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LA CALIDAD DEL CORAZÓN DEL EQUIPO HUMANO En una Asociación como la nuestra, dedicada a la Ayuda Social, desde hace 32 años: que empezó con la buena energía de personas que, de manera voluntaria iniciaron el camino que nos ha traído hasta nuestros días, la implicación de todos los componentes ha sido y es, básica. En 1979, cuando Emaús inició su camino, partiendo de Altea, los servicios sociales no existían en España, que llegaron como los conocemos hoy, a mediados de los años 80. Fue, nuestro fundador Francisco Nadal, que había trabajado siempre en Francia con Abbé Pierre, fundador a su vez de Emaús Internacional, que conoció con él, las necesidades básicas de niños y ancianos, de una Europa deprimida debido a las consecuencias de la 2ª guerra mundial, quién impulso en Altea, una Asociación con el mismo nombre, para cubrir unas necesidades que entonces no tenían amparo de la Administración Pública española. Para ello, Francisco Nadal donó la casa de Altea, donde había nacido y que a causa de la guerra civil española, tuvo que abandonar de niño. El recorrido ha sido fulgurante, en 32 años, 18 centros de acogida diseminados por Alicante y provincia, Valencia y Murcia; 570 empleados, todos ellos profesionales de la acción social en sus diferentes especialidades, dedicados en su quehacer diario, a atender a los colectivos – más vulnerables de la sociedad—que, derivados desde la Administración Pública, precisan atención física y psíquica debido a sus circunstancias personales. Emaús como el cuerpo humano, es una máquina que bombea las 24 horas del día para que niños, ancianos, discapacitados, inmigrantes, mujeres víctimas de violencia, familias con hijos en situación de riesgo, además de personas que precisan formación para encontrar empleo… puedan tener las oportunidades que cada uno de ellos, precisan para una vida digna. Así, los centros de acogida de Emaús, también por la noche están atentos a las múltiples necesidades, que se presentan entre las personas que forman nuestro colectivo. Y todo eso es posible, porque, dirigidos por Francisco Nadal, todos los empleados están atentos como uno sólo, para que el gran corazón de Emaús siga bombeando, actuando para nuestros protegidos, tal y como dice el poema: “El amigo verdadero debe ser como la sangre, que acude siempre a la herida sin esperar que la llamen” Montserrat Fiter Asociación Emaús