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Peligro de las dietas en los adolescentes Más del 8% de la población adolescente presenta un trastorno de alimentación. Si bien los prototipos vinculan la delgadez con el éxito y la felicidad, los padres aún tienen las herramientas para trabajar la autoestima y procurar una alimentación sana Bien lo dice el sabio dicho: niños chicos, problemas chicos. Niños grandes, problemas grandes. Llegada la adolescencia, los jóvenes, sin discriminar sexo, sufren una serie de cambios sicológicos y físicos destinados a formar su identidad como adultos. Es así como empieza una lucha de poderes dentro de la casa y en la que seguramente -visto por los ojos del adolescente-, los padres están en el "bando enemigo". Las normas típicas que hay en cualquier hogar se convierten en punta de lanza y empiezan a distanciar y a enfriar la comunicación. Durante la adolescencia, que se extiende en promedio entre los 10 y 18 años, los referentes o modelos dejan de ser lo padres y comienzan a ser los pares; es decir, los amigos. Y junto con la moda, los prototipos de belleza tienden a modificarse; y la forma de vestirse, los hábitos de limpieza y las rutinas familiares, comienzan a contraponerse con las ideas de los "lolos" de la casa. No es raro que los adolescentes se aíslen en sus dormitorios, se refugien en el computador, en la radio y en el teléfono, pueden pasar horas frente al espejo, luchando con todos aquellos detalles que los(las) alejan de sus ideales de perfección. Lamentablemente, tampoco es raro que aparezcan los primeros indicios de desórdenes alimenticios e iniciativas de dietas para adelgazar. ¿Hasta qué punto es algo normal? Todos los padres debemos aprender a manejar a un hijo adolescente y entender qué actitudes son propias de la edad y cuáles comportamientos deben preocuparnos. Según la Dra. Ximena Muñoz, Nutrióloga de Clínica MEDS, "los trastornos de conducta alimenticia son un problema de salud importante y hoy afectan a un 8,3% de la población adolescente escolar de nuestro país, lo que nos obliga como sociedad, comunidad escolar, educadores y familias, a estar muy atentos frente a cualquier síntoma que envíe mensajes de alerta". Alerta!!... necesito ayuda Algunas señales que deben preocupar a los padres respecto de algún trastorno de la alimentación en sus hijos adolescentes, son los siguientes: Hábitos como el aumento importante de actividad física Disminución de las horas de sueño Alimentación marcada por la práctica de dietas estrictas Rechazo a la comida Atracones de comida repetidos, incontrolados y secretos Consumo de laxantes, diuréticos, medicamentos para adelgazar Aislamiento social Preocupación excesiva por su propia imagen y por lo que puedan pensar los demás sobre ella Síntomas físicos como ausencia de menstruación o pérdida significativa de peso Vómitos repetidos. Desgaste dental producto de los vómitos La temida dieta Dra. Muñoz recomienda siempre acudir a un especialista, lo mismo en caso de estar muy por debajo del peso esperado, de manera que con una guía profesional, se pueda diseñar una minuta de alimentación acorde a las necesidades nutricionales del joven -sin alterar el crecimiento y desarrollo integral- y según su carga de actividad física. Para la profesional de MEDS, el mejor modo de mantener el control de la dieta de un adolescente es procurar que se hagan ciertas comidas en familia, organizando debidamente la rutina diaria, de manera de compartir todos juntos en la mesa el desayuno, la once o la cena. La comida que se prepare debe ser muy variada, idealmente que incluya alimentos de todos los grupos nutricionales, de manera que el adolescente no se sienta presionado a comer sólo una opción de alimentos, sino que pueda probar un poco del plato fuerte y también degustar ensaladas, frutas y cereales. Sin embargo, además de esta costumbre familiar, es necesario que los padres estén atentos en caso de que el joven lleve su comida al dormitorio, pase mucho tiempo encerrado en el baño, o si luego de un largo día, no manifieste sensación de hambre. La Dra. Ximena Muñoz, recomienda construir una dieta saludable para jóvenes adolescentes. La idea es que la mamá sepa qué minuta asegura una buena alimentación y no asusta al adolescente con el fantasma de la gordura. A modo de recomendación, es bueno buscar alimentos bajos en grasas y calorías, pero que conserven su valor nutricional, ya que el organismo del adolescente necesita energía suficiente para desarrollarse correctamente. "La alimentación es el factor de cuidado personal sobre el cual podemos tener mucha influencia los padres para formar el autocuidado del cuerpo de nuestros hijos. Si bien todos debemos alimentarnos diariamente para sobrevivir, la forma cómo lo hacemos determina fuertemente la calidad de vida que vamos a desarrollar. El ejemplo que demos en este aspecto a nuestros hijos es fundamental", concluye la doctora. AUTOESTIMA: ¿QUIÉN SOY? ¿CÓMO ME VEO? Por su parte, la autoestima es todo un tema en esta etapa crucial de la vida, ya que indica cuál es la imagen que tenemos acerca de nosotros mismos, y ella se construye sobre la base de las sensaciones y experiencias que incorporamos a lo largo de la vida. A partir de experiencias tempranas de aceptación y rechazo de los demás, es cuando comenzamos a generar una idea sobre lo que valemos o dejamos de valer. En este sentido, la Dra. Muñoz afirma que "El niño gordito desde pequeño, puede ser de mayor un adulto feliz o un adulto infeliz. La dicha final tiene mucho que ver con la actitud que demostraron los demás hacia su exceso de peso desde la infancia, por ello la responsabilidad que debe asumir el entorno familiar y la comunidad que comparte con alguien con problemas de peso, ya sea de exceso o déficit". Durante la adolescencia, una de las fases más críticas en el desarrollo de la autoestima, el joven necesita forjarse una identidad firme y conocer a fondo sus posibilidades como individuo, también precisa apoyo social por parte de otros cuyos valores coincidan con los propios, razón por la cual es importante abordar estos temas en la conversación cotidiana, e impedir que siga siendo "tema" el aspecto, sino la identidad de una persona. El cómo nos vemos, no nos define, ni guarda relación con el "quién soy". Fuente: Dra. Ximena Muñoz, nutrióloga Clínica MEDS Medio de comunciación: Revista M (Mall Marina Arauco, V región)