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Benito Juárez y la solidaridad dominicana: La Doctrina Juárez...
Benito Juárez y la solidaridad dominicana: La
Doctrina Juárez y el Benemérito de las Américas
Patricia Galeana
El personaje más destacado de la historia mexicana es Benito
Juárez. Se le ha conocido internacionalmente con el adjetivo
que le asignó el Congreso Dominicano como Benemérito de
las Américas. Veamos cuáles fueron las razones de semejante
reconocimiento y la trascendencia que las acciones de Juárez
tuvieron para México y América Latina.
México tuvo un azaroso surgimiento a la vida independiente.
Después de once años de guerra insurgente, la consumación de su
independencia no se dio por los líderes de la insurgencia social,
sino por un plan conciliador de paz, que llevó al establecimiento
de un efímero imperio y no modificó las estructuras coloniales.
La antigua metrópoli no quería desprenderse de la Nueva
España, intentó fallidamente la reconquista y no reconoció la
independencia sino hasta 1836.
Por estas razones el proceso de construcción del Estado
nacional fue largo y difícil. Hubo dos constituciones federales,
dos centralistas y un segundo imperio, antes que pudiera
consolidarse el Estado nacional mexicano.
1. Conferencia pronunciada en el salón de actos de la Academia Dominicana de la Historia la noche del 30 de julio de 2007.
2. Historiadora y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional Autónoma de México.
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Las potencias europeas de la época y la emergente de
América, Estados Unidos, trataron de ocupar el lugar del
imperio español y apoderarse de México. En 1836 Texas se
separó de México, con el apoyo de los norteamericanos; en
1838 hubo un intento de intervención francesa; y de 1846 a
1848 el ejército estadounidense invadió al país, quitándole más
de la mitad de su territorio.
Ante la inestabilidad política interna y el acoso internacional,
el país vivió en bancarrota hasta el fin del siglo XIX, viéndose
obligado a concertar empréstitos ruinosos con Gran Bretaña.
La generación de mexicanos que sufrió estos avatares se
creció en la lucha, y a mediados de siglo llegó al poder. Logró
consumar la reforma liberal, después de una guerra civil.
Y llegó al triunfo de la República, después de un lustro de
resistencia contra la intervención francesa que buscó imponer el
Imperio de Maximiliano de Habsburgo. Finalmente consolidó
al Estado nacional mexicano republicano y laico.
Durante este período que constituye el tiempo eje de México,
Benito Juárez encabezó a la República. Los países de nuestra
América, tuvieron conciencia de que el triunfo de México sobre
la intervención extranjera, tenía una significación para toda la
región. Había que poner un alto a los intentos imperialistas en
contra de las nuevas naciones latinoamericanas.
Salvo el caso de Guatemala y Brasil, que reconocieron
al Imperio, la adversidad revivió la solidaridad que se había
dado en tiempos de las guerras de Independencia de España.
Todos se manifestaron en contra de la intervención francesa y
del establecimiento de una monarquía en México.
A través de sus representantes en Estados Unidos,
demandaron la aplicación de la Doctrina Monroe, para exigir
el retiro de las tropas francesas.
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El representante de El Salvador, Antonio José Irrizari,
pidió apoyo al gobierno norteamericano para preservar las
instituciones republicanas y la autonomía del continente.
El encargado de negocios de la República de Chile
en Washington, J. S. Asta Buruaga, propuso hacer una
demostración de fuerza para manifestar la indignación de los
países americanos ante la intervención europea. Ésta debía
ser encabezada por Estados Unidos, por ser el único país
americano que en ese momento, a su juicio, podía salvar a la
América hispana.
En Chile, en la población chilena de Copiapó, se organizaron
colectas para auxiliar a los soldados republicanos heridos en la
guerra y enviaron un comisionado para entregar los recursos
reunidos.
El general José Antonio Páez, quien había luchado al
lado de Bolívar por la Independencia de Venezuela y que fue
varias veces presidente de ese país, se ofreció a luchar contra
los franceses. Estaba dispuesto a declarar la guerra a Francia
cuando Estados Unidos lo hiciera.
Colombia y Venezuela plantearon la necesidad de
hacer una declaración solemne por parte de sus respectivos
poderes legislativos, en el sentido de que ambos países jamás
reconocerían el establecimiento de monarquías en América
apoyadas en fuerzas exteriores, ni gobiernos análogos
sostenidos por otras naciones, ni mucho menos protectorados.
