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UNIVERSIDAD DE COLIMA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
Colima en el contexto del Segundo Imperio
(1864 - 1867).
Historia de un proyecto efímero.
TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE
Maestro en Historia
Presenta:
Marco Antonio Navarro Chávez
Asesor:
Dr. José Miguel Romero de Solís
Colima, Col. Diciembre de 2005.
AGRADECIMIENTOS
V
AGRADECIMIENTOS
Detrás del trabajo que ahora está en sus manos, existen muchas personas e
instituciones a quienes ofrezco mi más sincero reconocimiento y que sin ellas, la
experiencia de esta investigación no tendría los frutos que hoy se presentan.
En especial, deseo externar mi agradecimiento:
A la Universidad de Colima, a su Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y a
la coordinación del programa de la Maestría en Historia, por brindarnos los espacios
académicos que nos permitieron alcanzar una nueva meta en la vida, tanto como
personas como profesionistas.
A los directores generales de Educación Media Superior, de Posgrado, de
Recursos Humanos y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, por las
facilidades otorgadas en tiempo laboral y espacios universitarios, dispuestos para la
culminación de este trabajo.
A los directores del Archivo Histórico del Estado de Colima y del Archivo
Histórico del Municipio de Colima, así como a la directora del Archivo Histórico y
Hemeroteca de la Universidad de Colima, por la gentileza de sus atenciones en las
asesorías para la investigación, por la guía de sus consejos profesionales, así como
por las disposiciones administrativas y humanas que me ofrecieron en el desarrollo
de toda la consulta, análisis y presentación de resultados de esta tesis.
Extiendo mi agradecimiento al personal responsable de las áreas de biblioteca
y archivo de cada institución, por su invaluable servicio y trato cordial que siempre
me ofrecieron en la actividad indagatoria.
AGRADECIMIENTOS
VI
Deseo incorporar a mi recuento, con una infinita gratitud, a los profesores,
profesoras, asesor de tesis, lectoras y compañeros de generación de la Maestría en
Historia, seres con quienes compartimos la vida escolar, la recuperación de
conocimientos y algunos sinsabores, a lo largo de estos años como estudiantes y
aprendices. Su amistad, apoyo y fortaleza en los momentos difíciles, también son
parte importante del propósito que hoy se ha cumplido.
Finalmente, incluyo en este reconocimiento a los familiares y amigos que
estuvieron pendientes en la concreción de esta meta personal, quienes con su
tiempo, palabras de aliento y actitud positiva, respaldaron mi transcurrir académico
por la Maestría en Historia.
A todos ellos, y a quienes escapan de mi recuerdo, mi agradecimiento sincero.
ÍNDICE
VII
ÍNDICE
CARTA DE TERMINACIÓN
III
AGRADECIMIENTOS
V
ÍNDICE
VII
RESUMEN (THE ABSTRACT)
IX
INTRODUCCIÓN
XI
CAPÍTULO UNO
EL PULSO DE LA SITUACIÓN MEXICANA A TRAVÉS DE LA VIDA
INDEPENDIENTE
1
LOS PRIMEROS DIEZ LUSTROS DEL SIGLO XIX
A MEDIADOS DE LA XIX CENTURIA
JUÁREZ Y SU ANGUSTIOSO RETORNO
LA CRISIS CON LOS EUROPEOS: LA ALIANZA TRIPARTITA
EL AVANCE DE LOS FRANCESES EN MÉXICO
LA REPÚBLICA JUARISTA FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCÉS
1
6
13
16
25
32
CAPÍTULO DOS
LOS GRANDES INTERESES SOBRE UN IMPERIO MEXICANO
LOS INTENTOS DE UNA MONARQUÍA EN LA NACIÓN INDEPENDIENTE
LOS CONSERVADORES MEXICANOS TRAS LA MONARQUÍA
LOS IMPERIOS EUROPEOS Y SUS INTERESES EN MÉXICO
I. LA SITUACIÓN MEXICANA TRAS LOS INTERESES BRITÁNICOS
II. RESURGE EL ASEDIO DESDE LA MADRE PATRIA
III. FRANCIA Y EL IMPERIO DE NAPOLEÓN III
LOS VECINOS DEL NORTE Y LA “DEFENSA” DE LA REPÚBLICA
LOS ESTADOS AMERICANOS FRENTE A LA INTERVENCIÓN EUROPEA
EN MÉXICO
CAPÍTULO TRES
MAXIMILIANO DE HABSBURGO Y LA EMPRESA IMPERIAL MEXICANA
I. EL IMPERIO EUROPEO DE LOS HABSBURGO
EL PERFIL DE LA DINASTÍA AUSTRIACA
UNA MIRADA AL INTERIOR DE LA FAMILIA DE MAXIMILIANO
EL ARCHIDUQUE MAXIMILIANO EN ALGUNAS LÍNEAS
LA PAREJA IMPERIAL: MAXIMILIANO Y CARLOTA
II. EL DEBATE POR EL PODER: LA CANDIDATURA AL TRONO IMPERIAL
MEXICANO
LA COSA NOSTRA EN LAS CORTES EUROPEAS
39
39
46
51
52
56
60
64
70
73
73
76
79
85
88
88
ÍNDICE
VIII
LOS CANDIDATOS AL TRONO IMPERIAL MEXICANO
TERCERA LLAMADA: MAXIMILIANO “A ESCENA”
EN PRO Y EN CONTRA DEL ARCHIDUQUE AL TRONO MEXICANO
91
95
100
III. EL ADVENIMIENTO DE MAXIMILIANO A MÉXICO
EL IMPERIO MEXICANO ENTRE TULLERÍAS Y MIRAMAR
LOS TRATADOS ENTRE NAPOLEÓN III Y MAXIMILIANO
UN PROBLEMA EN LA FAMILIA: LOS DERECHOS DE SUCESIÓN
LOS PRIMEROS DÍAS DEL SEGUNDO IMPERIO MEXICANO
104
104
106
109
114
CAPÍTULO CUATRO
EL DEPARTAMENTO DE COLIMA DURANTE EL SEGUNDO IMPERIO
MEXICANO
117
LAS AUTORIDADES DEPARTAMENTALES DE COLIMA
I. EL PREFECTO SUPERIOR POLÍTICO
II. EL SECRETARIO DE LA PREFECTURA
III. LOS CONSEJOS DEPARTAMENTALES
IV. LOS SUBPREFECTOS DE DISTRITO
V. LOS ALCALDES Y COMISARIOS MUNICIPALES
LA DIVISIÓN DEL TERRITORIO IMPERIAL Y SUS DEPARTAMENTOS
LA FISONOMÍA GEOGRÁFICA DEL IMPERIO
LA DISTRIBUCIÓN GEOPOLÍTICA DEL DEPARTAMENTO DE COLIMA
LOS DISTRITOS DEPARTAMENTALES
LAS MUNICIPALIDADES
UN INSTRUMENTO GEOECONÓMICO: EL CUSTIONARIO DALLOZ
117
120
126
128
131
133
136
136
140
142
147
150
CONCLUSIONES
153
ANEXOS
158
BIBLIOGRAFÍA
166
IX
RESUMEN
Esta investigación reconstruye el periodo histórico del entonces llamado
departamento de Colima en el contexto del Segundo Imperio Mexicano, en un
momento situado entre los años de 1864 a 1867 y con detalle sobre los
prolegómenos del advenimiento del emperador austriaco al país.
Para contextualizar estas reformas gubernativas y la entronización de
Maximiliano de Habsburgo en México, se estudian con todo pormenor sus
movimientos convergentes: los proyectos de monarquía surgidos después de la
Independencia de México, las múltiples y complejas relaciones diplomáticas entre las
principales potencias europeas de la época y la coyuntura favorable que se ofreció
con la Guerra de Secesión en los Estados Unidos, una potencia emergente.
Este largo y complejo proyecto de monarquía nacional abortó en Colima una
reforma administrativa y geopolítica efímera.
X
SUMMARY
This research reconstructs the historical period of the formerly called
Department of Colima in the context of the Second Mexican Empire. This is situated
through the years of 1864 to 1867, especially on the preludes to the advent of the of
the Austrian emperor to the nation.
In order to set in context these government reforms and the enthronement of
Maximiliano of Habsburg in Mexico, a detailed study of his convergent movements is
done. For example: his monarchy projects which emerged after Mexico’s
Independence; his multiple and complicated diplomatic relations with the dominant
european powers at that time; and the favorable link offered as the result of the
Secession War in the United States of America, an emergent power.
This long and complex project of national monarchy aborted in Colima an
ephemeral administrative and geopolitical reform.
INTRODUCCIÓN
XI
LOS PRIMEROS PASOS
Despejar las diversas variables que ofrece nuestra historia, se convierte en
una tarea minuciosa y digna de una gran empresa. Conlleva la oportunidad de
reconstruir la serie de procesos que dan sustento a la época presente y encontrar en
el pasado las explicaciones que permitan entender el desarrollo de los hechos, los
personajes y los contextos cotidianos que marcaron las circunstancias de una época
determinada.
El siglo decimonónico en nuestro país resulta lo bastante prolífico para esta
intención, pues además de iniciar el proceso político y administrativo de una vida
independiente como nación, también se sientan las bases sociales, económicas y
culturales que preceden a la sociedad contemporánea de México.
Esta particularidad es la que permitió seleccionar el tema de trabajo de la
propuesta que hoy tienen en sus manos. El siglo XIX es un periodo interesante,
porque ofrece un conjunto de procesos que definen a la nación mexicana en un
escenario histórico circunscrito a las luchas ideológicas y armadas, y por encaminar
un proyecto de país para un pueblo que dejaba atrás la influencia de una potencia
europea dominante y que al mismo tiempo, debía definir el rumbo y su posición
política frente a las repúblicas e imperios de la época.
En un contexto americano con tendencia al republicanismo después de sus
procesos de independencias nacionales, la historiografía mexicana redujo al
monarquismo mexicano, a los imperialistas, al partido conservador y a los imperios
nacionales a circunstancias anómalas, casi ajenas a la historia de México.
Fue más importante exaltar las figuras de los héroes liberales y la defensa de
la nación, los ejercicios para la definición republicana y la lucha contra los sectores y
grupos que retenían su avance, que mantener presente la imagen de una monarquía
en el país y el retorno a un sistema administrativo y de gobierno que representaba un
salto atrás en el progreso mexicano.
INTRODUCCIÓN
XII
Lo central, lo realmente importante para la vida nacional era, en primer lugar,
lo que había sucedido con las figuras gubernativas del país y qué se desarrollaba
alrededor de Victoria, Guerrero, Santa Anna, Farias, Juárez y su correligionarios, y
en segundo lugar, las batallas que libraban los generales adictos al sistema
republicano. Para la Historia de México, la postura de los conservadores no
representa más que el iluso rival de un liberalismo republicano destinado al triunfo.
La postura liberal no sólo negó que el gobierno monárquico hubiera realizado
aportaciones positivas, sino que hasta nulificó su existencia.
De esta forma, la intervención francesa y el segundo imperio mexicano son
sucesos de la historia nacional que se describen como un paréntesis histórico que
interrumpe la ascensión de la corriente liberal, republicana y popular que había
emergido triunfante de la guerra de Reforma.
No se guarda en la memoria de las instituciones mexicanas que la experiencia
del gobierno monárquico de Maximiliano fue un momento de la vida nacional cercana
a los intereses de mexicanos preocupados por darle forma a un proyecto de nación
con el ejemplo de un sistema de gobierno consolidado en las grandes naciones del
Viejo Mundo y que se proyectaba como puerta de salida a los problemas políticos,
económicos y sociales que aquejan al país como republicana independiente.
Este es el planteamiento hipotético de la investigación: la tarea de desmitificar
la figura de Maximiliano de Habsburgo, del segundo imperio y de los ejercicios
fraguados por grupos políticos del país para retornar al monarquismo como modelo
de gobierno, vertientes del legado histórico mexicano que han sido considerados
como producto de la imposición extranjera en el país y no como un esfuerzo de los
propios nacionales quienes buscaron el auspicio de las grandes potencias europeas
para armonizar el desarrollo de nuestra nación durante el convulsionado siglo XIX.
Como se describe en el Capítulo I, se cumplía casi medio siglo de la vida
independiente y nuestro país continuaba debatiéndose entre incesantes disputas
internas entre liberales y conservadores, quienes no encuentran la manera de
INTRODUCCIÓN
XIII
constituir un gobierno con la suficiente potencia política para lograr la estabilidad y
garantizar la reconciliación.
Bajo la perspectiva de los monarquistas era necesaria la entronización de una
autoridad imperial que sostuviera el progreso de la nación, toda vez que los ejercicios
republicanos no generaban las expectativas de desarrollo que requería el país en el
contexto del progreso mundial.
Por estas circunstancias, un grupo de conservadores verán en el archiduque
Maximiliano de Habsburgo, una opción para organizar a México. Infieren que al
importar un príncipe europeo se tendría una solución no sólo viable, sino atinada, a
los problemas de un México independiente que llevaba 40 años tratando de
consolidarse como estado - nación. Negociaban el establecimiento de un imperio que
trajera una época de continuidad y ajustes, con lo cual, se intentó dar solución a
problemas que la clase política venía arrastrando desde la independencia.
La trama de las negociaciones diplomáticas, los intentos de restaurar la
monarquía en México, los intereses de las potencias europeas, la vecindad con
Estados Unidos y la postura de las naciones americanas, son descritos en el
Capítulo II de este trabajo. El Segundo Imperio Mexicano no fue obra de la
casualidad ni del encanto, requirió un arduo proceso de relaciones diplomáticas, de
promover la nación mexicana y de generar un proyecto que cautivara a quienes
tuviesen la tarea de enmendar a toda una nación.
Había que escoger a un candidato, y las mejores opciones estaban en el Viejo
Continente. En una casa reinante de Europa se fraguó la llegada del príncipe
Maximiliano de Habsburgo, un imperio que mantiene relaciones con las potencias
poderosas del continente y que, a su vez, tiene intereses de expandir sus dominios
en América con apoyo del imperio francés.
Tras las líneas del Capítulo III, está el recuento de la familia de Habsburgo y la
historia de su dinastía, al mismo tiempo que la figura de uno de sus herederos,
Fernando Maximiliano, quien se exalta en primera persona para ascender al trono
imperial mexicano.
INTRODUCCIÓN
XIV
Al mismo tiempo se encuentran los argumentos que promovieron los
conservadores a favor de un archiduque austriaco, las negociaciones entre el imperio
francés, austriaco, inglés y belga, y de cómo la empresa mexicana, fusionaría con
una familia, las relaciones de Europa y América. Queda en evidencia la forma como
las naciones reinantes al otro lado del Atlántico, amalgamaron el proyecto
monárquico
mexicano
para
consolidar
sus
proyectos
expansionistas
y
neocolonialistas en el mundo americano.
Con la llegada de las figuras imperiales al país, había mucho trabajo por
hacer. No existían en México las condiciones favorables para una monarquía y se
tendría que trabajar en ello. La intervención francesa trajo su aportación a tal
circunstancia, pero los cambios que requería el imperio, tendrían que realizarse con
el apoyo externo y con las enmiendas internas que requería la corona mexicana.
En el Capítulo IV de este recuento, se presentan los cambios que sufre el
escenario colimense durante el segundo imperio mexicano. Colima se transformó, al
igual que el resto del país, de un estado de la federación en una prefectura
departamental, proceso que trajo consigo la reconformación geográfica, una nueva
delimitación territorial y un conjunto de disposiciones gubernativas y administrativas
que resultan importantes de analizar por los cambios que con ellas se operan.
El departamento colimense se analiza en función de sus autoridades y los
cambios geopolíticos que con el imperio se establecen. Llama la atención sobre las
autoridades de la prefectura política y de sus cinco distritos, sobre los órganos
consultivos de los mismos y la organización de las autoridades para administrar esta
región del imperio mexicano.
Precisamente, este otro punto que resalta para explicar el segundo imperio
mexicano en Colima: los cambios geográficos. Con él se muestran los alcances
geográficos que pudieron hacer las autoridades departamentales por Colima, el
crecimiento de su territorio, las características de sus distritos y municipalidades y la
proyección que tiene como región socioeconómica y política dentro del gobierno de
Maximiliano de Habsburgo.
INTRODUCCIÓN
XV
Todos estos elementos son los que permiten definir, por lo tanto, un tiempo
histórico específico, un momento particular de nuestra historia y una etapa casi
inexistente en la tradición del monarquismo nacional que, sin embargo, resulta un
periodo importante porque muestra la resistencia política e ideológica que ofrecen las
instituciones republicanas liberales para la gestación de un modelo de gobierno
monárquico promovido por conservadores mexicanos, con el auspicio de los
intereses europeos y el enfrentamiento de los estados americanos.
Se rescata un segundo imperio mexicano que constituye un periodo de
gobierno monárquico efímero en el país, que no cuenta con el suficiente capital
político e ideológico para sostenerse dentro de una evolución gubernativa
republicana y al que se ha dado poca importancia y difusión como una alternativa
viable de gobierno durante el siglo XIX.
Con tales argumentos se puede mostrar la investigación de Colima en el
contexto del Segundo Imperio (1864-1867). Historia de un proyecto efímero.
CAPÍTULO I
1
CAPÍTULO UNO
EL PULSO DE LA SITUACIÓN MEXICANA A TRAVÉS DE
LA VIDA INDEPENDIENTE
LOS PRIMEROS DIEZ LUSTROS DEL SIGLO XIX
En la búsqueda por establecer una referencia histórica y determinar el punto
de inflexión hacia el Imperio de Maximiliano en México, se hace preciso retornar
hasta los primeros días de la vida independiente del país cuando, tras el proceso de
la independencia nacional, se logra la separación del territorio mexicano del control
de la autoridad española. Dicha separación significó el tránsito por diferentes
experimentos políticos que permitieran decidir la forma de gobierno para el país, al
igual que por una serie de luchas ideológicas, gubernativas y bélicas que marcarían
el desarrollo de la vida social, económica y política de la época.
Toda la primera mitad del siglo XIX se caracterizó por recorrer un camino
político que buscaba precisar el rumbo que tendría el país en el contexto nacional e
internacional. A través de dicho recorrido, se establecieron fases de anarquía política
y de guerras fratricidas, frente a los primeros pasos para conformar al sistema de
gobierno republicano; o bien, de enfrentar los proyectos de una administración que
pretendía retornar al sistema monárquico de la Colonia, de filiación centralista y
conservadora; al mismo tiempo que se sostiene la defensa de la soberanía del país y
de sus instituciones a través del federalismo para la república liberal.
Acentos críticos de la travesía son la guerra de Independencia y el ascenso de
uno de sus consumadores con el primer ejercicio monárquico de la vida
independiente: el primer imperio mexicano de Agustín I, régimen de corta vida
política, ya que fue destituido el 19 de marzo de 1823.1 Enseguida de la abdicación
del emperador Iturbide, el Congreso del país permite la conformación de un grupo
1
“Algunas nociones de cronología”, El Mexicano, 17 de mayo de 1866, 2, en Archivo Histórico del
Estado de Colima (AHEC), Sección “A”, Caja 213, Año 1865, 8 p.
CAPÍTULO I
2
oligárquico en el gobierno,2 con las figuras de Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y
Pedro Celestino Negrete, constituyendo un triunvirato que gobernaría el país.
Fungieron como suplentes del Supremo Poder Ejecutivo Miguel Domínguez y
Mariano Michelena.3
Pero los ideales para un gobierno estable en México no quedaron sólo en
prácticas de un gobierno conservador, ni con una monarquía, ni con una oligarquía
en el poder. El contexto político de la época y las proyecciones gubernativas para la
situación americana en general, proyectaban la definición continental de las
repúblicas, sistema gubernativo practicado en América por los Estados Unidos y
como un mecanismo para enfrentar el poderío monárquico y expansionista de
Europa, perfil sostenido por el grupo contrario a la tendencia liberal de este momento
histórico.
Es por ello que el Congreso convocado en 1823, trabajó con la Constitución
de Cádiz de 1812 como modelo y con la que se dio respuesta para algunas
cuestiones americanas, pero “en la fórmula de representación y de organización
federal, se utilizó el modelo norteamericano”.4
De esta manera, la evolución de la administración mexicana llevó a la
propuesta de instaurar en el país una república, que en términos de la Constitución
de 1824, fue definida como “democrática, federal y análoga a la de los Estados
Unidos de América”.5 Del grupo aristocrático que formó el triunvirato mexicano, el
poder ejecutivo recayó en Guadalupe Victoria, designado como presidente
constitucional y como la figura del vicepresidente lo acompañó Nicolás Bravo.
2
Conviene precisar, como dato anecdótico, que Guadalupe Victoria era el pseudónimo de José Miguel
Ramón Adaucto Fernández y Félix, quien adoptó el nombre al enrolarse en las filas insurgentes en
1811.
3
Josefina Zoraida Vázquez, “Los primeros tropiezos”, en Historia General de México (México: El
Colegio de México, 2004), 530.
4
Vázquez, “Los primeros tropiezos”, en Historia General de México, 532.
5
Oscar Cruz Barney, Historia del derecho en México (México: Oxford University Press, 2002), 530.
CAPÍTULO I
3
Posterior al gobierno de Guadalupe Victoria, la situación política vive
momentos de anarquía, ya que los líderes de la independencia nacional aún cobran
sus cuentas por participar en esta contienda. Así fue el caso de Vicente Guerrero,
quien con el apoyo de la fracción liberal radical que resguardaba los intereses
populares y mantenía vigentes los principios de Hidalgo y Morelos, compite en las
segundas elecciones presidenciales como oponente de Manuel Gómez Pedraza,
quien representaba la tendencia liberal moderada y cuya candidatura tuvo el apoyo
de los integrantes del partido centralista y de los antiguos criollos acomodados.
Guerrero resultó el perdedor del proceso electoral, situación a la que se
opusieron sus partidarios y que los llevó a la intriga contra Gómez Pedraza hasta
presionarlo con su renuncia a la presidencia, logrando el ascenso de su líder al
ejecutivo federal, el 1° de abril de 1829. El caudillo de Técpan protestó como
presidente con el estigma de tener también un gobierno efímero, por la rebelión
social que encabezaba contra el mandatario su propio vicepresidente, Anastasio
Bustamante, quien ocupaba una posición prominente en el partido conservador y el
apoyo directo de un Congreso con una mayoría de filiación centralista. Bustamante
ascendió al poder republicano el 1° de enero de 1830.6
Dos corrientes ideológicas y sus actores prominentes, se enfrentan al iniciarse
la tercera década del siglo XIX mexicano. A través de la evolución histórica de
México, vemos en la lucha a liberales frente a conservadores; centralistas versus
federalistas; la logia yorkina contra la ideología escocesa. En todos los casos, ambas
posturas, con objetivos para la Nación también discrepantes.
Por un lado, los centralistas, deseaban la persistencia del régimen que se
había tenido desde los trescientos años del gobierno español, querían controlar el
gobierno interno del país y estimaban que las políticas se debían señalar desde el
centro de la república. Del lado contrario, levantaban como bandera la aplicación del
6
“Algunas nociones de cronología”, El Mexicano, 20 de mayo de 1866, 1, en AHEC, Sección “A”, Caja
213, Año 1865, 8 p.
CAPÍTULO I
4
federalismo, sistema relativamente nuevo en América, contrario a la tradición
monárquica europea y con la definición de un esquema político muy parecido al de
los vecinos norteamericanos, quienes ya lo practicaban desde su independencia.
Es en este dilema cuando llega Antonio López de Santa Anna al ejecutivo
federal, antiguo jefe realista, quien llevara una vida política caracterizada por las
asonadas militares. López de Santa Anna, desde enero de 1823, se subleva con un
proyecto republicano para la Nación, el Plan de Casa Mata, apoyado por Vicente
Guerrero y Nicolás Bravo. Cinco años más tarde, ante la elección de Gómez
Pedraza, se rebela en Veracruz con el Plan de la Acordada, reconociendo a Guerrero
como presidente.
Para 1832, desde Veracruz, Santa Anna se rebela contra el gobierno de
Bustamante con el respaldo de algunos estados de la república, presión que hace
claudicar al presidente en turno. Regresa como presidente interino Gómez Pedraza,
quien convoca a elecciones federales y entrega el poder a Santa Anna como
presidente, haciendo mancuerna con Valentín Gómez Farías en la vicepresidencia.
Justamente, es el vicepresidente Gómez Farías quien arremete contra los
sectores conservador, clerical y militar del país tras un conjunto de reformas que, en
1833, se tradujeron en una serie de aplicaciones gubernativas de corte militar y
secularizante, al mismo tiempo que enfrentaron el descontento y la presión de sus
declarados opositores.
Sus reformas pretendían controlar los intereses de la Iglesia y del ejército,
reduciendo sus privilegios y permitiendo que los bienes eclesiásticos generaran
beneficios económicos a la Nación. Dichas reformas impactarían en cuatro aspectos
a la sociedad mexicana: la hacienda pública, el ejército, el funcionamiento de la
Iglesia y la educación. Esta oportunidad abrió el camino a Santa Anna para orientar
el rumbo republicano con un esquema netamente centralista que casi se prolonga
por toda la época de la dictadura santannista.
CAPÍTULO I
5
Durante los años comprendidos entre el establecimiento de la primera
república centralista en 1835 y el derrocamiento de López de Santa Anna con el
triunfo del Plan de Ayutla en 1855, se viven en México una serie de desavenencias
entre grupos políticos, mercantiles y diplomáticos del orden nacional e internacional,
que provocaron la presencia intervencionista de países como España, Francia o
Estados Unidos.
Episodios como la invasión norteamericana en los límites del Río Grande y el
puerto de Tampico, los cobros de empréstitos comerciales y deudas contraídas con
ciudadanos de la legación británica y francesa se franquearon con los debates que
federalistas y centralistas protagonizaban sobre el rumbo republicano, sobre la
aplicación y legalidad de principios de la Constitución de 1824, sobre el nuevo orden
jurídico que proclamaban los planes políticos de cada periodo y, en fin, con las
condiciones adversas que México enfrentaba en esta crítica situación política.7
En tres décadas de vida independiente, la Nación enfrentó diferentes
presiones externas y México se convierte en “el país más amenazado del
continente”.8 Ya desde 1829, se da la ocupación de Tampico por el español Isidro
Barradas con el objeto fallido de reconquistar México. En 1836, la separación de
Texas del estado mexicano de Coahuila y su posterior independencia, contó con el
apoyo norteamericano y se convierte en conflicto internacional. La Guerra de los
Pasteles, provocada por Francia, es un episodio histórico de 1838.
cierran estos 10 lustros, la invasión norteamericana entre 1846 y 1848.
7
Finalmente,
9
Vázquez, “Los primeros tropiezos”, en Historia General de México, 540-544.
Vázquez, “Los primeros tropiezos”, en Historia General de México, 570-571.
9
Sergio Orlando Gómez Méndez, et. al., Historia de México (México: Limusa, 2001), 129-143.
8
CAPÍTULO I
6
A MEDIADOS DE LA XIX CENTURIA
Desde 1848, transitaron por el poder federal del país, las administraciones
gubernativas de liberales y conservadores sin que ninguno lograra imponerse, hasta
que en 1853 vuelve Santa Anna para ocupar la presidencia e implantar con ello un
gobierno conservador, centralista y casi monárquico, pues respaldó su autoridad en
el poder dictatorial, integró una pseudoaristocracia y se hizo llamar “alteza
serenísima”.10 Conte Corti suma otras cualidades a este gobierno: de un poder casi
ilimitado, con un régimen absolutista y con frecuentes instigaciones para que Santa
Anna se coronara emperador.11
En 1854, la transformación política del país continua. Contra el orden
dictatorial santannista, se alzaba la antipatía y el disgusto de todos los grupos en la
república. En “El liberalismo militante”, contribución de Lilia Díaz a la Historia General
de México, describe este contexto a través de los comentarios siguientes:
Los conservadores, que lo habían llevado al poder, lo repudian porque la efervescencia
popular, que no tarda en estallar, ponía en peligro sus intereses; los moderados, porque
consideraban absolutamente ilegal su régimen y porque habían sido heridos sus intereses de
propietarios e industriales; los radicales, por todo, pero principalmente por sus ataques a las
libertades civiles y políticas, por sus medidas persecutorias y por sus proyectos
monárquicos.12
Como consecuencia del estado de cosas, un grupo de liberales proclama dos
manifiestos políticos que propiciarían el derrocamiento definitivo de la autocracia. En
el mes de marzo, en el estado de Guerrero, los planes de Ayutla y de Acapulco,13
aglutinaron las fuerzas liberales de Florencio Villareal, Juan Álvarez, Ignacio
Comonfort, Trinidad Gómez, Rafael Benavides, Eligio Romero y Tomás Moreno. El
10
Humberto Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México (México: Andrés León Editor, 1989),
Tomo III, 1237.
11
Egon Caesar Conte Corti, Maximiliano y Carlota (México: FCE, 1976), 21.
12
Lilia Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México (México: El Colegio de México,
2004), 589.
13
El Plan de Ayutla fue redactado en la hacienda “La Providencia”, propiedad de Juan Álvarez,
proclamado el 1° de marzo por Florencio Villareal. Para adherirse con mayor fuerza los liberales
adeptos a la causa, Ignacio Comonfort sugiere algunas reformas, que se dan a conocer como
proclama en el Plan de Acapulco, diez días después del anterior manifiesto.
CAPÍTULO I
7
objetivo inmediato, desconocer al gobierno de Santa Anna; mientras que los grandes
alcances de las proclamas serían la elección de un presidente interino y la
convocatoria a un Congreso extraordinario, “el cual se ocupe exclusivamente de
constituir a la Nación bajo la forma de República representativa [y] popular”.14
Con el triunfo de la rebelión de Ayutla y los pronunciamientos militares de
Ciudad Victoria, Morelia, Oaxaca, Zamora, San Luis Potosí y Orizaba, se logra la
caída del gobierno santannista y la consumación del objetivo primordial de la lucha. A
la renuncia del dictador, en la capital del país, fue nombrado presidente interino el
general Martín Carrera;15 no obstante dejó el mando a Juan Álvarez.
El periodo provisional de Álvarez se inicia en octubre y termina en diciembre
de 1855. Adquiere gran trascendencia porque durante su mandato, el ministro de
Justicia, Benito Pablo Juárez García, da a conocer la Ley sobre la Administración de
Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios,16
conocida más tarde como Ley Juárez, convocó al Congreso Constituyente encargado
de elaborar la nueva Constitución Política y fundó la Guardia Nacional como un
intento por crear un ejército honesto como sostén del gobierno.17
Juan Álvarez deja entonces la presidencia en manos del ministro de Guerra,
Ignacio Comonfort, de acuerdo a lo establecido por la Constitución de 1857.
14
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo III, 1591.
Gobernador de la capital del país, entre 1853 y 1855. Al triunfo de la revolución de Ayutla fue
nombrado presidente interino del 15 de agosto al 12 de septiembre de 1855. En su corta
administración fueron parte de su gabinete José Miguel Arroyo en Relaciones Exteriores; José
Guadalupe Martínez en Gobernación; Miguel Lerdo de Tejada en Fomento; Luis de Ormaechea en
Guerra y Marina; José María Durán en Justicia y Pedro Fernández del Castillo para el ministerio de
Hacienda.
16
La Ley Juárez, primera disposición del gobierno liberal, resultó la medida más importante del
ministro de Justicia de Álvarez. Se dio a conocer el 23 de noviembre de 1855, siendo un primer paso
para establecer la igualdad de todos los mexicanos ante la ley. Su fuerza radicó en la desaparición de
los tribunales especiales, excepto los eclesiásticos y militares, que, si bien permanecieron, fueron
despojados de toda jurisdicción civil.
17
Gómez Méndez, et. al., Historia de México, 159-160.
15
CAPÍTULO I
8
En las postrimerías de los cincuentas, el 5 de febrero de 1857, se proclama
una nueva carta magna para el país, tras un intenso debate iniciado desde el año
anterior con la coordinación del presidente en turno del Congreso, el diputado
Mariano Arizcorreta.18 Es presidente interino del país Ignacio Comonfort, mientras
que en la Suprema Corte de Justicia de la Nación se desempeña don Benito Juárez.
Ambos funcionarios tendrían que jurar sus puestos sobre los principios del
nuevo orden constitucional y trabajar la administración pública con estricto apego a
sus normas. Los dos representantes de las instituciones de la República juraron sus
cargos, de acuerdo con la Constitución Política, el 1° de diciembre de 1857.19
El cumplimiento de esta disposición fue el origen de un nuevo plan político en
contra de la aplicación de los preceptos constitucionales, el Plan de Tacubaya,
encabezado por el general conservador Félix Zuloaga y adoptado por toda la
guarnición de México, el 17 de diciembre de 1857. Mediante este documento se
aceptaba el gobierno recién jurado pero se descartaba la aplicación de la Carta
Magna y se invitaba a un nuevo Congreso Constituyente que presentaría un nuevo
documento normativo para el país. El presidente Comonfort, dos días después, se
adhería a la proclama. A Juárez, presidente de la Suprema Corte, lo encarceló.20
El 11 de enero de 1858, tras la sospecha de que el presidente Comonfort
retornaba a la senda liberal, los conservadores desconocen su gobierno y nombran
en su lugar a Félix Zuloaga como presidente. Comonfort renuncia a la presidencia y
como última acción de gobierno, libera de la prisión al ministro de la Suprema Corte,
Benito Juárez, quien asume por mandato constitucional, la presidencia del país.
Al ponérsele en libertad, Juárez partió hacia Guanajuato, en donde residiría el
poder de la República por él representado. Allí organiza su gabinete y publica un
manifiesto con el que inicia la revolución de la Reforma. Mientras tanto, en la capital
18
Cruz Barney, Historia del derecho en México, 540.
Francisco Caudet Yarza, Benito Juárez (Madrid, España: Dastin, s.a.), 69.
20
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 597.
19
CAPÍTULO I
9
del país, una junta con representantes de los departamentos, da posesión en el
cargo de presidente a Zuloaga. De esta manera, se enfrentan dos gobiernos en la
lucha: Juárez, quien encabeza la administración constitucional, sin residencia
permanente para el poder ejecutivo y que recorre varios puntos de la geografía del
país; el otro lo representa Zuloaga, de tendencia conservadora,21 emanado del Plan
de Tacubaya y con sede en la capital del país.22
La dualidad gubernativa genera que los dos grupos antagónicos se enfrenten
en una lucha fratricida, identificada como la Guerra de Reforma, que se prolonga por
tres años, entre 1858 y 1861. Durante el desarrollo de la misma, el gobierno liberal
encabezado por Juárez, tiene una condición itinerante por diferentes capitales del
país: Guanajuato, Guadalajara, Colima,23 Veracruz, Ciudad de México.
En paralelo, las fuerzas conservadoras se dedicaron a atacar las posiciones
liberales y a ejercer presión política sobre el gobierno constitucional para hacerlo
desistir e instaurar su régimen de gobierno. Al inicio de la guerra, en 1858, los
conservadores lograron triunfos con la toma de ciudades como Guadalajara y las
batallas de Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí, mientras que el gobierno liberal
se repliega al interior con apoyo de las fuerzas locales de los estados.24
21
El poder del gobierno conservador fue alternado por los generales Félix Zuloaga, tras la
proclamación del Plan de Tacubaya, y por Miguel Miramón, con la proclama del Plan de Navidad en
diciembre de 1858. El gobierno liberal lo sostuvo férreamente el presidente Benito Juárez, hasta su
triunfo en 1861.
22
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 598.
23
La estadía de Juárez por Colima ocurre entre el 25 de marzo y el 11 de abril de 1857. En el estado,
Juárez nombra a Santos Degollado como ministro de Guerra y comandante en jefe de su ejército.
Estando en Colima, Juárez recibe la invitación de trasladar el gobierno a la capital de Veracruz, que
garantizaba su gobierno por el apoyo de un gran número de liberales, su aduana marítima y la red de
comunicaciones al exterior. El presidente constitucional acepta la proposición y organiza su viaje
partiendo del puerto de Manzanillo, saliendo de la capital del estado el 8 de abril. Juárez y sus
acompañantes inician la travesía en el buque estadounidense “John L. Stephens”, dejando el puerto
colimense el 11 de abril y con arribo a Veracruz a poco más del mes de su salida, el 4 de mayo de
1857. Véase Juan Oseguera Velázquez, Historia gráfica de Colima (Guadalajara, México: Impre - Jal,
1979), 45.
24
Los gobiernos locales que se mantuvieron en la línea constitucional fueron Jalisco, Guanajuato,
Querétaro, Michoacán, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Colima y Veracruz. Apoyando las
proclamas tacubayistas estuvieron los estados de México, Puebla, San Luis Potosí, Chihuahua,
Durango, Tabasco, Tlaxcala, Chiapas, Sonora, Sinaloa, Oaxaca y Yucatán. Véase Díaz, “El
liberalismo militante”, en Historia General de México, 598.
CAPÍTULO I
10
Durante el año intermedio de 1859, se llegó a una posición equilibrada entre
ambos bandos, recurriendo a la colaboración externa para lograr el reconocimiento
de sus gobiernos y poder vencer a sus opositores con la ayuda de los extranjeros.
El primero en dar el paso es el gobierno juarista, quien concreta el apoyo de
los Estados Unidos a través del tratado mercantil McLane-Ocampo,25 pactado desde
abril de 1859 y firmado el 14 diciembre de ese año, en el puerto de Veracruz. Dicho
acuerdo permitiría a los liberales obtener recursos económicos y pertrechos militares
para enfrentar al ejército conservador, al mismo tiempo que otorgaba a los
estadounidenses, a perpetuidad, el libre tránsito por el Istmo de Tehuantepec, la
creación de dos corredores comerciales (uno entre Ciudad Camargo y Mazatlán y
otro entre Nogales y Guaymas), la cesión de Baja California a los Estados Unidos y
la autorización para que se pudiera usar la fuerza para proteger a quienes usaran los
tres corredores. El tratado fue aprobado por el gobierno mexicano, pero rechazado
por el senado norteamericano el 31 de mayo de 1861.26
Por otra parte, el gobierno conservador de Zuloaga fue reconocido por España
el 26 de septiembre de 1859, restableciendo también las relaciones diplomáticas
entre ambos países. Ello permitió la firma de un tratado económico mexicano –
español en la ciudad de París, por Juan Nepomuceno Almonte, ministro
plenipotenciario
del
gobierno
conservador
de
Zuloaga,
y
Alejandro
Mon,
representante de la reina Isabel II de España.
Con su aplicación, México se comprometía a indemnizar a España por todos
los daños causados a sus súbditos radicados en el país, desde la guerra de
independencia, por los pagos negociados con Santa Anna en 1853, además de otros
25
El acuerdo se conoce por los apellidos de sus negociadores. Su nombre fue Tratado de Tránsito y
Comercio entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América. Fue firmado por
Melchor Ocampo, Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores del gobierno de
Benito Juárez y por Robert M. McLane, enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Estados
Unidos ante el gobierno mexicano.
26
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo IV, 2063-2064.
CAPÍTULO I
11
pagos de indemnización a las familias de los muertos en las haciendas de San
Vicente y Chinconcuac (en el Estado de México) y el poblado de San Dimas, en
Durango. La derrota de los conservadores en la guerra de Reforma dejó sin efecto el
acuerdo, pues los liberales se negaron a reconocerlo.
En fecha posterior, el general Miguel Miramón, asume también un adeudo
para el gobierno conservador, pero no reconocido por los grupos liberales. Miramón
contrató con el banquero suizo Jécker un préstamo de 15 millones de pesos, de los
cuales solo recibió 700 mil. Con estos fondos más 600 mil pesos que tomó a la
fuerza de la Legación Inglesa, pudo organizar un ejército de 8,000 hombres para
combatir a los destacamentos liberales de Jesús González Ortega.27
En este ambiente en el que los recursos económicos escaseaban para que
liberales y conservadores hicieran frente a su causa, se dio también un proceso
legislativo importante para la vida política de nuestro país. Emitidas por acuerdo de
Juárez, aparecieron las Leyes de Reforma, como medidas que redujeron los
privilegios del clero y como una facultad del Estado para legislar en materia
religiosa.28 Su aplicación se decidió según el Manifiesto del gobierno constitucional a
la nación, del 7 de julio de 1859, porque se quería
…poner un término definitivo a esa guerra sangrienta y fratricida que una parte del clero está
fomentando hace tanto tiempo en la Nación para sólo conservar los intereses y prerrogativas
que heredó del sistema colonial, abusando escandalosamente de la influencia que le dan las
riquezas que ha tenido en sus manos y del ejercicio de su sagrado ministerio, y despojar de
una vez a esta clase de los elementos que le sirven de apoyo a su funesto dominio.29
Los aspectos que incluían las citadas reformas de los años de 1859 a 1863,
abarcaron temas como la separación del Estado y de la Iglesia, la nacionalización de
los bienes y propiedades del clero, la ley del matrimonio civil, la organización del
27
La firma del Tratado Mon-Almonte y la deuda suiza Jécker se traerán a cuentas cuando las
potencias de España, Francia e Inglaterra, vengan a apostarse en México ante la cancelación del
pago de la deuda externa decretado por el gobierno mexicano en julio de 1861.
28
Caudet Yarza, Benito Juárez, 89.
29
Miguel Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857–1867 (México: FCE, 1987), Tomo
I, 289-292.
CAPÍTULO I
12
Registro Civil, la secularización de los cementerios, un decreto para el
establecimiento de los días festivos y la prohibición de la asistencia oficial a la
Iglesia, la libertad de imprenta, la secularización de hospitales e instituciones de
beneficencia y una ley para la reglamentación de la instrucción pública.30
Fue con la promulgación de dichas leyes que empezaron a levantarse una
serie de protestas de autoridades civiles y militares que servían al grupo
conservador, sumadas a la respuesta que la gente eclesiástica reclamó ante el
establecimiento de dicha legislación reformista.
Así pues, la culminación de los encuentros armados en la Guerra de Reforma,
transcurre a través de 1860, periodo caracterizado por los triunfos del bando liberal y
los descalabros del grupo tacubayista. A lo largo del año, se suman, de un lado, el
fallido intento de Miramón por tomar Veracruz, y por el otro, las derrotas de Peñuelas
en Aguascalientes y de Silao en Guanajuato31 y la pérdida de las plazas de Oaxaca,
Guadalajara, Toluca, Querétaro, Zacatecas y San Luis Potosí.
El triunfo definitivo del bando juarista sería con el combate en las lomas de
San Miguel de Calpulalpan, estado de México, el 22 de diciembre de 1860,
encabezados por las fuerzas del general Jesús González Ortega. Las tropas de
González Ortega hacen su entrada a la ciudad de México el 25 de diciembre,
mientras que el general arriba a la capital el 1 de enero de 1861, poniendo fin a los
combates. El gobierno liberal, con Juárez a la cabeza, retorna a la capital del país el
11 de enero de 1861.32
30
Patricia Galeana de Valadés, Las relaciones Iglesia–Estado durante el Segundo Imperio (México:
UNAM, 1991), 23-24.
31
Sobre la Batalla de Silao, Galindo y Galindo la valora como la más importante lograda por las
fuerzas liberales, toda vez que allí quedó aniquilada la gloria militar de Miramón, sepultada su fama y
abatido completamente el ejército con el que los conservadores cifraban sus esperanzas. En Silao,
Miramón pierde el emblema de general experto y caudillo invencible. Véase Galindo y Galindo, La
gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma, intervención extranjera y gobierno
del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo I, 424.
32
Caudet Yarza, Benito Juárez, 106.
CAPÍTULO I
13
JUÁREZ Y SU ANGUSTIOSO RETORNO
Establecido el orden en el poder de la república, se tenía que rehacer el país.
