cosas bien
y hasta extremadamente bien; porque desde el punto de vista de
su economía ha logrado un éxito espectacular en su desarrollo
exportador; porque tiene un conjunto de instituciones públicas
que, comparadas con las de cualquier otro país de un grado de
desarrollo semejante son eficientes, eficaces y bien organizadas;
porque tiene una fuerza de trabajo inteligente y bien preparada;
porque tiene talento ingenieril; porque tiene buenos técnicos y
porque ha generado un sector empresarial de primera clase a
nivel internacional.
Por eso puede hacerlo. Por eso y porque además, en este
reencuentro que se está produciendo, este país está sacando lo
mejor de sí mismo: un nivel de energía creadora que empieza su
despliegue.
Por eso creo que vamos a ser capaces de proyectarnos a los
mercados internacionales con mucho éxito; vamos a ser capaces de
negociar buenos acuerdos de acceso a los mercados de las economías más ordenadas de América Latina. También pienso que
vamos a avanzar significativamente en integrarnos a los mercados
de América del Norte y, ojalá, en los próximos años, al mercado
europeo y al del Asia-Pacífico.
Estas son tareas enormes, que van a requerir de una gran
persistencia y confianza en lo que se está haciendo; seguridad en
la forma en que nos planteamos internacionalmente; cooperación
124
del empresariado chileno para entender que quienes van a hacer
este proceso en definitiva no son los gobiernos sino ellos, quienes
crean nuevas empresas.
Creo que este proyecto de internacionalización de la economía
chilena es extraordinariamente atractivo y motivador, no sólo para
los empresarios; también para los profesionales y, por qué no
decirlo, para las generaciones futuras de chilenos: el niño que
recién está educándose entenderá que hay una definición fundamental, de carácter nacional, más allá de la suerte de un determinado gobierno, que le dice que SLI destino va a estar irrevocablemente vinculado a la idea de que Chile se proyecta hacia el resto del
mundo. En esta proyección, Chile va a realizar un esfuerzo enorme
por hacer las cosas mejor que otros países, y eso va a poner la
impronta a nuestro destino colectivo de comienzos del siglo XXI.
Sin duda se trata de un proceso que todavía no incorpora a la
inmensa masa de los productores, y que deja fuera a muchos miles
de trabajadores y profesionales. Uno podría decir: «está en la
lógica de una economía de mercado abierta que esto se produzca
lentamente, a través del efecto difusor desde el foco modernizador
exportador hacia el resto de la economía». No quiero ni siquiera
caricaturizar esta visión con la idea del chorreo, pero a nuestro
juicio este proceso de difusión -que sin duda se da- es insuficientemente rápido para un país que tiene la impaciencia de sus
3.000 dólares prr @ita, y que está bastante lejos de los 9.000 dólares
per ckpitn de España.
Tenemos que conciliar y establecer un equilibrio que no es fácil
entre dos polos de un mismo argumento: tenemos que acentuar y
acelerar el proceso modernizador y de integración de la economía
chilena al exterior, pero al mismo tiempo debemos relevar mucho
más el polo del desarrollo integrado. Es decir, ser capaces de hacer
el esfuerzo, que no va a ser fácil, de involucrar activamente en el
proceso de desarrollo a la pequeña y mediana empresa chilena que
hoy no está en la exportación; que no sabe cómo hacer ese negocio;
que tiene niveles de productividad notoria y notablemente más
bajos que los que compiten con otros países; que no tiene acceso al
crédito o lo tiene en forma muy precaria o inestable; que no sabe
cómo incorporar una tecnología extranjera; que no sabe qué se
hace cuando uno va afuera a tratar de vender un producto (porque
nunca lo ha hecho); que cuando llega a Santiago, a la puerta de la
casa matriz de uno de nuestros grandes bancos, se cohibe e inhibe
125
(y a lo mejor recibe un tratamiento un tanto menoscabado de parte
del gerente de ese banco).
