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International Journal of Science and Engineering Invention (IJSEI)
Volume 03 Issue 01 January 2017, page no. 149-155
Available Online at - www.isij.in
ISIJ Publication
www.isij.in
ISSN - 2455-4286
VALORES ÉTICOS Y MORALES EN EL PROCESO DE
ENSEÑANZA – APRENDIZAJE EN LA EDUCACIÓN
SUPERIOR
Marisol Betty Véliz Aguilar1, Freddy Jeovanny Fares Vargas2, Paula Marisol Plaza Zambrano3
1
Universidad Técnica Estatal de Quevedo – Ecuador
Resumen:
Actualmente, en las diferentes esferas sociales se ha vivido instancias que han provocado desconcierto y que han sido originadas
por problemas de corrupción, situación que lleva a pensar, que en las diferentes escalas del convivir humano han existido
estructuras que impidieron modelar adecuadamente los patrones de conducta social. La sociedad de hoy y del mañana necesita
profesionales comprometidos con los retos que demanda el mundo globalizado en que vivimos, por lo tanto se hace necesario que
los educadores de educación superior, reflexionen en su accionar y se comprometan a transmitir verdaderos valores éticos y
morales en el proceso educativo. Significa entonces que posean una actitud proactiva, madura y responsable frente a las nuevas
generaciones. Para transmitir esta ética el educador tiene que ser ético, es decir, tiene que ser un ejemplo y dar testimonio de esta
práctica en la actuación cotidiana. La meta es que los alumnos interioricen, hagan suyos, por el continuo entrenamiento y
ejercicio, estos principios y valores que son los que caracterizan a las personas que decimos morales, es decir, el verdadero ser
humano que necesita la sociedad.
Palabras clave: Valores éticos y morales, educación superior, Proceso enseñanza aprendizaje, responsabilidad social.
Abstract:
At the present, In the different social areas has been lived instances that have caused confusion and that have been caused by
problems of corruption, This situation leads to think that in the different scales of living human n the different scales of human
being living together there have existed structures that the bosses of social conduct prevented from shaping appropriately. Today's
and tomorrow's society needs professionals committed to the challenges demanded by the globalised world in which we live,
therefore becomes necessary that teachers of higher education to reflect on their actions and commit to transmit real ethical and
moral values in the educational process. It means that they possess a proactive, mature and responsible attitude towards future
generations. To transmit this Ethics the educator has to be ethical, that is, must be an example and witness of this practice in the
everyday performance. The goal is that students internalize, make yours, by continuous training and exercise, these principles and
values that are those that characterize people who we say morales, that is, the true human being that society needs.
Keywords: Ethical and moral values, higher education, teaching-learning process, social responsibility
1. Introducción
En el mundo cambiante en el que vivimos cada vez más las
universidades quieren promover y practicar la
responsabilidad social; organizaciones que a través de sus
principales propósitos académicos: formación humana y
profesional y construcción de nuevos conocimientos tienen
impactos específicos distintos a los generados por las
empresas. Estos impactos, reagrupados en cuatro rubros:
Impactos de funcionamiento organizacional, Impactos
educativos, Impactos cognoscitivos y epistemológicos e
Impactos sociales.
Estos ejes de acción que guíen a las universidades hacia una
gestión socialmente responsable en la construcción de
profesionales que oferten con pertinencia para la vida y de
todo un conglomerado social, aptos para desarrollar
*Corresponding Author - Paula Marisol Plaza Zambrano
actividades comprometidas en el ámbito empresarial sea este
privado o público con verdaderos valores éticos y morales,
que han sido interiorizados en el proceso de enseñanza
aprendizaje a través de los métodos epistemológicos y
pedagógicos dirigidos por los educadores y demás actores
involucrados en la educación superior.
Aquí se presenta una breve descripción de los temas
abordados en este trabajo. El primer tema hace énfasis a las
concepciones de los valores morales y éticos destacando a
Platón cuando dice que la virtud humana descansa en la
actitud de una persona para llevar a cabo su propia función
en el mundo haciendo lo debido, como cumplimiento de un
ideal. En el segundo tema Enfoque histórico cultural de los
valores se destaca las reflexiones de Vigotsky y sus
seguidores, se puede afirmar que los valores se encuentran
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influenciados por las circunstancias históricas, sociales y
culturales vigentes en la sociedad.