El gobierno liberal juarista, como señala Galindo y Galindo, asumiría una labor
titánica pues
…había que reorganizarlo todo, así en el orden administrativo como en el judicial, en el
político como en el militar: había que restablecer la confianza, crear recursos por medio de la
pronta y acertada organización de la hacienda pública, asegurar las garantías, establecer la
paz y el orden, el bienestar y la tranquilidad seriamente perturbados por la terrible contienda
acabada de pasar, y en suma, que plantear las leyes de Reforma, que de seguro iban a
encontrar una recia oposición.33
Siendo congruente con este último principio, la primera tarea del presidente
Benito Juárez fue la expulsión de los miembros de la Iglesia que habían participado
en la guerra, así como de los representantes diplomáticos que actuaron en contra del
proyecto nacional de corte liberal.
De los primeros, fue desterrado el arzobispo de México, Lázaro de la Garza y
Ballesteros, acompañado de los obispos Joaquín Madrid, Clemente de Jesús
Munguía, de Michoacán; Pedro Espinosa, de Guadalajara y Pedro Barajas Moreno,
de San Luis Potosí. Con respecto a los representantes diplomáticos, recibieron su
carta de expulsión los ministros de España, Joaquín Francisco Pacheco; de la Santa
Sede, Luis Clementi; de Guatemala, Felipe Neri del Barrio y de Ecuador, Francisco
de P. Pastor.34
A pesar de medidas como éstas, los restos del ejército conservador
continuaban luchando y mantenían algunos alzamientos en contra del gobierno
juarista, debido a que la Guerra de Reforma concluyó con una derrota parcial de su
33
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 19-20.
34
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 20-21. El propio
Galindo y Galindo reseña que, al momento de la salida de los prelados hacia Europa, una turba
enardecida los recibió en su arribo al puerto de Veracruz, abucheándolos con gritos de muerte y
haciendo caer sobre ellos una lluvia de piedras. La muchedumbre pedía que los eclesiásticos fueran
llevados a la cárcel y sentenciados con arreglo a las leyes reformistas.
CAPÍTULO I
14
ejército y que en el plano ideológico, sus líderes continuaron en pie de lucha: Félix
Zuloaga se proclamó presidente; Tomás Mejía continuaba dando la cara en las
batallas de Sierra Gorda y en mayo de 1861, los conservadores asesinan al ilustre
Melchor Ocampo, quien vivía en su hacienda “Pomoca”, en Michoacán.35
En el contexto político se instaló el gobierno federal con la reestructuración del
gabinete presidencial que acompañaría a Juárez en forma interina, mientras el
Congreso validaba su restablecimiento constitucional. La organización se efectuó con
figuras destacadas de la tendencia liberal como Francisco Zarco en Relaciones
Exteriores; Pedro Ogazón en Gobernación; Guillermo Prieto de Hacienda; Miguel
Auza en Fomento; Jesús González Ortega para el ministerio de Guerra y en el área
de Justicia, don Ignacio Ramírez.36
No obstante los ajustes del mes de enero de 1861, en abril, Juárez habría de
aceptar dos modificaciones importantes en sus ministerios: las renuncias de los
secretarios de Hacienda y de Guerra, puestos que recaerían a favor de José María
Mata y el general Ignacio Zaragoza.37
Fue hasta el 11 de junio, cuando Juárez es declarado presidente
constitucional por el Congreso; mientras que, para el 13 de julio, se aprobaba el
nuevo gobierno con el siguiente gabinete: Manuel María de Zamacona en Relaciones
(quien fue sustituido por Manuel Doblado en diciembre de 1861); Ignacio Zaragoza
en Guerra; José Higinio Núñez para Hacienda; Blas Balcárcel en Fomento y Joaquín
Ruiz en el ministerio de Justicia.38
35
El ministro de Relaciones Exteriores del gabinete juarista, don Melchor Ocampo, deja el ministerio el
17 de enero de 1861 y se retira del escenario político y de la administración pública, confinándose en
su hacienda de Pateo, en Michoacán. Fue capturado y hecho prisionero por una partida de
conservadores al mando de Leonardo Márquez quienes, sin importarles que ya no participara en la
vida política, lo fusilaron y colgaron como se hacía con los ladrones comunes.
36
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 22.
37
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 39.
38
Caudet Yarza, Benito Juárez, 95.
CAPÍTULO I
15
En el plano social, la intranquilidad era un signo evidente debido a la difícil
situación política por la aplicación de la Constitución de 1857 y a causa del
empobrecimiento de la sociedad ante los combates de los participantes en la Guerra
de Reforma. Igualmente, las condiciones laborales, agrarias e industriales del país se
encontraban atrofiadas, debido a la guerra civil recién concluida.
La situación económica tampoco se encontraba en forma prometedora. La
economía del país estaba paralizada. La nacionalización de los bienes del clero no
había rendido los frutos esperados, las deudas económicas con el exterior agobiaban
y se añade la reclamación de sueldos de soldados y empleados del gobierno que
enfrentaban también una situación difícil.
Con este escenario, Juárez propuso medidas de ahorro como disminuir la
fuerza armada, la reducción de aranceles y la supresión de alcabalas y, por último, la
angustiante situación financiera orilló al presidente a promover la suspensión del
pago de la deuda pública por un periodo de dos años, mediante la ley del 17 de julio
de 1861. Su primer artículo decía:
Desde la fecha de esta ley, el Gobierno de la Unión percibirá todo el producto líquido de las
rentas federales, deduciéndose tan sólo los gastos de recaudación de las oficinas
recaudadoras, y quedando suspensos por el término de dos años todos los pagos, incluso el
de las designaciones destinadas para la deuda contraída en Londres y para las Convenciones
extranjeras.39
La reacción de los acreedores extranjeros fue inmediata: España, Francia e
Inglaterra exigieron al gobierno mexicano el pago puntual de sus obligaciones
financieras,40 porque consideraban que México era un país rico, aunque con el
problema de desórdenes en sus asuntos internos.41
39
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 77.
40
Recordemos como los ejemplos más ilustrativos en la exigencia de pago a los acuerdos
organizados tras el tratado Mon–Almonte y la deuda suiza Jécker que pactaron los grupos
conservadores en 1859 y los apoyos británicos y norteamericanos a los que recurrió al gobierno
juarista para sostener su causa y más tarde a su proyecto de Nación.
41
Gómez Méndez, et. al., Historia de México, 171.
CAPÍTULO I
16
El acuerdo para la suspensión de todos los pagos resultantes de préstamos
extranjeros, aumentó las protestas de las naciones, hasta el punto de romper
relaciones diplomáticas con México y disponerse a tomar medidas más enérgicas en
la cuestión mexicana. El 27 de julio de 1861, las representaciones de Francia y Reino
Unido rompieron lazos consulares con el gobierno nacional. El diplomático de la
legación francesa, conde Alphonse Dubois de Saligny,42 escribía estos comentarios a
las autoridades mexicanas:
Sir Charles Wyke y yo hemos considerado la situación desde el mismo punto de vista y hemos
obrado de completo acuerdo rompiendo nuestras relaciones con el Gobierno de México. Esta
determinación ha producido una profunda sensación. El pueblo francés es unánime en su
indignación contra ese gabinete y en su deseo de ver aplicarle un castigo pronto y ejemplar.43
Con el mismo efecto, fueron los comentarios que difundió el corresponsal del
The Times en México, quien criticaba la situación del país y argumentaba que el
gobierno de Juárez era incapaz de poner un fin, haciendo necesaria, por lo tanto, la
acción extranjera. En su nota del 25 de julio de 1861, proponía tres tipos de
intervención en el país: la captura de los puertos; la ocupación temporal del país
entero o el establecimiento de un protectorado permanente de los países europeos,
conservando formalmente la independencia de México.44
LA CRISIS CON LOS EUROPEOS: LA ALIANZA TRIPARTITA
Con el peso de sus reclamaciones, los países demandantes de México
acordaron intervenir y, de ser necesario, invadir el país para obligarlo a finiquitar los
préstamos y deudas de sus naciones. En Londres, el 31 de octubre de 1861, se
integró una alianza tripartita con la participación de Lord John Russell, por la reina
Victoria de Inglaterra;45 de Xavier de Istúriz y Montero, por la soberana Isabel II de
42
El conde Alphonse Dubois de Saligny, presenta sus cartas credenciales como Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Francia en México, el 26 de febrero de 1861, en
audiencia pública con el presidente Juárez. El desempeño del puesto sería continuado también por
Nicolás Forey y Aquiles Bazaine, nombrados más adelante por el Emperador francés.
43
Caudet Yarza, Benito Juárez, 96.
44
A. Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867 (México: Quinto Sol, 2001), 48.
45
Lord John Russell se desempeñaba como par del Reino Unido, primer secretario de S.M. y
encargado del despacho de Relaciones Exteriores
CAPÍTULO I
17
España,46 mientras que el embajador extraordinario cerca de Su Majestad Británica,
conde De la Billarderie, fue el delegado por Francia.47
Estos acuerdos fueron el punto de partida para la guerra de la intervención
europea y, en los intereses franceses, fueron el precedente para el advenimiento del
imperio de Fernando Maximiliano de Habsburgo. En su parte introductoria, el
acuerdo introducía la siguiente nota:
Su Majestad la Reina del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, la Reina de España y
S.M. el Emperador de los franceses, se ven obligados, en virtud de la actitud arbitraria y
ofensiva de las autoridades de la República Mexicana, a exigir de estas mismas autoridades
una defensa más efectiva de la personalidad y de los bienes de sus súbditos, así como el
cumplimiento de las obligaciones de la República Mexicana para con ellos.48
Para asegurarse del cumplimiento de tal excitativa, los firmantes fraguaron los
siguientes artículos. Por el primero, las naciones contratantes se comprometían,
inmediatamente después de firmado el convenio, a ponerse de acuerdo sobre las
disposiciones necesarias para el envío de fuerzas combinadas de mar y tierra a las
costas de México, en número suficiente para atacar y ocupar los diversos fuertes en
el litoral mexicano. Los comandantes en jefe de las fuerzas aliadas,49 quedaban
autorizados para emprender todas las operaciones militares que considerasen
convenientes y, sobre todo, para adoptar las medidas que garantizaran la seguridad
de los residentes extranjeros en el país.50
Enseguida, en el segundo artículo, las tres potencias se obligaban a no buscar
para sí, aún empleando las medidas coercitivas previstas en el acuerdo, ninguna
adquisición territorial ni ventaja de alguna clase, así como no influir en los asuntos
46
Senador del Reino Español y ministro del mismo en Londres.
Juan de Dios Peza, Benito Juárez. Memorias del autor (México: Innovación S.A., 1979), 52
48
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 65
49
Mandaban los cuerpos expedicionarios francés, el vicealmirante Jean Pierre Edmond Jurien de la
Graviere; el inglés, el comodoro y almirante Hugh Dunlop y, al español, el mariscal Juan Prim Prats. El
general Prim llevaba el más alto rango entre los expedicionarios, correspondiéndole el honor de ser el
jefe de mando de las fuerzas aliadas.
50
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 65
47
CAPÍTULO I
18
internos de México de manera que se viera perjudicada la nación en lo que se refiere
a elegir y constituir libremente la forma de su gobierno.51
Al mismo tiempo, con el tercer artículo, creaban una comisión con
representantes acreditados para distribuir entre los aliados las sumas que se
obtuvieran del gobierno mexicano.52
Es preciso destacar que sobre la consigna de la no intervención en asuntos
internos del país y la libertad en la constitución de la forma de gobierno en la nación,
“cada una de las potencias tenía una segunda intención y las palabras fueron tan
cuidadosamente elegidas que en ellas se podía leer lo que quisiese”,53 a favor de sus
intereses. Todos los representantes al enfrentar la situación mexicana, llevaban
instrucciones “precisas” de cómo actuar ante la contingencia de apoyo hacia los
grupos conservadores o hacia la instauración de un nuevo gobierno en México.
Por ejemplo, el Ministro de Relaciones Exteriores francés, Antonio Eduardo
Thouvenel, daba instrucciones al comandante en jefe del cuerpo expedicionario,
vicealmirante De la Graviere, asegurando que
…las potencias aliadas tienen un interés común y demasiado manifiesto, de ver salir a México
del estado de disolución social en que se halla sumergido (…). No debéis rehusar vuestro
estímulo y vuestro apoyo moral, si, por la posición de los hombres que tomen la iniciativa de
ello y por la simpatía que encuentren en la masa de la población, [sé] presentan las
probabilidades de éxito para establecer un orden de cosas propio [que asegure] los intereses
de los residentes extranjeros, la protección y las garantías que les han faltado hasta ahora.54
El gobierno español dictaba las siguientes instrucciones a su delegado, el
mariscal Prim:
51
Peza, Benito Juárez. Memorias del autor, 52. Texto en cursiva resaltado en la obra.
Fueron acreditados por sus países los personajes siguientes: Charles Lennox Wyke, por Inglaterra;
Dubois de Saligny por Francia y Juan Prim, Conde de Reus y Marqués de los Castillejos, por España.
Completaban el grupo el vicealmirante francés De la Graviere y el comodoro inglés Dunlop.
53
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 609.
54
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 143.
52
CAPÍTULO I
19
Puede suceder que la presencia de las fuerzas aliadas infunda aliento en las gentes sensatas
de la República, que ajenas a sus frecuentes revoluciones, fatigadas de su presencia y
víctimas de sus excesos, intenten acabar con ellas y consolidar un Gobierno que sea la
verdadera expresión de las necesidades del país y ponga término a tantos desórdenes. Sería
sobre injusto, cruel, contrariarles en tan patriótica empresa”.55
Inglaterra no renunciaba al uso de la fuerza para la defensa de sus intereses,
pero asumió una actitud más mesurada. Por inicio, recomendó a sir Charles Wyke
que tuviera cuidado en observar estrictamente el segundo punto del acuerdo y
ordenó al comodoro Dunlop la moderación de las tropas en su avance hacia el
interior de México.56
Asimismo, indicó que si alguno de los partidos preguntaba algo sobre los
negocios interiores, le dijera que tendría su apoyo “cualquier forma de gobierno que
protegiera las vidas y las propiedades de los mexicanos y los extranjeros” o
cualquiera que “impidiera que los británicos fueran molestados en sus ocupaciones,
sus derechos de propiedad o su religión”.57
Finalmente, dentro de los convenios de Londres, existió una cuarta cláusula
con la que se invitaba a adherirse a la fuerza intervencionista a Estados Unidos, pero
haciéndole ver que si se demoraba en su decisión, quizás se vendría abajo el
conjunto de exigencias establecidas en los puntos anteriores. El plazo que recibiría
para decidir, quedaba sujeto a la llegada de las tropas combinadas de las potencias
al puerto de Veracruz.58
55
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 143-144.
56
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 97.
57
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 609.
58
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 66.
CAPÍTULO I
20
La respuesta norteamericana fue en voz del secretario de Estado, William H.
Seward, quien respondió a nombre del gobierno estadounidense usando los
siguientes términos:59
Los Estados Unidos de América reconocen el derecho para declarar la guerra a cualquier
nación y que, si tal [se] hace con México, no se opondrá ni se mezclará en ella, siempre que
se conduzca con arreglo al derecho de gentes y no entre en sus miras el apoderarse de
territorio alguno ni subvertir la forma de gobierno republicano que existe en México por la
voluntad del pueblo.60
El mensaje del gobierno norteamericano era una declaración a favor de
nuestra nación, aún en el estado actual de los hechos por la Guerra de Secesión que
se batía en el país vecino del norte, y se mantenía contra la intervención extranjera,
apegados a “la firme decisión de sostener la doctrina Monroe61 y muy especialmente
contra el establecimiento en este país, de una monarquía contrariada por el voto
popular”.62
Establecidos los acuerdos y la forma de proceder, las primeras tropas que
aparecieron en México fueron las españolas, el 8 de diciembre de 1861, dado que
mantenían una guarnición en la isla de Cuba y no requerían mandar a sus
expedicionarios desde Europa. El cuerpo expedicionario estaba compuesto por 6,200
soldados de caballería e infantería, bajo las órdenes del general Prim y capitaneados
por el general Manuel Gasset.
59
El presidente norteamericano Abraham Lincoln y su Ministro de Estado, William H. Seward,
transformaron totalmente los métodos políticos de los Estados Unidos frente a América Latina. Como
parte de su política sobre el ramo, seleccionaron estrictamente a los ministros y otros representantes
de los Estados Unidos, enviando únicamente a aquellos capaces de convencer a los Naciones de que
Norteamérica no toleraba ya la esclavitud, que abandonaba su ambición expansionista y que los
tratarían con mayor respeto y cortesía, especialmente en la solución de sus reclamaciones. Véase
Alfred Jackson Hanna y Kathryn Abbey Hanna, Napoleón III y México (México: Fondo de Cultura
Económica, 1981), 11.
60
Caudet Yarza, Benito Juárez, 97-98.
61
El pensamiento sintetizado sobre esta doctrina de James Monroe, presidente norteamericano en
1823, advierte que cualquier ataque europeo a un país americano, se consideraría como una
amenaza para los Estados Unidos.
62
José María Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México (México: Porrúa,
1972), 396.
CAPÍTULO I
21
Del 6 al 12 de enero de 1862, llegaron a Veracruz los ejércitos inglés y
francés. Francia desembarcó 2,600 francotiradores e infantes de marina, bajo el
mando de Saligny y de la Graviere. Inglaterra arribó con un total de 800 hombres y
oficiales, comandados por el vicealmirante Dunlop. 63
El 10 de enero, a propuesta del general Prim, los invasores dirigieron una
proclama al pueblo de México que no satisfizo a nadie y se le encontraba poco
franca: se quería evitar la sospecha de una intervención declarada pero
resguardados en todo un aparato militar desplegado en el litoral veracruzano. El día
13, los representantes de los países aliados acordaron enviar al gobierno de Juárez
una nota conjunta con un ultimátum firmado por cada una de las potencias.
Juárez rechazó todas las pretensiones que se formularon. Expidió un decreto
que declaraba cerrado el puerto de Veracruz, designando como traidores a la Patria
a los mexicanos que se unieran o favorecieran la causa de los intervencionistas y se
autorizó a los gobiernos de los Estados para que usaran las recaudaciones públicas
en la integración de un contingente de fuerza armada.
Respalda el decreto con la promulgación de la ley del 25 de enero, con la cual,
todo aquel que de alguna manera preste cualquier género de ayuda a la intervención,
sería castigado con la muerte.64 El presidente hizo llegar sus acuerdos al despacho
de Relaciones y prevenía al titular de su traslado al puerto mexicano. Los
representantes intervencionistas tuvieron que negociar con el Ministro de Relaciones
Exteriores nacional, don Manuel Doblado, quien había recibido este ministerio
apenas en diciembre de 1861.
63
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 69- 70.
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 101. Esta ley del 25 de enero de 1862 será un argumento
contundente para el enjuiciamiento militar que sufre Maximiliano de Habsburgo en la corte marcial que
lo condena a muerte en 1867.
64
CAPÍTULO I
22
Las negociaciones se extendieron hasta el 19 de febrero de 1862, en el
pueblito de La Soledad, cerca de Veracruz.65 Mediante las Preliminares de La
Soledad, los aliados reconocían al gobierno de Juárez, comprometiéndose a
negociar con él todas sus reclamaciones y escuchando los ofrecimientos del
gobierno nacional para el pago de la deuda extranjera. España e Inglaterra
aprobaron, con ciertas salvedades, los convenios, mientras que el gobierno francés
se negaba a reconocer no sólo el tratado, sino al propio gobierno de Juárez.
Sobre la intervención, se permitía el avance de las tropas de las potencias
hacia las poblaciones de Córdoba, Orizaba y Tehuacán, con clima y condiciones más
favorables a los europeos mientras continuaban las negociaciones. Quedaba
aclarado que, en caso de no llegar a un acuerdo, los extranjeros, bajo palabra de
honor, retrocederían al lugar conocido como “Paso Ancho” en el camino a Córdoba y
“Paso de Ovejas”, cercano a Veracruz.66
Entre los meses de febrero y abril de 1862, los delegados de la alianza
tripartita reciben nuevas instrucciones de sus gobiernos. Las autoridades española e
inglesa envían indicaciones que coinciden y se distanciaban de lo dispuesto por
Napoleón III para sus representantes.
En marzo, llegan refuerzos franceses al mando del general Carlos Fernando
de La Trille, conde de Lorencez, nombrado en sustitución de De la Graviere, porque
éste firma las Preliminares de La Soledad.67 Francia dejaba descubiertos sus
verdaderos intereses en la expedición mexicana, que sin hacer caso de los acuerdos
en la Convención de Londres y las Preliminares de La Soledad y sin previa
65
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 155-156.
66
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 612.
67
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 73. La destitución del comandante Jurien
de la Graviere y las especulaciones sobre el trabajo realizado por Dubois de Saligny en las
Preliminares de La Soledad, en su mayor parte se fundamentan en los prejuicios que Almonte suscita
en la corte francesa, instigando al emperador Napoleón III a otorgarle poderes directos para participar
en la empresa mexicana.
CAPÍTULO I
23
declaración de guerra y contrario a la palabra empeñada, decidió avanzar con fines
de conquista para establecer un gobierno que favoreciera a sus ambiciones.
Al mismo tiempo, llega a Veracruz el general Juan Nepomuceno Almonte y
miembros influyentes de la tendencia conservadora que radicaban desterrados en el
Viejo Continente. Este personaje conservador que residía en Europa desde el
término de la Guerra de los Tres Años y había intervenido para imponer a México
una monarquía con apoyo extranjero, proclamó abiertamente su interés de cambiar
el sistema de gobierno en el país y se declaró con el respaldo de Napoleón III a este
respecto.68
La figura de Almonte trajo un fuerte impulso a los partidarios de la monarquía
en el territorio y para quienes valoraban como moderada la participación de la
delegación inglesa y española. Los conservadores mexicanos, que se habían
conducido con actitud débil y ambigua, empezaron a fraguar la caída del régimen
republicano con mayor entereza, respaldados por el ejército francés y en las
garantías dadas por Almonte.
Acompañado por el padre Francisco Javier Miranda y el general Antonio Haro
y Tamariz, Almonte abandona Veracruz el 19 de marzo para dirigirse a Tehuacán y
sostener un encuentro con las tropas del general Manuel Robles Pezuela. Juárez
tiene conocimiento del avance de franceses y conservadores y decide aplicar
estrictamente las leyes que castigaban con la muerte a todos aquellos que apoyaran
la intervención. Fue por esta suerte que, cuando el general Robles Pezuela fue
atrapado por las fuerzas juaristas el día 23, fue fusilado como traidor a la Patria.
Durante el mes de abril, el día 9, se llevan a cabo las Pláticas de Orizaba,
reunión de los delegados de la alianza para aclarar definitivamente su posición ante
el gobierno mexicano, pues para el día 15 de abril, se debían iniciar las
negociaciones con el representante mexicano según las Preliminares de La Soledad.
68
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 612.
CAPÍTULO I
24
Los acuerdos fluyeron con España e Inglaterra, no así con Francia que
defendió su política de intervención deseada por Napoleón III. Prim y Wyke,
declararon a los franceses que sus fuerzas no actuarían por su causa y que se
retirarían de México.
José María Iglesias, ministro de Justicia y de Hacienda del gabinete juarista
durante la intervención, en “La cuestión extranjera” del 28 de octubre de 1862, señala
que el gobierno inglés y español se retiran ante
…la imposibilidad de conocer las verdaderas intenciones de Napoleón, por la extraordinaria
facilidad con que cambia su política, así como por la falta de plan en los negocios de
México(…). Inglaterra y España dejaron sola a Francia en la contienda, no por una fatalidad
difícil de prever, sino por haberse negado a patrocinar el negocio Jécker, que era parte
esencial del ultimátum de Saligny; por no haber querido participar de la deshonra consiguiente
a la violación de los preliminares de la Soledad; por haberse resistido a imitar el escándalo de
la infracción del compromiso de la retirada a Paso Ancho. 69
Juárez recibe la notificación de que, en adelante, los tres países actuarían
independientemente, aceptando los gobiernos español e inglés, las medidas ya
avaladas por sus delegados. España e Inglaterra rompen relaciones con Francia y
con fecha del 9 de abril de 1862, envían una nota diplomática al ministro de
Relaciones Exteriores mexicano para informar sobre su decisión. Con esa fecha, las
tropas anglo-españolas iniciarían la retirada de México.70
La coalición intervencionista quedaba rota. Ahora Juárez tenía a un solo
bloque como adversario: Napoleón III y los conservadores.
69
Véase Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 91.
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 196-197.
70
CAPÍTULO I
25
EL AVANCE DE LOS FRANCESES EN MÉXICO
El gobierno juarista expidió otro decreto el 12 de abril de 1862, declarando
“traidores a los mexicanos que permanecieran en los lugares ocupados por los
franceses”,71 y en donde expresaba la esperanza de que el Emperador francés, que
había sido erróneamente informado, vería lo improcedente de su actuación en
México.72 Las tropas francesas no abandonaron el suelo mexicano, con lo cual
violaban los acuerdos firmados en la Convención de Londres, así como las
decisiones tomadas en las Preliminares de La Soledad.
El general Lorencez, en lugar de retroceder a Paso Ancho, lugar indicado por
la autoridad republicana en los acuerdos del 9 de abril, avanzó con el ejército francés
hacia Orizaba. Para justificar su falta en el cumplimiento de lo pactado por los
intervencionistas, el general Lorencez “apela a dos calumnias atroces: la de que el
presidente Juárez excita en sus proclamas al asesinato de los franceses, y la de que
el general Zaragoza se proponía también asesinar a los enfermos de esa nación que
se habían quedado en Orizaba”. 73
Había por lo tanto que resguardar la integridad de los súbditos del emperador
Napoleón III y entonces actuaban en consecuencia. Se iniciaba así el conflicto
armado de México contra Francia.
Los comisarios franceses dieron el 16 del mismo mes una proclama en
Córdoba en la que informaban a los mexicanos que no venían a tomar parte en sus
disensiones sino para que cesaran, que buscaban ofrecer su apoyo al gobierno
mexicano para fundar en México un estado de cosas provechoso para el país y para
Europa y hacía un llamado a quienes tenían confianza en la intervención, sean del
partido que fuesen, para que se cobijaran bajo la sombra del pabellón amigo, que se
71
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 612.
Caudet Yarza, Benito Juárez, 100.
73
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 13.
72
CAPÍTULO I
26
ha plantado en suelo mexicano y no retrocederá.74 Ni México ni su gobierno
aceptaron esta proclama y se prepararon para enfrentar a la implantación del orden
contrario a las aspiraciones republicanas y a echar del país a los extranjeros y los
reaccionarios traidores.
Así, rotos los acuerdos de La Soledad, se estableció en Orizaba un simulacro
de gobierno organizado por Almonte, reconocido con el título de “Jefe Supremo
Interino de la Nación Mexicana” e integrando su gabinete con personajes del partido
conservador. Deseando inspirar confianza a los mexicanos sobre el papel de Francia
en la intervención, el 16 de abril lanzó un manifiesto en Córdoba, en el que se
explicaba que esta Nación tenía el interés de dar la felicidad al país, sujetándose a
los acuerdos de la Convención de Londres.75
Después de la retirada de las tropas españolas e inglesas de las costas
mexicanas, se inició una espiral de contiendas entre las tropas francesas y
mexicanas. El 19 de abril, comenzaron las operaciones militares entre los ejércitos
con los primeros cañonazos en El Fortín. Las tropas francesas se preparaban para
avanzar hacia la ciudad de Puebla, mientras el ejército nacional, al mando del
general Ignacio Zaragoza, se situó en las cumbres de Acultzingo para frenar su paso,
pero cediendo a la marcha de los franceses que pudieron llegar hasta San Agustín
del Palmar.
El general Zaragoza reconcentra sus fuerzas en Puebla, a donde llega el 3 de
mayo y organiza a la plaza para las posibilidades de ataque que los franceses podían
usar. El 4 de mayo, el general Santiago Tapia, gobernador y comandante militar del
estado, declaraba en estado de sitio a la capital poblana e incitando a la integración
de un ejército con “hombres patriotas, buenos, dignos ciudadanos y dispuestos a
74
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 208-209.
75
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 613.
CAPÍTULO I
27
salvar el decoro del Estado y la independencia de la Patria”.76 Mientras tanto, el
general Lorencez llega al pueblo de Amozoc y decide que el ataque sería al día
siguiente, el 5 de mayo de 1862, cuando el ejército francés marcharía desde el norte
hacia el fuerte de Guadalupe, única forma de entrar a Puebla y ganar terreno hacia la
capital del país.
Tras un largo combate, los franceses habían gastado la mayor parte de su
munición y el general Lorencez mandó a su infantería para capturar el fuerte de
Guadalupe, cuando fueron atacados por el fuego republicano, con el apoyo de las
tropas extendidas a lo largo de las fortificaciones poblanas. El ejército extranjero
cedía ante el ímpetu de las armas nacionales.
El jefe del Cuerpo del Ejército del Oriente, general Ignacio Zaragoza,
entregaba este parte al Supremo Gobierno de la Nación, sobre el hecho de armas
del 5 de mayo:
El hecho glorioso que acaba de tener lugar patentiza [el] brío y por sí solo (…) recomienda el
comportamiento de mis valientes compañeros. El ejército francés se ha batido con mucha
bizarría: su general en jefe se ha portado con torpeza en su ataque. Las armas nacionales, se
han cubierto de gloria y (…) puedo afirmar con orgullo, que ni un solo momento volvió la
espalda al enemigo el ejército mexicano durante la larga lucha que sostuvo.77
El mérito destacable de esta batalla, consistió en la victoria militar de los
mexicanos frente al ejército más prestigiado de la época, lo que se tradujo en un
fuerte aliciente moral para el gobierno y el ejército nacional que logró resistir por un
año más, el avance de las tropas francesas sobre el territorio.
Pocos días después, los liberales sufren sendas derrotas en Barranca Seca,
cerca de Orizaba, frente a las tropas de Leonardo Márquez, y en el mes de junio,
González Ortega es derrotado en el combate del Cerro del Borrego. Estas
76
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 258-259.
77
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 263.
CAPÍTULO I
28
escaramuzas incitaron a que el Cuerpo Legislativo francés votara la suma de 15
millones de francos para la expedición mexicana y para el traslado a México de todo
un ejército que ascendía a 30,000 hombres de infantería y los 10,000 hombres de la
marina francesa en aguas mexicanas.78
Después de estas pérdidas, Zaragoza decide rehacer su ejército. Manuel
Doblado renuncia a su ministerio de gobierno, es nombrado general en jefe de las
tropas que atacarían en la serranía y se traslada a Guanajuato a hacerle frente a las
fuerzas conservadoras de Tomás Mejía. Un decreto de Juárez promulgado en
septiembre, indicaba que la población masculina entre 16 y 60 años debía trabajar un
día a la semana en la construcción de fortificaciones para la defensa de la ciudad. El
general Zaragoza enferma en el momento más crítico, dejando el mando del Ejército
de Oriente. No pudo levantarse de su recaída y muere en la ciudad de Puebla por
fiebre tifoidea.79
En julio de 1862, el Emperador francés nombra comandante en jefe del
ejército expedicionario al general Elías Federico Forey,80 en sustitución del general
Lorencez. Llegaba con instrucciones personales del Napoleón III y otras de carácter
oficial, fechadas el día 3, que incluían: expedir una proclama con arreglo a los
intereses franceses, recibir a todos los mexicanos adictos a la causa intervencionista,
no abrazar la defensa de ningún partido y mostrar su respeto hacia la religión, pagar
los gastos de las tropas mexicanas auxiliares y reprimir vigorosamente todo acto que
fuera en contra del buen éxito de la empresa.81
Recibe también el respaldo de Napoleón para aumentar el grueso del ejército
francés en México. El cuerpo expedicionario aumentó a 28,000 efectivos (cuatro
78
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 86.
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 613.
80
Este militar, educado en la Escuela de Saint Cyr, tenía, al llegar a Veracruz, 59 años y tomó una
activa participación en la Guerra de Crimea en 1844, como jefe de la división de reserva del Ejército
de Oriente. Mandó al ejército que sitió Sebastopol y su lucha contra los republicanos franceses le valió
el grado de general de división en 1848. Había conquistado triunfos en Montebello en 1859 y gozaba
de una gran fama militar en la corte francesa; lo distinguieron con la Gran Cruz de la Legión de Honor.
81
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 148.
79
CAPÍTULO I
29
veces más que las tropas vencidas en Puebla) y esta fuerza estuvo organizada en
dos divisiones: una parte estaba al mando del general Francisco Aquiles Bazaine,82
mientras que la otra parte era comandada por el general Carlos Abel Douay.83
Como parte de las instrucciones, tras su llegada al puerto de Veracruz en el
mes de septiembre, el general Forey se manifiesta a la nación mexicana. En su
proclama, anuncia que dará a conocer las intenciones de Napoleón, expresa
acusaciones contra Inglaterra y España, hace alarde de las reclamaciones de
Francia y declara también que no viene hacer la guerra al pueblo mexicano, sino sólo
a quienes representan a su gobierno.84
La siguiente medida fue la disolución del gobierno de Almonte, obligándolo a
deponer el título que había tomado de “Jefe Supremo de la Nación” bajo la sospecha
que tenía de que Almonte quería aprovechar la empresa en beneficio personal y
egoísta. Así mismo, le prohibió publicar ninguna clase de leyes o decretos y que
debía mantenerse dentro de los límites en que, según las nuevas instrucciones,
debía desenvolverse su actividad.
Al embajador francés en México, conde de Saligny, le ocurrió algo similar. El
general Forey lo separó de su cargo plenipotenciario ante el gobierno mexicano,
quedando él con la dirección política y diplomática de la intervención francesa. Tal
situación causó gran malestar al conde de Saligny porque quedaba colocado bajo la
autoridad de Forey, además que se sujetaba a la jerarquía de “un general que sabía
poco o nada sobre la situación francesa en México”.85
82
Hijo de un benemérito oficial que había servido a las órdenes de Napoleón I.
Gran rival de Bazaine, que nunca pudo alcanzar el mariscalato: soldado raso a los 16 años, teniente
a los 24, coronel a los 39, general brigadier por las luchas en el campo de Magenta y divisionario
cuando se embarca para México. Se dio a conocer en la Guerra de Crimea de 1856, por su audaz
asalto a la torre de Malakow. El general Douay es quien encabeza las tropas intervencionistas a su
llegada al territorio colimense en noviembre de 1864.
84
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 90.
85
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 142-144.
83
CAPÍTULO I
30
Fue durante el otoño de 1862, cuando desembarcó el general Aquiles Bazaine
con refuerzos franceses, al mismo tiempo que los ejércitos republicanos
reorganizaban sus tropas al mando de González Ortega, el héroe de las batallas de
Peñuelas y Silao, de Calpulalpan y Jalatlaco, a quien le otorga el gobierno liberal el
mando de sus hombres y la defensa de las ciudades de México y Puebla.
Para enero de 1863, la República cuenta ya con tres ejércitos. González
Ortega estaba al mando de 22,000 hombres que formaban el Ejército de Oriente,
junto a los 8,000 soldados que integraban el Ejército del Centro, al mando del
general Ignacio Comonfort. Un tercer ejército quedó al mando del general Manuel
Doblado, el Ejército de Reserva, cuya actividad se desplegó para perseguir a las
gavillas de reaccionarios, traidores y bandidos. En el bando intervencionista, a las
órdenes del general Forey, el cuerpo expedicionario contaba con 28,126 hombres,
además del contingente del partido monárquico formado por 1,300 hombres de
infantería, 1,010 de caballería, 50 de artillería y la “legión de honor” formada por 400
oficiales y jefes conservadores.86
Acordada la salida del ejército francés hacia Puebla, el general Forey expidió
en febrero una nueva proclama al pueblo de Orizaba, agradeciendo la hospitalidad
que habían recibido las tropas invasoras, que aunque no la debían a la simpatía de
sus moradores, era un gesto digno de tomarse en cuenta. Repitió el objeto de su
presencia en México: reconciliar al país con Europa, especialmente con Francia,
cuyas buenas relaciones se perdieron a consecuencia del gobierno que rige la
República.87
Con el transcurrir de febrero de 1863 las tropas expedicionarias lograron un
importante avance sobre la geografía del estado de Puebla. El día 1° ocuparon
Nopalucan y para el día 18, se encontraban en la ciudad de Tepeaca. El 4 de marzo,
la columna del general Bazaine avanzó hasta el poblado de Acajete y las fuerzas de
86
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 613.
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 459.
87
CAPÍTULO I
31
Douay llegaron a los pueblos de San Bartolo, Amozoc y se establece en la hacienda
de “La Manzanilla” el 16 de marzo. Por su parte, el general Bazaine avanzó hacia el
cerro de Amaluca y se fortifica en la hacienda de “Los Álamos”.88 Todo indicaba la
proximidad de la lucha en la ciudad de Puebla de Zaragoza.89
González Ortega declaró en estado de sitio la ciudad de Puebla el 10 de
marzo de 1863. Cuatro días después, expide un decreto para desalojar la plaza y
dejar sólo a las fuerzas combatientes. El día 16, a las nueve de la mañana,
comenzaron las hostilidades con un cañonazo desde el fuerte de Guadalupe, lo que
anunciaba la presencia de las tropas extranjeras. El sitio de la ciudad de Puebla se
prolongó durante 62 días, a través de los cuales empezaron a escasear los víveres,
las municiones y la ayuda para el Ejército de Oriente.
El general Comonfort, intenta romper el sitio de Puebla, pero es derrotado por
el general Bazaine y tuvo que retroceder hacia la ciudad de México. El 17 de mayo,
cuando se había agotado la esperanza de recibir ayuda, el general González Ortega
se rinde ante los franceses por el sitio de Puebla.
Una vez perdida la plaza y tras haber sido derrotado el ejército mexicano, el
presidente Juárez decide abandonar la capital mexicana. Juárez y su gobierno dejan
la capital el 31 de mayo, para trasladar al gobierno a la ciudad de San Luis Potosí.
Posteriormente, habrían de peregrinar por las ciudades de Monterrey, Saltillo,
Chihuahua y Paso del Norte.
88
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 464.
89
Tras la muerte del general Zaragoza, cuatro meses después de la defensa heroica de Puebla, el
gobierno de Juárez, para recordar su actitud patriótica, decide bautizar a la ciudad con el apellido del
general originario de Izúcar de Matamoros.
CAPÍTULO I
32
LA REPÚBLICA JUARISTA FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCÉS
La avanzada del ejército francés llegó a la capital e hizo su entrada al mando
del general Forey el 10 de junio de 1863. Al día siguiente, lanza una proclama en la
que aconsejaba a los mexicanos la fraternidad, la concordia, el verdadero
patriotismo, que dejaran de ser liberales y reaccionarios, que fueran únicamente
mexicanos.90
El 12 de junio, el general Forey nombró al prefecto político de México; el día
13 se integró el Ayuntamiento de la ciudad, se nombra al prefecto municipal; un día
después quedaba instalado el personal del Ayuntamiento y para el 15 de junio, el
coronel Charles de Potier,91 recibe su nombramiento de comandante militar de la
capital y gira las primeras disposiciones sobre el alojamiento de los militares.92
El 16 de junio se decretó la Junta Superior de Gobierno, compuesta por 35
personas que Forey había designado: reaccionarios, representantes del clero, ex
ministros y altos funcionarios del gobierno de Santa Anna y del gobierno de Miramón.
La Junta Superior de Gobierno eligió como presidente a Teodosio Lares y como
secretarios de la misma a los señores Antonio Arango y Escandón y José María
Andrade.
El 21 de junio, la Junta de Gobierno eligió un triunvirato para ejercer
provisionalmente el poder ejecutivo, donde figuraron el conservador y presidente
depuesto por Forey, Juan Nepomuceno Almonte; el obispo de Puebla y arzobispo
electo de México, Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, y el general Mariano Salas,
partidario santaannista.93 En dicho Consejo, el obispo Juan Ormaechea y el
licenciado Antonio Pavón, fungieron como miembros suplentes. Tras su elección, el
general Forey cedió el poder y entregó el Palacio Nacional al triunvirato.
90
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 614.
Viene a México como coronel del 95° regimiento de línea. Recibe el nombramiento de manos de
Forey y llegó a brigadier en 1866. Participó en todas las batallas del segundo imperio. Fue herido en
una batalla contra los juaristas en las barrancas de Atenquique.
92
Peza, Benito Juárez. Memorias del autor, 116-117.
93
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 82.
91
CAPÍTULO I
33
En los últimos días de junio, la Junta Superior expide los nombramientos para
los subsecretarios de gobierno, recayendo los ministerios en las personas de José
Miguel Arroyo en Negocios Extranjeros; José Ignacio Anievas en Gobernación;
Felipe Raigosa en Justicia y Negocios Eclesiásticos; José Salazar Ilarregui en
Fomento; Juan de Dios Peza en Guerra y Martín del Castillo y Cos en Hacienda.
Los integrantes del poder ejecutivo convocaron a una Asamblea de Notables,
compuesta por 215 personas, quienes sumados a la Junta Superior de Gobierno,
estarían formando el poder legislativo y que deberían pronunciarse por la forma de
gobierno que México quisiera adoptar. El 10 de julio de 1863, la Asamblea, presentó
su dictamen con las proposiciones siguientes:
I. La nación adoptaba la monarquía moderada, hereditaria, con un príncipe católico.
II. El soberano recibiría el título de Emperador de México.
III. La corona imperial se ofrecería al príncipe Fernando Maximiliano, archiduque de Austria, para
sí y sus descendientes.
IV. En el caso de que por circunstancias imposibles de prever no llegase a tomar posesión del
trono, la nación mexicana se remitiría a la benevolencia del emperador de los franceses para
que le indicase otro príncipe católico.94
También se acordó cambiar el nombre al ejecutivo por el de Regencia del
Imperio, la cual contempló el envío de una comisión a Miramar, en Trieste,
encargada de notificar al archiduque Fernando Maximiliano José, sobre el resolutivo
de la Asamblea.
La Regencia designó a diez notables que integrarían la delegación mexicana y
llevarían a Napoleón III el voto de gracias acordado. Dicha comisión fue presidida por
José María Gutiérrez de Estrada y le acompañaron Ignacio Aguilar y Marocho,
Francisco Javier Miranda, Joaquín Velázquez de León, José Manuel Hidalgo y
Esnaurrízar, Antonio Arango y Escandón, Ángel Iglesias y Domínguez, Antonio
Suárez de Peredo, Adrián Woll y José María Landa.95
94
95
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 615.
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo II, 660.
CAPÍTULO I
34
El gobierno republicano no tardó mucho en responder. El presidente Juárez, al
llegar a San Luis Potosí, dirigió un manifiesto expresando la confianza que tenía
sobre el triunfo de la causa liberal y expidió varias circulares a los gobernadores de
los estados participándoles del establecimiento de su gobierno en esa capital. Al
mismo tiempo, en respuesta a la proclamación de la monarquía, el comité
permanente del Congreso con sede en San Luis Potosí, llamó a los mexicanos a
luchar con energía contra la invasión extranjera y los traidores de la Patria.96
A principios del mes de julio de 1863, Napoleón III, satisfecho con los avances
de su obra, envía al general Forey el bastón de mariscal de Francia y la notificación
de su pronto regreso a la ciudad parisina. Mientras tanto, Forey se preparaba para la
expedición militar al interior de México, propuesta para el mes de noviembre, una vez
que aminoraran los temporales lluviosos que afectarían el avance de las tropas.
La estrategia que llevarían a cabo y las simpatías de los pobladores a favor de
la monarquía, fueron noticia de una carta de Forey al emperador de Francia en el
mes de septiembre.