Tenemos que ser capaces de facilitar, abrir y construir ese
proceso, frustrado pero latente, de atender a esa gente que tiene
ganas de hacer las cosas tan bien como los otros. Se trata de un
proceso difícil, porque es más fácil para un banco atender a unos
cuantos clientes grandes: los costos de transacción son en definitiva iguales, las operaciones son mayores y las utilidades más
significativas. Un empresario pequeño es casi por definición «un
dolor de cabeza»: no se sabe si va a pagar, si va a pagar bien; si el
proyecto es bueno o malo; si es estable o inestable. Entonces la
reacción instantánea es retraerse. Pero, no hay ningún país que
haya entrado a la etapa de madurez de un desarrollo autosostenido,
sobre todo en un esquema exportador, que no haya pasado por la
etapa difícil de incorporar a este proceso a las decenas de miles de
pequeñas y medianas empresas que tienen el potencial para
operar en el mercado.
Vamos a tener un problema de ingeniería institucional para
montar un sistema; un problema de ingeniería financiera; un
problema de estímulos e incentivos; el problema de canalizar
recursos externos a esta nueva área de desarrollo integrador.
Vamos a estar en esto este año, y seguramente +n uno u otro
momentovamos a recurrir a varios de ustedes para que nos
ayuden a que esto sea un éxito y no una experiencia frustrada más.
Lo segundo, en esta misma línea, es que ese desarrollo
incorporador de la pequeña y mediana empresa tiene inevitablemente una dimensión de descentralización fundamental. Aquí no
se trata solamente de ir a Maipú, apuntar con el dedo a las
industrias pequeñas y traerlas a los bancos; se trata de que la
agroindustria se enraíce a lo largo de toda la zona central chilena;
de que la industria de muebles de exportación se construya a
partir de decenas, y luego de cientos de pequeñas industrias que
devienen en medianas desde Temuco al sur. Aquí se trata de que
el problema de la manufactura liviana sea un tema central del
desarrollo industrial de Chile. Porque si hacemos el Acuerdo de
Libre Comercio con Estados Unidos (y creo que en definitiva lo
vamos a hacer) tenemos que tener en cuenta que hacia el mercado
norteamericano va hoy día el 40% de nuestra exportación de
manufacturas -en general relativamente livianas y de pequeña
126
escala de producción, pero que están encontrando un nicho en ese
mercado. A esto va a haber que darle un enorme impulso.
Desarrollo, entonces, integrador.
Desarrollo integrador también, en el sentido que decía hace un
momento. El esfuerzo social está muy bien y se va a seguir
haciendo, pero la respuesta, al final, consiste en poder decirle a un
joven en una población: «usted que terminó su educación secundaria, que cuando estudió en el liceo entendió que a través de ese
proceso educativo entraba al mundo moderno; usted que lleva
meses o años parado en la esquina de la población o haciendo
trabajos mal pagados, inestables, que duran tres o seis meses;
usted que nunca ha hecho un horario de ocho de la mañana a seis
de la tarde; usted que no sabe lo que es disciplinar la vida en el
marco de las obligaciones de una fábrica, y que no sabe que a partir
de ese disciplinamiento de la vida va a poder construir una familia,
un hogar, un futuro... a usted lo vamos a apoyar para que pueda,
de alguna manera, asomarse a ese mundo moderno a través de un
programa simultáneo de capacitación y empleoa.
Un papel para la banca
Quisiera terminar haciendo algunas breves reflexiones acerca del
papel que la banca puede desarrollar en este marco.
Creo que hay que decir que ese proceso de inversión para
generar el crecimiento y los empleos que se necesitan va a partir,
en primer lugar, por la capacidad que los chilenos tengamos de
generar los recursos para la inversión, vale decir, los recursos de
ahorro interno que permitan que esa inversión, en definitiva y en
el largo plazo, no tenga que depender exclusivamente de los flujos
que provengan desde más allá de nuestras fronteras. Tenemos un
ahorro nacional de 19%; y esa tasa debe subir a un 21 ó 22% en los
próximos años. Y ustedes, los que son banqueros en esta sala, son
los que me van a tener que decir cómo lo vamos a hacer. En el
gobierno tenemos algunas ideas, pero ustedes tienen que ser
capaces de generar los instrumentos nuevos, variados, que permitan ir captando la capacidad que todo chileno tiene -cuando se
le plantean las cosas adecuadamentede pensar y de construir su
futuro a través del ahorro.