El tercer tema consta de los valores implícitos en la
formación del profesional universitario, Martin contribuye a
este estudio que en todo el proceso de gestión universitaria,
la ética expresada por cada uno de sus miembros, debe
reflejar valores en el mantenimiento de una conducta digna
en cuanto al respeto y estima de la condición humanaacadémica, dentro y fuera del recinto universitario, así como
debe estar en correspondencia con las normas establecidas
por cada universidad en particular. En el cuarto tema indica
Holdelín la educación de valores a las instituciones
educativas se le atribuye un alto grado de responsabilidad
social.
En este contexto las universidades constituyen enlaces
importantes en el quehacer diario de la formación de los
estudiantes universitarios. El quinto tema se consideró la
responsabilidad social de la universidad en la formación
ética-moral de sus profesionales, sustentada en lo expuesto
en la Conferencia Mundial de la Educación Superior
UNESCO 2009 “La educación superior debe no sólo
proporcionar competencias sólidas para el mundo de hoy y
de mañana, sino contribuir además a la formación de
ciudadanos dotados de principios éticos, comprometidos con
la construcción de la paz, la defensa de los derechos
humanos y los valores de la democracia”.
En el último punto se precisa consideraciones como por
ejemplo, el profesor es el responsable de introducir a sus
estudiantes en la sociedad no sólo intelectualmente, sino
social y emocionalmente, haciendo el papel de un verdadero
líder formador de juventudes, preparadas para conquistar los
verdaderos retos que demanda la sociedad en su conjunto.
2. Conceptualización de los valores morales y éticos
Actualmente en las diferentes esferas sociales se ha vivido
instancias que han provocado desconcierto y que han sido
originadas por problemas de corrupción, situación que lleva
a pensar, que en las diferentes escalas del convivir humano
han existido estructuras que impidieron modelar
adecuadamente los patrones de convivencia humana.
Lo expuesto es una situación inquietante que hace
reflexionar en la necesidad de estudiar las razones que
motivan tal descomposición sicológica del ser, que lo lleva a
cometer errores que no serán superados si no se suma la
conciencia de responsabilidad social para diferenciar el bien
del mal y tratar de obrar siempre positivamente.
Con esta reflexión se demuestra la importancia que tiene
estudiar los valores éticos y morales en el proceso de
enseñanza aprendizaje en la educación superior, esto si se
considera que la universidad tiene una gran responsabilidad
frente a la formación ético moral de sus profesionales.
*Corresponding Author - Paula Marisol Plaza Zambrano
El análisis realizado en este artículo parte de la
conceptualización de los términos valores éticos morales,
para lo que se retoman los siguientes criterios:
Según el criterio de la lengua española “el valor es una
fuerza actividad o eficacia con virtud de las cosas para
producir sus efectos” (Diccionario de la Real academia de la
lengua española, 1970).
Esta concepción permite comprender el criterio de Platón
cuando dice que la virtud humana descansa en la actitud de
una persona para llevar a cabo su propia función en el
mundo haciendo lo debido, como cumplimiento de un ideal
(Ábrego). En consecuencia los valores existen como
producto de la actividad práctica de los hombres y son una
realidad histórica social; esta, en la realidad educativa
implica toda la vida del hombre quien recibe diferentes
influencias que actúan como modeladores e impulsores de
un estilo de vida y vienen desde los padres, maestros,
figuras políticas, científicas, técnicas, culturales.
La Lengua Española conceptúa la ética como una parte de la
filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del
hombre. Y define a la moral como la ciencia que trata del
bien en general y de las acciones humanas en orden de su
bondad o malicia. Considerando la conceptualización de los
términos ética y moral, los dos significa costumbres, pero la
ética está relacionada con las actuaciones individuales de las
personas mientras que la moral suma criterios universales
que establecen reglas y normas que se deben seguir para
hacer el bien y evitar el mal (Diccionario de la Real
academia de la lengua española, 1970).
Cada cultura tiene su propio concepto sobre el bien y el mal,
es por esto que a lo largo de la historia los valores cambian,
por lo que a pesar de existir un amplio marco científico
alrededor del estudio de esta ciencia y que han existido
muchos pensadores tratando de orientar sobre la existencia
de valores universales, este trabajo se fundamentará en el
enfoque histórico cultural que ayudará comprender desde la
significación social la importancia que tiene el proceso en
enseñanza aprendizaje de la formación en valores.
