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E u ro E c o Marzo, 2014 Volumen 5, número 1 Revista digital de Ecografía Clínica Caso clínico Nódulo tiroideo nidos (figura 1) y presencia de vascularización central con doppler color (figura 2). No se visualizan imágenes sugestivas de adenopatías látero-cervicales significativas en ambos espacios. Marina Heras Rincón, Renzo Tejada Sorados, Lourdes Martín Fuertes, Audrey Morales Rodríguez, Ana María Alayeto Sánchez, María Concepción Campos López-Carrión Centro de Salud Mar Báltico. Madrid Mujer de 39 años de edad, en seguimiento por un síndrome ansioso en consultas de atención primaria. En una de las visitas de control refiere autopalpación de un bulto cervical desde hace dos semanas. Presenta astenia desde hace cuatro meses, sensación de cuerpo extraño y disnea en decúbito. Como antecedentes familiares destacan padre y hermano con hipotiroidismo primario en tratamiento sustitutivo. En la exploración física se palpa un nódulo de aproximadamente 3 cm en el lóbulo tiroideo izquierdo, de consistencia aumentada, doloroso con la palpación, desplazable y adherido a estructuras vecinas aparentemente. No se palpan adenopatías látero-cervicales. Figura 1. Se realiza exploración ecográfica en atención primaria, en la que se observa un nódulo de aproximadamente 3 cm de diámetro en el tercio medio del lóbulo tiroideo izquierdo, con áreas hipoecogénicas, de bordes mal defi- Figura 2. COMENTARIO El 50 % de los tiroides clínicamente normales tienen nódulos. La ecografía detecta nódulos en 40 % de pacientes estudiados por otros motivos. La prevalencia de nódulos aumenta con la edad. A pesar de ello, la proporción de malignidad es baja. Hay varios tipos de cáncer de tiroides. El papilar es el más frecuente y constituye más de 75 % de los cánceres. Le siguen en frecuencia el folicular, el medular anaplásico y el de células de Hürthle. El carcinoma papilar es más frecuente en mujeres, menores de 40 años y en personas con antecedentes familiares e historia de radiación previa. La diseminación linfática es mucho más frecuente que la hematógena y los ganglios cervicales metastásicos suelen estar presentes en el momento del diagnóstico. Es un tumor de crecimiento lento. Se trata de una patología con buen pronóstico, aun con ganglios cervicales metastáticos, con una supervivencia de 90-95 % a los 20 años. Las metástasis a distancia son raras. Es multifocal en 20 % de los casos. Suele tener elementos foliculares, y entonces se denomina mixto papilar/folicular o variante folicular. Las variantes mixtas se comportan como cánceres papilares. El microcarcinoma es una variante del carcinoma papilar, esclerosante, menor de 1cm, que se presenta como Heras Rincón M, Tejada Sorados R, Martín Fuertes L. Morales Rodríguez A, Alayeto Sánchez AM, Campos López-Carrión MC. Nódulo tiroideo. EuroEco 2014;5(1):6-7. 6 EuroEco grandes metástasis en ganglios cervicales sin demostración clínica de tumor primario en el tiroides. Clínicamente se caracteriza por un nódulo indoloro que se puede palpar o no en la exploración física. Los nódulos mayores de 1 cm son fácilmente palpables. Tras su detección se valorará el tamaño, la consistencia, la adherencia o no a estructuras vecinas y la presencia de adenopatías cervicales. Para el diagnóstico se realizan distintas pruebas complementarias. La gammagrafía puede detectar la existencia de nódulos y su funcionalidad, siempre que su diámetro sea superior a 1 cm. Su empleo es de escaso valor para el diagnóstico del carcinoma tiroideo. Los nódulos hiperfuncionantes o calientes representan el 5 % de los nódulos y la incidencia de carcinoma es baja. Los hipofuncionantes o fríos, representan el 80 % con un riesgo de malignidad de 10-15 %. El carcinoma papilar se caracteriza ecográficamente por tratarse de una lesión hipoecogénica, sólida, con microcalcificaciones debidas a los depósitos de sales de calcio en los cuerpos de psamoma. Aunque las microcalcificaciones son infrecuentes en otros nódulos tiroideos, los cúmulos de coloide concentrado son muy frecuentes en la hiperplasia nodular y pueden confundirse con microcalcificaciones. Las adenopatías tumorales en el cáncer papilar son habituales y también pueden contener microcalcificaciones y áreas de degeneración quística. El hecho de que con doppler color exista vascularización central del nódulo nos debe hacer sospechar patología maligna. El diagnóstico de confirmación se establece mediante biopsia tiroidea por