Se pronunciaron por una alianza de ambas Américas opuesta
3. Tamayo, Jorge L. Benito Juárez. Documentos, discursos y correspondencia. México, 2006, T.12, Cap. CCXXXV, p. 4 (Secretaría de Cultura
del D .F.-UAM, Azcapotzalco).
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a los conservadores que conspiraban contra el progreso de la
libertad verdadera.
El representante de la República del Perú, Manuel Nicolás
Corpancho exhortó a los gobiernos hispanoamericanos a unirse
para enfrentar esta agresión común. Presentó a consideración
el Tratado de Santiago, firmado por Chile, Ecuador y Perú,
en el que se fijaban las bases de la Unión Americana. El 11
de junio de 1862, con base en este tratado se firmó la Liga
Fraternal con México.
Al tomar los franceses la Ciudad de México, el subsecretario
de Estado y Negocios Extranjeros de la Regencia, José Miguel
Arroyo, expulsó al embajador peruano, obligándole a salir de la
ciudad y del territorio mexicano en el plazo perentorio de tres
días. Lamentablemente, Nicolás Corpancho murió al hundirse
el barco en que fue expulsado. No obstante, el ministerio
de Relaciones Exteriores de Perú consideró que la causa de
México no estaba perdida porque el presidente Juárez era la
personificación y el símbolo de la República.
4. Tamayo, Jorge L. Ob. cit., T. 5, Cap. XLVI, p. 50.
5. “Tratado de Amistad de México y Perú de Alcance Interamericano,
Palacio Nacional, 11 de junio de 1862”. En Tamayo, Ob. cit., T. 6, Cap.
LVIII, pp. 129–139.
6. Correspondencia entre la Legación de la República Mexicana en
Washington, el Departamento de Estado de los Estados Unidos y el
Gobierno de México, con relación a la exportación de armas y municiones de guerra de los Estados Unidos para puertos de naciones
beligerantes, Nueva York, 1866, p. 108.
7. Fragmento de la Memoria del Ministro de Relaciones de Perú, presentada al Congreso de 1864. En Tamayo, Ob. cit., T. 9, Cap. CXXV, p.
39.
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La República de Uruguay envió una medalla de
reconocimiento al general Ignacio Zaragoza por haber derrotado
el 5 de mayo en Puebla, al ejército invasor francés.
Colombia manifestó su adhesión a la resistencia mexicana
y el 1° de mayo de 1865 declaró que Juárez “merecía el bien
de América”.
En la opinión pública norteamericana y en el Congreso
estadounidense, hubo quienes se manifestaron en diversas
ocasiones a favor de prestar una ayuda efectiva a México
para acabar con la intervención francesa. Consideraron una
prioridad para la seguridad nacional de Estados Unidos que
desapareciera la amenaza monárquica en el continente. En
abril de 1864 el diputado Henry Winter Davis, presidente de la
Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, presentó una
moción de condena para la intervención francesa y el Imperio
de Maximiliano.”10
Pero Estados Unidos se declaró neutral y no aplicó la
Doctrina Monroe. El 12 de abril de 1861 había estallado la
Guerra de Secesión y tuvo temor de que Napoleón quisiera
intervenir también en su país. Violó incluso la neutralidad,
8. Fue entregada al representante de México en Washington que le hizo
llegar a doña Margarita Maza, esposa del presidente Juárez, que se
encontraba exilada en Estados Unidos. “Carta de Matías Romero a
Margarita Maza, Washington, 17 de noviembre de 1864”. En Tamayo,
Ob. cit., T. 9, Cap. CCXXXV, p. 34.
9. “Decreto del Congreso de los Estados Unidos de Colombia por el que
se declara que el ciudadano mexicano Benito Juárez ha merecido el bien
de la América por su constancia en defender la libertad e independencia
de México. Bogotá, Colombia, 1° de mayo de 1865”. En BNM-UNAM,
Archivo Juárez, carta suplementaria 129.
10. Correspondencia de la Legación Mexicana en Washington, V. IV, pp.
122–123.
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permitiendo la venta de armas y bastimentos a las tropas
imperiales francesas.