3. Enfoque Histórico Cultural de los valores
Según la teoría del desarrollo moral del psicólogo ruso
Vigotsky (1982), se destaca que el desarrollo moral del niño,
desde la perspectiva histórico-cultural, se ve como un
proceso de complejo movimiento, desde concepciones y
conductas apenas tomadas de normas, hacia un nivel
superior en que el sujeto va conformando una concepción
moral del mundo, sujeta a una normatividad interiorizada
que le permite autorregular su comportamiento.
El especialista en psicología Elkonin, seguidor de Vigotsky,
elabora una periodización del desarrollo síquico a partir de
la tesis vigotskiana, que permite valorar el proceso de
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formación moral del niño desde la etapa preescolar,
señalando la importancia de la asimilación de los modelos
de conducta, mediatizada por la forma en que se le orienta y
cuyo peso recae en la función social de los adultos, su
relación con los objetos y con los que lo rodean.
Desde el punto de vista muchos autores escogen según su
apreciación alguna teoría en específico, la de Vigotsky es la
más acertada debido a la importancia que posee la
interpretación del fenómeno psíquico apoyándose en las
metodologías dialéctico-materialista, ya que se incorpora el
materialismo histórico para la evaluación del problema del
hombre en su tiempo. Destacándose la importancia del
desarrollo histórico-cultural de la sociedad, el desarrollo
individual y las transformaciones estructurales y
funcionales.
Las teorías acerca de los “valores” se encuentran vinculadas
a las teorías de la “moral” principios, normas, valores,
cualidades e ideales que forman parte de la vida social y
espiritual de los hombres. Al defender las tesis de Vigotsky
antes expuestas, se puede afirmar que los valores se
encuentran influenciados por las circunstancias históricas,
sociales y culturales vigentes (Estrada Molina, 2012).
Conlleva a definir que a través de la historia los valores han
ido profundizándose unos, debilitándose otros, se modifican
de acuerdo al comportamiento de la cultura, situación
económica, religión, costumbres, creencias e idiosincrasia
de los pueblos. Y dentro de ellos con ligeros
comportamientos que varían por regiones, familias, sectores,
agrupaciones barriales, manteniendo en unos casos más
arraigado el valor de los valores.
La base de la estructura de la familia son los valores, pilares
fundamentales para su crecimiento integral de cada persona
que forman el núcleo familiar, forjando el día a día de su
cotidianidad,
reflejándose
en
las
condiciones
socioeconómicas, clasistas, culturales e históricas
conseguidas en el transitar de la vida. Poseen una
importancia normativa, cognoscitiva, afectiva y emocional
que un individuo desea alcanzar de acuerdo a las pautas
sociales existentes en una determinada sociedad. (Ojalvo,
Krafchenko, Gonzáles, Castellanos, Viñas, & Rojas, 2001).
Desde el enfoque histórico-cultural, desarrollada por L. S.
Vigotsky y algunos continuadores como L. I. Bozhovich
(1976); Subbotsky (1979); y Kraftchenko (1987), se
retoman los siguientes criterios:
El hombre es el productor de valores en tanto crea la riqueza
material y espiritual, que, a su vez, se constituye en fuente
de su desarrollo. Además centra especial interés en el
carácter histórico-social del papel de la actividad y del
lenguaje en el proceso de desarrollo psicológico del hombre.
Para Vigotsky (1987), el desarrollo moral es producto de la
interiorización de las normas y reglas morales, por lo que
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ocurre la formación de instancias morales internas, donde
estas regulan el comportamiento del individuo desde el
interior. De esta manera los valores existen en la
subjetividad no como simples reproducciones de
significados (reflejo cognitivo) ni tampoco como motivos
aislados de actuación (reflejo afectivo), sino que constituyen
complejas unidades funcionales cognitivo-afectivas a través
de las cuales se produce la regulación de la actuación
(Ojalvo, Krafchenko, Gonzáles, Castellanos, Viñas, &
Rojas, 2001).
De acuerdo con este significado al hombre se le hace
necesario hacer suyos los valores y que lo induzca a conocer
su significado de manera que este siente la necesidad de
llevarlo a la práctica de manera subjetiva y objetiva a la vez,
interiorizando y poniendo en ejecución. Los valores como
formaciones psicológicas de la personalidad se expresan
como una unidad del plano interno (reflexivo, vivencial) y el
externo conductual (Estrada Molina, 2012).