El 3 de octubre de 1863, la delegación de notables mexicanos fue recibida en
el Castillo de Miramar por el archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo, quien
aceptó la corona condicionalmente, previa la ratificación de los siguientes puntos: el
voto de toda la Nación mexicana,97 las suficientes garantías por parte de Francia98 y
96
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 91
Mientras Maximiliano se decide a aceptar la corona, llegaron las Cartas de Adhesión al Imperio al
Castillo de Miramar, actas de las ciudades más importantes de México (tomadas por los franceses y
firmadas por las nuevas autoridades) con cifras cercanas a 5 millones de personas. Si estimaban que
la población mexicana tenía 8 millones de habitantes, suponían que la mayoría del pueblo mexicano
los había llamado. La “votación” de la población a favor de la conversión de México en imperio
degeneró en una comedia más burda que la votación de la Asamblea. Bajo la amenaza de las
bayonetas francesas la población vitoreaba a Maximiliano, pero cuando las tropas se retiraban, la
ciudad pasaba nuevamente a manos de los juaristas y derrocaba a los funcionarios impuestos por los
franceses.
98
Necesitaba el apoyo militar y financiero de Francia, por lo cual iría a Paris.
97
CAPÍTULO I
35
la autorización de su hermano Francisco José para aceptar el trono del imperio
mexicano.99
Por estas fechas, el mariscal Forey es reemplazado por el general Bazaine. El
embajador francés en México, Dubois de Saligny fue llamado también a Francia por
el despacho de Relaciones Exteriores, a través del ministro Drouyn de Lhuys.100 En
el lugar del diplomático en México fue designado el marqués Carlos Francisco
Federico de Montholon. El alejamiento de ambas figuras suscitó el malestar entre el
“partido clerical”, fusión entre los clérigos y los conservadores.101
El día 9 de noviembre de 1863 salieron de la capital los generales franceses
para ponerse al frente de sus divisiones, días después Bazaine dirige la campaña. La
expedición imperialista por el territorio nacional contaba con más de 45,000 efectivos
para las batallas contra los liberales juaristas.
Las estrategias militares les permitieron asegurar la línea de comunicación con
el mar, así como el resguardo de los caminos que conducen a la ciudad de México,
Puebla, Orizaba y Córdoba con la protección de dos compañías establecidas en
Tlaxcala. Se formaron dos columnas para marchar al interior, una con las divisiones
de Castagny y Márquez, para dirigirse a Morelia por Toluca y Acámbaro; la otra, con
la división Douay, que tomaría Querétaro, León y Lagos hasta Guadalajara.
El 22 de diciembre de 1863, el presidente Juárez, considerando que sus
tropas no podrían defender la ciudad de San Luis Potosí, decidió trasladar su
gobierno hacia Saltillo, a donde llega el 9 de enero de 1864. Terminaba el año de
1863 en medio de la lucha contra los franceses, quienes habían invadido gran parte
99
Requería del consentimiento de su hermano Francisco José, quien no lo daría fácilmente pues
quería que Maximiliano se fuese sin nada, ni para él, su familia o sus descendientes, ni siquiera sus
derechos como archiduque de Habsburgo. Este punto estuvo en el debate de la familia imperial
austriaca y fue la mayor justificación que detenía a Maximiliano para aceptar definitivamente el imperio
mexicano.
100
Con fecha del 17 de octubre de 1862, el ministro Thouvenel dimitió de su cargo y fue designado
Drouyn de Lhuys. El nuevo ministro era un partidario de la política mexicana y de un decidido apoyo a
los estados del Sur durante la Guerra de Secesión.
101
Galeana de Valadés, Las relaciones Iglesia-Estado durante el Segundo Imperio, 35.
CAPÍTULO I
36
del país y se establecían con la fuerza de las armas en los puntos ocupados por las
tropas intervencionistas.
Para continuar con su gobierno, Juárez sólo contaba con los estados de
Nuevo León y Coahuila, Durango, Chihuahua, Sonora y Baja California en el norte y
Guerrero y Oaxaca en la zona meridional de la república.
Aún con estas ventajas, los franceses tenían serias dificultades en diversas
regiones. En Tampico, las guerrillas tenían bloqueado el territorio; en el sur, el
general Juan Álvarez lanzó una proclama declarando la guerra a muerte a los
invasores; en Oaxaca, Porfirio Díaz aumentó el número de hombres, lo que tenía en
jaque a los estados del oriente y servían de apoyo a las guerrillas102 que
interceptaban las comunicaciones entre Veracruz y la capital.103
Las tropas francesas entraron a la ciudad de Guadalajara en enero de 1864 y
en febrero tomaron Aguascalientes y Zacatecas. La tenencia sobre la primera, el
control del siguiente par, más las capitales de Morelia y San Luis Potosí, sumaron los
elementos de riqueza del país en manos de las armas imperialistas.104 En dicho
avance por el interior del país, los franceses fueron armando las “cartas de adhesión”
que requería Maximiliano para visualizar la aceptación de los mexicanos y respaldar
su imperio en la “voluntad” del pueblo que lo había elegido.
La situación angustiante del gobierno republicano y la incertidumbre del futuro
del país, hicieron concebir la idea de que el único medio para resolver
favorablemente la contienda, era con la separación del presidente constitucional, es
102
El método de las “guerrillas” era ventajoso para los mexicanos, sobre todo, porque les permitía,
valiéndose del buen conocimiento sobre el terreno de la lucha, imponerse al enemigo en el combate
en las condiciones menos ventajosas para él. Los ataques “sorpresa” de noche o en un terreno
accidentado, favorecían al bando mexicano, pues el ejército francés aunque numeroso, no podía
adaptarse a las condiciones propias de la lucha guerrillera. En tal situación, se comisionó al coronel
Dupin para contraatacar a las guerrillas. Su misión consistía en proceder de manera despiadada
contra las bandas que infestaban al país combatiendo a la intervención. Hizo esto de un modo tan
radical que alcanzó gran fama por su crueldad y ejecuciones inmotivadas.
103
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 615-616.
104
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 616.
CAPÍTULO I
37
decir, deponer a don Benito Juárez. El general Doblado dio forma a este
pensamiento y envía una comisión a Saltillo para pedir la separación del presidente
Juárez. La idea se desvaneció ante la negativa del presidente, manifestando la
resolución inquebrantable de continuar en el puesto que ocupaba por la voluntad
nacional para la defensa de las instituciones y la independencia de la patria.105
Una complicación más grave se suscitó con el gobernador de Nuevo León y
Coahuila, don Santiago Vidaurri,106 quien fue protagonista de ciertos hechos de poca
confianza hacia el gobierno federal. El gobernador demostró su frialdad a la llegada
del presidente Juárez a Saltillo, obviando la presencia del responsable de la
República. Uno más fue la negativa que ofreció para que el gobierno general pudiera
disponer de las rentas federales de su administración ante la precaria situación por la
que atravesaba. Otra descortesía haberle negado la comodidad necesaria a la
Brigada Corona del Ejército del Centro, que le solicitó el apoyo para reponerse y
volver a la campaña.107
En vista de todo esto, se determinó el traslado del gobierno republicano a la
ciudad de Monterrey, a fin de enfrentar directamente al funcionario rebelado. El
presidente del país recibe el apoyo de la división de Guanajuato, al mando del
general Doblado. Las dificultades entre Juárez y Vidaurri se agudizaron y en el mes
de febrero éste rompió abiertamente con el presidente, en abril se expatrió a Texas y
poco después regresó a México para adherirse al Imperio.108
El presidente Juárez retorna a la ciudad de Saltillo y decide restablecer el
estado de Coahuila, encargando el mando militar y político al general Andrés S.
105
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo III, 48.
106
El gobernador Santiago Vidaurri, desde la época de Comonfort, había manifestado tendencias a
gobernar con cierta independencia del centro a los estados de Nuevo León y Coahuila y disponía,
desde hacia tiempo, de las rentas federales sin informar de la disposición que les daba. Ejercía su
“cacicazgo” en la zona centro y noreste del país, controlando férreamente la región.
107
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo III, 48-52.
108
Díaz, “El liberalismo militante”, en Historia General de México, 616.
CAPÍTULO I
38
Viesca. En abril, Juárez situó la capital de la república en Monterrey empujado por el
avance de las tropas enemigas.
Para esta época, las tropas francesas y sus aliados hicieron algunos
movimientos por el lado del Norte, estimulados por los sucesos de Nuevo León,
mientras que sus otras divisiones se desparramaban hacia el interior del país: el
general Douay persiguiendo a González Ortega; Castagny al Fresnillo; Tomás Mejía
llegando a Real de Catorce sobre las partidas liberales de ese rumbo; Gutiérrez al
poniente de Morelia, rumbo de Patzcuáro y Uruapan, con Leonardo Márquez en la
misma dirección; Liceaga sobre Tlacolúlan; de Zapata a Ixmilquilpan; de Pachuca a
Actopan y de México a Chalco.109
109
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo III, 47.
CAPÍTULO II
39
CAPÍTULO DOS
LOS GRANDES INTERESES SOBRE UN IMPERIO MEXICANO
LOS INTENTOS DE UNA MONARQUÍA EN LA NACIÓN INDEPENDIENTE
Una vez que la nación mexicana dejó de ser territorio dominado por la corona
española y se alza como un pueblo independiente, el nuevo Estado mexicano lucha
por su definición política, presentándose el dilema de continuar bajo un sistema de
gobierno monárquico o constituirse como una entidad republicana. Ya desde
entonces, el debate público generó la lucha de ideologías y la disputa por el binomio
monarquía vs. república para definir el perfil político y administrativo de México, en
los años comprendidos entre 1810 y 1867.110
Al aparecer como un territorio libre y soberano, hay la necesidad de establecer
un régimen de gobierno interno, bajo el cual se administre a la sociedad, se
economicen los recursos y sé de vida cultural, religiosa, educativa y política al
entorno mexicano recién emancipado.
La tradición gubernativa de los 300 años anteriores a la independencia y las
simpatías del partido clerical,111 se aglutinaban tras el proyecto de un régimen
monárquico como lo ideal para el crecimiento y desarrollo del país. Antiguas
autoridades virreinales, acaudalados terratenientes, grupos clericales y gran parte de
los oficiales del ejército, pretendían “importar a la república una monarquía europea,
[propósito] general en el partido conservador”.112
110
Patricia Galena, comp., México y sus Constituciones (México: FCE-AGN, 1998), 284.
Apuntábamos en el capítulo anterior que el “partido clerical” sería entendido como el grupo que
fusionaba los intereses de los clérigos y los conservadores. Este grupo idealizaba por todos los
medios el pasado colonial de México, tratando de demostrar que la colonización española había traído
paz, orden y bienestar al país. Aspiraba a derrocar el régimen republicano y establecer enseguida una
monarquía que tuviera al frente un príncipe europeo. En la narración del capítulo tendrá la misma
significación cuando se hable de los conservadores, los imperialistas o el partido conservador.
112
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 18.
111
CAPÍTULO II
40
Una propuesta de organización gubernativa como república, apareció en el
sentir de los grupos liberales, partidarios de las ideas ilustradas, de la revolución
francesa y de la incorporación de un esquema similar al de los vecinos
norteamericanos. Al término del proceso emancipador, los liberales estaban
convencidos de que no existían ya, en la sociedad mexicana, “los elementos
constitutivos e indispensables de toda monarquía (…) pero si algunos había, al
consumarse la independencia, han desaparecido”.113
Así pues, partiendo del contexto de la autonomía, las alternativas para un
proyecto de gobierno mexicano estuvieron alrededor de estos dos regímenes. Pero
la falta de unidad y experiencia política, las contradicciones entre los grupos sociales,
el desarrollo del regionalismo y la fuerza de las armas en cada núcleo con una
filosofía partidista, llevaban al liderazgo a sus propios caudillos y propiciaba un caos
en el poder al presentar un esquema particular de gobierno.
Dejando al margen la evolución del pensamiento republicano en el país, es en
este parteaguas histórico que pueden rastrearse las primeras manifestaciones sobre
un imperio nacional e incluso, con anterioridad, ya que los brotes por integrar una
monarquía en suelo mexicano se registran desde 1783, cuando se avecinaba el
torrencial revolucionario de la independencia con respecto de España.
Por ese tiempo, don Pedro Pablo Abarca y Bolea, conde de Aranda,114
contemplaba como una solución viable para sostener los territorios de la Corona, la
presencia de un triunvirato de infantes españoles en los tronos de México, Perú y
Costa Firme. De constituirse los reinos de los tres territorios en manos de los
infantes, el rey español, Carlos III, recibiría el título de Emperador de las Indias.115
113
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 19.
Presidente del Consejo de Castilla y ministro de Carlos III.
115
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 10.
114
CAPÍTULO II
41
Avanzada la lucha independiente, don Ignacio López Rayón, secretario
particular de Hidalgo en 1810 y más tarde delegado constituyente de Chilpancingo en
1813, se pronunció al interior del Congreso por la conveniencia de continuar bajo un
régimen monárquico.116 La intención era ofrecer el gobierno a Fernando VII,117 pero
en noviembre, el Congreso de Chilpancingo declaró formalmente la independencia
de México y se proclamó al país en una república, por lo que quedaba rechazada la
propuesta de la monarquía.118
Fue al inicio de la década siguiente, cuando Agustín de Iturbide retoma el
asunto de la monarquía con el Plan de Iguala, redactado en esa provincia, el 21 de
febrero de 1821. En su plan indicaba, como vínculo de unión en los pueblos, a la
“religión católica, apostólica, romana”; proponía el establecimiento de “un gobierno
monárquico templado por una constitución análoga al país” y sugería como candidato
al reino a Fernando VII, alguno de su dinastía o de otra reinante, para “hallarnos con
un monarca ya hecho”.119
Meses más adelante, cuando el último virrey de la Nueva España, don Juan O’
Donojú firmó los Tratados de Córdoba120 con Agustín de Iturbide, se pretendió
colocar en el gobierno a un príncipe de la Casa de Borbón, por lo que una delegación
de monárquicos mexicanos viajó a Europa121 con tal intención. Los integrantes de la
dinastía borbónica declinaron al ofrecimiento.
116
Galeana, México y sus Constituciones, 284.
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo II, 1073.
118
Luis Villoro, “La revolución de Independencia”, en Historia General de México (México: El Colegio
de México, 2004), 513.
119
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo III, 1591.
120
Los Tratados de Córdoba fueron firmados el 24 de agosto de 1821 para llevar la emancipación de
manera pacífica. El acuerdo establecía el reconocimiento del territorio como Nación soberana e
independiente, bajo el nombre de Imperio Mexicano. Su gobierno sería monárquico constitucional
moderado, fijando una Corte en México y llamando para ello (en esta prelación) a Fernando VII, rey de
España y por su renuncia o no admisión a los infantes Francisco de Paula o Carlos Luis, o para aquel
que las Cortes del Imperio designaren. Véase Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo
IV, 2065.
121
Su objetivo era apoyar una monarquía mexicana con la experiencia reinante de una casa europea,
que viniera a establecerse en México, llevando el ofrecimiento de extender su dominio colonialista en
el territorio americano.
117
CAPÍTULO II
42
Llegada la oportunidad de recibir el trono del Imperio Mexicano en el orden de
sucesión y por las negativas de sus antecesores, el príncipe Carlos Luis no deseaba
un campo de actividad tan inseguro y aventurado y, además, consideraba que el
“nuevo reino tenía sus raíces en una revolución contra el dominio de los españoles y
a tal cosa no podía dar su consentimiento ni su apoyo”.122
Ante tal panorama, se despertó en Agustín de Iturbide, instigado por oficiales y
tropas adictas, la ambición personal. Cedió a la tentación y trabajando hábilmente su
candidatura, se hizo proclamar Agustín I, emperador de México, el 21 de mayo de
1822.123 Fue un imperio corto que enfrentó una dura oposición, los roces con los
integrantes del Congreso y los embates de los grupos adversarios comandados por
el general Antonio López de Santa Anna y su adhesión al plan de Casa Mata.124
Agustín de Iturbide abdicó al imperio el 19 de marzo de 1823, tuvo que huir a
Europa y renunciar a su dignidad de emperador. Un año más tarde, Iturbide regresa
del exilio y desembarca en Tamaulipas, con la idea de que se le unirían sus antiguos
partidarios y reconquistar el trono de México. Sus planes fallaron, fue hecho
prisionero y fusilado en 1824.125
Tres años más adelante, en 1827, se conoció de una rebelión para restaurar el
poder español sobre México. Se trataba del movimiento instigado por el padre
Joaquín Arenas, religioso de la orden de San Diego, quien presumiblemente era
patrocinado por el rey Fernando VII y sectores influyentes de españoles radicados en
el territorio, especialmente de clérigos y latifundistas.
122
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 15.
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 16.
124
El Plan de Casa Mata fue declarado el 1° de febrero de 1823 por una partida liberal encabezada
por Antonio López de Santa Anna, luego de la defección de los generales Echávarri, Lobato y
Cortazar, quienes habían sido comisionados por Itubirde para sofocar el movimiento iniciado en
Veracruz en diciembre de 1822. El plan solicitaba la restitución del Congreso y derogaba la Junta
Nacional Instituyente y aseguraba que el ejército no atentaría contra la figura del Emperador.
125
Agustín de Iturbide dejó tres hijos. El primero no tuvo descendencia, pero sus hermanos menores
tuvieron un hijo cada uno, los cuales figurarían en importancia en los tiempos del emperador
Maximiliano como príncipes herederos al trono mexicano.
123
CAPÍTULO II
43
La conjura reconocía la dirigencia de un enviado de la corona, Juan Clímaco
Velasco, trabajando en el movimiento de manera confidencial un agente español,
Eugenio de Aviraneta. La conspiración fue descubierta por la autoridad republicana y
sus cabecillas fueron fusilados.126
Coincidió por estas fechas, el respaldo del gobierno francés por apoyar un
proyecto monárquico para México. Los franceses M. de Villele y el marqués Crouy
Chanel estuvieron negociando con el rey Fernando VII, a fin de que patrocinara el
imperio mexicano de Francisco de Paula y la puesta en marcha de los principios
acordados en el Plan de Iguala. El intento no progresó, dada la negativa del rey
español que no autorizó este propósito.127
Un nuevo intento de los monarcas españoles por reconquistar los territorios
americanos se presenta en 1829, animados por las constantes luchas internas de su
antigua colonia. Durante el gobierno de Vicente Guerrero, el español Isidro Barradas
ocupa el puerto de Tampico intentando la invasión a México. López de Santa Anna y
el general Mier y Terán se trasladan con las fuerzas mexicanas a defender el puerto,
obligando al general Barradas a capitular en su intento por recuperar el dominio
español en México.128
Tras una década en la vida política del país, los principios monárquicos que
defendían los grupos conservadores vuelven al terreno ideológico entre sus
seguidores con renovados bríos. Era una consecuencia de las fallas que el sistema
republicano estaba dejando al régimen de gobierno en el país y por las pugnas de los
propios republicanos que discutían entre el federalismo y el centralismo.
126
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo I, 102.
Galeana de Valadés, Las relaciones Iglesia-Estado durante el Segundo Imperio, 34. Esta
referencia también puede leerse en Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de
la Guerra de Reforma, intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867,
Tomo II, 10.
128
Gómez Méndez, et. al., Historia de México, 131.
127
CAPÍTULO II
44
En 1840, don José María Gutiérrez de Estrada, el padre del monarquismo
mexicano, publicó un folleto donde se señalaba que para poner fin a la anarquía
dominante en el país la mejor vía era la monarquía absoluta.129 El texto México y
Europa causó gran controversia entre los partidos de la época,130 que sintieron
amenazados su existencia y su objetivo de llegar a la presidencia del país.
La publicación describía el caos reinante como mayor al que había dejado la
dominación española, recomendaba la monarquía en la persona de un príncipe de
sangre real y presentaba su expectativa sobre el peligro de que los Estados Unidos
tomara al territorio mexicano en propiedad en un lapso no mayor a 20 años. Su
difusión fue prohibida inmediatamente por las autoridades y Gutiérrez de Estrada se
vio obligado a exiliarse a Europa,131 manteniendo gran influencia entre los
conservadores y comunicación fluida con López de Santa Anna.
Terminaba el año de 1845, cuando el general Mariano Paredes y Arrillaga
derrocó al gobierno de José Joaquín de Herrera a través del Plan de San Luis Potosí,
convencido de que una monarquía regida por un soberano español era la mejor
forma de enfrentar la agresión estadounidense.132
El proyecto fue respaldado por don Lucas Alamán,133 el partido conservador
mexicano y el periódico El Tiempo, quienes intentaban llevar a la práctica la petición
monárquica del conde de Aranda, esta vez, llevando como candidato al infante Don
129
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 18.
La tendencia del folleto agradó al embajador de Francia en México, barón Alleye de Ciprey, quien
le escribe una carta a Gutiérrez de Estrada, donde le aseguraba que antes de la publicación del folleto
lo apreciaba mucho, pero que ahora, después de conocer su arrojo, lo estimaba doblemente.
131
Gutiérrez de Estrada consideraba la monarquía como el único régimen que daría estabilidad
política al país. Rechazó el ofrecimiento del presidente Anastasio Bustamante de incorporarse a su
gabinete de gobierno y decide radicarse en Europa para sostener férreamente su proyecto. Su ideario
tuvo mejores frutos en el continente europeo, puesto que fue bien recibido en la corte francesa del rey
Luis Felipe, pero al ser depuesto éste con la revolución, tuvo que dejar a Gutiérrez de Estrada sin
respuesta hacia la idea del trono mexicano. Véase Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 28.
132
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo III, 1466.
133
Don Lucas Alamán se destaca como político prominente desde la administración republicana de
Guadalupe Victoria, quien lo encarga del despacho de Relaciones Exteriores. Más tarde, sus
tendencias ideológicas lo ubicaron dentro de la línea conservadora como cabeza de este partido, y
acabó también pronunciándose por la monarquía en México.
130
CAPÍTULO II
45
Enrique.134 Sin embargo, los sucesos de la guerra con Norteamérica y una
sublevación liberal en Guadalajara, marcaron la caída del gobierno de Mariano
Paredes135 y coincidieron para que no se concretara la idea de este plan monárquico
en México.
Durante los años posteriores, el plan para una corona mexicana siguió latente
y hubo diversas manifestaciones de planes imperialistas no sólo en el país sino fuera
de él, sobre todo, con el propósito de instalar a un soberano en el poder con el apoyo
de las grandes potencias europeas.
El 1° de julio de 1854, cuando el dictador López de Santa Anna retorna al
poder y cobija la idea de instaurar una monarquía, recuerda a Gutiérrez de Estrada136
y lo comisiona para encontrar un príncipe europeo que se atreviera a participar en
esta empresa.137 Para beneplácito de los republicanos, sus planes se malograron y
Santa Anna fue derrocado con el triunfo de la revolución de Ayutla en 1855.
Es la Revolución de Ayutla un nuevo ciclo para las instituciones republicanas
del país. Después de las primeras tres décadas de la vida independiente, la
revolución buscaba una renovación política y social profunda en el gobierno
mexicano y pretendía, en mayor medida, la participación de todos los sectores de la
población en las grandes decisiones nacionales.
134
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 11.
135
Mariano Paredes y Arrillaga gobernó del 4 de enero al 28 de julio de 1846. Durante su
administración, el presidente norteamericano James Polk declaró la guerra a México (11 de mayo),
siendo derrotadas las tropas mexicanas en Matamoros una semana más tarde (18 de mayo).
136
En sus Revistas Históricas, José María Iglesias señala que la mancuerna formada por los
conservadores José María Gutiérrez de Estrada y José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar, fueron “los dos
agentes que más [trabajaron] en uncir a su patria al yugo extranjero”, y a quienes se identifica con el
origen del proyecto relativo al establecimiento de la monarquía en México. Véase Iglesias, Revistas
históricas sobre la intervención francesa en México, 18.
137
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 22.
CAPÍTULO II
46
LOS CONSERVADORES MEXICANOS TRAS LA MONARQUÍA
José María Gutiérrez de Estrada y otros mexicanos del partido clerical
figuraban en la construcción del proyecto monárquico para el país. Connotados
personajes del conservadurismo como Juan Nepomuceno Almonte, Hidalgo y
Esnaurrízar, el obispo Francisco Javier Miranda, el ministro Thomas Murphy y los
generales Zuloaga, Miramón y Márquez, negociaban en Londres, Madrid, París o
Viena, el establecimiento de la monarquía en México al iniciar la segunda mitad del
siglo decimonónico.138
La crítica situación de los conservadores frente a los liberales los obligó a
retirarse al extranjero, lugar desde donde atacaban la política e instituciones
republicanas, haciendo la difusión de sus ideas con publicaciones, manifiestos y la
persuasión hacia los gobernantes europeos a fin de lograr el establecimiento de una
monarquía nacional. Necesitaban, para llevar a cabo el proyecto monárquico, del
respaldo de las grandes potencias que se interesaran en favorecer su propuesta.
Hacia tal fin se dirigieron los esfuerzos de los promotores y agentes de la idea
intervencionista, que con menor popularidad que las ideas republicanas y la ausencia
de elementos que coadyuvasen a la realización de sus proyectos, no hallaban el
apoyo necesario para crear una alternativa de gobierno estable y permanente,
conciliable a sus demandas y exigencias, ni de un régimen administrativo duradero
que los llevara a la práctica de su pensamiento político.
Fue para ellos oportuna la crisis que se origina con la Ley Suprema de 1857.
Tras la aplicación de los nuevos conceptos republicanos de la Carta Magna, los
problemas entre las líneas del conservadurismo y liberalismo mexicanos se agudizan
a tal punto, que ambos grupos establecen sus propios regímenes de gobierno y se
entrelazan con las armas en el dominio y reconocimiento de uno frente al otro.
138
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 29.
CAPÍTULO II
47
José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar refiere que la presencia de Félix Zuloaga y
su gobierno fue favorable porque nombró un ministerio conservador, el cual, “pidió
oficialmente a la Europa que interviniese en nuestros asuntos, antes de que la
nacionalidad
acabase
139
desmoronarse”.
de
desaparecer
[en]
una
sociedad
próxima
a
Por este motivo trabajaron con gestiones hacia la monarquía los
delegados conservadores Thomas Murphy en el reino inglés y el general Juan
Nepomuceno Almonte ante el Ministerio de Estado español, con el ministro Calderón
Collantes.140
Depuesto el gobierno de Zuloaga, continuó la administración del general
Miguel Miramón, manteniendo la lucha de los conservadores por la monarquía. El
“presidente” Miramón continuó con los mismos delgados del ministerio del exterior de
su antecesor y giró instrucciones a sus representantes en París y Londres para que
trabajasen en el mismo sentido de una intervención amistosa en México, como lo
ofrecieron los ministros de Inglaterra, España y Francia.141
En el bando contrario, los liberales reconocían un gobierno republicano, el del
presidente Juárez, quien respaldado en la legitimidad que ofrecía el nuevo
documento jurídico de 1857, buscaba la defensa del gobierno constitucional apegado
a los principios democráticos, representativos y soberanos que el pueblo mexicano le
confería. Juárez establece un gobierno itinerante por el país y desde diversos puntos
de la nación, ofrece la resistencia en ciudades, plazas y puertos más importantes que
perseguían las armas de los conservadores.
Ante las circunstancias sociopolíticas que se viven, los ojos del mundo se
encuentran puestos en el escenario mexicano. Al norte, la creciente Nación
139
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 12.
140
Vicente Riva Palacio, México a través de los siglos (México - Barcelona: Ballesca y Compañía,
1889), Tomo V, 472.
141
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 13.
CAPÍTULO II
48
americana se encargaba de cobijar a los estados americanos bajo el concepto de la
doctrina Monroe y daba su respaldo a las políticas del gobierno juarista.
Por su parte, el apoyo para los grupos conservadores del país venía de
Europa, lugar a donde se exiliaban los opositores al régimen juarista y aquellos a
quienes la guerra había destruido fortunas, tierras y riqueza. Desde el Viejo
Continente se veía con atención la forma como se desarrollaban las acciones en
México, respaldados por las cortes de los imperios español, inglés o francés.
Como respaldo a tal propósito, el partido conservador dirigía desde México
sentidas exposiciones al emperador Napoleón III y a los representantes del gobierno
inglés.142 En ellas solicitaban la protección que tanto necesitaban para generar un
gobierno cierto para el país, aunque por ese entonces, no llegaron a ningún acuerdo
sobre la cuestión. La respuesta no fue inmediata porque Napoleón III no actuaría sin
el acuerdo de España, que abrigaba la idea del trono para un príncipe español, y de
Inglaterra, que solicitaba la cooperación de Estados Unidos.143
Al mismo tiempo, los argumentos de los conservadores para acudir por el
apoyo europeo presentaban a una nación impotente para constituirse a sí misma,
hacían al gobierno culpable de toda una serie de injusticias, describían a una
sociedad hundida en una desenfrenada anarquía y exageraban al límite las
vejaciones que habrían sufrido los súbditos extranjeros.
Por estas fechas, López de Santa Anna, se suma a favor de la intervención en
México. Desde el exilio, envía su correspondencia a Gutiérrez de Estrada, donde le
manifestaba la urgencia de que cuanto antes se sustituyera “a esa farsa llamada
República [por] un Imperio constitucional”.144 En una siguiente oportunidad, con la
142
Gutiérrez de Estrada declara públicamente en Europa que “el propósito de importar a la república
una monarquía europea, es general en el partido conservador”. Véase Iglesias, Revistas históricas
sobre la intervención francesa en México, 18.
143
Riva Palacio, México a través de los siglos, Tomo V, 472.
144
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 14.
CAPÍTULO II
49
intervención europea a cuestas, le informaba a Gutiérrez de Estrada del júbilo que le
causaba la noticia de la candidatura del archiduque Fernando Maximiliano, al igual
que el hecho de la llegada al país de las fuerzas aliadas.
Desde la isla de Santo Tomás, Santa Anna ofreció las seguridades a los
imperialistas y monárquicos de París, asegurando que para su llegada tendrían su
adhesión, les ofreció sus servicios y declaró que no un partido “sino la inmensa
mayoría de la Nación anhela la restauración del Imperio de Moctezuma”.145
Aparecen en el escenario de las adhesiones al movimiento conservador los
clérigos mexicanos. La Iglesia, cuya forma de gobierno era monárquica, favorecía la
propuesta para establecerla también en la Nación. El interés mutuo los indujo a
aliarse con los conservadores y hubo ocasiones en que su ayuda financiera apoyaba
a los grupos políticos.
Con alientos para la causa imperialista, el padre Francisco Javier Miranda,
declarado enemigo de las instituciones democráticas, le dirigía una carta al general
conservador Leonardo Márquez, adicto a Santa Anna y promotor de la monarquía en
México, en noviembre de 1861. En su escrito, lo invitaba a adherirse a la intervención
extranjera, que facilitaría el que México se constituyera sólidamente. En caso
contrario, “había que resignarse a perecer bajo el bárbaro partido que representaba
Juárez, o ser presa, tarde o temprano, del Norte”.146
Exiliado en Roma, el obispo de Puebla y Tlaxcala, don Pelagio Antonio
Labastida y Dávalos, seguía con interés los cambios que sugerían los conservadores
en la política del país y no ocultó a las potencias imperialistas, que un nuevo orden
de cosas en México tropezaría con grandes dificultades; que era difícil, sino
imposible, la tarea que pretendían y el establecer una autoridad duradera.147
145
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 93.
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 16.
147
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 94.
146
CAPÍTULO II
50
Demostraba entonces que los alcances de los conservadores contra el sistema
republicano fueron limitados.
El gobierno de Juárez logra imponerse sobre la ideología conservadora y
mantiene parcialmente a las instituciones emanadas de la República. El gobierno
constitucional retorna a la ciudad de México y controla el caos reinante. Prevalecía
una situación difícil para orientar el rumbo del país, con una economía paralizada, los
ejércitos diezmados y crisis aguda para todos los sectores sociales.
Ante el panorama crítico del país, el 17 de julio de 1861, el presidente Juárez,
con el respaldo del Congreso mexicano, decreta una moratoria de pago de la deuda
externa, no una rescisión de la misma, pero esto facilitaba la determinación de los
países europeos de emprender una intervención, que ahora podía ser entendida bajo
la bandera de la protección de sus intereses económicos en México.
Esta deuda del gobierno mexicano con los súbditos de las potencias
intervencionistas no fue la causa, sino el pretexto de la intervención. La
determinación de intervenir en México perseguía objetivos de mayor alcance que el
hecho de obligar al gobierno mexicano al pago de los préstamos e intereses
respectivos a los acreedores extranjeros. Pero claro, una vez iniciada la intervención,
ninguna de las naciones dudaron en hacer hincapié en las deudas financieras.
Mientras esto ocurría con Juárez, en Londres, tras una convención de
delegados plenipotenciarios, quedó firmado el acuerdo para la intervención. En
dichas negociaciones, Inglaterra y España manifestaron obrar por cuestiones
económicas y estaban dispuestas a respetar lo establecido en la convención.
Francia, por el contrario, tenía un objetivo más: el emperador francés fraguaba el
proyecto de establecer en América un nuevo imperio.
CAPÍTULO II
51
LOS IMPERIOS EUROPEOS Y SUS INTERESES EN MÉXICO
Desde Europa, los mexicanos emigrados a este continente, consideraban que
la mejor opción para que el país retornara a la senda del progreso material y la
estabilidad social, era traer a México una monarquía, dirigida por un príncipe europeo
que asegurara el cambio en el régimen de gobierno, que ejerciera presión sobre la
autoridad juarista y que desplegara las condiciones favorables para el regreso de
aquellos a sus intereses y capitales en el territorio mexicano.
En correspondencia con la propuesta, los diplomáticos acreditados en México,
atizaban en contra de la situación mexicana y dimensionaban los juicios sobre el
estado real de las cosas. Los representantes extranjeros enviaban sus reportes con
los juicios más desfavorables, potenciaban la ignorancia y el atraso del pueblo y no
daban cuenta fiel de lo que había en realidad de la lucha que presenciaban.148
Por ejemplo, el comodoro inglés Dunlop, informaba a su país sobre el caso
mexicano en los siguientes términos:
Si la cuestión fuera saber cual es la forma de gobierno que para el restablecimiento del orden
y de un orden de cosas estable contribuiría al bienestar de México, no hay duda alguna de
que una monarquía constitucional sería la más propia para este resultado”.149
Así mismo, el embajador de Inglaterra en México, el ministro Charles Wyke,
describía, en mayo de 1861, la situación mexicana así:
Las facciones combatientes luchan para apoderarse del poder, a fin de satisfacer su codicia o
su venganza; entretanto el país se hunde más y más abajo cada día, mientras la población se
ha brutalizado y degradado hasta un punto que causa horror el contemplar.150
148
Los agentes diplomáticos acreditados ante el gobierno mexicano para establecer los acuerdos
fueron: Charles Wyke y el comodoro Dunlop de Inglaterra; Dubois de Saligny y De la Graviere por
Francia y el general Prim de España.
149
Riva Palacio, México a través de los siglos, Tomo V, 472-473.
150
Riva Palacio, México a través de los siglos, Tomo V, 473.
CAPÍTULO II
52
Los franceses no se quedaban atrás. Fueron igual de obstinados en
desprestigiar al gobierno y pueblo mexicano frente a sus gobernantes. El ministro
francés Dubois de Saligny se refería al momento con estas palabras:
En el estado de anarquía, o mejor dicho, de descomposición social en que se encuentra este
desgraciado país, es muy difícil prever el aspecto que tomarán los acontecimientos… Todo
indica que nos acercamos a una nueva revolución. En este estado, me parece absolutamente
necesario que tengamos en las costas de México una fuerza material bastante para atender,
suceda lo que quiera, a la protección de nuestros intereses.151
La situación fue más difícil, cuando se aprueba el decreto del 17 de julio de
1861 que declara la moratoria a la deuda externa y la suspensión de los pagos. Se
intensificó rápidamente la actitud antimexicana de los gobiernos de Inglaterra,
Francia y España, orillando a que las tres naciones planearan el proyecto de
intervención de manera conjunta para persuadir, a las autoridades mexicanas, sobre
los adeudos contraídos con cada una de ellas. El bloque anglo-francés rompe sus
relaciones diplomáticas con México; España ya había roto sus vínculos diplomáticos
con anterioridad y retirado a los representantes de su legación.
I. LA SITUACIÓN MEXICANA TRAS LOS INTERESES BRITÁNICOS
Llevando el planteamiento de la intervención europea por la ruta de los
compromisos financieros, el retraso de los pagos de la deuda con Inglaterra se inició
en los años previos a la intervención.
Los banqueros ingleses habían otorgado al capital nacional una serie de
empréstitos en las condiciones de pago más exageradas, lo que hacía que los
ingleses representaran al principal acreedor del país, con una deuda mayor que lo
exigido por el conjunto de Francia y España.
151
Riva Palacio, México a través de los siglos, Tomo V, 473.
CAPÍTULO II
53
La deuda extranjera que reconocía el gobierno mexicano, ascendía a un total
de $82’316,290.86 pesos, de los cuales $69’ 994,542.54 pesos, correspondían a los
pagos pendientes e intereses de la deuda inglesa.152 La exigencia de Gran Bretaña
consideraba necesaria una garantía material, que sirviera para el cumplimiento de
todas las estipulaciones contenidas en los tratados, convenios y arreglos existentes
entre ambas naciones.153
Al parecer, sus motivos económicos son el principal motor que impulsa la
intervención inglesa en México, pero ante la crisis que vive el país por la Guerra de
Reforma, desde septiembre de 1861, la diplomacia británica hablaba ya de proyectos
de intervención,154 proponiéndole dicha opción al gobierno de Francia
con la intención de “mediar” entre los liberales y los conservadores para “poner fin a la guerra
civil” y salvar así a la reacción mexicana de la derrota y asegurar la dominación posterior de
México por el capital anglo-francés.155
Podría también pensarse que los ingleses no querían sino la intervención
mercantil y la forma como podían asegurarse del pago que se les debía era a través
del control sobre las aduanas de los puertos y la presencia de sus interventores para
la recaudación de los productos y asegurar la distribución de la parte asignada a los
tenedores de bonos de la convención y deuda de Londres.156
152
Riva Palacio, México a través de los siglos, Tomo V, 474. Los montos económicos con Francia y
España se desglosan en las siguientes cantidades según el mismo Riva Palacio: con el gobierno
francés estaba pendiente el pago de $2’860,762.30 pesos, incluyendo el crédito del banquero suizo
Jécker; mientras que con las autoridades españolas el adeudo se estimaba en $9’460,986.29 pesos.
153
Desde 1825 se formalizaron las relaciones diplomáticas con Inglaterra, pese a la negativa de la
corona británica por reconocer la soberanía mexicana en Belice. Se recibe a la legación inglesa
acreditada en el país y se busca la firma de un Tratado de Amistad y Comercio entre ambos países.
Es por esta vía que México recibe préstamos de las casas inglesas Goldschmit y Barclay, así como el
inicio de los endeudamientos. Esto, más el cobro de los 660,000 pesos sustraídos por los
conservadores de la legación inglesa durante la guerra de Reforma, representarían algunas de las
exigencias mercantiles que los ingleses imponían al gobierno nacional.
154
Los planes intervencionistas de Inglaterra se fraguaron en dos momentos: primero, cuando reciben
la notificación de la suspensión de los pagos, entabla pláticas para una alianza conjunta con Francia;
pero cuando España se da cuenta del pacto que se está gestando, solicita su adhesión y se organiza
una segunda etapa de negociaciones. Ocurren ambos casos durante el mes de septiembre de 1861.
155
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 45-46.
156
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 60.
CAPÍTULO II
54
Sin embargo, en cuanto a su postura sobre una corona para México, el
gobierno se conducía también de un modo interesado. El primer ministro inglés, Lord
Henry Palmerston, había mencionado alguna vez a su embajador en México, Charles
Wyke, el plan de establecer en el país una monarquía y no se había mostrado
contrario al proyecto, máxime en el caso de que fuese el partido liberal quien tomara
la iniciativa en ello.157 El propio Juan Nepomuceno Almonte enviaba noticia al
gobierno conservador de que el primer ministro británico “se mostraba sensible al
problema de México pero se resistía a la intervención”.158
Por ello, sobre el asunto de la intervención y las cuestiones en México, se
declaraba con una actitud mesurada frente a la postura de Francia y España.
Inglaterra no era partidaria ni de un pretendiente español ni de uno francés para
coronarlo en América. Invocaban entonces el asunto en una alianza europea
conjunta que apostara su fuerza frente a las costas mexicanas con sus peticiones y
con cierto recelo abría la invitación hacia los Estados Unidos.159
Siendo precavidas, las potencias europeas prepararon la marcha de la
intervención cuando ya había estallado la Guerra Civil en Norteamérica,160 situación
de donde los líderes sureños tenían la esperanza de recibir apoyo.
Inglaterra, particularmente, había mostrado interés por negociar el algodón de
las plantaciones sureñas, al mismo tiempo que mantenía el deseo por derrocar a los
competidores americanos del norte. Si mostraba el apoyo a los estados sureños y
ganaban la guerra, Inglaterra podía incorporar hacia su zona de influencia a todos los
157
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 85-86. El periódico The Times publicaba en esos días que era
el gobierno británico, por conducto de su secretario de Relaciones Exteriores, el que llevaba la
iniciativa en la organización de la intervención conjunta en contra de México.
158
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 29.
159
Por los Estados Unidos, Inglaterra vacilaba en tomar medidas sobre México, porque si la
administración del presidente Lincoln razonaba su decisión sobre el apoyo hacia México a través de
los tratados McLane-Ocampo o Corwin-Zamacona, habría complicaciones para enfrentar a las fuerzas
liberales, pues el gobierno juarista reforzaría sus finanzas y tendría capacidad de pago para las
demandas europeas.
160
La Guerra de Secesión de los Estados Unidos (1861-1865) sucedió durante la presidencia de
Abraham Lincoln. En términos del sistema de gobierno, resulta una guerra civil entre los estados del
Norte que defendían la Federación y los estados del Sur que proponían una Confederación.
CAPÍTULO II
55
países latinos desde su posición en México. Así, buscando generar un conflicto con
el norte, Inglaterra envió refuerzos a su posesión en Canadá161 y pone su marina en
aguas americanas. El primer ministro Palmerston buscaba cualquier pretexto para
involucrarse en la guerra americana y llevar su ayuda a la Confederación del Sur.
Observando su interés por la intervención en México, este motivo podía irritar
al gobierno americano y obligarle a encarar una guerra con Inglaterra que, con la
presencia de sus tropas también en aguas mexicanas, daba a los ingleses un
poderío naval fuerte para iniciar cualquier acción de guerra.162
En el mismo contexto y ante la seguridad manifestada por Francia para llevar
al trono mexicano al archiduque Maximiliano, el gobierno británico contaba con que
Francia, al querer reafirmar su predominio en México, estaría interesada en el
desmoronamiento de Estados Unidos y la potencia francesa se convertiría en un fiel
aliado ante cualquier problemática frente al gobierno norteamericano, incluso como
una fuerza de choque ante una posible guerra contra los estados del Norte.
Dichas pretensiones no se concretaron debido al rompimiento de relaciones
diplomáticas entre las naciones intervencionistas. Según la proclama que dirigen al
presidente Juárez los dos delegados en Orizaba, la separación inglesa de la alianza
europea fue debido a que, bajo la consigna de los acuerdos de Londres, Francia se
había inmiscuido en asuntos internos de México, incurriendo en una violación de los
consensos intervencionistas de octubre de 1861.163
161
Inglaterra no simpatizaba con la Unión porque se había independizado de su domino y su poder
amenazaba a la posesión inglesa de Canadá. Decidió colocar tropas en la frontera de su posesión
para que, en una acción conjunta por el sur, atacar con mayor fuerza a los republicanos del Norte.
162
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 58.
163
No se trataba de “intervenir en la política y la administración mexicana” argumentaban los
delegados ingleses. Sin embargo, las tres potencias guardaban detrás de sus intereses económicos la
idea de la intervención en México para derrocar al gobierno juarista, sustituirlo por un gobierno
reaccionario apoyado en el partido clerical, establecer la dependencia con los países europeos y, de
paso, generar un conflicto con los Estados Unidos, que ahora se encontraba vulnerable por su guerra
civil y por la división de los intereses políticos.