La internacionalización de nuestra economía supondrá importantes cambios en el plano financiero; ya está ocurriendo, ya ha
ocurrido en algún grado. Y va a seguir ocurriendo: tenemos que
127
ser capaces de poner a nuestras empresas productivas de primera
clase en el mercado voluntario de créditos internacionales. Vamos
a tener que lograr que nuestras empresas coloquen bonos a tasas
competitivas, como las que hemos conseguido en estos días para
la República de Chile. Esta es una tarea muy importante y difícil,
en la que sospecho que el sistema financiero chileno va a tener, en
conjunto con nuestras empresas productivas, que diseñar un
camino, una estrategia y hasta una táctica para ponerla luego en
práctica.
Creo que los bancos tienen que ayudarnos a captar recursos
externos de ahorro institucional (de compañías de seguros, de
administradoras de pensiones y de otros sistemas de carácter
institucional que existen en los países industriales, y cuyo problema hoy día consiste en que la tasa de rentabilidad de esos recursos
de ahorro en los mercados financieros de sus respectivos países ha
ido bajando significativamente).
Esos recursos están buscando
mercados de capitales «emergentes», que dan estabilidad y que
dan una buena rentabilidad. Pero, nos decían los banqueros:
«ustedes tienen mucho que hacer en la perspectiva de vender el
nombre de Chile; deben ilustrar mejor lo que está ocurriendo con
esta economía y atraer de esa forma estos ahorros de carácter
institucional hacia el país). Probablemente muchos de esos recursos deberían ser intermediados por nuestro propio sistema financiero.
Uno tiene que pensar también en que el propio país va a tener
que manejar sus recursos financieros con un criterio de alternativas de inversión que, en la perspectiva de apertura de la cuenta de
capitales, concibe también la posibilidad de explorar mercados
externos.
Finalmente, pienso que la banca no puede estar ausente de este
enorme desafío de hacer que el desarrollo chileno tenga también
un carácter integrador. No hay ninguna razón para que los bancos
privados no puedan involucrarse en la tarea de construir una
economía social; en la tarea de extender sus servicios hacia la
pequeña empresa; en la tarea de expandir geográficamente sus
operaciones para que sus servicios lleguen efectivamente a lo largo
de todo el país a los pequeños productores, clientes y empresarios,
respetando la naturaleza de un desarrollo exportador muy vinculado a los recursos naturales diseminados por todo el territorio.
128
Por último, que esta banca tenga la capacidad de entender que
el desarrollo modernizador se va a hacer más legítimo -legitimando de paso el nombre de la banca y del sistema financiero
chileno- no sólo en la medida en que se resuelvan los problemas
pendientes de carteras subordinadas; también en la medida en
que esta banca sea capaz de mantener y desarrollar esquemas
de financiamiento para los sectores que aparente o inicialmente no
son los sectores <(estrellas»; que no son los sectores de primera línea
ni son aquéllos que dan las más altas garantías: los de microproductores, los de quienes necesitan una vivienda a un nivel de cierta
precariedad y por tanto de montos limitados en los préstamos; la
agricultura familiar y, en fin, todo ese mundo que habiendo estado
al margen del sistema financiero -y viendo hasta con temor a
ese sistema- está en verdad, en el fondo, esperando el mecanismo
de canalización de su energía creativa.
Porque creo que todo esto es posible; y que no sólo lo es, sino
que está al alcance de nuestras manos. Porque tengo la convicción
de que estamos pasando por un momento privilegiado de nuestra
historia. Porque entiendo que tenemos una responsabilidad frente
al conjunto de los chilenos, y sobre todo frente a nuestros hijos, es
que estoy optimista. Creo que esta vez no les vamos a fallar. Creo
que esta vez, si hacemos y seguimos haciendo las cosas bien,
vamos a ser capaces de construir un futuro de modernidad, un
futuro de solidaridad, un futuro de esperanzas reales, concretas y
tangibles para todos los chilenos. Por eso, los invito a que en los
próximos años trabajemos con más intensidad que nunca para
hacer posibles esta visión y este sueño.
129
EL ESPACIO DE LOS EMPRESARIOS’
Madurar consiste en aprender de la experiencia; no sólo de la
propia, sino de la de otros individuos, grupos o países. Si nos
ceñimos a esta definición, debemos concluir que a Chile le ha
costado madurar. Durante largos períodos nuestro país se movió
en dirección opuesta a las grandes corrientes mundiales. Así,
mientras en las últimas décadas el mundo revaloraba la democracia y transitaba hacia sociedades más libres, Chile debió vivir casi
18 años bajo el autoritarismo.