punción-aspiración con aguja fina. Esta técnica es la única que informa sobra la morfología y etiología de los nódulos tiroideos. El rendimiento es altísimo para el diagnóstico (1 % de falsos positivos y 2 % de falsos negativos). Este procedimiento diagnóstico tiene muy baja morbilidad y puede repetirse para el seguimiento de un nódulo con punción previa negativa, pero que cambia entre controles y adquiere características sospechosas. Una vez que se ha confirmado el diagnóstico, se debe realizar la estadificación. Aunque existen múltiples clasificaciones, se utiliza el sistema TNM de la American Joint Committee on Cancer. Para decidir la intervención quirúrgica a realizar se debe evaluar la extensión del tumor primario (abordaje local) y la presencia de metástasis linfáticas (abordaje regional). La necesidad de una tiroidectomía total en todos los pacientes ha sido ampliamente debatida. Las ventajas de la tiroidectomía total son: disminución de la recurrencia local, posibilidad de tratamiento con yodo radioactivo para el abordaje de la enfermedad microscópica y seguimiento con tiroglobulina. La desventaja es que la hemitiroidectomía junto a istmectomía tiene menor morbilidad. Dado que la mayoría de los carcinomas papilares son menores de 4 cm y no invaden estructuras vecinas, la tiroidectomía total es suficiente en aproximadamente 8085 % de los casos. Las complicaciones específicas de la cirugía son la lesión del nervio laríngeo recurrente (dis- fonía) y la hipocalcemia. La mayoría de estas complicaciones son leves y se recuperan antes de 3 meses tras la operación. En 1 % de los casos puede haber una complicación potencialmente grave con hipoparatiroidismo o lesión irreversible del nervio recurrente. La disección cervical se realiza en caso de metástasis clínicamente evidentes, ya sea por examen físico o ecografía cervical dirigida. El empleo del radioyodo tras la intervención cumple diversas funciones: • Ablación: permite la erradicación de los remanentes de tejido tiroideo normal y asegura la posibilidad de contar con la tiroglobulina (proteína específica) como marcador plasmático para el seguimiento. • Tratamiento: permite el tratamiento de las células tumorales residuales. Dada la gran prevalencia de enfermedad linfática microscópica, el uso del yodo radioactivo y el rastreo sistémico permiten descubrir enfermedad oculta y tratarla a la vez. La dosis de I131 se administra aproximadamente a las 4 semanas de la intervención. Posteriormente se realiza el rastreo sistémico total del cuerpo para localizar el remanente y visualizar posibles metástasis. En el seguimiento postquirúrgico es posible usar el yodo radioactivo en dosis bajas en pacientes de riesgo moderado o alto. Dado que la TSH puede estimular el crecimiento de células tiroideas malignas que no fueron eliminadas por el I131, la suplementación con levotiroxina no solo reemplaza la función tiroidea sino que también suprime la secreción de TSH. Para esto se pauta una dosis que logra reducir la TSH a valores menores de 0,1 sin que la T4 sobrepase el límite superior, lo que deja al paciente en un estado de hipertiroidismo subclínico. Para todos los pacientes con sospecha de nódulo tiroideo la ecografía es una prueba de interés, ya que valora la estructura, el número, el tamaño y la localización de las lesiones. La importancia de la realización de esta prueba en atención primaria es la identificación de características sugestivas de malignidad, como aspecto sólido, contorno irregular, hipoecoico, microcalcificaciones, patrón hiperecoico sin realce posterior, halo periférico hipoecoico incompleto, vascularización central y presencia de adenopatías. Se trata de una prueba inocua y muy accesible, que permite orientar y derivar al paciente con mayor celeridad, lo que supone un beneficio para el enfermo y un ahorro de costes. BIBLIOGRAFÍA • • • • • Middleton WD, Kurtz AB, Hertzberg BS. Ecografía. Madrid: Marbán 2005; pág 246-9. Cárdenas A, Ruiz Molina A. Manual de endocrinología para médicos de Atención Primaria. Badalona: Euromedice 2011; pág 73-86. Garagorri JM. Actitud ante los nódulos tiroideos. An Esp Pediatr 2002:56 (supl 4):62-7. Sherman SI. Thyroid carcinoma. Lancet 2003;361(9356): 501-11. González H, Mosso L. Cáncer papilar del tiroides. Visión actual. Boletín Escuela de Medicina 2006;31:87-92. Heras Rincón M, Tejada Sorados R, Martín Fuertes L. Morales Rodríguez A, Alayeto Sánchez AM, Campos López-Carrión MC. Nódulo tiroideo. EuroEco 2014;5(1):6-7. 7