CAPÍTULO II
56
La nota reflexiva de ministro del exterior inglés, John Russell, dirigida al
delegado británico en la alianza intervencionista, Charles Wyke, fue con las palabras
siguientes:
El gobierno de S.M.B. aprueba enteramente la conducta observada por Ud., pues considera
que la presencia del general Almonte en México protegido por el ejército francés, debe en
justicia considerarse como un medio de fomentar la guerra civil y el gobierno de S.M. no podía
aprobar ninguna medida que tendiese a semejante fin, en momentos en que los comisionados
habían entablado negociaciones con el Gobierno mexicano.164
Al mismo tiempo, el gobierno inglés renuncia a intervenir en el bloque europeo
y su injerencia en los asuntos norteamericanos, a consecuencia de políticas internas
que favorecían a la expansión británica: “el que Francia estuviese ocupada en sus
asuntos mexicanos, debilitaba sus posesiones en Europa y Asia, lo que
indudablemente respondía a los intereses británicos”.165
II. RESURGE EL ASEDIO DESDE LA MADRE PATRIA
Los planes de España en América no eran un secreto para nadie. El objetivo
primordial de España en la intervención era la esperanza de restablecer su
dominación en México y hacia ello se encaminaron los intentos por recuperar su
antiguo territorio en los años de 1827, 1829 o 1853.166
Aunque nuestros libertadores se habían sacudido el dominio español en 1821,
España se negó durante los años siguientes a reconocer la independencia de su
colonia y mantenía firmes sus planes de reconquista. Por ello, cuando estalla la
guerra de Reforma y, enseguida, la suspensión de los pagos de la deuda extranjera,
se generan las condiciones propicias para que España retome su codiciado anhelo.
164
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 25.
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 78.
166
Para recordarlo, es conveniente volver a las primeras líneas del presente Capítulo, en el apartado
de Los intentos de una monarquía en la Nación Independiente.
165
CAPÍTULO II
57
Hay que considerar también que, en nuestro país, hubo hombres que
recibieron los ecos españoles y que querían darle “continuidad” al proyecto de la
monarquía. España contaba con el respaldo de los conservadores mexicanos, a
quienes la corona española surtía de armamento en su lucha contra Juárez, o bien,
los que buscaban la candidatura del príncipe europeo que viniese al trono mexicano.
Fueron estas circunstancias las que propiciaron que España no fuera incluida
inicialmente en los planes de la intervención europea. Dichas referencias alertaban a
los ingleses más que al gobierno francés, pues los primeros percibían la idea de que
la participación de España era para sentar a un príncipe ibérico en México, mientras
que los segundos declaraban su renuencia “porque era una nación latina”.167
Tras el cabildeo entre sus representantes, las dos naciones aceptan la
participación española bajo los siguientes argumentos: Inglaterra, porque quería la
inclusión de otras potencias para acercar a los Estados Unidos; Francia porque no
quería una responsabilidad unilateral en la intervención en México.
De esta forma, en el bloque intervencionista, el binomio franco-español
mantuvo como objetivo de la expedición tripartita la resurrección de la monarquía en
México, pero ninguna de los dos se atrevía a confesárselo a Inglaterra, pues los
británicos estaban decididos a no complicarse por los asuntos internos del país. Las
dos naciones necesitaban de la cooperación inglesa o, por lo menos, de su
consentimiento para el avance sobre la república mexicana.168
Esta situación amistosa entre España y Francia, se explica por el interés que
demostraba la primera por el apoyo que pudiera lograr de las tropas francesas para
167
Al participar en la intervención, el gobierno español tenía la esperanza de convertir a México en un
protectorado. Sobre esta intuición del gobierno inglés, el periódico The Times escribía en Londres: “No
cabe duda de que España tiene una segunda intención: o bien, recuperar su vieja colonia (México) o,
si esto es imposible, tratar de sentar en el trono mexicano a uno de sus Borbones”. Véase Belenki, La
intervención francesa en México. 1861-1867, 61.
168
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 32.
CAPÍTULO II
58
concretar su política de expansión latinoamericana, actitud que se veía venir desde la
ocupación de la isla de Santo Domingo por tropas españolas.169
Llegada su participación, España presenta sus reclamos en el plano político y
económico en la convención de Londres. En el primero, manifiesta su inconformidad
por la expulsión de sus diplomáticos en México y solicita el envío de un comisionado
que fuese a la Corte de Madrid a ofrecer una justificación por el agravio, tras el
despido obligado del diplomático Joaquín Francisco Pacheco. Por la otra parte, la
reclamación económica llamaba la atención sobre los compromisos del tratado
Almonte-Mon,170 exigencia que fue objetada por el gobierno mexicano por haberse
contraído con las autoridades conservadoras no legitimadas en México.
Incorporaba a sus peticiones un conjunto de indemnizaciones por daños y
perjuicios cometidos contra sus súbditos, así como un castigo ejemplar a quienes
cometieron tropelías y vejaciones sobre los mismos. Terminaban las exigencias
españolas con el pago de 40 mil pesos, valor de la barca Concepción, su cargamento
y de los daños sufridos por dueños y cargadores.171
Tras el proceso persuasivo de las pláticas de Orizaba en abril de 1862, la
alianza intervencionista y el gobierno mexicano concretan acuerdos. Inglaterra y
España ceden en las negociaciones diplomáticas y se retiran del suelo mexicano,
dejando a Francia con su actitud beligerante contra el gobierno juarista. Los
delegados, inglés y español, se daban cuenta de una realidad: Charles Wyke no
169
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 81. Meses antes de la participación
española en la alianza tripartita, esta potencia tomó bajo su tutela al pueblo dominicano desde el 18
de marzo de 1861, cuando la soberanía del país fue entregada voluntariamente por el presidente de la
república, el general Pedro Santana Familia, a la corona española durante el gobierno de Isabel II. En
la historia de la nación republicana este momento histórico se recuerda como la Guerra de la
Restauración Dominicana, que termina con la salida de las tropas españolas de ese país el 10 de julio
de 1865. La República Dominicana volvía a ser libre.
170
Convenio firmado en París, el 26 de septiembre de 1859, por Almonte como ministro
plenipotenciario del gobierno conservador de Zuloaga y Alejandro Mon, representante de la reina
Isabel II de España. Este convenio facilitó el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre
España y México, rotas en 1856, tras los asesinatos de súbditos españoles en las haciendas
mexiquenses de San Vicente y Chinconcuac y en el mineral hidalguense de San Dimas.
171
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 58-59.
CAPÍTULO II
59
encontró los ecos de la monarquía que tanto se vaticinaban; el general Prim se
convencía de que la conciencia mexicana del momento era ya antimonárquica.172
Cabe además una nota a favor del representante español. El general Juan
Prim, conde de Reus y marqués de los Castillejos, fue quién actúo con la mejor
diplomacia en las preliminares de La Soledad y las pláticas de Orizaba y percibió con
mayor sagacidad el asunto de la imposición de un gobierno en el país:
No existen en México elementos para el establecimiento de una monarquía [y afirma] que no
tienen los comisionados franceses el derecho de proteger a los enemigos del gobierno
mexicano en su mismo territorio.173
A pesar de esto, España se lleva un remanente en su trato con Francia. Como
era ya completamente difundido el triunfo francés en México y la organización del
imperio, la potencia española tuvo que renunciar a su proyecto de monarquía
mexicana y declinó a favor de la candidatura de Maximiliano, a cambio de la ayuda
francesa para su proyecto de conquista hacia el sur.174
172
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 44. Cuando el general Prim, delegado
español, inicia el avance sobre el territorio, se da cuenta de la realidad en la situación mexicana e
informa a la Corona que por la acogida de los nacionales hacia sus agresores, demostraban al
gobierno español que México no permitiría el establecimiento de una monarquía y menos con un
príncipe español a la cabeza. No existían ni el partido monárquico, ni los grupos conservadores
suficientes para imponer tal designio sobre las autoridades liberales.
173
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 25.
174
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 81. Inglaterra no se iba con las manos
vacías en el contexto de esta situación con Francia. Al quedarse las tropas de Napoleón III en suelo
mexicano para brindar seguridad al imperio de Maximiliano, tendría que cumplir con todos los
objetivos que se proponía lograr Inglaterra en México. Además si se concretaba el ascenso del
archiduque al trono, las exigencias de los ingleses se cumplirían en mejor medida, pues el emperador
mexicano no se atrevería a deteriorar sus relaciones con los británicos.
CAPÍTULO II
60
III. FRANCIA Y EL IMPERIO DE NAPOLEÓN III
De todos los planes europeos para explotar América, la intervención francesa
fue el más peligroso para las repúblicas americanas, ya que su intención era
convertir a estos gobiernos en monarquías y, si tal proyecto resultaba favorecedor,
como se esperaba con el imperio mexicano, entonces el emperador Napoleón III175
veía reducidos el crecimiento y el poder expansionista de los Estados Unidos.176
Los monarcas europeos, en especial Napoleón III, se preocupaban por la idea
de que el republicanismo minara sus reinos. Fue por ello que durante el siglo XIX,
Europa y América se encontraban enfrascadas en un conflicto ideológico serio: era
una lucha entre la restauración del modelo monárquico en el occidente, o bien, el
fortalecimiento de las nuevas repúblicas americanas.
Bajo esta disyuntiva, el Emperador francés deseaba convertir las repúblicas
latinas en monarquías similares al Segundo Imperio francés177 y pretendía establecer
en México una monarquía fuerte que sirviera de límite territorial y barrera política al
crecimiento que favorecía a los norteamericanos. Dicha visión se argumentaba así:
El objeto propuesto no es imponer a los mexicanos una forma de gobierno que les fuese
antipática, sino auxiliarlos en sus esfuerzos para establecer, según su voluntad, un gobierno
que tenga probabilidades de estabilidad y que pueda asegurar a Francia la reparación de los
agravios de que tiene que quejarse. Se deja entender que, si prefieren una monarquía, está
en el interés de Francia apoyarlos por esa vía.178
Cumpliendo con tal propósito, iniciaría Napoleón III, desde nuestro país, con el
proyecto que podría consumar su legado histórico: el “Gran Designio para las
175
Carlos Luis Napoleón Bonaparte, hijo de Luis Bonaparte, rey de Holanda, y de Hortensia de
Beauharnais; sobrino de Napoleón Bonaparte, emperador de Francia a principios del siglo XIX.
176
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 14.
177
El Primer Imperio Francés estuvo encabezado por Napoleón Bonaparte, a quien el Senado le
confirió la dignidad imperial con el nombre de Napoleón I, el 18 de mayo de 1804. El Segundo Imperio
francés se organiza después de haber sido nombrado presidente de la república Carlos Luis Napoleón
Bonaparte en 1848. Al controlar el poder, disolvió la Asamblea y organizó, en 1851, un golpe de
estado que le concedió la presidencia por diez años. En 1852, restableció el Imperio, quedando al
frente del mismo como Napoleón III.
178
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 148.
CAPÍTULO II
61
Américas”,179 resultando entonces que las intenciones francesas de allegarse el
territorio mexicano no eran una novedad.180
Desde el inicio de la centuria, el primer imperio francés con Napoleón
Bonaparte ya había fraguado un intento de anexión de la tierra mexicana. En 1808,
tras la insurrección del pueblo español contra la imposición de José Bonaparte en la
península ibérica, se conocieron también las pretensiones napoleónicas de anexar
las posesiones españolas en América a su imperio.181
Lograda la autonomía mexicana de España, las relaciones diplomáticas con
las potencias económicas de ese tiempo fueron necesarias. En 1827, Francia solicita
al gobierno mexicano la firma de un convenio, que favoreciera el intercambio
comercial entre ambas naciones y garantizara los bienes de sus ciudadanos en el
territorio. El convenio no fue ratificado por el Congreso por la serie de cláusulas
desfavorables al gobierno nacional.
En la década posterior, en 1837, el pastelero francés Remontel reclama una
indemnización al gobierno mexicano por pérdidas sufridas en su negocio a manos de
oficiales del ejército de Santa Anna. Esta alusión y los afectados intereses de
súbditos franceses, propiciaron un hecho beligerante entre Francia y México: la
guerra de los Pasteles. La situación provocó la llegada de las fuerzas militares
francesas al puerto de Veracruz, la intermediación del gobierno inglés en el conflicto,
179
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 8. El proyecto consistía en una
“regeneración” de México y otras repúblicas americanas que serían convertidas en “monarquías
estables, prósperas e ilustradas”. Con el vasto Imperio de Brasil, aumentaría su influencia en las
naciones latinas y Francia, en calidad de imperio latino dominante, atraería a los nuevos gobiernos
hacia su esfera de acción y, con el tiempo, esto la convertía en la potencia más fuerte del mundo.
180
Como parte de las acciones de anexión territorial que emprendían los franceses, tanto los ingleses
como los estadounidenses no se quedaban atrás. Durante el siglo XIX se desarrolló una intensa
pugna entre las dos potencias por el dominio de la angosta franja de tierra que une a América del
Norte con la del Sur. El paso en esta región, evitaría el largo rodeo por la punta sur del continente y se
veían las mejores posibilidades para el tránsito a través de México, de Nicaragua o de Panamá.
181
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo II, 659. Una nota sintética sobre el Bloqueo
Continental y la guerra peninsular, puede retomarse de Robin W. Winks, Historia de la Civilización. De
1648 al presente (México: Pearson Educación, 2000), volumen II, 396.
CAPÍTULO II
62
el pago de las reclamaciones solicitadas y la firma de un Tratado de Paz con Francia
durante el mes de marzo de 1839.182
Llegada la segunda mitad del siglo XIX, inicia el desarrollo de una política
antirrepublicana en el territorio mexicano y un periodo crítico en las relaciones
internacionales entre nuestra nación y Francia. Así como Luis Napoleón derrota a las
instituciones republicanas francesas e instaura una monarquía imperial en 1848, en
México, desencadena la lucha por boicotear la república, favoreciendo la imposición
de una monarquía: el imperio de Maximiliano.
En los años cincuentas, el conde Gastón Raousset de Boulbon, de origen
francés, trata de emancipar al estado de Sonora,183 convertirlo en territorio
independiente y organizar un gobierno bajo su dirección.184 El movimiento fue
derrotado por las autoridades mexicanas que no permitieron tal consideración.
Más tarde, cuando se origina el conflicto liberal-conservador en la Guerra de
los Tres Años, las potencias expansionistas que deseaban fortalecer su presencia en
América, simpatizaron con la causa conservadora y reconocieron los sucesivos
gobiernos establecidos por Félix Zuloaga y Miguel Miramón. Fue con la anuencia de
Napoleón III que se firma el Tratado Mon-Almonte, pactado entre el gobierno de
Miramón y de España en 1859, siendo la sede de los acuerdos la capital francesa.
Adentrados en el apoyo hacia los conservadores mexicanos, la corte francesa
fue la que albergó con mayor atención el espíritu de una monarquía para México.
Desde Francia, el conservador José Manuel Hidalgo, preparaba la ayuda de los
182
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo II, 660.
El territorio de Sonora fue codiciado por las naciones extranjeras porque contaba con importantes
yacimientos metales preciosos (oro y plata) y permitía la explotación de sus riquezas naturales, que lo
convertían en “tierra de oportunidades”. Francia tenía especial interés en dicho territorio y fue también
un punto de atracción de inversionistas franceses durante el Imperio de Maximiliano. Bajo el mismo
interés estaban los Estados Unidos, quienes requerían asegurar la vía Nogales-Guaymas, como
salida para el intercambio comercial por el Pacífico, 6ª cláusula incorporada en las peticiones del
tratado McLane-Ocampo.
184
Juan Brom, Esbozo de Historia de México (México: Grijalbo, 1998), 179.
183
CAPÍTULO II
63
monarcas Napoleón III y Eugenia de Montijo, para llevar por buen camino su obra
“regeneradora” sobre México.
Es Luis Napoleón quien hacía resaltar el interés de las potencias marítimas
sobre “un gobierno estable y fuerte en México (…) que se convirtiese en una barrera
infranqueable contra las usurpaciones de Norteamérica y en incomparable mercado
para el comercio.”185 Son los franceses quienes desean bloquear a los Estados
Unidos, que resulta un competidor en el campo de las anexiones coloniales y puede
restarles posiciones ventajosas en México y otros países latinoamericanos.186
Al respecto de tal situación, con estas palabras se refería el Emperador
francés al vínculo existente en la acción intervencionista de México pero con sus
alcances hacia los Estados Unidos:
Tenemos interés en que la república de los Estados Unidos sea poderosa y próspera, pero
ninguno tenemos en que se apodere de todo el Golfo de México, domine desde allí las
Antillas, así como la América del Sur, y sea la única distribuidora de los productos del Nuevo
Mundo. Si un gobierno estable se constituye [en México] con la ayuda de Francia, habremos
devuelto a la raza latina (…) su fuerza y su prestigio, habremos garantizado su seguridad a
nuestras colonias de las Antillas y a las de España; habremos establecido nuestra benéfica
influencia en el centro de la América.187
Asimismo, fue Francia quien acelera la exigencia de pago en la deuda exterior
mexicana y quien disiente de Inglaterra y España sobre las concesiones que
solicitaba el gobierno nacional. Es el imperio francés el que planeaba, además del
cobro de su deuda, el derrocamiento del gobierno republicano y encontraban en
dicha acción el medio para colocar al archiduque austriaco en el trono de México.
Son los franceses los que planteaban abiertamente la necesidad de que las
naciones europeas viniesen con el peso de las armas para detener el desorden
prevaleciente y encauzar las fuerzas interesadas en el progreso para que asumieran
185
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 84.
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 59.
187
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 149.
186
CAPÍTULO II
64
el control del gobierno en el territorio mexicano. Con la arenga para sus tropas,
después de la derrota de Puebla en 1862, confirmaba tales expectativas:
… nuestro honor militar comprometido, las exigencias de nuestra política, el interés de nuestra
industria y de nuestro comercio, todo nos impone el deber de marchar sobre México, de
plantar allí atrevidamente nuestra bandera, y de establecer, o bien una monarquía, (…) o
cuando menos un gobierno que prometa alguna estabilidad.188
LOS VECINOS DEL NORTE Y LA “DEFENSA” DE LA REPÚBLICA
Ya desde tiempos anteriores a la intervención tripartita sobre México, los
Estados Unidos aspiraban a establecer un mayor control sobre el país y avanzar en
las cesiones de territorio hasta donde ello fuera posible.189
Durante los años cincuentas, se intensificó una campaña en pro de la anexión
de parte del territorio mexicano. En el periodo presidencial de James Buchanan,
entre 1857 y 1858, el Congreso norteamericano examinó múltiples peticiones en las
que se exigía la ocupación de Sonora y de otros estados mexicanos.190
Al mismo tiempo, el presidente Buchanan recibía correspondencia de su
representante en México, John Forsyth, que informaba sobre la situación en el país.
Según el diplomático, México no podía con la vida independiente y, necesariamente,
tendría que caer bajo algún control político. En sus observaciones, señalaba la
presencia de grupos que incitaban el auxilio de una potencia europea, situación que
los norteamericanos no podían permitir, siendo preferible ofrecer la garantía de poner
a México bajo la protección de los Estados Unidos.191 Coincidentemente, en 1857, se
188
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 149.
El control político se manifestaba a través de los principios de la Doctrina Monroe en toda la región
americana, mientras que los ejemplos de la pérdida del territorio mexicano y su anexión a la
federación norteamericana, se iniciaron desde 1836, cuando el estado de Texas declara su
independencia de México y solicita su incorporación a los Estados Unidos. Este suceso marcó la serie
de escisiones territoriales que sufre México a favor de los vecinos del Norte y la atención especial que
otorgaba el gobierno americano a las hermanas repúblicas del continente.
190
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 165. Los principales interesados en ello
eran los esclavistas del Sur, aunque también se manifestaban los intereses expansionistas entre la
burguesía de los estados del Norte.
191
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 166.
189
CAPÍTULO II
65
acentúan las desavenencias políticas en México por la puesta en vigor de la
Constitución y la asonada del plan de Tacubaya.
Al comenzar la guerra civil mexicana, los Estados Unidos al igual que las
naciones europeas, reconocieron al gobierno de Félix Zuloaga,192 pero informados de
que los conservadores negociaban con los imperios europeos,193 decidieron
establecer relaciones diplomáticas con el gobierno liberal y ofrecer su apoyo, a
cambio de que el presidente Juárez accediese a hacer concesiones territoriales.
Para tal encomienda, llega el diplomático norteamericano Robert M. McLane,
quien se entrevista con los secretarios mexicanos del Exterior, don Melchor Ocampo,
y de Fomento, Industria y Comercio, don Miguel Lerdo de Tejada. Su envío
representaba el reconocimiento oficial del gobierno juarista, al mismo tiempo que
entablaba negociaciones para concertar un acuerdo territorial y financiero con
México: el Tratado McLane-Ocampo, firmado en Veracruz en diciembre de 1859.194
Las reacciones conservadoras por la firma del Tratado de Tránsito y Comercio
colocaron a Juárez y su grupo bajo el título de traidores, porque buscaban la ayuda
de los Estados Unidos a cualquier precio y veían el auxilio de Washington como “un
intento para conseguir más territorio y privilegios” ante el gobierno republicano.195 Por
su parte, Juárez veía en ello una estrategia: retrasaría los planes intervencionistas
norteamericanos, conseguiría la ayuda del vecino del norte y podría enfrentar la
lucha contra los conservadores.
192
Fue reconocido como presidente de México el conservador Félix Zuloaga por los Estados Unidos y
las potencias europeas, de acuerdo con la costumbre de considerar como gobierno oficial aquella
facción política que poseía el control de la capital del país.
193
Estados Unidos es invitado a participar de la intervención al país. Sin embargo, rechazó la
propuesta, ya que consideraban a México bajo su protectorado y no estaban dispuestos a permitir que
en la situación mexicana se afianzara algún país europeo: “los Estados Unidos están dispuestos a
rechazar cualquier intervención violenta, no importa de que país, que tienda a controlar los destinos
políticos de México”. Véase Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 168-169.
194
Como breve referencia: los Estados Unidos obtenían a perpetuidad el derecho de tránsito por el
Istmo de Tehuantepec y algunos otros territorios, se les permitía la entrada de tropas para proteger las
vías de tránsito y garantizar la seguridad de los ciudadanos norteamericanos. El gobierno liberal
mexicano obtenía la cantidad de 2 millones de dólares por la concesión. El tratado McLane-Ocampo,
aunque autorizado por Juárez, no fue aprobado por el Senado norteamericano.
195
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 29.
CAPÍTULO II
66
Iniciando el último tercio del siglo XIX, estos tiempos traerían cambios
significativos en la vida política norteamericana. Avanzaba el año de 1860 y los
Estados Unidos se enfrentaban a las elecciones para suceder a Buchanan. Cuatro
candidatos buscaban la estafeta presidencial: el ambiente republicano del Norte,
presentó la mancuerna de Stephen A. Douglas y Abraham Lincoln, mientras que los
sureños demócratas apoyaban las candidaturas de John C. Breckinridge y John Bell.
La nación norteamericana se dividió en su votación, otorgándole el triunfo a Lincoln
con el apoyo ciudadano de 1,866, 452 votos, mientras que en el Colegio Electoral se
daban 180 sufragios a su candidatura.196
La llegada de Lincoln a la presidencia representó el ascenso de la ideología
republicana al gobierno y fusionó a los estados del Norte. Este contexto originó un
cisma en el vecino país: “los estados del Sur se separaron y crearon la
confederación”,197 además de propiciar un conflicto entre las dos regiones de
Norteamérica que generó la Guerra de Secesión.198
Ante tal panorama y previniendo que se perdieran los estados confederados,
la tendencia republicana apuraba la anexión de territorio mexicano hacia su país,
situación que compensaría al Norte de la posible pérdida de los estados sureños,
permitiría cercarlos geográficamente y abriría un campo de acción para el comercio y
la industria estadounidense.199
196
Paul Johnson, Estados Unidos. La historia (Barcelona, España: Javier Vergara Editor, 2001), 423424.
197
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 41.
198
Este conflicto se estuvo incubando desde la fundación de la Unión Americana. Los estados del Sur
trataban de mantener y extender la esclavitud, que les proporcionaba la principal fuerza de trabajo,
sobre todo en las grandes plantaciones de algodón. Se oponían los del Norte, en proceso de
industrialización, poblados por granjeros, empresarios y empleados asalariados. Las diferencias no se
reducían solo al problema de la esclavitud; también fue causa el deseo del Norte de proteger sus
industrias de la competencia extranjera, mientras que los del Sur eran partidarios del libre comercio.
Al subir Abraham Lincoln a la presidencia estadounidense, prohibió la trata de esclavos y decretó que
los nacidos de ahí en adelante serían libres. El Sur consideraba que esta medida violaba su libertad
de tener esclavos y sus estados se separaron de la Unión (de ahí la “secesión”, separación). El
gobierno de Lincoln declaró indisoluble la federación norteamericana y estalló la guerra civil que
terminó cinco años más tarde con la victoria del Norte.
199
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 169.
CAPÍTULO II
67
Los confederados no aguardaron para ofrecer una ofensiva. El agente de la
Confederación, John T. Pickett, desembarca en el puerto de Veracruz a fin de
mantener informado a su gobierno sobre la situación mexicana. Pickett dejó entrever
que “no habría estabilidad en el gobierno de México mientras el país fuera gobernado
por mexicanos, y que solo una intervención extranjera traería la paz”,200 suscitando
especulaciones sobre la formación de una alianza con México o, por lo menos, su
neutralidad ante el conflicto en la guerra civil de Estados Unidos.
Estas disyuntivas tanto en México como en Norteamérica fueron las
circunstancias propicias que aprovecharon las naciones europeas para intervenir en
la política mexicana y, con su presencia militar, buscaron la desintegración de la
república y el ascenso de la monarquía con el apoyo de los imperialistas.
Los tres imperios se vieron forzados a actuar de inmediato, por la orientación
que ofrecían los acontecimientos en Estados Unidos, quienes se veían impedidos
para proteger a México contra la invasión europea.201 Iniciaron los acuerdos sobre
México y se concretaron con la convención de Londres en octubre de 1861.
Poco antes, durante el mes de septiembre, el secretario de Relaciones
Exteriores norteamericano, William Henry Seward, comisiona a su nuevo embajador
en México, Thomas Corwin, para que llevara al gobierno juarista el apoyo de su
gobierno ante la moratoria de pago con el extranjero.
La proposición fue concreta: Estados Unidos se hace cargo del pago de la
deuda mexicana con Inglaterra, Francia y España, aplazándolo por un periodo de
cinco años a partir de la fecha en que el gobierno mexicano suspendió sus pagos.
200
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 51.
La intervención se presenta cuando en Norteamérica estaba ya la guerra, pues si hubiese
empezado antes de la guerra civil de Estados Unidos, éstos se hubiesen opuesto a ella
decididamente. En consecuencia, el gobierno de Lincoln no podía arriesgarse a un conflicto abierto
con los intervencionistas, los cuales no buscaban sino un pretexto para ponerse al lado de los estados
de la Confederación.
201
CAPÍTULO II
68
De aceptarla, México se comprometía a que las sumas pagadas por los
Estados Unidos a los europeos, se tasarían con 6 % de interés, garantizando la
hipoteca con el territorio nacional y con el derecho para explotar los yacimientos
minerales de Baja California, Sonora, Chihuahua y Sinaloa. Si el gobierno mexicano
no pagaba su deuda en un plazo de 6 años, los bienes hipotecados quedarían en
propiedad de los Estados Unidos.202 El gobierno mexicano rechazó tal insinuación y
dejó en claro su defensa tajante en asuntos de la soberanía nacional.
A la par de haber llegado la propuesta de la “ayuda” norteamericana, quedaba
finalmente organizada la alianza intervencionista europea. Esta nueva situación
comprometía en forma diferente a los Estados Unidos porque reciben una invitación
para participar en ella. Sin embargo, en correspondencia por resguardar la libertad
de las repúblicas americanas, el ministro del exterior, Seward, hace llegar la negativa
mediante una nota diplomática a los embajadores de los países aliados. Rechaza la
propuesta de anexarse a los convenios de Londres y señala:
El gobierno de Lincoln ha protestado ya que no reconocerá como válido ningún cambio que se
efectúe en México bajo la presión de las bayonetas extranjeras, considerando justamente que
no puede haber libertad en caso semejante, ni estimarse sus resultados como la expresión del
sentimiento nacional … sólo faltando a su política tradicional, pudieran los Estados Unidos ver
impasibles el establecimiento en México de una monarquía, fruto y consecuencia de la
intervención europea.203
En tales términos, la intervención europea que acompañaba al proyecto de
traer a México una monarquía, resultaba “un acto hostil contra la forma de gobierno
republicana, la más extendida en todo el continente americano”.204
Los intereses de los Estados Unidos se mantendrían con el resto de las
repúblicas americanas y era poco probable que, en los próximos años, tuviera éxito
una revolución en el sentido contrario ya que, en los últimos años, la historia
202
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 170-171.
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 21.
204
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 118.
203
CAPÍTULO II
69
americana se había caracterizado por liberarse del control y dominio europeo.205 Así
se percibía la situación norteamericana desde México:
… contamos para el porvenir, con el poderoso auxilio de la gran república vecina, que (…)
está hoy directamente interesada en que no nos imponga la ley la Europa, y más aún, en que
no se establezcan en el continente americano sistemas de gobierno que pugnen con sus
propias instituciones.206
Por ello también el desagrado estadounidense cuando se recibió la noticia, por
el embajador norteamericano en Viena, que la corona de México se había ofrecido al
archiduque Maximiliano, quien veía con agrado el aceptarla. Estados Unidos vuelve a
poner de manifiesto las dificultades y tropiezos que el proyecto llevaba consigo y deja
en claro que “el establecimiento de una monarquía en México, con el apoyo de las
escuadras y tropas extranjeras, no tenía ninguna perspectiva de seguridad o
duración”,207 particularmente si era llevada al trono una persona que no contaba con
el respaldo de todos los mexicanos.
El ministro Seward ofrece el respaldo de su gobierno a la administración
juarista. Envía una nota diplomática al embajador mexicano en Norteamérica, Matías
Romero, a quien señala que no reconocerían al imperio creado por los franceses,
que sí reconocían el problema entre México y Francia, pero que se mantendrían en
una completa neutralidad en la guerra entre ambos países.
Lo cierto fue que, directa o indirectamente, Estados Unidos no cumplió los
acuerdos, ni hacia México ni con Francia. El gobierno de Washington prohibía el
envío y venta de armas a México, mediante un embargo sobre su exportación al
país, situación que obligaba a la compra hasta Inglaterra. En cambio si facilitaba la
compra de consumibles de guerra para los franceses: alimento, bestias,
medicamentos, entre otros, que podían pasar la frontera como compras de los
conservadores en el extranjero. Pero cuando la guerra civil norteamericana termina,
205
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 119.
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 21.
207
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 119.
206
CAPÍTULO II
70
se dieron facilidades para que personal militar pudiese venir a México y combatir a
las tropas imperialistas.208
LOS ESTADOS AMERICANOS FRENTE A LA INTERVENCIÓN
EUROPEA EN MÉXICO
El apoyo que ofrecieron las hermanas repúblicas del centro y sur de América
fue más en el sentido de amistad que de ayuda militar o financiera, pero en razón de
las circunstancias beligerantes y políticas que vive el país, era un fuerte aliciente
hacia la causa de la república y a la moral de los liberales mexicanos. Su respaldo
evidenciaba la necesidad de coexistir bajo instituciones republicanas, regidas por los
principios de libertad y autonomía y firmes en el anhelo por estrechar vínculos entre
las naciones del continente209
Perú, fue el primero en manifestar su actitud de solidaridad al gobierno
mexicano, desde que se tuvieron los primeros tropiezos con la corona española en
su interés por restaurar la monarquía. La voz de los peruanos se hizo presente a
través del ministro de Relaciones Exteriores, José María Pando, quien declaraba:
[Si] el gabinete de Madrid se obstina en hacer atacar el territorio de los Estados Unidos
Mexicanos, el Perú no trepidará en prestarle cuantos auxilios sean indispensables para
defender una causa que es sagrada para todo buen americano y demostrar que se halla unido
a los demás Estados del continente con lazos de la más tierna fraternidad.210
Durante los momentos críticos de la intervención europea sobre México, llega
como embajador del Perú en nuestro país, Manuel Nicolás Corpancho, quien se
identifica con la causa liberal mexicana, se opone a la presencia de las tropas
europeas y ofreció al gobierno de Juárez, el envío de hombres para combatir la
expedición tripartita europea.211
208
Belenki, La intervención francesa en México. 1861- 1867, 172.
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 20.
210
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo III, 1564.
211
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 20.
209
CAPÍTULO II
71
Tras la declaratoria de guerra con Francia en abril de 1862, el embajador
Corpancho se entrevista con Juárez y propone integrar una coalición a la que se
anexarían Ecuador y Chile. Con apoyo de su presidente, Ramón Castilla, negocia
con las autoridades mexicanas un tratado de amistad y comercio, vínculo que uniría
a México con las repúblicas de América. El resultado fue la firma del Tratado de
Corpancho “para defender y conservar la independencia del Nuevo Mundo”.212
Avanzados los franceses sobre la capital mexicana, el diplomático peruano
señalaba que las verdaderas intenciones de los extranjeros eran instaurar un nuevo
gobierno. Por esta verdad, en 1863, con la ocupación francesa y la imposición de la
Regencia del Imperio, el delegado Corpancho fue expulsado del país por su
adhesión a la causa liberal mexicana.
Otra república que despertó el sentimiento del americanismo y los lazos de
fraternidad con México fue el país sudamericano de Chile. Ante la situación en los
negocios extranjeros que afrontaba nuestro país, la determinación de aquel gobierno
fue el envío de una delegación diplomática, que entablara las negociaciones para el
desarrollo de las bases de una confederación entre las repúblicas de América.213
El gobierno chileno de José Joaquín Pérez, protestó contra todo proyecto de
intervención que pudiera tener la alianza formada en Londres, al igual que contó con
el respaldo de su Congreso para criticar “las locas pretensiones de la Francia”.214 En
reciprocidad, el embajador chileno en Washington, Astaburuaga, propuso a Estados
Unidos que “manifestara públicamente su oposición a que se impusiera en México
una monarquía”.215
212
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 78.
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 29.
214
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 77.
215
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo I, 474. Astaburuaga viene a México para
retirar de sus funciones al diplomático Ramón Sotomayor Balde, quien se había negado a partir con
las autoridades juaristas rumbo a San Luis Potosí y cuya decisión equivalía al reconocimiento de las
autoridades impuestas por invasores los franceses, situación que comprometía la causa del país
sudamericano. México recibió una explicación de tal conducta a través de su embajador en Estados
Unidos, Matías Romero, refiriendo el caso como una situación condenada por la opinión pública y las
cámaras legislativas chilenas.
213
CAPÍTULO II
72
En Centroamérica, el debate sobre el apoyo hacia la intervención europea en
México dividió los ánimos. Desde el mes de julio de 1862, se tuvo noticia de las
seguridades que ofrecía el gobierno de Nicaragua y la posición antirrepublicana de
Guatemala.
El abrigo solidario en la zona centroamericana por la república de Nicaragua
se interpreta en el contexto de la alianza continental sugerida por Perú. El ministerio
de Relaciones Exteriores hacía partícipe al gobierno guatemalteco de su
preocupación de que América Central no estuviera regida por un solo gobierno, lo
invitaba a uniformar su política y la unidad por la defensa de los principios
amenazados con la intervención en nuestro país.216
Guatemala, en cambio, asumió una postura distinta. El país fronterizo “es
conservador por los cuatro costados”,217 por lo que asumió una postura de choque
contra el sistema republicano.218 El ministro del exterior, Mariano Aycinena,
responde:
Vería con satisfacción el establecimiento en este país de una autoridad que contara con las
condiciones necesarias de estabilidad [y señala] que el estado de anarquía en que
desgraciadamente se ha mantenido México [desde] hace muchos años, provocó la
intervención europea.219
216
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 77-78.
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 78.
218
Guatemala estuvo filtrando su ayuda a mexicanos reaccionarios y se tuvo información que se
integraron expediciones para organizar levantamientos de rebelión en Chiapas. Véase Iglesias,
Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 78.
219
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 78.
217
CAPÍTULO III
73
CAPÍTULO TRES
MAXIMILIANO DE HABSBURGO Y LA EMPRESA IMPERIAL
MEXICANA
I. EL IMPERIO EUROPEO DE LOS HABSBURGO
EL PERFIL DE LA DINASTÍA AUSTRIACA
La Casa de los Habsburgo,220 familia reinante en Austria, extiende sus
dominios sobre vastos territorios de Europa del Este, siendo tan poderosa que pudo
incluir en sus propiedades a regiones de Europa Occidental. Su devenir histórico se
inicia en el año de 1278, cuando acceden por primera vez a la dignidad imperial con
Rodolfo I y se prolonga hasta 1918 con Carlos I, quien vive la desintegración del
imperio Austro-Húngaro, ante los movimientos nacionalistas de la primera guerra
mundial.
Fue con Rodolfo I que llegaron al trono de Alemania y que adquirieron los
ducados de Austria, Estiria y Carniola (Mapa 1). Con su hijo Alberto I, elegido en
1298, se mantuvo el reino alemán gracias al apoyo de Francia, Bohemia y el Papado,
a pesar de que muchos príncipes alemanes le opusieron resistencia. Alberto I no
termina su reinado porque es asesinado por su sobrino, Juan de Suabia, pasando la
corona imperial a la Casa de Luxemburgo.
A lo largo del siglo XIV, los Habsburgo ampliaron sus territorios con la
incorporación de Carintia, Tirol, Friburgo, Trieste y Vorarlberg, al mismo tiempo que
una larga lucha con los suizos, iniciada en tiempos de Alberto I, les hacía perder sus
dominios originales del oeste. Alberto II consigue de nuevo la corona imperial en
1438, uniendo a la Casa de Habsburgo, hasta la desaparición del Sacro Imperio
Romano Germánico en 1806, con Francisco II, abuelo paterno de Maximiliano.
220
El nombre de la casa gobernante de Habsburgo lo toman del castillo familiar de Habichtsburg,
construido en el siglo XI en Suiza, época en la que sus dominios se esparcían hasta el norte de Suiza
e incluían Alsacia.
CAPÍTULO III
74
Con la monarquía en manos de Federico III, sucesor de Alberto II, se inició la
serie de enlaces matrimoniales que extendieron sus dominios hacia Europa
Occidental, al casar a su hijo Maximiliano I con María de Borgoña, lo que propició la
anexión a los Habsburgo de los territorios borgoñeses de los Países Bajos y el
Franco Condado. Su descendiente, Felipe I, el Hermoso, fue rey de Castilla por
matrimonio con la heredera de los reyes católicos, Juana I, la Loca.
Su nieto, Carlos, reinó en España con el nombre de Carlos I en 1517 y fue
elegido Sacro Emperador Romano con el nombre de Carlos V, en 1519.221 El imperio
de Habsburgo reunió con él a los territorios de Austria, Bohemia, Hungría, los Países
Bajos y el Franco Condado, además de la región de Castilla (incluidas Navarra,
Granada y las Indias, o posesiones del ultramar) y de la corona de Aragón, con
Nápoles, Sicilia y Cerdeña (Mapa 2).
Carlos V mantuvo el poderío de la Casa de Habsburgo, llegando a proyectar
una monarquía cristiana universal, anhelo que fracasó ante la resistencia que opone
Francia y por la reforma protestante que logró dividir a la cristiandad occidental.222 Al
abdicar al trono en 1556, repartió sus dominios entre su hermano Fernando y su hijo
Felipe II,223 organizándose la familia en dos ramas, asentadas en Austria y España.
La línea austriaca de los Habsburgo continuó con Fernando I, que recibió por
territorio el Sacro Imperio Romano en 1558, junto con los dominios patrimoniales
originales de la Casa de Austria. Con su matrimonio, Fernando I anexó las tierras de
Bohemia y Hungría (Mapa 3). Al morir, la casa austriaca se divide nuevamente,
ahora en tres líneas: los Habsburgo de Austria, Rodolfo II y Matías, con quien se
221
Musacchio, Diccionario Enciclopédico de México, Tomo I, 289.
Jackson J. Spielvogel, Civilizaciones de Occidente. Desde 1500 (México: Thompson Editores,
1999) 466.
223
Felipe II, hijo de Carlos V y de Isabel de Portugal. Inicia la Casa de los Habsburgo en España,
conocidos sus reinados bajo la Casa de Austria. Por esta línea, la familia de Habsburgo gobierna por
primera vez las tierras mexicanas, cuando el 15 de octubre de 1535, llega a México el virrey para la
Nueva España, don Antonio de Mendoza. El gobierno del linaje Habsburgo terminaría el 24 de
noviembre de 1700, fecha en la que muere en Madrid el rey Carlos II. A la muerte de Carlos II, asume
el control de los territorios americanos la Casa de Borbón. Véase Juan Gil Florez, Temas de la
Conquista (México: Instituto Jalisciense de Antropología e Historia, 2000), 40.
222
CAPÍTULO III
75
pierde la línea en 1619; la familia de Tirol, que desaparece en 1666; y los
descendientes en Estiria, Fernando II, Fernando III, Leopoldo I y José I.
La línea de Habsburgo española se continuó con Felipe II, el rey Prudente.
Fue rey de Nápoles y Sicilia en 1554; soberano de los Países Bajos en 1555 y rey de
España en 1556, donde recibió los reinos de Castilla y Aragón, los dominios de la
Casa en Italia y el Franco Condado, posesiones a las que añadió Portugal en 1580.
Se casó con la princesa Ana de Austria, matrimonio de donde nació Felipe III.224
Le sucedieron en el trono español: su hijo Felipe III, el rey Bueno, soberano
desde 1598 y quien gobierna con el auxilio del duque de Lerma. Enseguida, le
sucede Felipe IV, casado con Mariana de Austria y quien gobernó desde 1621 a
través de su preceptor, el duque de Olivares. El último rey de los Habsburgo
españoles, Carlos II,225 quien muere sin descendencia, lo que desencadena una
lucha por ocupar el trono español.
De la lucha de sucesión imperial, Carlos VI resulta gobernante de los
Habsburgo al iniciar el siglo XVIII. Se corona emperador en 1711 y dos años más
tarde, en 1713, se aprobó la Sanción Pragmática, que integraba los territorios de los
Habsburgo asegurando su transmisión indivisa. Este “convenio constitucional
establecía el principio de unir a los territorios diseminados, por medio del cual, ante la
ausencia de hijos varones, su hija María Teresa, lo sucedería como reina en todas
esas tierras”.226
La emperatriz María Teresa tomó como “modelo de institución” para su
gobierno (entre 1740 y 1765) a su odiado, pero exitoso rival, Federico II, rey de
Prusia: integró un gobierno fuerte a través de asambleas locales de aristócratas,
224
Diccionario Enciclopédico Larousse (Colombia: Ediciones Larousse, 1999), 1314.
Fue el sucesor de su padre, Felipe IV. Su reinado no supo resistir las presiones externas: en 1668,
reconoció la independencia de Portugal; en 1678, perdió el Franco Condado a favor de Francia y en
1684, se separó Luxemburgo. Al no tener descendencia, él mismo designó por sucesor a Felipe de
Anjou, segundo nieto de Luis XIV de Francia.
226
Winks, Historia de la Civilización. De 1648 al presente, 346.
225
CAPÍTULO III
76
creando departamentos para la administración central.227 De su matrimonio con el
duque de Lorena, el emperador Francisco I en 1745, surgió el nuevo linaje de los
Habsburgo - Lorena. Su hijo mayor, José II, sería emperador a la muerte de su padre
en 1765, acompañando a su madre en el imperio hasta su muerte en 1780.
José II fue rey de Austria desde 1780 y la década que pudo gobernar solo,
dejó una importante legislación sobre la educación popular y la igualdad social; pero
las medidas económicas y políticas implantadas por su gobierno seguían bajo el
modelo absolutista.228 A su muerte en 1790, el descendiente fue su hermano menor,
Leopoldo II, duque de Toscana, un déspota ilustrado.