En la economía también se han dado procesos similares. Después de haber oscilado prolongadamente entre el estatismo exacerbado y una visión simplista del laissezfuire, Chile parece por fin
estar aprovechando las lecciones de su historia y de la experiencia
de otros países. En materia económica se está forjando a nivel
internacional un gran acuerdo sobre estrategias de desarrollo, que
se extiende desde el Sur de Asia hasta los recientemente democratizados países de Europa Oriental. Por supuesto, ni América
Latina ni Chile están ausentes de este proceso.
Hace pocos días se divulgó el Informe 1991 sobre el desarrollo
internacional preparado por el Banco Mundial. Dicho Informe
resalta cuatro rasgos comunes -pilares básicos- de las estrategiasexitosas de desarrollo reciente. Cito textualmente: «la mantención de los equilibrios macroeconómicos, la apertura de la economía, la creación de nuevos espacios para la inversión privada y la
inversión en las personas». A cualquier chileno esta combinación
le recordará lo que, quienes estamos hoy en el gobierno, hemos
planteado al país desde la campaña del Presidente Aylwin.
A propósito de esto quisiera compartir con ustedes algunas
reflexiones sobre el quehacer del gobierno -y los desafíos que
enfrenta Chile- en algunos de estos temas. Antes de hacerlo, sin
embargo, me gustaría resaltar dos aspectos adicionales que surgen
de la lectura de este Informe sobre el desarrollo mundial.
’ Asamblea Anual de la Sociedad de Fomento Fabril, Santiago, julio 24 de
1991.
130
El primero dice relación con la gradual superación de los
dogmáticos y muchas veces inútiles debates sobre el papel del
Estado en la economía. Hay acuerdo, hoy día, en que el mercado
es el mecanismo fundamental para asignar recursos y promover la
creación de riqueza. Al mismo tiempo, son pocos los que niegan
que la acción del Estado sea indispensable, por varias razones. La
primera de ellas es que los mercados fallan: bastan unos minutos
en el contaminado centro de Santiago para concluir que un
mercado sin regulación alguna para la locomoción colectiva es un
desastre de proporciones.
Otra área indispensable de acción pública-y
aquí entro en la
segunda reflexión que deseo compartir con ustedes- es la de la
inversión en las personas. En este campo hay lecciones innegables,
que el Banco Mundial enfatiza en su Informe. El mundo admira
hoy el extraordinario desarrollo económico desplegado en este
siglo por Japón, país que hasta mediados del siglo XIX era una
nación feudal y relativamente atrasada. La clave del éxito de Japón
es que ha destinado sistemáticamente a la educación una proporción mayor de su producto que cualquier otro país europeo o
asiático.
Una causalidad similar entre esfuerzo social y desarrollo económico se observa en otros ámbitos -salud, vivienda, capacitación, previsiónen la experiencia de otros países a los que alude
el Informe del Banco Mundial: Corea, Taiwán, Israel, Costa Rica y
Malasia, entre otros. Por esa razón, la concreción de una política
social activa por parte del gobierno aparece no sólo como un
imperativo ético; también como un prerrequisito fundamental de
un desarrollo sostenido.
La imagen subyacente es la de una relación complementaria
-y no antagónica- entre los sectores público y privado. Regulando adecuadamente los mercados que hay que regular, como los
del transporte, el Estado provee el marco y las señales adecuadas
para la inversión privada. Entregando más educación y capacitación, el gobierno aumenta la productividad del trabajador, lo que
redunda en un mayor crecimiento y bienestar para todos. Esta
relación complementaria es una de las claves del desarrollo exitosoy es en esa dirección, precisamente, que estamos avanzando hoy en
Chile.