El enfoque histórico-cultural considera que una personalidad
moralmente desarrollada no sólo es aquella donde se han
formado un conjunto de procesos y propiedades psicológicas
que regulan a un nivel superior el comportamiento del
sujeto, sino aquella donde el contenido de las necesidades y
motivos están en la base de este comportamiento y
corresponde con los valores más generales en el proceso de
enseñanza aprendizaje llevar estos resultados al desarrollo
de una sociedad justa y equilibrada.
Según esta teoría se definen tres principios del enfoque
histórico – Cultural de los valores: a) el principio de la
unidad de lo afectivo y lo cognitivo; donde Vigotsky
afirma que la unidad de estas dos funciones permite el
desarrollo de los procesos psicológicos y de la personalidad
como un sistema. Este principio tiene gran importancia
porque, a partir de la autodeterminación, el hombre es capaz
de tomar acciones consecuentes de sus actos y en
correspondencia al sistema de influencias externas a las que
está sometido (Ojalvo, Krafchenko, Gonzáles, Castellanos,
Viñas, & Rojas, 2001).
b) es el reflejo activo de la conciencia; este principio
plantea que el hombre posee una posición activa en el
propio proceso de su formación, concibe el logro de la
autonomía moral como un proceso complejo y paulatino,
que no es privativo de etapas tardías del desarrollo, sino que
aparece de forma naciente ya desde edades tempranas del
desarrollo, alcanzando su nivel superior de expresión a
finales de la edad juvenil.
Reconocer que los valores regulan conscientemente la
actuación del sujeto significa en el orden pedagógico, tener
en cuenta la necesidad de utilizar la reflexión y la
perseverancia como vías para potenciar el desarrollo de los
valores (Ojalvo, Krafchenko, Gonzáles, Castellanos, Viñas,
& Rojas, 2001).
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c) el principio de la relación entre enseñanza y
desarrollo; permite entender que la formación de valores
tiene un carácter histórico. En consecuencia abarca no solo
en la primera etapa de vida, sino en cualquier etapa del
desarrollo de la personalidad en que el individuo se
encuentre. Además los valores no son adquiridos de forma
pasiva, sino que están condicionados a la historia individual,
necesidades, en función de las influencias educativas
(Ojalvo, Krafchenko, Gonzáles, Castellanos, Viñas, &
Rojas, 2001).
Uno de los aspectos fundamentales que aborda este
principio es zona de desarrollo próximo, determinada por las
posibilidades que tiene una persona, aprender a partir de la
ayuda de otros, así puede alcanzar un nivel de desarrollo
superior. Aunque cada ser humano posee potencialidades
del desarrollo moral, se debe velar por potenciarlos aún más.
Este concepto permite entender que solo es posible educar
en grupo y con el grupo, garantizando así el desarrollo del
estudiante y su compromiso con el entorno social (Estrada
Molina, 2012).
Esta idea de la posibilidad de fundamentar que la educación
moral no puede consistir en un sistema de recetas que se
pongan a funcionar, sino que hay que partir de las
necesidades, intereses y posibilidades de los sujetos en
formación y al mismo tiempo, abre el camino para el trabajo
de educación de valores, en cualquier etapa del desarrollo de
la personalidad en que el individuo se encuentre.
4. Los valores implícitos en la formación del
profesional universitario
La educación y formación de valores comienzan sobre la
base del ejemplo, pero éstos no se pueden reducir a los
buenos ejemplos y el modelo del educador, por lo que la
formación de valores es un proceso gradual, donde es
necesario buscar e indagar cuáles valores y por qué vías se
deben formar, desarrollar, afianzar y potenciar en diferentes
momentos de la vida, según las necesidades que se van
presentando en la formación de un profesional.
Cabe mencionar el pensamiento de José Martin que definió
la acción educativa mediante este juicio, que cobra cada vez
mayor vigor „‟Educar es depositar en cada hombre toda la
obra humana que le ha antecedido, es hacer a cada hombre
resumen del mundo viviente hasta el día en que vive, es
ponerlo al nivel de su tiempo para que flote sobre él y no
dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a
flote; es preparar al hombre para la vida‟‟ (Ferrer &
Guijarro, 2007).
En este pensamiento martiano está la base de la actividad
creadora. El maestro como su palabra lo indica debe ante
todo transmitir actitudes positivas, aglutinando el colectivo
en el aula, de esta manera ir fomentando el desarrollo de
capacidades de aprender haciendo, habilidades para
*Corresponding Author - Paula Marisol Plaza Zambrano
construir el conocimiento en sus alumnos, tales que les
permitan enfrentar situaciones y saber buscar diferentes vías
de solución a cada una en el ejercicio de su profesión y
personal.