Fue hasta el fin de la Guerra de Secesión (1865), cuando el
gobierno de Abraham Lincoln manifestó su inconformidad por
la intervención y evitó que se enviaran voluntarios austríacos
para sustituir a los franceses.
En el Congreso Dominicano se leyó la digna contestación
que Juárez dio a Maximiliano rechazando al Imperio:
“(…) Un hombre, a quien está confiado el cargo de
Presidente de la República, saliendo como ha salido de las
oscuras masas del pueblo, sucumbirá (…), desempeñando su
deber hasta lo último (…).
Al hombre le es dado a veces atacar los derechos de otro,
apoderarse de sus propiedades, amenazar las vidas de los que
se atreven a defender su nacionalidad, hacer aparecer las más
esclarecidas virtudes como crímenes y hacer resplandecer
sus vicios como virtudes. Pero hay una cosa que está fuera
del alcance de los falsos y perversos, y esta es la sentencia
tremenda de la historia. Ella nos juzgará” .11
Al triunfo de la República sobre la Intervención francesa y
el Segundo Imperio, Benito Juárez fue declarado Benemérito
por la República Dominicana.
En sesión del 11 de mayo de 1867, el Diputado Antonio
Madrigal:
“(…) puso en conocimiento de la Cámara que Juárez
acababa de conseguir un espléndido triunfo, dando un golpe
11. Publicada en el New York Herald, 15 de julio de 1864. En Tamayo, Ob.
cit., T. 9, Cap. CXIX, p. 25.
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de muerte al imperio en mala hora fundado en México; que el
presidente Juárez por este hecho se hacía acreedor a los vítores
de toda la América, pues que destruyendo para siempre la
preponderancia de Europa en este hemisferio, mataba cuantas
esperanzas de dominio pudiera ésta abrigar en lo sucesivo; (…)
que el Congreso Dominicano por su parte aclamase a Juárez
“Benemérito de la América”; (…) dando así el ejemplo a las
demás repúblicas hermanas (…).
El diputado Melitón Valverde habló en el mismo sentido
(…). A invitación de la Presidencia, la Cámara toda se puso de
pie en honor del Presidente Juárez, aplaudiendo de este modo
el triunfo de la causa republicana en México y tomando en
consideración lo propuesto por el diputado Madrigal”.12
Por su parte, el Congreso de Argentina aprobó dar el
nombre de Benito Juárez a un poblado de la provincia de
Buenos Aires.13
De los trágicos sucesos que vivió México ante el acoso
extranjero, surgió la Doctrina Juárez: de defensa de la soberanía
nacional, de la igualdad de los estados, la autodeterminación
de los pueblos y de la no intervención. Estos principios están
contenidos en los diferentes manifiestos juaristas desde el inicio
de la intervención francesa. Recordemos los hechos:
12. Presente la mayoría compuesta del Presidente (Juan Bautista Zafra) y
de los diputados Carlos Nouel, Pedro Valverde, Antonio D. Madrigal,
Jacinto de Castro, Melitón Valverde, Manuel M. Castillo, Wenceslao
de la Concha. Deogracia Linares, Faustino de Soto, Telésforo Objío,
Alvarado Fernández, Ramón Mella, Olegario Pérez y Juan Bautista
Morel. “Decreto del Congreso Nacional Dominicano de la sesión del
11 de mayo de 1867, por el que se declara a Juárez Benemérito de la
América”. Memoria de la Academia Nacional de Historia y Geografía,
Boletín 1, Año décimo, 2ª época, 1954, p. 53.
13. Octubre de 1867. En Tamayo, Ob- cit., T. 12, Cap. CCXXXV, p. 5.
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Al escindirse el país en dos gobiernos ante la guerra civil
contra la constitución liberal de 1857, todos los países europeos,
Estados Unidos y algunos países latinoamericanos habían
reconocido al gobierno conservador establecido en la capital.
Por tanto, el gobierno liberal constitucional no existía para la
comunidad internacional. Era una práctica diplomática común
reconocer al gobierno de facto establecido en la capital.
Entre las filas liberales había el temor fundado de que a la
guerra civil se sumara una guerra con el exterior. En un mensaje
dirigido a la nación en octubre de 1858, Juárez alertaba sobre
tal posibilidad, por lo que México debía “prepararse para
rechazar toda agresión”.14 Sabía que no tenía recursos y que
era mejor evitar cualquier confrontación extranjera.