UNA MIRADA AL INTERIOR DE LA FAMILIA DE MAXIMILIANO
Rastreando la genealogía familiar de Maximiliano a través del siglo XIX, ésta
nos conduce hasta principios del siglo, cuando gobierna el imperio austriaco el rey
Francisco II, tras ocupar el trono que dejara Leopoldo II, duque de Toscana, en 1792.
El imperio austriaco en manos del abuelo de Maximiliano se prolongaría desde la
última década del siglo XVIII hasta su muerte en 1835, tres años más tarde del
nacimiento del futuro emperador mexicano.
En el matrimonio del rey Francisco II de Austria nacieron tres hijos. El destino
le causó una mala jugada con su primer descendiente: una primogénita en la familia,
la archiduquesa María Luisa. Años más tarde, vendrían los hijos varones en la
persona de los príncipes Fernando y Francisco Carlos. La tía de Maximiliano fue
obligada a contraer nupcias muy joven y por primera ocasión, con el emperador de
Francia, Napoleón I (Bonaparte). Fruto de esta relación nacería Francisco Carlos
José Bonaparte, proclamado “rey de Roma”229 y reconocido como emperador francés
227
Winks, Historia de la Civilización. De 1648 al presente, Volumen II, 365.
Winks, Historia de la Civilización. De 1648 al presente, Volumen II, 366.
229
Winks, Historia de la Civilización. De 1648 al presente, Volumen II, 396.
228
CAPÍTULO III
77
al abdicar su padre en 1815. José Bonaparte nunca llegó a gobernar, pasando su
vida en Viena como duque de Reichstadt.230 Napoleón II murió el 22 de julio de 1832.
La archiduquesa María Luisa tendría dos matrimonios más. El rey austriaco
separó a su hija del compromiso con Napoleón I, “sabedor de las exigencias
ninfómanas de su hija”231 y puso a su lado al conde de Neipperg, procreando dos
hijos. El tercer enlace matrimonial lo realizó con el conde Carlos de Bombelles,
hermano del preceptor de los jóvenes sucesores a la corona de la familia de
Habsburgo, el mentor Enrique de Bombelles.
Sobre los hijos varones también había un estigma. El sucesor al trono fue el
príncipe Fernando, quien gobierna a la muerte del emperador Francisco y hasta su
abdicación en 1848,232 tras una serie de sucesos revolucionarios en Austria que le
cuesta el trono.233 Fernando I de Austria ocupó la cabeza de la monarquía de
Habsburgo (entre 1835 y 1848), pero enfermo de epilepsia, no pudo engendrar
hijos. En orden de sucesión, su hermano, Francisco Carlos ocuparía el trono.
El hijo menor del emperador Francisco II fue quien pudo ofrecer los varones
para la continuidad de la casa de Habsburgo en Austria: Francisco José, nacido en
1830; Fernando Maximiliano José, en 1832; Carlos Luis que nace un año más tarde
que Maximiliano y su hermano menor, Luis Víctor, a quien no conocería el rey
Francisco pues nació en 1842. Esta fortuna de procrear hijos varones permitió la
simpatía del Emperador por ver prolongada su estirpe en “los hijos de su hijo, por
tradición dinástica y por voluntad de Dios”.234
230
José Manuel Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano (México: Clío, 1999), 13.
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 13.
232
Tras abdicar al imperio austriaco, Fernando I se traslada hacia territorio checo, residiendo en la
ciudad de Praga y viviendo hasta sus últimos días en el palacio de Hradschin.
233
Los vientos de libertad iniciados en febrero de 1848 desde la ciudad de París, soplan a través de
Europa y alcanzan a los estados austriacos: “cuando Francia se resfría, toda Europa estornuda”,
señalaba el canciller del interior Clemente Metternich. En Lombardía, en el Véneto y sobre todo en
Hungría y Bohemia, las reacciones son sangrientas. En Viena, la revolución expulsa al Emperador y la
corte buscará refugio en el palacio arzobispal de Olmütz, en Moravia, al norte de Austerlitz.
234
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 14.
231
CAPÍTULO III
78
Con su hermano como gobernante, el archiduque Francisco Carlos ocupó una
posición secundaria en la dinastía reinante. Llegado el momento de los acuerdos por
la sucesión imperial y por la influencia que sobre él ejerció su esposa, la
archiduquesa Sofía, Francisco Carlos renunció a sus derechos al trono de Austria y
los cedió a su hijo mayor,235 el joven Francisco José, quien sería llamado emperador
de Austria y rey de Hungría.
De la familia cercana a Maximiliano también se tejen diversas historias. El
hermano mayor, el emperador Francisco José, gobierna por casi siete décadas. Tras
el golpe de estado que derrocó al gobierno de Fernando I en 1848, se preparó su
ascenso al imperio que se prolonga hasta 1916, con los inicios de la Primera Guerra
Mundial que desintegrarían su imperio.236 Contrajo matrimonio con su prima Isabel, o
Sissi, como le decían de cariño. Tuvieron un descendiente, el príncipe Rodolfo I,
heredero a la corona, pero quien muere a causa de gonorrea.237
El emperador Francisco José se caracterizó por ser un hombre escrupuloso,
que dedicaba la mayor parte de su tiempo, leyendo y firmando los documentos
oficiales del imperio. Se suman sus cualidades de conservador y “rígidamente
anticuado”. Fue un personaje piadoso y su longevidad inspiraba lealtad.238
André Castelot, en La tragedia de la ambición, describe con estos rasgos al
hermano mayor de Maximiliano:
… materialista, metódico, seco, prolijo, ambicioso; lleva al placer la manía de clasificar, hasta
las minucias; ni artista ni intelectual, desdeña lo mismo la pintura que las letras. Es
imperialmente impasible, más se muestra capaz de profundas emociones: llorará ante el
anuncio de la derrota de Sadowa y acariciará con un gesto tierno y trastornado, ante toda la
corte, el ataúd de su esposa Sissi, asesinada en Ginebra.239
235
Como sucede ahora con su padre, en tal disyuntiva se encontrará el archiduque Fernando
Maximiliano cuando ceda todos sus derechos de sucesión en Austria para aceptar su reino en
América: el imperio mexicano.
236
Winks, Historia de la Civilización. De 1648 al presente, Volumen II, 473.
237
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 15.
238
Winks, Historia de la Civilización. De 1648 al presente, Volumen II, 473.
239
André Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición (México: EDAMEX, 1985), 30.
CAPÍTULO III
79
El segundo hermano de Maximiliano, Carlos Luis, fue el padre del archiduque
Francisco Fernando, asesinado en las calles de Sarajevo el 28 de junio de 1914.240
En el seno de su tercer matrimonio con María Teresa de Braganza,241 Carlos Luis
tuvo un segundo hijo, Otón, quien se convertiría en el padre del último monarca del
reino, Carlos de Austria, a la muerte de Francisco José.242
Sobre el menor de los hermanos del emperador mexicano, Luis Víctor, casi
nadie sabía de su existencia, pues su hermano mayor, el emperador Francisco José,
lo mantuvo desterrado en un castillo cerca de Salzburgo, tras generarle numerosos
escándalos a la familia: era homosexual. Ocultado por la familia, permaneció en el
confinamiento y murió en 1919.243
EL ARCHIDUQUE MAXIMILIANO EN ALGUNAS LÍNEAS
De la familia del archiduque Francisco Carlos de Austria y Sofía de Baviera,
resta por hablar de Fernando Maximiliano José María de Habsburgo y Lorena,
emperador de México. Maximiliano de Habsburgo nació en el palacio de Schönbrunn,
en Viena, el 6 de julio de 1832, pocos días antes de la muerte de su “primo”
Napoleón II.244
240
Winks, Historia de la Civilización. De 1648 al presente, Volumen II, 528-529. En esa fecha, el
archiduque, heredero al trono de Austria-Hungría, y su esposa, Sofía Chotek, fueron asesinados en
Sarajevo, capital de la provincia de Bosnia, que había sido ocupada por el imperio austro-húngaro en
1878. El asesino, Gavrilo Princip, era un nacionalista serbio. El gobierno imperial, alarmado por las
ambiciones de los serbios, presionó con un ultimátum cuya negativa serbia, originó la guerra entre las
dos naciones al mes siguiente del atentado. Se desencadena el conflicto de la 1ª Guerra Mundial.
241
Sus primeras dos parejas fueron, en orden de aparición, Margarita de Sajonia y María Anunciación
de Borbón.
242
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 16.
243
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 17.
244
Señala Villalpando César que existe cierto misterio sobre la paternidad de Francisco Carlos en
Maximiliano. Ante el mundo social de la época, apareció como hijo legítimo del archiduque, pero se
duda de tal circunstancia y se especula de una infidelidad de la archiduquesa Sofía con el duque de
Reichstadt. Fue un rumor que nunca se aclaró en la Corte y que al archiduque no le importó detener.
Maximiliano mismo, con el paso de los años, seguramente escuchó el rumor sobre su origen, pero
tampoco dijo nada. Véase Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 21-22. El mismo
comentario salta a la vista en la lectura de Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, cuando
señala: “… la archiduquesa Sofía, princesa de Baviera, se había visto tan trastornada, en julio de
1832, por la muerte de I’Aiglon (el aguilucho). ¿El niño es hijo del duque de Reichstadt? No
poseemos prueba alguna en apoyo de tal leyenda”. Véase Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia
de la ambición, 18. Nota: negrita y cursiva copiado del texto.
CAPÍTULO III
80
Fue un niño enfermizo, especialmente débil de las vías respiratorias, situación
que quizás, por alguna enfermedad mal cuidada, le provocara la infertilidad. Sus
estudios estuvieron a cargo del preceptor de la familia, el conde Enrique de
Bombelles, quien
preparó a los archiduques bajo una disciplina rigurosa en el
estudio de las artes, las ciencias, la cultura y la diplomacia: se pensó en un plan de
estudios especial para los futuros gobernantes de Austria.245
Fernando Max, llamado así afectuosamente, se distinguiría por ser un joven
de apariencia fina y delicada, pero imponía su augusta fisonomía. Además de sus
ojos azules y rostro pálido, dos rasgos lo caracterizaban: “su larga barba rubia,
dividida en el centro y el signo característico de los Habsburgo, el labio inferior caído
hacia afuera”.246
Por su carácter, se podía describir a Maximiliano como romántico y fantasioso,
por lo que disfrutaba de la soledad; era también indeciso, dubitativo y superficial. Fue
un personaje “de caballeroso trato, romántico, soñador, lleno de bondad y buena fe,
quizás algo voluntarioso, despilfarrador, confiado e ingenuo”.247
El defensor del proyecto monárquico desde Europa, José María Gutiérrez de
Estrada, describía al archiduque Maximiliano con estas frases: “joven, bondadoso,
245
“Los pequeños archiduques tienen 55 horas de estudios por semana y el extraordinario mosaico de
los Estados austriacos obliga a los príncipes de la casa de Habsburgo a hablar además del alemán y
el italiano, el húngaro, el polaco, el rumano y rudimentos de checo. Además se enseña (…) el inglés y
el francés, las lenguas de las cortes. Más tarde, Maximiliano deberá agregar a sus múltiples
conocimientos el del idioma español”. Castelot, Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 21.
246
José Luis Blasio, Maximiliano íntimo: el emperador Maximiliano y su corte. Memorias de un
secretario (México: UNAM, 1996), 25.
247
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 38. Comparte la descripción de los rasgos del
archiduque Fernando Max André Castelot en las líneas siguientes: “Maximiliano es entonces un
delicioso vienés galopando a través de la Wienerwald, seductor, soñador, romántico, diletante, que
ama lo novelesco, la naturaleza, los animales, las letras y las artes”. Castelot. Maximiliano y Carlota: la
tragedia de la ambición, 30. Erika Pani sintetiza las aficiones de Maximiliano por la naturaleza y los
animales con esta frase: “el príncipe entomólogo”. Véase Erika Pani, Para mexicanizar el Segundo
Imperio: el imaginario político de los imperialistas (México: COLMEX-Centro de Estudios Históricos,
2001), 23.
CAPÍTULO III
81
trabajador, dotado por la naturaleza de un gran ingenio que él ha sabido cultivar y
mantener, posee una gran postura, un semblante tan dulce, bello y grato.”248
Cuando cumple sus dieciséis años, acompaña al nuevo emperador austriaco a
dirigir la campaña militar contra Hungría.249 Maximiliano empieza a descubrir su
sentimiento humanista y el peso de sus ideas liberales, cuando comparte las
proclamas de los rebeldes.250 A partir de este momento, entraron en conflicto los
hermanos Habsburgo.
Maximiliano ofrecía su colaboración, pero el Emperador la rechazaba. Hacía
sugerencias sobre el gobierno y sus opiniones eran desatendidas y desacreditadas
por el gobernante. Se le hizo ver que su papel era decorativo y en segunda posición
frente a su hermano. Volvía a repetirse la historia que años atrás viviera su padre
frente a su hermano Fernando I de Austria. Ahora le tocaba sentir a él la experiencia
del desplazamiento frente al control que ejerce el emperador Francisco José.
El emperador no quería a su lado a un “segundón” y, de ningún modo, a un
pariente cercano que le restara poder en su actuación frente al gobierno. El
archiduque se percataba del trato especial que recibía de su hermano:
…sólo se le quería conceder un campo de acción secundaria, un papel más bien
representativo y que de todos modos, lo [mantuvieran] alejado de la capital y, en
consecuencia, de la dirección de los asuntos de gobierno. Esta situación produjo amargura en
248
Victoriano Salado Álvarez. Episodios Nacionales: Santa Anna, la Reforma, la Intervención, el
Imperio (México: Porrúa, 1985), 60.
249
En 1848, la baja nobleza liberal húngara, encabezada por Luis Kossuth, fomentó la agitación social
en demanda de un estado de mancomunidad: estaban dispuestos a conservar al monarca Habsburgo,
pero querían el establecimiento de su propia legislatura. En marzo, las manifestaciones en Budapest,
Praga y Viena, causaron la renuncia del artífice del poder conservador austriaco, el canciller Clemente
Lotario Wenceslao Metternich. En Viena, las fuerzas revolucionarias tomaron el control de la capital y
solicitaron que se convocara a una asamblea constituyente que redactara una constitución liberal. A
Hungría se le concedió una legislatura propia, su ejército nacional y el control de la política exterior y
de su presupuesto. La lealtad hacia la dinastía Habsburgo era ahora el único vínculo de Hungría con
el Imperio Austriaco. Véase Spielvogel, Civilizaciones de Occidente. Desde 1500, 759-760.
250
Maximiliano guarda sus ambiciones porque le ganan sus sueños, sus fantasías liberales y
peligrosas utopías (las ideas liberales en un estado autocrático son peligrosas en esa época) que le
impedirán discernir con claridad las realidades. Esto causa malestar y una separación más honda
entre los dos hermanos.
CAPÍTULO III
82
el joven archiduque y despertó en él, el deseo de abandonar su patria y de satisfacer con
grandes viajes a países lejanos su espíritu deseoso de aprender.251
A diferencia de su hermano mayor, Maximiliano nunca sería “profeta en su
tierra”: él nunca podría gobernar Austria y su importancia en la Corte Imperial
quedaría siempre en un segundo plano. Tal circunstancia quedó clarificada desde
1848, el año de la transición política a favor de su hermano Francisco José.
Así fue como Maximiliano se enlista en la Marina de Guerra austriaca,252
buscando llevar con ello una vida más emocionante y deseoso de alejarse de la
corte. En cierta medida, fue una decisión conveniente para todos, ésta era la forma
más prudente de deshacerse de él. Por eso, cuando solicita el permiso para
incorporarse a la marina, le fue concedido rápidamente.
Para 1850, Maximiliano era teniente de corbeta en las fuerzas navales
austriacas, mientras que en 1853, fue ascendido a capitán de corbeta. El ascenso
representó su primer mando en la Minerva y le fue conferida la misión de resguardar
la costa de Albania, en donde se libraba una guerra civil y había que hacer respetar
los intereses austriacos.253
En 1854 es promovido al puesto de contralmirante y en octubre, su flota del
puerto de Trieste, constaba de cinco fragatas, seis corbetas y dos naves
acorazadas.254 Se había dado el paso de una escuadrilla de naves hacia una
escuadra marina con la dirección del archiduque.
251
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 38.
En realidad el imperio austriaco no contaba con una marina de guerra, era una escuadrilla de
barcos los que formaban la flota, integrada por unidades que habían estado en el litoral del mar
Adriático desde 1848, después de que Venecia forma parte del imperio. No era un destacamento
naval a donde iba Maximiliano pues Austria no era tampoco potencia marítima. Sin embargo, era una
buena oportunidad para crecer con cierta independencia de su hermano.
253
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 34.
254
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 38.
252
CAPÍTULO III
83
Entre 1850 y 1856, además de cumplir con sus compromisos navales,
Maximiliano tuvo la oportunidad de recorrer el mar Mediterráneo y conocer lugares
como Turquía, Esmirna, Grecia, Nápoles, Florencia, Sevilla, Granada, las Islas
Baleares, Madeira, Argelia, Albania.255 Se cumplía su deseo de conocer sitios lejanos
y llenar su espíritu de aprendizajes.
En 1856, al concluir la guerra de Crimea,256 el emperador Francisco José se
entera de que el rey Víctor Manuel y su primer ministro, Camilo Benso, conde de
Cavour,257 fomentaban clandestinamente las ideas nacionalistas en los territorios del
norte de Italia, dentro del reino Lombardo - Veneciano, que se encontraba en poder
de los austriacos. Pero además de las conspiraciones, trataban de conseguir el
apoyo del emperador de Francia, Napoleón III, para así lograr la expulsión de los
austriacos de sus territorios.258
Ante un panorama internacional tan incierto para Austria, Francisco José
planeó un acercamiento con los franceses para averiguar sus intenciones. Tal
situación no podía arreglarse por los medios diplomáticos tradicionales, así que
resultaba más importante una visita de estado con Napoleón III, que lo persuadiera
de sus planes y de negar su apoyo a los de Piamonte, intentando ganar con ello la
supremacía austriaca en el norte italiano. El diplomático que cubriría tan importante
misión sería su propio hermano, Fernando Maximiliano.259
255
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 36.
La guerra de Crimea, de 1854 a 1856, se suscita cuando el zar Nicolás I quiso obtener del sultán
Abdul Mechid el derecho de proteger a todos los cristianos ortodoxos del imperio de Turquía, pero
ante su negativa, envió tropas rusas que ocuparon Rumania. En auxilio de los turcos llegaron ejércitos
de Francia, Cerdeña e Inglaterra, quienes sitiaron a los rusos en Crimea, en el puerto de Sebastopol,
en el mar Negro, que después de once meses de lucha, cayó en poder de los aliados en 1855.
Durante el sitio de Sebastopol, murió el zar Nicolás I. Su hijo, Alejandro II, trató la paz con los turcos y
sus aliados en la Conferencia de Paz de París en 1856.
257
El primer ministro Cavour buscaba la unificación de los reinos italianos. En el conflicto de Crimea,
el ministro envió al ejército del Piamonte con la esperanza de ganarse las simpatías francesas que le
ayudaran a conseguir la unidad italiana. Su plan funcionó y en la Conferencia de Paz de París en
1856, tuvo la oportunidad de declarar el caso de Italia en contra de Austria.
258
En 1858, Cavour y Napoleón III se encontraron, persuadiendo al emperador para luchar en contra
de Austria. Cerdeña provocaría a Austria para que le declarara la guerra; Francia ayudaría a Cerdeña
para sacar a los austriacos de Lombardía y Venecia, la que sería anexada al reino de Cerdeña.
Francia recibiría como pago las provincias de Saboya y Niza, territorios de habla francesa.
259
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 42.
256
CAPÍTULO III
84
Durante mayo de 1856, Maximiliano viaja a la corte imperial francesa para su
encuentro con el emperador Napoleón III y la emperatriz Eugenia. Al principio, la
situación de la visita fue monótona y apática, pero con el paso de los días, el
archiduque supo ganarse las simpatías de los emperadores.
En sus entrevistas, Maximiliano actuaba como “catalizador” de las afinidades
de Francia ante los conflictos de Italia y Rusia e intentó percibir los intereses que
mediaban en tal situación. Sin embargo, su inexperiencia en este terreno fue
hábilmente
intenciones.
manipulada
por
Napoleón,
quien
lo
sedujo
de
sus
“buenas”
260
Los informes que escribía Maximiliano desde Francia, buscaban dar la certeza
de que Napoleón III “obraba de buena fe con respecto de Austria”, aunque para
todos era evidente que se trabajaba en contra de los austriacos y a favor de los
piamonteses con el aval del emperador francés. Francisco José, más avezado que
Maximiliano en el terreno de la política exterior, no creyó ni una sola palabra.261
Cabe señalar un dato interesante sobre este encuentro en Francia: la situación
sobre el caso mexicano no se implicó en la visita de Estado; el asunto de una
monarquía mexicana estaba en ciernes en la corte, no interesaba todavía la situación
de este lejano país.262
Pero mientras esto sucedía en Francia, Maximiliano consideraba también un
nuevo proyecto para sí mismo: consideró que era tiempo de contraer matrimonio,
pues ya sus hermanos lo habían hecho.263
260
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 48.
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 43.
262
Es probable que si Maximiliano no hubiese viajado a Francia en 1856 y conocido a Napoleón III,
quizás éste no habría pensado en él para pedirle que encabezara la empresa imperial mexicana.
263
El emperador Francisco José se casa en 1854, con la emperatriz Isabel, mientras que su hermano
Carlos Luis lo hace en 1856 con Margarita de Sajonia. Su hermano Luis Víctor nunca se casó.
261
CAPÍTULO III
85
Esta razón obligó a que, además de la visita por Francia, se incluyera en el
itinerario las visitas de cortesía en los reinos de Bélgica, Holanda y Hannover, con la
intención de incluir presentaciones en las casas reinantes para conocer a las
princesas casaderas de la época.264
LA PAREJA IMPERIAL: MAXIMILANO Y CARLOTA
El viaje por los diversos reinos europeos le daría la oportunidad de conocer a
la que pronto sería su esposa, la hija menor del rey belga Leopoldo I, la princesa
Carlota Amalia.265
Antes de conocer a Maximiliano, la princesa Carlota había rechazado ya la
propuesta matrimonial del heredero al trono de Sajonia, el príncipe Jorge; al igual
que tenía en espera de una respuesta a Pedro V, soberano de Portugal. Este último
candidato, era el elegido por la familia de Carlota, la casa Sajonia-Coburgo, pero el
sentimiento amoroso y los arreglos económicos a través de las dotes nupciales,
favorecieron la relación hacia Maximiliano.266
Carlota simpatizó con el archiduque y quedó enamorada de él. Su padre, el
rey Leopoldo, veía en la formalización del matrimonio, una vía para afianzar los lazos
de unión con Austria, toda vez que ya se habían extendido por la relación entre su
hijo Leopoldo II con la archiduquesa María Enriqueta.267 Maximiliano costeaba la
264
Fernando Max había tenido ya amoríos anteriores. A sus dieciocho años, se enamora de la
condesa Paula Von Linden, hija del embajador de Wurtemberg en Viena, pero el archiduque, hermano
del emperador y una hija de un diplomático extranjero, no pueden amarse. En 1851, en viaje de la
marina austriaca por Lisboa, conoce a María Amalia de Braganza, hija de don Pedro, emperador de
Brasil y ex rey de Portugal, segundo amor de Maximiliano, con quien se compromete a desposarla.
Lamentablemente, la muerte se lleva a su amada en febrero de 1853, quien había enfermado de
tuberculosis. Sus restos descansaron en la isla de Madeira.
265
Carlota Amalia nació el 7 de junio de 1840. Hija del rey belga Leopoldo I y la reina María Luisa de
Orleáns; prima de la reina Victoria del imperio de la Gran Bretaña. Los reyes la bautizaron con el
nombre de María Carlota Amalia Agustina Victoria Clementina Leopoldina.
266
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 59.
267
En 1855, Leopoldo II, duque de Brabante, se casa con María Enriqueta. Es hija del archiduque
Ernesto de Austria y Dorotea de Furstenberg.
CAPÍTULO III
86
obra arquitectónica más importante de su vida, la construcción del castillo de
Miramar, en Trieste (Mapa 4), lo que le ocasionaba problemas de dinero y en donde
la dote matrimonial resolvía tal circunstancia. Todo quedaba como anillo al dedo: “la
niña quería marido, el padre quería marqués, el marqués quería dinero, ya están
contentos los tres”.268
Para diciembre de 1856, quedaron comprometidos Maximiliano de Austria y
Carlota de Bélgica, dando como resultado las Capitulaciones Matrimoniales
269
a las
que se obligaba cada uno de sus reinos. Llama la atención en el conjunto de
acuerdos, una contraprestación que pide Leopoldo I con motivo del enlace. El rey
belga solicita al emperador Francisco José que se le asigne a su yerno un puesto
digno a su alto nacimiento y que, al mismo tiempo, le diese mayor actividad. Fue
entonces cuando Maximiliano recibe el cargo de gobernador general del reino de
Lombardía y Venecia, haciendo su entrada en Milán en abril de 1857.270
Al emperador Francisco José le causó dificultad encontrar el puesto para
Maximiliano, pero después de su visita al reino Lombardo-Veneciano y con los
informes que reportaban sus ministros, veían que la situación en ese territorio era
vulnerable a su gobierno y había que hacer algo para atraerlas al imperio. Se decidió
entonces por ese nombramiento. Incluía tal decisión una ventaja más. Esta era una
nueva oportunidad para desaparecer a su hermano de la atención de la corte, para
alejarlo del escenario público y que no le restase poder a su figura imperial. Por una
parte, cumplía con el compromiso hacia el suegro de Fernando Maximiliano y, a la
vez, alejaba de momento a su hermano del séquito de su imperio.271
En su nueva tarea como gobernador, Maximiliano encuentra la posibilidad de
poner en práctica sus ideas liberales y de hacer un buen gobierno, situación contraria
268
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 62.
Firmadas el 1° de junio de 1857 en el palacio real de Bruselas, a través de los representantes que
nombraron el rey Leopoldo I de Bélgica y el emperador Francisco José de Austria para tal efecto.
270
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 56.
271
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 55.
269
CAPÍTULO III
87
a los gobiernos de aquella época y un punto más de divergencia con su hermano
Francisco José en Austria.272
Pero también, las circunstancias históricas cercaron al gobernante para limitar
su acción de gobierno: el movimiento de la unificación italiana alcanzó grandes
proporciones, entretejiendo una serie de intereses políticos continentales que
rebasaron al rey austriaco y al nuevo gobernador que, al paso del tiempo, se vería en
el fracaso como encargado del reino lombardo - veneciano.273
Como gobernante de Lombardía y Venecia, en junio de 1857, Maximiliano
realiza su primer viaje de Estado al Papa Pío IX, a quien no visitaba desde los
acontecimientos austriacos de 1848. Fue un encuentro placentero y dispensado en
atenciones del Papa hacia el gobernador habsburgo.
Pocos días después, por la intervención del rey Leopoldo de Bélgica,
Maximiliano visita a la reina de Inglaterra, la emperatriz Victoria: se aprovechó el
recorrido para que la reina británica conociera al futuro esposo de su prima, ante la
inquietud de aquella por casarla con un príncipe cercano a ella. La visita en la corte
inglesa causó gran simpatía, descubriendo los círculos políticos británicos las ideas
liberales y sin prejuicios del Habsburgo austriaco.274
Al mes siguiente, el 27 de julio de 1857, se realizó la boda del archiduque
Fernando Maximiliano y la princesa Carlota Amalia de Bélgica. Quedaban unidos en
un matrimonio que tan sólo alcanzaría una década de vida, sellado por las
alucinaciones mentales que sufría la emperatriz desde 1866 y la muerte de
Maximiliano en el cerro de las Campanas en 1867.
272
La monarquía austriaca llevaba la línea de los déspotas ilustrados: de tendencia ortodoxa
dogmática, católica y militarista teñida ligeramente de filosofía racionalista, por lo que chocaba
abiertamente con las ideas reformadoras que impulsaba Maximiliano.
273
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 72.
274
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 57. Esta actitud tan liberal para su época le traería continuos
problemas con su hermano Francisco José. Incluso, cuando enfrentaron los problemas de Austria y
Hungría en 1858, tal situación provocó que los círculos políticos propusieran colocar a la cabeza del
imperio húngaro a Maximiliano como un sistema de gobierno independiente y libre. Austria rechazó
fríamente la proposición y el hecho representó un duro golpe contra el emperador.
CAPÍTULO III
88
II. EL DEBATE POR EL PODER: LA CANDIDATURA AL TRONO
IMPERIAL MEXICANO
LA COSA NOSTRA EN LAS CORTES EUROPEAS
Cuando los líderes del entorno mexicano se decidieron por integrar al país
bajo el esquema de gobierno republicano, los defensores del antiguo régimen
monárquico trabaron contra aquellos una lucha por legitimar sus proyectos de nación
y proteger intereses y privilegios anteriores.
Los encuentros pasaron del terreno ideológico al terreno de las armas y las
persecuciones entre los bandos en disputa fueron cada vez más constantes. La
situación empezó a resultar favorecedora para la causa liberal que defendía la
integración republicana, por lo que los líderes conservadores del país tuvieron que
buscar asilo en el extranjero.
Europa representaba el mejor lugar para su resguardo, tanto por compartir la
filosofía de sus intereses como por representar el ejemplo de organización
monárquica que deseaban para el territorio. En América, ninguna región podía ser
útil a sus planes, menos con el pujante desarrollo que tenían los Estados Unidos,
tanto porque representaba el modelo de república en el continente, como por la
defensa de los principios de la doctrina Monroe, difundida desde 1823.
Así fue como empezaron a fraguarse las políticas europeas, en alianza con
fuerzas conservadoras nacionales, para desacreditar la evolución de la república en
el país y para buscar su retorno al poder en sus antiguas provincias americanas.
Francia, Inglaterra o España fueron las potencias que hicieron eco a las pretensiones
de los conservadores mexicanos, que visitaban las cortes europeas en busca de
apoyo para sus objetivos y como respaldo a sus necesidades.
En 1857, la promulgación de la Constitución Política llevó la crisis al extremo.
La puesta en práctica de este documento normativo motivó a los conservadores a
CAPÍTULO III
89
enfrentar al gobierno nacional y desconocer sus principios, instaurando por ello su
propio régimen gubernamental.
Para 1858, durante la Guerra de Reforma, los liberales y los conservadores
ostentan el poder de la república: los primeros, encabezados por el gobierno
presidido por Benito Juárez; los segundos nombraron diferentes titulares del
Ejecutivo, en las personas de los generales Félix Zuloaga, Miguel Miramón y, más
tarde, Juan Nepomuceno Almonte.
Estando al frente del gabinete conservador el general Zuloaga, fue nombrado
secretario de la legación mexicana en París don José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar,
posición privilegiada en la corte francesa que le permitió establecer relaciones
cercanas con la reina, la emperatriz Eugenia.275
Fue a ella a quien expuso sus puntos de vista acerca de la situación política
en México, de cómo los grupos se destrozaban a costa de la prosperidad del pueblo
y le hizo saber de la conveniencia de que una monarquía europea pudiera salvar al
Nuevo Mundo.276 Fue también a la emperatriz a quien le engolosina la idea de que la
historia la recordara como otra “Isabel, la Católica”, pues consideraba que debía
“defender la religión católica en América, rescatar a la civilización española de las
garras de los Estados Unidos y ‘salvar’ a México de las desgracias que padecía a
causa del sistema republicano”.277
La emperatriz francesa atiende con interés el planteamiento y justificó la tarea
como el reestablecimiento de “un país destrozado por el espíritu de partido, pero
275
José Manuel Hidalgo fue presentado a la emperatriz Eugenia por la condesa de Montijo, Manuela
Fitzpatrick, madre de la reina, quien lo conocía como secretario de la legación mexicana radicada en
Madrid, antes del ascenso de la familia de Montijo a las cortes imperiales europeas y del arribo de
éste al consulado mexicano en Francia.
276
Entre Hidalgo y la emperatriz Eugenia, se arma la estrategia que convencería a Napoleón III de
actuar sobre México y prepararse para una intervención. Hidalgo como conservador convencido del
ideal monárquico, estima que su sueño de regresarle a México la grandeza alcanzada durante la
corona española, pronto tendría una respuesta favorable.
277
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 97.
CAPÍTULO III
90
sobre todo, una ocasión de ganar para el segundo imperio, una nueva y fácil gloria y
quizás además, brillantes ventajas comerciales”.278
La suerte corría para los conservadores mexicanos entre las cortes europeas.
Hidalgo pudo conversar con Napoleón III. En su entrevista, aprovecha para darle
pormenores del problema mexicano y de lo que ya se había hecho por la monarquía
en México. También insistió en la necesidad de una intervención para salvar al país,
pero al tratar sobre negociaciones para exportar una monarquía europea, la
propuesta, al parecer, no entusiasmó al monarca francés.279
Napoleón III, ciertamente, tenía interés en el proyecto mexicano,280 pero le
faltaba decisión sobre cómo llevarlo a la práctica, pues comprendía que su
intervención en América habría de provocar los celos de España e Inglaterra y la
resistencia de la Unión Norteamericana. Su postura fue en el sentido de que si
Inglaterra no respaldaba su acción, no podía hacer nada sobre el asunto de la
intervención en México.281
Esto produjo que el planteamiento de los mexicanos quedara sin respuesta y
en espera de circunstancias más favorables. Los problemas en Europa atrapaban la
atención pública mundial como para ocuparse de la situación mexicana, pues corrían
las situaciones beligerantes en los reinos de Lombardía y Venecia, donde el
archiduque Maximiliano se mantenía como gobernador y escenario a donde vuelve
sus ojos el emperador francés.
278
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 58.
En una segunda entrevista con Hidalgo, Napoleón III deja entrever sus intereses sobre el particular.
Le explica que pensaron ofrecerle la corona al príncipe don Juan de Borbón de España, quien no
accede a la petición. Enseguida, el segundo candidato fue el Duque de Aumale, quinto hijo del rey
Luis Felipe de Orleáns y de la reina María Amelia, que también rechazó tal invitación. Véase Conte
Corti, Maximiliano y Carlota, 61.
280
Habría que recordar un asunto de interés en Napoleón III: América Central y la construcción del
canal interoceánico. Establecer una monarquía en México favorable a Francia podría permitir la
puesta en marcha del viejo anhelo (el proyecto se llevaría a la zona del istmo de Tehuantepec como lo
estipulaba el tratado McLane-Ocampo) y la creación de un estado que pudiese ser un centro de
actividad industrial y apoyo en la lucha de Francia contra la expansión de los Estados Unidos.
281
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 72.
279
CAPÍTULO III
91
Desde 1856, el monarca francés apoya a los rebeldes italianos para expulsar
a los austriacos. En 1859, Francia y Piamonte entran en guerra declarada con
Austria. Ante la posibilidad de que Prusia se sumara al conflicto como aliada de ésta,
Napoleón III firmó un acuerdo de paz con el imperio austriaco, en donde Lombardía y
los principados de Módena y Toscana pasarían al Piamonte y Venecia permanecía
controlada por Austria. El armisticio se firmó en la región del norte italiano, en
Villafranca, en julio de 1859.282
Al no poder superar la crisis política que generó la emancipación del reino
lombardo, Maximiliano enfrenta el disgusto del emperador Francisco José. Es
retirado del cargo de gobernador y enviado nuevamente a la dirección de la marina
austriaca. Ahora supone que no ha nacido para gobernar, pues por su culpa o sin
ella, había fracasado en su misión de administrar parte del reino austriaco.
Se exilia de la corte con un largo viaje que incluyó el puerto de Trieste, la
península de Istria, la costa dálmata y, enseguida, la prolongación hacia España,
donde atracaron en Málaga y en Algeciras y visitaron Gibraltar. En la zona del
Atlántico, visitó la isla de Madeira, donde descasaban los restos de María Amelia de
Braganza, el gran amor de Fernando Maximiliano.283
LOS CANDIDATOS AL TRONO MEXICANO
Tras varios meses de travesía, la pareja imperial regresa a instalarse al castillo
de Miramar en abril de 1860. Confinados en su residencia, Maximiliano y Carlota
intentaron llevar una vida de retiro: él, recordando su fracaso sobre el norte de Italia;
ella, acompañando a su marido en su fracaso como gobernante y esposo.284
282
Winks, Historia de la Civilización. De 1648 al presente, Volumen II, 464.
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 75-78.
284
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 84. Hubo una situación crítica entre la pareja
imperial durante su estancia en Madeira. La visita se prolongó durante tres meses al lugar, haciendo
Maximiliano continuas alusiones de su amor hacia su anterior pretendiente y describía con lujo de
detalles sus antiguos sentimientos por ese amor. ¿A qué mujer le gusta que su marido le compare y
recuerde con antiguos amores? Se especula de ahí un rompimiento serio entre Fernando Max y
Carlota.
283
CAPÍTULO III
92
El rumbo de las cosas cambiaría durante la primavera de 1861. Por esos días,
la gobernanta del castillo de Miramar, la condesa Lutzow, hizo un comentario a los
archiduques. La condesa mencionó que su yerno, el mexicano José María Gutiérrez
de Estrada, buscaba un príncipe europeo para el trono de México.285 Tales palabras
no tuvieron un eco contundente en ese momento y debieron aguardar hasta los
meses posteriores para la visita del conde Rechberg.286
Pero al mismo tiempo que México era tema de interés en Miramar, el país
también era tema de plática de los mexicanos conservadores en las cortes europeas
y los emperadores franceses. El ministro de negocios extranjeros de Francia en
México, el conde Dubois de Saligny, hacía evidente la necesidad de que su gobierno
tomara decisiones importantes sobre “abusos” que recibían los súbditos franceses y
europeos radicados en México: el diplomático empieza a agitarse y a acusar, del
desorden mexicano, al gobierno de Juárez.287
El ministro francés informaba de atropellos en México: sus diligencias
asaltadas y saqueadas, los extranjeros eran secuestrados para obtener rescates, los
asesinatos se multiplicaban en la ciudad y calles de México. En suma: juzgaba
necesario una fuerza militar suficiente para acudir en auxilio de sus intereses.
El presidente Juárez había retomado el poder del país en enero de 1861, pero
a pesar de imponer el orden político, no pudo restablecer completamente el orden
social y económico, lo que ocasionaba una crisis seria en su gobierno. De ahí, la
serie de descalabros en la economía nacional y que se tomara la decisión de
suspender provisionalmente los pagos de la deuda externa mexicana.
Si el decreto presidencial juarista se conoció el 17 de julio de 1861, para los
primeros días de septiembre, José Manuel Hidalgo contaba ya con mayores
285
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 85.
Ministro de asuntos extranjeros de Austria, quien visita a la pareja por encargo del propio
emperador Francisco José, para tratar el asunto del trono mexicano.
287
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 104.
286
CAPÍTULO III
93
elementos para persuadir a los soberanos franceses de expandir su presencia hacia
el territorio mexicano: conocidos los problemas financieros del presidente Juárez y
anunciada la suspensión de los pagos, parecía que las condiciones facilitaban a
Francia el pretexto de una intervención.
Hidalgo, tras recibir la última correspondencia de los sucesos de México,
solicita una entrevista con los emperadores franceses para llevar nuevos argumentos
sobre la intervención europea en el país: “México estaba en crisis; los mexicanos
estaban hartos de los ‘demagogos’ liberales, como los llamaba Hidalgo, y, por si esto
fuera poco, los Estados Unidos peleaban su propia guerra civil”.288 El escenario
mexicano frente a las demandas de los intervencionistas, se presentaba idóneo para
los fines imperialistas.
De este modo, el 1° de septiembre de 1861, en Biarritz, Napoleón III, la reina
Eugenia y José Manuel Hidalgo, tramaron la intervención de Francia sobre México.
Los emperadores dejaron entrever que el ofrecimiento del trono mexicano a las
casas reinantes ya corría con interés por las cortes europeas, sólo que se había
detenido el proceso hasta una oportunidad tan propicia como ésta, por ser tan
delicado el asunto del monarca al que se llevaría para el imperio mexicano.
En la corte francesa se habló del ofrecimiento al trono para el príncipe don
Juan de Borbón de España, quien declina y no accede a la petición. También, se
estableció comunicación con la reina María Cristina de Borbón289 para llevar al trono
a alguno de los infantes,290 pero la propuesta no prosperó porque el infante don
Enrique murió en un duelo y don Carlos, hijo del conde de Montemolín, era un
288
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 92. Hay que recordar que en los Estados
Unidos, la Guerra de Secesión se presagiaba desde diciembre de 1860, cuando se separa el primer
estado de la Unión, lo que restó la atención norteamericana sobre la situación en México y facilitó la
penetración europea.
289
Cuarta esposa de Fernando VII de España. Ante la muerte del rey y debido a la minoría de su hija
Isabel II, fue reina gobernadora entre 1833 y 1840.
290
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 106.
CAPÍTULO III
94
candidato que tendría, desde el primer momento, el rechazo de las tendencias
liberales en México.291
Pasaron revista por algunos otros príncipes europeos, pero por la importancia
relativamente pequeña de sus países, no cumplían las expectativas. Igual sucede
con los príncipes disponibles de las casas alemanas, pero la inconveniencia de la
religión protestante292 sería un factor altamente decisivo, sobre todo, si contaba con
el apoyo de España y de Inglaterra para la intervención.
Cuando dichas potencias formaron parte de la Alianza Tripartita para intervenir
en México y a propósito de las candidaturas, estas dos naciones tenían ya un
proyecto para llevar un príncipe al imperio mexicano.
La candidatura de Inglaterra fue por el duque de Aumale. Sin embargo, este
descendiente, de una rama menor de la casa de Francia, era inadecuado para
México porque era “un loco, un valiente, un enamorado y un hombre de grandísimo
talento, pero ante todo, un liberal y eso lo inhabilita”.293
España sugería que, “conforme a las tradiciones históricas y a los vínculos
que debían unir a los dos pueblos, se prefiriese a un príncipe de la dinastía de
Borbón, o íntimamente enlazado con ella”.294 En su propuesta, incluían la
candidatura de la condesa de Girgenti, y de no poder, a la duquesa de Montpensier.
El ministro de Estado español, Calderón Collantes, sugería con motivo de la elección
del soberano, a la infanta doña Isabel casándola con un príncipe alemán que
gobernaba en Rumania, pero se tenía el problema de que la infanta era muy niña.295
291
Salado Álvarez. Episodios Nacionales: Santa Anna, la Reforma, la Intervención, el Imperio, 59.
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 107.
293
El ministro inglés Lord Palmerston lo calificó así cuando se entera de dicho ofrecimiento. Por su
parte, al negarse a tal solicitud, el duque respondió: “gusto de combatir contra las tribus africanas,
pero no quiero luchar contra pueblos libres”. Véase Salado Álvarez. Episodios Nacionales: Santa
Anna, la Reforma, la Intervención, el Imperio, 59.
294
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 147.
295
Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de Reforma,
intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo II, 147.
292
CAPÍTULO III
95
TERCERA LLAMADA: MAXIMILIANO “A ESCENA”
Al momento de las negociaciones sobre el trono mexicano por “los tres
conspiradores”,296 Hidalgo menciona una participación mexicana importante.
Recordó que tiempo atrás, José María Gutiérrez de Estrada,297 visitó a las
autoridades austriacas y propuso el traslado de alguno de los archiduques para
formar un imperio en América. Los emperadores franceses fijaron la atención sobre
la familia de Habsburgo y estudiaron con detalle el pronunciamiento hacia alguno de
los hijos de los gobernantes de Austria.