Por otra parte, la formación docente y del investigador
académico universitario debe primar la ética de la
responsabilidad, destacando como fundamento mínimo
internalizar que el destino del hombre no está sujeto a su
actuación intrasubjetiva particular, sino más bien está
imbricada en su hacer intersubjetivo. En todo el proceso de
gestión universitaria, la ética expresada por cada uno de sus
miembros, debe reflejar valores en el mantenimiento de una
conducta digna en cuanto al respeto y estima de la condición
humana-académica, dentro y fuera del recinto universitario,
así como debe estar en correspondencia con las normas
establecidas por cada universidad en particular (Ferrer &
Guijarro, 2007).
Al respecto de las anteriores aseveraciones Zilberstein y
otros han señalado que el aprendizaje corresponde a qué se
enseña y se aprende, combinando los medios de la manera
siguiente: Sistema de conocimientos: saber. Parte de la
cultura de la humanidad seleccionada en las ciencias de las
ramas del saber, resume hechos, conceptos, leyes y teorías.
Sistema de modos de actuación: saber hacer. La manera
como el hombre puede desarrollar habilidades, hábitos en la
solución de un objeto o acciones. Sistema de valores: saber
ser. Son abordados desde la naturaleza misma y de los
juicios de valor que el hombre le confiere a dicho objeto o
acciones (Holdelín & Fuentes, 2014).
En la educación de valores a las instituciones educativas se
les atribuye un alto grado de responsabilidad social, en este
contexto las universidades constituyen enlaces importantes
en el quehacer diario de la formación de los estudiantes
universitarios. Esto da lugar a pensar que los valores poseen
un carácter histórico fundamental en la humanidad. Debido
a los cambios predominantes del desarrollo de la
humanidad, y que varía de acuerdo a la época y condiciones
que se encuentre la sociedad (Holdelín & Fuentes, 2014).
Muchos logros pueden ser alcanzados por los maestros en el
encargo social: la preparación integral de niños y jóvenes.
Para el trabajo creador que la sociedad requiere para su
futuro es un efecto que resulta fundamental en el momento
actual, pues elevar más que nunca la calidad del trabajo es
una necesidad. Esta etapa exige de todos los educadores un
trabajo más sólido, más profundo, para que las
universidades alcancen niveles cualitativamente superiores.
La educación de los valores en la formación universitaria
confronta al hecho de tener que trabajar desde una realidad
existente. La autoestima en sus niveles más bajos debido a la
crisis material y espiritual agobia a todos. La ética
convertida en “cuanto hay para eso” es entre otras
desventajas, el marco referencial que el educador debe ser el
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salvador de esta catástrofe moral. Esta labor responsable se
debe llevar en todo proceso educativo, a fin de lograr
ciudadanos capaces de superación ante las más grandes
dificultades presentes en el mundo cambiante en que nos
desarrollamos (Guadalupe, 2000).
Reflexiones desde la experiencia en docencia
universitaria
Con los fundamentos expuestos, es posible reflexionar
considerando desde la experiencia universitaria, que para
lograr el desarrollo pleno de los pueblos y que el hombre
elimine los obstáculos que le pueden frenar y propiciar así
una atmosfera de libertad, se promueva los valores en la
formación tales como: el respeto a las demás personas, y el
respeto al medio natural que nos rodea, sabiduría,
creatividad, prudencia, sociabilidad, humildad, honradez,
libertad, superación autoestima, felicidad, dignidad,
sensibilidad, solidaridad.
Todos y cada uno de estos valores se destacan por su
singularidad, dado que el individuo como ser pensante debe
apropiarse de ellos y aplicarlos en la cotidianidad. Es
importante sistematizar cada una de estas categorías de
valores, así: El valor de la Responsabilidad, es la tendencia
de la personalidad a actuar en correspondencia con el
sentido del deber ante sí mismo y la sociedad, como una
necesidad interna, que es fuente de vivencias positivas y se
realiza independientemente de la obligación externa, a partir
de la comprensión de su necesidad (Ojalvo, Krafchenko,
Gonzáles, Castellanos, Viñas, & Rojas, 2001). Las
universidades deberán practicar y promover el sentido de la
responsabilidad, la educación tendrá que volverse
responsable y tendrá que asumir el compromiso con su
razón de ser, de manera que sirva como ejemplo y exija de
sus egresados la responsabilidad consigo mismo, con la
sociedad y con la naturaleza, conservando y protegiendo el
medio ambiente (Bernal, 2006, pág. 7).