131
El equilibrio
macroeconómico
Uno de los activos intangibles del Chile de hoy es que podemos
encarar confiadamente el futuro. Es verdad que siempre hay
cuotas de incertidumbre, y es normal que así sea. iQuién hubiera
predicho, por ejemplo, que en 1990 viviríamos el tercer año consecutivo de sequía, que la economía enfrentaría el tercer shock
internacional del petróleo y que habría unbrote de cólera? A pesar
de ésas y otras turbulencias, el país mantiene un rumbo conocido,
sentando las bases para un crecimiento equilibrado donde la
prosperidad futura pasa a depender de nuestro esfuerzo. En este
plano, los equilibrios macroeconómicos juegan un papel clave.
Deseo, en esta oportunidad, invitarlos a reflexionar acerca de
los importantes cambios registrados en los determinantes del
crecimiento en nuestro país. Hasta hace poco la economía chilena
enfrentaba, al igual que muchas otras economías, una severa
restricción en sus cuentas externas. La actividad económica se
determinaba básicamente por nuestra capacidad para importar,
con una fuerte dependencia de los términos de intercambio, de las
tasas de interés internacional y de las condiciones de la deuda
externa. Simultáneamente subutilizábamos nuestros recursos internos: manteníamos altas tasas de desempleo y capacidad productiva ociosa.
Hoy, con una reestructuración auspiciosa de nuestros compromisos externos, con un éxito exportador indiscutido y con nuestra
nueva condición de plaza muy atractiva para la inversión extranjera, el horizonte de nuestras cuentas externas se ve tranquilo. A
diferencia de otras naciones, somos menos dependientes de las
condiciones externas y más dependientes del potencial interno
para el crecimiento.
Nuestra relación con la economía mundial es más agresiva y
también más positiva. Buscamos en ella una fuente de bienestar.
Ello nos impone, sin embargo, competir en precios y calidad con
estándares internacionales. Esto es especialmente cierto para la
industria manufacturera, la que ahora tiene el desafío de invertir
y lograr aumentos de competitividad
que le permitan medirse
internacionalmente. Este es el sentido de los acuerdos comerciales
-a los que me referiré más adelantey de las medidas recientemente adoptadas.
132
iQué significa que los espacios para el crecimiento dependerán ahora de nuestro propio esfuerzo interno? Significa que el
desafío del futuro pasa por lograr tasas de inversión y ahorro
adecuadas. En este plano también se ha avanzado de manera
importante: después del natural «vacío» que genera la conclusión
de grandes proyectos -y de lasconsecuencias que las condiciones
adversas de la guerra del Golfo tuvieron sobre la decisiones de
inversión del primer semestre- las perspectivas más recientes de
la inversión son alentadoras.
En 1990 la inversión alcanzó un récord histórico y los nuevos
proyectos detectados superan los 15 mil millones de dólares. Ello
significa que nuestra economía está generando nuevos proyectos,
lo que a nivel microeconómico constituye la señal más importante
de que existen las oportunidades para crecer.
Por otro lado, la inversión pública también registra un crecimiento importante, focalizado principalmente en la inversión en
la infraestructura complementaria al esfuerzo privado, en la man
tención de la rentabilidad de las empresas públicas y en la inversión social. La inversión del MOP, del FNDR y del ministerio de
Vivienda crecerá un 20% real este año. Junto con ello el gobierno
está invitando a los empresarios a invertir en áreas que tradicionalmente han estado en la esfera del sector público. Ello es así en el
casodelaleydeconcesionesdeobraspúblicas,enlaleydeCodelco
y en Ferrocarriles, entre otros ejemplos.
Desde la perspectiva macroeconómica, también se están dando las señales adecuadas. La reversiónenel aumento acelerado de
la cantidad de dinero y de las remuneraciones a comienzos de año
-fenómenos generados por la brusca detención de la inflaciónasegura, junto a un manejo prudente de la política fiscal, una
mayor certidumbre sobre la evolución de la actividad en el corto
plazo y una reducción de las presiones inflacionarias en los próximos meses.
La preocupación por la estabilidad de los precios y de los
agregados fiscales y monetarios asegura, a su vez, condiciones
adecuadas para la inversión, También es aconsejable no depender
exageradamente del ahorro externo; ello nos impone como meta
generar mayores niveles de ahorro interno, de manera de superar
en el mediano plazo el 15% del PGB.
El aporte del sector público representa un tercio del ahorro
nacional necesario para sostener la inversión requerida. Por otro
133
lado, la principal fuente de desahorro sigue siendo el déficit que
experimenta el Banco Central como consecuencia del rescate del
sistema financiero durante la crisis de los años 80.