Cuando el gobierno francés, para encubrir sus intenciones
de establecer un protectorado en México, firmó una alianza con
Gran Bretaña y España para venir a cobrar sus deudas, Juárez
explica en un manifiesto a la nación15 las razones que le asistían
para rechazar las demandas, así como el uso de la fuerza. Sus
argumentos coinciden con lo que será años después la Cláusula
Calvo,16 que los extranjeros deben aceptar la jurisdicción
14. “Manifiesto de Juárez a los mexicanos. Palacio Nacional de Veracruz,
31 de octubre de 1858”. En Ángel Pola, Miscelánea. Biblioteca Reformista, V. VIII. México, 1906, pp. 78 y ss.
15. “Manifiesto de Juárez a los mexicanos, Palacio Nacional de Veracruz,
31 de octubre de 1858”. E En Ángel Pola, Miscelánea. Biblioteca
Reformista, V. VIII, México, 1906, pp. 78 y ss.
16. Carlos Calvo (1822-1906), N. Buenos Aires, Argentina, estudió Derecho
internacional. Dedicó la mayor parte de su vida a misiones diplomáticas
ante gobiernos europeos. En 1863 publicó su Derecho internacional
teórico y práctico de Europa y América, lo que más tarde se conocería
como la Doctrina Calvo, expone el principio de que ningún gobierno
debe apoyar en las armas reclamaciones pecuniarias contra otro país.
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Benito Juárez y la solidaridad dominicana: La Doctrina Juárez...
territorial del Estado en que se encuentren y renunciar a la
protección diplomática de su país. Pero faltaba mucho para que
dicha doctrina se incorporara al Derecho Internacional.17
La lucha de Juárez en defensa de la soberanía de México
coincide también con lo que será la Doctrina Drago,18 acuñada
Entre sus escritos figura una completa recopilación de tratados y otros
acuerdos diplomáticos de todos los estados latinoamericanos en once volúmenes (París), y varios trabajos teóricos sobre derecho internacional.
17. Aunque Estados Unidos se opuso a la Doctrina Clavo, quedó incluída en la
Carta de la Organización de los Estados Americanos en Bogotá, en 1948,
cuyo artículo 15 dice: “La jurisdicción de los Estados en los límites del
territorio nacional se ejerce igualmente sobre todos los habitantes, sean
nacionales o extranjeros”. En la misma Conferencia se aprobó el Pacto
de Bogotá, en cuyo artículo 7 se lee: “Las Partes se obligan a no intentar
reclamación diplomática para proteger a sus nacionales ni a iniciar al
efecto una controversia ante la jurisdicción internacional cuando dichos
nacionales hayan tenido expeditos los medios para acudir a los tribunales
nacionales competentes del Estado respectivo.”
18. El canciller argentino Luis María Drago acuñó su doctrina en 1902, en
contraposición por el bombardeo a puertos venezolanos por parte de
Alemania, Gran Bretaña e Italia, para obligar a ese país sudamericano
a pagar sus deudas. Aunque tal agresión fue contraria a la Doctrina
Monroe, –de América para los americanos–, en el sentido de proscribir
la intervención europea en el continente, los Estados Unidos justificaron
la agresión de los tres países europeos con el “Primer Corolario Roosevelt”. En él se limitaba la aplicación de la Doctrina Monroe a casos de
adquisición de territorio en América por una potencia no americana y
respaldaba la intervención de potencias extrarregionales para el cobro
de sus deudas. Tales hechos fueron vistos en Latinoamérica como una
amenaza a toda la región. El canciller argentino destacó que “la deuda
pública no puede dar lugar a una intervención armada, ni menos a
la ocupación material del suelo de las naciones americanas por una
potencia europea”. La Doctrina Drago constituyó una condena de las
prácticas intervencionistas tanto europeas como estadounidenses. Cf.
Gustavo Ferrari. La Argentina del Ochenta al Centenario. Buenos Aires,
Sudamericana, 1980 ,p. 63. Ver también Alberto Conil Paz. Historia
de la Doctrina Drago. Buenos Aires, 1975, y Carlos Alberto Silva. La
política internacional de la Nación Argentina. Buenos Aires, Imprenta
de la Cámara de Diputados, 1946, pp. 492-517.