Solidaridad, en el nuevo orden mundial, caracterizado por
la injusticia, la desigualdad y la indiferencia, la educación
debe formar personas con claro sentido de preocupación por
los demás, sin que ello implica dejar de afirmar su
individualidad. Por el contrario, entraña reconocer que los
seres humano necesitamos unos de otros y nos realizamos
como especie en la medida que servimos a los menos
favorecidos y, en general, a cualquier otro ser humano
(Bernal, 2006, pág. 7).
Lealtad concebida como la fidelidad a la institución y
expresada a través de una actitud positiva y de orgullo de
pertenecer a una institución (Ferrer & Guijarro, 2007). La
lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene al
haber obtenido algo provechoso. Es un compromiso a
defender lo que creemos y en quién creemos. Por eso, el
concepto de la lealtad es concebido como la fidelidad a la
Patria, la familia, el trabajo, a la educación expresada a
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través de una actitud positiva de orgullo de pertenecer a la
comunidad universitaria.
Liderazgo, el líder, antes que una visión del mundo, debe
tener una visión de sí mismo; su capacidad de
autoconocimiento le facilitará el camino para tener unas
buenas relaciones interpersonales, como vía de acceso, tanto
a la realización humana como a la conquista de cualquier
acción transformadora.
El liderazgo se manifiesta por el equilibrio emocional, por la
capacidad de trabajo, por la competencia profesional. El
educador hace las cosas de forma correcta. El educador líder
hace lo que debe (Sanches, Maria Augusta, 2008, pág. 27).
5. La responsabilidad social de la universidad en la
formación ética-moral de sus profesionales
Una de las principales justificaciones para referirse al
estudio de la responsabilidad social, viene aparejado a la
constante evolución que observada en los últimos tiempos, y
que han afectado directamente en el funcionamiento de las
universidades, incidiendo en ellas la fuerte masificación del
acceso a la educación superior; por tanto las universidades
están orientadas a desempeñar esos roles que cada vez son
más amplios, y que cae sobre sus hombros la inevitable
responsabilidad social (Quezada, 2015).
La Conferencia Mundial de la Educación Superior la
UNESCO 2009 expone como ejes: “La educación superior
debe no sólo proporcionar competencias sólidas para el
mundo de hoy y de mañana, sino contribuir además a la
formación de ciudadanos dotados de principios éticos,
comprometidos con la construcción de la paz, la defensa de
los derechos humanos y los valores de la democracia”
(UNESCO, 2009). La autonomía es un requisito
indispensable para que los establecimientos de enseñanza
los puedan cumplir con su cometido gracias a la calidad, la
pertinencia, la eficacia, la transparencia y la responsabilidad
social (UNESCO, 2009).
Ante la complejidad de los desafíos de hoy y del mañana, la
educación superior tiene la responsabilidad social de
desarrollar la comprensión de problemas polifacéticos con
dimensiones
sociales,
económicas,
científicas
y
pedagógicos, así como la capacidad de hacerles frente,
(UNESCO, 2009). En este contexto mundial, las
universidades tienen un gran reto como misión institucional,
otorgar a la sociedad profesionales comprometidos,
responsables de conducir en un futuro los destinos de las
empresas y que estas logren la competitividad con
eficiencia, eficacia y productividad.
La responsabilidad social es responsabilidad de todos y cada
uno de los actores de una organización por los impactos
sociales y ambientales que ello puede generar a corto o largo
plazo, la dificultad se deja entrever cuando el ser
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responsable va más allá de los efectos básicos que este
origine, sino también el impacto que genere en el campo
social en toda la extensión de la humanidad, es decir que la
responsabilidad tiene un lugar preponderante en el éxito o
fracaso de la educación superior (Vallaeys, 2014).
importancia de prestar atención a principios éticos y valores
en la formación de profesionales en la etapa universitaria,
que recalca la necesidad de que la educación superior ponga
énfasis en valores y competencias como la empatía y la
madurez total (Martí J, 2014).