Como puede verse, el sector público está cumpliendo su parte;
invitamos una vez más al sector privado a cumplir la suya, de
manera de ampliar los espacios para un crecimiento alto y estable,
con niveles crecientes de productividad y empleo para beneficio
de todos los chilenos. En este sentido, no es conveniente postergar
las decisiones: los que ayer se labraron su situación actual decidiendo invertir oportunamente, constituyen la élite empresarial
de hoy; la élite empresarial de los próximos anos estará conformada por los que hoy -y no mañanatomen las decisiones adecuadas.
Apertura
Creciente de la Economía
La apertura creciente de la economía es un objetivo central de la
gestión del gobierno; supongo que ése es un hecho sobre el cual no
hay dudas a estas alturas. Lo que quiero destacar hoy es que ha
quedado demostrado que ése es un objetivo que comparte la
inmensa mayoría de los chilenos.
Aprobar democráticamente una rebaja uniforme de aranceles
es algo positivo en cualquier país; hacerlo por la unanimidad de
una cámara y la casi unanimidad de la otra es algo que tiene pocos
precedentes. Dicho consenso no sólo muestra la madurez política
del país, sino que abre oportunidades enormes en el esfuerzo de
integrar a Chile al mundo.
Bajar aranceles es una condición necesaria pero no suficiente
para el éxito de una estrategia exportadora. A medida que Chile
entra en una segunda etapa de su desarrollo exportador, añadiendo valor y sofisticación a su producción, se va haciendo indispensable asegurar el acceso a los mercados; especialmente a los
prósperos mercados de los países industrializados.
Hay varios modos de emprender esta tarea. Uno de ellos es
trabajar decididamente por una mayor apertura global, cosa que
Chile ha emprendido con claridad en la Ronda Uruguay del Gatt.
Otro, que percibimos como complementario, es buscar un mayor
acercamiento comercial con ciertos socios especiales: esto es lo que
Chile está procurando con México y Venezuela, y eventualmente
con otros países de América Latina y de América del Norte.
134
Los pactos bilaterales de comercio con México y Venezuela,
nos llevarán a un arancel cero y a la completa eliminación de las
restricciones no arancelarias en un plazo máximo de cinco años. Al
mismo tiempo, se avanzará en la compatibilización
de políticas
entre los países firmantes y se harán más expeditos los procesos de
inversión mutua. La negociación con estos dos países ha avanzado
aceleradamente, a pesar de la complejidad del tema. Esperamos
que los respectivos acuerdos estén operando en el curso de 1992.
Frente a esta estrategia de acuerdos bilaterales, sectores empresariales han planteado dos inquietudes, a las que quiero responder derechamente. La primera es: jcómo se compatibiliza esto
con la estrategia de apertura global de nuestra economía?; jno
corremos el riesgo de que al privilegiara algunos socios comerciales se resienta nuestro intercambio con otras áreas tanto o más
importantes, como Europa o Asia? Al respecto cabe afirmar tajantemente que de ningún modo Chile subirá las barreras comerciales -de ningún tipo- frente a terceros países como resultado
de su negociación con naciones de las Américas. Por lo demás,
para que dichos acuerdos sean compatibles con las normas del
Gatt, esta neutralidad en el tratamiento a terceros es requisito
indispensable. Al mismo tiempo, creo indudable que formar asociaciones comerciales con países de la envergadura de México,
Venezuela o Estados Unidos no hace sino mejorar la capacidad
negociadora de Chile frente a otras naciones. Tengo confianza en
que el proceso que hemos iniciado se extienda pronto -y en
condiciones ventajosas- hacia socios como la Comunidad Económica Europea y Japón.
En segundo término algunos empresarios se preguntan: iqué
mecanismos contemplan estos acuerdos para evitar la competencia desleal y proteger a determinados sectores de una avalancha
injustificada de importaciones? La respuesta es que hay tres tipos
de mecanismos. Primero, las naciones mantienen y fortalecen sus
legislaciones anti-dumping y anti-competencia desleal; segundo,
las disputas comerciales son resueltas en última instancia por un
panel independiente, y los países pueden tomar represalias si los
dictámenes de este panel no son cumplidos por la otra parte;
tercero, en circunstancias excepcionales hay mecanismos de salvaguardia, que pueden ser aplicados hasta por un año para prevenir
el daño a un sector determinado. A mi juicio, esta batería de
medidas es más que suficiente para asegurar que en el marco de
135
estos acuerdos prime la libre -y
justa-
competencia.