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en 1902, que establece como principio fundamental del Derecho
Internacional la igualdad de los Estados, la no intervención y
la proscripción del uso de la fuerza; así como de la ocupación
territorial.
El gobierno de la República hizo esfuerzos extraordinarios
para evitar la intervención francesa. José de Jesús Terán19 enviado
extraordinario y ministro plenipotenciario ante los gobiernos de
España e Inglaterra no escatimó acciones, se entrevistó también
con Maximiliano para disuadirlo de venir a México.
Una vez que el Archiduque se ciñó la Corona de México,
Terán no desmayó en su esfuerzo y dedicó el resto de su vida
a la defensa de la causa republicana en Europa.
Ante la ocupación extranjera, Juárez afirmó:
“Las naciones tienen que luchar hasta salvarse o sucumbir
cuando se intenta ponerlas fuera de la ley común y arrancarles
el derecho de existir por sí mismas y de regirse por voluntad
propia”.20
El Presidente externó su deseo de que:
“El triunfo de México sirviera para asegurar la independencia
y respetabilidad de las repúblicas hermanas!”.21
Al triunfo de la República, exhortó a que el pueblo y el
gobierno respetaran los derechos de todos,
19. El Ministro Terán era hombre de experiencia política. Abogado de formación, fue gobernador de Aguascalientes y Ministro de Gobernación
en el Gobierno de Ignacio Comonfort. Con Juárez había estado Encargado del Despacho en Relaciones y ocupó la Secretaría de Justicia.
20. “Discurso de Benito Juárez, 15 de abril de 1862”. EnTamayo, Ob. cit.,
T. 6, Cap. L, p. 105.
21. “Discurso de Juárez, pronunciado el 31 de mayo de 1862, al cerrar las
sesiones ordinarias del Congreso”. En Tamayo, Ob. ccit., T. 6, Cap.
LVII, p. 100.
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“Porque entre los individuos, como entre las naciones, el
respeto al derecho ajeno es la paz.”22
Juárez tuvo conciencia de que el triunfo de México
contribuiría a la “absoluta independencia de este continente
del de Europa.23 Escribió que:
“ya no habría términos medios ni contemplaciones
con los que tanto provecho han sacado de las repúblicas
latinoamericanas”.24
Desde Florencia, el 20 de abril de 1865, Jesús Terán había
propuesto al gobierno juarista una nueva política exterior:
“El triunfo que el gobierno obtenga sobre las fuerzas
extranjeras que han invadido a México, es a mi ver la ocasión
más oportuna y quizá la única que puede presentársele para
modificar los antiguos tratados con los gabinetes europeos, que
tanto han perjudicado a la nación. (…) Como, por otra parte,
ellas han desconocido al gobierno nacional cuando el derecho
de gentes no las autorizaba para ello, creo que aquél está en
su derecho dando por terminados los tratados antiguos.
Mi opinión, en consecuencia, es que el gobierno se abstenga
de toda relación con las potencias europeas, limitándose a
cumplir lo mejor que le sea posible los compromisos pecuniarios
que están pendientes; esperar a que ellas reclamen la
observancia de los antiguos tratados y manifestarles entonces
que habiéndolos dado ellas mismas por terminados, México no
entrará con ellas en relaciones diplomáticas sino mediante otros
22. “Manifiesto de Benito Juárez al volver a la capital de la República, 15 de
julio de 1867”. En Tamayo, Ob. cit., T. 12, Cap. CCXXII pp. 272-274.
23. En 1864 se inició la guerra peruano-española. Chile, Bolivia y Ecuador se
aliaron a Perú. Los españoles bombardearon e incendiaron Valparaíso.
24. “Carta de Benito Juárez a Pedro Santacilia, El Paso del Norte, 1° de
junio de 1866”. En Tamayo, Ob. cit., T. 11, Cap. CLXXXI, p. 10.
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nuevos, prometiendo entretanto una estricta observancia de las
leyes y del derecho de gentes con los extranjeros”.25
Al triunfo de la República, las sugerencias de Terán se
pusieron en práctica, estableciendo una política exterior
independiente y digna.26
Desde Paso del Norte, en junio de 1866, Juárez hizo suya
la propuesta de Terán:
“Debemos consolarnos con el porvenir, para mí casi
próximo y seguro, de que después de la presente guerra,
las repúblicas americanas (…) quedarán absolutamente
libres del triple yugo de la religión de Estado, clases
privilegiadas y tratados onerosos con las potencias europeas.