Todo lo expuesto se logra con el compromiso que tengan las
universidades en su visión y misión para ello debe tener
claro cuáles son sus objetivos. Por consiguiente, se puede
concluir diciendo que la remuneración de los docentes no es
tan solo por el esfuerzo sino también por conseguir
resultados cada vez mejores con relación a: La
responsabilidad de comprometerse a educar. La acción
proactiva de Docentes – alumnos. La construcción de
experiencias y aprendizajes más significativos. La
autonomía moral e intelectual del alumnado universitario. El
aprendizaje cognitivo – afectivo (Sanches, Maria Augusta,
2008, pág. 82).
Consideraciones finales
Si la universidad y la educación crecen, crecerán
consecuentemente las condiciones de trabajo y también los
resultados, el nivel de compromiso que esta tenga con la
educación determinará su éxito o fracaso. La actuación de
un educador comprometido tendrá iniciativas y mostrará una
postura emprendedora, participará en cursos de
perfeccionamiento personal y profesional, dará siempre más
de lo que esperan de él, será un entusiasta de la educación
(Sanches, Maria Augusta, 2008, pág. 83).
Los docentes universitarios deben reflexionar y motivarse a
ser un modelo para sus estudiantes. Demostrando valores
tales como la responsabilidad, el amor a la patria y a la
profesión, la honestidad, la justicia, entre otros, propiciando
su formación en valores éticos y morales. Finalmente se
precisa indicar que el educador es responsable de introducir
en la sociedad no sólo intelectualmente, sino social y
emocionalmente, a sus estudiantes, haciendo el papel de un
verdadero líder formador de juventudes, preparadas para
conquistar los verdaderos retos que demanda la sociedad en
su conjunto.
Parece oportuno hacer una reflexión sobre el significado de
la palabra entusiasmo. “Los griegos creían en varios dioses,
eran politeístas. Pensaban que, si una persona tenía al dios
de la agricultura en el corazón podría sembrar sus campos, y
así sucesivamente con cada uno de sus dioses” (Sanches,
Maria Augusta, 2008). Según esa forma de pensar, la
palabra “entusiasmo” significa: tener un dios dentro de sí
mismo. Efectivamente, el educador necesita tener en su
corazón al dios de la educación, al dios del amor, para que
con entusiasmo atraiga el éxito (Sanches, Maria Augusta,
2008, pág. 85).
El maestro debe estar entusiasmado con su profesión, debe
creer que puede transformar y contribuir de alguna manera
para que las cosas puedan acontecer. El que no se
compromete con lo que hace es superficial en lo que realiza.
No profundiza en nada. En consecuencia un programa de
educación superior para el mundo actual exige espacios para
profundizar en temas como el compromiso con el trabajo,
con la familia y con la vida (Sanches, Maria Augusta, 2008,
pág. 86).
Cabe señalar que una de las funciones de la educación
superior es preparar a la comunidad universitaria que se
forma y obtiene su título profesional para ejercer su
profesión en distintas facetas y ámbitos empresariales, en la
gestión pública y en cualquier evento que le toque
desenvolverse. LA UNESCO (1998.2009) ha incidido en la
*Corresponding Author - Paula Marisol Plaza Zambrano
Las universidades de hoy y del mañana son y seguirán
siendo el sostén de la calidad de la educación superior, en
este sentido deben crear las condiciones y fomentar una
educación orientada al cambio en respuesta a los desafíos
planteados por la sociedad y las situaciones por las que se
atraviesen de acuerdo a la época. He aquí la misión del
docente universitario que a través de las actividades
curriculares y extracurriculares que se relacionan con el
proceso cognitivo,-afectivo logre la formación integral en
cada uno de los estudiantes.
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Author Detail:
1
Ingeniera
en
Administración
de
Empresas
Agropecuarias, Master en Dirección de Empresas,
Docente Titular de la Universidad Técnica Estatal de
Quevedo – Ecuador.
2
Ingeniero en Electricidad Especialidad Electrónica
Industrial , Master en Administración de Empresas y
negocios (MBA), Docente Ocasional de la Universidad
Técnica Estatal de Quevedo – Ecuador.
3
Ingeniera
en
Administración
de
Empresas
Agropecuarias, Master en Diseño Curricular, Estudiante
del Doctorado en Ciencias Económicas Habana – Cuba,
Docente Titular de la Universidad Técnica Estatal de
Quevedo – Ecuador.
*Corresponding Author - Paula Marisol Plaza Zambrano
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