En relación con el tema de la Iniciativa para las Américas,
hemos avanzado simultáneamente en sus tres dimensiones: reducción de deuda, inversión y comercio.
Nuestro país tiene una deuda oficial de casi 480 millones de
dólares con Estados Unidos. El mes pasado suscribimos en la Casa
Blanca un acuerdo sobre los créditos agrícolas bilaterales, que
castiga esta deuda en un 40%. Se consiguió, además, una rebaja en
la tasa de interés aplicable a la deuda restante y una restructuración
favorable de los plazos. Finalmente, existirá la posibilidad de
efectuar los pagos de intereses en pesos, y los recursos irán a un
fondo destinado a realizar proyectos de medio ambiente en Chile.
Dicha operación -la primera de la serie de la misma índole que
esperamoscomprendió un universo de 40 millones de dólares.
El Congreso de Estados Unidos debería aprobar, durante el
segundo semestre de 1991, la legislación que nos permita llevar a
cabo una operación análoga con la deuda de la AID, la que suma
más de 300 millones de dólares.
Oportunidades
para la Inversión
Privada
La política económica de Chile privilegia el rol de la inversión
privada como factor dinamizador del crecimiento económico. La
inversión durante 1990 fue de las más altas en veinte años. Al
mismo tiempo, la inversión extranjera alcanzó en 1990 a 1.200
millones de dólares, cifra récord en la historia de nuestro país y un
26% superior a la del año anterior.
Sin embargo, estimamos que se debe invertir aun más, y de
un modo sostenido, para que Chile pueda crecer a tasas del orden
del 5% anual. En esta tarea, el desarrollo de los mercados de capital
tiene un aporte central que hacer, permitiendo la canalización de
recursos hacia las empresas y los nuevos proyectos de inversión.
Tenemos planes para profundizar los mercados de capital y
promover la inversión. Actualmente estamos revisando las reglamentaciones que regulan las inversiones de las AFP, con el fin de
asegurar que el ahorro que ellas manejan sea intermediado
eficientemente y llegue a los proyectos nuevos de inversión que lo
requieran. Esto demanda también nuevas modalidades de organización y financiamiento de proyectos, diseñar incentivos para la
creación de más sociedades abiertas, y fortalecer la obtención de
capital de largo plazo a través de los mercados de bonos y acciones.
136
La promoción de la inversión es también un tema prioritario en
el marco de la Iniciativa de las Américas. El préstamo de 150
millones de dólares firmado con ocasión del aniversario del lanzamiento de esta Iniciativa contiene mecanismos novedosos para
abrir a la inversión privada sectores económicos hasta hace poco
vedados a los inversionistas.
La Iniciativa Bush pretende, además, canalizar a través del
BID, donaciones provenientes de EEUU, Europa y Japón por un
total de 1.500 millones de dólares, para promover la inversión
privada. En este tema, Chile ya ha asumido un papel activo. El BID
nos ha pedido que actuemos como el país piloto de la región en la
elaboración e implementación
del programa. Con ese fin, un
grupo de técnicos chilenos ha estado trabajando con expertos del
BID y del gobierno de los Estados Unidos en el diseño de un
sistema para hacer llegar financiamiento a pequeñas y medianas
empresas, dedicadas principalmente a la exportación.
El Avance en lo Social
Deseo referirme ahora a los avances registrados en el último año y
medio en materia social. Enfaticé ya al iniciar esta intervención la
estrecha relación que existe entre inversión en las personas y
desarrollo económico. Pero debemos ir más allá de esa reflexión.
Llevar este compromiso a lo práctico, traducirlo en obras concretas
ha sido prioridad central del gobierno del Presidente Aylwin. Es
indudable que lo hecho sólo comienza un proceso de satisfacción
de las necesidades básicas de nuestros compatriotas. Pero es
indudable también que en el último año y medio se ha dado un
paso grande y decidido hacia adelante. Permítanme compartir con
ustedes algunos ejemplos.