El reconocimiento de éstas al emperador Maximiliano ha roto
los pactos con que nos redujeron a un pupilaje”.27
25. “Visto ya lo que cuesta a una nación europea una guerra contra México,
debemos estar seguros de que ninguna nos la hará, sino por motivos
muy poderosos en que se interesara su conservación”. Cf. Libro de
Minutas de don Jesús Terán. En Tamayo, Ob. cit., T. X, p. 29.
26. Con gran ahínco se dedicó don Jesús Terán a desmentir las falsas noticias que se publicaban en los periódicos europeos sobre al situación en
México. La prensa extranjera aseguraba que el Gobierno Republicano
o estaba en vías de extinguirse o ya había desaparecido, y que el Emperador se encontraba en México de una manera pacífica. Las cartas
que enviaba Terán a los periódicos no tenían el efecto que se proponía;
o llegaban tarde o era incomprendidas, aunque algunas veces lograron
influir en al opinión pública de Londres y de Madrid.
No obstante los continuos intentos de Jesús Terán para ser aceptado o
recibido por los gobiernos de Inglaterra y España, no consiguió su cometido. Estos gobiernos habían reconocido la administración imperial.
Agobiado por el trabajo en Europa y las enfermedades, murió el 25 de
abril de 1866 en la ciudad de París.
27. “Carta de Juárez a Pedro Santacilia, El Paso, 1° de junio de 1866”: ·En
Tamayo, Ob.cit., T. 11, Cap. CLXXXI, p. 11.
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La defensa del principio de no intervención se convirtió
en al base de la política exterior juarista. En agosto de 1867,
Juárez señaló que:
“(…) Los principios justos del derecho internacional (…)
sostienen el principio de no intervención como una de las
primeras obligaciones de los gobiernos, en el respeto debido a
la libertad de los pueblos y a los derechos de las naciones”.28
Después del fusilamiento de Maximiliano, México vivió
aislado del mundo europeo. Los países del viejo continente no
reconocieron al Gobierno de la República y éste tampoco buscó
dicho reconocimiento. La nueva política mexicana en materia
de relaciones internacionales estableció la insubsistencia
de los tratados y convenciones firmados con los países
intervencionistas, así como con los que apoyaron al Imperio.
Al abrirse las sesiones del primer periodo del Cuarto
Congreso de la Unión, el 8 de diciembre de 1867, el Presidente
marcó los lineamientos de su política exterior, que se constituyó
en doctrina. En tan significativa ocasión hizo un reconocimiento
a la solidaridad brindada por las naciones americanas:
“El intento de intervención monárquica europea hizo
que México conserve buenas relaciones de amistad sólo con
las Repúblicas Americanas, por la identidad de los mismos
principios e instituciones democráticas. Durante nuestra lucha,
aquellas Repúblicas demostraron sus simpatías por la causa
de la independencia y de la libertad de México”.29
28. “Contestación del presidente de la República al discurso que Marcos
Otterbourg pronunció al presentar sus credenciales como enviado
extraordinario y ministro plenipotenciario de los Estados Unidos en
México, 19 de agosto de 1867”. En Tamayo, Ob. cit., T. 12, Cap.
CCXXVIII, p. 19.
29. Discurso de inauguración de Benito Juárez en el Cuarto Congreso, 8 de
diciembre de 1867”. En Tamayo, Ob. cit., T. 12, Cap. CCXLV, p. 889.