Recordaron que el archiduque Maximiliano estuvo con ellos en el verano de
1856 y reconocían sus atributos. Ante el panorama de requerir un gobernante para el
imperio mexicano, su caso representaba una cómoda solución. Los argumentos
hacia el hermano del emperador Francisco José de Austria fueron favorables. El
emperador Napoleón III encontraba dos cualidades excepcionales:
… su vinculación, a través de su esposa, con el rey de Bélgica, lazo de unión natural entre
Inglaterra y Francia,298 [y] el hecho de no pertenecer a una gran potencia marítima, todo ello
(…) responde a todas las condiciones deseadas.299
Al mismo tiempo, la candidatura del archiduque austriaco daría la posibilidad,
al emperador francés, para una estrategia política importante con Austria: proponer a
un príncipe de una dinastía con la cual se estuvo recientemente en guerra y lograr,
del emperador Francisco José, la cesión de Venecia para los territorios italianos,
geografía en debate desde los acuerdos de Villafranca en1859.300
296
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 107.
Gutiérrez de Estrada se había mantenido exiliado en Europa desde 1840 y a él recurrió López de
Santa Anna para que le mantuviese informado de los asuntos europeos y las simpatías por la
monarquía en México. Sus intentos en la corte austriaca fueron en 1846, 1853 y 1859, pero la caída
de los gobiernos conservadores mexicanos, hicieron que decayera el proyecto.
298
El rey Leopoldo I de Bélgica era tío de la reina Victoria de Inglaterra y estaba casado con la hija del
rey Luis Felipe de Orleáns, principado perteneciente al imperio francés.
299
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 43.
300
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 107.
297
CAPÍTULO III
96
José Manuel Hidalgo, para reafirmar la buena elección del candidato,
precisaba la necesidad de buscar, fuera de las tres potencias intervencionistas, un
príncipe con experiencia, conocimientos e ideas católicas que lo hicieran aceptable a
todos. Maximiliano reunía los requisitos necesarios y representaba una candidatura
“neutral”, puesto que se defendía la decisión de no promover a los príncipes de las
dinastías acreedoras de México, para no suscitar ni envidias ni rencores y aparecer
limpios de toda sospecha o de apetitos ambiciosos y egoístas.301
Seleccionado entonces Maximiliano como el candidato viable a la corona
mexicana, Napoleón autoriza a José Manuel Hidalgo para que, como si fuera una
gestión “auténticamente mexicana”, indagara en la corte austriaca los sentimientos
del emperador y del propio Maximiliano.
Hidalgo establece comunicación con José María Gutiérrez de Estrada,
representante mexicano en Roma y a quien le alegra ver renacer sus esperanzas
sobre su idea de un imperio mexicano. Gutiérrez de Estrada sería el intermediario
entre la corte austriaca y la francesa para hacer llegar la información por la
candidatura a favor de Maximiliano.
Este conservador mexicano allanó el camino para lograr la aprobación del
archiduque. Conocedor de las formas protocolarias de las cortes europeas y de la
vida en Miramar (por su suegra, la condesa Lutzow) redacta las cartas que describen
el contexto de México para Maximiliano. En cartas con sugestivo lenguaje, ofrecía el
imperio a los archiduques y dejaba ver que “el trono estaba listo, todo lo que había
que hacer era embarcarse lo más rápidamente posible para Veracruz”.302
Para los trámites diplomáticos y para acelerar el asunto, se acerca al
embajador austriaco en París, el príncipe Ricardo Metternich, confiándole que
Francia deseaba ver en el trono mexicano a un descendiente de los Habsburgo y que
301
302
Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 43-44.
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 108.
CAPÍTULO III
97
el proyecto contaba con la aprobación de las potencias europeas.303 Hizo ver,
además, que el asunto requería de una rápida respuesta, pues la situación estaba
relacionada con la expedición que éstas realizarían a México.304
Informado Maximiliano de su candidatura se decidió a dar los primeros pasos.
Tras la correspondencia desde Francia, envió a un hombre de su confianza, a su
secretario Schertzenlechner, quien se entrevista con Gutiérrez de Estrada en París y
le lleva los pormenores de la situación mexicana. El archiduque contesta entonces
las misivas sobre su postulación: “con la ayuda de Dios, aquella empresa, digna de
su interés, sería finalmente coronada por el éxito”.305 Con dicha aprobación, la
evolución de la candidatura, tendrá un toque diplomático y será valorada por las
casas reinantes europeas.
Un mes más tarde de las negociaciones en Biarritz, el conde Rechberg Roten
Iöwen, ministro de Relaciones Exteriores del imperio austriaco, fue enviado al palacio
de Miramar para informar al archiduque Fernando Max sobre los planes de la
monarquía mexicana, en nombre de los gobiernos francés y austriaco.
El resultado obtenido por Rechberg fue que la postulación atraía a Maximiliano
y que su hermano, el emperador Francisco José, no oponía mayores inconvenientes
a la aceptación de la misma. La situación estaba decidida. Maximiliano aceptaba el
trono bajo la condición de que lo llamara la “gran mayoría” del pueblo mexicano, que
aprobaran la candidatura su hermano y su suegro y que, Francia e Inglaterra
colaboren en la formación del imperio mexicano.306
El conde Rechberg informa a Francia de lo sucedido en Miramar. Recibe la
importante noticia el ministro de Relaciones Exteriores, Eduardo Thouvenel, quien
comenta la decisión con José Manuel Hidalgo. Juntos, el mexicano y el francés, se
303
Salado Álvarez. Episodios Nacionales: Santa Anna, la Reforma, la Intervención, el Imperio, 60.
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 81.
305
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 109.
306
Salado Álvarez. Episodios Nacionales: Santa Anna, la Reforma, la Intervención, el Imperio, 62.
304
CAPÍTULO III
98
entrevistaron con el emperador Napoleón III para dar conocimiento de la aceptación
condicionada del archiduque.
Cuando Napoleón III conoce la respuesta austriaca notifica al embajador
francés en Londres, el conde Flahault de la Billarderie y al rey Leopoldo de Bélgica.
Les escribe cartas con la finalidad de que persuadan al gobierno inglés para apoyar
la candidatura del austriaco. El ministro Flahault haría lo propio ante el ministerio del
exterior con Lord Parlmerston y el rey Leopoldo persuadiría a su sobrina, la reina
Victoria, gobernante de Inglaterra.307
Al mismo tiempo, el emperador francés continúa la actividad persuasiva sobre
las potencias aliadas. España respalda las políticas intervencionistas francesas, pero
Inglaterra se conducía de modo reservado sobre México y escéptica al tema del
imperio. En tal sentido, es ilustrativo el comentario del canciller inglés Lord Rusell,
quien externa su temor sobre la puesta en marcha del imperio y los cambios que
llevaría a la política mexicana, “pues estaba convencido de que la intervención en los
asuntos interiores de este país traería consigo el más terrible desengaño para todos
los que la emprendiesen”.308
Sin embargo, Napoleón III continuaba con su protegido y entendía que
Maximiliano necesitaba un reino y éste aún no existía. Era necesario crearlo y para
ello se debía trabajar desde Europa la monarquía mexicana.
Durante el otoño de 1861, la Convención de Londres se decide por la invasión
a México y su acción conjunta para apostarse frente a nuestro país. El gobierno
francés fue el mediador de todos los debates entre las representaciones de los
gobiernos español, inglés, austriaco y los intereses de los conservadores mexicanos
que solicitaban la monarquía.
307
308
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 83-85.
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 85.
CAPÍTULO III
99
Estos últimos, para inspirar mayor confianza sobre la decisión del archiduque,
envían a Maximiliano una carta de la autoría de Gutiérrez de Estrada y en donde
firmaban al calce los conservadores Fernando Gutiérrez, hijo del primero; José
Manuel Hidalgo, Juan Nepomuceno Almonte y Thomas Murphy, antiguo diplomático
mexicano radicado en Londres, depuesto por el gobierno juarista. La misiva del
grupo fue recibida en Miramar el día anterior a la firma de los acuerdos de la
Convención de Londres, el 30 de octubre de 1861.309
Al día siguiente, firmaban los representantes de España, Francia e Inglaterra,
los convenios de Londres, con los que estas tres naciones actuarían para cobrar sus
adeudos al gobierno nacional, sin tratar de apoderarse de territorios de México ni de
intervenir en asuntos internos,310 excepto para garantizar las medidas que dieran
seguridad a los residentes extranjeros en el país.
Entre diciembre de 1861 y enero de 1862, los cuerpos expedicionarios de la
alianza tripartita llegaron a Veracruz, lugar en donde el ministro mexicano de
Relaciones Exteriores, don Manuel Doblado, les manifestó la disposición del
gobierno juarista para negociar. Juárez estaba decido a concertar arreglos con las
potencias europeas, con ejemplos como las preliminares de La Soledad y las pláticas
de Orizaba, efectuadas en los primeros meses de 1862 y donde se concretan
arreglos con las naciones española e inglesa y se desiste la francesa.
309
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 88.
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 37-38. Con los acuerdos de
Londres, se dejaba abierta la posibilidad para que los intervencionistas trataran de derrocar al
gobierno de Juárez y colocar en su lugar la monarquía. La afirmación se justifica porque aunque las
potencias europeas hablaban de ocupar sólo el litoral para ejercer su influencia, en los mismos
convenios también se autorizaba a sus comandantes para internarse al país y romper con la
soberanía mexicana, pues por “la seguridad de los súbditos” debían actuar tan ampliamente como les
fuera posible. Por eso Francia, cuando debiendo retroceder al territorio definido en los acuerdos de
Orizaba, avanzó hacia el interior, se justificó con el argumento de “haber interpretado a su manera” las
circunstancias de los arreglos.
310
CAPÍTULO III
100
EN PRO Y EN CONTRA DEL ARCHIDUQUE AL TRONO MEXICANO
Del otro lado del Atlántico, el ánimo de la familia de Habsburgo continuaba
empalagada con las delicias del gobierno que les presentaban. En esta ocasión, el
emperador austriaco, Francisco José, fue más flexible con su hermano, pues la
postulación al trono mexicano le resolvía un problema familiar y de Estado:
encontraba un posible campo de acción para Maximiliano; un terreno que le parecía
espléndido, prometedor, lleno de gloria y digno de la casa de los Habsburgo.
Era una oportunidad para alejar a “su intranquilo hermano, el crítico que le
causaba bastantes disgustos y preocupaciones, pero que, al mismo tiempo, era
extraordinariamente querido en todo el país por sus ideas liberales”.311 Hasta este
momento de las negociaciones sólo le impuso un límite a la candidatura: el
emperador austriaco no estaba dispuesto a soltar dinero en la empresa.
Aclarado lo anterior, el emperador Francisco José y Maximiliano se entrevistan
en la ciudad de Venecia y detallan pormenores de la ayuda que ofrecería la casa
austriaca al emperador mexicano. Cuatro importantes puntos se trataron en la
reunión de los hermanos Habsburgo: el asunto económico y militar, ejes primordiales
para sostener el nuevo imperio; la situación del imperio en el terreno político y la
integración del séquito imperial que formaría la corte mexicana.312
Para reafirmar su decisión, la pareja imperial escribe a la familia real de
Bélgica, con el ánimo de recibir el “sabio” consejo del rey Leopoldo I. Maximiliano
escribe a su suegro, quien no escatima en comentarios favorables a la causa, sobre
todo, porque comprendió el hecho como una buena oportunidad para que su hija se
colocara una corona, pero advirtió que lo más importante era esperar la decisión de
los mexicanos, no de los exiliados, sino de todo el país.313 De paso, el hermano de
311
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 97
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 105-107.
313
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 114.
312
CAPÍTULO III
101
Carlota, el duque de Brabante, ofreció su opinión sobre la “cosa” mexicana.314 Se
muestra alentador y decía: “México es un magnífico país donde habría mucho bueno
por hacer. Si tuviese un hijo, intentaría hacer de él un rey de México”.315
Si Napoleón III en algún momento temió la negativa de la corte austriaca,
ahora, con estos apoyos, imaginaba el asunto en una empresa más sencilla.
Inclusive, el avance de las tropas tripartitas sobre México favorecería la incrustación
del nuevo soberano. Concebía así el proyecto del imperio mexicano:
… a mis ojos, nunca será una obra más grandiosa en sus resultados, pues se trata de
arrancar a un continente de la anarquía y de la desdicha, de dar a toda América el ejemplo de
un buen gobierno, de levantar frente a las peligrosas utopías y a las luchas sangrientas, la
bandera de la monarquía, apoyada en una libertad administrada con prudencia y en el sincero
amor del progreso.316
La emperatriz Eugenia escribía a Carlota: “se ha encontrado en el país el
germen de la idea monárquica que nosotros tenemos sólo que desarrollar y, con la
ayuda de Dios, llevar a buen fin”.317
Pero no todos daban pronósticos favorables a la empresa imperial mexicana.
No todas las opiniones de los conservadores Hidalgo, Gutiérrez, Almonte y otros
tantos exiliados estaban acordes con los proyectos sobre México. El sentir de
algunos conservadores sobre el ascenso del archiduque a la corona mexicana y el
apoyo que éste recibiría de los intervencionistas, fue tema de discusión y
contrariedad para algunos representantes del conservadurismo nacional.
Miguel Miramón y don Pelagio Antonio Labastida y Dávalos intercambian
opiniones desfavorables hacia la empresa. Miramón, ex presidente conservador
314
Término que emplearon los soberanos en los arreglos diplomáticos sobre la situación mexicana.
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 114. Conte Corti reseña una frase que
infundió mayores ánimos a la pareja imperial de Miramar, cuando Leopoldo II, hermano de Carlota,
señala: “los Habsburgo unidos a los Coburgo [ven] abrirse nuevas perspectivas a su legítima pasión
de dar felicidad a los más diversos pueblos. Véase Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 108.
316
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 108.
317
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 108.
315
CAPÍTULO III
102
mexicano, afirma al representante de Austria en Francia,318 el embajador Metternich,
que “no existía ningún partido monárquico en México”,319 por lo que el apoyo a los
intervencionistas de los nacionales, jamás llegaría.320 El obispo Labastida, desterrado
en Roma, encarecía en lo mismo, pues “para tener éxito en la empresa era necesario
mucho valor, energía, paciencia y, sobretodo, suerte. Las perspectivas para los
candidatos no son, por cierto, halagadoras”.321
El propio Antonio López de Santa Anna, quien años atrás solicitaba la
presencia de un gobernante europeo para México, ahora no estaba lo bastante
seguro sobre el proyecto. Argumentaba que sin la presencia de los gobiernos
beligerantes no se podía hacer algo en el país y que las tropas apostadas frente a
Veracruz, eran insuficientes para avanzar sobre la capital del país.322
Un argumento similar expresó el conde Crivelli, embajador austriaco en
Madrid, quien también estaba convencido de la absoluta imposibilidad de establecer
nada duradero en México y que lamentaría mucho que la idea sobre la monarquía
mexicana fuese tomada seriamente.323
Al respecto, el ministro de relaciones exteriores austriaco compartía también
una visión pesimista sobre la “cosa” mexicana. El conde Rechberg no oculta nada al
archiduque Maximiliano ni al emperador Francisco José, ni aún las noticias
desfavorables para su candidatura. Aconsejaba al futuro emperador tomar las cosas
con cautela y se permitió compartir su parecer señalando:
318
El mismo diplomático Ricardo Metternich, desde la corte parisina, mencionaba que, a pesar de las
buenas intenciones, no estaba de acuerdo con el giro que tomaban las cosas entre México y Francia,
más aún, al romperse las negociaciones de Orizaba. Se preguntaba: “¿Cuántos cañonazos serán
necesarios para establecer en México un emperador y cuántos para conservarlo en su puesto?”.
Véase Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 115.
319
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 115.
320
Recordemos que en el desarrollo de las pláticas entre Napoleón III e Hidalgo, éste último le
aseguraba al emperador que en cuanto aparecieran los intervencionistas en México, la tendencia
monárquica de todo el país “se levantaría para apoyar la bienhechora intervención” …¿dónde estaban
entonces? El ex presidente conservador no encontraba a tal facción en el país.
321
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 92.
322
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 115.
323
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 115.
CAPÍTULO III
103
Según mi opinión, (…) el emperador Napoleón quiere dominar en México sin aparentar ante
Europa que lo hace directamente. Con este fin propuso para su trono a un príncipe con cuya
total sumisión cree poder contar y sobre el que en todo caso, puede ejercer una constante
presión, porque este príncipe verá en Francia el único apoyo de su trono.324
Hubo también una situación de rechazo por la postulación de Maximiliano,
cuando los países integrantes de la alianza tripartita conocieron de su candidatura y
de las ambiciones secretas del emperador francés sobre el asunto de México.
Los rumores periodísticos de que se preparaba al archiduque para un destino
en América, alertaron al ministro británico de Relaciones Exteriores y a la corona
española, que no había olvidado “sus derechos históricos” sobre México.
El ministro Lord Russell, giró instrucciones para que se investigara la situación
en las cortes de Viena y Madrid, rompiendo con ello el silencio de los franceses.
Logró conocer la propuesta en la voz del embajador austriaco en Londres, al mismo
tiempo que sabía que Maximiliano no había aceptado ni rechazado el trono
mexicano, pues para ello había señalado una serie de condiciones. Lord Russell
aclaró la posición de su reino en una sencilla frase: no concebía “una monarquía
entre tantas repúblicas”, pues a los británicos no les interesaba el designio
monárquico de Napoleón III.325
El archiduque se enteró de todas estas inquietudes a través del conde de
Rechberg y del príncipe Metternich, pero apartaba los informes contrarios y se
extasiaba con las declaraciones favorables a su postulación que llegaban, cada vez
más, de Gutiérrez de Estrada y sus compañeros.
324
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 119.
Jackson Hanna y Abbey Hanna, Napoleón III y México, 90. El ministro Russell “descubrió” que el
proyecto de la monarquía en México era el verdadero interés de la expedición tripartita, siendo esto
motivo de negociaciones previas con la casa de Austria. Señaló entonces que su país estaba resuelto
a no asociarse en forma alguna al plan, situación que quizás respaldó la decisión de los arreglos con
México y su ruptura con la alianza europea.
325
CAPÍTULO III
104
El propio Gutiérrez se da cuenta que la situación claudicaba y hostiga en la
corte de Miramar, maniobrando a favor de la causa, “pintando” un México de color de
rosa… olvidó precisar que sus recuerdos eran de hacía veinte años; no percibía que
su mundo sobre la monarquía española y la circunstancia actual habían avanzado
desde entonces.326
III. EL ADVENIMIENTO DE MAXIMILIANO A MÉXICO
EL IMPERIO MEXICANO ENTRE TULLERÍAS Y MIRAMAR
Al mismo tiempo que en México los intervencionistas europeos negociaban
los arreglos sobre el pago de las deudas del gobierno juarista, los conservadores
mexicanos radicados en Europa y los delegados de Francia y Austria, realizaban una
serie de visitas al archiduque Fernando Maximiliano en el castillo de Miramar.
Estuvieron dedicados a ofrecerle los detalles que permitían al futuro soberano
“conocer” a su nueva nación y, particularmente, para enterarlo del avance que se
lograba sobre su candidatura.
Por tal motivo, el general Juan Nepomuceno Almonte y el obispo de Puebla,
Labastida y Dávalos, realizan una visita al castillo de Miramar, gracias a la
presentación que realiza el embajador francés en Viena de los personajes. Con el
obispo, las conversaciones fueron amables pero sin consecuencias sobre la situación
de la Iglesia en México. Con Almonte, formaliza un protocolo que pretendía
establecer la organización monárquica para el país.
Dicho documento reseñaba en algunas de sus cláusulas que el nuevo
emperador debía organizar, poco a poco, un senado, una cámara de diputados y un
consejo de Estado como en Francia. Señalaba la presencia de un ejército de, por lo
menos, 10 mil hombres; así como la necesidad de activar la economía del país con
326
Carlota, con mayor perspicacia que Maximiliano, pudo percibir el contexto que precedía a las
bondades que narraba Gutiérrez y le llama “cangrejo”, por retrógrado. Entonces la duda: ¿por qué no
perseveró la emperatriz sobre la cuestión?
CAPÍTULO III
105
un empréstito de 5 millones de dólares con hipoteca sobre los bienes del clero
todavía no vendidos. Para contar con la anuencia papal en la organización del
imperio mexicano, era conveniente el regreso de los obispos desterrados y la
integración de una nunciatura apostólica en el país.327
Recibe también la instrucción de regresar a México, pues actuaría como
agente de Maximiliano y prepararía las condiciones necesarias para advenimiento
del imperio. El general conservador viajaría al lado del general Lorencez, quien
marchaba con refuerzos de los franceses a México. A su llegada, Almonte declara
que regresaba “para alterar en México la forma de gobierno, con el fin de establecer
una monarquía y colocar la corona en las sienes del archiduque Maximiliano”.328
Las reacciones entre sus correligionarios no se hacen esperar. El comandante
al mando de la expedición francesa, Juerien de la Graviere,
argumenta que el
proyecto de la monarquía con Maximiliano era sólo “una posibilidad”, mientras que el
embajador francés en México, Dubois de Saligny, señalaba el evento como
necesario ante “las numerosas” peticiones de mexicanos para que se avanzara sobre
la capital.329
España e Inglaterra se muestran contrariadas ante los argumentos de Almonte
y otorgan su negativa al proyecto. De aquí se explica la variación en la conducta de
los diplomáticos de ambas delegaciones quienes, en lugar de marchar al lado
francés, negocian con el gobierno mexicano, rompen relaciones con la alianza y
retiran sus barcos y cuerpo expedicionario. Francia quedaba sola con el proyecto
monárquico a favor de Maximiliano.
327
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 122-124.
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 24.
329
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 126. Al comandante De la Graviere se le confirió la dirección
política y militar de la expedición francesa por encima de las decisiones del embajador De Saligny. Al
aparecer en escena el general Almonte, el embajador comenzó a conspirar contra su comandante en
jefe y se alía con Almonte, buscando con ello desacreditar a De la Graviere y afianzarse frente a los
monárquicos mexicanos.
328
CAPÍTULO III
106
El archiduque escribe una carta a Napoleón III solicitando que aclarase las
nuevas medidas a tomar ante el rompimiento con Inglaterra, pues le recordaba su
condición de aceptar el trono siempre y cuando se tuviese la ayuda de dos potencias
marítimas apostadas en México. Maximiliano le requería el apoyo inglés como
necesidad para su corona y para garantizar la integridad y la independencia del
imperio mexicano, ante los continuos asedios de su “colosal y codicioso vecino” del
Norte. La respuesta francesa fue su convicción sobre la “cosa” mexicana y el avance
hacia el interior de país.330
Mientras, los conservadores reconocían en el gobierno al general Almonte, al
mismo tiempo que el territorio poblano se convirtió en escenario de la lucha entre los
republicanos y los imperialistas. Los meses de mayo de 1862 y de 1863, la ciudad de
Puebla resistió los ataques del cuerpo francés, hasta que al final, después de la
batalla del 5 de mayo y del sitio de la ciudad, las tropas nacionales fueron vencidas y
los franceses pudieron consumar el objetivo de su intervención: tomaron la ciudad de
México.331
LOS TRATADOS ENTRE NAPOLEÓN III Y MAXIMILIANO
El segundo requisito que exige Maximiliano para aceptar el trono mexicano se
relacionaba con auspicio que le ofrecería Francia, principal promotora de la empresa
imperial en América. El futuro emperador viaja a la capital francesa para negociar los
compromisos con Napoleón III en marzo de 1864.
Los acuerdos del palacio de las Tullerías incluyeron cláusulas en el terreno
financiero, sobre la situación política y en el plano militar. De la conveniencia mutua,
resultaría la firma de los acuerdos de Miramar firmados al mes siguiente, el 10 de
abril de 1864, con la ratificación de Maximiliano por la corona del imperio mexicano.
330
Conte Corti, Maximiliano y Carlota, 130.
Para recordar los detalles de la intervención francesa durante el periodo que se escribe, resulta
conveniente volver la mirada sobre el Capítulo I, en el apartado El avance de los franceses en México,
que precisa mejor los acontecimientos de México sobre el momento específico.
331
CAPÍTULO III
107
El apoyo financiero incluía un empréstito con particulares y banqueros
europeos332 por 200 millones de francos, de los cuales se entregarían 66 millones al
imperio francés como primer pago de las deudas contraídas con la expedición en
México. Al mismo tiempo, Napoleón III reclamaba la cantidad de 270 millones de
francos con un interés del 3% al año, por el concepto de la expedición.
Se sumaban tres condiciones más: 400 mil francos por cada viaje de ida y
vuelta que realizara una nave francesa a México; el pago de 100 mil francos anuales
por cada soldado francés radicado en el país y 25 millones de francos para el pago
de gastos de guerra, no estipulados en la primera cláusula financiera.333
La fuerza militar francesa era importante para imponer al imperio sobre la
república. El compromiso que adquirió Napoleón frente a Maximiliano fue sostener a
las tropas francesas por 6 años más en México, bajo las condiciones económicas ya
establecidas. Una vez formalizada la llegada del gobernante al país, el ejército
francés se reduciría a 25 mil hombres y disminuiría paulatinamente mientras el
gobierno imperial organizaba sus propias tropas. Al respecto, Maximiliano integraría
las guarniciones militares con efectivos mexicanos y franceses, correspondiendo a
éstos últimos la oficiliadad de las tropas armadas.334
Sobre la situación política del imperio mexicano, Napoleón acordó con
Maximiliano la ratificación de las medidas impuestas por el general Forey desde la
332
Cuando se entrevista Maximiliano con su hermano Francisco José, el emperador austriaco,
también negocian un acuerdo que le diera solidez económica al reino mexicano. Establecen
conversaciones con capitales franceses y con la casa inglesa Rothschild para lograr un empréstito de
25 millones de pesos mexicanos, garantizados por la mediación de Francia y la casa de Austria. El
archiduque también recibió de su hermano un anticipo de 200 mil florines del fondo familiar para cubrir
los primeros gastos derivados de la candidatura mexicana.
333
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 109-110. Maximiliano, alucinado por conseguir
la corona mexicana y con la idea de una nación rica y próspera que le pregonaban los conservadores
mexicanos radicados en Europa, no advertía que las condiciones de Napoleón eran la quiebra del
imperio aún inexistente, pues apenas, como se encontraba la situación mexicana, el erario podría
cubrir la cantidad de 100 millones de francos al año.
334
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 110. El haber entregado el mando de las
fuerzas armadas a los oficiales extranjeros causó gran malestar y desavenencias entre los oficiales
nacionales como Zuloaga, Miramón o Mejía, quienes no aceptaban estar bajo las órdenes de
franceses, suavos o austriacos.
CAPÍTULO III
108
integración de la Regencia del Imperio, de la misma forma como se pactó la
conformación del imperio mexicano con una estructura política análoga al imperio
francés: “un imperio liberal”, respetuoso de las leyes de Reforma y con la posibilidad
de decretar la libertad de cultos y de la libertad en general.335
Existió una cláusula política que causó controversia entre los dos
emperadores: la condición de que la provincia de Sonora, aunque con bandera
mexicana, estuviera bajo la protección directa de Francia por un periodo de 15 años.
Maximiliano no la aceptó.336 Napoleón no se molestó, le bastaba que aceptara el
archiduque el resto de compromisos para quedar en paz.
Logrados los acuerdos con Francia, Maximiliano y Carlota se trasladan a
Inglaterra. En Londres, la pareja imperial no encuentra ningún estímulo por parte del
gobierno de la reina Victoria. La preocupación invade a los ingleses quienes aprecian
más fríamente el futuro de la pareja como gobernantes. Surge entonces una
alternativa: el trono de Grecia. El ministro Lord Palmerston ofrece a Maximiliano esta
corona vacante desde que la revolución de octubre de 1862 que había expulsado de
Atenas a Otón I.337
Maximiliano declinó expresando: “yo sería el último en aceptar una corona que
ha sido ofrecida sin éxito a media docena de príncipes. Además, ese pueblo falso y
pervertido no puede ofrecer ninguna base para un imperio independiente”.338 Carlota
apoyaría la decisión señalando rotundamente que Grecia no les interesaba y que su
marido tenía “un derecho histórico al trono mexicano”.339
Con el mismo temor, el embajador inglés en México, Charles Wyke, hace
comentarios adversos al imperio mexicano y señala que la empresa está destinada al
335
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 110-111.
Dejar el control de las minas de plata de Sonora a Francia significaba una invasión a la soberanía
del imperio mexicano y semejante operación podría desagradar a los Estados Unidos, quienes verían
en el hecho un “desacato” de la doctrina Monroe y quizás futuras disputas para Maximiliano.
337
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 106.
338
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 132.
339
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 107.
336
CAPÍTULO III
109
fracaso, al mismo tiempo que dejaba entrever que, aunque los Estados Unidos
continuaban con su guerra civil, se daban tiempo para criticar la aventura imperial
mexicana. Profetiza que “el poder del nuevo emperador no irá más lejos que el
alcance de los fusiles de sus defensores” y advierte que para gobernar al país “hay
que apartar al partido conservador y apoyarse en los liberales”.340
La propia familia de Carlota, tiene desacuerdos sobre el éxito de la causa
imperial en México. La reina María Amelia recibe a Maximiliano y a su nieta, a
quienes manifiesta sus aprehensiones sobre el caso, toda vez que llegaban los
informes contradictorios sobre garantías para la monarquía mexicana. Cuando
Carlota y Maximiliano se van, la viuda del rey Luis Felipe predice: “¡Serán
asesinados! ¡Serán asesinados!”.341
UN PROBLEMA EN LA FAMILIA: LOS DERECHOS DE SUCESIÓN
La tercera garantía que Maximiliano requería para aceptar el trono mexicano
estuvo relacionada con el derecho de sucesión en la monarquía de Austria. El
emperador buscaba los argumentos que le permitieran prever el futuro de la corona
austriaca y la sucesión dinástica de los Habsburgo, por lo que Francisco José le
plantea a su hermano la renuncia a sus derechos al trono, puesto que pretendía venir
a gobernar en México.
El tema de la cesión de derechos estuvo en las conversaciones de la pareja
imperial desde antes de su partida hacia París. En la víspera del viaje, Maximiliano
recibe, de manos de su hermano, un informe titulado Anotaciones sobre la cuestión
de la dinastía,342 donde usaba la analogía del duque de Anjou para justificar la
340
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 155.
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 161. Lo impactante de esta escena
profética también la reproduce Villalpando César con las siguientes frases: “La abuela seguramente
les dijo que [el imperio mexicano] era una locura, por las dificultades y problemas que habría que
vencer, [y] a la hora de las despedidas, María Amelia se derrumbó gritando: ¡Los matarán, los
matarán!”. Véase Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 106.
342
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 158. El caso del duque de Anjou fue
referido como la situación más cercana al evento que estaban viviendo los dos hermanos. El hijo de
341
CAPÍTULO III
110
exigencia que mediaba entre los hermanos. Maximiliano prefirió dejar la cuestión
hasta su regreso de Francia, pero el problema lo abrumaba con preguntas como
estas:
¿Por qué quieren, sin razón, mi derecho de sucesión, herencia de mis antepasados, que
siempre he tenido en gran estimación? ¿Por qué quieren privar a mis herederos, que aún no
poseo y que además tengo poca esperanza de poseer jamás, de su derecho ancestral?343
Sin duda que el caso preocupaba al archiduque y sería un motivo de fuerte
discusión antes de aceptar la corona mexicana.
En ese tenor fue la visita que Maximiliano y Carlota realizan a la familia
imperial en el castillo de Hofburg: Francisco José exigía la renuncia del hermano a
sus derechos o no le autorizaría aceptar el trono del imperio mexicano.344 Las
pláticas se empecinaron y la pareja imperial decide su regreso a Miramar. A
distancia, los hermanos continuaron discutiendo el tema, a punto tal que Maximiliano
decide: “en estas circunstancias, me veo forzado a anunciar mi retiro”.345
Por ello fue que, cuando la Comisión de Notables regresa a Miramar por la
respuesta a su petición, se llevaron la sorpresa de que el archiduque les daba a
conocer su rechazo a la corona mexicana. Ante la negativa, José Manuel Hidalgo
telegrafía al gobierno de París para informar sobre lo que había sucedido.
De inmediato escribe Napoleón III al archiduque:
Por el tratado que hemos concertado, por las seguridades dadas a México y por el acuerdo
realizado con los suscriptores del empréstito, vuestra Alteza Imperial ha contraído
compromisos que ya no está en libertad de romper. (…) No, es imposible que renunciéis a ir a
México … va en ello el honor de la Casa de Habsburgo.346
Agrega:
Luis XIV, soberano en Francia, renunció a sus derechos de sucesión en la corona francesa para luego
irse a gobernar a España.
343
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 158.
344
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 112.
345
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 113.
346
Villalpando César, Trilogía del Imperio. Maximiliano, 114.
CAPÍTULO III
111
Vuestra Alteza Imperial tiene un compromiso conmigo, con México (…) Las divergencias de
familia no pueden impedir que [deba] cumplir con sus deberes más elevados. Por otra parte,
que Vuestra Alteza piense en su propia gloria. Una negativa, hoy, me parece imposible.347
Aún así, Maximiliano se resiste a perder sus derechos sucesorios. Pide a su
hermano reconsiderar el caso, al menos en términos más asequibles, de modo de
que si fracasaba, pudiese regresar a Austria por sus derechos primitivos, o bien, que
su viuda y sus descendientes tuvieran la oportunidad de recuperar sus derechos
como archiduques austriacos. La respuesta de Francisco José fue, una vez más, una
negativa. Enterado de la presión que sobre Maximiliano ejerce Napoleón, ahora el
emperador austriaco habla de una cuestión de “honor” en la familia: “mi hermano
debe resignarse a las consecuencias de su nueva posición en lo que concierne a su
propia patria”.348
Carlota viaja a la ciudad de Viena para persuadir a su cuñado pero también
fracasó. El emperador le hizo ver que Napoleón tenía razón y que a su esposo no le
restaba sino renunciar a sus derechos en Austria y aceptar la corona mexicana. En
su travesía a Viena, la emperatriz escribe a su padre, el rey Leopoldo, para pedir
consejo. El rey belga responde: “parece casi imposible romper actualmente con los
mexicanos. Ese rompimiento causaría un embrollo pavoroso”.349
Maximiliano no puede detener más su decisión. Las circunstancias indicaban
que todo estaba previsto para continuar con el proyecto mexicano. Los archiduques
viajarían al castillo de Miramar para formalizar la renuncia de su hermano.
El 9 de abril, el emperador Francisco José, acompañado de los hermanos
menores Carlos Luis y Luis Víctor, del ministro Rechberg, de los cancilleres de
Hungría, Croacia y Transilvania, así como de algunos familiares de la casa de
347
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 167.
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 167.
349
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 170.
348
CAPÍTULO III
112
Austria, generales y ayudantes de campo, se trasladan al castillo de Miramar para
formalizar la renuncia.350
La ceremonia protocolaria se realizaría en la sala de la Rosa de los Vientos,
donde se encuentran los dos hermanos, los archiduques menores y la comitiva. El
mensaje que se leyó fue contundente:
Su Alteza Imperial el archiduque Fernando Maximiliano renuncia, para su augusta persona y
para sus descendientes, a la sucesión en el imperio de Austria, en todos sus reinos y países
que de él dependen, sin ninguna excepción, en favor de todos los otros miembros de la línea
masculina de la Casa de Austria … El archiduque Fernando Maximiliano no podrá hacer valer
el mínimo derecho a la citada sucesión.351
Terminado el acto, la comitiva del evento retorna a la capital austriaca. Al día
siguiente se habría de protocolizar un evento igual de importante: la aceptación del
trono imperial mexicano con la delegación de notables en Miramar.
La ceremonia se verificó también en el castillo de Miramar, residencia de
Maximiliano, a orillas del mar Adriático. La Comisión de Notables, presidida por
Gutiérrez de Estrada, ofreció un discurso alusivo al acto. Enseguida, el Emperador
de México, expresaría que las condiciones puestas estaban cumplidas. Vendrían
después las palabras de aceptación al imperio: “Acepto el poder constituyente que la
nación me confiere …para crear en México un orden permanente y para establecer
instituciones sabias y liberales”.352 El protocolo terminaría con el juramento sobre los
evangelios y la entonación de un Te Deum en la capilla de Miramar.353
En la misma recepción, se aprobó el acuerdo que definía las relaciones entre
México y Francia: el Tratado de Miramar. Dicho documento guardaba una estructura
con dos apartados: el texto fundamental con 18 artículos y, tres cláusulas
350
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 171.
Castelot. Maximiliano y Carlota: la tragedia de la ambición, 171.
352
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 406.
353
Galena de Valadés, Las relaciones Iglesia – Estado durante el Segundo Imperio, 45.
351
CAPÍTULO III
113
suplementarias secretas,354 que Maximiliano habría de dar a conocer cuando, en
1867, Francia le negó su apoyo. Firmaron el Tratado de Miramar el enviado de
Napoleón III, el comisario civil y ministro plenipotenciario francés Carlos Herbet, y el
Secretario de Estado de Maximiliano, Joaquín Velázquez de León.
La ceremonia incluyó los primeros nombramientos a las autoridades que
encabezarían el gabinete de Maximiliano, posiciones que se confiaron a los notables
que integraron la Comisión Mexicana en Miramar y a los monarquistas mexicanos
radicados en Europa. A Gutiérrez de Estrada, quien fungió como presidente de la
comisión, se le otorgó la Gran Cruz; mientras que a Francisco de Paula de Arrangoiz,
Ignacio Aguilar y Marocho, José Manuel Hidalgo, Tomás Murphy, Adrián Woll y al
propio Velázquez de León, se les concedió el título de comendadores.355
De igual forma, el emperador designó las representaciones diplomáticas del
imperio mexicano hacia el exterior en las personas de Hidalgo y Esnaurrizar como
embajador en Francia; De Paula de Arrangoiz en Inglaterra; Francisco Facio en
España e Ignacio Aguilar en la Santa Sede.356 Además de estos nombramientos en
Miramar, las legaciones mexicanas en el extranjero se completaron con don Gregorio
Barandiarán para Turín y la Confederación Helvética y don Francisco S. Mora, para
los países de Rusia, Dinamarca, Suecia y Noruega.357
Fue a Juan Nepomuceno Almonte a quien Maximiliano le concede su
confianza para “encargarle el gobierno del Imperio hasta su llegada a México”,358
situación que iniciaría Almonte desde Miramar, que incluía la disolución de las
354
Las cláusulas secretas del tratado de Miramar hacían constar que a pesar de cualquier
acontecimiento que se produjese en Europa, Francia nunca negaría la ayuda al nuevo imperio.
Comprometían al emperador mexicano a aprobar todos los decretos emitidos por el gobierno francés
hasta que él llegara a México. Finalmente, señalaba el retiro de las tropas francesas de México,
estableciendo plazos de evacuación y al final de los cuales, en 1867, quedarían sólo 20,000 soldados
franceses en el imperio. Véase Belenki, La intervención francesa en México. 1861-1867, 96.
355
Galeana de Valadés, Las relaciones Iglesia-Estado durante el segundo imperio, 77.
356
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 398.
357
Iglesias, Revistas históricas sobre la intervención francesa en México, 451.
358
Galeana de Valadés, Las relaciones Iglesia-Estado durante el segundo imperio, 77.
CAPÍTULO III
114
autoridades de La Regencia para ceder el mando al nuevo lugarteniente imperial y
que éste entregaría dicho poder al Emperador a su arribo a la geografía mexicana.
LOS PRIMEROS DÍAS DEL SEGUNDO IMPERIO MEXICANO
Los monarcas del imperio nacional programan su salida a México, el 14 de
abril, desde el puerto de Trieste, en la fragata Novara. Su recorrido, desde el castillo
de Miramar hasta las costas mexicanas, tendría varias escalas estratégicas.
Maximiliano consideró la conveniencia de ver al Papa Pío IX antes de venir a
México, por lo que su viajo incluyó una estancia en Roma. La entrevista con el Papa
fue el 19 de abril, concertada por el ministro imperial en la Santa Sede, don Ignacio
Aguilar y Morocho. En la plática con el Santo Padre
…no se concretó nada respecto a la forma de solucionar los problemas pendientes, como el
de los bienes eclesiásticos; sólo se hizo la petición de un nuncio y la promesa de enviarlo con
los buenos propósitos de ambos.359
Los beneficios que ofreció este encuentro fueron “la tranquilidad de los
católicos en México y la gracia del Pontífice para que en toda liturgia se incluyera una
oración con el nombre del emperador”.360
En su paso por el Atlántico, en Gibraltar, los ingleses rindieron honores a los
nuevos soberanos. En Madeira, se descansó unas horas y se repostó de carbón a la
máquina del Novara. En La Martinica, Maximiliano ofrece un primer gesto de su
administración otorgando la liberación de varios oficiales republicanos que se
encontraban capturados, en manos de los conservadores, después del sitio de
Puebla de 1863.361
359
Galeana de Valadés, Las relaciones Iglesia-Estado durante el segundo imperio, 85.
Galeana de Valadés, Las relaciones Iglesia-Estado durante el segundo imperio, 85
361
Villalpando César, Trilogía del Imperio, 118-122.
360
CAPÍTULO III
115
El 15 de mayo se recibió en México la noticia de la aceptación de Maximiliano
y del nombramiento que hizo en Almonte de lugarteniente del Imperio, quien inició
con las funciones de su puesto el día 20 de mayo, quedando disuelta la Regencia y
con el mando del país hasta la llegada del monarca al Imperio.
El 28 de mayo, Maximiliano y Carlota llegan en el Novara al puerto de
Veracruz. Allí, Almonte entrega los poderes del Imperio a Maximiliano, quien lo
nombra Ministro de la Casa Imperial y Gran Mariscal de la Corte. A la señora de
Almonte, Carlota la designó Primera Dama de Honor.362
El 29 de mayo, los emperadores reciben fría recepción en Veracruz, impresión
de mal agüero para los gobernantes al pisar tierras mexicanas. Tras una proclama
del Emperador y las salutaciones de las autoridades locales, emprenden el viaje
hacia Córdoba, a donde llegan el 2 de junio, por un retraso al romperse el carruaje en
que viajaban los archiduques. En Orizaba permaneció la comitiva hasta el día 3 de
junio, donde visitaron escuelas, la cárcel y otros edificios públicos. Maximiliano
procuraba atraerse la simpatía de la multitud con estos actos.363
La estancia en Puebla fue entre el 5 y el 8 de junio. Allí, el día 7, se festejó con
gran pompa el cumpleaños de la Emperatriz. La archiduquesa Carlota, desde muy
temprano, recibió las muestras de afecto de una nutrida concurrencia: autoridades de
la prefectura, el obispo poblano, residentes extranjeros y la muchedumbre curiosa
ante tan importante evento. El 8 de junio, visitaron las ruinas de Cholula. Al día
siguiente salieron hacia Huexotzingo y pernoctaron en San Martín Texmelúcan.
Trascurrió el día 10 por el poblado de Río Frío y la noche del día 11 los alcanzó en el
cerro de Guadalupe, donde visitaron el santuario mariano.
362
Villalpando César, Trilogía del Imperio, 123.
Desde su llegada, Maximiliano procuraba darse ciertos “aires” populares. En Córdoba departió en
la mesa con los alcaldes indígenas de Amatlán y Calcahualco; en Orizaba, recibió una comisión de
indígenas del poblado “El Naranjal”, en Acultzingo, los monarcas almorzaron mole de guajolote,
tortillas con chile y pulque.
363
CAPÍTULO III
116
Después de haber oído misa en la basílica de Guadalupe, el Emperador y su
comitiva subieron en ferrocarril y se dirigieron a la ciudad de México, donde les
esperaba una entrada solemne. Fue el 12 de junio de 1864, “la fecha memorable que
la Providencia destinó para que Sus Majestades, Maximiliano I y su esposa muy
ilustre, hicieran su entrada triunfal a la ciudad de México”,364 casi dos meses después
de haber salido de Miramar, lugar al que nunca regresaría … vivo.
364
Blasio, Maximiliano íntimo: el emperador Maximiliano y su corte. Memorias de un secretario, 21.