En 1990 se inició el programa de las 900 escuelas -ampliado
en 1991 a 1.400 establecimientosque busca mejorar la calidad
de la educación en las escuelas del 10% más pobre del país. Bajo
este programa se han reparado 800 escuelas, algunas de las cuales
operan en edificios deteriorados que apenas protegen a los estudiantes de las inclemencias del tiempo. También se crearon 2.500
bibliotecas de aula en 1990, las que aumentarán en 1.000 en 1991,
conunrepartode125mily150millibrosrespectivamente.Enestos
dos años se habrán organizado en estas escuelas cerca de 5.000
talleres de refuerzo para niños con problemas de aprendizaje.
Todo ello nos acerca a la meta de un país en que lo único que limite
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el avance de una persona sea su propia capacidad -no
arbitraria falta de oportunidades.
una
En materia de salud, en 1990 se logró un objetivo que no
podemos menospreciar: la atención primaria gratuita en más de
2.000 consultorios de todo el país. La calidad de dicha atención
también ha mejorado sustancialmente en 24 comunas urbanas del
país, creándose 33 terceros turnos e incrementándose en 50% los
recursos disponibles para gastos de farmacia. Nuestros hospitales
también están siendo reequipados, tras años de relativo abandono. Está a punto de completarse una licitación por 3.000 millones
de pesos para equipamiento médico. Junto a esto se han adquirido
165 nuevas ambulancias, 8 unidades de rescate y 6 unidades
móviles.
En materia de vivienda cito sólo algunas cifras ilustrativas. Los
recursos adicionales asignados al sector permitieron concretar 77
mil soluciones habitacionales más en 1990, las que serán entregadas en el curso de 1991. El programa para este año contempla otras
90 mil soluciones, incluyendo la adjudicación de 37 mil subsidios,
y el inicio del mismo número de viviendas básicas para sectores de
menores recursos, además de otras 15 mil viviendas en el programa para trabajadores.
En el ámbito de la capacitación también se han registrado
avances. En 1990 y 1991 más de 10.000 jóvenes se verán beneficiados por programas de capacitación administrados por el Fosis*, y
se contemplan programas de formación pre-ocupacional con práctica en empresas para 6.000 jóvenes más. En lo que se refiere a
capacitación en empresas vía el Sence”, ésta se incrementó en 19%
en el último año y medio. También se duplicaron los recursos para
el programa
de becas del Sence, permitiendo
mejorar
sustancialmente la calidad de los cursos ofrecidos a los desocupados. Aprovecho esta oportunidad para invitar a los empresarios
aquí presentes a plegarse a este esfuerzo y participar activamente
en estos programas. Con cada peso y cada hora aportados al
proceso de capacitación todos se benefician: trabajador, empresa y
país. Sólo con aprendizaje se incrementa la productividad, y sólo
con mayor productividad se logra el crecimiento.
2Fondo de Solidaridad e Inversión Social del Ministerio
Cooperación.
’ Servicio Nacional de Capacitación y Empleo.
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de Planificación
y
Algunas Reflexiones
Finales
La idea central que deseo transmitirles es que nuestro futuro
depende cada vez más de nosotros mismos, de nuestro esfuerzo.
Esto, que es verdad a nivel del país en su conjunto, también lo es
a nivel individual. Encaramos la economía internacional con más
seguridad en nuestros medios. El gobierno, a través del esfuerzo
social, está creando las condiciones para que cada chileno tenga la
oportunidad de prosperar. Con su propio esfuerzo de ahorro e
inversión, y la creación de un ambiente propicio para la inversión
privada, el gobierno los invita a ustedes, los empresarios -una
vez más- a prosperar junto con el país sobre la base del esfuerzo
propio.
Al terminar, quiero agradecer a nombre del gobierno esta
oportunidad de participar en este encuentro anual de Sofofa, y
expresar nuestro reconocimiento a Fernando Agüero, que hoy
deja su presidencia. El ha representado con claridad y franqueza
los puntos de vista de la Sociedad de Fomento Fabril y con él
hemos desarrollado una relación constructiva que, sin duda, ha
ayudado a proyectar Chile y su economía con optimismo hacia el
futuro.
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