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EJERCICIOS PARA MEJORAR LA ESCUCHA EJERCICIO 4 Ahora se siente cómodo en la postura de escucha, sabe cómo escuchar los sonidos de alta frecuencia y utilizar su oído dominante. Pero no puede aplicar esta “nueva” escucha a la vida cotidiana hasta que ejercite su oído medio. Duración: 10 min. Escuche una selección de los Caprichos de Paganini, imagínese ejecutando estos fragmentos. Para hacerlo, trate de percibir cada sonido individual como si usted lo tocara. Cierre los ojos, mantenga la postura de escucha y continúe escuchando los sonidos de alta frecuencia con el oído derecho colocado en la parte superior de su cabeza durante 10 mm aproximadamente. Los cuatro ejercicios para mejorar la escucha ya descritos establecen la base para una buena escucha receptiva; pero no siempre tenemos que depender de los sonidos exteriores para estimular nuestra escucha, podemos aprender con la misma eficacia a utilizar nuestra propia voz. 1. Ponga en marcha la cinta y asuma la postura de escucha. Necesario: una grabación de los Caprichos de Paganini, silla alta. 2. Cierre los ojos y escuche los sonidos de alta frecuencia (como en el ejercicio 1). 3. El oído derecho se centra en la parte superior de la cabeza (como en el 2). 4. Continúe durante 10 min. escuchando En los siguientes ejercicios, nuestro enfoque será en la producción de voz desde el punto de vista de la escucha: el control de la voz por el oído. Control de la voz por el oído Cuando decide hablar, su cerebro envía el mensaje de su intención a los sistemas corporales responsables de la producción de la voz. El aire propulsado por los pulmones a través de la tráquea golpea la laringe, que empieza a vibrar y produce un sonido. La vibración de la laringe se trasmite a la columna vertebral, que se localiza justo detrás de ella. Esta vibración se difunde a todo el cuerpo. El oído interno —circundado por los huesos del cráneo— recoge esta vibración por conducción ósea y la envía al cerebro. Este es el primer paso en el control del sonido que su voz está por producir. Es el más directo y el más rápido. Aparte del esqueleto, la vibración producida por la laringe también se proyecta hacia los resonadores —faringe, cavidad nasal, boca y labios—, antes de salir por la boca como sonido. Una vez afuera, el sonido llega a los oídos por conducción aérea para ser enviado una vez más al cerebro. El sonido de su voz va a los oídos por estas dos vías -conducción ósea y aérea— y llega al oído en diferentes momentos, permitiendo de esta manera dos niveles de control. ¿Pero qué sucede durante el intervalo entre el momento en que los sonidos conducidos por huesos y por aire llegan al cerebro? Los sonidos conducidos por los huesos alertan al cerebro para que enfoque una gama específica de frecuencia que localiza el radar del oído medio. Los mismos sonidos trasmitidos por conducción aérea deben pasar a través de este canal de frecuencia que impone el oído medio. La posición, la forma y la tensión de todos los órganos, cavidades y músculos que participan en la producción de la voz —diafragma, pulmones, laringe, faringe, quijadas, lengua, labios—, son controladas por el oído. El tiempo que pasa antes de que la conducción aérea entre en juego prepara al cuerpo para “afinar” la articulación de los próximos sonidos. Tomatis identificó por lo menos 11 enlaces oído-cerebro-cuerpo que controlan los diferentes elementos de la producción de la voz: diapasón, volumen, tono, timbre, velocidad, inflexión, etcétera. Sólo continúe hablando y estos múltiples enlaces entre el oído, el cerebro y el cuerpo regularán automáticamente todos los sonidos que emita. Considerando que en promedio producimos 13 fonemas —o sonidos de lenguaje— por segundo, es posible apreciar bien la complejidad de este mecanismo. El control de la voz por el oído funciona a una velocidad tan rápida que es virtualmente imposible percibirlo o estar consciente de él cuando cantamos o hablamos. Aunque ahora es automática, ésta es la manera como aprendimos a utilizar nuestro cuerpo, a emitir los sonidos de nuestra voz y los sonidos del lenguaje. Sin embargo, si se introdujeron imperfecciones en este proceso de aprendizaje, también se volvieron automáticas y continuaron afectando nuestra voz y habla. Estos “viejos hábitos” están tan profundamente arraigados que creemos que forman parte de nuestra manera de hablar, de nuestro “estilo”. Ni siquiera se nos ocurrirá que se puede hacer algo para mejorar las cosas. Muy posiblemente puede mejorarse nuestra voz. Para dominar nuestro lenguaje y sentirnos a gusto al hablar, se debe estar plenamente consciente del control de la escucha sobre la voz. Para lograrlo, tendrá que desmantelar poco a poco su voz con el fin de percibir, experimentar y analizar todos sus elementos, y después unirlos de nuevo —“re-escucharla”—, pero sin imperfecciones, eliminando los “viejos hábitos”. El siguiente ejercicio le ayudará a mantener algunos de los elementos importantes que constituyen su voz. Para estos ejercicios necesita una silla alta, un espejo de mano y un libro de poesías o de cuentos. Se hacen mejor en un lugar muy reverberante, en su hogar podría ser la cocina o el baño. Los cubos de la escalera de los edificios tienen excelente acústica, así como la mayoría de las iglesias y las sinagogas. Lea primero todas las instrucciones. Fuente: MADAULE Paul. (2006) Terapia de escucha. Una solución para mejorar la atención, el lenguaje, el aprendizaje y la comunicación. México, Trillas.