CAPÍTULO IV
117
CAPÍTULO IV
EL DEPARTAMENTO DE COLIMA DURANTE
EL SEGUNDO IMPERIO MEXICANO
LAS AUTORIDADES DEPARTAMENTALES DE COLIMA
Con la ocupación del estado por las tropas que sostenían el régimen imperial,
cambió por completo la faz de los asuntos públicos en nuestro territorio. El ejército
intervencionista fue dando los triunfos al Imperio, sobretodo en aquellas plazas
resguardadas por el ejército federal y defendidas bajo su mando. Así fue el avance
del general Félix Carlos Douay,365 quien sale desde Guadalajara hacia Colima y del
general Leonardo Márquez,366 que se traslada de Zamora a este departamento.367
El mando republicano en manos del general Julio García es depuesto por la
entrada de las tropas imperiales en noviembre de 1864 y, por consiguiente, las
autoridades y funciones administrativas del estado pasan a los nuevos funcionarios
que controlarían el departamento de Colima.368
365
El general Douay pertenecía a una familia de militares: su padre, tío y sus hermanos Abel y Paul,
brindaron sus servicios a la monarquía, la república y el imperio franceses. Fue incorporado por su
padre, a los 16 años, a un regimiento de infantería de marina, sin formación militar de ninguna
escuela. Teniente a los 24 años; coronel a los 39, general brigadier desde la batalla de Magenta y
general divisionario con 47 años cuando se embarca para México, al servicio del general Forey. Sobre
este personaje, el historiador Jean Meyer lo señala como “el gran rival de Bazaine que no alcanzó su
tan deseado mariscalato”. Véase Jean Meyer, Yo, el francés. La intervención en primera persona.
Biografías y crónicas (México: Tusquests Editores, 2002), 66.
366
El general Leonardo Márquez militó en las filas del partido conservador desde la época de la
Reforma en México. Al iniciarse la intervención francesa se unió a los invasores en el sitio y toma de
Puebla en 1863 y en 1864, realizó campañas militares en el norte de Michoacán y sur de Jalisco. Por
sus triunfos a favor de los imperialistas, fue condecorado por Maximiliano y enviado como diplomático
a Constantinopla.
367
José Miguel Romero de Solís. Breve historia de Colima (México: FCE - COLMEX, 1994), 98.
Apunta Galindo y Galindo que la llegada del general Márquez se efectuó el día 2 de noviembre de
1864 y que, en la plaza de Colima, se le reunió el general Douay el 5 del mismo, quien viene del
departamento de Guadalajara y cuyas tropas enfrentaron a las fuerzas republicanas en la barranca de
Atenquique. Véase Galindo y Galindo, La gran década nacional o relación histórica de la Guerra de
Reforma, intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano. 1857-1867, Tomo III, 130.
368
Las divisiones de estados y territorios bajo el régimen republicano, fueron desplazadas por las
demarcaciones geográficas de departamentos: 50 departamentos conformaron el Imperio Mexicano y
Colima fue uno de ellos.
CAPÍTULO IV
118
Todas las autoridades y funciones legislativas y judiciales, dictadas por el
gobierno republicano y reguladas a través de la Constitución Política de 1857, se
fueron transformando. Los cambios se fundamentaron en el Estatuto Provisional del
Imperio Mexicano, un documento político promulgado por Maximiliano el 10 de abril
de 1865, al conmemorar el primer año de haber aceptado el trono mexicano, y que
pretendía…
…dotar al régimen imperial (…) de una cierta y relativa base constitucional, pero sobre todo,
de un fundamento jurídico que le permitiera realizar una amplia tarea de reorganización
política, administrativa y judicial a través de un conjunto numeroso e importante de leyes,
decretos y reglamentos.369
El nuevo régimen tenía el compromiso de colocar a la monarquía bajo leyes
por él reconocidas y que reflejaran el proyecto de legislación que tendría el imperio
establecido en el país. Con esta idea se expide el Estatuto Provisional del Imperio
Mexicano, no como una Constitución Política en sentido estricto, sino como “un plan
de organización política y administrativa previo”370 al cuerpo normativo que tendría el
sistema imperial al aprobarse su propia Carta Magna.
Se requería de un documento legal que ofreciera las condiciones mínimas con
las que se pudiera gobernar en un marco de reglas claras, precisas y públicas, que
permitiesen desterrar la anarquía que se vive en el territorio nacional y coartaran la
ineficiencia de los gobernantes del momento. El estatuto serviría entonces como una
constitución provisional cuyo objetivo fue “preparar la organización definitiva del
Imperio y sentar las bases de la transformación y modernización de la legislación
mexicana ideada por Maximiliano”.371
Por ello fue que como norma política suprema del régimen imperial, el Estatuto
Provisional del Imperio Mexicano, dictaba las líneas de acción sobre aspectos
relativos a las atribuciones del Emperador y la forma de gobierno (Título I); del
369
Jaime del Arenal Fenochio,”Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, 1865. Marco Jurídico” en
México y sus Constituciones, Comp. Patricia Galeana (México: AGN-FCE, 1999), 299-313.
370
Del Arenal Fenochio, “Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, 1865. Marco Jurídico”, 299.
371
Del Arenal Fenochio, “Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, 1865. Marco Jurídico”, 305.
CAPÍTULO IV
119
Ministerio, Consejo de Estado y Cuerpo Diplomático (Títulos II, III y VII); de los
Tribunales de Justicia y de Cuentas (Títulos IV y V), así como de las funciones
administrativas dictadas para los Comisarios Imperiales, Visitadores y Prefecturas
Marítimas y Capitanías de Puerto (Títulos VI y VIII). Complementa el cuerpo
legislativo la descripción del pabellón nacional y las condiciones de observancia para
este reglamento como rector de la vida legal y administrativa del Imperio.372
El reconocimiento de derechos para los ciudadanos fue un punto de interés
para la organización del estatuto. El Título XV, incluyó las garantías individuales
concernientes a la igualdad ante la ley, la seguridad personal, la propiedad, el
ejercicio de culto y la libertad para publicar opiniones. Al mismo tiempo, se
incorporaron las condiciones por las que se adquiere la nacionalidad mexicana y
para alcanzar la participación como ciudadanos (Títulos XIII y XIV).373
En lo concerniente a las transformaciones políticas y administrativas que
normarían a los departamentos del Imperio, éstas se explicitan a través de los Títulos
IX a XII. Por su importancia en la división geopolítica imperial, las adecuaciones se
describen en los apartados Del territorio de la Nación y De la división militar del
Imperio, con los que se especifica la geografía que adquiere el nuevo imperio
mexicano. En este bloque también se desglosan las facultades que cubren los
prefectos políticos, subprefectos y autoridades municipales de las demarcaciones
tanto militares como administrativas.374
372
“Estatuto Provisional del Imperio Mexicano”, La Regeneración. Periódico Oficial del Departamento
de Colima, 30 de abril de 1865, 1-3, en AHEC, Sección “A”, Caja 218 “B”, Año 1865-1866, Expediente
No. 2.
373
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, 2.
374
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, 2.
CAPÍTULO IV
120
I. EL PREFECTO SUPERIOR POLÍTICO
Una vez controlado el territorio colimense por el ejército imperialista, había que
cambiar las estrategias políticas que se usaron durante el sistema republicano y
definir los rumbos de la administración gubernamental imperial y del departamento.
Se tenía que hacer partícipe a la población de las nuevas relaciones de poder en el
departamento, de las nacientes dimensiones geopolíticas en sus demarcaciones
físicas y de la presencia monárquica como una forma de hacer la política y manejar
la administración. Quedaba atrás la figura del gobernador y comandante militar del
estado para dar paso a la autoridad del prefecto superior político del departamento
de Colima.
Cabe recordar que, al frente de las tropas intervencionistas viene el general
Douay, quien llega a Colima en el mes de noviembre de 1864 y toma la plaza en
nombre del Imperio Mexicano. Acto seguido, designa a las nuevas autoridades
departamentales para resguardar el control del territorio y diferenciar a los nuevos
funcionarios civiles y militares del departamento, distritos y municipalidades.
Al general Douay correspondió el nombramiento del Prefecto Superior Político
del departamento de Colima, cargo que recae en manos del coronel José María
Mendoza375 y cuya administración inicia con fecha del 3 de noviembre de 1864 y es
depuesta el 2 de enero de 1867.376
375
José María Mendoza nació en Colima en 1820. Comenzó a figurar en la vida pública desde 1850
como teniente de la policía local, mientras que en 1853 fue elegido como síndico en el Ayuntamiento
de la capital. En 1855, recibió el grado de mayor en el ejército del gobierno de Comonfort. Era muy
popular y audaz; instigó en unión del general Francisco Ponce de León para el motín en el que perdió
la vida el gobernador Manuel Álvarez, el 26 de agosto de 1857, pero huyó por temor a las
consecuencias. Se enroló en las filas conservadoras, donde el gobierno de Miramón lo designó jefe
político después de la toma de Colima en 1858. Durante la intervención, en 1863, se adhirió al
gobierno de los imperialistas, por lo que 1864, era una figura reconocida en esta tendencia. Véase
Daniel Moreno. Colima y sus gobernadores. Un siglo de historia política (México: Ediciones Studium,
1953), 28-30.
376
Francisco R. Almada. Diccionario de historia, geografía y biografía del Estado de Colima (Colima:
Talleres Tipográficos de Ecos de la Costa, 1939), 131.
CAPÍTULO IV
121
Ésta es la figura gubernativa de mayor jerarquía en el departamento y quien
encarna la autoridad imperial en el territorio. En tal encargo figuraron también con la
responsabilidad administrativa, el secretario del departamento, licenciado Miguel
Zires377; el prefecto municipal de Colima, don Carlos Meillón (del 9 al 18 de agosto de
1865) y el General Felipe Neri Chacón, tras la huida de Mendoza el 2 enero de 1867
hacia tierra nayaritas.378
El citado nombramiento a favor de José María Mendoza, se dio a conocer en
al menos una veintena de departamentos del Imperio. Recibieron notificación del
evento las prefecturas de los departamentos de Campeche, Coahuila, Chiapas,
Michoacán, Aguascalientes, Nuevo León, Jalisco, Durango, Chihuahua, Guanajuato,
Puebla, San Luis Potosí, Tabasco, Tehuantepec, Querétaro, Veracruz, Tamaulipas,
Sierra Gorda, Mérida y el Gobierno Imperial.379
Resulta ilustrativo el mensaje que envía el prefecto superior político de
Aguascalientes, con motivo de la designación de José María Mendoza en el cargo de
la prefectura de Colima:
Aguascalientes. 28 de Noviembre de 1864.
La atenta comunicación de V.S. fechada 12 del actual, me impuso de que el Exmo. Sr. Gral.
en Jefe de la 2ª División Territorial M., F. Douay, en uso de sus facultades, tuvo a bien
nombrar a V.S. Prefecto Superior Político interino de su Departamento, habiendo tomado
posesión de este encargo el día 3 del mismo mes.
Por tan acertada elección, que en V.S. ha recaído, lo felicito cordialmente, y al mismo tiempo
le deseo el mejor acierto en todas sus determinaciones para el bien y prosperidad del
Departamento que se le ha confiado.
Tengo la honra de decirlo a V.S. en debida contestación, y a la vez, le reitero las seguridades
de mi particular aprecio
El Prefecto Superior Político. Francisco Esparza.
377
Tal circunstancia se comprueba cuando se revisan las firmas en los documentos oficiales, pues el
secretario de la prefectura hacía las veces de la autoridad departamental cuando esto era necesario.
378
Almada, Diccionario de historia, geografía y biografía del Estado de Colima, 93.
379
Circulares para los Departamentos, Noviembre de 1864, en AHEC, Sección “A”, Caja 199. Año
1864-66. Expedientes 1 a 4 de la Correspondencia Interior de la Prefectura del Departamento de
Colima. 32 f.
CAPÍTULO IV
122
El Secretario Interino de la Prefectura. Magdaleno Mercado.380
En términos similares, la prefectura superior política del departamento de
Campeche, también envía su felicitación por el nombramiento de Mendoza:
Campeche. Diciembre 13 de 1864.
Su atenta nota de fecha 12 del pasado, me impone con bastante satisfacción que el Exmo. Sr.
Gral. en Gefe (sic) de la 2ª División Territorial Militar, F. Douay, a (sic) nombrado a V.S.
Prefecto Superior Político de ese Departamento, habiendo V.S. tomado posesión de su
elevado encargo el tres del pasado.
Al honrarme V.S. participándome tan acertado nombramiento, no puedo menos que felicitarlo
sinceramente, deseando el mejor acierto en sus funciones gubernativas.
Con tal motivo, reitero a V.S. mi fino y particular aprecio.
Dios guarde a V.S. muchos años.
El Prefecto Superior Político del Departamento. M. Méndez y Hernández.
El Secretario General. Lic. Francisco Magaña.381
La circular de don José María Aguilar, de la prefectura superior política del
Departamento de Nuevo León menciona:
Monterrey. Diciembre 7 de 1864.
Por la comunicación de V.S. de 21 del próximo pasado Noviembre, quedo impuesto con
satisfacción de que en virtud del nombramiento que en su persona hizo el Exmo. Sr. Gral. en
Gefe (sic) de la 2ª División Territorial, el día 3 del mismo, tomó posesión interinamente del
mando Superior Político de su Departamento.
Al decirlo a V.S. en respuesta, tengo la honra de ofrecerle las seguridades de mi distinguida
consideración y aprecio.
El Prefecto Superior Político. J. Ma. Aguilar.382
En reciprocidad, el gobierno departamental de Colima, fue también partícipe
de los nombramientos que se realizaban al interior de los departamentos del Imperio
Mexicano. De igual manera que don José María Mendoza notificaba de su nueva
función gubernativa, él recibía noticia de sus homólogos y los nombramientos que
éstos atendían. Así resulta el caso de la prefectura superior política de Campeche:
380
Circulares para los Departamentos, f. 7
Circulares para los Departamentos, f. 14
382
Circulares para los Departamentos, f. 16
381
CAPÍTULO IV
123
Campeche. Octubre 1° de 1864.
Habiendo sido nombrado por el Exmo. Sr. Comisario Imperial de la Península, Prefecto
Superior Político de este Departamento, tengo el honor de participar a V.S. para su
conocimiento y fines consiguientes, así como el de haber tomado posesión de éste destino el
día de hoy.
Ofrezco a V.S. con este motivo las seguridades de mi particular aprecio.
Dios guarde a V.S. muchos años.
M. Méndez y Hernández.383
Por lo que concierne a la figura administrativa del prefecto político y de
acuerdo con el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, los prefectos políticos “son
los delegados del Emperador para administrar los departamentos cuyo gobierno se
les encomienda y ejercen las facultades que las leyes les demarcan”.384
De igual forma, la Ley Orgánica sobre la Administración Departamental
Gubernativa, en su artículo 3° define al prefecto político “con la triple investidura de
agente del gobierno, delegado del Emperador y representante de los intereses
departamentales”.385 Al mismo tiempo, el citado documento también indica que su
nombramiento es una facultad del Emperador y que sólo él puede remover del cargo
a una autoridad departamental.
Para determinar sus funciones administrativas y políticas, el mencionado
artículo señala 35 atribuciones que tenían que cumplir los encargados de cada
prefectura. De ellas, las actividades con mayor prestancia que citan los documentos
oficiales del prefecto José María Mendoza fueron:
I. La publicación, circulación y cumplimiento de las leyes, decretos y órdenes
del Gobierno para todos los habitantes del departamento.
383
Circular No. 1, Prefectura Superior Política del Departamento de Campeche, Noviembre de 1864,
en AHEC, Sección “A”, Caja 199. Año 1864-66, f. 1.
384
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, Artículo 28°, 2.
385
“Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa”, Decreto Oficial para el
Departamento de Colima, 17 de diciembre de 1865, 1, en AHEC, Sección “A”, Caja 216, Año 18651866, Expediente 9.
CAPÍTULO IV
124
II. Resolver los negocios gubernativos al interior de su prefectura, así como la
vigilancia en todos los ramos de la administración departamental y municipal y
de la cuenta y renta públicas.
III. Conservar la tranquilidad y el orden público, así como respetar las garantías
individuales de los habitantes del Imperio.386
IV. Procurar la aprehensión de los delincuentes, poniéndolos a la disposición de
la autoridad competente.
V. Dar informe en todos los negocios que se sometan a la resolución del
Gobierno o cuando éste lo pida.
VI. Nombrar funcionarios de todos los cargos y empleos del ramo gubernativo y
vigilar que cumplan con las atribuciones que les confiere la ley.
VII. Visitar sus distritos y las municipalidades del Departamento, por lo menos,
una vez al año.
VIII. El ejercicio de las funciones propias de la administración departamental y las
demás que les cometen las autoridades y las leyes del Imperio.
Según las cláusulas del artículo 4° de la citada ley, quedaron exentas de la
autoridad del prefecto departamental, las facultades gubernativas de expedición de
leyes; alterar la división territorial; establecer impuestos; contraer empréstitos;
levantar fuerza armada; conceder indultos o amnistías o ejercer funciones del
gobierno nacional. Asimismo, el artículo 5° señala como una falta de “grave
responsabilidad para los prefectos” el usurpar las atribuciones supremas o el
mezclarse en los asuntos judiciales, en operaciones del ejército o de aquellas
personas que lleven a cabo una comisión conferida por el Gobierno.
Se incorporan al conjunto de responsabilidades administrativas hacia el
Imperio, la labor de comunicación directa con los Departamentos Ministeriales.
Particularmente, en el ramo de Gobernación, el prefecto debía informar cada
trimestre del estado que guardaba la administración departamental y las medidas
386
Sobre el particular de Las garantías individuales de los habitantes del Imperio se expidieron por el
decreto inserto en el Diario del Imperio del día 16 de diciembre de 1865, con base en el Título XV del
Estatuto Provisional del Imperio, en sus artículos 58° a 77°.
CAPÍTULO IV
125
gubernativas que se generaran al interior de distritos y municipalidades; mientras
que en forma anual, se rendía un informe de los ingresos y egresos habidos en cada
departamento.387
Para complementar las funciones gubernativas y administrativas, la referida
ley prescribe en su Capítulo III, sobre Departamentos y Distritos, la cantidad de
empleados para integrar el cuerpo administrativo de las prefecturas y subprefecturas
de los departamentos. Bajo tal circunstancia, el prefecto superior político organizó a
la prefectura del Departamento de Colima con los siguientes funcionarios: el prefecto
superior, el secretario de la prefectura; el primer y segundo oficiales; el primer,
segundo y tercer escribientes y un mozo.
Según constancia documental del mes de mayo de 1866, estos cargos
administrativos los ocupaban las siguientes personalidades: el prefecto, don José
María Mendoza; en la secretaría del departamento, el licenciado Miguel Zires; como
oficiales del gobierno, los señores Albino Gómez y Tomás Sánchez; fueron
escribanos de la prefectura Ignacio Rodríguez, Francisco Hernández y Leonardo
Castellanos; el mozo fue Carlos Palomino.388
La estructura anterior guarda congruencia también con el artículo 37° de la
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, donde establece
tres categorías de departamentos en el territorio imperial “según la importancia
política de cada uno de ellos” y de donde la prefectura de Colima quedó catalogada
en 3ª clase, mientras que sus distritos de Zapotlán y Sayula quedarían en la primera
clase y los de San Gabriel y Manzanillo en la segunda categoría distrital.389
Por esta categorización, con fecha del 28 de mayo de 1866, aparece en el
Diario del Imperio un decreto mediante el cual se aprobaban los presupuestos para
387
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, Artículos 6° y 7°, 1.
Nómina de los funcionarios y empleados de la Prefectura Superior Política, en AHEC, Sección “A”,
Caja 189 “A”. Año 1864-66. Expediente 27.
389
División del Departamento. Apéndice en que consta la aprobación del Gobierno de Su Majestad, 2
de octubre d1 1865, f. 2 frente, en AHEC, Sección “A”, Caja 209, Año 1865, Expediente 149.
388
CAPÍTULO IV
126
las prefecturas de los departamentos, correspondiendo a Colima la cantidad de
$3,848.00, condicionados a gastos de la prefectura ($3, 581.33) y a gastos de oficio
($266.67).390
Geográficamente hablando, el territorio administrativo de la prefectura superior
política tuvo como espacio geopolítico el departamento de Colima, sus distritos y
municipalidades. Sólo falta indicar que se designó como capital del departamento y
residencia del prefecto superior a la ciudad de Colima, al mismo tiempo que se
consideraba como el primer distrito departamental.
II. EL SECRETARIO DE LA PREFECTURA
Como parte de la organización administrativa del Departamento, se establece
el requerimiento jurídico de un secretario para la prefectura. Su nombramiento fue
una facultad que correspondió al prefecto superior político con aprobación del
Gobierno Imperial.391
Para tal efecto, el prefecto José María Mendoza inicia su administración
designando para el encargo al licenciado Jesús Vizcaíno, quien se desempeñaba
como Juez de 2ª Instancia en Colima en 1864. Más tarde, en 1865, fue secretario
general de la prefectura Miguel Zires,392 quien acompaña al prefecto Mendoza hasta
el término de su gobierno departamental.
Dado que representa una figura del gobierno, sus funciones gubernativas se
tipifican a través de la 2ª Sección de la Ley Orgánica sobre la Administración
390
Diario del Imperio, 28 de mayo de 1866, 3, en AHEC, Sección “A”, Caja 189 “A”, Año 1864- 1866,
Expediente No. 15.
391
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, Artículos 12° y 13°, 2.
392
El licenciado Miguel Zires fue secretario general de gobierno en el Distrito Federal entre 1843 y
1844. Viene a Colima a principios de 1865 y recibe el nombramiento de secretario de la prefectura de
Colima en el mes de diciembre, prolongándose sus servicios hasta el 2 de enero de 1867, cuando
deja la prefectura el coronel José María Mendoza. Un mes más tarde, el 2 de febrero, ante la llegada
de las fuerzas republicanas a Colima, el licenciado Zires se exilia de Colima. Véase Almada,
Diccionario de historia, geografía y biografía del Estado de Colima, 188.
CAPÍTULO IV
127
Departamental Gubernativa. Dicho documento enumera tres atribuciones en este
puesto:
1° Acordar con el Prefecto el despacho de los negocios.
2° Autorizar con firma entera la del Prefecto en la publicación y circulación de leyes, decretos
y órdenes de Gobierno y en la expedición de títulos.
3° Formar y reformar, con la aprobación del Prefecto, el reglamento de la Secretaría.393
Se suma al conjunto de funciones públicas del secretario de la prefectura, el
poder suplir al prefecto político ante circunstancias como su ausencia del territorio o
enfermedad temporal. El despacho de los asuntos de gobierno quedaba bajo su
resguardo y podía dar fe de los asuntos gubernativos a través de su firma.
Al interior de los distritos departamentales, acompañando a la figura de los
subprefectos políticos, también se incorporan las funciones de un secretario para
cada distrito. De la misma forma que en la prefectura superior, este funcionario es
designado por la autoridad conferida al subprefecto del distrito (con aprobación del
gobierno de la prefectura) y cumple con las mismas atribuciones que el secretario del
departamento.
Es a través de las firmas en documentos oficiales que circulaban por el interior
del Departamento desde las subprefecturas políticas, como puede apreciarse a los
funcionarios que colaboraron en el encargo de las secretarías. Por ejemplo, el primer
distrito con cabecera en Colima, la función la cumplía el secretario departamental. En
el distrito de Manzanillo, se desempeñó en la secretaría Mariano Arzac; mientras que
su homólogo del distrito con sede en San Gabriel fue Francisco Rojas. Para la
subprefectura de Sayula, el puesto funcionó con José María de Rulfo.
393
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, Artículo 14°, 2.
CAPÍTULO IV
128
III. LOS CONSEJOS DEPARTAMENTALES
De acuerdo con la normativa que señala el Estatuto Provisional del Imperio
Mexicano, cada prefecto político debía tener un consejo de gobierno departamental
para su apoyo en la toma de decisiones. Fue un órgano consultivo que también se
reprodujo en la estructura de gobierno de las subprefecturas políticas. Tuvo como
atribuciones primordiales la promoción de los medios para cortar los abusos;
introducir las mejoras necesarias en los pueblos y asesorar en el cumplimiento de las
funciones departamentales y del orden de lo contencioso-administrativo.394
Acerca de su organización, se establece que su número será de cinco
consejeros propietarios y tres suplentes, más el prefecto y secretario del
departamento. El Estatuto Provisional señala con precisión que quienes deben ser
designados para el consejo departamental son “el funcionario judicial más
caracterizado, el administrador de rentas, un agricultor, un comerciante y un minero o
industrial”.395
En correspondencia con las actividades que especificaba el Estatuto
Provisional, la Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, en
la Sección 3ª del Capítulo I, señala que el cargo de consejero es irrenunciable,
honorífico y gratuito y que de rehusarse un ciudadano a participar, su falta se
castigaría con la inhabilitación para desempeñar un puesto público, así como para
ejercer las profesiones que exigen la calidad de mexicano. Prescribía también que el
consejo departamental debía sesionar al menos una vez a la semana y en aquellas
circunstancias extraordinarias a que convoque el presidente del mismo.396
Reseñan las comunicaciones oficiales de la época, que los preparativos para
la instalación de este Consejo Departamental en Colima se iniciaron al mes siguiente
de la publicación del Estatuto Provisional del Imperio Mexicano. Las designaciones
394
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, Artículos 29° a 31°, 2.
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, Artículo 29°, 2.
396
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, Artículos 17° a 22°, 2.
395
CAPÍTULO IV
129
que el prefecto Mendoza ordenó para consejeros departamentales fueron enviadas
con fecha de 10 de mayo de 1865, para los siguientes personajes: los funcionarios
Jesús Vizcaíno, juez de 1ª Instancia de lo Civil y Antonio Campero, Administrador
Principal de Rentas; además de los vecinos de la capital Ramón R. de la Vega,
Guillermo Desling y Juan Fermín Duarte, quienes fungirían con el cargo de vocales
del consejo.397
La integración de esta primera propuesta para el consejo departamental no fue
concluida debido a dos irregularidades que presentó el proceso. La primera, ocurre
con la renuncia de Ramón R. de la Vega, quien no ocupa el cargo de vocal en el
consejo
…con motivo de tener que emprender un viaje (…) de suma importancia para Morelia, donde
tendré que permanecer mucho tiempo y debiendo, a mi regreso, dejar esta capital para
radicarme en otro lugar de mejor temperatura, [por lo] que espero que V.S. tendrá la bondad
de nombrar a otra persona que me reemplace. 398
La prefectura departamental acepta la renuncia de Ramón R. de la Vega y se
presta a obsequiar un nuevo nombramiento:
Admitiendo la renuncia que al cargo de consejero de esta Prefectura hizo don Ramón R. de la
Vega, deseando que este cuerpo se instale de una vez, ha decidido esta Prefectura en
acuerdo se nombre a Don Carlos Meillón, a quien se le participará de su nombramiento.399
El segundo error se suscita por la designación de los vecinos Guillermo
Desling y Juan Fermín Duarte, quienes no pueden ocupar dicho cargo porque son
extranjeros. El formato de su renuncia al consejo señalaba:
Tengo el sentimiento de manifestar a V.S. que no puedo ejercerlo por razón de mi calidad de
extranjero, por lo que suplico a V.S. acepte mi formal renuncia que hago de dicho encargo por
397
Expediente relativo a la integración del Consejo de Gobierno Departamental, 10 de mayo de 1865,
en AHEC, Sección “A”, Caja 218 “”B”, Año 1865-1866, Expediente 71, ff. 4 a 8.
398
Expediente relativo a la integración del Consejo de Gobierno Departamental, 10 de mayo de 1865,
en AHEC, Sección “A”, Caja 218 “”B”, Año 1865-1866, Expediente 71, f. 16.
399
Expediente relativo a la integración del Consejo de Gobierno Departamental, 10 de mayo de 1865,
en AHEC, Sección “A”, Caja 218 “”B”, Año 1865-1866, Expediente 71, f. 18.
CAPÍTULO IV
130
el motivo que llevo expuesto, dándole al mismo tiempo a V.S. las gracias por la confianza que
le he merecido al Gobierno del Departamento.400
Tras los reemplazos de estos tres ciudadanos, el Consejo Departamental
sesionó por primera vez el 29 de julio de 1865, a las diez de la mañana, en el Salón
de Acuerdos de la prefectura superior:
Tiene esta prefectura el honor y grata complacencia de poner en el superior conocimiento de
V.E., que en este día ha sido instalado con la formalidades debidas, el Consejo de Gobierno
Departamental, (…) compuesto por los señores consejeros licenciado Jesús Vizcaíno, como
individuo del ramo judicial; Don Antonio Campero, llamado por la ley como Administrador
Principal de Rentas del Departamento; Don Antonio Ferrer, como propietario; Don Miguel
Silva, como agricultor y Don Carlos Meillón, como comerciante.401
De la misma forma como se integraba el Consejo Departamental en Colima, la
Ley Orgánica establece en la Sección 2ª del Capítulo II, la organización de los
consejos de las subprefecturas departamentales. Mediante cinco artículos, establece
un conjunto de condiciones similares para organizar el consejo en cada entidad, a la
vez que se complementan las funciones con aquéllas ya definidas para este órgano a
nivel departamental.402
Para tal efecto, el consejo de gobierno que propuso el distrito de Sayula
estuvo integrado con los siguientes participantes: el presidente del Ayuntamiento,
don Antonio L. Bobadilla; el juez local de 1ª Instancia, José Rufo Izaga; el
administrador municipal de rentas José María Romero y los señores José Ignacio
Vázquez, dueño de la hacienda de Pastores y Justo García y Palencia, dueño de la
hacienda de Amatitlán, como consejeros propietarios. El mismo expediente incluye la
aprobación de la estructura del consejo distrital por el Ministerio de Gobernación con
fecha del 5 de octubre de 1865.403
400
Expediente relativo a la integración del Consejo de Gobierno Departamental, 10 de mayo de 1865,
ff. 9-10, en AHEC, Sección “A”, Caja 218 “”B”, Año 1865-1866, Expediente 71.
401
Acta de la instalación del Consejo Departamental, 29 de julio de 1865, f. 20, en AHEC, Sección “A”,
Caja 218 “B”, Año 1865-1866, Expediente 71.
402
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, Artículos 32° a 36°, 2.
403
Integración del Consejo de Gobierno de Sayula, 25 de julio de 1865, ff. 2-10, en AHEC, Sección
“A”, Caja 218 “B”, Año 1865-1866, Expediente 109.
CAPÍTULO IV
131
La subprefectura de Zapotlán notificó al prefecto superior del departamento de
Colima sobre la conformación del consejo distrital en éstos términos:
Tengo el honor de poner en el superior conocimiento de V.S. que con fecha de hoy, ha sido
instalado el Consejo de Gobierno de esta Subprefectura, en cumplimiento del Artículo 8º de la
Suprema Ley del 10 de Abril del corriente año, cuyo cuerpo es compuesto de los Señores
Presidente del Ayuntamiento Don Ignacio Mendoza Coria, el Juez de 1ª Instancia del Distrito
Don Francisco de la Peña y el Administrador de Rentas Don Miguel Hortolero, llamados por la
Ley, y de los Señores Don Pascual Arias y Don Marcial Vergara, como propietarios.404
En el distrito de San Gabriel, presidió el consejo el subprefecto don Apolonio
Pinzón, mientras que el secretario del consejo fue don Francisco Rojas. Para
cumplimentar con la disposición, se invitó a formar parte del consejo distrital como
propietarios a las siguientes personalidades: el Juez del Juzgado Primero, licenciado
Francisco Curiel; el Receptor de Rentas del distrito, Plácido Pérez de Silva; al
presidente del Ayuntamiento, Juan Zepeda y como vecinos de la comarca al
comerciante Zeferino Michel y el agricultor Guadalupe Curiel.405
IV. LOS SUBPREFECTOS DE DISTRITO
El Departamento de Colima quedó distribuido geográficamente en cinco
distritos territoriales: Colima, cabecera del departamento; Manzanillo, Zapotlán, San
Gabriel y Sayula. Se decidió también que en cada cabecera de distrito, tuvieran su
residencia administrativa las subprefecturas políticas de los departamentos del
Imperio Mexicano, que con base en las Instrucciones para la división territorial del
Imperio, se imponían en lugar de las “jefaturas políticas de partido”.406
404
Prefectura Política de Zapotlán, 3º Distrito, 21 de agosto de 1865, f. 6, en AHEC, Sección “A”,
Caja218 “B”, Año 1865-1866, Expediente 110.
405
Consejo de Gobierno de la Subprefectura de San Gabriel, f. 8, en AHEC, Sección “A”, Caja 189
“B”, Año 1864-1866, Expediente 197.
406
“Instrucciones para la división territorial del Imperio”, La Regeneración. Periódico Oficial del
Departamento de Colima, 18 de mayo de 1865, 2, en AHEC, Sección “A”, Caja 215, Año 1865, s/e.
CAPÍTULO IV
132
Con responsabilidad administrativa en el distrito, los subprefectos políticos se
convierten en “los subdelegados del poder imperial y los representantes y agentes de
sus respectivos Prefectos”.407 Su nombramiento es una facultad inherente a las
decisiones del prefecto departamental, por lo que “tienen la investidura de
subdelegados de la administración departamental”.408 Salvan esta condición aquellos
nombramientos hechos por el Emperador y la circunstancia de que en las capitales
de departamento, no habrá subprefecto político, pues el poder departamental
absorbe sus atribuciones.
Reconociendo los niveles de autoridad en el gobierno departamental, los
subprefectos son el conducto entre los subordinados y el prefecto; a la autoridad de
la prefectura superior deberá enviarse un extracto mensual de todo despacho de la
administración del distrito y, por su decisión, cualquier acto del subprefecto queda
invalidado frente a la autoridad del Prefecto. Se incluyen además estas atribuciones
específicas:
I. La sobrevigilancia de la administración municipal.
II. La enseñanza primaria municipal.
III. La conservación y propagación del pus vacuno.
IV. El buen servicio de la policía general y la sobrevigilancia de la municipal.
V. La promoción, ante el Prefecto, de las medidas que tiendan a fomentar la
mejora de los caminos.
VI. La persecución de los vagos y ladrones.409
Dentro de la convivencia política de los distritos, las subprefecturas debían
compartir las responsabilidades administrativas y de gobierno con autoridades
elegidas por la población y las autoridades designadas por la prefectura. Se
reconocía dentro del distrito a las autoridades de carácter departamental
(subprefecto político) y de carácter municipal (presidente del ayuntamiento), más las
autoridades del orden militar y judicial. Como célula administrativa, la subprefectura
407
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, Artículo 34°, 2.
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, Artículo 24°, 2.
409
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, Artículo 25°, 2.
408
CAPÍTULO IV
133
política estuvo organizada a partir de la figura del subprefecto, apoyado en el
despacho por el secretario de la misma y un escribiente.
La lista de los subprefectos políticos que gobernaban en los distritos de
Colima durante 1865 se integraba por las siguientes autoridades. En el primer
distrito, con residencia en la capital departamental, se nombró como primera
autoridad a José Ma. Ochoa, el 22 noviembre de 1864,410 personaje que, en los
primeros días de diciembre de 1864, deja el cargo y en su lugar nombran a Tomás
Sánchez, quien más tarde se desempeñaría como Oficial 2° de la Prefectura
Superior.411 Finalmente, toma el puesto Basilio Brizuela, jefe de la partida y
presidente del ayuntamiento municipal, en febrero de 1866.412
En el segundo distrito, con sede en Manzanillo, desempeña el cargo Román
Lecuanda. Dentro del tercer distrito de Zapotlán, el subprefecto fue Miguel Robledo,
mientras que en la cuarta subprefectura con cabecera en San Gabriel, despachaba
Apolonio Pinzón. El quinto distrito, con residencia en el municipio de Sayula, el
subprefecto designado fue Francisco Valencia.413
V. LOS ALCALDES Y COMISARIOS MUNICIPALES
En el Título IX del Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, se específica
que las poblaciones deberán constituir su propia administración municipal, acorde al
número y necesidades de sus habitantes. De acuerdo con ello, la administración
municipal tendría que estar bajo la responsabilidad de los alcaldes y sus
ayuntamientos, así como los comisarios municipales.
410
Correspondencia de la Prefectura Superior Política del Departamento de Colima, Noviembre de
1864, en AHEC, Sección “A”, Caja 199, Año 1864-1866. Sección “A”, Expediente 13.
411
Correspondencia de la Prefectura Superior Política del Departamento de Colima, Noviembre de
1864, en AHEC, Sección “A”, Caja 199, Año 1864-1866. Sección “A”, Expediente 18.
412
El Diario del Imperio No. 346, 23 de febrero de 1866, 2, en AHEC, Sección “A”, Caja 191, Año
1864-1866, Expediente 25.
413
Correspondencia Interior de la Prefectura del Departamento de Colima, Noviembre de 1864, en
AHEC, Sección “A”, Caja 199, Año 1864-1866, Expedientes 1-4.
CAPÍTULO IV
134
En lo que concierne a los alcaldes, el mismo documento señala que su
nombramiento será una atribución de los prefectos en cada departamento, con la
aprobación de la autoridad imperial. El alcalde de la capital del Imperio lo designaba
y removía del cargo el propio Emperador.414 Sus facultades generales eran: presidir
el Ayuntamiento; cumplir las leyes, reglamentos y disposiciones superiores; ejercer
las atribuciones encomendadas por la ley, así como representar y defender de los
intereses de su municipalidad. 415
El desglose de las atribuciones particulares del Alcalde, se encuentran en el
Artículo 54° de la Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa,
donde se indican una veintena de responsabilidades para esta autoridad.
Se suman a los compromisos ya señalados, el resguardo y aplicación exacta
de los fondos municipales; llevar el registro del estado civil y, en general, las
especificidades que implican el desarrollo armónico y el crecimiento próspero de
cada municipalidad. Para el cumplimiento de tales disposiciones, el alcalde contaba
con el auxilio de un secretario en el Ayuntamiento.416
Al respecto de los funcionarios en las alcaldías, durante el año de 1865, en el
Ayuntamiento de Colima, tuvieron la responsabilidad de presidir el ayuntamiento tres
funcionarios. Inicia el año Pedro Brizuela, quien deja su cargo el 13 de marzo.
Enseguida, despacha Antonio Ferrer, a quien correspondió la organización del
programa de festividades para la celebración del cumpleaños del Augusto Soberano
Maximiliano I. Cierra el ciclo anual Antonio Torres, quien solicita al gobierno de Su
Majestad, el establecimiento de las tarifas para el aumento de sus fondos
municipales.417
414
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, Artículo 38°, 2.
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano. Artículo 39°, 2.
416
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, Artículos 52° a 56°, 3.
417
Ministerio de Gobernación, 1865, en AHEC, Sección “A”, Caja 189 “B”. Año 1864-1866, Expediente
217
415
CAPÍTULO IV
135
En el distrito de Zapotlán, el subprefecto político Miguel Robledo envía a la
prefectura departamental la relación de alcaldes y comisarios que gobiernan en los
pueblos pertenecientes a esa demarcación. Fungieron como alcaldes municipales los
siguientes personajes: en Zapotiltic, Antonio Navarrete; en Tuxpan, Ramón Sánchez
Aldana y en Tamazula, Jesús Carrillo.
La última figura administrativa que se establece en los departamentos es el
comisario. Según se aprecia en la Ley Orgánica sobre la Administración
Departamental Gubernativa, el comisario fue necesario en aquellas municipalidades
en donde no había ayuntamiento. Fue un nombramiento aprobado por el gobierno y
designado por el prefecto político del departamento, bajo la inmediata vigilancia de la
subprefectura. Sus atribuciones asemejan a las desarrolladas por el alcalde en el
ayuntamiento.418
Continuando con la relación de la subprefectura de Zapotlán, figuraron como
autoridades comisariales don Juan García en la población de San Sebastián,
mientras que en San Andrés, el comisario municipal fue Tomás Bernardino. Sobre
pueblos que accidentalmente reconocen su anexión al distrito de Zapotlán, se
informó que el cargo de comisario municipal lo desempeñaron Antonio Gutiérrez en
Pihuamo y Ahuijullo y Francisco Valencia en Jilotlán de los Dolores.419
418
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa. Artículos 60° y 61°, 3.
Relación de los Alcaldes y Comisarios Municipales de los Pueblos pertenecientes al 3er.Distrito del
Departamento de Colima, AHEC, Sección “A”, Caja 189 “B”, Expediente 20.
419
CAPÍTULO IV
136
LA DIVISIÓN DEL TERRITORIO IMPERIAL Y SUS DEPARTAMENTOS
Las instituciones, los funcionarios y la forma de organizar administrativamente
al país, son contextos que el nuevo gobierno comienza a reestructurar. No podía
mantenerse en el ejercicio pleno del gobierno si no encontraba la estructura política y
social acorde con las circunstancias que caracterizan al régimen imperial.
Dichas transformaciones se tradujeron en una cadena de cambios políticos, en
una serie de atribuciones para los servidores públicos y de su respaldo en leyes,
decretos y manifiestos que le permitiesen ser congruente con la transición del estado
republicano hacia “la forma de gobierno proclamada por la Nación y aceptada por el
Emperador, la monarquía moderada, hereditaria, con un príncipe católico”.420
Al mismo tiempo, la tarea legislativa del imperio se tradujo en un conjunto de
previsiones que llevarían a una moderna conformación geográfica del país y en el
establecimiento de las bases jurídicas y leyes reglamentarias para este cambio
geopolítico en todo el territorio. Transcurrieron en ello los primeros once meses del
gobierno imperial hasta la aparición del documento jurídico que regularía la vida
política, social y económica del Imperio que incluía tales acomodos: el Estatuto
Provisional del Imperio Mexicano.
LA FISONOMÍA GEOGRÁFICA DEL IMPERIO
Con base en el Título XII del Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, el
territorio imperial mexicano se ubica en la parte septentrional del continente
americano, determinado por los límites que enseguida se detallan:
Hacia el norte, las líneas divisorias trazadas por los convenios de Guadalupe y la Mesilla,
celebrados con los Estados Unidos;
Hacia el oriente, el Golfo de Méjico (sic), el mar de las Antillas y el establecimiento inglés de
Walize (sic), encerrado en los límites que le fijaron los tratados de Versalles;
Hacia el sur, la República de Guatemala, en los límites que fijará un tratado definitivo;
420
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, Artículo 1°, 1.
CAPÍTULO IV
137
Hacia el poniente, el mar Pacífico, quedando dentro de su demarcación el mar de Cortés o
Golfo de California.421
Particularizando nuestra referencia a la reestructuración geográfica imperial,
el sustento jurídico que permitió estos cambios fue la Ley sobre la división territorial
del Imperio Mexicano, firmada en Palacio de México, el 3 de marzo de 1865, con
rúbricas de emperador Maximiliano y el ministro de Guerra y Marina, Juan de Dios
Peza.422
Dicho documento se integró con cuatro artículos, mismos que describían el
territorio del Imperio, la división departamental, la cobertura de las demarcaciones
territoriales y la designación de Comisarías Imperiales. Se incorporaron también
cinco disposiciones transitorias que condicionaban a las autoridades de los
departamentos para hacer la entrega de los proyectos de la división política, sus
planos y la estadística básica de los mismos.423
Como documento rector de la orientación geopolítica imperial, la citada ley
establece la extensión territorial del Imperio: “el territorio del Imperio lo forman todos
los Estados o Departamentos, Territorios e Islas situadas en los mares Atlántico,
Pacífico y Rojo o de Cortés, que de hecho y de derecho han pertenecido y
pertenecen a lo que se llamó República Mexicana”.424 Enseguida, estipula las
fronteras físicas del país y sus límites internacionales con Estados Unidos, el
establecimiento de Belice y la república de Guatemala.
Es el artículo 2° el que condensa los límites territoriales para la nueva división
geográfica imperial: en él tiene cabida la forma como se distribuyen los 50
421
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, Artículo 51°, 2.