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La solidaridad latinoamericana fue fundamental para
infundir ánimo en los republicanos mexicanos. Con la
convicción de que la justicia estaba de su parte y habrían
de triunfar “sosteniendo los justos principios del derecho
internacional”.30
La Doctrina Juárez comprende los principios de defensa de
la soberanía nacional, que Juárez planteó desde su manifiesto
del 12 de abril de 1862:
“México es un pueblo tan libre, tan soberano, tan
independiente como los más poderosos de la tierra (...)
tengamos fe en la justicia de nuestra causa, tengamos fe en
nuestros propios esfuerzos y unidos salvaremos a nuestra
Patria y a los principios de respeto y de inviolabilidad de la
soberanía de las naciones”.31
Al triunfo de la Revolución mexicana, la Doctrina del
Benemérito fue retomada por Venustiano Carranza. El 1°
de septiembre de 1918, en la apertura de sesiones de la
Cámara, Carranza se pronunció en contra de cualquier tipo de
intervención, ni siquiera para la protección de sus nacionales;
ya que las leyes del país debían ser iguales para todos. Exigió
el respeto mutuo a las leyes e instituciones. Con base en la
igualdad de todas las naciones, demandó que se respetara a
México como a toda nación soberana y que:
• “Todos los países son iguales; deben respetar mutua y
escrupulosamente sus instituciones, sus leyes y soberanía;
30. “Contestación de Juárez a Marcos Otterbourg, 18 de agosto de 1867”.
En Tamayo, Ob. cit., T.12, Cap. CCXXVIII, p. 19 (v.e.)
31. “Manifiesto de Benito Juárez, México, 12 de abril de 1862”. En Tamayo,
Ob. cit., T. 6, p. 246.
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Benito Juárez y la solidaridad dominicana: La Doctrina Juárez...
• Ningún país debe intervenir en ninguna forma y por
ningún motivo en los asuntos exteriores de otro;
• Todos deben someterse estrictamente y sin excepciones
al principio universal de no intervención;
• Ningún individuo debe pretender una situación mejor
que la de lo ciudadanos del país a donde va a establecerse, ni
hacer de su calidad de extranjero un título de protección y de
privilegio. Nacionales y extranjeros deben ser iguales ante la
soberanía del país en que se encuentran; y, finalmente,
• Las legislaciones deben ser uniformes e iguales en lo
posible, sin establecer distinciones por causa de nacionalidad,
excepto en lo referente al ejercicio de la soberanía”.32
La Doctrina Juárez influyó también en la Doctrina Estrada
de no reconocimiento o desconocimiento a los gobiernos que
cada pueblo decide darse, con estricto respeto al principio de
autodeterminación de los pueblos.33
Estos principios históricos están consagrados en la
Constitución Mexicana en vigor que en su artículo 89 establece
los lineamientos que debe observar la política exterior
mexicana:
32. “Doctrina Carranza”. En Diccionario de Política Internacional. México,
Porrúa, 1988, pp. 21 – 22.
33. Con motivo de la invasión de Estados Unidos a Nicaragua en 1927,
durante el gobierno del presidente Emilio Portes Gil, el Secretario de
Relaciones Exteriores, Genaro Estrada, en el comunicado de la cancillería mexicana de septiembre de 1930, formuló la doctrina que hoy lleva
su nombre: “(...) El gobierno de México se limita a mantener o retirar,
cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos y a continuar
aceptando, cuando también lo considera procedente, a los similares
agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados
en México, sin calificar, ni precipitadamente ni a posteriori, el derecho
que tengan las naciones extranjeras para aceptar, mantener o sustituir
a sus gobiernos o autoridades (...)”.
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“En la conducción de tal política, el titular del Poder
Ejecutivo observará los siguientes principios normativos;
• La autodeterminación de los pueblos;
• La no intervención;
• La solución pacífica de controversias;
• La proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en
las relaciones internacionales;
• La igualdad jurídica de los Estados;
• La cooperación internacional para el desarrollo; y
• La lucha por la paz y la seguridad internacionales
(…).”34
Hoy, frente al proceso de globalización, en el proceso de
desmantelamiento del Estado Nacional, hay quienes consideran
obsoletos estos principios, que son los principios esenciales
del Derecho Internacional de defensa de la democracia y de
Derechos Humanos.
En un contexto internacional ─no democrático como el
que vivimos─ tales principios parecen utópicos, pero como
escribió Eugenio María de Hostos:
”Por pequeña que sea la nacioncita llegaría a ser la madre
de la gran nacionalidad que algún día mediará entre el Norte
y el Sur del Continente, como media el fiel en la balanza, para
ponderar y equilibrar y dar a cada uno lo que es suyo”.
34. Por Decreto publicado en el Diario Oficial, del 11 de mayo de 1988,
fue reformada la Sección X de este Artículo 89 con importantes definiciones. Corresponde a las facultades presidenciales.
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