La promulgación del decreto imperial se redacta en Palacio Nacional con la fecha que lleva por
nombre, mientras que la publicación del decreto departamental por don José María Mendoza se
realiza el 26 de marzo de 1865, para su publicación por bando solemne, circulación y debido
cumplimiento dentro del territorio departamental.
423
Decreto de la Ley sobre la división territorial del Imperio Mexicano, 26 de marzo de 1865, 3, en
AHEC, Sección “A”, Caja 221, Año 1865, Legajo 3.
424
Decreto de la Ley sobre la división territorial del Imperio Mexicano, Artículo 1°, 1.
422
CAPÍTULO IV
138
departamentos en los que se constituiría el Imperio Mexicano. Especifica, con la
presentación de 50 apartados, los horizontes geográficos que corresponden a los
departamentos y su vecindad territorial hacia sus cuatro puntos cardinales.
El segundo artículo de la Ley sobre la división territorial modifica notoriamente
el mapa de nuestro país, dejando que las divisiones geográficas del periodo
republicano (Mapa 5), fueran desplazadas por la figura de territorios departamentales
según se inscribe en el texto del mismo artículo:
El territorio del Imperio se divide en 50 Departamentos en esta forma: Yucatán, Campeche, de
la Laguna, Tabasco, Chiapas, Tehuantepec, Oaxaca, Ejutla, Teposcolula, Veracruz, Tuxpan,
Puebla, Tlaxcala, Del Valle de México, Tulancingo, Tula, Toluca, Iturbide [antiguo
departamento de Cuernavaca],425 Querétaro, Guerrero, Acapulco, Michoacán, Tancítaro,
Coalcomán, Colima, Jalisco, Autlán, Nayarit, Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas,
Fresnillo, Potosí, Matehuala, Tamaulipas, Matamoros, Nuevo León, Coahuila, Mapimí,
Mazatlán, Sinaloa, Durango, Nazas, Álamos, Sonora, Arizona, Huejuquilla, Batopilas,
Chihuahua y California.426 (Mapa 6).
Esta nueva organización del territorio mexicano a través de departamentos
permitiría el establecimiento de la Carta Oficial del Imperio,427 con base en las
demarcaciones geográficas de la Carta General publicada por Don Antonio García
Cubas428 y del encargo a Don Manuel Orozco y Berra, Subsecretario del Ministerio
de Fomento del Imperio, quien a través de un concienzudo estudio de la geografía
mexicana, determinó las medidas que debían concretarse en este renglón.429
425
Guillermina González de Lemoine, et. al., Atlas de Historia de México (México: Limusa, 2002), 102.
AHEC. Decreto de la Ley de División Territorial del Imperio Mexicano. op.cit. 3 p.
427
El objetivo de la distribución geográfica departamental se traduciría en la formación de este
documento geográfico para delimitar formalmente el territorio imperial y de sus departamentos y
distritos.
428
Sobre la división geográfica territorial de México, los trabajos del geógrafo Antonio García Cubas
son los antecedentes directos en la distribución departamental imperial. En 1856, bajo el auspicio del
Ministerio de Fomento, García Cubas publica su Atlas Geográfico, Estadístico e Histórico de la
República Mexicana, formado por 29 mapas y dos cartas geográficas del país. En 1861, presenta su
Carta General de República Mexicana, documento sobre el cual se consideran las reformas
geográficas del Imperio.
429
Cuadro 1. “Estado comparativo de los antiguos y de los nuevos Departamentos, su extensión,
población absoluta y relativa y posición geográfica de sus capitales”, Boletín de la Sociedad de
Mejoras Materiales de Colima. No. 4, 15 de mayo de 1865, 4, en AHEC, Sección “A”, Caja 190, Año
1864-1866, Expediente 26.
426
CAPÍTULO IV
139
Acto seguido, los departamentos del Imperio se aglutinaron en 8 grandes
regiones, que aunque mantuvieron la tendencia de corte militar, formaron también
parte de los ajustes en la delimitación geográfica del Imperio Mexicano.
Dicho esquema geográfico, quedó ratificado en el Artículo 52° del Estatuto
Provisional del Imperio Mexicano, que con fecha del 10 de abril de 1865, estipulaba
lo siguiente: “el territorio nacional se divide por ahora, para su administración, en
ocho grandes divisiones; en cincuenta departamentos; cada departamento en
distritos, y cada distrito en municipalidades”.430 Partiendo de tal normativa geográfica,
se establecía con ello una segunda división nacional con carácter de jurisdicciones
militares.
Bajo la inspección del Ministerio de Guerra, la extensión territorial se distribuyó
en ocho divisiones generales, justificadas en la Ley sobre la división militar del
territorio del Imperio, decretada en Palacio Nacional con fecha del 16 de marzo de
1865. Con base en este documento, los departamentos imperiales asignados a tales
divisiones militares, corresponden a la siguiente distribución:
La primera comprende los Departamentos del Valle de México, Iturbide, Toluca, Guerrero,
Acapulco, Michoacán, Tula y Tulancingo. La capital de esta división será Toluca.
La segunda consta de los Departamentos de Veracruz, Tuxpan, Puebla, Tlaxcala,
Teposcolula, Oaxaca, Tehuantepec y Ejutla. Su capital es Puebla.
La tercera está formada de los Departamentos de Fresnillo, Matehuala, Tamaulipas, Potosí,
Querétaro y Guanajuato. Su capital en San Luis Potosí.
La cuarta comprende los de Nayarit, Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Autlán, Colima,
Coalcomán y Tancítaro. Capital en Guadalajara.
La quinta consta de los Departamentos de Coahuila, Mapimí, Nuevo León y Matamoros.
Capital en Monterrey.
La sexta contiene los Departamentos de Durango, Nazas, Chihuahua, Batopilas y Huejuquilla.
Capital en Durango.
La séptima división consta de Campeche, Yucatán, La Laguna, Tabasco y Chiapas. Su capital
Mérida.
430
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, Artículo 52°, 2.
CAPÍTULO IV
140
La octava está formada de los Departamentos de Mazatlán, Sinaloa, Álamos, Sonora, Arizona
y California. Su capital en Culiacán.431
A través de este primer posicionamiento geográfico del país, el Ministerio de
Guerra organizaba sus divisiones militares, a las tropas consignadas en sus
departamentos y distritos y daba el mando de los cuerpos de la milicia a los
comandantes en jefe asignados a cada jurisdicción. En cada división militar tenía el
mando un comisario imperial designado por el Ministerio de Guerra con la anuencia
de la autoridad imperial.432
LA DISTRIBUCIÓN GEOPOLÍTICA DEL DEPARTAMENTO DE COLIMA
Atendiendo a las disposiciones reglamentarias sobre los acuerdos y decretos
imperiales, la Ley sobre la división territorial decretada por el Emperador el 3 de
marzo de 1865, fue difundida en el departamento de Colima con fecha del día 26 en
el mismo mes y año. El prefecto superior político del departamento, don José María
Mendoza, manda imprimir y hace circular la ley sobre esta nueva división territorial,
donde se otorga al departamento de Colima su nueva extensión territorial y que fue
mayor a la que poseía como estado de la Federación Mexicana.
De esta manera, el territorio geográfico de la anterior organización estatal
quedaba abolida. En su lugar nacía el departamento de Colima, con vecindad hacia
los Departamentos de Coalcomán, Jalisco y Autlán.433. El documento referido, daba
al departamento de Colima por geografía territorial, las siguientes fronteras físicas y
departamentales:
431
La Esperanza. Periódico Oficial del Departamento de Querétaro. No. 59, 30 de marzo de 1865, 23, en AHEC, Sección “A”, Caja 204, Año 1865-1866. Expediente 15.
432
La 4ª División Territorial Militar a la que estuvo adscrito el departamento de Colima estuvo bajo el
mando del general José María García.
433
Como referencia de los capítulos del artículo 2° de la Ley sobre la división territorial del 3 de marzo
de 1865, el departamento de Colima se describió en el Capítulo XXV; mientras que los departamentos
limítrofes correspondieron a los Capítulos XXIV, XXVI y XXVII, de la prelación mencionada en el texto.
CAPÍTULO IV
141
Confina al Norte, con el Departamento de Jalisco, sirviéndole de línea divisoria la tirada del
nacimiento del río de Cocula, confluente con el de Ameca, a las pequeñas lagunas que se
encuentran al Oeste del Lago de Chapala, y que atravesándolas, venga a terminar en el punto
donde acaba el límite del Departamento de Coalcomán, abajo del pueblo de Chapala.
Al Este con el Departamento de Coalcomán, en los límites que se le señalaron hacia el Oeste.
Al sur, el Océano Pacífico.
Al Oeste con el Departamento de Autlán, sirviéndoles de límites una línea recta tirada del
nacimiento del río de Cocula al ramal más oriental del río de la Almería (sic), este río
hasta su confluencia con el de la Cidra; de aquí otra línea recta al río de Chacala o Marabasco
a la altura del pueblo de Cuzalapa, y por último, toda la corriente del río Chacala o Marabasco
hasta su desembocadura en la Laguna del Terrenate y su incorporación en el mar, en la punta
de San Francisco. Su capital Colima.434
Como parte de las medidas territoriales que debieron hacerse a consecuencia
de la división departamental del Imperio, Edmundo O’Gorman señala que tuvieron
que observarse los siguientes criterios para alcanzar las demarcaciones geográficas:
1ª La división en [el] mayor número de fracciones políticas.
2ª Dar a las mismas divisiones, siempre que lo permita la configuración del terreno, límites
naturales entre sí.
3ª Que poco más o menos cada fracción política, en el porvenir, pueda alimentar un mismo
número de habitantes.435
Al mismo tiempo, la Ley sobre la división territorial del Imperio Mexicano
contemplaba en sus disposiciones transitorias, estrategias para la división geográfica
en un departamento. Señalaba que un distrito conservaría su categoría si su censo
poblacional ascendía a veinte mil o más habitantes, o bien, que si quedan dentro del
territorio fraccionado cinco o más municipalidades. De igual forma, para constituir los
distritos del departamento, el prefecto superior podía disponer la anexión de las
municipalidades hacia su distrito más próximo.436
434
Decreto de la Ley sobre la división territorial del Imperio Mexicano, Artículo 2°, Fracción XXV, 2.
Edmundo O’Gorman, Cuadro histórico de las divisiones territoriales de México (México: SEP,
1948), 103.
436
Decreto de la Ley sobre la división territorial del Imperio Mexicano, Disposiciones Transitorias, 3.
435
CAPÍTULO IV
142
En consecuencia, al definir el ámbito geográfico departamental de Colima, el
territorio de éste quedó subdividido en cinco distritos, a saber: “primer distrito,
Colima; segundo distrito, Manzanillo; tercer distrito, Zapotlán; cuarto distrito, San
Gabriel y quinto distrito, Sayula”.437 (Mapa 7)
Cabe mencionar que por los cambios que trajo la división departamental, en
el
contexto
geográfico,
el
territorio
colimense
se
dividió
en
“distritos
departamentales”, mientras que para los fines administrativos y políticos en el
departamento, estaríamos hablando de unidades identificadas como “subprefecturas
políticas del departamento”, dejando atrás la división administrativa anterior de
“jefaturas políticas de partido”.
LOS DISTRITOS DEPARTAMENTALES
Determinados los horizontes territoriales de la geografía departamental en
Colima, el prefecto superior político, don José María Mendoza, mantiene la férrea
necesidad de dividir específicamente los límites locales. Bajo su administración,
había que delimitar los perímetros internos del nuevo departamento, porque con ello
“se ejercería un dominio más activo y ‘eficaz’ sobre los distritos, aparte de que todos
los negocios serían despachados con mayor ejecución”.438
Predomina el interés de la nueva administración por mantener un control sobre
todas las demarcaciones del departamento y la sujeción irrestricta de sus
autoridades, pobladores y de los intereses económicos que al interior del
departamento se generaran.
437
División del Departamento. Apéndice en que consta la aprobación del Gobierno de Su Majestad, 25
de octubre de 1865, f. 9, en AHEC, Sección “A”, Caja 209, Año 1865, Expediente 149. El
departamento de Colima quedaba integrado con cinco distritos o subprefecturas políticas, dentro de
un territorio geográfico que actualmente comprende el estado de Colima (Colima y Manzanillo) y la
zona sur del actual estado de Jalisco (Zapotlán, hoy Ciudad Guzmán, San Gabriel y Sayula).
438
Servando Ortoll y José Luis Ramírez Larios, “Quimeras expansionistas”, en Colima, una historia
compartida, Coord. Servando Ortoll (México: SEP / Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis
Mora, 1988), 130.
CAPÍTULO IV
143
De acuerdo con ello y dado el interés de la autoridad local para establecer los
distritos departamentales, se contempló como el factor principal para definir los
límites distritales del departamento la topografía de los terrenos y el cauce natural de
las aguas que ya dividían a los territorios y abastecían a las municipalidades.
En ese tenor, por los límites naturales de los distritos, se encuentran los
correspondientes a la demarcación geográfica de Zapotlán, delimitada su geografía
por puntos físicos y naturales en su territorio:
…la Barranca de Beltrán, desde el río de Coahuayana hasta el Bolcán (sic) de Fuego; desde
este punto la serranía de Tapalpa hasta el paralelo de la cuesta de Sayula, tirando una línea
que pasando por ésta, describa un trayecto entre Usmajac y Valle Florido hasta la Punta del
Zapatero, y desde este punto, la bajada del río hasta la Barranca de Beltrán.439
De igual manera, el trabajo topográfico que se levantó para el segundo distrito,
con cabecera en Manzanillo, nos describe también los elementos naturales que
servían de límites entre las subprefecturas circunvecinas:
…la playa del Mar Pacífico que corre entre las desembocaduras de los ríos Marabasco y la
Armería, toda la subida de éste hasta el Arroyo de la Cidra, desde aquí la Serranía de
Cuzalapa hasta la punta de ese nombre y la bajada de este río hasta incorporarse con el de
Marabasco hasta la punta de San Francisco”.440
Al mismo tiempo, la prefectura departamental valoraba el crecimiento de las
nuevas zonas distritales y el desarrollo social para la población colimense de la
época. Puede afirmarse que en esta división distrital se cuidó que el área geográfica
guardara relación con la cantidad de pobladores de la región, al igual que se tuvo
atención para considerar los elementos de naturaleza socioeconómica que
fortalecerían las actividades agrícolas, ganaderas, artesanales, comerciales y de
relaciones administrativas al interior del distrito y del departamento.
439
División del Departamento. Apéndice en que consta la aprobación del Gobierno de Su Majestad, 25
de octubre de 1865, ff. 9-10, en AHEC, Sección “A”, Caja 209, Año 1865, Expediente 149.
440
División del Departamento. Apéndice en que consta la aprobación del Gobierno de Su Majestad, 25
de octubre de 1865, f. 10, en AHEC, Sección “A”, Caja 209, Año 1865, Expediente 149.
CAPÍTULO IV
144
Sirve como referencia para la aseveración anterior, el llenado que cada distrito
habría de hacer sobre el Interrogatorio Dalloz, que tuvo por objeto “favorecer el
movimiento mercantil e industrial del Imperio, manifestando con la mayor exactitud
posible a los capitalistas y emigrantes europeos, las ventajas que ofrece este país y
las relaciones que fructuosamente se pueden establecer en él”.441
Un ejemplo que ilustra estas circunstancias es la independencia territorial y
política que solicita el 4° distrito departamental con cabecera en la municipalidad de
San Gabriel. Ante la posibilidad de ser anexado este territorio al distrito de Zapotlán,
los vecinos de esa villa se organizan con una exposición de motivos para cancelar tal
adscripción geográfica. El citado documento señalaba:
1° Por lo que respecta a este Partido, [se erige] con tal título desde tiempos inmemoriales por
las varias municipalidades que comprende y porque el número de sus habitantes haciende a
serca (sic) de treinta mil (…)
2° Porque la distancia que hay de las municipalidades (…) a Zapotlán es de serca (sic) de
treinta leguas, mientras que a esta villa sólo tienen que caminar de diez a catorce leguas para
la conducción de los negocios que se presentaran (…)
3° Por otra parte, porque la autoridad política y militar que ha funcionado en esta cabecera ha
vigilado siempre sobre los pueblos de esta demarcación para mantener y cuidar la tranquilidad
pública.
Tan poderosas razones exigen que este lugar permanezca como cabecera que ha sido, con
un subdelegado de S.M. el Emperador, para que vigile sobre el bienestar y la tranquilidad de
las poblaciones que han formado el Partido.442
Otro ejemplo más sobre los recursos naturales en comunión con los factores
socioeconómicos de la región, fue la situación de la subprefectura de Zapotlán, a
quien se le obsequiaron los siguientes señalamientos sobre los compromisos
administrativos y políticos que sufrirían tras la fragmentación en el departamento:
Los puntos que de San Gabriel y de Sayula [que formaban parte de] ese Distrito, seguirán
perteneciendo a él en cuanto a lo judicial y rentístico, mientras esta Prefectura dispone lo
441
Interrogatorio Dalloz mandado evacuar por el gobierno de S.M. en circular del Ministerio de
Gobernación. No. 45, 2 de Septiembre de 1865, f. 2, en AHEC, Sección “A”, Caja No. 189 “B”, Año
1864.1866, Expediente 205.
442
De la petición de los vecinos de la Villa de San Gabriel para elevarla a Cabecera de Distrito,
separándose de Zapotlán, 24 de junio de 1865, ff. 1-2, en AHEC, Sección “A”, Caja 211, Año
18651866, Legajo 4, Expediente 1.
CAPÍTULO IV
145
conveniente, consultando con la Superioridad a cuya decisión normarán sus operaciones. No
así en lo administrativo y gubernativo.443
Se justificaba así la reorganización geográfica del departamento de Colima
sobre la Ley de división territorial del Imperio Mexicano, decretada en la prefectura
superior el 26 de marzo de 1865, aunque el proyecto final de la división política del
departamento evolucionó en meses posteriores. El trabajo terminado se entregaba
para dar cumplimiento con el artículo 3° de las Disposiciones Transitorias, con fecha
del 26 de agosto de 1865, mediante comunicación oficial de la Prefectura Superior
del Departamento.444
Al mes siguiente, el 20 de septiembre de 1865, se enviaba al Ministerio de
Gobernación el informe de la división del Departamento con arreglo a la ley de 3 de
marzo del año corriente, al mismo tiempo que se remitía el croquis que designaba los
distritos que conformaban el Departamento.
La aprobación oficial de la administración central del Imperio para el proyecto
fue a través del Ministerio de Gobernación, con fecha 2 de octubre del mismo año. El
documento que calificaron las autoridades imperiales precisaba que fue hecho
…con arreglo a la extensión que le marca la expresada Ley de 3 de Marzo en la fracción XXV
de su artículo 2°, que permite fijar los límites a [los] que éste Departamento debe quedar
circunscrito y que hace la división de sus distritos a juicio de esa Prefectura para conocer su
verdadera situación y límites.445
Del mismo modo que la propuesta limítrofe llegó al Ministerio de Gobernación,
el proyecto de los límites geográficos debía pasar al Ministerio de Fomento, lugar en
donde se entregó con la misma fecha. La remisión debía sumar, además del
proyecto territorial, la estadística completa y minuciosa del departamento. La entrega
443
División del Departamento. Apéndice en que consta la aprobación del Gobierno de Su Majestad, 25
de octubre de 1865, f. 9 verso, en AHEC, Sección “A”, Caja 209, Año 1865, Expediente 149.
444
División del Departamento. Apéndice en que consta la aprobación del Gobierno de Su Majestad, 25
de octubre de 1865, f. 9 frente, en AHEC, Sección “A”, Caja 209, Año 1865, Expediente 149.
445
División del Departamento. Apéndice en que consta la aprobación del Gobierno de Su Majestad, 25
de octubre de 1865, f. 15, en AHEC, Sección “A”, Caja 209, Año 1865, Expediente 149.
CAPÍTULO IV
146
del documento por el departamento de Colima fue recibida por la Sección Científica
de esa Secretaría, donde se confirmó la escrupulosidad de sus datos y la buena
conclusión del mismo.446
En dicho ministerio, el proyecto no fue aprobado completamente, ya que los
prefectos políticos de los departamentos limítrofes no habían presentado aún sus
proyectos de nueva división departamental frente a Colima y su aprobación definitiva
requería de tal condición y sustento en los proyectos paralelos de los Departamentos
circunvecinos.
Para fortuna del trabajo presentado como propuesta de los límites territoriales,
el prefecto superior departamental fue llamado para colaborar como intermediario en
la demarcación geográfica entre los límites de Coalcomán y Tancítaro. Don José
María Mendoza mantuvo su convicción de ensanchar el territorio geográfico de
Colima y en el proceso de las negociaciones por los límites “quería que los pueblos
de Coalcomán cercanos a Colima fueran anexados a este último y, los restantes, al
Departamento de Tancítaro, al este de Coalcomán”.447
Confirma lo anterior, Francisco R. Almada quien señala también que mientras
existió la ocupación de las fuerzas republicanas en el Departamento de Coalcomán
y
con
justificación en la Ley del 25 de diciembre de 1865, se incorporó al
Departamento de Colima el territorio de Cotija, “comprendiendo además el Pueblito,
Pihuamo, Tecalitlán, Mazamitla, Quitupan, Sahuayo, Jiquilpan y Tizapan El Alto”.448
446
División del Departamento. Apéndice en que consta la aprobación del Gobierno de Su Majestad, 25
de octubre de 1865, f. 16 frente, en AHEC, Sección “A”, Caja 209, Año 1865, Expediente 149.
447
Ortoll y Ramírez Larios, “Quimeras expansionistas”, 135.
448
Almada. Diccionario de historia, geografía y biografía del Estado de Colima, 49.
CAPÍTULO IV
147
LAS MUNICIPALIDADES
Como ya se dijo, por el artículo 52° del Estatuto Provisional del Imperio
Mexicano, el territorio nacional quedaba dividido, para su administración, en ocho
divisiones militares y en 50 departamentos. A su vez, cada departamento en distritos
y éstos se formarán con sus respectivas municipalidades. Señala también que una
ley específica es la que determinaría las condiciones que generarían la creación de
los distritos o las municipalidades.
Al respecto, la Ley sobre la división territorial del Imperio Mexicano, señala en
sus Disposiciones Transitorias ciertas circunstancias para la creación de las
municipalidades. En su artículo 2° indica que éstas demarcaciones “conservarán su
categoría en caso de que su censo ascienda a tres mil o más habitantes”.449
En forma complementaria, pero desde la visión administrativa, el artículo 41°
de la Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa indica las
condiciones políticas para dar origen a una municipalidad y las disposiciones para
aquellos territorios de menor estructura geográfica y poblacional:
Será municipio todo pueblo que contenga más de mil habitantes, inclusos los de los barrios,
rancherías y haciendas de su dependencia. Los pueblos que tengan menos de mil habitantes
podrán constituirse en municipios siempre que acrediten, ante la autoridad correspondiente,
tener todos los elementos necesarios para cubrir los gastos de su administración.
Los que por no tener el número de habitantes requerido o por su falta de elementos no
puedan constituirse en municipio, quedarán agregados al más próximo.450
De esta forma, el primer distrito con sede en Colima tuvo bajo su jurisdicción
administrativa un estimado de 80 comunidades, de donde aparecen como pueblos
Tecomán, Ixtlahuacán y Coahuayana. Tuvieron categoría de haciendas los núcleos
de La Huerta, La Quesería, San Joaquín, El Trapiche, La Estancia, Los Limones y
Cajitlán. El mayor número de comunidades adquirió la clasificación de rancherías, a
donde corresponden ejemplos como Alcaraces, San Gerónimo, Las Higueras, Pueblo
449
450
Decreto de la Ley sobre la división territorial del Imperio Mexicano, Disposiciones Transitorias, 3.
Ley Orgánica sobre la Administración Departamental Gubernativa, Artículo 41°, 2.
CAPÍTULO IV
148
Viejo o Boca de Pascuales. Ejemplos de congregaciones son las comunidades de
Tototlán, Valenzuela, San Bartolo y la Plaza de Coahuayana.451
Complementa la referencia del distrito de Colima, la estadística remitida por el
presidente del Ayuntamiento de Almoloyan, don Tomás Sánchez, quien elabora la
Noticia estadística del Distrito dentro de los límites señalados en la Ley de 3
de Marzo de 1865. El documento ofrece una descripción política y poblacional con
referencia a dicha municipalidad, en donde incluye sus poblados, haciendas,
rancherías y congregaciones. Asimismo, incluye una breve descripción de la
organización de los funcionarios del gobierno dentro de las entidades y establece sus
distancias hacia la capital del distrito en leguas.452
El segundo distrito, Manzanillo, estuvo integrado por aproximadamente cuatro
decenas de comunidades que recibieron la categoría de rancherías, con arreglo a la
Ley del 3 de marzo de 1865. Su estadística muestra como rancherías con mayor
índice poblacional los casos de Miraflores, El Parotal, El Cacao, La Arena, El
Algodonal, Coalatilla, La Calera y Salagua. Las rancherías con menor cantidad de
habitantes fueron El Chico, Palo Verde, El Ciruelo y Cuyutlán.
Las municipalidades del distrito de Zapotlán también fueron descritas a la
autoridad departamental de Colima. El subprefecto Miguel Robledo informa de la
situación estadística de su distrito, incluyendo a las poblaciones, haciendas y
rancherías, su distancia geográfica con respecto a la cabecera el distrito y a
la cabecera departamental.
También incluye en su reporte el número de habitantes en cada población y la
organización de las autoridades locales en cada una de ellas. Incluso, en las
haciendas de su jurisdicción y se describe el giro económico que prevalece como
451
Relativo a la noticia del número de subprefecturas, pueblos y haciendas que comprende el
Departamento, que solicita el Gral. Comandante de la 4ª División Militar Territorial, 23 de junio de
1865, ff. 13-14, en AHEC, Sección “A”, Caja 209, Año 1865, Expediente 67.
452
Relativo a la noticia del número de subprefecturas, pueblos y haciendas que comprende el
Departamento, que solicita el Gral. Comandante de la 4ª División Militar Territorial, f. 8.
CAPÍTULO IV
149
actividad laboral. 453 De la diversidad de poblaciones que integran el distrito, destacan
por sus índices poblacionales Zapotlán, cabecera de la subprefectura; San
Sebastián, Zapotiltic, Tuxpan y Tonila.
El distrito de San Gabriel, cuarta subprefectura del Departamento, clasifica al
conjunto de sus municipalidades con las categorías de pueblos, haciendas y
congregaciones, sumando un total de 20 núcleos poblacionales.454 Se integraron al
distrito los pueblos de Tuscacuesco, Tonaya, Zapotitlán, Jiquilpan, Copala, Apango y
Tolimán. Las haciendas de este distrito fueron Chichiquila, Amatitlán, Jamaliagua,
Los Puentes, Teschahue y Buenavista. La representación de congregaciones se
dieron a Maquinaria, Barranca de Zacoalco, Barranca de Zacoalco de los Otates,
Barranca de Zacoalco de Santa Clara, Terrería de Tula y San Antonio.
El quinto distrito, con cabecera en la ciudad de Sayula y una población de
10,850 habitantes, estableció su registro de municipalidades con 20 unidades, 7 de
las cuales fueron poblados y el resto lo constituyeron las congregaciones. En el
primer caso, están los pueblos de Amacueca, Zacoalco, Atemajac de las Tablas,
Chiquilistlán, Atoyac, Tecuitatlán y Techaluta. Corresponden a las congregaciones
los nombres de San Marcos, Atotonilquillo, San Andrés de Zacoalco, Apaceo, Talpa,
Juanacatlán, Tepec, San Juanito, Cullacapan, Usmajac y Los Pascualisos.455
Complementariamente a estos registros y con respecto de las vecindades
distritales, Francisco R. Almada señala que los distritos departamentales de Colima,
mantuvieron a las siguientes municipalidades:
I. Colima, comprendiendo los Municipios de Colima, Comala, Coquimatlán, Cuauhtémoc,
Ixtlahuacán y Álvarez.
II. Manzanillo, comprendiendo además Tecomán y Minatitlán.
453
Relativo a la noticia del número de subprefecturas, pueblos y haciendas que comprende el
Departamento, que solicita el Gral. Comandante de la 4ª División Militar Territorial, ff. 5-6.
454
Relativo a la noticia del número de subprefecturas, pueblos y haciendas que comprende el
Departamento, que solicita el Gral. Comandante de la 4ª División Militar Territorial, f.15.
455
Relativo a la noticia del número de subprefecturas, pueblos y haciendas que comprende el
Departamento, que solicita el Gral. Comandante de la 4ª División Militar Territorial, f.15.
CAPÍTULO IV
150
III. Zapotlán, con los Municipios del mismo nombre, Zapotiltic, Tuxpan, Tamazula, San
Sebastián y San Andrés.
IV. San Gabriel, comprendiendo los Municipios de su nombre, Tapalpa, Ataceo, Tonaya,
Tuxcacuesco y Zapotitlán.
V. Sayula, con Amacueca, Atoyac, Tecuitatlán, Atemajac, Techaluta, Tepec y la
Congregación de Barrancas.456
UN INSTRUMENTO GEOECONÓMICO: EL CUESTIONARIO DALLOZ
Una vez que las autoridades imperiales se han establecido en el territorio
mexicano, su atención gira en torno a las riquezas geográficas del país; al
reconocimiento profundo de sus condiciones orográficas, hidrológicas y climáticas; a
la identificación de sus recursos naturales, su flora y su fauna; a los pormenores en
la infraestructura en caminos, puentes y vías de comunicación y, en fin, de todos
aquellos elementos mediante los cuales se pudiese tener una radiografía general del
país para así poder ofertar sus privilegios en el exterior y lograr capitalizar sus
recursos a favor de la administración del Imperio Mexicano.
Para tal efecto, a través del Ministerio de Negocios Extranjeros, el Imperio
Mexicano recibió el interrogatorio Dalloz,457 una especie de cuestionario integrado
por 80 preguntas a través de las cuales el gobierno imperial tendría
…un caudal de noticias que podrá remitir a nuestras legaciones en el estranjero (sic), y que,
publicadas en diferentes idiomas, [facilitarán] el cooperar poderosamente al desarrollo de las
relaciones comerciales e industriales que México debe establecer con otros pueblos.458
Dicho documento, a decir del Ministro de Negocios Extranjeros José F.
Ramírez, estaba “destinado a popularizar en Europa el conocimiento de nuestra
patria, y quizá también, a desarraigar fuertes e infundadas prevenciones”,459 por lo
456
Almada, Diccionario de historia, geografía y biografía del Estado de Colima, 49.
Elaborado por el diputado francés Eduardo Dalloz, oficial de las órdenes de la Legión de Honor de
Leopoldo de Bélgica y de Guadalupe.
458
Interrogatorio Dalloz mandado evacuar por el gobierno de S.M. en circular del Ministerio de
Gobernación. No. 45, f. 2.
459
Interrogatorio Dalloz mandado evacuar por el gobierno de S.M. en circular del Ministerio de
Gobernación. No. 45, f. 2.
457
CAPÍTULO IV
151
que se consideraba conveniente que a través del Ministerio de Gobernación se
hiciera llegar a los prefectos políticos de los departamentos y que a la brevedad
posible, se tendría un instrumento con el cual hacer una descripción pormenorizada
de los datos de cada rincón del territorio.
Las indicaciones con respecto del llenado del documento para el prefecto
político del departamento fueron que procurara tener un escrupuloso cuidado para
responder a las indicaciones del mismo, que su entrega se hiciera de manera
inmediata y ofreciendo en sus respuestas, la mayor exactitud y veracidad en los
datos a los que hacía referencia el interrogatorio.
Al mismo tiempo, en las indicaciones sobre la forma de responder el
interrogatorio, se consideraba la situación de datos faltantes en la información, pero
debía actuarse en función de la mayor suma de ellos y que bajo esta
responsabilidad, se esperaba que cada funcionario departamental entregaría, el
mayor número de noticias en forma copiosa y verídica.
En cuanto a la estructura que guarda el documento, se encuentra un rubro
dedicado proporcionar datos sobre las comunicaciones del departamento, aspecto
que analizaba las distancias entre puntos geográficos importantes; las condiciones
de caminos, puentes y puertos; los servicios para atender la presencia de buques de
carga y de pasajeros, por ejemplo. Se complementa este sector de temas con el
análisis de la geografía física y extensión del departamento, distritos y
municipalidades,
ciudades importantes,
ríos navegables,
aguas potables en la
zona, existencia de lagos, el clima de la región, extensiones boscosas y diversas
condiciones de terrenos.
Las principales actividades económicas y giros comerciales establecidos son
parte del cuestionario, así como las principales mercancías que circulan y se
distribuyen; el estado que guarda la industria y el comercio de la región; las
relaciones de importación y exportación entre naciones como Francia o Inglaterra; las
CAPÍTULO IV
152
condiciones de previsión de materias primas; el número de ingenios, molinos y
fábricas; la presencia de industrias extractivas y características de su producción o la
existencia de salinas, canteras o minas.
De igual manera, el interrogatorio también requiere información sobre la
existencia de recursos naturales, semillas, cereales y productos agrícolas de la
región; circulación de bebidas; producción de algodón; abundancia de ganado;
animales domésticos conocidos; maderas; sistemas de irrigación; existencia de
recursos minerales y piedras preciosas.
Los aspectos administrativos y del gobierno departamental fueron tratados en
aquellas preguntas que requieren precisar las relaciones del departamento hacia el
exterior; las comunicaciones con Francia; las tasas de precios e impuestos para los
productos que circulan dentro del departamento; dirección de las concesiones de
explotación de los recursos naturales; seguimiento de las ordenanzas del Imperio y
su aplicación en el departamento; la legislación vigente en el territorio y forma de
gobernar en el departamento y sus mecanismos de aplicación de la justicia.
Cierra la estructura temática el sector social del Imperio, que también se debía
concentrar por la información del interrogatorio Dalloz, pues contempla en sus
respuestas datos sobre las características de la población, la cantidad de habitantes
en el departamento, el carácter de los habitantes, sus actitudes hacia los extranjeros
y por el trabajo, el personal calificado para operar maquinaria, jornadas de trabajo y
su pago, sus enfermedades conocidas; la existencia de inversionistas extranjeros y
de bancos de crédito en el lugar, entre otros.
CONCLUSIONES
153
CONCLUSIONES
EL FINAL DE UN PROYECTO EFÍMERO
Para tratar de condensar la experiencia del Segundo Imperio Mexicano y sus
alcances en el departamento de Colima, es necesario recuperar, paso a paso, las
incidencias que favorecieron esta experiencia efímera en México.
Se debe volver la mirada sobre todo un historial extenso en preparativos,
relaciones diplomáticas, participaciones de connotados conservadores y la influencia
de los intereses extranjeros, en la lucha de una república mexicana casi incipiente,
con los desajustes propios de un sistema político en ascenso y la coyuntura
permanente entre los actores liberales que defendían las instituciones y leyes del
republicanismo en América.
Es durante el siglo decimonónico, en el periodo comprendido entre 1821 y
1855, en el que no hubo en nuestro país un proyecto político que se pusiera
cabalmente en práctica y al no lograr la estabilidad política, la situación económica y
social se tornaba cada vez más ruinosa para la sociedad mexicana.
Durante todos los años posteriores a la Independencia, se dio una lucha por el
poder entre las diferentes oligarquías y cada una creía tener la solución para sacar al
país del caos. Todos vieron en las normas constitucionales la salida para resolver los
problemas del país y lograr la estabilidad política como la clave para salvar a México
y salir de la bancarrota económica.
Sin embargo, la aguda crisis económica, acentuada por la falta de estabilidad
política, así como el desánimo por los enfrentamientos entre federalistas y
centralistas, liberales y conservadores, hizo resurgir la idea de que la monarquía era
el sistema de gobierno idóneo para nuestro país.
CONCLUSIONES
154
Los mexicanos conservadores, de la talla de José Manuel Hidalgo, José María
Gutiérrez de Estrada, Juan Nepomuceno Almonte o el obispo Pelagio Labastida y
Dávalos, consideraban al monarquismo como la salida perfecta para hacer llegar a
México un príncipe católico europeo, que asegurara el cambio de régimen de
gobierno, que presionara sobre la influencia republicana y que legara las condiciones
favorables para su regreso a sus intereses y capitales en México.
Esto condujo al advenimiento de una monarquía nacional, que surgió de las
ideas que se habían mantenido latentes en el país desde la caída del imperio
iturbidista y que se visualizaba como la única propuesta para darle certidumbre a un
régimen político y de gobierno en México.
Los factores determinantes para la génesis de este nuevo imperio fueron la
inestabilidad política de los gobiernos republicanos, la existencia de una tradición
monárquica, el imperialismo de Napoleón III en rivalidad con los estadounidenses y
la creencia de que México podría resarcir los gastos de la intervención gracias a su
enorme riqueza.
Al mismo tiempo, la ignorancia reinante en Europa acerca de la verdadera
situación de México, de la importancia y significación de sus partidos políticos y del
desarrollo y tendencias de su revolución, favorecieron la propaganda de ideas
erróneas, que acabaron por formar una opinión enteramente extraviada y hostil de la
república y propiciaron, con mayor confort, el proceso de incrustación del sistema
imperial en la versión mexicana.
En dicho contexto, quien supo aprovechar la situación en la que se encontraba
México fue Napoleón III, para así llevar a la práctica sus proyectos imperialistas.
Tuvo esta oportunidad gracias a que los Estados Unidos se encontraban en plena
guerra civil y que contó con la ayuda del partido conservador mexicano. El
emperador Napoleón III proyectaba con México una forma de expandir su imperio,
CONCLUSIONES
155
además de que Francia contó con el respaldo económico y el capital político para
hacer frente a la intervención y la imposición de un nuevo gobierno.
Así fue que el imperialismo europeo defendió la intervención francesa, iniciada
con el pretexto de cobrar a México sus deudas, pero cuyo verdadero motivo fue la
codicia de Napoleón III por fundar, en este lado del Atlántico, un poderoso imperio
que sirviera de freno a la política expansionista de Estados Unidos y ayudase a la
vez a Francia, con sus fabulosos recursos, a conservar su hegemonía.
Y fue por ello que Napoleón III eligió a Maximiliano de Habsburgo por convenir
así a los intereses de Francia. Quería eliminar la tensión que existía en sus
relaciones con el Imperio Austro-Húngaro, debido al apoyo que se había dado a los
italianos en contra de la dominación austriaca. El emperador francés sabía que el
soberano de los austriacos, Francisco José, vería con buenos ojos que, Maximiliano,
hermano incómodo, se alejara de Europa, pues sus ideas liberales le acarreaban la
simpatía de la otra mitad de su imperio: la región húngara.
El emperador Francisco José plantea la realidad de la corona mexicana como
un camino para deshacerse de la figura política de Maximiliano, quien tenía cierta
influencia en el sentir de la corte y los súbditos del imperio. Sentía el peso político de
Maximiliano como una sombra que se avecinaba en su contra.
De igual manera, en esta trama de intereses y relaciones expansionistas, el
rey Leopoldo I de Bélgica, entiende la alternativa de la corona mexicana como una
oportunidad para que Maximiliano y Carlota fundaran su propio reino. Se complacía
en la idea de ver a su yerno y a su hija ocupar un trono imperial. Esto podía ser un
magnífico término de la obra de su vida: lograr el poderío universal para la casa de
los Coburgo. Consideraba el emperador que México resultaba el territorio más
favorable para el nacimiento de una monarquía católica en América.
CONCLUSIONES
156
Es tan contundente el entramado de exaltaciones sobre la monarquía en
México, que Maximiliano no fue nunca capaz de entender, o quizás no quiso aceptar,
que el verdadero origen de la intervención y de su imperio, no fue otro que el
expansionismo imperialista francés, el cual, disfrazado de supuesta buena voluntad,
escondía los deseos de Napoleón III de volverse más rico y, de paso, enriquecer a
Francia a costa de México.
Maximiliano encontraba en la organización de la monarquía el espacio político
adecuado para fundar su propia dinastía, el escenario a través del cual podría
impulsar sus reformas liberales y aplicar su propio estilo de llevar la administración
hacia el gobierno, además de representar la oportunidad de alejarse de su patria y
llevar un papel protagónico en su propio reino.
Pero el emperador mexicano fue incapaz de resolver algo. Se lo impidieron la
falsa imagen que tenía de lo que era nuestro país, las obligaciones que contrajo al
firmar con Napoleón III el Tratado de Miramar y la presión de los conservadores, a
quienes apoyaba el clero. Pero muy poco disfrutó Maximiliano del apoyo
conservador. Siendo un hombre de convicciones liberales, se interesó muy pronto
por el programa de los republicanos y adoptó algunas medidas tendientes a la
reconciliación y acordes con sus ideales, como el reparto de las tierras, la libertad de
culto y el derecho al voto de los desposeídos, lo cuál causó un profundo descontento
entre las filas conservadoras.
Asimismo su fracaso se debió, fundamentalmente, tanto a su incompatibilidad
e incomprensión de los intereses económicos de la clase que lo promovía, como a
las convicciones republicanas y libertarias del pueblo mexicano, al frente del cual
estaban Juárez, González Ortega, Mariano Escobedo y toda una alianza de liberales
decididos a derrocar el imperio. Los liberales vieron los cambios con simpatía pero su
cúpula, encabezada por el presidente Benito Juárez, permanecía firme en su intento
por derrotar a la monarquía, a las tropas francesas que le apoyaban y en su deseo
de regresar a un régimen nacional y republicano.
CONCLUSIONES
157
Pero al mismo tiempo que Juárez gobierna, coexiste el segundo imperio
firmemente inscrito dentro del proceso histórico nacional. La intervención y el imperio
son sucesos de la historia de México que, más que otros, se inscriben dentro de la
historia mundial, por los problemas suscitados por la deuda de México con Inglaterra,
España y Francia; por los proyectos expansionistas del emperador de los franceses;
por el contacto con la Guerra de Secesión estadounidense.
Son estos procesos de la historia internacional los que favorecen el
advenimiento de un emperador austriaco para la corona mexicana. Dicha llegada
implicó una serie de cambios jurídicos que legitimaran al imperio a través de leyes,
decretos y manifiestos; requirió de ajustes administrativos que permitiesen controlar
cómodamente el territorio dividido en departamentos imperiales y la sujeción estricta
de las nuevas autoridades que estarían a favor del monarca.
Tales cambios se sufrieron en el departamento de Colima, renovando los
esquemas legislativos, políticos y geográficos en el entorno regional y local. Colima
creció territorialmente y su distribución física mejoró la espacio geográfico que le
asignara el gobierno republicano. Lo desafortunado del momento histórico, fue
efímero de la administración imperial, cuyas reformas administrativas no llegan a
concretarse enteramente cuando el imperio había terminado.
Los tiempos entre noviembre de 1864 y enero de 1867, no fueron suficientes
para comprender la extensión de la obra imperial y lo alcances que pudo haber
tenido en una administración que deseaba prolongarse en la vida histórica del país,
ni para la Nación, ni en la demarcación del entorno colimense.
BIBLIOGRAFÍA
158
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
ARCHIVOS
‰
Archivo Histórico del Estado de Colima. Clasificación General.
‰
Archivo Histórico del Municipio de Colima.
ARTÍCULOS
‰
“Algunas nociones de cronología”. El Mexicano. Periódico bisemanal dedicado al
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‰
BARRETO, Gregorio. “Ensayo estadístico de la municipalidad de Colima
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Preciado Zamora. Pretextos. Textos y contextos 3. Colima: Archivo Municipal de
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DÍAZ, Lilia. “El liberalismo militante” en Historia General de México. México: El
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‰
“Los límites entre Jalisco y Colima. Informe sucinto”. Estudios Jaliscienses 5
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NETTEL Ross, Rosa Margarita. “Noticias históricas y estadísticas de Colima en el
siglo XIX. Antología, introducción y notas”. Documentos Colimenses, 4. Proyecto
“Historia General de Colima”. México: Gobierno del Estado-Universidad de
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